buenanueva R ev i s t a p a r a l a nu eva eva n g e l i z a c i ó n - e n e ro 2 0 0 8 - n º 8 - P r e c i o : 3 €
Salmo 18 Matar al inocente Sexo y género El misterio del hombre La feria de las vanidades Padres objetores Tu carne y tu sangre son las nuestras Virgen de la O
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EL ARCA DE NOÉ
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EDITORIAL
CANTEMOS AL SEÑOR 6 Salmo 18 TESTIMONIO 7 10 La grandeza divina en la pequeñez humana 16 Ruanda, una palabra de Dios CATEQUESIS 20 Tu carne y sangre son las nuestras CIENCIA Y BIOÉTICA 26 Matar al inocente 30 Sexo y género ARTE Y LITERATURA 38 La adoración de los Magos EDUCACIÓN 42 Dejad que los niños vengan a mí 48 La objeción es un derecho 50 El amigo de Dios
ESCRITURA Y TRADICIÓN 54 El misterio del hombre 58 LLoró Jesús TIEMPO LITURGICO 60 La Navidad ha muerto, viva la Navidad MOSAICO 66 La capilla del hospital 68 De la tierra al cielo 71 El diario de Ana Frank 76 Planes de futuro 78 La necedad de la predicación salva al mundo 82 La feria de las vanidades EL TÚNEL DEL TIEMPO 86 La verdadera Paz que reconquistó Jerusalen BENDITA MARÍA 92 Bendita tú, Virgen de la O 95 ENTRETENIMIENTO
Nihil obstat : Censor D. Carlos Aguilar Grande Imprimatur : Ilmo. Sr. Vicario General D. Joaquín Iniesta Calvo-Zataráin Arzobispado de Madrid Madrid, 12 de noviembre de 2007
En Buenanueva trabajamos gratuitamente personas de varios movimientos y realidades de la Iglesia Católica. Necesitamos tu ayuda. Con tu aportación seguiremos anunciando el Evangelio a través de este medio. Urge manifestar al mundo el amor de Dios P u e d e s e n v i a r t u a p o r t a c i ó n a A s o c i a c i ó n B e n d i t a M a r í a a través de la cuenta de Bankinter 0128 0198 77 0100002814
el arca de Noé Shemá Israel En la religión Judía, ¿se puede cuestionar cualquier cosa o hay algunas intocables? —preguntó el pequeño Yakov, estirándose las guedejas y luego soltándolas mirando a su Avva con sus ojos redondos y negros. —En nuestra religión no sólo se puede, sino que se debe cuestionar —contestó el Moré—; es necesario preguntarse todo sobre Adonai, bendito sea, y sobre la Torah que nos grabó en nuestros corazones. Pero sí existe una cosa incuestionable para los Yehudim, que es: “S h` ma , Y isr a el , Adona y El oj ei nu, Adona y E j a d”. Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno.
Carta a un amigo por Navidad
Por Claudio de Castro
Querido amigo: En adviento suele entrarme al alma como una brisa fresca y alegre. Sonidos de Navidad, del Niño que va a nacer. Me recuerda la infancia, cuando todo era puro y bueno, y hablaba con Jesús, con la confianza con que te hablo a ti. Jesús siempre fue mi mejor amigo. Ahora, de mayor, nos hemos reencontrado y solemos tener largas pláticas. Por lo general, Él me escucha, atento, con una sonrisa en los labios, con una mirada de ternura y comprensión. ¿Qué me dice? Casi siempre lo mismo: “No temas. Yo estoy contigo”. Quería compartir contigo lo que vivo y que tanto me hace pensar en lo que he de hacer para Navidad.Vida interior. Amar al desamparado. Volver la mirada agradecido a Dios. Deseo vivir la Navidad como aquellos pastores, hombres recios, acostumbrados al trabajo, que de pronto se admiran al ver al recién nacido y le adoran y corren a contar la buena nueva: “Ha nacido un pequeño niño, que es el Hijo de Dios”. Siendo padre de cuatro hijos, expuesto a los problemas cotidianos, puedo decirte que vale la pena vivir sumergido en el mar de Dios. Es maravilloso experimentar su gracia y protección. No lo he leído en ningún libro. Lo vivo y experimento cada día. No es lo mismo oír a Dios que vivir en Dios. Sin trabajo, con grandes necesidades, compruebo que las Palabras del Evangelio se cumplen. “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os dará” (Jn 15, 7). Debo confesarte que soy de los que mucho le piden y también de los que mucho le agradecen. Estoy agradecido porque Dios me ha permitido pasar por esta primavera espiritual, enseñándome lo que es el abandono, la confianza y su Amor. Tengo una vida de necesidades, pero también tengo un Padre que provee en abundancia. ¿Qué más puedo pedir? He aprendido que todo se basa en confiar. Si confío mucho, recibo mucho; si confío poco, recibo poco. Ya sé, dirás: “¿Qué le pasó a Claudio?” Pues que me siento feliz. Feliz por saberme amado desde una eternidad; de saber que Dios existe. Y que es mi Padre, Nuestro Padre. Y por ello, tú eres mi hermano.
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el arca de Noé E l t a z ón d e m a d e r a El viejo estaba solo y deseaba compartir su vida con los suyos en sus últimos días; así que se mudó de casa y se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Los años no habían pasado en balde y ya las manos le temblaban; la vista era torpe y los pasos no eran tan resueltos y fuertes como hacía unos años. Toda la familia comía junta en la mesa. Pero las manos temblorosas y la vista enferma del abuelito convertían las horas de las comidas en un continuo sinvivir: los guisantes se le caían de la cuchara al suelo y, cuando intentaba beberse la leche, casi siempre se le derramaba sobre el mantel, de modo y manera que el hijo y su esposa se cansaron de la situación: —Tenemos que hacer algo con el abuelo —dijo el primero. —Yo ya he tenido suficiente y estoy muy hartita de todo esto —replicó la mujer—. Siempre se le cae la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo. Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Pasaban los días y el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba indiferente durante las horas de las comidas. Como ya había roto varios platos, le ponían la comida en un tazón de madera. De vez en cuando el matrimonio miraba hacia el rincón donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima oculta en sus ojos mientras estaba sentado allí solo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran frías llamadas de atención y secos reproches cada vez que se le caía al suelo el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con unos trozos de madera en el suelo y le preguntó suavemente: —¿Qué estás haciendo, hijo?—. Con la misma dulzura el niño le contestó: —Estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá, para que, cuando yo crezca, vosotros podías comer en ellos.
L a s cu a t r o v e l a s Las cuatro velas se quemaban lentamente. En el ámbiente había tal silencio que se podía escuchar su conversación. La primera dijo: —¡Yo soy la paz! Pero las personas no consiguen mantenerme. Creo que me voy a apagar—. Y, disminuyendo su fuego rápidamente, se apagó por completo. Dijo la segunda: —¡Yo soy la fe! Lamentablemente a los hombres les parezco superflua. Las personas no quieren saber de mi. No tiene sentido permanecer encendida—. Cuando terminó de hablar, una brisa pasó suavemente sobre ella y se apagó. Rápida y triste la tercera vela se manifestó: —¡Yo soy el amor! No tengo fuerzas para seguir encendida. Las personas me dejan a un lado y no comprenden mi importancia. Se olvidan hasta de aquellos que están muy cerca—. Y, sin esperar más, se apagó. De repente entró un niño y vio las tres velas apagadas. —Pero, ¿qué es esto? Deberíais estar encendidas hasta el final—. Al decir esto comenzó a llorar. Entonces, la cuarta vela habló: —No tengas miedo, mientras yo tenga fuego, podremos encender las demás velas. ¡Yo soy la esperanza!—. Y el pequeño, con los ojos brillantes, agarró la vela que todavía ardía y encendió las demás. 2
el arca de Noé Cartas a Jesús... q u e f u e r o n e n v i a d a s p o r n i ñ o s d e u n co l e g i o d e l s u r d e I t a l i a . U n m a es t r o d e p r i m a r i a te n í a p or co s t u m b r e m a n d a r a l o s a l u m n o s q u e e s cr i b i e r a n u n a c a r t a a J es ú s . A co n t i n u a ci ó n , e x t r a c t a m o s a l g u n a s d e l a s j oy a s d e e s t os f i l ó s of o s m e nu d o s … q u e f u e r o n r e co g i d a s e n e l t r a n s cu r s o d e v a r i o s a ñ o s . Q u e r i d o J e s ú s : E n ca r n a v a l m e v o y a d i s f r a z a r d e d i a bl o. N o t e i m p or t a , ¿ ve r d a d ? M i gu el Quer i do N iñ o Jesús: Cua nd o tu pa dr e hi zo el u n i v e r s o, ¿ n o e r a m e j o r q u e e n v e z d e l dom ing o hubier a descan sad o l os dí a s de col e? E n r i q ue Q u e r i d o N i ñ o J e s ú s , M e g u s t a m u ch o e l pa d r en u es t r o. ¿ S e t e ocu r r i ó e n se g u i d a o l o t uv i s te q u e h a cer v a r i a s v e ce s ? Yo s i em p r e q u e e s cr i b o a l g o l o t e n g o q u e r e p e t i r. A n d r ea Queri d o Ni ño J esús: Ya no he v uel to a sent ir me sol a desd e q ue descubr í q ue ex i stes. No ra Qu e r i d o N i ñ o J e s ú s : N o cr e o q u e p u e d a h a be r u n D i os m e j or q u e t ú . B u e n o, q u e r í a q u e l o s u p i e r a s . P e r o n o cr e a s q u e l o d i g o p o r q ue e r es D i os , ¿ eh ? V a l er i o Q ue r i d o N i ñ o Je s ús : Yo cr eí a q u e e l n a r a n j a n o p eg a ba co n e l m or a d o. Pe r o l u e g o h e v i s t o e l a t a r d e ce r q u e h i ci s t e el ma r t es . ¡ E s geni a l ! E u g en i o. Q u er i d o J e s ú s : D e to d o s l os q u e t r a b a j a n co n t i g o, y o p r ef i e r o a S . Pe d r o y S . J u a n . R ino Qu e r i d o N i ñ o J e s ú s: ¿ S a be s q u e m e g u s t a m u ch o có m o h a s h e ch o a m i n o v i a S i m on e t t a ? M a t eo
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Qu er i do N i ño J esús : G r a ci a s por el her m a ni to, per o y o l o q ue ha bí a pe di d o er a un p er ro. G i a n l u ca Q u e r i d o N i ñ o J e s ú s : E l P a d r e M a r i o, ¿ e s a m i g o t u y o o s ó l o e s u n co m p a ñ e r o d e l t r a ba j o ? A n t on i o Q u e r i d o N i ñ o J e s ú s : ¿ L o s p e ca d o s l o s m a r ca s e n r oj o com o h a ce l a m a e st r a ? Cl a r a Qu e r i d o J es ú s: H e m os es t u d i a d o q u e To m á s E d i s o n d e s cu b r i ó l a l u z . Pe ro e n l a ca t e q u es i s d i cen q u e f ui s t e T ú. Yo cr e o q u e t e r ob ó l a i d e a . Da r i a Q u e r i d o N i ñ o J e s ú s : ¿ T ú l a s co s a s l a s s a b e s a n t e s d e q u e s e i nv en t en ? Da n i e l a Q u er i d o N i ñ o J es ú s : S i m e m i r a s el d o m i n g o en l a I g l es i a , t e e n s e ñ o m i s z a p a t os n u ev os . M i gu el Q ue r i d o N i ñ o J es ú s : Po r f av o r, m á n d a m e un c a c h o r r i t o. N u n c a t e h e p e d i d o n a d a , l o p u ed e s co m pr o ba r. B r uno Q u e r i d o N i ñ o J e s ú s : M e l l a m o A n d r é s y mi f í s i co e s ba j o, d el g a d o, pe r o n o s oy d eb i l u ch o. M i h e r m a n o d i ce q u e te n g o u n a ca r a h o r r i b l e , p e r o me a l e g r o , p o r q u e a s í n o t e n d r é u n a m u j er q u e m e e s t é m o l e s t a n d o s i e m pr e y co n t á n d o m e ch i s m e s. Andr és Q u e r i d o N i ño J es ú s : S e g u r o q u e p a r a t í es d i f i ci l í s i m o q u e r e r a t o d o s e n t o d o e l m u n d o. E n m i f a m i l i a s ól o s o mo s cu a t r o y y o n o l o co n si g o. V i ol e t a Q u e r i d o N i ñ o J e s ú s : A v e ce s p i e n s o e n t í a u n q u e n o e st é r e z a n d o. R i ca r d o 3
O r a c i ón Cu a n d o en l a n och e m á s o scu ra no ve a t u l u z , S e ño r, cu a n d o ca m i ne a t u l a d o y n o t e s i e nt a , cu a n d o t e g r i t e y cr e a q u e m i g r i t o s e p i er d e en l a s t i n i e b l a s , sé T ú mi l u z y e scu ch a m i po br e voz s upl i ca nt e q u e t e p i d e u n p o co d e t e r n u r a , u n p o co d e t u a m o r y u n p o co d e a l e g r í a . Y cu a n d o p o r l a m a ñ a n a a l d e s p e r t a r, t a l v e z no te v e a , cr e a q ue T ú e scu cha s mi s p o b r e s p a l a b r a s .
R i ca r d o Á n g el G a r cés
Si tú rezas, tus hijos también rezarán Amor en lata de leche Dos hermanos en harapos, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas. Estaban hambrientos: “No molestar”, se oía detrás de la puerta; “aquí no hay nada, pordioseros...”, decía otro... Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños... Por fin, una señora muy atenta les dijo: “Voy a ver si tengo algo para vosotros... “¡Pobrecitos!“ Y volvió con una lata de leche. ¡Que fiesta! Ambos se sentaron en la acera. El más pequeño le dijo al de diez años:“Tú eres el mayor, toma primero”... y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose. Yo contemplaba la escena entre sorprendido y consternado... ¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeño...! Se llevaba la lata a la boca y, haciendo que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entrara ni una gota de leche. Después, extendiéndole la lata, decía al hermano:”Ahora es tu turno. 4
Sólo un poquito.” Y el hermanito, dando un trago exclamaba:“¡Está sabrosa!”“Ahora yo”, decía el mayor. Y llevándose a la boca la latita, ya medio vacía, no bebía nada. “Ahora tú”,“Ahora yo”,“Ahora tú”,“Ahora yo”... Después de tres, cuatro, cinco o seis tragos, el pequeño se había tomado toda la leche... él solito. Y entonces, sucedió algo que me pareció aún más extraordinario. El mayor comenzó a cantar, a danzar, a jugar fútbol con la lata vacía de leche. Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría. Brincaba con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario o, aún mejor, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias sin darles la mayor importancia. De aquel muchacho aprendí una gran lección: Quien da es más feliz que quien recibe.
editorial
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Porque un Niño nos ha nacido y nos abre la bendición Estamos en el vértice de la espada y junto a la acequia se columpian los voceadores. Nos hacen señas como apuntando que el camino está expedito y firme. Van a la escombrera. Se ríen, menean la cabeza y dicen: “La debilidad no es útil para nada, pongamos trampas al justo”. Están fascinados por la apariencia, la máscara y el poder. El ignorante se siente seguro y orgulloso, mientras el sabio duda, pregunta y se sienta en el mojón a discurrir qué camino tomar. La escombrera se infesta de carroñeros que buscan la fama y se empapan de herrumbre y orín. Un niño los mira desde la roca y en callada mansedumbre reza. La oración silba rasante sobre la humareda y, como un extraño resorte, algunos vuelven su mirada al muchacho, que se mantiene quieto y suplicante con las manos extendidas, con la mirada fija en el sol. La madre lo busca en silencio y desde lejos ansía su mirada. Pasa una brisa serena que alivia el estupor de la tarde que se agota; cuando los ojos se encuentran en el madero y se cruzan en el cielo aunando sus fuerzas en la misma dirección. Los extraños quieren mantenerse ocultos, bajo el oscuro manto del olvido, con las manos ensangrentadas por la mentira y el brillo fugaz de su magia vergonzosamente omitida. Exculpan la oscuridad porque la luz les abrasa, musitan el yugo de la orfandad, el rescoldo de la bendición, las migajas de los desperdicios. Allí buscan, entre fetiches de oro y placeres recónditos, que alguien roce sus labios con una gota de agua, rebuscan entre las sombras una lisonja de consolación, una pizca de dulzura, una semilla de la belleza perdida, un hálito de perdón. Porque esos hombres somos tú y yo. El que se va y el que se queda; el que no ve por la tiniebla; el que se mancha de vanidad; el que se rinde y el que pelea… Porque un Niño nos ha nacido y nos abre la bendición, alumbra la altivez de nuestra idolatría con la antorcha de su cuerpo, nos muestra en su carne ácima y desnuda todo el amor de Dios. Porque en el vientre virginal ya gemía por nosotros, y la Bendita, en silencio, notaba que se consumía de celo y nos miraba compasiva ya desde el pesebre rogando, suplicando, intercediendo. Jorge L. Santana
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cantemos al Señor
Salmo 18
Cristo, sol de justicia por M.ª Teresa Fernández Licenciada en Psicología
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cantemos al Señor
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E l ci e l o p r o cl a m a l a g l o r i a d e D i o s , e l f i r m a m en t o p r e go n a l a o b r a d e s u s ma n o s e l d í a a l d í a l e p a s a e l m e ns a j e, l a n o ch e a l a n o ch e s e l o s u s u r r a . S i n q u e h a b l en , s i n q u e p r o nu n ci en , s i n q u e r e s u en e s u v o z , a t o d a l a t i e r r a a l ca nz a s u p r e gó n y h a s t a l o s l í m i t e s de l o r b e s u l en gu a j e, A l l í l e h a pue s t o s u t i e nd a a l s ol : é l s a l e co mo e l e s p o s o d e s u a l co b a , co n te nt o co m o u n h é r o e, a r e co r r e r s u ca m i n o.
I g u a l q u e u n a m a d r e, q u e ca d a ma ñ a n a h a b l a a s u b e b é, l a I gl e s i a es t a m a ña na en l a o r a ci ó n d e l a u d es m e h a l l e n a d o d e a l e g r í a y d e e s p e r a n z a co n e s t e s a l m o .
Cu a n t o m á s b r i l l o s a ca mo s a l í d o l o, má s n o s h u n d i m o s e n l a m ue r te
A s o m a p o r u n e x t r e m o d e l ci e l o, y s u ó r b i t a l l eg a a l o t r o e x t r em o : n a d a s e l i b r a d e s u ca l o r.
Vivimos tiempos difíciles. El hombre del progreso se cree autosuficiente y capaz de darse a sí mismo la felicidad. Convencido de que Dios no existe, busca la plenitud de tejas para abajo. La razón le ha dicho que Felicidad = Más placer y menos sufrimiento. Y hala, manos a la obra: como los mosquitos, a cabezazos contra la bombilla para estar más cerca de la luz. Me convierto en una máquina de hacer dinero, porque “tanto tienes, tanto vales”; quito este abuelo de aquí y lo pongo en aquella residencia; aborto y me libro de este embarazo no deseado y me compro un perro; aplasto a quien sea menester con tal de ser alguien en el trabajo; cambio mujer de 50 por dos de 25; me opero las veces que haga falta para hacerme la ilusión de que la vejez y la muerte todavía están lejos, etc. 7
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cantemos al Señor D i os m i s m o ha tom a d o n u e t r a ca r ne, pa ra q u e y a no g us t e l a m ue r t e m á s
Y a pesar de tanto esfuerzo en sacar brillo al ídolo, el ser humano constata que por este camino no sólo no encuentra la vida, sino que, como el que nada en arenas movedizas, cuanto más se mueve, más se hunde en la muerte. El hombre sin Dios, en el mejor de los casos, vive alienado, distraído con las criaturas, construyendo torres de Babel para conquistar un sueño. Pero muchos no consiguen superar la frustración y acaban quitándose la vida, poniendo fin a tanto sinsentido. La humanidad dormita encerrada en una gruta en la que apenas entra la luz y nos quieren hacer creer, a los que hemos salido al campo y hemos visto bajo los rayos del sol las maravillas de la creación, la obra de Dios en los acontecimientos concretos de nuestra vida, que todo es producto de nuestra imaginación. De vuelta a la oscuridad de la cueva podemos parecernos a los discípulos de Emaús dejándonos convencer del fracaso de Jesús de Nazaret, que pasó haciendo el bien, pero que está muerto.
Por eso es necesario que los cristianos nos animemos unos a otros mientras perdura el HOY: “Despierta, tú que duermes y te iluminará Cristo”, para que tú y yo seamos ese pequeño espejo que, aunque como la luna, no es más que polvo y carece de luz propia, refleje la luz “el sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tiniebla y sombra de muerte” (Lc 1,79). En la noche de la historia ha comenzado a clarear un nuevo día, en la plenitud de los tiempos, pues Dios mismo ha tomado nuestra carne, esclava de autosatisfacerse, para que esta naturaleza, hasta ahora corruptible, ya no guste la muerte más: “Ya es hora de despertar del sueño, la noche está avanzada, el día se echa encima. Despojémonos de las obras de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Caminemos como en pleno día, con dignidad” (Rm 13, 11b-13).
D e j a d e a r r a s t r a r t e p o r e l b a r r o, p u e s h a s s i d o cr e a d o p a r a a m a r y ha s s i d o a m a d o h a s t a l a mu er t e
Ca m i n a ha ci a l a l u z . V e n a b u s ca r tu he r en ci a : V i da E t e r n a , v i d a en a b u n d a n ci a
cantemos al Señor
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Hombre, deja de arrastrarte por el barro, enfangado como los puercos, pues has sido creado para amar y has sido amado hasta la muerte. Tú, que escuchas escondido en las sombras, la n a d a s e l i br a d e s u ca l or, a t od a l a t ie voz también es para ti. La voz es para todos, porque “n r r a a l ca n z a s u p r e gó n y h a s t a lo s l í m it es de l o r b e s u l en g ua j e” . Esta voz que clama en el desierto te trae la alegría de una buena noticia: el Reino de Dios ha llegado ya. Ven, camina hacia la luz. Ven a buscar tu herencia, la que te corresponde; no le des a otros tu parte: vida eterna, vida en abundancia. Adán creado del barro y Eva creada de su costado fueron mordidos por la serpiente y experimentaron la muerte por buscar el conocimiento del bien y del mal fuera de la voluntad de Dios. Del costado del nuevo Adán, Jesucristo, engendrado en la carne humana, ha brotado sangre y agua, recreando la Iglesia, la Esposa, nueva Eva. ¡Enhorabuena, Humanidad!, porque HOY el Rey del Universo se ha desposado contigo en la noche de la Historia. Se ha unido a ti con pacto de sangre. Cristo muriendo se hace una sola carne contigo en el lecho de la cruz. Hoy lo encontrarás en tu cruz particular, que hasta ahora te destruía, pero que hoy puede ser gloriosa. Él ha deshecho el maleficio contraído por Adán. Este nuevo día, el primer día de la semana, la aurora tiñe de púrpura el cielo, el mundo triunfante se alegra, temeroso el infierno brama mientras el Rey, Cristo, libra a la humanidad de la cárcel tenebrosa que es la muerte y, tras una noche de pasión y amor con su amada, la nueva Eva, se levanta del sepulcro y “ss a l e de s u a l co ba co nt en to como un h ér oe a r eco r r e r s u ca mi n o” .Y te dice a ti, Esposa: eres negra, pero hermosa, amada mía. Levántate y vente que te conduciré a la Vida. No más luto, ni llanto, ni pesares: RESUCITÓ. 9
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testimonio
La grandeza divina
en la pequeñez humana
Cu a n do n a ci ó por Victoria Serrano Blanes Licenciada en Ciencias de la Información
Cr i s t i n a , s u m a d r e s i nt i ó có m o s e l e h e l a b a el a l m a . U n a me z cl a d e s e nt i m i e nt os s e a g o l p a b a n en s u co r a z ó n s i n p o d e r
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domi n a r l os
testimonio
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Aunque la alegría por el nuevo hijo era grande, languidecía por momentos ante la preocupación por lo que parecía más que evidente: la niña había nacido con Síndrome de Down. Aun siendo su noveno hijo, aquel 13 de noviembre de 2004 se abría un camino desconocido para Carol. “Cuando la tuve delante pensé que no podía ser, que se trataba de un error. Primero sentí miedo pero según pasaban las horas e iba comunicándoselo a los familiares más me iba confirmando que pese a todo era mi hija y la quería igual que a los demás”.
Amor incondicional Durante los quince días que Cristina permaneció ingresada en el hospital, la familia preparó con cariño la llegada del nuevo miembro. Todos los hermanos esperaban ansiosos el momento de poder abrazarla. “Ahí me di cuenta de que Dios lo había hecho bien. El mejor sitio donde podía estar era en mi casa: con hermanos y en una familia cristiana. Por lo menos nunca le iba a faltar lo principal, el amor”.
“ D i o s l o h a h e ch o b i e n . Yo s a b í a q u e e l me j o r s i t i o d ond e pod í a es t a r er a e n m i ca s a : co n he r m a n o s y en u n a f a m i l i a cr i s t i a n a ”
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testimonio P o r m i e do d e ci d e n a b o r t a r, p e r o s e p i er d e n e l p o d e r q u e r er a u n a p e r s o n a q u e a p o r t a mu ch a s co s a s b u e na s a l o s q u e e s t á n co n e l l a —¿Los niños sabían que su hermana era especial? —Cuando nació Cristina mi marido y yo les informamos sobre esta discapacidad, pero para ellos era una recién nacida normal, como había sido el resto. Disfrutaban de ella y no se daban cuenta de sus limitaciones. Fíjate si la quieren tal y como es que el otro día una de mis hijas me preguntó cuándo iba a tener Cristina el Síndrome de Down.
Una bendición envuelta en pañales Pasaron los meses y, pese a que el bebé precisaba de una rehabilitación específica por su enfermedad, la familia se acomodó a la nueva situación. —¿Cómo transcurre el día a día desde su llegada? —Lo que más me asustó en un principio es que pudiera necesitar más tiempo que otros, pues yo no le podía dedicar un trato muy especial. Gracias a Dios no ha sido así, ha hecho rehabilitación, pero también los otros van al colegio y necesitan su tiempo. Lleva gafas como dos hijos más las tienen. Al final te acostumbras a cómo es y qué es lo que necesita, como cualquiera de la familia.
—¿Y cómo es Cristina? —Es una niña que está contenta siempre. A pesar de que tiene tres años, que es la edad de las rabietas para cualquier niño, ella nunca se enfada. Es muy cariñosa y abierta a que le abracen y le den besos. Los niños están encantados. No ha sido un problema, al contrario, es una bendición tenerla con nosotros. —¿Una bendición? ¡Pero si hoy día a la más mínima sospecha de discapacidad ya se baraja la posibilidad del aborto! —Si, ya sé que suena raro, pero es así. La gente por miedo a sufrir o a perder comodidad, e incluso por ignorancia, decide abortar, quitarse de encima el problema. En primer lugar sólo Dios puede dar y quitar la vida, pero aparte de eso se pierden el poder querer a una persona como Cristina, que aporta muchas cosas buenas a los que están con ella. Ayuda a adquirir virtudes, a ser más humanos, a interesarse por el prójimo…
La gracia supera a la prueba No hay duda de que la grandeza de Dios se manifiesta en la pequeñez humana. Cristina probablemente no manejará grandes sumas de dinero ni ocupará un importante despacho. Su trayectoria profesional puede que no sea destacada. Quizá nunca conozca la fama, el prestigio o el reconocimiento social.
testimonio EL FUTURO SE PIENSA PERO NO SE ORGANIZA. DIOS ME CONCEDE TENER LA TRANQUILIDAD DE QUE, PASE LO QUE PASE, ÉL ESTÁ EN MEDIO
Pero realmente ¿tanto importa eso? ¿Acaso no son sólo vanidad y caza de viento por lo que la mayoría de los considerados “normales” agotamos nuestras fuerzas, impidiéndonos disfrutar de lo verdaderamente relevante? Desde luego no hay duda de que ella se lleva la mejor parte: saber despertar en los que la rodean sentimientos cargados de humanidad; ser capaz de dar y recibir amor a raudales, cualidad con la que Dios ha bendecido al hombre y, sin embargo, éste se empeña tantas veces en ahogar.
—Por lo tanto, ¿se puede ser feliz con una discapacidad? —Claro que sí. ¿Que es grave? Todo es secundario. Nosotros procuramos estar juntos el mayor tiempo posible. Adaptarnos a todos, cuidar los pequeños detalles como familia, eso es lo principal. —Entonces, ¿estás agradecida a Dios por darte una hija como ella? —Doy gracias a Dios por muchas cosas todos los días. Porque me ha dado un marido maravilloso, por cada uno de mis hijos, porque no me duele nada, por llegar a fin de mes. —¿Qué ha supuesto este acontecimiento de tu vida para tu experiencia de fe? —Las cosas son por algo. Es verdad que es una prueba, pero Dios te da también la gracia. Esto me demuestra que necesito a Dios en cada momento, pues es verdad que con Cristina vivimos el día a día pero también con todos los demás. Desde luego yo siento que se ha abierto una puerta a la fe y a la esperanza.
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testimonio —Ante su limitación, ¿te asusta el mañana? —No. El futuro se piensa, pero no se organiza. Dios me concede tener la tranquilidad de que pase lo que pase, Él está en medio, de que lo puedo dejar todo en sus manos. Todos los días le digo: Señor tú me la has dado, tú sabrás…, yo sólo confío.
Fuente de vida en plenitud Son las cinco de la tarde y Cristina agita los brazos. Es la hora en que sus hermanos salen del colegio. Ella los distingue y es feliz. Ha pasado unas cuantas horas sin ellos y los echa de menos. El rostro se le ilumina cuando ve cómo corren hacia ella y se pelean por abrazarla. Ríe, juega, se deja querer.”Los demás crecerán —afirma su madre—, pero siempre habrá una niña en casa”. Este es el misterio de la fe. Aquello que para unos es necedad o escándalo, para quien se deja seducir por el amor inmenso de Dios y experimenta su gracia en lo cotidiano es fuente de vida plena. Abrazar la voluntad de Dios es una garantía de felicidad y esta familia, con la pequeña a la cabeza, disfruta de sus mieles. De nuevo se cumple la Escritura: “Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión nos parecía soñar; entonces se llenó de risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegría”
A l i r s e v a l l o r a n d o , l l e v a n d o l a s e m i l l a ; a l v o l v e r, s e v u e l v e ca n t a n d o t r a y e n d o l a s g a v i l l a s . ¡ E l S e ñ o r h a e s t a d o g r a n d e co n n o s o t r o s , c u á n t o s p l a n e s e n f a v o r n u e s t r o ! ” ( S a l mo 1 2 5 )
CRISTINA JUNTO A SUS HERMANOS: LAURA, MIGUEL, ENRIQUE, TOMÁS, CAROLINA, JUAN, JOSÉ MARÍA Y NURIA
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Ruanda,
una palabra de Dios por M.ª Dolores García Yagüe Misionera de JMJ
En el pasado mes de mayo me sorprendieron mis superiores pidiéndome que fuera a Ruanda, el país de “las mil colinas y mil problemas”. No era un destino definitivo; era sólo por algo más de tres meses para un servicio de apoyo y ayuda a nuestras hermanas de allá. Para mis sueños misioneros era como unas migajitas de pan lo que Dios ponía en mis manos. Pero algo es algo, me dije. Vamos allá a hacer cuanto podamos, en el nombre del Señor, puesto que es Él quien me envía de esta forma. 16
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la presencia de Dios en un pueblo que sufre Pues bien: ¿qué fue mi estancia misionera en Ruanda? Si abrimos bien los ojos del espíritu, todo en nuestra vida es un regalo de Dios. Y eso es lo primero que ha sido para mí. ¿Por qué? Allí he sentido, con más claridad que nunca en mi vida, la presencia desbordante de Dios... Se reflejaba silenciosamente en la belleza de la naturaleza, en el silencio de sus amaneceres, en el cielo de sus noches, en el verdor de sus valles y colinas (era el período de lluvias), en el encanto de sus lagos naturales, de su rica flora y sus bellos pájaros. ¡Qué riqueza dada por el Creador con tanta generosidad y a todos por igual...! ¡Cómo se recreaba, en todo el sentido de esta palabra, mi espíritu en esa maravilla natural! ¡Cuánto perdemos en nuestro “primer mundo”, en esas macrociudades dominadas por las grandezas babélicas, por ese afán de dominio, de tener, de transformarlo todo según nuestras miras materiales!
V a m o s a l l í a h a ce r cu a nt o p o d a m o s , e n e l n o m b r e d e l S e ñ o r, pue s to q ue e s É l q u i e n n o s e nv í a d e e s t a f o r m a
Cuando el 5 de junio volaba sobre África, al contemplarla surgió en lo profundo de mí una pregunta: ¿Qué podría hacer yo como misionera en Ruanda, sin dominar el francés, sin saber su lengua nativa, el kynarwanda, y sin poder trabajar en el campo de mi especialización...? ¿Por qué Dios querría traerme a este lugar, tantas veces soñado, ahora, a mis 76 años, y por un corto espacio de tiempo? ¿Era una misión apostólica para la cual contaba conmigo, un reto a mi vida, o simplemente un regalo de Él? ¿Qué quería realmente Dios de mí? No hallé respuesta...; así que me puse en sus manos sin más disquisiciones ni preguntas.
Descubrí también el reflejo de Dios en la sonrisa abierta de los niños, en la entrega de las madres, en su bondad natural y su generosidad; en el rostro del sencillo y humilde pueblo ruandés de las colinas, un pueblo que camina dolorosamente por duro desierto buscando una y otra vez la liberación de una tierra prometida, de una paz y justicia, siempre lejana..., sufriendo condiciones de vida infrahumanas, pobreza extrema, enfermedades, dolor de un genocidio, cárceles, odios interraciales... Vi actuando el Espíritu de Dios en lo más profundo de estos hombres y mujeres; en la fortaleza con que asumen y superan tanta adversidad y luchan por abrirse camino, una y otra vez; en la sencilla y profunda fe en que apoyan su esperanza… Escuchaba el eco de los anawin, los pobres de Yahvéh, en sus expresiones serenas, sus miradas y lágrimas contenidas, en sus cantos, en sus celebraciones. ¡Qué bien reflejan el espíritu y los salmos del Pueblo de Israel... con aquel grito prolongado y profundo a Yahvéh que emerge del corazón humano de todos los tiempos! 17
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testimonio nos une el amor, nos separa el egoísmo Y vino a mí la triste realidad del bien y del mal, enraizado en nuestro mundo desde la primera página de su historia: del bien grabado en las entrañas del hombre, creado desde el amor y para amar, y del mal sembrado en esas mismas entrañas. El afán inmisericorde del poder, del egoísmo, la soberbia, la venganza y la destrucción a la que lleva.
Ruanda ha sido para mí una Palabra de Dios encarnada en la realidad de nuestro mundo de hoy que me grita por dentro... No, no puedo silenciarla, sino que debe resonar en nuestro mundo ante la realidad dolorosa de toda África, porque no es sólo Ruanda donde están presentes estas realidades. Y aprendí, desde la experiencia cotidiana, algo muy sencillo y muy grande: los seres humanos, todos, somos realmente una sola familia, hermanos, y hay en nosotros un poder de comunión, de comunicación, muy por encima de toda lengua, raza y nación. Yo me sentía una con ellos. Es la comunicación, el espíritu transmitido por la mirada, el tacto, y algo más que nos transciende, que no sé explicar con mis pobres palabras.
Para entregar esperanza, bien y amor entre los hombres, para anunciar a Jesucristo, para extender la Buena Nueva, muy poco hace falta. 18
V i a c tu a n d o e l E s p í r i t u d e Di o s en l o má s pr of un do de es t os h o m b r e s y mu j e r e s ; e n l a fo r t a l e z a co n q u e a s u m en y s u p e r a n t a n t a a d v er s i d a d
...los mismos sentimientos de Jesús Aprendí que para entregar esperanza, bien y amor entre los hombres, para anunciar a Jesucristo, para extender la Buena Nueva, muy poco hace falta: no son imprescindibles ni la lengua ni los medios. A mí me bastaba con una sonrisa desde el corazón, con un apretón de manos y unas pocas palabras. Eso sí, transparentando empatía con el que se cruzaba conmigo o estaba a mi lado, en las visitas a las familias, en las reuniones o celebraciones, fuera el que fuera; y manifestar con mi actitud que me consideraba una de ellos; pero siempre creyente en Jesucristo, apoyada en Él, con humildad, amor y respeto a todos, con paz y alegría interior. Y comprendí la fuerza cristianizadora de los primeros misioneros que fueron llegando por primera vez a tantas tierras de nuestro planeta.
R u a nd a ha s i d o p a r a mí u n a pa l a b ra de D i os e n ca r n a d a e n l a r ea l i d a d d e nu e s tr o m un d o d e h o y q u e me g r i t a p o r d en t r o Fuera del trabajo y misión que llevaba de ayuda directa a mis hermanas de Congregación, ése fue el único apostolado que pude hacer, mientras caminaba por sus sendas y polvorosos caminos, o me encontraba con ellos, por unos u otros motivos. Éste y mi constante oración por el pueblo ruandés. Creo que es un apostolado no pequeño... y está al alcance de todos, en cualquier lugar o situación. ¿Queremos hacer cambiar nuestro mundo? Pienso: he ahí unos primeros pasos... En el Reino de Dios lo poco o mucho no importa; lo único importante es que cada uno aproveche los que Dios le concede y pone en sus manos, sembrando su Palabra, transparentada y traducida en nuestra vida.
un regalo inolvidable No pude quedarme en Ruanda, como hubieran sido mis deseos, pues África te engancha... Pero a mi regreso a España me sentía feliz. Daba gracias a Dios porque había recibido un gran regalo suyo, y también por lo poquito que pude hacer. Sí, era una sierva inútil y cargada de años, lo reconozco. Mas, confiando en el Señor, intenté hacer cuanto pude. Y esto es lo que Él, mi Señor, me pide. Lo demás depende ya de Él. Ya sé que es un insignificante testimonio el mío, ante tantos grandes héroes misioneros como tenemos. Lo poco que tengo os lo ofrezco con cariño. Desde estas páginas mis saludos y un abrazo fraternal, en Jesús, a todos los lectores.
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Tu carne y sangre son las nuestras “ A l p r i nci p i o e r a e l V er b o, y e l V er b o er a D i o s . Y e l V e r b o s e hi z o ca r ne y a ca m p ó e nt r e n o s o t r o s” (Jn 1, 14) “ L e va nt a r o n a l S e ño r e n u n m a d e r o y n o s a t r a j o a t o d o s ha ci a s í ” (cfr. Jn 12, 32)
por César Allende García Profesor de religión
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Nos atrajo hacia sí porque la carne y la sangre tiran lo suyo; sobre todo si proceden de la Virgen y del Espíritu Santo. Cuando la Santísima Trinidad deliberó en el cielo cómo llevar a cabo la restauración del orden inicial querido y creado por Dios, quebrantado luego por el pecado original, decidió que el Hijo participara de nuestra sangre y de nuestra carne “para aniquilar mediante la muerte, al señor de la muerte, es decir, al diablo, y libertar a cuantos por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud” (Hb 2,14-15). Para matar al señor de la muerte, el Verbo había de morir. Y para morir debía adquirir una carne y una sangre igual de mortales que las nuestras, claro está.
AL SE ÑO R J E SÚ S
La nuestra es una carne que se estremece cuando “oye” hablar a la muerte y de la muerte. La de Cristo también. Tan flaca era que, al sumirse en la angustia frente a la muerte que veía venírsele encima, se rompió, y la sangre le salía por los poros en goterones que caían hasta el suelo (Lc 22,14).
LO M ATA R O N P O R
Por ser de nuestra carnal condición descendió a sus propios infiernos, allí donde se experimenta esa horripilante paradoja de tener “un espíritu pronto en una carne quebradiza” (Mt 14,38); bipolaridad que nos anega en el pavor (v. 33) y nos sepulta en la “tristeza hasta morir”, o en “la muerte de pura tristeza” (v. 34).
V O LV I Ó A L A V I D A
S E R D E CA R NE , P E R O CO M O T E NÍ A E L E S P Í R I T U,
Al Señor Jesús lo mataron por ser de carne, pero, como tenía el Espíritu, volvió a la vida (cfr. 1Pe. 3,18; 4.1-2). De este modo, en el Señor se dio el drama por el que pasa toda existencia humana y se anunciaba —en primicias (cfr. 1Co 15,20)— su desenlace feliz. Dios tiene manos de artesano con las que moldea de la arcilla (materia prima de nuestro cuerpo) al hombre. Luego le alienta con su espíritu y ese cuerpo se convierte en un ser viviente, en un cuerpo de carne y sangre muy especiales. Resultó el hombre “a imagen y semejanza de Dios: macho y hembra” (Gn 1,27 y 2,7). Dice San Pablo que no toda carne es igual (cfr. 1Co 15,39). Desde luego que no. Carne, carne… sólo la nuestra merecería tal nombre en un sentido que transciende lo biológico. Somos carnales y sanguíneos; también a veces “sanguinarios” o apetentes de la sangre ajena; capaces de lo mejor y de lo peor. Nuestra carne sostiene una dimensión bipolar: el impulso a la vida nos recorre de Adán a Eva y de Eva a Adán. La masculinidad y feminidad definen la especificidad de nuestro modo de ser corporales, terrenos, “adámicos”. Si llegan a unirse, la carne del hombre y la de la mujer, resultan una sola y única.
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Decididamente nuestra carne no es como la de los demás animales: la unión reproductora del macho y la hembra se agota en la perpetuación (limitada, desde luego, y mucho) de la especie con un nuevo individuo. Pero en el caso del hombre, esa unión alcanza a Dios mismo, por cuanto el hijo no es un nuevo número en la especie, en la colectividad, sino un ser que recibe la imagen y semejanza de Dios. El hijo, engendrado humanamente (no “fabricado”) expresa realmente el significado último de la carne de sus progenitores: por separado eran sólo “baśar”, carne; unidos son ya “baśar ĕhhad”, es decir, carne una, única, singularísima, justo como Dios es uno, único —“Adonai ĕhhad”— que es tanto como “verdadero”, “en plenitud de la divinidad”,“auténtico”.
El hijo da a la carne de los padres toda la realidad de que son capaces. Esta totalidad o plenitud introduce en la materialidad biológica de la procreación su elemento de singularidad humana y la arrastra “hacia arriba” a un orden superior. La carne humana ha sido pensada por Dios mirándose a sí mismo —a su imagen y semejanza—, mirándose en Cristo Jesús—“imagen de Dios invisible” (Col 1,15). Dios nos ha revelado un gran misterio en estos dos primeros capítulos del Génesis. Igualmente en Col 1,15 y siguientes, y en Rm 7,4-5, por citar algún texto bien significativo del Nuevo Testamento, en orden a lo que venimos hablando. En Rm 7,4-5, con el lenguaje polisémico que caracteriza a Pablo, dice éste que el cuerpo de Cristo, ya resucitado, nos ha liberado del encadenamiento en que nuestra carne se encontraba respecto de la Ley de la tendencia pecaminosa que había en nuestros miembros.
EL S E Ñ O R F UE AT E R R A D O P O R LA MU E R T E, CO NT R I S TA DO EN S U E S P Í R I T U Y A B A N D ON A DO A S Í M I S M O. P E R O S Ó LO P OR U N I NS TA N T E 22
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DI O S FA B R I CA N T E D E T O DA S L A S COS A S , N OS H A D A DO E N CR I S T O J E S Ú S U N R E S TAU R A D OR D E CA S A S . Y L A S A R R E G L A D E TA L M A NE R A Q U E YA P E R D U R A R Á N P A R A S I E M P R E .
Es decir, Cristo ha restablecido el plan que Dios hizo al principio: que nuestras carnes y sangres de hombre y mujer se ordenaran a la resurrección, en el futuro definitiva, y ya aquí hecha presente en el hijo, fruto de la “encarnadura sexual del hombre en la mujer y de esta en aquel”. Se lo explicó magníficamente Jesús a Nicodemo: Tendrá la vida eterna todo el que crea en el Hijo del hombre, pues para esto “va a ser levantado como Moisés levantó la serpiente en el desierto” (Jn 3,14-15).
T E ND R Á L A V I D A E T E R N A T O DO E L Q U E CR E A E N E L H I J O DE L H O M B R E , P U E S PA R A E S T O “ VA A S E R L E VA N TA D O CO M O M O I S É S L E VA N T Ó L A S E R P I E N T E E N E L DE S I E R T O ”
La carne y la sangre tiran lo suyo. “Lo suyo” quiere decir muchísimo y, también, “lo que es suyo”, lo que “le es igual”, idéntico, homogéneo. Cristo, alzado en la cruz, arrastró a sí lo que era suyo, la humanidad entera: la atracción fue de carne a carne. Cristo nos llamaba a la resurrección. Es exactamente lo que oyó el buen ladrón de la boca del Señor, que se moría: “Hoy estarás en el Paraíso…” ¡conmigo! (Lc 23,43). La condenación trágica del mundo es que “lo nacido de la carne, carne es” (Jn 3,6) y nada más. Carne vendida al poder del pecado y de la muerte, enredada en la ley de los miembros y desesperada por no poder hacer el bien que conoce y sí tener que obrar el mal que aborrece (cfr. Rm 7,14-25). La atracción que el Señor ejerce sobre todos desde la Cruz es una oferta de gracia. ¿Acaso la puerta abierta de la prisión no atrae al preso? ¡Cuánto más atraerá al condenado a muerte! Pero para experimentar esto de veras se necesita que nuestro cuerpo de carne y sangre vuelva a nacer. Un nuevo embarazo también del Espíritu, como en el caso de María. Y una nueva gestación y un nuevo parto.
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Pablo escribe a los corintios, que sabían mucho (bueno y malo) acerca de la carne, algo maravilloso: “El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo (1Co 6,13). Es decir, que estos huesos, que esta piel, que estas células, también las sanguíneas y las neurológicas, naturalmente, fueron pensadas por Dios para unirlas a las de su Hijo muerto y resucitado; fueron diseñadas para vivir en este mundo la vida misma de Cristo y, luego, resucitar gloriosas con él. ¡Claro!, por eso añade San Pablo: “Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros, mediante su poder” (v. 14). Poder de Dios es el Espíritu Santo con que “ungió a Jesús de Nazaret para hacer el bien y curar a todos los oprimidos por el diablo” (Hch 10,38). Lucas pone en boca de San Pedro, estando en casa de Cornelio, la palabra “iómenos”, que nosotros traducimos por “curando”,“sanando”.“iáomai” tiene el sentido, muy material, muy físico, de curar, aliviar el dolor, librar del sufrimiento. Jesús cura, tiene el poder de Dios. Cristo en la Cruz sufre…, su carne se sacia de sufrimientos…, todo Él es un varón de dolores…, molido, lleno de cardenales (cfr. Is 53,3.5) y, por si fuera poco, la punta la lanza con que Longinos abre su corazón iba afilada con la más cruel y acerada de las sospechas: “¿De veras que Yahvéh se ocupa de mi causa, y mi Dios de mi trabajo?” (Is 49,4b).
¿Qué más le faltaba para saber de dolores y sufrimientos? La carne de Cristo, hecha pecado y maldición, experimenta todas las agujas que nos laceran a nosotros, en el cuerpo y en el alma, toda su carne es una pura dolencia (cfr. Is 53,3). Cristo Jesús pende de unos clavos (que además eran romanos, “para más inri”, precisamente), y vive el estremecimiento y frío sudor tan característicos de cuando el delgado hilo de nuestra vida oscila entre ésta y la muerte, con nosotros agarrados a uno de sus extremos. Son oscilaciones, sacudidas, a veces, pavorosas. Por cierto, ¿dónde habrán ido a parar aquellos clavos? ¿De los que Él colgó entre el Cielo y el Abismo? ¡Quién pudiera tener las espinas que podrían atestiguar ese sudor frío del miedo a la muerte que le aterraba! ¿Sabes quién posee la corona de espinas? Los miserables, los sufrientes, los abandonados, los desechos, la escoria del mundo, aquellos ante quienes apartamos el rostro; los que han recibido en la carne de su cuerpo y en la de su alma la herencia del pecado…; o sea, todos. El Señor fue aterrado por la muerte, contristado en su espíritu y abandonado a sí mismo. Pero sólo por un instante (cfr. Is 54,6-7). Sólo por un instante, porque se correrán los montes y se desplazarán las Colinas antes que el amor de Dios se aparte del que sufre (cfr. Is 54, 10). Al pie de la Cruz estaban María, su madre, Juan, unos pocos más… y Dios mismo. Más que los clavos romanos, lo que a Cristo sostenía fijo al madero del dolor del sin sentido era el Amor del Padre: su Poder sin límites ni condiciones.
L A CA R N E H U M A N A H A S I DO P E NS A DA P OR DI OS MI R ÁNDOSE A SÍ MI SMO: A S U I MAGEN Y S EMEJ AN ZA. M I R Á ND OS E EN CR I STO JESÚ S, “ I MAGEN DE DI OS INV I SIB LE”
La escena del descendimiento es prodigiosa: Nicodemo y José de Arimatea tiraban de los clavos con fuerza y con cuidado para no quebrarle, ahora de salida, hueso alguno (cfr. Ex 12,46; Jn 19,36). Sosteniendo el clavo extraído, con las tenazas, sus ojos iban de su punta ensangrentada al agujero de las manos y de éste a aquélla. ¿Y el boquete del costado? María recoge a su Hijo, se asoma a su interior, y ve, en un punto inextenso, concentrado, el Universo entero. La “Unidad del Dolor” queda abierta, inaugurada para toda carne humana que sufra. El corazón de Jesús es nuestro consuelo. Nace la Iglesia, Sacramento del Amor de Dios que todo lo cura, todo lo perdona y todo lo puede. Absorta en su hijo, María (la Iglesia) oye la voz del Padre que le llega de aquellas heridas: “Yo soy tu consuelo. Yo he creado a quien trabaja el hierro, yo he creado al destructor, pero ninguna arma forjada te dañará más” (Is 51,12; 54,16-17a). “María, tú sí que has elegido la parte buena” (Lc 10,12), dándonos la Vida en carne y sangre como las nuestras. Mirándote a ti, toda belleza y pureza en un cuerpo inmaculado, nuestro ser entero respira con alivio y nos atrevemos a decir al Señor: “Míranos, Señor Jesús, que hueso tuyo y carne tuya somos nosotros” (2S 5,1) y te queremos como Rey.
“ MA RÍA , T Ú SÍ Q U E H A S E LE G I D O L A PA R T E B U E NA” D Á N D ON OS L A V I DA E N CA R N E Y S A N G R E CO M O L A S NU E S T R A S .
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¿ Cu á n d o co m i e nz a un a v i d a hum a n a ? Cu a nd o s e u n en e l ó v u l o y e l e s p e r m a t oz o i d e , e n e l p r e ci s o i ns t a nt e d e l a f e cu nd a ci ó n , co m i e nz a u na n u e v a v i d a h u m a n a : u n b eb é co m i e nz a a d e s a r r o l l a r s e . ¡ T ú y y o co m e nz a m o s a ex i s t i r e n e s e m o me n t o !
Matar
al inocente Por Raquel Fdez. de Bobadilla Osorio Doctora en Medicina y Cirugía
ciencia y bioética
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El cig oto, ¿ es pa r te de l a madre? De ninguna manera; el nuevo ser es otro ser diferente. Basta que te compares con tu madre. El código genético del nuevo ser humano está completo desde el primer instante: es un ser único e irrepetible. ¡Es distinto a todos los seres humanos que han existido y existirán jamás sobre la tierra!
¿Por qué n ecesi ta a la ma dre? El ser humano en sus primeras horas de vida tiene que implantarse en la matriz de la madre para conseguir el alimento que necesita para continuar su desarrollo. En la matriz de la madre sólo recibe cobijo, nutrición y abrigo. ¡Lo mismo que necesitamos cualquiera de nosotros! “ E l q u e a co g e
a u n ni ño co m o é s t e e n m i n o m b r e, a m í m e a co g e” A los 18 días ya late nuestro corazón... ¡Y ha seguido latiendo (Mc 9, 37 ) sin parar desde entonces hasta este momento en que estás leyendo estas líneas! ¿Cuán do late el cora zón?
¿Cuál es son la s eta pas del desarroll o de un ser humano? Cigoto, embrión, feto, neonato, lactante, niño, adolescente, joven, adulto y anciano. Entre estas etapas no hay una separación matemática, pues todo sucede en un proceso de actividad continua desde el principio. Es siempre el mismo ser humano con los mismos derechos. ¡La ciencia dice que desde el primer instante existe una vida humana!
El cigoto, ¿ es humano? Así como de la unión de un oso y una osa nacerá un osezno, de la unión del óvulo de una mujer y el espermatozoide de un hombre nacerá necesariamente un ser humano.
“ E l a b o r t o es e l p eo r e n em i g o d e l a p a z , p o r q u e s i u n a m a d r e es ca p a z d e d es t r u i r a s u p r o p i o h i j o ¿ q u é me i m p i d e m a t a r t e ? ¿ q u é t e i m p i de m a t a r m e ? y a n o q u e d a n i n g ú n i m p e d i m e n t o” ( B e a t a M a d r e Te r e s a de Ca l cu t a )
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¿ Qu é es el abor to? Es el asesinato de un ser inocente e indefenso. Asesinar es planificar la muerte de otra persona. Madre y médico, las personas cuya misión es velar por la vida del hijo, deciden y planifican acabar con su vida.
¿ Cómo se rea lizan los abor tos? Existen métodos quirúrgicos variados, a cual más terrible, cuyo único objetivo es acabar con la vida del ser humano que se está desarrollando en la madre (succión, inyecciones letales, raspados, decapitaciones, infanticidio durante el parto...) También dispositivos como el DIU son abortivos, impidiendo la implantación del óvulo fecundado en la matriz de la madre; igualmente lo son los métodos químicos, como Norplant, Citotec, Prostaglandinas, la pastilla Ru- 486, la píldora del día después...
¿ E x i s te n r a z o n e s que justif iquen el a bor to? La ley contempla tres supuestos de despenalización del aborto. ¡Atención!: lo despenaliza, no dice que sea legal. 28
Por vi ol a ción: En esta terrible agresión hay tres implicados: el violador, que es el agresor, la mujer que es la víctima, y el hijo que es el inocente. ¿Por qué hay que matar al inocente? Por ma lf or ma ciones en el f eto (aborto eugenésico): No se puede aplicar un control de calidad a los seres humanos, o ¿tenemos derecho a matar a los niños especiales? Para Dios todos somos de primera calidad (ver artículo sobre eugenesia en la revista Buenanueva, número 5).
“ S i qu i e r e s l a Pa z d e f i e nd e l a V i d a” (J u an Pab lo I I)
Por peli gr o pa r a la sa lud f ís ica de l a ma dr e (aborto terapéutico). Terapéutico significa “que cura”. Pero el embarazo no es una enfermedad. El aborto no cura nada; al contrario, destruye la vida en sus etapas de máxima actividad. Los teóricos casos de conflicto entre la vida de la madre y del niño son anecdóticos, pues la avanzada tecnología actual permite cuidar simultáneamente de la salud de la madre y del hijo.
Por peli gr o pa r a l a sa l ud psí qui ca de l a ma dr e (también aborto terapéutico) Por este motivo se está realizando el 98% de los abortos en nuestro país. Estas estadísticas pr e s u p o n en que cada año 100.000 mujeres jóvenes sufren una enfermedad psíquica grave en España por quedarse embarazadas. Si esto es cierto, resulta preocupante el frágil equilibrio mental de las jóvenes españolas, por lo que deberíamos exigir a las autoridades sanitarias que realicen un estudio serio sobre la alta prevalencia de enfermedades mentales entre las mujeres con el fin de buscar las causas y tomar medidas. Algo tan natural y necesario para la especie como un embarazo no puede ser la causa de tanto desequilibrio mental.
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“Si no quieren a los niños dénmelos a mí” (Beata Madre Teresa de Calcuta) La realidad es que este supuesto se utiliza en la práctica para llevar a cabo un programa de aborto libre, en el que los grandes lobbies abortistas sacan beneficios millonarios. Psicólogos o psiquiatras, que ni en sueños podrían ganar esas fortunas, se hacen ricos firmando miles de certificados de enfermedad sin ni siquiera haber visto a la embarazada.
Pe r o s i l a l e y l o p e r m i t e . . . Que algo sea legal o esté despenalizado no quiere decir que esté bien, que sea bueno. Las leyes positivas, hechas por hombres, no siempre son justas; muchas son injustas. Por encima de ellas está la Ley natural inscrita por Dios en lo más profundo de nuestro ser, que dice:“No matarás”. Sin Dios, están justificadas las mayores aberraciones. Sin Dios, todo vale. Sin Dios, no hay esperanza. Pero entonces, ¿por qué luchar? ¿No es absurdo defender los derechos humanos solamente de unos cuantos, dejando en indefensión a tantos niños inocentes? ¿No es absurdo preocuparse de los derechos de las mujeres cuando las estamos matando antes de que puedan ver la luz? ¿No es hipocresía rasgarse las vestiduras ante la pena de muerte? ¿No es hipocresía preocuparse de los pobres del tercer mundo y de los niños explotados? ¿No es hipocresía preocuparse del planeta?, ¿del cambio climático?, ¿DE LAS FOCAS...? Nada tiene sentido si abandonamos y matamos al inocente en el vientre de su madre.
¿ Exi sten otras solu ciones? ¡Por supuesto! Dale a tu hijo una oportunidad como la tuviste tú. ¡Entrégalo en adopción! Hay miles de matrimonios que desean tener un hijo y no pueden. También hay cientos de personas dispuestas a ayudarte en tu maternidad, si al fin recapacitas y te decides por la vida ¡Existe la Red de M adres ! Tel.. 9 02 188 9 88 Y reza, como puedas, como sepas, pero reza... Jesucristo nunca te dejará sola. Conocemos muchas chicas que, sintiéndose solas en esta situación, se pusieron a rezar aunque no lo habían hecho nunca. Dios las ha ayudado, tuvieron a sus hijos e hijas y hoy son felices con ellos, y recuerdan con horror lo que estuvieron a punto de hacer.
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Sexo y género La ideología de Género y sus consecuencias
LA IDEOLOGÍA FEMINISTA RADICAL DE GÉNERO DIVULGADA A PARTIR DE LA DÉCADA 1960-1970 AFIRMA QUE LA MASCULINIDAD Y LA FEMINIDAD NO ESTARÍAN DETERMINADAS FUNDAMENTALMENTE POR EL SEXO, SINO POR LA CULTURA. 30
María Elósegui Itxaso Profesora Titular de Filosofía del Derecho Doctora en Derecho y Doctora en Filosofía
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Las diferencias entre el varón y la mujer no corresponderían a una naturaleza "dada", sino que serían meras construcciones culturales "hechas" según los estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos. María Elósegui Itxaso, doctora en Derecho y en Filosofía, y profesora Titular de Filosofía del Derecho en la Universidad de Zaragoza responde a Buenanueva sobre la ideología de género y sus consecuencias.
LA SEXUALIDAD HUMANA TIENE UN SENTIDO ANTROPOLÓGICO PROFUNDÍSIMO 31
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ciencia y bioética BN— ¿Qué debemos entender por sexo y por género? Prof. María Elósegui —El sexo es masculino (XY) o femenino (XX). Viene dado por los cromosomas. Desde el inicio de la gestación nos desarrollamos ya como hombres o mujeres y esto no lo podemos cambiar nunca (omito aquí deliberadamente la referencia a los casos muy infrecuentes de hermafroditismos o intersexos). El género es el rol asignado en cada sociedad a cada sexo biológico. La clave de las distintas antropologías de la sexualidad no está en el hecho de que se utilice el término género, sino en cómo se expliquen las relaciones entre el sexo (lo biológico) y el género (lo social). Una parte de los roles sociales tienen relación con la propia biología, por ejemplo, el hecho de desempeñar la función de ser padre o madre en una familia —existe un modo de cuidar propio de los varones (varonil) y un modo de cuidar de la madre (maternal)—, pero eso es compatible con afirmar que muchas de las funciones sociales pueden ser desarrollados por los dos sexos, y no están determinadas por la biología. Por ejemplo, la materialidad de las tareas domésticas pueden llevarlas a cabo tanto los hombres como las mujeres. Dependerá de la costumbre, de la educación, de la época histórica, de los horarios, de los acuerdos y organización dentro de las propias familias, de los gustos y habilidades. Buenanueva (BN) —¿Piensa que las diferencias entre varón y mujer son artificios producidos por agentes externos a la persona? Prof. María Elósegui —Las diferencias entre hombre y mujer son cromosómicas, biológicas y psicológicas. Esas diferencias no son artificiales. Vienen dadas por la propia biología. De todas maneras, conviene aclarar que las distintas filosofías que quieren liberar al hombre y a la mujer de su naturaleza no niegan que exista esa diferencia biológica, eso sería absurdo, ya que está demostrado científicamente. Lo que afirman es que no debemos estar condicionados por nuestra biología masculina o femenina.
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EL ERROR ESTÁ EN AFIRMAR QUE CUALQUIER TIPO DE CONDUCTA SEXUAL ES VÁLIDA DESDE UN PUNTO DE VISTA ÉTICO Y ANTROPOLÓGICO realizar las conductas sexuales de acuerdo a la dignidad de la naturaleza humana o ir en contra de la misma. El que podamos elegir no significa que dé igual lo que elijamos. Lo coherente con la naturaleza humana es tener relaciones heterosexuales y dentro de un proyecto estable como es el matrimonio y siempre con la misma persona (fidelidad matrimonial). Hay un instinto biológico, pero a la vez es muy importante la educación para construir de un modo coherente nuestra sexualidad. BN —¿Cuál es el proceso en el que se descubre y se configura plenamente la identidad como varón o mujer?
BN —¿En qué se distingue la identidad sexual de la orientación sexual? Prof. María Elósegui —Por una parte, la identidad sexual forma parte de la identidad de cada persona. Somos persona masculina o persona femenina. La biología está hecha para que hombres y mujeres sientan atracción sexual hacia el sexo opuesto. La identidad sexual está presente en todas las personas a lo largo de toda su vida, con independencia de que sean solteros, casados etc. Además la sexualidad humana está hecha para ser vivida con una persona del sexo contrario. Lo que ocurre es que a su vez, el hombre y la mujer han sido hechos libres, y pueden
Prof. María Elósegui —Es un proceso muy complicado que empieza desde que nacemos. Lo que querría insistir en este punto es en la importancia de que los padres acompañen a los adolescentes en el descubrimiento de la sexualidad. Que sean ellos los que les expliquen las cosas. Hoy los adolescentes y sus padres reciben una información muy confusa. Hay que hablar con los hijos e informarse bien. Tampoco hay que asustarse ante posibles problemas de desorientación sexual, pero sí hay que hacerles frente desde edades muy tempranas. Todo tiene solución con buenos diagnósticos. BN —Algunos apoyan la existencia de cinco o seis géneros: heterosexual masculino o femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado, que cada individuo podría escoger libremente. ¿No es la heterosexualidad una característica inherente a la naturaleza humana? 33
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Prof. María Elósegui —Algunos afirman que la conducta sexual es enteramente elegida y que por tanto no tenemos que actuar de acuerdo a la naturaleza. Como he dicho antes, los que afirman esto no niegan que biológicamente pertenezcamos a uno de los dos sexos, lo que niegan es que lo más digno para el ser humano sea tener conductas heterosexuales. A ver..., en todo esto hay un poco de lío, también en cómo se explican estos errores. Es verdad que somos libres para seguir o no lo que es éticamente correcto. Es decir, es verdad que elegimos nuestras conductas sexuales, pero podemos elegir bien o elegir mal. El error de estas teorías está en afirmar que cualquier tipo de conducta sexual es válida desde un punto de vista ético y antropológico. Tienen razón en una cosa, la sexualidad humana y su heterosexualidad está condicionada por la biología, pero no está absolutamente determinada. El hombre tiene capacidad de transgredir las leyes de la naturaleza, y eso nos diferencia de los animales porque los animales no pueden hacer eso.
De manera que la sexualidad humana se sitúa en un plano superior y muy diferente a la de los animales; transciende lo biológico, porque el hombre es un ser espiritual. Los hombres tenemos libertad para seguir la naturaleza o para vivir contra ella. Los animales no son libres. La sexualidad humana tiene un sentido antropológico profundísimo. BN —Los promotores del feminismo radical de género, para llegar a una aceptación universal de sus ideas, intentan conseguir una "deconstrucción" de la sociedad, empezando por la familia y la educación de los hijos, para "re-construir" un mundo nuevo y arbitrario que incluye, junto al masculino y al femenino, otros géneros.
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¿Este intento de desintegración de la familia milenaria, basada en el amor entre el varón y la mujer, y de ambos hacia sus hijos es una buena idea para lograr una sociedad feliz formada por personas felices?
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LAS DIFERENCIAS ENTRE HOMBRE Y MUJER SON CROMOSÓMICAS, BIOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS. ESAS
Prof. María Elósegui —Por supuesto, que esto no es ninguna idea feliz. Pero de todas maneras, la personas que no se reproducen se van a quedar solas y sin seguidores. Yo me preocuparía más de que se hable en positivo de que aportar hijos es un bien social, y de que los heterosexuales apuesten por vivir con coherencia su sexualidad dentro del matrimonio y de construir una verdadera igualdad entre los sexos, que también hace mucha falta.
DIFERENCIAS NO SON ARTIFICIALES
El feminismo radical ha denunciado una injusticia anterior, que es real. Lo que hay que hacer es buscar soluciones correctas y conformes con la justicia social de la Iglesia, en definitiva con una antropología adecuada. BN —La procreación como hecho biológico se encuentra ennoblecida en el ser humano por el amor en que se desarrolla y, precisamente por eso, ha sido puesta por Dios en el centro de la persona humana como labor conjunta de los dos sexos.
LA SEXUALIDAD HUMANA TRANSCIENDE LO BIOLÓGICO PORQUE EL HOMBRE ES UN SER ESPIRITUAL
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ciencia y bioética La ideología feminista radical pretende "liberar" del matrimonio y de la maternidad. ¿Piensa que abandonar la familia, como ámbito donde se expresa y hace real el amor a los demás, nos permite realizarnos como personas humanas y trascendentes? Prof. María Elósegui —Yo creo que esa idea radical de abandono de la familia tiene pocos seguidores. El problema real hoy en día de los matrimonios jóvenes es cómo compatibilizar trabajo y familia, y, por otra parte, vivir la apertura a la fecundidad y querer tener hijos. En fin, en general los matrimonios jóvenes en España no se sienten atraídos por estos planteamientos teóricos. Lo que pasa es que en la práctica los propios matrimonios heterosexuales condicionan su paternidad y maternidad a cómo organizarse para el cuidado de los hijos. Yo creo que éste es el reto actual. Yo me preocuparía menos del feminismo radical y más de poner en práctica el estatuto de los trabajadores y de exigir que se aplique la legislación existente sobre conciliación entre vida familiar y laboral BN —En la Biblia la mujer es dada como ayuda al varón por el Creador, y viceversa, lo que no equivale a sierva ni expresa ningún desprecio. (Juan Pablo II, Carta Apostólica “Mulieris dignitatem”. También el salmista dice a Dios: "Tú eres mi ayuda." Salmo 70,6; 115,9.10.11; 118,7; 146,5). Varón y mujer, desde perspectivas distintas, llegan a la propia felicidad sirviendo a la felicidad del otro. Esta concepción biblíca del género ¿puede asimilarse con el modelo más equilibrado de relación entre sexo y género: la igualdad en la diferencia? Prof. María Elósegui —Por supuesto que sí. Juan Pablo II ha abierto un gran camino a la antropología y a la teología en el que hay que profundizar. El amor es donación. La corresponsabilidad entre mujeres y hombres tiene sentido desde esa antropología de la igualdad en la diferencia, que además está recogida en parte de la legislación, como por ejemplo en el Derecho Europeo de la Unión Europea.
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EL AMOR ES DONACION
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La adoración
de los Magos
P i n ce l a d a s d e s i mb o l o gí a e n u n t r í p t i co d e H a n s M e ml i n g por Carlos Ortega Fresneda Licenciado en Historia del Arte
L a p i nt u r a d e l o s P r i m i t i v o s Fl a m en co s, e n p a r t i cu l a r l a d e H a n s M em l i g ( A l em a n i a 1 4 3 3 - B é l g i ca 1 4 9 4 ) , e s u n r ef l e j o d e l o s ca mb i o s q u e s e p r o d u ce n en E u r o p a co n l a l l e g a d a d el s i gl o X V. L a s o ci e d a d, l a e co no m í a , e l p e ns a m i e n t o y t a m b i é n l a d ev o ci ó n e x p er i me n t a n e n e s t a ce nt u r i a u n a s e r i e de p er mu ta s q u e a fe ct a n a t o d o e l a r t e e u r o p e o. M i e nt r a s q u e I t a l i a en t r a en e l Qua ttr ocento r o mp i e nd o co n t o d a l a es t é t i ca m ed i ev a l , e n l o s Pa í s e s B a j o s s u r ge u n a r t e m á s v i n cu l a d o a l a s f o r ma s g ó t i ca s d e l a B a j a E d a d M e d i a y ca r a c t e r i z a d o p o r u n p r o f u n d o s e n t i d o r el i gi o s o. A b u n d a n, e n e s te s e nt i d o, l o s cu a d r o s d ev o ci o na l e s y l o s t e ma s m a r i a n o s co m o el t r í p t i co d e l a Ador a ción de l os Ma gos d e e s te p i n tor a l e m á n y q u e en l a a ct u a l i d a d s e e ncu e nt r a en e l M u s e o de l P r a d o. 38
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Ma dre e Hijo, cor redentores del pla n eterno Esta obra, que sirvió para decorar el oratorio particular de Carlos V en la casa real de Aceca, sigue el mismo esquema compositivo del tríptico de Santa Coloma, de Van der Weyden, el cual fue maestro de Memling. En sus cuadros, y en consonancia con la devotio moderna, este pintor de la escuela flamenca recurre a una estética refinada y elegante e imprime un carácter cotidiano en el tema religioso. Los personajes se visten como burgueses de la época e incluso algunos rostros se han relacionado con contemporáneos suyos. Los temas que utiliza son, en las tablas laterales, el Nacimiento y la Presentación del Niño Jesús en el templo y, en la central, la Adoración de los Magos. La Virgen y el Niño protagonizan las tres composiciones. En cada una de ellas, María aparece junto a su hijo, el Salvador, participando como corredentora en el plan eterno de la salvación.
El h umil de esposo de Ma ría La Virgen es la primera que, junto a los ángeles, adora a Cristo desde su nacimiento
E n ca d a u n a d e l a s t a bl a s , M a r í a a p a r e ce j u nt o a s u hi j o co m o co r r e d en to r a e n el p l a n e t e r n o d e l a s a l va ci ó n
La Virgen es la primera que, junto a los ángeles, adora a Cristo desde su nacimiento. La primera que se hace trono de Nuestro Señor sentándolo en su regazo, que ofrece su hijo a Dios, sabiendo que viene de Él y acepta la profecía de Simeón: “Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma” (Lc 2, 34-35). Por el contrario, la figura de San José queda en un segundo plano, representado al margen del misterio y con gesto ausente. En la primera tabla porta una vela que indica que la acción transcurre en la noche y en la Presentación lleva un canastillo de mimbre con las dos tórtolas que se ofrecían en el templo. Este papel secundario que el artista le otorga es, por un lado, una forma de señalar su condición de padre adoptivo y, por otro, una imagen de la humildad del esposo de la Virgen, que acepta la voluntad de Dios. En la Iglesia oriental solían representar a la figura de Satanás tentando a San José en la escena del Nacimiento, lo que simbolizaba la lucha interior del hombre que duda sobre el milagro que está aconteciendo. 39
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arte y literatura El buey y el a sno, símbolos prof éticos de l a Ig lesia
La h uma nidad entera r efl eja da en los Ma gos de Ori ente
En cada escena existe un contraste entre los espacios. Así, para la Presentación, Hans Memling elige un interior gótico que es imagen del templo de Jerusalén, mientras que en las tablas anteriores la acción transcurre en el establo en que se emplaza el Nacimiento de Cristo.
El único texto sagrado que recoge la presencia de los Reyes Magos es el evangelio de San Mateo. En él se menciona a unos magos de Oriente que fueron a adorar al Dios de Israel y así se cumplieron las profecías mesiánicas veterotestamentarias. Aunque son pocas las referencias canónicas, hay multitud de escritos apócrifos que complementan este pasaje y que han servido de fuente iconográfica a lo largo de toda la historia del arte para la representación del tema. Uno de estos textos, el Evangelio Armenio de la Infancia, es el primero que presenta a estos magos como reyes y especifica su número y sus nombres.
Aquí es donde aparecen representados el buey y el asno que la tradición de la Iglesia sitúa en el escenario. Las bestias que acompañaron al Redentor se relacionan con un texto del profeta Isaías: “Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo, pero Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento” (Is 1, 3). Los Padres de la Iglesia asocian este pasaje con una profecía que apuntaba a la Iglesia, al nuevo Pueblo de Dios, personificado en estos animales que adoraron al Niño y que otros habían rechazado. A esto se refirió Joseph Ratzinger diciendo: “Ambos animales eran como los símbolos proféticos tras los cuales se oculta el misterio de la Iglesia, nuestro misterio, puesto que nosotros somos buey y asno frente a lo eterno, buey y asno cuyos ojos se abren en la Nochebuena de forma que en el pesebre reconocen a su Señor” (El Rostro de Dios, Ed. Sígueme, Salamanca, 1983).
El primero de ellos era Melkon, rey de los persas, que ofreció al Niño mirra como prefigura de la sangre que el Hijo de Dios derramaría en la cruz; el segundo Gaspar, rey de los indios, le ofrece incienso reconociéndolo como verdadero Dios; por último, Baltasar, rey de los árabes, le entrega oro por su condición de rey de los reyes. Estos tres sabios se relacionan con los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet), que simbolizan las tres razas del mundo. En este sentido Memling introduce la novedad del rey negro, ya que hasta finales del siglo XIV no empieza a aparecer en las representaciones de la Epifanía.
L o s P a d r es d e l a I g l e s i a a s o ci a n l a p r o f e cí a d e I s a í a s co n l a I gl es i a , p e r s o n i f i ca d a e n e s t o s a n i ma l e s q u e a d o r a r o n a l n i ñ o y qu e o t r o s r e ch a z a r o n
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arte y literatura El universalismo de la Adoración es lo se que se celebra en esta fiesta. Los Reyes Magos, con independencia de la historicidad de su número o de su lugar de origen, son una personificación de la humanidad entera a la que va dirigido el mensaje ecuménico de que Jesucristo ha nacido para salvar a todos los hombres, de todas las razas y de todos los pueblos. Los Reyes Magos no pertenecían al pueblo elegido, lo que nos revela que la Buena Noticia es para todos, desde sabios y reyes poderosos hasta humildes pastores.
Los R eyes M a gos no p e r t e ne cí a n a l p u e b l o e l e g i d o, l o q u e r ev el a q u e l a B u e n a N o t i ci a e s p a r a to d os
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educación
Dejad que los niños
vengan a mí "E n t o n ce s l e f u e r o n
p r es e n t a do s u n o s n i ños pa r a q ue l e s i m p u s i e r a l a s ma n o s y o r a s e; p e r o l o s d i s cí p u l o s l es r e ñí a n. M a s J es ús l es di j o: “ D e j a d q ue l os n i ños ve ng a n a m í , y n o s e l o i mpi dá i s porq u e d e l o s q u e s o n co m o
Una experiencia de fe para los más jóvenes (1.ª parte)
é s tos e s e l R e i n o d e l o s Ci el o s . ”
por Pedro Pareles Benito
Y, de s p u és d e
Maestro de Educación Primaria Presidente de la Asociación Juvenil Parroquia San José de Madrid
i m p o n er l es l a s m a nos , s e f ue d e a l l í ” ( M t 1 9 , 1 4 -1 5 ) . 42
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A través de este artículo, mi intención es transmitir la buena noticia de Jesucristo resucitado, donde los niños y jóvenes tienen un lugar especial. Verdaderamente es posible que ellos experimenten esta noticia de salvación en el siglo XXI, a pesar de los mensajes contrapuestos de la sociedad, la televisión, los colegios, las modas, etc Vivimos en una sociedad donde la familia está totalmente desestructurada; una sociedad que se rige por los cánones que impone la diosa televisión, el dios dinero, la diosa fama; falsos ídolos que determinan en gran parte el comportamiento de todos nosotros, donde el conocimiento del verdadero amor se ha sustituido por la tolerancia, la solidaridad, el placer, etc.
“ P a p á , m a m á , m e gu s t a r í a s e r t el ev i s i ó n p a r a o cu p a r un l ug a r i m por t a nte e n l a ca s a , p a r a q u e m e q u e r á i s, e s cu ch é i s , a t e n d á i s . . . ”
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“ Ya hv éh nu es t r o D i o s e s el ú ni co D i o s (…) qu e de n e n tu co r a z ó n e s t a s p a l a b r a s q u e y o t e d i c t o h oy . S e l a s r e pe ti r á s a t us h i j os ” (D t 6 , 4- 9)
Como consecuencia de la falta de un sentido profundo de la vida, la sociedad se está “deshumanizando”. Esta ausencia ocasiona verdaderas crisis, enormes sufrimientos, depresiones, traumas; en definitiva, un aumento del dolor generalizado en la sociedad que frecuentemente conduce hacia situaciones dramáticas, como el robo, el asesinato, las drogas, la pornografía, el suicidio, etc. Por desgracia los jóvenes son los más vulnerables. Sin ellos ser conscientes, se vuelven el blanco más fácil. El fracaso escolar, la delincuencia juvenil, el racismo, la agresividad, las drogas, la ruptura con la familia no son más que un síntoma de esta carencia de amor, es decir, de la falta de un sentido que les impulse a seguir viviendo. La juventud no hace más que reflejar lo que ellos reciben, ya que si los padres no son conocedores de la trascendencia de sus propias vidas, ¿qué sentido podrán transmitir a sus hijos?
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Yo para ser feliz quiero… a mis padres ¿Por qué los niños no encuentran la felicidad en casa, en sus familias, en el colegio? Si les preguntamos la causa de su infelicidad obtenemos respuestas como: “Porque papá y mamá se pasan todo el día trabajando para que yo tenga de todo, una tele, una consola, una bici, un ordenador, otra tele, muchos juguetes…; pero yo lo que quiero es estar con mi papá y mi mamá. Ellos dicen que me quieren dar lo que ellos no han podido tener, y yo les pregunto que si ellos no tuvieron padres”. “Porque me gustaría tener un hermanito con el que jugar; un hermanito que me enseñara a compartir, a ser maduro, a ser responsable, a querer, a discutir y a perdonar”. “Porque me paso todo el día fuera de casa: me levanto a las siete de la mañana, voy al cole, luego a informática, luego a baloncesto, y a las ocho de la tarde viene la cuidadora a recogerme y me lleva a casa de la abuela..., y no veo a papá y a mamá hasta las diez de la noche cuando llegan y me dan las buenas noches”. “Porque mamá y papá están separados... y dicen que es lo mejor para ellos y para mí; pero... yo no lo entiendo.” SI NUESTROS HIJOS PARTICIPAN DE LAS ACTIVIDADES DE LA FE, DISFRUTARÁN DE LA VERDADERA FELICIDAD, AQUELLA QUE SÓLO EMANA DEL AMOR DE DIOS Y LO IRRADIA TODO
“Papá, mamá, quiero deciros que me gustaría ser televisión. Me gustaría ser televisión para que me escuchaseis todos los días un par de horas; para que me prestarais siempre mucha atención; para que mandarais a los demás callar cuando yo estuviese hablando; para que os sentarais un rato todos los días para cenar conmigo; para que todo lo que yo dijera fuese lo más importante; para que toda la familia se reuniera para escuchar mis preocupaciones y mis alegrías; para ocupar un lugar importante en la casa...; me gustaría ser televisión para que me queráis, escuchéis, atendáis, miméis...” 45
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educación Transmitir la fe: nuestra misión más importante Si los padres cristianos conocemos el verdadero sentido de la vida —“amar y ser amado” en Cristo resucitado—, desearemos transmitírselo a nuestros hijos con el fin de que su existencia también pueda tener sentido. Sin embargo, aun sabiendo dónde está la verdad, muchas veces enseñársela a nuestros hijos no es lo prioritario, pues la rutina y los quehaceres de nuestra vida nos hacen vivir inmersos en nuestro egoísmo. La transmisión de la fe a nuestros hijos, hoy más que nunca, requiere de un enorme tiempo y esfuerzo; desde que se levantan hasta que se acuestan, de camino al colegio, en la escuela, en las actividades extraescolares, en las relaciones familiares, en su tiempo libre, en las celebraciones parroquiales...: ¡siempre! Qué diferente sería si pusiéramos tanto empeño en la transmisión de la fe como lo hacemos en la consecución de nuestros proyectos terrenales, si viviéramos en todo momento nuestras relaciones con los hijos de cara a Dios, aceptando su voluntad con pleno discernimiento. “Shemá Israel, Yahvéh nuestro Dios es el único Dios. Amararás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas” (Dt 6, 4-9).
Mensajes luminosos, caminos de vaciedad Es importante conocer el ambiente en que nuestros hijos se desarrollan y detenernos en reflexionar los cambios que han ido surgiendo. En otros tiempos, y no tan lejanos, las aulas de los colegios públicos estaban presididas por un crucifijo; se jugaba en la calle con los amigos y todos sabían convivir; se compartía con los hermanos; la programación de la televisión era educativa, tradicionalmente se acudía en Navidad a la Plaza Mayor a comprar figuras para el Belén; y en las parroquias había convivencia entre todos los feligreses.
educación Hoy en día el panorama es bien distinto. En primer lugar, en las aulas de los colegios públicos la cruz es desechada por la asignatura de “Educación para la Ciudadanía”; jugar en la calle es peligroso; convivir con los hermanos es bastante imposible porque, o hay mucha diferencia de edad o no existen; en lugar de “Barrio Sésamo” la audiencia disfruta con “Rebelde Guarry Guay”; y respecto a la Plaza Mayor, las figuras del Belén son reliquias del pasado más rancio. La nueva mercancía de los puestos son las pelucas de colores horteras y por supuesto los petardos y las bombas fétidas. ¡Todo es relativismo!, ¡todo es intranscendente!, ¡todo vale! Estos son los mensajes que día a día reciben nuestros hijos. Son constantes estímulos que les entran por los ojos, que les empapan de este sinsentido para conducirlos a un camino de vaciedad.
Palabra a través de las catequesis, de los encuentros, convivencias y actividades que se integran en las diferentes acciones pastorales, etc. Por eso, la Iglesia, hoy más que nunca, debe ser la verdadera casa de los cristianos, en la que mayores y niños se puedan sentir acogidos: el lugar donde cargar nuestras pilas para hacer frente cada día a la ideología imperante. Si nuestros hijos se dejan llevar por la vida que les plantea el mundo, nunca podrán ser felices. En cambio, si participan de las actividades de la fe disfrutarán de la verdadera felicidad, aquella que sólo emana del amor de Dios y lo irradia todo.
El sexo, la fama, los afectos, el poder, el placer, el sentirse realizado..., “todo es vanidad”, como decía San Felipe Neri. Pero todas esas cosas no son inocuas. Son vehículos de un mensaje que nos confunde, que nos ciega, que nubla nuestro entendimiento y el de nuestros hijos.
Acudir a la fuente de la Vida Sabiendo de la importancia de transmitir la fe a nuestros hijos y de la dificultad de hacerlo en esta sociedad en la que niños y jóvenes se mueven en un mundo cargado de ideas contrarias al cristianismo, es indispensable la ayuda de las parroquias. Estas deben formar parte de la vida cotidiana de las personas tanto a la hora de recibir los sacramentos como de conocer la
Y aquí es donde empieza el milagro que da título a este artículo. Un grupo de jóvenes de la Parroquia de San José de Madrid acogieron hace más de siete años la palabra que Jesucristo dijo a sus discípulos: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos.” Y, después de imponerles las manos, se fue de allí” (Mt 19,14-15). Yo estaba en ese grupo de jóvenes y hoy puedo dar testimonio de cómo verdaderamente el Señor nos acogió, nos impuso las manos y desde aquel día sigue bendiciéndonos.*
* En el próximo número de Buenanueva se relatará la experiencia de la Asociación Juvenil de la Parroquia San José de Madrid.
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La objeción es un derecho Decálogo para padres objetores fr ente a “ Educación para la Ciudadanía” L a o b j e ci ó n d e co nci e nci a e s u n d e r echo r eco gi do e n l a Co ns t i tu ci ó n E s p a ño l a , a l cu a l t o d o ci u da d a n o p u e d e a co ge r s e. E l Fo r o d e l a Fa m i l i a e s t a b l ece u n a s e r i e d e p a s o s a s eg u i r p o r a qu el l o s p a d r e s q u e d e s ee n l i b r em e nt e h a ce r u s o de t a l d e r e cho, en e s p e ci a l p a r a a q u é l l o s co n hi j o s a l o s q u e a f e ct a l a a s i gn a tu r a “ E d u ca ci ó n p a r a l a ci u d a d a n í a ” e n e l cu r s o 2 0 0 7 -2 0 0 8 .
Li b er t a d d e e du ca ci ó n . — La actuación de los padres se ampara en la libertad ideológica y religiosa (art. 16.1 de la Constitución) y en la libertad de educación. Los poderes públicos están constitucionalmente obligados a garantizar “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (art. 27. 3 de la Constitución. D er e ch o co n s t i t uci o n a l a l a o b j e ció n d e co n ci en ci a . — La objeción de conciencia es, según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, un derecho reconocido explícita e implícitamente en la Constitución Española (art. 16.1 sobre la libertad ideológica y religiosa), para cuya aplicación no es necesario un desarrollo legal específico para cada materia o caso. Los padres objetores ejercen un derecho constitucional y por tanto es inadmisible en nuestro Estado de Derecho ningún tipo de sanción, perjuicio o represalia por parte de la Administración. P r e s e n t a ci ón de l a ob j e ció n.— — Para ejercer la objeción de conciencia basta con presentar, en cualquier momento —antes o después del inicio del curso—, un escrito en la Dirección del Colegio comunicando esta opción. Se trata de una comunicación (no de una “solicitud”) que el centro tiene obligación de recibir. Si hubiera alguna dificultad al respecto, puede enviarse un burofax desde una oficina de Correos o desde el ordenador a través de la página web www.correos.es o bien presentar el escrito en el registro general de la Subdelegación o Delegación del Gobierno de la provincia. Cop i a s e ll a da de l e s cr i to.— — Es fundamental pedir y conservar una copia sellada del mencionado escrito de objeción de conciencia o, en su caso, del correspondiente resguardo del burofax, pues esta copia o resguardo es la prueba de nuestra objeción y la base para cualquier reclamación o recurso posterior. 48
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A s is t en ci a de l a lu m n o a l cen t r o.— — En ningún caso la presentación de la objeción de conciencia justifica la inasistencia del alumno al Colegio, aunque la clase de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos coincida con el principio o el final de la jornada escolar. En horario escolar, el alumno debe estar SIEMPRE en el colegio, salvo que concurra otro tipo de causas ajenas a la asignatura o la objeción de conciencia. En otro caso, podría producirse una falta de absentismo escolar no justificable y por ello no hay que atender las órdenes verbales de que el niño se marche a casa, salvo que expresamente y por escrito se le dispense de su obligación de estar en el centro. No a s i s te n cia a l a s cl a s es de ed u ca ció n p a r a la ci u da da n ía .— — Desde el momento de la presentación del escrito de objeción de conciencia, el alumno no debe asistir NUNCA a las clases de Educación para la Ciudadanía. Si el centro escolar organiza clases alternativas comunicándoselo así a la Administración, el alumno podrá asistir a estas clases si respetan la elección de los padres. A ct i v i da de s a l t er n a t i v a s a e du ca ci ó n pa r a l a ci u da da n í a .— — La Dirección del Colegio es responsable del menor mientras éste permanezca en el centro, por lo que a aquélla corresponde dar la debida atención educativa al alumno durante el tiempo de no asistencia a las clases de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Los padres prestarán la máxima colaboración a la Dirección del centro para el buen desarrollo de dicha atención, siempre y cuando no se realice con criterios contrarios a sus convicciones. En ese tiempo el alumno podrá realizar, por ejemplo, estudio en la biblioteca, asistir a clase de otra asignatura normal, realizar trabajos sobre la Constitución u otras materias, realizar deporte, etc. Com u n i ca ci on e s p o r es cr it o de l Co l e gio o la A dm i n i s t r a ció n con t r a r ia s a l r e co n o cim i en t o d el de r e ch o a l a o b j e ci ó n.— — Ante cualquier comunicación de la Dirección del Colegio o de la Administración que pueda significar un perjuicio presente o futuro para los padres o el alumno .—como pueden ser la denegación del derecho a la objeción, el recordatorio del carácter obligatorio de la asignatura o la amenaza de consecuencias negativas, incluidas el suspenso en la asignatura, la no promoción o la no obtención del título correspondiente—, los padres iniciarán el trámite de asesoramiento al que se refiere el apartado 10 siguiente. Co m u n i c a c i o n e s m e r a m e n t e v e r b a l e s d e l Co l e g i o o l a A d m i n i s t r a c i ó n q u e p u e d a n s e r g r a v e s.— — Aun tratándose de una comunicación meramente verbal del Colegio o de la Administración, si por las circunstancias en que aquélla se produce o por su gravedad, se plantean dudas sobre sus posibles consecuencias, es conveniente pedir asesoramiento cuanto antes. A s es o r a mi e nt o e in i ci o y tr a m i t a ció n de a ccio n e s l ega le s .— — El Servicio de Asistencia Jurídica al Objetor, cuyo contacto es a través de los teléfonos 914132957, 915325865 y 690780616, presta a los padres asesoramiento y, si así lo desean éstos, se encargará de iniciar y tramitar las acciones legales oportunas tanto administrativas como judiciales para la defensa de sus derechos. Este Servicio tiene carácter estrictamente gratuito y está formado por una red de abogados y procuradores que colaboran desinteresadamente con la causa de la libertad de enseñanza y de conciencia. Los plazos para los recursos son muy breves —diez días para el supuesto más sencillo—, por lo que el contacto con el Servicio de asesoramiento debe ser lo más inmediato posible. 49
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LAS CHARLAS DEL ABUELO D ur a n te e l pa s e o d e a q ue l l a m a ña na , me p r o p u s e h a ce r v o l a r l a i m a g i na ci ó n d e mi s do s n i e t eci l l o s h a ci a l o s i ns o n d a b l e s y f a s ci n a nt e s a b i s mo s d e l a mo r d e D i o s, cr e a d o r d e e s e en i g má t i co s e r ca p a z d e co nt r a d e ci r l e, q u e s e l l a m a h o mb r e.
El amigo de Dios
Co m en cé m i r e l a to h a b l á nd o l es d e l a e s t u p en d a i d e a q u e D i o s h a b í a t e n i d o p a r a d a r por f i na l i z a d o s u p l a n cr e a d o r : cr ea r a a l gu i e n q u e p u d i e r a s e r a m i go s u y o
por Juan Guerrero Roiz de la Parra General DEM
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“ N o e s b u en o q u e e l h o m b r e e s t é s o l o” y D i o s d e ci d i ó d a r a l h o mb r e u n a co mp a ñe r a
—¿Os imagináis? —les decía—. El hombre iba a ser el amigo de Dios. —¿Y no es eso mucho, abuelo? —me preguntó Celia con esa inocente clarividencia tan propia de ella. —Claro que es mucho. Es tanto, que Dios se iba a obligar a hacer un ser que fuera inteligente y libre para que pudiera conocerlo y quererlo. Se iba a parecer mucho a Dios. —¿Es que el hombre no iba a salir de ese puntito que decías? —interrumpió Rufo haciendo referencia a la charla anterior sobre el “Big-bang”. —Claro que sí —continué—. Todo lo que es materia en el mundo empezó en ese dichoso puntito. Lo que pasa es que en el hombre no todo es materia. Muchos millones de años después de lo del puntito empezaron a nacer los animales. Todos actuaban por instinto, de acuerdo con lo que cada cual era y sin poder salirse del plan de Dios. Los animales superiores eran tan perfectos que casi parecían hombres, aunque todavía no lo eran. —¿Y cuándo apareció el hombre, abuelo? —inquirió curiosa Celia. —Pues no te lo puedo decir, porque no lo sé. Lo único que puedo deciros es que Dios tenía que intervenir para que apareciera el primer hombre sobre la tierra; lo mismo que intervino cuando creó el puntito de materia. Y no sólo eso; Dios interviene personalmente cada vez que se forma un hombre nuevo. —¿Eso quiere decir que Dios tiene que hacer algo para que nazca cada niño? —Así es, Celia. Para que haya un niño, tiene que intervenir Dios personalmente y colaborar con el papá y con la mamá. Por eso Dios, que es espíritu puro, pone algo así como un trocito suyo, como un soplo especial, dentro del vientre de la mamá en el momento en el que ha recibido la semilla del papá. Por eso el niño tendrá cosas que le hagan parecido a sus padres y, también, otras por las que se parezca a Dios; es decir, que está hecho a “imagen y semejanza” de Dios, como dice la Biblia. 51
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educación —Eso de parecerse a Dios es muy importante, ¿verdad, abuelo? —Claro Celia, es importantísimo porque, al ser semejante a Dios, el niño podrá hacer cosas que ningún animal puede hacer, como por ejemplo razonar, elegir entre lo bueno y lo malo con libertad. Y, sobre todo, cuando acabe su vida en el mundo, podrá ir a vivir para siempre con su padre Dios en un sitio donde todo es amor y alegría, paz y felicidad. Estará con todos a los que quiere y no acabará nunca de pasarlo bien. —Todas estas cosas se cuentan de una manera muy poética en la Biblia, que es un libro inspirado por Dios a las personas que lo escribieron. Por eso, todo lo que dice son verdades que sirven para los hombres de todas las generaciones. —Por ejemplo, el relato de Adán y Eva no es exactamente histórico, pero sí es verdad lo que querían transmitir sus autores, y es que la mujer y el hombre son iguales porque los dos son hijos de Dios. Pero al mismo tiempo tienen cosas diferentes que hacen que se necesiten, se complementen y se quieran mucho. Para contar esta idea, que es la verdad y lo importante, Dios inspiró un cuento muy educativo: el de Adán y Eva. —El autor dice que el primer hombre, Adán, se paseaba por el paraíso en el que Dios le había puesto, pero que se aburría un poco porque no
podía hablar con nadie. Se sentía solo. Necesitaba querer a alguien como él, pero no existía. —Entonces, Dios se dio cuenta y dijo:“¡Anda! pues es verdad; no es bueno que el hombre esté solo”. Y, como Dios lo puede todo y es muy bueno, decidió dar al hombre una compañera. —Como el autor de la Biblia no sabía cómo nació la primera mujer, Dios le inspiró una manera muy poética con la que quería que quedase claro lo importante: que la mujer es igual que el hombre. Por eso dice que, cuando Adán estaba dormido, Dios le quitó una costilla y con ella formó a la mujer; y que al despertarse y verla, se puso muy contento y dijo: “Esta sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos.” Por eso la quiso muchísimo; ella también se enamoró de él y empezaron una vida muy feliz,
educación juntos en el paraíso. Esa buena vida es la que quería Dios que viviéramos todos los hombres. Caminábamos los tres cogidos de la mano, yo en medio de ellos. De vez en cuando me llenaba de satisfacción mirarlos a la cara y observar sus ojos brillantes, gozosos y alegres, síntoma del buen rato que estábamos pasando juntos, charlando de esas cosas tan estupendas que Dios hace. —Bien —terminé—; pues ya es hora de que nos despidamos. Si volvéis en otro momento os seguiré contando lo que pasó después. Con su natural alegría, salieron disparados hacia la casa, que se divisaba al fondo, compitiendo en una carrera para ver quién llegaba antes.
D i os i nte r v i e ne p e r s o n a l m e n t e ca d a v e z q ue s e f or ma u n hom br e nue vo
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¿ Qui én s oy yo? ¿ Q u é s er á d e m í ? ¿ Qu é s e r á de m i co n ci en ci a cu a n d o h a y a mu er t o ? E s t a s s on l a s pr e g unt a s m á s r a d i ca l es q u e, a j u i ci o d e M i g u e l d e U na m u n o, s e h a ce e l h o m b r e a l o l a r g o de s u v i d a . S i n e m b a r g o, h o y d í a , e n q u e s e v i v e e n l o p r ov i s i o n a l , e n l a p u r a b a n a l i d a d, s o n cu es ti o ne s q u e q u e d a n s i n r e s p u e s t a , p o r q u e, co m o d e cí a J u a n P a b l o I I , n u n ca ha s i do e l h o m b r e má s d es co n o ci d o p a r a s í m i s m o. 54
El misterio
del hombre por M.ª Pilar Moíño Carrillo Licenciada en Ciencias de la Información
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El hombre del siglo XXI vive cada día más alejado de Dios, imbuido en una situación de descreimiento y a merced de una falsa imagen de lo todo lo divino. “Sólo queremos ser hombres” parece ser la máxima que preside la actuación del hombre que se denomina a sí mismo moderno. Ya no le interesa la trascendencia ni la creencia en el más allá. Sólo es importante lo inmediato, es decir, el aquí y el ahora. Según una visión “postmoderna” y “progresista” del hombre, éste quiere equipararse a la vida animal, al “mono desnudo”. Desgraciadamente hoy interesan más las focas y los “derechos del Simio”, que son temas a los que se presta mucha atención en los debates parlamentarios y en los medios de comunicación social, que a preservar en cambio la vida de los no nacidos, por citar un ejemplo.
Cerrados al gran don de ser hijos de Dios
A L H OM B R E M O DE R N O NO L E I N T ER E S A L A T R A S CE N D E N C I A . S ÓLO LE I M P O R TA E L AQUÍ Y A HOR A
El hombre de hoy se parece al hijo pródigo, que, sin valorar la grandeza de su condición, decide marchar de la casa paterna y aventurarse por “lejanos países”, en los que no existe la autoridad del padre. Un mundo sin normas, ni valores, que —según cree él— le permitirán vivir en total libertad. Pero pronto se da cuenta de la falsedad de su postura. Se convierte así en un ser a la intemperie, en total soledad y orfandad. El camino del dolor le abre los ojos y, “entrando dentro de sí”, decide recuperar su verdadera vocación, si bien se conforma con la situación de simple jornalero. Hay muchos cristianos que también prefieren ser simples asalariados. Compromete menos que vivir abiertos al gran don de ser hijos. Ya sabemos del inmenso amor y generosidad del Padre, que lo recibe con los brazos abiertos y de la fiesta que celebra por la alegría de la recuperación del hijo perdido. También podemos establecer un símil del hombre de nuestro tiempo con el hijo mayor, es decir, con aquel que, aunque cumple con sus “obligaciones” de hijo, no ha pasado de considerarlas como una carga; aquel que igualmente desearía conocer esos “países lejanos”, pero le falta decisión para marcharse. No es feliz: está lleno de rencor y envidia hacia su hermano. Quizá su situación es peor porque sólo quiere seguridad. No es capaz de sentir el gozo que reflejan las palabras del Padre: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo.” 55
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escritura y tradición E L H O M B R E M OD E R N O E S U N H O M B R E A LI E N A D O, D E S P OJ A DO D E S U DI G N I DA D, D E L S E N T I DO DE L A V I D A , P R I VA D O D E S U S R A Í C E S , D E L A CO N D I CI Ó N DE HI JO A M ADO D E S U PA D R E D I OS .
El buen samaritano que lava las heridas El hombre de nuestro siglo tampoco está lejos del hombre herido de la parábola del buen samaritano —tal como nos recuerda Benedicto XVI, en su libro “Jesús de Nazaret”—. Es un hombre alienado, despojado de su dignidad, sin valores de referencia, sin sentido de la vida, privado de sus raíces, de la condición de hijo amado de su Padre Dios. Es el mismo Jesús quien, como el buen samaritano, acude en su ayuda, lava sus heridas con vino y aceite —los sacramentos— y lo lleva a la posada —la Iglesia— para que se recupere. Si los judíos piden una señal a Dios para creerle, también hoy le siguen exigiendo señales. No se acepta el aparente silencio de Dios y, sobre todo, lo que no se soporta es que no se doblegue a nuestra voluntad y deseos. Nos olvidamos de que “sus caminos no son nuestros caminos”… En una época tan tecnológica como la nuestra, el hombre trata de utilizar para las cosas del espíritu el mismo método que para las ciencias experimentales. Sólo aceptamos lo que se puede medir o pesar, sin darnos cuenta que, como se dice en “El Principito” de Saint-Exupéry, lo esencial no se puede ver con los ojos, sólo con los del alma; pero a éstos se les presta poca atención. Necesitamos, hoy más que nunca, profundizar en “el hombre interior”, porque, como decía San Agustín, allí encontraremos a Dios. Allí se desvela, o al menos se atisba, el misterio del hombre. 56
Según el Concilio Vaticano II, Cristo revela al hombre quién es. Porque es un Dios encarnado, porque es verdadero Dios y verdadero hombre, es decir, hombre en plenitud, y porque es el rostro humano de Dios y al mismo tiempo el rostro divino del hombre.
L a i g l e s i a , m a e s t r a de v i d a , t i e n e m u ch o q u e m o s t r a r p a r a q u e e l h o mb r e e n cu e n t r e s u ca mi no y p u e d a v i v i r e n pl e ni t ud
escritura y tradición L o s cr i s t i a no s n o d eb em o s ca e r e n e l p e s i m i s m o. co n ta m o s co n l a gr a ci a d e D i o s : “ D o nd e a b u nd ó e l p e ca d o, s o b r e a b u nd ó l a gr a ci a”
A tientas por la vida chata Buena parte de los problemas de esta sociedad se deben a que el ser humano es un desconocido para sí mismo. Le falta penetrar en el sentido de su vida, saber cuál es su misión, su meta, su camino. No sabe a qué atenerse; por eso, camina sin rumbo fijo. Eso sí, aunque no sepa muy bien la meta, todo lo vive aceleradamente, huyendo de sí mismo . Si nada es verdad, si todo vale, si el relativismo parece ser el único dogma del hombre moderno y el laicismo más radical es predicado a los cuatro vientos, el pesimismo se impone. El ser humano se encierra en un egoísmo sin límites, al tiempo que se deja llevar como una marioneta al son de los voceros de lo “políticamente correcto”. La Iglesia, maestra de vida, tiene mucho que mostrar para que el hombre encuentre su camino y pueda vivir en plenitud. Sin embargo, son muchos los que tratan de taparle la boca, de encerrarla en la sacristía para que no moleste ni despierte esa nostalgia de Dios, esa sed de trascendencia que todo hombre lleva en lo profundo de su corazón. Pero los cristianos no debemos caer en el pesimismo. Contamos con la gracia de Dios: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” como dijo San Pablo. Tal vez de la misma manera que le ocurrió al hijo pródigo, en el dolor de un mundo sin alma, el hombre, incluso la humanidad entera, pueda abrir los ojos y, “entrando dentro de sí”, se dirija nuevamente a la Casa del Padre y recupere la dignidad y la felicidad perdidas. Es necesario ponerse en camino ya. La fe y la esperanza nos alumbran. Así lo recuerda esta breve poesía de Luis Rosales: D e n o ch e i r e m o s , d e n o ch e . S i n l u n a i r e mo s , s i n l un a . Q u e p a r a b u s ca r l a f u e n t e , s ó l o l a s e d n o s a l u mb r a .
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L o s a d el a nt o s t é cn i co s d e q u e g o z a m o s h oy e n d í a d eb en s er ú t i l e s p a r a e l h o m b r e en s u i nt e gr i d a d, e s d e ci r, p a r a e l cu er p o y el es p í r i t u .
"Lloró Jesús" (Jn 11,35)
A pa r e nt e m e n t e a l g un os d e el l os v a n di r i gi dos a l bi e ne s t a r o a l a s a l ud d e l cu e r p o ; o t r o s e n ca m b i o s o n e s p e cí f i ca m e nt e p a r a n u e s t r o i n t e l e c t o. P e r o e n ci e r t a m e d i d a t od os p ueden y deben r e d u n d a r e n p r ov e ch o d e nu e s t r o e s pí r i t u. 58
por Jesús Amado Moya Catedrático de Física y Química
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Un remedio o medicamento sanará nuestro cuerpo, y debemos volver nuestra mirada agradecida a Dios que puso en el hombre el poder de investigar la materia y descubrir sus cualidades y propiedades. Los ordenadores facilitarán nuestras tareas y también este avance técnico debe servirnos para nuestra acción de gracias a Dios. Todo buen remedio debe administrarse en dosis tanto más reducidas cuanto más potente sea su efecto. Algo parecido sucede con la Biblia, desglosada en capítulos y versículos por Roberto Stephano, allá en el siglo XVI. Es admirable que el criterio de dosis idónea también se verifique en el terreno bíblico. Las posibilidades de la informática son tan extraordinarias que nos permiten en breves minutos ubicar el versículo más corto del Nuevo Testamento En la versión española de Nácar-Colunga obtuve el siguiente pasaje: “Lloró Jesús” (Jn 11,35). Estas dos únicas palabras son de tal densidad que ciertamente Stephano acertó al asignarlas un único versículo.
L AS LÁ G R I M AS DE J ES ÚS ¿ NO SO N U NA P R U E B A PA L PA B LE D E L A HU M A NI D AD D E CR I S T O ?
“Lloró Jesús”, ¿no es una prueba palpable de la humanidad de Cristo?: enteramente semejante a nosotros en todo menos en el pecado y, por tanto, sujeto a los mismos sentimientos de dolor, tristeza, amor y solidaridad con el sufrimiento ajeno. Esas lágrimas de Jesús ¡le hacen tan cercano a nosotros! Sólo dos palabras, pero cuántas horas de meditación y oración agradecida conllevan. Son como las fórmulas que encontramos en un libro de Física. Vemos expresiones simples como E=m.c_, o bien F=m.a. El profano apenas identificará cada letra con una magnitud física como la masa, la energía o la fuerza. En cambio, para el experto, el que sabe bucear en las profundas aguas del conocimiento, tales expresiones encierran magníficas realidades pese a su pequeñez. Y de modo semejante ocurre con las realidades cotidianas. En un primer momento pueden parecer simple rutina, hechos intrascendentes, pero para aquel que sabe rasgar las apariencias de cosas, personas y acontecimientos, cada uno de sus actos posee trascendencia de eternidad. Basta llenarlos de contenido mediante el amor. 59
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E n es t o s d í a s una a ut or i d a d d e l a y unt a m i e nt o S e v i l l a n o pr opone q ue l a s f i es t a s d e Na v i d a d s e s u s ti t uy a n por f i e s t a s de l s o l s t i ci o de i nv i er n o.
La Navidad ha muerto, viva la Navidad Por Jesús Esteban Barranco Doctor en Teología Dogmática
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El solsticio de invierno Bien. Asépticamente no habría nada que objetar. Ya se sustituye la celebración del rito sacramental del matrimonio cristiano con otra ceremonia laica, el bautismo con otra representación excéntrica, la primera comunión con algo parecido y la Eucaristía con un convite entre colegas y la recitación de algunas fórmulas con algunos alimentos variopintos; y así sucesivamente. De hecho, la Semana Santa tiende a cambiarse por la semana blanca o semana de vacaciones por esos mundos de Dios, la fiesta de Todos los Santos por la insulsa Halloween, los Reyes Magos por Papá Noel o Santa Claus y la Cuaresma va precedida por la muestra desmadrada de zafiedad carnavelesca; por la misma regla de tres, la fiesta de la Inmaculada podría mutarse en la conmemoración de alguna de las vestales romanas o por el paseo en carroza de Miss Mundo y la del Corpus por el mismo paseíto del Míster Mundo de turno, la de Cristo Rey por el Día triunfal de la ONU.
Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu Luz La fiesta de Navidad fue introducida tardíamente por la Iglesia para cambiar las costumbres paganas. Parece evidente que Jesucristo no nació un 25 de diciembre, pero la Iglesia escogió esta fecha para suplantar la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto, que los paganos celebraban solemnemente (porque en el solsticio de invierno las horas de sol van creciendo hasta el solsticio de verano, que, dicho sea de paso, ya se celebra como la noche de las hogueras en lugar de la fiesta de San Juan Bautista, “el mayor nacido entre los hijos de mujer”: Mt 11,11).
E L CU LT O A L S OL YA V E NÍ A D E S DE A NT I G U O. ¿ Y QU É M E J O R S O L I N V I CT O QU E E L N A CI M I E N T O DE J E S UC R I S TO, LU Z V E R D A D E R A Q U E I LU M I N A A T O DO H O M B R E ?
El culto al sol ya venía también desde mucho antes en el Antiguo Egipto y perduraría mucho después, como en los pueblos mayas. ¿Y qué mejor Sol Invicto que el nacimiento de Jesucristo, sol que viene de lo alto? “Él es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1,19), como ya había cantado Zacarías:“Nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte” (Lc 2,78-79). Que ahora venga alguien, con ínfulas de novedad y progresismo para retroceder a aquellas costumbres paganas, no hace más que confirmar la decepción del evangelista: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,13).
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R e s u l t a r í a t r i s t e m e nt e có m i co v e r n o s e nv u e l t o s e n f e l i ci t a ci o n e s q u e e m p i e ce n d i ci e n d o : “ ¡ f e l i z s o l s t i ci o d e i n v i e r n o ! ”
¡Qué hermosa es una las bellísima antífonas en “Oh”, la de las vísperas del día 21 de diciembre!: “Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte”; hay en ella una gradación maravillosa de la luz: primero nos habla del sol de la aurora o sol naciente, luego de un resplandor que se empieza a encender vivamente hasta acabar en un sol glorioso. Este sí que es un canto precioso a Jesucristo Luz del mundo. Resultaría tristemente cómico vernos envueltos en felicitaciones que empiecen diciendo: “Feliz Solsticio de Invierno” o saludarnos con frases como “¿con quién vas a pasar este Solsticio de Invierno?, ¿dónde vas a ir este Solsticio de Invierno?, ¿qué te han regalado en el Solsticio de Invierno?, ¿habéis tirado ya el belén?, ¿dónde vais a poner este año el arbolito del Solsticio de Invierno?, ¡qué bueno estaba el cordero en la cena de Nochebuena, perdón, del Solsticio de Invierno!”... Hasta me temo que más de una pluma sesuda arroje condensados pensamientos y altas reflexiones para enaltecer la idea y dar la bienvenida gozosa a una fiesta tan “progre” y actual, tan en consonancia con nuestra cultura y civilización laicista, que, entre otras cosas, desbanca, ¡por fin! a la tonta y blanca Navidad, días de agria melancolía, tristes recuerdos e insoportables villancicos para muchos… Pues ¡qué bien!
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El Señor nos ha revelado su salvación La Iglesia, en cambio, es decir, nosotros los cristianos seguiremos proclamando “Feliz Navidad”, cada vez, cada año, más conscientes del misterio que semejante felicitación entraña, sabiendo que ya somos un resto, como el Resto de Israel —“No temas, pequeño rebaño mío” (Lc 12,32)— , porque ya lo dejó claro Jesús: “Mi Reino no es de este mundo” (Jn 18,36), como previamente había rezado a su Padre: “El mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo” (Jn 17,14); pero tampoco somos extraterrestres o un “rebaño” aparte, no; la Iglesia y los cristianos vivimos en este mundo como ampliamente lo ha descrito el Concilio Vaticano II en su Constitución pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, con la misión de ser Luz de los Pueblos (en su otra Constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia), para ser luz, sal y fermento de la humanidad, sabiendo que no “tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro” (Hb 13,14), “pues ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios” (Ef 2,19); por eso el Señor suplica a su Padre: “No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno” (Jn 17,15). “Dichosos los que entrarán por las puertas de la Ciudad” (la Jerusalén celeste) (Ap 22,14).
La noche está avanzada, el día se echa encima Iniciativas como estas de fomentar las fiestas o manifestaciones lúdicas laicistas y de desenterrar fiestas paganas pretéritas tienen para nosotros una vertiente positiva: nos ayudan a depurar y decantar nuestra fe y despertar del letargo y sueño sobre laureles conseguidos en siglos o décadas pasados en los que nos hemos dormido mansurrona y torpemente; nos incitan a salir de la anestesia —como ocurre con los recién operados—, vomitando las costumbres paganas. El Señor se nos ha acercado triste y desconsolado por el panorama reinante y, como a los discípulos en Getsemaní, nos ha encontrado dormidos porque nuestros ojos estaban cargados de sueño” (cfr. Mt 26,43), hasta que nos ha zarandeado con una voz imperante: “¡Levantaos!, ¡vámonos!” (Mt 26,46).
E l S e ñor s e no s h a a ce r ca d o y, co mo a l o s d i s cí p u l o s e n G e t s e ma n í , n o s h a e nco nt r a d o dor mi dos
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tiempo litúrgico Un Niño nos ha nacido: el Mesías, el Señor Y, en concreto, en las fiestas de Navidad, nos servirán para vivir más y mejor el misterio de la Encarnación del Verbo nacido como hombre de las entrañas de la Virgen María: Dios se ha hecho hombre para que éste llegue a ser Dios; el Verbo asume “lo nuestro” para hacer de lo nuestro algo “suyo”; el Hijo del Padre se encarna para hacernos a nosotros hijos de Dios. Más aún: la generación de Jesucristo como hombre implica no sólo a Él como cabeza, sino a todo el cuerpo, a todos los hombres (Gaudium et Spes, 22). El segundo prefacio del ciclo litúrgico de Navidad lo canta así: “el Verbo eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir en sí todo lo creado, para reconstruir lo que estaba caído y restaurar de este modo el universo…”
Por eso, dejadme que yo sí pueda felicitar estas fiestas gozosamente gritando “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo en el Señor”. Que no venga ningún mensajero del Solsticio de Invierno a “liarnos el belén”, que ya bastante liado está, y que me dejen en paz —la que cantaron los ángeles a los pastores— poniendo mi propio Belén.
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E l ver da der o e s t a d o l a i co n o e x cl u y e l a r e l i g i ó n D i f e r e n ci a s e n t r e e s t a d o l a i co y e s t a d o l a i ci s t a
Marcelo Pera Expresidente del Senado italiano
Para Marcelo Pera, ex presidente del Senado italiano, “el verdadero Estado laico no excluye la religión”. Así lo manifestó en el Congreso Internacional “Culturas y Racionalidad”, que se celebró en la Universidad de Navarra el pasado mes de noviembre y al que asistieron cerca de doscientas personas de diferentes confesiones religiosas, como judíos, ortodoxos, luteranos y católicos, para hablar sobre la diversidad cultural existente en la sociedad contemporánea y la necesidad acuciante de establecer un diálogo interreligioso. En su ponencia, Pera estableció una distinción entre Estado ‘laico’ y ‘laicista’. “Por ‘laico’ entiendo que el Estado está separado de cualquier Iglesia y actúa de modo autónomo. El pensamiento laico se desarrolla de modo racional, pero no excluye la dimensión religiosa y sobrenatural; el laicismo, por el contrario, es una ideología que se propone eliminar la dimensión religiosa del hombre”. Asimismo para el ex mandatario “los valores democráticos nacen del cristianismo”. A su juicio, algunos de los principios básicos de las sociedades occidentales —como la igualdad, la libertad, la dignidad de la persona—, tienen su origen en la cultura cristiana; por lo que animó a todos los demócratas a no despreciar dichos valores y a trabajar para su consecución. Para el ex presidente, es un deber de todos los ciudadanos sin excepción defender los valores propios de la tradición judeocristiana, ya que la democracia necesita fundamentos sólidos, compartidos por la totalidad de los ciudadanos.
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La capilla
por J. Horacio Vázquez Licenciado en Derecho
M e g u s t a r e z a r en l o s h o s p i t a l e s y e n l o s cen tr o s d e s a l u d. R e z a nd o s i em p r e s e a ci e r t a , p u es n i n gu n a o r a ci ó n ca e e n e l v a cí o. P e r o cu a nd o l o h a g o en u n h o s p i t a l , cu a nd o r e z o e n e s a s i n me ns a s ca te d r a l e s b l a nca s d e l d o l o r h u m a n o y d e l a es p er a n z a q u e no r e co n o ce l í m i t es , e s co m o s i m i p l e ga r i a f u e r a d i r e ct a a l co r a z ó n d e Cr i s t o p a r a h a ce r m á s l i g er a y m á s f r u ct í f e r a l a ca r g a d e e s e s u f r i m i e n t o. . 66
del hospital Y lo hago por todos los que allí trabajan por la salud de los demás, por los enfermos que quieren curarse y por los familiares y amigos que los acompañan confortándolos en ese trance. Sí, cuando uno reza allí, mientras recorre los pasillos buscando una consulta o sentado en una sala de espera, solo o apretando la mano de un ser querido, la oración sencilla y confiada multiplica su eficacia. Sé que llegará antes a su destino, que penetrará en muchos corazones necesitados de afecto que no conozco. Puede que estén silenciosos a mi lado o quizá al otro lado del tabique, pero sé que se hará bálsamo amoroso sobre las heridas quirúrgicas que tardan en cicatrizar. Mi oración se convertirá en consuelo inesperado para el que no confiaba en nada ni en nadie; grito de la vida que nace en el parto difícil de una madre angustiada; sonrisa del niño enfermo que no sabe por qué le duele “ahí”; alegría del convaleciente que despierta de una operación complicada, o quién sabe si también luz de esperanza divina para una fe que estaba dormida.
mosaico Sí: son tantas y tan variadas las necesidades del amor y del consuelo que se cobijan en un hospital. Hacen falta tantos milagros para curar a los que sufren. Son tantos los cuerpos destrozados que entran casi sin vida en los quirófanos de urgencia, que nuestras oraciones parecen poca cosa. Son como pequeñas gotas de esperanza en un océano de tragedias humanas. Pero eso sí, gotas vivas llenas de gracias capaces de transformar el mundo. Porque la oración que allí se pronuncia es como una transfusión de amor donde el que reza quiere dar a otros cariño y consuelo, o la gracia divina que estos puedan recibir de Dios..., aunque ese otro no lo haya pedido, aunque ese otro crea que no lo necesita, aunque no lo sepa. Ni una sola gota de esa oración amorosa se pierde. Y, si puedo, me acerco hasta la capilla del hospital donde Jesús siempre espera impaciente. ¡Pero qué solitaria está la capilla! La lamparilla que anuncia la presencia de Jesús en el sagrario emite destellos rojos a través del cristal, como diminutas llamadas de auxilio para cubrir una necesidad urgente de amor. La sala que comunica con la capilla está llena de gente preocupada que espera un ingreso, una consulta, el resultado de un análisis o la salida de una operación. Pero la capilla está vacía. Jesús también está enfermo, pero no recibe visitas en el horario habitual. La fuente del amor, el camino seguro, la esperanza cierta que nunca defrauda, no tiene amigos que se interesen por él en esta tarde de un día cualquiera. Me quedo un rato haciéndole compañía. La soledad, el silencio y la penumbra del lugar sagrado invitan a la reflexión y al recogimiento. ¡Dios mío, le digo, con todo lo que necesitamos de Ti! Después me voy y Él se queda otra vez solo.
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H oy, l a H e r m a n a G l e nd a n o s p r o p o n e v i v i r l a ex p e r i e n ci a d e l a p a l a b r a s u b i en d o l o s cu a t r o p e l d a ñ o s d e l a es ca l e r a , d e l a t i e r r a a l ci e l o, “ l a l e ct i o d i v i na”.
por Laura Gómez González Profesora de Religión
De la tierra
al cielo
La l ectura , p r i m er p e l d a ño, “ i m p l i ca e l e s t u d i o a s i d u o d e l a p a l a b r a , ca e r en l a cu en t a d e l o q u e me d i ce a m í , e s t a r a t e nt o”. La meditación, s e g u nd o p e l d a ño, “ e s u na a ct i v i d a d d e l a me nt e, q u e co n a y u d a d e l es p í r i t u y d e l a r a z ó n, b u s ca e l co n o ci mi en to d e Cr i s t o o cu l t o e n l a s es cr i t u r a s ”. La ora ci ón , t er ce r p el d a ño, “ es co m o e l i m p u l s o f e r v i en te d e l co r a z ó n ha ci a D i o s , p i d i e nd o, d a n d o gr a ci a s , a l a b a n d o ; p o ni e n d o tu co r a z ó n , t u m e nte, t u s f u e r z a s y to d o t u s er e n C r i s t o, q u e d e p r o n to te h a b l a e n l a s e s cr i t u r a s p a r a co ns o l a r t e o p a r a i nq u i e ta r t e”. La contemplación, ú l t i m o p e l d a ño d e l a e s ca l e r a , “ e s u na e l e va ci ó n d e l a m en te s o b r e s í m i s m a , es q u e d a r t e p e n di en t e d e D i o s , s a b o r e a n d o l a s a l e gr í a s d e s u p r es e n ci a , d e s u d u l z u r a , e s de j a r s e a b s tr a er p o r l a b e l l e z a d e D i o s , p o r s u s o j o s , s u mi r a d a , s u p r e s e nci a . E s l a cu m b r e, e s e l p u n to d e l l e g a d a a l ci el o”. 68
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M E D I TACI ON E S I NS P I R A D A S P OR U N P R OG R A M A R A D I O F Ó N I CO La verdad es que me quedo absorta escuchando; tiene que ser bellísimo llegar a este último peldaño; sí: eso debe ser tocar realmente el cielo; pero yo estoy ahora mismo con los pies en la tierra, empezando el primer peldaño y me dispongo a leer la palabra. Nos propone: Libro del Apocalipsis (22,1621): “...El espíritu y la novia dicen ven...; ven, Señor Jesús...”. Y suena su voz, esa voz suave y melodiosa que me envuelve, me abstrae y me hace llegar hasta Él: “Ven, Señor Jesús, ven pronto a mi vida, porque sin ti ya no soy nada y nada vale la pena...” Recuerdo mis años de juventud, mis primeros pasos hacia la adultez, alejada de todo lo que eres tú, aquellas noches locas en las que había que cerrar cualquier local; mis primeros amores que nunca llegué a consolidar. Estudié, encontré un buen trabajo en el que pronto despunté y rápidamente ascendí con buen sueldo; conseguí una buena casa, pero, según pasaban los años, se cernía sobre mí una profunda insatisfacción, en medio de la diversión, del ocio, viajes, nuevos amoríos...: volaba alto, muy alto, hasta que caí. Una enfermedad me lo arrebató todo o al menos eso creía. De repente, de la noche a la mañana, me encontré conviviendo con el dolor y el sufrimiento que acaecía a mí alrededor; un primer ingreso en el hospital para que me dieran un diagnóstico, me sobrepuse y a los quince días salí; a las pocas semanas una nueva recaída me hizo abandonar mi casa y regresar a la de mis padres. Cada vez más dolor, más sufrimiento, y no hablo solamente del mío, ya que ahí estaba también el de mi familia, pues no mejoraba y parecía que se avecinaba lo peor. De nuevo otro ingreso en el hospital, donde pude hacerme eco del dolor, del infinito dolor del sufriente, de la muerte de mis compañeras de habitación, pensando que quizás fuera yo la siguiente. 69
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mosaico DE LA TIERRA AL CIELO: INTENTO TOCARLO, PERO TODAVÍA MIS DEDOS NO LO ALCANZAN.
Una pequeña capilla de ese triste hospital me devolvió a la vida, me dio la vida, encontré su mirada, esa profunda mirada enamorada que te penetra, que te hace ver que te ama, que eres su hija amada: eso fue lo que me dio la fuerza para luchar y vencer la enfermedad y eso fue lo que me hizo cambiar. Y hoy, en las palabras de la Hermana Glenda, en su voz y su canción, descubro que hasta entonces no había encontrado al Señor. Vivía sólo pensando en mi persona y, por ello, en medio del vacío y de la insatisfacción: nada me llenaba, todo sonaba a hueco, todo me cansaba. De esto han transcurrido ya siete años; terrible, implacable, pero bendita enfermedad que dio sentido a mi vida. El Señor vino a mí, me sacó del abismo en el que estaba, encendió mis deseos de amarlo, de amar, de servir al hermano. Vino a mi mente y a mi corazón; por ello, “ven, Señor Jesús”, ven siempre a mi vida, porque, cuando tú me faltas, me sobra todo y mi alma no descansa. De la tierra al cielo: intento tocarlo pero, todavía, mis dedos no lo alcanzan.
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ENTRE VISTAMOS HOY A JUAN PARRA, COORDINADOR DE LA FUNDACIÓN ANA FRANK PARA ESPAÑA E IBER OAMÉRICA DE LOS PR OYECTOS QUE EL DEPAR TAMENTO INTERNACIONAL DE LA FUNDACIÓN DESARR OLLA.
El diario de Ana Frank Desde 1947, año en que se publica por primera vez el “Diario de Ana Frank”, ha sucedido tal cúmulo de acontecimientos provocados por dicho libro que sería muy difícil poder enumerarlos. Como pincelada podemos reflejar que desde 1960, cuando abre las puertas el famoso museo de Ana Frank —el escondite de la familia Frank y cuatro judíos más, conocido como La Casa de Atrás, porque así lo llamó Ana—, el número de visitantes ha crecido de forma espectacular. Si en 1960 fueron 10.000, en 2006 se alcanzó la cifra récord de 987.000 visitantes y, en 2007, se espera sobrepasar el millón.
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BN —¿A qué se debe este éxito de visitantes? J.P. —Hay factores que siempre influyen, como la indiscutible difusión del Diario de Ana, la multitud de exposiciones que mis colegas realizan por todo el mundo, diversos proyectos educativos que desarrollamos en diferentes países, etc.; pero estamos igualmente sorprendidos de constatar que, cuanto más se aleja en el tiempo la vida de Ana Frank, mayor es el interés que despierta en la gente, sobre todo en las nuevas generaciones.
BN —Además de holandeses, ¿qué nacionalidades predominan como visitantes? J.P. —Curiosamente, éste último año los españoles vamos en cabeza y en posición muy destacada, pues representamos casi el 20% del total. Luego está muy repartido entre turistas de la Unión Europea, Estados Unidos y, ¿cómo no?, Japón. 72
BN —¿Españoles? ¿Cómo es posible? ¿A qué se debe? J.P. —Aparte de que se han inaugurado líneas aéreas de bajo coste, también me hago yo esa pregunta, puesto que para desarrollar proyectos en España me he encontrado con dos grandes dificultades casi insalvables: que en España no somos antisemitas —eso creemos y pensamos— y que no hemos vivido directamente la Segunda Guerra Mundial: todo esto hace que apenas estemos sensibilizados por el “holocausto judío”. Ya tuvimos bastante con nuestra Guerra Civil. Le aseguro que el que ha vivido de cerca y en propias carnes el genocidio que los nazis provocaron, no reacciona igual ante historias reales. Piense que no murieron seis millones de personas: los nazis mataron a una persona y eso lo repitieron seis millones de veces. Fue tremendo.
BN —Los españoles, ¿somos de verdad antisemitas? J.P. —Estamos convencidos de que no, puesto que desde 1492, cuando expulsamos a los judíos de España, ya han pasado cinco siglos y hemos aceptado aquel dicho de que “muerto el perro se acabó la rabia”. De hecho, contactar hoy con judíos es casi anecdótico y hasta, por desgracia, están tan arraigados los prejuicios y estereotipos en nuestra sociedad que se utilizaba el término ”judiada” como adjetivo denigrante y peyorativo. No olvidemos que la inmensa mayoría de
españoles aún cree que “el lobby judío es muy rico, que mueve los hilos de la economía y las finanzas y que está detrás de casi todos los medios de comunicación“. La realidad es bien distinta. Si conociéramos bien la historia de los judíos españoles, más de uno nos llevaríamos una sorpresa, pues quizás nos estuviéramos tirando piedras contra nuestro propio tejado. Apellidos tan comunes como Manrique, Mendoza, Jiménez, Loyola, Pérez y un largo etcétera, tienen o contienen raíces judías. Hay que desmitificar muchas cosas que tenemos arraigadas hasta la médula. Y si tocamos el tema religioso, pues aún más. Pero todo viene por desconocimiento. Le aseguro que cualquier cristiano de a pie se iba a sorprender de lo unida que está nuestra fe a la fe judía. Hay que tener presente que Jesucristo, la Virgen, los Apóstoles y las primeras comunidades cristianas eran de raza judía…
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BN —¿Qué fines persigue la Fundación?
BN —Y, concretamente, ¿en España?
J.P. —Tiene por objeto mantener vivo el recuerdo de Ana Frank y del período en el que el nacionalsocialismo detentó el poder. ¿Cómo? Manteniendo abierta como museo “La Casa de Atrás” (el escondite) y desarrollando proyectos íntimamente ligados a la defensa y mantenimiento de la libertad, el respeto por los derechos humanos y por sociedades pluralistas y democráticas. A través de las actividades que desarrollamos pretendemos ser fuente de inspiración de estos ideales; o, por lo menos, que la gente se interrogue con la historia de Ana y la tragedia que vivió.
J.P. —Básicamente estoy centrado en exposiciones itinerantes sobre Ana basadas en el álbum inédito de familia, donde se recorre el período de 1929 a 1945, desmenuzando de forma personalizada la subida de Adolfo Hitler al poder, la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto, etc. Igualmente he desarrollado proyectos más desconocidos, como el del heroísmo de Ángel Sanz Briz, diplomático español que en 1944 salvó en Budapest a unos 5.500 judíos, una historia interesante que apenas conocemos. Y ahora… —sonríe el entrevistado.
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Las plantas traseras del edificio donde se encontraba la empresa de Otto Frank estaban vacías. En secreto, Otto Frank ya se había estado ocupando de acondicionar la casa como escondite. 1 Rellano con biblioteca giratoria 2 Habitación de Otto, Edith y Margot Frank 3 Habitación de Ana y de Fritz Pfeffer 4 Cuarto de aseo 5 Habitación de Hermann y Auguste van Pels 6 Habitación de Peter 7 Desván
“LA CASA DE ATRÁS” (El Escondite) BN —Ahora, el musical “El Diario de Ana Frank. Un canto a la vida” J.P. —Sí…, ahora un musical, aunque pueda parecer una idea disparatada. Si se hace como se debe —y doy fe de que así se está haciendo—, espero que este musical revolucione el mundo artístico y musical en España y, esperemos, en el extranjero. Además es un producto enteramente nacional, en donde la Fundación se compromete en primera persona no como productora, sino como garante de la veracidad histórica. Además nos interesa muy mucho motivar a los jóvenes, a los estudiantes, a los universitarios, dada la falta de ideales y proyectos que reina entre la juventud. Este puede y debe ser un revulsivo en todos los sentidos. Ya no existen referentes. ¿Por qué no este musical? Tiene y contiene todos los ingredientes.
Este musical no dará respuesta a la gran pregunta de “¿cuál es el sentido de la vida?”, pero estoy seguro de que reafirmará su defensa y el respeto por el otro, por el perseguido, por el prójimo. Ahora tan solo queda preguntarnos de nuevo “¿quién es mi prójimo?”
BN —Pero, dada la historia de Ana Frank, ¿será éste un musical trágico? J.P. —El final nos lo sabemos todos, pero eso no significa que la vida de Ana fuera una tragedia constante. Las 22 canciones del musical reflejan un abanico de sentimientos que ella vivió: alegría, pena, tristeza, nervios, risas, llantos, amor, deseos, anhelos… que están total y absolutamente inspirados en párrafos del diario. Además es un musical para todos los públicos, para toda la familia, para todas las creencias, para todas las edades, que nos hará reír, llorar y disfrutar a todos.
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J u a n “ Cu a l q u i er a” y M a r í a “ D e l M o n t ó n” e s t á n pr e pa r a nd o s u b o d a y h a ci e n d o p l a ne s pa r a e l f ut ur o: ¿ E n u n a i gl e s i a o e n e l j u z ga d o ? P a r a e l ca s o, n o t i e n e d e m a s i a d a i m p o r t a n ci a . L o q u e l e s p r e o cu p a e s q ue é l te r m i n e d e e n ca j a r en u n b u e n t r a ba j o y q ue a el l a l e s a l g a u n e mp l eo q ue l a l i ber e de l a mo n o t o ní a d el ho g a r.
Planes
de futuro por Pedro Guerrero Padrón Ingeniero de Caminos
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Y s o b r e l o s h i j o s , ¿ q u é? U n os a ñ i tos e v i tá nd ol os p a r a “ pod e r d i s f r u t a r d e l a v i d a” ; l u e g o, p r o g r a m a r l a p a r e j i t a l o s p l a n es Así, con las “entradas” de ambos, se podrán pagar con desahogo las letras del piso y no será problema el adquirir los bienes “indispensables” para vivir con comodidad sin que falten las fiestas, las amistades y los viajes con los que llenar los momentos de ocio. Y sobre los hijos, ¿qué? En este aspecto los dos tienen ideas muy claras: unos añitos evitándolos para “poder disfrutar de la vida”; luego, programar la parejita: con un poco de suerte niño y niña... y para de contar.
l o q u e o cu r r i ó Pasado ese tiempo en el que la fuerza de la atracción sexual allanaba todas las dificultades, afloró implacable su mutuo egoísmo. Las “incompatibilidades” parecían insufribles y, con o sin divorcio, cada uno decidió vivir por su lado. Intentaron llenarse la vida con mil banalidades, pero fue inútil: aquello seguía siendo una existencia vacía y hueca. Acabaron viviendo una sórdida vejez colmada de amargura y sin horizontes. Fue una lástima.
I n te nt a r on l l e na r s e l a v i d a co n mi l b a n a l i d a d es , pe r o f ue i nú ti l : a q u e l l o s eg u í a s i e nd o un a ex i s t en ci a v a cí a y h u e ca
l o q u e p u d o h a b er s i d o Con un planteamiento menos egoísta, comprendiendo que ningún ser humano puede hacer a otro plenamente feliz; viviendo las ineludibles dificultades de la convivencia diaria y tratando, por encima de todo, de que el otro pueda ser feliz, su relación hubiera sido más sólida. Aquel explosivo amor de los comienzos se habría transformado con los años en un actitud vital más profunda, tierna, serena y compartida. Los hijos, fruto de su amor y generosidad, habrían alegrado sus días con el calor del cariño que crece día a día en una familia unida y, al final del camino, habrían afrontado el paso definitivo a la Vida eterna desde la plenitud del amor y con una gran paz. Pero, ¿cómo conseguirlo?
la clave Los esposos pueden ser felices si viven apoyados en el Señor; poniéndole en el centro del matrimonio; deseando cada uno ser transformado por Jesucristo, el único que da la Vida y salva, el único que puede dar la capacidad de amar cuando el otro se convierte en tu enemigo. 77
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H oy e n l a I g l e s i a , g r a ci a s a D i o s , t o d o e l mu n d o h a b l a de e va ng el i z a r. D e s p u é s d e t o d o, l a e va nge l i z a ci ó n e s u na a ct i v i d a d t í p i ca m e n t e e cl e s i a l . Pa r a S a n Pa bl o s e t r a t a i n cl u s o d e a l g o v i t a l , p o r l o q u e l l e ga a e x cl a ma r e n u n a d e s u s ca r t a s : “ ¡ A y d e mí s i n o a n u n ci a s e e l e v a n g el i o ! ” ( 1 Co 9 , 1 6 b ) .
La necedad
de la predicación salva al mundo por Alfonso V. Carrascosa Científico Titular del CSIC
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Pero si bien es cierto que se habla mucho del tema, también lo es que a menudo se incluyen dentro del término evangelización actividades de índole tan diversa que habría que reflexionar un poco sobre qué es lo fundamental. Para ello es ineludible referirnos al denominado anuncio explícito del Evangelio.
En primer lugar, el Diccionario de la Real Academia Española afirma que explícito/a es un adjetivo que debe calificar algo justo cuando exprese clara y determinantemente una cosa. Expresiones como Al pan pan y al vino vino o Se puede decir más alto pero no más claro pueden ser asociadas sin esfuerzo alguno al término explícito/a. Por lo tanto, la característica fundamental del propio anuncio apostólico es la de su carácter explícito. El Magisterio de la Iglesia ofrece una importante ayuda para despejar las posibles dudas al respecto.
el anuncio explícito de Jesucristo En la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi (EN), el Papa Pablo VI, respecto a la evangelización en el mundo contemporáneo señalaba que “como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, es decir, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es, sobre todo, liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por Él, de verlo, de entregarse a Él” (EN, 9). A la hora de definir qué es evangelizar, indicaba que “significa llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad” (EN, 17). Tras reconocer la importancia del testimonio de vida que “constituye ya de por sí una proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva” (EN, 21), podríamos decir que implícita, pasaba a señalar que “esto sigue siendo insuficiente, pues el más hermoso testimonio se revelará a la larga impotente si no es esclarecido, justificado —lo que Pedro llamaba dar «razón de vuestra esperanza» (52)—, explicitado por un anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús” (EN, 22). A este anuncio inequívoco fue a lo que Pablo VI llamó anuncio explícito. Más adelante explicaba que dicho anuncio debía contener como centro el kerygma, esto es, “una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios” (EN, 57).
Eva ng e l i z a r s i g n i f i ca l l e v a r l a B ue na Nue va a t odos l os a m b i e n t es d e l a h u ma n i d a d (E N, 1 7 ) 79
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mosaico Para poder llevar a cabo este anuncio explícito, Pablo VI destacaba entre todas las posibles vías el de la predicación viva, indicando que “no es superfluo subrayar la importancia y necesidad de la predicación: «Pero ¿cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? Y, ¿cómo creerán sin haber oído de Él? Y ¿cómo oirán si nadie les predica?... Luego por tanto, la fe viene de la audición, y la audición, por la palabra de Cristo»” (EN, 69). Esta ley enunciada un día por San Pablo conserva hoy todo su vigor, como se recoge en la exhortación (EN, 42), ya que este primer anuncio a los que están lejos debe incluir la predicación explícita, que no es excluyente de otros medios, pero que ha de ocupar un papel primordial (EN, 51).
P e r o ¿ có mo cr e er á n s i n h a ber oí do de Él ? y ¿ có m o o i r á n s i na d i e l es p r e d i ca ? ( E N , 6 9 )
la Buena Nueva para todos los hombres Posteriormente Juan Pablo II en su Encíclica Redemptoris Missio (RM), respecto del primer anuncio de Cristo Salvador, señalaba que “el anuncio tiene la prioridad permanente en la misión: la Iglesia no puede substraerse al mandato explícito de Cristo; no puede privar a los hombres de la «Buena Nueva» de que son amados y salvados por Dios” (RM, 44). En cuanto a la evangelización también se señala que “ésta debe contener siempre —como base, centro y a la vez culmen de su dinamismo— una clara proclamación de que en Jesucristo se ofrece la salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios” (RM,72). Este anuncio además puede hacerse solo, como los apóstoles, es decir, que no obligatoriamente se necesita de la comunidad, ya que “al hacerse en unión con toda la comunidad eclesial, el anuncio nunca es un hecho personal.
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L a f e v i e ne d e l a p r e d i ca ci ó n , y l a p r e d i ca ci ó n p o r l a pa l a br a de D i os (R m 1 0 , 1 7 )
El misionero está presente y actúa en virtud de un mandato recibido y, aunque se encuentre solo, está unido por vínculos invisibles, pero profundos, a la actividad evangelizadora de toda la Iglesia” (RM, 45), y porque “los oyentes, más pronto o más tarde, vislumbran a través de él la comunidad que lo ha enviado y lo sostiene” (RM, 76). Así pues es evidente que son muchos los escritos de la Iglesia que vienen a esclarecer y reafirmar el significado de las palabras de san Pablo:“Por tanto la fe viene de la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo” (Rm 10,17), y “de hecho, como el mundo en su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación” (1Co 1,17-31). Una cosa es bien cierta: la Iglesia sigue confiando en el poder de la predicación. Confiemos también nosotros. 81
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E n un a pa us a d e r e co g i m i e n t o, a br o l a B i b l i a y me e ncu e nt r o co n a q u e l e l o g i o d e J es ú s s o b r e s u p r e cu r s o r : “ O s a s e gu r o q u e n o h a na ci d o de m u j e r u n o má s gr a n d e q ue Ju a n el B a ut i s t a , a u nq ue e l m á s pe q ue ño en el r e i n o d e l o s ci el o s e s m á s g r a nd e qu e é l ” ( Mt 1 1 , 6 )
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La feria
de las vanidades por buenanueva
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“ . . . m i s cr i te r i o s no s o n t u s cr i t e r i o s, S e ño r ”,
Prólogo La perplejidad se apodera de mí ante esa paradoja: por un lado, Juan Bautista es el más grande y, por otro, el más pequeño. ¡Con la de personajes ilustres y grandes que ha habido en toda la historia del pueblo de Israel!: Ahí está Abrahán el padre de todos los creyentes y toda la lista de los patriarcas: Isaac, Jacob y sus doce hijos; ahí está Moisés, figura indiscutible del Mesías venidero; ahí está el Rey David, puntal del pueblo hebrero; ahí está el coro de los profetas… ¡Y ha tenido que venir este eremita, con sus pintas estrafalarias, para merecer semejantes alabanzas de Jesús! Y encima el Maestro va y nos dice que el más tontito del pueblo, ese que ha sacado un cinquillo raspado en el juicio divino para entrar en el cielo, ese que ha vivido a lo loco y, en sus últimas, ha sido capaz de decir “Señor, te amo”, es todavía más grande que Juan Bautista. Pues no lo entiendo o, mejor, empiezo a darme cuenta de que “mis criterios no son tus criterios, Señor”, y, ante semejante paradoja prefiero quedarme mudo, porque, todavía para más “inri”, Juan Bautista, el “más grande”, se considera un don nadie, heraldo de quien “viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de la sandalia” (Jn 1,27).
Acto primero Pues si Juan Bautista es tan grande y era solo el mensajero, ¿cuál será la grandeza del Señor que él anuncia? Resalta así que Jesús, entonces, es el más grande de verdad. ¿Será esto cierto? Porque yo tengo la impresión de que en realidad las cosas funcionan de otra manera. En la vida de cada día, con las gentes con que me encuentro —en el colegio, en la oficina, en el taller, en el mercado, en el autobús, en la ventanilla de correos o del banco, en la calle, en la reunión de vecinos, en el círculo de mis familiares, tal vez en mi propia casa…—, Jesucristo es el gran desconocido: no es ni el más pequeño ni el más grande; no es, simplemente; no pinta nada, se le ignora o es ignorado: hay masas ingentes que nunca han oído hablar de él.
J e s u cr i s t o e s el gr a n d e s co n o ci d o : n o e s n i e l m á s pe q ue ño n i e l m á s g r a nd e ; n o e s , s i m p l e m e n t e. . . 83
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“ S eñ o r, t ú l o s a b e s t o d o, t ú s a b e s q u e t e q u i e r o”
Recuerdo que hace muy pocos años había una encuesta sobre quién era el personaje más ilustre o de más renombre entre los conocidos de los encuestados: las respuestas se dividieron entre los famosos de la canción, del deporte, del dinero, del poder, de la política y otros héroes de la historia…; Jesucristo ocupaba, creo, un puesto más allá del número cien… ¡Qué decepción! He hecho una segunda pausa y he mirado dentro de mí preguntándome:Y yo, ¿conozco de verdad a Jesucristo? Me he quedado quieto y me parece que el suelo ha empezado a moverse bajo mis pies… y muchas seguridades a bambolearse. De repente, como a Pedro, me parecía que el Señor me preguntaba: “¿Me amas?”… Ha seguido un silencio y, al final, con los ojos humedecidos, me parecía oír una voz en mi interior que quería responder: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero” (Jn 21,17).
Acto segundo En estas estaba cuando, pocas horas después, me vi en la coyuntura de acercarme al centro de la ciudad a realizar unas compras, justo en una tarde de fiestas, de ofertas y de rebajas… ¡Madre mía!, ¡qué barahúnda, qué ruido y confusión! Era una marea de gentes que iba y venía por oleadas en todas las direcciones.
¡Qué bullicio!: eran miríadas y miríadas, no exagero: el metro sacaba multitudes a la superficie como un volcán arroja lava. Era un tropel de muchedumbres trajinando de acá para allá, de manera que dar dos pasos para moverse parecía casi misión imposible… Logré comprar lo que llevaba en la cabeza y, tras pedir a alguien que me indicara la salida más cercana para escapar de aquella trampa, pude alejarme de allí poco a poco. Sé que no soy el único que ha tenido una experiencia así; pero lo que más me abrumaba era el rostro y los gestos de las gentes: parecíamos muñecos autómatas moviéndonos en un circo laberíntico, con los ojos indiferentes, que pasan continuamente de largo sobre los que, a su vez, te pasan a ti y tú a ellos: nadie se fija en nadie, si no es, acaso, para dar un suave empellón a alguien para abrirse camino o para recibir un empujoncito de algunos que te acosan por delante y por detrás. Cada cual va a lo suyo y solo algunos grupos aislados hacen corro para llamar la atención con algún espectáculo o musiquilla y recabar cuatro cuartos, mientras algunos padres chillan a sus hijos para que no se suelten de sus manos. ¿Es así la feria de las vanidades que nos han contado a veces nuestros mayores? Pocas veces me he sentido menos persona que en medio de semejante tropel con tantas idas y venidas husmeando de un lado a otro. Pocas veces, en medio de tanto barullo, me he sentido tan solo. Pocas veces, en medio de tanta confusión, he querido cerrar los ojos y desaparecer deprisa muy lejos.
mosaico . . . por q ue “ tú s ol o t i e ne s p a l a b r a s d e v i da et e r n a ”
Acto tercero De pronto me ha venido a la mente aquello de que andamos “errantes como ovejas sin pastor” (Mc 6,34). ¿Qué haría Juan Bautista en medio de esta algarabía?, comencé a preguntarme. ¿Cómo iría vestido ahora? La mente empezó a trabajar y no transcribo lo que pasó por ella, porque estoy seguro de que también tú eres capaz de fabricar la escena... Supongo que no empezaría a increparnos: “Raza de víboras…” (Mt 3,7), porque ya me imagino que en seguida se le echaría encima más de algún Herodes. Por eso me pregunté, más bien: ¿y qué haría el mismo Jesucristo ahora aquí? Y entonces sí que supe verlo mirando a las turbas con grandes ojos de misericordia, pero no supe poner en su boca palabra alguna, como si deseara que atrajera a todos resumiéndonos, por ejemplo, el Sermón de la Montaña… Pero no, también hallé la respuesta de Abrahán al rico Epulón: “Tienen a Moisés y a los profetas, ¡que les oigan!... Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite” (Lc 16,2931).
Epílogo En otra tercera pausa de recogimiento, caí en la cuenta de que Juan Bautista soy yo, de que Jesucristo soy yo y he tenido ganas de subirme a un banco o encaramarse a algún sitio y ponerme a gritar:“El Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc 1,15); pero se asentaba mí el miedo, el sentido del ridículo y la vergüenza… Me sentía incapaz de convencer a nadie a pesar de que Jesucristo haya muerto y resucitado y mi única reacción fue ponerme a llorar, como San Juan, porque nadie era capaz de abrir y leer el libro sellado con siete sellos, que es como parece estar la Palabra de Dios para esta generación, que “tiene ojos y no ve, tiene oídos y no oye” (Sal 115,5-6): “Y yo lloraba mucho porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro ni de leerlo” (Ap 5,4). Y así me he quedado paralizado ante mi nulidad e ineptitud. Pero tú, Señor, que de la nada creas el Universo, que de la muerte sacas la vida y de la cruz la gloria, infundes tu Espíritu, renuevas la faz de la tierra y haces que “el celo por tu casa me devore” (Sal 69,10; Jn 2,17), para que no me quede encerrado en mi ensimismamiento, cobrando fuerzas en la certeza de que “la esperanza no defrauda”(Rm 5,5), que es “dichoso el que no se siente defraudado por mí” (Mt 11,6), porque “tú solo tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68).
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el túnel del tiempo E l á n ge l d e l a m u e r t e d a b a p o r s a ci a d a s s u s a n s i a s y l a co nt i e n da t e r m i na ba . S o b r e l a i n me n s a p l a ni ci e ci en to s d e ca d á v er e s p o b l a b a n l o q u e ha b í a s i d o el ca mp o d e b a t a l l a y e l s i l e n ci o co me n z a b a a r e i n a r, m i e nt r a s l a t ór r i d a br i s a d el de s i e r t o s e l l e v a b a l os ol or es a s udor y s a n g r e.
La verdadera paz que
reconquistó Jerusalén por Juan Ignacio Rodríguez Fernández Técnico en Electrónica
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el túnel del tiempo
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Los pocos cruzados supervivientes descansaban dispersos entre los muertos mientras el eco del ejército enemigo se alejaba poco a poco entremezclado con los gemidos de los heridos, que empezaban a intensificarse ahora que había cesado el choque de espada contra espada y escudo contra escudo. Los que aún conservaban algunas fuerzas se levantaban para buscar al compañero herido. Mientras, desde la cabecera de mando, en la retaguardia, ya se habían enviado decenas de sanitarios con la esperanza de llegar a tiempo para rescatar a los más graves. Una vez más, Don Jaime Hernando, Barón de Santibáñez, se preguntaba si merecía la pena perder tantas vidas aunque fuera a cambio de la reconquista de Jerusalén. Cada vez eran menos y, aunque más expertos en la lucha, los enemigos los superaban en número en las últimas contiendas. Era consciente de que se acercaba el día de la derrota, pues el enemigo no daba importancia a las propias bajas y esperaba con paciencia el final.
Traer refuerzos desde Europa era muy costoso y lento. Él se debía a su señor, que era un hombre engreído y orgulloso, cegado por el ansia de poder y gloria, que, con la excusa de la defensa de Tierra Santa, acumulaba prestigio y riquezas, mientras que a su ejército le ocurría lo contrario. Don Jaime, hombre creyente, benévolo y amable con su servidumbre, había empeñado su hogar, sus tierras y sus vasallos por una causa que parecía justa y, en obediencia a su señor, había emprendido un largo y costoso viaje desde sus amadas y añoradas tierras burgalesas con todos los varones disponibles de catorce a treinta años. Además, contaba entre sus tropas con restos de otros batallones derrotados y diezmados que se habían unido bajo su estandarte, ya que se le consideraba un gran estratega preocupado por tener bien alimentado y descansado a su ejército. Incluso un grupo de caballeros templarios había decidido combatir a su lado por la defensa de los Lugares Santos. 87
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el túnel del tiempo dudas en el fragor de la batalla Pero don Jaime no era el único que tenía pensamientos contrarios a los de entablar continuas escaramuzas y batallas. Se empezaban a escuchar voces venidas desde Europa que hablaban de causas perdidas, corrupción de los señores de la guerra y planes en los que ya no se tenía en cuenta a Dios. Así, en estos últimos años del siglo XII, las calumnias y enemistades hacia la Orden de los Templarios ponían en peligro su existencia, ya que habían alcanzado mucha riqueza y poder, y se los acusaba de que el Santo Sepulcro ya no era el verdadero motivo de su lucha. En sus múltiples escarceos por la conquista de territorios, Don Jaime había conocido algunos hombres de paz dentro del bando enemigo, que como él, por obediencia, se veían obligados a la lucha bajo amenazas a sus tierras y familias. Tras el abandono por parte del rey de Francia, Felipe II Augusto, debido a los problemas en su reino y a su rivalidad con el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, la Tercera Cruzada había emprendido una peligrosa misión: la reconquista de Jerusalén y la derrota definitiva del temible Saladino. Don Jaime se encuentra dispuesto a realizar una primera incursión en la capital. Gracias a los templarios que lo acompañan, se le permite acampar junto a la fortaleza de “Toron des Chevaliers”, a pocos días de Jerusalén, con la intención de sopesar la resistencia de los sarracenos e intentar levantar un asentamiento que facilite el asedio a la ciudad por parte del grueso de tropas del rey Ricardo...
L a te r ce r a cr u z a da ha b í a em p r e n d i d o u n a p e l i gr o s a m i s i ó n : L a r e co n q u i s t a de J e r u s a l én y l a der r ot a d el t e m i b l e S a l a d i n o
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El túnel del tiempo se había abierto una vez más. Andrés, Isabel y Octavio, los jóvenes viajeros del tiempo más expertos, llegaban después de un largo viaje a Constantinopla; de allí partirían a Jerusalén, con la complicada tarea de influir en la opinión de los señores de la guerra para dar al traste con tanta matanza. En una todavía desconocida España, donde aún media parte de ella era musulmana, las cruzadas habían dado un gran impulso para desalojar a los sarracenos de la Península Ibérica. Decirles ahora que abandonaran las contiendas sobre Tierra Santa era como decirles que dejaran también las cruzadas emprendidas contra Al Ándalus. Sin embargo, los chicos sentían que debían intentarlo, a pesar de los nulos resultados obtenidos en Constantinopla...
el amor: el arma más eficaz Estando Don Jaime sentado dentro de su tienda de mando al abrigo de las murallas de “Toron des Chevaliers”, se presenta uno de sus capitanes con la noticia de que tres jóvenes venidos de Burgos solicitan una audiencia. La noticia le parece extraña, pero a su vez le proporciona una satisfacción interior y siente curiosidad por esos tres personajes que han realizado tan largo viaje para habl con él. ¿Traerán noticias de su hogar? Da la orden de hacerles pasar e Isabel, Octavio y Andrés, ataviados al uso, se acercan a su presencia realizando la consabida reverencia; él, con un sencillo gesto de su mano, les invita a hablar. Cuando le dicen que vienen por su propia cuenta con la intención de hacerle comprender que existen métodos distintos para la reconquista de Jerusalén, los toma por unos bravucones, pero en su interior se despierta la duda. Andrés argumenta que Dios no ama la violencia y que el verdadero templo de la cristiandad no es Jerusalén, sino el interior de uno mismo; Isabel le comunica que nuevas ideas y cambios de espíritu están surgiendo y darán sus frutos en breve; Octavio le habla del amor, de la dedicación a los más débiles y que es necesario desterrar el uso de las armas. 89
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el túnel del tiempo Don Jaime, que es hombre humilde, dice entender más o menos sus revolucionarias intenciones, pero argumenta que lo que ellos cuentan no es motivo suficiente para convencer a su señor; entonces Andrés le explica cómo los apóstoles vivían después de Pentecostés, anunciando a Jesucristo por medio de la evangelización. Tendido en su lecho en la oscuridad de la noche, el Barón de Santibáñez no concibe que la palabra sea más fuerte que la espada ante los infieles sarracenos, ni la toma de Jerusalén por otro método que el de las armas. Cansado por tantos días de vigilia y tantos meses de lucha se duerme rápidamente, pero su sueño es inquieto, ya que no para de repetirse las palabras de los jóvenes en su interior.
de repente, la paz El día amanece caluroso; ha recibido noticias de la cercanía del ejército inglés y sabe que pronto conocerá al famoso Ricardo Corazón de León y unirá su espada a la de él. Por un momento piensa en la locura de contarle lo sucedido la tarde anterior y hablarle del mensaje tan extraño que ha recibido.
Don Jaime Hernando, Barón de Santibáñez, regresó a sus tierras de Burgos y murió anciano en su casa palacio, rodeado de los suyos y amado de sus siervos. Sus hazañas recorierron todo el norte de la provincia de Burgos y fue llamado por los más cercanos “El Conquistador de la Paz”... Pero esto también es una leyenda.
Históricamente se sabe que Ricardo Corazón de León cambió inesperadamente sus planes de asedio y negoció con Saladino un tratado de paz. La Tercera Cruzada daba un giro inesperado y, tal vez por la escasez de recursos y lo diezmado de ambos ejércitos, las puertas de Jerusalén fueron abiertas para los cristianos sin derramarse una gota más de sangre. También se sabe que Saladino murió unos meses después. La leyenda dice que Ricardo regresó de las cruzadas totalmente transformado.
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bendita María
En el ba r r i o d e Tr i a n a d e S ev i l l a s e e n cu e n t r a l a p a r r o qu i a d e M a r í a S a nt í s i m a d e l a O, en l a q u e ex i s t e l a A r chi co f r a d í a d e e s t a a d v o ca ci ó n d e l a V i r g en M a r í a y l a d e l S a nt í s i mo S a cr a m e nt o d e N ue s tr o P a d r e J e s ú s N a z a r e n o.
Bendita tú,
Virgen de la O
por Buenanueva
E l f i a t d e M a r í a a co gi e nd o e n s u s e no a l V e r b o E t e r n o d el Pa d r e e s , a s u v e z , i ma ge n d e l a I g l e s i a
bendita María
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Tenemos que remontarnos ni más ni menos que al siglo VII, en nuestra España visigoda, concretamente en el X Concilio de Toledo del año 656, para fijar la fecha de la institución de la fiesta de la Expectación de la Virgen María ante el parto. Desde ese momento queda establecida su celebración el día 18 de diciembre, es decir, siete días antes de la Natividad de Jesucristo. En cuanto a la imagen, cabe señalar que fue el pasado 2 de junio de 2007 cuando ha sido canónicamente coronada por el Cardenal Carlos Amigo Vallejo.
El sí de María, imagen de la Iglesia La advocación “O” tiene su origen en la costumbre de rezar siete antífonas los siete días previos a la fiesta de Navidad. Estas precisamente comienzan con la expresión gozosa de una “¡Oh!” —en latín simplemente “O”—, por lo que, con el correr del tiempo, alcanzó más popularidad que la de “Virgen de la Expectación” o “Virgen de la Esperanza”: en cualquier caso los tres nombres o advocaciones se refieren a la Virgen María embarazada, figura especial del tiempo de Adviento, tiempo litúrgico en el que se espera la venida del Mesías, y nadie como la Virgen quien lo esperó durante nueve meses. En la iconografía cristiana han abundado las imágenes y tallas de esta Virgen, llegándose a catalogar en toda Europa unas ochenta, aunque algunos expertos afirman contar casi el doble. No falta tampoco la corriente que explica el nombre por la forma ovoide del vientre abombado de la mujer embarazada, en este caso, la Virgen María. La fuente inicial de esta representación de María embarazada hay que buscarla, como ocurre en otros muchos casos, en Oriente, a partir de la Virgen del Apocalipsis, la mujer coronada de doce estrellas, la mujer alada, etc. La devoción a la Virgen desde el momento de la Anunciación no es un rasgo de devoción mariana dirigida al sentimiento, sino que va más allá: el fiat de María acogiendo en su seno al Verbo Eterno del Padre es, a su vez, imagen de la Iglesia. De modo que cuando los cristianos acogemos también el anuncio de Jesucristo, quedamos fecundados por el mismo Verbo, convirtiéndonos de alguna manera en su madre:“Mi Madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 8,21).
L a a d v o ca ci ó n “ O ” t i e n e s u o r i ge n e n l a co s t u m b r e de rez ar siete a nt í f on a s l os s i et e dí a s p r ev i o s a l a f i e s t a d e N av i d a d
¡qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María! Pero nosotros hemos querido relatar brevemente la devoción a la Virgen con esta advocación de la “O”, para resaltar precisamente las siete bellísimas antífonas del Oficio de Vísperas de esos siete días precedentes a la Navidad, antífonas cargadas de hondo significado bíblico y profundas reminiscencias proféticas del Antiguo Testamento esperando al Mesías. 93
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bendita María 1 7 d e d i ci e m b r e : Oh Sabiduría,, q u e br o ta s t e de l o s l a b io s d e l A lt í s i m o, a b a r ca n d o de l un o a l ot r o co n f í n y o r d en á n do lo to do co n f ir m e z a y s u a v i d a d, v e n y m u é s t r a n o s e l c a m i n o d e l a s a l v a ci ó n . 1 8 d e d i ci e m b r e : Oh Adonai,, Pa s t or de la Ca s a d e I s r a e l , qu e t e a p a r e ci s t e a M o i s é s e n l a z a r z a a r d i e n t e y en e l S i n a í l e d i s t e t u l ey, v e n a l i b r a r n o s co n e l p o de r d e t u b r a z o. 1 9 d e d i ci e m b r e : Oh Renuevo de l t r on co d e J es é , qu e t e a l z a s co m o u n s i g n o p a r a l o s p u e b l o s , a n te q u ie n l os r ey e s en m u de cen y cu y o a u x i l i o i m pl o r a n la s n a ci o n es , ve n a l i br a r n o s , n o t a r d e s má s .
¿Rezaba o cantaba así la Virgen María embarazada? Seguramente que entre todas las cosas que guardaba en su corazón, más de una vez aflorarían a sus labios esos preciosos elogios dirigidos a su Hijo, a quien había llevado en sus entrañas: “Sabiduría, Adonai o Señor, Raíz o Renuevo del tronco de Jesé, Llave de David, Sol, Rey y Emmanuel”. La Iglesia ciertamente así lo viene cantando desde aquellos comienzos en el siglo VII. Quien conoce un poco el canto gregoriano, como ocurre aún en los monasterios, sabe de la belleza escondida en estos textos, que merecería cada uno una exégesis más amplia. Hace cuarenta años, el P. Lucien Deiss, pionero de la música litúrgica, grabó por primera vez en castellano estas antífonas en Salamanca, con otro grupo de cantos inspirados en la Escritura y difícilmente superados hoy.
2 0 d e d i ci e m b r e : Oh Llave d e D a v i d y Cet r o d e l a ca s a d e I s r a e l, q u e a b r es y n a di e p u e de ce r r a r, ci er r a s y n a di e p u e de a br i r, ve n y li b r a a lo s ca u t i v o s q u e v i v e n e n t i n i e b l a s y e n s o m b r a d e m u er t e. 2 1 d e d i ci e m b r e : Oh Sol qu e n a ce s de l o a lt o, R e s pl a n d or d e l a l u z e t e r n a , S o l d e j u s t i ci a , v e n a h o r a a i l u mi n a r a l o s q u e v i v e n e n t i n i e b l a s y en s o mb r a d e m ue r t e. 2 2 d e d i ci e m b r e : Oh Rey de l a s n a ci on e s y D es e a do de lo s p u e b l o s, P i e d r a a n g u l a r d e l a I g l e s i a , q u e h a ce s d e d o s p ue b lo s un o s ol o, ve n y s a lv a a l h o mb r e q u e f or m a s t e d el b a r r o d e l a ti er ra. 2 3 d e d i ci e m b r e : Oh Emmanuel,, r ey y l egi s la do r n u e s t r o, e s p e r a n z a d e l a s n a ci o n e s y s a l v a d o r d e l o s pu e b l o s , v e n a s a l v a r n os , S e ñ or D i o s n u e s tr o.
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M á s d e u na v e z a f l o ra r í a n a s us l a bi os e s o s p r eci o s o s e l o g i o s d i r i gi d o s a s u h i j o : S a b i d u r í a , S e ño r, R e nu e v o, L l a v e, S o l , R ey y E mm a n u e l
entretenimiento El hermano Buenanventura
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por Rodrigo
Empieza Moisés...
¿Qué? ¿Echamos unos hoyos?
Toca con su palo en la orilla y las aguas forman una columna a derecha e izquierda. Moises pasa a pie enjuto, patea la bola y emboca
Tira el hermano Buenanventura...
... y hace birdy
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Te toca, Jesús
La bola se va al lago; pero Jesús comienza a andar sobre las aguas, golpea la bola y emboca
Tira el último jugador...
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Mira, Jesús, yo con tu Padre no juego más
Roy
El cormorán suelta el pez y cae en el green...
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Buenagrama
ADVERBIO DE MODO
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FÉRTIL (fem.)
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DICHOSO
HOGAR
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NOTA
KYRIOS
SENDAS
ESTARÁS
CONTRACCIÓN
ESPOSA
RETOÑOS
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Resuelve las palabras que se preguntan y trasládalas al cuadro superior en su color correspondiente. No están todas las palabras; hay cuadros en blanco que deberás poner sin ayuda, pues el texto corresponde a un salmo muy conocido. 97