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ECO PSICOLOGÍA: DESPERTANDO NUESTRA CONCIENCIA
Dra. Juliana R. Millán Torres
Cuando entendemos que la Madre Tierra es una esencia viva, nuestro acercamiento a ella cambia. Nos sentimos seres sostenidos, apoyados, cuidados y abundantes. Comprendemos que hay una relación en constante movimiento, con temporadas y varias oportunidades de aprendizaje. Quizás algunos momentos de mayor aprendizaje los encontramos en instantes de incertidumbre. Son los momentos de grandes cambios y crisis los que activan periodos de reflexión, experiencias emocionales y acción hacia el cambio.
Según el CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), el cambio climático impacta la calidad de la vida humana como consecuencia de los fenómenos que ocasiona, entre otros: condiciones del tiempo severas, contaminación del aire y el agua, degradación ambiental, impactos en la disponibilidad de alimentos, cambios extremos de temperatura. A raíz de esto, nace la necesidad de atender nuestro mal-estar. La eco-psicología atiende los procesos de salud mental (emociones, pensamientos y comportamientos humanos) relacionados con el mundo natural
(cambios climáticos, recursos, calidad ambiental, conservación de espacios, etc.). Como resultado de la crisis climática, algunas de las experiencias emocionales que podemos experimentar son: culpa, vergüenza, miedo, desesperanza, ira, frustración, fatiga, sobreestimulación y aislamiento.
Nuestras comunidades reubicadas y divididas son muestras del impacto de la crisis ambiental. Como consecuencia, experimentamos menos unión o cohesión comunitaria, aumento en estrés, aumento en violencia y mayor soledad. A la vez, los niveles de eco-ansiedad (ansiedad relacionada a asuntos del mundo natural) se manifiesta por la preocupación y miedo crónico al colapso de los sistemas ambientales. Podemos sentir incertidumbre por las amenazas a nuestra seguridad, impredecibilidad por lo que ha de suceder e incrontrolabilidad al sentirnos con la capacidad de control disminuido.
Vale destacar que la eco-ansiedad y la eco-culpa (culpa relacionada con asuntos del mundo natural) tienen una función válida. Las mismas nos pueden impulsar hacia la acción. No necesariamente podremos regresar a espacios cuyas condiciones ambientales han cambiado, pero sí podemos activamente trabajar por una nueva realidad.
Las experiencias internas emocionales, sobre todo las que percibimos ser incómodas, son guías que nos llevan a nuevos niveles de conciencia. Estas nuevas formas de pensar y de ser contienen mayor autoconocimiento y responsabilidad ecológica, pues podemos sentirnos personas empoderadas y con mayores sentimientos de autoeficacia. Reconocemos que somos capaces de generar los cambios que queremos ver en el mundo externo puesto que es un reflejo de nuestro mundo interno.
La crisis climática es más que un asunto científico. Es una invitación, marcada con sello de prioridad, a mirar, examinar y redefinir nuestra identidad. ¿Estamos viviendo en congruencia con el mundo natural (eco), o únicamente identificamos nuestras necesidades inmediatas (ego)? De igual forma, accionar es parte de esta invitación. ¿Somos seres autogestivos y contribuimos a la transformación a nivel individual? ¿Participamos en movimientos comunitarios y sistémicos para promover cambio?