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Sobre el mal uso de los psicofármacos y sus posibles consecuencias

Dr. Gastón Noriega

“SOBRE EL MAL USO DE LOS PSICOFÁRMACOS Y SUS POSIBLES CONSECUENCIAS”

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Si bien hay gente que está en completo desacuerdo con el uso de la medicación psiquiátrica, lo cierto es que, utilizada correctamente o sea indicada por un médico especialista en psiquiatría, ha evitado muchas muertes por suicidio y ha mejorado sensiblemente la calidad de vida de muchas personas que la estaban pasando realmente muy mal. El problema es que hay un gran grupo de personas que se auto-medican para aplacar sus síntomas, sin supervisión alguna por parte de un profesional y esto es extremadamente peligroso. Los psicofármacos más usados para auto-medicarse son las llamadas benzodiacepinas (como el clonazepan, alprazolam, diazepam, lorazepam, bromazepam o midazolam) que cuando no son supervisadas correctamente, se tiende a necesitar más dosis de medicación para tener el mismo efecto. Esto se llama fenómeno de la tolerancia a la medicación.

La medicación salva vidas, pero si nos auto-medicamos, nos estamos envenenando solos

¿Por qué es peligrosa la automedicación?

En primer término, toda medicación tiene sus efectos adversos que solo son conocidos en forma suficiente por un profesional médico. Por lo tanto, si nos auto-medicamos podría ser peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo, lo que más veo es que las personas comienzan “probando” la medicación en bajas dosis. Al ver que no les hace daño inmediatamente y de hecho les produce algún alivio entonces la siguen tomando indefinidamente sin consultar. Otra situación común es que las personas van una o dos veces al psiquiatra, quien al ver la situación en que está la persona le indica una medicación y regresar a control, pero el paciente no regresa y sigue tomando la misma medicación o la va aumentando de acuerdo a su propio parecer. Cuando las personas se automedican, hacen un autodiagnóstico de cuan “nerviosos” están y de acuerdo a ello toman pastillas. Entonces van variando las dosis de acuerdo a esta impresión subjetiva sobre sí mismos. No siguen una

estrategia terapéutica que les permita superar el problema y luego ir reduciendo la dosis hasta eliminar la necesidad de usar la medicación. Solo la utilizan como un medio para anestesiarse de las emociones negativas que tenemos a diario. Además, cuando se consumen psicofármacos y no se hace psicoterapia nos perdemos de la cura más natural. Y de hecho cuando nos acostumbramos a la automedicación nos desacostumbramos a ingeniárnosla para salir del problema que nos pone nerviosos. Por lo tanto, cada vez nos hacemos más vulnerables a sufrir una enfermedad mental más grave y de la cual es más difícil salir. ¿Por qué es malo que la gente odie la medicación? Mucha gente tiene una imagen muy negativa hacia los tratamientos psiquiátricos, incluso aversión hacia los psiquiatras y los pacientes que toman medicación o realizan tratamientos psicoterapéuticos. Esto es realmente lamentable porque tiene un efecto de retraso en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad mental. Como en toda patología crónica de la medicina, llámese diabetes o hipertensión o dislipemia, es mucho mejor cuando llegamos temprano con la detección y el tratamiento. Cuando esto se retrasa, por prejuicios mal fundados y por el miedo a la discriminación, la persona sufre innecesariamente y la patología se cronifica. Haciendo que la duración del tratamiento se prolongue o sea necesario sostenerlo indefinidamente. En mi experiencia SIEMPRE que mis pacientes están en tratamiento psicofarmacológico les indico que deben seguir un tratamiento psicoterapéutico. Justamente porque la medicación tranquiliza al paciente y lo habilita a escuchar, a tener la serenidad suficiente para hablar sobre lo que le pasa, a sincerar sus emociones consigo mismo y con el terapeuta. Esto genera una actitud diferente del paciente y posibilita realizar una psicoterapia efectiva, que solucione el problema definitivamente. Para esto se debe aprovechar al máximo el período en que la persona está con el efecto de la medicación, de modo que cuando se empiece a bajar, la persona ya tenga varios meses de terapia encima. Lo ideal es que la terapia le sirva al paciente para reflexionar sobre lo que lo llevó a estar así, y a partir de eso, hacer las modificaciones en el pensamiento, las actitudes, las decisiones y las acciones que son necesarias para cambiar el modo de vida que nos llevó a sentirnos tan mal y por ende necesitar el auxilio de la medicación. En conclusión, la medicación en si no es mala ni buena, es una herramienta que se puede utilizar con la supervisión de un profesional bien formado. Si nos auto-medicamos, la medicación funciona como un veneno o peor como una droga de abuso. Dr. Gastón Noriega Director de Clínica El Jardín Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UNSE MP: 2636

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