buenanueva nº 17

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Revista para la nueva evangelización Precio 3€ • jul-ago 2009 • nº 17

Ricos en el Señor • Objeción de conciencia Reos de muerte • Estoy hecha una foca • El suicidio El riesgo de ser embrión • ¿Delito o pecado? El divino juego de la creación y el Shabat


[Director] Jorge L. Santana Dumas [Subdirector] Jesús Esteban Barranco

[Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes M.ª Pilar Moíño Carrillo César Allende García [Administración] Josué Santana Neira

[Web] Israel Castro Llorente [Gestión] Francisco Esteve Jesús Castro Cortés Ricardo Garcés Fernando Cerezo [Publicidad] Enrique Iglesias [Ilustraciones] Rodrigo

[Edita] Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - L. 12 Pozuelo de Alarcón Tel.: 91 759 79 68

[Maquetación] Dayenu Grupo de Comunicación S. L. [Imprime] Icono, S.A.

[E-mail] info@revistabuenanueva.com

HACIA ORIENTE 1 La buena crisis 2 EL ARCA DE NOÉ CANTEMOS AL SEÑOR 6 Salmo 118 Que yo haga, Señor, tu voluntad TESTIGOS DE LA VERDAD 12 Entrevista a Sergio y María 18 Peregrinación a Israel 22 Una palabra tuya bastará SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 24 Ricos en el Señor KERIGMA 30 Dios no tiene vacaciones FAMILIA DE NAZARET 32 Reos de muerte 36 Estoy hecha una foca 39 Santa Rita, lo que se da, no se quita 42 Carta de Mónica a una madre cristiana

ESPADA DE DOS FILOS 62 El hontanar de Dios 66 El divino juego de la creación y el Shabat ALDEA PLANETARIA 72 Cultura de la vida, cultura de la muerte 76 Objección de conciencia NUEVA ESTÉTICA 84 La Transfiguración de Jesús MOSAICO 90 El suicidio 96 Un mundo en crisis, un país en crisis, una familia en crisis, yo, en crisis. 100 ¡Aaaaaamos veeeengaaa ya…! BENDITA MARÍA 103 Oración FUERZA EN LA MIRADA

104 Tiempo para el silencio ESCUELA DE BENDICIÓN 110 Creo en un solo Dios Creo en ti

RAZÓN CREADORA 44 El riesgo de ser embrión 50 ¿Son compatibles evolución y creación? 58 Somos seres humanos desde la fecundación

RECOMENDAMOS 111 Atlántida tres

SOFISMAS 59 ¿Delito o pecado?

ENTRETENIMIENTO 112 Fray Buenaventura

[web] www.revistabuenanueva.com [Depósito legal] M-26182-2006

Portada: Río Jordán en Israel.

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h a ci a o ri en te bn n

La buena crisis De cara al verano que ya comienza nos desperdigamos y nos diluimos entre la vasta muchedumbre mimética. En este año, además, ávidos de evasión por una crisis que nos atemoriza. ¡Cuánto nos duele el bolsillo! Más que la úlcera o el cólico nefrítico. “Donde esté nuestro tesoro allí estará nuestro corazón”. Tal vez nuestros ojos solo vean lo inmediato, lo explícito, lo efímero. Pero la desorbitada codicia del hombre, el deshumanizado derroche, la ilimitada prepotencia del consumismo más radical nos ha abocado a esta crisis. Del griego “krisis”, “decisión”, “momento decisivo”, viene como una tea en la noche, un candil que nos alumbra, una voz en la umbría: “el amor al dinero es la raíz de todos los males” y “la codicia insaciable es una idolatría”. Pues el ídolo del dinero es “un señuelo que encadena al hombre al reino de las apariencias y lo alejan de la felicidad, de su verdadero fin, que es Dios”. “…no te suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de tu Dios, y digas en tu corazón: mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza”. Todos hemos caído de alguna forma en esta idolatría. “El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como follaje”. Se cumple la revelación de Dios a los profetas, a los humildes. Y muchos se preguntan: “¿Qué sabrán estos de ciencia? ¿Por qué se mete la Iglesia a juzgar cosas que no sabe?” No existe nada nuevo que no haya sido revelado, solo cambian las circunstancias y las generaciones, pero la raíz del mal es la misma: “yo soy dios y la historia de mi vida la diseño como quiero, y hago lo que me da la gana, y además tengo todo el derecho”. Pero luego brotan los frutos cuando se ha puesto el corazón, la mente y las fuerzas en las riquezas. “Del amor del dinero procede el trabajo en buscarlo y el perpetuo temor de perderlo, que como verdugo cruel hace carnicería del alma”. Esta crisis nos viene a ayudar: el hombre de bien saldrá fortalecido; el avaro, relativizando el dinero; al agnóstico tal vez le haga pensar que los santos han sido pobres y felices; y, en general a todos, a sentarnos en la ladera del monte de nuestra noche y escuchar de nuevo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero”. Jorge L. Santana

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n a rc a d e N o é bn

¿Por qué esperar tres meses? ¿Por qué esperar tres meses?, se preguntaron los sabios. ¿Por qué, pues, no le fue dada la Torá a Israel nada más salir de la esclavitud de Egipto? Los que salieron de Egipto se pueden comparar con el hijo del rey que salía de una enfermedad. Su padre pensó: “Esperaré tres meses, hasta que se restablezca de la enfermedad; después conduciré a mi hijo a la Casa Estudio, donde se aprende la Torá y se convierte uno en adulto”. Así eran los Israelitas recién salidos de Egipto: enfermos, destrozados por el trabajo inhumano de esclavos. Entonces el Señor, pensó: “Esperaré tres meses, para que se curen. Cuando hayan caminado tres meses en la libertad, su corazón estará preparado para recibir mi Torá”.

¿Qué hace el Señor con nosotros? Entre el pueblo que había salido de Egipto había ciegos, sordos, cojos, habían caminado fatigosamente, ayudados por los otros, atrasando el paso a toda la caravana. Dijo el Señor: “Mi torá es perfecta, ¿y yo deberé dársela a esta generación de enfermos?” Como dice el salmo 19: “La Torá del Señor es perfecta, reconforta el alma”. ¿Qué hizo entonces el señor?

Primero los curó, después les dio la Torá. Los ojos de los ciegos se abrieron, de forma que todos vieron su gloria venir sobre el monte. Los oídos de los sordos se abrieron, de forma que todos oyeron sus palabras en el trueno. Los pies de los cojos se enderezaron, de forma que todos pudieron ir al encuentro del Señor y estar en pie en la ladera del monte. Era un prodigio inmenso y el corazón de todos se llenó de alegría.


n arc a de No é bn

El perdón, arma poderosa El próximo día 8 de junio cumplirá 36 años una niña desnuda y aterrorizada, desvestida corriendo por la carretera. Esta imagen, que perpetuó los horrores de la guerra de Vietnam, ha aparecido miles de veces a través de todos los medios de comunicación y de, modo especial por todas las cadenas televisivas. La niña Kin Phuc es hoy la embajadora de la UNESCO y dirige una fundación de ayuda a los niños víctimas de la guerra y de la violencia. Lejos quedan sus 17 operaciones para curarla de las quemaduras que el Napalm produjo en el 65 por ciento de su diminuto cuerpo. Nick Ut, autor de la foto que ganó el Pulitzer en 1973, la llevó a la policlínica y le salvó la vida. Permaneció hospitalizada 14 meses. Se desmayaba cada vez que las enfermeras la metían en la tina y cortaban la piel muerta. Pero no murió. “Dentro de mí –dice- había una niña pequeña y fuerte, que quería vivir pero todo lo superé gracias al amor de mi familia y de Dios”. Una de las lecciones que ha aprendido de esta experiencia es a pedir perdón. Cuando leyó por primera vez las palabras de Jesús “ama a tus enemigos”, no sabía como hacerlo. Pensó que sería imposible. “Tuve que rezar mucho y no fue fácil pero, al final lo logré”. En 1996 conoció a uno de los pilotos que participaron en el bombardeo de su aldea. Lo perdonó públicamente por que, asegura, “el perdón es más poderoso que cualquier arma del mundo”. Está convencida de que su vida es un símbolo de la esperanza y del perdón. Perdonar engrandece el espíritu.

Clemente Ferrer Roselló

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n a rc a d e N o é bn

El amor de Dios al hombre es mas fuerte que la muerte

María José Maluenda Casanova † 14 de mayo de 2009

2ª Comunidad de Santa Catalina de Siena

“Hermanos no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con Él”

Quiero bendecir a Dios en estos momentos de sufrimiento por la pérdida de mi esposa. Este acontecimiento nos ha confirmado en la Fe y en la Esperanza, Dios nos ha sostenido y hemos comprobado que la Vida Eterna está en aceptar su voluntad. He visto cómo en todo el proceso de su cáncer de pulmón, que solo ha durado cuarenta días, Mª José no solo no ha reprochado nada a Dios, a pesar del sufrimiento que tenía, sino que, consciente de que ésa era su voluntad, la aceptaba con paz, poniéndose en sus manos, sabiendo que Él es un Padre misericordioso. Confirmada la imposibilidad de curación y estando en los momentos finales con plena lucidez, todos los presentes pudimos despedirnos de ella y quedamos confortados viendo la paz que mostraba. Uno de los hermanos de la comunidad le rogó: Mª José, cuando estés en el Reino pide por nosotros, a lo que ella contestó con una sonrisa: “No te preocupes, que lo haré”. En los últimos instantes no perdió la paz y mantuvo la esperanza, sabiendo que Dios es inmensamente bueno, dando gracias por la historia vivida.

(1 Ts 4,13-14)

Rafael García

Susurros de Dios Un hombre susurró: “Oh Señor, háblame”. Y entonces cantó un pajarito. Pero el hombre no escuchó. Entonces el hombre gritó: “Oh Señor, háblame”, y entonces se oyeron truenos a través de un colchón de nubes. Pero de nuevo el hombre no escuchó... El hombre miró a su alrededor y dijo: “Oh Señor, déjame verte”. Y una estrella brilló en el firmamento como nunca había brillado. Pero el hombre no miró al cielo y no la vio... Entonces el hombre indignado fuertemente gritó:

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“Oh Señor, déjame ver un milagro” ¡Y nació su hijo! Pero el hombre no se dio cuenta de la nueva e irrepetible vida que comenzaba... Entonces gritó desesperado: “Oh Señor, tócame, déjame sentirte”. En ese momento, Dios bajó del cielo y tocó al hombre en su mejilla suavemente. Pero el hombre quitó la mariposa de su mejilla y siguió su camino.


arc a de No é bn n

Papá, ¿cuánto ganas por hora?

¡Goday, Goday! estruendo de misterio venal en laberinto de castros escendido peregrino de labores inconclusas abierta gruta de discursos y eterna fuente de ademanes océano de infantes discusiones lidiador de afanes incansable ¡Goday, Goday! sosiega en la urna de dulzura que el Padre te reserva la impetuosa fe de tus propuestas y apoya en Él tu obstinada vehemencia déjate acariciar por la bruma del vergel de las fieles generosidades ya no queda nada que arreglar y se disipa la aspereza en el espíritu las utopías ya no desangran ya no hay cumbre más alta ni exageración más suprema hay rebosa la eterna suma de gracia del Padre que te abre los brazos ¡no más discusión Goday no más discusión! y descansa en el Señor Jorge L. Santana

En recuerdo de Antonio Goday, que pasó al Padre el día 16 de mayo de 2009.

Así le preguntó el otro día Antoñín a su padre cuando volvía del trabajo. Andrés, con gesto severo, le respondió: —Oye, hijo, de esas cosas ni siquiera a tu madre se las digo. Además, no me molestes, que vengo muy cansado del trabajo. —Pero, papá, ¿no puedes decirme, por favor, cuánto ganas por hora? —Gano solamente cinco euros por hora — respondió Andrés, ya con un tono menos severo. —¿Me podrías prestar dos euros? —¡Acabáramos! —le dijo el padre ahora si algo enfadado—. ¿Así que esa es la razón de saber cuánto gano por hora? ¡Anda!, vete a la cama, que ya deberías estar durmiendo. Un poco después, Andrés reflexionó sobre lo acontecido, se sentía culpable y no estaba tranquilo, mientras veía su programa de televisión. Tal vez el niño quería el dinero para comprarse algo de mucho interés, por lo que queriendo descargar su conciencia, se levantó del sofá, se fue hacia el cuarto de Antoñín y en voz muy baja le preguntó: —¿Te has dormido ya, hijito? —No, papá. —Escucha, hijo, aquí tienes los dos euros que me has pedido. —¡Gracias, papá! —dijo el niño metiendo sus manitas debajo de la almohada y, sacando otros tres euros— Ahora sí que estoy contento: ya he conseguido juntar cinco euros. —Está bien, hijo. Pero ¿para qué quieres esos cinco euros? —Papá, ¿me podrías vender una hora de tu tiempo?

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n c a nt e m o s a l S eñ o r bn

118

Salmo

Enrique Solana de Quesada Arquitecto

Que yo haga, Señor, tu voluntad

l salmo 118, el más largo de la Escritura, se derrama a lo largo de las cuatro semanas del salterio en la oración de la hora intermedia. Dura así todo el año. El martes de la segunda semana desgrana y sintetiza un tema tan importante como es la ley, los mandamientos, los decretos, la voluntad de Dios o la Palabra. Ni más ni menos que, en palabras de San Pablo, aquello que pasa a ser el pedagogo, el ayo que precedería al Maestro (ver Ga 3,23-26) y que, mientras Él llega en persona, es lámpara, luz en el sendero del que busca. Leído desde fuera resulta pretencioso, pues diríase que el salmista se sitúa por encima del común de los mortales y los mira con desdén (“me hace más docto que mis maestros, cobro inteligencia…”). Siempre me he sentido incomprensiblemente atraído por este salmo. Su reiterada lectura me ha invitado pues a mirarlo desde dentro, a descubrirlo vivo dentro de mí. He preferido rezar con él antes que disertar.

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c a nte mos a l S eñ o r bn n LA LEY DE DIOS ES MI MAESTRA FUERA DE TI, SEÑOR, ¿QUÉ ME QUEDA?

Salmo 118, 97-105

Aparto mi pie de toda senda mala, para guardar tu palabra. ¡Cuánto amo tu voluntad! Nunca me aparto de tus mandamientos, Todo el día la estoy meditando. porque tú me instruyes. Tu mandamiento me hace más sabio que mis enemigos, ¡Qué dulce al paladar me es tu promesa: siempre me acompaña. más que miel en la boca! Por tus decretos cobro inteligencia, Soy más docto que todos mis maestros, por eso odio el camino de la mentira. porque medito tus preceptos. Poseo más cordura que los ancianos, Lámpara es tu palabra para mis pasos, porque guardo tus leyes. luz en mi sendero.

la ley del Señor reconforta el alma Realmente tu Ley, Señor, es mi maestra y no temporalmente. Presiento que será la compañera en mi caminar hasta el final, pues esta ley, que también hiciste tuya, Dios mío, no estaba llamada a desaparecer sino a ser cumplida. “No he venido a abolir la ley sino a cumplirla” (Mt 5,17-19). Ciertamente no podíamos cumplirla porque estaba fuera de nosotros, la rechazamos, la arrojamos del corazón cuando maliciosamente extendimos la mano hacia el árbol prohibido; cuando optamos por competir contigo y la expulsamos de nosotros quedando desnudos, aislados, fuera del Paraíso. Hoy reconozco, Señor, que el Paraíso no es un lugar físico, sino una forma de habitar sobre la Tierra que hemos perdido, es sencillamente vivir en tu presencia, Dios mío. Mas de él —del Paraíso— nos queda un eco

en el corazón que no podemos apagar: “Me creaste para Ti Señor y mi corazón no descansará hasta que lo haga en Ti”, como dice San Agustín. Fuera de Ti, Señor, ¿qué nos queda? Esta Ley que nos sigue marcando el camino por muy alejados que nos encontremos de Ti, esta Ley que no podemos cumplir en su hondura, pero que nos tranquiliza saber que existe, que está ahí, porque Alguien está al otro lado de la mano que nos ofrece. Durante siglos, avanzada ya la historia de la salvación, esta Ley estuvo guardada en el más santo de los lugares, en el corazón del Templo, en su “Sancta Sanctorum”, esperando el momento oportuno para expresarse por sí misma. Representaba a Dios pues con Él mismo era identificada.

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n c a nt e m o s a l S eñ o r bn Anteriormente había acompañado al pueblo elegido en su caminar por el desierto hacia la tierra prometida. Entregada por Dios a Moisés en el Monte Sinaí, anduvo con los suyos. Caminaba en el arca y con ellos dormía como uno más, en una tienda. Guiaba al pueblo cuando era consultada y era testigo de sus errores cuando no contaban con ella, pero allí permanecía. Estando en boca de todos, no ocupaba el corazón de los hombres, por ello, porque no le dejaban, no podía cumplir su misión.

¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!, desde que experimenté como cierto que amando mi vida la pierdo y me lleno de desasosiegos. Desde que di crédito a tus palabras: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; y al que me ame, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me revelaré a él… el que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14, 21.23).

lo bueno, lo agradable, lo perfecto

Desde que voy comprendiendo que tu decisión es irrevocable, que has decidido cambiar de templo, habitar en lo escondido del corazón humano, del mío concretamente, me voy atreviendo a buscarte allí, en lo más profundo de mí mismo, donde nunca he querido mirar por miedo a encontrarme solo conmigo. Y no saliendo de mi asombro, lo medito día y noche; y, cuando dejo de hacerlo, vuelvo a mis tropiezos, como Pedro hundiéndose en las aguas por no mirarte a Ti.

Llegada “la plenitud de los tiempos” (Ef 1,10 y Ga 4,4), se produjo el acontecimiento más añorado; la Ley pasó de habitar en el lugar puro por excelencia, el Templo, al lugar más impuro, el corazón del hombre, cumpliéndose así la profecía que más certeramente apuntaba a la venida del Mesías: “He aquí que días vienen en que pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31,31.33b). La Ley se identificó con la Palabra encarnada, “puso su morada entre nosotros” (Jn 1,14), haciéndonos hijos de Dios, permitiéndonos en Cristo recobrar la imagen perdida, la del auténtico hombre, un nuevo Adán. El Verbo y la creatura hechos uno, Dios y el hombre de nuevo unidos retornando al Paraíso: “De mí está escrito en tu libro, que yo haga Señor tu voluntad. Dios mío, eso sólo quiero, tu Palabra grabada en mis entrañas” (Sal 40, 8-9).

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Cuanta más atracción experimento hacia tu presencia silenciosa dentro de mí, más la prefiero porque me valora por mí mismo; esto es, me siento amado por ella, porque me da una fortaleza indestructible al no apoyarse en realidades cambiantes, porque me hace inteligente, capaz de discernir la verdad que sí existe y que puedo proclamar al prójimo mirándole a los ojos. Y marcho feliz por el sendero que esa presencia ilumina aunque conlleve desprecios y vacíos.


c a nte mos a l S eñ o r bn n Mis enemigos me acechan tan pronto amanece, antes de posar el pie en el suelo. ¿Serán ciertas tus promesas? ¿O fueron fruto del sueño que se desvanece con el alba? Por eso desde la mañana he aprendido a refugiarme en Ti, a orar, a mirarme en tu espejo, en tu Palabra, sin necesidad de que otro me adoctrine, por puro temor a tu ausencia (“Temor de Dios” lo llaman). Y he aquí que tu mandamiento me hace más sabio que mis enemigos; se ríe de ellos, siempre me acompaña. Mi corazón se regocija en Ti, me enseña a dejarte a Ti las riendas de mi vida.

Y de todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? El más importante es “todos”, pues los diez conducen al único, amarte a Ti y amar al prójimo (bien lo sabía ya el escriba que te preguntaba, aunque quiso oírlo de tus labios). No otra cosa es honrar al padre y a la madre, y el no matar ni dañar, y el no cometer ni desear lo impuro, y el no mentir y el no codiciar ni quedarse con lo ajeno, y mirar bien al otro, y desear al otro lo mismo que para mí, y amarlo como yo deseo ser amado.

mi ley es Cristo: su seguimiento, nuestra norma Durante la jornada me rodea la prepotencia de los coherentes, de los que van a favor de corriente pese a que se resienta toda la naturaleza, de los que opinan que todo tiene un precio, que todo es opinable, que nada es verdad. Me arrincona la jactancia de los satisfechos, de los que se ríen en el banco de los burlones porque acaparan la opinión de la mayoría y dejan empequeñecido al que no se orienta en la misma dirección. Y me espanta imaginarme a mí mismo sin haberte conocido a Ti, sabiendo la fragilidad de la que estoy hecho y la fuerza de la masa aleccionada. Es en este momento cuando percibo que no estoy solo, Señor, que he guardado tu palabra y que ella me devuelve la cordura y me hace docto; y, meditando tus preceptos, me hago fuerte contigo, no me doblego ante la imposición del poderoso ni camino por la senda que me ofrece.

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n c a nt e m o s a l S eñ o r bn Y amar a Dios sobre todas las cosas y respetar tu Nombre y hacer santo el día a ti consagrado es ponerte como centro y finalidad de la existencia. Y guardar todo esto en el corazón, es encarnarlo como tu madre encarnó la promesa que le fue hecha de parte tuya: eso es entrar en la Tierra Prometida, retornar al Paraíso. Parecía tan difícil reencontrar el camino perdido…, tanto como tragarse el orgullo cuando he vuelto a colocarme en el centro de la creación. Quién iba a decirnos que todo iba a quedar encerrado en algo tan sencillo como un “sí”, como un “hágase en mi según tu palabra” (Lc 1,38). Y todo vuelve a comenzar, pasó lo viejo, todo es de nuevo, nuevo. He aquí la leche y la miel que se espera de la Tierra Prometida, experimentar el amor de Dios y el de los hermanos. Experimentarlo primero para luego reflejarlo, pues el amor tiene una fuente que no soy yo, “el amor consiste en que Él nos amó primero” (1Jn 4,19). De ahí el asombro —¡qué dulce me es tu

promesa, más que la miel en la boca!—, pues no hube de desgarrarme para el encuentro contigo, me vino gratis de lo alto. Todo lo más, entrar en mi mismo y reconocer que en casa de mi Padre se puede vivir, porque la vida sin Ti no es vida. Y al atardecer, cuando el día declina, puedo elevar mi plegaria sabiendo que es escuchada y deleitarme al compartir tu promesa con los hermanos que me regalas “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos sino aquellos que guardan mi Palabra y la ponen en práctica?” (Mc 3,31-35). Realmente queda pequeña la carne y la sangre, cuando es tu Palabra la que nos traba y tu Espíritu el que recorre nuestras venas. No, no es pretencioso el salmista. Sencillamente es dichoso, como lo es todo aquel que acepta ser habitado por la Palabra. Concédeme Señor nacer de lo alto todos los días y poder morir repitiendo con el salmista ¡Cuánto amo tu voluntad!

HE GUARDADO TU PALABRA Y ELLA ME DEVUELVE LA CORDURA; ME HACE DISCERNIR QUE LA VERDAD SÍ EXISTE


Título: Hacia un nuevo amanecer Autor: Jesús Esteban Barranco Número de páginas: 280 Editorial: Asociación Bendita María Colección: Libros Buenanueva PVP: 20 euros Pedidos: En el teléfono: 91 759 79 68 En el Fax: 91 388 52 03 En la web: www.nuevaevangelizacion.es En Av. Pablo VI, n.º 9 Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón • Madrid

El autor, experto en temas bíblicos y patrísticos sobre el tiempo y la escatología, ofrece aquí 55 artículos agrupados en cinco capítulos: crónicas, textos de tonalidad litúrgica; textos kerygmáticos, catequéticos y, finalmente, textos de fondo teológico, todos ellos con ciertos matices doctrinales dentro del Magisterio de la Iglesia.


A mayor dificultad, mayor virtud

Victoria Serrano Blanes Periodista

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uando el salmista clama “Dichoso el hombre a quien corrige el Señor” (Sal 93,12), Sergio lo certifica con su vida. Como educador inescrutable que usa de paciencia y de misericordia, Dios le ha atraído hacia sí con lazos de infinita bondad. Con 29 años le diagnosticaron una enfermedad tan agresiva como extrema, por la que estuvo a punto de perder la vida, pero quiso Dios que, contra todo pronóstico, el mal remitiera. Hoy por hoy se encuentra recuperado y, lo más sorprendente, agradecido porque esta dolorosa circunstancia le ha hecho renacer a la vida plena: su matrimonio, la paternidad, su profesión, la relación con el prójimo, todo se llena de contenido y Dios ocupa ahora el centro de sus deseos y voluntad. El sufrimiento y la debilidad le han hecho descubrir lo que conocía de oídas, el amor infinito de un Padre vivo y cercano. Testigos somos de otro encuentro cara a cara con el misterio de la Cruz: escándalo y necedad para el mundo, sabiduría para el cristiano. 12


te s tigo s d e l a ve rdad bn n ¿Cuándo empezaste a sentirte mal?

¿Cuándo te dieron el diagnóstico?

Sergio: El día que íbamos a bautizar a mi hija Isabel me levanté con temblores, mareos y dolores por todo el cuerpo. Yo sólo deseaba encontrarme bien durante la misa para no llamar la atención y así pasó. Pero de vuelta a casa comencé de nuevo a sentirme mal, nos fuimos al hospital y ya me ingresaron.

Sergio: Me hicieron la biopsia y luego me operaron. Recuerdo que cuando me llevaban hacia el quirófano le decía a Dios: “Ten compasión de esta piltrafilla y acéptame en el cielo”. Estaba tan convencido de que me iba a morir que me daba pena no haberme despedido de la gente. Salí con vida de la intervención y más tarde me dijeron que padecía un Linfoma no Hodgkin muy agresivo.

¿Imaginabas que tenías algo serio? Sergio: Sabía que no era ninguna tontería y que iba para largo. Los dos primeros días estaba convencido de que me moría y eso me hacía sufrir, aunque más que por la muerte en sí, porque iba a dejar solas a María, mi mujer, y a nuestra hija Isabel, que tenía dos meses. Pasaron los días y me tranquilicé, pero físicamente me iba poniendo peor.

¡que me oprimen, sal fiador por mí! ¿Cómo iba trascurriendo la enfermedad? Sergio: A veces pensaba que estaba como Jesucristo crucificado; con dos vías en cada brazo y los pulmones drenados porque estaban encharcados. Llegué a estar más de veinte días sin admitir ningún alimento, sólo por vena. Me dolía todo el cuerpo, hasta la respiración de la gente me molestaba. La morfina no me hacía efecto, pero curiosamente tenía paz y sé que no venía de mí. Sabía que estaba rezando por mi mucha gente y notaba el poder de la oración por la comunión de los santos. Además, recibí la unción de enfermos y esto también me ayudó. María: Nunca he visto a una persona afrontar una situación tan extrema con tanta paz. Llamaba la atención cómo agonizaba en la cama y no le oíamos decir ningún reproche.

¿Cómo te lo tomaste? Sergio: Como he dicho, lo viví con paz, pues sabía que nada es por casualidad. María y yo nos pasábamos el día rezando, pero no pidiendo mi curación, sino porque nos sentíamos consolados. Empecé a descubrir que el dolor tiene un sentido de redención muy grande. Como me preocupaban dos circunstancias por las que estaban pasando algunos familiares míos, decidí ofrecerlo por ellos.

detuviste mi alma ante la tumba vacía ¿Cuándo comenzó a remitir la enfermedad? Sergio: No es que sintiese una fuerza sobrenatural, pero de repente me incorporé. Mejoré tanto que con el primer ciclo de quimioterapia ya bastaba, pero continuaron con los otros siete por seguir el protocolo. El médico no daba crédito.

ME DOLÍA TODO EL CUERPO, PERO CURIOSAMENTE TENÍA UNA PAZ QUE NO VENÍA DE MÍ


n t e st i g o s d e l a v e rd a d bn María: Era el día de Nochebuena; recuerdo que me fui del hospital durante unas horas para llevar a la niña a casa de mis padres. Dejé a Sergio totalmente derrotado en la cama, había perdido 18 kilos en 25 días, tenía cara de cadáver y llevaba semanas sin hablar. Cuando volví me lo encontré sentado en la cama comiéndose los langostinos que me habían preparado para esa noche. ¡No me lo podía creer!

Entonces estamos hablando de un milagro, de algo que se escapa a todo razonamiento científico y médico. Sergio: Desde luego hay algo grande en todo esto. Yo sólo sé que me podía haber muerto y Dios no lo ha permitido. Si he sobrevivido al cáncer en un estado tan avanzado es por algo. Todavía no he cumplido mi misión, que no tiene por qué ser espectacular a los ojos del mundo: quizá es algo sencillo, pero que me lleve al cielo. Por ejemplo, Dios nos ha concedido dos hijos más después de un tratamiento muy destructivo con quimioterapia, cuando nos dijeron que lo más probable es que me hubiera quedado estéril. Puede que mi misión sea tener hijos cristianos. De todos modos, para mí el mayor milagro es que este acontecimiento le pueda ayudar a la gente para su conversión, como lo ha hecho con nosotros.

¿Puedes decir que el cáncer ha sido bueno para tu vida? Sergio: Sí. Estoy convencido de que Dios lo ha permitido por amor, para salvarme, pues estaba perdido. Ahora todo lo vivo con mayor intensidad. Hay cosas de mi vida que borraría porque considero que yo no las he hecho bien. Soy bastante soberbio y prepotente y no he sido justo con muchas personas; eso lo cambiaría. Pero la enfermedad no. Me quedo con el Sergio de ahora. Ha sido un tiempo muy duro, pero me ha hecho aprender muchas cosas necesarias para mi vida.

¿Cuáles, por ejemplo? Sergio: Aparte del sentido redentor del sufrimiento, que ya he dicho antes, he comprendido que lo importante es la vida eterna y no el prestigio o el dinero, que era donde yo me apoyaba. Aprendes a vivir en precario y no para los planes. En la educación de los hijos, por ejemplo, ahora lo más importante es transmitirles la fe. María: Antes nos hubiera preocupado más su formación intelectual, llevarles al mejor colegio, saber idiomas, ganar nosotros el máximo dinero para pagarles el mejor colegio que les permita a su vez una buena educación, para que ellos también pudieran ganar mucho dinero. Ahora nos preocupa más la educación cristiana o anticristiana que puedan recibir que los méritos académicos.

CUANDO ME LLEVABAN HACIA EL QUIRÓFANO LE DECÍA A DIOS: “TEN COMPASIÓN DE ESTA PILTRAFILLA Y ACÉPTAME EN EL CIELO” 14


te s tigo s d e l a ve rdad bn n

me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz ¿Crees que Dios ha usado contigo una pedagogía a tu medida? Sergio: Claro que sí. Si no llega a pasarme esto, yo seguiría poniendo la vida en el éxito y el dinero, y sería un desgraciado. Sé que el Señor ha pensado “este pobrecillo necesita algo duro o no se entera de nada” y, aún así, creo que es un proceso de conversión, que me hace ir paso a paso creciendo espiritualmente. María: Nosotros somos carne de cañón de divorcio. Los dos somos muy soberbios y, si no llega a suceder esto que nos ha hecho replanteárnoslo todo, a la primera de cambio hubiéramos pensado: “¿por qué tengo que pedir perdón?” y, a la segunda, “pues tú te vas con tus padres y yo con los míos”.

Por lo que veo, podéis discernir que todo está hilado y en conexión. Sergio: Así es. Dios tiene sus tiempos. A mí me gustaría ser santo ya, pero bueno, lo que Él quiera. Sigo teniendo mi cruz y mis pecados, pero veo que he ido dejando muchas cosas que me estorbaban. El camino que lleva al cielo no es estrecho porque tenga ortigas, piedras etc., sino porque vas liberándote de lo que te impide ir ligero como el dinero, la fama, la soberbia. Al final sólo cabe tu cruz y tú.

¿Os habéis sentido sostenidos por el Señor en el sufrimiento? Sergio: Dios ha tenido mucha misericordia con nosotros. La gracia ha sido superior a la prueba. Han sido momentos duros pero sabíamos que Dios estaba actuando. María: Nosotros nos hundimos en un vaso de agua y en los momentos más duros sacábamos fuerzas de donde no hay. El Espíritu Santo nos ha permitido estar fuertes. Me parece un milagro que el mes que estuve en el hospital no me pegara un golpe con el coche, porque cuando llegaba a casa no era consciente de cómo había hecho el trayecto. Dios te da la gracia no sólo para resistir física sino también emocionalmente. No tenía ninguna duda de que pasaba esto por algo bueno.

Me imagino que el demonio trabajará duro para arrebatar lo que la enfermedad ha sellado en vuestro corazón. Sergio: Al demonio lo tenemos hiperenfadado. Merodea alrededor de nuestra vida y nos acecha con tonterías para derribar lo que Dios ha construido sobre roca firme.

DIOS HA PERMITIDO EL CÁNCER POR AMOR, PARA SALVARME, PUES ESTABA PERDIDO 15


n t e st i g o s d e l a v e rd a d bn María: Por donde nos ve más débiles mete la cuñita para quitarnos la paz. Lo bueno es que lo vemos venir: nos hace discutir en el matrimonio, juzgar al otro, tentarnos con el dinero etc. Con la oración y descansando en la voluntad de Dios es como conseguimos espantar al demonio.

AHORA NOS PREOCUPA MÁS LA EDUCACIÓN CRISTIANA O ANTICRISTIANA QUE PUEDAN RECIBIR NUESTROS HIJOS QUE LOS MÉRITOS ACADÉMICOS

tú eres mi Dios y protector ¿Creéis que el Señor ha sido bueno con vosotros? Sergio: Sí, no tengo ninguna duda. El sufrimiento me ha cambiado la vida. Durante la enfermedad se ha gestado una criatura nueva que, aunque todavía está en pañales, me hace vivir en la gratuidad divina. Estoy descubriendo una serie de sensibilidades que antes no tenía: con los pecados y especialmente con los pobres. No es por lavar mi conciencia, sino que ahora veo a Cristo en el pobre y es una sensibilidad que me sorprende, pues antes no la tenía. Cuando veo a un pobre siento la necesidad de darle todo lo que tenga: un euro, cinco o veinte, pues sé que ahí está Jesucristo y los pobres vienen de parte de Dios. Les falta llamarme por mi nombre. Un día, cuando un pobre me pidió dinero, yo le pregunté si sabía rezar, él contestó muy asombrado que sí, entonces le di lo que llevaba en la cartera y le dije: “Pues reza por mí”. Se quedó a cuadros, seguro que todavía no lo ha olvidado. Me estoy haciendo con una legión de pobres que rezan por mí. También me ha regalado aprobar una oposición sin esfuerzo. Me presenté a los primeros exámenes en plena quimioterapia y logré aprobarlos. María: Para mí el milagro no es sólo que aprobara la oposición, sino que quisiera presentarse, pues este nuevo trabajo supone renunciar al dinero y la proyección profesional a cambio de tener tiempo para la familia.

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¿Seguís descansando día a día en el Señor? Sergio: Vivimos con mucha tranquilidad el tema de las revisiones, pero no por ignorancia, pues sé a lo que me expongo, sino porque confiamos en Dios. Si ha sido bueno con nosotros hasta ahora, lo seguirá siendo en adelante. A la gente le da reparo preguntarme por el cáncer, pero yo lo tengo superado. Es más, no quiero olvidar nunca de dónde me ha rescatado el Señor. Poco después he tenido un accidente. La moto quedó siniestro total y yo sólo me hice un esguince. Está claro que Dios sigue empeñado en tenerme aquí para que cumpla mi misión. El padre de un amigo me decía: “Yo no sé quién es tu ángel de la guarda, pero lo tienes exprimido. Se va a ganar un puesto principal en el cielo con todo lo que trabaja contigo”. -María: Como ves, nos podemos planificar y organizar, pero ya no nos proyectamos.

DIOS HA TENIDO MUCHA MISERICORDIA CON NOSOTROS; TE DA LA GRACIA PARA RESISTIR FÍSICA Y EMOCIONALMENTE


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n t e st i g o s d e l a v e rd a d bn

Peregrinación a Israel

ESTAR ALLÍ ACOMPAÑANDO AL PAPA ERA LO QUE TENÍA QUE HACER

Clara Esteban Palermo Licenciada en Historia del Arte

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el 19 al 16 de mayo de este año, ocho mil jóvenes peregrinaron a Israel para acompañar el Papa en su viaje a Tierra Santa. Han sido numerosísimas las experiencias que han vivido estos hicos y chicas de toda Europa e impresionante el impacto espiritual que les ha causado la peregrinación al país donde nació, vivió, murió y resucitó Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios. Buenanueva recoge uno entre tantos testimonios y publica aquí un extracto de una joven, de 26 años, casada y con una niña de poco más de una año. Cuando este número de la revista esté en la calle, el matrimonio y la niña habrán salido ya hacia Taiwán como familia misionera a anunciar el Evangelio.


te s tigo s d e l a ve rdad bn n

CRISTO BAJÓ A LO MÁS PROFUNDO DE MI SER PARA QUE YO PUDIESE SER LIBRE, SIN TENER QUE DAR LA TALLA FRENTE A NADIE,

Cuando anunciaron esta peregrinación ni se me pasó por la cabeza ir, y no sólo porque tenía que dejar a la niña con alguien, sino también por los gastos; menos mal que tengo un marido que es bastante cabezón y se empeñó en que fuéramos: “Ya me darás las gracias por haberte insistido”. Tenía toda la razón, porque creo que ha sido de las mejores cosas que el Señor me ha regalado. Aunque parezca raro decirlo así, la sensación personal que he tenido es como si me hubiesen abierto en canal, de arriba abajo, y ventilado por dentro, como si hubiesen barrido toda la porquería que llevaba encima (que era mucha). La etapa de Jordania estuvo bien, a pesar de todas las incomodidades que tuvimos: el hotel no era lo que esperábamos, la comida me daba asco y no descansamos casi nada; pero la visita del Papa y la eucaristía estuvo muy bien, aunque he de decir que no me entere de casi nada, pero sabía que el estar allí acompañando al Papa era lo que tenía que hacer. Esa misma tarde estuvimos en un desierto horrible, mascando literalmente el polvo, y después de estar allí unas cuatro horas, pudimos pasar un rato al lugar donde

según dice la tradición fue bautizado Jesús en el Jordán. Fueron solo unos minutos, pero en mi interior sentí una paz inmensa. A pesar de estar incómoda total (yo, que soy la comodidad personificada), no sé qué pasaba que estaba supercontenta: no me importaba estar llena de porquería, asada de calor, con horas de espera en el autobús…, sino que nos pusimos a cantar en medio de la oscuridad del desierto. Al día siguiente fuimos a visitar el Monte Nebo, donde Moisés divisó la tierra prometida, en la que no pudo entrar por dudar del pueblo y juzgarlo… Ver toda esa inmensidad que nos sobrepasaba a todos fue espectacular: desierto y mas desierto, la vista no daba para llegar al final; allí nos dieron una catequesis buenísima, y solo me podía emocionar, viendo enfrente la tierra que el Señor me ha prometido, a la que yo tantas veces pongo en duda y juzgo; yo no quería ser como Moisés y quedarme sin pisarla, así que recé para que el Señor me llevase a ella. Al día siguiente fuimos a rezar laudes en el Río Jordán, en un entorno precioso, y mientras metía mis pies en el agua, me daba cuenta que Cristo bajó a lo más profundo de mi ser para que yo pudiese ser libre, sin tener que dar la talla frente a nadie, yo que soy bastante orgullosa y envidiosa, sintiéndome muchas veces frustrada por tener una carrera de cinco años y estar en casa…; y ahí, me di cuenta de lo mucho que me quería el Señor, y que no me hacía falta nada más.

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n t e st i g o s d e l a v e rd a d bn

Después fuimos a dar una vuelta en barco por el lago de Tiberíades; éramos muchos jóvenes de varias parroquias, en mitad del lago el barco se paró y se hizo un silencio sepulcral… Me encontraba rodeada de gente, pero me sentía a solas con el Señor. Empezamos a cantar el “Dayenú” (“esto que hace el Señor conmigo es suficiente”), y creo que nunca lo he cantado tan contenta, yendo más allá de la letra y la música, dándome cuenta de que es verdad, que cuando he tenido tempestades en mi vida ha venido Él con su brazo y me ha sacado de la muerte, que ha vencido muchas veces a mis opresores, y que Cristo, nuestra Pascua, está resucitado. Al día siguiente cuando fuimos al Primado de Pedro, donde rezamos laudes: cantamos “Yo te amo, Señor”, un canto que siempre me remueve y esa no fue una excepción. Allí, sentía como si el Señor me preguntase “Clara, ¿me amas?”, y yo respondía, “¡pues, claro!”; y así tres veces, mientras me decía a mí misma: “¡Hay que ver lo cabezona que soy, que me lo tiene que preguntar tres veces para que vea lo duro que tengo el

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corazón”, y fui a besar la piedra donde el Señor le había preguntado eso mismo a Pedro: no podía hacer más que llorar, agarrándome a la piedra y diciéndole “yo te amo, Señor, claro que te amo, no me dejes nunca”, y sólo tenía ganas de quedarme abrazada a esa piedra de por vida, porque sabía que era la única que no me fallaría nunca y la única a la que me puedo agarrar. El broche de oro fue la visita a Jerusalén, a la que tantas veces he nombrado, cantado, imaginado… Otra vez el Señor me sorprendió. Lo primero que visitamos fue el Cenáculo, donde me sentí como los apóstoles en el día de Pentecostés, muerta de miedo por muchas cosas, pero principalmente por irme a Taiwán con mi marido y la niña tan pequeñita; pero mira por dónde el Señor les mandó el Espíritu Santo y el miedo se convirtió en alegría. Nos decía una catequista: “La muerte no existe”, y yo: “Pues ¡olé!, qué verdad estás diciendo, si con Cristo voy a estar bien, a Martita y a Edu los cuida Él, ¿por qué voy a tener miedo?”, y esto me consoló verdaderamente.


te s tigo s d e l a ve rdad bn n CUANDO ME PUSE DELANTE DEL GÓLGOTA, YO QUERÍA PODER MORIR ASÍ POR LOS DEMÁS, ENTRAR EN MI CRUZ COMO ÉL LO HIZO

Muchas cosas vimos en Jerusalén, pero la mejor fue el Santo Sepulcro, donde pude pasar a besar la piedra donde estuvo clavada la cruz, y la losa donde embalsamaron a Cristo… Cuando me puse delante del Gólgota, me sobrepasaba el amor que el Señor me había tenido para morir así, yo quería poder morir así por los demás, entrar en mi cruz como Él lo hizo…; me sentía verdaderamente querida por el Señor, me dejó esa certeza en el corazón y espero que no se me olvide nunca.

SÓLO TENÍA GANAS DE QUEDARME ABRAZ ADA A ESA PIEDRA DE POR VIDA, PORQUE SABÍA QUE ERA LA ÚNICA QUE NO ME FALLARÍA NUNCA Y LA ÚNICA A LA QUE ME PUEDO AGARRAR

Por último, al día siguiente visitamos la casa de María en Nazaret, y allí pedí el poder decir que “sí”, como dijo ella, a la voluntad del Señor, a la historia que tiene preparada para mí, al fin y al cabo, yo también soy joven, sin grandes luces ni nada especial; pero no sé por qué el Señor se ha fijado en mí para una obra que no entiendo, aunque sé muy bien que, si está dentro de sus planes, seré feliz, tanto en las precariedades como en los problema que puedan surgir. Como la Virgen, que no entendió nada, y simplemente dijo “sí”, y nos salvamos todos… yo también quiero decir que “sí” cada día, sea aquí o en Taiwán, para poder decirles a todos allí que Dios los quiere como me quiere a mí, que Él es lo más grande que hay en el mundo, que como dijo Santa Teresa: “Nada te turbe, nada de espante… solo Dios basta”.


n t e st i g o s d e l a v e rd a d bn

H

ace tiempo que siento me falta vida de verdad, la busco en lugares equivocados, la realidad se distorsiona, la armonía desaparece y la melodía ya no suena como antaño. Intento buscarte y no te encuentro como antes, no percibo tu presencia, no se deleita el alma y... me cuesta tanto verte en mi vida. Quiero reconocerte en el otro, en la mirada ausente, en las llagas doloridas, en el vivir sufriente. ¿Dónde encontrarte, dónde buscarte? Ya no sonrío como antes y me ha cambiado la mirada. Ya no abrazo ni acaricio como antaño. El sol sale cada día y yo lo veo diferente; el gallo sigue cantando en cada amanecer y no lo escucho como entonces. Ya no veo como antes a los que me rodean, ni la vida con su tiempo me sorprende. Todo está en silencio, quieto, enmudecido y hasta la naturaleza parece ya no hablarme. Me reconozco pobre, sufriente... y me duele el alma.

Laura Gómez

Una PALABRA tuya bastará 22


te s tigo s d e l a ve rdad bn n

INTENTO BUSCARTE Y NO TE ENCUENTRO: ME RECONOZCO POBRE, SUFRIENTE... Y ME DUELE EL ALMA ME SIENTO INDIGNA DE QUE ENTRES EN MI CASA PORQUE CONOCES MIS PECADOS. PERO TE PIDO, COMO EL CENTURIÓN, UNA PALABRA QUE ME HAGA RENACER DE NUEVO

fuerza sanadora, poder curativo Suena la melodiosa y suave voz de la Hermana Glenda —“No soy digno de que entres en mi casa...”—, hoy comenta el evangelio de Lucas 7,1-6. Me dispongo a leerlo, orar con ese texto, meditarlo y contemplar a Cristo en las escrituras. Todo ello intentando gustar y saborear internamente las cosas de Dios, que en definitiva es lo que nos llena. Sigue la música con su melodía y con una letra que me envuelve, que trasciende. Y me siento indigna, indigna de que entres en mi casa, porque conoces mi vida, mis secretos, mis pecados. Pero como el centurión te pido sólo una palabra, una palabra que me haga renacer de nuevo, una palabra que dé sentido a lo que hacemos, una palabra de aliento que cure mis heridas, que sane mi vida, que toque mi corazón. Es cierto, Señor, que últimamente no me he parado a escucharte, a mirarte; no te he concedido tiempo para oírte, estar contigo, contemplarte. Así es imposible encontrarte y sentirte, imposible curar mi sordera, inhalar tu aliento, cruzarme con tu mirada, sonreír contigo, abrazarte y acariciarte.

¡amor, que vienes a mi debilidad para que sea capaz de amar!

DAME, SEÑOR, UNA CARICIA PARA PODER ACARICIAR YO AL QUE SUFRE, ABRAZAR AL HIRIENTE Y AMAR AL DOLORIDO

Por ello te pido, Señor, una palabra que toque mi corazón para cambiar mi vida, para remediar mi dureza de oído. Te ruego un aliento tuyo que sople sobre mí, que insufle tu espíritu para tener vida y repartirla a los demás. Una mirada tuya que me cure y me haga reconocerte en mi trabajo, en mi familia, en los pequeños detalles, en cada momento de mi vida. Una sonrisa tuya para poder sonreír de verdad, para que se me llene el alma y poder compartirla en la cotidianeidad. Una caricia sincera, dámela tú y yo podré acariciar al que sufre, abrazar al hiriente y amar al dolorido. Palabra, sonrisa, mirada, caricia, cualquier cosa tuya servirá para sanarme y ofrecerla a los demás.

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n s i ho y e sc u ch á is s u v o z bn

Bienaventurados los pobres de Espíritu

Ricos César Allende García

“A los ricos de este mundo encárgales que no sean altivos ni pongan su confianza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, que nos provee abundantemente de todo para que lo disfrutemos” 24

en el

Señor

D

esde luego hay un abismo entre ser “pobres de espíritu” y “pobres de solemnidad”. Porque el espíritu éste de la primera bienaventuranza se aviene muy mal (mejor dicho, no se aviene) con aquella solemnidad del dicho popular y con la altivez denunciada por Pablo. Por el contrario, hace muy buenas migas con los niños y con quienes son como ellos (Mt 19,13-15). La lectura atenta de esta Palabra del Señor suscita pronto algunas cuestiones. Una es la pregunta siguiente: ¿qué es lo que a uno le hace “pobre de verdad”? ¿Será lo que no se tiene, o lo que nos sobra, incluso la pobreza misma? Otra: que hagamos lo que hagamos, “siempre tendremos pobres con nosotros” (Mt 26,6-13). ¿Por qué será?


n s i hoy e s cu ch á i s s u voz bn

la riqueza del pobre es la humildad; la pobreza del rico, la soberbia Uniendo Mt 5,1 y Lc 6,20 podemos ver al Señor subir al Monte, sentarse y alzar los ojos a la gente que se le va acercando. Este gesto en dos movimientos, al hilo de un único hecho, indudablemente tiene un significado: es el prólogo a la palabra, a hablar. Jesús se sienta, alza los ojos...; para luego hablar, para revelarnos algo importante, con palabras o con hechos maravillosos. Debía el Señor sentarse y alzar los ojos de un modo muy peculiar: como si abriera su corazón.

Jesús mira al gentío, y su mirada le da la vista a la gente. ¿Cómo es posible un mirar así? San Pablo ahonda profundamente en la primera bienaventuranza cuando escribe a los filipenses que Cristo Jesús se despojó de su condición de Dios y tomó la de esclavo, abatiéndose a sí mismo en la obediencia hasta la muerte en cruz (Fil 2,6-8). Tal despojamiento y abatimiento transforman la obediencia en condición o forma de ser según el corazón de Dios (Sal 88,20-21; 1S 13,14).

En este caso, para hablar era imprescindible una postura y un gesto que no dejara lugar a duda alguna acerca de la autoridad de Jesús. Postura y gesto que, al mismo tiempo ayudaran a interpretar correctamente sus palabras, de modo que no se confunda pobreza y miseria, sin más. Levanta Jesús los ojos y queda claro el terreno acotado en que su discurso debe ser entendido. La gente ve en los ojos del Maestro el amor de Dios por los pobres, por los “anawim” (en lengua aramea, hombre pobre, cuya única riqueza es tener a Dios). Por la miseria que envilece a sus hijos, Dios se nos ha revelado en Jesús de Nazaret como inmensamente rico. Rico en misericordia y sabiduría. En verdad, sabio, sabio..., sólo lo es Dios (Rm 16,27).

Hechos 13,22-41 contiene una interpretación maravillosa del Apóstol acerca de la “obra que Dios va a hacer” en nuestros días. Una obra que no creeríamos si alguno nos la contase”: que los pobres enriquezcan a los ricos. De otra manera: es pobre, titular y acreedor de bienaventuranza y de bienes celestiales que superan todo sentido, quien, conociendo el abatimiento del Maestro y Señor, lo lleva a la práctica (ver Jn 13,17); ese tal es “pobre de Yahvéh”, “siervo de Yahvéh”.

Lo que quiero decir es que pobre de solemnidad es el que carece de la misericordia y sabiduría de Dios y “pobre de espíritu” justamente en quien rebosan y es capaz de enriquecer a los demás.

desprendimiento de corazón: el Cielo como única heredad En línea con el profetismo, que anunció un Mesías que vendría a salvar a los pobres (Is 61,1-2) y a defender el derecho de los miserables (Is 11,4; Sal 72,2), al hacerse Él mismo el más pobre y afligido de todos (Sal 21), Jesús evangelizó a los pobres (Lc 4,18-19),de tal modo que esta evangelización fuera entendida como señal de la llegada del Reino de Dios en su persona (Mt 11,4-5; Lc 7,22).


n s i ho y e sc u ch á is s u v o z bn Así quedó para siempre establecida una íntima relación entre Reino y pobreza evangélica (no socioeconómica, a secas), pues sitúa a ésta en el territorio de aquél: si el pobre no reina, no es pobre según el espíritu (del Evangelio). Demos un paso más: En la discusión de Jesús con los fariseos acerca de la licitud del divorcio, ya al final, responde el Maestro a lo discípulos que “hay también eunucos que a sí mismos se hicieron tales por el Reino de los Cielos” (Mt 19,12). Y añade una aclaración importante, yo diría trascendental: “Quien sea capaz de entender, entienda”. Es decir, que para alcanzar y poseer “el pensamiento de Cristo” (1Co 2,16) de cómo se puede, en razón del Reino, llegar al desprendimiento de algo tan propio como la facultad genésica, es preciso un vaciamiento aún más radical. Es decir, dejar los prejuicios y abandonar la “mentalidad de rico”; esa que califica de insensato y necio el abandono total en Dios. Actitud propia de los fariseos y saduceos, levadura del hombre viejo que es “amigo del dinero y hace mofa de las palabras del Señor” (Lc 16,14). Pero Dios conoce el corazón de todos (v. 15). En definitiva, según el pensamiento de Cristo, paradójicamente ese despojamiento y esa renuncia son una maravillosa forma de sumar restando: cuanto más restas de ti lo que te estorba, más sumas para ti lo que en verdad te conviene. Así se acumula y se atesora para Dios y el cielo. El asunto está, pues, en saber sumar y restar; en un especial discernimiento y sabiduría para amasar una fortuna resistente al paso del tiempo y a la corrosión del hollín.

despójate de ti mismo y échate en los brazos de Dios Antes, a los ricos se les conocía como “personas de posibles” o “de caudales”, como el muchacho de Mt 19,22. Un día “habiéndose sentado Jesús en el gazofilacio” —lugar donde se recogían las limosnas y rentas del templo de Jerusalén (Mc 12,41)—, “alzó los ojos” (Lc 21,1) —¡qué casualidad: como en el monte!— y vio cómo echaban los ricos grandes cantidades de dinero en el tesoro, y cómo una viuda pobre (“menesterosa”, dice Lucas) echaba dos ochavos, que hacen un cuarto. Cuánto son ochavos lo aclara el Maestro: en primer lugar, es más que lo que echaba los ricos y, en segundo lugar, es cuanto tenía “para vivir”. Este “para vivir” (en el griego “ton bíon”) apenas traduce lo que los evangelistas quieren decirnos. No es sólo que echó todo lo que tenía en bienes de sustento o comida. Es mucho más: tiene un sentido finalista; lo echó todo buscando la vida con ello.

LA DICHA DE SER POBRE CONSISTE EN QUE EL REINO ES SUYO


s i hoy e s cu ch á i s s u voz bn n POBRE DE SOLEMNIDAD ES EL QUE CARECE DE LA MISERICORDIA Y SABIDURÍA DE DIOS Y “POBRE DE ESPÍRITU” JUSTAMENTE AQUEL EN QUIEN REBOSAN El mensaje evangélico esconde un formidable secreto, una sabiduría celestial, oculta a los entendidos e inteligentes de este mundo. La viuda era un sabio “anawin” que supo hacer el negocio más rentable: la vida a cambio de dos ochavos. Encontró la perla preciosa, el tesoro escondido, en su cornadillo. No es cosa, ya se ve, de la cantidad —mucha o poca— de ese todo, sino de la habilidad para negociar nuestros bienes. La viuda del gazofilacio enseña que existe una pobreza sabia que nos hace personas de posibles, que instruye en cómo multiplicar restando, en cómo atesorar desprendiéndonos. Quien no tiene esta ciencia no tiene posibles, está incapacitado. Por eso dice Jesús que es harto difícil que un rico entre en el Reino, que llegue al campo donde está el tesoro. Claro, que lo imposible para el imposibilitado (por necio o por falto de olfato para el negocio verdadero) es fácil y posible para Dios (por Bueno y Sabio). Cuando el joven rico pregunta al Señor qué hacer para obtener la vida eterna, inicia su demanda con el famoso “Maestro bueno”, a lo que Jesús responde para orientarle bien en la escucha de lo que le va a decir seguidamente: “sólo Uno es bueno”. No coinciden el joven y Jesús en qué significa “Bueno”. Si en vez del joven hubiera sido la viuda, no se habría ido entristecida, sino lo contrario (Mt 19,16-22). ¡Qué consuelo para todos nosotros!, ¿verdad?

poseer las cosas sin dejarnos poseer por ellas La mirada que Jesús levanta hacia nosotros nos da la vista, nos ajusta la realidad, nos permite verla con total definición, calar dentro, conocer su verdad. A los cristianos de Corinto les escribió Pablo que anduviesen por el mundo con ojo, porque “la figura de este siglo pasa” (1Co 7,31); así que, quien compra, como si no comprara; y quien dispone del mundo, como si no abusara. O sea, lo que San Pablo propone es vivir sin preocupaciones, sólo ocupados. Y esto tiene que ver con la mirada de Jesús. Sin la luz de estos ojos no se percata uno de que la pretendida realidad es sólo fugaz. Figura que pasa y fenece por la polilla del tiempo. San Clemente de Alejandría aconseja usar los bienes como “instrumentos útiles que deben ser bien empleados” (“Quis dives salvetur”, 25); así Jesús usó tantos años el martillo y el serrucho. Torpe negocio el del rico de los grandes graneros. Quiso ganar el mundo entero y sólo consiguió ganar justamente eso, el mundo entero, que es bien poca cosa. El valor de la vida es un codo más. Pablo conocía esto bien; sabía bastarse con lo puesto, cuando escaso, cuando sobrado (Flp 4,12).


n s i ho y e sc u ch á is s u v o z bn Éste es el ruah ‘anawah, espíritu de pobreza, que entiende la primera bienaventuranza como una propuesta formidable: amasar una fortuna tan enorme que sólo quepa en graneros grandes como el cielo mismo. Vamos, ¡del tamaño de los silos de nuestro corazón! Por algo Jesús nos anima a poner nuestra vida en Dios.

¿de qué te sirve ganar el universo entero si pierdes el alma? Corren tiempos de crisis (económica y de las otras). La económica debiera entenderse literalmente: es crisis de la casa, de la nuestra. Se nos ha metido en casa... y se ha instalado en ella. ¿Qué hacer entonces? La consigna es: “¡Todos a por ella! ¡Acabemos con la crisis para que ella no acabe con nosotros!”.

UN MESÍAS VENDRÍA A SALVAR A LOS POBRES Y A DEFENDER EL DERECHO DE LOS MISERABLES AL HACERSE ÉL MISMO EL MÁS POBRE Y AFLIGIDO DE TODOS

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Esta crisis es casera en cuanto afecta a la casa en que debiera vivir el Espíritu Santo. Pero lo hemos echado de nuestros lares y mira cómo ha venido a llenarse el espacio dejado libre. Jesús en el Monte vino a decir: Tendréis siempre pobres con vosotros. Porque están para eso, para salir de la crisis. Los pobres no son meros síntomas del problema de fondo; ¡ante todo son su remedio! Si no veis esto, no haréis más que ir de una crisis a otra. Por eso os digo: aprended que la dicha de ser pobre consiste en que el Reino es suyo. Mirad a mi Madre, que está entre vosotros. Todas las generaciones la llamarán bienaventurada por la obra que el Padre ha realizado en ella: despojada de todo, fue llena del Amor y de la Gracia. María Santísima nos alcance enriquecernos con la pobreza de su Hijo (2Co 8,9), de modo que vivamos pobres enriqueciendo a muchos y como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo (2Co 6,10).Que sea así.



n k e r i g ma bn

S

e acerca ya el tiempo de verano y vacaciones y parece que a todos nosotros nos entran unas ganas de relajarnos y de descansar de todo, incluida nuestra fe, que nos hacen bajar la guardia frente a todo tipo de tentaciones.

Joaquín Díez Macías Licenciado en Farmacia

Está claro que nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan descansar del estrés y del cansancio de la tarea de todo el año (estudios, trabajo, atascos, etc.) y eso es muy bueno; pero también nos ocurre muchas veces que desconectamos de Dios, nos tomamos vacaciones de fe, de Eucaristía, de oración. Planeamos unas vacaciones donde aparece la playa, la montaña, el descanso, la diversión…, y a Dios lo aparcamos, no le dejamos lugar en nuestro proyecto de recreo. Pero hay un gran problema: tenemos un enemigo que no coge vacaciones; al contrario, está esperando esta época para atacarnos con más saña, ya que estamos distraídos, relajados y sin armas en la mano. Este enemigo es el Maligno, que como dice San Pedro: “Anda como león rugiente, buscando a quien devorar” (1P 5,8).

amigos, si se estropea el coche, si la playa está lejos y muy llena, si los niños no paran de pelearse… Ese verano idílico se derrumba y hay que echar la culpa a alguien, porque, ¡claro!, tú eres inocente, tú te mereces descansar después del año que has pasado y, además, te habías hecho unos planes estupendos… Y, mira por dónde, el Maligno te dice que el culpable es tu marido que no te comprende, ni te trata como debiera, que la culpable es tu mujer que no para de quejarse y no te deja hacer lo que tú quieres; es tu suegra que se entromete en todo y no os deja intimidad; lo que pasa es que no tienes suficiente dinero, o los niños te sacan de quicio porque dan una lata interminable y, al final, el culpable es Dios que no te quiere, que no tenía que permitir todo lo que te ha pasado, porque no te lo mereces.

El Maligno aprovecha para reinterpretarte la historia en cuanto algún proyecto del verano y del descanso no sale como tú quieres: si caes enfermo, si tu suegra tiene que irse al final con vosotros, si el apartamento no es como te prometió la agencia, si hace mal tiempo, si discutes con tu familia, con los

El Demonio sabe susurrarte muy bien que, si Dios te quisiera, todo te iría bien, que las cosas saldrían como tú planeas, pero Dios te fastidia, está en contra de ti. Descubres que no te sientes querido por nadie y que tampoco puedes amar, aunque sabes que amando serías feliz, pero no puedes soportar a los

Dios no tiene


k e ri gm a bn n otros, sus defectos, sus formas de ser… sólo los soportas cuando son como tú quieres, cuando entran en los planes y proyectos que tú has hecho. Y, así, descubres que sólo vives para ti mismo dándote gusto en todo, usando a los demás en beneficio tuyo. Y como no has dejado que Dios (que es tu Padre) entre en tu proyecto veraniego, tú te has hecho dios y has diseñado una vida feliz que no se ha cumplido. Dios que nos ama y por eso nos ha creado, no se ha quedado indiferente a nuestro pecado, a nuestra frustración, quiere mostrarte que te ama, quiere que le dejes dirigir tu vida para que puedas encontrarte con Él, y ser feliz haciendo su voluntad y no la tuya. Dios nos ha dicho que nos ama no con palabras, sino con un hecho: enviando a su Hijo al mundo para mostrar qué cosa es el Amor, dando su vida por nosotros, por ti y por mí, diciéndonos con un hecho que el Maligno nos ha engañado, que Dios te ama, y que te ha creado para ser feliz, para amar y ser amado, que su voluntad es lo mejor. Encontrarte con este Amor es el mejor descanso para estas vacaciones, sentir que Alguien te ama hasta el colmo, sin juzgarte, perdonándote tus pecados, tus fallos, tu violencia, tu juicio hacia el otro (incluido Dios). Por eso es bueno que en nuestros planes veraniegos incluyamos a Dios, que sea Él quien dirija nuestro verano, nuestro descanso, dándonos cuenta de que más necesario que descanse el cuerpo, lo es que repose nuestro espíritu cansado de tanto dar patadas contra el aguijón, cansado de hacer nuestra voluntad y no la de Dios.

En verano tenemos más tiempo para rezar, para ponernos en comunión con Dios y con su voluntad, que es lo mejor para nosotros. Cristo sólo pudo descansar en la Cruz, ya que “el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” (Mt 8,20). Nosotros también podemos reclinar la cabeza, descansar, en la cruz, en nuestra cruz (enfermedad, falta de dinero, ese familiar molesto —los suegros, aquel hijo…—, tu matrimonio, tu situación de paro, tu precariedad de dinero…), ya que en ella está Cristo esperándote, amándote. Si en este verano el Espíritu Santo nos ilumina esto, será el mejor descanso posible para nosotros. Si nuestra cruz se hace gloriosa, si lo que hasta ahora nos hacía sufrir, entristecernos, renegar de la vida, morir… se vuelve la llave que nos abre el amor de Dios, que nos abre el cielo, la felicidad, se hace anuncio de que la muerte no existe, pues ha sido vencida en la Muerte y Resurrección de Cristo, tendremos un verano que recordaremos siempre, porque en él descubrimos que hay Alguien que nunca toma vacaciones de nosotros, que nunca nos tiene manía, que siempre se preocupa de nosotros y nos ama: ese alguien es Dios. ¡Ojalá que en nuestra agenda veraniega incluyamos a Dios, que recemos, que participemos de la Eucaristía y también que podamos dar testimonio a nuestro alrededor de que Dios nos ama, que podamos anunciar el evangelio a tantas personas que están engañadas por el Maligno y están buscando el descanso donde no está!

vacaciones


n f a m i l i a d e N a z a re t bn

Reos de muerte oración por lo no nacidos

Jesús Horacio Vázquez Cermeño Abogado

E

l mundo, Señor, se asoma inexorablemente al reino de las tinieblas y de la muerte. Lo expresó entonces el apóstol Juan: “La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la recibieron”, y lo experimentó Jesús con los tormentos de su pasión y de su muerte sufriendo en la cruz por todos nosotros, también por aquellos que no acogerían su mensaje de salvación:”Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 32


fami l i a de Na za ret bn n Ahora, Señor nuestro, los que caminan solos y sin fe en la oscuridad de sus conciencias, alumbrados únicamente por la candelita insignificante de sus torpes deseos, pretenden abolir para siempre en España la ley divina y natural que regula el sagrado derecho a la vida de los no nacidos, y así, disuelven químicamente con una pastilla al embrión indefenso, apenas concebido, o arrancan violentamente con tenazas y fórceps de cirujano, sus menudos cuerpecitos del seno protector de la madre gestante. Dios mío, apiádate, te rogamos, de tus hijos no nacidos, ampara y consuela a esas madres angustiadas que los rechazan, y “haz resplandecer sobre todos la luz de tu rostro”. Tú le has dado al concebido un alma inmortal desde el momento mismo de la concepción, desde ese preciso y maravilloso instante en que el óvulo femenino es fecundado, y nace una vida de la que solo Tú eres Dios y Creador. Un alma que hace a esa criatura semejante a Ti, con todas las potencias que adornan al espíritu humano. Ya es una criatura tuya, y obra de tus manos providentes. Ya es también un hermano nuestro, ya lo amas como a un hijo. No lo desampares nunca.

reos de muerte por el Herodes contemporáneo “Padre nuestro que estás en los cielos”, estamos asistiendo conmocionados al espectáculo nefando de las madres que reniegan de los hijos que llevan en su seno. Y no nos horroriza tanto el pecado individual de la mujer desorientada que elige el camino del aborto terapéutico que se le ofrece, como la actitud permisiva de los legisladores que promulgan las leyes con las que se quiere dar cobertura legal y jurídica a estos desatinos contra la vida.

Al fin y al cabo, Señor y Dios mío, el pecado siempre será nuestro compañero de viaje en este mundo, con él convivimos, y a todos, sin excepción, nos afligen sus penosas acechanzas y persuasiones. Por eso, Dios mío, siempre estaremos dispuestos a compadecernos del pecador, y a implorar penitentes, para ellos y para todos nosotros, el regalo inefable de tu segura e infinita misericordia. “Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero”, que quisiste nacer en el seno virginal de María de Nazaret, la llena de gracia, la que fue bendecida en el instante mismo de su concepción con un alma purísima sin mancha alguna de pecado. Ella te dio su propia carne y su propia sangre, y formó tu cuerpo mortal, haciéndote participar así de nuestra condición humana. Tú, Jesús mío, que nunca dejaste de ser Dios mientras te hacías niño en un seno de mujer, para nacer glorioso en Belén acunado por el júbilo de los ángeles, atiende compasivo la súplica que te hacemos por esa legión innumerable de santos inocentes, que son condenados a muerte con la misma saña del Herodes que a ti te persiguió. Tú los recibirás en el cielo y tus ángeles los consolarán eternamente, porque no pudieron ver la luz en los ojos amorosos de sus madres.

TÚ LE HAS DADO AL CONCEBIDO UN ALMA INMORTAL DESDE EL MOMENTO MISMO DE LA CONCEPCIÓN, CON TODAS LAS POTENCIAS QUE ADORNAN AL ESPÍRITU HUMANO 33


n f a m i l i a d e N a z a re t bn A buen seguro, Jesús mío, que aún rememoras con ternura el saludo de Isabel, cuando sólo eras como ellos un minúsculo feto en el vientre de María, tu madre. ¿Lo recuerdas, Señor? Isabel, embarazada de Juan, se llenó del Espíritu Santo, “y exultó el niño en su vientre”, nos relata San Lucas, de modo que, como dicen los Santos Padres, el Bautista fue santificado en el seno de su madre, pues te reconoció milagrosamente antes de nacer, y la hizo exclamar: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¡Oh Señor Jesús!, bendice tú, ahora y siempre, a todas las mujeres que van a ser madres, bendice el fruto amoroso de sus vientres, y permíteles que tengan a sus hijos en cualquier circunstancia, aun en aquellas que sean verdaderamente difíciles y dolorosas. Y si democráticamente no disponen nuestros representantes de los votos necesarios para impedir la aprobación del aborto legal, no permitas que esa ley se utilice por las madres contra sus propios hijos. “Te lo rogamos, Señor”.

APIÁDATE DE TUS HIJOS NO NACIDOS, AMPARA Y CONSUELA A ESAS MADRES ANGUSTIADAS QUE LOS RECHAZAN

me has tejido en el seno materno Este, Señor, es tu santo precepto, escrito con fuego del cielo en unas tablas de piedra, y entregado a Moisés en el Monte Sinaí: “No matarás”. También nuestras leyes humanas presumen de defender con declaraciones rimbombantes el derecho a la vida de todos. Pero la justicia de los hombres, Dios mío, nuestra propia justicia, en todas las instancias y grados de la jurisdicción de nuestros tribunales, con astucias de leguleyo y razones baladíes, han conseguido aparcar el más elemental y primario de los derechos de nuestros niños: el de nacer. Así, se ha profanado el santuario de nuestra existencia en la tierra, se ha vuelto oscuro y discutible lo que era claro y evidente, problemático, lo que era obvio, y se han puesto condiciones frívolas, o se excusa con vanos pretextos, el derecho fundamental a la vida. Después de la creación del mundo, Señor y Dios nuestro, hiciste al hombre a semejanza tuya, los criaste varón y hembra para la perpetuación de la especie, y los bendijiste. Bendícenos también ahora, Señor; renueva tu Espíritu sobre todos nosotros, para que seamos capaces de cumplir tus preceptos: “Creced y multiplicaos, y henchid la tierra, y enseñorearos de ella…”.


fami l i a de Na za ret bn n Líbreme Dios, ahora, de argüir a los defensores de la muerte de los no nacidos, que lo hacen en nombre de los pretendidos derechos de las madres, de su salud o de su equilibrio emocional. Son los mismos que reservan su ternura para las restantes criaturas de la tierra que están puestas al servicio del hombre. Delante del Señor no quiero litigar con ellos, sólo encomendarlos a su infinita misericordia. Así a las madres que abortan, a las que amo en nombre de aquella que me dio el ser, y de la Virgen Inmaculada, nuestra Madre del cielo, que aceptó sin reservas su maternidad gloriosa. Y a los políticos que propugnan esa ley odiosa, y a los que están dispuestos a votarla o a aceptarla como un derecho más, entre los demás derechos de la mujer, sin percatarse de que la vida de los demás y la propia, no es algo disponible o contingente, pues sólo pertenece a Dios. Y en fin, a los médicos, a los psicólogos y al personal de enfermería de las clínicas abortistas, que, abjurando del compromiso moral e hipocrático de defender la vida humana, realizan la tarea de extirpar de las madres gestantes la vida no nacida, sin reparar en que ese feto que destruyen tiene un alma inmortal que clama a su Creador, lo evoca y lo refleja.

BENDICE A TODAS LAS MUJERES QUE VAN A SER MADRES Y PERMÍTELES QUE TENGAN A SUS HIJOS, AUN EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES Y DOLOROSAS

LOS DEFENSORES DE LA MUERTE DE LOS NO NACIDOS SON LOS MISMOS QUE RESERVAN SU TERNURA PARA LAS RESTANTES CRIATURAS, PUESTAS AL SERVICIO DEL HOMBRE

Así se expresa, Señor, tu sabiduría en el Salmo de David: “Todavía era yo un embrión informe, y ya me distinguían tus ojos; todos los mortales están escritos en tu libro: irán y vendrán días; y ninguno dejará de estar escrito”. ¿Quién sino Dios puede borrarnos de ese libro? Escúchanos, Señor, no nos desampares. “Admirable se ha mostrado tu sabiduría en mi creación”, pues somos obra de tus manos, “¿A dónde iré yo que me aleje de tu espíritu?”, pues abarcas con una mirada todo lo creado: “Si subo al cielo, allí estás tú; si bajo al abismo allí te encuentro. Si al rayar el alba me pusiere alas, y fuere a posar en el último extremo del mar, allá igualmente me conducirá tu mano, y me hallaré bajo el poder de tu diestra”. Amén, Señor Jesús.

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n f a m i l i a d e N a z a re t bn

Estoy hecha una foca José Antonio Gris Melchor

Anorexia nerviosa y bulimia

Especialista en Psicología Clínica

egún la Organización Mundial de la Salud (OMS), la anorexia nerviosa “es una enfermedad que se caracteriza por una pérdida deliberada de peso, inducida o mantenida por el propio enfermo”. Sin embargo, la bulimia “es un síndrome que se caracteriza por episodios de ingesta excesiva de alimentos y por una preocupación obsesiva por el control de peso corporal, lo que lleva al enfermo a adoptar medidas extremas para mitigar el aumento de peso producido por la ingesta de comida”. Ambos trastornos constituyen una epidemia en las alteraciones de conducta alimentaria. Son dos enfermedades muy serias, con tendencia a hacerse crónicas, en algunos casos a la muerte, y siempre dejan mucho daño en el enfermo y en su familia.

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TRIUNFA LA IDEA SOCIAL DE QUE, PARA CONSEGUIR EL ÉXITO, HAY QUE ESTAR DELGADO


fami l i a de Na za ret bn n El auge de estos trastornos comienza en la década de los años setenta con la llamada “cultura antiobesidad”. En aquellos años surge y se pone de moda un modelo corporal femenino muy delgado y difícilmente alcanzable por la población femenina. Los medios de comunicación nos bombardean con la idea de que para conseguir el éxito hay que estar muy delgado.

cómo detectar los trastornos alimentarios Los trastornos de la alimentación son patologías graves y se han convertido en España en la nueva epidemia de los adolescentes. La detección precoz es fundamental para la curación rápida de estos pacientes. Son muchas las ocasiones que he podido oír por parte de la enferma: “No sé por qué mis padres me traen aquí si todas mis amigas devuelven igual que yo”. A continuación, se exponen algunas de las características más comunes que hacen sospechar si un adolescente está empezando a desarrollar una anorexia nerviosa.

1. Síntomas psicológicos - Aumento de la actividad física a fin de gastar calorías de forma obsesiva. - Nunca dice tener hambre, sed, fatiga o sueño. - Aislamiento social. - Baja autoestima. - Egocentrismo excesivo. - Escaso contacto familiar. - Pierde el interés por sus aficiones o tiempo libre. - Se pesa compulsivamente. - Miedo exagerado a subir de peso. - Disminuye las horas de sueño.

- Irritabilidad y mentiras frecuentes. - Disminuye la ingesta de líquidos. - Conductas raras como cortar los alimentos en pequeños trozos, esconderlos o tirarlos. - Uso de laxantes o diuréticos. - Ingiere sólo alimentos a la plancha o preparados con cocción. - Rechazo de los alimentos hipercalóricos. - Vómitos frecuentes autoinducidos. - Trastorno severo de la imagen corporal. - Negación de la enfermedad. - Síntomas de un estado depresivo y obsesivo.

2. Síntomas físicos - Pérdida importante de peso. - Piel seca y pelo débil y quebradizo. - Dolor de garganta frecuente. - Deshidratación. - Amenorrea (pérdida de la menstruación).

- Osteoporosis. - Alteraciones dentales frecuentes. - Estreñimiento. - Vértigo y dolor de cabeza. - Insomnio.

LA ANOREXIA Y LA BULIMIA SON ALTERACIONES DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA MUY SERIAS, CON TENDENCIA A HACERSE CRÓNICAS 37


n f a m i l i a d e N a z a re t bn Las investigaciones han demostrado que uno de los factores ambientales más involucrados en la anorexia nerviosa es la moda. El cuerpo delgado de las modelos es admirado por la mayoría de las adolescentes, de manera que para intentar parecerse a ellas, comienzan a hacer dietas y a obsesionarse con su peso. La perfección corporal se ha convertido así en el medio para obtener el reconocimiento social y el éxito personal. Las víctimas de la anorexia y de la bulimia poseen una personalidad obsesiva que acaba traduciéndose en una manía constante por el peso y la dieta. La anoréxica tiene una gran preocupación por la opinión que los demás tienen de ella, así como posee también un elevado autocontrol. La bulímica, en cambio, es más impulsiva, intolerante y se frustra más. La adicción a las drogas es una característica frecuente en estas pacientes, así como su tendencia a la depresión y la ansiedad. Suelen fracasar en las relaciones sentimentales. A la anoréxica se la descubre antes porque se queda en los huesos, mientras que la bulímica suele mantener el mismo peso y guardar más tiempo en secreto su enfermedad.

consecuencias físicas Los estudios sobre las consecuencias físicas de la anorexia han demostrado que a corto y medio plazo, los pacientes sufren cardiopatías, desajustes de electrolitos, anomalías reproductivas, osteoporosis, problemas gastrointestinales y cambios en la actividad de los neurotransmisores cerebrales. En resumen: Cerebro: Daños neurológicos, calambres, hormigueos. Bajan los niveles de leptina (regulador del apetito). Corazón: Disminuye el tamaño del corazón. Prolapso de la válvula mitral. Derrame pericárdico. Bradicardia e hipertensión. Arritmias. Problemas gastroi ntesti nal es: Flatulencia. Estreñimiento. Dificultad en el vaciamiento gástrico. Reducción del tamaño del estómago. Densidad ósea: Disminuye la masa ósea como consecuencia de la pérdida de menstruación (amenorrea), de minerales bajos en los huesos y de mayores niveles de hormonas tiroideas. La anorexia o la bulimia son una señal de esta sociedad enferma por el “culto al cuerpo”. Por eso es tan importante descubrir a Jesucristo en la propia historia personal de cada día. El cristiano, que ha dicho “sí” a Dios como hizo María, no tiene que preocuparse por el cuerpo, sino por el espíritu, por lo trascendente, que es lo que de verdad merece la pena en esta vida, en la que caminamos al encuentro del Señor.

LA DETECCIÓN PRECOZ ES FUNDAMENTAL PARA LA CURACIÓN RÁPIDA DE ESTOS PACIENTES


fami l i a de Na za ret bn n

Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita Jesús Esteban Barranco

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ver quién no le ha respondido así a algún amigo o compañero del cole o de juegos, en nuestros años de infancia (y ahora de mayores también), cuando alguien nos había dado algo y luego pretendía que se lo devolviésemos. En seguida la respuesta era y es: “¡Ah!, Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”.


n f a m i l i a d e N a z a re t bn Este dicho popular, tan a flor de boca en nuestra cultura, ha alcanzado categoría de sentencia y valor irrevocable, de modo que el reclamante no puede ejercer ningún derecho sobre el reclamado y éste no tiene ninguna obligación con aquel. Pero, ¡claro!, el razonamiento tiene más fuerza si lo enunciamos al revés es decir, “lo que no se da, no se quita”, por la sencilla y evidente razón de que no se puede quitar lo que previamente no se ha dado. Parece una perogrullada, sí, pero la cosa viene a cuento por lo que está sucediendo en nuestro mundo de hoy en relación con el aborto. Por ejemplo, en España los abortos voluntarios se duplican en los últimos nueve años: 112.000 mujeres interrumpen su embarazo en 2007 (307 al día, que se dice pronto), un 10% más que en 2006 y más del doble que en 1998. Pero a lo que íbamos: lo que en ese proverbio parece tan clarividente, ya no lo es si la reclamante, en este caso, la sociedad, se mete donde no la llaman: si ella no ha dado la vida a un nuevo ser, no tiene ningún derecho para quitarla.

MALICIA MORAL CONTRA LA VIDA NACIENTE Se dirá que la sociedad actúa en nombre de aquellas personas proabortistas, principalmente aquellas mujeres de talante progresista que confunden la cuna de su útero con el manantial de la vida. Ni una ni otras tienen poder sobre lo que no es suyo, sobre lo que no han dado, a no ser que se siga sosteniendo que “eso” que aparece en el seno materno es una protuberancia interna o excrecencia corporal, algo así como un forúnculo más o menos molesto que hay que extirpar.

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Es verdad que las dos partes acuden y se amparan en un intrincado aparato jurídico para decir (la sociedad) y decidir (la mujer embarazada), ambas unilateralmente. Cierto es que son ellas quienes legislan y optan por el destino del “nasciturus”, con poder omnímodo de tijeras en la mano para cortar el hilo de la vida según sus conveniencias. Y así, sin comerlo ni beberlo, sólo porque a algunos les molesta el prójimo —¿hay más prójimo de una madre que el hijo que lleva en su seno?; ¿por qué me huele a hitleriano el asunto?— o porque aumenta el número de quienes quieren repartirse la misma tarta y van a tocar a menos si hay más gente —¿por qué me da el tufo de una economía tirana que pone el dinero por encima de la persona, o por qué hiede a aliento podrido de un neomaltusianismo disimulado?—, se procede a dictaminar leyes, supuestamente democráticas, para justificar el infanticidio. Y digo supuestamente democráticas porque en el fondo no lo son, pues más bien son antidemocráticas en la medida en que van contra el pueblo no nacido o que no le dejan nacer.

LA SOCIEDAD NO HA DADO LA VIDA AL NUEVO SER, LU EGO NO TIENE NINGÚN DERECHO A QUITÁRSELA


Personalmente me cuesta admitir aquello que ya decía el comediógrafo Plauto tres siglos antes de Cristo y que luego el filósofo inglés Thomas Hobbes hizo suyo en el siglo XVII: “homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre): ¿cómo podemos dar cabida a tales instintos criminales? Es cierto que el hombre está inclinado hacia abajo por el pecado original, pero ¿hasta tal extremo de ir “contra naturam”, contra sí mismo? Y encima decorándolo todo ello con una capa de “buenismo”, de procedimientos legales, como si lo legal fuera sinónimo de justo. Sólo cabe una explicación: detrás de ello está el Príncipe del Mal, que azuza a la humanidad, la divide y enzarza en luchas intestinas contra sí misma.

TUS MANOS ME HICIERON Y ME PLASMARON... CON LA VIDA ME AGRACIASTE Pero, por supuesto, ni el Maligno, ni la humanidad, ni la propia madre son los dueños de la vida: sólo en Dios radica la fuente y el origen del ser —“en ti está la fuente de la vida” (Sal 36,10)—. De aquí que la Iglesia puede hacer suyo ese refrán popular, pero al revés: “Santa Rita, Rita, lo que no se da, no se quita”, es decir, lo que la sociedad no da, la vida, no la puede quitar, por muchas leyes que se saque de la manga o de la chistera, como un vulgar tahúr o un taimado prestidigitador. Así lo confesaba ya, antes de Cristo, la valerosa madre de los siete hermanos macabeos: “No fui yo quien os regaló el espíritu y la vida… El Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida” (2M 7,22-23).

¿ACASO HAY MÁS PRÓJIMO DE UNA MADRE QUE EL HIJO QUE LLEVA EN SU SENO?

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n f a m i l i a d e N a z a re t bn

Carta de Mónica a una madre cristiana Tomás Trigo Oubiña Profesor de Ética, Universidad de Navarra

Querida amiga: Sufres porque tu hijo, al que educaste en la fe cristiana, ha dejado de practicarla y se ha apartado de Dios. Además, como ya no es un niño, no hace caso de tus advertencias. Incluso se enfada cuando te atreves a decirle que no está bien lo que hace. Como sabes, a mí me pasó lo mismo con mi hijo Agustín. ¿Que qué Agustín? Sí, mujer, el mismo en que están pensando: Agustín de Hipona. Por eso te comprendo muy bien y puedo darte algún consejo. Ese es el motivo de mi carta. No voy a decirte nada que no sepas. Al contrario, lo que quiero recordarte lo sabes muy bien, porque el Señor ha insistido en ello una y otra vez, y todos los santos le han hecho eco: ¡la oración es omnipotente! Es lo que yo hice: rezar, pedir, insistir, ofrecer por la salvación de mi hijo oraciones y sacrificios. Dios me hizo esperar, porque lo que vale cuesta. Pero ya conoces el final. Agustín dejó por fin la mala vida que llevaba, se convirtió y fue un gran santo. ¡Tu hijo también puede serlo!

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fami l i a de Na za ret bn n Mira, tal vez pienses que tú eres la única persona interesada en que tu hijo cambie. En eso te equivocas. ¿Recuerdas la parábola del Buen Pastor? Deja las 99 ovejas en el redil y se va a buscar la que se había perdido. Jesús no se queda “esperando” a que tu hijo vuelva a la fe. Jesús está mucho más interesado que tú en la salvación de su alma —murió en la Cruz por él—, y no lo deja ni un instante. Aunque no lo veas, hace lo imposible para que regrese. Y su Madre, que es también Madre de tu hijo, está empeñada en recibirlo de nuevo en sus brazos. A ti te piden que sigas rezando con fe. No te olvides de que puedes convertir en oración todo lo que haces. Tu trabajo e incluso tu descanso, ofrecidos a Dios por amor, son oración. Además, a lo largo del día, tendrás, como todo el mundo, tus pequeñas contrariedades. Ofrécelas a Dios y se convertirán en oración. Haz también algún sacrificio voluntario por tu hijo. No me refiero a cosas raras, sino a pequeñas mortificaciones que nadie ve, pero que tienen mucho valor ante Dios. Puedo ponerte algún ejemplo que ahora me viene a la cabeza: no comer entre horas, ser amable con los demás y sonreír cuando estés cansada, privarte de comprar alguna cosa que te gusta, pero que no es necesaria. En fin, a ti se te ocurrirán otras muchas. ¡Y confía! Hay unas palabras del Señor, que encontrarás en el Evangelio de San Marcos, que te pueden llenar de confianza: “Por tanto os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo recibisteis y se os concederá”. ¿Qué más te puede decir para que confíes en Él? Por último, no te impacientes. Querrías que tu hijo cambiase ya, hoy mismo. Pero Dios tiene sus tiempos y sus caminos. Un día volverá a la casa del Padre. Y tú lo verás. Tal vez sea en esa vida, que dura unos años, o en la que yo estoy, que es para toda la eternidad, pero lo verás, y tu alegría será inmensa. Ah, y si te parece (o alguien te dice) que la situación de tu hijo “ya no tiene remedio”, no hagas caso. Hay un pobre desgraciado que también está empeñado en desanimarte: el diablo. Pero recuerda que es el “padre de la mentira”. ¡Nada es imposible para Dios! Puedes estar segura de que también yo me siento muy unida a ti y que pido a Dios por tu hijo. Con todo cariño, te envía un beso desde el Cielo tu hermana: Mónica

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n r a z ó n c re a d o r a bn

El riesgo de ser embrión

Roberto Germán Zurriaráin

Doctor en Filosofía, Universidad de La Rioja

Células madre y “bebé-medicamento” tenor de la nueva legislación española en perjuicio de la vida incipiente, podemos deducir que ser embrión en España se ha convertido en un estado de alto riesgo. Podría decirse que la probabilidad de jugarte la vida siendo embrión es comparable al peligro que supone manipular explosivos con guantes de boxeo.

A

Puesto que la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, la cual deroga todas las disposiciones normativas anteriores en esta materia, como la Ley 35/88 y 45/2003, constituye el máximo exponente de la progresiva desprotección jurídica de la vida humana embrionaria en España. El presente artículo pretende justificar tal afirmación a partir de dos ejemplos: el apoyo de la Ley a la investigación con células madre embrionarias y la autorización legal para la selección genética de “pre-embriones” con fines terapéuticos para terceros. 44


ra zón c re a dora bn n

mercadear con la vida humana El respaldo a la investigación con células madre de origen embrionario es uno de los objetivos de la Ley 14/2006. Para ello la Ley suprime el límite establecido por la Ley 45/2003 de la producción de tres ovocitos por ciclo. La Ley vigente autoriza fecundar más de tres ovocitos en cada ciclo reproductivo para asegurar el éxito de los procesos de fecundación artificial, aunque únicamente puedan transferirse tres embriones y evitar así el riesgo de gestación múltiple.De esta manera, la Ley 14/2006 promueve directamente la acumulación de embriones “sobrantes” generados por FIV (fecundación in vitro). Así las cosas, la pregunta que se plantea a continuación no se hace esperar: ¿qué hacer con ese excedente de embriones? La Ley permite, junto a su utilización por la propia mujer o pareja y la donación con fines reproductivos, la donación con fines de investigación.1 De hecho, si los progenitores no dan su parecer expresamente, la Ley garantiza a las clínicas la plena propiedad de los embriones y les autoriza a que sean ellas quienes decidan, previo informe de especialistas independientes, la finalización del tiempo de crioconservación y su destino. Por tanto, entre los distintos destinos que el texto legislativo contempla, la Ley fomenta y autoriza la investigación y experimentación con los embriones humanos generados por FIV, independientemente de su fecha de origen. Pues, si por un lado, el número de embriones a producir y el tiempo a permanecer congelados queda a criterio de la propia clínica, y, si por otro, se sabe que los progenitores no van a hacerse cargo de un número elevado de embriones “sobrantes” producidos, dicho abandono provocado es

interpretado eufemísticamente como “donación”. Así se consigue, que con un supuesto fin reproductor y no directamente productivo, las clínicas posean embriones vivos y viables como fuente inagotable de “materia prima” para la investigación con células madre embrionarias. Se justifica, en este punto, la afirmación inicial: la progresiva desprotección jurídica de la vida embrionaria. La Ley 45/2003 permitía la investigación con las “estructuras biológicas” del embrión muerto, como consecuencia de la descongelación, de aquellos embriones que hubieran sido congelados antes de la entrada en vigor de esa norma (los embriones generados con posterioridad a noviembre de 2003 podían destinarse únicamente a fines reproductivos de la pareja generadora o a la donación a otras mujeres). En cambio, la Ley 14/2006 permite, al eliminarse el límite del número de ovocitos que se han de fecundar, la producción expresa de embriones in vitro sin límite con fines de investigación y experimentación y no con fines reproductivos. En definitiva, a partir de la Ley 14/2006 se posibilita de manera generalizada la producción y el empleo de “pre-embriones” para la obtención de sus células madre.

LAS CLÍNICAS POSEEN EMBRIONES VIVOS COMO “MATERIA PRIMA” PARA LA INVESTIGACIÓN CON CÉLULAS MADRE EMBRIONARIAS Y CUYA EXTRACCIÓN SUPONE SU MUERTE

1 La Ley 14/2006 contempla una cuarta opción: el cese de su conservación sin otra utilización. No obs tante, la Ley reserva esta última opción para los casos en que, finalizado el plazo de crioconservación, no se haya optado por alguno de los destinos mencionados en los apartados anteriores.

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n r a z ó n c re a d o r a bn

“personitas” de usar y tirar Por otra parte, desde el punto de vista científico, sorprende que la Ley abogue por una fuente de investigación biomédica que el ámbito científico no ha demostrado todavía su eficacia. Me explico brevemente: en el campo de la medicina regenerativa y de la terapia celular se dan dos grandes fuentes de células madre o troncales “stem cells”: por un lado, la que procede de los embriones humanos, denominadas células madre embrionarias (células que componen la masa interna del embrión y cuya extracción supone su muerte); y, por otro, la procedente de nuestro propio organismo, las llamadas células madre de adultos. La Ley no promueve la investigación en medicina regenerativa en general, sino que opta sólo por aquella que se realice con células madre embrionarias y no con células madre adultas. Esta preferencia desenmascara la finalidad de la Ley: el uso de embriones humanos. Ahora bien, la investigación biomédica con células madre embrionarias no está exenta de inconvenientes científicos y éticos. En efecto, el rechazo al uso de células madre embrionarias, y no al progreso de la medicina regenerativa, viene motivado fundamentalmente por dos razones: una de carácter ético y la otra de carácter científico; y no, como lamentablemente se presentan en algunos medios de comunicación, por estrategias de corte ideológico o partidista.

EL AUTÉNTICO PROGRESO DE LA CIENCIA Y DE LA MEDICINA DISCURRE SIEMPRE EN BENEFICIO DEL SER HUMANO, NO EN SU CONTRA 46

La primera razón, de carácter ético, radica en que no puede justificarse una investigación biomédica que utilice embriones humanos que no vaya en beneficio del propio embrión. El auténtico progreso de la ciencia y de la medicina discurre siempre en beneficio del ser humano, no en su contra. La segunda razón, como ya se ha anunciado, es de carácter científico-médico: las evidencias científicas disponibles indican que las células madre embrionarias no son aptas para uso terapéutico. Sólo las células madre adultas constituyen en la actualidad una opción terapéutica eficaz y segura para el progreso en medicina regenerativa. En estos momentos hay más de 2.300 ensayos clínicos en marcha con células madre de tejidos adultos y 1 (en fase I) con células madre embrionarias. Por otro lado, se sigue avanzando en la investigación con células adultas reprogramadas, las denominadas células iPS, con las que ya se han iniciado interesantes experiencias clínicas en humanos.


ra zón c re a dora bn n Teniendo en cuenta estos últimos desarrollos científicos que han transformado significativamente el paradigma valorativo acerca de la utilización de embriones humanos, con fines tanto terapéuticos como de investigación, no se justifica la utilización de embriones humanos, sino el desarrollo de otras alternativas científicas para terapia de enfermedades degenerativas, cuyo material de partida no precise de la producción y destrucción de embriones humanos. Por tanto, ante este nuevo escenario científico, tanto las leyes como las políticas en investigación deberían abandonar la investigación con embriones humanos y destinar los recursos económicos a la reprogramación celular y priorizar las líneas de investigación con células madre adultas. Ahora bien, el problema ético de la producción y destrucción de embriones humanos, y el uso de sus células troncales no es un problema de posibilidades técnicas. Si las células troncales embrionarias tuviesen una eficacia terapéutica probada, obligaría a los científicos a buscar dichas células sin que mediara la destrucción de un embrión. Una investigación verdaderamente ética y científica no puede tener su origen y desarrollo

en la destrucción de la vida de seres humanos débiles e indefensos. Al contrario, una investigación que parta de embriones humanos, sea cual sea el estado de éstos y sea cual sea el potencial beneficio futuro de terceros, no puede estar justificada ni legal ni éticamente, puesto que no va en beneficio de la vida y salud del propio embrión. Por este motivo, la Ley 14/2006 no es sino la plasmación de una regulación fundada en una concepción utilitarista en la que se vienen a contraponer efectos beneficiosos potenciales de las investigaciones con células troncales embrionarias a costa de la destrucción de embriones humanos.

la dignidad reducida a criterios de utilidad Paso a abordar la segunda cuestión. La Ley 14/2006 permite la selección genética de “preembriones” con fines terapéuticos para terceros o los mal llamados “bebés-medicamento”. Pero la difusión mediática en España de esta técnica no llega hasta octubre de 2008, cuando científicos de Sevilla consiguen el nacimiento del primer “bebémedicamento”, Javier, para curar a su hermano Andrés, de 7 años, que padecía una enfermedad incurable.

UNA INVESTIGACIÓN ÉTICA Y CIENTÍFICA NO PUEDE TENER SU ORIGEN Y DESARROLLO EN LA DESTRUCCIÓN DE SERES HUMANOS

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n r a z ó n c re a d o r a bn El titular es ciertamente esperanzador. A primera vista parece que nadie con un poco de humanidad puede estar en contra de esta técnica que posibilita la curación de un niño enfermo. Pero ¿puede denominarse progreso a lo conseguido por cualquier medio, aunque suponga la muerte de otros embriones humanos? Para responder a esta pregunta, es preciso ahondar en la técnica utilizada que, de forma habitual, algunos medios de comunicación omiten intencionadamente. De forma muy sumaria, la técnica consiste en la producción in vitro de un embrión seleccionado genéticamente. Dicha selección genética, tal y como aparece en la Ley 14/2006, se realiza por medio del diagnóstico preimplantatorio, como técnica complementaria para determinar la compatibilidad inmunológica de los “preembriones” in vitro con fines terapéuticos a terceros, de modo que pueda ser donante compatible para curar a su hermano enfermo. El problema técnico y ético de este asunto radica en que para el logro de un embrión inmunológicamente compatible, es necesario generar un número abundante de embriones que son desechados, no por ser portadores de un gen de riesgo o poseer algún defecto genético, sino por su incompatibilidad genética con su hermano (este dato también suele ser silenciado). El uso de este procedimiento ¿no nos instalaría en un nuevo tipo de discriminación, esto es, la selección de seres humanos por sus características genéticas?

A esto se añade el problema ético, nada desdeñable, que supone el hecho de crear una vida humana con la exclusiva finalidad de servir para un objetivo distinto de su propio bien, que no es otro que el de desarrollarse como ser adulto. La lucha contra la enfermedad a cualquier precio, o para ser más exactos, a costa de la vida de otros seres humanos, es un claro retroceso. Efectivamente, desde el punto de vista ético, esta práctica es incompatible con el respeto debido al embrión humano, sólo justificada desde una concepción utilitarista de la vida humana. Además existen alternativas médicas a este problema: la creación de bancos públicos o mixtos de sangre de cordón umbilical (dato que “casualmente” también suele ser excluido), que alberguen el mayor número de muestras de sangre para que, solidaria y gratuitamente, accedan a ellas todos los niños que sufran cualquier enfermedad. Por su parte, desde el punto de vista jurídico, sorprende que la Ley 14/2006 prohíba, por un lado, la modificación de los caracteres hereditarios no patológicos y la selección de los individuos por raza y, por otro, apruebe la selección de embriones humanos según sus características genéticas.2 A modo de conclusión, la Ley 14/2006, en los dos ejemplos analizados brevemente, no sólo no se ajusta a los avances científicos, sino, sobre todo y desgraciadamente, propicia la desaparición de la necesaria tutela

2 Por otro lado, tanto la producción ex professo y utilización posterior de un ser humano para curar a otro, como la producción de embriones “sobrantes” con fines de investigación, parecen contrarias al actual texto del Código Penal, que castiga explícitamente a “quienes fecunden óvulos humanos con cualquier fin distinto a la procreación humana” (art. 160.2). Por su parte, la Declaración Universal sobre el Genoma y Derechos Humanos de la UNESCO prescribe: “Cada individuo tiene derecho al respeto de su dignidad y derechos, cualesquiera que sean sus características y que esta dignidad impone que no se reduzca a los individuos a sus características genéticas, y que se respete el carácter único de cada uno y su diversidad” (art. 2).

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ra zón c re a dora bn n jurídica al embrión que debe existir en cualquier ordenamiento legislativo justo. No hay razón para establecer un marco legal favorable a una investigación que carezca de respeto por la vida humana incipiente. Es necesario que el Derecho responda o esté acorde con los conocimientos actuales de la realidad biológica y científica que sirva de base a la reflexión jurídica.

A la luz de estos nuevos conocimientos y junto a las importantes incertidumbre éticas y jurídicas que genera la destrucción de la vida humana con fines de investigación, es necesario, en un tema tan complejo que afecta de manera directa a la identidad del ser humano, un cambio en la legislación española dirigido a un auténtico régimen de protección legal de la vida humana desde su inicio.

Roberto Germán Zurriaráin es Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra, Máster en Bioética y Derecho por la Universidad de Barcelona y Licenciado en Estudios Eclesiásticos por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Es autor del libro “Los embriones humanos congelados. Un desafío para la bioética”, y de varios artículos sobre bioética. Actualmente es profesor del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Rioja. La medicina regenerativa es una de las áreas de investigación en biomedicina que mayor interés ha despertado en los últimos años —no exenta, por otra parte, de fuertes controversias éticas y jurídicas— y que marca en buena medida la agenda bioética en la actualidad. La terapia celular con células madre como estrategia para regenerar tejidos dañados es un asunto de interés creciente como posible tratamiento de numerosas enfermedades cuyas expectativas de curación con los tratamientos farmacológicos o quirúrgicos actuales son escasas o nulas. En este contexto, desde hace una década equipos médicos de todo el mundo vienen trabajando para obtener células madre o troncales de distintas fuentes que puedan producir tejidos humanos con el fin de tratar enfermedades hoy todavía incurables. Con un lenguaje claro y un carácter interdisciplinar propio de la bioética, el libro aborda, de manera comprensible y profunda, el estado actual de dichas investigaciones y los desafíos científicos, éticos y jurídicos que la investigación con células madre o troncales plantea y en los que el hombre mismo se halla comprometido. Estos aspectos permiten que el libro se haya escrito para un público diverso: estudiantes universitarios, expertos en bioética y todas aquellas personas no especialistas interesadas en la temática propuesta.

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n r a z ó n c re a d o r a bn

¿Son

compatibles evolución y creación? Daniel Turbón Profesor de Evolución Humana Catedrático de la Universidad de Barcelona

E

l 24 de noviembre de 2009 se cumplirá el 150 aniversario de la primera edición de “El Origen de las especies”, el libro más representativo de Charles R. Darwin. En él expuso sus ideas sobre la selección natural y la teoría de la evolución. Los 1.250 ejemplares impresos se agotaron en el primer día. Su visión científica se oponía ampliamente a las teorías vigentes en su época, el creacionismo y el catastrofismo, las cuales se basaban en la lectura literal del capítulo del Génesis sobre la creación del universo, interpretado como si fuera un texto científico. Con la teoría de la evolución por selección natural —formulada conjuntamente por Alfred R. Wallace y Charles R. Darwin—, el pensamiento evolucionista se generalizó en todo el ambiente científico, inaugurando una nueva etapa de la Biología. La selección natural es el proceso mediante el cual el ambiente favorece la reproducción diferencial de unos organismos sobre otros. Darwin proporcionó una serie de pruebas sobre el origen de las especies y los mecanismos de su transformación, todavía vigentes hoy. Sus puntos de vista fueron ampliados por numerosos científicos que desarrollaron las líneas generales de su teoría en la casi totalidad de las ciencias biológicas. Por último, Darwin se atrevió a dar el paso que hasta entonces nadie había dado: considerar al Hombre como descendiente de esta gran cadena de seres. Un ser excepcional, desde luego, pero un ser más en la Naturaleza. 50


ra zón c re a dora bn n

¿eliminó Darwin a Dios? La afirmación de Darwin de que el hombre provenía de antecesores similares a los actuales simios era ciertamente insultante, pues parecía rebajar la dignidad humana. Pero sería equivocado pensar que Charles R. Darwin fue un incrédulo o una persona antirreligiosa. Simplemente se mantuvo en el plano meramente científico (análisis de la causa eficiente y de la material) y se abstuvo de entrar a explicar el porqué de las portentosas cualidades humanas que nos distinguen tan conspicuamente. Simplemente lo consideraba un tema “abstruso” y se limitó a estudiar los aspectos básicos de la conducta instintiva humana en uno de sus últimos libros. En la cuarta y última edición de “El Origen de las especies”, incluyó cuatro citas al Creador, una de las cuales dice:

“Autores muy eminentes parecen encontrarse plenamente satisfechos con la idea de que cada especie ha sido creada independientemente. A mí me parece que va más de acuerdo con lo que conocemos acerca de las leyes impresas en la materia por el Creador que la producción y extinción de los habitantes pasados y presentes del mundo hayan sido debidas a las causas segundas, tales como las que determinan el nacimiento y la muerte de los individuos”.

“El origen de las especies”, sobre el cual Darwin estuvo reflexionando durante más de veinte años antes de su publicación en 1859, es, según sus propias palabras, «un razonamiento largo». No hay experimentos realizados. No se descubre ninguna infor-

mación nueva. Hecho tras hecho, observación tras observación, recogidos desde las remotas islas del Pacífico hasta el prado próximo, son anotados, analizados y comentados. Cada objeción es prevista y discutida. En la presentación de Darwin, la hipótesis no es experimentada ni demostrada. En efecto, debido a que el proceso de la evolución es tan lento, Darwin no creyó que la demostración directa fuese posible. Sin embargo, “El origen de las especies” presenta un razonamiento tan convincente que hace casi imposible aceptar cualquiera de las otras teorías. Las líneas maestras de la Teoría de la Evolución han demostrado ser ciertas. De todas maneras, esta teoría ha experimentado un enorme despliegue y también algunas modificaciones, debido sobre todo a los conocimientos de la genética y de la ecología que faltaban en época de Darwin (Cuadro 1). Entre 1930 y 1940 surgió una síntesis de los diversos avances en Evolución, liderada por un cristiano ortodoxo, Theodosius Dobzhansky, que consolidó la genética de poblaciones. Y con Dobzhansky, Ernst Mayr, y George G. Simpson, surgió la “Teoría Sintética de la Evolución”, que ha persistido hasta hoy. En los dos últimos decenios se están incorporando la nueva información procedente de la “Biología del Desarrollo”, que junto a la Neurociencia, son las dos ciencias emergentes de más impacto actual (Cuadro 2).

DARWIN DIO UN PASO MÁS: CONSIDERAR AL HOMBRE COMO UN SER MÁS EN LA NATURALEZA 51


n r a z ó n c re a d o r a bn Desde el siglo XIV ya se había consumado la pérdida de la unidad del saber, proveniente del Mundo Antiguo. Las ciencias experimentales se especializaron, sobre todo por los avances en medicina y tecnología. Se descubrieron vías de navegación oceánicas gracias a las inversiones que el poder político impulsaba para dar respuesta a las demandas de una creciente población europea. Los hallazgos científicos y tecnológicos llevaron a no pocos a creer ciegamente que hallarían en ella solución a todo. Y así, del mismo modo que, en el Renacimiento, algunos elevaron al Hombre a la categoría de ídolo — creyendo que se bastaba a sí mismo—, en el siglo XIX, el siglo de la Ciencia, pretendieron sustituir a Dios por la Selección Natural. Entre ellos no debe incluirse a Charles Darwin, desde luego.

la legitimación intelectual del ateísmo ¿Qué había ocurrido? El conocimiento humano preponderante desarrolló la causa eficiente y la material; es decir, de dónde vienen y de qué están hechas las cosas. Y relegó la causa formal y la final. Más tarde, cuando el registro fósil reveló un pasado ignoto y vastísimo, y cuando el desarrollo de las técnicas de datación lo permitió, se vio confirmado que, como había predicho Darwin, el hombre se separó del simio en un pasado lejano. Algunos están deslumbrados por el hecho de que la Tierra gira sobre sí misma a 16.000 km/hora y se traslada a 29,5 km/segundo, recorriendo en una hora 106.000 km. Y se creen ellos mismos “chimpancés evolucionados”, frase incomprensible para un biólogo, ya que todos los linajes biológicos están en cambio permanente.

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LA EVOLUCIÓN NO ES OPUESTA A LA ACCIÓN DE DIOS, E INCLUSO LA EXIGE COMO SU FUNDAMENTO ÚLTIMO


ra zón c re a dora bn n Los naturalistas —los materialistas antes aludidos— suelen afirmar que Darwin ha hecho posible ser ateo de modo intelectualmente legítimo, porque el darwinismo mostraría que no es necesario admitir la acción divina para explicar el orden que existe en el mundo. Añaden que debe desecharse la jerarquía de ideas que coloca a Dios en la cumbre e interpreta todo a partir de Dios: la explicación darwinista lo explicaría todo. Según el naturalismo, el progreso científico manifiesta que el universo se encuentra auto-contenido y no necesita de nada fuera de él. Sobre esta manera de ver el asunto escribió Gilbert K. Chesterton escribió: Hay evolucionistas que no pueden creer en un Dios que hace las cosas de la nada, y en cambio creen que de la nada han salido todas las cosas. No advierten que el problema del mundo consiste en que no se explica por sí mismo. Con demasiada frecuencia, al tratar sobre el evolucionismo se consideran a Dios y a las criaturas como causas que compiten en el mismo nivel, ignorando la distinción entre la Causa Primera, que es causa de todo el ser de todo lo que existe, y las causas segundas creadas, que actúan sobre algo que preexiste y lo modifican, necesitando del constante concurso de la Causa Primera para existir y actuar en todo momento. En tal caso, cuando se ignora esta distinción, se plantea la disyuntiva: o Dios o las causas naturales. Entonces se tiene una idea empobrecida de Dios, que queda convertido en un “deus ex machina” que se introduce para explicar problemas particulares, especialmente el orden o ajuste entre diversas partes de la naturaleza. No hay por qué oponer la selección natural a una causa superior,

como si debiéramos escoger lo uno o lo otro, sin advertir que la causalidad creada es compatible con la acción divina e incluso la exige como su fundamento último. A este respecto, en su “Autobiografía”, dictada a su hijo Francis al final de su vida, Charles R. Darwin hizo constar:

… encuentro una extrema dificultad, o más bien la imposibilidad de concebir este inmenso y maravilloso universo, incluyendo al hombre con su capacidad de reflexionar sobre el pasado y el futuro, como un resultado del ciego azar o la necesidad. Cuando pienso en esto, me veo obligado a acudir a una primera causa, dotada de una mente inteligente, en cierto grado, análoga a la del hombre, y merezco ser considerado teísta. Que yo recuerde, esta conclusión era muy firme en mí por el tiempo en que escribía el “Origin of Species” y desde entonces es cuando se ha ido debilitando poco a poco, con numerosas fluctuaciones. Pero entonces surge la duda. ¿Puede darse crédito a la mente humana, que se ha ido desarrollando, según estoy convencido, a partir de una mente tan baja como la que poseen los animales inferiores, cuando infiere tales grandiosas conclusiones? No puedo pretender aclarar en lo más mínimo estos abstrusos problemas. El misterio del principio de todas las cosas es insoluble para nosotros y, yo al menos, debo contentarme con seguir siendo un agnóstico.

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n r a z ó n c re a d o r a bn

biología y teología En definitiva, no se debería formular el problema como una especie de “competencia” entre Dios y la evolución para explicar la finalidad natural. El evolucionismo se llega a considerar como opuesto a la religión porque las explicaciones científicas harían innecesaria la acción divina. Los esfuerzos de los autores naturalistas van dirigidos a mostrar que la acción inteligente y providente de Dios puede ser sustituida por la suma de muchos pequeños pasos puramente naturales a través de la acción gradual de las mutaciones y la selección natural. Sería un error que el creyente aceptara ese tipo de planteamientos, que de entrada condicionan la respuesta que se puede dar y responden a una perspectiva desenfocada: llevan a oponer la evolución a Dios, como si el creyente tuviera que rechazar la evolución. Se llega entonces a posiciones tales como las defendidas por los “creacionistas científicos” en los Estados Unidos, o por diversos autores que, en definitiva, intentan oponerse a la aparente fuerza antirreligiosa del evolucionismo, mostrando que las teorías de la evolución contienen huecos explicativos. Se proponen, en este caso, nuevas variantes del “dios de los agujeros”, que siempre están expuestas a quedar desplazadas por los nuevos progresos de la ciencia y que, sobre todo, responden a un planteamiento desenfocado, como si la acción divina tuviera como misión llenar los huecos de las causas naturales en su propio orden.

EN EL SIGLO XIX, EL SIGLO DE LA CIENCIA, SE PRETENDIÓ SUSTITUIR A DIOS POR LA SELECCIÓN NATURAL 54

Suele reconocerse en la actualidad que ciencia y fe representan dos perspectivas diferentes, y que los eventuales conflictos entre ellas responden a intromisiones ilegítimas que siempre se podrán evitar. Algunos ven la evolución como una alternativa a la acción divina, como si lo que antes se explicaba por la acción de Dios ahora se pudiera explicar mediante la evolución. O se ve la evolución como opuesta a la acción de Dios: habría que elegir entre Dios y la evolución. Pero no es cierto. Las teorías científicas de la evolución no resuelven los interrogantes religiosos. En primer lugar, la evolución no lleva, por sí sola, a afirmar ni a negar la acción de Dios en el mundo. Los científicos estudian la evolución sin contar con Dios, porque buscan explicaciones naturales, pero eso no quiere decir que nieguen a Dios. Significa, simplemente, que la biología se limita a lo que se puede conocer mediante los métodos de las ciencias. Por otra parte, las teorías de la evolución se refieren a procesos de transformación de unos seres en otros. En cambio, la acción de Dios (dejando aparte los milagros), es de otro tipo. Las criaturas dependen de Dios en todo su ser: no son autosuficientes. Por eso se llama a Dios Causa Primera, porque es autosuficiente, posee el ser por sí mismo y puede darlo a otros seres, mientras que las criaturas son causas segundas, que sólo pueden transformar algo que ya existe, y es Dios quien hace posible que actúen. Esto no es una minusvaloración de las criaturas. Al contrario: es Dios quien les da el ser y la capacidad de actuar, una capacidad que, en el caso de la evolución, es algo asombroso. Toda la naturaleza aparece como el despliegue de la sabiduría y del poder divino que dirige el curso de los acontecimientos de acuerdo con sus planes, no sólo respetando


ra zón c re a dora bn n LAS TEORÍAS DE LA EVOLUCIÓN SE REFIEREN A PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN DE UNOS SERES EN OTROS. DIOS ES QUIEN LES DA EL SER Y LA CAPACIDAD DE ACTUAR LOS CIENTÍFICOS ESTUDIAN LA EVOLUCIÓN SIN CONTAR CON DIOS, PORQUE BUSCAN EXPLICACIONES NATURALES; PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE LO NIEGUEN

la naturaleza, sino dándole el ser y haciendo posible que posea las características que le son propias. Dios es a la vez trascendente a la naturaleza, porque es distinto de ella y le da el ser, e inmanente a la naturaleza, porque su acción se extiende a todo lo que la naturaleza es, a lo más íntimo de su ser. Por último, la cosmovisión actual nos presenta una Naturaleza que se autoorganiza de acuerdo con pautas, desarrollando procesos que pueden calificarse como “creativos”, mediante un despliegue del dinamismo natural que produce nuevas pautas de complejidad creciente. Esta perspectiva conduce de la mano hasta los problemas relacionados con la finalidad, que en la actualidad vuelven a ser considerados como plenamente legítimos. Y la finalidad nos lleva hasta las puertas de la teología natural. Lo cual estaba bien desarrollada en la Inglaterra de Darwin, pero poseía los nuevos conocimientos. Se repite la Historia: de la capacidad de los cristianos actuales de asimilar la racionalidad de la naturaleza a la luz de los conocimientos científicos depende el apostolado actual a través del amplio puente entre la ciencia y la fe. El puente entre ciencia y fe es filosófico. Sólo llegamos a ver a Dios como Causa Primera si adoptamos una perspectiva metafísica o religiosa; si no, nos quedamos sólo en ver de qué están hechas las cosas y cómo funcionan. Esto es, si recuperamos la unidad de saber en las cuatro causas (eficiente, material, formal y final). Y si no, mezclamos los tres planos de conocimiento: científico, filosófico y teológico.

Lecturas recomendadas Artigas M. y Turbón. D. (2008), Origen del hombre. Ciencia, Filosofía y Religión, EUNSA, Col. Astrolabio, 3.ª edición, Pamplona Ratzinger J. (2005), Creación y pecado, EUNSA, Col. Astrolabio, Pamplona

CREER QUE LOS HOMBRES SON “CHIMPANCÉS EVOLUCIONADOS”, ES INCOMPRENSIBLE PARA UN BIÓLOGO, YA QUE TODOS LOS LINAJES BIOLÓGICOS ESTÁN EN CAMBIO PERMANENTE

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n r a z ó n c re a d o r a bn

cuadro 1

Evolución de los Vertebrados La anatomía comparada ha establecido las relaciones de parentesco entre seres vivos con columna vertebral, generado por evolución de millones de años. Peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos tienen algo en común: la columna vertebral. Necesariamente provienen de un antecesor que también tenía vértebras. Entre los vertebrados, reptiles y mamíferos comparten —y por ellos se distinguen de peces y anfibios— el llamado “saco amniótico” (el embrión está rodeado por una membrana llamada “amnion”). Es decir, reptiles y mamíferos compartieron un antecesor común que ponía huevos con la membrana amniótica. A su vez, los amnióticos comprenden dos subgrupos: uno con pelo, sangre caliente, y que produce leche (mamíferos); y otro de sangre fría, con escamas, y que pone huevos herméticos (reptiles). En el siglo XVIII el sueco Carlos Linneo sistematizó estas agrupaciones y propuso un ingenioso sistema de clasificación de los seres vivos. Al ser humano lo denominó zoológicamente Homo sapiens, aunque —deliberadamente— no lo asoció a ningún otro ser animal.

LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN HA EXPERIMENTADO ALGUNAS MODIFICACIONES, DEBIDO A LOS CONOCIMIENTOS DE LA GENÉTICA Y DE LA ECOLOGÍA QUE FALTABAN EN ÉPOCA DE DARWIN 56


ra zón c re a dora bn n

cuadro 2

Nueva síntesis evolutiva Hacia 1930 algunos investigadores unificaron los conocimientos científicos sobre el origen de los seres vivos, en la llamada Teoría Neodarwinista Sintética (izquierda). La explicación de la variabilidad de las especies (grupos aislados reproductivamente) se basaba en la interacción de los genes y del ambiente. Hoy se ha añadido el conocimiento generado por la Biología del Desarrollo (derecha) que explica mejor las diferencias entre las especies y que da respuesta a objeciones técnicas hasta ahora insolubles.

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Somos

seres humanos vivos desde la fecundación Jokin de Irala. Profesor del Máster Universitario en Matrimonio y Familia Profesor Titular de Medicina Preventiva y Salud Pública. Universidad de Navarra

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ecientemente, en un programa de radio, la ministra Bibiana Aído fue preguntada sobre el feto de 13 semanas. Respondía que es un ser vivo pero no un ser humano porque "eso no tiene ninguna base científica". Los datos científicos son los siguientes:

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El espermatozoide es una célula "moribunda", sobrevive hasta 5 días en la mujer si las condiciones son favorables. El óvulo también es una célula moribunda; sobrevive unas 24 horas una vez expulsado del ovario. Pero si tiene lugar una fecundación, el ser vivo resultante de la unión de esas dos células, "moribundas", puede vivir aproximadamente hasta los 80 años según la esperanza de vida de nuestro país. Esto quiere decir que en la fecundación ha ocurrido algo extraordinario, irrepetible, espectacular, algo clave.

lactancia materna, continúa con biberones, los primeros purés, las primeras comidas sólidas; se puede hacer vegetariano o vegetariana y, si enferma, puede nutrirse desde una sonda naso gástrica o por alimentación parenteral, hasta su muerte natural. El cambio de modo de nutrición no indica ni el comienzo de vida ni si somos o no humanos. ¿Qué es este ser que tiene los genes de un humano, el sexo femenino o masculino de un humano y el desarrollo propio de un ser humano?

En ese proceso se constituye un ser vivo que se desarrolla siguiendo un plan interno y con la ayuda de diferentes modos de nutrición: al principio se nutre de las reservas que había en el óvulo, también de los nutrientes existentes en la trompa; luego se implanta y se nutre de la sangre de la placenta; después, sale al exterior (parto) y se nutre directamente de su madre con la

Lo que no tiene ninguna base científica es la manipulación de las definiciones, diciendo que hay un ser vivo solamente a partir de la implantación cuando interesa facilitar el consumo de la píldora del día después o permitir la producción y uso de embriones. Tampoco tiene nada de científico afirmar que ese ser está vivo pero que no es humano, para favorecer la ley del aborto.


s ofi s ma s bn n

¿Delito o pecado?

José Ignacio Munilla Aguirre

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n el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal celebrada del 20 al 24 de abril de este año, el Cardenal Presidente pronunciaba las siguientes palabras a propósito del tema del aborto: Los valores éticos trascienden, preceden y sustentan la acción política (…) No faltan entre nosotros quienes parecen querer reducir la democracia a un mecanismo de regulación de intereses, afirmando que las leyes deben representar simplemente una especie de denominador común de las diversas opiniones e intereses presentes en la sociedad, aun cuando lo que esté en cuestión sea nada más y nada menos que el derecho fundamental a la vida de los más débiles e inocen-


n s ofi s ma s bn Al día siguiente, la ministra de Igualdad salía al paso del pronunciamiento de Mons. Rouco: “A la Iglesia le corresponde decir qué es pecado, no qué es delito”. En los días posteriores a las declaraciones de la ministra, se han publicado varios artículos con la evidente intención de transmitir la idea de que la concepción moderna de la política, excluye cualquier sumisión del orden legal al orden moral. El maridaje “moral-ley” sería una reminiscencia de la Edad Media, amparada contemporáneamente por los regímenes fascistas… Sin embargo, el divorcio entre lo legal y lo moral conduce inevitablemente a reinterpretar la democracia desde el prisma del relativismo. La ética moderna sería aquella que nace del consenso mayoritario, en el marco de la ideología vigente en el momento histórico. De esta forma, se dejaría en el olvido algo tan básico como es el hecho de que la victoria en unas elecciones democráticas no otorga ni quita la razón, sino solamente el ejercicio de la autoridad. En conclusión, “la democracia necesita de la virtud, si no quiere ir contra lo que pretende defender y estimular” (Juan Pablo II). Más aún, el relativismo no es la cuna de la democracia, como el laicismo actual sostiene equivocadamente, sino el virus que puede acabar con ella. De hecho, somos testigos de cómo “una democracia sin valores, se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto” (Encíclica “Veritatis Splendor”, n.º 101).

EL DIVORCIO ENTRE LO LEGAL Y LO MORAL CONDUCE A REINTERPRETAR LA DEMOCRACIA DESDE EL PRISMA DEL RELATIVISMO 60

fundamentación ética del pecado Por el influjo de una mala formación religiosa, muchos identifican el pecado con el mero incumplimiento de un precepto religioso. El pecado sería la infracción de unas normas promulgadas por las autoridades religiosas, o provenientes de tradiciones ancestrales… Por el contrario, nosotros no afirmamos que una acción sea mala porque haya sido “declarada” pecado por la Iglesia; sino que reconocemos que algo es pecado porque es malo para el hombre, contrario a su dignidad. La ley de Dios no viene sino a iluminar y a reforzar la ley natural.

fundamentación ética del delito Frente a quienes piensan que el único fundamento de las leyes humanas es el consenso político, el cristianismo recuerda que la bondad de la legislación nace de los valores morales en los que está sustentada. Este es el caso de la dignidad incuestionable de la vida humana, a la que consideramos como un valor “prepolítico”: No fue la Declaración de la ONU la que otorgó el derecho a la vida, sino la que lo reconoció. Tampoco es el Código Penal el que genera el delito, sino el que lo identifica.

delito y pecado no se identifican, pero se comunican Es cierto que no todos los pecados han de ser considerados como delito (como es el caso del odio, en la medida en que se circunscribe al fuero interno del hombre). Sin embargo, otros muchos pecados (como es el caso de la calumnia) pueden llegar a ser delito (o falta), ya que lesionan los derechos del prójimo y atentan contra el bien común.


s ofi s ma s bn n En sentido inverso, lo lógico es pensar que todo aquello que es materia de “delito” sea también materia de “pecado”, si bien es verdad que, no ocurre así en todos los casos de transgresión de la ley en el ámbito civil. Por ejemplo, determinadas faltas administrativas han sido fijadas con un margen de arbitrariedad muy grande, de forma que su incumplimiento no implica necesariamente una violación del orden moral. La conclusión es bastante clara: delito y pecado no se identifican, pero son dos conceptos que se comunican, porque se fundamentan en una misma base ética. Por una parte, la identificación plena del delito con el pecado, conllevaría la negación del principio de autonomía del orden temporal, así como el principio de libertad religiosa. Pero, por otra, cuando es muy grande la divergencia entre las materias consideradas como delito o como pecado, queda patente que estamos ante una legislación injusta.

¡Éste es nuestro caso! En conclusión, Mons. Rouco tenía razón en sus reflexiones: Hemos de rechazar la tan repetida afirmación de que los cristianos no podemos exigir que la vida humana sea protegida por unas leyes civiles que obliguen a todos. No cabe traer al contexto del debate del aborto, como algunos han hecho, la afirmación de Juan Pablo II: “La fe se propone, pero no se impone”. El valor de la vida humana no es POR EL INFLUJO una mera cuestión de fe, sino un DE UNA MALA dato humano-científico que neceFORMACIÓN sariamente ha de tener una tutela legal. Es algo tan básico como RELIGIOSA, entender que la contaminación MUCHOS irresponsable de la naturaleza IDENTIFICAN es “delito”, al mismo tiempo que “pecado”… ¡Ofende a EL PECADO Dios, porque perjudica al CON EL MERO hombre!

INCUMPLIMIENTO DE UN PRECEPTO RELIGIOSO

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n e s pa d a s d e d o s f i lo s bn

El hontanar de Dios A todos los sedientos: venid por agua Antonio Pavía Martín-Ambrosio Misionero Comboniano

uando Teresa de Ávila nos abrió los tesoros de su alma haciendo visibles las huellas que Dios había dibujado en ella, se nos entregaba como trigo sembrado y fructificado en la buena tierra de sus entrañas; trigo que viene al encuentro de los hambrientos de espíritu y rastreadores del Misterio. Ya conocemos la soltura y el gracejo de Teresa, su cercanía, y su absoluta normalidad como persona. Nos la imaginamos acariciando uno de sus frutos: “Quien a Dios tiene, nada le falta”. Teresa no es original en lo que respecta a su experiencia de Dios, a su mística: Ella es uno de los innumerables manantiales emanados del hontanar de aguas vivas de Dios. Teresa bebe alternando la saciedad con la sed de la Palabra. Al sumergirse en la Fuente de Dios, sus aguas se hacen en ella manantial para el mundo, y surge la pregunta: ¿cómo será la del Hontanar que le ha dado a luz?

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HE AQUÍ LA GRAN MANIFESTACIÓN DE DIOS QUE PROVOCA LA FE EN 62


e sp a das de dos fi lo s bn n Podemos sondear y saborear otros manantiales que precedieron a nuestros místicos cristianos. Son los del pueblo de Israel; son nuestros primeros mentores místicos. Escrutemos el Salmo 16. Su autor se eleva hacia Dios, a quien, confiadamente le susurra: ¡Tú eres mi Señor! ¡Tú eres mi bien! ¡Fuera de ti, sólo la nada! Todo esto cuando —desde el corazón del salmista— se vive sin Dios o fuera de Él.

barro glorioso El salmista sabe que su espíritu puede integrar interiormente el misterio de Dios. Una persona habitada por el Aliento y Misterio, se convierte en hijo de la Luz, en Luz del mundo (Mt 5,14): Luz de Dios, incorruptible, porque incorruptible es la luz que le reviste (Sb 18,4). He aquí la gran Manifestación de Dios que provoca la fe en el mundo. Que un astro irradie luz, es un espectáculo bellísimo..., mas entra dentro de la normalidad: su función es irradiar luz. Pero que un hombre de barro irradie la luz de Dios, supera toda ciencia humana: el asombro de la fe, el poder ver, oír, palpar el Misterio de Dios concretado en personas portadoras del Espíritu, sin dejar de ser barro. La humanidad necesita este milagro, pues no es propio del barro irradiar la luz. Es una auténtica provocación que alcanza al hombre, porque le abre al interrogante de la fe, a la sorpresa y al cuestionamiento, pues ambos comparten el mismo barro. Que nuestro salmista, como Teresa de Ávila, así como cualquier persona, haya sido visitado por Dios, enriquece nuestro mundo, es amado por Él (Jn 3,16). ¡Quien a Dios tiene, nada le falta!

También sin Dios hay vida y fiesta. Va creciendo desde el cénit hasta el declive. La música pierde sonoridad, las luces se diluyen, del bullicio se pasa a la soledad. Salen a escena la penuria de los dioses que engañaron su vida. Mentira porque son dioses que “tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen, ni un soplo siquiera hay en su boca. Como ellos serán los que los hacen, cuantos ponen su confianza en ellos” (Sal 135,16-18). El buscador de Dios, hijo de la Sabiduría, bajo su luz, integra en su ser sus “teneres”, “haceres” y amores. La Sabiduría los ha puesto a su alcance: “Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el Espíritu de Sabiduría... Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas incalculables en sus manos. Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría los trae” (Sb 7,7-12). Igual experiencia testifica el autor del salmo 37. La buena noticia que de él se desprende está al alcance del hombre: “Ten confianza en Yahvéh y obra el bien, vive en la tierra y crece en paz, ten tus delicias en Dios, y él te dará lo que pida tu corazón. Pon tu suerte en Yahvéh, confía en él, que él actuará” (Sal 37,3-5).

una ósmosis original Dios, el bien por excelencia como así lo descubrió, reconoció y acogió el místico israelita del salmo 16, se abre al hombre haciéndole depositario de múltiples bienes: aquellos de los que nos habla el autor del libro de la Sabiduría y que se connaturalizan con su corazón; bienes que Juan identifica con la vida. Ésta tiene su sede en la Palabra: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios... En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1,1-4).

EL MUNDO: QUE UN HOMBRE DE BARRO IRRADIE LA LUZ DE DIOS 63


n e s pa d a s d e d o s f i lo s bn Antoine de Saint-Exupéry decía que lo esencial es invisible a los ojos; también podemos decir que el cara a cara del espíritu del hombre con el de Dios es inaudible a los oídos. Desde esta experiencia, el silencio alberga una atronadora elocuencia: es mejor liberar para que resuene por el espacio, pues cualquier intento de codificación supondría su flagrante violación. En el cara a cara de los dos espíritus se produce una auténtica ósmosis. El Hontanar fluye hacia la persona amada creando en ella un manantial. El cara a cara con Dios es posible porque Él es Amor. Este Amor ejerce de presión osmótica, para que de su Hontanar fluyan innumerables corrientes de aguas vivas. Son tan vivas que tienen vigor para crear manantiales en los sequedales (Sal 105,41). De ahí que todo místico albergue en su ser un manantial que alegra y da vida al mundo entero, el cual ha llegado a ser su única patria. Hay una membrana permeable que rompe la distancia entre el Hontanar y el sequedal. Esta membrana nace de un acontecimiento —la Encarnación— y tiene un nombre propio —Jesucristo—. Él hizo viable el trasvase hacia el hombre de la belleza y el bien intransitable. Él, bien y belleza del Padre, se hizo membrana; Él es el tránsito, el acueducto.

EL AMOR DE DIOS HACE QUE FLUYAN INNUMERABLES CORRIENTES DE AGUAS VIVAS, CAPACES DE CREAR MANANTIALES EN LOS SEQUEDALES 64

Jesús es el agua viva de Dios, y así lo hizo saber a samaritana, imagen de la humanidad. Los cinco maridos de ésta —símbolo de toda idolatría, ya que representan los cinco santuarios de culto idolátrico de Samaria— habían hecho de ella un sequedal. Jesús se acercó a esta mujer sedienta y le dijo: “Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para la vida eterna” (Jn 4,13-14). Dios, el Hontanar, envió a su Hijo para hacemos partícipes de sus aguas vivas (Jr 2,13), siendo la membrana permeable por la que fluye la divinidad hacia cada persona. Los santos Padres nos hablan de la ósmosis por la que el hombre es divinizado y cuyo origen está en la Encarnación. Entre tantos, citaremos a san Ambrosio: “La Palabra se hizo carne para que la carne llegara a ser Dios”.

Nota: Para apreciar mejor la belleza mística de los Salmos, se recomienda la lectura del libro: “En el espíritu de los Salmos”, de Antonio Pavía, Editorial San Pablo.


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n e s pa d a s d e d o s f i lo s bn

El divino juego de la creación y el shabat Ramón Domínguez Balaguer Doctor en Teología Dogmática

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n el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn 1,1). El primer capítulo del Génesis pone ante nuestra consideración el hecho de la creación del Todo por parte de Dios. Cuanto existe es fruto de una voluntad que libremente da el ser a todas las cosas con el imperio de su palabra; de esta Palabra ha surgido un universo que, al decir de Einstein “manifiesta una razón tan considerable que, frente a ella, cualquier ingenio del pensamiento o de la organización humana no es más que un pálido reflejo”. 66


e sp a das de dos fi lo s bn n Si pues el Cosmos procede de la libertad y de la razón, consecuencia de un amor que se dona, hemos de concluir que la libertad y el amor son las fuerzas fundamentales de la realidad. Pero el relato del Génesis (Gn 1,1-2,4) no indica tan sólo que Dios es el autor de un cosmos racional, dotado de armonía y belleza, que únicamente puede ser producto del amor; también nos habla, a su manera, del diseño conforme al cual Dios ha concebido y creado el mundo.

La descripción, proveniente de la corriente sacerdotal, distribuye el único acto creador de Dios a lo largo de siete jornadas, encaminadas todas ellas al séptimo y último día. El hecho de que, según el relato del Génesis, el hombre haya sido creado el sexto día tiene una intención en el autor sacerdotal: el hombre es creado en último lugar para que pueda contemplar la obra de Dios terminada, admirar su belleza y participar del descanso divino; de este modo se halla en disposición de alabar y bendecir a Aquel que lo ha hecho todo bien. Él es también el objetivo último de la Creación, ya que todo don exige de alguien capaz de reconocerlo, acogerlo y agradecerlo.

LA CREACIÓN ES FRUTO DE UNA VOLUNTAD QUE DA EL SER A TODAS LAS COSAS, LIBRE Y GRATUITAMENTE

a ti gloria y alabanza por los siglos Podemos decir, entonces, que la Creación está en función de la adoración: “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento pregona la obra de sus manos” (Sal 19,2), declara el salmista. La Creación entera es un canto al amor de Dios en la que cada uno de sus elementos, en perfecta sinfonía, cumple la tarea que le ha sido encomendada y en la que el hombre desempeña un papel determinante en cuanto que él es el término y el objetivo final de la acción de Dios: su función es reconocer el objeto y la misión de cuanto le rodea y proclamar las maravillas de Dios, pues sin su aportación el canto de la criaturas parece mudo o se convierte en una mera cacofonía, ya que sólo el hombre, por su capacidad de descubrir y confesar la grandeza divina, puede dirigir el canto de la Creación y desarrollar todo su potencial. El verdadero centro del universo es la adoración por la que el hombre canta a su Creador.

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n e s pa d a s d e d o s f i lo s bn Pero la obra de Dios no se reduce solamente a la creación del universo, pues no menos maravillosa es la acción salvífica emprendida por Dios a favor de los hombres y que tiene su paradigma en la historia que vive Israel con Dios y que se funda en la experiencia del Éxodo y de la Alianza en el Sinaí.

sino que continúa con la redención. Dios sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto y lo condujo a través del desierto hasta el Sinaí, estableciendo con él una alianza de comunión, hasta introducirlo en su Descanso, en la Tierra Prometida que mana leche y miel.

Allí se le dio la Ley a Israel, cuyo resumen es el shabat. Éste es el día en el que el hombre, participando de la libertad, de la serenidad y de la paz de Dios, puede entrar en el descanso de la adoración. Puesto que el mundo ha sido estructurado en torno al shabat y éste es signo de la Alianza, esto quiere decir que el mundo ha sido creado por Dios para entablar con los hombres una historia de amor, y que lo primero es la adoración, la apacibilidad, el sosiego y la bendición de Dios en la que el hombre encuentra la vida de verdad.

Sin embargo, Israel no encontró el descanso en la tierra de Canaán, pues al estar rodeado de enemigos, tuvo que defender su tierra permaneciendo en estado continuo de lucha hasta el día de hoy. Porque nadie puede entrar en el descanso mientras tenga alguna preocupación o exista algún enemigo que amenace su estabilidad. Y el último enemigo aniquilado será la muerte. Por eso la obra de la redención, y con ella la labor de Dios, no queda concluida hasta la victoria de Cristo sobre la muerte en la mañana de la Resurrección.

el Señor está conmigo; no temo

Por esa razón, las primeras palabras que salen de los labios del Señor resucitado en su encuentro con los discípulos son: “La paz con vosotros” (Jn 20,21a). Ahora los discípulos pueden entrar realmente en el descanso porque la muerte ya ha sido vencida y, en ese caso, “¿quién nos separará del amor de Cristo?” (Rm 8,35). Nada ni nadie puede turbar al que está resucitado con Cristo como proclaman los santos. Al dicho de Pablo al que nos hemos referido, podemos añadir el de Teresa de Jesús: “Nada te turbe”, y el de S. Juan de la Cruz: “Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado”.

Dios no ha creado al hombre para someterlo a la tortura del trabajo, las prisas y los afanes que le hacen vivir entre el desasosiego y la angustia, sino para la contemplación y el descanso. De hecho el relato de la creación del mundo termina con la bendición y la santificación del día séptimo; “porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho” (Gn 2,3b). De ahí deducen algunos la necesidad de “descansar” de todo trabajo productivo el día del sábado. Pero la obra de Dios no se reduce a la creación,

EL HOMBRE ES CREADO EN ÚLTIMO LUGAR PARA QUE PUEDA CONTEMPLAR LA OBRA DE DIOS TERMINADA, ADMIRAR SU BELLEZA Y PARTICIPAR DEL DESCANSO DIVINO 68


e sp a das de dos fi lo s bn n Así pues, el verdadero shabat no se reduce al cese de una actividad exterior, ni se limita a un día a la semana; se trata de una actitud interior que envuelve permanentemente la vida del cristiano. Éste vive descansado, confiado, seguro en el amor de Dios porque sabe que es amado y que todo es gracia. Por eso puede, como un niño, descansar sin temor en los brazos de su Padre.

en tus manos están mis azares Pero estrictamente hablando, no podemos decir que Dios trabaja. Cuando una persona realiza una actividad por necesidad o porque está obligada a ella, a esta actividad le llamamos “trabajo”, pero cuando alguien se entrega a un pasatiempo libre y gratuito, lo calificamos de “juego”. En este sentido, puesto que la creación es un acto libre y gratuito por parte de Dios, ya que nada ni nadie le fuerza a crear, que está lleno de sentido y es innecesario, deberíamos catalogarla no como un trabajo, sino como el juego divino de la creación. Y si el objetivo último de la misma es la creación del hombre, en tal caso, debemos concluir que es Dios quien quiere jugar con el hombre, ya que la relación que establece con él es absolutamente libre y gratuita. Para ello es necesario que el espíritu humano “llegue a entender la magnitud del regalo que fluye de la divina genialidad del amor y que emana de una forma completamente libre, es decir:

sin que este regalo constituya un deber de Dios con respecto al hombre. Es por esta razón que el hombre, como un niño de Dios, responde a este regalo con el mismo amor libre e incalculable”.1 Este parece ser el deseo de Dios: jugar con el hombre. El evangelio se hace eco de esta iniciativa divina cuando Jesús compara a los hombres de su generación con unos chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros: «“Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos tocado endechas, y no habéis llorado”. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: “Demonio tiene”. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores”» (Lc 7,31-34). Podemos, pues, calificar la relación de Dios con su criatura racional como un juego, Ahora bien, el juego por tratarse de una actividad lúdica y no productiva es propio de los niños, que están libres de preocupaciones por su subsistencia, ya que de ello se ocupan sus padres. Los adultos, en cambio, tienen muchas inquietudes por lo que no suelen tener tiempo para jugar. Por otro lado, el juego tiene un objetivo que consiste en ganar el juego siguiendo unas determinadas reglas, ya que si se conculcan, haciendo trampa, uno es excluido del mismo. Pues bien, el divino juego de Dios con el hombre es muy simple y tiene una sola regla: “el que pierde gana”. Así lo leemos en los evangelios: “Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará” (Lc 9,24).

1 H. RHANER, El hombre lúdico, Edicep, Valencia 2002, 57-58.

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n e s pa d a s d e d o s f i lo s bn “Lo que se presenta formalmente como destino, sufrimiento o —hablando de forma cristiana— participación en la aparente insensatez de la destrucción de la cruz es, para el que ve más allá de las envolturas, el maravilloso juego del amor eterno, el cual es concebido de una forma tan abundante y con tanto esmero, que tan sólo puede haber sido realizado por el amor”.2

¿cuándo, mi Dios, tendré el gozo de verte? En la esfera de la gracia es donde podemos encontrar la unidad entre la seriedad y el juego cuando el hombre hace todo sin considerarse nada especial. Así lo dice la palabra del Señor: «Cuando hayáis hecho todo lo que estaba prescrito, entonces decid: “Somos siervos inútiles”» (Lc 17,10). La seriedad más profunda del ideal humano del cristianismo radica en que el que cree y el que ama puede jugar, pues sólo es alegre el que se refugia en Dios, como le dijo el Señor a santa Matilde: “El alma sentirá mi bienaventuranza cuando ella se deje yacer tranquila en mis divinos brazos de modo que yo tenga que jugar con ella”. La vida presente es el preludio que nos prepara para el eterno juego del amor. Es preludio porque todo lo de este mundo no es más que un juego de niños —por muy serio y decisivo que sea— en comparación con el juego infantil de la eternidad para el cual nos estamos preparando. El verdadero juego y la eterna alegría empiezan más allá de este mundo. Aquí estamos como el niño que anda por la calle ensimismado en sus juegos hasta que oye la voz del padre que le llama: “Fulanito, entra en casa”. Allí será, entonces, el eterno abismarse en el juego sin fin. «El hombre redimido se ha convertido de nuevo en un niño, como lo era al principio de su llegada al mundo y de engendramiento a través del sacramento original de la Iglesia ... El Final será como el principio: el eterno ser del niño…, el abandonado y el entregado, pero al mismo tiempo el poderoso divino de comienzo titubeante y discreto y de final triunfal… Este niño quiere jugar en el hombre, tal como describe la palabra de Aquel que deviene niño a través del Verbo: “Si no os hacéis como niños, no podéis entrar en el reino de los cielos” (Mt 18,3). Por ello, las calles del cielo están repletas de niños que juegan».3 2 H. RAHNER, El hombre lúdico, 68. 3 H. RAHNER, El hombre lúdico, 74.

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n a l d ea pl a ne t a r i a bn

Cultura de la vida cultura de la muerte M.ª Pilar Moíño Carrillo

anto el aborto como la eutanasia, es decir, la “cultura de la muerte” que tantos practican impulsados por leyes injustas, son un síntoma de la frustración, de la desesperanza y de lo poco que se valora la vida, porque, como decía Albert Camus, “el hombre muere y no es feliz”.

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No es feliz porque ha perdido sus raíces, sus valores, su fe en un Dios amoroso y providente que cuida del hombre. Lejos de nuestro Creador, el hombre es infeliz, vive angustiado, aunque a veces lo quiera ocultar con el ajetreo no sólo del placer, sino hasta del excesivo trabajo, de los viajes, de vivir inmersos en la vorágine, para estar lejos de uno mismo, extraño a sí mismo. Aquí se inscribiría la droga, incluso el terrorismo como vías de evasión, síntomas del ocaso del hombre, de su autodestrucción. 72


a l dea pl a ne ta ri a bn n

ocupados en desocuparse de las ocupaciones Por ello se pregunta, ¿vale la pena la vida? ¿Qué sentido tiene engendrar un nuevo ser? Incluso el hombre de nuestro tiempo no sólo evita el traer hijos a un mundo que no le gusta, sino que también se arroga el poder de suprimir aquella vida que ya comienza a latir en el sagrado seno materno. No digamos si es disminuida o enferma. Se ha destruido también la convivencia familiar. Los esposos casi no tienen tiempo de hablar, de vivir juntos, acuciados por un horario de trabajo excesivo, que también les impide comunicarse con los hijos, escucharlos, jugar con ellos, estar al día en sus pequeños problemas, que a ellos les parecen tan grandes. Así, no se fomenta la confianza, la amistad, ni la afectividad tan necesaria para todo ser humano. Hoy es más necesario que nunca recuperar nuestro contacto con la naturaleza, con nuestro Dios, con los demás hombres, empezando por los más cercanos, por la propia familia, por los amigos. Hay que recuperar un tiempo de oración y de silencio que nos ayude a encontrar el sentido de la vida, nuestro proyecto vital, para caminar hacia una meta que valga la pena. Si uno es feliz es capaz de transmitir a los otros su optimismo y confianza en la vida, entendiéndola como un gran don que se nos ha dado.

LEJOS DE DIOS EL HOMBRE ES INFELIZ, AUNQUE LO QUIERA OCULTAR CON EL AJETREO DEL PLACER Y DEL TRABAJO

Así sobraría la promiscuidad, el libertinaje sexual, los embarazos no deseados y, por tanto, los abortos, y se entendería la unión entre amor nupcial, sexualidad y procreación. Recuperaría el hombre su identidad y, sobre todo la mujer, que es hoy la parte más débil, aunque se crea liberada. No necesitaría acudir a la llamada “ideología de género”, que lo único que hace es desvirtuar aquello que se nos ha dado por naturaleza, y que es constitutivo de todo ser humano, el ser varón o mujer y, como tal, actuar y vivir.

cuanto más amas, más alto subes Es necesario un tiempo para el amor, tanto para recibirlo como para darlo. Se observa en nuestra sociedad que se habla mucho de amor pero se ama muy poco. Cada uno actúa con tal egoísmo que excluye la entrega que supone amar. Hoy se trata de poseer al otro más que de amarlo, que supone buscar por encima de todo su bien y su felicidad, y que incluye la exigencia para uno mismo y para el amado.

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n a l d ea pl a ne t a r i a bn ¿Por qué a los niños, a los hijos, se les consiente todo, se les regala todo, hasta los más mínimos caprichos? Porque no se les ama lo suficiente como para exigirles ser mejores, prosperar en la virtud, enseñarles a ser personas de provecho, lo cual supone esfuerzo y un aprendizaje continuo y, por tanto, dedicación y tiempo. Se malgasta el poco tiempo que dejan los quehaceres profesionales colocándose ante el televisor, en una actitud pasiva y apática, que traga con cualquier clase de contenidos, que generalmente son manifiestamente mejorables… Porque no se ama, se siente como pesada carga un compromiso para toda la vida, como en el caso del matrimonio. Por eso se prefiere el vivir juntos sin vínculo que los ate, proliferando las llamadas “parejas de hecho”, conocedoras de todos sus derechos pero sin apenas deberes. Este es un claro síntoma de que no han conocido el amor, el amor verdadero, que de suyo es para siempre y que no termina ni con la muerte. Dice Gabriel Marcel, el existencialista cristiano, que amar es decir “tú no morirás”, porque el amor es más fuerte que la muerte, porque tiene a Dios como fundamento. Hoy se observa una cierta nostalgia del verdadero amor, que incluye al Dios que es Amor. Por eso pesan tanto los compromisos de por vida. Se prefiere vivir en la provisionalidad, en el puro apetecer, en el hoy sí, pero mañana, ¿quién sabe? A eso se le llama libertad, exclusión de vínculos, cuando el amor verdadero exige permanencia y hasta eternidad.

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amor que transforma la vida En una sociedad de un nihilismo banalizado, que se engaña creyendo que la ausencia de valores es síntoma de libertad, es muy difícil hablar de dignidad personal que reside precisamente en el ser, más que en el tener; en vivir conforme a la verdad, más que en la apariencia o en el puro relativismo; en el amor verdadero más que en el egoísmo y utilitarismo; en la consideración de creatura —de hijo de Dios— más que en la autosuficiencia atea. En una sociedad así tampoco se puede hablar de felicidad ni de esperanza, porque es una sociedad agonizante, que busca y vive inconscientemente la “cultura de la muerte”.

SI UNO ES FELIZ, ES CAPAZ DE TRANSMITIR SU OPTIMISMO Y CONFIANZA EN LA VIDA, ENTENDIÉNDOLA COMO UN GRAN DON QUE SE NOS HA DADO


a l dea pl a ne ta ri a bn n Frente a esta situación hay que hablar, y sobre todo vivir, de la “cultura de la vida”, dejando bien claro que no se puede dar sin ese anhelo primario del hombre que es amar y ser amado, ya que el amor configura y transforma la vida de todo hombre, ya en el sentido de amor como “eros” —el amor pasional—, como en el de “philía“ (amistad), como en el “agapé”, que se refiere al amor desinteresado, oblativo, es decir, a la caridad: amor de Dios al hombre, de éste a Dios y al prójimo. Si el hombre es imagen y semejanza de Dios, ha de tomar como modelo a la Santísima Trinidad, que es Amor “ad intra” —entre las tres Personas—, que no están aisladas, ni en soledad, sino unidas por el Amor que se desborda “ad extra”, en la Creación del Universo y de su criatura preferida, el hombre. Por eso, cualquier persona que ame y sea amada experimenta algo del amor de Dios. Sólo así puede el hombre vivir en plenitud y contribuir a una sociedad más esperanzada y feliz.

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n a l d ea pl a ne t a r i a bn

Objeción de conciencia Rafael Navarro Valls Secretario General de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación Catedrático de la Universidad Complutense, Departamento de Derecho Eclesiástico del Estado

l autor es especialista en Derecho de Familia y libertad religiosa, autor de numerosas obras y trabajos científicos, como “Matrimonio y Derecho”, “Del Poder y la Gloria”, “Las objeciones de conciencia en el Derecho comparado”, “Curso de Derecho Matrimonial”, etc. La siguiente entrevista apareció en PeriodistaDigital.com, que el mismo autor envía a Buenanueva para su publicación.

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¿Qué es y en qué consiste la figura jurídica de la objeción de conciencia? La objeción de conciencia es la manifestación hacia fuera de un drama interior: el objetor se encuentra ante una obligación jurídica que le impone un hacer o un no hacer y una ley en su conciencia que le mueve a decir “No” a ese mandato. Esto provoca en su interior una perplejidad que le coloca ante una alternativa: o desobedecer a la Ley o traicionar su propia conciencia.


a l dea pl a ne ta ri a bn n La solución a este drama ha transitado por vías diversas. Unas veces el Estado, consciente de la existencia de esta tensión, ha ido estableciendo en algunas leyes cláusulas de conciencia exonerando del cumplimiento de determinadas obligaciones. Otras ha sido la judicatura la que ha reconocido la objeción. En otras ocasiones, cuando el objetor se ha visto desasistido se ha producido una desobediencia civil a la ley, una insumisión.

¿Existen diversas modalidades de objeción de conciencia? Esta figura ha proliferado tanto que ahora los expertos no hablamos de objeción de conciencia, en singular, sino de “objeciones de conciencia”, en plural. Una especie de viejo tronco al cual le están saliendo nuevas ramas. De un núcleo muy pequeño, que fue la objeción de conciencia al servicio militar, se ha producido un verdadero big-bang de objeciones de conciencia en el universo jurídico. Así, han ido apareciendo sucesivamente modalidades como la objeción de conciencia a prácticas abortivas, a recibir determinados tratamientos médicos, a formar parte de un jurado, a destinar tributos a gastos militares o a determinados gastos sanitarios, diversas formas de objeción de conciencia de funcionarios públicos, la de los padres a que sus hijos no sean adoctrinados, la de los jueces a celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo, a prescindir de determinadas prendas de vestir (velo islámico, kippá judío, etc.)…

En síntesis, frente a la incontinencia normativa del poder y su tendencia a dictar leyes que rozan los límites de la moral, ha estallado todo un universo de objeciones de conciencia. Con buen humor un amigo observaba que “los amantes de la leyes y los amantes de las salchichas no deberían ser testigos del proceso de su fabricación.” Quería decir que desgraciadamente, con alguna frecuencia, las leyes son fruto del aguijón de determinadas minorías o de mayorías ciegas que producen normas al margen de convicciones éticas que chocan con las conciencias.

¿Cuáles son los fundamentos jurídicos en los que se puede basar el derecho fundamental a la objeción de conciencia? Existen diversas vías constitucionales. Por un parte, encontramos una objeción de conciencia expresamente reconocida en el art. 30 de la Constitución (la objeción al servicio militar); pero luego, a través del artículo 16 de la propia Constitución, que garantiza la libertad religiosa, ideológica y de culto, tienen cabida toda una serie de objeciones de conciencia que, sin necesidad de ley expresa, corresponde al juez valorar a la luz de esa “estrella polar” que orienta toda la democracia, que es la libertad de conciencia. La objeción de conciencia no es más que una derivación de ese derecho fundamental.

QUIEN DICE NO A UNA LEY POR UN DEBER DE SU CONCIENCIA ACTÚA CON UNA MOTIVACIÓN ÉTICA QUE MERECE RESPETO

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n a l d ea pl a ne t a r i a bn Así han ido surgiendo en España, la objeción de conciencia a prácticas abortivas, a determinados tratamientos médicos, a expender algunos medicamentos (farmacéutica), la de algunos funcionarios públicos, etc. El Derecho Comparado, a su vez, está lleno de manifestaciones de objeción de conciencia, unas veces reconocidas por el poder legislativo, y otras por el poder judicial. Un panorama amplísimo que ahora es imposible abordar.

Sabemos que la objeción de conciencia y la insumisión acabaron en España con el servicio militar obligatorio dando paso a un ejército profesionalizado que es el que tenemos hoy. ¿Existen diferencias entre la objeción de conciencia, la insumisión y la desobediencia civil? Efectivamente, la objeción de conciencia al servicio militar produjo un estallido social que llevó a la eliminación del servicio militar obligatorio. Naturalmente, hasta llegar a esa eliminación hubo muchas personas que sufrieron persecución y muchos que fueron encarcelados como consecuencia de la insumisión, pues se negaban no solamente a incorporarse a filas, sino a realizar la prestación social sustitutoria ejercitando el “No a la Ley”.

Las actuaciones de esas personas —me refiero a las actuaciones en conciencia— merecieron primero el respeto de los ciudadanos y, luego, el del poder. Conviene tener en cuenta que las motivaciones que mueven a un verdadero objetor son muy distintas de quien se mueve por un interés bastardo (por ejemplo, la corrupción) para defraudar la ley. Quien dice no a una ley por un deber de su conciencia actúa con una motivación ética que merece respeto. De ahí que muchas cláusulas de conciencia establecidas en algunas leyes son fruto de “la mala conciencia del poder”, es decir, un cierto “remordimiento legal” por obligar a un ciudadano contra su conciencia.

MUCHAS CLÁUSULAS DE CONCIENCIA ESTABLECIDAS EN ALGUNAS LEYES SON FRUTO DE “LA MALA CONCIENCIA DEL PODER”


a l dea pl a ne ta ri a bn n LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA AL SERVICIO MILITAR PRODUJO UN ESTALLIDO SOCIAL QUE LLEVÓ A LA ELIMINACIÓN DEL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO

Si la libertad de conciencia es la “estrella polar”, la clave de bóveda del sistema democrático, pretender limitar la objeción de conciencia, ¿implica una involución en ese sistema democrático? Desde luego; todo derecho —incluido los derechos fundamentales—tiene unos límites. Pero en el caso de la libertad de conciencia y su correlato, que es la objeción, esos límites han de ser medidos muy escrupulosamente. Por ejemplo, veamos la objeción de conciencia a prácticas abortivas. El médico que se niega a participar en un aborto actúa a favor de la Constitución, a través de dos vías. La primera, ejercitando un derecho constitucional y, a veces, fundamental, la libertad de conciencia y valores éticos deontológicos. La segunda, porque el mismo objeto que le crea escrúpulos de conciencia (la finalización de la vida intrauterina), es un derecho protegido en la propia Constitución. Por decirlo en palabras del Tribunal Constitucional “la vida del nasciturus es un bien que encarna un valor central del ordenamiento constitucional”.

El Tribunal Constitucional fue muy estricto en este punto, afirmando que la objeción de conciencia se trata de un Derecho Fundamental y un derecho consagrado por la Constitución, que puede aplicarse directamente sin necesidad de una ley intermedia que lo desarrolle. Por eso discrepo de la reciente sentencia en materia de Educación para la Ciudadanía; porque olvida que no siempre es necesaria una Ley para que sea admitida una objeción de conciencia. No lo ha sido por el Tribunal Europeo en varios casos, ni en España en materia de aborto, de transfusiones de sangre de Testigos de Jehová, ni para algunos funcionarios públicos que por razones de conciencia se han negado a llevar a cabo determinadas actuaciones, como antes he dicho. De uno u otro modo, la objeción de conciencia es un derecho que hay que mirar con el máximo respeto.

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n a l d ea pl a ne t a r i a bn La experiencia internacional del Derecho Comparado también proporciona interesantes ejemplos, como el caso Haring, que pueden ayudar a clarificar esa línea divisoria entre el respeto a la Ley y los derechos fundamentales. Asistimos a una especie de explosión, de big-bang de la objeción de conciencia; esto ha producido que sus manifestaciones se extiendan a cuestiones colaterales al tema de la propia objeción. Por ejemplo, recuerdo la objeción de conciencia planteada por dos médicos en una prisión de Texas negándose a intervenir en el proceso de pena de muerte, es decir, negándose a poner al recluso la inyección letal. Sus palabras fueron “somos médicos, no verdugos”. En el plano judicial, también conviene recordar a la planteada por los jueces de Turín (Italia) ante el Tribunal Constitucional, porque la Ley les obligaba a intervenir, supliendo el consentimiento paterno o materno, cuando una menor quería abortar. Ellos manifestaron su deseo de abstenerse en este punto. Hoy en España también hay jueces a los que la libertad de conciencia les impide llevar a cabo determinadas actuaciones, realizar matrimonios entre personas del mismo sexo, por ejemplo. De hecho, ahora mismo hay ante al Tribunal Supremo alguna causa de esta índole. Sujetos incómodos ante leyes invasivas. Es la misma “incomodidad” que llevó a Balduino en Bélgica o al Duque Enrique en Luxemburgo a negarse a firmar determinadas leyes (una de aborto, otra de eutanasia), planteando la objeción de conciencia. “¿Acaso —dijo Balduino— es el Rey el único ciudadano belga que no tiene derecho a la objeción?”

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Frente a esta extensión a diferentes ámbitos de la objeción de conciencia el Poder tiene que estudiar la seriedad de sus planteamientos, respetarlos, encauzarlos y la gran mayoría de las veces, si no hay perjuicio para terceros, aceptar la objeción planteada.

La objeción de conciencia en España dentro de la Función Pública es una realidad en determinadas circunstancias y distintos ámbitos. ¿Podría comentarnos alguno de esos casos? Ante todo no se olvide que la obligación de actuar por determinados funcionarios o miembros del poder judicial, por ejemplo, tiene excepciones a través del mecanismo de la abstención o de la recusación. No es pues una anomalía jurídica el que haya habido funcionarios públicos que se han encontrado con este problema. No hace mucho un funcionario de policía se negó a cumplir una orden que le obligaba a custodiar una procesión en Sevilla, contra su conciencia laica. Cuando fue sancionado, el Tribunal Constitucional amparó su objeción de conciencia. Algo similar ocurrió con un militar en acto de servicio. También fue amparado por el Alto Tribunal. Igual pudiera ocurrir no ya con la “conciencia laica”, sino también —en otros supuestos— con motivaciones de índole religiosa o deontológica. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dicho que hay que respetar, en principio, las Objeciones de Conciencia cuando dimanan de un sistema de pensamiento coherente y sincero.

EN PALABRAS DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL “LA VIDA DEL NASCITURUS ES UN BIEN QUE ENCARNA UN VALOR CENTRAL DEL ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL”


a l dea pl a ne ta ri a bn n EL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS HA DICHO QUE HAY QUE RESPETAR LAS OBJECIONES DE CONCIENCIA CUANDO DIMANAN DE UN SISTEMA DE PENSAMIENTO COHERENTE Y SINCERO Estamos asistiendo a un panorama muy interesante desde el punto de vista jurídico frente al cual hay que tener gran serenidad. Siempre el sistema jurídico tienen resortes para, respetando el derecho de los objetores, hacer cumplir al mismo tiempo la finalidad social de una Ley.

La falta de unidad doctrinal en las sentencias y los votos particulares hacen que en el mundo de la educación se produzca un judicialización o ésta sea previsible, de tal forma que sean las comisiones de escolarización, los propios departamentos de Secundaria quienes tengan que decidir acerca de los manuales y de los contenidos, abocando a los padres a denunciar a profesores con nombres y apellidos.

Efectivamente, la propia ambigüedad y ambivalencia de las sentencias recién dictadas por el Tribunal Supremo en materia de Educación para la Ciudadanía va a crearles problemas a todos. Les ha creado ya problemas a los propios objetores, obligando a sus hijos a entrar en clase; creará problemas a los profesores y a su libertad de cátedra; las editoriales también vivirán en la incertidumbre acerca de lo que es o no una cuestión “controvertida”. Me da la impresión que esas sentencias han querido calmar las pasiones, pero no satisfarán a las inteligencias. Se trata de sentencias llamadas “interpretativas”, surgidas inicialmente en el Tribunal Constitucional y ahora importadas al Supremo, que dejan demasiados flancos abiertos, susceptibles de interpretaciones contradictorias. Lo que debería haber hecho el Tribunal Supremo es reconocer en su plenitud el derecho constitucional (art. 27 CE) reconocido a los padres en materia de educación moral y de valores, abriendo así el camino a una Educación para la Ciudadanía de carácter optativo. Al mantenerla obligatoria, con toda una serie de limitaciones, razonables desde luego, es previsible un proceso de judicialización de la vida educativa, lo cual no es positivo.

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n a l d ea pl a ne t a r i a bn

Desde un punto de vista estrictamente jurídico, merece especial atención el voto particular del Magistrado Juan José González Rivas. Porque es muy sólido, muy sereno y plantea las cosas en sus justos términos, de forma que todos los juristas que estudiemos la sentencia lo haremos mirando más a este voto particular que a la sentencia misma.

Usted habla de una legislación de modelos en lugar de la actual legislación de remedios, en distintas instituciones jurídicas dentro del Derecho de Familia. ¿Es posible que algunas de estas reformas, lejos de ser progresistas en el sentido de ampliar derechos estén recortando y suponiendo una involución hacia un trasnochado darwinismo social? Yo creo que algunas de las últimas reformas legales en materia de matrimonio y familia han pecado de irreflexión. Han mirado más a los accidentes de la unión matrimonial que a su sustancia. Este modo de proceder está alarmando a los sociólogos que no ven que esas nuevas fórmulas matrimoniales contribuyan a una mayor felicidad social. Las señales de alarma se están disparando en materia de suicidios, mayores problemas de psiquiatría infantil, mayor número de abortos, mayor violencia de género, se está produciendo algo que el legislador no quería que se produjera: la erosión del tejido social a través de un desequilibrio de la ecología familiar.

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En Educación para la Ciudadanía nadie habla en interés superior del menor y, dando la espalda a dos mil años de avance en torno a la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, se recupera el restrictivo concepto de “ciudadanía” propio del Derecho Romano. Se trata de un problema de límites. Lo he dicho hace poco en un rotativo de ámbito nacional. Desde luego existe un derecho del Estado en la imposición de determinados contenidos educativos. Pero cuando se da un desacuerdo razonable con los padres acerca de la mejor manera de preparar a los alumnos para participar en la vida política o asegurar su desarrollo moral, no puede el Estado decidir por sí mismo. Es decir, no puede imponer, contra la voluntad de los padres, cuál sea la mejor manera de asegurar el desarrollo de las competencias morales, cívicas y políticas de las nuevas generaciones. Es un principio que se encuentra en la Declaración de Derechos Humanos, en el Tribunal de Derechos Humanos, en nuestra Constitución, en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Muchas veces queriendo ir hacia delante, desgraciadamente el gobierno inicia un camino hacia atrás, que luego es difícil de enderezar.



n n u e va e s t é t ic a bn

Pilar Gordillo Isaza Licenciada en Historia del Arte

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a Galería Trietyakov de Moscú guarda un icono que representa la escena de la Transfiguración, pintado hacia 1402 por un discípulo del gran Teófanes el Griego (1350-1410), pintor ruso de origen bizantino, cuya vida y obras conocemos gracias a las crónicas y a la epístola del monje Epifanio al abad Cirilo de Tver (1415), pintor ruso de origen bizantino, que decoró más de cuarenta iglesias, entre ellas numerosas pinturas murales en iglesias y palacios de Moscú y, concretamente, la que se considera su mejor obra, la catedral de la Transfiguración en Nóvgorod (Rusia). Este icono de la Transfiguración expresa a los hombres la transformación de la materia en luz. Con la primicia de este episodio en el que el propio Cristo hecho hombre se transfiguró, adelantó la transformación de su naturaleza en divinidad como arras de lo que nos espera. En el Monte Tabor, Cristo se transfiguró como manifestación del esplendor de Dios, de su gloria, de su divinidad y eternidad. Este icono, por tanto, es una representación de la no representación. Se detiene en mostrarnos la belleza de la imagen para representar lo invisible. Utiliza materias primas, medios físicos, materiales e inteligencia humana para expresar lo que está fuera de la física, de la materia y del conocimiento. 84


La Transfiguraci贸n de Jes煤s La Gloria de Dios en el Hijo amado


n n u e va e s t é t ic a bn

vestido de gloria y majestad En la tradición oriental, el aprendiz de iconógrafo era bendecido antes de emprender su tarea, recitando sobre él el himno de la Transfiguración. Este pasaje era precisamente el primero que debía pintar, quizá con la pretensión de que captase para siempre el inmenso concepto de la luz que estuvo presente en el Monte Tabor inundándolo todo. Ya que la luz del Espíritu que transfigura debe estar presente también en todos los iconos. En este arte no existe una fuente de luz definida, ni un foco que provenga de ningún lugar, sino que toda la representación está animada por pequeñas pinceladas de luz, oro y tonos claros, significando esa presencia espiritual y física a la que está sometida toda la creación porque Cristo ya ha resucitado. “Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y los llevó a la cima de un monte alto, en un lugar apartado, ellos solos.” (Mc 9,2). Los evangelistas siguen explicando que “mientras rezaba su rostro cambió de aspecto” (Lc), “brilló como el sol” (Mt) “y sus ropas se volvieron blancas como la luz” (Mt) “resplandecientes como no las puede dejar un batanero en la tierra” (Mc). Así, Cristo en el centro superior vestido de blanco, color de la resurrección y de la vida, irradia luz por medio de las puntas de estrella blancas que prolongan su luminosidad hacia todo lo que le rodea: figuras y rocas del paisaje, que se impregnan a su vez de

EN EL MONTE TABOR, CRISTO SE TRANSFIGURÓ COMO MANIFESTACIÓN DEL ESPLENDOR DE DIOS, DE SU GLORIA, DIVINIDAD Y ETERNIDAD 86

pinceladas de luz. Su figura está enmarcada en un círculo tres veces concéntrico, en el que el blanco se confunde con el oro y el azul de la divinidad, hasta llegar al círculo interior que es oscuro y negro. Un icono no se mira, se contempla. La inteligencia es elevada al conocimiento de Dios (teognosia). Los santos Padres han hablado de los tres grados del conocimiento de Dios: primero, la luz, porque uno que está en la oscuridad y recibe la fe, empieza a ver. En segundo lugar, la nube, porque a medida que se acerca a Dios comprende que sus sentidos y su inteligencia poco pueden ayudarle a penetrar lo incognoscible y lo invisible y, entonces, es el Espíritu el que sí permite penetrar hacia el interior, pero con un conocimiento velado como en una nube. En tercer y último lugar, la tiniebla, ya que los místicos y santos, que han penetrado esta barrera y han experimentado la presencia de Dios, hablan de esa visión como una tiniebla luminosa, la oscuridad de la fe frente a la presencia de Dios, un no ver para ver a Dios, porque Él trasciende toda imagen y su esencia penetra en aquéllos cuya existencia está oculta con Cristo en Dios. Este es el sentido de los tres círculos que rodean a Cristo transfigurado, es decir, los tres grados de conocimiento: luz, nube y tiniebla.


n ue va e sté ti c a bn n

presencia luminosa del Padre en el Hijo amado La estrella de seis puntas así concebida, también llamada Sello de Salomón, simboliza la unión del espíritu y de la materia, de los principios activo y pasivo. El profeta Daniel, al describir la vida eterna de los justos, encuentra este mismo símbolo: “Los sabios resplandecerán como el esplendor del firmamento, resplandecerán como estrellas para siempre” (Dn 12,3). Pero el mismo Señor se presenta así en el Apocalipsis: “Yo Jesús, soy la estrella radiante de la mañana.” (Ap. 22,16) De Cristo parten tres rayos hacia los apóstoles y en otras representaciones de esta escena, otros tres rayos parten hacia el cielo. Es la manifestación de la Trinidad a las criaturas celestes y terrestres. Este episodio ha sido siempre considerado como una de las más grandes teofanías o manifestaciones de Dios, uno y trino, sobre todo cuando, al final de la visión, la nube los cubre y la voz del Padre declara: “Este es mi hijo elegido, escuchadle” (Lc 9,33). El gesto de sus manos indica que toma la palabra, que quiere hablarnos. Y ¿cuál es su discurso? podríamos pensar. Pues Él mismo, porque Él es la palabra hecha carne. Ahora cobra todo sentido el gesto del Hijo, a raíz de las palabras del Padre: “…¡escuchadle!” (Lc 9,33).

Cristo es el centro en el que se unen y comunican cielo y tierra, el amor descendente de Dios a los hombres y el amor ascendente de los hombres a Dios. Sin embargo, el color de estos rayos es el gris porque la luz percibida por los apóstoles nunca es igual a la emanada por el mismo Cristo, sino una sombra de la luz inaccesible en la que habita el Señor (1 Tm 6,10). El ascenso a la cima de un monte alto que se representa con el perfil escarpado de los tres pequeños montículos en los que se sitúan las figuras sagradas, tiene un paralelismo con la revelación. Uno sube, asciende, se eleva por encima del conocimiento habitual para ser introducido en el misterio de la persona de Cristo. El monte en cuanto lugar elevado es símbolo de virtud, de santidad, frente a los valles, que hundidos, manifiestan el pecado.

CRISTO EN EL CENTRO SUPERIOR VESTIDO DE BLANCO, COLOR DE LA RESURRECCIÓN Y DE LA VIDA, IRRADIA LUZ HACIA TODO LO QUE LE RODEA


n n u e va e s t é t ic a bn Es importante este momento del ascenso; no es anecdótico. Por eso el pintor lo representa, al igual que el descenso del monte, en las dos pequeñas escenas que quedan a ambos lados en la zona central. Las figuras de Jesús y sus tres discípulos quedan enmarcadas en una especie de gruta o cueva. Dejando a un lado la interesante interpretación de los filósofos platónicos sobre el mito de la caverna como imagen del mundo sensible, precisamente algunos Padres de la Iglesia, como Gregorio Niseno, han recurrido al símbolo de la caverna para expresar la Encarnación. De este modo han explicado la penetración de Dios en la materia, paso previo a la transfiguración de esta misma materia. Resulta curioso que en ese mismo monte hay otras grutas excavadas, como signo de que toda la naturaleza está penetrada de divinidad.

La Ley escrita por el Espíritu Santo en nuestros corazones A los lados de Cristo aparece Moisés a su izquierda y Elías a su derecha. Moisés, con la barba corta y rasgos de madurez, no ha envejecido: conserva inmutable su belleza porque fue hombre de oración y vio el rostro de Dios. Sobre sus manos sostiene la piedra escrita con la Ley. Su postura reverencial es la del contemplativo que alza las manos, al tiempo que se recoge en su interior. Levanta la piedra, infunde el espíritu a la letra, cuyo peso de otra forma la haría caer por el peso de la interpretación judaica. El segundo de los círculos que rodean a Cristo está descentrado para abarcar la Ley y unirla al rollo que sostiene Cristo en sus manos: la nueva Ley. Cristo no ha abolido la antigua Ley ni los profetas, sino que le da cumplimiento, escribiéndola de nuevo con lenguas de fuego en Pentecostés, con el Espíritu Santo en nuestros corazones, de manera que ya podemos

LA TRADICIÓN SITÚA ESTA FIESTA CUARENTA DÍAS ANTES DE L A EXALTACIÓN DE LA CRUZ


n ue va e sté ti c a bn n amar y desear cumplirla porque tendemos hacia ella. Nuestro ser la busca; ha gustado el deleite, la dulzura, la paz, el fruto que proporciona vivir en ella. Elías, por el contrario, sí aparece anciano, con la barba y el cabello largo, porque es el profeta por excelencia. Señala a Cristo con su mano derecha porque Él es el objeto de todas las profecías, el resumen de la esperanza mesiánica cumplida. Sobre ellos, remarcados entre nubes que representan otra dimensión del cielo, el empíreo o lugar de las criaturas espirituales, aparecen sendas figuras de ángeles, aquellos que les condujeron a sus moradas celestes, según una tradición que sostenía que ambos no murieron sino que fueron llevados o arrebatados al Paraíso.

transfigurados por Jesucristo Desde el siglo VI empezamos a encontrar la escena de la Transfiguración representada en los mosaicos de los ábsides de las basílicas de Parenzo (Italia), San Apolinar in Classe, en Ravena (Italia) y en el monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí (Egipto). En el siglo anterior se había instituido la fiesta, que, según la tradición, se sitúa cuarenta días antes de la Exaltación de la Cruz. El sentido de tal relación lo encontramos precisamente en los himnos de la fiesta: “Antes de tu Cruz, Señor, el monte imitó el cielo, la nube se desplegó como un toldo. Mientras tú te transfigurabas y el Padre te rendía testimonio, estuvo presente Pedro con Santiago y Juan, porque iban a estar contigo en el momento en el que ibas a ser entregado, para que habiendo visto tus maravillas, no fueran presa de la vileza ante tu Pasión.” (Himno de la oración de Vísperas)

Precisamente la parte inferior se reserva para representar a estos tres apóstoles que caen por tierra en posturas extravagantes y retorcidas, manifestando la imposibilidad de resistir la luz de la visión. El gesto de Santiago tapándose los ojos así lo demuestra, mientras que Pedro es el primero que mirará cara a cara y tomará la palabra, como señala el brazo levantado, para decir: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Lc 9,32). La costumbre de hacer tiendas con ramaje proviene del tiempo del desierto, cuando el pueblo de Israel palpó la realidad de que esta vida es un camino en el desierto en el que nuestro techo es el cielo y carecemos de todo, por lo que Dios es nuestra única riqueza y provee lo necesario para vivir y no morir. La fiesta hebrea de los tabernáculos o de las tiendas precisamente invitaba a construir de nuevo chozas o cabañas al aire libre para revivir la experiencia y la intimidad con Dios de los patriarcas y los profetas, cuyos nombres iban escribiéndose en las paredes en los días de la fiesta. También en el templo de Jerusalén se producía la excepcional entrada del sacerdote en el “Sancta Sanctorum”, donde se guardaba el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley. Todo esto —la visión de la divinidad, la Ley y los profetas— está aquí ante los ojos de Pedro, el nuevo sacerdote del nuevo Israel, la Iglesia.

LA FIESTA DE LAS TIENDAS INVITABA A CONSTRUIR DE NUEVO CHOZAS AL AIRE LIBRE PARA REVIVIR LA INTIMIDAD CON DIOS DE LOS PATRIARCAS Y LOS PROFETAS


n m o s ai co bn

El suicidio Javier Cabanyes Truffino Profesor de la Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid

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l suicidio es un hecho absolutamente impactante y rodeado de un gran halo de misterio. Tener noticia de un suicidio, saber que alguien quiere suicidarse o experimentar uno mismo el deseo de suicidarse son situaciones con una gran carga emocional y enigmática. La primera pregunta que surge es ¿por qué? ¿Por qué alguien se quita la vida? ¿Por qué no quiere seguir viviendo? No es fácil dar respuesta a esta primera pregunta ni a las que se derivan de aquí, ya que suicidarse (o querer suicidarse) es hacer (o querer hacer) deliberadamente algo para quitarse la vida. 90


mo sa i co bn n Sin embargo, la vida es el fundamento esencial y absolutamente necesario de todo lo que hacemos, pensamos, queremos, deseamos y sentimos. Por tanto, quitarse la vida es atentar contra el fundamento de la propia existencia. Es, pues, la expresión más radical de agresividad contra uno mismo; algo,antropológicamente,incompresible. Para acercarnos a este enigma intentaremos dar respuesta a algunas de las muchas preguntas que se plantean.

en cinco minutos siete suicidios ¿Qué es el suicidio? El suicidio es un acto por el que, deliberadamente, se busca la propia muerte. Por tanto, para poder hablar de suicidio es preciso que haya una intencionalidad clara de causarse la muerte y que esa intención sea la meta principal. En sentido estricto, no sería suicidio la muerte que se provoca un terrorista ni la de quien se inmola por el bien de alguna causa. En estos casos, o en otros similares, la propia muerte es algo previsto e inevitable pero no buscado como principal objetivo. La explicación de estas muertes es también compleja pero excede el contenido de este escrito. Por la misma razón, la muerte causada por llevar a cabo actividades de alto riesgo tampoco sería un suicidio aunque plantea serias cuestiones sobre el derecho a poner en juego la propia vida sin una razón proporcionada.

¿Cuál es la magnitud del problema? El suicidio es responsable de la mitad de las muertes por violencia que ocurren en el mundo. En el año 2000, alrededor de un millón de personas murieron por suicidio; lo que supuso una muerte cada 40 segundos. En los últimos 45 años, las cifras de suicidio se han incrementado en un 60% y la tendencia sigue en aumento. Actualmente, el suicidio es la tercera causa de muerte en personas de ambos sexos que se encuentran entre los 15 y los 45 años. Por encima de esa edad, la proporción disminuye porque aumenta la frecuencia de enfermedades mortales, pero la incidencia del suicidio sigue siendo alta.

¿Qué es un intento de suicidio? El intento de suicidio es todo acto destinado a quitarse la vida que no alcanza su fin. El motivo por el que se frustra ese objetivo puede ser muy variado. A veces, porque fallan los medios que hubieran causado la muerte (algo detuvo la caída, salió vivo de un accidente buscado, etc.). En ocasiones, porque intervienen otras personas que logran detener el acto, disuadir de que lo llegue a consumar, o recuperar las funciones vitales. En otros casos, porque el intento de suicidio se llevó a cabo con medios o de formas muy poco eficaces (reducido número de pastillas o de baja toxicidad, cortes poco profundos o en lugares de poco riesgo, etc.).

EL SUICIDIO ES RESPONSABLE DE LA MITAD DE LAS MUERTES POR VIOLENCIA QUE OCURREN EN EL MUNDO Y LA TERCERA CAUSA DE MUERTE ENTRE LOS 15 Y LOS 45 AÑOS

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n m o s ai co bn En cualquier caso, es importante no olvidar que todo intento de suicidio tiene un riesgo potencial que aumenta con el número de veces que se lleva a cabo. Por tanto, no se debe minusvalorar el riesgo por haberse repetido numerosas veces. Al contrario, se debe tener el convencimiento de que cada vez el riesgo es mayor y, en consecuencia, urge más una atención especializada.

desesperanza extrema con fondo patológico ¿Por qué el suicido? Ésta es la pregunta crucial para entender el suicidio: ¿cuáles son las causas que llevan a una persona a buscar el suicidio? Sin embargo, su respuesta es difícil porque el comportamiento humano es siempre complejo (raramente es explicable por una única variable, siempre intervienen varias: personales y ambientales, temporales y espaciales) y más complejo si cabe cuando lo que se pretende es quitarse la vida. Se ha señalado un amplio abanico de causas que llevan a experimentar la vida como insoportable. Algunas tienen que ver con el dolor físico que puede llegar a ser insufrible. Si bien, los fármacos actuales hacen que sea muy excepcional suicidarse por este motivo. La mayoría de las veces, experimentar la vida como algo insoportable se relaciona con la percepción que se tiene del mundo y de sí mismo. Esta percepción lleva a dos

posturas, a veces no muy diferenciadas: desesperanza (no se ve solución ni salida a lo que se está experimentando como inaguantable) o necesidad de ayuda (se siente la incapacidad para afrontar, con las propias fuerzas, una situación vivida como insostenible). Cualquiera de estas posturas suele llevar detrás un problema psíquico (escasa capacidad de afrontamiento o de resolución de problemas, inestabilidad anímica, impulsividad, etc.) o una auténtica enfermedad psíquica, entre las que destacan las depresiones (endógenas o reactivas a situaciones) y le siguen los trastornos de personalidad y algunos problemas psicóticos. En ocasiones, hay una fuerte carga biológica, de tipo genético, que puede ser un notable condicionante, pero nunca un determinante absoluto para el suicidio. Así, más del 90% de los suicidios y tentativas repetidas de suicidio se relacionan con problemas o enfermedades psíquicas. En consecuencia, el enjuiciamiento o la valoración moral sobre el suicidio siempre requieren tener en cuenta los importantes condicionamientos de la enfermedad mental en la libertad humana. En otros casos, se trata de una actitud existencial ante una vida que ha perdido sentido (por limitaciones físicas, afectivas o sociales, entre otras) y ya no se espera nada de ella ni de nadie más. Es, pues, una auténtica situación de desesperanza radical que tiene su raíz en una cosmovisión materialista y cerrada a la transcendencia.


mo sa i co bn n

escapar muriendo ¿Qué es lo que se busca con el suicidio? ¿Cuál es su finalidad? Esta pregunta tiene unas respuestas algo más fáciles que la anterior. Como se ha señalado, la mayor parte de los suicidios o los intentos de suicidio tienen como finalidad salir de una situación que se considera insostenible. Es decir, no es un deseo de morir por desear la muerte en sí misma sino un intento de escapar de la situación; ver la propia muerte como la única salida a algo que se vive como insoportable. Con cierta frecuencia, junto a esta perspectiva hay una dramática petición de ayuda o una particular llamada de atención, muy relacionadas con el perfil de personalidad de quien intenta suicidarse, pero que nunca deben llevar a minusvalorar su riesgo. Menos frecuentemente, el suicidio tiene como fin infligir un cierto castigo a alguien por no haber actuado como lo esperaba la persona que busca suicidarse. De algún modo es un resarcirse de un supuesto daño culpabilizando de la propia muerte a quien se considera responsable de ese daño. Este tipo de respuestas está muy asociado a perfiles de personalidad inmaduros y marcadamente dependientes lo que vuelve a poner de manifiesto el fondo patológico que tiene el suicidio. Finalmente, es casos muy aislados, la finalidad del suicidio es irreal o completamente absurda como puede ocurrir en algunos trastornos psíquicos graves del tipo esquizofrenia.

factores de riesgo y de protección ¿Cuáles son los factores de riesgo para el suicidio? El principal factor de riesgo es la presencia de una enfermedad psíquica, particularmente, algún tipo de depresión, sin la cual, es extraordinariamente raro el suicidio. Sin embargo, para que se lleve a cabo un intento o se logre consumar el suicidio, es necesaria la presencia de algunos otros factores como la falta de apoyos familiares y sociales, contextos socioculturales muy individualistas, de marcado carácter materialista e impulsoras de la cultura de la muerte, dificultades económicas importantes o vivencias muy negativas y persistentes. Al mismo tiempo, cuando se dan varios de los factores anteriores junto con algunas características de personalidad, como la impulsividad o la excesiva demanda de atención, el riesgo de suicidio es más alto. De hecho, en una persona impulsiva o muy dependiente, una situación de desesperación, emociones negativas intensas o profundas frustraciones pueden desencadenar un acto suicida sin apenas reflexión.

LA FE CRISTIANA ES UNA INESTIMABLE AYUDA PARA SOBRELLEVAR UNA VIDA DE SUFRIMIENTOS, PUES LE OTORGA UN SENTIDO Y DOMINA LAS TENDENCIAS SUICIDAS 93


n m o s ai co bn ¿Cuáles son los factores de protección frente al suicidio? Los factores que han demostrado una mayor protección frente al suicidio son una familia estable, cohesionada y con buenos cauces de comunicación, amistades profundas, valores sólidos y bien fundamentados, las tradiciones que potencian los vínculos con los demás y el sentido transcendente de la vida. Concretamente la fe cristiana llega a ser una inestimable ayuda para sobrellevar una vida dura y llena de sufrimientos, pues le otorga un sentido y domina las posibles tendencias suicidas. Por tanto, en las situaciones de gran sufrimiento, es una protección frente a la idea del suicidio tener un entorno familiar con comprensión, cariño y comunicación, disponer de personas de confianza con las que poder hablar y compartir el sufrimiento, recibir ayuda para enfocar mejor las cuestiones y tener un sentido religioso de la vida que fomente la esperanza y el amor.

luz roja ante conductas autolesivas ¿Cuáles podrían ser las señales de alarma de un posible suicidio? En algunos casos, no existen señales claras y específicas pero se pueden observar síntomas depresivos y un progresivo ensimismamiento y pérdida de intereses que deben hacer pensar en el sufrimiento que la persona tiene y en que pueda estar considerando la muerte como solución. En otros casos, hay manifestaciones abiertas del deseo de morir, de la pérdida de sentido

de la vida o, incluso, de la intención de suicidio. Todas estas expresiones son un claro riesgo y nunca se deben minusvalorar. En la misma línea irían, los abiertos sentimientos de culpabilidad, inutilidad o estorbo, así como algunas conductas autodestructivas como pueden ser el abuso de alcohol, las drogas o el abandono de medicación. Todas estas manifestaciones deben ser transmitidas con urgencia al médico psiquiatra.

¿Qué hacer si hay ideas de muerte o de suicidio? Para poder actuar ante las ideas de muerte o suicidio lo primero que debe hacerse es considerarlas seriamente. Al mismo tiempo y sin minimizarlas, conviene intentar ponerlas en su contexto: son ideas nacidas de una enfermedad o de unas circunstancias determinadas y, por tanto, no son expresión de la realidad absoluta y cederán al mejorar la enfermedad (como lo hace cualquier otro síntoma) o al afrontar mejor la situación. Además, es importante hacer ver al enfermo que tiene apoyos y que debe dejarse ayudar por el entorno familiar y social, grupo de amigos, ámbito religioso y, necesariamente, a través de un médico especialista. Cabe también hacerle considerar que las ideas de muerte o de suicidio, a veces cobran gran intensidad y no son fáciles de controlar por lo que la intervención especializada es absolutamente imprescindible.

DIOS SABE MÁS, SU OMNIPOTENCIA Y MISERICORDIA ES INFINITA Y LLEGA HASTA EL ÚLTIMO INSTANTE


mo sa i co bn n Asimismo es de gran ayuda facilitarle una apertura de su horizonte vital que le permita percibir los apoyos familiares y sociales que tiene y captar el sentido más profundo de la vida humana. Cuando hay suficiente sintonía con el plano sobrenatural, es importante que busque y descubra la amorosa protección de Dios y deshaga los posibles sentimientos de culpabilidad. En esta línea, será de gran ayuda una conversación que le facilite ver a Dios como un Padre que le quiere.

el inmenso beneficio de trascender ¿Qué hacer cuando alguien está intentando suicidarse? Puesto que se trata de una situación de urgencia que requiere serenidad, cercanía y decisión, es preciso mantener la calma. Para poder rebajar su nivel de angustia, es esencial en ese momento mostrar cercanía a fin de que pueda ver que se le está tendiendo una mano y contará con apoyos. A su vez se debe lograr ser rápidos en la detención del acto suicida, sin dejar de transmitir sosiego, y por supuesto solicitar ayuda urgente.

¿Qué hacer ante el suicidio de alguien cercano? Si el suicida es alguien cercano ante todo uno no debe culpabilizarse. En la mayor parte de los casos no hay razones para el trágico desenlace y no siempre es predecible ni evitable. De hecho, no deja de ser un enigma que hace imposible dar respuesta a todas las preguntas que surgen en cada caso.

Es necesario verlo siempre desde la perspectiva de un planteamiento desesperado de la vida, y en la mayor parte de las veces, derivado de una enfermedad psíquica. Evitar cualquier valoración ética o moral sobre la persona, ya que su libertad se ha visto muy condicionada por la percepción que tenía del mundo y de sí mismo. Desechar el temor de posibles “contagios” puesto que dicha conducta no está determinada de forma absoluta. Cada persona es radicalmente singular y cada uno cuenta con sus propios recursos. Considerar siempre que Dios sabe más, que su caridad es infinita y que su omnipotencia y misericordia llegan hasta el último instante.

EN DEFINITIVA, EL SUICIDIO SUELE SER EXPRESIÓN DE ALGÚN PROBLEMA O ENFERMEDAD PSÍQUICA EN CUYA PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN SE AÚNAN, DE FORMA EXTREMA, LOS CONOCIMIENTOS CIENTÍFICOS, EL CALOR HUMANO Y LA DIMENSIÓN TRANSCENDENTE DE LA PERSONA


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Un mundo en crisis, Un país en crisis, Una familia en crisis, Yo, en crisis Eryel Martínez Licenciado en Derecho

a crisis económica ya afecta a más de tres cuartas partes de la población”; “tres de cada cuatro familias en España tienen al menos un parado en casa”; “casi la mitad de los españoles están en el umbral de la pobreza”; “se prevé que para mediados de 2010 haya en España más de cuatro millones de parados”. Y así podríamos seguir… Con estas y noticias similares nos desayunamos cada mañana en esta España del siglo XXI.

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Pero se puede extrapolar a todos los países del mundo. Ya no sólo es el tercer mundo el que tiembla. Países como USA, Inglaterra, Francia, Japón, la emergente China y tantos otros están haciendo un esfuerzo para reactivar la economía. Los bancos de inversión se hunden, los bancos y resto de entidades financieras necesitan de ayuda estatal urgente para no bloquear el crédito a particulares o, como mínimo, que no se vengan abajo… Las grandes empresas presionan para que, aprovechando la coyuntura, se les autoricen expedientes de regulación de empleo que aligeren sus estructuras de capital humano; el consumo cae, la producción baja, hay más despidos…, menos dinero en los bolsillos, cae aún más el consumo, los precios caen… y, en lugar de ser esto positivo (por fin ya no se habla de inflación), una supuesta deflación (ya está aquí.) es capaz de hacer temblar a cualquier gobierno.

actitud cristiana ante la crisis Nos encontramos, por tanto, en un mundo en crisis, en un país en crisis y una familia en crisis. ¿Qué hacer? Fácil (o no tanto): luchar. Sin guerra no hay paz y sin lucha no hay victoria (Santa Catalina de Siena). ¿Cómo afrontar la crisis desde una perspectiva cristiana? ¿Existe el “remedio cristiano” para la crisis? Un cristiano… ¿puede estar en crisis? Desde luego que a todas las preguntas hay que responder con una rotunda afirmación. Lo que debería diferenciar a los cristianos del resto no es si están o no en crisis, sino cómo la afrontan o, mejor dicho, cómo la deberíamos de afrontar.

“Señor: Esté mi voluntad firme y recta contigo, y haz de mí lo que más te agrade. Si quieres que esté en tinieblas, bendito seas. Y si quieres que esté en la luz, también seas bendito. Si te dignases consolarme, bendito seas. Y si me quieres atribular… también seas por siempre bendito”.

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n m o s ai co bn

hacer la voluntad de Dios Si queremos santificación, debemos aplicarnos únicamente a no seguir jamás nuestra propia voluntad. Porque todos los preceptos y todos los consejos divinos se reducen en sustancia a hacer y a sufrir cuanto Dios quiere y como Dios quiere. De ahí que toda perfección se pueda resumir y expresar en estos términos: hacer lo que Dios quiere, querer lo que Dios hace. Obediencia a la “Voluntad significada”: es la tarea de todos los días y de cada hora. Conformidad a la “Voluntad de Beneplácito”: el “principiante”, impulsado por el temor, sufre la Cruz de Cristo. El “proficiente”, impulsado por la esperanza, la lleva con gusto. El que está “consumado en la caridad”, la abraza ya con amor. (S. Bernardo).

la visión cristiana no significa ni quietismo ni conformismo El abandono no dispensa de la prudencia, pero destierra la inquietud. Dios cuida de nosotros, pero debemos convencernos de que no son menos necesarias la acción y la previsión personales; todo lo demás sería tentar a Dios. Una vez que se ha hecho cuanto la prudencia exige, ¿por qué no nos estaría permitido decir a nuestro Padre Celestial: “Tú sabes cuánto ansío crecer en virtud y amarte cada vez más? ¿Qué me conviene para conseguirlo?: ¿la salud o la enfermedad, las consolaciones o la aridez, la paz o la guerra, los medios materiales o la total carencia de ellos? Yo no lo sé, pero Tú, Señor, lo sabes perfectamente”.

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Si vieras que desmayas por falta de fuerzas y de ánimos, basta con rezar así: “Dios mío, alivia la carga o aumenta mis fuerzas; aleja la tentación o concédeme la gracia de vencerla”. Lo que es preciso desear sobre todo es el santificar la prosperidad y la adversidad. Dios nos ha dotado de libre albedrío y no quiere santificarnos sin nosotros. No podemos, pues, dejar a Dios el cuidado de hacer lo que nos ha ordenado cumplir por nosotros mismos. El abandono no es una espera ociosa, ni un olvido de la prudencia ni, mucho menos, una perezosa inercia.

los verdaderos bienes ¿Qué entendemos por riqueza y qué por pobreza: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Desdichados, pues, los ricos, porque a ellos pertenece la miseria del infierno. Pero también es rico de espíritu aquel que tiene las riquezas en su espíritu: “Así debe ser mi corazón, abierto solamente hacia el cielo, impenetrable a las riquezas y a las cosas caducas; si las poseo, debo conservar mi corazón libre de afición a ellas; que lo mantenga siempre en alto y que en medio de las riquezas permanezca sin riqueza y dueño de ellas. No, no colocaré este espíritu celestial en los bienes terrestres, haré que les supere —con la ayuda de Dios— y que esté siempre sobre ellos y no en ellos. (S. Francisco de Sales).

LAS BIENAVENTURANZAS NOS MUESTRAN EL CAMINO DE LOS VERDADEROS BIENES.


mo sa i co bn n

EL ABANDONO A LA VOLUNTAD DE DIOS SIGNIFICADA EN LOS ACONTECIMIENTOS DE CRISIS NO ES NI QUIETISMO NI CONFORMISMO.

La pobreza afectiva hay que pedirla de una manera absoluta y procurarla con asiduidad en la fortuna y en la miseria. “No es la pobreza reputada por la virtud, sino el amor por la pobreza”. (S. Francisco de Sales). Sin un mínimo de bienes temporales mi familia no puede conservarse, atender a sus buenas obras y proveer moderadamente el porvenir. Pero ¡cuidado!, la abundancia de bienes temporales es una especie de soga que se adhiere a mi alma y me impide volar a Dios. Con las riquezas entran fácilmente la estima de sí, el deseo de ser honrado, el orgullo y la ambición.

LO QUE DEBE DIFERENCIAR A LOS CRISTIANOS DEL RESTO ES CÓMO AFRONTAN ELLOS LA CRISIS.

El mundo está en crisis… ¿Estoy yo en crisis?

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n m o s ai co bn

¡Aaaaaamos veeeengaaa ya…!

Jerónimo Barrio Gordillo

E

ste es uno de los “argumentos” más frecuentes que se escuchan cuando un católico intenta explicar la doctrina de la Iglesia en una conversación de café, con amigos o conocidos del trabajo; en un ambiente no precisamente eclesial. Cuando en ese contexto alguien hace algún comentario jocoso sobre el Papa o los obispos o las opiniones de la Iglesia en temas de los que el mundo ha hecho una bandera intocable —la sexualidad, la eutanasia, el aborto, el matrimonio, la homosexualidad, etc.—, casi siempre algún pobre católico, con la mejor voluntad, pica el anzuelo del comentario hiriente y trata de salir en defensa del Papa o de la Iglesia. Tras algunos intentos de explicación su argumento es cortado con una frase contundente de gran fuerza expresiva e intelectual, que en el castellano de la calle suele sonar así: “¡Aaaaaamos veeeengaaa ya…!“. 100


mo sa i co bn n

no callar para no otorgar Valga un ejemplo: alguien escucha en el típico café de descanso del trabajo, de labios de un compañero poco frecuentador de iglesias, que el Papa es un fundamentalista indeseable, al que parece importarle un pimiento que el SIDA se extienda por todo el mundo, oponiéndose al uso del preservativo, con una conducta obstinada y retrógrada sobre la sexualidad. El compañero de trabajo que sí suele ir a su parroquia los domingos y que conoce la doctrina de la Iglesia, tratando de vivirla, al escuchar el hiriente comentario, con toda la calma que el Espíritu Santo le pueda conceder, sale a defender al Papa. En primer lugar trata de explicar que la Iglesia lo que verdaderamente propone al hombre, antes y después de la pandemia del SIDA, es que la sexualidad no es un deporte olímpico, sino una de las funciones del hombre, la que la naturaleza ha diseñado para la perpetuación de la especie. Tras ello argumenta también que, en el ser humano, la sexualidad además es inseparable del amor y que lo verdaderamente bueno y humano es vivir esta capacidad en una unión duradera y fiel, llamada matrimonio, con apertura sincera a la vida, en donde el preservativo lo que hace es falsificar el significado de esas relaciones. Continúa también este pobre valiente explicando a sus interlocutores que es precisamente la Iglesia la primera que ayudó a los enfermos de SIDA cuando ni se sabía la causa de la enfermedad y que sigue siendo la que más hace por ellos en todo el mundo. Precisamente es la Iglesia la que, para evitar la transmisión de la enfermedad, recomienda aquello que también aconsejan las máximas autoridades de salud pública como primera medida verdaderamente eficaz: la lucha contra la promiscuidad sexual…

De forma inesperada y sin poder terminar de explicar todos los argumentos que aún tenía sobre el tema, se oye ese grito profundamente racional y muy español que deja helada la sangre del pobre cristianito que diserta y que suena así: “¡Aaaaaaamos veeeengaaa ya…!“.

no hay más sordo que quien no quiere oír Casi siempre el pobre defensor de la Iglesia se queda entre asustado y humillado ante dicho sonido de deleite. Grito éste de homenaje a la razón y que además suele contar con el asentimiento del resto del grupo —también poco frecuentador de iglesias—, dando por terminada la conversación; o, peor aún, seguida de otra colección de insultos mayor que el desprecio anterior; todo ello completado con el sello de la conocida Santa Inquisición y “toda la gente a la que quemó en la hoguera”. La situación del mártir defensor con argumentos de su querida Iglesia Católica habrá sido poco fructífera en términos de conversiones, pero muy grande en su agenda personal de cara al Cielo, porque las persecuciones por el Reino de Cristo son de lo que más puntúa.

EL CRISTIANO TIENE QUE DAR RAZÓN DE SU FE EN LOS AMBIENTES MÁS HOSTILES Y HACERLO CON VALENTÍA, INTELIGENCIA Y PAZ

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n m o s ai co bn Bromas aparte y aunque resulte increíble, este mismo argumento del “¡aaaaaamos veeeengaaaaa ya…!”, tan contundente y utilizado por los enemigos de la Iglesia al escuchar a alguno de sus hijos defenderla, lo tuvo que escuchar el mismo Cristo, pero en latín, con un formato algo diferente pero con el mismo sentido e intención. Se trata de la respuesta que Pilato le dio a Cristo cuando le está tratando de explicar quién es Él, cuál es su Misión y, sobre todo, cuando le pronuncia la palabra “verdad”: “Todo el que es de la verdad oye mi voz”. Entonces Pilatos salta, como el colega del café del trabajo y le dice a Cristo de un modo cortante y chulesco “Quid est veritas?” (¿Qué es la verdad?), que, traducido al castellano vulgar, viene a decir: “¡Aaaaaamos veeeengaaaaa ya…!”. Cristo, dice el Evangelio, no contestó nada más. Este silencio de Cristo me ha hecho reflexionar mucho. ¿Por qué no contestó Cristo a Pilato cuando le hizo esta pregunta?, con la de frases cortantes que empleó a lo largo de su vida pública, dejando boquiabiertos a los que le perseguían. Yo hubiese esperado una respuesta aplastante, pero Cristo guardó silencio.

Con los años, después de vivir muchas situaciones parecidas a las del café del trabajo, he aprendido que una vez más el Evangelio no se equivoca y acierta de lleno. Ante el “¿Qué es la vedad? de Pilatos enfrente de Cristo, o el “¡Aaaaaamos veeeengaaaaa ya…!” de cualquier reunión social o de café, no hay mucho que decir y el silencio es la salida más Evangélica. Lo explico.

no echar a los cerdos lo que es santo Cuando un hombre está ante la Verdad y pregunta por ella con chulería o con simple desdén, teniéndola delante como Pilato tenía a Cristo, no hay argumento humano posible que pueda modificar esa actitud. La verdad argumentada es desoída o sencillamente despreciada porque no es aceptada, y no porque no sea la verdad. Si Pilatos no reconoció a la Verdad misma delante de sus narices, ¿qué más podía hacer Cristo, sin atropellar su libertad? Absolutamente nada. Si exponiendo con claridad y con amor la verdad sobre la vida, como hace la Iglesia, experta en humanidad, es rechazada sin otras razones que el desprecio y la burla, no hay nada más que hacer en ese terreno. La verdad no es negociable: o se acepta o se desprecia, una de dos. No es una actitud pesimista. El cristiano tiene que defender su fe en los ambientes más hostiles y hacerlo con valentía, inteligencia y paz. Si tras esta defensa se escucha el grito inconfundible del: “¡Aaaaaamos veeeengaaaaa ya…!”, hay que recoger las perlas, como dice el Evangelio, en silencio, y echarlas en otro lugar donde no haya tantos cerdos.


b en di ta M arí a bn n

Oración Bendita María míranos tus débiles mendigos y altaneros rescoldo de bulos y sospechas mira las arrugas de nuestro pétreo corazón la vana presunción de nuestro pábilo y la efímera fe de nuestra talla míranos y sostén la cobardía de nuestra boca la fantasía de nuestra sien mira la rebelde piel que nos gobierna la desidia gris que nos asiste la exigua y frágil benevolencia escóndenos en tu roca cuando acecha la víbora cúbrenos con tu manto cuando seamos indefensos señálanos como la nube el camino en el amparo insúflanos con tu brisa el susurro del espíritu de Dios ampáranos en tu tienda muéstranos a tu Hijo acompáñanos en el caminar hacia las eternas moradas ruega por nosotros y defiéndenos del enemigo en todo momento amén

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bn n f u er za en l a m i r ad a

O I C N E L I S L E T I E M P O PA R A lnes. Por fin vo io c a c a v s la o Ya han llegad muchas horas te n la e d r o p r vemos a tene dejado nada s a h te o n i S . de tiempo libre ses tendrás e m s to s e n e re, ue para septiemb ucho tiempo q m e d r ta u fr is d y ocasión de ía de tu familia ñ a p m o c n e r podrás pasa . de tus amigos

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fu er za e n l a m ira da bn n

Es verdad q ue apenas h emos llegad natural; sin o a la mitad embargo, pa del año ra nosotros, año escolar, lo que cuen del que esta ta es el mos ya en s bueno éste u recta final, para revisar momento algun mos mejorar de cara al “a as cosas y ver cómo po deño que vien tanto, tiempo e”. Necesitas también para , por ti, para encon calendario y trarte en med de las vacac io del iones. Pero e no sea much se tiempo, a o, debe esta unque r preferentem silencio. ente marcad o por el Aunque este mos sin pron unciar palab ta de que a ra, nos damo pesar de tod s cueno no estamo cabeza bulle s en silencio de ideas y d : nuestra e recuerdos, tes y de pla de tareas pe nes que no ndiennos dejan m nosotros. Lo irar bien den sé. Da miedo tro de acallar todas que al final estas cosas, nos vamos a encontrar porque verdade a solas con ramente som aquello os. Algunas y es incómo cosas no no do dejarlas s gustan aflorar. No te que hay mu mas. Tambié chas cosas n sabes buenas y qu mente, de do e es de ahí, nde va a arr precisaancar la mejo r versión de ti. Concédete u n tiempo de silencio para do el año: si ver cómo te h te ha(s) malt a dejaratado o si, p con más fuerz or el contrari as para el cu o, sales rso que vien ya lo vivas e. ¿Has desc que están tu ubierto s ilusiones, están a tu la las persona do y te quie s que ren? ¡Anímate ! Merece la p ena.

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" n e v o j a d a r "La mi

bn n f u e r z a e n l a m i ra d a

Tiempo libre. ¿Tiempo para los demás?

Hace no mucho tiempo un gran amigo me dijo: “Jorge, te defines por lo que haces en tu tiempo libre…”; y qué razón tenía. Desde entonces mi vida no tiene sentido si no puedo ver la felicidad en la otra persona, y de ahí mi dedicación a los demás en mi día a día. Es curioso: cuando tú das alegría, recibes amor. Tal vez algunos pensarán que tengo la fórmula mágica para ser feliz; pues a ellos y a los dudosos les digo un “sí” por vivir con tu amigo, un “sí” por vivir con tu familia ,un “sí” por vivir con tu novia, un “sí” por vivir con la gente que quieres y con la que acabas de conocer. Aristóteles decía que “el hombre es un ser Jorge Cano Fernández sociable por naturaleza”. Sin querer quitar protagonis21 años, 3.º de Arquitectura mo a Aristóteles, yo le diría: el ser humano (UAH) desea buscar la felicidad en sociedad; cuando la consigue en los demás, uno se llega a ser feliz.

Poder darse a los demás y conseguir una de sus sonrisas es una de las mejores maneras de disfrutar del tiempo, porque si bien es cierto que una sonrisa dura unos segundos, nunca se borra de nuestro recuerdo. Por eso pienso que la felicidad del hombre reside en los demás, en las relaciones humanas. Un hombre sólo en el mundo no sería feliz; sin embargo, aquel que ayuda a las personas que tiene a su alrededor, vive rodeado de alegría. Así pues, creo que el objetivo principal del tiempo libre del hombre radica en dedicárselo a los demás y hacerles felices.

pregunta para el próximo número: envía tus respuestas a:

Nuria Molia Coll 18 años, 2.º de Bachillerato San Luis de los Franceses

El peor día de mi vida cambió cuando...

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a r u t l u c s e n o i c a recomend

bn n f u e r z a e n l a m i ra d a

De cine:

Gran Torino

Cl i n t E a st w oo d ( 200 8)

Walt Kowalski es un veterano de la Guerra de Corea, solitario y gruñón, que vive en un barrio de inmigrantes, donde las pandillas hacen de las suyas. Gracias a un incidente pandillero, conoce a los dos hermanos de la familia vecina, con los que irá desarrollando una relación muy peculiar. La chica le ayudará a conocer a su familia y su cultura, mientras que el hermano de ésta, Thao, se convierte en el pupilo de Kowalski. La trama nos envuelve en una intensa reflexión sobre el sacrificio y la entrega. Clint Eastwood ahonda nuevamente en las luces y sombras del alma humana. Una película que, sin duda, no te dejará indiferente.

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Conect@dos

fu e rz a e n l a mi ra da bn n

Conoce la Fundación Adsis Nuestra misión es construir una sociedad más justa y solidaria mediante la promoción integral de personas y grupos empobrecidos y excluidos. Llevamos a cabo esta labor a través de procesos de desarrollo individual y colectivo, basados en la relación cercana, el acompañamiento y el servicio eficiente. Proponemos especialmente la implicación de jóvenes, y realizamos, junto a otras personas y organizaciones, programas de acción social, educativos y de cooperación al desarrollo. Más información en: http://www.fundacionadsis.org

"LIBRO RECOMENDADO":

CARTAS DEL DIABLO A SU SOBRINO C. S. Lewis (Rialp 1998)

Este libro reúne una colección de cartas en las que un diablo mayor, entrenado y astuto, adoctrina por correo a su sobrino, aprendiz en el arte de tentar a los hombres. A través de una serie de textos llenos de humor e ingenio, Lewis va poniendo en evidencia las debilidades humanas y creando un mundo al revés (diabólico), cuya lectura nos puede enseñar claves importantísimas para madurar en la fe a través del combate de las tentaciones.

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n e s cu e la d e b e nd ic i ó n bn

Creo en un solo Dios

Creo en ti

Luciano García Matas

Juan XXIII Traducción: Pierina Palermo Urrutia

Creo en un solo Dios, Padre eterno y misterio insondable de amor infinito. Creador del Cielo y la Tierra, de todo lo visible y lo invisible. Principio, Verdad y Vida de todo lo existente. Creo en Cristo, el Hijo de Dios engendrado y amado por el Padre antes de todos los siglos, por el que fueron creadas todas las cosas. Creo que por obra del Espíritu Santo y con el consentimiento de María, la Virgen, el Verbo eterno del Padre se encarnó en Jesús de Nazaret para revelar al mundo cuán grande, salvífico y hermoso es el amor de Dios hacia todos los hombres. Para ello tuvo que luchar permanentemente contra el mal del mundo. Padeció y, por nuestra causa, fue crucificado, muerto y sepultado. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos y lo subió a los cielos. Desde allí volverá con gloria para juzgar a los hombres y a Humanidad entera sobre el mandamiento único del amor y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, Señor y dador de Vida, que está presente en todos y cada uno de los hombres para ayudarnos psíquica y espiritualmente a superar el mal del mundo, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia de Jesucristo y en la comunión de los santos como vínculo de unión fraterna de todos los que estamos decididos a crear el Reino de Dios en el mundo. Creo que Dios perdona siempre y que sólo el arrepentimiento sincero redime nuestros pecados. Creo en mi propia resurrección y en una futura vida feliz de toda la Humanidad. Amén.

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Creo en ti, Dios, que no te escondes detrás de un misterio, que no me seduces con un milagro, que no me oprimes con tu autoridad. Creo en ti, Dios, que no me pides que renuncie a mi libertad, que me pones frente a la elección del bien y del mal; que no aceptas compromisos, sino que bendices la locura de quien te sigue. Creo en ti, Dios, que no haces de tu poder persuasión; que no te dedicas a poner las cosas en su sitio desde lo alto; que no usas como nosotros la justicia humana. Creo en ti, Dios que te dejas traicionar; que a mi “no”, respondes con un beso silencioso; creo en ti, Dios, derrotado, crucificado y resucitado. Creo en ti, Dios que no he inventado yo, que no satisfaces mis necesidades, que no dices ni haces lo que yo quiero, un Dios incómodo, que no puede verse ni venderse ni comprarse. Creo en ti, Dios verdadero, que te haces hombre, amigo, hermano de mi humanidad; que te haces pequeño, sediento, débil, indefenso, para que yo no tenga que subir demasiado alto para poder alcanzarte. Creo en ti, Dios, que a veces parece estás jugando al escondite, para que yo pueda descubrirte en el corazón de cada hombre. Creo en ti, Dios, que te haces cercano, que vienes a mi encuentro y me dices. “te amo”. Sí, creo en ti, Dios, a quien sólo puedo amar.


re com en da mo s bn n Entresacamos estos tres poemas de Felicidad Ramírez de su libro “Atlántida tres”, publicado recientemente y que recomendamos su lectura.

ÉRASE UNA VEZ... Aire, sombra y luz, por los barbechos lejanos. Sombra, luz y sol, detrás del enramado. ...Noticias, dolor y ecos; sones de dolor y muerte, en la noche que se muere. -Un reloj golpea errante, unas horas... son de tarde y de agonía y entre el latido de muerte, un interrogante llega, quedando vivo en la tarde. -¿Por qué esto...? ¿Qué pasó...? Y la respuesta quedaba seccionada y ...¡¡Dios te salve, pueblo de razones lógicas. Pueblo buscando en silencio, la justicia y el culpable!! ¡Señor de lo creado, de las fuentes y los mares! En un trampolín de estrellas, la noche quiso asomarse y el viento la dejó sola, entre el perdón y la brisa, entre la plaza y las calles. La justicia y la esperanza se besaron... La PAZ se hizo consigna y las sombras, sueño grande.

RAPSODIA AZUL He sentido las sirenas perdidas por el puerto.

UNA ESTRELLA CORRETONA

Los barcos lejanos llegaban, se acercaban, y se iban camino del ocaso.

La estrella se hizo luz. Enviaba sus anuncios... con los guiños de esa LUZ. Después se quedó dormida, porque el Niño que nacía... Llegó al fin.

He oído las voces cercanas de una AYER perdido, de un quizás “después”... He visto “la mar” repleta de furias y encantos y a la vez he oído sones de un “mundo” en letargo. He reído y llorado a la vez, sintiéndome una POBRE MUJER

Nació con gozo y pobreza; vino con anuncio y LUZ a unos pastores velando... ¿Quién sería el NIÑO al fin...? Entre la tierra y el cielo, la noche se fue adornando y la estrella despertando. ...Entró en un portal muy pobre, tal vez, al fin, y el Niño que ya nació... se puso a llorar al FIN.

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n e n t re t e n i m i e n t o bn Fray Buenaventura

por Rodrigo

¿Qué tal Buenaventura, cómo va el convento?

Bien. Solo que le hemos pedido a Roma si podemos fumar mientras rezamos y nos han dicho que no

Lógico. Nosotros le pedimos a Roma si podíamos rezar mientras fumábamos y nos dijeron que sí.

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