Argonautas #10

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Argonautas

N#10 DICIEMBRE 2015

ISSN 2341-4091

·Sofía Krysiak· ·Punk is not dead· ·Confieso que he pecado· ·5 series que no deberían haberse cancelado· ·Dirty Harry·

·RELATOS·POESÍA·ILUSTRACIÓN·CINE·OPINIÓN·


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Fotografías de secciones ©Mar Arguello Arbe Fotografías de entrevista ©Harry Dowdney

Todos los textos, fotografías e ilustraciones pertenecen a sus autores, salvo aquellos en los que se manifieste expresamente lo contrario.


#10

Diciembre 2015

EXCESOS


Nosotros Dirección

Elena Álvarez

Arte

Santiago Sánchez

Redacción

Iván Rúmar

FOtografía

Sandra Carbajo

OPINIÓN

JAUME VICENT

Página 4

Juan I. González

Mar Argüello


argonautas rubén torres cuerpo tim galano diego mercado villarroel emilio álvarez javier c.h. alicia tinte zigor aby caleidosférica raúl castro raChel SK cristina sandía claudia domínguez dirty harry Página 5


Índice · 8 · EDITORIAL · 27 · poesía road trip viaje inaugural

Aire sucio, aire · 36· de valentía · 51 · PARA LEER · 60 · PARA PENSAR PUNK'S NOT DEAD CONFIESO QUE HE PECADO

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relatos · 9 · resaca visiones espontáneas exceso de éxito nada en común

Genoma poético · 32 · Los viejos lienzos de eva· 46 · PARA VER · 55 · Conociendo a.. Dirty Harry · 69 · Página 7


EDITORIAL Charles Bukowski se excedía en el uso del vino, la cerveza y las mujeres, tanto en sus relatos, como en la vida real. Truman Capote, adicto al opio y la absenta, entre otros, era conocido por ser un gran amante del cóctel conocido como destornillador. Solía decir que esta profesión es un largo paseo entre copas. Era de sobra conocido que William Burroughs, una de las principales figuras de la generación beat, abusaba de la heroína y otras sustancias, del alcohol y las armas de fuego, gracias a los cuales, terminaría por accidente con la vida de su primera esposa. El infrarraelista Roberto Bolaño, que apenas dormía, era buen amigo del charro negro, una mezcla compuesta por tequila y coca-cola. El melancólico Ernest Hemingway, gustaba de un buen daiquiri siempre a mano mientras escribía “El viejo y el mar”, y Luis Buñuel, uno de los directores de cine más importantes de la historia, llegaba a beber hasta cinco dry martini al día mientras ejercía su profesión, hábito que tuvo que dejar por prescripción médica. El actor Humphrey Bogart, fue de los pocos en no contraer disentería en el rodaje de “La reina de África” por utilizar el whisky hasta para lavarse los dientes. Hablamos, más que de vicios, de excesos. Pero no nos engañemos, no solo a los artistas les gustan los excesos, sino que de ellos los conocemos más a través de sus historias e incluso leyendas. Quizá no nos bebamos cinco martinis al día o vayamos a trabajar oliendo a opio, pero quién no se ha levantado un domingo habiendo dejado atrás un rastro de botellas y cajas de pizza. Más aún, ahora que llega la navidad, fecha marcada en el calendario de Baco para aparecerse en el mundo mortal entre cenas de empresa y nocheviejas interminables. Así pues, qué mejor mes que diciembre para que nuestros ilustradores y autores nos hablen de todo tipo de excesos. exceso

Del lat. excessus. 1. m. Parte que excede y pasa más allá de la medida o regla. 2. m. Cosa que sale en cualquier línea de los límites de lo ordinario o de lo lícito. 3. m. Aquello en que algo excede a otra cosa. 4. m. Abuso, delito o crimen. U. m. en pl. 5. m. desus. Enajenamiento y transportación de sentidos.

[Edita: Editorial Argonautas, en Madrid, 2015]

ISSN 2341-4091 Página 8


RELATOS

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resaca por emilio álvarez ilustración de zigor El aire le hiela el trasero desnudo cuando orina en un rincón de la azotea. Con su miembro flácido entre manos, escucha como abren los negocios cercanos y el sonido de las persianas metálicas. Hace frío, los rayos solares apenas traspasan el manto de nubes que encapotan el cielo. Se despertó desorientado en lo alto de aquel edificio, mareado. Bajo sus pies, a treinta metros de altura, los vehículos eructan gases de combustión al tiempo que se dirigen a los primeros atascos del día. Las hojas que el otoño le ha arrancado a los árboles forman una moqueta marchita en las aceras, libres todavía de aglomeraciones. Le duele el cuerpo entero, sus músculos presentan serios síntomas de agotamiento y la cefalea amenaza con estallarle el cráneo. El disfraz de pollo que viste no tiene bragueta, el fabricante obvió ese detalle. Ni un triste orificio por el que evacuar en caso de apretón. De modo que termina de escurrirse las últimas gotas y se Página 10


embute de nuevo el montón de tela gruesa y plumas sintéticas. Ahora la humedad, acompañada de un molesto picor, irrita su piel. Perdió los calzoncillos y lo que le quedaba de dignidad la noche anterior, aunque no recuerda ningún detalle. La cabeza de ave de corral que complementa el traje descansa contra la puerta de acceso al terrado. Camina hasta llegar a ella y le propina una suave patada. El pelaje amarillo rueda por las baldosas, sucio, repleto de jirones y lo que parecen restos de vómito reseco en su interior. Ni de broma piensa volver a ponérsela, dejará su melena grasa revolotear al ritmo del viento. Saca un paquete de tabaco del enorme bolsillo de la pechera y se enciende un cigarro. La sequedad de su boca no le impide dar profundas caladas, que activan unas náuseas difíciles de controlar. Apoyado en la baranda, deja caer la ceniza al vacío, mientras contempla otra mañana de resaca. Página 11


visiones espontáneas por diego mercado villarroel ilustración De Cristina sandía

A la barba, la mente y la vida entera de Allen Ginsberg . Abril, 1960. La escena se da en oficinas de la Embajada estadounidense en La Paz, Bolivia. Nuestro héroe está sentado en una habitación soleada. El viento sopla y le hace cosquillas en la espesa pelambrera de su rostro. Los funcionarios, al pasar, no evitan detenerse unos segundos y observar esa barba de Jesús trasnochado. —¡A ver, que pase el gringo hippie! —grita un policía desde una oficina contigua —. ¿Su nombre es Alan Gisbert? —No oficial, Allen Ginsberg, Ginsberg —responde luego de pedir la traducción. —¡Sus documentos —grito—, pasaporte, a qué se dedica! —Soy poeta, —acota mientras su mano va disimuladamente a tocar su trasero. Las almorranas le comenzaban a molestar. —Poeta, el gringo —comenta entre risas el oficial—, ¿viene de los States? —Sí, pero en realidad, soy un judío gay budista. Si el policía hubiera entendido algo de inglés lo metía preso. —¿Y a qué ha venido? Nueva traducción, esperando respuesta. —Me voy hacia el Perú, y estoy de paso. He estado en el cine y en algunos cafés, pero antes de irme espero encontrar algo de marihuana. —¿Y ha logrado fumar algo? —Un poco, sí. Siempre hay alguien que proporciona esas cosas. También intento hallar algo de ayahuasca. —¿Ayahuasca? —Sí, para tener visiones, abrir la puerta a las emociones que perduran. Y tratar de verle la cara a Dios. —¿Me estás mamando, jodido gringo? —Con gusto oficial, pero Peter no debe enterarse ¿de acuerdo? Es una suerte que no creamos en el matrimonio —responde sonriente, con un brazo alrededor del oficial.

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—Mejor váyase de una vez. Está todo en orden y no hay nada que lo retenga —responde sorbiendo una taza de café frío. —Excelente, ¡que viva América! Atraviesa la puerta de la oficina y, cual acto de magia, se esfuma como un Jesús suburbano que predica con el más crudo de los ejemplos. Si consiguió ayahuasca en Bolivia, nadie lo sabe, la encontraría en el Perú. Lo que sí se sabe es que de Sudamérica se fue con el ojo dilatado, el trasero lleno de pentotal sódico y con otra visión del universo.

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exceso de éxito por tim galano ilustración De claudia domínguez Empecé a echar de menos mi creatividad justo después de pasar el punto de no retorno. Tuve ante mí un mar inmenso de historias en el que navegaba a toda vela sin tener siquiera que izarlas, en el que tan solo con poner la red conseguía ideas infinitas. Con el cotidiano acto de abrir los ojos, de día o de noche, llovían hacia mí disparadores de auténticas obras maestras. Y ahora, justo después de tener un nombre, sólo se me ocurren bodrios infumables. Dejé de leer para escribir, nada de lo que estaba ya escrito podía superar mi exitosa imaginación, la finura excelsa de mi pluma, la fortaleza de mis historias, su dulzura cuando la tenía o el amargor profundo otras veces, la luz y el sonido de una prosa que tocaba la perfección por encima de maestros de todos los tiempos, nada que leyese podía aportarme nada, estaba en la cumbre y yo, los editores y los lectores lo sabíamos. “¡Necesito el puto borrador ya!” había gritado al teléfono el editor, y cuando me hablaba así era porque ya había agotado todos los tonos motivadores que debe usar con el resto de escritores, “¡Y cógeme el jodido teléfono!”. Levanté la cabeza del sofá y el olor a güisqui me tumbó de nuevo, por encima de la mesa colillas, los restos de la cocaína que había consumido buscando las musas y un Valium que me tomé para que se fueran, porque no tenían nivel. La cabeza me explotaba, los ojos veían borroso cuando en otros tiempos habrían visto arcoiris de letras, mis pasos vacilantes me llevaron a la biblioteca donde reposaban los libros que ya no leía, “Debo volver al principio” pensé. Recorrí cada estante intentado leer los lomos buscando algo digno, deseché a Cervantes, a Llamazares, a Poe, a César A. no sé qué, que publicaba con seudónimo y que con sus historias me metió en todo esto, en un ímpetu insaciable por recorrer los mismos laberintos que recorría él en su imaginación; pero era como si las letras de aquellos libros se hubieran caído. Busqué rápido los míos El secreto de lo nuestro, La suerte que se hereda, El círculo, tampoco transmitían nada. La furia salía por mis manos arrancando las páginas de algunos, otros los tiré contra la pared formando en el suelo una montaña de talento inútil, de sabiduría roma, tiré las estanterías, tiré las portadas de mis novelas enmarcadas y las reseñas, tiré las plumas. Entonces lo decidí. Me fui directo a mi máquina de escribir donde reposaba la primera página del manuscrito que esperaba el editor, la arranqué y la tiré también en la biblioteca, encima del desastre en el que se había convertido. Decidido coloqué una nueva hoja en blanco y comencé a escribir “Empecé a echar de menos mi creatividad justo después de pasar el punto de no retorno…” me levanté, me subí a la ventana, cerré los ojos y tiré al escritor. Página 15


nada en común por rubén torres cuerpo

Llevamos una hora follando y el hijoputa no se corre. Lo peor de todo es que me está entrando el mono. Siempre me pasa lo mismo con este tío, se le ocurren tantas tonterías que no sé cuándo voy a terminar. Un día quiere que le cague encima, otro que le mee, otro que le meta un palo por el culo y otro que me lo meta yo; tendría que cobrarle por horas. Al menos no le gusta dar hostias. Sigue jadeando como un cerdo, el sudor frío ya me empapa la espalda y los huesos me empiezan a doler. Le doy cinco minutos. Pobre imbécil, es capaz de cualquier cosa por echar un polvo; si supiese lo que es el jaco seguro que todo el dinero que se gasta en putas se lo metía en vena. Cree que follando se disfruta, pero si cogiese el mejor órgasmo de su vida y lo multiplicara por mil aun estaría a un millón de kilómetros de enterarse de lo que es un subidón de heroína. —Venga, tío, se acabó —me escapo gateando y lo dejo de rodillas con la polla más dura que una piedra. —Pero... —Lo siento, tío, pero tardas mucho —me pongo los vaqueros, la camiseta y recojo las chanclas; las bragas ni las busco—. El próximo día seguimos —digo mientras le limpio la cartera—. Acaba tú solito. —Pero... —sigue sin creérselo. Bajo las escaleras lo más rápido que me permiten los calambres. La cabina, que antes recordaba como cercana, ahora no me parece tan cercana y cuando llego me cuesta marcar el número: —Rai, ven a por mí que tengo pasta —digo en cuanto descuelga. Me siento en la acera, rezando para que llegue cuanto antes. El Rai se acaba de enganchar, es tan nuevo que todavía tiene coche, pero no tanto como para que le interese una mamada, así que si quiero que me lleve, le tengo que pagar su dosis. Me abrazo las piernas porque cada vez que tiemblo se me despegan los músculos de los huesos ¿Por qué cojones tarda tanto? Si estuviera como yo seguro que perdía el culo. Un puto gordo cargado de bolsas se para delante de mí, aunque no le deben pesar mucho, porque ni se mueve. La pedazo de foca sólo atiende al móvil. Página 16


Ahora sería el momento ideal para que le diese el infarto que tanto tiempo lleva trabajándose. —Quita —logro susurrar, pero sus orejas de gordo solo escuchan cosas crujientes—. Quítate coño —arranco de mi garganta con suficiente fuerza para que me oiga. Me dedica una décima de segundo y vuelve al móvil. Qué suerte tiene el cabrón de que me vea así, si no lo cosía a navajazos. Me levanto para rodearlo y con cada paso me estallan las articulaciones. Malgasto mis pocas fuerzas en desearle una trombosis lenta y dolorosa. Un bocinazo me asusta. Es el Rai: —Aquí está su taxi, señorita —dice al salir del coche—. ¡Joder! Vaya bajón, ¿no? —se sorprende al verme. Una arcada me retuerce las entrañas y me vuelvo para vomitar sobre el gordo. Pero es una pasta tan espesa que cae a mis pies, sin salpicarle siquiera. Ni se entera. El Rai me ayuda a llegar al coche y me acuesta en la parte trasera. —A la china. —Vooooolando —. El Rai está encantado. El caballo de la China es el más limpio, el mejor viaje. El Rai acaba el recorrido con un frenazo que me parte la espalda en dos: —Dame el dinero —dice. Esta es la parte más sensible y tengo dos opciones: Primera: a pesar de todo el infierno que estoy pasando, me muero por ir a casa de la China y coger la mierda con mis propias manos. Pero puede, que en cuanto salga del coche, el Rai me pegue el palo y me deje tirada. Segunda: darle la pasta justa y esperar en el coche a que vuelva. También me la puede quitar pero me tendría que sacar del coche y eso no es tan fácil. —Espera —hago como que busco el dinero y saco mi navaja —. Toma —le doy lo justo—, te espero aquí. El Rai observa como me tiembla la navaja en la mano. —¿A dónde vas con ese pincho? —dice sonriendo y coge los billetes. Con sólo verlo de vuelta el mono me da un respiro. El Rai se curra el chute al máximo, le acojona el sida: cuchara limpia, agua mineral, algodón de farmacia, jeringuillas sin usar. Me quiere poner la goma, pero eso es para los novatos. Yo no necesito sacar vena. Se encoge de hombros y se concentra en lo suyo. Me bajo un poco el pantalón, tengo la entrada en la ingle, un cayo en la vena que no se cierra, solo tengo que meter la aguja por el cráter y se pincha suave. Cojo un poquito de sangre para que se mezcle con el caballo y luego lo empujo todo, hasta el fondo. —¡Uhmmm! —. Esto es lo único que vale la pena de mi vida.

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II Agita la lata, ya no queda Red Bull, aún así intenta un último trago. Va a la cocina a por más pero ya no quedan. Se le cruza una bandeja de chorizo y no le queda más remedio que probarlo. Vuelve a la habitación mientras se la come y al entrar el desorden, al que antes de salir era insensible, se hace patente. La única luz de la caverna es la del ordenador y se empeña en alumbrar montones de ropa sucia y restos de comida. Un olor rancio y espeso le obliga a abrir la ventana, después coge el móvil y escribe:

MAMA Vas a trdar muxo?

si por? Para q compres Red bull ves tu, q yo llegare tard Sbes q no me gsta salir a la klle pues ntonces esperat Vale voy y el dinro? dile q dspues pago yo Ok Ok Termina con el chorizo y tira la bandeja sobre la cama. Abre el armario y elige entre los polos de caballero, como los llama su madre. Le gustan más las camisetas pero el algodón le marca demasiado los michelines. Se quita la parte de arriba del pijama arrastrando olor a sudor de días. Se huele las axilas y decide que necesita una ducha urgente. Evita contemplar su reflejo, pero en el cuarto de baño hay tantos espejos que siempre queda expuesta alguna parte de su cuerpo. Se le hace tan insoportable que al final desiste. Se pone el polo negro, que es el que más adelgaza, y unos pantalones cortos hechos a medida, porque los que venden de su talla son horribles. Se pasa de nuevo por la cocina a por unos donuts de chocolate y un batido de vainilla. Vuelve a su habitación y se sienta en el escritorio, lee los últimos mensajes del chat y escribe:

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Sixpack97 dice: Weno xicos os dejo q voy acer un pco de krdio Sexyfit dice: Q suert, yo no tngo tiemp jajaja GYM*** dice: Yo fui sta mñn. Ice series d velocdad Q vas acer six? Sixpack97 dice: Un pko d running. Sexyfit dice: Me enknta jajaja Sixpack97 dice: Jajaja GYM*** dice: M as dado envdia, voy acer suprseries de bceps jajaja Sixpack97 dice: Eso eso a machakrse jajaja Weno ta luego Sexyfit dice: Jajaja xao GYM*** dice: Xao Se chupa los dedos para quitarse los restos de chocolate, se hace una coleta para disimular el pelo grasiento, y coge una bolsa de Doritos para el camino. Nota las miradas y los murmullos. Anda cabizbajo, pegado a las paredes, como si así pudiera ocultar su exageración. Se deshace de los Doritos, no quiere ponérselo más fácil. Odia la calle, se convierte en alivio para las conciencia, en motivo de desprecio para los más delgados y en justificación para los menos gordos. En cuanto pone un pie en la tienda, se le hace un vacío en el estómago y la ansiedad toma las riendas: galletas, queso, gominolas, Fanta, pizzas, dulces al peso, Pringles, helado, lasaña, chocolatinas, salchichón... Va ocupando el mostrador más rápido de lo que el dependiente puede despachar. La pistola no deja de pitar y las bolsas de llenarse. Página 19


—Se lo apunto a tu madre, ¿no? Asiente mientras recoge la compra y sale disparado. —Hasta luego por lo menos, ¿no? —dice el dependiente. Solo quiere volver a casa, va lo más rápido que puede pero recibe unos mensajes que le obligan a detenerse para poder contestar. Es su madre. "¡Coño! el Red Bull" se lamenta. MAMA q tal? ok Has ido a comprar? si Ok has merendado? si Lo q t deje preparado? si, sandwch d pavo y t vrde Ok

compr Red Bull q s m a olvdad

Entnces q has comprado?

Un gruñido ronco le llama la atención; no es más que una vagabunda loca. jder mama pues cosas q no abia. No serán guarrerias? Q No, no seas psada Bueno, cariño hsta luego ok, ta luego

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Guarda el teléfono y casi pisa una pasta espesa y maloliente, parece un vómito. "Puta cerda" piensa mientras ve como alguien se lleva a la vagabunda en un coche. Entra en el edificio y se encuentra al nuevo vecino esperando el ascensor —Hola. Levanta la barbilla como saludo. No le gusta nada el nuevo vecino, es el hijo de la vieja del quinto, que tampoco le gusta nada. —Sube tú primero, que con tanta bolsa no cabemos los dos —dice abriéndole la puerta. Pasa y en el espejo del ascensor puede ver como el vecino le recorre con la mirada. —Adiós —dice el vecino antes de que se cierre la puerta. "Gilipollas condescendiente" piensa sin devolver la despedida. Llega a casa y va directo a la cocina. Esconde el sándwich de pavo en el fondo del cubo de la basura, mete una lasaña en el horno y una pizza en el microondas. Se come un par de dulces y abre las Pringles. Se sienta en su habitación frente al ordenador y busca su última intervención en el chat. Todavía es demasiado pronto para volver a participar. No puede hacer running menos de una hora y media. Así que comienza a leer la conversación desde que se fue. Nunca deja de asombrarle la desidia que ponen en sus mentiras, son capaces de descubrirse ellos mismos. Tanta luz le molesta, cierra la ventana y baja la persiana. Pone lo último de Skrillex y la habitación vuelve a sus tinieblas originales. Se trae la lasaña y la pizza al escritorio y, mientras da cuenta de ellos, visita algunos blogs buscando un tema que acapare la atención. Está claro que la tendencia es el crossfit. Sixpack97 dice: Ya stoy aki Sexyfit dice: Yujuuuu jajaja GYM*** dice: Q rapdo no? Sixpack97 dice: Oy qria acabar rapdo. 15 km en una ora. Sexyfit dice: Vya makina jajaja

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GYM*** dice: No sta mal Sixpack97 dice: Abeis oído ablar del Crossfit? Esq mñn mpiezo unas masterclass Sexyfit dice: Siiiiiiiiiii, m enknta jajaja GYM*** dice: Sí yo ize un curso el año psdo Escuchan cómo entran en casa y de un salto cierra la puerta de la habitación. Al instante suena una voz detrás de la puerta. —Cariño, soy yo, he traído el Red Bull —. Espera respuesta— ¿No vas a abrir? Ya he visto que te has comido el... Sube el volumen de la música hasta que deja de oir a su madre "Si no fuese por ella, mi vida sería perfecta", piensa. III No me lo puedo creer. Se larga y me deja a medias y más duro que una piedra. Me consuelo con una triste paja, hasta que descubro que la puta se ha olvidado las bragas entre las sábanas. Las huelo y me las meto en la boca. Saboreo sus largas jornadas de trabajo y me pongo a mil. Cuando estoy a punto de correrme escupo las bragas y me estranguló la polla con ellas, entonces sí, me abandono al orgasmo. Me visto y me doy cuenta de que me ha quitado el dinero —ahora entiendo por qué cobran la habitación por anticipado—. A parte de tonto, soy un degenerado, un miserable; no tengo control y la puta lo sabe. Necesita muy poco para hacer conmigo lo que le da la gana. Una sombra pelirroja se cruza en mi camino y aprieto el paso para alcanzarla. Es puro sexo, me enloquece con cada contoneo, salivo con el baile de sus pechos. Me la follaba hasta que se desmayase. Meto la mano en los bolsillos y descubro unas monedas. Se me ocurre otra idea y me obligo a cambiar de dirección. A esta hora los autobuses están atestados. Subo, todavía con el calentón de la pelirroja, y me acerco a un grupo de estudiantes. Me pego a la más alta. Solo un ajustado vaquero separa mi polla de su piel y ni siquiera se entera —¿o sí?—. Una mujer me mira mosqueada y me apartó por si acaso. Página 22


Bajo en la estación y voy a los aseos. El viejo de siempre me saluda. Salgo como si no lo hubiera visto; aún no estoy tan desesperado. Me fijo en un chico joven. Me mira y se encamina a los aseos. Parece marroquí. Me pongo cachondo solo de pensar en la fama que tienen los moros. Lo sigo. Deja la puerta del retrete abierta y entro deprisa, no quiero que el viejo se cuele. En efecto, tiene una polla gigante y no me canso de disfrutarla. Pero cuando me agacho para empezar de nuevo, me levanta y me pide cincuenta euros. Soy el mayor depravado del mundo; si hubiera tenido dinero se lo hubiese dado todo. Lo mejor que puedo hacer es encerrarme, así que me dirijo a casa de mi madre. Coincido con el vecino gordo en el portal, ciento cincuenta kilos de niñato antisocial y maleducado. Le cedo el ascensor, no quiero que me aplaste, pero he de reconocer que la idea de montármelo con semejante montaña de carne me excita bastante. Llego a casa caliente, compruebo que no está mi madre y pongo mi video porno favorito; una orgía multitudinaria donde no existen las reglas ni los escrúpulos. Me viene a la cabeza un trans que trabaja por el parque y pongo la casa patas arriba en busca de dinero. Pero mi madre ha aprendido la lección, bastante tiene con hacerse cargo de la manutención de mis hijas como para pagarme los vicios. Me masturbo frente a la tele. No puedo caer más bajo. Mañana vuelvo al psicólogo, pero esta vez de verdad. Me tomo un valium para dormir del tirón, aún no confío en dominar mi voluntad. Pero mañana será otro día, mañana empieza mi nueva vida. Les demostraré que soy mejor que todos ellos.

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rojo, labios por javier c.h. ilustración de raúl castro

Es una noche oscura y lluviosa; un reflejo de mi alma.

No sé cuántas botellas de vino he terminado. Las colillas rebosan el cenicero y mi cuarto está envuelto en una neblina de humo y olor a tabaco. Las calles están llenas de charcos que reflejan los brillos y las luces de neón de los clubs. Luces que hacen las sombras más negras y resaltan los colores grises mortecinos de la calle. ¿Sabes ese momento de la ebriedad en que aparece en la memoria la última persona que quisieras recordar? Pues de alguna manera he llegado a ese momento. Su recuerdo ha vuelto de algún lugar oscuro de mi mente que creía enterrado para atraparme en su hechizo maldito. Quizá sea la noche y su vinculación con el pecado lo que ha despertado estos viejos recuerdos. Quizá sea el alcohol. Quizá sea el color rojo de los neones. Rojo como sus labios. Pienso en todas las cosas que le hubiera dicho pero no le dije. Pienso en todo lo que deseo hacer con ella y nunca podré hacer. Entonces quiero estar más borracho. Ha habido muchas mujeres en mi vida. Muchas noches de jadeos y sábanas sudadas, pero ninguna de ellas con nombre propio. Noches oscuras como esta, con neones rojos, azules y violetas como únicos colores. Neones iluminando la noche con luces artificiales. Neones haciendo las sombras más oscuras y el placer más placentero. Enciendo otro cigarro con la colilla del anterior. Doy una profunda calada y el fuego baña brevemente mi cara de naranja intenso. El humo aspirado calienta mi pecho y lo devuelvo al mundo en forma de una nube densa y gris; un reflejo de mi alma. Da igual cuanto trates de evitarlo, siempre hay una mujer que destaca por encima de todas. Página 25


Realmente no sabes qué tiene de especial comparada con otras. Puede que sea su mirada, su olor, su voz o su manera de moverse. Pero fue una especie de magia en su ser lo que me cautivó en cuanto la vi. Una magia que me maldijo para siempre. En ese momento supe que no sería otra noche de pasión ni otras sábanas sudadas más. También supe que no volvería a verla. Supe que no era del tipo de mujer que se queda. Y esta noche su recuerdo ha vuelto. Su voz, sus jadeos, sus curvas, el sabor del sudor en su piel, sus labios rojos como el neón... Sus palabras, artificiales como el neón, se repiten en mis oídos. Imágenes fustigan en mi mente. Los destellos intermitentes rojizos es lo único que puedo ver entre la niebla de la embriaguez. Mi mente sólo me deja ver labios carnosos y sensuales pintados en el color del vino, entornados sensualmente prometiendo cualquier cosa, jadeando, pidiendo cuanto podía ofrecerle. Le di cuanto pedía. Unas horas entre sus piernas y ya no fui el mismo nunca más. Unas horas entre el calor de su cuerpo y me condenó a la maldición del Deseo. La maldición de un deseo que no puede ser satisfecho. La maldición de desear y no tener. La maldición de un vacío que el alcohol no puede llenar y un frío que el tabaco no puede calentar. Me amorro a la botella como si fuera su boca hasta acabarla. Enciendo un cigarro por cada gemido que quisiera arrancarle. Abro otra botella de vino y le doy un trago largo pero no ahoga el deseo. Nada puede ahogarlo. Estoy maldito. Maldito a no poder saciar este deseo. El neón rojo está ahí para recordármelo y sólo puedo dar largos tragos de vino.

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POESร A

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road trip por alicia tinte ilustración de raCHEL SK

Te llevo en la mirada, te veo en mis pupilas frente al espejo, me sorprende que no te vean en mis fotos, cuando es tan obvio tu escondite, la tristeza detrás de la sonrisa, la mente que va más allá, quizás a viajar contigo por Nueva Orleans, un road trip, un descapotable rojo y tú, jodido y radiante, cantando a las estrellas, y yo queriendo acurrucarte entre mis pechos, no soltarte nunca, quitarme los esparadrapos de la boca, cantarle al viento, como una Pocahontas rubia y algo ebria, y jugar a cazar vampiros en los manglares, vestidos de Van Helsing, intentando no reír, no caer sobre ti y pedirte que me quites las bragas, que me lleves a un club de jazz, y me toques el coño bajo la mesa, mientras los saxos mitigan mis gemidos y finges indiferencia ante los espasmos que aprietan tus dedos.

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viaje inaugural por diego mercado villarroel ilustración de aby caleidosférica

Yo que no había pasado nunca la lengua por el pabellón frenético, que no había contado las polillas fosforescentes del extremo lisérgico, que no me había desvestido y vestido a la rápida me encuentro ahora tejiendo historias en la periferia de la razón. Saboreando alcoholes y sudores. Si adentro no hay dolor afuera siempre hay de sobra en los sueños del exceso.

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genomapoetico.com Pรกgina 32


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Buscamos talento

te buscamos a ti www.revista-argonautas.com Pรกgina 34


DICIEMBRE N#10 ¡PARTICIPA!

·MÁSCARAS· Desde ya, y hasta el 20 de DICIEMBRE, puedes enviarnos tus propuestas para el siguiente número, de temática: MÁSCARAS.

Si eres escritor o poeta:

Mándanos tu creación entre los días 1 y 20 del mes. En formato word, PDF, .odt o pages.

Si eres ilustrador:

1. Mandanos una muestra de tu trabajo entre los dias 1 y 20 de DICIEMBRE. 2. Una vez hayamos seleccionado los textos que se publicarán en la revista, te enviaremos, entre los días 21 y 30, el texto que, a nuestro parecer, mejor se adapte a tu estilo. 3. Entre los días 1 y 15 de ENERO, nos enviarás tu ilustración y, ¡listo! Aparecerá publicada en el próximo número. *Procura mandarnos tu ilustración el la mejor calidad posible, independientemente del formato que elijas.

contacto@revista-argonautas.com Página 35


Aire sucio, aire de valentía por Sandra Carbajo fotografías de Harry Dowdney

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“Pasé de un momento en el que nada se movía, a tirar del hilo correcto y desencadenar lo que estoy viviendo ahora.” Página 37


Valientes. Nosotros, los jóvenes, somos la generación co-

raje. Aquella generación que ha aprendido que la única certeza que existe actualmente es el hecho de estar vivo. Nos llamaban “ninis” porque decían que ni estudiábamos ni trabajábamos. Decían que nada nos preocupaba porque lo teníamos todo. Decían que éramos una generación sin metas ni motivaciones. Que habíamos perdido los valores, que estábamos destruyendo aquello que con tanto esfuerzo y sacrificio habían construido nuestros mayores. ”¿Vais a ser vosotros los que paguéis mi jubilación? Pues vamos listos”, escuchábamos. Un exceso de desprecio y desconfianza que poca justicia nos hace.

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Mi sabia y “refranera” abuela siempre me inculcó aquello de que “el movimiento se demuestra andando” y es por ello que mi persona en este número, es una joven valiente de 23 años. Porque la mejor forma de justificar un argumento es demostrándolo con hechos. Sofía Krysiak es 100% argentina pero con corazón gallego. Tras El Corralito de 2001 y el desolador panorama al que se enfrentaba Argentina con más de la mitad de la población desempleada y un incremento escalofriante de la pobreza y la inseguridad; Sofía y su familia decidieron abandonar la capital de la Plata para probar suerte en tierras gallegas. “Había varios destinos que estábamos barajando. Uno era EEUU porque teníamos familia allá, y otro era Galicia porque el marido de mi mamá era un gallego nacido en Buenos Aires. Por cuestiones prácticas, como es el idioma y el hecho de tener una familia más cercana, nos vinimos a Galicia ”. Evidencia 1º de valentía y coraje en su máximo esplendor. La pequeña Sofía que entonces tenía 9 años, creció en una tierra mágica, donde la lluvia es arte y el verde una constante. Oleiros, municipio situado a 8km de A Coruña, y más concretamente el barrio se Santa Cristina, vio cómo esta joven artista se desarrollaba y maduraba; hasta que a los 18 decidió irse a Santiago para comenzar sus estudios de Psicología. No obstante, Sofía siempre fue un bicho de ciudad y aunque siente un profundo amor por sus tierras gallegas, ama el ajetreo, los atascos y el humo de la gran ciudad casi tanto como la literatura. Así pues siguiendo

su naturaleza urbana, aterrizó en Madrid para respirar el “Aire Sucio” de la capital, en busca del arte. “Yo en Madrid al igual que el resto del mundo, estaba sobreviviendo. Trabajé de profesora de inglés, guía turística, psicóloga… Mil cosas diferentes, ninguna relacionada con la escritura. Sin embargo, fue donde aproveché a conocer gente, fui a presentaciones de libros, a las jam poetrics que se hacen en ‘El Intruso’ (a curiosear, no a recitar). Poco a poco me fui adentrando en la escena más artística”. Sofía llegó a la capital buscando el arte pero no era consciente de que el arte ya estaba en ella. Por ello, tras un año dando tumbos por Madrid, se trasladó a Londres donde actualmente trabaja en una librería/editorial independiente, rodeada de letras. Evidencia de coraje y valentía número 4. Un tercio del camino soñado cumplido.

“Escribía libros a boli, súper cutres y los vendía, obviamente a mi familia, por 10 centavos.”

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Sofía tenía claro desde muy pequeña que su vida era la escritura. Ella nunca quiso ser astronauta ni policía ni médico. Ella quería ser escritora. Vivir de su arte como su abuelo Rolo, su gran ídolo. “Escribía libros a boli, súper cutres y los vendía, obviamente a mi familia, por 10 centavos”, me comentaba entre risas. Sofía fue desarrollando esa parte básica de la vida gracias a su madre y sobre todo, a su abuelo. Ellos han sido los encargados de transmitirle e inculcarle la pasión por la lectura, la necesidad de estar rodeada de letras y la importancia de un libro. “Mi abuelo es la persona que yo quiero ser algún día. Es una persona culta y entregada al arte. Él talla madera y ha hecho eso toda su vida”. No os hacéis una idea de lo bella que es esta admiración. La ternura con la que Sofía habla de su abuelo y su madre, es lindísima, como ella.

de sus muchas libretas es la encargada de guardar el verso, la palabra o la idea que dará paso a un poema. Un poema que seguramente escribirá sola con la música como única compañera y el papel como testigo.

“Llegué incluso a confeccionar un primer manuscrito que nunca entregué. Llamé a algunas puertas pero en ese momento, las editoriales y yo no nos llevábamos bien y tampoco sabía cómo hacerlo así que abandoné la idea y el proyecto.”

Dentro del inconmensurable mundo de las letras, la poesía eligió a Sofía. Una poesía personal e intensa basada en su intimidad, en su experiencia y decorada con la propia fantasía de la autora. “Mi poesía es totalmente Sofía”. Precisamente por ello es una poesía tan cercana. Leyendo a Sofía Krysiak uno puede saborear el dulzor de una poesía tierna y al mismo tiempo, sentir el amargor de una poesía ecléctica y oscura. Unos versos que relatan la personalidad de la autora. Una mujer sensible que vive Gracias a sus amigos y a su madre, y con intensidad ambas caras de la mo- al ambiente artístico y “cultureta” que neda. rodeaba a Sofía en la ciudad del jubileo, la poeta argentina se convenció Sofía camina, camina mucho y en esos de que sus poemas podían ser leídos paseos es donde la inspiración le en- por más ojos que los suyos. Fue entoncuentra. Sus musas aparecen en mo- ces cuando abrió su baúl y seleccionó vimiento y cuando eso ocurre, una hoja su material favorito; creó un blog que Página 40


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abandonó con el tiempo y comenzó a mostrarle al mundo “la suciedad de sus letras”. “Llegué incluso a confeccionar un primer manuscrito que nunca entregué. Llamé a algunas puertas pero en ese momento, las editoriales y yo no nos llevábamos bien y tampoco sabía cómo hacerlo así que abandoné la idea y el proyecto”. Un año más tarde, tras haber ganado la batalla al TFG (a.k.a Trabajo de Fin de Grado) y graduarse como psicóloga, decidió cambiar la lluvia de Santiago por la contaminación madrileña y comenzar un proyecto totalmente nuevo llamado “Aire Sucio”. Un poemario que verá la luz a mediados de diciembre gracias a la magia de la Editorial Argonautas. “Pasé de un momento en el que nada se movía a tirar del hilo correcto y desencadenar lo que estoy viviendo ahora”. Ese hilo fue Antonio Cuenca y su programa Urbanitas Entre Versos, Luis Cano y su don para descubrir talentos desorientados y por supuesto, el coraje de la autora a la hora de entregar su manuscrito “Aire Sucio” a la joven editorial Sofía es humilde y agradecida. Ella dice que es afortunada pero tras cuarenta minutos de conversación, te das cuenta que su fortuna reside en su esencia, en su carácter. Que si tiene suerte es porque lucha por ella y nunca se da por vencida. Una mujer cuya meta es trabajar y vivir por y para el arte. Una joven fascinada por la cultura de internet, la cual considera que las redes sociales son una herramienta fundamental cuyo aprendizaje reside en su uso. Una persona que detesta la ignorancia y quiere romper con las viejas estructuras y la idea equivocada que en muchas oca-

siones, rodea al arte. Una escritora amante de Scott Fitzgerald cuyo primer recuerdo literario es “El Principito” y su emblema “ten siempre un buen lema”. Una poeta que admira “a esa clase de artistas que son tan naturales y tienen tanto talento que lo que hacen parece fácil”. Una inquieta artista en continuo movimiento, cuyo estilo de vida, cuya parte esencial, es la literatura. Valientes. Nosotros, los jóvenes, somos la generación coraje. Nosotros, los “ninis”, somos posiblemente la prole más preparada de la historia y con menos oportunidades. Nosotros, los “ninis”, no concebimos conceptos tales como “indefinido”, “fijo”, “seguro” o “estable”. Nosotros, los “ninis”, somos hijos de nuestros padres y padres de nuestros padres. Doble rol con todo lo que ello implica. Nosotros viajamos, nos movemos y cambiamos, no por ocio, sino porque es la única manera de (sobre) vivir. Y a pesar de las complicaciones, no nos cansamos de soñar y pelear. Llamadnos cuanto queráis, desprestigiarnos, vilipendiarnos si os apetece. Nosotros somos luchadores y soñadores. Nosotros, los jóvenes, somos una generación de valientes y si no, preguntádselo a Sofía.

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exposición fotográfica en LA NAO 14·12·15 - 14·01·16

gestual MAR ARGÜELLO ARBE 14/12/15

LA NAO 8 19-22h

Exposición GESTUAL

Mar Argüello Arbe Editorial Argonautas La Nao 8 Teatro

Calle Nao, 8 Madrid www.lanao8.com



Los viejos lienzos de

Eva

de Luis Cano

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© Fotografía de Mar Argüello Arbe


N

Capítulo 8 o todos los recuerdos que tengo de Eva se resumen a veladas

largas y silenciosas. De esas hay muchas, pero también las había cortas, e incluso Mar me confesó que más de uno de sus días con Eva había sido, por poco, algo menos silencioso que de costumbre. En una de esas tardes estaban Mar y ella, compartiendo como dos amigas café, amenas conversaciones e incluso alguna risa ingenua arrancada de soslayo. Si había alguna vez que había oído reír a Eva, siempre había sido gracias a Mar. A esa chica risueña de la que me había enamorado hasta las trancas. Esa joven que siempre ponía al mal tiempo buena cara y que, con una simple caricia, borraba cualquier rastro de borrasca. Yo sabía que ella me había salvado de la soledad, la introversión y ese rumbo mío, siempre errático. También sabía que yo no era el único al que había salvado. Yo le servía a Eva para ordenar remordimientos; pero Mar curaba cicatrices, y contra ese cuidado nadie podía competir. Me quedé un rato observándolas desde lejos. Mis dos chicas, los amores de mi vida, mi equilibrio y mi oscuridad. De pronto caí en la cuenta de que formábamos un triángulo perfecto. Mar era nuestros tonos blancos. Eva; los negros, y yo; aquel gris ceniza que a la luz del sol, en días calurosos, se vuelve algo más claro. Desde luego, si solo uno de los tres se salvase del fin del mundo, sin duda sería Mar. Y ambos lo sabíamos. Quizá por eso Eva me dijo una vez: «A esta chica no solo puedes quererla o amarla. Esta chica es de las que se cuida todos los putos días. Es lo que tu y yo nunca seremos.» Y así lo he intentado durante todos los días hasta hoy. Y aunque ella no lo sepa, es la razón por la que Eva siempre vuelve.

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Me acerqué despacio, como si no hubiese estado mirándolas a hurtadillas. Ambas me vieron y a pesar de que solo una sonrió, yo sé que ambas se alegraban de verme. —Eva me ha dicho que a lo mejor se queda una temporada en Madrid. Nos miramos. Yo estaba realmente sorprendido, no por que Eva decidiese quedarse, sino porque quedarse implicaba dejar de correr, ser un blanco fácil, tener un sitio al que regresar y llamar casa. Esas cosas no iban y nunca fueron con Eva. —¿Estás segura? —le dije, cuando Mar se acodó en la barra para pedirnos otra ronda—. ¿Podrás con ello? —Lo intentaré, Ladrón. Empiezo a ver que no tenga nada, que pasan los años y los amantes por mi cama y que siempre soy yo la que se marcha. Para conocer bien a Eva, había que conocer el miedo profundo. Haber tenido una infancia marcada por la muerte y la soledad, y acabar huyendo de tu casa dejando tu pasado olvidado en un armario. Cuando te aproximabas a lo que podía haber sido el pasado de Eva, te dabas cuenta que nunca pudo decir que fue feliz, ni siquiera cuando aprendía a sumar. —Bueno —dijo Mar, uniéndose a la conversación de nuevo—, hemos reservado mesa en restaurante de la esquina para celebrarlo, y puesto que no nos ibas a decir nada, hemos tenido que improvisar un regalo. Eva miró a Mar en silencio, evaluando todas las palabras y gestos, mientras ésta rebuscaba en su bolso sin prisa. Sacó una pequeña caja de cartón que puso en la mesa. Eva la miró sin tocarla, como si al hacerlo, alguien fuese a romper el hechizo. Abrió despacio la caja cuando Mar se lo pidió. Yo tampoco sabía que había dentro, pero la torpeza conque Eva se desenvolvía en estos casa me provocaba más entusiasmo que lo que hubiese allí dentro. Y dentro estaban tres llaves nuevas con un llavero de cordél sencillo. —Feliz cumpleaños, Eva —dijo Mar, alargando su brazo y agarrando las manos temblorosas de Eva.

Si alguna vez Eva lloró, fue mientras Mar le explicaba que había preparado

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una de las habitaciones para ella. Que mientras no encontrase nada queríamos que estuviese en nuestra casa, no como invitada, sino como compañera de piso; mientras Mar hablaba, los ojos de Eva se humedecieron levemente, y una lágrima rodó cuando nos levantábamos para ir al restaurante.

—Cómo lo supiste? —me preguntó mientras Mar pagaba las bebidas. —Bueno, todavía guardo algunos trucos de aquellos días.

Continuará

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PARA

LEER por Elena A.G.

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NOVEDADES Aire sucio, de Sofía Krysiak. Ed. Argonautas [Goodreads] Sofía Krysiak propone al lector un viaje extrasensorial e intimista por los recónditos pa-

rajes de lo conocido y lo desconocido, atravesando rincones y estancias, en ocasiones habitados y otras veces misteriosos y solita-

rios, en los que encontrar y reencontrarse –si el aire, sucio, se lo permite a uno, claro está–.

Un poemario corto en extensión, pero intenso y cargado de sentimientos, donde Sofía nos ¡YA A LA VENTA!

llevará a recorrer las presencias y ausencias de su vida.

Cuentos como churros, de Kike Cherta y Víctor García Antón. PezSapo Editorial La web Cuentos como churros nació como un reto: escribir un relato al día durante un año. Cada uno de ellos se cocinaría con un ingrediente especial sugerido por los lectores. Así se frieron y endulzaron cuentos inspirados en fotos y dibujos de artistas anónimos. Miles de personas desayunaron cada mañana con estas historias. Cumplido el reto, te ofrecemos una Edición Gourmet con los churros más deliciosos y originales. ¡Buen provecho!

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SELECCIÓN ARGONAUTAS

1. Entre sombras, Lucía Solaz Frasquet. Sinerrata. 2. Asalto a las panaderías, de Haruki Murakami y Kat Menschik. Libros del zorro rojo. 3. Todas las canciones, de Luis Alberto Cuenta. Visor. 4. La herida de abril, de Vincenzo Consolo. Ed. Traspiés. 5. El último encuentro, de Humberto Acosta. Libros del fuego.

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www.editorialargonautas.com

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PARA

VER por Iván Rúmar

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la libertad de no dejar que los demás

escojan por ti Imaginad lo siguiente: acabáis la carrera con veintidós años y a los pocos días donáis todos vuestros ahorros (si los tenéis) a una ONG, quemáis todo el dinero en efectivo del que disponéis, cogéis vuestro coche y os lanzáis a la aventura sin decirle nada a nadie, con el firme propósito de encontrar lo que verdaderamente importa, rompiendo cualquier lazo con la sociedad. ¿Lo haríais? ¿Os internaríais en el desierto de Mojave, os dejaríais perder por las inhóspitas tierras de Alaska y os dedicaríais a viajar a dedo por todo USA en busca de ello? Posiblemente no. Pero en 1990 un chico recién graduado, de nombre Chris McCandless, lo hizo. Y murió tan solo dos años más tarde persiguiendo la libertad de ser el único dueño de sí mismo. Voy a empezar con uno de los tópicos más sobados que existen: el libro es mejor que la película. Vaya por delante que al que no haya leído el libro, le parecerá que está ante una obra notable (la fílmica) e incluso excelente. A mí me ha gustado, lo confieso. Pero leí el libro antes y aquí se nos están contando dos historias diferentes y, valiéndome de la confianza y honestidad que transmite Krakauer en su crónica, la versión descrita por este último, se acerca mucho mejor a lo que McCandless fue que la versión de Sean Penn para la gran pantalla. Veamos por qué. El primer error que comete Sean Penn es simplificar los motivos por los que McCandless hizo lo que hizo. Cuando uno acaba de ver la película, queda la sensación de que el protagonista era un chico que sufrió una adolescencia amarga por culpa de sus padres; motivo central, alrededor del cual gira todo su periplo. Huir de sus padres. Pero si uno lee a Krakauer Página 56


y se empapa bien de cada texto que McCandless dejó, se da cuenta que eso solo fue el catalizador de algo que ya venía cociéndose dentro de él desde hacía tiempo. El romper con la superficialidad de la sociedad, de intentar hallar la esencia de la vida, de vivir en la naturaleza, de romper con todas esas cadenas que la sociedad ha impuesto, de esas reglas, escritas y no escritas, que acatamos y obedecemos como borregos. Huir de las convenciones sociales, de lo preestablecido, de las etapas que la sociedad nos impone. De lanzarse a la aventura, de desconocer qué deparará el mañana. Como dice McCandless en una carta que envió a Franz, «la dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas y de ahí que no haya mayor dicha que vivir con unos horizontes que cambian sin cesar, con un sol que es nuevo y distinto cada día». Reflexiones que, huelga decirlo, brillan por su ausencia en la película y son el corazón de toda la historia relacionada con McCandless. Lo queramos o no, Sean Penn tiende a simplificar las cosas y McCandless sería cualquier cosa, pero no alguien simple. Para que todo el mensaje cuadre y, también, para no mojarse del todo ni faltar a algunos de los protagonistas, Penn elude aspectos que demostrarían lo contradictorio que podía ser en ocasiones McCandless. ¿Es esto una crítica contra McCandless? Ni mucho menos. Todos somos contradictorios, ambivalentes, volubles y hacemos cosas que no encajan con las que hemos dicho o hecho cinco minutos antes. Por poner un ejemplo, Wayne Westerberg, que en la película parece ser un buen hombre que da trabajo a McCandless y ya está, también era un tipo amante de las peleas domésticas y un infiel declarado. ¿Por qué Chris es capaz de simpatizar tanto con alguien así y ser tan duro con su padre por haber mantenido dos familias en paralelo durante un tiempo? Krakauer sí es consciente que cualquier persona, incluso McCandless, que aparentemente tenía las cosas tan claras, no es del todo coherente consigo misma. Y omitir eso solo resta realismo. Ahora viene la parte dónde me mojo. Porque si algo tiene esta historia es la de crear bandos opuestos. Yo comparto muchas de las cosas que McCandless pensó y puso en práctica. También reconozco que soy como Ronald Franz, el del libro, que se confesó incapaz de poner en práctica los consejos de Chris, pero que al final sí cumplió. Pero esa es otra historia. Lo que no comparto es el egoísmo con el que enfocó el trato que dispensó a sus padres. Y es ahí donde Penn sí incide y se trabaja el guion. Porque si algo es cierto en todo esto es que nuestras vidas no solo nos pertenecen a nosotros mismos. Todas las personas que se encontró en el camino, en mayor o menor grado, intentaron hacerle ver eso; conclusión a la que llegó el propio McCandless poco antes de morir: “La felicidad solo es real si es compartida”. Página 57


Series 5

que n

1. “Hannibal”, de Bryan Fuller

Buen thriller, que consigue a los pocos capítulos transgredir el típico esquema del procedimental made in CSI, valiéndose de ese esquema tan trillado de las películas de policías solo como una excusa para analizar la psique humana y, sobre todo, la de los perturbados más imaginativos que he visto nunca. Nunca es políticamente correcto, ni tiene reparos en ser escabroso y gore cuando se tercia. Hay diálogos muy trabajados, hay psicología y filosofía en cada esquina. ¿Cuál fue el problema? El de cualquier serie que se aleje del esquema medio: falta de audiencia. Vale que ver a alguien cortado en rebanadas con todo lujo de detalles no ayuda, ni los asesinatos cada vez más sádicos y horribles. Lástima de las cadenas que únicamente se guían por la audiencia y no siempre premien el buen hacer y la honestedad.

2. “Claymore”, de Hyroyuki Tanaka

Hasta hace un tiempo lo de las segundas temporadas no se llevaba mucho en Japón. Si las compañías audiovisuales presionaban para adaptar un manga que aún distaba de estar acabado, solo por el placer de aprovechar el éxito de dicho manga, lo hacían de dos maneras: se lanzaban a hacer un anime inacabado o se ponían a inventarse la trama hasta que el manga estuviera lo suficientemente avanzado como para continuar (recordemos que sale un capítulo manga a la semana o cada quince días generalmente). La primera opción se llevaba mucho. Hacían 26 capítulos, adaptaban hasta dónde llegaba el manga en aquel momento y en los últimos capítulos se inventaban un final que les cuadrase más o menos. Y eso es lo que le ocurrió a “Claymore”. Los fans del anime se quedaron con las ganas de ver los increíbles giros de guion que más adelante depararía el manga, o los increíbles enemigos y las nuevas razas que se disputaban el mundo. Lástima. ¿Cuál fue el problema? Que muchas compañías solo adaptaban a la pequeña pantalla con el único objetivo de vender merchandising y que, por cojones, los espectadores acabasen comprando el manga si querían conocer cómo continuaba la historia. Página 58


nunca debieron

CANCELAR

3. “Inu-yasha”, VV.AA.

La segunda opción también se llevaba y se lleva mucho, sobre todo con aquellas series que tienen un éxito demoledor. “One Piece” o “Naruto” son buenos ejemplos. Cuando los que hacían el anime atrapaban el manga, abrían arcos argumentales de dudosa calidad que se inventaban en una tarde y que no tenían relación con la historia principal (el famosísimo relleno) y duraban el tiempo que tardase el dibujante de manga en alejarse otra vez del anime. Pero no siempre funcionaba como en el caso de las dos que he citado. Los espectadores se cansaban de tanto relleno y dejaban de ver las series. Y entonces las cancelaban. Si en el caso de “Claymore” y otras series aún tenían la decencia de cerrar la trama como buenamente podían, en estos casos ni se molestaban. A “Inu-Yasha” le pasó eso. No era la serie definitiva, ni nunca hubiese pasado al panteón de las grandes series de animación, pero era entretenida. Buena mezcla de romanticismo empalagoso y aventuras. Hasta que llegaba un bloque de relleno y te asqueabas. Pero volvían con la trama del manga y te reenganchabas. Hasta que la audiencia nipona dijo basta y la dejaron a medias, cuando se ponía interesante. Me quedé con las ganas de ver si se quitaban a la pesada de Kikyo de en medio de una puñetera vez, de ver a los nuevos enemigos, o ver si le daban por el culo de una vez a Naraku. Y ver si los protagonistas acababan liándose de una vez. ¿Que cómo la cerraron? Pues sin decir ni siquiera adiós.

4. “Dates”, de Bryan Elsley

Vamos, ¡si tiene el esquema perfecto para que la continúen! Solo son citas a ciegas. Conversaciones alrededor de una mesa en la mayoría de las ocasiones. Gente enrollándose. Pero también diálogos brillantes y bien trabajados, por otro lado. Personajes profundos y que hablan de cosas que realmente importan. Sin embargo, no se han animado a continuarla. Ellos sabrán.

5. “Invasión”, de Shaun Cassidy

Sufrió de perdiditis. De vivir en la misma época que “Perdidos”. De que la audiencia no estuviese preparada para dos series de ciencia-ficción a la vez. Era una adaptación muy interesante de “Los ladrones de cuerpos” y sabía dosificar la intriga y los giros de guion de forma acertada. Más o menos como la primera temporada de “Perdidos”. Recuerdo que el final me dejó clavado en la butaca, con ganas de saber más. Quizás con el tiempo haya envejecido mal, quizás a día de hoy, con la gran oferta de series de calidad de la que disponemos, la hubiese cancelado yo mismo, pero era de las mejores de la primera hornada de series postperdidos. Página 59


PARA

PENSAR Pรกgina 60


PUNK is not dead Cuando hablamos de punk todos nos imaginamos al típico chaval con cresta, pantalones pitillo destrozados, botas, piercings y ropa llena de imperdibles, pintando con spray negro el símbolo anarquista en cualquier pared. Como suele pasar, esta imagen es un simple estereotipo, y aunque todavía existen los punks así, el movimiento punk es algo más que eso. Pero, ¿sabemos qué es el Punk? El Punk, a pesar de lo que cree el común de los mortales, es mucho más que un montón de chavales cabreados con el mundo haciendo pintadas, bebiendo kalimotxo y liando batallas campales por ahí. El punk se entronca en la sociedad, nace de ella y está mucho más metido en ella de lo que uno piensa. Aunque el término y la música naciera en Estados Unidos, fue en Reino Unido donde tomó la forma que conocemos. Grupos como Sex Pistols, The Stooges o The Clash, moldearon la estética y la ideología que aún hoy en día identificamos con el movimiento punk. En el punk todo parece carecer de sentido, es contradictorio, contestón y maleducado, y lo es desde que apareció. Aunque el punk es por definición un movimiento anticonsumista, la realidad es muy diferente ya que nació en una tienda

Jaume Vicent. www.excentrya.com

de ropa de Londres. Malcom Mclaren, el agente de New York Dolls abrió una tienda de ropa en un barrio periférico de Londres y contrató a agentes musicales y pandilleros locales para que le buscasen una banda de música a la que vestir. Lo que encontraron fue a Johnny Rotten y Sid Vicious; los Sex Pistols fueron la imagen de la tienda y los primeros en dar al punk una estética visible. Los Pistols fueron en realidad una simple propuesta comercial, un truco publicitario para cambiar el panorama musical que en aquella época apestaba, sin embargo, Rotten cantaba para cambiar el mundo y eso se notaba en su forma de ser, en sus letras y en su actitud, que como ya veremos es lo que define al punk. Su estética era provocativa y es que estaba estudiada al detalle para que lo fuera. Pelo corto y sin peinar, teñido de colores chillones, ropa sucia, colorida y rota, botas, cadenas, imperdibles y, lo mejor de todo: esvásticas. Esa era la imagen que necesitaba el punk, dura y escandalosa, y ellos supieron hacer de ella una bandera. Steward Home asegura, en su libro Cranked up really high que los Sex Pistols no eran punks de verdad, los comparaba con los verdaderos punk-rokers neoyorkinos y aseguraba que los Pistols habían desprestigiado al punk, imponiendo normas de comPágina 61


portamiento y estéticas, algo que el punk no soportaba. Para Home y los puristas, el punk era pura actitud, no necesitaba unas normas sociales. Su forma de pensar escapa a cualquier casilla. Hoy en día, los punks navegan entre la total anarquía, el nihilismo, el consumismo, el gótico y el idealismo confuso. Sin embargo, hay algo en lo que todos los hilos de pensamiento punk coinciden: el desprecio por todas las formas de control. El punk representa lo que más temen los padres: el descontrol, la libertad por encima de todo, la provocación como forma de vida. Según Home, el punk nace del dadaísmo, es una prologación del movimiento dadaísta y no es más que “música acompañada de una actitud”. Y es la actitud uno de los principales focos de la esencia punk, en ella reside la verdadera razón de ser: el odio a uno mismo. Este pensamiento se desarrolló siguiendo un curso natural; del odio a uno mismo al odio a la sociedad en general, en el mundo no hay futuro y eso deja una sociedad perfecta para el fascismo. De ahí nació la esvástica que Vicious llevaba en sus camisetas y las Siouxies en sus brazaletes. Si en algo triunfó el punk fue en la comunicación, supieron trasladar un mensaje concreto a una sociedad lastrada por su pasado victoriano de normas estrictas. El punk lanzó a la calle un mensaje revolucionario que impactó en la deprimida y triste sociedad británica de los años setenta. En aquella sociedad donde el paro amenazaba con lanzar a la población a la calle y crear la anarquía, ellos florecieron. Pero los punks no eran activistas sociales, su mensaje era muy distinto, no había lucha de clases, no había espíritu de superación, simplemente: ¡No hay futuro!

un concepto que hasta ese momento no existía: Hazlo tú mismo. ¿Sabes cantar? Graba una maqueta con tus amigos y véndela por la mitad de lo que vale un disco, la gente entenderá el precio de tu producto, sabrán apreciar tu esfuerzo y por eso pagarán. Este concepto está de moda hoy, más que nunca, y lo conocemos como el DIY, así que cuando veas a una de esas ñoñas youtubers enseñándote a construir una mesa con palets, sabrás que eso lo inventó el punk. Cuando entres en Amazon y veas esos millones de libros de publicación independiente, estarás delante del mayor triunfo del movimiento punk. La escena londinense dio al punk su ideología, mientras que la neoyorkina le dio su música y todas las artes que nacieron a su alrededor. La escena punk de Nueva York reunía a varios de los mejores artistas del momento, Patti Smith, Iggy Pop, Los Ramones, Lou Reed y también a Warhol. Y es que el punk era mucho más que guitarras duras y voces chillonas.

En su vertiente artística, lo que diferencia al punk de las demás corrientes es esa esencia “hazlo tú mismo”, que influye en la popularidad de su mensaje. La teoría del Dadaísmo casa muy bien con el punk; el arte puede hacerse con cualquier cosa y los punks saben bien cómo usar cualquier cosa para hacer arte. El collage, herencia directa del Dadá, es la forma de arte más usada en el punk (las portadas de los Pistols o de The Clash, por ejemplo). No es hasta finales de los 90 con la aparición en escena del punk-rock californiano cuando se crea un estilo punk en las artes gráfica, gracias a grupos como NOFX o Pennywise. Cuyas portadas suelen ser dibujadas por “amiguetes” y grafiteros que, con el tiem Ese fue el mensaje radical que caló po, consiguen crear una especie de tendenentre la juventud de los suburbios londinen- cia artística. ses, parados y hastiados de una sociedad estricta y anclada en las viejas costumbres, Por norma general el punk desprecia recibían un mensaje distinto, ofensivo y rudo. la televisión y por ello el cine, sin embarPero también novedoso, el punk introdujo go, su influencia se deja notar en la pantaPágina 62


lla, las películas de ciencia ficción de los setenta comienzan a tomar su estética, y esto traspasa la pantalla dando lugar a un sub-género literario, el cyberpunk. Pero sí que existe un “cine punk” basado en cintas de producción amateur y poco presupuesto, llenas de violencia, collages cinematográficos. Rude Boy de Mingay y Hazan es un buen ejemplo de esto, con la banda sonora de The Clash. Tampoco podemos olvidar los documentales sobre los Pistols, ¿Quién mató a Bambi? y El gran timo del Rock’n Roll.

con el tiempo, surgen los problemas.

En la literatura resulta muy complejo identificar el punk. Sus raíces se pierden en los primeros años del siglo XX, algunos dicen que incluso en el nihilismo de Nietszche. Las primeras redacciones punks las podemos encontrar entre los beats de los cincuenta, Burroughs y Ginsberg tontean con el punk en muchas de sus narraciones. Para la mayor parte de la sociedad, los punks son maleducados y analfabetos, pero la verdad es que una de las principales frases del punk (tomada del anarquismo) era: “Lee y lucha”. Sin embargo, por ese concepto punk de hazlo tú mismo, sé tú mismo, la literatura punk es casi imposible de definir, pues cada escritor plasma su personalidad de una forma distinta y no existen unas reglas claras que diferencien su literatura del resto.

La influencia del punk es notable en muchos aspectos de nuestra moderna cultura popular, Stephen King es un enamorado del punk. La banda californiana Pennywise tomó su nombre del payaso de It y la banda sonora de la película Pet Sematary fue de Los Ramones. Bowie supo adaptarse también a la estética post-punk. El cine, por su parte, tomó el punk y lo transformó en algo más, películas como The Warriors, Lost Boys, Robocop, Blade Runner o la fantástica Akira toman muchos de sus elementos estéticos y los convierten en arte.

La base de la literatura punk son los fanzines, los abuelos de las modernas revistas. Literatura rápida, sencilla, donde predomina el mensaje sobre la forma: es más importante decir cosas, que decirlas bien. Sin embargo si hablamos de literatura punk un nombre resalta entre la marabunta: Patti Smith. Sus poesías son punk, su estilo es punk. Ella es punk. En Reino Unido, durante un tiempo, la literatura punk estuvo en mano de los Midway Poets, un grupo de poetas punks que escribían poesía y la representaban en público, aunque con el tiempo se disolvieron, sufriendo la principal enfermedad del punk: la falta de normas. Esto les impide seguir un camino marcado y

Entre los escritores de prosa, tal vez el más destacable sea Dee Dee Ramone, el bajista de Los Ramones, que es también autor de algunos buenos libros que podríamos encuadrar en el género punk. Aunque quizá, la obra que mejor refleja el espíritu punk sea Trainspotting, donde se nos muestra con crudo realismos los suburbios de una sociedad terminal.

El punk sigue muy presente en la sociedad, como siempre, contradiciendo sus propios lemas. El punk está más vivo que nunca. Resulta interesante como un movimiento destructivo y liberador es capaz de resistir el paso del tiempo. Lo ha hecho porque su mensaje nos dice que podemos hacer lo que queramos, cuando queramos y cómo queramos. Y eso, hoy en día, en esta sociedad de políticos corruptos y crisis económicas, resulta más necesario que nunca. Por mucho que no guste a más de uno: Punk is not dead.

Seguro que te interesa...: ·Manifiesto Cyberpunk ·Lista de obras Cyberpunk ·Literatura Punk Página 63


Confieso

que he pecado Ateneo literario www.ateneoliterario.es

Existe una corriente de pensamiento que circula por el mundillo literario –y también entre cierto tipo de lectores–, que sostiene la idea de que solo la “ficción literaria” es digna de ser escrita y merecedora de ser leída. Yo no lo creo y por ello, en el artículo que hoy tengo el honor de escribir para la Revista Argonautas, argumentaré que la literatura comercial es tan buena opción como cualquier clásico y, en ocasiones, incluso mejor. Recuerdo una ocasión, hace ya unos años, cuando aún era joven y cándida, en que me vi sentada en un banco de una de las calles que desembocan en la Castellana. Estaba haciendo tiempo porque había llegado demasiado pronto a una cita médica en la que tenían que realizarme una prueba un tanto desagradable. La tarde Página 64

Ana Bolox

www.anabolox.com

era primaveral y, a la sombra de un aligustre, entretenía el paso de los minutos leyendo Así habló Zaratustra. Es sabido que todo lector que se precie ha de leer a Nietzsche, por supuesto, y yo no estaba dispuesta a ser la excepción que confirmara la regla. De modo que ahí me encontraba yo, sentada en un banco a la puerta de un centro médico y con el libro sobre las rodillas. Había, además, un detalle extra que no puedo dejar de mencionar aquí: sujetaba un lápiz con la mano. A veces, subrayaba líneas y otras tomaba notas en el margen. Una no lee a Nietzsche por cualquier razón banal. ¡Qué va! Todo aquello que me llamara la atención había de ser debidamente procesado y almacenado. Y entonces, empecé a sentirme mal. Confieso que tenía miedo a la prueba médica, pero no fue esa


la razón que me enfermó. El responsable fue Zaratustra. Cerré el libro y me arrepentí de haberlo llevado conmigo en lugar de haber buscado una lectura más agradable que me abstrajera y trasladara a un mundo subyugante, capaz de conmoverme hasta introducirme en lo que Gardner llamó el sueño de la ficción. El Zaratustra de Nietzsche sólo había conseguido aumentar más mi angustia ante el cariz de la prueba que me aguardaba. ¡Cuánto más habría ganado el sosiego de mi espíritu si conmigo hubiera llevado “El ocho”, “Los pilares de la tierra” o “La dama del Nilo”! Hoy, veinte años después de aquel momento y de decenas de cientos de lecturas a mis espaldas, puedo decir que la ficción literaria debe ser leída, pero también debe ser despojada de ese aura que ella misma se ha colocado con la connivencia de un buen número de esnobs. Y es que ha llegado el momento de las confesiones. En primer lugar admito que este texto es un tanto tramposo porque… ¿podríamos considerar Así habló Zaratustra como ficción literaria? Tengo mis dudas, de modo que el lector bien puede reprocharme el haber arrimado el ascua a mi sardina sin ningún tipo de rubor. Vale, lo

concedo y sigo confesando, ahora sí, sin trampa ni cartón. Ahí van mis blasfemias: no soporto a Borges, Rayuela me parece el producto de un ególatra que debería haber puesto punto final a su antinovela unos cien capítulos antes de lo que lo hizo y opino que el Ulises de Joice es un tostón infumable. Hala, ya está. Ahora ya se me puede lapidar. Pero antes, unas palabras más, por favor. Cada vez que me topo en internet con alguno de esos esnobs que custodian el Arte literario con una saña no exenta de fanatismo, encerrándolo tras unas fronteras blindadas para cualquier otro tipo de literatura que no sea la que ellos dictan, no puedo sino pitorrearme de su terca y ciega intransigencia. Subidos a un púlpito que han construido con unos cuantos nombres a los que han santificado, sermonean a la muchedumbre y, enjaezados con sus vestiduras talares de pontífices máximos, vituperan a los simples mortales, esos que deshonramos el Arte porque en nuestros estantes guardamos ejemplares de un tipo de literatura que no solo no merece su consideración, sino que, para mayor escarnio, han dado el nombre de literatura comercial, como si tras ella sólo pudiera enPágina 65


contrarse un objetivo crematístico que, por supuesto, ofende al Arte. Antes me indignaba. Ahora me causa risa. Su espíritu reduccionista es, como poco, ridículo y, desde luego, fiel caricatura de un espíritu ególatra y cateto. No tengo nada en contra de la lectura de El túnel, de Ernesto Sábato, novela psicológica enmarcada en el tajante existencialismo del autor y centrada en el estudio de las motivaciones del crimen; pero si alguien me pidiera consejo sobre una novela de corte criminal y agudo tratamiento de la psicología humana, le recomendaría sin dudarlo El silencio de los corderos. Nada encuentro en la novela de Sábato por lo que deba sentir envidia la de Thomas Harrys. Frente a la mente enfermiza y traumatizada de Castel, Harrys nos presenta la extremada inteligencia de un psicópata, Hannibal Lecter, capaz de turbar al lector y seducirlo al mismo tiempo. Un personaje que nos enreda en una relación de amor-odio hacia él. Una personalidad que nos causa atracción y repulsión. Sólo un escritor extraordinario puede suscitar en sus lectores esa mezcla imposible de emociones, al tiempo que refleja en el personaje de Clarice nuestra propia fragilidad ante la inmensidad de un monstruo que cuenta Página 66

con el mayor de los poderes: la inteligencia humana. Este psychothriller puede que no satisfaga las expectativas del lector erudito que limita su lectura a las obras de los autores cuyos nombres, él y otros como él, han apilado en el púlpito desde el que nos observan, arrogantes; pero doy fe de que ni el ateísmo de Nietzsche ni el de Saramago ha conmovido tanto mi fe, hasta hacerla tambalear, como lo hizo un simple thriller: el de Los assassini, una novela de Thomas Gifford que me obligó a replantearme mi relación con la Iglesia cuando tenía tan sólo 16 años. Confieso que he pecado, padre: leo literatura comercial. ¿Y usted?

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juvenil comercial



CONOCIENDO a

Dirty Harry

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Nombre: Alfredo, aunque se me conoce como Dirty Harry Edad: 40 Origen: Madrid, España. Vivo en: Madrid. Se me puede ver en: En los bares...

Soy un apasionado de: la música, sobre todas las cosas, aunque me fascina muy mucho el cine y la literatura. Para relajarme, suelo: Salir a andar sin rumbo fijo escuchando música, aunque se me ocurren también muchas más maneras de relajarme Mi primer dibujo: Un 16 de mayo del 2012, un dibujo muy naif donde ponía ¡¡¡felicidades!!! El 16 de Mayo es el día de mi cumpleaños y el moleskine me lo habían regalo mis peques. Dibujar era algo que me rondaba la cabeza pero que no había hecho desde que estaba en el colegio y me pareció un buen día para comenzar. Mi último dibujo: La portada de Argonautas sobre los excesos.. Mis referentes son: Pues la verdad es que me es difícil decir quiénes son mis referentes, porque nunca he estudiado arte, ni dibujo y no controlo mucho sobre referencias. Aunque con el tiempo, he ido conociendo ilustradores que me fascinan como Eduardo Serra, Nader Sharaf, Elena Odriozola, Ricardo Cavolo, Vireta o Mar Blanco entre otros, que me fascinan muy mucho, pero la lista podría ser interminable, y no sé si tienen que ver mucho con mis ilustraciones. Mi técnica preferida, a la hora de ilustrar, es: coger una libreta, un lápiz 2h, un rotulador y algo de tiempo para dibujar. Soy bastante mundano en eso. Mientras dibujo, escucho: Cualquier disco nuevo que haya caído en mis manos o una lista de Spotify que hicimos 3 amigos y en la que cada canción tiene un motivo personal para estar ahí y a la que me gusta volver cuando necesito oír algo cercano. Y cuando no, escucho: Sobre todo discos nuevos, esta semana estoy con los nuevos de Low,Josh Ritter, The decemberist, Tame Impala, Jaime XX, Grimes, Metric…. El libro que me inició en la lectura: Mi padre es impresor y en casa llegaban todos los libros de la editorial SM, así que todos los de barco de vapor y algunos libros de Gloria Página 70


Fuertes fueron mi primer contacto con la lectura. Desde entonces no he parado de adentrarme en ella siempre que puedo y el tiempo me lo permite. La verdad es que desde que tengo mellizas leo menos de lo que me gustaría. El que descansa ahora mismo sobre la mesilla: “Ready player one” de Ernest Cline, recomendación del ilustrador Sucedáneo que me conoce bastante bien. La película que marcó mi adolescencia fue: Si hablamos de mi adolescencia, creo que la primera película Porno que vi me marco mogollón, a quien no le marca con esa edad? Aunque si te soy sincero creo que no recordaría su nombre…. Fuera del porno decirte que “Reservoir Dogs” me impacto muy mucho en mi adolescencia, recuerdo ir a verla con varios amigos, y salir muy flipados después de verla. La serie que más me ha enganchado nunca, es/fue: Cuando era pequeño me engancho mucho “V”. Ahora de mayor creo que tengo un problema con las series, porque me engancho a todas, pero creo que “Lost” fue la primera seria ya de adulto, a la que me enganche desde el principio. No es una de las mejores series de la historia, pero me enganche muchiisimo en esa época¡¡¡¡ Y sí…. yo fui de esos que se levantaron para ver el episodio final a la vez que EEUU. Supe que quería dedicarme a esto desde: Desde que compre mi primer moleskine, y decidí dibujar cada día. No se cómo explicarlo, pero dibujar es algo increíble, me aparta de todo y me deja en un estado de relajación que solo consigo tocando con mi grupo. Mis expectativas son: Hacer el dibujo del día siguiente, tampoco tengo muchas más expectativas. Siempre digo que estoy en esto por casualidad, y no suelo plantearme grandes metas por eso, porque prefiero ir paso a paso haciendo lo que me gusta, ya que el día que deje de divertirme, lo dejare sin más…. Actualmente, en el mundo de la ilustración...: Estamos viviendo un momento dulce de la ilustración, se está produciendo un estallido de creatividad como nunca antes, quizás fruto de las nuevas herramientas de creación, de las redes sociales etc… El caso es que hoy en día hay una cantidad enorme de ilustradores de altísima calidad haciendo cosas muy interesantes. Es una pasada pasear por las librerías viendo literatura infantil ilustrada. Hay cientos de libros con una calidad altísima en sus ilustraciones, en el papel utilizado y en la calidad de impresión, vamos… que siempre que voy con las peques a ver libros suele caer alguno. Para mí, el arte es: El ARTE es TODO… No entiendo la existencia humana sin estar rodeado de arte. Dentro de cinco años, sin lugar a dudas, seguiré...: Tocando con mi grupo Clint, de eso estoy seguro…. de lo demás…. Ni idea, pero buscadme en los bares que seguro que sigo por ahí.

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Argonautas, Diciembre 2015


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