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ENTREGA DE LA CONDECORACIÓN MIGUEL HIDALGO
Entrevista con la Cabo Afanadora María Juanita Florencio Tolentino.
En el marco de los festejos del Bicentenario del Plan de Iguala y Día de la Bandera, el pasado 24 de febrero, el Presidente de México entregó la condecoración Miguel Hidalgo en grado Cruz y grado Banda a personal de salud que se desempeña en la atención a pacientes
COVID, en el Museo de la Bandera y Santuario de la Patria el cual se encuentra en la ciudad de Iguala,
Guerrero.
Por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, recibió la condecoración en grado banda, la Cabo
Afanadora María Juanita Florencio Tolentino, por méritos distinguidos en la atención de la emergencia sanitaria por COVID-19, lo que significa, que contribuyó con su trabajo para que, en equipo con el personal hospitalario, se salvaran muchas vidas durante la contingencia.
Para conocer un poco más de la vida en el servicio de las armas de tan distinguida militar, conversamos con la Cabo María Juanita, quien siente un enorme agradecimiento con el Instituto Armado, por haberle dado la oportunidad de servir en sus filas.
UNA GRAN OPORTUNIDAD DE VIDA
La Cabo María Juanita pertenece al Hospital de Zona en Chilpancingo, Guerrero, donde presta sus servicios desde el año 2009, cuando causó alta por la influencia que ejercía la imagen que veía de su tío, quien era un militar que ya había participado en actividades del Plan DN-III-E y Labor Social y le platicaba sus experiencias en lo que ella percibía un gran humanismo y espíritu de servicio; además que la animaba a causar alta y así lo hizo y ahora ya computa 11 años de servicio y sigue con mucho ímpetu por servir; al respecto, esto es lo que comentó: “A mi todo lo que me platicaba se me hacía muy emocionante y muy humano el poder ayudar a los demás y yo decía: yo quiero ser como él”.
Su ingreso al Ejército representó una experiencia fuerte, pues no sabía que tendía que pasar por un proceso de formación como soldado: “Yo no sabía que al ingresar al Ejército tenía que entrar a un Curso Básico de Adiestramiento donde teníamos que adiestrarnos hasta en el uso de las armas. En un momento pensé que no iba a poder porque el calor era agobiante, pues el Centro de Adiestramiento queda en Petatlán, Guerrero, pero luego de reflexionarlo un minuto decidía continuar, porque yo pensaba: si mi familia cree en mi y mi comandante cree en mi yo puedo hacerlo”.
Compartió su sentir de pertenecer al Ejército Mexicano: “Para mi es un honor muy grande portar el uniforme, porque no cualquiera tiene esa enorme oportunidad de ingresar; para mi familia representa un gran orgullo; y en términos de prestaciones, la institución nos proporciona nuestros haberes y servicio médico, entre otras prestaciones; y cuando llegue el momento del retiro, contamos con un haber de retiro, lo que significa un apoyo para nuestra vejez.
Ingresar al Ejército para mi significó una gran oportunidad para superarme, pues nosotros somos de un pueblo indígena de Guerrero donde las mujeres solo sirven para casarse y tener hijos y mi Papá nos sacó de ahí para que tuviéramos otra oportunidad y esa oportunidad la tuve desde el momento en el que causé alta”.
Agradeció a la institución por lo que le ha dado: “Yo estoy muy agradecida, porque gracias al Ejército yo tengo una excelente vida, porque si lo comparo a lo que podría haber aspirado de donde veníamos, donde es muy triste la situación, ahora tengo una vida muy afortunada, por eso yo creo que el Ejército me cambió la vida, porque incluso continúo con mis estudios y vamos a seguir adelante”.
UN JUSTO RECONOCIMIENTO Compartió desde cuándo está involucrada con la atención a pacientes con COVID-19: “Iniciamos con la atención a pacientes con esta enfermedad en el hospital desde mayo de 2020, aunque posteriormente se reconvirtió a Hospital COVID y desde entonces iniciamos la atención a la población en general.
En el trabajo tuvimos que tomar las medidas sanitarias necesarias para entrar a las áreas, lo que implica un esfuerzo más grande, porque aumenta el número de pacientes y porque hay que utilizar todo el equipo, lo que lo hace un poco más difícil; si embargo, nuestros superiores nos alentaban a seguir en el esfuerzo y sobretodo a seguir con las medidas de higiene en las que hemos sido muy estrictos para no contagiarnos”.
Explicó que la posibilidad de llevar el contagio a su propio hogar era latente, pero insistió en que gracias a las debidas precauciones y la adecuada utilización del equipo de seguridad, esos temores se fueron disipando.
Señaló lo que cree que vieron en ella sus superiores jerárquicos para proponerla para ser condecorada: “Yo siempre he creído en que hay que trabajar por convicción y con gusto por lo que se hace y a mi me gusta mucho mi trabajo; no espero a que me digan lo que sé que tengo que hacer, me gusta ir siempre un paso adelante para ser útil en ese equipo que conformo junto al personal de enfermeras y médicos para el bienestar de los pacientes y sus familias; además que tengo la mejor motivación que es mi familia, por quienes trabajo siempre con muchas ganas”.
Finalmente, expresó lo que significa haber sido distinguida con la condecoración Miguel Hidalgo: “Para mi es un orgullo que me la halla otorgado el señor Presidente, porque la presea representa un reconocimiento al esfuerzo, trabajo y la dedicación que le he puesto a lo que hago; pero por otro lado, la presea significa un compromiso para seguir adelante cada día poniendo mi máximo esfuerzo al servicio de la población, que es el propósito de nuestro trabajo.
Fuimos seis condecorados, todos pertenecientes a alguna institución que han trabajado en atención a los pacientes y a mi me entregaron la condecoración, la cual recibí a nombre de todos mis compañeros del Instituto Armado”.
Finalmente envió un mensaje a la ciudadanía: “No bajemos la guardia y sigamos las medidas de higiene en todo momento. Pero tienen que saber que esto tarde o temprano va a pasar, pero en tanto eso sucede, nosotros estamos para servirles, cuentan con nosotros en los centros hospitalarios, donde soy testigo de todo el esfuerzo que hace el personal médico para salvar vidas. Como decimos aquí: Cada día, cada soldado, para cada mexicano, los 365 días del año, Ejército Mexicano”.