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LOS DEPORTES, AIRE FRESCO EN LA PANDEMIA

OPINIÓN ALMA MATER 21

Por Alfredo Arnold Morales

Foto: Shutterstock.

La reanudación de la Bundesliga, seguida de las demás ligas de futbol de Europa, y de ahí en adelante los deportes profesionales de élite, fue un soplo de aire fresco para millones de personas que tenían casi tres meses en cuarentena por la pandemia de covid-19.

Prácticamente todo el deporte profesional se había detenido desde mediados de marzo. Incluso se tomó la difícil decisión de posponer hasta el próximo año los Juegos Olímpicos de Tokio. Para no quedar en ceros, las televisoras comenzaron a proyectar videos de partidos históricos de distintos deportes, y con eso entretuvieron al público. Pero esa medida no resolvió la sensación de vacío, que persistió hasta mayo, cuando regresó el deporte “en vivo”.

El deporte-espectáculo fue una de las actividades globales que más rápida y eficazmente reaccionaron ante la pandemia. Y no solo dio alegría al mundo en Lic. en Administración y periodista medio de las terribles noticias que nos daban las estadísticas sobre la salud y la economía, sino que también demostró una asombrosa capacidad de adaptación, creatividad, innovación y tecnología; creó novedades como el público virtual, sedes “burbuja” y exitosos protocolos sanitarios. La televisión, gran aliada de los deportes, también hizo su parte, así como los comentaristas que transmitieron a distancia.

La Champions, ganada brillantemente por Bayern Munich, concentró sus partidos finales en Portugal. La Fórmula 1 recompuso su calendario anual, sustituyendo con eventos alternativos la cancelación de las fechas destinadas a Canadá, Estados Unidos, México y Brasil. El tenis se suspendió en Wimbledon, pero se rescataron los Grand Slam de Estados Unidos y Roland Garros. En determinado momento se traslaparon los calendarios de la NBA, la Serie Mundial de las Ligas Mayores y el futbol americano de la NFL, pero una acertada programación de horarios de transmisión permitió a los aficionados estar pendientes de todo. También se jugó el Abierto de Golf de Estados Unidos.

Mención aparte merece el Tour de Francia, un portento de organización para cubrir la ruta ciclista de casi 3500 kilómetros en 21 etapas, con presencia de público en las carreteras, pueblos y ciudades, y un completo equipo para la cobertura informativa que incluyó helicópteros, drones, autos, motocicletas y cámaras fijas a lo largo del recorrido. Por cierto, el joven esloveno Tadej Pogacar logró la proeza de coronarse campeón general, de montaña y juvenil.

En lo estrictamente deportivo se recordará, entre otros hechos, la goleada de 8-2 del Bayern al Barcelona; la descalificación de Djokovic por dar un pelotazo accidental a una juez en el Abierto de EE. UU.; el triunfo del austriaco Dominic Thiem en ese torneo y la actuación de la jovencita polaca Iga Swiatek, campeona del Grand Slam de Francia, así como el título número trece de Rafa Nadal en la arcilla de París y la coronación de los Lakers después de una sequía de diez años.

Muchas organizaciones en el mundo deberían analizar e imitar la gestión del binomio deportes-TV. Es un ejemplo histórico en tiempos de pandemia.

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