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CÍRCULO DE BANANA, GUINEO O PLÁTANO
Por: Evelyn Ortiz Avilés – IPPR-INC.
El círculo de banana, guineo o plátano es una técnica de cultivo fácil y sencilla de realizar. Fue desarrollada por la permacultura, que es una manera de diseño agrícola enfocada en el entorno, para el beneficio del medio ambiente, los animales, los seres humanos, las plantas y el suelo, de forma sostenible. El propósito principal de esta técnica es proporcionar las condiciones óptimas para el desarrollo y crecimiento de las plantas que se siembran con este método. Te permitirá sembrar más de un cultivo en el mismo lugar, desarrollar un ecosistema favorable, establecer métodos regenerativos, eliminar desechos, manejar el agua, evitar la degradación del suelo y tener buenas y sanas cosechas. Este sistema se puede aplicar tanto en climas tropicales como en subtropicales.
En el círculo de banana, guineo o plátano, todo lo que es materia orgánica se compostará para producir el abono que alimentará a las plantas que se coloquen en el contorno del círculo. Utilizando esta técnica, las aguas de escorrentías y/o las aguas grises aumentarán la velocidad de descomposición de la materia orgánica, incrementando así la fertilidad del círculo y, por consiguiente, el crecimiento y la productividad de los cultivos.
La planta que se utiliza para el círculo es la musa o musácea debido a que su sistema radicular es el que se encarga de absorber y transportar el agua y de llevar los nutrientes que se encuentran en el suelo hacia la planta. Son fáciles de trasplantar, sus raíces no son profundas, no requieren muchos cuidados y producen hijos a su alrededor que podrás seguir plantando. Para comenzar tu círculo de banana, guineo o plátano deberás hacer lo siguiente:
Escoger el lugar apropiado donde colocarás tu círculo. Asegúrate de que este lugar reciba suficiente luz solar, abundante agua, tenga espacio y nutrientes.
Limpia el área de malezas, raíces, troncos o de cualquier otro material que te impida realizar la tarea y el desarrollo del círculo.
Utilizando una estaca con una cuerda y cal o polvo de tiza, marca un círculo de un metro y medio o más de diámetro, dependiendo del espacio del que dispongas.
Con la ayuda de un pico y pala de corte, cava en el suelo un hueco de un metro de profundidad similar a un cráter.
A medida que vayas cavando, echa la tierra que vas removiendo del hueco a su alrededor para formar un montículo alto en forma de anillo.
Realizado el hueco y con la ayuda de una manguera de agua, riega el círculo, tanto el interior como el exterior, con suficiente agua.
Luego, en el interior del hueco ve añadiéndole varias capas de cartón, papel de periódicos, hojas secas, heno, cenizas, estiércol, tierra, composta, tierra santa, cortes de grama, cal, poda de árboles, residuos de la cocina, pastos y agua.
La descomposición de toda esta materia orgánica, por la acción de las bacterias, hongos, insectos, lombrices de tierra y microorganismos, será el alimento para tus plantas.
Ahora, con la ayuda de la pala de corte o con una coa, haz huecos alrededor del círculo.
Siembra en cada uno de los huecos tus plantas de banana, guineo o plátanos. Para evitar que tus plantas sean atacadas por nemátodos, siembra entre cada una de ellas claveles de muerto o “marigolds” y, como repelentes de insectos, citronela o limoncillo.
Luego, cubre las plantas con cobertura o “mulch”, papel de periódicos y heno. Este proceso ayudará a que las plantas se mantengan húmedas y nutridas a medida que la materia orgánica se vaya descomponiendo.
En el centro del círculo puedes plantar cúrcuma, jengibre, malanga, papaya, yautía y calabaza, entre otras plantas.
Concluida la siembra, riega con suficiente agua y continúa así hasta que las plantas se estabilicen.
Una vez la planta tenga el cosecho, corta el racimo y luego corta el tronco y las hojas de la planta. Deposítalo al centro del círculo para aumentar la materia seca y disminuir la evaporación del agua.
Este método de cultivo es una excelente alternativa para sembrar una variedad de plantas en un mismo lugar. Requiere poco mantenimiento y favorece el desarrollo de microclimas. Además, produce diversidad de cosechas y productos sanos, saludables. Por otro lado, aumenta la calidad y nutrientes del suelo y es una manera de reciclar la materia orgánica para producir un buen alimento para el suelo y para las plantas que en él se cultivan.
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