m a yo 2 011 n º 2 8 Precio España 3 €
Rev is ta p ara l a N ueva Eva ng eli zaci ó n
La nueva escuela católica Alumbre vuestra luz delante de los hombres
La cultura del esfuerzo, hoy Una ley para imponer la ideología de género Soy hija del Dueño
Sus heridas son las nuestras
[Director] Jorge L. Santana Dumas [Subdirector] Jesús Esteban Barranco [Jefe de redacción] Raquel Fernández de Bobadilla [Consejo de redacción] Luciano García Matas Juan José Guerrero Victoria Serrano Blanes César Allende García Victoria Luque Manuel Ortuño Morente [Administración] Josué Santana Neira [Web] Israel Castro Llorente [Gestión] Francisco Esteve Jesús Castro Cortés Fernando Cerezo [Ilustraciones] José Manuel [Edita] Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, 9 - Local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid Tel.: 91 759 79 68 [Maquetación] Dayenu Grupo de Comunicación S. L. [E-mail] info@revistabuenanueva.com [web] www.revistabuenanueva.com [Depósito legal] M-26182-2006
HACIA ORIENTE 3 Cantemos al Señor
EDUCACIÓN PARA LA VIDA 64 La nueva escuela católica
4 ARCA DE NOÉ
72 Jóvenes españoles hoy
CANTEMOS AL SEÑOR 6 Salmo 84
78 La cultura del esfuerzo, hoy
Enrique Solana de Quesada
TESTIGOS DE LA VERDAD 12 “Soy hija del Dueño” Victoria Serrano Blanes
18 Jesús me amó y se entregó por mí Laura Gómez
20 Una historia de salvación Hermenegildo Sevilla
24 Dies Natalis Victoria Luque
Desiderio Parrilla Universidad de Navarra Aquilino Polaino Lorente
ESPADA DE DOS FILOS 82 La mirada de Cristo Juan Pedro Ortuño Morente
90 Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado Magda Urrutia
ALDEA PLANETARIA 96 La ausencia del padre en el cine Juan Orellana
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ 26 Alumbre vuestra luz delante de los hombres Cesar Allende García
32 Sus heridas son las nuestras Antonio Pavía
KERIGMA 37 La Pascua Jaime Mestre
FAMILIA DE NAZARET 38 La Eucaristía, fuente de la comunión conyugal Carmen Álvarez Alonso
44 Sí a la vida, ayer, hoy y siempre Manuel Ortuño Morente
RAZÓN CREADORA 46 Iglesia y año de la química Alfonso V. Carrascosa
52 Fobia social José Antonio Gris
SOFISMAS 58 Una ley para imponer la ideologia de género Benigno Blanco
SED SANTOS 100 El relato de un martirio P. Fernando Pascual L.C.
NUEVA ESTÉTICA 104 Evangelizar con el arte Marta Carmona Soriano
MOSAICO 110 Santidad y pecado en la Iglesia Ramiro Pellitero Iglesias
116 Ven y lo verás JMJ José Igancio Munilla
FUERZA EN LA MIRADA 120 La alegría de la clausura Victoria Luque
BENDITA MARÍA 122 Desde el seno materno Horacio Vázquez Cermeño
ENTRETENIMIENTO 128 Fray Buenaventura 131 Oración
La Asociación Canónica Bendita María, Editora de la revista Buenanueva, es una asociación sin ánimo de lucro. No está vinculada a ningún grupo, ni movimiento de la Iglesia, ni a ninguna institución. Por tanto, no tiene más ingresos que los derivados de las suscripciones y las aportaciones que graciosamente nos hacen. Todas las personas que trabajan en ella lo hacen gratuitamente, con la única finalidad de anunciar el Evangelio y el Reino de Dios a través de este medio. Si quieres ayudarnos, puedes enviar tu aportación a Asociación Bendita María a través de la cuenta de Bankinter 0128 019 8 77 010 0 0 0 2814
hacia Oriente
Cantemos al Señor Llega la ola refulgente del Pesaj, se nos echa encima como el manto de Eliseo, nos quiere cubrir con el arco celeste de la miel y la leche como una vía láctea que nos transporta día a día a los ungüentos reservados a un resto renqueante y doliente. Llega el mar insalvable y oscuro como la muerte, y el madero del Gólgota tocará las aguas amargas endulzándolas, abriéndolas de cuajo para que podamos pasar a pie enjuto; y ya, en la otra orilla, suenen el salterio, las cítaras y los crótalos vibrantes y en una sola voz entonemos: “Cantemos al Señor”, que magníficamente ha triunfado; pues “al caballo y al caballero ahogó en la mar…” Y nos acercamos al umbral del atrio. Buscad por las esquinas la levadura antigua, quemadla en los hornos vivos; porque todo ha de ser nuevo, como el cielo nuevo y la tierra nueva y el hombre nuevo que salta resplandeciente y cristalino hacia las fuentes de Masá y Meribá, donde se aclarará la duda y se ahogará la querella… Entonces aparecerán los antiguos huesos secos recubiertos de neuma; el soplo de la zarza, la brisa del Negueb, de donde no se sacaba más que arena abrasante, el rayo de luz en la negrura del delito y la espalda del ángel anunciando el año de gracia… “Porque estos son los que vienen de la gran tribulación”, y han blanqueado sus túnicas y han lavado sus vestidos en la sangre del cordero, el cordero atrapado y oprimido que ha salido victorioso de su batalla, solo con el arma de la violencia extrema de la humildad; llevando a la extenuación la ignominia y el absurdo y la degradación y la necedad de la cruz y el fracaso y la sinrazón y la incoherencia y la estulticia inconsciente de todos los hombres, de todos: el primero yo, el primero tú, el primero él… ¡Cómo no estar alegre! ¡Cómo no girar la mueca sobre lo alto, si de los altos montes nos viene la sabiduría!. Allá en la cuna del hombre, en la gruta húmeda y tibia del sepulcro, donde la piedra inmensa y pesada se mueve como un grano de arena, sube un aroma a mirra y a cilantro en vez de a corrupción; allí solo quedan un sudario y unas vendas blanqueadas de sangre y una soledad fría y oscura como el Seol; ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Porque la muerte ha muerto, porque el infierno se ha vestido de luto y ha colgado el cartel de reformas, pues no sale de su asombro el mal, que huye despavorido y atónito. Y vaga por el desierto vociferando alaridos guturales y arrastrándose escandalosamente sobre su abyecta vileza. “Por eso exultan los coros de los ángeles” y las trompetas anuncian la liberación. Goza la tierra, mediante la luz radiante de ese cordero, liberada de la tiniebla que cubría el orbe. “Por eso se une el cielo con la tierra”; y esta luminaria, como lumbrera del cosmos, brille sin ocaso y la encuentre resplandeciente el lucero del alba, “que es Cristo tu Hijo, resucitado de la muerte y reina glorioso por lo siglos de los siglos”. Jorge L. Santana
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arca d e Noé
¿qué es un filósofo?
Un sabio vino un día a visitar a Abba Zenón y le pregunta: ¿me puedes decir qué es un filósofo? —el filósofo es como un ciego, —responde el anciano— que busca en una habitación oscura un gato que no existe. ¿Y el teólogo? –El teólogo es la misma cosa, pero con la diferencia que alguna vez, encuentra al gato.
Jonás y la ballena Un hombre que lo tenían por necio, un día fue a molestar al anciano y le dijo: Abba, tú que eres tan inteligente, ¿puedes decirme, si es posible que Jonás haya podido quedar vivo, después de estar tres días en el vientre de la ballena? —No lo sé, pero yo mismo se lo preguntaré cuando lo vea en el cielo. –¿Y si acaso estuviera en el infierno? En ese caso se lo preguntas tú.
el abad Juan El abad Casiano cuenta del abad Juan que había ocupado altos puestos en su congregación y que había sido ejemplar en su vida. Estaba a punto de morir y marchaba alegremente y de buena gana al encuentro del Señor. Le rodeaban los hermanos y le pidieron que les dejase como herencia una palabra, breve y útil, que les permitiese elevarse a la perfección que se da en Cristo. Y él dijo gimiendo: «Nunca hice mi propia voluntad, y nunca enseñé nada a nadie que no hubiese practicado antes yo mismo».
una anécdota de Juan Pablo II Dicen que un día se detuvo con un pobre y de algún modo supo –quizá se lo dijo esa misma persona– que había sido sacerdote. Juan Pablo II le invitó a comer, y la conversación transcurrió con normalidad. No le preguntó nada sobre los motivos que le habían llevado al abandono del sacerdocio, pero en un momento dado, el Papa le pidió un favor: “Usted, ¿podría confesarme?” Aquel hombre oyó la confesión de Juan Pablo II. Después de aquel providencial encuentro, y sin que el Papa le hubiera dicho nada sobre ello, aquel hombre volvió al ministerio sacerdotal.
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arc a de Noé
El cuervo de Noé Todos los días Noé oteaba desde su Arca flotante, con la esperanza de ver disminuir las aguas del Diluvio. Al aparecer ante su vista los picos emergentes de las primeras montañas, se dirigió a los huéspedes alados de su embarcación, preguntándoles: -¿Quién de vosotros quiere salir para averiguar si nuestra salvación está cercana?
la piedra angular R. Pinjás decía: Allí no había piedras para construir la ciudad y la torre. ¿Qué hicieron? Fabricaron ladrillos y los cocieron como hace el alfarero, hasta que la levantaron de una altura de setenta codos. Tenía escaleras a levante y a poniente; y los que subían los ladrillos subían por levante, los que bajaban lo hacían por poniente. Si un hombre caía y se mataba nadie lo sentía; pero si se caía un ladrillo se sentaban a llorar y lamentarse: ¡Ay de nosotros! ¿Cuándo subirá otro ladrillo en su lugar? Pasó Abraham (Sab 10,5), hijo de Teraj, y al verlos construir la ciudad los maldijo en nombre de su Dios diciendo: "Confunde, Adonay, divide su lengua" (Sal 55,10 ). Ellos despreciaban su palabra como piedra que se tira por el suelo; y, sin embargo, ¿no es la piedra escogida y buena la única que se coloca en los ángulos del edificio? A él se refiere la Escritura que dice: "La piedra que rechazaron los constructores". (Sal 118,22; lo aplica el NT a Jesús: Mt 21,42 y par; Hch 4,11; 1 Pe 2,4.7‑8).
El cuervo, seducido por la idea de hallar rico botín para sí, se ofreció de inmediato, atravesó la ventana y voló hacia la lejanía. Muy pronto encontró un cadáver, su manjar predilecto, y comenzó a devorarlo, olvidado del encargo, y nunca más volvió al lado de Noé. Pero Dios castigó tal olvido. Los vapores venenosos que flotaban sobre las aguas tiñeron de negro el plumaje del ave y enturbiaron su vista, al punto de que el cuervo no reconoce sus propios pichones. El desagradecido procrea hijos desagradecidos y no disfruta nunca de los placeres de la paternidad.
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ca ntemos a l Señ or
Salmo Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob, has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, has reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira. Restáuranos, Dios salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros. ¿Vas a estar siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad? ¿No vas a devolvernos la vida, para que tu pueblo se alegre contigo? Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Voy a escuchar lo que dice el Señor: “Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón” La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra; la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; La fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo; el Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
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c antem os a l Señ or
Porque
me
amas
como
soy,
depongo las armas Enrique Solana de Quesada Arquitecto
omo en otras ocasiones, su reiterada lectura me ha invitado a mirarlo desde dentro, a descubrirlo vivo dentro de mí. He preferido rezar con él que disertar; para lo que, por otra parte, no me considero con atribuciones ni conocimientos.
C
Me siento, Señor, el destinatario de este salmo, y no porque me crea especial o superior a nadie; todo lo contrario, ojalá todo el mundo supiera que este y todos los salmos están concebidos y escritos para él, desde el momento en que Cristo Jesús los encarnó y cumplió pensando en nosotros; y que tu palabra entera puede escucharse en singular, porque nos amas, y tu amor no ama en masa, lo hace siempre en primera persona. 7
ca ntemos a l Señ or Hasta que no he comenzado a reconocer una completa incapacidad para mirar lo que está fuera de mí sin tu ayuda, no he sabido realmente de tu existencia; oía hablar de Ti, pero no te conocía, e incluso yo mismo he hablado de Ti, pero solo de oídas. Cansado de filtrar lo bueno o malo de la vida desde mi esquina particular, y no sin el trago reiterado de enormes y prolongados desasosiegos, he ido cediendo a la posibilidad de tu existencia, y voy acallando este desdichado monólogo, que, naciendo y muriendo en mí, me encierra en esta cárcel sin cadenas aparentes.
Has abierto mis cerrojos Hoy declaro que solo hay una existencia, la tuya, y que yo solamente me siento vivo si lo hago en Ti; solo entonces siento abrirse los cerrojos que me aíslan de la vida, y puedo oír las voces de los otros, percibir su existencia con asombro y con interés, liberado de antaños desprecios, y la vida se me simplifica admirablemente y se me ilumina. Pues eso, Señor, que no siendo nadie, hoy me siento la tierra de este salmo, y el mismo Jacob que en él se cita, y hasta el mismo pueblo, porque hoy puedo proclamar, convencido, que Tú has sido bueno conmigo, que has restaurado mi suerte, que has perdonado mi culpa, que has sepultado mis pecados, que has reprimido tu cólera sin tocarme y que has frenado el incendio de tu ira lejos de mí. Más real es hoy esta experiencia que la que me dictan mis sentidos, sometidos como están a distorsionar la realidad en un momento de baja autoestima o de falsa euforia por la presencia de estímulos pasajeros.
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Y si me atrevo a pedir que me restaures, es porque constato la existencia de un mal para el que no encuentro cura, una enfermedad que no cede por sí sola, cuya sanación solo Tú puedes llevar a cabo, y porque lo has comenzado a hacer ya. Y si pido que detengas tu rencor es porque conozco el final de la historia — has hecho Señor la opción más insólita de la historia: nuestra vida por la de tu hijo; y tu hijo Jesucristo ha aceptado esa voluntad tuya, ha cargado con el castigo de todas nuestras culpas siendo Él inocente—, y he experimentado la ternura de tu semblante mirando su rostro maltratado por mí: por esa razón la petición se torna en que no dejes de mostrarme la misericordia, la que procede de tu salvación. Dichosos los pasos del mensajero que trae la paz, que me anuncia tu inquebrantable decisión de unir nuestros destinos, de hacerte uno conmigo, sellando con tu sangre este pacto. Desde entonces, tu misericordia solamente depende de tu fidelidad y no de mis esfuerzos (yo solo aporto convertirme de corazón, mirar y creer); y, si la misericordia se encuentra con la fidelidad, es porque Tú estás ya tanto en el cielo como en la tierra, porque, sin dejar de ser Dios, te has hecho hombre, te has hecho como yo, y mi carne puede reconocerte y por ello descansar serena. Desde entonces no eres solo un anhelo del corazón, sino que puedo hablar contigo y de Ti como de aquel que ven mis ojos y tocan mis manos, como aquel con quien de verdad soy. La salvación se acerca, nos toca; la gloria de tu presencia, Dios mío, habita en mi tierra. Desde entonces la justicia se ha tornado en misericordia, porque la sentencia, para quienes no teníamos argumentos capaces de justificarnos, ha sido la absolución. Por esa razón, porque la justicia ha mostrado su nuevo rostro en la misericordia, ha surgido como brote una paz para mí desconocida.
Tu amas siempre tu MiSeRicoRDia en primera persona, DePeNDe en masa De tuno fiDeLiDaD y No De MiS eSfueRzoS; yo SoLo aPoRto coNVeRtiRMe De coRazoN, MiRaR y cReeR
c antem os a l Señ or La paz se asoma desde el ci elo Señor, me has hecho experimentar la reconciliación con mi propia existencia. Jamás pensé que ningún hombre pudiera cambiar realmente, pero hoy todo es sencillísimo, elemental. Sin dejar de ser yo mismo; más aún, con más conocimiento de mis debilidades y del riesgo de retorno a mi antigua condición —dicen que “la cabra tira al monte” —, veo con ojos nuevos y puedo esperar en Ti cuando las cosas me desasosiegan; puedo sentirme libre incluso de mis sentimientos que tantas veces me traicionan y escoger la espera de tu presencia, que, habitando dentro de mí, acaba dando sentido a la historia, y que nunca se retrasa si opto por Ti.
Esta es la paz que reservas a los que se convierten de corazón, de manera que así lo veo hoy, solo hay dos tipos de hombres: los que han conocido este amor —tu misericordia— y los que aún no lo han conocido y por lo tanto aún no han despertado; lo demás son rasgos imperceptibles. Una vez que el hombre despierta al conocimiento de tu amor, surge el verdadero hombre que lleva dentro la auténtica imagen de su identidad que estaba velada, Cristo Jesús, la nueva creación, por cuya manifestación la humanidad sufre con gemidos inefables.
HaSta que No He RecoNociDo Mi iNcaPaciDaD, No He SabiDo ReaLMeNte De tu exiSteNcia 9
ca ntemos a l Señ or
si vivo en Ti, la vida se me simplifica e ilumina
Hoy no quiero renunciar a nada de lo que constituye mi personalidad, porque así me creaste y no me habrías hecho así si algo de lo que me diste me hiciera realmente mal, y porque me has amado tal como soy. En esta tierra mía, que soy yo mismo, habita tu gloria, así lo has querido y no seré yo quien te enmiende la plana. Dejo de luchar contra Ti, depongo las armas, me acepto como soy. Solo espero que la lluvia que recibo de ti, Señor —tanta Palabra—, produzca fruto y que no parta de este mundo sin experimentar el gran tesoro que añoro y pido sin exigencia (no soy merecedor) día y noche: amar al otro sin esperar nada a cambio, aceptarlo como es, incluso cuando me hace mal, tal como me siento amado por Ti. No permitas, Señor, mi partida sin ese don, pues esa es la verdadera tierra, la verdadera descendencia que nos prometiste en Abrahán, el padre de la fe; sin ese amor nada soy, nada tengo, me iría con las manos vacías. Sin ese amor, Señor, nada: bronce que suena. Sin ese amor, címbalo que retiñe. Nada.
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tes ti gos d e la Verd ad
¡Soy hija del
Dueño!
Victoria Serrano Blanes
ara el mismo Jesucristo, que, viendo llorar a las hermanas de Lázaro, no pudo evitar conmoverse ante la tumba de su amigo, nada de lo que nos ocurre le es ajeno. La vida es un cruce de gozos y adversidades, y el Señor, conocedor de todos los quebrantos por puro amor, ahí está, cuidándonos de día, guardándonos de noche. Bien lo sabe Irene, madre de familia a la que, como recordarán los lectores, le diagnosticaron un cáncer estando embarazada y decidió postergar su tratamiento para no dañar a la nueva vida que albergaba. Con la confianza plena en que con fe todo nos será hecho, han sido muchas las personas anónimas que han inundado el cielo de oraciones por ella y su curación. Puesto que la esperanza en Dios nunca defrauda, el Señor ha respondido a las plegarias.
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NO LE PEDÍA A DIOS QUE ME QUITARA LA CRUZ, PERO SABÍA QUE, SI ESTABA EN SU VOLUNTAD CURARME, LO HARÍA
testigos de l a Verda d NI SIQUIERA HE OÍDO EL SUSURRO DEL DEMONIO:, ¡HASTA DE ESO ME HA DEFENDIDO! Te descubrieron un linfoma de “Hodking” coincidiendo con el inicio del embarazo, pero optaste por seguir adelante con él. ¿Por qué? Ni siquiera me planteé no tenerlo. Éramos muy conscientes de la misericordia de Dios y su amor por nosotros en todo momento, incluso en aquellos más duros y, en esta ocasión, por qué no iba a mantenerse igual de fiel. Recuerdo que en una ecografía rutinaria hecha a los siete meses y medio de gestación de Esteban, nuestro hijo mayor, los médicos detectaron que le faltaba una fracción de cerebelo, justo la parte que une los dos hemisferios posteriores, que es por donde pasan todas las conexiones neurológicas. Se trata de lo que se conoce como “Síndrome de Dandy Walker”. Nos informaron de las dificultades psicomotoras, del habla, etc. con las que el niño se podría encontrar. Cuando nació, los médicos comprobaron que efectivamente le faltaba ese segmento, pero las conexiones estaban bien. Después de realizarle todos los seguimientos neurológicos pertinentes, finalmente le dieron el alta médica. Con esta experiencia pudimos comprobar que, pese a todo pronóstico, por negro que sea, Dios todo lo puede.
El cáncer es una emergencia que no sabe esperar. Demorar el tratamiento podía significar renunciar a tu propia vida. ¿Por qué lo hiciste? Estaba tranquila y esperanzada porque, como he dicho, Dios es todopoderoso. No le pedía que me quitara la cruz, pero sabía que, si estaba en su voluntad curarme, lo haría.
¿Cómo transcurrieron meses de embarazo?
los
últimos
Empecé a estar más cansada. El cáncer comenzó a dar la cara por medio de la sudoración y de un cansancio extremo. La hematóloga consideró que, puesto que la enfermedad avanzaba y el niño ya tenía una madurez considerable, debíamos comenzar con la quimioterapia en la semana 30 del embarazo. En ese tiempo tuve tres sesiones. Fue muy desagradable porque se me abrasaron las venas. Tres semanas antes de término me provocaron el parto y nació Lázaro.
Después de un embarazo tan problemático, ¿Qué sentísteis cuando nació vuestro hijo? Sinceramente la misma ilusión que con el primero. Pero fíjate hasta dónde llega el amor de Dios:; al nacer Lázaro, todo el mundo nos preguntaba muy preocupado por la salud del niño, y ahí es cuando Marcos y yo nos dimos cuenta de que en ningún momento temimos que el niño pudiera nacer con problemas. ¡Hasta qué punto nos cuidaba Dios, que nos había puesto un velo para no sufrir una angustia añadida que nos quitara la paz e incluso me hubiera afectado físicamente. Ni siquiera he oído el susurro del demonio, ¡hasta de eso me ha defendido!
ni Dios es sordo, ni el cielo es de bronce ¿Cuál fue el paso siguiente, con Lázaro ya fuera de peligro? A las dos semanas del nacimiento me realizaron un P.E.T. para comprobar exactamente por donde se había extendido el cáncer y cómo seguir atajándolo. Días después acudí a la consulta de la hematóloga para examinar los resultados. Lo primero que hice fue entregarle unos dulces de las Clarisas de Lerma, ahora
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tes ti gos d e la Verd ad MI PRONÓSTICO SE IBA A EXTENDER A VARIOS MESES, PERO TRES SESIONES DE QUIMIOTERAPIA HAN BASTADO PARA HACER DESAPARECER LA MASA DE MI CUELLO “Iesu Communio” , orden a la que pertenecen una hermana y una cuñada. Quería compartir con ella mi agradecimiento a Dios por mi hijo y por haber guiado sus manos en todo el proceso. Realmente he visto cómo el Señor ha ido orientando cada decisión que la doctora adoptaba. Mi caso, uno de los dieciocho que existen en el mundo, ha sido el reto médico más complejo al que se ha enfrentado, según me confesó ella misma, pero siempre se ha mostrado muy profesional y muy prudente. Mientras examinaba los resultados del P.E.T,. la hematóloga ponía unas caras tan extrañas que yo me esperaba cualquier cosa. Finalmente me comunicó que el cáncer parecía haber remitido, ya que no se visualizaban adenopatías ni tampoco otras patologías posibles. ¡No salía de mi asombro! Mi pronóstico se iba a extender a varios meses y lo que menos se esperaba era que solo tres sesiones de quimioterapia bastaran para hacer desaparecer esa masa que había en mi cuello.
¿A qué atribuyes tu curación: proeza médica, milagro, casualidad…? Para mí ha sido un milagro, pero lo asombroso no es que Dios me haya curado de un cáncer. Yo sabía que estaba en su mano curarme, si es que así lo querría. Lo que me ha dejado atónita es comprobar la eficacia de la oración universal. ¡Yo no soy nadie y me he sentido más especial que una diva; porque soy una elegida por Dios! Esto no quiere decir que los demás no lo sean; cada uno somos únicos y especiales ante nuestro Padre. En mi caso personal puedo advertir su inmenso amor porque es obra suya que tantas personas anónimas de España, Italia, Venezuela, Francia, Alemania..…, a las que nunca se lo podré agradecer personalmente, hayan rezado por mí. He visto una comunión tan absoluta con la Iglesia, el pueblo de Dios, que me ha conmovido. ¡Hasta han rezado por mí en el cielo!. Durante el tiempo de la enfermedad han fallecido dos personas allegadas a mí, Araceli y Josefina, y sé que han pedido directamente por mí y mi curación a Dios. La iglesia peregrina y la Iglesia reinante han intercedido por mí: ¡qué maravilla!.
Decías en la primera entrevista, que el cáncer no es una injusticia, sino una oportunidad. ¿Para qué te ha servido? ¿En qué has cambiado? Cambiar, realmente en poco, pues sigo siendo la misma persona con mis pecados de siempre; ira, orgullo, soberbia; pero, aunque en esencia permanezca igual, el Señor me ha hecho atisbar la raíz tan profunda que tiene el pecado en mí. Espero que, ya que por su gracia he podido descubrirlos, también me permita atenuarlos.
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testigos de l a Verda d Siento que Dios es un escultor que me ha ido modelando con sus propias manos, ya que he notado su calor en muchísimos detalles. El cáncer ha dejado en mí su impronta divina.
no hay temor porque Él me guarda
¿Es este un tiempo duro? Sí. El anterior también lo fue, pero lo pasé con la gracia de Dios. Ahora no quiero decir que su gracia no me asista, pero es otro momento. Hemos vivido un tiempo muy tenso, aunque con mucha intimidad con Dios, y ahora que la enfermedad ha pasado, estoy sufriendo las consecuencias de ella, como la medicación y la quimioterapia, que me limitan tanto la vida normal. Me he sentido llevada por alas de ángeles y ahora Dios me está haciendo caminar por otro sendero, más desértico y árido que el anterior.
¿Qué estimó hacer la hematóloga tras esta valoración? Como tengo 28 años y se supone, aunque solo Dios lo sabe que me queda toda una vida por delante, el protocolo exige acabar con el ciclo que llevaba a medias y seguir con dos sesiones más. Después me hicieron un nuevo P.E.T, y confirmó que estoy limpia, pero debían proseguir con el tratamiento para mayor seguridad. En este punto me encuentro.
¿Cómo te sientes ahora? Agotada por la quimioterapia. Sin embargo, es un cansancio diferente al del cáncer. Como dije en la anterior entrevista, en plena enfermedad llegué a levantarme en negativo; ahora me encuentro como si hubiera corrido la Maratón, mis músculos no tienen fuerza. También me ha cambiado la expresión facial, ya que mis cejas están menos pobladas y los ojos más cansados. Parezco más enferma, el pelo se me cae por mechones y ya clarea mi cabeza. Es algo incontrolable que atañe a mi feminidad y eso me afecta en general. Además, tener tanto que hacer en una casa con cinco hijos y sentirme tan agotada, me vuelve irascible con el marido, con los niños e incluso conmigo misma.
SI HUBIERA SACRIFICADO LA VIDA DE MI HIJO, ME HUBIERAN DADO LA QUIMIOTERAPIA ANTES, PERO LOS REMORDIMIENTOS NO ME DEJARÍAN VIVIR
¿Significa eso que estás sola y abandonada, con una carga superior a tus fuerzas? No. Dios sigue conmigo pendiente de todo. Voy a contar una anécdota para que se vea la mano de Dios como la veo yo. En este parto me atendieron en un hospital nuevo para mí. El trato que yo recibí en donde nacieron mis otros hijos era especial, pues una tía mía es enfermera allí. En este, en cambio, no conocía a nadie. Cuando comenzó el proceso para el parto inducido, una ayudante de la comadrona, que según dijo me había visto en las visitas ginecológicas, y a la que le llamó la atención mi caso, se ocupó personalmente de mí como si fuéramos familia.
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tes ti gos d e la Verd ad Yo venía de nuevas a este hospital y disfruté de una estancia privilegiada. Ahí comprendí profundamente que Dios seguía estando a mi lado. ¡Yo me sentí totalmente hija del Dueño!. Esto lo hizo Dios porque soy su hija, y no porque mi tía consiguiera o no una serie de privilegios. Estos detalles de cariño por parte de Dios me confirmaban que Él estaba conmigo y me decía: “tranquila, Irene;, sigo a tu lado”.
cruz redentora, valor de eternidad ¿Cómo interpretáis la enfermedad y la curación a la luz de la fe? Sé que Dios ha querido ambas cosas para algo bueno, sin duda. Nunca he dudado que Él estaba detrás de todo esto. El otro día, en una Eucaristía, mi corazón vibró de repente cuando escuché decir en el salmo responsorial : “En las palmas de mis manos te llevo tatuada”. No puedo negar que a lo largo de la enfermedad haya sufrido; he llorado de impotencia debido al cansancio extremo que me impedía moverme pero debía atender a mis hijos; la quimioterapia me ha producido mucho dolor en el cuerpo… Sin embargo, y gracias a Dios, no han sido noches oscuras de fe, pues me encontraba en plena comunión con Él. He sentido muy vivamente que el Hijo, el Amado, ha muerto en la cruz; y yo, que soy también la hija amada, estaba en mi cruz en comunión con mi Hermano. ¡Otra vez la alegría de sentirme la hija del Dueño! Su Hijo no escapó de la Cruz, y en esta enfermedad se me hado la gracia de poder entender un ápice qué significa esto. A Jesucristo, el Padre no le ha ahorrado la muerte de cruz, que es muchísimo más dura de lo que yo he pasado. Por eso cuando escuché que en mis manos me lleva tatuada, comprendí que Jesucristo me tiene presente en las marcas de los clavos de la cruz que ha sufrido por mí, por eso yo ofrezco mi sufrimiento por otros, de la misma manera que hay otros que ofrecen los suyos por mi curación. Esta es la comunión de los santos. Estoy agradecida a Dios por esta enfermedad que me ha permitido apreciar todo este misterio que no olvidaré jamás.
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LO ASOMBROSO NO ES QUE DIOS ME HAYA CURADO, SINO COMPROBAR LA EFICACIA DE LA ORACIÓN DE TANTAS PERSONAS ANÓNIMAS A LAS QUE NUNCA PODRÉ AGRADECER PERSONALMENTE QUE HAYAN REZADO POR MÍ
SIENTO QUE DIOS ES UN ESCULTOR QUE ME HA IDO MODELANDO CON SUS PROPIAS MANOS; EL CÁNCER HA DEJADO EN MÍ SU IMPRONTA DIVINA
testigos de l a Verda d HE SENTIDO MUY VIVAMENTE QUE EL HIJO, EL AMADO, HA MUERTO EN LA CRUZ; Y YO, QUE SOY TAMBIÉN LA HIJA AMADA, ESTABA EN MI CRUZ EN COMUNIÓN CON MI HERMANO
Habéis confiado en Dios y Él ha salido fiador por vosotros. ¿A qué os habéis enfrentado? En primer lugar al demonio, porque busca la destrucción de la mujer y de este modo aniquilar la familia. El Señor me ha permitido vivir en contra del engaño del mundo, que piensa que los niños son un incordio para que la mujer se realice y prospere.
La vida es el don más preciado que Dios nos da:, ¿qué hubiera pasado si hubieras renunciado a la vida de Lázaro por la tuya propia? Si hubiera sacrificado su vida me hubieran dado la quimioterapia antes;, pero no puedo saber con certeza si me hubiera curado. Lo que sí sé es que los remordimientos no me dejarían vivir.
¿Con qué argumentos os tienta ahora el demonio? En plena enfermedad no me he sentido engañada ni tentada por él. Yo tenía muy claro seguir con el embarazo y es como si me hubiera dejado tranquila. Ahora en cambio sí vienen las tentaciones. Lo siento rondando como león rugiente, pero no le doy tregua. En las pequeñas batallas me engaña, pero en las grandes directrices de la vida, que es en las que me puede hacer tambalear, de momento no me engaña y espero que nunca lo consiga. En la misión en Taiwán y sobre todo tras la enfermedad he aprendido a no proyectarme en el futuro. Mis planes alcanzan, todo lo más, a dos días vista.
¿Piensas que Dios lo ha hecho todo bien contigo? Sí, rotundamente. Puesto que nunca se equivoca y es un Padre bueno con todos, por qué iba a dejar de serlo en la enfermedad y el tratamiento. Eso nunca lo he cuestionado. ¡Hasta en eso ha sido misericordioso; en no permitir que dude de su amor!. Si sufro más es porque yo me alejo, porque Él sigue estando ahí. Siento que Dios me quiere libre y la enfermedad me ha dado libertad.
SIENTO QUE DIOS ME QUIERE LIBRE Y LA ENFERMEDAD ME HA DADO LIBERTAD 17
tes ti gos d e la Verd ad
Jesús me amó Laura Gómez
aura Gómez, habitual colaboradora de Buenanueva, ha renunciado a su trabajo y vendido sus pertenencias para marcharse a vivir a Santa Cruz de La Sierra (Bolivia), con el fin de sumarse al Proyecto Hombres Nuevos que, desde hace veinte años, lidera el P. Nicolás Castellanos, obispo de Palencia desde 1976 hasta 1991. En 1998 esta asociación fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias a la “La Concordia”.
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Señor, hoy hace un mes que estoy en estas tierras y quiero reflexionar y profundizar lo vivido hasta ahora contigo, en tu presencia, acompañándote en la jornada.
Por tu rostro, Señor, vi pasando poco a poco y lentamente la pobreza de esta tierra, la esclavitud, la humillación, la pena, la indiferencia, el hastío y hasta el asco.
Lo primero es decirte que me sabe raro sentirte pequeño en esta capilla desolada, casi siempre vacía, ignorada tu presencia. Estaba esto tan sucio, Señor, tan abandonado, tan triste que no pude por menos agarrarte entre mis brazos y limpiarte con cuidado, tiernamente acogerte entre mis brazos y asearte.
Yo, la españolita que viene de un mundo aburguesado, acomodado…; Señor, a veces no puedo ni mirarlos: bajo la vista y me siento avergonzada; pero no por ellos, Señor, sino de la vida que llevaba tan acomodada, del dinero despilfarrado, de la comida desechada o tirada a la basura, de la infelicidad por tenerlo todo, de las muchas posibilidades desaprovechadas, de quejarme por nada. De tanta gente que me quiere, que me cuida, que me espera, de ser tan afortunada.
Por unos momentos, ante el polvo acumulado sobre ti y el abandono reflejado en tu rostro, vi uno tras otro a tantos hermanos sufrientes, doloridos, pobres que conviven aquí a mi lado. Vi al niño trabajador explotado, sin infancia ni niñez, hastiado ya de la vida. Vi a la adolescente embarazada, tan solo una niña, Señor... Vi la mirada de jóvenes sin rumbo, pisoteados, maltratados, cuya única salida es la evasión, los vi drogados, alcoholizados, humillados. Vi a la mujer esclavizada sin brillo en la mirada, buscando desesperada qué dar de comer a sus hijos. Vi al viejito solo, abandonado, mutilado. Vi aguas estancadas, malolientes, focos de enfermedad. Vi hambre, desesperación, silencios, miradas perdidas, manos alzadas por un trozo de pan. Vi la pena, la injusticia, la miseria.
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Te vuelvo a agarrar entre mis manos, Señor y muy lentamente, vuelvo a limpiarte; pero en realidad, en cada pasada que doy, quiero limpiarme, limpiarme de mis prejuicios, de mis ascos, de mi egoísmo, de mi falta de entrega. Ya estás, Señor, ya he terminado y qué limpio te has quedado; así me gusta verte y así me gustaría verme, limpia, transparente, diferente, entregada. Señor, te pido que de aquí en adelante y cada día de mi jornada, me des la fortaleza de mirarme en mis hermanos, en los más pobres, en los más indeseados, ser buena noticia para ellos, estrenar vida: “Nada para los pobres, todo con los pobres”.
testigos de l a Verda d
y se entreg贸 por m铆
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Hermenegildo Sevilla
Una historia de salvaciテウn
tes ti gos d e la Verd ad
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TODO TIEMP O ES PROPICIO PARA MEDITAR ACERCA DE LA TRASCENDENCIA DE LA VIDA QUE NOS HA DADO DIOS, UNA T RASCENDENCIA QUE IMPLICA SERIEDAD PERO NUNCA T RISTEZA, SINO TODO LO CONTRARIO, PORQUE SOLO EN LA VERDAD REVELADA POR EL SEテ前R PODEMOS ESTAR ALEGRES.
testigos de l a Verda d Una buena parte de mi existencia la he vivido equivocado a la hora de discernir acerca de la existencia del mal, como realidad que aparece todos los días a mi lado y dentro de mí. Y esto ha sido así porque mi mirada, en vez de dirigirse a Dios, ha estado regida por mi razón, por mi inteligencia, ha estado gobernada por mi hombre viejo, de forma que mi capacidad de discernimiento estaba prácticamente anulada. El mal estaba siendo representado para mí, fundamentalmente, por todo lo que no se ajustaba a mis esquemas de juicio y “valores”, en definitiva por lo que destruía a mi “yo”. De esta manera estaba condenado a defenderme con las armas de mi justicia, devolviendo golpe por golpe, daño por daño y, si era posible, asegurándome de que el otro hubiera escarmentado. Y el Señor quiso, por pura misericordia, que el escarmentado fuera yo y pudiera experimentar, en lo más profundo de mi ser, que estaba siendo destruido por mi propio pecado, que me estaba convirtiendo en un ser destinado a una muerte estéril, absurda, a habitar una vida sin esperanza.
CONDENADO A DEVOLVER DAÑO POR DAÑO, QUISO EL SEÑOR QUE EXPERIMENTARA CÓMO ESTABA SIENDO DESTRUIDO POR MI PROPIO PECADO
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Rompiste mis cadenas Un día el Señor, después de haberme gastado su herencia y experimentar un profundo sufrimiento, alejado de Dios, en tierra extranjera, quiso, por pura misericordia, instalar en mi corazón una necesidad apremiante de retornar a la Iglesia, y allí, a través de unos catequistas (mis catequistas a partir de ese momento), me fue revelada la Palabra de Dios y esta iluminó mi vida, ofreciéndome una panorámica, un horizonte radicalmente diferente del que hasta entonces se presentaba ante mí. Mi vida podía estar plena de sentido. La alegría, la paz, el buen ánimo podían tener cabida, aun en medio de dificultades y adversidades, porque estas podían hacerme caer, pero habían perdido el poder de destruirme; después de cada caída me podía levantar, porque el Señor estaba ahí, para darme la mano.
Lo que se me anunció en la Iglesia, el poder salvífico de la misericordia de Dios, se hizo real y evidente en momentos concretos de mi vida, precisamente cuando el fracaso y los enemigos parecían haber ganado la batalla y las esperanzas habían desaparecido. Estas experiencias sellaron para siempre mi corazón. De forma que, cuando el peligro y el sufrimiento aparecen, puedo decir con el salmista: ”¿Porque te acongojas alma mía, porque te me turbas? Espera en Dios que volverás a alabarlo”. El Señor ha iluminado mi interior y me ha hecho descubrir que el mal se presenta también muchas veces dentro de mí, que me puedo convertir fácilmente en un agente de iniquidad. Y ante esta realidad Él es el único que salva, como dice el profeta Isaías: “Me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz, cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía y volviste la espada a todos mis pecados”.
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testigos de l a Verda d
Venid y escuchemos su voz LAS DIFICULTADES Y ADVERSIDADES ME PUEDEN HACER CAER P ERO NO DESTRUIRME, PORQUE EL SEÑOR ESTÁ AHÍ PARA DARME LA MANO
Todos los días, gracias Dios, experimento en mi debilidad, que la predicación recibida y los buenos propósitos están depositados en la vasija de barro que soy. Compruebo que soy tremendamente frágil ante la tentación, si me alejo de Dios, y que, desde esa lejanía, entro en la murmuración y las quejas cuando aparecen los problemas y lo que mi razón presenta como injusticias. Pero si miro a Jesucristo, me doy cuenta de que Él sufrió también tentaciones y las crucificó a su lado. ¿Qué hacer cuando aparece algo en mi vida que, aparentemente, tiene el poder de destruirme? El Papa Benedicto XVI dice en su último libro, de reciente publicación, sobre Jesús de Nazaret que “a fin de cuentas la verdad y el amor no tienen otra arma en su lucha contra la mentira y la violencia que el testimonio del sufrimiento”. Y este es el testimonio que estoy llamado a dar ante los demás. Porque ahí fuera estarán pendientes de que mis palabras y mi vida no sean divergentes. Observarán cuál es mi reacción cuando aparece la cruz en mi
vida, si la vivo como un instrumento que me acerca a Dios o como algo que exclusivamente me lleva a la muerte. Verán si, cuando se presenta la ocasión, elijo el camino que les he anunciado o me voy por el otro. A estas alturas, después del derroche de amor que Dios ha tenido conmigo, tengo claro que su voluntad pasa porque lo dé a conocer a los demás, como otros hermanos han hecho conmigo. Cada día se presentan oportunidades para hacerlo, no hace falta realizar grandes trayectos, están ahí, en mi barrio, con mis vecinos, en mi trabajo, con mi familia, mis amigos. Mi salvación pasa también porque sea fiel a esta misión y, si me encuentro débil y falto de valor, el Señor me dará las gracias que necesito. Millones de personas están experimentando un profundo vacío existencial en sus vidas, están alienadas, esclavizadas por el afán de gratificarse continuamente, caminando a través de toda clase de vicios y servidumbres. Necesitan a Dios sin saberlo y alguien se lo tiene que decir.
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“dies Hace un par de semanas murió Bruno, el hijo de unos vecinos. Tenía seis o siete años. Ha muerto de cáncer y, la verdad, es que ha sido un mazazo; desde que nos enteramos, mis hijas pequeñas piden a Dios por él todos los días en el coche, camino del colegio. Victoria de vez en cuando, por los pasillos de casa, sin venir a cuento, susurra: “Pobrecito, Bruno”. Inés está empeñada en que cuando vea a Mario, su hermano, le va a decir: “Siento mucho que se haya muerto Bruno, y que te hayas quedado solo”. Creo que la dejaré porque ella también necesita manifestar sus sentimientos y no hace daño a nadie si se dice con cariño. Bruno volvió a su casa diez días antes de su muerte, después de una larga estancia en el hospital, y parecía que, por fin, iba a curarse. Pero unos cuantos virus echaron por tierra cualquier esperanza. Esto último me lo ha comentado su madre, bastante entera, dadas las circunstancias.
plegaria de intercesión Me ha dado mucho que pensar todo esto, porque yo apenas tengo trato con esta familia ni con tantas otras que viven en mi bloque, casi puerta con puerta. Me encierro en mi cascarón, saludo educadamente y poco más. Me cuesta mucho darme, romper barreras, acoger de corazón. Estoy demasiado enrocada en mi familia y pasan a mi alrededor muchas cosas de las que apenas me entero. Quizás por eso, todavía seguimos en este piso (en el que ya casi ni cabemos). Es posible que el Señor esté esperando un fruto que no estoy dando. Un fruto de misericordia, de acogida, de humanidad. Sin embargo, me encantó un detalle que viví hace poco. Me acababa de enterar de que había muerto Bruno, y en las peticiones de la eucaristía, públicamente, pedí al Señor por él y por su familia...; en el momento de la paz, se me acercó el asistente del sacerdote, y me preguntó: “el niño que ha muerto... se llama Bruno, ¿verdad?”. “Sí”, le dije asintiendo con la cabeza. Y cuál no sería mi sorpresa cuando en la oración inmediatamente antes de la consagración, el sacerdote nombró a dos personas fallecidas, y a Bruno, para que el Señor las acogiera en su Gloria.
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para los cristianos el día de la muerte es el “dies natalis”, el día del nacimiento, porque es cuando la persona nace a la Vida plena
testigos de l a Verda d
natalis”
Victoria Luque
el cielo proclama la gloria de dios, el firmamento pregona la obra de sus manos.
Así que me imagino al chaval, de la mano de Cristo, presentándose delante del Padre. Qué descanso saber que el mismo Jesús se hace cargo de este chavalín, del que no sé, siquiera, si está bautizado. También me alegra pensar que de alguna manera he podido ayudar a Bruno; que aunque no me haya entregado en vida, he intercedido por él junto a la asamblea, cosa que me anima, porque los cristianos somos sacerdotes, profetas y reyes. Y como sacerdotes, mediadores ante el Padre, en favor de los hombres.
partir a la casa del padre comprendo que es durísimo para los padres; pero sé que dios está ahí, y que es un padre bueno que acoge al que sufre
Y enlazo este hecho, tan duro, con unas palabras que he oído este fin de semana a una catequista. Nos decía: “Para Dios, no hay edad. El Padre te puede llamar en cualquier momento”. Y es verdad. La muerte esta ahí, latente, desde el momento en que naces (y aun antes, si pensamos en el aborto). El Padre llama cuando lo cree oportuno. Y quizás para Bruno era este su mejor momento. El Padre lo estimó así. Y lo llamó. Ni un cabello de nuestra cabeza cae sin que el Señor lo permita, decía Cristo Jesús. Si esto es así, ¿a qué tanto miedo? Es curioso que el día de la muerte, para los cristianos, es el “Dies natalis”, el día del nacimiento. Porque es cuando la persona nace a la Vida plena. Los primeros cristianos no estaban tristes cuando un hermano moría, sino que celebraban una gran fiesta porque había pasado a la Casa del Padre. Esto hoy día también se da en las comunidades cristianas. Y es una bendición, sin duda. Comprendo que es duro, durísimo para los padres. Yo no sé cómo sobrellevaría esta separación; pero sé que Dios está ahí, y que no es un justiciero, ni un maltratador, ni quiere nuestro mal. Es un Padre bueno que acoge al que sufre y lo protege bajo su manto. Y sé que el Espíritu Santo viene a habitar en quien lo acoge. Y, sin duda, asistirá a estos padres si hay cristianos que oran por ellos.
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si h oy esc uc há is s u voz
Alumbre
luz delante de los vuestra
hombres
César Allende García
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si h oy esc uc há is s u voz
¿Quién me librará de este cuerpo de pecado? Cristo Jesús, el que murió y resucitó y ahora intercede por mí a la derecha del Padre
vosotros sois la sal de la tierra” es equivalente a “Sois sal para la tierra”. Con esto el Señor Jesús nos deja un mandato, un deseo y, sobre todo, la verdad de lo que se es al decidirse por el Reino de Dios, que es el mismo Jesús. El Hijo del hombre ha puesto en los discípulos un gran poder para una magnífica tarea, con una condición: que esta sal no se devalúe. En definitiva lo que con esta sal hay que mantener y preservar de la corrupción es la Alianza entre Dios y el hombre: su Amor en nosotros. Lo que ha de mantenerse sano es la razón suprema de nuestra vida, la razón que sostiene nuestra existencia. Este Amor, fundador de cualquier otro, encuentra en la esperanza aquella virtud que la sal necesita para no devaluarse. Dicho de otro modo: la esperanza (a veces contra toda esperanza) es la cara más escatológica de la Alianza nueva. Esperar así necesita una fe como la de Abrahán, y un Amor como el de María Santísima.
“V
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si h oy esc uc há is s u voz El mismo Pablo, que vivió intensamente la tensión hacia la vida definitiva bajo la experiencia del poder del pecado y de la muerte, manifestará magníficamente con dos preguntas toda la fuerza salvífica de la “Sal del Reino”: ¿Quién nos separará del Amor de Dios revelado en Cristo Jesús? y ¿quién me librará de este cuerpo de pecado? De este cuerpo de pecado me librará Cristo Jesús, el que murió y resucitó y ahora intercede por mí a la derecha del Padre. “Vosotros sois la sal de la tierra, para la tierra”, quiere decir que la tierra tiene que ser curada en su raíz con la sal de esta Palabra. Y el “vosotros” se refiere a quienes la tenemos cerca, en los labios y en el corazón; no vale, pues, la excusa de que se encuentra muy lejos.
Luz de la aurora Y también “sois la luz del mundo” es una profecía. El pueblo que en aquel entonces caminaba en las tinieblas es hoy este mundo sumido en la oscuridad. El Señor hace sobre nosotros una profecía: no se esconderá la lámpara bajo el celemín, no se encenderá fuego sino para que prenda y arda con vehemencia. Mateo dice que la lámpara ha de alumbrar “a todos los de casa” (5,15) y Lucas reitera que es “para que los que entren, vean la luz” (8,16); pero el fondo de estos versículos, hondo y pleno de significado teológico y espiritual, es básicamente el mismo. La palabra clave es “casa”, y va articulada a “lámpara” y “luz”.
Cristo Jesús es para estos El habitáculo que llamamos casa no es cualquier lugar; es el punto que señala nuestro estar en el tiempos la nueva Torá, mundo y nuestro acomodo en ese estar. Hasta la Lámpara puesta en quienes viven en la calle tienen en esa carencia un importante referente: ¿qué tendrá la casa, verdad? el candelero de la Cruz Pues lo que tiene es que reduce el mundo a nuestras sobre el monte dimensiones, lo humaniza según nuestro tamaño y lo hace visible.
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si h oy esc uc há is s u voz Dios e irse con los “otros dioses” es una tierra calcinada por el azufre y la sal, donde no hay posible sementera, ni cosecha ninguna (Dt 29,22s). Muchos pueblos, naciones y familias, en medio de las que vivimos, recuerdan vivamente Sodoma y Gomorra, Adamá y Seboín, así “castigados”.
En Mateo la expresión “a todos los de casa” contiene un matiz de estabilidad, de pertenencia a ese lugar; en cambio la expresión lucana “para que los que entren” (no se menciona “casa”) señala el movimiento de caminar hacia, moverse en dirección a, y el gesto de pasar la puerta de la calle con intención, segura- Antorchas mente, de quedarse. Por eso del Evangelio ambos evangelistas se comCristo Jesús es para estos plementan. tiempos la nueva Torá, la La Escritura (1 Pe 1.1; 2.11; Flp Lámpara puesta en el candele3.20 ; Col 3,1-4; Heb 13,14) nos describe cómo forasteros y ro de la Cruz sobre el monte; extranjeros, peregrinos en tierra es la Sabiduría de Dios, hostil e inhóspita (2 Cor 5,6; 1 Palabra servidora destinada a Pe 1,17), vivimos en un conti- atraer a todos a su Luz, una nuo anhelo de lo que sabemos vez haya sido elevada; incluso bien que necesitamos: siem- quienes le traspasaron volvepre lo hemos sabido, y siem- rán sus ojos hacia Él. Las genpre lo han enmascarado y, a la tes peregrinas y errantes (Is vez, expresado nuestros “afa- 60,3; Ap 21,24) caminaremos nes y luchas por la vida”. La a su luz a la Casa, y una vez allí humanidad vive un sinvivir, seremos plenamente iluminaesperando ¿qué? dos, porque Dios es Luz y en Ya el Deuteronomio advertía (¡y Él no hay sombra alguna. en qué medida vemos cumpli“Vosotros sois la luz y la sal” es da en nuestro mundo la adveruna encomienda del Señor tencia!) que el resultado postreque apremia. Antes, es verdad, ro de abandonar la Alianza de éramos tinieblas, mas ahora
somos Luz en el Señor (Ef 5,8). Ninguna otra condición exige sino alumbrar desde el mismo monte y candelero que el Señor Jesús, es decir, desde nuestra misma vida, tantas veces crucificada. Los hermanos muertos hoy día por el testimonio de Jesús dan buena fe de ello: gracias a Dios, una ciudad así no podrá nunca ser escondida ni ignorada. El monte de las Bienaventuranzas es una catedral que alberga su propia cátedra: Luz que ilumina y Sal que mantiene la vida entera, que ya no podrá bajarse al cuarto de los trastos inútiles. Nuestra evangelización o se hace entrando a la vez con Cristo en la Cruz Victoriosa, o los otros, aún teniendo ojos y oídos, no verán ni oirán, y no les alcanzará la Salvación (Jn 12,39-40). En esto, una vez más, es cierta la Escritura: “Todavía un poco de tiempo está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz…” (Jn 12, 35-36). Nos queda poco tiempo: basta levantar los ojos a los campos que blanquean: “cuatro meses y llega ya la siega”. El
Dios nos apremia a alumbrar desde el mismo monte que el Señor Jesús, es decir, desde nuestra misma vida tantas veces crucificada 29
si h oy esc uc há is s u voz apóstol tenía razón: ¡nos urge el amor de Cristo!
entre cañaverales. Y entre todas ellas, una refulge con brillo singular.
Signo inequívoco del Reino de Dios en la persona de Jesús es la curación de los ciegos. El milagro en estas curaciones está precisamente en su significación: el ciego que vuelve a ver, vuelve a nacer, porque el nacimiento es ser dado a luz, venir a la luz (Job 3,16). Por esto decía Tobías que el ciego que no ve la luz de Dios, pregusta la muerte. De ahí que la resurrección del Señor suponga una nueva creación del Universo entero. De aquella resurrección nace la Iglesia; y la palabra de la evangelización —“id por el mundo entero”—, más que una orden, es el acto fundacional de la Iglesia como Luz y Sal del mundo.
Cervantes escribió a la Santísima Virgen: “Virgen que el sol más bella, Madre de Dios, que es toda tu alabanza: del mar del mundo Estrella, por quien el alma alcanza a ver de sus borrascas la bonanza”. Del poema “A Nuestra Señora”. Ese día llegará. Esta es nuestra esperanza ya desde ahora: vivir para siempre en la Luz inaccesible en que Dios mismo vive (1 Tim 6,16). “Ven, Señor Jesús” (Ap 22,20).
La interpelación es eclesial y personal, porque el mismo Dios que dijo “de las tinieblas brille la luz”, es quien ha iluminado nuestras vidas dándonos a conocer su Amor en Jesucristo. Este Amor ha obrado en nosotros la maravilla de hacernos capaces, siendo pecadores y débiles como somos, “de compartir la herencia del pueblo santo en la luz” (Col 1,12). Si alumbramos las tinieblas del mundo con esta luz, los hombres darán gloria a Dios, que es el fin de todas las cosas. Así, nuestra razón de la esperanza por la que nos pregunta continuamente el mundo, es que con esa luz se ve ya desde aquí la Jerusalén celeste, que tiene como lámpara al Cordero. Allí no habrá día ni noche; ni llanto ni luto; todo eso ya pasó: ya el mar de la sal y la muerte habrán entregado sus muertos, y los justos brillarán como centellas
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la evangelización o se hace entrando a la vez con Cristo en la Cruz Victoriosa. o los otros, aun teniendo ojos y oídos, no verán ni oirán
Libros Buena Nueva
La Asociación Canónica Bendita María se constituye con la finalidad expresa y exclusiva de anunciar el Evangelio de Jesucristo. Entre sus diversas actividades está la edición de la Revista Buenanueva, la colección de libros de ensayo LIBROS BUENANUEVA y la colección de libros de narrativa SIGNOS BUENANUEVA. Siempre con el deseo de transmitir en ellos el espíritu del Evangelio y de la Nueva Evangelización.
Títulos publicados
El misterio de la Cruz
Historia de un exilio temporal Luciano García Matas 280 páginas 20 €
La Asociación Bendita María se constituye con la finalidad expresa y exclusiva de anunciar el Evangelio de Jesucristo. Entre sus diversas actividades está la edición de la Revista Buenanueva, que comenzó a publicarse en junio de 2006. En 2009 La Asociación inicia la edición de una colección de libros, bajo la denominación “Libros Buena Nueva”, esperando transmitir en ellos el espíritu del Evangelio y de la Nueva Evangelización. En 2010 se ha creado una nueva sección, "Signos Buena Nueva", dedicada a la narrativa.
Otros títulos publicados
Colección Libros Buenanueva
La ú n i c a e s p e ra n za
La única esperanza
Daniel Alcocer Desiderio Parrilla
Colección Signos Buenanueva
Títulos en preparación
Títulos en preparación Jesús y el escriba Horacio Vázquez
Jesús y el Escriba
La Nueva Cruzada
Horacio Vázquez
Manuel Ortuño
M i g u e l S u á re z
La Nueva Cruzada
M.I.E.N.T.E.
Manuel Ortuño
Jorge L. Santana
La a l e g r í a d e ser cristiano
La alegría de ser cristiano
Miguel Suárez
Familias en Misión
Ángel Barahona 242 páginas 20 €
8
7
Títulos en preparación
La alegría de ser cristiano
El Siervo de YHVE
Odo Casel 256 páginas 20 €
Miguel Suárez
Jesús Esteban Barranco 256 páginas 20 €
Juan José Guerrero
Hacia un nuevo amanecer
J u a n J o s é G u e r re ro
Prólog o
M o n s. R i c a r d o B l á z q u e z
La dictadura del relativismo Ramón Domínguez Balaguer 192 páginas 20 €
Déjame oír tu voz Antonio Pavía 184 páginas 20 €
La única esperanza Juan José Guerrero 232 páginas 20 €
La alegría de ser cristiano Miguel Suárez 226 páginas 20 €
Para más información y pedidos en la web: www.revistabuenanueva.com o en el teléfono: 91 759 79 68 Asociación Bendita María Avda. Pablo VI, n.º 9 local 12 A 28224 Pozuelo de Alarcón Madrid Cartas de la Iglesia Primitiva
Roger LLoyd 224 páginas 20 €
Jesús y el Escriba
Horacio Vázquez Cermeño 420 25 €
si h oy esc uc há is s u voz
sus
heridas Antonio Pavía Misionero Comboniano
Irremediable es tu quebranto, incurables tus heridas, no hay medicina que pueda detener la muerte que tiende sus brazos hacia ti...” (Jr 30,12-13). Así es como Jeremías describe la situación, dramática hasta lo indecible, en que ha quedado el pueblo de Israel por haber dado crédito a los profetas falsos, aquellos que saben halagar los oídos de impiedad, al tiempo que dan la espalda a Dios, cuya palabra engendra vida. En términos no menos estremecedores se expresa Isaías y por idénticos motivos: “Han dejado a Yahvé, han despreciado al Santo de Israel, se han vuelto de espaldas... De la planta del pie a la cabeza no hay en él cosa sana: golpes, magulladuras y heridas frescas, ni cerradas, ni vendadas, ni ablandadas con aceite. Vuestra tierra es desolación, vuestras ciudades, hogueras de fuego...” (Is 1,4-7).
“
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el Mesias llevara sobre su cuerpo las heridas que la Mentira ha infringido en nuestro cuerpo y nuestra alMa, grita el profeta
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son las
nuestras
Este es el problema del hombre que vive abrazado a la mentira. Se cree capacitado para encontrar la vida hasta que, tarde o temprano, la impiedad a la que sirve le muestra su verdadero rostro. Su almibarada sonrisa se va deformando dando lugar a afilados colmillos que le desgarran. Imagen fidedigna de este servilismo cuyo salario son heridas de muerte (Rom 6,23) como diría San Pablo, son aquellos profetas de Baal a los que Elías, fiel profeta de Yahvé, desenmascaró: “Invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía diciendo:
¡Baal, respóndenos! Pero no hubo voz ni respuesta... Llegado el mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía: ¡Gritad más alto, porque es un dios; tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo, estará en camino; tal vez esté dormido y se despertará! Gritaron más alto, sajándose, según su costumbre, con cuchillos y lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos” (1 Re 18,26-28). Ayer fueron los profetas de Baal, hoy son tantos y tantos descendientes suyos que embarcan al hombre, hambriento de felicidad y de vida, en un viaje a ninguna parte, dejándolo tirado cuando las heridas de sus desengaños y frustraciones ya no le mantienen en pie. Eso es exactamente lo que el Príncipe de este mundo (Jn 12,31) hace con el hombre una vez que lo seduce: lo deja a su suerte.
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porque es eterno su amor Claro que Satanás no cuenta con una particularidad de Dios, que echa por tierra sus clamores de victoria sobre su presa. No repara en que los ojos y el corazón de Dios son misericordiosos y compasivos. ¡Eterno es su amor! proclaman, uno tras otro, los profetas del pueblo santo. ¡Eterno es su amor!, proclama la asamblea litúrgica de Israel una y otra vez, hasta llegar a veintiséis repeticiones, cuando canta festivamente el Salmo 136. ¡Eterno es su amor! No es una fórmula utilizada por los liturgistas para adornar sus celebraciones de fe en el Templo. No, no es un adorno; es su radical experiencia de Dios. ¡Eterno es su amor!, proclama Isaías, como si fuera una atalaya que anuncia la retirada del ejército enemigo, al profetizar que el futuro Mesías llevará sobre su cuerpo las heridas que la Mentira, a la que el hombre ha servido, ha infringido en su cuerpo y en su alma. Él, el Mesías, hará suyas nuestras heridas, grita el profeta. “Eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba. Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz...
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Todos nosotros erramos, cada por su camino, cargó sobre él todos nosotros”
como ovejas uno marchó y Yahvé desla culpa de (Is 53,4-6)
Él, el Mesías, es el enviado por Dios para vendar nuestros corazones rotos, heridos y atravesados, plagados de heridas siempre retroalimentadas, que nunca terminan de cicatrizar. Él, el Mesías, las vendará; las lavará con aceite (Lc 10,34...) hasta que cicatricen... A cambio, Él expondrá su cuerpo al mal dejándose traspasar pies, manos, costado y corazón.
volvieron curados “Es eterno su amor”, canta la Escritura intermitentemente, como hemos podido observar. “Es eterno su amor”, cantan sin cesar todos aquellos a quienes las heridas abiertas del Hijo de Dios han actuado como medicina hasta curar y cicatrizar las suyas. Admirable, inaudito intercambio; de la herida abierta del costado del Señor Jesús —nos centramos en esta para representar a todas—, herida no vendada ni cicatrizada, fluyen las aguas vivas del Evangelio de la Gracia (Hch 20,24), de la Paz (Ef 6,15) y de la Salvación (Ef 1,13). Evangelio que configura, recrea e inmortaliza al hombre que bebe de su torrente. Como dicen los Padres de la Iglesia, el Evangelio contiene en sí la fuente de la salvación,
el hontanar de la vida de Dios, tantas veces anunciado por los profetas; el torrente del que bebemos los hijos de Dios en nuestro camino hacia el Padre (Sal 110,7). Su Hijo, el primero que bebió las Aguas de la Vida que fluyen del seno del Padre, se dejó abrir en la cruz para que, bebiendo de la fuente de su costado, pudiéramos saborear a Dios. Solo cuando ya hemos empezado a saboreado, a gustarlo en nuestro interior, nace en nuestras entrañas el impulso irresistible de continuar bebiendo la delicia de sus amores que brotan de su Herida. Es entonces cuando la misión del Hijo se abre en miles y miles de pequeños ríos que fluyen desde las heridas de los discípulos —también ellos han sido atravesados por las lanzas del mundo— y que son medicina para sus enemigos. Ríos que alegran la nueva ciudad de Dios: el mundo entero. Estos discípulos llevan sobre su alma el amor eterno de Dios que proclaman los salmos. Al igual que su Señor, Maestro y Amor imperecedero de sus almas y de todo su ser, curan las heridas del mundo. Nadie los obliga, y es que el amor tiene en ellos como una fuerza de gravedad que los empuja hacia los predilectos de Dios: los que abundan en lágrimas y humillaciones: “Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes.
si h oy esc uc há is s u voz Decid a los de corazón intranquilo: ¡Ánimo, no temáis! Mirad que viene vuestro Dios... Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo...” (Is 35,36).
burlas e infamias. El signo visible de la curación de estos y de todos los enemigos de Dios, nos viene ofrecido por Lucas: “Todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho” (Lc 23,48).
Las entrañas de compasión y misericordia, más aún, su capacidad de curar al hombre, no les han sido dadas al discípulo desde su nacimiento como el que nace con aptitudes para la música, poesía, etc. Son dones que nacen de la fuente de vida del Crucificado, cuya eficacia salvífica se hizo visible, ya entonces, en aquellos que bebieron de ella, y sigue haciéndose visible de generación en generación.
He ahí el hombre curado de sus heridas. Ante la visión del Cordero traspasado, ante la majestuosa figura del Inocente, ultrajado como culpable, los asistentes al Calvario empezaron a curarse. La jactancia se convirtió en vergüenza, el griterío en silencio, los puños amenazadores en golpes de pecho; fue ahí cuando llevaron sus manos hacia su corazón en señal de dolor y arrepentimiento, cuando se dieron cuenta de que sus viejas heridas, aquellas tan rebeldes a toda medicina como nos decía Jeremías, habían cicatrizado.
No estamos hablando de algo hipotético, y menos aún teórico, que poco tiene que ver con la realidad que nos rodea. Estamos haciendo referencia a acontecimientos de salvación que acompañan la historia del hombre. Acontecimientos que se desprenden todos ellos del Acontecimiento por antonomasia: el que tuvo lugar por medio del Hombre-Dios que se dejó levantar en la cruz y atravesar por la lanza de un soldado. Al tiempo que se abre la herida en su pecho, se van curando una a una las heridas de quienes lo levantaron, los que zarandearon su alma con toda clase de
el publicano orante Nadie mejor que uno mismo para cerciorarse de que está curado, nadie mejor para tomar conciencia de que todo lo que le atormentaba, la fuente de sus amarguras e insatisfacciones, se ha secado. Así, con estas certezas, volvían aquellos que habían ido al Calvario a divertirse, a olvidarse por unas horas de sus frustraciones.
cristo se encarno, fue crucificado y se dejo atravesar el costado, del que Mano el rio de salvacion que viene al encuentro de nuestras heridas, tal y coMo lo habia proMetido
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si h oy esc uc há is s u voz Habían acudido con ánimo de sensaciones fuertes, a ver un “espectáculo”, como puntualiza Lucas. Con su presencia y jaleos, participaron de la Herida. No, no hubo castigo para ellos. Él, el Hijo de Dios, fue herido, al tiempo que ellos sanaban. Sus golpes en el pecho eran el testimonio fehaciente de que su carne estaba intacta, no había en ella nada magullado o tumefacto. Como muy bien escribirá Pedro años más tarde, “todos hemos sido curados con sus heridas” (1 Pe 2,24)
es decir, con sus contextos o textos paralelos. Teniendo esto en cuenta, nos acercamos al precedente que sí aparece, y con toda evidencia, en alguien que, golpeándose el pecho, es curado y justificado por Dios. Me estoy refiriendo al publicano citado por Jesús, que, juntamente con un fariseo, subió al Templo a orar (Lc 18,9-14). No vamos a extendernos en la exégesis de esta parábola bellísima de nuestro Señor Jesucristo. Nos fijamos simplemente en dos puntos.
Alguien podría preguntarse si hay realmente una relación entre golpearse el pecho de los asistentes, a la ejecución del Hijo de Dios, y la cicatrización de sus heridas. Quizá se podría objetar que no existe tal relación, y que estamos, en cierto modo, manipulando este pasaje del Evangelio con la intención de sacar conclusiones que en realidad no se corresponden con el acontecimiento en sí.
El primero, la actitud del publicano ante Dios, con quien está hablando. No sale de su boca una cascada de rezos. Palabrería, llama a esto Jesús en su catequesis sobre la oración en el Sermón de la Montaña: “Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados” (Mt 6,7). No, no hay en este hombre verborrea alguna. Apenas se limita a implorar a Dios el perdón de sus culpas al tiempo que se golpea en el pecho: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!” (Lc 18,13).
La objeción sería totalmente válida si el golpearse el pecho de esta multitud fuese un caso aislado sin ningún precedente en el Evangelio. Antes de seguir adelante, recordemos que los santos Padres de la Iglesia nos instruyen al decirnos que las Sagradas Escrituras se interpretan con las mismas Escrituras;
El segundo punto es la respuesta que Dios da a la súplica presentada por este hombre orante que, al confesarse pecador, pone de manifiesto sus
heridas ante el único que las puede curar. Respuesta que conocemos por el mismo Jesús, quien dice de él que salió del Templo justificado, término que, en su sentido más profundo, tiene que ver con el verbo ajustar. Lo que Jesús está diciendo es que este hombre salió “ajustado a Dios”, es decir, en comunión con Él. Se dirigió a su casa totalmente curado de las heridas que la misma vida, con todas sus idas y venidas, se había encargado de abrir en su ser; heridas que, por la lejanía de Dios, eran ya insoportables. Este hombre, el publicano, es el precedente no solo de aquellos que se curaron por obra y gracia del Crucificado, sino de toda la humanidad doliente a quien el Señor Jesús ha venido a sanar. Sus golpes de pecho son signo y señal no solo de su arrepentimiento, sino del nuevo hombre que ha nacido en él. Yo mismo en persona iré al encuentro de mis ovejas y curaré a las heridas y enfermas, había dicho Dios a su pueblo por medio del profeta Ezequiel (Ez 34,15-16). Lo dijo y lo hizo. Se encarnó, fue crucificado y se dejó atravesar el costado. Allí, desde lo alto, manó el río de salvación que viene al encuentro de nuestras heridas, tal y como lo había prometido.
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ante la vision del cordero traspasado los asistentes al calvario eMpezaron a curarse; la jactancia se convirtio en vergüenza, el griterio en silencio, los punos aMenazadores en golpes de pecho 36
keri gma EL QUE SE SIENTA TRISTE Y ABATIDO QUE VENGA A CELEBRAR PASCUA CON NOSOTROS, ESTA ES LA INVITACIÓN QUE HACE LA IGLESIA A TODOS LOS HOMBRES.
la
Pascua Jaime Mestre
En Navidad nos felicitamos porque Dios se ha hecho hombre. Yo me preguntó por qué en Pascua no hacemos lo mismo, si es precisamente el fundamento de toda nuestra fe. “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”, nos dirá San Pablo en su carta a los Corintios. El hombre condenado a la muerte está llamado a la vida. Y Jesucristo ha venido para darnos vida y vida en abundancia. Para ello exhaló su espíritu en la cruz, para que nosotros pudiéramos recibir por su resurrección este mismo espíritu de vida que nos comunica. Él nos dice en el Evangelio: “Así como mi Padre me ha amado así os he amado yo. Permaneced en mi amor.” Es este Espíritu de amor que nos permite clamar: ¡Abba, Padre! El Padre nos ha dado a su Hijo para hacernos hijos suyos. Y el amor que une al Padre con el Hijo es este Espíritu de Amor que nos infunde a nosotros la capacidad de amar a Dios sobre todas las cosas y nos capacita para amar a nuestro prójimo, aun cuando este se haya convertido en nuestro enemigo. “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, devolved bien por mal…”. De esto solo es capaz el verdadero cristiano, aquel que ha recibido el espíritu del Resucitado, el que celebra la Pascua no como una conmemoración, sino que ha entrado en el profundo sentido de que Él esta vivo. “Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”. Por esto la importancia de tomar en serio la noche de la gran Vigilia y no verla como una noche ritual larga, sino entrar en el espíritu de alguien que espera un gran acontecimiento, velando porque el Resucitado viene a nuestro encuentro. Nuestros padres mayores en la fe velan toda la noche porque Dios pasa con mano fuerte y brazo extendido. Y aunque este año la Pascua de ellos no coincida con la nuestra —ya que este año su “Seder” lo celebran el 6 de abril, que en realidad se prolonga con los panes ácimos durante toda la semana, recordando así su paso de la esclavitud a la libertad—, nosotros también pasamos de la esclavitud del pecado a la vida. El que se sienta triste y abatido que venga a celebrar Pascua con nosotros, esta es la invitación que hace la Iglesia a todos los hombres. Noche de vela, de expectación, Cristo viene a su Iglesia para hacer de todos nosotros hombres nuevos. Hombres nuevos como Dios hace la naturaleza nueva en primavera. Todo se despierta, lo que parecía muerto despierta a nueva vida. En nosotros había la vida bautismal que estaba muerta por nuestros pecados, pero Cristo Resucitado, como nueva primavera, nos despierta a la vida nueva, a la vida que no se acaba, vida eterna. A todos, deseo una Pascua fecunda en santidad en el encuentro con el Resucitado.
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Eucaristía, fuente de la caridad conyugal Carmen Álvarez Alonso Profesora de la Facultad de Teología san Dámaso (Madrid)
a caridad conyugal tiene su fuente específica y permanente en la Eucaristía, donde a su vez encuentra su expresión plena y su alimento supremo. Ahora bien, dado este mutuo reclamo entre Eucaristía y caridad conyugal, en el que ambas realidades se implican y se explican mutuamente, es preciso preguntarse: ¿hasta qué punto los esposos cristianos se han apropiado existencialmente de ello? ¿Es posible que estemos viviendo esta realidad como algo extrínseco?
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Tendemos, quizá, a ver esa gracia específica del sacramento del matrimonio, que es la caridad conyugal, como algo que se nos añade desde fuera, como algo que viniese a suplir y paliar las limitaciones propias de todo amor humano, sin darnos cuenta de que, en realidad, esa caridad conyugal que mana de la Eucaristía es un dinamismo permanente del Espíritu que fluye y vivifica desde dentro la vida y el amor de los esposos. La caridad conyugal que nace de la Eucaristía ayuda a romper el círculo cerrado de un amor esponsal finalizado en sí mismo, un amor que “da” pero que no “se da”. En lugar de hacer de esa “esponsalidad” cristiana que se vive en el matrimonio un ejercicio de caridad conyugal, corremos el riesgo de vivirla sin la caridad que fluye de la Eucaristía, como si ambas realidades pudieran ser autónomas. Esto, sin embargo, es dar forma específica y peso propio a ese drama agudo de la separación entre la fe y la vida, drama que puede llegar a convertirse en un estilo pacíficamente asumido de aparente cristianismo.
LOS ESPOSOS ESTÁN LLAMADOS A NO ENCERRARSE EN EL AMOR A SÍ MISMOS SINO A TRASCENDERLO HACIA DIOS 39
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entrega mutua y donación sincera La mutua relación entre Eucaristía y caridad conyugal nos remite en último término al amor esponsal de Cristo, en cuyo misterio ambas realidades tienen su origen y su fuente permanente. Ahora bien, tratándose de amor, esa caridad auténtica que fluye de Cristo hacia la Iglesia no puede llamarse de otra manera que “Espíritu Santo”. Y esa misma caridad es también la que fluye con re-circularidad entre la Eucaristía y los esposos cristianos, infundida por el Espíritu Santo como una participación en la caridad divina, por oposición a una bondad meramente natural o a una entrega esponsal meramente instintiva. La caridad de Dios no existe en la Iglesia como una realidad amorfa, sin forma, indeterminada y genérica, sino que existe solo encarnada en la concreción personal de cada ser cristiano. La Iglesia es el lugar donde se vive y despliega la caridad divina, pero esa caridad no se realiza de igual manera y modo en todos los miembros y vocaciones, ya que se habla también de la “caridad pastoral” de los sacerdotes o de la “caridad virginal” que se vive en la vida consagrada. Es más, ni siquiera la caridad conyugal se vive y se encarna de igual modo en todos los cónyuges cristianos. La caridad conyugal no es una gracia o un don distinto de la caridad sobrenatural, pero sí es una determinación y especificación de esa caridad cristiana que el sacramento del matrimonio obra y opera en los dinamismos del Espíritu infusos por el Bautismo y la Confirmación. La caridad, que es un don del Espíritu común a todos los bautizados y que es la perfección de toda vida cristiana, en los esposos se vive de manera específica y propia a través de la caridad conyugal.
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LOS ESPOSOS CRISTIANOS SON UN SIGNO VISIBLE DE LA CARIDAD ESPONSAL QUE UNE EN “UNA SOLA CARNE” A CRISTO Y A LA IGLESIA
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la Esposa del Cordero La caridad conyugal es una llamada y, al mismo tiempo, un don del Espíritu Santo para ser un signo en la carne –en el cuerpo sexuado masculino y femenino, en el propio amor de esposos–, de esa caridad esponsal que une a Cristo con su Iglesia. En los esposos cristianos atisbamos ya lo que será la unión del Esposo, el Cordero del Apocalipsis, con la Iglesia escatológica, esa Iglesia, ataviada como una Esposa, que será conducida definitivamente ante el Esposo, como Eva fue conducida ante Adán. Nada de cuanto ellos hacen, en público o en privado, escapa o es ajeno a esta caridad conyugal, prolongación de la caridad entre Cristo y la Iglesia. Por tanto, el ministerio de la “conyugalidad” cristiana, esa que está llamada a ser signo y sacramento del misterio nupcial de Cristo, debe ser “oficio de amor”, como pedía san Agustín que fuese el ministerio sacerdotal de los presbíteros.
LA IGLESIA ES LA ESPOSA QUE COMUNICA EN EL HOY DE NUESTRA HISTORIA Y DE NUESTRO MUNDO LA CARIDAD ESPONSAL DE CRISTO
Y esa unidad en el amor es, por tanto, la unidad que fluye y nace de los dinamismos del Espíritu, actuando en los esposos a través de la gracia recibida en los sacramentos y, en especial, en el sacramento del matrimonio y de la Eucaristía. La Iglesia es la Esposa que prolonga y comunica en el hoy de nuestra historia y de nuestro mundo la caridad esponsal de Cristo. La eficacia de aquel acto supremo de la caridad del Esposo, entregándose en la Cruz, se extiende por todos los tiempos de la Historia, por todos los recovecos de la creación, a través de la Eucaristía, sabiamente llamada “sacramento de caridad” o la caridad hecha sacramento. En este misterio central se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, que es Cristo mismo, y toda la plenitud del don del Espíritu, que es la caridad esponsal que une la Iglesia a Cristo. Cada Eucaristía tonifica, anima, vivifica, madura, el dinamismo esponsal del Espíritu operante en nosotros, como aquel soplo de vida animó y vivificó la carne inerte de aquel barro de Adán y Eva, creado en el Principio.
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morir para dar vida Los esposos cristianos, al ser ellos mismos ministros del sacramento, se constituyen también como signo visible y eficaz de la caridad esponsal que une en “una sola carne” a Cristo y a la Iglesia. Sin embargo, no se trata de una significación meramente externa o añadida. Los esposos están llamados a hacer trascender su carne hacia Dios, a no encerrar su “esponsalidad” en el amor a sí mismos, a significar en el sacramento de su cuerpo y prolongar en la “sacramentalidad” de su amor humano, esa misma caridad esponsal con que el Espíritu Santo une en “una sola carne” a Cristo con su Iglesia. La profunda unión que hay entre la muerte de Cristo, celebrada en la Eucaristía, y su caridad esponsal hacia la Iglesia, nos da idea de cuánto tiene el amor y la sexualidad humana de muerte de uno mismo por el otro. Por eso, la Eucaristía ha de ser principio y fuerza del don mutuo de los esposos a través de la sexualidad, de esa “muerte por el otro”, que requiere y exige la “esponsalidad” del matrimonio. A través de la Eucaristía, el Espíritu Santo se va haciendo columna vertebral, eje de oro de la “esponsalidad” cristiana, para que en ella se prolongue, en el sacramento del cuerpo entregado de los esposos, el misterio de la entrega mutua entre Cristo y la Iglesia en la Cruz y en la Eucaristía. Por tanto, los esposos viven la verdad plena de su “esponsalidad” cuando, en el ejercicio permanente de su “conyugalidad”, el Espíritu Santo los une y asocia por la participación eucarística al acto supremo de la Cruz, mediante el cual Cristo mismo se entrega a su Esposa la Iglesia. Y la comunión cada vez más profunda con el misterio nupcial de Cristo hacia la Iglesia, que se actualiza en el memorial de la Eucaristía, ha de ser principio y fuerza del matrimonio cristiano. Y esa comunión la opera la caridad de Cristo, derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (cf. Rm 5,5).
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LA PROFUNDA UNIÓN QUE HAY ENTRE LA MUERTE DE CRISTO Y SU CARIDAD ESPONSAL HACIA LA IGLESIA, NOS DA IDEA DE CUÁNTO TIENE EL AMOR Y LA SEXUALIDAD HUMANA DE MUERTE DE UNO POR EL OTRO
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Sí a la Vida,
Ayer, hoy y siempre Manuel Ortuño Morente Coordinador General del Día Internacional de la Vida
El pasado 26 de marzo, Madrid dijo un rotundo sí a la vida. La unidad de todas las asociaciones convocantes y participantes (más de trescientas) ya ha sido el primer éxito de esta iniciativa, las cuales han decidido convertir este evento en una cita anual, tal y como sucede en muchos otros países. Personalmente, estoy convencido de que el mejor mensaje que debemos transmitir a la sociedad es, precisamente, el de la unidad. Si no, ¿cómo vamos a ser capaces de atraer a los indecisos, a los desinformados, a los «comodones»», e incluso, a los contrarios?
«Sí a la Vida» es y será el lema para este y para los futuros años; un mensaje que pretende la defensa de la vida desde su concepción hasta el final de la misma de forma natural. La defensa y reivindicación de la vida como el principal derecho humano. No se irá ni contra nada ni contra nadie. Debe ser siempre una manifestación o celebración netamente positiva. Lo único que se pretende es reivindicar esa verdad gozosa, a diferencia de la «cultura de la muerte, con la que nos bombardean todos los medios de comunicación, por y desde los diferentes estamentos políticos de nuestra sociedad.
Sí a la Vida, un mensaje que pretende la defensa de la vida desde su concepción hasta el final de la misma de forma natural
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fam il ia d e Nazaret Esta ha sido la primera vez que hemos llamado a la gente a salir a la calle sin un asunto latente que les hubiera hecho mover como un resorte a manifestarse. Esto, junto con la convocatoria al unísono de otras setenta concentraciones en todo el territorio nacional, ha podido hacer que la asistencia fuera una auténtica sorpresa hasta media hora antes de la cita. Finalmente, gracias a Dios, fue un verdadero éxito. Pero de lo que no cabe duda es de que el mero hecho de decir un rotundo «Sí a la Vida» en toda España, junto con el trabajo que día a día cada asociación va realizando, va a ser ese continuo recordatorio, a todos y a cada uno de los españoles, de que esto no va a parar hasta que a la vida se le déde la importancia absoluta que tiene, importancia que tenía ayer, que tiene hoy y que tendrá siempre..
vencer al mal con el bien Debemos estar bien alerta a estas llamadas a celebrar un bien tan “extraordinario” como es el de la Vida. No podemos ni debemos acomodarnos pensando que “ya otros saldrán a la calle por mí”. Es imprescindible el contar con todos y cada uno de los que estamos convencidos de este valor tan preciado pero sin embargo tan vulnerable. Dios quiera que no nos pase como nos cuenta el Evangelio de Mateo: “Pero, ¿con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado.” Porque puede surgir el problema, o la propia “contradicción de los buenos”, de gente de bien que pueda caer en el error de criticar si se hace algo, así como se critica si no se hace nada. Nuestra firme voluntad y convencimiento es celebrar el Día Internacional de la Vida con
esa Alegría que haga transmitir al mundo que cualquier vida merece la pena. Si no es así y no nos convencemos que al “mal se le combate con abundancia de bien”, no solo caeremos en el error de un voluntarismo que no nos lleva a nada, sino incluso a olvidarnos del “Dios de las cosas” preocupados por los innumerables quehaceres, aunque sean “las cosas de Dios…” La “batalla de la Vida” la tenemos ganada. Pero esa convicción y el sabernos dejar en manos de Dios, no nos dispensa de la Prudencia, pero sí debe hacernos desterrar la inquietud. Ante todo creer que Dios cuida de nosotros y de cada una de sus criaturas. Pero debemos de convencernos plenamente de que no son menos necesarias la acción y la previsión personales. Todo lo demás sería tentar a Dios. Y como no podemos dejar a Dios el cuidado de hacer lo que nos ha ordenado cumplir por nosotros mismos, para eso están todas las asociaciones Provida, cada una en su especialidad o campo determinado, trabajando día a día defendiendo la causa de la Vida. De la misma forma todos los hombres y mujeres de bien debemos luchar, defender y hacer defender ese Bien. Cada uno dentro de sus posibilidades, aunque sea apoyando, difundiendo o simplemente colaborando económicamente con las asociaciones. La suma de muchos pocos es la posibilidad de la consecución de las metas necesarias para permitir que puedan trabajar las asociaciones, que, todas sin discusión, tienen como único fin la defensa de la Vida en toda su dimensión y en todas sus etapas. Porque, no lo olvidemos nunca, el Abandono no es una espera ociosa, ni un olvido de la Prudencia, ni una perezosa inercia… Os esperamos, sin dudarlo, el próximo 24 de marzo de 2012 en la II Celebración del Día Internacional de la Vida.
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Iglesia y año de la Química Alfonso V. Carrascosa Científico del CSIC
LA QUÍMICA ESTÁ EN CRISIS; LAS UNIVERSIDADES NO SABEN QUÉ HACER CON ESTA DISCIPLINA QUE CASI NADIE QUIERE ESTUDIAR
in duda una de las más sonadas transformaciones químicas de la historia fue la conversión de agua en vino en Caná de Galilea. Aquello fue visto por quienes lo contaron y llegó a ser escrito para que constara, como lo fue todo lo importante y extraordinario. No conozco interpretación cientificista del milagro. Supongo que los que no creen que ocurrió piensan que el relato es una prueba más de la capacidad de invención del ser humano, que le ha llevado a escribir libros como “El Quijote” o “El Señor de los Anillos”. Claro que sus autores —católicos por cierto— no fueron por ello perseguidos o asesinados, como sabemos que sí en cambio lo fueron algunos de los que escribieron los libros de la Escritura.
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raz ón crea dora Sea como fuere, la Química está en crisis. No hay vocaciones. Las universidades no saben muy bien qué hacer con esta disciplina que casi nadie quiere estudiar. Instalaciones a la medida del “baby boom”, bien dotadas y… ¡llenas de aire!. Tal vez en parte por este motivo el año 2011 ha sido declarado por la ONU Año de la Química. También ha influido, y no poco, que hace cien años se le concedió a la química Marie Curie su segundo premio Nobel. El lema de la efeméride —“Química: nuestra vida, nuestro futuro”— tiene una carga de optimismo grande en lo que a vocaciones actuales se refiere. Además es bastante terreno,
como no podía ser de otra manera, y es verdad que afirmaciones o eslóganes como “todo es química”, o el terrible comentario de “…se separaron porque ya no había química”, distan bastante del “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” o del “no os angustiéis por vuestra vida, ¿qué comeréis?, ¿qué beberéis?, con qué os vestiréis?”. Por otro lado está la relación que han tenido la Química y la Iglesia Católica a lo largo de la historia de la ciencia. Relación que las posturas laicistas tratan de enterrar, pero del que abunda el material documental del que uno dispone, a poco que le interesen las comprobaciones.
Investigación, conocimiento y santidad Ya en siglo XIII, poco después de que los papas de la época comenzasen a inaugurar las primeras universidades de occidente, un niño rico alemán con dificultades escolares —típico pijardocabezacuadrada— decidió una noche abandonar el colegio interno donde estudiaba. Resultó que al niño —lo contaba ya de mayorcito— se le apareció la Virgen y le dijo: “¿Por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy ‘Trono de la Sabiduría?’. Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías”. Y esto fue justamente lo que pasó: dejó de acordarse de todo lo aprendido y al poco tiempo murió.
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ra zón c rea dora Escribió algunos libros de química, y fue nombrado obispo de la ciudad donde no hace mucho Benedicto XVI pronunció su famosísimo y malentendido discurso, Ratisbona. Es santo, y doctor de la Iglesia, y también patrono de los químicos y, por extensión, de las disciplinas conocidas como ciencias puras (matemáticas, física, química y biología): san Alberto Magno Pero no hay que irse tan atrás para encontrar ejemplos de químicos célebres relacionados con la Iglesia Católica. El francés Antonie Laurent Lavoisier (1743-1794), considerado padre de la química moderna, nació en el seno de una piadosa familia cristiana en la que surgieron varios presbíteros. Entre otras cosas fue quien primero enunció la ley de la conservación de las masas en una reacción química; descubrió y nombró al oxígeno y al hidrógeno; escribió la primera lista de elementos químicos; contribuyó a la abolición de la teoría del flogisto, que se suponía era un principio inflamable capaz de explicar ciertas propiedades de la materia, y que Lavoiser terminó descubriendo y denominando oxígeno.
SAN ALBERTO MAGNO, DOCTOR DE LA IGLESIA, ES PATRONO DE LOS QUÍMICOS Y, POR EXTENSIÓN, DE LAS DEMÁS CIENCIAS PURAS, MATEMÁTICAS, FÍSICA Y BIOLOGÍA
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Químico católico, contribuyó a base de experimentación a sacar su disciplina de los conceptos alquímicos e irracionales. También participó en la construcción del actual sistema métrico. Sus estudiosos cuentan cómo en su correspondencia escribía así a un conocido: “Has hecho algo noble al sostener la revelación y la autenticidad de las Sagradas Escrituras (refiriéndose a una diatriba) y es de destacar que estás utilizando contra ellos las mismas armas con las que te atacan”. Lavoisier estudió en el Colegio Mazarin de París, fundado por el Cardenal Mazarin, conocido también como el Colegio de las Cuatro Naciones, y perteneciente a la ya entonces famosísima Universidad de París, fundada por el entonces obispo de la ciudad, que albergó a nada menos que la actual Universidad de La Sorbona y las otras trece universidades actuales en las que aquella se divide.
raz ón crea dora En el Colegio Mazarin, concretamente en su facultad de ciencias experimentales, una de las primeras que existió, recibió clase de científicos católicos como el matemático y astrónomo Abad de la Caille (1713-1762), conocido principalmente por haber catalogado cerca de diez mil estrellas y cuarenta y dos objetos astronómicos, nombrado catorce constelaciones de un total de ochenta y ocho, y calculado y tabulado una lista de eclipses para mil ochocientos años; o el también católico Bernard de Jussieu (16991777), médico y botánico francés que se formó en el colegio de los jesuitas de Lyon, quien fue pionero en la introducción de un sistema vegetal natural dispuesto conforme a las afinidades anatómicas, y en cuyo honor el botánico sueco Linneo, inventor de la nomenclatura binomial vigente en la actualidad, también cristiano ferviente, nombró un género de plantas; o del Abad Condillac, su profesor de lógica, a quien menciona repetidas veces en tono de agradecimiento en su obra fundamental “Traité Elementaire de Chimie”, etc. Fundamental colega y colaboradora fue su esposa, Marie-Anne Pierette Paulze (17581836), que recopiló tras la temprana muerte del sabio francés todos sus escritos, publicándolos como las “Memorias de Química” de su esposo, que sentaron las bases de la química moderna. Tal vez lo más sorprendente y menos conocido de su vida sea precisamente su muerte: acusado por un cabecilla revolucionario de traición a la Revolución Francesa (¡nada menos!), no se sabe si por ser funcionario de la corona o por rencillas personales, y a pesar de la defensa que su propia esposa hizo de él en base a sus estudios y su importancia, fue guillotinado por el gobierno revolucionario el 8 de mayo de 1794 en Paris, cuando tenía cincuenta años, junto con su padre, al grito de “¡La República no necesita ni científicos ni químicos, el curso de la justicia no puede ser detenido!”. Joseph Louis Lagrange, destacado matemático cuyo apellido es bien conocido por todos los matemáticos y físicos, dijo el día siguiente: “Ha bastado un instante para segar su cabeza; habrán de pasar cien años antes de que nazca otra igual”.
SON MUCHOS LOS QUÍMICOS CATÓLICOS CÉLEBRES, COMO LAVOISIER, PADRE DE LA QUÍMICA MODERNA, QUE CONTRIBUYÓ CON SUS EXPERIMENTOS A SACAR DE ESTA CIENCIA LOS CONCEPTOS ALQUÍMICOS E IRRACIONALES 49
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Hombre de ciencia y de Dios Otro célebre caso es el del padre de la microbiología, el también químico francés Louis Pasteur (1822-1895), que comenzó estudiando en el vino los cristales que lo enturbian, y terminó descubriendo las bacterias, las levaduras. Elaboró la teoría infecciosa de las enfermedades que dio pie a la erradicación de las mismas, principal causa de la actual longevidad occidental, y también de que la esperanza media de vida en África sea poco más de cuarenta años. Desarrolló las primeras vacunas, etc. Parece que fue su piadosísima mujer la que devolvió la fe a su esposo. Dejó escritas cosas tales como la siguiente: “Mi filosofía sale del corazón y no de la inteligencia; por eso digamos me rindo ante el sentimiento de Eternidad que brota espontáneamente a la cabecera de un hijo querido a punto de exhalar su último suspiro. En esos momentos supremos, en lo profundo de nuestra alma, presentimos que el mundo debe ser algo más que una mera combinación de sucesos debida a un equilibrio mecánico, surgido simplemente del caos de los elementos por una acción gradual de las fuerzas de la materia”.
LOUIS PASTEUR (1822-1895), DESCUBRIDOR DE LAS BACTERIAS Y PIONERO DE LAS PRIMERAS VACUNAS, RECUPERÓ LA FE POR SU ESPOSA Y PARECE SER QUE MURIÓ CON UN ROSARIO ENTRE LAS MANOS
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raz ón crea dora En su discurso de recepción en la Academia de Ciencias de Paris, decía: “En cuanto a mí, que juzgo que las palabras progreso e invención son sinónimos, me pregunto en nombre de qué descubrimiento nuevo, filosófico o científico, se puede arrancar al alma humana estas altas preocupaciones (refiriéndose a la existencia de Dios, mencionada líneas atrás en dicho discurso)… Me parecen ser de esencia eterna, porque el misterio que envuelve el universo y del cual éstas emanan es él mismo eterno de naturaleza. Se cuenta que el ilustre físico inglés Faraday, en las lecciones que daba en la Institución real de Londres, nunca pronunciaba el nombre de Dios, aunque fuera profundamente religioso. Un día, excepcionalmente, soltó este nombre y se manifestó de repente un movimiento de aprobación simpático. Faraday, percibiéndolo, interrumpió su lección con esas palabras: Acabo de sorprenderos al pronunciar aquí el nombre de Dios. Si nunca me sucedió antes, es que soy un representante de la ciencia experimental en estas lecciones. Pero la noción y el respeto de Dios llegan a mi mente por vías tan seguras como las que nos conducen a verdades de orden físico… El positivismo no peca sólo en un error de método. En la trama de sus propios razonamientos, en apariencia muy rigurosos aparece una considerable laguna… consiste en que, en esta concepción positivista del mundo, no toma en cuenta la más importante de las nociones positivistas, la del infinito… La grandeza de las acciones humanas se mide con la inspiración que les da a luz. Dichoso el que lleva en sí a un Dios, un ideal de belleza y que le obedece: ideal del Arte, ideal de la ciencia, ideal de la patria, ideal de las virtudes del Evangelio. Son aquí fuentes vivas de grandes pensamientos y de grandes acciones. Todas se aclaran con los reflejos de lo infinito”.
En la bóveda de su panteón están escritas algunas de éstas últimas palabras. Su sobrina nieta Maurice Vallery Radot, escribió sobre las creencias de su tío-abuelo en un artículo de prensa y un libro. Comentan que murió con un rosario en las manos Convertir el agua en vino es algo imposible para la Química, porque la Química no ha vencido la muerte, ni tampoco el ser humano, pero sí Jesucristo, Señor de la química de la materia por Él creada, Señor de vivos y muertos capaz de sacar hijos de Abrahán de las piedras, de dar la fe a los científicos. ¡Resucitó!
FARADAY, SEÑALÓ ANTE LA PRESTIGIOSA INSTITUCIÓN REAL DE LONDRES: “LA NOCIÓN Y EL RESPETO DE DIOS LLEGAN A MI MENTE POR VÍAS TAN SEGURAS COMO LAS QUE NOS CONDUCEN A VERDADES DE ORDEN FÍSICO” 51
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af o fre bia s c ob po uen ocia s mi erva r un tes q l es ed u o ción tem ue e no d hu e m o ce illad xce o ev r in xiste e los alu ten s n reu no p o o j ivo a so . Se mied c u a u i n ó no ión ede zga ha n d e i ca os m , r d c e r n los acio racte ás i co hab o. L er de sab e l e l so ante inic mer ar en a pe l ridí dem nal a riza r cia c tem les de lo iar u o be púb sona ulo, ás po la b l o l blor . Su s de na c er c ico, n que sen r el t a m , o otr falt rubo s sín ás onve n ot i asis lo pa irse ad y os t r r r . e c y su oma care saci as pe tir a u deó s c on d n r tro orac físic e de n o sona a o l so e ió s h bre n ha s va abili scrib , los sta n de dad ir sd es es los e fínt v ere ómi el to s, en s tre 53
ra zón c rea dora Este trastorno psicológico es mucho más grave que la timidez, ya que altera completamente la vida cotidiana de quien lo padece. Entre sus consecuencias destacamos el fracaso escolar, la dificultad para desarrollar trabajos que exijan relación con los demás, para hacer amigos, etc., así como el grave riesgo de recurrir al consumo de alcohol u otras drogas para poder relacionarse. Más del 50% no se casan. Las situaciones más temidas por un fóbico social son: 1. Intervenir en grupo: Hablar en público, participar en un grupo, presentar un trabajo o informe en clase o en el trabajo, etc. 2. Ser observado por los demás: Asistir a clase, comer, beber o escribir delante de los demás, asistir a una clase de gimnasia, entrar en una cafetería, usar un lavabo público, viajar en transporte público, ir sólo a comprar a una tienda, etc.
LA FOBIA SOCIAL ALTERA COMPLETAMENTE LA VIDA AFECTIVA, LABORAL Y DE OCIO DE QUIEN LO PADECE, POR SU DIFICULTAD PARA RELACIONARSE CON LOS DEMÁS 54
3. Interacción con los demás: Hacer una reclamación, devolver un producto, hacer una petición o decir “no” a los demás, pedir algo a los demás, expresar su propia opinión, hablar con una autoridad, iniciar una conversación, recibir críticas, hablar de temas personales, llamar por teléfono, decir algo agradable a los demás, conocer a personas nuevas, relacionarse con el sexo opuesto, asistir a una fiesta, etc.
raz ón crea dora
En los jóvenes
La adolescencia es la etapa de la vida donde con más frecuencia comienza a estructurarse la fobia social. El adolescente se ve sometido a la evaluación de su grupo de iguales, y tiene que expresar su rol en un sistema social distinto a la familia. A diferencia de la etapa de la niñez, el mayor desarrollo cognitivo del adolescente le permite ser más consciente ante la discrepancia de cómo se ve él y cómo le ven los demás. Aunque el diagnóstico solo lo puede hacer un profesional, podemos detectar la fobia social cuando en situaciones sociales aparecen algunos de los siguientes síntomas: - Síntomas físicos: Temblor de voz y manos, ruborización, sudor, taquicardia, ataque de pánico, dificultad de respiración, tensión muscular, dificultad de concentración, cefalea, sequedad de boca, opresión en el pecho, mareo, insomnio, micción frecuente, síntomas de fatiga, síntomas digestivos, etc. - Síntomas psicológicos: Miedo intenso a la observación o evaluación de los demás, miedo a tartamudear o a bloquearse totalmente y no poder hablar, sensación de irrealidad, pensamientos negativos muy frecuentes (“no voy a saber qué decir”, “y si me quedo bloqueado”, “voy a hacer el ridículo”, “me da pánico que todos me miren”), temor a que todos le noten la ansiedad, miedo a conocer gente nueva, temor a no saber comportarse en una situación social determinada, reunión o grupo, evita todas las situaciones sociales de la vida cotidiana, aislamiento, etc. Más del 50% de los fóbicos sociales sufren además otro trastornos como la ansiedad, depresión, abuso de sustancias, trastornos de personalidad etc.
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ra zón c rea dora
Causas y factores de riesgo De los estudios realizados hasta la fecha se han podido identificar diferentes factores que originan la fobia social. Resumiendo son los siguientes: 1. Padres sobreprotectores. 2. Padres muy exigentes y que no expresan afecto. 3. Educación inhibidora de la relación social. 4. Familia que se relaciona muy poco socialmente. 5. Falta de experiencias sociales y déficit de habilidades sociales por la educación recibida. 6. Vivencia negativa de situaciones sociales en la niñez y en la adolescencia. 7. Aprendizaje de experiencias sociales negativas en los padres (rechazo, burlas, desprecio, ridículo). 8. Factores de personalidad, como personalidad dependiente, obsesiva, esquizoide, etc. 9. Experiencias negativas en la interacción social en la niñez o adolescencia. 10. Pensamientos negativos frecuentes de expectativas negativas, relacionadas con no saber qué decir o cómo comportarse por temor al ridículo.
Incidencias y limitaciones Las personas que tienen fobia social padecen un gran sufrimiento ya que su vida familiar, social, académica, laboral, afectiva y de ocio se ven afectadas por las “conductas de evitación” a las situaciones temidas. La persona se aísla cada vez más o se mantiene en el grupo siempre en una actitud pasiva. Pierden grandes oportunidades en el trabajo, en las aficiones y en la relación con los demás debido a la baja autoestima, depresión y ansiedad que padecen, lo que refuerza más aún este tipo de trastornos. La fobia social (A) le produce muchos pensamientos negativos (B) que propician las conductas negativas de evitación y desarrollan muchos síntomas (C). De esta forma se genera un círculo de “feedback”: A influye en B, y B influye en C y a su vez C vuelve a potenciar A, que hace que la fobia social se mantenga y se incremente.
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raz ón crea dora
Entre los factores más importantes que se han descubierto en los procesos A, B y C están los siguientes: 1. 2. 3. 4. 5.
Conductas de evitación de situaciones sociales. Síntomas físicos de ansiedad que no puede controlar y que potencian el miedo. Pensamientos negativos sobre sí mismo. Comparación con los demás, a los que percibe como superiores en la actuación social. Expectativas negativas de que no sabe comportarse adecuadamente en muchas situaciones. 6. Muchos pensamientos negativos de que es percibido negativamente por los demás. 7. Nunca toma la iniciativa en conversaciones o en llamar a los demás. 8. Le afectan mucho las críticas o reacciones de los otros. 9. Se siente insatisfecho y frustrado en su actuación social. 10. Pensamientos ansiosos o depresivos. 11. Importante déficit de habilidades sociales.
prevención y tratamiento Su tratamiento se debe realizar cuanto antes, porque como ocurre con muchos trastornos, la fobia social se generaliza y cronifica en el tiempo. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser el tratamiento más eficaz. Consiste en terapias de relajación profunda, autocontrol, entrenamiento en habilidades sociales, ejercicios de respiración controlada y reestructuración cognitiva combinada con “biofeedback”. ¿Tiene alguna relación este trastorno con la educación cristiana? Podemos afirmar que sí. Un niño o adolescente que recibe una educación en la que los principales valores en la vida son el amor a Dios y al prójimo, que no podemos juzgar a nadie, que aprende de sus padres a pedir por los demás, incluso por los enemigos, a ser tolerante, abierto, extrovertido, a ayudar a los compañeros o hermanos, a aceptar mejor a los profesores o compañeros de edad, a respetar la opinión de los demás, a ser conciliador cuando otros se pelean, a expresar lo que piensa sin importarle la opinión ajena, que no oye hablar mal en casa de familiares, vecinos o amigos, lo más probable es que no desarrolle ningún tipo de fobia social; que sea un joven con alta autoestima, que no genere pensamientos o conductas negativas hacia los demás y sepa comportarse en un grupo adecuadamente. Con lo cual, como les digo a los padres: “si hablas a tus hijos de alguna persona, y no tienes nada positivo que decir de ella, mejor no hables”.
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sofis mas
Una
ley para
imponer la ideología de género
Benigno Blanco Presidente del Foro Internacional de la familia
l Gobierno pretende cerrar la agenda política de la ideología de género con una nueva ley que supone la mayor amenaza para las libertades existente hoy en España: el “Anteproyecto de ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación”. Tras tan sugerente y atractivo título se oculta una maniobra política de altos vuelos: crear los instrumentos jurídicos para que, desde el Estado, se puedan prohibir y sancionar las opiniones y conductas que discrepen de la antropología de género o no acepten sus exigencias en la vida social. Se trata de una ley trampa, reclamada desde hace tiempo por los grupos que han hecho de su sexualidad una teoría política, que exige el apoyo del Estado para imponerse obligatoriamente, eliminando al discrepante: los activistas de género en el feminismo radical y el “lobby gay” y transexual (el lobby LGTB).
E
¿POR QUÉ UNA NUEVA LEY SI EL DERECHO A LA IGUALDAD ESTÁ YA RECONOCIDO EN LA CONSTITUCIÓN?
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s ofi sma s Para entender esta nueva ley, hay que saber que el derecho a la igualdad ya está reconocido en la Constitución y cuenta con leyes que lo refuerzan en el ámbito penal, laboral y de la mujer. No hace falta una nueva ley general, integral y transversal en la materia, pues no existe vacío legal al respecto, sino más bien un exceso de regulación (piénsese, por ejemplo, en la reciente Ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres). ¿Por qué entonces una nueva ley en la materia? Pues porque existe un grupo de presión, que ha hecho de la apelación a la igualdad y la no discriminación su seña de identidad y particular instrumento de imposición de sus posturas ideológicas: el “lobby gay” y feminista de género, los LGTB. Los defensores del género se han autoproclamado minoría discriminada por razón de su (así llamada) “orientación sexual”, y, sobre la base de tal consideración, pretenden ahora imponer a todos su particular visión del mundo, de la persona y la sexualidad, con el mensaje cada vez más expreso de que, quien no piense como ellos, está discriminando, y debe ser sancionado y reeducado por el Estado. Con el fin de atender esta pretensión, viene la nueva Ley de igualdad de trato, que va a convertirse, de ser aprobada, en instrumento de imposición de una nueva intolerancia de matriz totalitaria en nombre de la “diversidad afectivo-sexual”, en detrimento de libertades básicas como las de pensamiento, religión, educación, etc.
Trampa y falacia Obviamente la nueva ley no se presenta expresamente conforme a lo explicado; oculta su verdadera intención y novedad tras una aparente regulación general, integral y transversal de la igualdad.
ESTAMOS ANTE LA MAYOR AMENAZA PARA LAS LIBERTADES EXISTENTE HOY EN ESPAÑA: PROHIBIR Y SANCIONAR DESDE EL ESTADO LAS OPINIONES Y CONDUCTAS CONTRARIAS A LA ANTROPOLOGÍA DE GÉNERO
LA HOMÓLOGA LEY INGLESA DE 2007 OBLIGÓ A CERRAR LAS AGENCIAS CATÓLICAS DE ADOPCIÓN POR NEGARSE A DAR NIÑOS EN ADOPCIÓN A PAREJAS DE HOMOSEXUALES
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SU ÁMBITO DE APLICACIÓN SE EXTIENDE TAMBIÉN A LA VIDA SOCIAL Y PRIVADA, CON UN AMPLÍSIMO MARGEN DE MANIOBRA A LA AUTORIDAD Y CON UNA INVITACIÓN A LA DENUNCIA Para ello se autopresenta, falsamente, como si de una transposición de directivas comunitarias se tratase. Pero esto no es cierto, pues las directivas que cita el anteproyecto se refieren al ámbito laboral, a la posición relativa hombre-mujer y al origen étnico, y en esos campos ya están traspuestas al ordenamiento jurídico español. Es decir, se hace una ley presuntamente general, pero que de hecho tiene como única novedad real su aplicación al ámbito de la llamada “orientación afectivo-sexual” y el resto de implicaciones del totalitarismo ideológico de género.
Veamos escuetamente el contenido de la nueva ley propuesta: a) En el art. 2 se establece la prohibición de toda discriminación por los motivos a que alude el art. 14 de la Constitución, a los que se añade, entre otros, la “orientación o identidad sexual” y “cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, y se especifica que la ley se aplicará no solo a los poderes públicos, sino también “a las personas físicas o jurídicas de carácter privado que residan, se encuentren o actúen en territorio español”; y el art. 3 concreta que “esta ley se aplicará en todos los ámbitos de la vida política, económica, cultural y social”. Es decir, es una ley omnicomprensiva: se aplica a todos y en todos los ámbitos.
SE INVIERTE LA CARGA DE LA PRUEBA; EL DEMANDADO TENDRÁ QUE PROBAR SU INOCENCIA Y NO EL ACUSADOR LA CULPABILIDAD, COMO HASTA AHORA
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s ofi sma s b) Según el art. 4 “queda prohibida toda conducta, acto, criterio o práctica” que implique discriminación por los motivos señalados en el art. 2. c) En los art. 12 a 22 se concreta la prohibición de discriminación en una serie de ámbitos: empleo, trabajo por cuenta ajena o propia, organizaciones sociales, educación, sanidad, servicios sociales, acceso a la vivienda, servicios públicos, medios de comunicación, publicidad, etc. d) La descripción que hace la ley de qué queda prohibido y es sancionable es de una gran vaguedad conceptual y lingüística, de forma que en la práctica es imposible saber exactamente lo que se prohíbe. La única concreción que hace la ley es la prohibición en el art. 12 de la financiación con recursos públicos de la enseñanza diferenciada. e) Los artículos 23 a 36 regulan una serie de medidas de protección e impulso de la igualdad, entre las que merece la pena resaltar la nulidad de pleno derecho de cualquier acto o contrato “que causen o puedan causar discriminación”, la inversión de la carga de la prueba (el denunciado o demandado tendrá que probar su inocencia, no es el acusador quien deberá probar la culpabilidad) y la legitimación de grupos o asociaciones de lucha por la igualdad (léase, por ejemplo, las organizaciones LGTB) para intervenir y ser parte en cualquier expediente instruido al amparo de la ley.
EN GRAN BRETAÑA SE HA RETIRADO EL PERMISO PARA SER FAMILIA DE ACOGIDA A UN MATRIMONIO CRISTIANO POR ENTENDER QUE SUS OPINIONES SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD SON DAÑINAS PARA LOS NIÑOS 61
sofis mas f) Los art. 37 a 41 crean un comisario político denominado “Autoridad para la Igualdad de Trato y la No Discriminación”, nombrado por el Gobierno por seis años e inamovible en el cargo, que se responsabilizará de aplicar la ley e impulsar sanciones a quienes la incumplan. g) En los art. 42 y siguientes se establece un durísimo régimen sancionador, que prevé multas de hasta 500.000 euros y penas accesorias, como el cierre de establecimientos o negocios en que se produzca la infracción de la ley, o la retirada de subvenciones y ayudas públicas a cualquiera que se separe de sus criterios. Como se puede apreciar en este rápido resumen, estamos ante una ley que pretende ser de aplicación no solo en el ámbito de las relaciones públicas o laborales, sino también en toda la vida social y privada, con un amplísimo margen para que la autoridad interprete lo que quiera sobre qué es discriminación y con una invitación a la denuncia; y todo ello adornado con sanciones durísimas a diestra y siniestra.
Igualdad de embudo En lo que se refiere a la ideología de género, la exposición de motivos del anteproyecto presenta las leyes 13/2005 y 3/2007 (que son las que suprimieron el matrimonio para equipararlo a las uniones de personas del mismo sexo —el llamado “matrimonio homosexual”— y cambiaron el sexo por el género en la definición de persona en el Registro Civil) como “grandes avances normativos en la consecución de la igualdad legal y la eliminación de ciertas parcelas de discriminación por razón de la orientación o identidad sexual”.
Y añade a continuación: “Pero existen déficits y desequilibrios, ya que no se protege de la misma manera ni en todos los casos, según el tipo de discriminación. Lo que hace la ley es extender la protección frente a la discriminación por cualquier motivo y en todos los ámbitos”. Es decir, la equiparación de todas las orientaciones e identidades sexuales “en todos los ámbitos” SE TRATA DE UN PODEROSO es fin de la ley, que entiende que es discriminación no afirmar tal INSTRUMENTO JURÍDICO equiparación en todo su ámbito de aplicación, que PARA PERSEGUIR A se extiende, como nos QUIENES OPINEN Y ENSEÑEN recuerda el art. 3, “a todos los ámbitos de la vida QUE DETERMINADAS política, económica, culCONDUCTAS SEXUALES tural y social”.
NO SON BUENAS NI ACONSEJABLES
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s ofi sma s
Las asociaciones LGTB, de aprobarse esta ley, contarán así con un poderoso instrumento jurídico para perseguir a quienes opinen, enseñen, defiendan o articulen sus relaciones sociales sobre el principio de que, en materia de sexualidad, no todo es igual de valioso, que la dualidad hombre mujer tiene un valor y significado específico y que determinadas conductas sexuales no son buenas ni aconsejables. Existe ya un precedente —la ley inglesa de 2007—, a cuyo amparo las agencias católicas de adopción han sido obligadas a cerrar por negarse a dar niños en adopción a parejas de homosexuales, se ha retirado el permiso para ser familia de acogida a un matrimonio cristiano por entender que sus opiniones sobre la homosexualidad son dañinas para los niños, se ha sancionado a un hotel por no admitir parejas homosexuales, se ha propuesto imponer en el sistema educativo la “visualización”
CON SU APLICACIÓN ASISTIREMOS A UN ROSARIO DE DENUNCIAS Y CHANTAJES PARA NORMALIZAR LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO EN LOS ÁMBITOS PÚBLICOS Y PRIVADOS de la homosexualidad en todas las asignaturas y hasta una ministra ha propuesto obligar a las Iglesias a casar homosexuales por entender que lo contrario es discriminatorio. Si llega a entrar en vigor esta ley, asistiremos a un rosario de denuncias y chantajes para normalizar la ideología L (lesbianismo) G (gay) T (transexualidad) B (bisexualidad) y su visión de la sexualidad en todos los ámbitos de la vida social: en la educación, en los medios de comunicación social y hasta en las Iglesias, eso sí, en nombre de la igualdad, que es el nombre bajo el cual se esconde la nueva intolerancia totalitaria que viene.
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ed uc ac ión pa ra la v id a
La
nueva escuela
católica
Desiderio Parrilla
L
os colegios católicos acumulan un haber histórico positivo, que hace de ellos un referente de la educación de amplios sectores de la sociedad. Tanto en la sociedad cristiana en general desde el siglo XVII como en la mente de todos se encuentran los institutos religiosos, órdenes y congregaciones, y sociedades de vida apostólica que han tenido hasta hoy, por carisma orientador, la formación cristiana de la juventud. Sin embargo, todas ellos acumulan una herencia que ha comenzado a hacer crisis profunda.
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ed uc ac ión p ara la v id a
La crisis viene provocada, en cierta medida, por la carencia de vocaciones que estos institutos religiosos tienen en la actualidad. Pero no todo es atribuible a la ausencia de vocaciones religiosas continuadoras de la labor de las generaciones precedentes. La crisis de la escuela católica tiene que ver esencialmente con la misma crisis actual que atravesamos y que nos envuelve como una atmósfera cultural: una sociedad posmoderna del tercer milenio, descristianizada y secularizadora, cuya globalización amenaza la propia catolicidad de la Iglesia. Este es el hecho: en Occidente nos encontramos ante una situación de seculariza-
ción, crisis e incluso aborrecimiento de la fe, apostasía generalizada y anticlericalismo, que ha calado también en los “centros católicos”. El origen de esta crisis educativa es la crisis de fe que azota al viejo continente; el descalabro de las órdenes religiosas, muchas al borde de la extinción; los seminarios diocesanos, antaño rebosantes de vocaciones, y hoy muchos de ellos vacíos; numerosas parroquias, centros de una vida laical activa, actualmente envejecidas, sin relevo generacional, algunas incluso con amenaza de cierre por falta de fieles y clero que las atiendan. Y el futuro no es más alentador.
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ed uc ac ión pa ra la v id a En el discurso a la asamblea diocesana de Roma (11 de junio de 2007) el papa Benedicto XVI habló de una “emergencia educativa”. Insistió en una carta con fecha de 21 de enero de 2008, y en un discurso dirigido a los obispos italianos el 28 de mayo de 2009. La conferencia episcopal italiana reaccionó haciendo el propósito de dedicar una década (2010-2020) al tema de la educación. Podríamos seguir enumerando los documentos eclesiales, pero en el presente artículo nos ceñiremos estrictamente a lo que ocurre a este respecto en España.
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l i c i s m o ex iste nc ia
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l o En el año 2007 asistimos a un momento crítico de esta misma “emerc a gencia educativa”. Este acontecimiento ha establecido un punto cero que determina un antes y un después en la educación religiosa de este país. Nos referimos a la crisis suscitada por la asignatura “Educación para la Ciudadanía” (EpC).
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La implantación de esta materia supuso un choque entre las concepciones “aggiornadas” de numerosas congregaciones religiosas de nuestro país frente a la postura de la Conferencia Episcopal Española. La FERE hizo bloque para tolerar EpC frente a la intransigencia de la propia Conferencia Episcopal. Los resultados de esta tensión son bien conocidos. Sin embargo, la objeción de conciencia no ha sido siempre respetada en los centros católicos donde la asignatura se imparte. Aunque se prometió a los padres que la asignatura sería impartida con un fondo católico, no ha sucedido así en muchos casos, por decirlo del modo más indulgente posible. Los manuales de EpC revelan la carga ideológica anti-católica de la asignatura, y la infiltración ya avanzada de esta ideología en el tejido eclesial.
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El mencionado problema lleva larvándose desde el post-concilio, a raíz de una aplicación extrínseca, rupturista y progre, del Concilio Vaticano II. Las crisis vocacionales de las congregaciones y órdenes (mayores y menores), derivadas de aquella crisis institucional solo han agravado la situación presente. De aquellos polvos proceden estos lodos. La falta de frailes, monjas, laicos terciarios, militantes o simpatizantes, lleva a estos centros a contratar profesores que solo son católicos culturales, o católicos sociológicos, en el mejor de los casos.
ed uc ac ión p ara la v id a Esto provoca que los clausla carga ideológica tros se conformen por una identidad católica muy desdianti-católica de la bujada, que manifiesta más “Educación para bien la mentalidad ambiente de la sociedad secularizada y la Ciudadanía” (EpC) descristianizada: un humanismo liberatorio difuso, un moraha determinado un lismo voluntarista basado en la antes y un después educación en valores y el compromiso, acaso un relativismo mulen la educación ticulturalista y posmoderno. En no pocos casos, esta mentalidad alcanza religiosa los puestos directivos o se fomenta en España desde esos mismos puestos de dirección, vaciando de autenticidad la educación católica genuina del centro. Los maestros y maestras de vida consagrada van disminuyendo su presencia en sus propios centros y aumentan los maestros laicos hasta convertirse en mayoría más que absoluta en casi todos los establecimientos de enseñanza. Cambia, pues, el status y la configuración formal de las motivaciones de los educadores: la identidad del laico no incluye la consagración, sino la secularidad, es decir, su orientación vocacional a la familia, al trabajo y a lo temporal. Lo que ha cambiado de hecho, en más situaciones de las que los propios responsables hubieran deseado, ha sido el mismo proyecto original. Este se ha ido "descafeinando", acomodándose a "lo posible" y, pasando de ser la intención de una educación alternativa a ser una educación suplementaria. La pregunta que nos podemos hacer ante este panorama se puede formular en estos términos: ¿Es compatible lo sustancial del proyecto original de estas escuelas con la transformación radical del grupo humano docente?
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cierto tufillo a neopaganismo
Reconozcámoslo abiertamente: nos han cambiado el agua. Si un cocinero toma un pollo y lo cuece en agua, ¿qué obtendrá? Caldo de pollo, sin duda. Si ese mismo cocinero coge un pescado y lo cuece en agua, ¿qué obtendrá? Caldo de pescado. Pero si toma el pollo y lo cuece en el caldo de pescado, ¿qué sabor tendrá el pollo? Evidentemente el pollo sabrá a pescado. Eso ha pasado: nos han cambiado el agua. La cristiandad tradicional ha desaparecido y el entorno que lo ha suplantado es un ambiente secularizado, descristianizado, anti-católico. Los cristianos, en este contexto, ya no tienen sabor a cristiano. Saben a neopaganos, a krausistas, a ireneístas, a protestantes… Un profesor mío nos decía en la universidad: “Hay que influir o ser influido. No hay término medio. No influir supone dejar que te influyan”. Siempre me acordaré de aquella historia verídica que contaba de un mucha-
cho cuya familia había tenido que emigrar desde La Coruña a Buenos Aires en la década de los 50. Le escolarizaron en un colegio de Río de la Plata. La inmersión lingüística era máxima, tanto más por lo pegadizo y sugerente que resulta el acento porteño. Pues bien: a aquel niño no solo no se le pegó el acento argentino, sino que toda su clase acabó hablando español con acento gallego. Si non é vero, e ben trovato… Lo que sin embargo resulta inverosímil es el alto grado de secularización avanzada que sufre la escuela católica. Inverosímil, pero verdadero de toda verdad. La escuela católica ha quedado permeada, empapada por esta mentalidad dominante como una esponja sumergida en un tonel de agua, si es que la situación no es aún más grave. Entonces, la metáfora adecuada sería la de un terrón de azúcar que se disuelve lentamente en un vaso de agua tibia.
nos han cambiado el agua: la cristiandad tradicional ha desaparecido y el entorno que lo ha suplantado es un ambiente secularizado y anti-católico
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la tragedia de la escuela católica consiste en querer contemporizar por “estar al día”, llegando incluso a traicionar, en algunos casos, el carisma de sus fundadores
Por otro lado, los antiguos colegios, dada la competitividad y el descenso de natalidad, han tenido que acogerse al “concierto” para sobrevivir como empresa económica, lo que supone una tensión añadida y una indefensión en algunos casos frente al mangoneo del poder. Aunque tal vez ocurra lo contrario: que los directores tomen el concierto como excusa para edulcorar adrede la catolicidad del centro e implantar una secularización progresiva allí donde la secularización revolucionaria no fue posible. De esta manera, se nada y se guarda la ropa, sirviendo a dos señores sin que ninguno se ofenda ni tome represalias. Además los colegios católicos caen bajo el chantaje de los controles de calidad, las auditorías externas, las encuestas de satisfacción del cliente, tan propios del nuevo orden educativo iniciado desde la LOGSE y que ha alcanzado a la propia universidad con el Plan
Bolonia y el Espacio de Educación Europeo. La tragedia de la escuela católica consiste en haber querido y seguir queriendo contemporizar, bien por ser "concertada" (lo cual significa seguir al dictado lo que mande el "comisario político" de la Inspección Educativa), o bien por ser "privada", pero cayendo en el posibilismo y el prurito de "estar al día". La escuela católica se ha empapado de las tonterías de los nefastos pedagogos del buenismo antropológico, de los vesánicos psicologeros y del optimismo progresista, olvidando a sus eminentes cimas pedagógicas, incluso traicionando, en algunos casos, el carisma de los fundadores de escuelas católicas. Como vemos, esta crisis está más allá de los posicionamientos prosotana-antisotana, educación diferenciada o mixta, que son cuestiones casi irrelevantes en comparación con el problema histórico en curso.
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los colegios son uno de esos “nuevos Aerópagos” de los que habló Juan Pablo II, donde se redescubren las riquezas del Bautismo a través de la formación permanente de la fe
Formar en la fe y la verdad, una urgencia educativa Dejando a un lado el colaboracionismo de la FERE y algunas congregaciones y órdenes religiosas respecto de EpC, esta situación ha supuesto la ocasión de tomar conciencia del problema fundamental de fondo. De esta reflexión surgieron entonces diversas iniciativas desde otras partes del pueblo cristiano. Fundación Tertio Millenio, Fundación Educatio Servanda, Asociación Kyrios y muchas otras asociaciones educativas pretenden salvaguardar la identidad católica de la educación creando centros de nuevo cuño. Los movimientos generan por su propio dinamismo instituciones que son fruto de su educación en la fe. Tal es el caso de Schoenstatt (Colegio Monte Tabor) y Comunión y Liberación (Colegio Internacional Newman,
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Kolbe). Regnum Christi, pese a las dificultades de su purificación interna, afianza el prestigio de sus numerosos centros. Los propagandistas (ACdP) siguen consolidando su presencia siempre meritoria en la labor educativa como dimensión pública de la fe. Las obras personales del Opus Dei prosiguen extendiéndose por España. Proliferan también las cooperativas de padres católicos como iniciativas civiles, tales como la cooperativa de padres Siloé. Tras el Vaticano II, hubo en la Iglesia una renovación litúrgica, una renovación teológica y pastoral, una renovación incluso de las realidades eclesiales. ¿Faltaba la correspondiente renovación educativa? ¿Podemos decir que los tiempos están ya maduros y que esta renovación ha comenzado?
ed uc ac ión p ara la v id a El Concilio también debe renovar la escuela católica, sanándola desde la raíz. Hace falta que la Nueva Evangelización genere un cuerpo educativo nuevo, un pueblo escatológico que ilumine la Escuela con una nueva estética, con una pastoral acorde a la sociedad descristianizada y secularizada del Tercer Milenio, con una pastoral evangelizadora que se dirija a los más alejados, y que pueda hacerse cargo de las escuelas católicas de antigua fundación, sin vocaciones ni profesores católicos, que no se resignan, sin embargo, a ver sus queridas obras a merced de una secularización definitiva. Se necesitan escuelas cuyos maestros sean gestados en la fe por la Iglesia, como el antiguo carisma del didáscalo o los pedagogos de la Iglesia primitiva, que surgían de las aguas del Bautismo y no de una planificación docente o un programa de calidad pedagógica. Esta crisis epocal reclama un magisterio nuevo que no puede suscitarse en ninguna universidad, en ninguna facultad ni estrategia didáctica, sino que sólo puede surgir, por gracia, de la propia iniciación cristiana en el encuentro con Jesucristo a través del Espíritu Santo. Se requieren profesores cuyo ministerio de la enseñanza esté sostenido por la oración de la comunidad cristiana, y que en esos mismos colegios se traslade este espíritu de pequeña comunidad. Estas comunidades de maestros en sus propios barrios serían auténticos misioneros que evangelizarían “ad gentes”, porque sus colegios tal vez sean la única implantación eclesiástica de ese barrio, de esa ciudad, de esa región, tal vez de ese país.
Acabamos de asistir a la creación del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Así lo declaraba el propio Benedicto XVI el 28 de junio de 2010 en la Basílica de San Pablo Extramuros durante las vísperas de los santos Pedro y Pablo: “He decidido crear un nuevo organismo, en la forma de 'Consejo Pontificio', con la tarea principal de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de 'eclipse del sentido de Dios', que constituyen un desafío a encontrar los medios adecuados para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo”. Tendremos que rezar y esperar para que Dios suscite personas, instituciones, nuevos carismas dentro de las nuevas realidades eclesiales, que decidan tomarse en serio el asunto, se pongan manos a las obra y entreguen su vida, como siempre lo ha hecho la Iglesia, a la educación cristiana de niños y jóvenes. Las soluciones parecen tres: que las realidades eclesiales educativas de antigua fundación recuperen su carisma fundacional; que surjan nuevas realidades eclesiales cuyo carisma sea la enseñanza; o que se promuevan y amparen carismas educativos en las nuevas realidades eclesiales cuya misión última no es la escuela sino la Nueva Evangelización. Quien tenga oídos para oír que oiga.
Los colegios son uno de esos “nuevos Aerópagos” de los que habló Juan Pablo II, donde la comunidad cristiana debe realizar el anuncio del Kerygma, que llama a la conversión y a instaurar caminos de iniciación cristiana, donde se redescubren las riquezas del Bautismo, a través de la formación permanente y el salto cultural de la fe.
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Internet, videojuegos
90,1
Televisión, música, revistas
87,9
Calle Internet, videojuegos
65,4
Internet, videojuegos Leer libros
65,1
Televisión, música, revistas
Televisión,Discotecas, música, revistas bares Calle Calle Centros comerciales
59,5
87,9
87,9
65,4
65,4
50
Leer Leerlibros libros
90,1 90,1
65,1 49,1 65,1
Deporte Discotecas, Discotecas, bares Local sinbares adultos
43,6
Centros comerciales Centros comerciales Act. Artísticas
25,5
Deporte Deporte Act. Educativas Local sin adultos Voluntariado Local sin adultos Act. Artísticas
59,5 59,5
5050 49,1 49,1
18,1
43,6
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43,6
12
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58,8 73,8
Act. Educativas Voluntariado Act. Artísticas Deporte Act. Educativas
Act. Artísticas
Leer libros
Act. Educativas Deporte
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Relaciones casuales y ocasionales
11,4
3-4 parejas sexuales en la vida
19,8
Varias parejas sexuales a la vez
72,1
0
20
40
60
80
100
%
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Embarazo
24,3
Herpes Genital
32,1
Clamidia
32,4
VPH
32,8
!
VIH
40,7
! 0 20 40 60 80 100 % ! P0:9$#!]H!L,$F4-(#D4!74!D2)4-4.!T94!F$44-!T94!4'! 3$4.4$)#(0),!3$,(4:4!F,I3'4(#I4-(4!+$4-(4!#!',.! .0:904-(4.!74.4-'#F4.H!
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La cultura del
esfuerzo, hoy el aislamiento y la soledad no convienen a las personas. ninguna persona llegaría a ser la que es sin la ayuda de los demás. el ser humano está diseñado para ser solidario, con independencia de que personalmente lo seamos o no. la persona es un ser que naturalmente está abierto a los otros. si no se desarrolla esta dimensión social de la personalidad, ningún hombre llegará a ser él mismo, el que es, la persona que quiere llegar a ser. son muchas las razones a las que apelar a la hora de justificar la necesidad de la cultura del esfuerzo. me referiré en esta ocasión únicamente a dos características básicas de la persona; en otro momento trataré de explicar la actual ausencia de esta cultura. Aquilino Polaino Lorente Catedrático de Psicopatología, Universidad CEU-San Pablo
ha llegado la hora de dejar de lamentarse por haber sido demasiado permisivos y encontrar una solución La solidaridad no es un valor solo porque ahora esté de moda. De la solidaridad hoy se habla demasiado y se practica muy poco. La solidaridad verdadera es la que se pone de manifiesto en el propio comportamiento; se entiende que del comportamiento que uno ha elegido. Es decir, que la solidaridad no puede imponerse, aunque sí proponerse. Amigo lector, esto es lo que estoy tratando de afirmar, con el respeto debido al horizonte ineludible de la libertad de la persona. La solidaridad se apoya en la inteligencia y la voluntad, dos características que abren la persona para que no se repliegue en el individualismo.
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La libertad es una propiedad de la voluntad humana. Si no fuéramos libres, no podríamos querer. Para querer hay que salir de sí, despreocuparse de uno mismo y ocuparse de otro. En esto consiste la apertura del ser humano. Se trata de entender la libertad como interdependencia. En realidad, todos somos interdependientes porque todos necesitamos de todos. ¿De qué sirve quererse mucho a sí mismo si nadie nos quiere? Precisamente por eso, lo que a los otros los afecta, también a nosotros nos afecta. Nadie nos resulta indiferente, porque los afectos nos afectan.
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la solidaridad se apoya en la inteligencia y la voluntad, dos características que abren la persona para que no se repliegue en el individualismo El otro fundamento de la solidaridad es la inteligencia. La inteligencia, qué duda cabe, es algo muy personal. Pero no se basta a sí misma, sino que abre la persona a la aventura del conocimiento, especialmente del conocimiento de otras personas. De aquí la necesidad de la amistad y el compromiso que de ella se deriva. Ser reconocido es una necesidad vital, pues nos permite compartir la propia vida con los demás. Esto forma parte del sentido de la propia vida. De aquí que el uso que hagamos de nuestra inteligencia afecte a los demás, y viceversa. Tal vez, por eso, lo que hagan los demás nos atañe, nos importa y nos afecta. Dicho de otra forma: el comportamiento de los demás, de alguna forma, nos interpela.
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rectificar para avanzar libertad y solidaridad Consideremos un ejemplo cualquiera. Supongamos que un amigo está estudiando medicina. Como es libre, puede estudiar con mucha o poca intensidad, tomarse en serio o no su formación, esmerarse en las prácticas para conocer mejor las enfermedades o “pasar” de ellas. En principio, pueden hacer con sus capacidades lo que quiera, incluso estudiar muy poco y salvar mediocremente cada curso. Supongamos que diez años más tarde atiende a uno de mis hijos por padecer una enfermedad. Pero como se ha esforzado muy poco, es un médico mediocre que tarda en llegar a un diagnóstico riguroso. Esa persona ha hecho con su inteligencia y voluntad lo que ha querido, porque es libre. En efecto, la inteligencia y la voluntad son suyas. Pero el mal uso que ha hecho de ellas le convierte en un profesional incompetente. Los efectos de esa incompetencia ya no son suyos, sino de otros (de mi hijo). Por consiguiente, su comportamiento no es solidario; incluso puede ser injusto. Una persona así no solo hace daño a los demás, sino que también se hace daño a sí misma. Más allá de ella y de mí, sufre también la propia profesión y la entera sociedad. En efecto, disminuirá la confianza en los médicos, aumentarán las enfermedades, se incrementará el gasto público, habrá que subir los impuestos, etc. Este ejemplo puede ser dramático, por afectar a algo tan importante como la salud humana. Pero lo mismo podría afirmarse de un taxista, un fontanero, un político, un banquero o un diplomático. Las consecuencias del mediocre ejercicio profesional pueden llegar a ser irreversibles y muy negativas para todos, como consecuencia del mal uso que esa persona hizo de su libertad, cuando era estudiante. Se pone así de manifiesto la urgente necesidad de la cultura del esfuerzo.
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Toda cultura necesita del esfuerzo. No se trata de exigir a la juventud más de lo que puede dar; pero es preciso reconocer que los jóvenes pueden dar hoy mucho más de lo que dan. Es probable que no hayamos creído suficientemente en ellos o que tal vez nos hayamos refugiado en la blanda comodidad de la permisividad. En ese caso, se les ha protegido demasiado, con tal de no tener problemas. De ser así, la permisividad primera es la que cada padre o profesor se ha otorgado a sí mismo. Si los adultos no nos exigimos (no nos esforzamos), es imposible que exijamos a los jóvenes de la siguiente generación. Se trata de predicar con el ejemplo, aunque ello nos complique un poco la vida. Más nos vale llorar una vez que pasarse toda la vida llorando. Ante la ausencia del esfuerzo no es aceptable la descalificación global de la juventud, ni tampoco la de los adultos de la anterior generación. Supongamos que hemos sido permisivos con nosotros y, por eso, con ellos; que les hemos dado todo lo que han pedido a cambio de nada; que les hemos sustituido sin darnos cuenta de que así los anulábamos; que no los hemos valorado en lo que realmente valen, como si se hubiera detenido para siempre su crecimiento y no fueran capaces de sacar de sí las mejores personas posibles. Admitamos que nos hemos equivocado, es decir, que hemos sido permisivos. Pero también ellos son responsables de lo que ha sucedido, porque no se rebelaron ante tanto consentimiento, lo que hace de ellos meros “consentidores”: niños y niñas consentidas que no han madurado. Pero ha llegado la hora de dejar de lamentarse. Es preciso tratar de encontrar una solución. El ser humano tiene capacidad para asumir sus propios errores, aprender de ellos y reaccionar de un modo responsable. La persona es un ser solucionador de problemas. Sobre todo de aquellos que primaria e inmediatamente a ella misma le atañen.
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educar la voluntad
el miedo al sufrimiento, al esfuerzo y a la renuncia puede ofuscar la inteligencia; por eso es necesario vigorizar la voluntad Para madurar hay que aceptarse a sí mismo, de manera que, conociéndonos, podamos rebelarnos —con esa gallardía que caracteriza la grandeza del misterio humano— contra lo que entendemos es preciso cambiar en nuestro ser para llegar a satisfacer el proyecto que hemos concebido acerca de la persona que somos: la mejor persona que, según nuestras posibilidades, podemos llegar a ser. Poco importa que esta tarea autotransformante y transformadora de la sociedad nos suponga un cierto esfuerzo. En la cultura del esfuerzo nos va mucho, porque precisamente en eso consiste ser hombre y mujer. El miedo al sufrimiento, al esfuerzo y a la renuncia puede ofuscar la inteligencia. Cuando se reflexiona acerca de cómo nos va la vida, se advierte en seguida que la comodidad y el confort estén condicionando, probablemente, el vago malestar y el desencanto que experimentamos. También se sufre a causa del confort; incluso se puede morir de excesivo confort. Es preciso vigorizar la voluntad. Poco importa los resultados que inicialmente se obtengan. Es preciso seguir, incluso cuando faltan las fuerzas, pues como decía Ovidio, “aunque falten las fuerzas, debe alabarse la voluntad.” Nos va en ello el encaminamiento a la conquista de la felicidad personal. Dejarse llevar por la comodidad o el placer de un momento no es el mejor modo de vivir. La felicidad humana no es compatible con esos contenidos. Las personas que quieran ser felices han de plantearse exigencias más altas y valiosas. Es necesario macizar el
tiempo humano, llenarlo, que no haya un segundo libre para el aburrimiento. Entre otras cosas porque, como afirmaba Plinio, “cuanto más feliz, tanto más corto se hace el tiempo.” La persona puede más de lo que ella misma piensa. La vida humana no es algo banal o superficial que pueda crecer de espalda a la libertad personal. La grandeza de un ser humano no debería sepultarse en la ruindad de la trivialidad. Nadie debería atribuirse el papel de juzgador de la juventud, sobre todo si la ignora y si, como suele suceder, nada ha hecho por contribuir a incrementar su potencial crecimiento. Un crecimiento, por otra parte, que todos necesitamos y que al fin reobra sobre la entera sociedad. Me gustaría gritar a los jóvenes que me lean — y a sus padres y profesores— unas palabras de aliento, algo que los destinatarios puedan decirse en la intimidad a sí mismos, tanto en tiempos de bonanza como en tiempos de perplejidad: “Recomienza, deja el pasado, crece, ocúpate del futuro, trata de rehacerte, aprende de tu experiencia y sirve con ella a los otros, procura comportarte de una forma más exigente para así ‘merecerte’ la dignidad con que fuiste tratado, ábrete a la verdad del encuentro con los otros, haz uso de tu libertad ya restaurada, no te dejes esclavizar por lo que fuiste o dejaste de ser, sé fuerte, tú puedes, inténtalo una vez más, comienza, toma ya una decisión, prueba a hacerlo, persuádete de que todavía puedes ser quien eres, quien quieres ser, quien debes ser”.
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La
mirada
Cristo de
C
Juan Pedro Ortuño Morente
uando se nos habla de la unión hipostática en la segunda persona de la Santísima Trinidad, uno puede pensar que nos adentramos en latifundios de “alta teología” y, claro, eso hay que dejarlo para los entendidos, pues “doctores tiene la santa Madre Iglesia”. Sin embargo, al decir que en la persona del Verbo se dan dos naturalezas, la humana y la divina, hay algo que nos toca muy directamente: “Dios ha tomado de lo nuestro, para darnos de lo suyo”. Esta expresión me la recordaba, en muchas ocasiones, Mons. Eugenio Romero Pose, de tan grata memoria, que, señalándome el Belén que habíamos puesto en nuestras oficinas del obispado, insistía: “¡Mira lo que ha hecho por ti!... ¿qué haremos tú y yo?”.
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Todo lo que me hace sufrir, lo que me agobia, lo que no logro entender… tiene una finalidad
¡Jesús mío!,
Contemplar la humanidad de Cristo es adentrarnos en el sentido definitivo de nuestra vida
esp ad a de d os fi los
que mi mirada sea la tuya ante los que te buscan con sincero corazón Contemplar la humanidad de Cristo es redescubrir nuestro propio misterio. Es adentrarnos en el sentido definitivo de nuestra vida. Todo lo que me hace sufrir, lo que me agobia, lo que no logro entender…, ¡todo eso! tiene una finalidad, y solo lo podremos abrazar (pues va más allá de lo puramente inteligible) si somos capaces de pararnos ante la mirada de Jesús. La humanidad de Cristo nos desborda y, con todo, ¡es algo tan nuestro! Desde el momento en que Dios fue puesto entre pañales en un pesebre, ya da comienzo una historia de amor que transformará los corazones de tantos hombres y mujeres. Asumir en nuestras entendederas semejante anonadamiento divino es algo que se nos escapa. Pese a todo, el empeño de Dios es evidente: “Ya no os llamo siervos, sino amigos”. Y la mirada de ese Niño, empapado con olores de establo, se detiene ante nuestros ojos, para que podamos estrecharlo entre nuestros brazos y, de esta manera, abrazar también nuestra propia debilidad.
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es pa da d e dos fil os Solo desde ese reconocimiento de lo que somos y tenemos, Dios entra a borbotones en nuestra vida, y nos recupera para Él, para que nos unamos a ese amor inconmensurable, donde vivir una dicha sin fin…, aunque sufras, aunque te duelas, aunque no entiendas… ¿Seguimos sin comprender que Él se ha adelantado a cada una de esas tragedias personales que nos toca vivir cada día, asumiéndolas en su propia carne?
míranos, Señor, y sálvanos Muchas y diversas debieron ser las miradas de Cristo en la tierra; pero siempre existió un denominador común: la simplicidad de una transparencia inagotable que se detiene ante cualquier corazón sediento de Dios, llenándolo de ternura y compasión. ¡Cuánto daríamos por recibir esa mirada!... Imagínate los ojos del Señor deteniéndose ante la perplejidad de la samaritana… “Me he encontrado con el Mesías”, dirá a su gente. “Ninguno te condena”, susurrará Jesús a la adúltera, traspasándola con su mirada repleta de perdón. “Hoy comeré en tu casa”, dirá Jesús a Zaqueo, invitándole a que baje del árbol, y apremiando con su clara mirada cualquier tipo de distancias. “¿Quién me ha tocado?”… y aquella mujer, rebosante de fe, ante la mirada de Jesús, confesará su “descaro” tras la curación repentina. “Yo iré a curarlo”, respondió Jesús al centurión que pedía sanase a su sirviente; sin embargo, el oficial romano, ante la mirada del Maestro, contestó: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano”… No encontró Cristo una fe semejante en Israel. “¿Me amas más que a estos?”, preguntará Jesús a Pedro, que días atrás lo había negado… y los ojos de Cristo se fundirán con el arrepentimiento sincero de aquel que morirá crucificado boca abajo, pues no era digno de la misma suerte que su Señor. La humanidad de Cristo tiene la sencillez de lo más divino, pues solo Dios es capaz de darse sin tapujos, abiertamente, y sin medir contraprestación alguna. No se trata del amor que espera ser correspondido, sino de la donación sin límites, aunque esa contemplación haya de ser entregada en la Cruz.
dulces ojos misericordiosos Allí brindará su última mirada a una mujer sufriente, María, recordándole que su maternidad habría de alcanzar ahora a la humanidad entera. “Ojos misericordiosos”, canta la Iglesia a la Madre de Dios durante siglos. Ojos que, en la carne, heredará su Hijo por toda la eternidad, para que nuestra esperanza ya nunca más se aparte del verdadero deseo de Aquel que nos ama y nos mira… Tú y yo estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, pero es la carne el lugar elegido por Él para alcanzarnos la salvación. Por eso, somos también templos del Espíritu Santo, fruto del amor
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solo Dios es capaz de darse abiertamente en un amor que no espera ser correspondido
la mirada de Cristo se detiene ante cualquier corazón sediento de Dios, llenándolo de ternura y compasión
esp ad a de d os fi los ¿seguimos sin comprender que Él se ha adelantado a cada una de esas tragedias personales que nos toca vivir cada día, asumiéndolas en su propia carne?
del Padre y del Hijo… ¡Toda la divinidad inhabitando en nuestro cuerpo mortal! ¿Quién puede resistir semejante mirada de ternura? Ojos de Cristo, por fin, que, desde la fe, nos observan en el sacramento de la Eucaristía para recordarnos, día tras día, que su mirada quiere también tener sitio en nuestra alma. ¡Cuánto envidio a aquellos que pudieron ver la mirada de Cristo!... A este respecto, Benedicto XVI, en su último viaje a Fátima, decía aludiendo a la experiencia de los niños videntes: “Al oír estas inocentes y profundas confidencias místicas de los pastorcillos, alguno podría mirarlos con un poco de envidia por lo que ellos vieron, o quizás con la desilusionada resignación de quien no ha tenido la misma suerte, pero insiste en querer ver”.
A estas personas, el Papa dice como Jesús: “No estáis en un error al afirmar: ‘Dichosos los que no han visto y han creído’, porque Dios —‘más íntimo a mi de lo que soy yo’, como diría san Agustín—, tiene el poder de llegar hasta nosotros, en particular a nuestro interior, de forma que el alma recibe el toque suave de una realidad que se encuentra más allá de lo sensible, y la hace capaz de alcanzar lo no sensible, no lo visible a los sentidos. Con este objetivo se requiere una vigilancia interior del corazón, que, durante la mayor parte del tiempo, no tenemos a causa de la fuerte presión de las realidades externas y de las imágenes y preocupaciones que llenan el alma. ¡Sí!, Dios puede alcanzarnos, ofreciéndose a nuestra visión interior”.
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es pa da d e dos fil os desde el momento en que Dios fue puesto en un pesebre da comienzo una historia de amor que transforma los corazones: “Ya no os llamo siervos, sino amigos”
te miro y te amo Soy sacerdote. Me uno con pasión y admiración a las palabras del Papa. Quisiera, a pesar de todo, añadir algo más. Tengo el “orgullo santo” de presumir ante los que vieron y tocaron al Señor, tanto los que convivieron con Él, como los que a lo largo de la historia han tenido alguna experiencia mística, de que yo, pobre e indigno sacerdote suyo, puedo tenerle entre mis manos, cada día en la Santa Misa, acariciándolo con los ojos de mi hambrienta fe, susurrándole torpemente y entre balbuceos, tal y como lo expresaba el santo Cura de Ars: “¡Ahora eres mío…, no permitas que nada, ni nadie, me aparte de Ti!”. Sé que Cristo me devuelve esa mirada, porque mi fidelidad y mi entrega solo se sostienen en esa carne escondida, tras la apariencia de trigo, que se funde en la mía cada vez que lo “traigo” a la tierra y lo tomo como alimento… ¡Jesús mío!, con el salmista quiero gritar: “¡Que busque siempre tu rostro, Señor!”. Que mi mirada sea la tuya ante los que te buscan con sincero corazón, pues aquellos que “tomen de lo tuyo” alcanzarán la vida eterna.
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día a día con
Dios “Hasta no hace mucho tiempo, existía el oficio de los lañadores, dedicados a unir con lañas, o grapas, objetos de barro y loza, rotos y agrietados por el uso diario. Somos también nosotros frágiles vasijas de barro, que nos rompemos a menudo con el roce de las cosas, del activismo, de las prisas y agobios del día a día. Vivimos, a veces, con el alma tan rota por el pecado y el desorden, que se nos vierte en nada ese poco de Dios, que apenas cabe dentro. Se nos desparrama esa vida interior por muchas grietas, sólo porque no dejamos que este Lañador divino nos recomponga con las lañas de su gracia. No importa si la vasija está rota, si las lañas son toscas y duras. Importa que esas lañas te enseñan tu vocación. Has de ser laña y lañador para muchos hermanos tuyos, que buscan a Dios entre los trozos y la broza de un alma vacía de felicidad”. A ser Lañas de Dios nos invitan estas páginas escritas por Carmen Álvarez y Juan Pedro Ortuño, al ritmo del calendario litúrgico y de la propia vida. Pocas veces encontramos libros que nos ayuden a rezar con la sencillez y la transparencia de quien sabe encontrar a Dios en las cosas pequeñas y sabe elevarse hacia Él a partir de los “pucheros” de cada día, es decir, de esas cosas tan cotidianas y menudas que tejen nuestro día a día. Letanías a la Virgen Madre comentadas, que muy bien pueden acompañar la devoción de nuestro mes de mayo; Letanías a la humanidad de Cristo, también comentadas, para acompañar nuestra devoción al Sagrado Corazón durante el mes de junio; Invocaciones al Espíritu Santo, para rezar durante los días de la cincuentena pascual; Letanías para pedir la humildad, inspiradas en las que escribió y tantas veces rezó el Venerable Rafael Merry del Val; y otros temas variados, consideraciones breves y sencillas, comentarios al Evangelio llenos de finura y cercanía humana, se van sucediendo en estas páginas bajo forma de pequeñas Lañas espirituales, fáciles de leer.
Lañas II El día a día con Dios. Carmen Álvarez Alonso Juan Pedro Ortuño Morente, Prólogo de Miguel Ángel Velasco (Madrid 2011) 220 pp. ISBN – 978-84-614-5154-8
Son reflexiones nacidas en la buena tierra de la fe de cada día, al calor de esa normalidad que habitualmente marca el camino espiritual de tantos cristianos. El libro interpela, y mucho, además de que resulta de gran ayuda tanto para la preparación de homilías como para la oración y meditación personal. Se vende en las principales librerías religiosas de España, o a través de la distribuidora GESEDI (tf. 91 447 35 66).
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El no
nacido como
paciente José María Pardo
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s el mundo al revés. ¿Cómo se entiende que en un mismo hospital se aborte un feto de 24 semanas de gestación en una sala de partos, mientras que en la Unidad de cuidados intensivos neonatales se intente salvar un prematuro de la misma edad? Ante este breve y pesimista diagnóstico de la llamada sociedad del primer mundo, no cabe el desaliento y el lamento estéril. Es necesario lanzar un mensaje de esperanza. Lo que el autor intenta con este libro es proponer una nueva maternidad. En concreto, ahondar en el conocimiento de quién es de verdad el nonnato y trazar las características humanas de la nueva vida en sus primeras etapas prenatales. Cuanto más se descubra la realidad del feto, mayor será la posibilidad de respetarlo, protegerlo y ayudarlo a completar su desarrollo natural.
No es infrecuente escuchar que los elementos más valorados en la sociedad occidental actual son la eficacia y la estética de la apariencia (el “look”). O expresado en otros términos, si en otros tiempos se afirmaba que «uno vale tanto cuanto sabe», hoy triunfa el «uno vale tanto cuanto tiene (o aparenta tener)». Dentro de esta mentalidad del «carpe diem», el nonnato —y más aún si presenta alguna anomalía— puede resultar un «clandestino a bordo», un intruso que molesta y del que hay que desprenderse. Por eso no sorprende que se emplee el conocimiento científico-médico más avanzado para destruir la vida incipiente. Por eso no sorprende que una madre, aun viendo el pequeño cuerpo de su hijo, pueda decidir, ante una discapacidad, cerrar los ojos y abortar. Por eso no sorprende que se
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li bros empleen grandes cantidades de dinero en repoblar la faz de la tierra de especies animales en vía de extinción, y no se invierta lo suficiente para salvar muchas vidas humanas concebidas no nacidas. Es, como decía al inicio, el mundo al revés. Resulta evidente que en los últimos años se han dado pasos muy importantes en el campo de la Medicina perinatal. El ser humano, por primera vez, ha empezado a descubrir la intimidad de los procesos que originan su propia vida. Como señaló Pierre Teilhard de Chardin, «la humanidad, que durante millones de años viajó en la bodega del barco de la historia, comienza a encaramarse a su puente de mando con la intención de hacerse con el timón y dirigir el curso de su propia existencia». Aunque es temprano para realizar una valoración objetiva y pausada de la Medicina prenatal, los últimos años están demostrando que el timón del que habla Teilhard no está gobernado por la lucidez y la responsabilidad, sino por la deriva y la destrucción. Ante este breve y pesimista diagnóstico de la llamada sociedad del primer mundo, no cabe el desaliento y el lamento estéril. Es necesario lanzar un mensaje de esperanza. Y este es el propósito del trabajo que se reseña. ¿Es el embrión un conjunto de células o se trata de un nuevo individuo de la especie humana, de «uno de los nuestros»? ¿Existe una relación biológica y psicodinámica del nonnato con la gestante? ¿El feto experimenta dolor? ¿Es posible diagnosticar y tratar a un feto desde el punto de vista médico? ¿Cómo comportarse ante un feto terminal? ¿Qué papel desempeña el equipo médico en la gestación? ¿Se diferencian en algo el prematuro y el nonnato? Aunque resulte sorprendente, uno de los mayores retos de la Bioética en los umbrales del siglo XXI es buscar y mostrar la evidencia, la realidad. Y en este apasionante desafío quiere participar el escrito de J. M.ª Pardo. Lo que el autor intenta con este libro es proponer una nueva maternidad. En concreto, ahondar en el conocimiento de quién es de verdad el nonnato y tratar las características humanas de la nueva vida en sus primeras etapas prenatales. Cuanto más se descubra la realidad del feto, mayor será la posibilidad de respetarlo, protegerlo y ayudarlo a completar su desarrollo natural.
Título: El no nacido como paciente Autor: José María Pardo ISBN: 978-84-313-2743-9 PVP: 19,23/20 Euros (sin IVA/con IVA) N.º de páginas: 360 Colección: Astrolabio Ciencias Editorial: EUNSA
(www.eunsa.es)
Al igual que se dedica tiempo y se invierte esfuerzo en aprender a conducir un automóvil, es necesario aprender a conducir todo lo que rodea a un ser sensible y complejo, como es el ser humano en sus primeros pasos de vida.
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es pa da d e dos fil os
Mi
Magda Urrutia Maestra
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Amado es para mĂ y yo soy para mi Amado
esp ad a de d os fi los
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esde hace bastantes meses nos inundan los buzones de casa y los parabrisas de los coches, incluidos los “hombres bocadillo”, con llamativos panfletos de fondo amarillo y grandes letras en negro, anunciando “Compro Oro” por parte de nuevos establecimientos que aprovechan la crisis que nos rodea. Mientras muchos tratan de especular con el empobrecimiento ajeno, los vendedores intentan salir a duras penas de la situación en que se ven cada día, empeñando lo que haga falta con tal de poder llevar un poco de pan a las bocas de casa, que no entienden de la crisis financiera. Y así han desaparecido de muchas casas esas cajitasjoyeros con cadenas de oro, sortijas, sellos, pendientes, zarcillos, collares, relojes y otros adornos que ellas y ellos lucían en tiempos mejores.
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es pa da d e dos fil os un buen Día Me Dije, “MagDa, ¿para qué quieres Y guarDas esas jOYas en Casa?”
También yo, que ya he pasado hace tiempo los setenta cumplidos, sola en casa y viuda (la verdad es que nunca tuve grandes agobios económicos, sobre todo cuando vivía mi marido; luego, cambió algo la situación, pero sin sustos de no llegar a fin de mes, entre otras cosas porque también mis hijos me ayudaban y ayudan), yo misma me he atrevido a franquear la puerta de una de esas tiendas, en las que había observado que la gente entraba y salía como a hurtadillas, ocultando la vergüenza de ser reconocidos, por eso verse con el inmisericorde baldón de ser tachados como pobres de solemnidad, cosa que el propio orgullo no acepta fácilmente.
solo hay una cosa importante La cosa es que me dije “Magda, ¿para qué quieres y guardas esas joyas de oro en casa?”. Y, sin pensármelo dos veces, saqué todos los objetos de oro que tenía, quedándome con un collar de imitación de perlas, unos pendientes de plata de quita y pon y un broche para la
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blusa bañado en oro: “437 gramos”, me dijo el señor de la tienda. “¿Solo?”, le dije yo con una sonrisa de complacencia, al tiempo que fruncía el ceño como si tuviera dudas… “Bueno, me replicó, los cinco diamantes que van engarzados se tasan aparte”. “Espere”, le dije; y me quité las dos alianzas que todavía llevaba en el dedo anular de mi mano derecha, la mía y la de mi difunto marido. Apenas salía por la puerta, me sobrevino un pequeña zozobra, como si hubiera hecho algo malo, y enseguida me vino a la cabeza lo que dirían mis hijos: “Pero ¿estás loca, mamá”, me reconvino mi hija mayor en cuanto se dio cuenta, y corrió la voz entre sus otros cinco hermanos. “Veréis, hijos”, les dije un domingo por la tarde, después de comer juntos en mi casa, “en el Reino de los cielos ya no habrá marido ni mujer, sino que todos seremos como ángeles de Dios. Y si el anillo de bodas es signo del matrimonio aquí en la tierra, hasta que la muerte nos separe, ahora que vuestro padre hace tiempo que ya no está con nosotros, ¿para qué quiero ese signo de algo que ya no existe?, ¿por qué me voy a empeñar yo en mantener un matrimonio que desapareció con la muerte de papá?, es decir, si en el cielo ya no hay matrimonio, ¿por qué voy a insistir yo como si perdurase aquí en le tierra? Os pido que me comprendáis: esto no quiere decir que yo no me acuerde de vuestro padre, y seguro que me acuerdo más que todos vosotros, pues todos los días está presente en mis oraciones diarias.” Esto último se lo dije con la intención de recodarles que ellos debían hacer lo mismo.
esp ad a de d os fi los Mi viDa ha CObraDO un sentiDO nuevO enCOntránDOMe COn jesuCristO, Mi nuevO espOsO, COn quien DialOgO De Día Y De nOChe
lo que tengo te lo doy Creo que me entendieron, aunque se esforzaban aún en disimularlo, protestando con argumentos más bien de carácter sentimental. No les niego su parte de razón, en este campo, sobre todo a las tres chicas, más sensibles en este aspecto, excepto la más pequeña, que, como independiente y soltera, me dio un fuerte abrazo como diciéndome “Mamá, estoy contigo… te quiero a ti y… a papá”.
conocer a su Padre, como protector de huérfanos y viudas y que, por lo mismo, los quiere a ellos con delirio, un esposo que me hace sentir libre ante las cosas de este mundo, que me ha regalado un Espíritu de Amor para afrontar con serenidad mi viudez, haciéndome entender que lo primero en la vida es Dios, lo segundo es Dios y lo tercero es también Dios.
Luego les eché otro sermón (“Mamá, no empieces con tus rollos”, me espetó el segundo hijo varón), para hacerles ver que yo nunca había entendido a esas viudas que van por la vida siempre llorando la ausencia de sus maridos y agarrándose como lapas a los objetos y recuerdos que él usaba, entre ellos el anillo de bodas, convirtiéndolos en auténticos fetiches o talismanes. Traté de explicarles que yo me sentía libre, un espíritu libre, sin ataduras en este mundo, que, supongo, deberé abandonar no tardando muchos años, que mi vida había cobrado un sentido nuevo encontrándome con Jesucristo, mi nuevo esposo, que había habido un momento en mi vida en que había caído en la cuenta de que este esposo me había amado desde siempre, desde antes de que el mundo existiera, y que, por tanto, también los amaba a ellos igual, un esposo con el que ahora dialogo día y noche, un esposo que me ha dado a
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es pa da d e dos fil os “Queridos hijos”, les añadí: “Es verdad que el oro que he vendido fue fruto del amor de vuestro padre y el de vosotros mismos, con ocasión de nuestros aniversarios de boda y de mis cumpleaños, cuando estábamos todos juntos en esta casa. Y vosotros sabéis también cuánto os lo he agradecido siempre y os lo sigo agradeciendo hoy, porque veo en ello el cariño que nos habéis tenido a los dos. Yo he preferido ahora, a estas alturas de mi vida, quedarme con ese amor vuestro y desprenderme de las joyas. En el fondo no he hecho más que un cambio: he cambiado esas joyas por las otras joyas mas valiosas de vuestro amor. Si yo he vendido el oro, ¿es que no sabéis que nosotros no hemos sido comprados ni con oro ni plata, sino con la sangre de nuestro Señor Jesucristo derramada en la cruz? Dejadme que emplee ese dinero en adquirir un puesto en la mesa del banquete celestial: yo espero que vuestro padre esté allí sacando brillo a mi sitial, junto al suyo, para participar en esas bodas eternas con el Cordero de Dios, al que yo últimamente, en la etapa final de mi vida, he querido dedicarle cuanto soy y ahora he querido ofrecerle cuanto tenía, el fruto de esta venta, para socorrer a los necesitados, que son aquí el vestido de su propia carne, pues, como más de una vez os he enseñado, Jesús está en los pobres”. Cuando se marcharon de casa esa tarde, su antigua casa, todos me abrazaron y besaron: me di cuenta de que a casi todos les brillaban los ojos más de la cuenta y me pareció adivinar en más de uno una furtiva lágrima de cariño y comprensión.
una cuenta celestial El caso es, se me estaba olvidando contarlo, que cuando salí de aquel establecimiento, sin más oro en casa y con una buena cantidad de dinero en el bolso, me dirigí a toda prisa y sin volver la vista atrás, al convento de una de esas queridas monjas que todos conocen, aunque yo oculte quiénes son, que se ocupan de dar de comer a los pobres y de atender a los enfermos desahuciados que nadie quiere.
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DiOs Me ha regalaDO un espíritu De aMOr para afrOntar COn sereniDaD Mi viuDez, haCiénDOMe entenDer que lO priMerO en la viDa es él
esp ad a de d os fi los a estas alturas De Mi viDa he preferiDO queDarMe COn el aMOr De Mis hijOs Y DesprenDerMe De las jOYas “Buenas tardes, hermana, ¿podría entrar en la capilla para hacer una visita al Santísimo?”. Había allí una monja muy viejecita en una silla de ruedas, a un lado del sagrario; y cerca había otras dos arrodillas en el puro suelo, una también muy mayor, cabizbaja e inmóvil y la otra, una mujer joven, con los ojos fijos en el sagrario, también inmóvil, sin pestañear apenas. Yo estuve una media hora rezando en silencio y las tres seguían igual; así que nadie se dio cuenta de que eché un abultado sobre en un cepillo, detrás de una columna. ¿Adónde irá a parar ese dinero? No lo sé y mejor que sea así, que mi mano izquierda no sepa lo que acaba de hacer la derecha. Lo que sí sé, por haberlo leído en la Biblia, es que no se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero, y que el oro ha corrompido siempre a muchos. Volví a casa, me hice la cena, una tortilla a la francesa con un yogur, y en vez de quedarme colgada de la televisión, seguí hablando con este divino esposo, pareciéndome que me susurraba aquello de que donde está tu tesoro, allí está tu corazón… Esa noche dormí como un lirón.
DejaDMe que eMplee ese DinerO en un puestO en la Mesa Del banquete Celestial: DOnDe esperO que vuestrO paDre esté allí saCanDO brillO a Mi sitial, juntO al suYO 95
al dea pl an eta ri a
LA AUSENCIA DEL PADRE EN EL CINE Juan Orellana Director del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal
La posmodernidad es un proceso cultural caracterizado por el desencanto ante el fracaso de la modernidad. Los ideales de la revolución francesa, las ilusiones ilustradas del progreso indefinido, de la paz perpetua, de la fraternidad universal, de la infalibilidad de la ciencia… eran promesas que habían anunciado la felicidad. Una felicidad que, sin embargo, está cada vez más lejos. La posmodernidad está “de vuelta de todo”. Ha renunciado a los grandes ideales, a la metafísica, a la religión, al cientifismo, a la ética universal, a la tradición, a la autoridad, a los grandes relatos, a las grandes preguntas y a las grandes respuestas… y ha dejado al hombre abandonado a su soledad, a su individualismo, a su instintividad, a su mismidad, a su pobre nada.
Mayo del 68 es una fecha simbólica para rastrear el origen de la posmodernidad. Y es que el mayo francés alberga una doble condición paradójica. Por un lado representa la última reivindicación exasperada de los ideales prometidos y no cumplidos de la modernidad; pero a la vez supuso su acta de defunción. Mayo del 68 llevó al límite los postulados ilustrados de ruptura con la tradición: ruptura con la autoridad política, con la autoridad paterna, con la institucionalización del sexo en la familia, con la religión, con el orden moral establecido... Es uno de estos elementos, la desautorización de la figura paterna, por su relevancia simbólica y por sus consecuencias reales, en el que vamos a centrar nuestro análisis.
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Una de las características evidentes de nuestra civilización posmoderna es el cambio de rol de la figura paterna, o más bien su desaparición como tal. El psiquiatra Toni Anatrella, en su libro “La diferencia prohibida”, habla de una sociedad que ha devaluado y rechazado la imagen del padre. La figura paterna encarna tanto la autoridad como la moral y por ello se convierte en víctima de un proceso cultural que ha conducido a una difuminación total de su rol. No olvidemos que en mayo del 68 se identifican “emancipación” de la autoridad y rechazo de la moral. A ello ha contribuido poderosamente el nuevo rol de la mujer que ha aupado cierto feminismo enraizado en la ideología de género.
a ld ea pl an etari a
el fin del rol paterno El padre pasa a ser un “ausente” doméstico, y, al carecer de “misión referencial” para los suyos, opta por convertirse en un adolescente permanente. La fractura del modelo familiar y la disolución del rol de padre hacia lo que los psicólogos sociales han denominado la paternidad periférica o sencillamente paternidad
Por el contrario, hoy se da una hipervaloración de la relación madre/hijo, hecho que favorece la moda de las madres solteras como opción de vida femenina. También la mentalidad abortista concede a la mujer un estatus mucho más relevante que al hombre en relación a la procreación. “Es mi cuerpo” es la expresión acuñada que excluye casi por completo la responsabilidad del padre biológico.
“THIRTEEN” ES UN EJEMPLO DE CÓMO EL CINE DEVALÚA EL ROL PATERNO HASTA EL PUNTO DE QUE EN LA VIDA DE SU PROTAGONISTA LA FIGURA PATERNA ESTÁ AUSENTE, TANTO POR EL DESINTERÉS DE SU PADRE BIOLÓGICO COMO POR EL DESASTRE DEL NOVIO DE SU MADRE
ausente han generado una sociedad sin padres, es decir, sin referentes de autoridad ni vínculos con la tradición en acto. La representación paterna es sistemáticamente desautorizada desde los medios de comunicación, y el cine no es ajeno a esa tendencia. La ideología igualitaria ha convertido a los padres en “semejantes” a los hijos. Son “colegas”, igual de indocumentados que sus hijos en la aventura de la vida. El peso de la experiencia y de la tradición verificada ya no sirven de nada. El padre se ha ido transformando en un adolescente o un niño más en la familia. No es un ideal al que puedan dirigir sus hijos la mirada.
crecer sin padre, una herida siempre abierta Queremos llamar la atención sobre cuatro películas que hacen una disección profunda del problema. La primera es Thirteen (C. Hardwicke, 2003). El guión de esta película, escrito en seis días, es obra autobiográfica de Nikki Reed, que a la sazón contaba con trece años de edad y que es la coprotagonista del film junto a Evan Rachel Wood. Ellas encarnan a Evie y Tracy, respectivamente, dos adolescentes que se conocen del instituto.
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al dea pl an eta ri a En la familia de Tracy no existen adultos, imprescindibles para el desarrollo personal de un adolescente. El padre de Tracy hace mucho que decidió no complicarse la vida con su ex-esposa y con sus hijos. La figura paterna está ausente, tanto por el desinterés absoluto de su padre biológico como por el desastre humano del novio de su madre. Tracy desea pasar tiempo con su padre, pero él nunca puede, siempre tiene excusas (“nunca lo veo”).
Hay otro film muy clarificador, esta vez español: Mujeres en el parque (Felipe Vega, 2006). El argumento relata cómo Daniel y Ana se están separando después de más de veinte años de vida en común. Su hija Mónica, de veintidós años, no entiende el divorcio de sus padres, y a medida que conoce más cosas de ellos y de su pasado, crece en ella la amargura, el rencor y el escepticismo, llegando incluso a perder la fe en las relaciones de pareja. De hecho, dejará a su novio por miedo a repetir el patrón de
LA IDEOLOGÍA IGUALITARIA DESAUTORIZA SISTEMÁTICAMENTE LA REPRESENTACIÓN PATERNA Y, POR EL CONTRARIO, FAVORECE LA HIPERVALORACIÓN DE LA RELACIÓN MADRE/HIJO
Es muy elocuente la escena en que en una visita del padre de un par de minutos, mientras Tracy trata de comunicarse con él, este recibe una llamada telefónica. Él responde y refiriéndose a su hija le contesta al interlocutor: “No te puedo atender, estoy con un cliente”. No se atreve a decir: “Estoy con mi hija”, porque no quiere aceptar un rol que implica responsabilidad, no desea identificarse con el rol de la paternidad. En realidad Tracy repite el patrón existencial de su madre que también creció sin padre y, por ello, arrastra una herida sin cicatrizar.
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conducta de sus padres y de este modo acabar haciéndole daño. La falta de adultos maduros en su vida se refuerza con el terrible consejo de su madre “adoptiva”: “No te mezcles demasiado con adultos”. Precisamente son verdaderos adultos lo que ella necesita.
modelos de deformación La película Una historia de Brooklyn (Noah Baumbach, 2005) está ambientada a principios de los ochenta y nos relata la separación
a ld ea pl an etari a del matrimonio Berkman. Bernard (Jeff Daniels) y su esposa Joan (Laura Linney), son dos escritores progresistas de moda que deciden separarse. Sus dos hijos, Walt de dieciséis años, y Frank de doce, se ven abocados a una experiencia absurda que echa por tierra unas vidas que habían empezado bien y que ahora zozobran a causa de sus padres.
saber si te gusta. Eso no significa que no puedas ir con otras mujeres”. Sus padres se han convertido en adolescentes que les proponen como ideal el caos en el que ya viven.
Hay una película más en la que a la ausencia del padre se añade la inmadurez de la madre (Susan Sarandon), más adolescente que la propia hija (Natalie Portman). Se trata A medida que avanza el proceso de separa- de A cualquier otro lugar (Wayne Wang, ción, los padres se van cerrando en sus pro- 1999). Adele y Ann son una madre y una hija que viven juntas. El padre desapareció cuando ella era pequeña y ahora Adele vive con otro hombre pasivo y sin carácter. Adele es inmaEN LA PELÍCULA dura y superficial inca“A CUALQUIER OTRO LUGAR” paz de afrontar su vida como una adulta. Ann, A LA AUSENCIA DEL PADRE con dieciséis años, es SE AÑADE LA INMADUREZ Y más madura que su madre y apenas la SUPERFICIALIDAD DE LA puede soportar.
MADRE, INCAPAZ DE AFRONTAR SU VIDA COMO UNA ADULTA
pios problemas relacionados con la autoestima, tanto profesional como sexual, y van abandonando, no ya su función referencial hacia los hijos —hecha añicos a esas alturas, sino incluso sus obligaciones protectoras. Los padres desertan emocionalmente de la familia, y los hijos, en pleno proceso de maduración, se ven privados del puente por el que estaban cruzando y se ven abocados a precipitarse en el abismo. Respecto a Walt, los mensajes que recibe de su padre aumentan su confusión: “A tu edad es bueno ir de flor en flor”, es el consejo que recibe de él. “Quizá deberías acostarte con ella una vez;
Como es evidente carece de referentes, paterno y materno, y se apoya en su abuela como puede. La única paternidad está representada por las dos apariciones del policía que, por un lado representa la” autoridad y, por otro la misericordia; y además es quien da consejos certeros a la hija y a la madre. La segunda vez que aparece, la madre se fija en el lema del escudo policial: “Proteger y servir”. Y es en ese momento cuando cambia y deja de mirarse al ombligo. Afortunadamente, también se estrenan películas que proponen salidas a la posmodernidad, aunque sean tímidas; salidas que siempre pasan por descubrir al “otro” como una promesa, y no como una prolongación narcisista de la propia instintividad. Pero eso requiere un artículo muy largo y distinto de este.
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sed sa ntos
el relato de un martirio P. Fernando Pascual L.C.
los siete monjes trapenses se dedicaban a la oración y al servicio, testimonio de su fe en Cristo y su amor a todos los hombres
a película “De dioses y hombres”, dedicada a los monjes trapenses asesinados en Argelia en mayo de 1996, está cosechando un gran éxito de público en la gran pantalla; pero mi intención no es detenerme en ella, sino en los hechos que la inspiraron.
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sed sa ntos Los protagonistas reales fueron siete monjes trapenses que vivían en un monasterio en Tibhirine, cerca de la ciudad de Medea, el cual había recibido el nombre de Nuestra Señora de Atlas. Los monjes, procedentes de Francia, se dedicaban a la oración y al servicio. Era una manera silenciosa y llena de amor de testimoniar su fe en Cristo y su amor a los hombres, también a aquellos que pertenecen a una religión diferente de la propia.
El territorio en el que se encontraba el monasterio llegó a ser sumamente inseguro. Grupos armados podían desplazarse con bastante facilidad entre las montañas, sin que el ejército lograse controlar sus movimientos. Las autoridades de la zona ofrecieron a los monjes la posibilidad de ser protegidos por la policía o de refugiarse en alguna ciudad más segura. Los monjes se negaron. Posteriormente un jefe guerrillero les pidió que se marchasen. También dijeron que no: estaban allí como hombres de paz, como religiosos, y el mismo Corán alaba la vida de quienes se dedican por entero, como ellos, al servicio de Dios.
LOS MONJES SE NEGARON A SER PROTEGIDOS POR LA POLICÍA O REFUGIARSE EN ALGUNA CIUDAD MÁS SEGURA PORQUE ESTABAN ALLÍ COMO RELIGIOSOS HOMBRES DE PAZ
una decisión “crucial” El 24 de diciembre de 1995 se presentó un grupo armado. Reclamaron medicinas y dinero. También pidieron que uno de los monjes, el hermano Luc (un médico de 80 años, muy amado por la gente del lugar), dejase el monasterio para atender a los guerrilleros heridos. El abad, padre Christian de Chergé, respondió que sus peticiones eran imposibles. No tenían dinero y el hermano médico era muy anciano para ir a las montañas. Después de esta “visita”, el abad y los demás trapenses sabían que su vida corría peligro. Pensaron que llegaba la hora de abandonar el monasterio para evitar un “suicidio colectivo”.
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sed sa ntos A los pocos días el obispo visitó y habló con la comunidad. Respetaba la decisión que habían tomado, pero les pedía que reflexionasen en el significado de su “huida”: muchos otros religiosos y religiosas se dejarían llevar por el pánico y abandonarían a sus comunidades. El abad invitó a los monjes a la oración. Desde el diálogo con Dios, cada uno debía decidir si permanecer en el monasterio o abandonar la zona. Uno por uno dio su sí a la idea de seguir en el lugar en donde Dios los había destinado. El martirio se convertiría, desde ese momento, en una posibilidad real, muy cercana.
vivir amando, morir perdonando ¿Qué sentido puede tener, en la vida de los pueblos, en Argelia y en el mundo, ese sacrificio, esa muerte? La clave de lectura podemos encontrarla en el testamento espiritual que había escrito, entre diciembre de 1993 y enero 1994, el abad, padre Christian de Chergé. En este testamento muestra su amor a Cristo y, desde ese amor, su amor a las poblaciones musulmanas de la zona. Podemos leer algunas de sus frases:
LA IDEA DE SEGUIR EN EL LUGAR EN DONDE DIOS LOS HABÍA DESTINADO CONVERTÍA AL MARTIRIO EN UNA POSIBILIDAD MUY CERCANA El momento de la prueba no se hizo esperar. El 26 de marzo de 1996, siete monjes del monasterio fueron secuestrados por un grupo de terroristas. Otros dos monjes quedaron allí, al no haber sido descubiertos por los “visitantes”. Los secuestradores piden a Francia la liberación de varios terroristas como canje por los monjes. Francia se niega a negociar. Juan Pablo II, desde Roma, pide, suplica, que los monjes sean liberados. El 21 de mayo de ese mismo año los siete monjes fueron asesinados. Días después sus restos mortales fueron encontrados cerca de Medea. Junto con el abad, el padre Christian de Chergé, dieron su vida también el maestro de novicios (padre Christophe), otros dos sacerdotes (padres Bruno y Célestin) y tres hermanos (Luc, el anciano médico, Michel y Paul).
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“Si me sucediera un día —y ese día podría ser hoy— ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba entregada a Dios y a este país. Que ellos acepten que el único Maestro de toda vida no podría permanecer ajeno a esta partida brutal. Que recen por mí […]. Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido”.
sed sa ntos EL TESTAMENTO ESPIRITUAL DEL ABAD MUESTRA SU GRAN AMOR A CRISTO Y A LAS POBLACIONES MUSULMANAS DE LA ZONA El testamento expresa un profundo deseo de reconciliación, de amor, de respeto hacia los musulmanes:
“Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista: ‘¡que diga ahora lo que piensa de esto!’. Pero estos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad. Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con Él a sus hijos del Islam tal como Él los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo, frutos de su pasión, inundados por el don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre el de establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias”.
Las palabras finales del testamento son una invitación al perdón, una especie de abrazo profundo, sincero, a quien pueda llegar a convertirse en “verdugo”, cuando lo único que quería el abad del monasterio de Nuestra Señora de Atlas era sentirlo como hermano y amigo:
“Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramente para este gozo, contra y a pesar de todo. En este gracias en el que está todo dicho, desde ahora mucho más, sobre mi vida, yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy y a vosotros, oh amigos de aquí, junto a mi madre y a mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos, ¡el céntuplo concedido, como fue prometido! Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero este gracias, y este ‘A-Dios’ en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡AMÉN! IM JALLAH!”
Juan Pablo II supo entrever el significado de la muerte del padre Christian y de sus compañeros: una entrega a Dios por Argelia, por la gente de un pueblo que ha sufrido y sufre cada vez que algunos de sus hijos se apartan del camino del amor. En una carta enviada por el Papa a los cistercienses reunidos en capítulo general, les decía: “El testamento que dom Christian de Chergé nos ha dejado, ofrece a todos una clave que nos permite comprender los trágicos acontecimientos en medio de los que él y sus hermanos han tenido que moverse y cuyo significado final ha sido el don de sus vidas en Cristo. ‘Mi vida —escribía— está entregada a Dios y a este país’” (carta de Juan Pablo II del 10 de octubre de 1996).
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nu eva estétic a
Marta Carmona Soriano
Evangelizar con el arte
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Quién no ha experimentado delante de un cuadro esa sensación de estar limitado, a falta de claves para descifrarlo? Decía San Basilio: “Lo que las palabras dicen al oído, el arte lo muestra en silencio”. Y es que la fe gana en profundidad a la hora de contemplar un cuadro. Es como una cuarta dimensión, porque hay confidencias que el artista no exige al espectador. Una obra de arte sacro es incompleta si la fe está ausente...; el artista no insiste, solo invita a la esperanza.
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nu eva estétic a
“LO QUE LAS PALABRAS DICEN AL OÍDO, EL ARTE LO MUESTRA EN SILENCIO”; POR ESO LA FE GANA EN PROFUNDIDAD A LA HORA DE CONTEMPLAR UN CUADRO Uno de los rasgos característicos de la cultura posmoderna es haber perdido la capacidad de buscar, de asombro, primer paso de la auténtica sabiduría. El arte como virtud que perfecciona el alma ha servido para transmitir himnos de alabanza, salmos, música; para contemplar, admirar y renovar nuestra mirada. Los días 6 y 7 de noviembre de 2010 Benedicto XVI, “el peregrino de la fe”, vino a España para recordarnos que “somos seres en búsqueda, seres necesitados de verdad y belleza”. En la Basílica de la Sagrada Familia, inmenso monumento en piedra a la fe, esperanza y caridad, icono de Barcelona, símbolo de la Nueva Evangelización y obra del arquitecto modernista Gaudí, quien nos invita a transformar el corazón de piedra en un corazón de carne, el Papa demostró una vez más su sensibilidad estética, al expresar que la experiencia de la belleza es un camino hacia el misterio y, en último término, a Dios.
contemplar para amar Si el arte, según la tradición clásica (Aristóteles, Santo Tomás) es “la razón correcta de las cosas que se hacen o producen”, el arte cristiano al servicio de la Iglesia ha sido durante siglos capaz de anunciar a Cristo. La belleza tiene un poder inmenso en la evangelización de las culturas. La belleza del arte tiene además una fuerza pedagógica para introducirnos en el misterio de la Verdad con un lenguaje contemplativo. En su bella carta a los artistas, Benedicto XVI, los llama “custodios de la belleza”, y los exhorta a ser testigos de la fe y esperanza “para poder hablar al corazón de la humanidad, tocar la sensibilidad personal y colectiva, suscitar sueños de esperanza y ocasión única para acercar la verdad cristiana a creyentes y no creyentes por medio de la expresión artística”.
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nu eva estétic a Si la esencia de la belleza es elevar la mente, el arte tiene una importante función social: dar un alma al mundo, porque allí donde se desprecia la belleza, el hombre se empobrece. La capacidad de favorecer la contemplación en un mundo de prisas, donde la inmediatez y el constante cambio pervierten al hombre, donde la mediocridad o telebasura cierran las puertas a la capacidad de asombro, primero hemos de renovar, educar nuestra mirada, sentir nuestra propia limitación y, solo desde la infancia espiritual, librarnos de una mirada técnica, utilitarista, despersonalizada o incapaz de satisfacer las expectativas del mundo de hoy. Solamente desde la pequeñez podremos contemplar y restaurarlo todo en el amor de Dios. La belleza que la fe genera, es un relato fascinante, escenario que nuestro mundo aguarda, porque para el hombre la culminación de la belleza es el amor, la capacidad de amar y sentirse amado plasmadas en la Sagrada Familia. El hecho de que Dios asuma la carne humana revoluciona la vida humana y también la historia del arte. Rafael, Murillo, Miguel Ángel nos introducen magistralmente en la vida cotidiana de la Sagrada Familia de Nazaret, casa de oración, comunidad de armonía, respeto y entrega. Amar sin horas y sin prisas, como no las tiene Dios: pedagogía divina que esconde estas cosas a los sabios e inteligentes y se las revela a los pequeños.
una obra de arte sacro es incompleta si la fe está ausente
HACER VER LO QUE LA FE APORTA A LA HISTORIA Y A LA CULTURA ES EL OBJETIVO DE ESTAS LÍNEAS
la Biblia de los sencillos Un diálogo entre fe y arte, dos grandes realidades de la vida humana, que invitan a la noble inclinación del alma: guardar silencio, que no es vacío, sino presencia de Dios. Porque hay silencios ausentes, heroicos, que sonrojan, calculadores, interesados, pero también hay silencios llenos de prudencia, de discreción, de escucha... Decía Aristóteles: “El talento en silencio se nutre mejor”. Hay un silencio creativo, el del artista que plasma su obra, porque hay obras de arte que han sido creadas para contemplar a Dios y guardar silencio de admiración, de ternura, de gratitud... La imagen también es predicación evangélica, es la Biblia de los sencillos. Cómo no hablar de las “biblias de piedra del románico”, donde se enseñaba todo un código de actuación a un público no ilustrado, el “Maiestas Domini” o Cristo en Majestad como Señor del tiempo y de las
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nu eva estétic a allí donde
cosas, bendiciendo con su mano derecha mientras con la
se desprecia izquierda porta el libro de la vida “Ego sum lux mundi” (Yo soy la belleza, la luz del mundo), quien impone su majestad y grandiosidad a los hombres que han de ser juzgados. Todo un programa figu-
el hombre rativo para transmitir los principios básicos del cristianismo en los se empobrece tímpanos de las fachadas de iglesias de peregrinación, fiel reflejo del orden universal y donde todo obedecía a una necesidad simbólica: el peregrino debía sentirse colmado de admiración, permanecer estupefacto, embargado de sentimientos religiosos, hasta alcanzar a través de la belleza humana, la belleza divina. Los tramos cuadrados simbolizaban la tierra, y el ábside, de estructura semicircular, lo divino, como la curvatura de la cabeza de Cristo. Era el santuario de Dios. El crucero, participando de las dos formas geométricas, unía dos mundos, el terrestre y el divino. La orientación: la cabecera hacia el sol naciente (“Sol salutis” o Sol de la salvación) y los pies de la iglesia hacia el sol del atardecer (“Sol iustitiae”, Sol de justicia), que habrá de juzgar a todos los hombres, de ahí que las fachadas románicas cuiden el contenido simbólico del Juicio Final. “Dextera Domini” (la Diestra del Señor), Pantocrátor y Crismón, fueron fruto de un proceso de abstracción y fuente de presencia divina a través del arte. Los bestiarios medievales o el lenguaje secreto del mundo animal desde el punto de vista mitológico, cultural o religioso de procedencia pagana, son sacralizados en el románico, convirtiéndolos en portadores de virtudes o vicios: el cordero, cuyo paralelismo con Jesucristo nos recuerda la cena judía de Pascua; el león, símbolo de fortaleza, nobleza y valentía, en la iconografía cristiana atributo de San Jerónimo y con alas símbolo de San Marcos; la serpiente, representando el pecado; el simio, los instintos básicos o vanidades humanas; basiliscos, arpías, centauros, grifos o monstruos con uñas de cuervo y patas de león no eran más que símbolos de una belleza mutable, porque lo feo hacía sentir nostalgia de lo divino. Los valores racionales del Renacimiento y el anhelo humanista de la búsqueda racional de la verdad a través de la Filosofía, siguiendo el canon clasicista de Rafael, los vemos reflejados en la Sala de la Signatura de los Museos Vaticanos. Las catedrales, concebidas como símbolo de la iglesia espiritual, espacios diáfanos, translúcidos donde las vidrieras transmiten la luz de la esperanza, del sol verdadero que es Dios. Los robustos pilares simbolizan la fe, y la bóveda la caridad divina: las tres virtudes teologales y la morada terrenal de Dios, pues según el libro de la Sabiduría 11,21: “Dios ordenó todas las cosas por su medida, su número y su peso”.
la culminación de la belleza es el amor, es decir, la capacidad de amar y sentirse amado
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nu eva estétic a ¡qué bella eres, amada mía! A partir del siglo XII, con la influencia franciscana, se humaniza la Virgen, tratando de acercar a la religiosidad popular su dulzura, resaltando el papel de la línea materna en la educación humana del Hijo de Dios. La voluntad popular convierte a Santa Ana, Madre de la Virgen, en patrona y abogada de las madres de familia. Se busca intensificar la respuesta emocional de los feligreses. La exquisitez y elegancia de Rafael en sus “madonnas”, vírgenes que desbordan humanidad, serenidad, dulzura y actitud ensimismante, es el resultado de una delicadeza natural que emana del alma. Saborear la riqueza de la iconografía mariana, las letanías y los atributos fundamentales de la Inmaculada Concepción, Tiépolo, Alejo Fernández, Zurbarán, Murillo, Velázquez, todo un elenco de pintores, quienes con absoluta maestría transforman la obra pictórica en oración, interpretando símbolos marianos: enaltecida como “Estrella de la mañana “y “Puerta del cielo”, representada con una luna bajo sus pies según el libro del Apocalipsis: “Una mujer vestida de sol con doce estrellas en la cabeza”, origen de la bandera europea; los lirios acompañando su virginidad perpetua y mostrando la absoluta singularidad de María.
la esencia de la belleza es elevar la mente y favorecer la contemplación en un mundo de prisas y mediocridad
Ella es la mujer predestinada, la que iba con su descendencia a aplastar la serpiente infernal. En el Génesis 3,14, tras el pecado original, Dios le dice a la serpiente “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya. Ella te aplastará la cabeza con sus pies”. Y así es como aparece en multitud de lienzos que nos recuerdan este anuncio de esperanza, la dramática realidad humana, un escenario donde se confrontan el bien y el mal, la verdad y la mentira o decidir por cuenta propia lo que está mal o bien. En María, Dios nos ofrece un potencial evangelizador decisivo. Ella es el camino que nos lleva a Dios.
la imagen también es predicación evangélica, como ocurría con las iglesias románicas, auténticas “biblias de piedra” 108
nu eva estétic a cultura y fe, imagen y oración Los efectos teatrales del barroco y la propaganda de la Iglesia Católica Universal tras el Concilio de Trento (1545-1563) los vemos reflejados en la profusión decorativa y el desarrollo de la cultura conventual, carmelitas, cartujos, jesuitas, benedictinos, franciscanos, dominicos y en todo el Siglo de Oro español, llevando su impulso misionero al otro lado del océano, a la Nueva España, creando una plataforma común de identidades compartidas a través del arte y trasplantando toda la iconografía mariana a México, como en el caso de la composición de exquisita belleza de Basilio de Salazar, novohispano, “Exaltación franciscana de la Inmaculada Concepción” (siglo XVII).
con la influencia franciscana se humaniza la Virgen, tratando de acercar su dulzura y serenidad a la religiosidad popular
Insertar la expresión de la fe en la corriente cultural y artística y hacer ver lo que la fe aporta a la Historia y a la cultura es el objetivo de estas líneas. Cuidar, conservar, cultivar y fomentar la cultura de nuestros pueblos y ciudades encuentra coordenadas coincidentes con la Iglesia, fiel colaboradora, promotora de fe y cultura. Si la belleza es capaz de iluminar al ser humano, renovemos nuestra mirada, abramos los ojos y el corazón —“effetá” (¡ábrete!)— para vislumbrar las puertas del cielo y poder decir como San Agustín “Tarde te amé, belleza antigua y nueva, tarde te he amado”.
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hay obras de arte que han sido creadas para contemplar a Dios y guardar silencio, que no es vacío, sino presencia divina 109
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Santidad
pecado en la Iglesia y
LAS CUATRO P ROPIEDADES INSEPARABLES DE LA IGLESIA (UNA, SANTA, CAT ÓLICA Y APOSTÓLICA) SE DAN EN TODAS SUS ETAPAS, EN VIRTUD DEL ESP ÍRITU SANTO, AUNQUE NO SIEMPRE EN SU HISTORIA SE HAYAN MOSTRADO EVIDENTES
Ramiro Pellitero Iglesias Profesor de Teología Pastoral, Universidad de Navarra
LOS PECADOS SON SIEMPRE DE LAS PERSONAS, POR ESO NO DEBERÍA HABLARSE DE PECADO “DE” LA IGLESIA, SINO “EN” LA IGLESIA 110
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La santidad es una característica de la Iglesia confesada en el Credo de los apóstoles, y una de las llamadas “notas” de la Iglesia (unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad) según el Credo de NiceaConstantinopla. Estas cuatro notas deben considerarse propiedades esenciales u objetivas que la Iglesia tiene por su misma naturaleza. Se dan en todas sus etapas y fases, tanto durante la historia (Iglesia peregrinante, purgatorio y cielo), como en el Reino definitivo, y están íntimamente vinculadas al sacramento de la Eucaristía. Como se señala en el Catecismo de la Iglesia Católica, hay entre las notas una especie de reciprocidad, es decir, donde está una, están también las otras. De forma que la unidad no puede dejar de ser santa, católica y apostólica, lo mismo que la santidad no puede dejar de ser una, católica y apostólica, etc.
La perpetua asistencia del Espíritu Santo Desde el punto de vista histórico, estas “notas” fueron surgiendo por la necesidad de clarificar la doctrina frente a determinados cismas. En concreto, la santidad de la Iglesia fue declarada expresamente frente al gnosticismo, que reservaba la santidad a unos pocos elegidos. Así pues, las manifestaciones visibles de estas propiedades son también signos de su misterio, aunque no siempre sean evidentes en todos los momentos o aspectos de la Iglesia. De hecho, estas propiedades de la Iglesia solo pueden percibirse de forma explícita desde la fe, precisamente porque pertenecen al misterio de la Iglesia, algo así como que los milagros que Cristo realiza solo pueden comprenderse plenamente en la perspectiva de la fe cristológica. Fuera de la fe, estas propiedades de la Iglesia pueden suscitar cierta admiración, como sucede cuando se ven desde fuera las
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vidrieras de una catedral; pero solo con la iluminación interior puede verse la armonía y la plenitud del conjunto, con todo su esplendor y colorido. En la medida que alguien acepte la luz de la fe católica, puede persuadirse de la profunda verdad e interconexión de estas cuatro propiedades de la Iglesia, que ella posee en virtud del Espíritu Santo. Cabría comparar estas cuatro notas (unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad) con la dignidad humana, la cual no puede perderse nunca, aunque puede haber circunstancias en que esté “herida” o amenazada, o no sea visible por diversos motivos, como por ejemplo si a la persona se la secuestra, se la tortura, o al menos no se le respetan sus derechos fundamentales. Su dignidad esencial le viene dada por Dios, aunque la realización existencial de ella dependa de sí misma y de otros. También podría evocarse —como hace San Cipriano al tratar de la unidad de la Iglesia— a la túnica inconsútil de Cristo (cf. Jn 19,23s),
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que conservó cuando los soldados le quitaron sus vestiduras exteriores. Algo semejante ocurre con la santidad. La Iglesia es santa en sí y por sí misma, con una santidad que no puede perder; y esta santidad es el marco para la santificación de los cristianos (no hay santos al margen del Misterio de la Iglesia). Por eso, propiamente hablando, aunque hay pecado “en” la Iglesia, no debería hablarse de pecado “de” la Iglesia, pues los pecados son siempre de las personas. La Iglesia acoge en su seno a pecadores para convertirlos y purificarlos.
CRISTO SE ENTREGÓ POR LA IGLESIA, Y EL ESPÍRITU SANTO LA SANTIFICA A TRAVÉS DE LA FE Y LOS SACRAMENTOS, SIENDO LA VIRGEN MARÍA SU MODELO
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Vocación única y universal a la santidad Ontológicamente la Iglesia es “indefectiblemente santa”, porque es la comunidad elegida por el Padre para llevar a cabo el misterio de voluntad (cf. Ef 1,9); Cristo se entregó por ella y el Espíritu Santo la santifica a través de las “cosas santas” (es decir, de la fe y los sacramentos, sobre todo la Eucaristía), siendo la caridad la sustancia de esa santidad, y la Virgen María su tipo y modelo. Por tanto, la santidad de la Iglesia —su atributo más antiguo y el que mejor expresa su misterio— es ante todo un don de la Trinidad; la elección del Padre, la autodonación del Hijo y la insuflación del Espíritu son, pues, las fuentes de la santidad de la Iglesia. En este sentido, porque la Iglesia es santa, los cristianos pueden ser llamados analógicamente “santos”, como aparece en el Nuevo Testamento (cf. Hch 9,13.32.41; Rom 8,27; 1 Cor 6,1): no porque sean perfectos, sino porque están llamados a serlo, a través de la llamada universal a la santidad.
Por tanto la santidad del cristiano, insertada y derivada de la santidad de la Iglesia, es propia de la persona. Como la persona tiene una dimensión social y eclesial, la santidad tiende a manifestarse y reflejarse en la vida de los cristianos. La santidad consiste en el crecimiento de la caridad en el alma, como semilla que fructifique, a partir de la escucha de la Palabra de Dios y el poner por obra su voluntad con la ayuda de la gracia.
LA SANT IDAD DE LA IGLESIA ES ANTE TODO UN DON DE LA TRINIDAD; LA ELECCIÓN DEL PADRE, LA AUTODONACIÓN DEL HIJO Y LA INSUFLACIÓN DEL ESPÍRITU Otros medios principales son la participación en los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, la oración, el servicio a los hermanos y el ejercicio de todas las virtudes.
La vocación a la santidad es, pues, única (no hay diversas “santidades”) y universal: se dirige a todo tipo de fieles, sean cuales fueran sus circunstancias (sean laicos o sacerdotes, vivan en el “mundo” o en comunidad religiosa, casados o solteros). No es patrimonio de una élite, sino finalidad común y deber de todo cristiano.
La manifestación de la santidad de la Iglesia en sus miembros es uno de los más fuertes y convincentes motivos que existen en nuestro mundo para conocer y creer en Dios. A esto hay que añadir que la santidad promueve Siendo personal, de cada uno, la santidad cristiana no el humanismo más verdadero y pleno. es nunca una santidad “individual” o independiente, sino que se sitúa y se desarrolla en el seno de la Por todo ello podría decirse que uno Iglesia. La santidad no es una idea ni un sentimiento, de los mayores escándalos, que puede sino una participación de la vida divina que Dios dona restar credibilidad a la Iglesia, es la presencia del pecado en sus miembros. y que pide la correspondencia de las personas.
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mosa ic o Sin embargo, cuando se conoce la esencia de la Iglesia y la promesa de indefectibilidad de Cristo (condensada en las palabras “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”: Mt 16,18), la presencia del pecado puede reforzar el argumento del origen divino de la Iglesia, a la vez que se lucha contra la presencia del mal.
la Iglesia —ha señalado Benedicto XVI— no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia” y, por tanto —como sucede en nuestros días a raíz de los escándalos producidos por algunos sacerdotes—, “la Iglesia tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación; de aprender, de una parte, el perdón, pero también la necesidad de la justicia” (Encuentro con los periodistas en el vuelo hacia Portugal, 11/5/2010).
Ni siquiera la negación de Judas, el abandono de los apóstoles durante la Donde abundó el pecado, pasión de Jesús o la negación de sobreabundó la gracia Pedro pudieron destruir la Iglesia, como tampoco las crisis posteriores Durante la historia, la Iglesia es signo e instrumento de acaecidas durante la historia. En cual- santidad (esto se manifiesta, por ejemplo, en las canoquier caso, “la mayor persecución de nizaciones), pero también hay en la Iglesia pecadores, es decir, “Santa y siempre necesitada de purificación”. Por eso la Iglesia une, al reconocimiento de su propia santidad, la confesión del pecado de sus hijos, que desfiguran el rostro de la madre. La necesidad de la continua conversión, renovación y santificación en la Iglesia, a causa de los pecados de los cristianos, es el fundamento de los actos de petición de perdón o de purificación de la “memoria histórica” de la Iglesia, como el realizado por Juan Pablo II con motivo del Gran Jubileo (12/3/2000). Se trata de un signo lleno de contenido, precisamente en cuanto a la relación entre santidad subjetiva y santidad objetiva de la Iglesia. Por la acción del Espíritu Santo sobre la Cabeza visible del Cuerpo eclesial, la Iglesia toma progresivamente más conciencia de su ser y su misión.
LA IGLESIA ES SIGNO E INSTRUMENTO DE SANTIDAD, PERO ESTÁ NECESITADA DE CONT INUA CONVERSIÓN, RENOVACIÓN Y PURIFICACIÓN A CAUSA DE LOS PECADOS DE SUS HIJOS
mosa ic o SIENDO PERSONAL, DE CADA UNO, LA SANTIDAD CRISTIANA NO ES NUNCA UNA SANT IDAD “INDIVIDUAL”, SINO QUE SE SITÚA Y SE DESARROLLA EN EL SENO DE LA IGLESIA
El dolor por los pecados de sus miembros atrae una nueva efusión de gracia, que la purifica y la dispone a ser mejor instrumento al servicio de la Trinidad. Santo Tomás —que sigue en esto a los Padres, especialmente a San Agustín— sostiene que la Iglesia se edifica “objetivamente” por las “cosas santas” (la fe, los sacramentos y la caridad) y, en consecuencia, se construye por los santos y a partir de los santos.
LA VOCACIÓN A LA SANTIDAD NO ES PATRIMONIO DE UNA ÉLITE, SINO FINALIDAD COMÚN Y DEBER DE TODO CRISTIANO
Por la acción del Espíritu Santo, Cristo realiza en la Iglesia acciones santas y santificantes. Por eso, decir “creo en la Santa Iglesia”, equivale a decir “creo en el Espíritu Santo que santifica a la Iglesia” (según Santo Tomás, San Alberto Magno, Alejandro de Hales y los demás escolásticos). Al mismo tiempo, la santidad personal contribuye a la santidad de todo el cuerpo eclesial, pues los miembros son todos ellos solidarios, y se edifican mutuamente. “La Iglesia es joven —afirmó Benedicto XVI al comienzo de su pontificado—. Ella lleva en sí misma el futuro del mundo y, por tanto, indica también a cada uno de nosotros la vía hacia el futuro. La Iglesia está viva y nosotros lo vemos: experimentamos la alegría que el Resucitado ha prometido a los suyos”.
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Ven y lo verás Una invitación a la + José Ignacio Munilla Aguirre Obispo de San Sebastián
Querido/a joven, ¡Ya estamos en la recta final previa a la celebración de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (en adelante, “JMJ”)! Encuentro que tendrá lugar en Madrid, del 15 al 21 de agosto, que reunirá a jóvenes de todo el mundo, y que será presidido por el Papa, Benedicto XVI. El inolvidable Juan Pablo II tuvo la intuición de poner en marcha estos encuentros mundiales, que se iniciaron en el año 1984. Ocurrió que el Domingo de Ramos de ese año se reunieron con el Papa una gran cantidad de jóvenes, y Juan Pablo II les dirigió estas palabras: “¿Quién dijo que la juventud ya no tiene valores y que no se puede contar con ella?”… Y de ahí brotó la idea de iniciar las Jornadas Mundiales de la Juventud. El Papa añadió: “Tengo el deseo de crear un encuentro mundial de la juventud (…) porque tengo la convicción de que la juventud se enfrenta a una misión a la vez difícil y fascinante: la de cambiar los mecanismos fundamentales que fomentan el egoísmo y la opresión en las relaciones entre los Estados y de sentar nuestras estructuras orientadas hacia la verdad, la solidaridad y la paz”. Desde entonces, la JMJ se ha convocado en diversas partes del planeta: Buenos Aires, Santiago de Compostela, Chestochova, Denver, Manila, París, Roma, Toronto, Colonia, Sidney… Y ahora llega junto a nosotros, a Madrid. ¡No siempre contamos con oportunidades tan cercanas como esta, que nos ayuden a abrir horizontes y a ampliar nuestra perspectiva de la vida! Para que te hagas una idea, en esos días de agosto se darán cita en Madrid jóvenes procedentes de más de cien naciones distintas.
¿qué es la JMJ? Durante esos cuatro días se celebra un festival de la juventud, que ofrece unos trescientos eventos culturales, conciertos, proyecciones de películas, foros para compartir testimonios de vida, etc. Al mismo tiempo, tienen lugar los actos multitudinarios presididos por el Papa, los encuentros con los obispos, las vigilias de oración, las reuniones por grupos, etc. De esta forma, la JMJ se convierte en la expresión del rostro joven de la Iglesia, en un signo de comunión en medio de este mundo globalizado, en una fiesta de gozo compartido… Pienso que la mejor forma de invitaros, es dejar que sea el mismo Jesucristo quien hable, a través de su Evangelio. Él nos conoce mejor que nadie, y sabrá qué decirnos a cada uno.
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de la mano de un tal Zaqueo… Te invito a que te dejes interpelar por las palabras de este pasaje evangélico que narra el episodio de Zaqueo: Entró Jesús en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». El se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». Jesús le dijo:«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». (Lc 19, 1-10) La JMJ llega de nuevo a España. La primera ocasión fue en Santiago de Compostela en 1989. Por aquel entonces, yo era un sacerdote “joven” de 27 años: fue algo muy especial, ¡un encuentro inolvidable! Era como ver a Jesús caminar entre nosotros, comunicando a cada uno una palabra de esperanza. A diferencia de esas imágenes tan distantes del Papa que nos transmiten los medios, me llamó la atención el diálogo entrañable que Juan Pablo II entabló con nosotros, tratando de “nuestras cosas”. Impresiona comprobar que —como ocurrió en Jericó— también hoy Jesucristo “atraviesa la ciudad” y se inserta en nuestra sociedad, convive con nosotros, y entra en diálogo con la cultura joven de nuestros días. Ésta es la experiencia de cuantos hemos asistido a las anteriores ediciones de la JMJ. “En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura”.
quien busca, halla ¿Y si nos pusiéramos por un momento en el lugar de Zaqueo? Él era un hombre que andaba en “búsqueda”, en medio de una existencia que no parecía llenarle plenamente el corazón. Vivía la paradoja que acompaña a muchas personas en nuestros días: lo tenía “todo”, materialmente hablando, pero no terminaba de experimentar la ilusión y la esperanza… Era como si le faltase lo principal: el sentido de la vida… Había oído hablar de Jesús, de sus predicaciones, de sus milagros… y sentía curiosidad por verlo, pero también barruntaba que aquel hombre era muy especial. Jesús iba a pasar por allí, y no quería desaprovechar la oportunidad de conocerlo. Curiosamente, el mayor impedimento al que Zaqueo tuvo que enfrentarse para poder ver a Jesús, eran los demás. ¡La multitud no le dejaba ver a Cristo! Esta situación evoca en nosotros una realidad muy actual: ¿Acaso no es verdad que una de las mayores dificultades para poder vivir como cristianos en nuestros días, es el ambiente secularizado que nos rodea? ¿No es cierto que cada vez es más difícil confesar la fe delante de nuestros compañeros, y que por ello corremos el riesgo de avergonzarnos de nuestra fe cristiana en medio de una cultura materialista, que se aleja de Dios? Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
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mosa ic o Zaqueo demuestra ser alguien audaz y decidido. No se asusta ni se acompleja ante la dificultad, y con valentía, da el salto. No se arredra y sigue la voz de su conciencia. No parece que tuviese muy claro qué es lo que perseguía, pero su mérito consiste en no dejar de buscar a pesar de las dificultades o del qué dirán. De momento, él se había propuesto ver a Jesús, y no estaba dispuesto a cejar en el empeño. Esta es la invitación y la propuesta que hoy te hago: participar en la JMJ de Madrid, con la misma decisión y libertad de espíritu que mostró Zaqueo al subirse a aquel árbol, saltando por encima de voces y ambientes que puedan llevarte al desánimo; que abras tu corazón a esta oportunidad que te brinda la Providencia. Podrás descubrir que la Iglesia también es joven, ilusionante, alegre… Jesús, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Zaqueo se lleva una gran sorpresa: ¡¡Jesús le conoce, y le llama por su nombre!! ¿Cómo era posible tal cosa? Mientras Zaqueo buscaba a “alguien”, sin saber muy bien a quién, descubre que ese “alguien” –Jesucristo- ¡le buscaba a él! He aquí la experiencia que muchos jóvenes vivirán en la JMJ: ¡¡se trata de ir en busca de quien está deseando salir a tu encuentro!!
simplemente por amor El punto de partida del cristianismo consiste precisamente en descubrir que Dios nos conoce y nos ama personalmente, y está deseando tener una relación de amistad con cada uno de nosotros. Toda la dinámica de la JMJ, desde las actividades más lúdicas hasta las celebraciones más solemnes, están dirigidas a este objetivo: conocer que Jesucristo es el Hijo de Dios y nos ama entrañablemente, partiendo de la experiencia de comunión en la Iglesia. ¡No caminamos solos! El Evangelio narra que Zaqueo, “lo recibió muy contento”. La JMJ es la experiencia de la alegría por la fe compartida y de solidaridad con las cruces de los demás. ¡Cuánto nos puede ayudar, conocer y escuchar a los jóvenes cristianos que son perseguidos por causa de su fe en muchos países! Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Al igual que a ti, hoy en día, te pueden criticar por ser cristiano, también a Cristo le criticaron por acercarse a Zaqueo, es decir, por acercarse a nosotros. Le acusaban de relacionarse con gente pecadora, de no alternar con gente selecta, como se suponía que haría un profeta de Dios. Por suerte para nosotros, Jesús rompió esos moldes puritanos, y fue en busca de la oveja perdida, que es Zaqueo y que somos cada uno de nosotros. Jesús no se escandaliza ni de cómo estás, ni de tus heridas, ni de tus contradicciones. No te busca por tus méritos, ni por tus virtudes. La única razón que hay es que Él es bueno y santo, y quiere tu felicidad. Dicho de otra forma: Jesús no llama a tu puerta porque te lo merezcas, sino simplemente porque te ama.
descubrir el tesoro escondido Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». La reacción de Zaqueo fue bastante sorprendente. ¿A qué venía ese cambio tan radical?
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mosa ic o ¿Acaso Jesús le había reprochado que fuese un ladrón o le había exigido que entregase su dinero? No, y sin embargo, ese encuentro con Jesucristo, había cambiado radicalmente la vida de Zaqueo. Ya nada sería igual después de haberle conocido. Muchas personas creen que el cristianismo es una doctrina de tipo moralista, que se reduce a mandar unas prácticas y a prohibir otras, limitando la libertad. Quienes piensan así, no se dan cuenta de que la moral cristiana es el estilo de vida de quienes conocen y siguen a Jesucristo, que no es otra cosa que el camino hacia la felicidad. Decía Juan Pablo II, en un encuentro con los jóvenes: “Los santos fueron jóvenes como vosotros, llenos de energía, ilusión y ganas de vivir. El encuentro con Cristo transformó sus vidas (…) Por eso fueron capaces de arrastrar a otros jóvenes, amigos suyos, y de crear obras de oración, evangelización y caridad que aún perduran”. Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». ¡Ojalá sean muchos los jóvenes a los que, gracias a la JMJ, puedan referirse esas mismas palabras del Evangelio: “Hoy ha sido la salvación de esta casa”! Se encontrarán ante una ocasión clave para su vida, pues a pesar de la dificultad que encontramos en la transmisión de la fe a las generaciones más jóvenes, en la Iglesia seguimos creyendo que Jesucristo es tan necesario e importante para ti, como lo ha sido para tus abuelos, o como lo será para tus hijos y nietos.
concluyendo… La mejor conclusión la encontramos en otro pasaje del Evangelio, en el que los discípulos, con cierta curiosidad, le preguntan a Jesús sobre su vida. Su respuesta sirve para los hombres y mujeres de todos los tiempos: “¡Venid y lo veréis!” (Jn 1, 39). El lema que el Papa ha elegido para esta JMJ 2011 es: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Col 2, 7). La JMJ mira al futuro, con una perspectiva de modernidad, pero al mismo tiempo, firmemente afianzada en la tradición apostólica. En la JMJ podrás revivir la gracia del bautismo que un día recibiste, gracias a una profunda experiencia de Cristo, acontecida en el seno de una Iglesia joven. ¡Ven y lo verás! (Encontrarás información en www.madrid11.com)
para la familia: Comparto con vosotros, padres, el empeño por transmitirles la fe cristiana a vuestros hijos, compromiso que adquiristeis en la celebración de su Bautismo. Por ello, me atrevo a dirigiros tres invitaciones concretas: + Que converséis con vuestros hijos sobre la posibilidad de su participación a esta edición de la JMJ, animándoles a su asistencia. Estamos dispuestos a buscar ayudas para quienes no pudieseis costear los gastos. + Que abráis las puertas de vuestra casa para acoger a los miles de jóvenes del mundo entero que pasarán cuatro días entre nosotros antes de encaminarse a Madrid. Las familias de acogida también se verán enriquecidas con la visita de esos jóvenes de diversos países del mundo, que pueden ser un punto de referencia importante para los hijos. ¡Que Dios os bendiga!
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fuerza en la mi rad a
a r u s u a l c a l La alegría de Victoria Luque
ntimental, (10 años), tan se ia or ct Vi ja hi i mar de M paraba. Era un no y r ra llo a zó oria? empe qué lloras, Vict or ¿p o, er “P . lágrimas es también, feliz y sus padr Si ella está muy grima...” cape alguna lá es s le se ue cuanaunq da, se emocionó la so on sc de , ia es, María Dolores en primer plano, a la izquierda Victor de Maríaª Dolor e dr pa el o, dr ar m to do vio a Pe de a hija que acabab bendecir a su los hábitos. trañable, celebración en a un do si ía Hab La fueridante y festiva. ep tr e, nt na io mo si emoc vaba a todos co lle s no tu ri pi za del Es Nos arrollaMaría Dolores entró en el tem me se trat ara. or en a plo con un ol a erza un fu de a nt ta ía ec vestido de calle y con unos estrem s no , ía ec tac m ones de s eci hi ba, no los que quitan el hipo; al celebración se la de l na fi l A ter min ar la de Dios. bre todo en celebración, vestía una falda las lágrimas. So neg ra s larg lo a, en ron inevit ables y ... una camisa blanca y unos e no entendían, qu , os eñ cal cet qu oine pe s em s los blancos con sandalia negra. íamos, pero no nd te en e qu , La tra es nsf ormayor comprensi mación era evidente; pero a rque algo tan in lo ext do ern o en ci cionábamos po ha acompañaba lo interno. Ma undo se estaba m el ría ra Do ja lor pa es de e bl sura est aba exultante, la alegría tros ojos: la clau se le derracarne ante nues cios, para ui ej pr de ma ba por los ojos. La sonrisa no no lle bú ta un r desapaba de se vida plena, recía de sus labios ni una una forma de mil ési ema de al an convertirse en trab segundo. A los que la hemos acogían se mos la e qu s con la oci e er do (a fu nd la do distancia) nos ha asombrad ente vivas, por m ar ul ac ct o pe mu es cho la gres, transformación... María Dolor es era más za del Espíritu. bien seca, seria. Criada entre la voz siete varopadre, que con el o, dr Pe a o vi e nes, se le había pegado algo Victoria hija, qu (“ ja hi su a de la brusía ndec arde quedad de los chavales... Ahora gu entrecortada be te y e, id cu se muesiga, te el Señor te bend ”) y no pudo tra cercana, arrolladora, feliz. na er et da vi la se para nosotros en iga de Victoria, am la , ra la C . se contener ad. suelo por afinid on sc de al ó m su
la mejor parte
Le di a una de Las monjas un papeLito con Lo que nuestra famiLia necesita: 120 “que eL señor nos dé sabiduría y discernimiento para educar a nuestros hijos”
fu erza en l a mi ra da (y es) s amigos, era su an m lla la o Lola, com chas inquietudida, tenía mu ci de y te n lie va sa, hacer r una empre ea cr ía er u q considedes, ora, todo eso lo h “A .. s. sa co muchas o el verdadeue he encontrad rq po , ra su ba ro eciosa de la da, la perla pr vi i m de or todos en ro am lio”, nos dijo a ge n va Ee el la tamque hab oquia. Nos dijo rr pa la de a id su desped tenido una pequeña había e sd de e qu canalizar bién había sabido o n e qu d tu fuimos inquie a mi padrino, as ci ra “G a. or hasta ah a las dominicas venes a visitar jó de po u gr n u monjas son mprobé que las co lí al y a, rm de Le ales, que ersonas norm p s, ro ot os n han como oración, que la a as ad eg están entr llena complelguien que las A a o ad tr n co uy fuerte en un encuentro m ve tu llí A . te le de tamen como un puzz do si a h y , or ñ ido con el Se it as que Él ha eñ qu pe as ez artist a. veinte mil pi un verdadero o m co do n za n deseo enla ñor ha puesto u Se el o, añ n u irlo, Durante razón de segu co i m en de muy gran ora ha llegavoluntad; y ah su er ac h , lo ar ra”. am trar en la clausu en de to en om do el m del Señor ha sido un paso te en am er ad os y a Verd inte y pocos añ ve e en Ti s. do que no para to o su decisión, ad ct pa im a h todos nos era parecéra, aunque pudi n ti n pe re do si de hola y ha e la conocemos qu s lo a í as noslo adiós.
una sola cosa es necesaria Hemos estado en Lerm a, acompañándola, junto co n todas las comunidades de la parroquia de Sant a Rita (Madrid). Es impresionante la alegría de las monjas de clausura. Es algo qu e siempre me ha llamado la aten ción. María Dolores entra en una orden, la de las dominicas, que es tá dedicada a la oración y a la predicación. Cualquiera puede lle gar allí necesit ado de una Palabra de parte de Dios, de un consuelo, una ayuda espiritual, y la comun idad entera detiene lo que esté ha ciendo para atender al visitante.
“he encontrado eL verdadero amor de mi vida... eL señor ha puesto un deseo muy grande en mi corazón de seguirLo, amarLo, hacer su voLuntad”, decía, exuLtante, maría doLores
a todo lo de expresab n o d to li e p s dé a pa ión, que no monjas un n s u la m o e c d é a d n u os ndictica, le di a el Señor be e el Señor n e u rá u p q “Q y : y u o , m s m o y is ij o ahora m estros h Yo, como s educar a nu ilia necesit a m ra a fa uirle“. p ra to st n e ie u marlo y seg que n a cernim , is e os d rl y e c a o rí n u o abid s. Si fuéram dan c e io u D p e ro u st q e u los padres s ra pa ecta con n os. Porque no de ellos, ay línea dir arroparíam h ; lo s ga a cada u e y n , io ia s ic le d l de ben tiene la Ig es un cana tesoro que n ra g e st e La clausura os era. , valoraríam , a los de fu n e n inteligentes ie st o s que nos ellas son las
Las dominicas de Lerma están dedicadas a La oración y predicación; La comunidad entera detiene Lo que esté haciendo para atender aL necesitado de consueLo espirituaL 121
bend ita Ma rĂa
Desde el seno
materno Horacio VĂĄzquez CermeĂąo
Dios hace fecunda toda esterilidad, modelando con su aliento las carencias de la voluntad humana
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b en di ta Marí a ios encuentra fuerza en la debilidad humana, y hace fecunda toda esterilidad. “Me presenté a vosotros débil y temeroso…” (1 Cor 2,3), dice Pablo para mostrar a los suyos sus credenciales ante Cristo Jesús. Y estéril era Sara, la madre de Isaac, cuando Abrahán recibió la promesa de una descendencia numerosa; y también Ana, la madre de Samuel, que ungió con el óleo santo al rey David; e Isabel, la madre de Juan, el que anunciaría la venida del Mesías; y la madre de María, en cuyo seno se encarnó Jesús, el Hijo de Dios. La historia de la salvación se adorna así, con la gracia que alcanzan los que se abajan y se humillan: “…porque ha mirado la humildad de su sierva…”, testifica María en el canto del “Magnificat”.
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Pero en ocasiones, modelando con el aliento divino las carencias de la voluntad humana, el Señor, en el misterio inefable de su amor a los hombres, ha querido manifestar de muchas maneras la predilección que siente por las criaturas que son obra de sus manos, aun después de que el pecado truncara la felicidad del Paraíso, donde, conforme al primigenio plan de la creación, no tenían cabida el dolor y la muerte. Y de la misma manera que algunos de los santos de Dios fueron arrebatados de la tierra al cielo sin conocer la muerte física, a otras almas bienaventuradas las eligió en el mismo claustro materno, santificándolas antes de nacer, y predestinándolas para la Gloria eterna. Así lo dice el salmista con cantos inspirados, gloriándose en la maternidad infinita de Dios, que nos alcanza con inefables ternuras apenas concebidos: “…tú eres quien me sacaste del seno materno; y mi esperanza desde que yo estaba colgado de los pechos de mi madre. Desde las entrañas de mi madre fui arrojado en tus brazos; desde el seno materno te tengo por mi Dios” (Sal 21,10-11). Y de la misma manera cuando exalta al Dios providente que todo lo ve, hasta lo más recóndito, allí donde nos engendró el soplo divino que da la vida: “Todavía era yo un embrión informe, y ya me distinguían tus ojos” (Sal 138,16).
Heme aquí, envíame a mí Según él mismo lo confiesa, Isaías, hijo de Amós, recibió la vocación muy joven, quizá a la edad de veinte años, en que tuvo una visión del Señor, al que contempló sentado en el trono de los serafines, uno de los cuales voló hasta él con un ascua de fuego tomada del altar, y tocó sus labios para liberarlo del pecado (ver Is 6).
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bend ita Ma ría Pero no es hasta que entona los “cánticos del Siervo”, con palabras penetrantes y amorosas, que el profeta confiesa apasionado: “…y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre”. Para proseguir con los versos vehementes de su vocación celestial: “Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba”. Nunca se habían escuchado frases tan bellas, nunca el alma humana se vio sobrecogida de tal modo por la voluntad divina, nunca la metáfora literaria sirvió con tan puntual justicia y sumisión a los designios del amor. Y el profeta se anonada: “Y ahora habla el Señor, que ya en el vientre me formó siervo suyo…” (Is 49,1-5).
Jeremías, hijo de Jelcías, es el profeta que más nos cuenta de su vida en su relato profético. Recibe la misión muy joven, y como Moisés, se manifiesta temeroso y desconcertado por la propuesta del Señor. De este modo lo anuncia a todos: “El Señor me dirigió la palabra: Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos” (Jer 1,4-5). Esta misma manifestación la encontramos en San Pablo, cuando nos relata sin ambages su pasado como “perseguidor de la Iglesia de Dios”, para añadir a continuación, cuando ya está entregado al apostolado de Cristo: “Pero cuando plugo al que me segregó desde el seno de mi madre, y me llamó para su gracia, para revelar en mí a su Hijo, anunciándole a los gentiles…” (Gál 1,15).
todavía era yo un embrión informe, y ya me distinguían tus ojos (Sal 138,16) 124
b en di ta Marí a Como puede apreciarse, la formula de Jeremías sobre su santificación claustral es mucho más radical, pues la elección del Señor se produce “antes de formarse en el vientre”, y así, es anterior a su existencia como hombre en una encarnadura mortal. Juan Bautista es otro de los preferidos del Señor, y Jesús lo distingue entre los profetas cuando dice: “Yo os digo: no hay entre los nacidos de mujer profeta más grande que Juan” (Lc 7,28). A él también lo eligió Dios en el vientre de su madre Isabel, cuando exultó en su seno al reconocer al Mesías que debía anunciar, después del saludo de María a su madre. Así, el Santificador de los hombres, hace sentir sus efectos salvíficos sobre un Juan nonato. Así se lo había anunciado el ángel del Señor a Zacarías, su padre, en la ofrenda del incienso: “…y todos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande en la presencia del Señor” (Lc 1,14).
Engendrado de una virgen consagrada
la historia de la salvación se adorna con la gracia que alcanzan los que se abajan y se humillan
Y como paradigma de tan brillantes sucesos en la escala humana, es la santidad infinita del propio Hijo de Dios la que es reconocida en el vientre de una mujer gestante por el testimonio de Isabel, la prima de María, por cuya boca habla el Espíritu Santo para confesar por primera vez al Niño Dios que crece en el seno de una virgen consagrada, cuando la saluda diciendo: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”, pues así se lo había anunciado el ángel a María: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo…”.
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bend ita Ma ría
Señor, si hombres y mujeres como nosotros, fabricados con el mismo barro de Adán, y forjados en la misma fragilidad de la carne, fueron tan gratos a tus ojos, y merecieron ser distinguidos con tan inefables y maternales muestras de tu amor, míranos también a nosotros, pecadores, con rostro compasivo y misericordioso, y otórganos la gracia de que seamos tus testigos, ahora, aquí, en la tierra, y después, en la gloria del cielo, por los merecimientos infinitos de tu muerte redentora en la cruz y de tu resurrección gloriosa. Amén.
la santidad infinita del Hijo de Dios es reconocida por Isabel, la prima de María, al confesar al Nino Dios que crece en el seno de una virgen consagrada i
Y qué duda cabe —y así lo proclama la Iglesia con el dogma de la Inmaculada Concepción— que también la Madre de Dios, María, el crisol donde se forjó para los hombres la vida de la gracia redentora, fue distinguida por el Señor con tan sublime prebenda de nacer santificada, pues así la saludó el ángel que anunció a Jesús: “Salve, llena de gracia, el Señor es contigo”, y María, lo confirma alborozada en su éxtasis: “…porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso, cuyo nombre es santo” (Lc 1,49).
hasta Isaías, nunca el alma humana se vio sobrecogida de tal modo por la voluntad divina
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“No me habéis elegido vosotros a mi -dice Jesús-, soy yo quien os ha elegido”.
Las Dominicas Contemplativas de Palencia vamos a celebrar unas convivencias, con la intención de poder ayudar de algún modo en su discernimiento a aquellas jóvenes que están a la escucha de la misión a la que el Señor les llama en su Iglesia. Sabemos, por experiencia propia, las dudas y temores que asaltan cuando una comienza a oír la voz del Señor, o cuando todavía desconoce lo que el Señor le tiene preparado. Proponemos celebrar una especie de "Jornadas de puertas abiertas", durante un fin de semana (del 1 al 3 de Julio o bien del 8 al 10 de Julio), ofreciendo la oportunidad de venir al Monasterio para compartir con nosotras la Liturgia, la Palabra, la vida comunitaria…En definitiva, poder experimentar lo que dice el salmo: “Dichosos los que viven en tu casa, siempre cantan tus amores”. Será una buena “monición” a la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará este año en Madrid. Abrimos nuestra casa y nuestro corazón para que el tuyo pueda escuchar Su Voz. ¿Vendrás?
Información e inscripciones: Tfno: 979 744 022 e-mail: dominicaspalencia@dominicos.org
entreten im iento
Restaurante Café Central Un grupo de amigos cuarentones se encuentran Diez años después, los mismos amigos, ya setenpara elegir el sitio donde van a cenar todos juntos. tones, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el res- donde ir a cenar. taurante del Café Central, porque las camareras son Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el guapas, llevan minifalda y escotes generosos. restaurante del Café Central, porque el restaurante Diez años después, los mismos amigos, ya cin- tiene acceso para sillas de inválidos e incluso hay cuentones, se reúnen de nuevo para elegir el res- ascensor. taurante donde ir a cenar. Finalmente van a cenar Diez años después, los mismos amigos, ya octoal restaurante del Café Central, porque el menú es genarios, se reúnen de nuevo para elegir el resmuy bueno y hay una magnífica carta de vinos. taurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de Diez años después, ya sesentones, se reúnen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Cennuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. tral, y todos coinciden en que es una gran idea porFinalmente se ponen de acuerdo en cenar en el res- que nunca han cenado allí. taurante del Café Central, porque es un sitio tranquilo, sin ruidos y tiene salón para no fumadores.
El peluquero Un señor estaba cortándose el pelo, días antes de hacer un viaje a Roma y, como es habitual, salió la conversación sobre su viaje. —¿A Roma…? Pero ¿por qué alguien querría ir a Roma...? Llena de italianos molestos. Me parece que estás loco... ¿Y en qué te vas a ir? —Pues en avión con Alitalia. Había una buena oferta. —¿Con Alitalia?, pero ¿qué me cuentas? ¡Vaya porquería de aerolínea! Sus aviones son viejos, sus azafatas feas y siempre llegan tarde. ¿Y dónde te vas a quedar en Roma? —Vamos a estar en el Hotel Internacional Marriot. —¿Esa bazofia? Pero si todo el mundo sabe que es el peor hotel de Roma... Las habitaciones son pequeñas, el servicio es malo y encima te cobran un ojo de la cara ¿Y qué vais a hacer?
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—Vamos a ir al Vaticano y esperamos ver al Papa. —¡Esta sí que es buena! —se rió burlonamente el peluquero—. Tú y un millón de personas. Te tocará estar lejísimo y lo verás del tamaño de una hormiga... Pero de todas maneras, te deseo mucha suerte. Pasó un mes y el buen señor volvió a la peluquería para hacerse su corte de pelo regular. Al peluquero le faltó tiempo para preguntarle acerca de su viaje a Roma. —Fue maravilloso —empezó a relatar—. No solamente llegamos a tiempo en uno de los aviones nuevos de Alitalia, sino que, como había “overbooking”, nos pasaron a primera clase. La comida y el vino fueron deliciosos y estuvimos atendidos por una azafata guapísima. Y el hotel…, ni te cuento: fue fantástico. Acababan de hacer una
remodelación y ahora es el mejor hotel de Europa. Allí también había “overbooking”, de manera que nos alojaron en la suite presidencial… ¡Y todo sin cargos extras! —Bueno —exclamó sin entusiasmo el peluquero—, pero supongo que no pudiste ver al Papa. —No te lo vas a creer…Mientras paseábamos un guardia suizo nos explicó que al Papa le gusta conocer personalmente a algunos visitantes. Nos invitó a llevarnos a las habitaciones privadas del Santo Padre, donde en persona nos recibiría. Cinco minutos más tarde, el Papa entró por la puerta y estrechó mi mano... ¡Incluso me dirigió algunas palabras! —¿De verdad? —dijo el peluquero, ya algo emocionado. —¿Y qué te dijo? —Me dijo: “Hijo mío, ¿quién te ha cortado el pelo tan mal?”.
entreten imi ento
Casos reales extraídos del libro “Desorden en el Tribunal” Abogado: ¿Cuál es la fecha de su cumpleaños? Testigo: El 15 de julio. Abogado: ¿De qué año? Testigo: Todos los años. Abogado: Esa enfermedad, la Miastenia gravis, ¿afecta a su memoria? Testigo: Sí. Abogado: Y, ¿cómo le afecta a la memoria? Testigo: Se me olvidan las cosas... Abogado: Se le olvidan... ¿Puede darnos un ejemplo de algo que se le haya olvidado? Testigo: No me acuerdo... Abogado: Aquí en el Tribunal, para cada pregunta que yo le haga, la respuesta debe ser oral. ¿En qué Empresa trabaja actualmente? Testigo: Oral. Abogado: ¿Qué es lo primero que dijo su marido aquella mañana? Testigo: Me dijo: “¿Dónde estoy, María?” Abogado: ¿Y por qué eso la enfadó tanto a usted? Testigo: Porque mi nombre es Celia. Abogado: Su hijo más joven, el de 20 años... Testigo: Sí. Abogado: ¿Qué edad tiene? Abogado: Sobre esta foto suya... ¿Estaba usted presente cuando fue tomada? Abogado: Entonces, ¿la fecha de la concepción de su hijo fue el 8 de agosto? Testigo: Sí. Abogado: Y... ¿qué estaba usted haciendo ese día? Abogado: Doctor, ¿a qué hora comenzó a examinar el cuerpo de la víctima? Testigo: Sí, la autopsia comenzó a las 20:30 horas. Abogado: ¿Y el Sr. García ya estaba muerto a esa hora? Testigo: No... Estaba sentado en la camilla, preguntándose por qué le estaba haciendo la autopsia.
Abogado: Sr. Marcos, ¿por qué se acabó su primer matrimonio? Testigo: Por muerte del cónyuge. Abogado: Y ¿por la muerte de cuál de los dos se acabó? Abogado: ¿Podría describir al sospechoso? Testigo: Era de estatura mediana y llevaba barba. Abogado: ¿Y era hombre o mujer? Abogado: Doctor, ¿cuántas autopsias ha realizado usted en personas fallecidas? Testigo: Todas las autopsias que he hecho han sido en personas fallecidas... Abogado: Ella tenía 3 hijos, ¿cierto? Testigo: Cierto. Abogado: ¿Cuántos niños? Testigo: Ninguno. Abogado: Y... ¿cuántas niñas? Abogado: ¿Qué edad tiene su hijo? Testigo: 35 o 38 años, no me acuerdo. Abogado: ¿Cuánto tiempo hace que vive con usted? Testigo: Desde hace 45 años.
Abogado: Doctor, antes de realizar la autopsia, ¿comprobó el pulso de la víctima? Testigo: No. Abogado: ¿Comprobó su presión arterial? Testigo: No. Abogado: ¿Comprobó su respiración? Testigo: No. Abogado: Entonces, ¿es posible que la víctima estuviera viva cuando comenzó la autopsia ? Testigo: No. Abogado: ¿Cómo puede estar tan seguro? Testigo: Porque el cerebro de la víctima se hallaba en un recipiente, sobre la mesa. Abogado: Pero, ¿podría estar viva? Testigo: Sí, es posible que estuviera viva... y estudiando Derecho en la misma Facultad en la que usted se graduó.
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entreten im iento Fray Buenaventura Padres y padrinos... procedamos
¿Qué nombre le pondremos a la niña?
¡Enriqueta!
¡¡¡ A esta niña hay que ponerle Amoxicilina !!!
¡¡¡ De eso nada... !!! ¡¡¡ O le ponen Enriqueta como su abuela, o nos vamos a otra iglesia !!!
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por José Manuel
Oración Señor, mírame porque solo espero tu misericordia. Yo te he clavado las espinas de mi soberbia, y tú me has devuelto humildad. Yo te he azotado con mi lujuria, y tú me has devuelto pureza. Yo te he despojado con mi avaricia y tú me has dado la riqueza de ti. Yo te he descargado mi hiel y mi vinagre, y tú me has devuelto dulzura. Tú que has soportado mi desprecio y mis insultos, me has devuelto mansedumbre. Tú, que has padecido los clavos y la lanzada de mí, me has devuelto tu obediencia. Tú, que has sido, maltratado, escupido, latigado, ofendido, ultrajado, escarnecido y crucificado por mí, me has devuelto la salvación. Por eso, Señor, mírame porque solo espero tu misericordia. Amén
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