#42 Abril, 2011

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Publicación de la Rama Familiar de Schoenstatt en Monterrey, N. L., México / Año IX No. 42 Abril 2011

¡Construyamos Paz!

Cuando todo se derrumba Jesús te toma de la mano Immaculée: Un testimonio de Vida La familia promotora de Amor y de Paz. DISTRIBUCIÓN GRATUITA



MOVIMIENTO APOSTÓLICO DE SCHOENSTATT Guillermo y Gabriela Rubio

MENSAJE DE LOS JEFES DE RAMA DE FAMILIAS Ante los acontecimientos de violencia que hoy vivimos, con frecuencia nos hemos sentido intimidados, desesperanzados o atemorizados. Culpamos al gobierno, a la delincuencia, a la corrupción, etc. No nos damos cuenta que de alguna forma, todos somos parte del problema, pero aún más importante, todos somos parte de la solución. Si volteamos hacia nuestro entorno inmediato, nuestra familia, y fomentamos en ella estilos de vida basados en el amor, el respeto, los límites, la solución pacífica de conflictos, solidaridad, tolerancia, diálogo y tantos otros valores que crean y promueven una cultura del amor y paz, estaremos dando, desde nuestra pequeña trinchera, un gran aporte a la sociedad. Es un proyecto educativo que abarca todos los aspectos de la vida y dura toda la vida. Como padres de familia somos maestros de nuestros hijos en el aprendizaje por experiencia directa de los valores que como familia vivimos y por ende tenemos que buscar que esos valores que transmitimos sean aquellos que favorezcan la paz y la armonía. Es en la familia donde se crean vínculos estrechos y se aprende a dar ayuda y apoyo, donde se acoge y se perdona. ¡Todos estamos llamados a colaborar en la promoción de la paz! Guillermo y Gaby Rubio

Rama de Familias José Benítez No. 2625 Col. Obispado C.P. 64060 Monterrey, N. L. México

CONTACTO Revista ALIANZA revista.alianza@schoenstatt-mty.org

CONSEJO EDITORIAL

Directora Sara Esthela T. de Treviño

Asesor Padre Gonzalo Castro Iliana Ch. de Chapa Gabriela de la G. de Rubio Ligie F. de Barragán Mónica G. de Morales

EDICIÓN Y REDACCIÓN Ma. Esther Aragón Laura Silva Mireya Elizondo

ASESORÍA EN FORMATO Olga Lomelín

DISEÑO E IMPRESIÓN Vox Promocionales e Imprenta dalvarez@voxpi.com

VENTAS Y PUBLICIDAD revista.alianza@schoenstatt-mty.org Revista cuatrimestral. Editada y publicada por Vox Promocionales e Imprenta S.A. de C.V. Calle Mirador #203 Sur, Colonia Mirador, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64070. Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio o método conocido o por conocer sin el consentimiento por escrito de los editores. Los editores se reservan el derecho de publicar cualquier anuncio o artículo. Impreso en México por de mil ejemplares.

, con un tiraje

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PALABRAS DEL ASESOR

N

o fue difícil escoger el tema para este número. Lo que es difícil es qué escribir para este número. La paz. Paz en el corazón, paz en la sociedad, paz en la vida. Leí alguna vez un cuento que habla de una persona que luego de morir se va al cielo. Va paseando y ve muchas cosas hermosas, que le causan admiración. Le llama la atención un lugar que anuncia, “aquí se vende de todo”. Y el “todo” subrayado. Para hacer una broma, y pensando que la venta en el cielo es de cosas espirituales, intangibles, totales; entra y pregunta si realmente se vende de todo. Sí, le responden, de todo. Deme entonces el fin de la injusticia en el mundo. Ah, y también de la violencia, y de la guerra y … Ahí lo interrumpen y le dicen, “está Ud. equivocado, aquí no se venden los frutos, sino, las semillas” .

Permítanme solo una palabra para finalizar: esforcémonos por colocar los talentos que Dios nos regala, al servicio de los demás; desde nuestra realidad, cualquiera ella sea, por aportar a una vida digna para todos (especialmente para los mas pobres y necesitados de nuestra sociedad), por generar mas y mejores empleos, mas oportunidades. Pensemos en cada persona como un hijo/a de Dios, y actuemos en consecuencia. Así ayudaremos a que la paz tenga mejores oportunidades para nacer en nuestra sociedad. Que el Señor los bendiga y nos haga a todos instrumentos de su paz.

P.Gonzalo Castro

Este cuento tan simple dice una gran verdad. Comencemos por nosotros mismos. Tenemos en nuestras manos las semillas de la paz. Sembremos con generosidad en nuestras familias, en la educación de nuestros hijos, en nuestras vidas, en el quehacer cotidiano, semillas de paz. Seamos hombres y mujeres de paz.

06 CARTAS AL EDITOR 07 CUANDO TODO SE DERRUMBA JESÚS TE TOMA DE LA MANO 08 REFLEXIÓN DEL PADRE JOSÉ KENTENICH

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IMMACULÉE: UN TESTIMONIO DE VIDA


EDITORIAL

A

l leer el enunciado “Felices los que trabajan por la paz ” me animé a investigar lo que significa et imológ icamente l a pal abra paz , encontrando que deriva del latín y es generalmente definida en sentido positivo como un estado a nivel personal o social en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad. En lo individual es un estado interior de tranquilidad, calma, sosiego del espíritu y buena correspondencia de unas personas con otras, que se va transmitiendo a quienes nos rodean especialmente en las familias. La paz, es por lo tanto, anhelada para uno mismo e igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un saludo y buenos deseos “La paz sea contigo” o una meta de vida. To d o s a n h e l a m o s e s t a r e n p a z con uno mismo y con los demás. Sin embargo la paz es muy frágil, debemos afanarnos diariamente para conquistarla y mantenerla. En estos tiempos en que todos vivimos muy de prisa, hagamos un alto para tener unos momentos de paz interior, reflexionar, tener contacto con

uno mismo, con Dios, con la naturaleza y convivir con nuestros seres queridos. Cuántas veces hemos estado con alguien y decimos para nuestro interior: “esta persona me transmite paz y serenidad, qué a gusto estar a su lado”. Busquemos ser nosotros esos transmisores de paz en nuestra familia y nuestro entorno. Junto con todo el Equipo Editorial los invito a descubrir a través de la lectura de esta edición, conmovedoras experiencias y testimonios acerca la familia como primera educadora de la paz. Enriquecernos además con algunos textos de SS Benedicto XVI y del P. José Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Nuevamente los invito a participar en la revista Alianza, aportando sus coment ar ios , ideas , exper ienc ias , anuncios, etc. Participa y contáctate con nosotros.

Sara Esthela T. de Treviño

Sara Esthela de Treviño

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LA FAMILIA PROMOTORA DE AMOR Y PAZ

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SOLIDARIDAD DESPUÉS DEL “ALEX”

19 ORACIÓN 20 RECETAS 5


Cartas al Editor a, por su nuevo Los felicito por la rev ist o tan enriquecedor. “look ” y por su contenid res pe cto a un o de n Y pre cis am en te co d es darse todo el los testimonios, “Nav idauiente experiencia: sig año”, les comparto la e tenemos más de un grupo de amigos, qunos propusimos no , 15 años reuniéndonos sotros esta Navidad, darnos regalos entre no s una cantidad para en cambio destinaríamos que lo necesit ara . regalarla a alg uien má aso cia ciones de A pesar de ex ist ir tan tas os a quién dar el beneficen cia , no sabíam or taj e, nos ca uti vó din ero y al lee r el rep os qu e se ría un a el tes tim onio y de cid im con un granito de excelente opción apoyar ades qu e sab em os arena a tan tas ne cesidl orfelinato. Ahorita de que tienen las niñas entregar lo que las estamos en el proceso depara las niñas. on Hermanas nos pidier Andrea Hinojosa

o Ed ito ria l de la ¡¡F eli cid ad es al Eq uip lar de diciembre mp revista Alianza!!...El eje o. Fu e notor io el let mp co y mu o hiz me se contenido: Variado trabajo de recaudar el excelen te canal de un y enrique ce dor. Es la comunidad….¿Mi comunicación para toda alos al Niño Jesús reg os sección favorita?...L r demás auténtica por parte de los niños. ¡Pohas gra cias por su uc ¡M y ale ccionadora!... labor! Mayra de Yamallel

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Querido Editor,

el es pa cio pa ra Qu isi er a ap ro ve ch ar ra tan cre ati va ne ma fe lic ita r te po r la o s t r a r có m o l a s y p r o p o s i t i v a d e m es e ef ec to tan ran ne vin cu lac ion es ge ilia que formamos. posit ivo en la gran fam sobre los distintos cer no Qué hermoso es co videñas en países acentos y tradiciones na simila res somos án cu r lejan os y en ten de a Vir gen el sello siendo Dios y la Santísmem eja y vin cu la. as s ine lud ibl e qu e no inu ar inv ita nd o a Te ex ho rta mo s a co nt s a colaborar en la íse pa hermanos de otros su espiritualidad y revista y así nutrirnos de o sus vidas se han cóm de sensibilizarnos más del conocimiento y transformado a través Kentenich, fundador dre espiritualidad del Pa enstatt. del Movimiento de Scho Saludos, án Eugenio José Reyes Guzm


·CUANDO TODO SE DERRUMBA JESÚS TE TOMA DE LA MANO En julio del 2010, Monterrey vivió días de intensas lluvias debido al paso del Huracán Alex por la entidad. Muchas personas se vieron afectadas, pues el agua arrasó con casas, coches, calles y todo lo que encontraba. Pero aún en medio de la tormenta es posible encontrar la paz y la esperanza. Como Jose de Ruiz Esparza quien nos comparte su testimonio.

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ra la noche del 2 de Julio, la lluvia no paraba ni un minuto, caía 4 veces más agua que en el Huracán Gilberto… eso decían los noticieros. A la mañana siguiente Eduardo mi esposo, se despidió para ir al trabajo, apenas había salido cuando entró corriendo, escaleras arriba y gritando: ¨¡Sálganse, sálganse!¨ Por su grito, José Eduardo mi hijo y yo, supimos que había pasado algo muy grave. Salimos corriendo y horrorizados vimos, una grieta que dividía la montaña, de nuestra casa. Parecía como si la casa se desprendiera y se precipitara al vacío. Brincamos la grieta y nos quedamos observando, sin palabras, para ver si se caía la casa o no. “Se va a caer” dijo Eduardo, “tengo que avisar a los vecinos de abajo” y se fue de prisa para decirles que corrían peligro, porque la casa se estaba cayendo. Vi como la grieta en el suelo se había hecho más grande y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Nos habíamos salvado, mi hijo y mi esposo estaban a mi lado y sentí que alguien más estaba allí…. Dimos gracias a Dios en ese momento y una sensación de protección, se apoderó de nosotros. Ya nadie nos quitaría esa paz, ni en los momentos más difíciles. Ese día en la tarde, Eduardo les pidió a mis hijos que fuéramos a Misa y que cenáramos juntos para dar gracias a Dios. Cuando estábamos en la sobremesa, uno de nuestros hijos dijo: “Qué alguien me explique de qué damos gracias y qué celebramos. Se nos cayó la casa, no tenemos dónde vivir, no sabemos qué va a pasar y yo los veo muy tranquilos

y casi que, felices”. Soltamos la carcajada. Creo que ese fue un buen momento para nuestra familia, un momento para recordar. Mi hijo me decía: “Mamá, si tú estás fuerte, todos vamos a estar fuertes”. L o q u e s i g ui ó f u e u n a s e r i e d e situaciones que fuimos sorteando según se presentaban. Vivimos un mes en hotel y tres meses en un mini departamento, no teníamos nada y nada nos hacía falta. Teníamos invitaciones a comer y a cenar de parte de los amigos, otros nos llevaron comida, canastas, cartas, correos, llamadas…. Una amiga me llamó y me dijo: “Voy a McAllen, dime todo lo que te haga falta”. Uno de los peritos que revisaron nuestra propiedad, nos regaló un boleto para la rifa de una casa. Un notario nos ofreció su trabajo sin cobrar honorarios y nos dijo: “Es lo menos que puedo hacer por ustedes”. Nuestros hijos nos llenaron de amor y de cuidados, nos buscaron una “nueva casa”; nos daban sus vajillas nuevas, cubiertos, vasos, muebles, nos acompañaban en algunos trámites. “Creo que ya nos ven grandes”, le decía yo, a Eduardo. Al Padre Gonzalo lo habíamos conocido unos días antes y cuando se enteró de lo que habíamos pasado, consiguió nuestro celular y nos llamaba con frecuencia para ver qué necesitábamos. ¡Eso era lo que necesitábamos, su paternidad! Gracias P. Gonzalo, gracias Señor, gracias MADRE. Todo lo agradecimos con el alma, a nuestros hijos, a las personas que se acercaron a nosotros y a Dios que nos enviaba tanto amor y delicadeza, en medio de tantas dificultades. Jose de Ruiz Esparza 7


REFLEXIÓN DEL PADRE JOSÉ KENTENICH PROPUESTAS PARA LA PAZ

¿Qué aportamos nosotros como iglesia y como sociedad para lograr crear un entorno de paz a nuestro alrededor?, el Padre José Kentenich nos invita a reflexionar en la participación que cada uno de nosotros debe de tener para crear un mundo nuevo. Extracto de un retiro del P. José Kentenich: año 1930 en Alemania.

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n estos t iempos tan fuer tes y di f íc iles qu e v i v im os (s e avecinaba la llegada al poder del nazismo), ¿qué podemos hacer para ser un aporte a la paz y colaborar con su advenimiento? ¿Simplemente cruzarnos de brazos y esperar a que otros o que Dios se impongan? No, no podemos, no debemos y no queremos eso. Entonces, ¿qué hacer? Tres pasos, 3 aspectos:

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Ejercer una seria y sana crítica en nuestro espacio católico. A nosotros los católicos, ésto, se nos hace generalmente muy difícil. Nos cuesta ser críticos y ejercer la criticidad. Cuando después tenemos responsabilidades o autoridad ante alguien, no toleramos la crítica. “Por eso, es una gran bendición que nosotros, en nuestras comunidades, tengamos dos tipos de personas: aquellos que tienen una actitud fuertemente progresista y aquellos que son conservadores.

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La sociedad hoy nos interpela: a la iglesia en general, a los sacerdotes. Cómo nos cuesta esto, si ni siquiera nos atrevemos a ejercitar una seria y sana crítica hacia nosotros mismos. ¡Pobres de nosotros si no lo hacemos porque en algunos años estaremos sobrepasados, enmohecidos! y, ¡qué rápido podemos calcificarnos!, es decir, dejar de ser y de tener una respuesta para los tiempos en que vivimos. Tengamos cuidado, especialmente aquellos que tienden a ser conservadores; quienes tienen un gran sentido de familia. Recordemos que el catolicismo lleva lo conservador en la sangre, pero, es un gran peligro si sólo impera lo tradicionalista. Por eso, es una gran bendición que nosotros, en nuestras comunidades, tengamos dos tipos de personas: aquellos que tienen una actitud fuertemente progresista y aquellos que son conservadores.

Aquel que ejerce alguna autoridad debiera poder unir en sí mismo ambos aspectos, si no ocurre ésto, la historia de una familia así, se convierte en historia de capitulación, de caída o de luchas intestinales. Esta es una ventaja en los tiempos tan controvertidos y tan confusos que nos ha tocado vivir esta última década. A saber, que nosotros podamos ver global y filosóficamente claro el contexto que nos toca vivir. Si tuviéramos la valentía de ejercer una seria crítica hacia nosotros, ¡qué bien nos haría! Podemos caer en la tentación de quedarnos tranquilamente en la casa, en mi recámara, en mi lugarcito; decir, ¡déjenme tranquilo! ¡déjenme mantener la casa ordenada, déjenme ir a comulgar, rezar mis oraciones, estar tranquilo! Ahí tenemos un tipo de hombre que no tiene nada que ofrecerle al mundo de hoy. Muchas veces somos rechazados por los sectores más críticos y progresistas de la sociedad precisamente por esto. Ellos, en general son personas muy nobles; sin embargo, entienden a la iglesia como adversaria o enemiga, por ser para ellos solo una construcción gigante, no un cuerpo vivo y solidario; si no que ven a sus miembros como individuos que quieren vivir tranquilos cada uno en su propio lugarcito. ¿E n d ó n d e d e b e e n r e a l i d a d mostrarse el verdadero catolicismo? En que nosotros seamos un cuerpo en el cual cada miembro le ayuda al otro. Despojándonos de nosotros mismos, servimos al prójimo.

¿En dónde debe en realidad mostrarse el verdadero catolicismo? En que nosotros seamos un cuerpo en el cual cada miembro le ayuda al otro. Despojándonos de nosotros mismos,


“Si tuviéramos la valentía de ejercer una seria crítica hacia nosotros, ¡qué bien nos haría!” -PJK

Los conflictos pertenecen a nuestra condición de seres humanos y se convierten en definitiva, en una gran bendición

Eso significa, amor fraterno, amor al prójimo. Muchos católicos están confundidos, si están casados religiosamente, si comulgan, si de vez en cuando dan limosnas, se quedan conformes y tranquilos. ¡Ya está! Pero, ¿dónde está el verdadero amor? Aprendamos a ejercer una sana crítica sobre nosotros mismos. Esta crítica, claro, la hacemos de manera respetuosa y familiar; la hacemos con benevolencia. Cuando después nosotros ya no estemos más, que las generaciones que vienen atrás, sepan también ejercitar una sana crítica y a su vez también una pertenencia fraterna. En un organismo como el nuestro, debiéramos comprendernos unos a los otros, en una pertenencia mutua, claro; reconociendo en los demás, su propia autonomía, su propia originalidad, su propia riqueza. Los conflictos, en verdad, no molestan no hace daño tenerlos; los conflictos pertenecen a nuestra condición de seres humanos y se convierten en definitiva, en una gran bendición. Cuando no existe esa crítica, es como el agua de un arroyo que se estanca y se pudre. Debemos permitir que fluya la vida, aprender de los demás, así, cuando el agua fluye, ya no queda estancada y no se pudre. Por eso, yo personalmente, estoy muy agradecido a todo aquel que a lo largo de los años ha ejercido una seria crítica contra nosotros, a veces incluso dura y fuerte, prefiero eso, que carencia de crítica. Lo que sí nos hace daño es la autocomplacencia, sobre todo cuando no presentamos nada nuevo. Queremos aprender primero, seriamente, a ejercer una sana crítica en nuestro entorno. Eso vale para la iglesia en general y también para la iglesia en pequeño; para cada uno de nosotros.

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. Debiéramos sufrir de una manera afectiva y profunda la falta de paz de nuestro tiempo que está tan zarandeado y disperso. Si pudiéramos decir de nosotros, como dice San Pablo de sí mismo: “El corazón de Pablo es el corazón del mundo”; No podríamos entonces nunca más decir que no nos importa tanto lo que pasa aquí o en cualquier lugar, “ya se las arreglará el Buen Dios”. Ese es un catolicismo equivocado. Debemos aprender a sufrir en nosotros, profundamente la falta de paz, sufrir con la Iglesia que sufre. Todos somos miembros de la Iglesia; la Iglesia es un organismo, y cada miembro sufre cuando otros sufren. Ampliemos la mirada. Todo nos interesa; el mundo entero nos importa: Sus necesidades deben tener un lugar, un cobijo en nuestro corazón. Si aprendemos a hacer propios los valores del mundo, entonces sí tendremos algo que decir.

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. Este aspecto es el más importante. El mundo tendrá paz; la Iglesia podrá colaborar en construir un orden pacífico mundial, sólo en la medida en que cada uno de nosotros, en sí mismo, se pacifique y cree en su entorno un ambiente de paz. Debo traer paz a mi pequeña realidad; si yo no me esfuerzo seriamente en mi entorno por fundar la paz, el mundo, en el sentido de Cristo, nunca podrá ser renovado ni habrá una paz fuerte, firme y verdadera. Ahí está la tragedia de nuestra realidad, pero también su grandeza.

Debemos aprender a sufrir en nosotros, profundamente la falta de paz, aprender a sufrir con la Iglesia que sufre

La Iglesia incorpora en sí lo humano, la humanidad. Por ello la historia de la Iglesia es el camino de las búsquedas y los titubeos del devenir de los pueblos. La historia del mundo es también la historia de lo humano. Los grandes cambios del acontecer mundial se producen por personas que llevan en sí un mundo nuevo. Por ello, es en pequeños grupos, en círculos más íntimos donde debemos avanzar en la construcción de la paz. 9


“Nos cuesta ser críticos y ejercer el criticismo”.

¿De qué sirve la entrega inmensa de nuestro Salvador si yo no lo recibo a Él para entregarlo a los demás?

Esto no se puede lograr de un día para otro en las grandes masas, cada día estamos más cerca de la anarquía, de la disolución, estamos entregados a ella. Por ello, solo personalidades comprometidas, con liderazgo que surge de su interior, de su coherencia, es desde donde se generan los gérmenes de vida nueva. Así, renovándose cada quien, colabora con transformar el mundo.De allí el grito, la necesidad, de que surjan dirigentes, personalidades que posean una fuerte autoridad personal, que sean verdaderos dirigentes que se ofrezcan a sí mismos, para que de esta forma, surja la paz, la verdadera unidad en la vida. Debiéramos movernos en esa dirección, ser constructores de paz, es como una comunión espiritual. Es hermoso cuando tenemos el anhelo de recibir a Jesús Sacramentado. Pero en el mundo de hoy es también bonito, quizás incluso más hermoso, tener el anhelo de recibir a Jesús Místico, espiritual. La comunión espiritual ¿Qué significa eso? E xperimentar entre nosotros vínculos de comunión; querer recibir, acoger a los demás en mi vida y en mi corazón. Esto signif ica, querer demostrarle amor a cada persona, a cada ser humano. Esa es la comunión espiritual con el Cristo Místico, no solo con el Cristo Eucarístico. ¿De qué sirve la entrega inmensa de nuestro Salvador si yo no lo recibo a Él para entregarlo a los demás? Tanto cuanto yo me comunico con el Señor, tanto más les regalo a los miembros de Cristo mi benevolencia. La vida cristiana debe consistir en darse a

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los demás; eso significa, amar, es decir, entregarse al prójimo. ¡Ese es el correcto camino para este tiempo! Los espíritus del mundo exigen hoy eso del tiempo y más aun de nosotros. Como Iglesia, no hemos estado siempre a la altura, por eso queremos nuevamente ponernos en el camino para ayudar al hombre de hoy, al encuentro del hombre de hoy. En nuestros pequeños círculos tenemos que tener héroes y heroínas del verdadero amor al prójimo; ser héroes y heroínas del amor al prójimo. ¿De qué, de quién depende la paz? De nosotros mismos. ¡Pero sucede que nuestra voluntad es a veces tan débil o tan mezquina! por eso existe tan poca paz en el mundo. Seamos nosotros una respuesta que ayude al mundo a solucionar este tremendo desacierto. (Texto no editado y traducido solo parcialmente, para esta publicación por el P. Gonzalo Castro)

“¿De qué sirve la entrega inmensa de nuestro Salvador si yo no lo recibo a Él para entregarlo a los demás?”

Tenemos que tener héroes y heroínas del verdadero amor al prójimo; ser héroes y heroínas del amor al prójimo


“Encontremos la paz en medio del dolor y sufrimiento.”

IMMACULÉE: UN TESTIMONIO DE VIDA Por Sergio y Nilda Flores / Directores Familia Unida Monterrey

Leamos este texto acerca de cómo el testimonio de una sobreviviente a una tragedia nos invita a la paz interior y a acercarnos a Dios por medio de la oración, el perdón y la ayuda a los demás. En Febrero del 2010, mi mar ido Sergio y yo fuimos en Mexico, D.F. a una convención en donde se presentaría Immaculée Ilibagiza, sobreviviente del genocidio de Ruanda en 1994. En esa masacre, murieron cerca de un millón de personas; entre ellos sus padres y dos hermanos. Vivió condiciones extremas, como estar encerrada 90 días en un baño con otras siete mujeres. Esa mañana de la conferencia, mi marido y yo pasaríamos a recoger a una persona para ir al evento. Estando casi en el carro, nos llama para cancelarnos, y decidimos regresar al hotel a tomar algo de desayuno. En el restaurante vimos que estaba Immaculée, levantamos la mano para saludarla, y se nos acercó para platicar. En lo poco que hablamos con ella, nos transmitió mucha paz y sentimos que era una persona llena de Dios. Mi marido se quedó pensando en traerla a Monterrey a dar una conferencia. Creemos que testimonios como el de ella se necesitan escuchar en estos tiempos. Entonces la contactamos, la invitamos y aceptó. Conforme se fue acercando el día de su conferencia, el tema de la inseguridad aumentó rápidamente en Monterrey. Sentimos que Dios desde un inicio preparó el momento indicado para que ella viniera a Monterrey. Quién mejor que ella para enseñarnos a que encontremos la paz en medio del dolor y del sufrimiento.

Es admirable ver como después de lo que vivió ha dedicado su vida a pasar ese mensaje de amor y oración. Pudiendo vivir tranquila con su esposo e hijos, ha decidido dedicarse a dar conferencias en todo el mundo para transmitir su mensaje, y tiene una fundación para ayudar a los niños huérfanos en Ruanda. ¿Cuántas veces preferimos estar en nuestra comodidad, en lugar de hacer algo por los demás? Como padres de familia, debemos ser los primeros transmisores de paz en nuestros hogares. Independiente de lo que te suceda en el exterior, la paz interior solo la podemos encontrar en Dios. Nos impactó el tiempo que ella dedica a la oración. Al revisar su agenda, nos pidió respetar sus tiempos para orar; lo que resaltó las prioridades en su vida. Ojalá que podamos ser transmisores de paz en nuestro entorno. Las cosas negativas suceden, pero pongámoslo todo en manos de Dios, que transforma los corazones. Seamos los primeros en hablar de cosas positivas y busquemos a alguien a quien ayudar. Al ver las necesidades de otros, nuestras cargas se aligeran. Si quieres conocer más acerca de la historia de Immaculée, puedes leer su libro “Sobrevivir para Contarlo”.

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LA EDUCACIÓN MUSICAL EN NUESTROS HIJOS Por Miriam y Jesús Muraira Como padres nos hemos propuesto muchas metas con respecto a la educación de nuestros hijos. Les damos todo lo que consideramos bueno. Lo que ahora nos ha traído mucha paz y alegría ha sido la integración familiar a través de la música. La música nos unió primero como esposos y nos ha unido a cada hijo de manera especial. A través de la música les dedicamos nuestro tiempo y ellos saben que apreciamos sus esfuerzos por estudiarla. Se han desarrollado en este arte y han aprendido a compartirlo entre los hermanos, ya que iniciamos un ensamble, dirigido por su papá. La música es una forma de convivencia familiar: asistimos a conciertos, vemos videos de obras musicales, con la práctica

de la música se divierten, se sensibilizan y se vuelven mejores personas, ocupando su mente en cosas positivas. “Una educación estimulante y positiva aportará no sólo inteligencia y sentimientos superiores, sino también nobleza y pureza de pensamiento” (1) Una ventaja de la familia numerosa es que los pequeños se estimulan con lo que tocan los grandes, los imitan con gusto y desarrollan más fácil su talento. “Buenas condiciones ambientales y una educación adecuada no sólo pueden ayudar sino contribuirán a la felicidad y el bienestar de los niños, además de prometer luz y esperanza para el futuro de la humanidad” (2) (1) y (2) Shinichi Suzuki.

CREANDO MOMENTOS INOLVIDABLES DENTRO DE LA FAMILIA Por Salvador y Paty de la Garza de Silveyra Desde hace poco más de 7 años, en la familia Silveyra De la Garza separamos un día entre semana para cenar juntos. En este día, que es insustituible, también invitamos a los novio(as) de nuestros hijos(as) para conocernos mejor y disfrutar de las ocurrencias de cada uno. Este día especial lo hemos llamado “juevesitos”. Al principio fue un reto porque hay 20 años de diferencia entre la edad del hijo mayor y el menor. Así que para lograr que la armonía reinara en las reuniones decidimos hacer variaciones en la dinámica familiar. Y sobre todo le pedimos a la Santísima Virgen que se estableciera en la casa como Madre Educadora, Protectora y Unificadora de nuestra familia. Muchos momentos inolvidables de nuestra familia se han llevado a cabo en esta reunión. Es ahí donde compartimos las experiencias de la semana, damos gracias a Dios en torno a la mesa, pedimos por el bienestar de otras personas, 12

interiorizamos en los afectos de uno y probamos las artes culinarias de otros. En ocasiones hemos cambiado de escenario: hemos tenido “juevesitos” en la azotea y ¡Hasta en nuestro Santuario María Camino al Cielo a la luz de la luna llena! Mantener unida a una familia es un reto, mantener la alegría y el respeto es otro. Pero el sentirnos cobijados por la Madre de Dios en las buenas y en las no tan buenas nos ha llenado de luz y esperanza. Ahora el desafío consiste en sobrevivir a los chicos que todavía trotan dentro y fuera de la casa, ésto nos ha preparado sin duda para recibir con energía a nuestro primer nieto y a los venideros, con la firme convicción de gozar la vida bajo la dulce mirada de la Mater. Reciban un fuerte abrazo de cada uno de nosotros: Salvador y Paty De la Garza de Silveyra y familia Salva, Patty, Evaristo, Tito, Marcela, Lorena, Ricardo, Eugenio y Fernando.


LA PAZ ES UN REGALO QUE NOS DAMOS ENTRE TODOS Por Mónica G. de Morales Éste es el testimonio de la familia Pérez Reséndez, la cual está integrada por Xavier, Yeta y cinco hijos. Andrea, la hija mayor, es una joven artista con parálisis cerebral que pinta con la boca; ella tuvo la iniciativa de trabajar junto con su familia para ayudar a personas con discapacidad a través de sus pinturas. Esta actividad se lleva a cabo a través de la realización de un calendario que pinta Andrea desde hace siete años. Cada año los miembros de la familia eligen el tema a tratar: deportes, familia, cuidado del medio ambiente, valores, entre otros. La familia intercambia ideas y juntos deciden la temática final. Durante los siguientes meses planean como van a abordar el tema. Una de las hermanas busca imágenes que sirvan de inspiración para Andrea y sus demás hermanos la ayudan mientras pinta, limpiándole los pinceles, pasándole las pinturas y recortando. Cada quien ha elegido una función según lo que más le gusta hacer. Yeta coordina el diseño e impresión, la abuelita materna escribe la dedicatoria y los pensamientos de cada mes. Xavier contacta y establece relación con los patrocinadores, el abuelo paterno ayuda

en las tareas administrativas. Primos y amigos también cooperan, preparan y embolsan calendarios. ¡Es todo un trabajo en equipo! Durante diciembre y enero, la familia y amigos acuden sábados y domingos a iglesias de diferentes comunidades de la ciudad a promocionar la venta del calendario. Organizan su tiempo, incluyendo trabajo y estudios, dejan sus actividades personales para salir a ofrecerlos. Los hermanos de Andrea opinan que és t a es una ac t iv idad laboriosa, que implica mucho esfuerzo y generosidad pero que lo hacen con gusto y satisfacción. El proyecto familiar los ha llenado de unión y armonía además de grandes satisfacciones y riquezas, muchas más de las que ellos entregan a otros. Este año Andrea reunió, con la venta de los calendarios, fondos para la compra de 400 sillas de ruedas que se donarán a distintas instituciones que ayudan a personas con discapacidades. Finalmente, Andrea nos comparte su mensaje “Si quieres trabajar por los demás sólo te digo… a la una, a las dos y a las tres”.

FAMILIA FORJADORA DE PAZ Por Alicia Uribe de Cebrián E s t a n d o e n p a z co n u n o mism o irradiamos la paz en nuestras familias. Desde pequeños los hijos, mi esposo Roberto y yo creamos en nuestro hogar el hábito de juntarnos para comer juntos. Esto ayudó mucho a conocernos, disfrutarnos, acrecentar el diálogo y unirnos como familia. Igualmente creamos el hábito, con la ayuda de Dios, de viajar juntos por lo menos una vez al año, compartiendo, trabajando en nuestra tolerancia y paciencia y disfrutando del momento. Los fines de semana o días festivos, Roberto organizaba “carne asada” en casa y nos divertíamos mucho con los comentarios de todos nosotros. Quedaron marcadas en

nuestras vidas las reuniones semanales y las fiestas en casa de la abuela incluyendo la convivencia entre tíos, primos y demás familiares. Formando así lazos y vínculos fuertes entre la familia. Aun, después de 25 años y la ausencia física de mi esposo, la armonía entre nosotros sigue. A pesar de las adversidades que surjan, seguimos con las mismas costumbres que producen la necesidad de vernos. Me siento muy agradecida y bendecida con mi Dios por sus infinitas bondades y sobre todo por los hijos que nos concedió.

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“Todos los lugares en los que nos desenvolvemos, nuestro hogar, nuestro trabajo, todo nuestro entorno, son oportunidades para sembrar una semilla de paz en nuestro corazón y en el de los demás, haciéndonos así, responsables de crear un entorno de armonía en el que podamos vivir y convivir pacíficamente.”

Familia promotora de amor y paz

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n la actual sociedad donde hemos visto un sin número de situaciones de inseguridad y agresividad entre nosotros, muchas veces nos hemos preguntado: ¿Qué papel han jugado las relaciones familiares en estos brotes de violencia? ¿Qué han tenido que vivir los niños y los jóvenes dentro de la relación de los padres y parientes cercanos para que haya una inconsistencia emocional, la cual los ha llevado a ser agentes destructivos al momento de salir a la calle a vivir lo que les ha tocado vivir? Definitivamente, la familia como núcleo de la sociedad es fuente de inspiración, además de que es en donde se generan y se impulsan aquellos principios y valores que marcarán la diferencia entre una sociedad equilibrada y una sociedad ausente de paz debido a corazones limitados, heridos y amargados. Ahora más que nunca tenemos la oportunidad de acercarnos a nuestros jóvenes que están atravesando por una etapa de tanta incertidumbre y temor. Nuestros adolescentes y jóvenes nos necesitan como padres, para darles cariño y seguridad, para hacerlos sentirse queridos y valiosos, para mostrarles que a pesar de toda la violencia que oyen a su alrededor hay un gran futuro que les espera. Como papás, como abuelos, tenemos la misión de transmitirles nuestra fe y confianza en Dios y la Virgen María, quienes los protegerán y cuidarán en todo momento, poniéndose en sus manos.

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Ojalá que los abuelos volvieran a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad. Dentro de la familia, los abuelos, deben seguir siendo testigos de unidad, de valores basados en la fidelidad a un único amor que promueve la fe y la alegría de vivir. Rescatemos nuestras tradiciones y las convivencias familiares para transmitirlas a nuestros jóvenes y niños. ¿Cómo esperar que haya paz en nuestra sociedad si no existe en nuestras familias la armonía y la tolerancia basada en el amor? Ahí en esa intimidad familiar es en la cual empieza a dar sus frutos la paz, pues es donde el ser humano se capacita para salir al mundo a relacionarse con los demás aplicando las bases de respeto que le han inculcado desde su casa y que será por consecuencia factor importante de cambio en el lugar que se desarrolle. Aprovechemos esta oportunidad que la vida nos ofrece de estar más tiempo con nuestros hijos, para brindarles cariño y atención, para que su hogar sea un remanso de amor y de paz, nuestros jóvenes pronto se convertirán en adultos y dejarán el nido, seamos ahora, Familia Promotora de Amor y de Paz. El Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre manifestó que la raíz de la crisis de inseguridad está en la familia, debido a la desintegración de su núcleo y todos los problemas que la rodean. Ante ello, resaltó que para el clero es importante inculcar los valores desde la familia.


Recordemos a Juan Pablo II con esta frase: “La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida”. Así que, la familia todavía es hoy por hoy un hermoso semillero de paz, mientras haya amor familiar, habrá esperanza de que en un ámbito de comunicación y respeto, podemos transformar al mundo. Luchemos para saber manejar nosotros como padres la difícil y complicada situación de nuestro entorno, dirijamos con amor y armonía nuestro hogar buscando la paz y armonía familiar de la mano de Jesús; y para esto se requiere: •Amor: no basta sentirlo, hay que valorarlo, defenderlo y hacerlo crecer. •Respeto: respetar la persona y su dignidad, creencias, trabajo, familia. •For taleza para afrontar las adversidades: enfermedades, falta de empleo, necesidades económicas y personales. •Generosidad: hacer a un lado el egoísmo y pensar e interesarse en el otro. •Comunicación: fomentar y propiciar los momentos de diálogo sincero, detenerse a aclarar con paciencia los malos entendidos para evitar que se hagan mayores , que se g uarde resentimiento y se genere violencia, aceptar la crítica constructiva

•Actitud positiva: para afrontar la vida, el matrimonio y la familia, los peores enemigos son el pesimismo y la apatía. Ante la vida actual y sus exigencias, el es t rés , el t rabajo, l a si t uac ión económica, la preocupación por el cuidado y educación de los hijos los padres tienen distintos puntos de vista de cómo abordarlos, no se puedan poner de acuerdo fácilmente y se generan desacuerdos en el matrimonio que ocasionan la pérdida de paz y armonía. Hombres y mujeres son iguales ante Dios y la ley pero distintos física y emocionalmente, si sus cuerpos son desiguales es porque a través de ellos expresan dos maneras de ser diferentes por cuanto a forma de pensar, de sentir y de reaccionar. Cuando los esposos comprenden y aceptan esas diferencias pueden relajarse y salvar las mismas en lugar de resistirlas o tratar de cambiarlas. Por otro lado, además del hogar, t ambién en nues t ro ambiente de trabajo podemos ser forjadores de paz; es necesario percibir a cada empleado o compañero de trabajo como persona merecedora de respeto, admiración y reconocimiento, considerar a todos como creaturas de Dios, hechos a imagen y semejanza de Él significa no sólo despertar sus capacidades y sus iniciativas, sino también tratarlos con justicia, solidaridad y misericordia, de tal manera que todos vivan conforme a su dignidad de persona.

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Acojamos a todos los compañeros por igual, tolerando con paciencia sus debilidades y errores a través del trato amable y evitando chismes, calumnias y críticas, fomentando el respeto mutuo y la confianza. Dios en su infinito amor ha enviado a su hijo Jesucristo como portador de Paz para que sigamos sus enseñanzas guiados por su Santo Espíritu, pidámosle los medios para ser promotores de Él en el entorno en donde nos encontremos.

diálogo. Nuestros niños y jóvenes tienen mucho que compartirnos, enseñarnos, pero generalmente no encuentran oídos que los escuchen y corazón que los acoja. Los antiguos latinos decían, “si quieres ser amado, ama”. Podríamos parafrasear lo mismo para el valor que ha querido proponer este número de ALIANZA: “si quieres la paz, sé tú mismo una persona de paz, procura que tu familia y toda tu realidad tengan un compromiso real con ella”.

Ahora más que nunca pidamos a Dios y a la Virgen María humildad, sabiduría y talento para convivir en paz y armonía con quienes nos rodean: familiares, amigos y compañeros de trabajo. Y si queremos la paz en nuestra sociedad, tenemos que empezar nosotros como familia a vivirla con los nuestros buscando más tiempos de convivencia y

Comencemos por promover una cultura del esfuerzo y trabajo, de la comunicación y cultivo de costumbres familiares que resalten los valores propios de nuestro pueblo: el sentido de familia, el respeto por los demás, la alegría de compartir. EQUIPO EDITORIAL.

Reflexión en familia: Tristeza y melancolía no la quiero en casa mía.- Santa Teresa de Jesús. En casa mía, risa, paz y alegría, te pido Jesús mío para cada día.

· ¿Qué signficado tiene para ti la palabra PAZ?

· ¿Qué acciones sugieres que podrías mejorar en familia para tener un ambiente de armonía? 16


Solidaridad después del “Alex” Por Nora Machuca de Sánchez. En la actualidad todos quisiéramos vivir en armonía y sin problemas. Pero, ¿nos hemos preguntado qué estamos haciendo para conseguirlo? ¿Ponemos algo de nuestra parte para mejorar la realidad que nos está tocando vivir? No podemos cambiar los hechos; la violencia, la incertidumbre, la enfermedad. Lo que si podemos cambiar es la manera en que respondemos a ellos. Todos tenemos un don divino en nuestra nobleza, y por eso se eligió la misión que define nuestro proyecto: Dignificar a las personas y rescatar el valor de la familia. Participar en el apostolado es algo que llena de paz el espíritu de aquellos que se atreven a hacerlo ¿Por qué? Porque al dar sin esperar nada a cambio, inundamos nuestra alma de regocijo. Probablemente nos encontremos con barreras; podrá ser complicado desplazarnos, podrá ser difícil ceder nuestro tiempo, o tendremos que sacrificar nuestro descanso. No temamos, porque aquel que da, recibirá en abundancia. Ahí encontrará el halago al ver la sonrisa de un niño que recibe un juguete de Navidad; experimentará la satisfacción de saber que una familia desvalida no pasará frío ni hambre; sentirá la tranquilidad de saber que el enfermo recibe su medicina. Y así, compartiendo, causará un gran impacto en la vida del prójimo, y en la propia. Ver de frente a los conflictos actuales nos conduce a un desafío cotidiano que

se ha convertido en nuestro campo de trabajo. Quienes creemos en el Amor, nos sentimos afortunados y anhelamos compar t irlo. Poco a poco vamos descubriendo que es un privilegio apoyar a los menos privilegiados y hacerles sentir que ese Amor está latente también entre ellos. Sólo una oración basta para que nuestro Padre amoroso nos mire y nos brinde su protección. María, la gran Misionera, es nuestra inspiración. A imagen de Ella y de su Hijo queremos ayudar a nuestro prójimo. La alegría, la paz y la satisfacción de responder a ese llamado se nos han recompensado al ciento por uno a quienes hemos formado parte de este proyecto, que recién empieza. Estamos llenos de planes y metas por cumplir, pero necesitamos manos y corazones para brindar este servicio desinteresado a la vida ajena. Recordemos que el mensaje que hemos recibido no debemos considerarlo propiedad privada ni privilegio personal; al contrario, debe de ser ofrecido a todos como contribución a la renovación de la Iglesia y al bienestar de la sociedad. Es en nuestro actuar y compartir donde encontramos el mejor testimonio que podemos dar. Unidos en la alianza, recordemos las palabras del Padre Kentenich “ Serví y mi recompensa fue la paz” P.JK.

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Extracto del MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI PARA LA CELEBRACIÓN DE LA XLI JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 1o. DE ENERO DE 2008

FAMILIA HUMANA, COMUNIDAD DE PAZ. La primera forma de comunión entre las personas es la que el amor suscita entre un hombre y una mujer decididos a unirse establemente para construir juntos una nueva familia. Pero también los pueblos de la tierra están llamados a establecer entre sí relaciones de solidaridad y colaboración, como corresponde a los miembros de la única familia humana: - Todos los pueblos —dice el Concilio Vaticano II— forman una única comunidad y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la entera faz de la tierra; también tienen un único fin último, Dios Familia, sociedad y paz. La familia natural, en cuanto comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es el -lugar primario de ‘‘humanización’’ de la persona y de la sociedad, la -cuna de la vida y del amor. Con razón, pues, se ha calificado a la familia como la primera sociedad natural, -una institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social En efecto, en una vida familiar -sanase experimentan algunos elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, porque son pequeños, ancianos o están enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo. Por eso, la familia es la primera e insustituible educadora de la paz. No ha de sorprender, pues, que se 18

considere particularmente intolerable la violencia cometida dentro de la familia. Por tanto, cuando se afirma que la familia es - la célula primera y vital de la sociedad - se dice algo esencial. La familia es también fundamento de la sociedad porque permite tener experiencias determinantes de paz. Por consiguiente, la comunidad humana no puede prescindir del servicio que presta la familia. El ser humano en formación, ¿dónde podría aprender a gustar mejor el - sabor genuino de la paz sino en el - nido - que le prepara la naturaleza? El lenguaje familiar es un lenguaje de paz; a él es necesario recurrir siempre para no perder el uso del vocabulario de la paz. En la inflación de lenguajes, la sociedad no puede perder la referencia a esa- gramática - que todo niño aprende de los gestos y miradas de mamá y papá, antes incluso que de sus palabras. La humanidad es una gran familia. La comunidad social, para vivir en paz, está llamada a inspirarse también en los valores sobre los que se rige la comunidad familiar. Esto es válido para la comunidad misma de los pueblos, para la familia humana, que vive en esa casa común que es la tierra. Sin embargo, en esta perspectiva no se ha de olvidar que la familia nace del -síresponsable y definitivo de un hombre y de una mujer, y vive del -sí - consciente de los hijos que poco a poco van formando parte de ella. Para prosperar, la comunidad familiar necesita el consenso generoso de todos sus miembros. Es preciso que esta toma de conciencia llegue a ser también una convicción compartida por cuantos están llamados a formar la común familia humana. Hay que saber decir el propio - sí - a esta vocación que Dios ha inscrito en nuestra misma naturaleza. No vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas. Por eso es esencial que cada uno se esfuerce en vivir la propia vida con una actitud responsable ante Dios, reconociendo en Él la fuente de la propia existencia y la de los demás.

“La familia es la primera e insustituible educadora de la paz.”

El ser humano en formación, ¿dónde podría aprender a gustar mejor el « sabor » genuino de la paz sino en el « nido » que le prepara la naturaleza.


Como sucedió en el pasaje de Cafarnaún, encontremos un milagro de paz orando en familia. Por: Mariano Morán

San Marcos en el capítulo 2 de su Evangelio nos narra un hecho conmovedor: Jesús se halla en una casa en Cafarnaún, anunciando su Palabra ante una gran multitud. Cuatro personas cargan a un paralítico en su camilla, para que el Divino Maestro lo sane, pero no pueden llevarlo ante Su presencia, debido al gentío. Entonces, llegan a Él subiendo al enfermo a la parte superior de la vivienda, haciendo un hueco en el techo y finalmente descendiéndolo. El milagro anhelado se concreta, gracias al tesón, al ingenio, pero sobre todo, a la inmensa fe de aquellos buenos prójimos. Hoy en nuestra Patria, padecemos una situación crítica, por causa

de la inseguridad. Tomando como ejemplo a esos excelentes amigos del Evangelio, presentemos –con la fuerza de la oración- a nuestro amoroso Padre, a aquellas personas que tienen paralizado y endurecido su corazón, y que están causando pesar a muchos otros hermanos. Pongamos en presencia de Nuestro Señor –con nuestra plegaria constante- a quienes por el dolor sufrido, no pueden levantarse y seguir adelante por la vida. Les invito a que oremos en familia todos los días la oración por la paz. Así como sucedió en Cafarnaún, el milagro que anhelamos se puede concretar.

Oración por la paz ( Propuesta por los Obispos de México) Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, Mira nuestra Patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte. Dales el don de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños , adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades. Que como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna. Amén. María, Reina de la paz, Ruega por nosotros. 19


Recetas Champiñones a la Vinagreta Ahora para la temporada de calor, nada mejor que una rica botana de alcachofas y ensalada de champiñones, vegetales ideales por sus cualidades nutritivas y bajo nivel calórico. Les compartimos dos recetas fáciles, rápidas y deliciosas. ¡Qué las disfruten!

Ingredientes 1 kilo champiñones frescos ½ taza de aceite de oliva 1/3 taza de vinagre de manzana o cualquier otro. 5 cucharadas de jugo de limón 2 dientes de ajo exprimido 3 cucharadas de salsa maggie 1 cucharada de mostaza Dijon ½ cucharadita de pimienta negra

Preparación - Los champiñones se limpian y se cepillan (no se remojan para limpiarlos) se rebanan, los demás ingredientes se licuan a formar una vinagreta. - En una ensaladera o tazón se acomodan capas de champiñones, vinagreta y queso hasta terminar en queso. - Se cubre con plástico y se refrigera por 3 horas o hasta que los champiñones estén algo suaves. Se pueden servir solos o sobre una cama de lechuga.

Dip de alcachofa a la Parmesana Ingredientes 1 lata de corazones de alcachofa 1 taza de aderezo César 1 taza de queso parmesano Sal al gusto

Preparación Se pican los corazones de alcachofa, se les quita el jugo, se les agrega el aderezo César y el queso parmesano. Se añade sal al gusto. Se sirve con pan pita o galletas saladas. .

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Sopa de Letras -palabras relacionadas con la paz· Amistad · Amor · Comprensión · Cooperar · Diálogo · Generosidad · Gratitud · Libertad · Orden · Respeto · Sinceridad · Tolerancia · Unión

Ayuda a los niños

a encontrar su camino a la paloma de la paz.

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