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ARTÍCULO
LO QUE HAY QUE SABER SOBRE LAS EMOCIONES
POR NOEMÍ PINTO RODRÍGUEZ
Doctora en Educación
La cultura ha dado mala fama a las emociones, o les ha puesto etiquetas. La sociedad, por otro lado, exige rendirlas y gobernarlas. Pero estudios recientes han descubierto que, para ser felices y verdaderamente funcionales, necesitamos de ellas, conocerlas, desarrollarlas y aplicarlas. Además, las emociones son el boleto, en parte, para el éxito personal, en equipos de trabajo, en la familia y en la sociedad.
Las emociones componen un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos, fisiológicos y endócrinos, de origen innato, pero influidos por la experiencia. Las emociones son importantes, porque permiten al organismo adaptarse a lo que le rodea. Las emociones vienen del cerebro: el sistema nervioso envía información y decide qué emoción y acción son pertinentes para la ocasión; incluso las emociones más desagradables tienen funciones importantes en la adaptación social y el ajuste de la persona.
Es necesario saber que: 1. Aunque lo pareciera, las emociones no vienen del corazón o el pecho. Vienen de nuestro cerebro, del sistema nervioso. La estructura que las genera es el sistema límbico, y el hipotálamo dispara las respuestas físicas que sentimos. En el cerebro se generan, cambian y se adaptan, causan respuestas corporales, como lo que conocemos como “se apachurra el corazón” y “mariposas en el estómago”. 2. No existe tal cosa como “pensar con la cabeza fría”. Uno de los errores más comunes es creer que pueden tomarse decisiones sin involucrar las emociones. Está comprobado que las emociones son las guías o la influencia principal al momento de tomar decisiones en nuestra vida. “Pienso, siento y luego existo”. Existen también las decisiones inhumanas, las que solo se basan en la razón o la lógica, donde las emociones no se involucran. 3. Conocer tus emociones no te hace emocionalmente inteligente. La inteligencia emocional no se reduce a conocer o reconocer las emociones. Es una práctica que nos permite saber qué hay que conocer, hacer y responsabilizarse, para aplicar de manera consciente las emociones en beneficio propio y de otros. 4. Existen emociones, no emociones buenas y malas. Todas las emociones tienen una función, un valor adaptativo y valor en la vida de las personas. Es recomendable vivir las emociones y conocerlas; no evitarlas, sino aceptarlas como parte de la naturaleza de la persona, porque afectan el crecimiento, la maduración y el comportamiento de los individuos. 5. Las emociones no son meros impulsos. Circula la idea errónea de que emocionarse (felicidad, tristeza, etc.) es parte de un impulso humano que debería controlarse o evitar que estalle. Este argumento es falso; de hecho, lo más recomendable es que se permitan experimentar todas las emociones para que las personas las conozcan y aprendan a manejarlas, y sepan usarlas de manera adecuada en algún momento de la vida. 6. Madurar no significa ignorar nuestras emociones. Madurar es conocer, entender, tocar, compartirlas, comunicarlas, reconocerlas en otros, presentarlas y que se vuelvan parte de nuestra vida. Madurez emocional es saber de mis emociones y ser responsable de lo que me pertenece.