may-jun 2010 nº 22 Precio España 3 €
Rev i s t a p a r a l a N u eva E va n g e l i za c i ó n
B i e nave nt u ra d os l o s l im pi os de c ora zó n E n t r ev i s t a a O l í a s - S o l e r • E l s u i c i d i o Tu n o m b re e s u n g ü e n t o d e r ra m a d o C e l o s d e l i ra n t e s • E l M i s t e r i o d e l a C r u z S o b re l a p e d e ra s t i a • N o t e f í e s d e m í
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HACIA ORIENTE 1 ...y después de la Resurrección
ESPADA DE DOS FILOS 74 No te fies de mí
2 ARCA DE NOÉ
80 El Misterio de la Cruz
TESTIGOS DE LA VERDAD 6 Entrevista al matrimonio Olías-Soler Victoria Luque
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 14 Bienaventurados los limpios de corazón Cesar Allende
22 Pentecostés, culminación de Pascua
Jorge L. Santana Juan Javier Flores Arcas, OSB
ALDEA PLANETARIA 84 Sobre la pedofilia Buenanueva
NUEVA ESTÉTICA 92 Noli me tangere
Juan Javier Flores Arcas, OSB
Pilar Gordillo Isaza
28 Tu Nombre es ungüento derramado Antonio Pavía Martín-Ambrosio
KERIGMA 36 Decir sí a la vida, decir sí a Cristo Christoph Schönborn
FAMILIA DE NAZARET 40 Celos delirantes Aquilino Polaino Lorente
46 La Belleza Vicky Vega
MOSAICO 98 Relaciones judeo-cristianas Sor Ionel Mihalovici
104 A tiempo y a destiempo 106 La oración de Jesús Santiago R. Sánchez de Ruíz
110 La fe de dos militares Ignacio Barrios Plaza
114 Treinta mil jinetes árabes Eryel Martínez Quero
48 La familia natural Juan José Guerrero Roiz de la Parra
54 Ser abuela demasiado pronto EDUCACIÓN PARA LA VIDA 56 Mamá, no te mueras Vicky Vega
RAZÓN CREADORA 58 El suicidio José Antonio Gris
62 ¿Sociedad del bienestar?
FUERZA EN LA MIRADA
100 Llevo cuatro años huyendo 120 Jornada Mundial de la Juventud LUZ PARA EL MUNDO 113 La vida humana tiene un valor intrínseco Bendicto XVI
126 ENTRETENIMIENTO 128 Fray Buenaventura
Jesús Esteban Barranco
SED SANTOS 70 La lucha de San Antonio del desierto
ORACIÓN 129 Canción final
José María de Montells y Galán
Felicidad Ramírez
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hacia oriente …y después de la Resurrección ¡Ya es Pascua! Pasó lo viejo. Se desquebrajan las cadenas. No remendamos los afectos como los tejidos rotos, ni usamos los odres viejos para escanciar el vino joven, porque Cristo lo hace todo nuevo; esta es la única esperanza válida. No proseguimos anclados en historias ruines o maniatados en afectividades tiranizantes ni subyugados por los brillos del oropel; sino más bien corremos a los brazos abiertos del Padre que ha salido a buscarnos con sus ojos clavados en ti… y en mí, impulsados por un viento del mar y del oriente, que nos impele hacia los verdes pastos de las balsameras. Ahí está tu amado…, ¿lo ves? Te persigue para declararte su amor. No rebuscamos entre los raquíticos amoríos y exiguas devociones que nos oprimen, ni entre los escombros de vanos placeres que nos van sorbiendo la sangre y nos reducen despóticamente a polichinelas. “Cantadnos nos decían nuestros opresores… y nuestras guitarras colgaban de los sauces, afónicas y quietas” (Sal 137).
El mar se abrió a mis pies, pero yo no he obrado nada. Ha pasado el ángel de la muerte por mi lado y alguien había embadurnado los dinteles de las puertas con sangre y ha pasado de largo. Los primogénitos de la tiranía han sido estrellados contra las peñas, pero yo no he obrado nada. Tuve sed y brotó agua de la roca, tuve hambre y apareció como semilla de cilantro, blanco, y de sabor como la miel, pero yo no he obrado nada. Así emerge la “shekiná”, la presencia de la Luz y te dejas embalsamar con los aromas del viento insólito; con la mirada del reo después de haberle negado no tres, sino setenta veces siete, con la piedra inmensamente sepulcral movida como si fuera una china, sólo las vendas y el sudario y la tumba vacía… ¡Oh, “Rabbuní”! Has restaurado con tu resurrección la gris estera de mi vida, has bajado a oler el humo del infierno y has vuelto de la muerte con aroma de incienso esculpido en la piel.
Todos los días voy al sepulcro a comprobar que no estás: ¡qué poca fe! También te debo las ansias de ir, no creas... Y apareces en la gruta, en el lago, en la estancia o en el camino; y, después de tantos milagros y de diseñar en mi ser, Pascua a Pascua, que sólo queda el vendaje y la mortaja, de meter los dedos en tus llagas, de examinar el orificio de tu costado…, me preguntas: “Pedro, ¿me amas?” (Jn 21,15). ¡Oh, Señor!, ¿cómo me preguntas esto?, ¿qué puedo decirte…? “Tú lo sabes todo, Señor” (Jn 21,17). Pero ¡tal vez quieras escucharlo de mi boca! ¡Tanto me amas…! Jorge L. Santana
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arca de Noé
e l t e rc e r d í a
Es curioso cómo el pueblo he- • Hay un tercer día para nuestro breo tenía una gran tradición so- padre Abrahán: “El tercer día... bre el tercer día vio el lugar de lejos”. ¿Qué es lo que vio? Vio una nube colocada • Hay un tercer día para la vuelta sobre la montaña, el lugar donde a la vida: “El tercer día nos levantará y viviremos en su pre- el Santo de Israel le dijo que sacrificara a su hijo Isaac. “Yo y el sencia”. joven iremos hasta allí. Nos • Hay un tercer día de las tribus: postraremos y volveremos a “José les dijo el tercer día: Haced vosotros”. Anunció que volvería esto y viviréis”. del Moria en paz. Los rabinos • Hay un tercer día de los espías enseñan que todo se ha dado de la tierra prometida: “Ocultaos gracias a la postración: Abrahán volvió en paz gracias a la posallí durante tres días”. tración. Israel no se salvó más • Hay un tercer día para Jonás: que gracias a la postración, “Jonás estuvo en las entrañas del como está dicho: “El pueblo pez durante tres días”. creyó, supieron que el Señor ha• Hay un tercer día para Ester, sal- bía visitado a los hijos de Israel... vadora del pueblo: “El tercer día, Se inclinaron y se postraron”. La Ester se vistió los vestidos de la Torá no se dio más que gracias realeza; se vistió [los vestidos de] a la postración, como está dila realeza de la casa de su padre”. cho: “Se postraron de lejos”.
Ana no fue visitada más que gracias a la postración, como está dicho: “Se postraron delante del Señor”. Los desterrados no se reunirán más que gracias a la postración, como está dicho: “Aquel día el Señor tocará el gran sofar... Volverán y se postrarán sobre la montaña santa en Jerusalén”. El Templo no se construyó más que gracias a la postración, como está dicho: “Exaltad al Señor nuestro Dios, postraos ante su montaña santa”. Los muertos no revivirán más que gracias a la postración, como está dicho: “Venid, postrémonos, inclinémonos, doblemos la rodilla delante del Señor que nos ha creado”. Hay otro monte en el que yació totalmente postrado el Mesías, y..., al tercer día, resucitó.
e l p a n n u e s t ro d e c a d a d í a Un día, Abrahán invitó a un mendigo a comer en su tienda. Cuando Abrahán estaba dando gracias, el otro empezó a maldecir a Dios Y a decir que no soportaba oír su Santo Nombre. Presa de indignación, Abrahán echó al blasfemo de su tienda. Aquella noche, cuando estaba haciendo sus oraciones, le dijo Dios a Abraham: «Ese hombre ha blasfemado de mí y me ha injuriado durante cincuenta años y, sin embargo, yo le he dado de comer todos los días. ¿No podías haberlo soportado tú durante un solo almuerzo?».
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arca de Noé
La a n c i a n a d e l a p l a y a Se encontraba una familia pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana, con sus canosos cabellos y sus vestidos sucios y harapientos, que decía algo entre dientes mientras recogía cosas del suelo y las introducía en una bolsa. Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la anciana. Cuando ésta pasó junto a ellos, inclinándose una y otra vez para recoger cosas del suelo, dirigió una sonrisa a la familia. Pero no le devolvieron el saludo. Muchas semanas más tarde supieron que la anciana llevaba toda su vida limpiando la playa de cristales para que los niños no se hirieran los pies.
conmigo mismo Hay una reveladora historia acerca de un monje que vivía en el desierto egipcio y al que las tentaciones atormentaron de tal modo que ya no pudo soportarlo. De manera que decidió abandonar el cenobio y marcharse a otra parte.
Un paciente, desesperado, le dijo al psiquiatra: «Vaya adonde vaya, tengo que ir conmigo mismo... iy eso lo fastidia todo!» Tanto aquello de lo que huyes como aquello por lo que suspiras está dentro de ti.
Cuando estaba calzándose las sandalias para llevar a efecto su decisión, vio, cerca de donde él estaba, a otro monje que también estaba poniéndose las sandalias. «¿Quién eres tú?», preguntó al desconocido. «Soy tu yo», fue la respuesta. «Si es por mi causa por lo que vas a abandonar este lugar, debo hacerte saber que, vayas adonde vayas, yo iré contigo».
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arca de Noé
Ante el Cristo de l a cl emencia de J. Ma rtíne z M ontañés Siento galopar la aurora que trae el amanecer a la grupa de la luna. Despacio, arroyo, no cantes que se despierta la brisa, saltándose los cabellos para jugar con tus cintas. ¿No reparas en la alfombra que la noche te ha tendido para ocultar mis pisadas? ¡Calla, junco, no te muevas! ¿Te extraña ver mis recuerdos pasar junto a orillas claras? Ya me acerco a ti, Señor. Ya mi amor es golondrina: tenues alas, vuelo blando..., tristeza, alegría, lloro, canto... ¿Incertidumbres? ¿Cómo te quiero? Interrogaciones mías que tiñen el horizonte de tintes color lucero.
Más, Señor, mírame más y sin decir nada dame saber para adivinar tu pena. Artífice de bellezas supo plasmar en tu boca el dolor y la plegaria. Y en tus ojos la tristeza de un amor que a fuego lento va consumiendo las almas. He de entrar por tus pupilas anchas, mirando el mar de tus ojos como a una ola mecer mis alas. Sentirme calar, derretirme poco a poco, haciéndome cuerpo tuyo de la superficie al fondo. Después, Señor, sólo quiero ver mi sombra en la sombra del madero. Ya miro con tu mirada hablándome Quejándote, yo me quejo de lo que padeces y por mí padezco.
jSilencio! Que la brisa duerme. Así, en silencio con tu amor, dueño de mis secretos, quiero ser tu confidente.
Y mientras la brisa duerme, los juncos y el arroyuelo, deja marcharse las noches con amaneceres lentos... C. S-Cañete Oria
La h u m i l d a d a l e j a al demonio
El diablo, transformado en ángel, se apareció a uno de los santos Padres del Desierto y le dijo: «Soy el ángel Gabriel y me ha enviado a ti el Todopoderoso». El monje replicó: «Piénsalo bien. Seguramente has sido enviado a otro. Yo no he hecho nada que merezca la visita de un ángel». Con lo cual, el diablo se esfumó y jamás volvió a atreverse a acercarse al monje.
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arca de Noé
La l o c u r a y e l a m o r Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos al escondite? La Intriga levantó la ceja, lógicamente intrigada, y la Curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: ¿Al escondite? ¿Cómo se juega a eso? Es un juego, explicó la Locura, en que yo os doy la espalda y me tapo la cara para no ver nada; luego, comienzo a contar desde uno hasta un millón. Mientras tanto vosotros os escondéis por ahí y, cuando yo termine de contar, me pongo a buscaros y al primero que descubra, le tocará ponerse en mi lugar para continuar así el juego. El Entusiasmo se puso a bailar, secundado por la Euforia; la Alegría comenzó a dar saltos hasta el punto de convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, que nunca se interesaba de nada. Pero no todos quisieron participar, como la Verdad, que prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse. Uno, dos, tres… comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre se tumbó tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, ya que cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la Belleza; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad; que si una rendija de un árbol, ideal para la Timidez; que si la ráfaga del viento, magnífico para la Libertad. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol.
El Egoísmo encontró un sitio muy bueno desde el principio, pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos, mientras la Realidad se escondió detrás del arco iris y la Pasión y el Deseo dentro de los volcanes. Al Olvido… se me olvidó donde se escondió, pero no importaba. Cuando la Locura iba por el 999.999, el Amor todavía no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. “Un millón”, grito la Locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza, a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre la Teología; y a la Pasión y el Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y, claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni qué buscarlo, solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De caminar sintió sed y, al acercarse al lago, la Locura descubrió a la Belleza, y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sin decidir dónde esconderse. Y así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris… (¡mentira!, porque ella estaba en el fondo del Océano), y descubrió hasta el Olvido, que ya había olvidado que estaban jugando a las escondidas. Pero…el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas... y, cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el AMOR es ciego y la LOCU RA siempre lo acompaña.
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testigos de la verdad
“La vida llama a la vida” E n t r ev i s t a a l a f a m i l i a O l í a s - S o l e r ( t re c e h i j o s ) Victoria Luque Vega
Ángel y Mari Carmen con los nueve hijos que están en su casa
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testigos de la verdad
a familia Olías-Soler vive en Paracuellos de Jarama (Madrid) desde hace dos años y medio. Confidencialmente me dicen que, en su casa, hay siempre mucho “jaleo”; nada extraño si tenemos en cuenta que Ángel y Mari Carmen tienen trece hijos, de los cuales nueve viven ahora con ellos, pues los otros cuatro ya están casados. Con cuatro nietos y en camino el quinto, esta familia es particularmente acogedora. Al final, tras la foto en el jardín, nos sentamos a degustar unas lonchas de jamón y queso, mientras unos tímidos rayos de sol nos tocan la cara; cosa extraña, en pleno invierno.
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testigos de la verdad Los Olías-Soler son nueve chicos y cuatro chicas, a saber: Juan (el mayor: 29 años), Ignacio, Francisco y María (mellizos), Javier, Miguel Ángel, Esteban, Carmen, Emmanuel, Luis, Yael, Raquel y Andrés (el pequeño: 9 años). “Trece hijos en el transcurso de dieciocho años”, comenta Mari Carmen, quien señala que para ella, sus hijos son “una auténtica bendición de Dios”. ¿Cuál es vuestra historia? ¿Cómo os ha enganchado el Señor para su viña?
Mari Carmen: Yo provengo de una familia cristiana, mis padres tenían una inquietud enorme por hallar respuestas al porqué de su existencia… Mi padre José María se tomaba la vida muy en peso, era un inconformista, siempre quiso que su vida se correspondiera con su fe. Fue cursillista (de los Cursillos de cristiandad) y ahí conoció a Kiko Argüello, el iniciador del Camino Neocatecumenal, que por aquel entonces también era cursillista… Un día llamó por teléfono a Kiko para que dirigiera una “ultrella” (convivencia de grupo) y sus padres le comentaron que ya no vivía allí, que estaba en una chabola en Palomeras. Mi padre fue a buscarlo, y Kiko le dijo: “Mira, Jose Mari, nadie da lo que no tiene; yo he venido aquí a buscar a Cristo y de aquí no me voy”. Mi padre quedó tan impactado que dejó Cursillos y comenzó a participar de esa experiencia nueva… Yo, desde los seis años, acompañaba a mis padres a la celebración de la Palabra y de la Eucaristía en las barracas. Entonces no tenía capacidad de análisis y contemplaba esa experiencia religiosa como hacen los niños, acogiéndola en el corazón. Cuando crecí, vi la acción del Espíritu Santo entre los pobres.
Ángel: A mí, mis padres me transmitieron la fe en un contexto católico de misa los domingos, bendición de la mesa, colegio religioso, hasta que entré en la Universidad; pero la fe de mis padres llegó un momento en que se me había quedado pequeña: eran los últimos años de la época de Franco, había mucha agitación social y política, y creo que, existencialmente, algo cambió dentro de mí. No me convencía esa forma de ver la Iglesia que me habían inculcado mis padres, los curas…; así que en esa crisis de valores, existencial, me alejé de la Iglesia, aunque permanecía en búsqueda constante a través de la cultura, de los estudios, de la política...; tenía una inquietud de solidaridad social muy grande… Así estuve hasta que, aparentemente por casualidad (pienso que las casualidades no existen, sino que todo forma parte de la historia de salvación de Dios para cada uno), un amigo me invitó a acompañarle a unas catequesis. Fui a regañadientes (tenía 19 años), y aquello cambió radicalmente mi vida. Escuché una serie de cosas que jamás había oído antes; se me presentó una imagen de lo que era la Iglesia que yo desconocía. Pensé: o lo que me han transmitido hasta ahora tiene poco que ver con la Iglesia de Cristo, o esto es otra cosa distinta… No sé si son herejes, cismáticos; pero esto me convence y lo anterior no. Entonces no se llamaba ni siquiera Camino Neocatecumenal; corría el año 1976 y, por entonces, era Papa Pablo VI. Después conocí a Mari Carmen, nos hicimos novios y me empapé muchísimo de lo que fueron los comienzos del Camino, porque su familia tenía mucha relación con KiKo Argüello.
A N U E S T R O S H I J O S LO S H E M O S R E C I B I D O C O M O U N A AU T É N T I C A B E N D I C I Ó N , C O M O U N R E G A LO D E D I O S PA R A N O S OT R O S (MA R I CA RME N) 8
testigos de la verdad Supongo que os preguntarán muchas veces, por qué tenéis trece hijos.
Ángel: Sí. Hubo un momento determinante en nuestra vida matrimonial que nos hizo reflexionar profundamente sobre el hecho de estar abiertos a la vida. Y fue que nuestro tercer hijo murió al nacer. Nació, vivió tres minutos y se murió… Aquello fue como una sacudida, te quedas sorprendido… LLegamos a la conclusión de que el Señor era el dueño de la vida y de la muerte, de que nosotros no teníamos ningún poder para dar la vida ni para conservársela a nadie… En ese sentido, muchísimo antes de que en el Camino se empezase a hablar de esta concepción de estar abiertos a la vida (no como un moralismo ni como una ley, sino como una disposición de estar abiertos a la voluntad de Dios, en definitiva, también en muchos otros ámbitos), ya nosotros habíamos asumido esa verdad. Esta experiencia nos llevó a estar dispuestos a salir de misión, poco tiempo después, adonde Dios quisiera.
Mari Carmen: Cuando murió este hijo me di cuenta, parecerá una perogrullada, que nacemos para morir, que la muerte forma parte de la vida y que yo no la controlo. Recuerdo que cuando llegué del hospital, miraba a mis dos hijos mayores y pensaba: “Entonces, habéis nacido para morir”. Fui consciente de algo que racionalmente es tan evidente: nacer para morir. Fui consciente de que, si no teníamos una respuesta ante la muerte, todo era absurdo: era un absurdo casarse, era un absurdo tener hijos… Así me di cuenta de que mis hijos nacían para la vida eterna. Y tuve una experiencia personal muy fuerte con Cristo resucitado. En mi interior Él me decía: “Tú no entiendes nada, pero entenderás”. Tuve la certeza de que mi hijo había sido llamado para la trascendencia. Yo a mis hijos les procuraré comida, vestido, estudios, todo el amor del que sea capaz…; pero han nacido por una razón fundamental, porque existe la vida eterna.
Ángel Olías y Mari Carmen Soler con nuestra periodista Victoria Luque y su marido
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testigos de la verdad Cuando alguno tiene una crisis de fe (quizás parezca fundamentalista lo que voy a decir, pero quiero que lo comprendan), les digo: “Prefiero verte muerto que perdido. Tú has nacido porque eres hijo de Dios, has nacido para la Vida junto a Él: no malgastes este legado precioso que tienes”.
M a r i C a r m e n va d e s g ra n a n d o u n a a u n a l a s m a rav i l l a s q ue e l Se ñor ha hecho con ellos ¿Qué podemos decir nosotros de nuestro Padre Dios? comenta M. Carmen, en un susurro: Pues que ha sido bueno, buenísimo… Nos lo ha dado todo, por ejemplo, esta casa. Nosotros hemos estado viviendo quince personas en un piso en Tres Cantos (un barrio de Madrid) hasta hace algo más de dos años; nos organizábamos en literas de tres, pero iban creciendo… hasta que el Señor permitió que nos concedieran la hipoteca de esta casa, algo insoñable para nosotros (tiene 400 metros cuadrados más el jardín). Pues mira, ahora nos podemos reunir toda la familia, somos veintitantos a comer todos los domingos… También podría decirte que efectivamente el sufrimiento existe, que tenemos que aceptar ser criaturas, y que es maravilloso vivir sabiendo que tienes un Padre que te cuida. Mis nietos, por ejemplo, no se plantean el interrogante: ¿mamaré mañana? No, ellos duermen plácidamente en la confianza que tienen en sus padres… Esto mismo es lo que yo he conocido a través de Jesucristo: el profundo amor que nuestro Padre nos tiene a cada uno de nosotros.
Ángel Olías en el jardín de su casa
Y para redondear la reflexión, Mari Carmen desvela lo más íntimo de sí misma: Las dos cosas que siempre he querido conquistar en mi vida, las he encontrado en Cristo Jesús: el ser querida y querer, y el ser libre… Es impresionante que ni el amor de los padres, ni el amor conyugal (aunque es reflejo del amor de Dios) son perfectos; ninguno te sacia completamente. Sólo Cristo me ha dado el amor y la libertad que yo buscaba. Verdaderamente está vivo y resucitado.
H AY TA M B I É N U N A C AT E Q U E S I S P L Á S T I C A , “ V I VA” , Q U E T Ú P U E D E S D A R A L M U N D O : L A D E LO S H I J O S (ÁNGEL) 10
testigos de la verdad Después de la muerte de vuestro tercer hijo, vosotros decidisteis poneros al servicio de la Iglesia, para anunciar el Evangelio allí donde se necesitara; estuvisteis como itinerantes en las diócesis de Murcia, Alicante y Albacete; después en Costa Rica y, como familia en misión, en Venezuela.
En la itinerancia estuvimos, desde el año1982 hasta 1990, año en que regresamos a España. Pero, da igual donde se esté. Sabemos que, simplemente, por ser una familia grande, estamos abiertos a dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos la pida. Hay una cosa muy curiosa, de la que me he dado cuenta con el paso del tiempo, es que yo pensaba que para anunciar el Evangelio (aparte de las obras; lo dice San Pablo: “la fe viene por la predicación”), había que escuchar y anunciar. Toda la Escritura está jalonada por esta idea: “Escucha, Israel”, “anúnciaselo a los de corazón cansado”, “espabila el oído”; pero hay también una catequesis plástica, “viva” (y no uso esta expresión como una metáfora) que tú puedes dar al mundo: la de los hijos.
D E A LG U N A M A N E R A N O S OT R O S E S TA M O S R E F L E JA N D O P Á L I D A M E N T E L A LU Z QUE HEMOS R E C I B I D O, Q U E N O E S N UE ST RA . U NA S V ECES R E F L E J A M O S LU Z , OT R A S V E C E S L A AB S OR BE MOS C OMO U N AG U J E R O N E G R O (Á NGE L)
Así, hubo un tiempo, cuando regresamos de una itinerancia, en que fueron cientos, y no exagero, las personas que –literalmente— llamaban a nuestra puerta; se nos acercaban en la guardería, en el colegio; nos buscaban para preguntarnos, para hablar con nosotros, y no te abordaban diciéndote: “¿Vosotros creéis en Dios? ¿Por qué estáis en la Iglesia?”, sino que la llave que abría la conversación era: “¿Tenéis trece hijos? ¿Cómo es esto? Me gustaría conoceros”. Y a partir de ahí, venían a casa, charlábamos, tomábamos café… Y nos veían en nuestra realidad, como somos, sin ese halo de santidad, que a veces creen que tenemos… Es como aquella comparación de los Padres de la Iglesia, sobre la luna: que da luz, pero no es una luz propia, sino reflejada; y, si te acercas mucho, ves que la luna está formada por una materia gris, inerte, volcánica… “Vosotros sois la luz del mundo”, dice Jesús, pero en otro momento dice de forma más solemne: “Yo soy la luz del mundo”. De alguna manera nosotros estamos reflejando pálidamente la luz que hemos recibido, que no es nuestra. Unas veces reflejamos luz, otras veces la absorbemos como un agujero negro y lo único que la gente ve es oscuridad, cabreos… Esto me parece importante para no dar una imagen distorsionada de lo que es ser un cristiano. Digo esto porque existe una idea muy moralista entre la gente que no va a la iglesia, de que para ser cristiano tienes que ser bueno, purísimo, sin ningún tipo de defecto, pecado… Pues no es así: nos enfadamos, se nos escapa algún insulto, y a lo mejor estás sin hablarle a tu mujer dos días; sin embargo, junto a esto, hay otra realidad, y es que nosotros estamos recibiendo todos los días, y somos conscientes de ello, una cantidad enorme de bendiciones del Señor. Y esto, también se trasluce, de alguna manera. Esta ambivalencia, que no somos santos de altar ni bichos raros, puede llamar a la fe a aquellos que no la tienen.
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testigos de la verdad Mari Carmen: En nuestra casa hemos aprendido a pedir perdón y a perdonar, todos los días. Y no cabe duda de que estos hijos son una bendición, lo digo absolutamente convencida, porque se cumple el salmo: “Los hijos son como flechas en manos de un guerrero, cuando llame el enemigo a tu puerta, no temerás”. Para mí, mis hijos han sido los hilos que me han sujetado a la cruz y, gracias a eso, yo he experimentado que la cruz es gloriosa. Y vosotros, ¿qué decís? ¿Cuál es vuestra experiencia de hijos, entre vosotros mismos, y con vuestros compañeros de clase, amigos…?
Juan (el mayor): En mi caso personal, no lo pasé bien…Los críos en cuanto ven algo distinto lo machacan, tanto si eres pelirrojo, como gordito o tienes doce hermanos… Esto me hizo sufrir bastante, porque veía que éramos muchos hermanos, que rezábamos laudes los domingos, que íbamos a la eucaristía los sába- Mari Carmen Soler en su casa dos por la noche… Años después usé mi libertad como quise y tuve momentos de mayor sufrimiento… YO N O S OY En esta familia he experimentado el perdón, la conviN ATA L I S TA , vencia; nosotros somos una piña, estamos bastante unidos, a pesar de todos los jaleos que hay, a veces, E N E L SENTIDO entre nosotros… Yo, ahora, tengo una meta clara, M O R A L I S TA D E tengo una experiencia de la actuación del Señor en mi D E C I R Q U E H AY Q U E vida, en el sufrimiento y, por supuesto, estoy orgullosíTENER MUC HOS simo de mi familia, y le doy gracias a Dios por donde H I J O S . N O. H AY Q U E he nacido y por todo lo que el Señor me ha dado.
T E N E R LO S H I J O S Ángel: Yo quisiera apostillar algo —que les he oído QUE DIOS TE DÉ decir a ellos en casa—: indudablemente, nuestra fami(Á NG EL) lia es distinta a muchas otras del colegio, por ejemplo; pero también es cierto que hay otros ambientes con los que ellos se identifican y se encuentran cómodos. Así, cuando van a casa de sus primos (nuestra macrofamilia está formada por sesenta y tantos primos), o a casa de cualquier familia con hijos de nuestra comunidad, o de otras comunidades, ellos ven que comparten la misma forma de vida, los mismos problemas, situaciones semejantes… y esto los conforta. Quisiera añadir que allí donde estés, eres cristiano, y esto se lo estamos transmitiendo a nuestros hijos, y qué duda cabe de que se está gestando un pueblo –cristiano—, una nueva cultura… No es ya una familia rara que tiene hijos, sino que ya somos muchas.
testigos de la verdad Luis: Yo quiero decir que en el colegio siempre se han metido mucho conmigo, y tener tantos hermanos que me han venido a defender, ¡eso es lo que más mola de todo! (risas).
Me da la impresión de que no se tienen más hijos porque estamos acogotados por el miedo, no nos fiamos de Dios, tenemos miedo al futuro, a no poder darles una educación…
Mari Carmen: Detrás de lo que está diciendo hay una historia muy dura de acoso escolar. Gracias a Dios, Luis ya ha dejado atrás todas las secuelas que tuvo, que fueron graves; y ahora este hijo nuestro tiene una sensibilidad enorme con todo el que sufre… El Señor, de cualquier mal, saca el bien.
Mari Carmen: No cabe duda de que la paternidad y la maternidad son la mejor escuela de amor y generosidad. Cuantos más hijos tienes, más estás saliendo de ti mismo. En esto no hay medallas, no hay mérito, es pura gratuidad de Dios; pero sí que es verdad que te tienes que poner en sus manos, y cuando te pones a tiro, cuando le dices “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”, el Señor te coge la palabra ¡y haces su voluntad!, efectivamente (risas). Podemos decirte que ha habido docenas de matrimonios que se han animado a tener un hijo más, mirándose en nuestra familia; han visto que los hijos no son una “maldición”, que se puede, que Dios está detrás, que no te mueres… Y ésta ha sido la alegría de su vida. La vida llama a la vida, esto es así.
Carmen: Yo soy la octava de la familia, y soy muy orgullosa: perdonar me cuesta, pero muchísimo más me cuesta pedir perdón; y con mis hermanos muchas veces me he tenido que humillar e irles a pedir perdón… Y ahí yo veo mi salvación, porque descansas. ¿Saben vuestros compañeros de clase que sois cristianos?
Carmen: Sí, en mi colegio todos lo saben. Tengo una amiga que tiene una relación con sus padres muy mala, y el año pasado yo le ofrecí lo mejor que tengo, haber conocido a Dios, y así se lo dije… Yo no puedo hablar con sus padres, pero sí puedo ayudarla a ella, la invité a hacer las catequesis y ahora está en una comunidad.
E S TA A M B I VA L E N C I A , QU E N O SOMOS S A N TO S D E A LTA R N I B IC HOS R AR OS , PU ED E L LA MA R A L A FE A A Q U E L LO S Q U E N O L A TI EN EN (Á NG EL)
Ángel: Yo no soy natalista, la Iglesia Católica no es natalista en el sentido moralista de decir que hay que tener muchos hijos. No. Hay que tener los hijos que Dios te dé; si Dios te da uno, pues uno: ¡esa es la voluntad de Dios! Y si te da trece, pues trece. Juan: Yo quiero contar una anécdota: Al salir de una eucaristía, íbamos en el coche diez hijos, más los padres (no cabíamos…), y en un semáforo, el del coche de al lado empezó a contarnos con el dedo, y a decirle a su acompañante, haciendo gestos con las manos: ¡diez!; y yo, sin arredrarme, empecé a contarles a ellos, también con los dedos, y dije, gesticulando, enseñándoles dos dedos, y mirando a mis hermanos: ¡dos! ¡Los raros son ellos! ¿Por qué vamos a serlo nosotros?
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si hoy escucháis su voz
Bienaventurados los limpios
de corazón porque ellos
verán a Dios D e l a r a z ó n a l a Ve r d a d César Allende García
“ Lo s d e c o r a z ó n l i m p i o s o n d i c h o s o s y b i e n a ve n t u r a d o s ; q ue tod o s sus c uid a d o s l e va n t a r o n a f i n e s t a n g l o r i o s o s , c o m o a g ra d a r a l q u e s u s c u l p a s q u i t a ; p o r q u e v e r á n a D i o s, l u z i n f i n i t a ”. A rc á n g e l d e A l a rc ó n . ( Fra g m e nt o d e l p o e m a ” S o b r e l a s o c h o B u e n a v e n t u r a n za s ” )
er a Dios y quedar con vida era imposible, según una de las creencias más arraigadas de Israel (Ex 33,18-20). Si la confrontamos con la Bienaventuranza que el Señor nos propone, saltan a la vista tanto cierta continuidad entre la Antigua y la Nueva Alianza como sus profundas diferencias. Jesús de Nazaret es el vértice y plenitud de los dos Testamentos.Sabido es que la afición por la limpieza era proverbial en Israel, sobre todo entre las clases dirigentes. La pureza legal y ritual llegaba a extremos increíbles: como que daba la vuelta y pervertía el orden querido por Dios al darles la Ley, que es santa y buena (Rm 3,31; 7,12ss).
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si hoy escucháis su voz
acondicionamiento d e l c o ra z ó n En esta Bienaventuranza se encierran muchas cosas, de entre las cuales no son de menor importancia la presencia de lo viejo y lo nuevo, y una maravillosa propedéutica para el conocimiento, amor y goce de Dios, fuente de todo bien y de toda felicidad. Y en el punto álgido, según me parece, está la cuestión, eterna y hodierna, nada menos que de la relación (de semejanza y diferencia) entre la razón y la Verdad. Jesús, que tan bien nos conoce, empieza siempre por “Felices de verdad”. No es una mera fórmula introductoria, sino ante todo delicada forma —y sabia, muy sabia— de atraernos a sus palabras: las dos Alianzas, lo viejo y lo nuevo, la razón y la Verdad, lo de fuera y aparente, y lo de dentro y auténtico no son más que esos dos hombres que somos todos y que conviven en la misma cosa de nuestra única persona, compartiendo la misma carne y el mismo espíritu, si bien no siempre en buena vecindad (Rm 7,25b; 8,5). Pablo entró de lleno en la comprensión de esta Bienaventuranza: “No somos deudores de la carne para vivir según la carne, pues, si vivís según la carne moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis (Rm 8,12-13). Hacer morir, dar muerte o mortificar es un ejercicio de limpieza o acondicionamiento del corazón, necesario de todo punto para que en él se instale, como en residencia habitual, el Espíritu de Jesús Resucitado. Entre los términos “verán” y “los limpios”, que usa Mateo, se da la misma relación que establecemos nosotros cuando decimos: “después de operarme lo veo todo estupendamente”. Le ocurre al corazón lo que a los ojos: a éstos les salen cataratas y aquel se va rodeando de un tejido gravoso que acaba por esclerotizarlo, impidiéndole amar, que es lo suyo propiamente. También puede endurecerse rápidamente, casi de la noche a la mañana; aunque no es lo más frecuente.
sentado a la diestra d e D i o s ¡Si hiciéramos caso al Señor! “Procurad que vuestros corazones no se apeguen con la crápula y las preocupaciones de la vida” (Lc 21,34). San Pablo, por su parte, es igualmente claro; hablando de los gentiles, les dice a los romanos: “Su insensato corazón se entenebreció, por cuanto habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios” (Rm 1,21).
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E S TA C I R C U N C I S I Ó N D EL COR AZ ÓN ES UN DON D E DI OS Y UN A OBR A QU E E L M I S M O PA D R E H A R Á E N N O S OT R O S POR MANO D EL ESPÍRITU, Q U I E N , C U A L S O L Í C I TO D UE ÑO DE LA VI D , L A P O DA , L A L I M P I A Estas tinieblas son la imposibilidad real de conocer y ver a Dios. En 2,5 habla de la dureza e impenitencia del corazón; y en 2,29 les escribe acerca de la circuncisión del corazón. Si está incircunciso, embridado por las ocupaciones y preocupaciones de este mundo, no puede elevarse a las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios (Col 3,1-4); y de este modo el hombre se ve obligado a mirar al suelo, inmerso en un horizonte sin trascendencia, creyendo que lo que ve así es lo único que existe, confundiendo lo que se le aparece con lo que es en verdad. Por el contrario, si el corazón está en la verdad, se mueve en el amor de verdad, encontrara el aquietamiento que procede de Dios; pues aun cuando nos acuse y reprenda, Dios es mayor que él y lo conoce todo. Por la gracia de Dios tenemos puesta en él la confianza (1Jn 3,19-21). Es más: el punto capital de cuanto venimos diciendo es que “tenemos un Sumo Sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos (…), Mediador de una mejor Alianza. Esta es la Alianza: mis leyes en sus mentes, grabadas en sus corazones (…) porque me apiadaré de sus iniquidades y de sus pecados ni me acordaré ya“ (Hb 8,1-13). ¿Cómo Dios habría llevar de cuenta de nuestros pecados, si fueron lavados por la sangre de su Hijo? (1Jn 1,7).
si hoy escucháis su voz
en la esperanza y l a Ve r d a d Limpio de corazón, ve bien para caminar en la luz, estando en comunión unos con otros y obrando conforme a la verdad (1,6). Quien vive así vive en la esperanza y en la Verdad: es bienaventurado porque se abre ante él un futuro de eternidad, donde Dios será conocido tal cual es; y mientras tanto, esta misma esperanza nos purifica, nos limpia como Él es puro y limpio (1Jn 3,2-3). Esta “peritomé cardías” (Rm 2,29) o circuncisión del corazón es un don de Dios y una obra que el mismo Padre hará en nosotros por mano del Espíritu del Señor, cual solícito dueño de la vid, que la poda, la “limpia” para que dé fruto mayor y mejor (Jn 15,2). El pensamiento de Pablo y Juan son confluyentes: de un corazón limpio brota la fe y de ésta la justificación (Rm 10,10) y el punto espléndido del Amor a Cristo, que supera cualquier felicidad, pues es un “gozo en plenitud” (Jn 15,11). Ante todo es un don de Dios, no resultado de una ascesis o esfuerzo ético propio de grandes espíritus. Y como don, mira al ser sobre todo: lo que no cabe no entra; es una experiencia común y persistente. No así en el don de Dios. Siendo Él infinito cabe en el corazón de los pequeños, de los “nepioí”: basta que esté limpio.
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si hoy escucháis su voz PA R A PA S A R D E L A R A Z Ó N A L A V E R DA D , D E B E L A PA L A B R A D E D I O S HA B E R P U RI F I CA D O N U ES TRO C ORA Z ÓN D E TA L M O D O Q U E limpios por l a Pa l a b r a V EA MOS A DI OS: La ética tiene un discurso de compromiso, QUE SEAMOS esfuerzo y cumplimiento de lo normaC A PAC E S tivo y legal. Sin embargo (y reconoD E C ONOC ER ciendo el valor que lo ético tiene —qué duda cabe—), en términos cristianos el L A R E A L I DA D discurso reza así: “Vosotros ya estáis AU T É N T I C A
limpios por la Palabra que os he hablado; permaneced en mí y que mis palabras permanezcan en vosotros”(Jn 15,3; 15,7), de modo que, ”habiendo purificado vuestras almas en la obediencia a la verdad para un amor fraterno no fingido, os améis de corazón, intensamente, unos a otros como reengendrados… por la Palabra de Dios, vivo y eterno” (1P 22,23). Y, por si quedara alguna vacilación, añade Pedro: “Y esta es la Palabra que os fue comunicada por el Evangelio”; o sea, el Evangelio de Mateo 5,8, palabra viva y eficaz. Tajante espada que, cortando por ambos lados, separa, discierne y enjuicia. La Palabra es viento recio que belda en la era, separando el trigo de la paja, poniéndonos en la obediencia de la verdad, o en el lado opuesto.
Todo el que es de la Verdad escucha esta Palabra. Su juicio está en que lleva a la razón a sus cotas más altas, la potencia en orden al conocimiento de la realidad auténtica de las cosas, superando al docentismo, pariente cercano del relativismo, personajes que gozan de prestigio en nuestros días.
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Pilato es la razón práctica, utilitarista, que se atiene a lo que puede conocer experimentalmente y, desde estos supuestos, controlarlo y manipularlo todo. Esta razón se extiende tanto al ámbito de los principios ontológicos y éticos, como a los antropológicos y anímicos. Jesús, por el contrario es la Verdad, con pretensiones de salvación en el Amor y en la Esperanza. Pues es en la existencia personal donde las proposiciones “racionales” de la lógica se transforman en vitalmente globales.
nacer o t r a ve z Quiero decir que en cualquier asunto, más importante que tener razón es tener la verdad; y lo decisivo es que la verdad nos tenga a nosotros. Para pasar de la razón a la Verdad debe la Palabra de Dios haber purificado nuestro corazón de tal modo, que veamos a Dios: que seamos capaces de conocer la realidad auténtica, que es de estructura relacional: en su interior, y sin confundirse con ella, se patentiza la presencia de Dios, como su fundamento y razón de ser.
si hoy escucháis su voz EL AN TI HU MA N IS MO MODERNO SE E S FO R Z Ó E N P R O PA L A R L A IDEA DE QUE EL HOMBRE NO E S OT R A C O S A QU E UNA ESTRUCTURA VAC Í A Q U E A N D A POR EL MU ND O D IC IE ND O Y H AC I E N D O C O SA S , SIN MÁS H ORI Z ONT E D E L L E G A DA QUE LA N IE BL A NE G RU Z CA D E UNA D E F I N I T I VA D I S O LU C I Ó N
Esta Palabra, que lleva la razón a la Verdad, se explica a sí misma en dichos como: “El que busque su vida la perderá; pero quien la pierda por mí la ganara”, o “Amad a vuestros enemigos”, o también ”Lázaro, sal de la tumba”; o si se prefiere, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”; también “siendo Él Dios, se abajó y despojó de su rango divino, haciéndose como uno de tantos; el esclavo de todos”, y de igual modo “tenéis que nacer otra vez”, o bien, ”quien tenga sed, venga a mí y beba; de su corazón brotará vida para siempre”. Pasar a la Verdad, no quedarse en la apariencia, es pasar a ver a Dios, que es tanto como encontrar la respuesta a “¿cuál es mi verdad?”. Es cierto que somos una pretensión de felicidad, que vive dramáticamente la cohabitación de dos hombres en el interior: viejo y nuevo; carnal y espiritual; es cierto que somos un cuerpo de muerte (Rm 7,24) que pelea contra la apetencia al bien. Esto es así, pero ¿solo somos esto?
devolverle lo que e s s u yo El antihumanismo moderno se esforzó en propalar la idea de que el hombre no es otra cosa que una estructura vacía que anda por el mundo diciendo y haciendo cosas, sin más horizonte de llegada que la niebla negruzca de una definitiva disolución. ¡Pero no! El Señor en el Monte nos ha mostrado el acceso a la verdadera realidad que nos constituye. No somos, desde luego, una mera frase que se articula y desarticula en medio de las cosas, somos, por la Palabra de Dios, hijos suyos en su Hijo único, que vive en nosotros. De esta condición profunda de ser, brota una actitud correspondiente hacia Dios: un culto “lógico”, verdaderamente razonable, propio de la persona que somos. Al Dios que nos ama le devolvemos así lo que es suyo. Es lo justo: así lo ha explicado el Papa en su mensaje para esta Cuaresma. La justicia que Dios quiere es la que el Señor realizó: cumplir su voluntad, para que ”purificados por el Espíritu Eterno… rindamos culto al Dios vivo” (Hb 9,14), “acercándonos con sincero corazón, en plenitud de fe, limpios los corazones de mala conciencia… al que es fiel autor de la Promesa” (Hb 10,22-23). ¡Qué consuelo pensar que nuestros padres desde esa misma fe, con los ojos puestos en la recompensa veían el día del Señor Jesús, y se alegraban en él! Esto fortalece nuestro ánimo para no desfallecer (Hb 12,2-3), mirando fijamente a Jesús sentado a la diestra de Dios; como el primer mártir, Esteban. En verdad, los santos con su vida nos dan la clave de la nuestra, pues no en otra cosa consiste la santidad sino en el gozo que nos da el Espíritu Santo, sin el cual “nadie podrá ver al Señor” (Hb 12,14).
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si hoy escucháis su voz ¡S I H I CI ÉR AMOS CAS O A L S EÑ OR ! “ PR OCU RA D QUE VU ES TR OS C ORA Z ON ES N O S E A PEGU EN CON LA CR ÁPU LA Y L A S P R E O C U PAC I O N E S D E L A V I D A”
Nosotros no hemos visto al Señor y, sin embargo, lo amamos; queremos amarlo: queremos el oráculo de Ezequiel (36,24-28) en nuestra alma: ser purificados con agua pura, para que la santidad de Dios Padre se manifieste a la vista de las naciones; deseamos la Alianza nueva de Jeremías. Deseamos lo que Dios más desea: que habitemos la tierra que nos tiene prometida. Esta es la forma que Dios tiene de ser Santo, o sea, feliz del todo: siéndolo nosotros. Para nosotros, que somos débiles y nuestro corazón tiembla ante el pecado y la muerte, Dios ha pensado un remedio eficaz: renovarnos por dentro con un Espíritu de firmeza, como David le pidió, respondiendo a la pregunta del profeta: “¿Quién es el que se jugaría la vida por llegarse a mí?” (Jr 30,21).
vé ante mis ojos, d ulce J esús Y… junto a la Cruz estaba la Madre de Jesús. Transido su corazón por una espada de mil dolores, María Santísima tuvo la dicha de ver morir a su Hijo. Dicen que cuando una madre asiste a la muerte de un hijo, muere con él. Así también Maria. Y con Él resucitó, y con Él está en el cielo, viendo a Dios, para que en ella tenga pleno cumplimiento la palabra del Apocalipsis: Los siervos de Dios, en la Jerusalén celeste, “verán su rostro y llevarán su nombre en la frente (22,3-4). ¿Quién más siervo de Dios que su esclava y Madre? ¿En qué frente lucirá más y mejor el nombre de Dios que en la de María?
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Camino de Emaús, Cleofás y su acompañante ven a Jesús hacer primero un signo con la Palabra, que luego repetiría con el pan: fraccionarla y dársela (Lc 24,27-32). La explanación de las Escrituras, la fracción de la Palabra, hace arder el corazón de los discípulos. La Palabra resucitada abrasa y purifica el corazón por la palabra dicha, y prepara así para ver a Dios en Jesús, y a Jesús como Dios, poco después en la mesa. Y otra vez: ¿Qué corazón mejor preparado que el de nuestra Señora? También ella podría haber recitado aquellos versos enamorados: “Véante mis ojos, dulce Jesús bueno, véante mis ojos, muérame yo luego”. Para esta generación de hoy, estancada y atrincherada en la razón relativista, de menguado empuje, Dios ha encendido en el cielo una estrella, de luz radiante y esplendor de madrugada. La razón de hoy también puede esperar, con María, la gozosa liberación de los hijos de Dios en la Verdad. Por eso, bajo su dulce amparo y amor, como en los primeros tiempos, la Iglesia entera ora al Padre: “Señor Padre Santo, Tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu Palabra; así con mirada limpia contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro”. Amén. (Oración colecta de la misa de la Transfiguración del Señor).
Q U E R E M O S A M A R LO , S E R P U R I F I C A D O S C O N AG UA P U R A , PA R A Q U E L A S A N T I DA D D E D I O S PA D R E S E M A N I F I E S T E A L A S N AC I O N E S
Las Dominicas Contemplativas de Palencia vamos a celebrar unas convivencias, con la intención de poder ayudar de algún modo en su discernimiento a aquellas jóvenes que están a la escucha de la misión a la que el Señor las llama en la Iglesia. Será un fin de semana a elegir (del 2 al 4 o bien del 9 al 11 de Julio), para compartir con nosotras la Liturgia, la Palabra y la Comunidad y así poder experimentar lo que dice el salmo: “Dichosos los que viven en tu casa, siempre cantan tus amores”. Sabemos por experiencia propia las dudas y temores que asaltan cuando una comienza a oír la voz del Señor, o cuando aún no se sabe qué es lo que el Señor te tiene preparado. Por eso, abrimos nuestra casa y nuestro corazón para que el tuyo pueda escuchar Su Voz. ¿Vendrás? Más información e inscripciones:
si hoy escucháis su voz
Pentecostés, culminación de
Pascua
Juan Javier Flores Arcas Rector del Pontificio Ateneo de San Anselmo, Roma
l año litúrgico puede describirse como el conjunto de celebraciones con que la Iglesia vive anualmente el misterio de Cristo; es por tanto el año del Señor, del Kyrios glorioso, del Cristo resucitado que está presente en medio de su Iglesia, con la larga historia que lo precede y lo acompaña. Tiene su centro en la Pascua anual, todo brota de ella y todo tiende a ella.El continuo celebrativo pascual debe ser punto de partida de toda reforma del año L A V I C TO R I A litúrgico. No existe más que un PA S C UA L ciclo que es el pascual, junto al D E C R I S TO cual hay que poner otros ciclos M AR CA colaterales. La Pascua de Cristo L A V I DA se sitúa en el centro de la acción Y LA litúrgica, de ahí que toda espiritualiE S P I R I T UA L I DA D dad cristiana deba ser una espiriD EL CR IS TI AN O tualidad pascual, es decir una espiY EN ÉL ritualidad polarizada por el hecho C O N T E M P L A M O S N U ES TRA divino de salvación, por el misterio PROPIA pascual vivido por Cristo y celebraV I C TO R I A do memorialmente por la Iglesia.
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L A PA S C UA E S E L C ONT IN U O C E L E B R AT I VO DEL AÑO LI TÚ RG IC O
E l M i s t e r i o Pa s c u a l c o m o o r i g e n , c o nt e n i d o y p re s e n c i a p e r m a n e n t e d e l a c e l e b ra c i ó n l i t ú rg i c a La celebración litúrgica, en la celebración de los sacramentos, en la oración de las horas, en los sacramentales, reactualiza constantemente el misterio pascual de Jesucristo. Partiendo de que el centro culminante de todo el año litúrgico es el santo Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, preparada en la cuaresma y continuada en el tiempo pascual, todo el ciclo del año se debe organizar a partir de él. Los tres días del Triduo pascual condensan todo el misterio pascual de Cristo. Los cristianos estos tres días santos imitan sacramental y miméticamente a Cristo. No otra cosa pretenden los ritos especiales que acompañan las celebraciones de estos días: el lavatorio de los pies del Jueves Santo quiere ser la sacramentalización del Evangelio proclamado; la vigilia de oración hasta la medianoche del mismo día pretende introducirnos contemplativamente en los sentimientos de Cristo cuando iba a pasar de este mundo al Padre. La adoración de la cruz el Viernes Santo nos lleva directamente al Gólgota, donde muere Cristo junto a Juan y su Madre. El silencio del Sábado Santo es reposo sabático, es el día después, como el vacío que queda en una familia el día siguiente de enterrar a un ser querido. Pero en la noche más grande del año, la “noche dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino” (Pregón Pascual), rompemos el duelo para celebrar el paso de la muerte a la vida.
Pa s c u a : u n a e s p i r i t u a l i d a d p e nt e c o s ta l Los cincuenta días de pascua son una fiesta del Espíritu Santo. Se destacan el primer y el último día, es decir, el Domingo de Pascua y el de Pentecostés. Se ha querido restituir a este tiempo la unidad original, dado que los cincuenta días que van del Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún como un gran domingo. Una unidad a recomponer, sin demasiadas fiestas intermedias hasta que el Domingo de Pentecostés concluya este sagrado tiempo con la conmemoración de la donación del Espíritu Santo derramado sobre los Apóstoles, el comienzo de la Iglesia y el inicio de su misión a todos los pueblos, razas y naciones.
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si hoy escucháis su voz El tiempo pascual es como un gran domingo que dura cincuenta días, todos ellos festivos y gloriosos. Se subraya especialmente el primer y el último día, es decir el santo día de Pascua y el día cincuenta que concluye todo el tiempo con la solemnidad de Pentecostés. La Misa vespertina de la vigilia del día cincuenta recuerda como Dios ha querido “que celebráramos el misterio pascual durante cincuenta días” por lo que se pide renovar el prodigio de Pentecostés, para que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio del mismo Espíritu. La solemnidad de la Ascensión del Señor no interrumpe esta unidad. Se trata de cincuenta días que anticipan la felicidad de los tiempos victoriosos.
Dice San Agustín: «Cree en el Cristo nacido de la carne y llegarás al Cristo nacido de Dios, Dios junto a Dios». La Sagrada Liturgia nos propone todo el Cristo en todas las condiciones de su vida, desde su nacimiento a su muerte en Cruz, su ascensión y su resurrección con el envío del Espíritu Paráclito. No existe más fiesta que la fiesta que celebra a Cristo, encarnado, muerto y resucitado por nosotros. La liturgia como fiesta o la fiesta de la liturgia celebra a Cristo que se encarnó, que murió y que resucitado vive eternamente junto al Padre eterno.
E l n u evo c u l to en Cristo RESUCITADO
¿Una fiesta del Espíritu Santo? El Espíritu Santo no tiene una fiesta concreta, como no la tiene el Padre eterno. La liturgia celebra eventos salvíficos, hechos concretos y no ideas. Con la Encarnación de Cristo, con su aparición en carne humana en medio de los hombres, tiene inicio la liturgia cristiana, en sentido estricto y concreto. Hasta entonces había prefiguraciones, preparaciones y anticipaciones. Una vez que Cristo ha nacido, ha nacido también la liturgia cristiana.
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Es el Espíritu Santo el que desde la Palabra de Dios, viva y eficaz, se convierte en el vivificante de cada participante en la liturgia.
EL TIEMPO PA S C UA L F U E LLAMA D O E N LO S PRIMEROS S I G LO S PE NTE COS TÉS , ES DECIR, EL TIEMPO DEL ESPÍRITU S A N TO
Es el Espíritu el que une a cada fiel en comunión con toda la Iglesia. Es el Espíritu, el principio vivificante de la acción litúrgica, el que permite que la liturgia celebrada sobre la tierra pertenezca ya al orden de las realidades celestes. Es el Espíritu el que alimenta y vitaliza la unión que se crea entre los fieles que celebran, porque El hace estable la comunión con y en Cristo. Es el Espíritu el que produce la intimidad con Dios, la cual se dinamiza por medio del Espíritu Santo. Es el Espíritu el que santifica. Hacia él se vuelve todo lo que tiene necesidad de santificación. Vivimos bajo la ley del Resucitado. El punto de partida de la fe y de la reflexión cristiana es la resurrección del Crucificado. Lo mismo podemos decir de las fuentes litúrgicas, de la celebración y de la espiritualidad que de ella deriva. Toda la liturgia gira en torno a la Pascua, el tránsito de Jesucristo al Padre. La Pascua es el continuo repetitivo de la liturgia.
si hoy escucháis su voz En los sacramentos, en los sacramentales, en todas las acciones litúrgicas celebrativas, la Pascua es continuamente actualizada. La liturgia, en su conjunto, es el lugar privilegiado de nuestro encuentro con Dios. Por medio de los sacramentos, nuestra vida se injerta en la vida misma de Dios. Y todo ello gracias a la obra salvífica del Misterio Pascual de Cristo.
C o n C r i s to s e ha inaugurado un nuevo culto El Espíritu Santo hacer penetrar en el mundo y en la acción litúrgica el memorial en que consiste la acción litúrgica. Con la celebración de la Pascua de Cristo, de su Ascensión y del envío del Espíritu a la iglesia, Jesucristo ha inaugurado un nuevo culto y una nueva liturgia. Toda la acción litúrgica toma fuerza celebrativa de la única Pascua de Cristo. El Evangelio está lleno de textos en este sentido: “No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros. Dentro de poco mundo ya no me verá, pero vosotros sí
me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis” (Jn 14,18-19). Por tanto, el Espíritu del Señor Resucitado está presente en la Iglesia y alienta la liturgia, que es acción sagrada por excelencia.
E L T I E M P O PA S C UA L E S COMO U N G RA N DOMI N GO Q U E D U R A C I N C U E N TA D Í A S , TO D O S E L LO S F E S T I VO S Y G LO R I O S O S
En efecto, Cristo vive eternamente. Esta es la fuerza de la Iglesia. El contraste entre el pasado y el presente, entre la muerte y la vida de la Resurrección poseída para siempre, constituye el núcleo del credo cristiano y de toda nuestra fe. La muerte, por tanto, ya no puede amenazar a los cristianos, porque Cristo la ha vencido. Cristo nos ha dado el ejemplo de morir en una cruz, y nosotros recorremos nuestro camino hacia la cruz con la fuerza y la esperanza de quien ha vencido ya al resucitar.
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si hoy escucháis su voz La victoria pascual de Cristo marca la vida y la espiritualidad del cristiano y en Él contemplamos nuestra propia victoria. Esta es la vida que, pasando por la cruz, brota de la resurrección del Salvador y que los cristianos recibimos en nuestro bautismo, y que a su vez celebra la Sagrada Liturgia. La exaltación a la vida eterna de Jesucristo como triunfador sobre los poderes infernales, marca el giro que ha tomado toda la liturgia a raíz de la resurrección del Señor. Todo esto ocurre porque al encarnarse, Jesucristo ha adoptado una dinámica típicamente humana, utilizando el mismo lenguaje y la misma simbología de los hombres de su tiempo. Así se ha hecho comprender por el hombre de su tiempo y su mensaje ha podido ser asimilado sin dificultad. La liturgia es, por tanto, acción teándrica, es decir, acción divino-humana, en la que convergen el hombre y Dios. La liturgia debe estar imbuida de esta fuerza neumatológica que le proporciona una mayor reverencia y doxología trinitaria.
Por todo ello, debe ser una liturgia en el Espíritu; es decir, una liturgia que, con la fuerza que lleve en sí misma, nos lance hacia el Misterio y nos explique la acción de Dios. El Espíritu además de principio animador de la liturgia, es principio de interiorización y profundización. No hay experiencia de Dios en la que no esté la acción del Espíritu Santo, pues es Él quien asegura el contacto íntimo con Dios y por el que el hombre se comunica con la Divinidad.
La Pa s c u a , tiempo del Espíritu El tiempo pascual fue llamado en los primeros siglos Pentecostés, es decir, el tiempo del Espíritu Santo. Hoy Pentecostés es la fiesta que concluye este tiempo de Pascua, que es también tiempo del Espíritu Santo. Desde Pentecostés, el Espíritu ocupa el lugar de Cristo en la celebración litúrgica. Vivir en Pentecostés y volver a ese cenáculo orante es siempre una necesidad de la Iglesia. El día de Pentecostés en la oración después de la comunión decimos: «¡Oh Dios, que has comunicado a tu Iglesia los bienes del cielo: que el Espíritu Santo
sea siempre nuestra fuerza!». Los cincuenta días de Pascua son celebración del Espíritu de Cristo Resucitado. El Domingo de Pentecostés concluye este sagrado período de cincuenta días con la conmemoración de la donación del Espíritu Santo derramado sobre los Apóstoles, el comienzo de la Iglesia y el inicio de su misión a todos los pueblos, razas y naciones. Pentecostés es la culminación de la Pascua, su cumplimiento. Pascua nos da por la incorporación a Cristo una vida nueva. Pentecostés es el día del nacimiento de la Iglesia. De ahí que las oraciones de esta solemnidad pidan que los dones del Espíritu santifiquen a la Iglesia de modo que «el Espíritu Santo sea siempre nuestra fuerza» (oración después de la comunión). El Espíritu Santo es enviado para dar plenitud a este misterio de la Pascua de Cristo. Así lo indica el prefacio de la fiesta: “Pues, para llevar a plenitud el misterio pascual, enviaste hoy el Espíritu Santo sobre los que habías adoptado como hijos por su participación en Cristo”. Cristo Resucitado nos envía su Espíritu. Una oración sobre las ofrendas, del actual Misal, pide el Espíritu para comprender bien la celebración:“Te pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender la realidad misteriosa de este sacrificio y nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada”.
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si hoy escucháis su voz
Tu Nombre es
ungüento derramado Antonio Pavía Martín-Ambrosio Misionero Camboniano
l a u t o r d e l l i b ro d e l C a n t a r d e l o s C a n t a r e s p o n e l a s p a l a b r a s “ Tu n o m b r e e s u n g ü e n t o d e r ra m a d o ” e n l a b o c a d e l a e s p o s a c u a n d o s e a d e n t ra e n l a s p a ra d i s í a c a s ex c e l e n c i a s d e l a m o r, p a s i o n a l m e n t e a r r e b a t a d o r, h ac ia s u E spo so . E s c om o un i nt e nto d e da r n o s a c o n o c e r l a r i q u e za i n c o n m e n s u ra b l e q u e e n c i e r r a s u n o m b re ( C t 1 , 2 - 3 ) .
E
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si hoy escucháis su voz Cada vez que Dios mira al mundo salido de sus manos, vierte sobre él el ungüento que tonifica, ilumina y armoniza sus potencialidades. La primera vez que puso sus ojos en la tierra era un amasijo de caos, confusión y oscuridad (Gn 1,2). En éstas, Dios habló. Hizo valer su palabra: “Haya luz” (Gn 1,3). El ungüento precioso de su artística creatividad se fue abriendo paso entre las grietas que deformaban la tierra. Apareció la existencia consistente, la que tiene sentido. Desde entonces, Dios no ha dejado de mirar con amor la obra de sus manos y, sobre todo, su obra maestra: el hombre. Cada ser humano es un receptáculo que recoge, en todas y cada una de sus dimensiones, el ungüento perfumado de Dios, su belleza, su intuición creativa, su música, su danza, su luz. Y sobre todo su grandeza: la lleva impresa en su alma.
Israel es el ungüento derramado de Dios entre todas las naciones. Tiene la misión de perfumar con su existencia los confines de la tierra. Así lo proclamó, con la terminología propia de la espiritualidad que Dios otorgó a su pueblo santo, el autor del libro de la Sabiduría al afirmar que los hijos de Israel habían sido elegidos para dar al mundo la luz incorruptible de la Palabra (Sb 18,4).
amor puro y ve rd a d e r o Las palabras de la esposa del Cantar de los Cantares con las que hemos encabezado el texto podrían parecer todo un atrevimiento siendo como son referidas a Dios. Se habla del amor pasional que el alma siente por Él y que de Él nace. Son un atrevimiento, una osadía, pero sucede que el alma no puede contenerse, ha sido avasallada por el Amor; y algo tendrá que decir aun sabiendo que sus palabras siempre se quedarán cortas. Así pues, se atreve, lo proclama y deja el campo abierto para que cada cual pueda hacer su experiencia. Así comprenderá por qué esta esposa tuvo que expresarse con tanto atrevimiento.
Es el pueblo elegido sobre el que Dios vertió su ungüento, perfumó al mundo entero con su Sabiduría. A la luz de esta sin par historia de amor entre Dios e Israel, éste vio la necesidad de ungir con óleo perfumado, balsámico, a todos aquellos que Dios elegía de entre el pueblo para que pudiesen cumplir con su misión. Ungüento derramado, elección y misión van de la mano en la experiencia de fe I S R A E L E S E L P U E B LO E L E G I D O del pueblo santo.
SOB R E EL QU E DIOS P ERFUMÓ AL MU ND O ENTERO CON S U SA B I D U R Í A
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si hoy escucháis su voz En realidad se trata de la historia de amor entre el alma y Dios. No hay alma que no tenga su historia por hacer; y Dios se aviene a ello, pues Él es el principio y causa de estos amores. Justo para dar pie y cabida a este amor, se encarnó. Jesucristo es el ungüento nombrado y proclamado por la esposa, y, como tal, está vivo entre nosotros. El es el perfume de Dios que atrae los deseos y miradas del alma. Así, con las más variadas fragancias que se identifican con su túnica, nos describe el salmista al Mesías que va al encuentro de su amada: “Tú amas la justicia y odias la impiedad. Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a todos tus compañeros; mirra, áloe y casia son todos tus vestidos (Sal 45,8-9). La princesa, que no es sino el alma, habla por la boca de la esposa del Cantar de los Cantares. Dirá que “los amores del Esposo son más dulces que el vino” —imagen de la fiesta—. Y habla también de perfumes y de besos...; sí, los besos de Dios. Acerca de estos besos, recogemos lo que nos dice san Bernardo: afirma que cada vez que Dios abre su Palabra a uno de sus amigos, que se la ilumina y se la interpreta, está besando su alma.
inspiradas que habían recibido; interpretaciones que ellos llamaban los “Misdrás”, que se asemejan mucho a lo que nosotros llamamos catequesis.
La palabra catequesis se deriva del verbo griego “katajeo”, que significa verter, derramar de arriba hacia abajo. Dios vierte, derrama su gracia, la hace descender entre nosotros por medio de la Encarnación: el Hijo, que está en el Padre, se vierte sobre el hombre haciéndose Emmanuel, Dios con nosotros. Resucitado, vierte el Espíritu Santo sobre su Iglesia. Ya Israel cantaba proféticamente al Mesías en su misión de derramar la gracia por su boca, por su Palabra. Era eso lo que hacía de Él el más hermoso de los hombres (Sal 45,3).
Uno de estos “Misdrás” interpreta la muerte de Moisés, y nos parece excepcional en cuanto a su profundidad y belleza pues narra las últimas horas del santo libertador de Israel. En ese trance, Samael, el ángel perverso identificado con Satanás, intentó arrebatar el alma de Moisés, ante lo cual Dios intervino. En el instante mismo de la muerte de su amigo, besó su alma salvándola así de las garras de Satán, su En la misma línea vemos exacusador. presarse a la esposa del Cantar de los Cantares en la incompadulce fragancia rable descripción que hace del derramada por amado de su alma, de quien dice que “sus labios son lirios m i s e r i c o rd i a que destilan mirra fluida” (Ct Jesucristo es el beso por exce- 5,13). Gracia, ungüento, mirra, lencia de Dios al hombre. El sabiduría..., todos estos términos beso que nos rescata de las ga- son sinónimos de la Palabra de rras, revestidas de seducciones, vida que Dios pone en la boca del Acusador. Dios vierte su un- del Mesías. Es justamente esto, güento sobre toda la humani- lo primero que ven en Él dad por medio de su Ungido. cuando “se estrenó” como el enviado del Padre, como el MeÉl es el perfume de Dios que sías, ante los suyos en la sinaenloquece de amor a todas goga de Nazaret (Lc 4,16-22). las almas que lo aspiran. Las enloquece de amor y también Recordemos el comentario de de gozo cumplido, ya que su estos primeros judíos que le oyefragancia tiene el poder de dar ron: “Todos daban testimonio de sentido de totalidad a todo lo él y estaban admirados de las creado y a todo el hacer del palabras llenas de gracia que sahombre. lían de su boca” (Lc 4,22).
Antes que san Bernardo, Israel, el pueblo santo de Dios, ya tenía una bellísima iluminación acerca de los besos de Dios al J E S U C R I S TO E S E L P E R F U M E D E alma. Como sabemos, los israelitas instruían a sus hijos en D I O S Q U E E N LO Q U E C E D E A M O R A la fe por medio de las Escrituras TO DA S L A S A L M A S Q U E LO A S P I R A N
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si hoy escucháis su voz Aun así, cerraron sus oídos porque, como bien dijeron, no era sino el hijo del carpintero. ¿Cómo se puede ser tan perverso ante la evidencia? Pues sí. Se puede ser, y normalmente se es, pues somos maestros en esquivar a Dios. Se esquiva la conversión porque no la consideramos como buena para nuestras proyecciones. La salida en falso de los judíos de Nazaret no puede ser más pueril. ¡Si no es más que el hijo del carpintero! Pueriles también las razones con las que nos parapetamos ante un Dios que “no hace más que aguarnos la vida”.
E L C A N TA R D E LO S C A N TA R E S E S L A H I S TO R I A D E A MOR E NTR E EL ALMA Y D IOS 31
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amar no es p e d i r, e s d a r Tu nombre es ungüento que se vierte, oímos una y otra vez a la esposa, a quien imaginamos abriendo el cuenco de su alma a la divinidad que su Esposo le ofrece. Esposa que nos recuerda a aquella novia que se está preparando para sus desposorios con un rey. Me refiero al salmo 45 del que ya hemos entresacado tanta riqueza. Una vez que se ha presentado el Esposo, quien, como sabemos, es llamado “el más bello de los hombres”, el autor exhorta a la esposa a embellecerse a fin de cautivar a su Amado: “Escucha, hija, mira y pon atento el oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendará de tu belleza” (Sal 45,11-12). Es una exhortación en orden a la belleza del alma. ¡Escucha, mira, pon atento el oído, ábrelo a tu Dios! Sus palabras de gracia, ungüento perfumado, mirra, sabiduría, son su patrimonio para ti, ¡ábrete a sus dones! ¡Llénate de ellos! Dios se prendará de la fragancia de tu alma, le cautivas con tal derroche de hermosura. Repuesto, como
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quien dice, del esplendor de tu alma, se acercará a ti y te dirá como a la esposa del Cantar de los Cantares: “¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Paloma mía, en las grietas de la roca, en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y gracioso tu semblante” (Ct 2,13-14). A la luz de estos textos podemos afirmar que el nombre de Dios: “Su Ser”, se vierte sobre todos aquellos que creen en Él. Puesto que esta afirmación podría parecer gratuita, nos acercamos al Prólogo de san Juan y parafraseamos catequéticamente algunos de sus versículos: “La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo... Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (Jn 1,9-12).
Como hemos podido ver en el texto, Juan empieza con un enunciado acerca de la Palabra. Ella es la luz verdadera que ilumina a todo hombre. Es luz verdadera en la misma línea en que llama al Hijo de Dios el Verdadero (1Jn 5,20). También en la misma línea en que el mismo Jesús se llama a sí mismo la vid verdadera (Jn 15,1), y también el pan verdadero enviado por el Padre (Jn 6,32). Palabra salida de su boca que hace frente a toda tentación del Príncipe de la mentira (Mt 4,4). Esta Palabra, continúa diciendo Juan, vino a su casa, al pueblo santo escogido por Dios; los suyos, sin embargo, no la recibieron. Nos detenemos un momento en esta apreciación catequética de Juan. La fe es una gestación, no una acumulación de creencias y “saberes”. Es una gestación, y en cuanto tal, primero se recibe, y posteriormente se concibe. Es, por lo tanto, una Encarnación de Dios analógicamente igual a la de María de Nazaret. Ella, primero recibió, por medio del ángel, la Palabra, y luego la concibió.
C AT E Q U E S I S D E R I VA D E L V E R B O G R I E G O “ K ATA J E O ” , Q U E S I G N I F I C A V E RT E R , D E R R A M A R D E A R R I BA H AC I A A BA J O
si hoy escucháis su voz Empezó a gestarse cuando miró de frente al enviado de Dios, y, sabiendo que este Dios es el Dios de los imposibles, le dijo confiadamente: Hágase; es decir, suplicó a la Palabra: ¡Hazte en mí! Es un concebir en el alma tan real que provoca en los y las gestantes una verdadera creación: la creación en Jesucristo, como le llama san Pablo (2Co 5,17). El ungüento de Dios, su divinidad, se ha derramado, vertido, sobre estos hombres con tal profusión que el mismo Pablo dice de ellos que son “el buen olor de Cristo” (2Co 2,14-15). Hablamos de la fe adulta, la que se concibe, crece y se desarrolla por medio de la predicación del Evangelio: “La fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo” (Rm 10,17). Es la fe adulta la que nace de esta predicación que, precisamente porque se apropia de todo nuestro ser, permite a Dios ofrecerse tal y como es, es decir, nos da todo lo que Él es; todo el ungüento que contiene su Nombre: “Yo Soy el que Soy” (Ex 3,14).
tu voluntad es mi delicia Volvemos al texto del Prólogo de Juan que dejamos antes en suspenso: “A todos los que le recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre”. Juan se está refiriendo a todos aquellos que creen, se apoyan, se abrazan, se estrechan contra este Nombre en el que la esposa del Cantar de los Cantares reconoció la fragancia de su alma, de su existencia. No hay absurdo, ni desvarío, ni sin sentido, en lo que está diciendo esta mujer; comprendió que toda ella estaba en Él, y que todo Él vivía en ella. Llamó ungüento a su Nombre y comprendió que era el amor de Dios el que le movería a Él mismo a inclinarse sobre ella derramando así su elección y predilección... ¡Su propio Nombre!
LA FE ES UNA G E S TAC I Ó N , NO UNA AC U M U L AC I Ó N D E C RE EN CIA S Y “ SA B E R E S ”
¡Tu propio Nombre pronunciado sobre mí!, exclama fuera de sí Jeremías. No cabe en sí de asombro, sorpresa y gozo. Tú, le dice a Dios, me das tus palabras que alimentan mi fe. Mi relación de amor contigo es tal que más que comer tus palabras, las devoro.
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Por medio de ellas viertes sobre mí tu Nombre: “Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios mío” (Jr 15,16).
El maná escondido: la Sabiduría de Dios, y que Él encierra en el Evangelio de su Hijo. Maná que está oculto para los sabios e inteligentes de este mundo, y a flor de tierra para los pequeños de Dios (Mt 11,25-27).
No está loco Jeremías. No está bajo ninguna crisis ni es un caso patológico. Está viviendo y, al mismo tiempo, anunciando proféticamente, el don que Dios dará a los hombres por medio de su Hijo. Juan lo expresa admirablemente en el libro del Apocalipsis: “Al vencedor le daré maná escondido; le daré también una piedrecilla blanca, y, grabado en la piedrecilla, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe” (Ap 3,17).
Como hemos visto, junto con el maná escondido, Jesús promete un nombre nuevo —el suyo-, grabado en una piedra blanca. Es la piedra angular sobre la que el discípulo apoya su vida, su fe. La piedra angular es el mismo Señor Jesús. En ella escribe su nombre, convirtiendo al discípulo en Templo Santo de la gloria de Dios. El Templo nuevo, profetizado por Ageo, que supera en gloria, es decir, en Presencia, al antiguo Templo de Jerusalén (Ag 2,9).
Por supuesto que la profecía tiene su pleno cumplimiento en Jesucristo, Templo de la gloria y santidad de Dios; mas también se cumple en todos y cada uno de sus discípulos. Templos de Dios, moradas de Dios, de su gloria y santidad por el hecho de que Él mismo viene a habitar en todo aquel que escucha y guarda su Palabra, tal y como lo dice el mismo Señor Jesús: “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él” (Jn 14,23).
MANÁ QUE E S T Á O C U LTO PA R A LO S SA B I O S E I NT ELIGE NT ES DE ESTE M U N D O, Y A F LO R D E TI ER RA PA R A LO S PEQUEÑOS DE DIOS
kerigma
Decir Decir
sí sí
vida a C r i sto a la
H o m i l í a d e l c a rd e n a l Chr is top h Sc hönborn e n e l Ce nácu lo
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kerigma
finales de marzo de 2008, tuvo lugar en la Domus Galileae, en el Monte de las Bienaventuranzas (Israel), una convivencia de los Obispos de Europa, unos ciento ochenta en total, de ellos nueve cardenales, promovida por el Camino Neocatecumenal, para exponerles cómo es la iniciación cristiana de adultos según el modelo de sus comunidades, e impulsar la Nueva Evangelización. Después de escuchar un kerygma, escrutar en silencio la Palabra de Dios y participar en una celebración penitencial, concelebraron una Eucaristía en el Cenáculo (Jerusalén), donde el Cardenal-Arzobispo de Viena pronunció una homilía de la que Buenanueva extrae los siguientes párrafos:
A
E S TA M O S LL A M A D O S A S E R T E ST IG O S E N L A E UR O PA D E HOY, D E LO Q U E “ LO S D I SC ÍP ULO S DE EM A ÚS H A N V I VI D O A LO LA R G O D E L CA M I NO ”
Hay muchas cosas que están en nuestros corazones, en este lugar donde Jesús dijo a sus apóstoles: “De esto vosotros sois testigos“. ¿De qué somos testigos? Estamos llamados a ser testigos en la Europa de hoy, de lo que “los discípulos de Emaús han vivido a lo largo del camino”, cuando han “vuelto” —el término griego “anastrofé” es la conversión—. Han sido convertidos en la fracción del Pan con Jesús y han vuelto a Jerusalén, al “colegio” de los discípulos. Querría deciros una cosa que me ha venido al corazón: ¿Cuál es la culpa de Europa? Su culpa principal es el no a la vida. Europa ha dicho tres veces no a su futuro. La primera vez en 1968 (ahora “celebramos” tristemente los cuarenta años del rechazo de la “Humane vitae”); la segunda vez fue en 1975, cuando las leyes del aborto han inundado Europa; y, la tercera, es la general aprobación por parte de muchos gobiernos del “matrimonio” de los homosexuales. Europa se está muriendo por haber dicho no a la vida. Siento en el corazón deciros que también es un pecado de nosotros, los obispos, aunque ninguno de los presentes fuera obispo en 1968.
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kerigma En Alemania, por ejemplo, por cada cien padres hay sobre sesenta y cuatro hijos y cuarenta y cuatro nietos. Esto quiere decir que en una generación, la población alemana sin la inmigración disminuye a la mitad. Hubo algunas excepciones a aquel rechazo general de la encíclica de Pablo VI, entre ellas la del Cardenal-Arzobispo de Cracovia, el que luego sería Juan Pablo II, que, con un grupo de 76 teólogos redactó proféticamente un memorándum en 1976, que envió a Pablo VI. Personalmente pienso que este testimonio de un obispo de la Iglesia Mártir, de la Iglesia del Silencio, pesó más que todos los estudios que Pablo VI encargó sobre la cuestión, y que le hizo tomar esta atrevida decisión, con la que quedó en una terrible soledad. Sin embargo, hay una innegable realidad defendida y vivida por muchas familias, que aceptan felices la vida como un gran regalo de Dios. En cambio, nosotros, no pocos obispos, cerrados tras las puertas por la angustia no de los judíos sino de la prensa y también por eI miedo de la incomprensión de nuestros fieles, no hemos tenido valentía. Cuando ha venido la ola del aborto, la Iglesia estaba debilitada. El Papa Juan Pablo II nos ha enseñado durante todo su pontificado este coraje de deci r sí a Dios, a Jesús, a pesar del ri es go de s er des preciados. Tenemos que arrepentimos de este pecado del episcopado europeo y de su graves consecuencias.
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kerigma S I N E M BA R G O, H AY U N A IN N EGA B LE R E A L I DA D D E F E N D I DA Y V I V I DA P O R MUC HAS FA M I L I A S , Q U E AC E P TA N FELICES LA V I DA C O M O UN GRAN R E G A LO DE DIOS
“Hermanos, sé que actuasteis por ignorancia”, les dice Pedro a los judíos, a sus hermanos. Si hubiéramos sabido las consecuencias de este no a la vida, nunca hubiéramos dicho un no a la “Humane vitae“. Habríamos tenido el ánimo de decirles a nuestros fieles: “Tened confianza, creed en la vida”. Todos conocemos cuánto dolor hay en quien ha abortado, arrastrando una vida triste. Somos corresponsables de esta tristeza de Europa.”Arrepentíos y convertíos” dice Pedro. Yo sé que hay familias, como las de las comunidades de iniciación cristiana en muchas parroquias del mundo, que por la predicación y el carisma de unos “locos” que creyeron lo que decía el Papa —sí a la vida—, han tenido el ánimo de vivir las alegrías de la obediencia a la Iglesia y soportar los sufrimientos de tal carisma. Dejadme que os cuente alguna de mis experiencias de obispo, pobre pecador, como testigo de este carisma: los carismas son dados gratuitamente para la lglesia, para su edificación. No significan automáticamente una santificación del portador del carisma; son también una invitación al portador del carisma a santificarse, pero sobre todo son un don para la Iglesia. Y yo veo que aquí hay un don para la Iglesia. Este proceso de iniciación cristiana, este itinerario de fe, no siempre es bien acogido en las diócesis y en las parroquias. Hay tensiones. Se dice que las comunidades dividen las parroquias. Yo no soy tan valiente de sostener siempre a los débiles, a los perseguidos; pero una cosa puedo decir: que un cuerpo siempre tiene tensiones, sólo un cuerpo muerto no las tiene. Y éstas también son parte de la conversión necesaria. Esto no justifica las equivocaciones humanas que ocurren, cierto; pero cuando el Evangelio es proclamado para la conversión, crea tensión inevitablemente. Y nosotros, obispos, debemos preguntarnos: “Si hay tensiones, ¿no son quizás saludables?” Sí, porque velamos, como es propio de uno de nuestros “oficios” o misión pastoral, porque nos permiten preguntarnos qué quiere Dios de nosotros. Entonces por esto querría, en este santo lugar, pedir que el Señor entre, aunque nuestra puerta esté cerrada, y nos dé coraje, si es eso lo que nos ha faltado en los últimos cuarenta años, para decir sí a la vida.
J UA N PA B LO I I N O S H A E N S E Ñ A D O D U R A N T E TO D O S U P O N T I F I C A D O ES TE COR AJE DE DECIR S Í A DIOS, A J E S Ú S , A P E SA R D E L R I E S G O D E S ER DES PRECIADO S
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familia de Nazaret
C e l o s delirantes Aquilino Polaino-Lorente Catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU-San Pablo
os celos en la pareja suelen ser relativamente frecuentes. En ocasiones, están más vinculados a la afectividad y sexualidad, y se resuelven cuando las personas maduran. Otras veces, muy poco o nada tienen que ver con la realidad, por lo que habrá que pensar en un posible trastorno psíquico. Sea como fuere, ¿qué es lo que se esconde tras los celos? En las líneas que siguen trataré de desentrañar lo que en ellos se oculta, tanto en lo relativo a su origen como en lo que respecta a sus nefastas consecuencias.
L
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familia de Nazaret Lo que acontece es que las personas nos comparamos. Esto es un hecho relativamente horroroso. Si cada persona es un ser único e irrepetible, la comparación es imposible, un imposible metafísico. Por eso, toda comparación resulta invalidada además de odiosa. Ciertamente, no somos comparables; pero el hecho es que, frecuentemente, nos comparamos con los demás. En esto juega un papel determinante la inseguridad en sí mismo y la envidia. A lo que parece, se comparan más las chicas que los chicos, por lo que suelen ser más celosas las mujeres que los hombres. El varón suele compararse con los otros en lo que se refiere al rendimiento en su trabajo, los resultados que obtiene, el prestigio social alcanzado y, si es joven, en sus habilidades y destrezas deportivas. Entre las mujeres, en cambio, suelen darse muy variadas clases de comparaciones: comparaciones acerca de si combina o no su forma de vestir, de la elegancia, del buen o mal gusto, de la belleza, del peso y el tipo, de la educación, de los modales, de si atraen al varón, etc. En la estructura del comportamiento celoso están presentes casi siempre las comparaciones. Pero, cada persona es un ser único, incognoscible e impredecible, por lo que no tiene sentido alguno compararse con los demás.
P U E S TO Q U E C A DA PER SON A ES UN SER Ú N I C O, NO TIENE SENTID O C O M PA R A R S E C O N LO S DEMÁS
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familia de Nazaret
n o s o n a m o r, sino temor En el matrimonio el diálogo cambia cuando se parte de la comparación. El diálogo espontáneo es sustituido por la interpretación y el cálculo. Uno de los cónyuges dice esto para que se entienda lo otro; se da sólo hasta aquí para que el otro cónyuge entienda que se le ha dado hasta allá. Cálculo, cálculo... Es decir, no se habla con espontaneidad de lo que hay que hablar. Se habla rebuscando las palabras y calculando su efecto en el otro. Este modo de conducirse es insincero. Por esta vía se cae enseguida en la manipulación. Tiene celos quien no sabe amar, quien es inseguro, quien es desconfiado. Tener celos supone una presunción no fundada acerca de la supuesta infidelidad del otro. Si una persona está segura del cariño de su mujer o su marido, no experimentará los celos. La celotipia es consecuencia del afecto, sí, pero de un afecto que hinca sus raíces en la inseguridad. Lo que experimenta sobre todo la persona celosa es el temor a perder el cariño de la otra persona. Si una persona quiere a su pareja, por esa sola razón no tiene por qué tener celos. Si los tiene, se sitúa automáticamente en una de las dos posiciones psicológicas siguientes:
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En primer lugar, es posible que se considere a sí misma como muy poco valiosa (subestimación). Si considera, además, que la otra persona vale mucho más que ella, acabará por pensar que “lo mismo ésta se busca otra persona que valga más que yo”. Lo que manifiesta que esa persona está insegura respecto de su propio valer. Esta actitud acabará por arruinar la relación entre ellos, suscitando la dependencia afectiva.
que, antes o después, le abandonará, vive a la sombra del temor que acaba por disolver su amor.
En segundo lugar, aparecerá la inseguridad y desconfianza respecto de sí misma. Esa misma inseguridad le hará dudar de la fidelidad que le es debida por el otro cónyuge. Esto significa que vivirá bajo el temor, bajo la amenaza de que la otra persona le pueda ser infiel.
AU TO E S T I M A
suspicac ias que envenenan l a re l a c i ó n Piense el lector: ¿qué sería de un matrimonio que dispusiera de graves razones para temer que, en cualquier momento, le van a embargar su casa? ¿Se imaginan que se despertasen y dijeran “mira que si hoy vienen los del juzgado y me embargan?” Una vida bajo una continua amenaza es incompatible con la felicidad. Una vida bajo sospecha, forzosamente ha de ser desgraciada. Una esposa o esposo bajo la continua amenaza de que el amor del otro cónyuge se extinguirá o
E L C ÓNYU GE C E LO S O SUELE SER I N SE GUR O Y D E BA JA
Es posible que una madre alabe a su hija con expresiones como esta: “Oye hija, tu marido parecer estar celosísimo de ti. Eso es porque te quiere mucho”. No es cierto lo que dice esa madre a su hija. Su marido es más bien una persona insegura y, muy probablemente, desconfiada. Lo que dificulta el que ella se confíe a él, porque hará malas interpretaciones. Esto conducirá, de forma casi obligada, al ocultamiento de la verdad, especialmente en aquellos casos en que se sospeche que contarle alguna cosa puede disparar sus celos. De aquí que comiencen las pequeñas mentiras. —“Oye —preguntará el esposo—, ¿dónde estuviste ayer? Te llamé y no estabas en casa”. —“Pues es que a la vecina de al lado le faltaba aceite y fuimos juntas a comprarlo, porque no quería ir sola y tuve que acompañarla”.
familia de Nazaret Imaginemos que el esposo, al día siguiente, se encuentra con la vecina en el ascensor. Supongamos que el esposo inicia la conversación con ella, con éstas u otras palabras parecidas: —“Hola, buenos días. Ya sé que el otro día estuvo mi mujer acompañándola cuando fue a comprar aceite”. —“¿Cómo? —responde la vecina—. ¿Yo? No, jamás he ido con su mujer a comprar aceite”. —“Ah!, perdón —contesta el esposo—, será que la he confundido con otra persona”. Pero en modo alguno supondrá que se ha confundido. Dará vueltas en su cabeza a lo sucedido hasta que concluya para sí: “Si ésta no ha ido a comprar aceite como me dijo, entonces, es que me está engañando. ¿Y cuál será la razón por la que me engaña?” En cuanto se advierte el más pequeño motivo de engaño, el comportamiento celoso se acrece. En este sentido, los celos se nos revelan como una especie de afectos posesivos, en los que se ha radicalizado el concepto de exclusividad, de posesión exclusiva.
la delirante exigencia de ser amado Si los celos entre los cónyuges hacen sufrir tanto, es porque se pierde la confianza entre ellos y se sospecha de la existencia de una tercera persona. El autocontrol del comportamiento celoso es difícil de lograr; en cierto modo porque el cónyuge celoso suele ser una persona insegura, con baja autoestima y un concepto negativo de sí mismo, ya que continuamente se está infravalorando a sí mismo. El esposo/a celoso/a está persuadido/a de que el afecto que su mujer/marido le tiene es lo más valioso que le ha ocurrido. Entre otras cosas, porque proviene de la persona que para él/ella más vale. Por consiguiente, el afecto que recibe de ella/él se transforma en un valor que le transforma y hace de él/ella una persona valiosa. No es tanto que el cónyuge se perciba a sí mismo como una persona inicialmente valiosa —por lo que el otro le quiere—, sino más bien al contrario: que siendo una persona no valiosa, al recibir el cariño (el valor) de la otra/o, este valor le transforma en alguien valioso.
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familia de Nazaret Como esta autovaloración personal está fundamentada y sostenida por el comportamiento afectuoso del otro, es lógico que el esposo celoso razone erróneamente del modo siguiente: si no recibo el cariño (valor) de mi esposa, dejaré de ser valioso. Esto le hace ser todavía más vulnerable e inseguro de sí mismo. Pero obsérvese que esa inseguridad ya preexistía antes de que comenzara a manifestarse la conducta celosa. Precisamente por esto el cónyuge celoso no logra casi nunca controlar sus propios pensamientos, a pesar del gran esfuerzo que pone en ello. Lo que suele ocurrir es que encubre sus celos, es decir, simula su conducta, sin que por ello logre evitar la reacción emocional que sufre.
La frialdad, el distanciamiento y la susceptibilidad son malos compañeros de viaje del comportamiento celoso porque, como aves de mal agüero, presagian una evolución más patológica y complicada acerca del futuro de la pareja. En cambio, la aparición en el cónyuge celoso de actitudes victimistas sugiere la posibilidad de estar ante una personalidad histriónica, necesitada y dependiente de afecto, y dotada de las necesarias disposiciones para la manipulación de los que le rodean.
Ahora bien, ¿de qué sirve el enmascaramiento del comportamiento celoso, si el sentimiento que le da origen, se prolonga y acrecienta, sin que el cónyuge pueda controlarlo? Es precisamente esta falta de control sobre los celos, lo que hace todavía más vulnerable a la persona. Nada de extraño tiene que ante este pobre autocontrol de las emociones, el cónyuge celoso acabe por manifestar su impotencia. De aquí que, antes o después, acabe por manifestar lo que le pasa. Surge entonces el comportamiento agresivo y vejatorio para la persona que más anhela le ame.
c a d e n a d e atropellos y obsesiones Observemos ahora algunas de sus consecuencias. Los efectos de los celos nunca son buenos. Las consecuencias que pueden derivarse de ellos son muy variadas para las parejas, con independencia de que sean patológicos o no. Entre las más frecuentes se encuentra la sospecha, la indignación, la irritabilidad, la suspicacia, la cólera y el maltrato. Si esta secuencia no se controla a tiempo, sucederá lo peor para esa pareja: la ruptura, la alienación y la pérdida.
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S OSP ECH A , I N D I G N AC I Ó N , I R R I TA B I L I D A D , CÓLERA, Y M A LT R ATO SON A LG U N O S D E SUS DA Ñ I N O S E F E C TO S
familia de Nazaret E L C E LO S O A D O P TA AC T I T U D E S V I C T I M I S TA S PA R A L A M A N I P U L AC I Ó N D E LO S Q U E LE R ODE AN El comportamiento ansioso suele ser otra de las frecuentes consecuencias. La dependencia afectiva y la hostilidad, constituyen un excelente caldo de cultivo donde la ansiedad puede crecer sin ninguna limitación. Esta ansiedad puede transformarse y sufrir todo tipo de metamorfosis, en función de la personalidad, el contexto social y familiar, etc. Como consecuencia de los celos pueden aparecer numerosos trastornos psicosomáticos como taquicardia, dificultad para respirar, molestias digestivas, insomnio, etc. Estos trastornos suelen desaparecer cuando los celos se extinguen. En otras personas, ese modo de reaccionar se organiza y cronifica dando lugar a un patrón de comportamiento agresivo que —consciente o inconscientemente, controlado o no— puede llegar a caracterizar su permanente talante. El comportamiento hostil varía mucho en sus manifestaciones: de la descalificación verbal al hostigamiento irónico que pone al otro públicamente en ridículo; de la irritabilidad manifiesta a la sutil hostilidad encubierta que se ceba en la destrucción de la relación. Los sentimientos de culpa patológica es otra de las consecuencias. Las acusaciones pueden tener un cierto fundamento y prolongar el comportamiento hostil del cónyuge celoso. Pero si no se resuelven pronto, emergerán los sentimientos de inferioridad o se proyectará la culpa sobre el cónyuge inocente.
Los celos pueden transformarse en delirios de infidelidad (creencias irracionales y patológicas que no suelen modificarse, cualquiera que fuere la evidencia de las pruebas racionales que se aporten en su contra). Las personalidades psicopáticas y los numerosos rasgos que caracterizan a las personalidades neuróticas parecen estar relacionados también, de una u otra forma, con el problema de los celos. Pueden sentir miedo a ser calificados de celosos por sus amigos y compañeros. Su propia susceptibilidad les hace suponer que sus compañeros le humillan y le tratan mal. El cónyuge celoso se hará más susceptible e inseguro y tratará de ocultar todavía más lo que le pasa, como consecuencia de la vergüenza que siente. El miedo le conducirá a aislarse todavía más. En otros casos, los celos se “contagian” de unas a otras personas. El contagio es más frecuente entre los esposos, donde las crisis explosivas, las descalificaciones, los insultos y los conflictos entre ellos generan una crispación insostenible. Así pues, lo que está detrás de los celos en la pareja es la inseguridad, la envidia y las comparaciones; lo que está delante de ellos —el futuro— es la completa destrucción del amor. No, no es buena costumbre esto de las comparaciones. Ya lo dijo Séneca cuando afirmaba que “a nadie le gusta lo propio cuando mira la ajeno”. A lo que Horacio apostillaba “no es de extrañar que aquel que apetece la suerte de otro odie la suya”.
D E T R Á S D E LO S C E LO S E S T Á LA EN VI DI A ; D ELAN TE, L A C O M P L E TA D ES TRU CC IÓN D EL AMOR
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familia de Nazaret
La B e l l e z a Vicky Vega Madre de familia numerosa
ay una anécdota que hoy quiero traer aquí, porque a mí, en su día, aparte de hacerme “gracia”, me ayudó a pensar... Victoria debía tener unos cinco o seis años, y hubo un tiempo largo en que, cuando la abrazaba o le daba un beso, siempre le decía...
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—¿Y tú, por qué eres tan bonita? Ella, se me quedaba mirando, y no contestaba nada, así que yo le daba la respuesta: —Porque Dios te ha hecho así. A la niña aquello se le debío quedar grabado a su manera, y un día, cuando le pregunté, en medio de un achuchón... —¿Y tú, por qué eres tan bonita? Ella, ni corta ni perezosa, me espetó, con una gran sonrisa: —Porque Dios me ha nacido. Me acuerdo que entonces solté una enorme carcajada; pero luego, pensándolo detenidamente, me he dado cuenta de que esa frase de mi hija, tiene mucha “enjundia”. “Dios me ha nacido”... Es verdad que cuando Dios Padre “te nace”, te regala la belleza... porque tú, yo, cualquiera que se deje hacer por Él, participa de Su Belleza. Conozco a unas cuantas personas, a las que la paz y la alegría que les brota por los ojos, las hace hermosas; y esa paz va intimamente ligada a haberse fiado de Quien no defrauda. Ese descanso en el Señor de tu vida es el que da la belleza. Y esto va más allá de ser guapo o estiloso, es una belleza que nace del corazón, que acoge, abraza, sirve... Hace poco tuvimos una experiencia de este tipo. Pasamos un día en el campo con Enrique y Nuria y sus diez hijos. No hicimos nada extraordinario, si no se considera extraordinario compartir tu tiempo, tus vivencias, tu alegría, tu fe con unos —casi— desconocidos que éramos nosotros: nos abrieron su vida, su casa, y nos sentimos acogidos. Cuando terminó el día, me encontraba feliz, porque sabía que había tocado la Belleza.
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familia de Nazaret Esta belleza (fruto del amor de Dios) es la que no deja indiferente a nadie, y es la que cambia a las personas que se dejan tocar por ella. Creo firmemente que para tocar esa Belleza he de dejarme empapar por Su Palabra y, además, comer Su carne y beber Su sangre: hacerme una con Él. Pero volviendo a la Belleza de la Palabra, dice la Escritura que es como espada afilada que cala hasta lo más profundo. En otro lugar, dice que la Palabra es como lluvia fina que empapa la tierra —yo— y no se vuelve de vacío, sino que la fecunda. Esto sólo quiero, Tu Palabra, tu Palabra en mis entrañas. Realmente quien se asoma con temblor a la Palabra de Dios, descubre una sabiduría inaudita, una Belleza sobrecogedora.
Creo que esta Belleza es el Espíritu Santo, derramado... Es lo que dice San Pablo: el Espíritu del Señor ratifica a mi espíritu que Cristo, el crucificado, es la Verdad, es decir, que se puede pasar por la cruz con paz, que el sufrimiento no te mata: te doblega, sí, te hace mirar hacia Arriba, pero lo que realmente te mata es el pecado. Ese es el que te quita, me quita, la Belleza... Postdata: Ya sé que esta palabra “pecado” no tiene buena audiencia; sin embargo, el pecado no es más que la ausencia de Dios en mi vida. La ausencia de la Belleza, la ausencia del sentido profundo de mi historia, el desconocimiento de que la muerte ya ha sido vencida. Ánimo, que la Belleza, que es Cristo, está resucitado. Y nosotros también resucitaremos
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familia de Nazaret
La familia natural Juan José Guerrero Roiz de la Parra
raíz de la multitudinaria manifestación que hubo en Madrid a finales del año pasado, con motivo de la fiesta o Día de la Familia, en el ámbito de nuestros dirigentes políticos se aseguraba que el gobierno “está haciendo una apuesta decidida y sin precedentes para apoyar a todos los modelos de familia sin imposiciones y libre de prejuicios. La familia, institución natural que precede a todas las demás creadas por el hombre para vivir en sociedad, admite una serie de definiciones, recogidas en el Diccionario Espasa y en el de la Real Academia de la Lengua Española, en las cuales siempre se hace referencia a los vínculos de sangre expresados de diversas maneras y, también, a la autoridad del señor de la casa y a un “techo común”, en clara referencia a la servidumbre que, en tiempos no muy lejanos, llegaba a ser considerada parte de la familia unida por la sangre, por su lealtad y continuidad en el ejercicio de sus funciones.
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familia de Nazaret Lo que en ninguna parte aparece es la consideración de “familia” aplicada a uniones homosexuales. Lo cual es lógico por su carácter antinatural, sin que este hecho objetivo suponga ninguna discriminación ni condena de las personas que han optado por esta forma de vida. Lo mismo ocurriría si un solitario amante de la naturaleza viviese rodeado de perros, gatos y pájaros. A esta unión podría aplicársele cualquier denominación menos la de “familia”. La frase citada “todos los modelos de familia” es un eufemismo en el que se incluye toda suerte de uniones antinaturales que corrompen y sutilmente desvirtúan el verdadero concepto de familia; y mantener que se hace sin “imposiciones y libre de prejuicios” es no querer ver el perjuicio de las familias en la mayoría de los españoles.
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familia de Nazaret Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje del PIB destinado en 2006 a la familia era del 1,2, mientras que en Dinamarca, por ejemplo, era del 3,7 y la media de la UE estaba en 2,1, casi el doble que en nuestro país. En cuanto al valor en euros por persona y año dedicado a prestaciones familiares, en España fue de 212, mientras que en Francia llegó a 649, en Alemania a 796, en el
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Reino Unido a 449, en Dinamarca a 1353, siendo 439 la media de la UE. Así, la prestación media a la familia española por hijo es de sólo 24,25 euros mensuales. Sin ser el único, este desinterés es un factor importante que incide en el bajo índice de natalidad que sufren las familias españolas: 1,39 hijos por mujer, cuando para que se consiguiera el relevo generacional harían falta al menos 2,21.
y continua, salvo en el caso de que sus mujeres tengan un alto sueldo. Por otra parte, este mismo estudio afirma que el 25% de las mujeres nacidas en 1994 nunca tendrá hijos.
En aquel Día de la Familia se exaltaban los valores de la misma, en contraposición a tantos ataques directos que minan la estabilidad familiar (aborto, divorcio, matrimonios homosexuales…). Otro político reivindicaba tales acciones porque esas cosas suponían “avanLa consecuencia de esto es laces en derechos individuales.” mentable, sobre todo para la mujer, como muestra otro es- “Los avances en derechos intudio de la Fundación de las dividuales” es algo muy posiCajas de Ahorro: el 72% de tivo que en toda cultura se las que tienen entre 20 y 49 debe tratar de conseguir, manaños y que viven en hoga- tener y mejorar; de no ser así, res con hijos, están ocupa- la cultura en cuestión acaba por das a tiempo com- desaparecer. Sin embargo, respleto, ya que la pecto a lo que verdaderamayoría de mente es cultura y a tales “delos hombres rechos individuales” conviene no ayudan tener en cuenta el comentario en las tareas de Jacques Maritain en su libro domésticas, “Religione e cultura”: “La culde forma tura es la expresión de la vida significativa propiamente humana, que permite conducir una existencia éticamente conforme a las leyes de la naturaleza y es capaz de impulsar un desarrollo real de las distintas aptitudes presentes en el hombre”. En este contexto es evidente que tales políticas no pueden considerarse “avances en derechos individuales”, porque están en clara disonancia con las leyes de la naturaleza.
familia de Nazaret ¿No habría que hablar, más bien, de una denuncia de costumbres antinaturales que, como tantas veces ha ocurrido a lo largo de la historia, corrompen la civilización hasta su exterminio? Por otra parte, es evidente que la Iglesia ha mantenido siempre una posición y exposición clara de su doctrina sobre cuestiones de fe y de costumbres, que ahora lo hace sin empleo de expresiones duras, sin descalificar a ninguna persona, y dirigiéndose a quienes profesan la misma fe que sus pastores, lo que provoca interpretaciones tan sesgadas sobre el pueblo cristiano, sus pastores y sus fieles. Aquí sí que podríamos hablar de prejuicios, pues ¿qué puede importarle a un individuo que no participa de la fe de la Iglesia, que la jerarquía eclesiástica oriente a sus fieles? Por la misma razón podría expresar su indignación si el presidente de un club, al cual él no pertenezca, decide aumentar la cuota mensual que pagan sus socios.
es tan opuesta que no es po- Para ellos Dios no existe o no sible establecer ninguna posi- se ocupa de nada; no hay trasbilidad de diálogo entre ellos. cendencia; la finalidad de hombre es vivir gozando haciendo El laicismo, que en principio no su voluntad, para acabar en el es más que una doctrina que absurdo de la muerte, ante la defiende la independencia del que no pueden ofrecer ninEstado respecto de cualquier guna explicación. Así, la familia organización o confesión relipuede ser cualquier cosa en la giosa, ha derivado hacia una inque alguien se aparea con altransigencia total hacia la religuien, etc. gión, en especial la católica: es el paso de un laicismo aséptico a una rabiosa posición laicista de beligerancia pura y dura. Por eso, la formación laicista parte de unos supuestos relativistas diametralmente opuestos a la concepción cristiana del mundo, de la vida y del h o m b r e.
Con estos ejemplos de opinión, entresacados de afirmaciones de personas que se consideran laicistas, progresistas y, además, demócratas, se ha tratado de poner de relieve el abismo que separa a quienes participan de estas opiniones de la postura que siempre ha mantenido la Iglesia católica. La concepción del hombre, el sentido de la vida y la visión del mundo entre estos dos grupos
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familia de Nazaret Entre esta manera de entender todo y el rechazo visceral a lo católico, se ve la inutilidad de cualquier argumentación que pretenda exponérseles. Los argumentos han de servir, únicamente para confirmar en la fe a los que ya son católicos. Ante esta imposibilidad de diálogo, viviendo a contracorriente en un mundo cada vez más hostil, ¿qué podemos hacer los cristianos para defender nuestra fe, para no vernos arrastrados por las erradas formas de afrontar la vida preconizadas por tantos medios audiovisuales? ¿Cómo conseguiremos desengañar a tantas personas equivocadas por las que Jesucristo, también, ha dado su vida? A estos interrogantes es fácil contestar: viviendo nuestra fe con coherencia, siendo fieles
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al Evangelio. Lo que ya no es tan fácil, es ponerlo en práctica, pues supone que no haya división entre la fe que se profesa y la vida que se lleva. Esto es posible si se está convencido de que por mucho que alboroten y se opongan a Cristo, éste vencerá al final. Sabemos que estará con nosotros hasta la consumación de los siglos y que ante Él se doblará toda rodilla. Nuestra labor es la de perseverar. Recurriendo a Él por la oración, sacaremos fuerzas de flaqueza ayudados por el Espíritu Santo y seremos invencibles. La familia es el lugar más apropiado para vivir y contagiar la fe, cuando todos sus miembros participan de estas creencias, oran en común y exponen sus vicisitudes ante
los demás haciendo una conversación estimulante, con contenido, a la vez que alegre y distendida. A título individual, esta manera de actuar se traduce en unas actitudes muy concretas entre las que cabe destacar las siguientes: • Alimentar la fe viviendo unidos a una comunidad de creyentes. No se puede ser cristiano por libre. Jesucristo dijo que a sus seguidores se les conocerá porque entre ellos se darán dos señales: el signo del amor, incluso hasta poder dar la vida por el otro, y el signo de la unidad que todos, como hermanos, formarán entre sí. Es imprescindible fortalecerse constantemente para rechazar los ataques de Satanás, para resistir a las tentaciones y mantenerse firme, cuando los demás, instigados por el Maligno,
familia de Nazaret pongan a prueba nuestra paciencia y la inamovilidad de nuestras convicciones. • Dar testimonio con la palabra y con el estilo de vida. De esta manera se crea un interrogante en quienes no piensan como nosotros o viven dejándose llevar por la corriente sin haberse planteado nunca los grandes interrogantes de la existencia. Cuando se nos dé pie para ello, debemos dar razón de nuestra fe, sin complejos, sin tratar de imponerla, sin entrar en discusiones bizantinas que a nada conducen y hacen perder los nervios. Y, cuando sea necesario, corrigiendo o amonestando por amor, sin malos modos, guiados por el Espíritu que se nos ha dado. • Nunca hemos de juzgar y, mucho menos, condenar a nadie. Nos debe guiar el amor al enemigo. Este amor es el que verdaderamente diferencia a un seguidor de Jesucristo de cualquier otro hombre, es la prueba de fuego del cristiano.
Por otra parte, ¿cómo podemos juzgar a nadie si ignoramos las gracias que ha recibido, el uso que ha hecho de ellas y cuál es el tiempo en que el Señor tiene previsto encontrarse con él? • Aper tura a la vida. La familia católica ha de estar abierta a tener los hijos que Dios quiera. Él es quien sabe lo que conviene a cada cual. No se puede ser cristiano desconfiando de Dios. Esta apertura a la vida incluye no sólo la procreación, sino también la educación de la prole y, sobre todo, el pasarles la fe.
Tratar de actuar en todo momento según la voluntad de Dios. Este es, en definitiva, el consejo que nunca se debe perder de vista. A cada persona en concreto Dios le asigna una misión. No vivimos para satisfacer nuestros deseos, sino para amar a Dios y a los demás hombres hasta que Él nos llame a disfrutar de la verdadera vida, la eterna a su lado y con cuantos hemos conocido y amado. Por último, conviene recalcar que nada de esto ha de ser producto de nuestro esfuerzo personal; sería un fracaso. Dios envía gratuitamente su Espíritu a quienes de corazón lo deseen para que se comporten así y, viéndoles, los hombres reconozcan al único Dios.
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Ser abuela demasiado pronto
familia de Nazaret
Mi nombre es Laura, tengo 39 años y dos hijos maravillosos. Desde hace unos años vivo sola con mis hijos; mi matrimonio se rompió y tuve que trabajar duro para cuidar y criar a mis hijos. No me importó demasiado, porque por los hijos se hace lo que sea.
Soy de esas mujeres que saben lo que es ser madre y padre a la vez, y lo último que quería es que mi hija Sara, la pequeña, pasara por algo parecido. Pero ocurrió: Sara se quedó embarazada hace un año, cuando tenía 16. No era el momento, no era lo que nos venía bien. Ella estudiaba en el Instituto, yo trabajaba casi todo el día, fue un duro golpe cuando me lo contó. Sobre todo sabía que su vida había cambiado, se había complicado y no sabía cómo íbamos a afrontar aquello.
El chico que la había dejado embarazada no quería saber nada del tema, y mejor así, porque sólo le decía que abortara, que sería lo mejor para los dos y su relación.
Sara lo tuvo claro desde el principio: no quería abortar, quería tener a su bebé, a pesar de las dificultades que pudiera suponer ser madre con 16 años y sin el apoyo del padre de su hija.
Y es que Sara no estaba sola, nos tenía a su hermano y a mí, su madre, que la apoyábamos en su decisión y estaríamos a su lado siempre.
Nuestros amigos y familiares nos criticaron muy duramente, nos decían que estábamos locas, cómo se nos ocurría no abortar, permitir que mi hija fuera madre tan joven. Facilidades para abortar teníamos muchas, incluso se lo podían hacer gratis, nos dijeron.
Pero no quisimos escuchar, nadie podía obligar a mi hija a abortar, si ella no quería. Sabíamos que lo mejor para ella misma era tener a su bebé; el aborto no nos habría traído más que tristeza y depresión a toda la familia.
Además contamos con la ayuda profesional de las personas que trabajan en la Fundación RedMadre, que nos aconsejaron y nos acompañaron durante todo el embarazo. También nos facilitaron los enseres que necesitábamos para el bebé. Los profesores del Instituto también apoyaron a Sara y, según ellos, su rendimiento mejoró muchísimo durante el embarazo. La ponían de ejemplo ante sus compañeros y yo estaba muy orgullosa de ella. Y lo sigo estando; ya ha nacido mi nieta Alba, una preciosidad de niña que nos tiene locos a todos.
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Mi hija seguirá estudiando, pero sin dejar de ser responsable de su niña, ella es su madre. Para cualquier madre es muy duro aceptar que su hija adolescente se ha quedado embarazada tan pronto; pero si no la apoyamos, si no aceptamos ese embarazo y la forzamos a abortar, le estaremos haciendo un daño quizás irreparable.
educación para la vida
Mamá,
n o t e m u e ra s Vicky Vega Madre de familia numerosa
a otra noche, en ese ratito en que rezo con las pequeñas, Victoria, medio llorando, me dijo: “Mamá, tengo miedo de que te mueras. Si te mueres, yo me muero.” Inés, por mimetismo, lloraba también. Y en ese desconsuelo, yo trataba de poner un poco de sentido común.
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—Yo no me voy a morir. Pero si por casualidad me muero, no pasa nada. Desde el cielo cuidaré de vosotras. Y de todos. Sólo cambiaré de lugar. Yo estaré con Dios, mi Padre, y seré muy feliz, y vosotras podéis hablar conmigo, y pedirme lo que necesitéis. Que yo le digo a la Virgen: “María, mis hijas necesitan esto, y ella se lo pide a Jesús.
—A ver. Lo de Adán y Eva es una historia que quiere decir algo. Es un cuentecito. El hombre y la mujer han sido creados para amar, y sólo amando somos felices. Dios nos creó para ser felices; pero también nos creó libres. Dios no quiere esclavos. Quiere personas que lo amen libremente. Porque Él es bueno y todo lo ha hecho hermoso.
—Yo no quiero que te mueras. ¿Qué haremos —Lo que pasa es que Adán y Eva hicieron caso nosotras? ¿Quién nos llevará al colegio? Papá no a la serpiente —dijo Inés. sabe hacer la comida. —Sí. Por causa de Satanás entró la muerte en el mundo. Cuando hacemos el mal, y no el bien, —A ver. Papá podría buscar a alguien que le ayumorimos por dentro. El mal nos aleja de Dios; dase a cuidaros, a daros la comida, a llevaros al por esto tuvo que venir Jesús a la tierra, para colegio. abrirnos las puertas del cielo que estaban ce—Pero, aunque no te mueras ahora, te morirás rradas para nosotros. Cristo Jesús venció a la antes que nosotras —decía Victoria—, y yo no muerte. Clavó todas nuestras debilidades en la quiero que te mueras. cruz. Así que ya no hay que tener miedo a mo—Mirad, todas las personas hemos sido creadas rir. Jesucristo nos ha preparado un lugar, aquí para la vida, no para la muerte. Este deseo que estamos un ratito, pero nuestra verdadera casa tenemos de vivir siempre, es porque Dios nos está allí, con Él. lo ha puesto en el corazón. —¿Y habrá comida? ¿Y estaremos todos juntos? —¿Y por qué nos tenemos que morir? —espetó —No sabemos muy bien cómo será. Nuestro Victoria—. ¿Por qué, a Adán y Eva se les ocu- cuerpo será glorioso, mantendremos nuestra idenrrió comer de una manzana? No es justo. tidad, pero desarrollaremos capacidades nuevas.
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educación para la vida Dice Julián Marías, un señor que sabe mucho, que cuando estemos junto a Dios, podremos, por ejemplo, descubrir facetas desconocidas hasta ahora en nosotros: por ejemplo, el don de la música, o de la pintura...; y que, al no haber allí tiempo, podríamos conocer a la vez a la persona en su presente, pasado y futuro...; en fin, un lío.
Mirad, Jesús, cuando resucitó, una de las veces que se apareció a sus amigos, comió con ellos pescado; otra vez, dice el Evangelio que, “estando las puertas cerradas por miedo a los judíos, Jesús se presentó en medio de ellos”. Es decir, que atravesó las paredes, comió…; pero era Él mismo, porque les enseñó sus manos, y tenía el “agujero” de los clavos. A uno de ellos, no recuerdo ahora cómo se llamaba, le mostró sus manos y el costado, y le dijo: “Mete tu dedo” y “no seas incrédulo, sino creyente”. Y éste mismo —ahora me acuerdo, se llamaba Tomás—, cuando vio que era verdad, que había resucitado, lo reconoció diciendo: “Señor mío, y Dios mío”.
Que no valían las prisas. Al final, conseguí que se durmieran sin más preguntas. Pero, al margen de la anécdota, creo que es importante hablarles a los hijos de la muerte con naturalidad. Porque tenemos una esperanza y esta esperanza hay que transmitirla. Es urgente acabar con el tabú de la muerte. Los niños necesitan saber que van a morir, pero que ese no es el final, que este es un autobús, cuya última parada es el cielo. Es curioso observar cómo la gente vive, come, duerme, trabaja, ríe y sufre sin plantearse la mayor parte del tiempo qué hace aquí. Qué sentido tiene su vida. Por qué vive. Es curioso observar cómo unos suben y otros bajan del autobús (la vida) sin plantearse, hacia dónde va ese autobús. Cuál es su parada final, quién le ha dado el billete y qué tiene que hacer durante el trayecto. Quiero que mis hijos sepan que tienen un Padre que los quiere aunque hagan cosas malas, y que los perdona y los acoge si ellos lo buscan sinceramente.
—Pues yo me quiero morir ya para ir con Jesús —concluyó Inés. Creí que me iba a dar algo. Aquello se estaba desbordando. Como pude, les expliqué que había que esperar a que Dios nos llamara. Quiero que tengan discernimiento. Que sepan dónde está el bien y dónde el mal. Y que cuando caigan, sepan de dónde les viene el perdón y el amor. Y se levanten. Los niños necesitan ver un sentido a la vida. Urge mostrarles el amor de Dios. Educar en la Esperanza es primordial para que nuestros hijos, mis hijos, crezcan sanos por fuera y por dentro.
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razón creadora
El suicidio José Antonio Gris Especialista en Psicología Clínica
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razón creadora ada año se suicidan en el mundo más de un millón de personas, cifra que supera a los muertos por guerras, sida o cáncer de pulmón. Los países más desarrollados son los que tienen las tasas más altas de suicidio. En Japón, que es la segunda potencia mundial, hay unos 30.000 suicidios al año. En España, en 2.008 se registraron 3.421 suicidios, de los cuales 2.649 eran hombres y 772 mujeres. Todos hemos leído en los medios de información que, en nuestro país, el número de quienes se quitan la vida es mayor que los muertos por accidente de tráfico. Por cada suicidio consumado, hay veinte veces más de intentos de suicidio. Y luego EN EL MU ND O está el impacto traumático que el S E S U I C I DA N suicidio crea en la familia y los AL AÑO amigos. Se ha demostrado que MÁS DE UN cada suicidio crea trastornos psiMI LL ÓN D E P E R S O N A S , cológicos graves, como ansieE N S U M AYO R Í A dad, depresión, etc., en una D E LO S PA Í S E S media de cinco personas. El suiciM Á S dio también es muy frecuente D E S A R R O L L A D O S entre los deportistas. La presión que reciben de aficionados y familiares, el dopaje y las drogas y el impactante paso de la fama al de la vida anónima, forman un cóctel explosivo. Después de la popularidad, algunos no son capaces de adaptarse a una vida normal. Pero lo que más preocupa a las autoridades sanitarias es el gran aumento de suicidios en adolescentes.
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razón creadora
f a c t o re s q u e p u e d e n i n f l u i r e n e l s u i c i d i o d e adole sce nte s Los siguientes factores, aparte de producir infelicidad, son los más frecuentes en la familia del adolescente suicida: • Consumo excesivo de alcohol u otras sustancias. • Separación o divorcio de los padres. • Excesivo autoritarismo de los padres o pérdida de autoridad. • Padres con trastornos mentales. • Antecedentes familiares de suicidio. • Humillaciones que le causan sus padres. • Violencia familiar. • Escasa comunicación con su familia. • Incapacidad para manifestar afecto. • Frecuentes cambios de domicilio.
p sico patolo gía del ado les cent e s ui cida Hoy día sabemos que casi la totalidad de los suicidios en adolescentes se dan en quienes tienen una enfermedad psicológica. Las más habituales son: Depresión. Como todos sabemos, la depresión es muy frecuente y afecta al ser humano en su totalidad. En adolescentes los síntomas más habituales son tristeza, pérdida de interés en todo, culpabilidad, aislamiento social, pensamientos suicidas, alcohol y drogas, cansancio o agotamiento, insomnio o hipersomnia, etc. Trastorno de ansiedad. Pulso acelerado, sensación de falta de aire, sudoración excesiva, temblor, excesiva tensión muscular, cefaleas, timidez, aislamiento, evitación de actividades sociales, etc. Ataques de pánico. Ansiedad extrema con pulso acelerado, hiperventilación o respiración rápida y superficial, miedo a perder el control, vértigo, etc. Fobia social. Se trata de una fobia muy incapacitante, ya que el adolescente evita cualquier relación con los demás, miedo a hacer el ridículo, a hablar en público, no se atreve a responder a los demás, etc.
C A DA S U I C I D I O C REA T R A S TO R N O S P SICOLÓG ICOS G R AV E S E N U N A ME DIA DE C INCO P ER SON A S
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Ansiedad de separación. Excesiva dependencia de los padres, miedo a ir al colegio, evita hacer cualquier cosa sin sus padres, miedo a perder a sus padres, etc. Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Conductas repetitivas, rituales excesivos, no poder controlar los pensamientos u obsesiones, etc.
razón creadora Esquizofrenia. Alucinaciones auditivas o visuales, ideas delirantes, cree que tiene poderes sobrenaturales, posturas extrañas, respuestas emocionales inadecuadas, empobrecimiento del lenguaje, etc. Factores de personalidad. Conducta agresiva, elevada impulsividad, cambios de ánimo muy frecuentes, no tiene habilidades sociales, pensamientos extraños, conducta disocial, se siente rechazado por todos, etc.
Conductas d i v e r s a s • A continuación enumeraré aquellas conductas más usuales que pueden llevar al suicidio: • Tener una enfermedad física grave. • Haber sido víctima de un desastre natural.
Más del 50% de los suicidios son de ancianos.
• Haber sido víctima de violación o abuso sexual. • Fracaso escolar.
Trastorno de estrés postraumático. Está ocasionado por un acontecimiento traumático de gran intensidad, y que se caracteriza por la aparición de muchas conductas de evitación de situaciones relacionadas con el trauma sufrido. Trastorno de alimentación. Severos trastornos de la conducta alimentaria como anorexia nerviosa o bulimia. Trastorno disocial de la personalidad. Es otro factor de riesgo de suicidio en la adolescencia y se caracteriza por agresión a personas, amenaza e intimidación a los demás, violaciones graves de las normas sociales, robo, destrucción de la propiedad ajena, etc. Este trastorno produce un deterioro social, académico o laboral al máximo, y con mucha frecuencia desarrolla dependencia de sustancias. Dependencia del alcohol. Consumo excesivo de alcohol, que le lleva a incumplir sus obligaciones, problemas legales frecuentes, etc.
• Estar sometido a amenazas de muerte. • Incumplir lo que los padres esperan de él. • Estar sufriendo acoso escolar. • Muerte de un ser querido. • Separación de amigos o novio novia. • Problemas familiares importantes.
el amor a Dios la principal prevención En varios estudios sobre el suicidio se ha comprobado que el principal factor que evita el suicidio es el ser creyente. Los que creemos en Dios podemos desarrollar las mismas enfermedades que los que no creen, pero la vida tiene otro sentido y trascendencia. Sabemos que Dios es el dueño de la vida, que como un Padre está llevando nuestra historia. Además , estamos seguros de que hay otra vida, que es la Vida Eterna. El suicidio es contrario al amor de Dios.
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razón creadora
¿Sociedad del
b i e n e s t a r. . . ?
Jesús Esteban Barranco
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razón creadora
¡
Finalmente! ¡Ya era hora de que salieran a la luz pública las cifras de suicidio en España, tema tabú desde hace tiempo! Todos sospechábamos que eran muy altas, pero no tanto; todos decíamos que los medios de comunicación social, tal vez encorsetados o censurados por otros poderes políticos o mediáticos, no se atrevían a airearlas, porque eso, aparte de tener muy mala prensa —y nunca mejor dicho, pues ¡a ver qué prensa quería jugarse el tipo por publicar tan malas noticias!—, dejaba en paños menores a la tan cacareada sociedad del bienestar, promocionada con más ínfulas y alharacas que con hechos reales que acaban por colocarnos en nuestro sitio: en la sociedad del “mal-estar”, ya que muy mal tiene que estar una sociedad para llegar a tales extremos, como así apuntaba ya a finales del siglo XIX el célebre sociólogo francés, Émile Durkheim.
LA A NG US TI A V I TA L M ATA MÁS GENTE QUE E L T RÁ FI CO
Pues bien, ahí están los datos: en 2008 —que eso era anteayer; hoy los índices habrán subido— nueve personas se suicidaron cada día en España, en total 3.421 en ese año, cifra superior a los fallecidos incluso en accidentes de carretera en el mismo período (ocho cada día), situándose así en el primer puesto de la clasificación de los muertos por causas externas. Si a esto añadimos que las tentativas de suicidio, según datos de expertos (Centro Científico de Psiquiatría Serbski de Moscú), arrojan cifras pavorosas —unas veinte personas intentan suicidarse por cada una de las que se suicidan de hecho—, no podemos cerrar los ojos ante un panorama tan escandaloso como cruel, tan fatídico como bochornoso, de una humanidad que se precia de tan civilizada, científica y técnica, sin caer en la cuenta o sin quererlo admitir que lleva en su seno el veneno de esa rémora. Y habría que añadir que no se sabe con exactitud si en estos datos se recogen los casos de eutanasia activa, dada la tendencia actual a considerarlos como simples episodios médicos, que, en la mayoría de los casos, si no en todos, recuerdan claramente “la solución final” del nazismo, que efectivamente tiene todos los elementos de “final”, pero ninguno de “solución”. Echar mano del suicidio, en forma de eutanasia, es un cómodo recurso de una sociedad egoísta que no sabe o no quiere dar respuesta al problema que plantean los enfermos terminales. No es el dolor físico de por sí el que lleva a esa opción —que normalmente se puede mitigar y se mitiga hoy día—, sino el miedo a la muerte, el pánico a dejar de existir, el pavor por si hay algo más allá..., y aquí no se ofrece al paciente ninguna esperanza de dar sentido a su vida mientras dure.
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razón creadora El atajo de la eutanasia no es la respuesta adecuada para estos enfermos que, en el fondo lo que piden es ayuda para superar el miedo a morir: Jesucristo vino “para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y liberar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a la esclavitud” (Hb 2,14-15), en este caso, la esclavitud del suicidio. Esa seducción por la muerte es una sibilina ponzoña de Satanás para encubrir la fascinación por la vida.
cada tres segundos, un suici dio Ya un año antes de ese “anteayer”, es decir, en 2007, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba de que cada día se suicidaban tres mil personas en el mundo, que suponía más de un millón cien mil personas al año, lo que, para resaltarlo mejor, equivale a un suicidio cada tres segundos. Lo más llamativo es que esta realidad aparece como una de las tres causas principales de muerte en las personas jóvenes comprendidas entre los 15 y 34 años, aunque la mayoría de los casos ocurre en personas de más de 60 años. Las otras causas de muerte son el infarto y el cáncer.
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Alguien podrá decir que todo ello se debe al gran aumento de trastornos psicológicos que llevan a un grado de enajenación mental, que provocan esos desenlaces; pero también las estadísticas dicen que no es significativo este dato. En cualquier caso, sean como sean las causas y las circunstancias, no es para que esta sociedad se pavonee del bienestar: la cosa no es como para tirar cohetes, antes al contrario, es para taparse la cara de sonrojo. ¿Alguien se detiene en dejar constancia de la devastación moral a la que se llega en el círculo de personas (familiares y amigos) de quien se suicida o intenta suicidarse? Hay una conmoción general en ese ambiente que suele dejar mudo, sin poder dar explicaciones satisfactorias. Nos hemos consolado fácil y tontamente pensando que estas cosas ocurrían principalmente en los países anglosajones, teutónicos y nórdicos en general, especialistas en quitarse la vida a imitación más o menos cruenta de los nipones y su ritual del harakiri: ahora las clínicas de estos países y de Centroeuropa se han doctorado en regalar, más o menos a la chita callando, la muerte dulce a quien la solicita, engrosando, si no las estadísticas, sí la triste realidad del suicidio.
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¿POR QUÉ TO D O H A PE RD I DO C UA L Q U I E R RE CU ER DO D E F R AG A N C I A DE DIOS, Y SE HA C O N V E RT I D O EN U NA S EN TI NA N AU S E A B U N DA ?
Los japoneses lo hacían y hacen por un desenfocado sentido del honor; las clínicas europeas lo practican con un impúdico sentido del deshonor. No hace mucho se aireaban los mil ricos de Estados Unidos que se quitaron la vida y sólo hace unos cuantos meses que una conocida compañía telefónica europea ha visto cómo se han borrado de la escena de este mundo un buen grupo de sus cuadros directivos en sus diversos escalafones, bajo el pretexto de una gran presión laboral. Así anda el mundo y así están las cosas; y resulta que, cuando creíamos que tales cosas pasaban en el extranjero o en los países ricos, las cifras recientes de suicidios en España nos dejan con las vergüenzas al aire en esta mal llamada sociedad del bienestar y bien calificada como sociedad del malestar. No pretendemos aquí reelaborar datos estadísticos —y menos exhaustivos— de este desagradable asunto. Sabíamos que en esos países aludidos es un tópico que la gente se suicide. Y desatendíamos datos de otros países no tan ricos o, más bien, pobres. ¿Qué pasa, por ejemplo, en Cuba y en Rusia? Por razones obvias —no es políticamente correcto hablar de ello ni dar datos—, no es fácil saber cómo está el tema en Cuba: la misma OMS en 2007 aportaba datos, pero referidos a 1996, señalando que sobrepasaban los dos mil suicidios en la isla, de los que un buen número era de gente joven o relativamente joven. Otras fuentes indican, por ejemplo, que en 2007 se suicidaron 341 soldados en Rusia y 108 militares en el ejército de los Estados Unidos. Las cifras en Rusia alcanzan cotas hirientes: 42.855 suicidios en 2006, el equivalente a un 30 por 1000, ocupando así el segundo lugar en este penoso y luctuoso ranking mundial; el primer puesto se lo lleva nada menos que Lituania y el tercero Letonia. En el arco de tiempo que va de 1995 a 2003 en Rusia se calcula medio millón de suicidios, más diez millones de tentativas concomitantes de suicidios. Y como mal de muchos, consuelo de tontos, no está de más recordar que la glamourosa Francia es el país europeo con la tasa más alta de suicidios por cada cien mil habitantes (17,7 de media). En Europa la OMS da cifras que se acercan a los 60.000 suicidos anuanles, ¡7.000 más que por accidentes de carretera! Y en Japón, que nunca ha ocultado su afición al suicidio, ha proliferado una nueva generación de jóvenes que, más que vivir, vegetan y malviven de noche como murciélagos —pero ellos sin radar—, llegando a quitarse la vida a una media de cuatro por hora… porque “no hay vida después de la muerte”, cuando lo que les ocurre es que tampoco la tenían antes de suicidarse.
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c a e r e n e l p o zo de la desesperación Dejemos a un lado las cifras y estadísticas y volvamos al fondo de la cuestión, pues no tenemos la pretensión de abordar aquí un tratado sobre el suicidio. Fue en los primeros días de marzo de este año cuando salta a la prensa la noticia en España con un titular que, más o menos, viene a decir que la angustia vital mata más gente que el tráfico (y nadie nos rasgamos las vestiduras si nos enteramos de que la falta de agua potable causa más muertes que la guerra...; pero ésa es otra cuestión). Un par de titulares aquí y allá, alguna tertulia en los medios radiofónicos y televisivos y pare usted de contar: todo fue como el heno, flor de un día, porque en los días sucesivos la noticia quedó cubierta con los tópicos que diariamente nos abruman: la crisis económica, el paro, el terrorismo... Interviene algún sociólogo y, sobre todo, algún especialista en psicología clínica y psiquiatría. Todos se mantienen en el ámbito del fenómeno sociológico y de los trastornos de la psique; se analizan los hechos, las posibles causas y remedios y... Dios no aparece por ningún lado, como si no tuviera nada que ver ni que decir, porque parece que la vida ha aparecido en el mundo por generación espontánea o por esporas y el Creador no pinta nada. Pero no faltan “intelectuales”, filósofos y pensadores, que quedan fascinados por la opción libre que hace quien se uicida, como si eso eso fuera un canto a la libertad, bien supremo que hay que defender y exaltar por encima de todo… Pues no, por encima de todo, no: la libertad (aunque la gramática diga que es un sustantivo) no lo es, no tiene entidad propia, es más bien un adjetivo, una cualidad que se adosa a una sustancia: antes hay que ser, para luego poder ser libre. De hecho no es antes la libertad que la verdad, es decir, no es antes la Vida que la libertad; y, en la antropología cristiana, primero es la esencia divina, Verdad absoluta, el Ser, “causa de las causas”, como en sus no cortas luces decía el mismo Cicerón, que “luego” es absolutamente libre. Es la Verdad la que nos hace libres, no es la libertad la que origina la verdad. Y es esta Verdad, esta Vida (Dios mismo) lo que absurda e inútilmente se pretende descartar en el suicidio, desbancado a Dios de nosotros mismos. ¿Es posible saber dónde está la solución? Desde pequeñitos muchos la habíamos memorizado: “¿Y para qué fin ha creado Dios al hombre? Para servirle en esta vida y después gozarle en la eterna” (pregunta y respuesta número 250 del antiguo Catecismo de Astete). Digámoslo de una forma igual de clara, pero más sintética: para vivir en comunión sempiterna con Dios.
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NI N GÚ N TE ST PSI COLÓGI CO PUE DE D E T E C TA R L A AC C I Ó N MALÉF ICA D E S ATA N Á S ; N I TA M P O C O DESCUBRIR L A AC C I Ó N I N F I N I TA M E N T E SU PER I OR Y SA LV Í F I C A DEL ESPÍRITU S A N TO
razón creadora ¿Qué es lo que pasa por la mente de esta gente que se ve abocada a llegar a esos extremos? ¿En qué punto de su vida ha desaparecido la esperanza y se ha enseñoreado el desencanto por la vida? ¿Por qué todo se le convierte en chato y aplanado, con indiferencia por el gusto de la vida? ¿Qué fluido deja de transcurrir por esas neuronas incoloras e insípidas ofreciendo un encefalograma espiritual plano? ¿Por qué ya ni siquiera les queda un clavo ardiendo al que agarrarse para sobrevivir? ¿Por qué esa querencia irresistible a quitarse la vida, al mismo tiempo que algo se desgarra por dentro y grita: “¡No!, no quiero morir!”? ¿Por qué todo ha perdido cualquier recuerdo de fragancia de Dios — el “buen olor de Cristo”—, convirtiéndose en una sentina nauseabunda?, pues “nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo...; para los unos, olor que de la muerte lleva a la muerte; para los otros olor que de la vida lleva a la vida” (2Co 2,15-16). No queda ahí ningún atisbo de rayo de luz, ningún consuelo de un posible destello que haga posible intuir siquiera la salida de un túnel atorado: todo es tenebroso en esa cloaca de vida sin esbozo de luz, que “si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá! (Mt 7,23). Quizás en la andadura de esa gente por su vida en este mundo hubo alguna vez un trazo bello que dejó impreso en su alma un divino pincel; ¿por qué ahora todo son signos borrosos y confusos que provocan hastío y rechazo? ¡Qué horripilante se ha vuelto todo! Ya no hay la más mínima evocación o regusto de algo dulce, convertido todo en ajenjo de fatal garrafón.
PA R E C E Q U E L A V I D A H A A PA R E C I D O P O R G E N E R AC I Ó N ES PON TÁ NE A Y EL CREADOR N O P I N TA N A DA
c o m o l e ó n r u g i e n t e, busca a quien devorar Pero ¿quién diablos está tan interesado en llevar al hombre a esos extremos de echar mano de la guadaña para segar su propia vida? Pues ¿quién va ser sino el mismo Diablo, que es “homicida desde el principio”? (Jn 8,44). Él, incapaz de amar desde el momento en que fue catapultado del cielo y aherrojado al infierno, no tolera que el hombre pueda vivir en comunión con Dios. Por eso se vale de todas sus artimañas y argucias para engañarlo y obcecarlo y hacerle partícipe de su inmensa desgracia, “mentiroso y padre de la mentira”, como es. Cierto que la Psicología Clínica detecta los trastornos de la psique y hay que curarlos; y hay que crear ambientes sanos en el seno de la familia y de la sociedad que nos rodea, pero “nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas” (Ef 6,12). No hay ningún test psicológico que detecte la acción maléfica de Satanás; como tampoco lo hay para descubrir la acción infinitamente superior y salvífica del Espíritu Santo: el ámbito de la fe no se rige por comprobaciones empíricas ni por los nexos lógicos que atan los silogismos. En algún sitio ya dejé escrita esta idea: Satanás se frota las manos ante tanta hemorragia de vida que se le escapa a chorros a esta sociedad de cadáveres ambulantes que, frecuentemente, caminamos por la vida, aunque a veces sea con la sonrisa en los labios y otras, como en el triste caso del suicidio, con el rejón diabólico de la muerte clavado en nuestro corazón. Por eso, en fin de cuentas, lo mejor —¿lo mejor— es quitarse la vida, desaparecer del mapa, dejar de sufrir y que sea lo que el hado quiera. ¿Y no te das cuenta, querido
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razón creadora del alma, que echarse en los brazos de ese otro sustituto de Dios es lo mismo que rendir el supremo culto del sacrificio —el sacrificio propio de la propia vida— a ese “otro” en un acto de adoración al dueño de la muerte? Te escapas a velocidad pasmosa del centro y eje de tu ser y te abandonas a “otra” religión asfixiante y aniquiladora. Huyes de Dios y quieres toparte con otro diosecillo, cuyo abrazo te sume en la infelicidad perpetua. ¿No te acuerdas en la parábola del hijo pródigo —mejor dicho, del Padre misericordioso— que fue éste quien, apenas vislumbró en el horizonte al hijo perdido, echó a correr y lo abrazó con cariño entrañable cubriéndole de besos, sin apenas dejarle balbucear su arrepentimiento? El Demonio te ha expropiado de lo que te pertenece por herencia ganada por Jesucristo: te quiere robar la tierra para que no entres en el descanso. No puedes seguir jugando como aquellos niños tontos, cuando se enfadan entre sí y el más zaherido sale por los cerros de Úbeda: “¡Ah!, ¿sí? ¿Así me tratáis?, pues ahora no juego y me quedo sin respirar”. Es lo que ocurre cuando alguien llega al trance del suicidio: todo le es adverso y “quiere dejar de respirar”. Pero no, no es un juego: el drama fatídico del suicidio nos hace tambalear hasta más allá, la tragedia sin sentido.
atribulados en todo, mas no aplastados Por favor: hay un combate —a muerte por parte del Demonio; a vida por parte de Dios— entre Vida y Muerte: tú, inspirado por ese diosecillo quieres para ti la muerte; Dios, inspirándote por su Espíritu, quiere para ti la Vida con Jesús resucitado de entre los muertos. Por favor, no escojas irte a la región
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H AY Q U E R E P E T I R U N A VEZ MÁS, A TIE MPO Y A D E S T I E M P O, QUE NUESTRO CUERPO M O RTA L E S T Á L L A M A D O A LA RE SU R RE CCI ÓN C O N J E S U C R I S TO de los muertos que no resucitan. Es verdad, te estás muriendo a chorros y ya es hora de acabar con esta vida; pero hubo uno que, antes que tú, se desangró a chorros por ti y por mí, para que ninguno pasáramos por ese trago angustioso que nos llevaba a la muerte eterna. Jesucristo te tiende una mano y te ofrece la Vida. Hasta ahora quizás sabes lo que es vivir muriendo, probando tantas desgracias; pero no sabes lo que es esa muerte eterna, como tampoco sabemos del todo qué es la Vida: llevamos equis años viviendo y ¿qué es la vida? ¿Lo quieres saber de una vez? La Vida es Jesucristo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). Esto no es una teoría ni una definición especulativa. Él es la Palabra que, desde el principio, estaba en Dios y “en ella estaba la vida” (Jn 1,4).
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y e n j u g a r á t o d a lágrima de sus ojos Y puesto que todo lo que ha sido creado, ha sido hecho por esta Palabra o Jesucristo (Jn 1,3), de modo especial en cada uno de nosotros hay una participación de esa misma Vida que es Jesucristo. Por favor, no podemos desarraigarla de nosotros mismos; sólo Satanás pretende arrancarlas de su raíz —la raíz es el mismo Cristo, autor de la Vida— para transmitirnos su incapacidad eterna de amar. Por eso el aviso del Señor: “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos” (Mt 7,6). Y puesto que no hay periódicos o muchos medios de comunicación que lo digan abiertamente, es necesario proclamarlo HOY y AHORA, para ti y para mí, que Jesucristo es el Autor de la Vida, que Él ha venido al mundo para que tengamos vida, “y vida en abundancia” (Jn 10,10), que Él “no hizo la muerte” (Sb 1,13), sino que “creó al hombre incorruptible, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del demonio entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen” (Sb 2,23-24). Hay que repetir una vez más, a tiempo y a destiempo, que este nuestro cuerpo mortal está llamado a la resurrección con Jesucristo, “primogénito de los muertos” (Col 1,18). Cristo se yergue sobre el sepulcro y los cielos de los cielos cantan: “¡Oh muerte!, ¿dónde está tu victoria?” (1Co 15,55). “Muerte y Vida se han enfrentado en un prodigioso duelo” y el Señor Jesús ha salido victorioso sobre el pecado que trajo la muerte, sobre la muerte que introdujo el Demonio y sobre el Demonio que a todos nos mordió en el calcañar, menos a la Señora que pisoteó su cabeza.
¿Sociedad del bienestar o del “mal-estar”? Ya no me importa cómo queramos llamarla, aunque sea una pedrada en los ojos y una coz en los dientes considerarla del bienestar, cuando campa a sus anchas la angustia mortal. Ante un hombre amorfo sin esqueleto, sin eje vital ni quicio que le remita a su Creador, con esa mirada que no puede traspasar el hermetismo de sus propios nubarrones, con un yo encerrado en un inmanentismo opaco, un hombre siempre en equilibrio inestable, sin fundamentos ni base de sustentación ontológica, continuamente anegado en las arenas movedizas de su propia miseria vital, le sale sal paso la Escritura interpelándole: “Cuando fallan los cimientos, ¿qué podrá hacer el hombre?” (Sal 10). A esta pregunta, el Demonio le susurra “como” solución evidente: “Está claro, el suicidio”; mas Jesucristo, a su vez, por la fuerza (“dynamis-virtus”) del Espíritu Santo, no ya “como” evidente, sino con rotunda claridad y serenamente nos dice: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo” (Mt 25-34). “Os quiero conmigo, resucitados, en el banquete nupcial del Reino de mi Padre. Así se lo pedí a Él, como ya os lo dije: ‘Pues el Padre mismo os quiere’ (Jn 16,27) y ‘quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que tú me has dado’” (Jn 17,24). Es la fiesta de las bodas eternas con el Cordero, donde “no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas” (Ap 21,4) y el suicidio no será siquiera un lejano recuerdo inexistente, de un mundo viejo que pasó, porque todo será una nueva sinfonía luminosa de la celebración eterna de la Vida.
M U E R T E Y V I D A S E H A N E N F R E N TA D O E N U N P R O D I G I O S O D U E LO Y E L S E Ñ O R J E S Ú S H A S A L I D O V I C TO R I O S O 69
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La l u c h a d e San Antonio del desierto
José María de Montells y Galán
n origen, el ermitaño era un monje que fijaba su misión en el cuidado y protección de una ermita dedicada a algún santo y, por lo general, en algún territorio despoblado y poco visitado. El retiro del ermitaño se consideraba parte de su vida espiritual y de su entrega cristiana. Entre todos ellos, para mí que brilla con luz propia, San Antonio del Desierto o San Antonio Abad, un hombre que abandona sus bienes y crece en santidad y se convierte en un modelo de vida. Ascético y austero, durante su vida durmió en un sepulcro vacío. Según Jacopo della Voragine, en “La leyenda dorada” fue reiteradamente tentado en el desierto por el demonio.
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e l tufo del malig no Vivimos en un tiempo, en el que se ignora al diablo. Para el hombre de hoy Satán no existe. Es invento anacrónico, producto de mentes supersticiosas y anticuadas que trataban de sumergirnos en el miedo. Ahora ya no se le tiene miedo al demonio. Pero uno tiene la convicción de que el Mal existe y está entre nosotros. ¿Qué otra cosa es el grave pecado de la pedofilia en el seno de la Iglesia? Está escrito que Belzebú intentará arruinar los pilares de la Iglesia. Su tufo se extenderá por todo el mundo, pero nuestro olfato se acostumbrará a su hedor.
PA R A E L H O M B R E D E H OY S AT Á N N O EXISTE. E S I N V E N TO A N AC R Ó N I C O, P R O D U C TO DE MENTES S U P E R S T I C I O SA S Y A N T I C UA DA S Q U E T R ATA BA N D E S UME RGI R NOS E N E L M I E D O. A H O R A YA N O S E LE TIE NE MIE DO A L D E M O N I O. PERO UNO TI ENE LA CONVIC CIÓN DE QUE EL MAL EX IS TE Y E STÁ E N T R E N O S OT R O S
Veamos una muestra de la influencia del Malo en nuestros días: En estas últimas jornadas, mucho me ha extrañado la repercusión mediática de los casos de curas pedófilos, cuando provienen de medios de comunicación que han saludado a la nueva Ley del Aborto como una conquista social. El asesinato del inocente como un derecho. Hace tan solo cien años, el aborto se consideraba un pecado gravísimo y un delito execrable. Escandalizaba a todos, incluso a los no creyentes. Me malicio que cuando interese a sus planes, estas mismas personas se pronunciarán por la despenalización de la pedofilia. Es cuestión de tiempo y del influjo del demonio. Acontece que los que se definen a sí mismos como progresistas no tienen argumentos contra la pederastia, porque como señala muy bien Pío Moa: “La extensión actual de la pederastia entre religiosos, mayor que antaño, procede de actitudes típicamente progresistas fomentadas en diversos medios de la Iglesia a raíz del concilio Vaticano II y ligadas a una gran tolerancia hacia la homosexualidad: la pederastia entre religiosos (y no religiosos) suele ser homosexual. Así, parece que el entusiasmo del New York Times, otro abanderado de esta campaña, disminuyó un tanto cuando comenzó a aflorar el dato de la homosexualidad: ya se sabe que esta prensa cultiva el orgullo gay, la presunción de que esta forma de sexualidad es tan correcta como la normal, y trata de imponer un tabú a cualquier discrepancia. Su progresismo todavía no ha llegado a justificar las prácticas sexuales de adultos con niños, pero está sólo a un paso de ello, de crear un nuevo orgullo”. ¿O alguien cree que los males de la sociedad actual se deben a una casualidad, sin conexión alguna con el demonio?
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sufrió terribles t e nta c i on e s
nerales, él recobró el sentido y se volvió a su choza a orar y meditar. Allí le dijo a Nuestro Señor: ¿Adónde te habías ido mi buen Dios, cuando el enemigo me atacaba tan duramente? Y una voz del cielo le respondió: Yo estaba presenciando tus combates y concediéndote fuerzas para resistir. Yo te protegeré siempre y en todas partes (...)“
Sabemos por los Padres del Desierto que San Antonio Abad fue varias veces tentado por el demonio en el desierto. Siendo el primer monje de la Cristiandad que se retiró a una cueva del desierto egipcio para purificar su espíritu, lejos de las tentaciones mundanas, se vio asediado por la evocacontra ellos es ción de los placeres de la carne, la consecución del po- n u e s t r a l u c h a der y la obtención de una gran Yo he visto las tentaciones de fortuna. San Antonio en un lienzo ad“(...) Pero el demonio empezó mirable de Dalí. En el cuadro, a traerle temibles tentaciones. se ve al ermitaño tentado por Le presentaba en la mente la lujuria, el poder y la riqueza, todo el gran bien que él podría las tentaciones eternas, sohaber hecho si en vez de re- portadas por unos elefantes partir sus riquezas a los pobres imposibles de larguísimos las hubiera conservado para miembros, mientras negros extender la religión. Y le mos- nubarrones se ciernen sobre traba lo antipática y fea que se- el desierto. Un caballo encaría su futura vida de monje er- britado parece provenir del mitaño. Trataba de que se mismo infierno. Es toda una sintiera descontento de la vo- alegoría de nuestro mundo. cación a la cual Dios lo había Como dijo el propio santo: llamado. Como no lograba “Luchemos, pues, para que la desanimarlo, entonces el deira no sea nuestro dueño ni la monio le trajo las más desesconcupiscencia nos esclavice. perantes tentaciones contra la Pues está escrito que ‘la ira pureza. Le presentaba en la del hombre no hace lo que imaginación toda clase de agrada a Dios’ ( St 1,20). Y la imágenes impuras...” concupiscencia ‘cuando ha “(...) Un día el demonio, en- concebido, da a luz el pecado; furecido porque no lograba y de este pecado, cuando esta vencerlo, le dio un golpe tan desarrollado, nace la muerte’ violento que el santo quedó (St 1,15). Viviendo esta vida, como muerto. Vino un amigo mantengámonos cuidadosay creyéndolo ya cadáver se lo mente en guardia y, como llevó a enterrar, pero cuando está escrito, ‘guardemos nuesya estaban disponiendo los fu- tro corazón con toda vigilancia’
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(Pr 4,23). Tenemos enemigos poderosos y fuertes: son los demonios malvados; y contra ellos ‘es nuestra lucha’, como dice el apóstol, ‘no contra gente de carne y hueso, sino contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestiales, es decir, los que tienen mando, autoridad y dominio en este mundo oscuro’ (Ef 6,12). Grande es su número en el aire a nuestro alrededor, y no están lejos de nosotros. Pero la diferencia entre ellos es considerable. Nos llevaría mucho tiempo dar una explicación de su naturaleza y distinciones, tal disquisición es para otros más competentes que yo; lo único urgente y necesario para nosotros ahora es conocer sólo sus villanías contra nosotros”. Cuando recientemente, un cura joven al que mucho quiero, me preguntó en TV de qué se valía el demonio para tentarnos, le contesté sin dudar que del “poder de la seducción”. Como a San Antonio Anacoreta, Belzebú no ceja en el empeño de intentar seducirnos. Nos seduce con lo que pensamos que nos hará felices. Es una trampa. Un engaño. Conviene que no olvidemos al enemigo. Él sigue su batalla contra la luz en el escenario de nuestro débil corazón y cuenta para vencer con nuestra insufrible soberbia. Nos hemos creído el centro de la Creación y solo Dios es el rey de todo lo creado.
sed santos C O N T R A E L LO S “ E S N U E S T R A LU C H A , NO CONTRA GENTE D E C A R N E Y H U E S O, S I NO C ONT RA LAS F UE RZ A S E S P I R I T UA L E S D E M A L DA D E N LA S RE GION ES C ELESTIALES, E S D E C I R , LO S Q U E T I E N E N M A N D O, A U TO R I D A D Y D OMINIO EN ESTE MUNDO OSCURO” ( EF 6,12)
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espada de dos filos eguimos fijándonos en el de al lado, en los de fuera, en los que no tienen “chrisma”; denunciando y maximizando sus mundanidades y forjando con los adobes del maniqueísmo y del humanismo una perfecta Babel farisea, donde los ateos, paganos, agnósticos y publicanos no deben acceder. La cuestión es que, si no tienen el oído abierto, la premisa “el que tenga oídos que oiga” tal vez no vaya dirigida a ellos, sino a quien se le ha dado la gracia de oír y no oye. “El Señor me ha dado entendimiento —me ha abierto el oído— y yo no me he resistido ni le he vuelto las espaldas” (Is 50,5), confirmado por el salmista: “En cambio, me has abierto los oídos. Por eso he dicho: Aquí estoy para hacer tu voluntad” (Sal 40,7-9).
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No te fíes de mí Jorge L. Santana
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l o s d e d e nt ro y los de fuera Pocas veces Jesucristo acusa a los de fuera, los publicanos, o a los poderes establecidos, los romanos. Pocas veces inculpa y condena a los ateos, agnósticos, escépticos, nihilistas y gentiles; más bien denuncia el fariseísmo y juzga muy duramente a los de dentro, a los que “cumplen la ley”, a los que no matan, ni se van de prostitutas, ni se emborrachan, ni pegan a sus mujeres, a los que cumplen religiosamente con el precepto dominical, dan el diezmo, hacen oración y ayuno, dan limosna y son bien vistos por el pueblo. Y no solo eso, sino que satisfacen los 613 preceptos de la ley mosaica: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias” (Lc 18,9). ¿Quién es el justificado:
el que cumple la ley y se ensalza juzgando a los demás, o el pecador que no puede ni mirar al cielo por el peso de sus culpas, pero en su angustia suplica piedad? Jesucristo nos dice que el segundo. ¡Oye!, ¡que nuestro padre es Abrahán! ¡Cuidado, no me juntes con la chusma incrédula! Pero el maligno, ¿no hará más daño en el interior, allí donde socava los cimientos y las estructuras terminan cediendo? “Vosotros sois la sal de este mundo, pero si la sal se desvirtúa…” (Mt 5,13). La conspiración del mal anida en lo interno, oculta entre el bien y la apariencia donde la repercusión hacia los de fuera es piedra de escándalo. Los que “cumplen la ley” van a lapidar a la adúltera; no hay discernimiento, no hay perdón, no hay misericordia, solo cumplimiento. ¿A quién les dice Jesús “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”? ¿A los de fuera, a los publicanos, a los incrédulos, a los ateos, o más bien a nosotros?
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espada de dos filos Es más fácil creer en Dios que amarlo. Por el contrario es más fácil amar a Satanás que creer en él. ¿Cuándo nos creeremos que “nuestra lucha no es contra la carne y la sangre (humanidad), sino contra los espíritus del mal (ángeles superiores al hombre) que habitan en este mundo tenebroso” (Ef 6,12-13)?
vo l ve r a t r á s
¿QU I ÉN ES EL JU S T I F I CA DO : EL QUE CUMPLE LA LE Y Y SE E N SA L Z A JU Z GA ND O A LO S DE MÁS , O EL PECAD OR QUE NO PU EDE NI MIR A R AL C I E LO P O R EL PESO DE S U S C U L PA S , PERO EN SU A N GUS TI A SU P L I CA P I E DA D ? 76
Para resucitar hay que saber morir. El hijo pródigo, sufre, muere, padece la transgresión y se agarra a su carne hasta que le hace discernir su error. Pasa por un instante el “kairós”, y se puede producir la “teshuvá”, el retorno, se agarra a la conversión, al “pesaj” de Dios liberando al hombre de la esclavitud. Un grito se oye en Ramá, como aquel en la nona desde la desesperación “¡Elí, Elí!, ¿lemá sabactaní?”, desde la muerte, desde el infierno, desde la demostración de la impotencia. ¿Hemos experimentado alguna vez “si Dios no aparece, me muero”, o siempre hemos tenido nuestro espacio reservado donde queremos mostrar a todos que sólo entra Dios, pero en el que en realidad vive a sus anchas es Satanás? ¿No seremos más bien el hijo mayor, que estamos dentro pero sojuzgando a los de fuera? Por eso, aquella frase del hermano mayor “…ese hijo tuyo” nos denuncia la incapacidad para disfrutar del perdón; Nos preguntamos: Perdón ¿de qué…?, si hemos estado siempre al pie del cañón, en la casa del Padre, obedeciendo, manteniendo correctamente los preceptos… Si eso es verdad, ¿por qué condenamos a nuestro hermano pequeño? Podemos caer de nuevo en la inquisición, pues el exceso de celo puede convertirnos a los cristianos en los jueces más implacables y en los acusadores más virulentos. ¡Cuidado!, pues, al acercarnos a la perfección demoníaca, a una fe orgullosa, indudable y segura de su salvación, pero humillante y despreciativa con los pecadores. La orgullosa seguridad y presunción de ser “ovejas entre lobos”, nos puede convertir en “ser lobos disfrazados de ovejas”. Tal vez es más cristiano dudar de nuestra fe, de nuestra bondad, de nuestra fidelidad, de ser cristiano realmente, incluso de nuestra salvación, que exhibirnos con la excusa de declararnos partidarios de Dios ante los hombres. Ser cristiano es un encuentro con el resucitado, no una doctrina aprendida, pues como dice Tertuliano: “No podemos ser cristianos si no hacemos la virtud sin esfuerzo”. El humanismo correcto y perfeccionista nos invita a cambiar la mística por la moral, la cruz por la norma y la gracia por el esfuerzo y a transformar los acontecimientos y la actuación de Dios en hechos controlables y previsibles que, en realidad, no nos alteran y, a veces, ni nos rozan.
espada de dos filos Miramos y juzgamos duramente a los de fuera y nos olvidamos de la moral de la misericordia. Vemos muy clara y nítida la brizna en el ojo del otro, pero… ¡y la viga de nuestro ojo! “Si en nuestros ojos —pues decimos que vemos— hay oscuridad, ¡cuanta oscuridad habrá!” (Mt 6,23). Miremos más bien la miseria de nuestra vida, la ruina de nuestros propósitos, el fracaso de nuestra piedad, la frustración de nuestras enmiendas, nuestros pecados, más que los de los demás, esos pensamientos que sólo nosotros conocemos, concupiscencias que nos hincan en el polvo de la impotencia, y que la gracia viene, muchas veces a pesar nuestro, a levantarnos cuando ya no podemos ni clamar, porque Dios sí alza del polvo al desvalido. Mostrando la debilidad suscitamos la indulgencia y la compasión, pero el hombre religioso seguro de su fe y control de sí mismo, provocará la mayor de las repugnancias.
No se puede perdonar desde la altura, desde la distancia. El auténtico perdón se realiza cuando el que perdona sabe y experimenta que es aún peor que el perdonado y que lo único que le salva es la gracia de Dios. Conoceremos nuestra santidad en la medida en que nos creamos inferiores a los demás. “Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás” (Flp 2,3). San Francisco reconoce ante un condenado a muerte que sin la misericordia de Dios habría sido un criminal incluso peor que él: esto hace al reo convertirse, mirar a Dios y no compararse con el otro. Y San Felipe Neri le dice a Dios: “Señor no te fíes de mí, que te la juego”.
no podemos amar
no te fíes de mí, S e ñ o r
Aunque queramos, no podemos amar a Dios sin amar al prójimo, sería una teocracia farisaica, como tampoco se puede amar al prójimo sin amar a Dios, lo que se convierte en un humanismo ateo. Estas son las dos grandes tentaciones en esta generación. La del que desea someter el mundo a Dios porque le escandaliza la libertad, y su justificación es la ley; y la del que desea fabricar un hombre nuevo perfeccionado por la técnica, pero sin contar con Dios. Puede parecer una paradoja, pero querer ser el principio del bien puede ser el origen del mal. La idolatría por erradicar el mal se puede convertir en un ídolo mayor, en una religión de la humanidad, en el becerro de oro del humanismo, donde Dios ya no es necesario.
Quien confía en sí mismo, hace vano a Dios, le exilia de su vida. El que no confía en su inteligencia, en su bondad, en sus proyectos, se muestra humilde frente al Maligno; éste sabe que, entonces, el que va a pelear es el Señor y se retira hasta una nueva ocasión. Pero el que se apoya en sí, tendrá que luchar contra el mal y el mal lo vencerá. La auténtica humildad no está en abajarse —ya nos abaja la vida—, sino en dejarse levantar por Dios. Dios actúa, aparece, lucha donde nosotros no podemos: “No, no te soltaré hasta que no me bendigas” (Gn 32,26).
AU N Q U E Q U E R A M O S , N O P O D E M O S A M A R A D I O S S I N A M A R A L P R Ó J I M O, S E R Í A U N A T E O C R AC I A FA R I S A I C A , C O M O TA M P O C O S E P U E D E A M A R A L P R Ó J I M O S I N A M A R A D I O S , LO Q U E S E C O N V I E RT E E N U N H U M A N I S M O AT E O 77
espada de dos filos ¿Quién puede estar seguro de que ama a Dios, para juzgar a los que creemos que no lo aman? Una de las grandes angustias del cristiano es precisamente la de dudar constantemente de su amor a Dios. Dice Santa Teresa: “…y lo que no se puede sufrir, Señor, es no poder saber cierto que os amo, ni si son aceptos mis deseos delante de Vos”. Y la Madre Teresa de Calcuta dice: “Piensan que mi fe, mi confianza, que mi intimidad con Dios, mi unión a su Voluntad, deben absorber mi corazón, ¡Si supieran! Si supieran que mi alegría es sólo la máscara tras la que oculto el vacío y la miseria…” ¡Que distancia de estos pensamientos a nuestro fariseísmo! Si yo puedo, Dios se retira y me deja hacer, y aparece el Maligno con el que me tengo que aliar para conseguir los objetivos, pues mi humanidad no puede con un ser espiritual. Mas si yo no puedo ni dar un paso sin errar —“¡Señor, que me hundo!”—, aparece Jesús tomándome de la mano. “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? Yo tampoco te condeno”. Imputamos a los de fuera creyendo que nosotros estamos dentro, pero “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el Reino de Dios” (Mt 21,28). Tal vez la Nueva Evangelización no esté dirigida a los ateos y publicanos, sino a las “ovejas de Israel”, a los que Dios ha llamado a su Casa y estamos recostados mirando por la ventana —como las antiguas porteras— y juzgando y maldiciendo a todo el pasa. El que condena se alía con Satanás, acusador y mentiroso desde el principio; el que justifica y olvida se sube a la cruz con Cristo para decir: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34).
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¡ C U I D A D O, P U E S , A L AC E R C A R N O S A L A P E R F E C C I Ó N D E M O N Í AC A , A U N A F E O R G U L LO SA , I N D U DA B L E Y S E G U R A D E S U S A LVAC I Ó N , PER O HU MI LL A N TE Y D E S P R E C I AT I VA C O N LO S P E C A D O R E S !
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El Misterio de la Vo l v e r a C a s e l Juan Javier Flores Arcas, OSB Rector Magnífico del Pontificio Ateneo de San Anselmo
a mejor recensión de un libro, si está bien hecha, suele estar en el prólogo del especialista que lo presenta. Es el caso del presente libro de Odo Casel, “El Misterio de la Cruz”, cuyo preámbulo “Volver a Casel” creemos que es una excelente recensión-presentación de esta obra. Es indiscutible el influjo de su autor en la reforma Litúrgica antes y después del Concilio Vaticano II. Buenanueva extraer los párrafos principales de dicho preámbulo, que, por sí solo, expone y sintetiza la profundidad del Misterio y del Misterio de la Cruz, obra desempolvada después de hace más de cincuenta años que vio la luz por vez primera.
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La e s e n c i a d e l a doctrina del miste rio Los misterios del culto se actúan ante todo en la celebración, del mismo modo que las imágenes del arte sacro cristiano nos permiten percibir la presencia del misterio que tiene que ser celebrado. Toda la liturgia proclama el carácter mistérico del culto cristiano. La liturgia, de manera recurrente, se refiere a los «mysteria, sacramenta» que celebra. La Iglesia ha utilizado muy a menudo y con mucha generosidad esta terminología que gira en torno al misterio, porque consideraba su propio culto como un auténtico «mysterium». En su estudio de las oraciones romanas, Casel llamó la atención sobre el hecho de que muchas de ellas presentaban el binomio «actio-effectus». Lo interesante, en este caso, es que, según él, el «effectus» no significaba simplemente el efecto del sacramento, sino la realidad contenida en el mismo bajo el velo de los ritos, es decir, lo que la acción externa simboliza y logra que sea realidad invisible, presente y operante. Estudiando la terminología que hace referencia a los misterios, Casel se detiene pormenorizadamente a considerar la anámnesis. La anámnesis de la liturgia romana constituía el núcleo central de la plegaria eucarística y manifestaba, así, la universalidad y la antigüedad de la fe de la Iglesia universal en la misa, como memorial de la muerte redentora de Cristo. El elemento más antiguo de la anámnesis es la conmemoración de la pasión, entendida como muerte redentora que incluye, en sí misma, también la resurrección (cfr. 1Co 15,14ss). Pero la anámnesis tiene también una importancia en relación con la resurrección ya desde los tiempos más antiguos. Más tarde, a la muerte de Cristo se añadió la ascensión y, a fines del siglo IV, se introdujeron en algunas liturgias todas las fases de la redención, a partir de la encarnación hasta la segunda venida. De ese contexto, Casel dedujo que toda la obra de la redención se hizo y se hace presente en la misa. Y la coincidencia de todas las liturgias en torno a la anámnesis no sólo confirma, sino que manifiesta también la antigüedad de la fe de la Iglesia. Casel siempre ha sostenido que, en el misterio del culto, está la obra de la redención en su «realidad total». Es la misma acción redentora de Cristo que se hace presente no sólo como un efecto, sino en la totalidad de su obra.
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espada de dos filos Por la voluntad del Señor, la vida cristiana consiste principalmente en una comunidad de muerte y resurrección con Cristo, que no debe entenderse como una unión intencional, sino más bien como una realidad objetiva, es decir, un morir y un resucitar con Cristo de manera místicoreal. Pero, para que se pueda morir realmente con Cristo, es necesario que también Cristo muera realmente, «hic et nunc» (aquí y ahora). Según la tradición patrística, los sacramentos no sólo significan la gracia de Cristo, sino también su misma pasión. Es más, los sacramentos contienen y realizan todo lo que representan, por lo que también la misma pasión de Cristo está contenida en ellos. Casel además pensó que, si los sacramentos contenían realmente la eficacia de la pasión, dicha eficacia resultaría ser de orden físico. La razón de esa eficacia se encuentra en la misma pasión, realmente contenida en el sacramento. Casel, sin titubeos, admitió la presencia del Señor en el misterio del culto, de modo que, admitiendo la presencia de las acciones redentoras de Cristo en el misterio del culto, por legítima consecuencia llegó a afirmar la presencia del mismo Cristo. Y, al afirmar la presencia objetiva de los actos salvíficos en el culto, insiste en que el misterio del culto es en primer lugar la representación objetiva y necesaria de la acción salvífica de Cristo y, por tanto, está en el centro de la existencia cristiana. El misterio de Cristo se hace visible y eficaz en el misterio del culto, por tanto es una especie de prolongación y ulterior desarrollo de la «oikonomía» de Cristo. Sin él, ésta no podría comunicarse a todas las generaciones de la comunidad de salvación que se extiende en el espacio y en el tiempo. Para Casel, los misterios de la vida de Cristo son hechos históricos que suceden en un tiempo y un lugar determinados. Sin embargo, la doctrina del misterio no afirma que la acción histórica se hace presente en cuanto tal, porque la repetición de un mismo episodio histórico es metafísicamente imposible. La realidad que propiamente se hace presente en el misterio del culto no es la persona del Señor,
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desde el momento en que esta última es sólo un requisito, mientras que el elemento dominante y decisivo en el culto es la misma presencia de las acciones salvíficas de Cristo. De todo ello se puede decir que los principales representantes de la doctrina del misterio sostienen que en el culto no se hace presente sólo la muerte del Señor, sino toda la obra de la redención.
Naturaleza de la p re s e n c i a m i s t é r i c a Cuando trató de determinar la naturaleza de la misma presencia mistérica, Casel señaló que se trataba de una presencia sacramental. En realidad, la obra redentora se hace presente en el sacramento y en el misterio, interpretando estas expresiones no en el sentido local, sino como equivalencias que expresan el modo en el que se realiza esa presencia, según lo expresan los adverbios sacramentalmente y mistéricamente. El misterio del culto es la representación y renovación ritual del misterio de Cristo, de modo que se hace posible que nosotros entremos a formar parte de su mismo misterio. Dicho misterio de culto es, por tanto, un medio con el que el cristiano vive en el misterio de Cristo, en el ámbito de una reactualización objetiva. La tesis de la doctrina del misterio no limitó la presencia de la obra redentora al sacrificio de la misa, sino que la extendió a todos los sacramentos e incluso a todos los actos del culto cristiano. En ellos se realiza también la misma obra redentora, pero en cada uno de modo diferente, según su propia naturaleza, su propio fin y su propio significado.
Conclusión La doctrina del misterio, partiendo de la obra redentora de Cristo y de su actualización en el culto, integra en un sistema orgánico todas las realidades cristianas, a partir del plan redentor oculto en Dios, escondido, desarrollado y centrado en la persona de Cristo.
espada de dos filos La tesis fundamental de la doctrina del misterio afirma la presencia sacramental del acto mismo de la muerte y resurrección de Cristo, en sentido sacramental y no en el físico, en la Eucaristía y en algunos otros actos principales del culto cristiano. Para Casel el misterio de Cristo alimenta el misterio del culto, para que nosotros, mediante el mismo, podamos llegar a la realidad del misterio de Cristo. En este sentido Casel ocupa una posición hegemónica en la teología moderna. Un mérito suyo indiscutible fue el haber insertado la liturgia en una dimensión salvífica, colocándola en el corazón del cristianismo y en el mismo corazón de la teología. La acción salvífica aparece como misterio celebrado en el culto. El haber reconocido que la liturgia es un misterio cultual equivale a haberla puesto en la Iglesia como símbolo viviente y como imagen plena de la humanidad de Cristo que, así, continúa realizando en los hombres su obra de redención. En el conjunto de la reforma y de la renovación litúrgica se nota el influjo de un trasfondo abiertamente caseliano. La doctrina de los misterios quiere clarificar, de manera más precisa, la verdadera esencia del sacramento. En todo ello se percibe claramente cómo Odo Casel fue un auténtico precursor del Concilio Vaticano II. Una pléyade de autores está detrás y delante de la Constitución conciliar de liturgia, antes, durante y después de las sesiones conciliares. El teólogo Joseph Ratzinger, hablando de la producción de Odo Casel, la definió como «la idea teológica quizás más fecunda de este siglo». Por eso hemos de volver a Casel y a sus grandes intuiciones litúrgicosacramentales.
El Misterio de la Cruz Odo Casel Edita: Asociación Bendita María Colección: Libros Buenanueva 15,5 X 22 cm. 256 páginas PVP: 20 € Pedidos: 91 759 79 68 o en la web:
www.revistabuenanueva.com
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Sobre la pedofilia LA SITUACIÓN Llevamos una temporada en que los medios de comunicación nos traen casi a diario diferentes noticias a cerca de la pedofilia y de la implicación en ella de miembros de la Iglesia. Primero fue Irlanda y después Alemania (por no hablar de las de EE.UU. que ya pertenecen a un pasado más lejano). No hay palabras para expresar la indignación y el bochorno que se siente, como católico y como sacerdote, por el comportamiento de los clérigos que han provocado dichas noticias, y lejos de nosotros el pretender disculpar o minimizar la gravedad de la culpa.
La cifra, citada en el libro “Pedophiilia and Priests”, escrito por el estudioso no católico Philip Jenkins, está tomada del estudio más amplio que existe hoy día sobre este tema. Concluye el estudioso que solamente
1 de entre 2252 sacerdotes que formaron parte del estudio a lo largo de un período de más de treinta años, se ha visto afectado por la pedofilia. En los escándalos tan conocidos de Boston, diócesis en la que parece que hubo más casos, solamente 4 de entre los más de los 80 sacerdotes etiquetados por los medios de comunicación como “pedófilos” fueron en realidad culpables de abusar de menores.
Se aprovecha la circunstancia para atacar a la Iglesia, la jerarquía y al mismo Papa, así como el celibato como si fuera éste el causante de esos comportamientos. Las estadísticas que hablan de Es cierto que aunque sólo hu- un 0,3 por ciento de sacerdobiese un solo caso es ya inex- tes que cometieron pedofilia, sicusable y condenable. Pero túan a éstos en el mismo nivel también es cierto que los nú- o inferior que a los hombres cameros no acompañan el sen- sados, y si se habla de profesacionalismo de muchos me- siones, por lo menos en Estados Unidos se han dado dios de comunicación. En el país en donde más casos mucho más casos entre profeha habido, es EE.UU. (no hable- sores y educadores que entre mos de otros donde los casos se sacerdotes. Allí mismo, el hecho han contado con los dedos de de que haya muchos casos de pedofilia entre los profesores las manos). no se difunde para que los paPodemos considerar que el dres no pierdan la confianza en problema ha afectado so- el profesorado, cosa que no se lamente al 0,3% del clero. evita respecto a los sacerdotes.
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EL PEDÓFILO El retrato robot del pedófilo, no incluye ningún rasgo aplicable exclusivamente a los sacerdotes y poco aplicable a los casados. Las conclusiones sobre el perfil de un pedófilo son similares en la gran mayoría de los estudios consultados. El retrato robot se elabora a partir del estudio de los detenidos por pedofilia, y habla de hombres en el 90% de los casos; de mayores de 35 en un 70%; de profesionales de nivel socioeconómico medio o alto en su mayoría; sin antecedentes penales también en su mayoría, y en cuya casa “normal” es igualmente “normal” que puedan albergar una familia propia con hijos pequeños propios.
La conclusión a la que nos conduce este perfil es inquietante, puede responder a la de cualquier persona. El peligro que puede tener un sacerdote de caer en estas prácticas no es mayor ni menor que el de otro hombre. Pedófilo se es ya a los 15, 16 años; sin embargo la promesa de vivir el celibato no la hacen los sacerdotes hasta los 25 ó 30 años, cuando la identidad sexual ya está plenamente definida.
aldea planetaria LOS DATOS DE UNA REALIDAD
tino_anche_istituzioni/07-032010/a r tico lo-id= 427497page=0-comments=1), informa de que en Alemania desde 1995 se notificaron 210.000 casos de delitos contra menores.
En Estados Unidos, según el estudio del año 2004 del JohnJay College Of Criminal Justice, los sacerdotes acusados en EEUU de efectiva pedofilia en 42 años, fueL os ca s os so s pe ch o so s ron 958, 18 por año. Las condenas fueron 54, poco más de una dentro de la Iglesia católica al año (los sacerdotes y religiosos fueron 94 (1 sobre 2000). en los Estados Unidos son alre- En este país, según las estadísdedor de 109.000). Durante el ticas criminales, cada año se dan mismo período hubo 6000 aproximadamente 15.000 casos condenas a profesores de denunciados de niños víctimas gimnasia y entrenadores, de abusos sexuales; queda muy declarados culpable de ese claro que no son sólo la escuela o el club deportivo los ambiendelito por tribunales de los tes en que sucede. Según Barbl EE.UU. Datos de Massimo In- Meier, presidenta de una asotrovigne: (http://www.docu- ciación de ayuda, más de la mentazione.info/article.php?id- mitad de las víctimas tiesez=41&id=1107) nen una relación familiar
los religiosos acusados de abuso sexual a niños fueron 23. En las escue-
lencia,
las de niñas fueron acusadas sólo 3 empleadas seglares. En varias escuelas los abusos fueron cometidos por el personal o por visitantes externos o por alumnos mayores y no por parte de sacerdotes (http://www.laiglesiaenlaprensa.com/2009/05/el-informeirland%C3%A9s.html. <http://www.documentazione.info /article.php?idsez=41&id=1107>) El informe muestra, más que la pedofilia en la Iglesia, una clara situación de abandono, violencia fisica y depravación común a los métodos educativos de todo el sistema escolar.
Son 300 casos en todo el mundo, de entre alrededor Los casos de pedofilia denun- con el autor; aproximada- de 400.000 sacerdotes.
ciados en USA, además de reducirse las denuncias año tras año (lo cual es doblemente indicativo, porque denunciar ha sido un gran negocio para víctimas y abogados), éstas representan sólo el 2% de las denuncias por pederastia en la unión americana, frente a un 5% de profesores de escuela y un rango entre 40-60% de familiares de las víctimas.
mente en el 20% de los casos es el propio padre y en otro 20% es el padrastro o nuevo “compañero sentimental” de la madre. Datos suficientemente alarmantes que hablan de una sociedad enferma.
En Austria, según las propias
autoridades civiles, los casos hallados en instituciones vinculadas a la Iglesia fueron 1 7, Si se ha buscado hacer del sa- mientras que se produjeron cerdote una figura “temible” que otros 510 en otros ambientes. ahuyente a los niños, antes de- En Irlanda, el Informe Ryan del berían temerles a sus profesores, año 2009 ha recogido los testitíos e incluso padres o hermanos. monios de 1090 personas con En Alemania, 94 casos sos- casos de violencia (no sólo sepechosos sobre un total de xual, sino sobre todo fisica y psi210.000. En un artículo del pe- cológica) en el sistema escolar riodista Andrea Tornielli de la isla desde 1914 hasta (http://www.ilgiornale.it/in- 2000. Tras un examen minuterni/ sulla_pedofilia_ci_aiu- cioso de cientos de casos de vio-
Mons. Scicluna, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó en una entrevista (< http : //www.d ocu menta zione.info/artic le.php?idsez=41 &id=1109>)que desde 2001 hasta 2010, la congregación ha trabajado en cerca de 3000 casos de sacerdotes diocesanos y religiosos relacionados con crímenes cometidos durante los últimos cincuenta años. Sólo en el 10 % de los casos se ha tratado de actos de pedofiIia. El 60% se trata de “efebofilia”, o sea, atracción sexual hacia adolescentes del mismo sexo y el 30% son relaciones heterosexuales. De los tres mil asuntos en total, en el 20% de los casos se ha celebrado un proceso penal o administrativo, normalmente en la diócesis de procedencia bajo la
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aldea planetaria supervisión de Roma para agilizar los procedimientos. Muchos de los procedimientos terminan en sentencia condenatoria, pero no se contabilizan en los que el sacerdote fue declarado inocente. En el 60% de los casos no hubo proceso, principalmente por la edad avanzada de los acusados, pero se dictaron sanciones administrativas y disciplinarias, como la prohibición de celebrar misa con presencia de fieles y de oír confesiones, y la obligación de llevar una vida retirada y de oración. Los demás casos se resolvieron sin llegar a concluir un proceso judicial canónico. En la mitad el Santo Padre asumió la responsabilidad de dimisión al estado clerical de esos sacerdotes. En el restante 10% de los casos los mismos clérigos acusados pidieron la dispensa de las obligaciones derivadas del sacerdocio, que fue concedida con prontitud. Los sacerdotes implicados en estos últimos casos tenían en su poder material de pornografía pederasta y por eso fueron condenados por las autoridades civiles.
Resumiendo, el total de casos comprobados de pederastia por sacerdotes o religiosos en todo el mundo asciende a 300 en cincuenta años, sobre un total de casi medio millón de curas en ese mismo período. Si de verdad preocupara realmente el delito, quizá se debería prestar mayor atención, por ejemplo, a los 228 casos de abusos a menores que se cometen cada hora en Iberoamérica. 86
LOS DOCUMENTOS CON tación a actos indecentes por confesores. El documento, que DISPOSICIONES EXPLÍCITAS se refiere principalmente a otros En las informaciones sobre la pedofilia, se citan a menudo documentos, que se interpretan como si se ofrecieran instrucciones para encubrir los casos de pedofilia. Pero la realidad es que todos los documentos tienen carácter oficial y son públicos y en ellos la actitud de condena es clara y fuerte.
abusos, hace directa mención de la pedofilia llamándola “crimen pessimus”. Es explícita en el documento la obligación de denunciar los delitos. (http://paparatzinger-blograffaella. blogspot.com/2007/05/crimen -sollicitation is-canoni-15-19. html).
Los malentendidos —si es que lo son— surgen de malas traducciones e imprecisiones debidas al hecho de que los documentos están escritos en latín y no hay traducciones oficiales en otros idiomas.
El segundo documento es el “De delictis gravioribus” (texto en latín http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/ documents/rc_com_cfait h_doc_20010518_epistula_graviora%20delicta_It.htmlc, en italiano <http://www.ratzinger. us/modules.php?name=News&fil e=artícle&sid= 202>, firmado por Joseph Ratzinger y el cardenal Tarcisio Bertone, en 2001, que fue escrito para actualizar el motu proprio “Sacramentorum Sanctitatis tutela” (en latín http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/motu_proprio/ documents/hf_jp-ii_motuproprio_20020110_sacramentorum-sanctitatis-tutela_It.html , en italiano en una traducción no oficial http://paparatzinger3-blograffaella.blogspot.com/201 0/03/traduzione-in-italiano-delmotu-proprio.html) del Papa Juan Pablo II que, para evitar los encubrimientos y corruptelas locales, asigna la competencia sobre cuestiones de pedofilia a la Congregación para la Doctrina de la Fe. S i ha ha bi do en cu -
Así, por ejemplo, una mala traducción al inglés dio pábulo a que se pensara que la Santa Sede imponía el secreto para ocultar los hechos. Pero no era así. El secreto de instrucción servía para proteger la buena fama de todas las personas involucradas, en primer lugar de las víctimas, y después de los clérigos acusados, que tienen derecho como cualquier persona a la presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario. A la Iglesia no le gusta la justicia espectáculo. La normativa sobre
los abusos sexuales no se ha interpretado nunca como una prohibición de denuncia a las autoridades civiles. El primer documento de referencia es la instrucción “Crimen Sollicitationis”(texto en latín http://www.cesnur.org/2007/Crimen_1962.pdf) un texto de 1922, nuevamente propuesto por Juan XXIII en 1962. La Instrucción trata del delito de inci-
b rim ien to s y om isi one s, s e d ebe n a una fa lta de l e a l t a d a l a s d i s p o s i c io n e s d el Pa pa y de l Ma g iste rio.
aldea planetaria E L C E L I BATO N O T I E N E (http://www.vatican.va/holy_fa- Es una señal de que la “poN A DA Q U E V E R CO N L A ther/benedict_xvi/letters/2010 /do- lítica” de Benedicto XVI está c u m e n t s / h f _ b e n - x v i _ l e t _ haciendo efecto. P EDOF I LIA También, como ya hemos indicado, se ha hablado estos días de un vínculo entre el celibato y la pedofilia. El psiquiatra Manfred Lutz, uno de los más importantes expertos en el tema, explicó en una reciente entrevista (<http://www.documentazione.info/article.php?idsez=41&id=111 0>) cómo esta conexión no existe.
Es más, los expertos dicen que las personas que viven la abstinencia sexual tienen menos riesgo de cometer abusos que los casados. En el artículo de Introvigne (<http://www.documentazione.inf o/article.php?idsez=41&id=1107>) se hace referencia a los estudios de Jerkins, que ha recogido cómo la mayor parte de casos de abusos sobre niños se han dado en mayor medida entre las diversas denominaciones protestantes, donde los pastores pueden casarse. Incluso la cifra ya citada de los 6.000 casos de abuso en los Estados Unidos en el mismo periodo, fueron cometidos en su mayoría por personas casadas. Por lo tanto no parece existir una relación directa entre pedofilia y celibato.
LA ACCIÓN CLARA y DECIDIDA DE BENEDICTO XVI El Papa Benedicto XVI, primero como Prefecto de la Doctrina de la Fe y luego como Papa es sin duda el que más se ha comprometido en la corrección de este problema en la Iglesia. En ese ámbito se circunscribe la reciente carta a los católicos irlandeses
20100319_church-ireland_sp.html). En ella hay una condena clara de esas prácticas aberrantes y una enérgica llamada de atención a los obispos para que asuman sus propias responsabilidades para reparar y para garantizar que no vuelva a suceder en el futuro. La misma claridad y determinación mostró el Papa durante su viaje a los EE. UU. (aquí una relación de textos con intervenciones suyas sobre la pedofilia (http://magisterobenedettox vi. blogspot.com/2008/05/la-strenualotta-del-papa-contro-la_16.html) y a Australia (aquí una relación de textos con sus intervenciones (http://magisterobenedettoxvi.bl ogspot.com/2008/ 05/la-strenua-lotta-del-papacontro-Ia.html).
Aunque solo hubiera un caso de pedofilia de un sacerdote, ya sería repugnante, así como lo es un solo caso de incesto o un infanticidio. De los datos, de los documentos y las respuestas se observa que el Papa invita a la Iglesia en su conjunto a hacer un esfuerzo para tomar sobre sus hombros y reparar las faltas de unos pocos. Mientras tanto, un informe reciente de la Conferencia Episcopal de EEUU (http://www.usccb.org/comm/ archives/2010/10-052.shtml) revela que el número de denuncias de presuntos casos de abuso infantil por parte del clero ha alcanzado su nivel más bajo desde 2004 (desde que se comenzó a registrarlos).
De hecho, la mayoría de las acusaciones que están apareciendo en los medios de comunicación, son casos antiguos, sustancialmente cerrados y conocidos desde hacía tiempo: la plaga de la pedofilia es una tragedia del pasado, con la que se está batallando con eficacia.
CONFUSIONES MEDIÁTICAS Hasta ahora han sido mostrados algunos casos de pedofilia que de alguna manera parecen tocar al Pontífice. El primero es el de dos casos de abusos que se produjeron en Regensburg alrededor del año 1958, que parecían implicar al hermano del Papa. En realidad ambos casos eran conocidos, jurídicamente cerrados y referidos a un período diferente de la dirección del coro de Georg Ratzinger desde 1964 a 1994 (véase el artículo de Tornielli, explicando los dos casos (http://www.ilgiornale.it/interni/ sulla_pedofilia_ci_aiutino_anche _istituzion i/07-03-2010/articoloid=427497-page=0comments=1). El segundo es el caso de un pedófilo en la Archidiócesis de Munich y Freising, donde Ratzinger fue arzobispo en esa época. El caso se remonta a 1980. Surgió en 1985 y fue juzgado por un tribunal alemán en 1986. El tribunal observó, entre otras cosas, que la decisión de aceptar al sacerdote en la Archidiócesis no se produjo por el cardenal Ratzinger que ni siquiera la había conocido
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aldea planetaria (Massimo Introvigne <http://www.documentazione.info /article.php?idsez=41&id=1107>. El tercer caso es el de un sacerdote acusado de pedofilia en la diócesis de Milwaukee en los años setenta. Los documentos dicen que la Congregación para la Doctrina de la Fe (de la que era prefecto Ratzinger) fue consultada veinte años después de los hechos e invitó a mantener el sacerdote fuera de la actividad pastoral, a pesar de que habían pasado tantos años sin evidencia de nuevos delitos y a pesar de que la misma justicia civil había cerrado el caso (aquí la explicación completa (http://www.avvenire.it/Mondo/pr e t e + M i l w a u k e e _ 201003251301581200000.htm).
EL I N FOR M E I RL AN DÉS Lo repetiremos una vez más para evitar equívocos: un caso de abuso ya es demasiado. Es imposible minimizar la importancia de lo aportado por el informe de la Comisión de investigación irlandesa sobre abusos contra niños. Al mismo tiempo, como se trata de un texto larguísimo (cinco volúmenes, 2575 páginas), podemos presumir que poca gente lo ha leído, incluidos la gran mayoría de los que han escrito sobre el tema en la prensa. El informe se basa en el testimonio de 1090 personas y cubre desde 1914 hasta el año 2000, aunque el periodo más destacado es desde 1936. Se estudia la situación educativa de los internados irlandeses, masculinos y femeninos, llevados por congregaciones religiosas. El informe explica que usa el término abuso en su acepción más amplia: no se refiere
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solo a abuso sexual sino, sobre todo, a abuso físico (castigos, violencia), psicológico y, en general, dejadez, abandono, malas condiciones de vida, alimento, bajo nivel sanitario. El informe no incluye ningún nombre de víctimas ni de culpables, y no tiene una finalidad judicial. Lo que pretende es aliviar, con este reconocimiento, las penas de las víctimas y evitar que situaciones similares se puedan repetir en el futuro.
dida socialmente de lo que se cree; el problema no es específico de los relig iosos, aunque el foco mediático sólo se haya puesto en el clero. ¿CUÁNTOS AB USOS SEXUALES SE P R ODUCEN EN ALEMANIA Y CUANTOS TIENEN QUE VER CON LA IGLESIA CATÓLIC A?
Sobre 25.000 alumnos de cole- Según el vaticanista Luigi Accattoli gios, hogares y casas correcciona- (“Liberal”, 9 de marzo de 2009) les en el período que examina, se- desde 1995 se han denunñala 253 acusaciones de abusos ciado en Alemania 210.000 sexuales a chicos y 128 a chicas. casos de abusos sexuales; Del total de centros femeninos, de ellos, 94 afectan a instise acusa a tres personas de ha- tuciones o personas de la ber cometido abusos sexuales: Iglesia Católica. Un 0,004%. las tres son laicas, trabajadoras Se calcula que hay unos 15.000 de los centros. En el caso de los casos de abusos a menores decentros masculinos: son 23 relinunciados cada año, la mitad en giosos acusados. el ámbito familiar. El resumen dice que “los testigos ¿Qué tiene que ver específicaafirmaron haber sido sometidos mente el ámbito eclesiástico- saa abusos sexuales por religiosos cerdotal con los abusos a menoy por personal laico en las es- res? En principio, nada. Los cuelas e instituciones y por co- predadores sexuales acuden allí rresidentes y otros, incluyendo donde hay menores: colegios, cluprofesionales, tanto externos bes deportivos, guarderías, etc. como internos de las institucio- Hay casos de abusos en las iglenes. También afirmaron haber sias con clero casado y también sido abusados sexualmente por en grupos sin clero, como los admiembros del público en gene- ventistas o los Testigos de Jehová. ral, incluyendo trabajadores sociales, visitantes, empleados, fa- Los abusadores buscan lugares milias de acogida”. Se denuncia, donde ganar la confianza de sobre todo, la ineficacia de los or- los adultos para acceder a los ganismos públicos, y de la misma menores. sociedad y las familias, pues todo Uno de los axiomas marginales parece indicar que muchos de los que se estudia en marqueting, es que en todas las profesiones, abusos eran conocidos. grupos y clases sociales, hay un Se comprueba que la de- diez por ciento de indeseables. pravación está más exten- No es de extrañar que haya ha-
aldea planetaria bido 94 denuncias, en cinco años, aunque no se hayan denunciado algunos casos, pero son pocos dentro de los 210.000 casos, y posiblemente relacionados algunos con el mismo individuo. ¿Son suficientes casos como para establecer la alarma social y el estigma que algunos quieren colocar a la Iglesia y al clero?, ¿o no hay de fondo una campaña “orquestada” para derribar el prestigio de una institución?
¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS ESCÁNDALOS? La discusión actual sobre los sacerdotes pedófilos —considerada desde el punto de vista sociológico— representa un ejemplo típico de “pánico moral”. El concepto nació en los años 1970. Los “pánicos morales” han sido definidos como problemas socialmente construidos y caracterizados por una amplificación sistemática de los datos reales, tanto en la representación mediática como en la discusión política. Son problemas sociales que surgieron hace decenios y son replanteados como “nuevos”, o como en dramático crecimiento reciente; además, su incidencia es exagerada mediante estadísticas no confirmadas académicamente, pero que se repiten desde un medio de comunicación a otro y pueden inspirar campañas mediáticas persistentes. Philip Jenkins ha subrayado el papel que juegan los “empresarios morales”, cuyas intenciones no son siempre claras, en la creación y gestión de esos pánicos. Los “pánicos morales” no hacen bien a nadie, distorsionan la percepción de los problemas y com-
prometen la eficacia de las medidas que deberían resolverlos. Los “pánicos morales” contienen en principio condiciones objetivas y peligros reales. No se inventan la existencia de un problema, sin embargo exageran sus dimensiones estadísticas. En una serie de estudios exhaustivos, el mismo Jenkins ha
mostrado cómo la cuestión de los sacerdotes pedófilos es tal vez el ejemplo más típico de un “pánico moral”. En primer lugar, existe el dato real: existen sacerdotes pedófilos. Algunos casos son desconcertantes y desagradables, han llevado a condenas definitivas y los mismos acusados nunca se han proclamado inocentes. Estos casos en los Estados Unidos, en Irlanda, en Australia explican las severas palabras del Papa y su solicitud de perdón hacia las víctimas. Sin embargo, dado que pedir perdón no basta, sino que se necesita que los casos no se repitan, no es indiferente saber si los casos son dos, doscientos o veinte mil. Tampoco es irrelevante saber si el número de casos es mayor o menor entre los religiosos católicos de los que hay en otras categorías de personas. Los datos más completos han sido recogidos en los Estados Unidos, donde en el 2004 la Conferencia Episcopal encargó un estudio independiente al John Joy College of Criminal Justice de la City University of NewYork, que no es una universidad católica y es unánimemente reconocida como la institución académica más acreditada de los USA en materia de criminología.
Este estudio nos dice que, desde el 1950 al 2002, 4392 sacerdotes americanos (entre más de 109.000) han sido acusados de presuntas relaciones sexuales con menores. De estos, poco más de un centenar han sido condenados por los tribunales civiles. El bajo número de condenas por parte del Estado se debe a denuncias a sacerdotes ya fallecidos, o a hechos prescritos, o a la ausencia de violación de una ley civil (en distintos Estados americanos, una relación sexual consentida con un menor de más de dieciséis años, no es delito). Pero también ha habido muchos casos clamorosos de sacerdotes inocentes acusados. Estos casos, además, se han multiplicado en los años 1990, cuando algunos bufetes de abogados han creído que podían obtener beneficios millonarios sobre la base de simples sospechas. Según aquella investigación el 78,2% de las acusaciones se refiere a menores que han superado la pubertad. Tener relaciones sexuales con una chica de 17 años no es un hecho elogiable, menos aún para un sacerdote: sin embargo, no se trata de pedofilia. Por lo tanto, los
sacerdotes acusados de efectiva pedofilia en los USA son 958 en 42 años, 18 por año. Las condenas han sido 54, poco más de una por cada año. Sin embargo, de los 62.000 autores de abusos a menores a lo largo del 2008, los que corresponden a sacerdotes no son ni representativos.
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aldea planetaria El hecho de que aparezcan insistentemente aquellos casos que se refieren al área geográfica de Bavaria, de donde proviene el Papa y que, habiendo tenido lugar en los años 1980, se presenten como recientes; y que, a partir de ello se provoque una espiral de polémicas capciosas que constituyen un ataque dir ect o anu nci ado c ada día con grandes titulares, acompañando a nuevos “descubrimientos”, pone de manifiesto cómo el “pánico moral” es promovido por “empresarios morales” de manera organizada y sistemática.
plana 24 años después de un problema, éste no se la sentencia, se debería debe al celibato, sino a una cuestionar. tolerancia hacia la homoseSegún los estudios de Jenkins, si xualidad, en particular en se compara la Iglesia católica de los seminarios en los años EEUU con las principales deno- setenta, cuando se ordenaba la minaciones protestantes se descubre que la presencia de pedófilos es de dos a diez veces más alta en estas últimas. La cuestión es relevante porque muestra que el problema no es el celibato: la mayor parte de los pastores protestantes está casada.
gran mayoría de los sacerdotes que posteriormente han sido condenados por los abusos. Es un problema que Benedicto XVI está corrigiendo enérgicamente.
Pero ¿por qué replantear en 2010 casos viejos o muchas veEn el mismo período en el que ces ya conocidos, al ritmo de un centenar de sacerdotes ame- uno al día, atacando siempre ricanos era condenado por abu- más directamente al Papa – sos sexuales sobre menores, el paradójico, si se considera la número de profesores de gim- gran severidad del antes carnasia y entrenadores de equipos denal Ratzinger y después Bedeportivos juveniles —en su ma- nedicto XVI sobre este tema? yoría casados— juzgados culpa- Los “empresarios morales” que bles del mismo abuso por los tri- organizan el pánico tienen una El caso que —como algunos pe- bunales USA rozaba los 6000. agenda que va emergiendo riódicos han titulado— “involucra Peor aún, considerando los infor- cada vez con más claridad, y al Papa” es, un paradigma. Se re- mes periódicos del gobierno ame- cuyo objetivo no es precisafiere a un episodio en el que un ricano, aproximadamente 66% mente la protección de los nisacerdote de Essen, ya culpable de los ataques sexuales a meno- ños: lobbys muy poderosos de abusos, fue acogido en 1980 res son causados por familiares: buscan descalificar ante todo por la Arquidiócesis de München padrastros, tíos, primos, hermanos la voz de la Iglesia mediante y Freising, de la que era arzo- y por desgracia también los pro- una acusación infamante y hoy muy fácil de hacer: la de bispo el actual Pontífice. El caso pios padres de familia. Datos similares existen en otros países. favorecer o tolerar la pedofilia. se conoció en 1985 y fue juzgado por un tribunal alemán en Finalmente, hay un dato P E R I O D I S TA S P O R L A 1986, aclarándose además que muy significativo: más del R E V O L U C I Ó N S E X U A L la decisión de acoger al mencio- 8 0 % d e l o s p e d ó f i l o s «Es fácil explicar el ensañanado sacerdote no había sido to- son homosexuales, varones miento de los medios sobre el mada por el Card. Ratzinger, q ue ab us an d e v ar on es. clero católico —dice Accattoli— el mundo de los periodistas quien ni siquiera la conocía, lo apoya espontáneamente la “reSegún Jenkins, más del 90% de que no es extraño en una gran volución sexual”. Se concentra diócesis con una compleja bu- los sacerdotes católicos condeclaramente en el clero católico rocracia. El hecho de que nados por abusos sexuales sobre la mayor resistencia a tal orienhoy un periódico alemán menores y pedofilia es homose- tación, de aquí el ímpetu con decida reabrir el caso, y xual. Si en la Iglesia puede el que da realce —si puede— a p r e s e n ta r l o en p r i m er a haber habido efectivamente las contradicciones».
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aldea planetaria Sorprende también que la atención se haya desviado, por ejemplo, hacia el celibato y no hacia la homosexualidad que hay detrás de la mayoría de los casos. Se silencia, en muchos medios, el dato positivo de que la Iglesia esté reaccionando ante lo sucedido entre sus filas, así como el desolador panorama moral de la sociedad en general.
Nuestra sociedad civil y política parece no adver tir l a c o rr u p c i ó n o m n i p r e sente, el tráfico indecente de pornografia y prostitución infantil. ¿Se ha organizado una cobertura siquiera parecida para combatir la prostitución infantil en Tailandia, Filipinas, el Caribe..., que esclaviza a cientos de miles de niños desde hace años?
SIN OBJETIVIDAD HACIA LA IGLESIA No son pocos los que consideran que la prensa internacional presenta los casos de abusos sexuales en el clero de forma distinta que en cualquier otro colectivo. Cada año hay un ramillete de profesores seglares en nuestro país condenados por abusos contra menores y nadie pide al Ministro de Educación que comparezca ante los medios y prometa erradicar un problema que según un estudio muy citado por las asociaciones especializadas (del doctor Félix López, encargado por el Ministerio de Asuntos Sociales en 1994) afecta a un 23% de las niñas y un 10% de los niños.
Es paradigmático el caso del pe- en el 2002, ahora a los irriódico The New York Times que landeses en el 2010, quepierde el equilibrio y la objetividando muy clara la manera dad cuando se trata de informar sobre la Iglesia Católica. Lo de proceder en adelante que está sucediendo con este para la Iglesia universal. periódico sale de lo ordinario. Es verdad que se trata de una “horrible enfermedad”, y el Papa No s en con tr amo s ant e la mismo afirma: “Que nadie se
ne ga ció n de la s más e leme nt ale s re gla s p rof es iona le s d el pe ri odi sm o, cuando se afirman con insi st enc ia cos as qu e n o se de mu est ra n, y s ól o ca be pr eg unt ar se p or l as c ausa s d e se mej ant e c ompo r t ami en to.
imagine que esta dolorosa situación se resolverá de inmediato. Se han dado pasos positivos pero todavía queda mucho por hacer”.
Es decir, no es momento de “cantar victoria”; por el contrario, es la hora de la penitencia, de la oración y del examen para que no vuelva a suceder; es la hora de tomar medidas claras y firmes Es v erd ad qu e al se r l a fe en los seminarios y en las decila d ep osi tar ia d e la co nsiones disciplinares; es el mofi an za en el sa ce rdo te, es mento de aplicar con todo el rimás escandaloso que sea gor necesario el derecho, tanto prec isamente éste e l cau- civil como eclesiástico, sabiendo que eso resulta a la larga la sosa nt e de a bu sos . lución más pastoral, acorde con También es cierto que un solo la dignidad humana y el presticaso es injustificable y lamenta- gio de la Iglesia. ble. Ha repugnado, y con razón, el silencio sistemático sobre estos casos durante años, sugi- Los abusos a menores por riendo una cierta complicidad o parte de responsables ecleencubrimiento por parte de al- siales son especialmente gunas autoridades eclesiásticas, reprobables, pero la cuesque en ocasiones preferían el tión es más amplia y foca“buen nombre” a la justicia y la reparación. Ahí probablemente lizar las acusaciones en la ha estado el error más funesto y Iglesia falsea la perspectiva. la lección aprendida en el arco que va del año 2002 a 2010.
El Papa mismo ha reconocido y ha llamado severamente la atención, primero a los obispos americanos 91
nueva estĂŠtica
Noli me t a n g e re Pilar Gordillo Asanza
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nueva estética uido di Pietro da Mugello había nacido en 1400 en el pequeño pueblo de Vicchio, en la Toscana. A los dieciocho años ingresó en el convento dominico de Fiésole, con el nombre de Giovanni da Fiesole, donde con los años llegaría a ser prior. Se desconoce todo sobre su aprendizaje como pintor, aunque se cree que aprendiera como iluminador de misales y otros libros litúrgicos con un estilo influenciado por el Gótico Internacional. Tras algunos retablos y tablas pintados en Fiésole, a raíz del traslado a Florencia desarrolló la técnica de la pintura al fresco. Al contrario de lo que pudiera pensarse por su condición de fraile, fue un artista muy profesional, conocedor de los avances del arte de su tiempo debido a los viajes que importantes encargos le llevaron a hacer: Orvieto, Peruggia y Roma, donde pintó al fresco la capilla del Sacramento por encargo del papa Eugenio IV (hoy desaparecida) y la capilla privada del Papa Nicolás V en el Vaticano con escenas de la vida de los santos Esteban y Lorenzo y donde le sorprendió la muerte en 1455 siendo sepultado en la iglesia de Santa María sopra Minerva. e él dijo Vasari que era el hombre más sencillo y más santo, poseedor de un "raro y perfecto talento", de extraordinaria devoción, que "nunca levantó el pincel sin decir una oración ni pintó el crucifijo sin que las lágrimas resbalaran por sus mejillas"; llamado por ello desde muy pronto Angélico, Beato Angélico, a pesar de que su beatificación oficial, tras la que pasó a ser considerado como patrón de los artistas, tuvo lugar en 1982.
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La tradicional escena conocida con el título latino de “Noli me tangere” (“No me toques”) representa la aparición de Jesús resucitado a María Magdalena, que había quedado desconsolada ante el sepulcro por la desaparición del cuerpo de Cristo. Fra Angelico, fraile dominico y pintor, recurre a esta escena para narrar la Resurrección, en una pintura al fresco, sobre la pared de una celda en su convento de Florencia.
El convento y la iglesia de San Marcos en Florencia fue cedido en 1436 por Cosme de Médicis el Viejo, a los dominicos. Fra Angelico y un grupo de ayudantes se dedicaron a pintar el claustro, la sala capitular y las entradas a las veinte celdas de los frailes en los corredores superiores con escenas de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
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nueva estética MARÍA M A G DA L E N A , TA M B I É N L L A M A DA “ L A M I R Ó F O R A” , E S L A MU JE R QU E L O D E J Ó TO D O Y S E H I ZO SEG UI DORA D E C R I S TO, T R A S S E R C U R A DA Y L I B E R A DA D E SIETE DEMONIOS
M u j e r, d i m e p o r q u é l l o r a s, a quién buscas En el relato de la Resurrección, el Evangelio de Juan contiene más detalles y matices, puesto que los testigos y oyentes de lo sucedido estuvieron muy cercanos al evangelista. Es Magdalena y no las tres mujeres quien descubre todavía de noche que la piedra que cerraba el sepulcro estaba retirada (Jn 20,1). Es ella quien corre a avisar a Pedro y a Juan, quienes a su vez corren a verlo, y entran y ven los lienzos en el suelo y el sudario doblado, lo cual les hace pensar que no han robado el cuerpo, sino que ha resucitado según estaba profetizado en la Escritura (Jn 20,3-10). Parece que el Evangelio de Juan quiere combatir insistentemente la controversia con los judíos de que los propios discípulos habían robado el cuerpo. Cuando Magdalena vuelve una segunda vez al sepulcro, la encontramos llorando porque sigue pensando que han robado el cuerpo; por ello, al encontrar a los dos ángeles, vuelve a declarar: “se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto” (Jn 20,11-13). Entonces escucha otra voz que le pregunta: “Mujer, dime por qué lloras, a quién buscas”. En su congoja no se ha fijado bien quién le habla y responde como una autómata: “Señor si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré” (Jn 20,15). El evangelista nos aclara que creía que era el encargado del huerto. Pero la voz masculina sigue hablando y esta vez se le hace reconocible porque la llama por su nombre: “María”. Y al sentirse reconocida, reconoce también la voz, le trae resonancias dulces, recuerdos y vivencias únicas. Es la experiencia de la amada del Cantar de los Cantares: “la Voz de mi amado, miradlo aquí llega” (Ct 2,8). Dice el evangelio que ella se volvió (Jn 20,16), quizá le estaba dando la espalda envuelta en su llanto, echa un ovillo; quizá se levantó, secó sus lágrimas, abrió bien los ojos, porque es ahora cuando le reconoce, cuando se encuentra con el Resucitado, cuando puede sentir la tremenda impresión de ver que al que había dejado horas antes enterrado en el sepulcro, el cuerpo que había comenzado a embalsamar con la mirra y el áloe, está frente a ella glorioso. Y exclama radiante y gozosa: “¡Rabbuní!”, que significa en arameo: ¡Mi querido Rabí!, ¡Mi maestro amado! Lo normal hubiera sido llamarle Maestro, “Rabbí”, pero más respetuoso es “Rabbuní”.
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nueva estética Más solemne. En ocasiones es la expresión empleada para dirigirse a Dios. Magdalena está haciendo una profesión de fe en el Mesías como Hijo de Dios, similar a la exclamación de Tomás: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28).
No me r e t e n g a s El Evangelio de Mateo aporta el dato de que las santas mujeres recibieron el anuncio de la Resurrección de labios de un ángel; y, cuando se alejaban del sepulcro con miedo y gozo, Jesús les salió al encuentro y, acercándose, se postraron, cogiendo sus pies y lo adoraron, con un gesto que formaba parte de su lenguaje espiritual (Mt 28,9). De ahí que en el relato de Juan haya que suponer que María Magdalena se había arrojado a los pies de Jesús para abrazarlos y que por ello él exclamase: “Noli me tangere”, una incompleta traducción del griego “Me aptou”: no me retengas más, no me entretengas más, “que todavía no he subido al Padre” (Jn 20,17).
L A VO Z D E M I A M A D O, M I R A D LO AQ U Í L L E G A TO M Á S : “ SE ÑOR MÍ O Y DIOS MÍO”
Para narrar la resurrección, los artistas del primer arte cristiano representaron la visitación de las mujeres al sepulcro o “Visitatio”. Desde el siglo III, en el baptisterio de Doura Europos (Siria) encontramos que esta escena es representada junto al episodio de Jonás y la ballena, como prefigura de la Resurrección. La ausencia de explicaciones acerca de cómo se produjo la Resurrección, alejó a los pintores de elegir esta representación, quienes prefirieron la tremenda y bien documentada escena, por el Credo apostólico y por los apócrifos, del Descenso a los infiernos o “Descensus ad inferos” o “Anastasis”. Es a partir del siglo XIII cuando empezaremos a conocer las primeras representaciones de Cristo saliendo del sepulcro triunfante, mientras los soldados a su alrededor, duermen o caen despavoridos. El “Noli me tangere” del que en occidente conocemos ejemplos del siglo X, será escogida como una de las apariciones más emotivas y plásticas. Fra Angelico imbuido en el Quattrocento florentino nos presenta una escena conmovedora, con una gran economía en el dibujo y la composición, muy sencilla en sus personajes, actitudes y gestos, pero bien rica y llena de sutil belleza. En un jardín cuajado de flores se sitúa a la izquierda la puerta en perspectiva lineal del sepulcro excavado en la roca, y las figuras de María Magdalena agachada y en actitud de abrir los brazos y de Jesús de pie y con una azada al hombro. Han desaparecido los ángeles, la composición se ha simplificado, la tensión dramática se concentra en un encuentro de solamente dos. Nuestra mirada, como es habitual a la hora de leer un cuadro,
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nueva estética se introduce por el lado izquierdo donde queda atrapada por la masa negra de la oscuridad de la cueva. El fraile pintor quiere hacernos revivir la experiencia de la muerte, de la ausencia de luz y de sentido antes de mostrarnos el resplandor de la resurrección. Y la figura de María agachada, pequeña, es el camino, el intervalo que la humanidad debe recorrer para llegar a la Vida verdadera. Por fin llegamos a Cristo que ligero hace un paso imposible para describir su movimiento, su reacción ante el abrazo de la mujer, su dinamismo ante la misión de subir al Padre. La diagonal compositiva desde los brazos de Magdalena, hasta la mano que rehúsa el contacto en Cristo, expresa prontitud y apresuramiento en el deseo de unión, a la vez que la postura del cuerpo envuelto en blanca luz y vuelto hacia la derecha, aporta vivacidad y rompe los límites del espacio. Jesús se va caminando porque se va al Padre, y nosotros también podemos irnos con él. El desenlace está abierto y todo nos invita a salir y recorrer el mismo camino hacia Dios.
María Magdalena, también llamada “ La M i r ó f o r a ” María Magdalena, “La Mirófora” (del griero “mirón”, perfume y “fero”, llevar), es la mujer que lo dejó todo y se hizo seguidora de Cristo, tras ser curada y liberada de siete demonios, expresión no necesariamente asociada con los pecados, sino también con las enfermedades graves. Para muchos exégetas no tiene nada que ver con la pecadora que unge con perfume a Jesús (Lc 7,36-50), ni con María de Betania, hermana de Lázaro, aunque algunas tradiciones simplistas hayan querido unificar todos estos personajes en uno. Su nombre no deriva de la raíz hebrea “gadal”, grande, con el fin de ensalzar la grandeza moral de su alma, como creyó Orígenes, sino que responde al gentilicio, de su pueblo Magdala, en Galilea a orillas del Lago Tiberíades (hoy “el-Medjdel” o La Torre).
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Su misión es impresionante: es la primera testigo de la Resurrección y ella será la encargada de llevar la noticia al resto de la Iglesia. Resulta que el sepulcro nuevo, propiedad de José de Arimatea, estaba en un huerto, cerca del Gólgota. El arte que en ocasiones lleva al extremo detalles menores en los que basar su repertorio, pone el acento en el espacio ajardinado, cuanto más rico y exuberante, mejor. Un brillante tapiz de flores olorosas y llenas de color, descritas con una minuciosidad de botánico, donde no pueden faltar los árboles simbólicos que la leyenda afirma se encuentran, por su especial forma de ser, en el paraíso: la palmera, el olivo, el ciprés y el cedro del Líbano. El huerto está acotado por una valla que con sus tonos ocres amarillentos aporta luz al marco de fondo como reminiscencia de los fondos góticos de pan de oro. Es un huerto cerrado, un “hortus conclusus”: “Eres huerto cerrado hermana y novia mía” (Ct 4,12), metáfora atribuida a María y a su virginidad. El fruto de este huerto cerrado que es el Verbo encarnado que ahora ha vuelto a la vida.
L A AU S E N C I A D E E X P L I C AC I O N E S AC E R C A D E C Ó M O S E P ROD UJO LA RESURRECC IÓN, A L E J Ó A LO S P I N T O R E S D E E L E G I R E S TA R E P R E S E N TAC I Ó N
nueva estética Magdalena piensa que está hablando con el hortelano. Y los artistas, en su pedagogía casi infantil, si Cristo es confundido con el hortelano, pues a Cristo van a convertirlo en un hortelano, como si verdaderamente le hubieran sorprendido haciendo sus labores, azada en mano y sombrerito para protegerse del sol. En este caso el sombrero ha dejado paso al nimbo crucífero. Pero aun así, no hay rubor: estamos en plena Resurrección y el artista se agarra a un clavo ardiendo. Cualquiera se mete a pintar un cuerpo glorioso, envuelto en luz, que ha entrado en otra dimensión física tras el “fogonazo de energía” de la resurrección, tal como se vislumbra en las huellas inexplicables de la Sábana Santa. Pero el significado de este episodio va más allá de lo puramente anecdótico: no me retengas, no quieras tener conmigo una relación meramente humana, afectiva, de este mundo. Querer retenerme es querer que te resuelva los problemas. Si me retienes, me perderás. Cuando suba al Padre estaremos más cerca, con un enlace espiritual, esponsal, realizado por el Espíritu Santo que te enviaré cuando haya subido y esté con el Padre. Los problemas no desaparecerán, sino que los vivirás con esperanza y sentido.
ES LA PRI MER A TESTIGO DE LA RE SU R R ECCI ÓN Y ELLA SERÁ L A E N C A R G A DA D E L L E VA R L A N OT I C I A A L R E S TO DE L A I GLE SI A
QUER ER R ETE NE RME ES QUE RE R QU E T E R E S U E LVA LO S P R O B L E M A S . SI ME R ETI EN ES , ME PER DE RÁ S Y resulta que incluso el disfraz del hortelano tiene un sentido más profundo. El novio del Cantar de los Cantares entrará en su huerto para degustar la dulzura de los sabores, que simbolizan el amor del corazón y la exquisitez de los aromas que aluden al alma: “He entrado en mi huerto, hermana mía, esposa; he tomado mi mirra con mi bálsamo, he comido mi miel con mi panal, he bebido mi vino con mi leche. ¡Comed, amigos, bebed, oh queridos, embriagaos” (Ct 5,1). Vivir embriagado de amor, inundado de buenos pensamientos, ardiendo en buenos deseos hacia el otro. La luz inunda toda la escena y se comporta aportando brillantez a los colores anaranjados en el manto de Magdalena y los blancos inmaculados del Resucitado, esculpiendo la potencia de los pliegues de sus túnicas, aclarando los cabellos casi rubios de Cristo, en una increíble búsqueda de la belleza fina y atenta, y dotando al paisaje de matices lumínicos y brillantes reflejos que han hecho pensar a los especialistas en la intervención de Benozzo Gozzoli, el más conocido de los discípulos de Fra Angelico, como último realizador de la obra. Sin embargo, la gracias y la dulzura particular de Fra Angélico sobrevuela en la pintura: una sensación de serenidad gozosa lo inunda todo. Belleza en los rostros, amor y delicadeza en los gestos, devoción en los rostros, vitalidad en los movimientos intensidad emotiva en la obra.
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Relaciones
judeo-cristianas Sor Ionel Mihalovici Religiosa de Nuestra Señora de Sión
n su visita a la sinagoga de Maguncia (Alemania) en 1980, el Papa Juan Pablo II pronunció dos frases muy importantes para las relaciones entre judíos y cristianos. La primera: “Quien se encuentra con Jesucristo, se encuentra con el Judaísmo”; y la segunda: “La alianza de Dios con Israel nunca ha sido derogada”.En un pasado muy cercano, las relaciones entre las dos comunidades no han sido nada fraternales, a pesar de que judíos y cristianos vivimos en el mismo mundo, bajo el mismo cielo y adoramos al mismo Dios. La falsa acusación de que los judíos mataron a Jesús fue la base de muchas otras acusaciones injustas, como la de crimen ritual, la profanación de Sagradas Formas, el envenenamiento de pozos, etc. Estas acusaciones y la falta de respeto al otro desembocaron en grandes injusticias, expulsiones y matanzas que hicieron olvidar que teníamos en común a un solo Dios y su Palabra revelada. También hoy día el antisemitismo se manifiesta en muchos lugares utilizando el pretexto político.
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voluntad de re c o n c i l i a c i ó n Una enseñanza importante del Concilio Vaticano II es, entre otras, que al hablar de las relaciones con los judíos y el judaísmo en la declaración “Nostra Aetate” (1965), la Iglesia católica no utiliza tradiciones del pasado, como lo hace para los demás documentos, sino que se basa únicamente en las Sagradas Escrituras. Éstas, leídas sin prejuicios y sin ideas preconcebidas, son una fuente segura de reencuentro de los cristianos con sus “hermanos mayores en la fe”, tal y como queda recogido en dicha declaración: “Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue, sobre todo, por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno”. La Conferencia de Iglesias Europeas y el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, reunidos en Estrasburgo, publicaron en 2001 la “Carta Ecuménica”, en la cual el párrafo “Ahondar en la comunión con el Judaísmo” insiste sobre la importancia de las relaciones con el pueblo judío. Citamos algunas de sus más importantes enseñanzas: “Una comunión de carácter único nos une al pueblo de Israel, con el que Dios selló una Alianza eterna. Por la fe, sabemos a nuestros hermanos y hermanas judíos amados por Dios «en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables» (Rm 11,28-29). Ellos «fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según lo humano, nació el Mesías...» (Rm 9,4-5). Lamentamos y condenamos toda manifestación de antisemitismo como los estallidos de odio y las persecuciones. Pedimos perdón a Dios por el antijudaísmo cristiano y rogamos a nuestros hermanos y hermanas judíos que permitan que nos reconciliemos con ellos”.
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r e l a c i o n e s j u d e o - c r i s t i a n a s en el mundo Numerosas organizaciones en todos los países trabajan para el mutuo conocimiento y respeto, así como contra el antisemitismo. Tanto en Europa como en América del Norte y del Sur hay instituciones donde se estudia una nueva teología para dar paso a una justa comprensión del judaísmo y de la Alianza que Dios hizo con el pueblo de Israel y que nunca fue revocada. Gran importancia tienen también la supresión del falso concepto según el cual se consideraba que la Iglesia sustituía a Israel en el plan de salvación; el estudio de la “Shoah”, es decir de la persecución y exterminio que los judíos sufrieron en Europa, de su significado tanto para judíos como para cristianos y, finalmente, la comprensión justa del Estado de Israel, son decisivos para luchar contra el antisemitismo. Para cumplir con todos estos proyectos es importante la colaboración entre judíos y cristianos y también con todos los que siguen otras religiones u otros conceptos de la vida. Citaremos algunas organizaciones que en el mundo se dedican a la realización de dicha colaboración. La primera de éstas fue la Amistad Judeo Cristiana de Francia que continúa siempre su trabajo en unión con las organizaciones judías tanto en el ámbito religioso como en lo social y en lo político. En Italia hay varias organizaciones para fomentar un diálogo sincero entre judíos y cristianos y cada año, el 17 de enero, tiene lugar el día para el conocimiento de los judíos y del judaísmo con actos especiales en todas las parroquias del
país. Esto mismo se practica también en Austria, donde trabajan varias asociaciones para las relaciones judeo-cristianas, así como en Alemania. En Bélgica, judíos y cristianos se reúnen en la “casa de Ana Frank” para estudiar juntos las lecciones aprendidas de los acontecimientos pasados, para la purificación de la enseñanza cristiana y los otros temas ya mencionados. Hay muchas otras organizaciones en Holanda, en el Reino Unido que trabajan todas en la misma línea. En los Estados Unidos la “Nacional Conference of Christians and Jews” cuenta con la colaboración de muchas organizaciones judías como la “B’nai B’rit”, la “American Jews Commitee”, la “Anti- Difamation League”. Importantes actividades hay también en Polonia, Brasil, Costa Rica, Argentina, Uruguay etc. A su vez, la “Comisión Mixta Judaísmo-Iglesia Católica” reúne expertos judíos y cristianos en el Vaticano para las consultas interreligiosas. Asimismo el “Consejo Internacional de Judíos y Cristianos”, con sede en Heppenheim (Alemania), celebra cada año una reunión de estudios en la que participan los representantes de unos treinta países que forman parte de esta asociación. En el mes de julio de 2009, los asistentes han hecho una llamada a judíos, cristianos y a todas las personas de buena voluntad publicando doce puntos importantes para las relaciones en el futuro.
L A A L I A N Z A Q U E H I Z O D I O S C O N E L P U E B LO D E I S R A E L N U N C A H A S I D O D E R O G A DA
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E s t o s p u n t o s c l a v e p a r a f a vo r e c e r l a s re l a c i o n e s e n t r e a m b o s s o n : Para las comunidades judías
Para las comunidades cristianas
Reconocer los esfuerzos cumplidos por numerosas comunidades cristianas a finales del siglo XX para reformar su actitud frente a los judíos.
Combatir el antisemitismo racista, religioso o de cualquier otra índole.
Revisar los textos judíos y la liturgia a la luz de estas reformas cristianas. Hacer la diferencia entre la crítica imparcial de Israel y el antisemitismo. Animar a Israel en sus esfuerzos para realizar los ideales inscritos en su acta de nacimiento, tarea que Israel comparte con muchas naciones en el mundo.
QU IE N S E E NC UE NTR A C O N J E S U C R I S TO, S E E NC UE NTR A CON E L J U DA Í S M O
Promover el diálogo interreligioso con los judíos. Desarrollar una comprensión teológica del Judaísmo que afirme su integridad específica. Rezar por la paz en Jerusalén.
Para ambas comunidades y todas las demás Mejorar la educación interreligiosa e intercultural. Promover la amistad y la cooperación entre las religiones y la justicia social en una sociedad globalizada. Mejorar el diálogo con los organismos políticos y económicos. Reunirse con todos cuyo trabajo corresponde a las exigencias de la preservación de la naturaleza.
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mosaico I N ST ITU CI ON ES D E E U R O PA Y A M É R I CA F O M E N TA N U N A J U S TA C OMPR EN SI ÓN D E L J U DA Í S M O Y DE L A A LI A NZ A D E D IOS C ON I S R AE L
re l a c i o n e s j u d e o - c r i s t i a n a s e n E s p a ñ a Después de cinco siglos de ausencia de los judíos en España que tuvo como consecuencia prejuicios y falsas tradiciones, los sefardíes volvieron al país cuyas tradiciones e idioma habían conservado siempre. Así, en el año 1960 se funda en Madrid la primera Amistad Judeo-Cristiana, y en el año 1972, Monseñor Enrique y Tarancón, erigió en dicha archidiócesis el Centro de Estudios Judeo-Cristianos, entidad dirigida por las hermanas de la Orden de Sión. Se crea también la Entesa Judeo-Cristiana de Barcelona y la Amistad Judeo-Cristiana de Sevilla y de Valencia. Por medio de conferencias, cursos de Biblia y de hebreo, y encuentros y colaboración entre las dos comunidades, la judía y la cristiana, se trabaja contra los prejuicios religiosos y políticos. Se fomenta también el respeto mutuo de las diferencias y el desarrollo de lo que tenemos en común. Después del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel, en casi cada provincia española hay una Asociación España-Israel que colaboran en varias áreas culturales y políticas. Asimismo cabe subrayar que se ha despertado el interés por las antiguas juderías como Córdoba, Toledo, Cáceres, Hervás, Segovia, Gerona, Tudela y Rivadavia que organizaron la asociación “Los Caminos de Sefarad” para unas visitas instructivas de dichas juderías.
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Siguiendo la decisión de la ONU, España celebra también el día de la Shoah, cada 27 de enero. Por su parte, la Casa Sefarad-Israel junto con la colaboración de todas las instituciones, fomenta el conocimiento y la comprensión de la memoria del Holocausto.
C e n t ro d e E s t u d i o s Judeo-Cristianos de Madrid Desde 1972 este centro, dirigido por las hermanas de Nuestra Señora de Sión, trabaja para fomentar las relaciones de aprecio y amistad entre judíos y cristianos, derribando prejuicios y promoviendo el conocimiento mutuo entre ambas religiones. Para este fin son numerosas las actividades que lleva a cabo, como por ejemplo: ciclos de conferencias sobre religión, historia, filosofía, la “Shoah” y otros temas afines; cursos de hebreo moderno; organización de simposios culturales hispano-israelíes; viajes a Israel para conocer la Tierra de la Biblia y el Pueblo de Israel; excursiones a lugares donde se encontraban importantes juderías para dar a conocer la aportación de los judíos a la cultura española; colaboración con la Comunidad Judía, Casa Sefarad-Israel y otras organizaciones.
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EN EL PA S A D O, L A FA LTA D E R E S P E TO A L OT R O HA H ECH O O LV I DA R QUE TENEMOS EN COMÚN A U N S O LO DIOS Y SU PA L A B R A R E V E L A DA
Destaca asimismo la amplia biblioteca especializada en: 1. El pensamiento judío. 2. Liturgia judía. 3. Mishná y Talmud. 4. Historia de los judíos en España. 5. Historia de Israel. 6. Holocausto. 7. Relaciones judeo-cristianas. 8. Comentarios bíblicos de judíos y cristianos. 9. Fuentes judía del Cristianismo y de la liturgia. Esta entidad publica además la revista semestral “El Olivo, Documentación y Estudios para las relaciones entre judíos y cristianos”, para los socios del Centro, junto con una Circular bimensual para difundir noticias actuales relacionadas con acontecimientos judeo-cristianos. Para más información las personas interesadas pueden dirigirse al Centro de Estudios JudeoCristianos (Madrid, Hilarión Eslava, 50 - 6.º izqda. - Teléf.: 91 543 12 51 - www3.planalfa.es/cejc
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A tiempo y a destiempo odos los domingos por la tarde, después de la misa matinal, el sacerdote y su sobrino de once años iban a repartir las hojas parroquiales por el pueblo a cada persona que veían. Estas hojas, aparte de algunos avisos, contenían información sobre lo mucho que nos ama Dios y sobre la importancia de ser católico. Este domingo en particular, cuando llegó la hora de repartirlas, el tiempo estaba desapacible, la temperatura era baja y además empezaba a lloviznar. El niño se abrigó para soportar el frío y le dijo a su tío: “Ya estoy listo”. Su tío, el sacerdote, le contestó: “¿Listo para qué?”. “Tío, es hora de ir a repartir nuestras hojas parroquiales”. A lo que su tío exclamó: “Hace mucho frío y está lloviznando”.
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mosaico El niño lo miró sorprendido y dijo: “‘Pero la gente necesita saber de Dios aun en los días lluviosos”. “Yo no voy a salir con este tiempo”, contestó el tío. Contrariado, el niño preguntó: “¿Puedo ir yo solo, por favor?”. El sacerdote titubeó y luego contestó: “De acuerdo, pero ten cuidado. Aquí tienes las hojas parroquiales”. “¡Gracias tío!” Y el niño se fue a pesar de la lluvia. Caminó por todas las calles del pueblo, repartiendo las hojas parroquiales a las personas que veía. Después de dos horas caminando y, cuando ya sólo le quedaba la última, se detuvo en una esquina y miró a ver si veía a alguien a quien dársela; pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces se acercó hacia la primera casa que vio, tocó el timbre varias veces y esperó a que respondieran. Después de muchos intentos, finalmente el chico decidió marcharse; pero, al ver luz en la parte de arriba de la casa, volvió a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. Pese a que nadie respondía, el niño seguía esperando: algo le hacía aguardar frente a la puerta. De nuevo tocó el timbre y esta vez la puerta se abrió suavemente. Salió una señora de mirada muy triste que le preguntó: “¿Qué puedo hacer por ti, hijo?”. Con unos ojos radiantes y una inmensa sonrisa, el niño respondió: “Señora, siento molestarla; sólo quiero decirle que Dios realmente la ama. He venido para darle la última hoja parroquial que me quedaba: habla sobre Dios y su gran amor”. El niño se acercó a ella y tras entregarle el papel se marchó. El siguiente domingo por la mañana, el sacerdote estaba en el púlpito y preguntó si alguien tenía algún testimonio que quisiera compartir. De la última fila de la iglesia se puso en pie una señora mayor. Cuando comenzó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos: “Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca antes había estado aquí; incluso todavía el domingo pasado no era cristiana. Mi esposo murió hace tiempo y me quedé totalmente sola en este mundo. El domingo anterior fue
un día muy frío y lluvioso, pero también lo fue particularmente en mi corazón. Ese día llegué al final del camino, ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir. Cogí una silla y una cuerda y subí al ático de mi casa. Até bien un extremo de la soga a las vigas del techo; me subí a la silla y puse el otro extremo de la soga alrededor de mi cuello. Parada en la silla, tan sola y con el corazón destrozado, estaba a punto de tirarme cuando de repente escuché el timbre de la puerta. Pensé esperar un rato para que quien quiera que fuera se marchase. Esperé y esperé, pero el timbre cada vez era más insistente, hasta que el desconocido comenzó a golpear la puerta con fuerza. Entonces me pregunté quién podría ser; jamás nadie tocaba mi puerta ni venían a verme. Por pura curiosidad quise saber quién era. Solté la soga de mi cuello y fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonaba sin parar. Cuando abrí la puerta no podía creer lo que veían mis ojos. Frente a mí estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto. Su sonrisa, ¡oh!, ¡nunca podré describirla! Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida, cuando dijo, “Señora , sólo quiero decirle que DIOS realmente la ama”. Cuando el pequeño ángel desapareció <entre el frío y la lluvia, cerré mi puerta y leí cada palabra del folleto que me dio. Entonces fui al ático para quitar la silla y la soga. Ya no las necesitaría más. Como ven, ahora soy una hija feliz de Dios Padre. Como la dirección de la iglesia estaba en la parte de atrás del hoja parroquial, vine personalmente para decirle ‘gracias’ a ese pequeño ángel de Dios, que llegó justo a tiempo para rescatar mi vida de una eternidad en el infierno”. Todos estaban emocionados en la iglesia. El sacerdote bajó del púlpito hasta el primer banco donde estaba sentado el pequeño ángel; tomó a su sobrino en sus brazos y lo abrazó entrañablemente. Tal vez no se había vivido antes en esta iglesia un momento más conmovedor y glorioso.
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La oración a Jesús Santiago R. Sánchez Ruiz
e las Iglesias de Oriente y particularmente de la Iglesia Ortodoxa Rusa proviene una forma de oración que alcanza gran profundidad, se trata de la Oración a Jesús, también conocida como “Oración del corazón”. El origen de esta oración se remonta a los tiempos de los Santos Apóstoles, que nos exhortaban a orar ininterrumpidamente: “Orad sin cesar” (1T 5,17); “Orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu” (Ef 6,18), pues así lo había recomendado el mismo Señor: “Velad y orad en todo momento” (Lc 21,36).
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Esta oración consiste básicamente en una continua invocación del Nombre de Jesús, de ahí su denominación (oración de Jesús, oración a Jesús), cuya fuerza está en lo que dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: “Quienquiera que invoque el Nombre de Jesús se salvará” (2,21). En el contexto bíblico, el nombre quiere decir lo mismo que la propia persona. El Nombre de Jesús salva, cura, aleja y vence a los espíritus impuros, purificando el corazón. En la práctica, esta forma de oración consiste en repetir incesantemente la fórmula: “Señor Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí, que soy un pecador” (Lc 18, 38). Es el grito del ciego de Jericó, que implora a Jesús la curación; es la oración del publicano de la parábola, que repetía desde lejos en el templo: “Dios mío, ten compasión de mí, que soy pecador” (Lc 18,13).
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Es también el “Kyrie eleison” —Señor, ten piedad— de la liturgia. Las palabras de esta fórmula pueden variar, pero es recomendable atenerse a una fija y breve. La oración sencilla de un niño, siempre, conmueve y enternece el corazón del Padre. Una sola frase le bastó al hijo pródigo o al publicano para obtener el perdón de Dios. Solo una palabra llena de fe, despertó la misericordia de Dios y salvó al buen ladrón. Es conveniente, para buscar el silencio de espíritu, intentar evitar todos los pensamientos, incluso los que parecen buenos; mientras repetimos en lo más profundo de nuestro corazón las palabras “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”. La oración se puede realizar de pie, sentado o incluso acostado, invocando al Señor Jesús, con ferviente deseo y con paciencia expectante, abandonando todo pensamiento.
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EN LA PRÁ CTICA, E S TA F O R M A D E O R AC I Ó N C O N S I S T E EN RE PETI R I N C E SA N T E M E N T E LA F ÓRMU L A: “ S EÑ OR JES Ú S, H I J O D E D AV I D , T E N P I E DA D D E M Í , Q U E S OY U N P E C A D O R ”. E S E L G R I TO D E L C IE GO DE JE RI CÓ, Q U E I M P LO R A A JESÚS L A C U R AC I Ó N
En este tipo de oración el corazón posee una nueva dimensión espiritual. Cuando la oración de Jesús, se transforma en oración del corazón, su primer efecto es la iluminación. Los “ojos del corazón” deben, por tanto, abrirse a la luz divina. Así el corazón, queda iluminado y con él todo el ser. Esta iluminación proviene exclusivamente de la gracia, de la acción del Espíritu Santo y, desde luego, tras un arduo trabajo y espera, ya que al encontrarse el corazón también bajo el dominio del pecado y de las tinieblas, es preciso con frecuencia hacer frente a esa oscuridad inicial mediante el arrepentimiento y la penitencia. La gracia hace reconocer al hombre su pecado, se lo pone ante sus ojos y lo mueve a que se juzgue a sí mismo. Después, poco a poco, esta gracia va transformando a cada persona en un ser atento y lleno de ternura, en el momento de la oración. El Creador va obrando la “restauración” del mismo modo que lo hace en la “creación”: una vez que corazón y cuerpo constituyen una unidad total, se sumergen en Dios, para permanecer en Él. Por eso los efectos de la oración del corazón se dejan sentir en toda la persona, tanto en el cuerpo como en el alma. Si el corazón (la raíz) es santo, todas las ramas lo serán también, penetrando la gracia en todos los miembros del cuerpo: “Si tu ojo (tu corazón) está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz” (Mt 6,22). Esta luz pura, que transfigura el cuerpo, no es más que una anticipación de la Resurrección.
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C ó m o e n c e n d e r una llama continua Esto decía Teófanes el eremita (Gueórgui Vasílievich, un obispo oriental del siglo XIX, que se retiró a un eremitorio y alcanzó la santidad, canonizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa a finales del siglo XX): Os explicaré cómo encender en vuestro corazón un continuo hogar de calor. Recordad cómo se puede producir el calor en el mundo físico: se frotan dos trozos de madera uno contra otro y el calor viene, luego el fuego; o bien se expone un objeto al sol: se calienta, y se concentran suficientemente los rayos sobre él, terminará por inflamarse. De la misma manera se produce el calor espiritual. La fricción necesaria es la lucha y la tensión de la vida ascética; la exposición a los rayos del sol es la oración interior hecha a Dios. El esfuerzo ascético por sí solo no inflama fácilmente el corazón, pues hay muchos obstáculos que cierran el camino. Los hombres experimentados en la vida espiritual descubrieron un medio de calentar el corazón: es la oración interior que dirigimos, de todo corazón, a nuestro Señor y Salvador. He aquí cómo se la debe practicar: permaneced con vuestro intelecto y vuestra atención en el corazón, persuadidos de que el Señor está cerca y os escucha, y suplicadle con fervor : “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”. Haz esto constantemente, ya sea cuando estéis en la iglesia, en casa, en viaje, en el trabajo, en la mesa o en el lecho, en una palabra, desde el momento en que abrís los ojos hasta que los cerréis para dormir. Será exactamente como si mantuvierais una conversación, un objeto bajo el sol, pues se trata de manteneros vosotros mismos ante la faz del Señor que es el sol del mundo espiritual. Al principio deberéis fijar un momento bien determinado, por la mañana o la tarde, para consagrarlo exclusivamente a esta oración, por ejemplo, dedicando quince minutos todos los días a esto en la oración de la mañana. Luego descubriréis que la oración comienza a dar su fruto, se apodera de vuestro corazón y se arraigará profundamente en él. Cuando todo esto se hace con celo, sin negligencia ni omisión, el Señor mira a su servidor con misericordia y enciende un fuego en su corazón; ese fuego demuestra con certeza que la vida espiritual se ha despertado en lo más secreto de vuestro ser y que el Señor reina en vosotros. Ese calor constante de la oración es la verdadera respiración de esta vida, de tal modo que el progreso en nuestro peregrinaje espiritual se detiene cuando se extingue ese calor interior, igual que la vida del cuerpo se extingue cuando cesa la respiración natural.
L A O R AC I Ó N S E N C I L L A D E U N N I Ñ O, S I E M P R E , C O N M U E V E Y E N T E R N E C E E L C O R A Z Ó N D E L PA D R E 108
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La fe de dos
militares Ignacio Barrios Plaza
ay dos centuriones en los evangelios que dan fe en la condición de Jesús como Hijo de Dios: uno es el que le pide que cure a su criado enfermo; el otro, quien después de morir certifica su muerte: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39).De los cuatro actos de fe más importantes que nos ofrecen los Evangelios, dos son profesados por militares ¡y del ejército invasor! (lo cual, si cabe, le da un mayor realce y no ha dejado nunca de asombrarme). Sublime es el acto de fe que nos ofrece San Pedro cuando, a requerimiento de Jesús, le proclama como “Cristo, el hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), respuesta que resume la enseñanza que de Él había recibido, y que nos descubría que, por primera vez, un discípulo había entendido todo y alcanzado a ver que era verdaderamente Hijo de Dios, aunque no fuese la carne la que se lo revelase. Pero ¡claro!, Pedro era discípulo directo del Maestro y vivía con Él. Su gran mérito era haber sido el único apóstol que le supo contestar.
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el buen ladrón,, D i m a s No menos grandioso y emotivo es el acto de fe realizado por el buen ladrón, a quien conocemos por San Dimas, quien en las puertas mismas de la muerte y después de una atroz agonía, no duda en recriminar al otro delincuente, que sufría también los horrores de la crucifixión y se mofaba de Jesús con los mismos insultos del populacho: “Acuérdate de mí cuando vayas a tu Reino” (Lc 23,42). Maravilloso acto de fe y esperanza a la vez, que surgía de la profunda convicción de que Jesús es el Rey de los judíos, por lo tanto el Mesías, luego Dios; que precisamente fue lo que, burlándose, le negaban los judíos que presenciaban su calvario.
“ YO TA M B I É N T E N G O M A N D O Y C UA N D O LE D IG O A UN L E G I O N A R I O Q U E H AG A E S TO O AQ U E L LO, LO H AC E ”. T Ú T I E N E S EL PODER (…) , LE ESTÁ I N S I N UA N D O A J E S Ú S
Fe completamente recompensada con la promesa de Jesús: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Pero Dimas era judío y como tal esperaba desde siempre la llegada del Mesías. Sin embargo, para un romano, el llegar a creer en algún momento con la fe que profesaban los judíos, era muy difícil; no porque no fuesen tolerantes con las religiones de los pueblos conquistados, pues de muchos de ellos habían acogido a sus dioses, a los que agregaban tranquilamente a las largas listas de deidades propias y
extrañas, sino que, precisamente por eso, no podían creer en una religión que preconizaba tajantemente que solo existía un Dios, por lo que todos los demás eran falsos, incluido el César, a quien se le atribuía una particular divinidad. Y más nos sorprende que militares de cierta graduación, como eran los centuriones destacados en el país de los judíos, aceptasen sin más a un Dios único, no romano además, si no era debido a un completo convencimiento.
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no soy digno de que e n t re s e n m i c a s a Y así encontramos que son dos centuriones quienes dan fe de la divinidad del Maestro. El primero le pide a Jesús que cure a su criado que está a punto de morir. Su fe es tan grande que le dice que no es necesario que vaya hasta su casa, pues le basta simplemente con decir “hágase” para que su criado se salve. “Yo también tengo mando y cuando le digo a un Legionario que haga ésto o aquello, lo hace” (Mt 8,9). Tú tienes el poder de hacer un milagro, que solo un dios puede hacer, le está insinuando a Jesús. Pero no era un dios como Júpiter o Marte, no. Era Dios, el de los judíos, el Único. Pues sabía que sólo a uno seguirían estos: al Mesías que había de venir, al Cristo. Siempre me ha impresionado la contestación de este centurión, compañero mío de armas. Pero me ha impresionado más el pensar que la Iglesia haya conservado sus palabras —Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para salvarme (Mt 8,8)— para ese momento tan sublime de la Santa Misa, cuando se va a recibir el Cuerpo de Cristo en la comunión, como un acto íntimo y colectivo de contrición. No en vano Jesús se admiró diciendo que ni en su pueblo había visto una fe tan grande. Otro Centurión —quizás llamado Longinos y quizás de la Bética— mandaba el pelotón de ejecución en el Calvario. Cumpliendo con su deber, y sin saberlo, estaba siendo el artífice de la Obra de Dios, efectuando escrupulosamente lo que habían dicho los profetas sobre la Redención del Hijo del Hombre: iba a realizar la segunda proclamación de su divinidad.
Efectivamente, él ordenó que le diesen a beber hiel y vinagre, que no le quebrasen los huesos y que le atravesasen el costado, manando al instante agua y sangre... ¡precisamente lo que estaba escrito! Pues bien, de sus labios salieron las palabras más categóricas de toda aquella tragedia: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”.
curtido en mil b a t a l l a s Él, que había participado con sus chanzas —quizás por su jerarquía no lo hiciese—, que había visto hundido a aquel hombre que se autoproclamaba Dios, que había hecho cumplir a conciencia la orden de Pilatos de azotarlo cruelmente, creyendo que el pueblo de Jerusalén se conformaría con este atroz castigo y así le salvaría la vida, que lo vio humillado con una caña en la mano como cetro y una corona de espinas; él, que tenía el corazón curtido en mil batallas, no tiene reparos en manifestar en voz alta, haciéndose oír a través de los truenos y temblores de tierra, que ese pobre hombre, esa piltrafa humana, es nada más y nada menos que Dios. No dijo éste es el dios de los judíos, ni un dios, dijo sencillamente: Dios. ¡Y acertó! Téngase en cuenta que una de sus misiones era ser fedatario de que Jesús había muerto, ya que Pilatos, extrañado de que con sólo seis horas de crucifixión estuviera ya muerto, lo requiere para que le atestigüe su fallecimiento y así poder entregar el cuerpo a José de Arimatea. ¿Quién lo iba a saber mejor? Pues no sólo el centurión certificó al pretor y al mundo entero que había muerto —condición sine qua non para que pudiese resucitar, lo que constituye la columna vertebral de la fe cristiana—, sino que testificó, por los siglos de los siglos — y por eso lo dejaron escrito los evangelistas— que este hombre que acababa de morir, era el Hijo de Dios, del Dios Único de Israel y del orbe. Era Dios, era Cristo el Mesías. Dos de cuatro. Dos autos de fe, de militares, entre los más claros e impactantes que nos dejaron los Evangelios.
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V E R DA D E R A M E N T E ES TE H OMBR E E RA EL HI JO DE DI OS
E S E P O B R E H O M B R E , E S A P I LT R A FA H U M A N A , E S N A DA M Á S Y N A DA M E N O S QUE DIOS. NO DIJO ÉSTE ES EL D IOS D E LO S J U D Í O S , N I U N D I O S , D I J O S E N C I L L A M E N T E : D I O S . ¡ Y AC E RT Ó ! 113
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TREINTA MIL JINETES
ÁRABES
EN EL
HORIZONTE
Eryel Martínez Quero
S a n J u a n d e Ac r e, Tierra Santa, 1291 d.C. pesar de encontrarnos en un recinto insuficiente para albergar a los más de seiscientos caballeros que allí quedábamos, el silencio era total y absoluto. Tan sólo, y muy de vez en cuando, unos ligeros carraspeos, casi mudos, rompían el ambiente de tensa espera. Algún que otro ruido metálico al chocar entre sí alguna de las armas, o el simple roce de éstas con la pesada armadura que portaban todos y cada uno de mis hermanos, hacía que se miraran entre sí, mezcla de miedo y enfado, como si pudieran ser escuchados por un enemigo al que no veían, pero que sentían y sabían muy cercano. Todos sin excepción, como si de un único cuerpo se tratara, esperábamos con ansiedad la entrada del Gran Maestre, Jacques de Molay, para darnos las últimas instrucciones. Quizá el concepto de últimas, ahora mejor que nunca, tenía todo el significado claro de que nuestras vidas estaban pendientes de una última acción. Yo, Xacobo de Griñón, doy fe de ello.
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El calor era sofocante. Las bocas secas, la humedad del recinto y el miedo, hacían que las gargantas de los templarios fueran brasas encendidas, aunque mucho peor era la quemazón que sentíamos en nuestros ojos. El ambiente irrespirable por momentos no era motivo para que no persistiéramos en la concentración. Con los músculos tensos, abrazados a lanzas, o sujetando con firmeza la espada, los caballeros parecían ni sentir ni padecer la escasez de agua que refrigerara sus secas gargantas y animara los miembros sudorosos, cansados y repletos de heridas ya cicatrizadas, herencia de más de cien batallas en tierra extranjera, la soñada Tierra Santa…
A escasos tiros de piedra de las murallas de la fortaleza Templaria de Acre, último bastión cristiano en tierras de “outremere”, cerca de cien mil infantes y otros treinta mil jinetes árabes se mantenían firmes, a la espera de la señal de ataque frontal contra la muralla más dañada del castillo infiel. Expertos ingenieros, mandados por la mano firme del sultán Al-Ashraf, fueron minando como efectivas termitas los cimientos de las cuatro torres, antes imponentes y aparentemente indestructibles, que coronaban cada esquina de la fortaleza. Cayó cual castillo de naipes sin que se pudiera hacer nada por evitarlo.
Dentro del recinto aún amurallado esperaban mil caballeros templarios, junto a poco más de mil soldados, incluidos jóvenes, y también niños, a los que se les había instruido en una elemental táctica de guerra defensiva cuerpo a cuerpo. El noble francés Pierre de Sivry, junto conmigo, nos ocupamos de darles las instrucciones y las armas suficientes para que, al menos, pudieran matar a uno de los sarracenos antes de caer abatidos de muerte. Cuando el templario Pierre dio una última palmada de ánimo a cada mozalbete, no pudo menos de dejar caer unas sinceras lágrimas, más por impotencia que por tristeza. Les estaban guiando a una muerte segura.
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Pocos días antes pudieron enviar todos los barcos disponibles a la cercana isla de Chipre. Barcos repletos de mujeres, ancianos y niños, con la confianza de que pudieran llegar sanos y salvos al puerto chipriota de Limassol. La disposición de la fortaleza con dos lados orientados al mar y el tercero de frente al desierto, proporcionaba la posibilidad de poder acercarse, de momento, sin problemas a los barcos que atracaban a la vera del castillo templario. Otros cuatrocientos caballeros, repartidos por lo poco que quedaba en pie de las murallas, observaban con claro estupor y, por
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qué no, miedo el paisaje que tenían delante de sus ojos: una verdadera alfombra compuesta por decenas de miles de sarracenos dispuestos al ataque. Comprobaron cómo iban preparando las catapultas para poder arrojarles el fuego griego, pedruscos y cualquier material que consiguiera erosionar aún más los, hasta hace unos escasos días, inexpugnables muros.
en San Juan de Acre. No nos sorprendió saber que no había habido supervivientes entre las filas hospitalarias. Todos fueron cayendo salvajemente atacados y ejecutados, cual si de animales de corral se tratara. Una breve oración por sus almas y, de forma automática, toda la maquinaria organizativa templaria se puso manos a la obra para esperar el más que Todos y cada uno de los noseguro inminente ataque. bles templarios éramos conscientes de que nosotros, y Los seiscientos caballeros del nadie ni nada más, éramos interior seguíamos espeel último obstáculo que im- rando, por instrucciones dipedía a los musulmanes ser rectas del Gran Maestre, enlos amos de toda Tierra cerrados dentro del Templo; Santa. Cuando apenas tres armados y listos para soporsemanas antes nos llegó un tar el definitivo asalto sarracorreo, en manos de un sar- ceno. La intención no era otra gento templario herido de que tratar de conseguir que muerte, con las últimas noti- el ataque fuera lo más lineal cias sobre la suerte de la for- posible. Los caballeros del extaleza de los hermanos Hos- terior, dispuestos en forma de pitalarios de Krak de los cuña invertida, deberían haCaballeros, en el interior de cer que la línea imaginaria del Palestina, justo entre Tortosa ataque se fuera reduciendo y Trípoli, también vecinas al en su parte más adelantada mar, comprendimos que el si- para que, conforme avanzara, guiente objetivo de la todo- se fuera estrepoderosa fuerza del nuevo chando la línea de sultán éramos nosotros, ataque enemigo.
mosaico
De esa forma los caballeros encerrados podrían aplacar el empujón sarraceno y conseguir que cada templario pudiera abatir al menos a quince enemigos antes de caer al suelo. Hasta ahora, no hubo jamás la intentona por parte musulmana de atacar ningún enclave templario si no era con una superioridad de cien a uno. Ni si quiera en su época, Saladino, enemigo, y la vez gran admirador de la fuerza y organización del Temple, osó no cumplir a rajatabla esa premisa previa a cualquier ataque. Unos metros más allá de donde permanecíamos encerrados los nobles caballeros, Jacques de Molay estaba sentado apoyando sus brazos en la mesa de madera de roble
repleta de pergaminos y mapas. Su mirada estaba fija en el comendador de Chipre, el noble de origen inglés, según se decía, Luth Fertinac, del condado de York. El Gran Maestre no daba crédito a lo que estaba oyendo. Sir Luth le trataba de animar y convencer diciendo que la mejor manera de salir con éxito y evitar una masacre era ceder todas las riquezas y tesoros del Temple al rey de Francia Felipe el Hermoso. Con esa riqueza estaba dispuesto a crear la última y definitiva cruzada que salvara para siempre Tierra Santa de las manos de los enemigos de la Iglesia Católica. De hecho ya había conseguido los contactos suficientes con los reinos de Aragón e Inglaterra. Tan sólo bastaba una firma del Gran Maestre en el pergamino que tenía delante para que todo se pusiese en marcha.
pedir a Dios que le diera luces, pero sin saber por qué, sentía que Dios había abandonado esa habitación. Sólo estaban él, Sir Luth y la decisión que debía tomar de inmediato. Un ruido de tambores empezó a sonar de forma rítmica, haciendo que los corazones de todos los habitantes de Acre dieran un fuerte vuelco dentro de sus pechos. Mis hermanos caballeros dispuestos en el exterior vieron como la alfombra humana empezaba a tomar vida, acercándose lentamente hacia las murallas.
De Molay dudaba en su interior. Sabía que por muy rápido que pudiera actuar el comendador, cuando llegaran no habría más que cadáveres por todo San Juan de Acre. Todo dependía de él, del Gran Maestre. Tantos y tantos años de lucha, de oración, de organización, de batallas entabladas por los templarios dependían de que con una simple firma todo fuera a parar a manos ajenas al Temple. Su mente dudaba, mientras su mano derecha acariciaba la empuñadura de su espada. Intentaba rezar,
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" n e v o j a d a r i m "La
fuerza en la mirada
Llevo cuatro años huyendo y estoy harta de correr mirando atrás Mi nombre es Rocío, tengo 18 años y quiero contaros una historia un poco especial: la mía. Quizás muchos os estéis preguntando: “Y a mí, ¿qué? ¿Qué tiene ésta que ver conmigo?” Muy fácil.
Yo he sido alumna de La Salle. En este centro he cursado todo el bachillerato, he estado en las aulas en las que estáis vosotros ahora, he paseado por vuestros pasillos y, como algunos haréis en junio, me he enfrentado a la selectividad. Pero empecemos por el principio: Comencé 1.° de Bachillerato con 16 años, como la gran mayoría de vosotros. Terminé el curso con muy buenas calificaciones que me permitían aspirar a cualquier carrera. Empecé 2.° con energías renovadas y con mi objetivo marcado: quería estudiar Comunicación Audiovisual. Me enteré de que la Universidad Francisco de Vitoria concedía becas a la excelencia académica; es decir, si en bachillerato tienes una media superior a 9, te pagan la carrera. Segundo fue un curso muy duro para mí, en el que tuve que esforzarme al máximo. Me dejé la piel y, finalmente, me concedieron la beca. Pero no todo en mi vida eran estudios. Mi grupo de amigos, por ejemplo, se convirtió en un pilar fundamental para mí. Siempre estuvieron cuando los necesité, me apoyaron, me animaron y también me ayudaron a desconectar.
Fachada del Convento de San Blas Dominicas de Lerma
Otro punto importante fue el voluntariado. Sí, el verano pasado viajé a Perú un mes con el colegio. Fue una experiencia increíble que recomiendo a todo el mundo. Así pues, los que estáis ahora preparándoos, ¡ánimo! ¡Merece la pena!
fuerza en la mirada En fin, resumamos. Se puede decir que lo tengo todo en esta vida, ¿no creéis? Estudio lo que quiero, donde quiero, la carrera me va estupendamente, tengo un montón de amigos extraordinarios, he viajado a Perú, a Roma, a Sydney..., me espera un futuro prometedor y envidiable... ¡Tengo todo lo que una persona joven puede desear! Lo tengo todo y, sin Dominicas de Lerma embargo..., hay un vacío en mí que no he logrado llenar con nada de eso. ¿Conoces esa sensación de vacío, de que te falta algo, de que hay algo dentro de ti que te pide más? ¿Te has preguntado alguna vez por el sentido de tu vida? Y después, qué? ¿Qué hay detrás de todo esto? Yo me hacía constantemente estas preguntas, pero no quería saber la respuesta. Tenía miedo, mucho miedo. Pero ya me he cansado. Llevo cuatro años huyendo y estoy harta de correr mirando hacia atrás. Ha llegado el momento de enfrentarme a ello. A principios de este mes firmé mi solicitud de baja de la Universidad. He dejado la carrera y he renunciado para siempre a mi beca. ¿Por qué? Porque Alguien me ha mirado a los ojos y me ha dicho: “Déjalo todo... y sígueme”
Él ha estado mucho tiempo esperándome y yo he estado mucho tiempo huyendo. Pero llega un momento en el que no puedes más. ¿Por qué conformarte con cachitos de felicidad si puedes lograr la felicidad completa? Me niego a ser como el joven rico que lo tenía todo... y se marchó triste. ¡Yo quiero ser feliz! Ya lo soy en realidad... Sí, queridos amigos; ya he tomado mi decisión y he decidido ser feliz. Este sábado, 21 de noviembre he ingresado en el convento de las dominicas de Lerma, convento de clausura. Y ¡ojalá me hubiera rendido antes! Tengo ahora una paz y una alegría que no cambio por nada. ¿Qué se puede esperar, teniendo el mejor novio del mundo?
A mí me ha costado cuatro años, pero, compañeros, compañeras: ¡Cristo está vivo! ¡Y te ama con locura! Puedes escupirle, insultarle...; y Él no dejará de amarte. Y te quiere así, tal como eres. Él no te ama a pesar de tus errores, tus problemas. ¡Te ama precisamente por ellos! ¡Cristo ama tu debilidad!
No quiere que seas perfecto, que no caigas nunca, ¡no! Cuando caigas, Él quiere ayudarte a levantar. Ya lo decía San Pablo: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte” o como dice el Señor: “Mi fuerza se realiza en tu debilidad”. Es, simplemente, una cuestión de trabajo en equipo. No es que uno trabaje y Otro mire, o al revés. Los dos tienen que poner de su parte, remar juntos hacia un mismo destino.Así pues, ¡no tengáis miedo de Cristo! Si Él te promete la felicidad es porque puede dártela. ¡Es un Amigo que nunca falla!
Os espero en el convento de las dominicas de Lerma.
Rocío
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l a i d n u M a Jornad d u t n e v u J de la
fierza en la mirada
Madrid, del 16 al 21 de agosto de 2011
Ya se está organizando la cita de Benedicto XVI con los jóvenes de todo el mundo; en el año 2008 fue en Sidney, esta vez toca en casa, en España. Desde que Juan Pablo II inició esta Jornada con los jóvenes, por primera vez en Roma, en el año 1984 , dicho acontecimiento no ha dejado de sorprender y afianzar la fe de los que allí han concurrido. El número de los participantes también ha ido in crescendo, y si en la primera Jornada Mundial de la Juventud (Basílica de San Juan de Letrán, Roma) hubo cincuenta mil jóvenes, para esta Jornada de 2011 se espera un número no inferior a dos millones de peregrinos.
Según Yago de la Cierva, director de Comunicación de la JMJ, “lo peculiar de que esta Jornada se desarrolle en Madrid, va a ser precisamente que tiene lugar en un país que ha sido siempre fiel a la Iglesia Católica. Es un país que ha transmitido la fe a muchos continentes, la mayoría de los católicos de todo el mundo hablan español, precisamente porque han sido evangelizados por españoles y nos gustaría recuperar ese espíritu misionero. A veces se piensa que los misioneros eran gente mayor, que iba a predicar fuera; y no, los misioneros eran gente de menos de 25 años. Nos gustaría recuperar ese espíritu y presentarlo a los jóvenes de hoy”.
Otra característica de la Jornada Mundial de Madrid es que realmente el instrumento fundamental de comunicación va a ser Internet. En Sydney ya se empezó, pero se prevé que en la JMJ 2011 se consolide el uso de las nuevas tecnologías. Será muy fácil estar en contacto, recibir las informaciones, aprovechar el teléfono, las terminales para recibir las traducciones de las palabras del Santo Padre, los mensajes de la organización, etc.
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La Jornada Mundial acogerá a jóvenes con inquietudes espirituales, católicos y no católicos, cristianos y no cristianos, que, a su vez, tengan interés por saber cómo viven, qué piensan, qué experiencias tienen estos que se declaran católicos y que manifiestan su alegría y su comunión a quien quiera escucharles. Dice Yago de la Cierva: “Van a ser días de fiesta, sí; pero vamos a intentar que haya de todo. Que haya oración, catequesis, cultura, diversión, adoración eucarística…: que se vea que no existe contradicción entre la alegría que tenemos y nuestra creencia en Dios; esta es la imagen de la Iglesia que queremos transmitir y vamos a mostrar el rostro más bello de la Iglesia, que son los jóvenes, para presentar a Jesucristo. Serán los mismos jóvenes los que nos transmitirán su fe”.
datos concretos
La participación en la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 es gratuita: cualquier persona puede asistir a los actos centrales de la JMJ (Misa de inauguración, ceremonia de bienvenida al Papa, Via Crucis del viernes, Vigilia nocturna del sábado 20 y Misa de envío del domingo 21 de agosto), donde habrá zonas habilitadas para los no inscritos. Pero se recomienda vivamente la inscripción, como manifestación de solidaridad con los demás participantes, para facilitar la logística y contribuir a los gastos del evento. El plazo para inscribirse en la JMJ se abrirá el 1 de julio de 2010.
La JMJ Madrid 2011 ofrece seis modalidades de inscripción:
fuerza en la mirada
Modalidad SEMANA COMPLETA (A ), desde el lunes 15 por la tarde hasta el lunes 22 por la mañana: 1) Paquete A1: incluye el alojamiento y las comidas (desayunos, almuerzos y cenas). 2) Paquete A2: incluye las comidas pero no el alojamiento. 3) Paquete A3: incluye el alojamiento pero no las comidas.. 4) Paquete A4: no incluye ni comidas ni alojamiento. Modalidad FIN DE SEMANA (B), desde el viernes 19 por la tarde al domingo 21 por la tarde: 5) Paquete B1: incluye alojamiento y comidas. 6) Paquete B2: no incluye ni alojamiento ni comidas.
Todas las modalidades de inscripción incluyen seguro de accidente, transporte público durante la semana de la JMJ, mochila del peregrino (con el libro para las ceremonias, gorro y camiseta, guía de Madrid y demás complementos), entrada gratuita a las actividades culturales del Festival de la Juventud (conciertos, exposiciones, visitas a museos, etc.), y acceso prioritario a las zonas reservadas para inscritos en los actos centrales de la JMJ.
La noche del 20 al 21 de agosto de 2011, después de la celebración de la Vigilia, los participantes pernoctarán al aire libre en el recinto de Cuatro Vientos.
Se recuerda que los peregrinos tienen completa libertad para organizarse como lo deseen: pueden solicitar alojamientos a la organización, o si prefieren alojarse en hoteles, acudir a Viajes El Corte Inglés, agencia oficial de viajes de la JMJ, o como estimen más conveniente.
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fuerza en la mirada Contribuciones económicas Las contribuciones a la JMJ en función de los servicios solicitados son las siguientes: A1
A2
A3
A4
B1
B2
Semana
Todo
Todo
Ni comida
Fin de
Fin semana
Todo
menos
menos
incluido
alojamiento
comida
Grupo A
210,00 €
192,00 €
151,00 €
133,00 €
90,00 €
45,00 €
Grupo B
163,00 €
150,00 €
117,78 €
103,74 €
70,00 €
40,00 €
Grupo C
122,00 €
111,00 €
87,00 €
77,00 €
52,00 €
30,00 €
Países
ni alojamiento semana
sin comida
Todo incl. ni alojamiento
A estas cantidades se añade un donativo de 10 € como contribución voluntaria al Fondo de Solidaridad, constituido para facilitar la participación de jóvenes de países con dificultades económicas.
Páginas Web interesantes sobre:
COOPERACIÓN, ALBERGUES, CARNÉS... Centros de Información Juvenil en España: para saber dónde se encuentran los distintos centros de información juvenil de las comunidades autónomas. Juventud y Europa: en esta página podréis hallar información sobre programas relacionados con los jóvenes y Europa (los programas Leonardo, Sócrates, etcétera), sobre voluntariado europeo y temas similares. Juventud con Europa: página del INJUVE (Instituto de la Juventud) dedicada también al tema Juventud y Europa. Red de albergues: el INJUVE informa sobre los albergues españoles. Muy interesante si quieres viajar barato. Federación Internacional de Albergues. Carnés para jóvenes: lo que hay que saber sobre ellos desde el propio INJUVE Jóvenes cooperantes: si estás interesado en la cooperación para el desarrollo en esta página del INJUVE te dicen dónde puedes informarte.
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luz para el mundo
La v i d a h u m a n a t i e n e u n va l o r
i nt r í n s e c o
Extracto del discurso pronunciado por el Papa Benedicto XVI el 13 de febrero de 2010, al recibir en audiencia a los participantes en la XVI Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, que lleva por tema Bioética y Ley Natural
as problemáticas que giran en torno al tema de la bioética permiten verificar cómo las cuestiones subyacentes en ella ponen en primer plano la cuestión antropológica. Como afirmo en mi última Carta encíclica “Caritas in veritate”:
L
En la actualidad, la bioética es un campo prioritario y crucial en la lucha cultural entre el absolutismo de la técnica y la responsabilidad moral, y en el que está en juego la posibilidad de un desarrollo humano e integral. Éste es un ámbito muy delicado y decisivo, donde se plantea con toda su fuerza dramática la cuestión fundamental: si el hombre es un producto de sí mismo o si depende de Dios.
“
Los descubrimientos científicos en este campo y las posibilidades de una intervención técnica han crecido tanto que parecen imponer la elección entre estos dos tipos de razón: una razón abierta a la trascendencia o una razón encerrada en la inmanencia” (n. 74). 124
luz para el mundo Las cuestiones de bioética ponen a menudo en primer plano la referencia a la dignidad de la persona, un principio fundamental que la fe en Jesucristo Crucificado y Resucitado ha defendido desde siempre, sobre todo cuando es desatendido de cara a los sujetos más sencillos e indefensos. También la bioética, como toda disciplina, necesita de una referencia capaz de garantizar una lectura coherente de las cuestiones éticas que, inevitablemente, surgen ante posibles conflictos interpretativos. En este espacio se abre la referencia normativa a la ley moral natural. El reconocimiento de la dignidad humana, de hecho, en cuanto derecho inalienable, encuentra su fundamento primero en esa ley no escrita por mano de hombre, sino inscrita por Dios Creador en el corazón del hombre, que todo ordenamiento jurídico está llamado a reconocer como inviolable y cada persona debe respetar y promover (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, números 1954-1960).
Contrariamente, estaremos siempre en presencia del peligro de un uso instrumental de la ciencia, con la inevitable consecuencia de caer fácilmente en el libre arbitrio, en la discriminación y en el interés económico del más fuerte.
Sin el principio fundador de la dignidad humana, sería arduo encontrar una fuente para los derechos de la persona e imposible llegar a un juicio ético sobre las conquistas de la ciencia que intervienen directamente en la vida humana. Es necesario, por tanto, repetir con firmeza que no existe una comprensión de la dignidad humana ligada sólo a elementos externos como el progreso de la ciencia, la gradualidad de la formación de la vida humana o el pietismo fácil ante situaciones límite. Cuando se invoca el respeto por la dignidad de la persona es fundamental que éste sea pleno, total y sin condicionantes, excepto
Conjugar bioética y ley moral natural permite verificar lo mejor posible la necesaria e ineliminable referencia a la dignidad que la vida humana posee intrínsecamente desde su primer instante hasta su fin natural. En cambio, en el contexto actual, aun surgiendo con cada vez mayor insistencia la justa reclamación a los derechos que garantizan la dignidad de la persona, se nota que no siempre estos derechos son reconocidos a la vida humana en su desarrollo natural y en los estadios de mayor debilidad. Una semejante contradicción hace evidente el compromiso que hay que asumir en
los de reconocer encontrarse siempre ante una vida humana. Ciertamente, la vida humana conoce un desarrollo propio y el horizonte de investigación de la ciencia y la bioética es abierto; pero es necesario reafirmar que, cuando se trata de ámbitos relativos al ser humano, los científicos no pueden pensar nunca que tienen en mano sólo materia inanimada y manipulable. De hecho, desde el primer instante, la vida del hombre se caracteriza por ser vida humana y por esto portadora siempre, en todas partes y a pesar de todo, de dignidad propia (cfr. Congregación Para la Doctrina de la fe, Instrucción “Dignitas personae” sobre algunas cuestiones de bioética, n. 5).
los diversos ámbitos de la sociedad y de la cultura, para que la vida humana sea reconocida siempre como sujeto inalienable del derecho y nunca como objeto sometido al arbitrio del más fuerte. La historia ha mostrado cuán peligroso y deletéreo puede llegar a ser un Estado que procede a legislar sobre cuestiones que tocan a la persona y a la sociedad, pretendiendo ser él mismo fuente y principio de la ética. Sin principios universales que permitan constatar un denominador común para toda la humanidad, el riesgo de una deriva relativista a nivel legislativo no debe ser minusvalorado (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1959). La ley moral natural, fuente de su propio carácter universal, permite conjurar este peligro y sobre todo ofrece al legislador la garantía para un auténtico respeto, tanto de la persona como del entero orden de la creación. Ésta se pone como fuente catalizadora de consenso entre personas de culturas y religiones distintas y permite ir más allá de las diferencias, porque afirma la existencia de un orden impreso en la naturaleza por el Creador y reconocido como instancia de verdadero juicio ético racional para perseguir el bien y evitar el mal. La ley moral natural “pertenece al gran patrimonio de la sabiduría humana, que la Revelación, con su luz, ha contribuido a purificar y a desarrollar ulteriormente” (cfr. Juan Pablo II, Discurso a la Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 6 de febrero de 2004).
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entretenimiento
MI MADRE Y SUS ENSEÑANZAS M I MA DR E M E E N S E ÑÓ - A APRECIAR UN TRABAJO B IEN HECHO: “Si os vais a matar, hacedlo afuera. Acabo de limpiar”. - RELIGIÓN: “Reza para que esta mancha salga de la alfombra” - RAZONAMIENTO: “Porque yo lo digo. Por eso... y punto”. - PR EVISIÓN: “Asegúrate de que llevas ropa interior limpia, por si tienes un accidente”. - IRONÍA: “Tú sigue llorando, verás como te doy una razón para que llores de verdad”. - A AHOR RAR: “Guárdate las lágrimas para cuando yo me muera”. - ÓSMOSIS: “Cierra la boca y come”. - CONTORSIONISMO: “Mira la suciedad que tienes en la nuca, vuélvete”. - FU ERZA DE VOLU NTAD: “‘Te vas a quedar sentado hasta que te comas todo”. - METEOROLOGÍA: “Parece que ha pasado un huracán por tu cuarto”. - VER ACIDAD: “Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado”.
- MODIFICACIÓN DE PATRON ES: “Deja de actuar como tu padre”. - VENTR ILOQU IA: “No me rezongues, cállate y contéstame: ¿por qué lo hiciste?”. - LENGUAJ E ENCR I PTADO: “No me..., no que... Que te, que te...”. - ODONTOLOGÍA: “Me vuelves a contestar y te estampo los dientes contra la pared”. - GEOGR AFÍA DE ESPAÑA: “Como sigáis así os voy a mandar a uno a Cádiz y al otro a La Coruña”. - B IOLOGÍA: “Tienes menos cerebro que un mosquito”. - LÓGIC A: “Mamá ¿qué hay de comer?...’’ “¡COMIDA!” - RECTITU D: “Te voy a enderezar de un tortazo”. Pero, con todas sus enseñanzas..., ¿a que no la cambiaríamos? ¡Pues eso!
C r i s i s c o n b u r ro s Le pidieron a un financiero que explicara la crisis de modo sencillito, para entenderla. Y éste fue su relato: Un comerciante se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Una parte de la población le vendió sus animales. Al día siguiente volvió y ofreció 150 euros, por cada burrito, y otra parte de la población vendió los suyos. Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente le vendió los últimos burros...
Pero, al día siguiente, mandó a su ayudante a la aldea con los burros que había comprado antes... para que los ofreciera, a quien quisiera comprárselos, a 400 euros cada uno. Ante la posible ganancia, a la semana siguiente, todos los aldeanos recompraron sus burros por 400 euros; y quien no tenía el dinero lo pidió prestado... De hecho, incluso, compraron todos los burros de la comarca. Como era de esperar, el ayudante desapareció, igual que el comerciante. Y nunca más volvieron Al ver que no había más animales, ofreció 500 por allí. euros por cada burrito, dando a entender que los Resultado: la aldea quedó llena de burros. Y, además, todos endeudados. compraría a la semana siguiente, y se marchó.
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entretenimiento
La p r u e b a d e l a l g o d ó n Durante una visita a un Hospital Psiquiátrico, uno de los visitantes le preguntó con mucho interés al Director: —Doctor, ¿qué criterio usan Ustedes para decidir si un paciente debe o no ser internado? —Bueno —dijo el Director— tenemos una prueba científica casi infalible. Consiste en lo siguiente: llenamos completamente una bañera, luego le ofrecemos al paciente una cucharita, una taza y un balde y le pedimos que vacíe la bañera. En función de cómo vacíe la bañera, sabemos si hay que internarlo o no. Nos ha llevado años estudiar esta
prueba, pero es muy exacta —Ah, entiendo —dijo el visitante— una persona normal usaría el balde porque es mucho más grande que la cucharita y la taza. —No —dijo el Director— una persona normal sacaría el tapón. Usted, ¿qué prefiere: una habitación con o sin vista al jardín?
Niños en la escuela Profesor: “¿Qué debo hacer para repartir 11 patatas entre 7 personas?” Alumno: “Puré de patata, señor profesor.” Profesor: “Joaquín, diga el presente del indicativo del verbo caminar.” Alumno: “Yo camino, tu caminas, él camina…” Profesor: “¡Más deprisa!“ Alumno: “Nosotros corremos, vosotros corréis, ellos corren.” Profesor: “Llovía”, ¿qué tiempo es?“ Alumno: “Es un tiempo muy malo, señor profesor.”
“Un fraude es lo que está haciendo usted.” El profesor indignado: ”¿Cómo es eso?” Dice el alumno: “Según el código penal, comete fraude todo aquel que se aprovecha de la ignorancia del otro para perjudicarlo.” Profesora: “María, señale en el mapa donde queda América”. María: “Aquí está” Profesora: “Correcto. Ahora los demás respondan “¿Quién descubrió América?”. Los demás: “María”
Profesor: “¿Cuántos corazones tenemos nosotros?” Alumno: “Dos, señor profesor.” Profesor: “¿Dos?” Alumno: “Si, el mío y el suyo.”
Profesora: “Juanito, dime con sinceridad, ¿rezas antes de las comidas?” Juanito: “No, señora. Profesora, no lo necesito, mi madre es buena cocinera.”
Dos alumnos llegan tarde a la escuela: El primero dice: “Me desperté tarde, he soñado que fui a la Polinesia y el viaje ha durado mucho.” Y el segundo dice: “Y yo he ido a esperarlo al aeropuerto.”
Profesora: “Arturo, tu redacción “Mi perro” es exactamente igual a la de tu hermano. ¿La has copiado?” Arturo: “No, profesora, es que el perro es el mismo.”
Profesor: “Paco, diga 5 cosas que contengan leche.” Alumno: “Sí, señor profesor. Un queso y 4 vacas”
Profesora: “Carlitos, ¿que nombre se da a una persona que continúa hablando aunque los demás no estén interesados?”. Carlitos: ”Profesora”
Profesor preguntando en un examen oral a un alumno de Derecho: ”¿Que es un fraude?” Contesta el alumno:
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entretenimiento Fr a y B u e n a v e n t u r a , por Rodrigo ¡Ay!, Señor, estoy muy preocupado, tenemos muchas deudas en este convento y en los otros diez que dependen de nosotros.
Es que me da un poco de apuro preguntarte algunas cosas...
No te preocupes, fray: Yo soy RICO en misericordia
Tú pregunta y pide por esa boquita.
Soy RICO sin límites.
Señor, ¿qué es para ti un millón de años? Un segundo
Señor, ¿podrías darme UN CÉNTIMO?
¿Y un millón de euros? Un céntimo.
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Señor, lo de la misericordia lo dejamos para otro día. ¿Podemos hablar de tus RIQUEZAS?
Espera... UN SEGUNDO.
oración
CA N C I O N F IN A L "POSTERIORMENTE entramos en la NADA, y sopla Dios de pronto..." BIas de Otero
Yo te busqué Cristo mío, por calles, por plazas, por casas de Ejercicios Espirituales. Buscaba tu perfil, tu intimidad, tu soledad... (Yo era una "sedienta" de Ti...) Una "loca" que quería encontrarte donde fuese y como fuese; tenerte, escucharte saberte resucitado, vivo, activo y perdonando. La isla se vestía de encantos cuando Tú llegabas y gritabas mi nombre a las estrellas, a todos los elementos que llenaban el espacio: agua, sol, viento, ocaso... Espero. Espero tu regreso llegando de improviso por cualquier recodo del camino. Serás Tú de "verdad", gozoso, pleno, claridad y eco renovador. Serás TÚ, son y cansancio y amanecer sereno. Felicidad Ramírez, de su último libro “En el laberinto de mi santuario”
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