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María del Carmen Félix

La sobrina nieta de la diva del cine mexicano María Félix confiesa que el apellido ya no le pesa. “Ahora el apellido de mi tía ya no me pesa, incluso resulta muy divertido. En alguna ocasión me dijeron: ‘No temas al apellido, porque a medida que trabajes, encontrarás a tu propia actriz y la llevarás a la grandeza’”.

por CARLOS MORA

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Durante la 26ª edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), presentó la película Antes que lleguen los zopilotes, dirigida por Jonás Díaz. La actriz protagonista habló después de haber sido parte del Festival Internacional de Cine de Rotterdam.

¿Cómo te sientes al estar en este festival?

Me siento muy contenta. Ya había tenido la oportunidad en ocasiones anteriores, pero es la primera vez que vengo a presentar una película mía, Antes que lleguen los zopilotes, que es muy importante tanto en mi carrera como en mi vida personal. No solo porque tengo mi primer papel protagónico en la historia, gracias a la confianza del director Jonás, sino también porque es un guión maravilloso que me encantó desde el principio. La presentamos en el pasado Festival Internacional de Cine de Róterdam y teníamos muchas ganas de ver cómo la recibiría el público en México. Fue una apuesta maravillosa que Jonas hizo al crear una historia de realismo mágico. Para mí, como actriz, fue un proyecto delicioso.

Es la ópera prima de Jonás. ¿Qué viste en el proyecto para aceptarlo?

Vi la riqueza del lenguaje y la cosmogonía que Jonás propone, muy en la línea de Rulfo. Evoca textos como Pedro Páramo o El llano en llamas, pero desde la perspectiva del agua. Mi personaje, La tuza, vive en el agua en lugar de los cerros o las llanuras. Es una reminiscencia de las voces que se pierden en el horizonte, tal como lo propone Juan Rulfo. Jonás lo traslada a una barca llamada La Remedios, que se convierte en un universo de realismo mágico y realidades paralelas.

Es una película filmada en blanco y negro, una apuesta arriesgada en la realización de películas.

Me encanta, porque creo que desafía al espectador al proponer un ritmo diferente, especialmente para nuestra generación. Estamos tan acostumbrados a la grandiosidad del diseño y la imagen, la inteligencia artificial, el 4K y la rapidez en todo, pero aquí es diferente. Hay un ritmo distinto, no hay miedo al silencio, la fotografía es poética y evocadora. Es difícil creer lo que se ve en pantalla y cómo se filmó. Grabamos en una casa en la Colonia del Valle a plena luz del día, creando un universo ahí. El enfoque en blanco y negro es un tributo a los orígenes del cine, a su enfoque artesanal. Dado el bajo presupuesto de esta película, tuvimos que resolverlo con nuestras manos y la pasión por contar historias.

¿Cómo ves el papel de las mujeres en la industria cinematográfica actual?

Las historias que están emergiendo tienen más sustancia, como decimos. Hablan más desde la perspectiva femenina, ya que antes no éramos las protagonistas principales o había muy pocas ocasiones. Luchábamos en los castings para obtener la oportunidad de interpretar personajes que llevarán la trama de principio a fin, y que no se limitarán a los paradigmas o estereotipos de mujeres sumisas o pasivas. Las puertas se están abriendo cada vez más a historias más complejas, que exploran los claroscuros de la condición humana, reflejando mejor la sociedad y generando empatía con el público. Agradezco mucho este momento que estamos viviendo.

Por cierto, ¿cómo es para ti llevar el apellido Félix?

Ahora es muy divertido (risas), incluso me divierto con ello. A veces bromeo diciendo: “Dime algo y te levanto la ceja” (como solía hacerlo mi tía).

Cuando llegué a la Ciudad de México para estudiar actuación, conocí al actor Jesús Ochoa, quien ha sido un gran compañero y guía en mi camino. Él me decía: “Vas a encontrar tu propia voz actoral, no tengas miedo del apellido. Concentra tus esfuerzos en desarrollarte como actriz, en enriquecerse a través del estudio, talleres y obras de teatro. Tu talento hablará por sí mismo y el apellido no será un obstáculo.”

Inicialmente, no quería que la gente supiera que era parte de la familia Félix. El medio a veces puede ser cruel, especialmente cuando se lleva un apellido tan influyente. Así que me centré en mi preparación, estudios y en involucrarme en el teatro. Esto me brindó la confianza para enfrentar las comparaciones y los comentarios, positivos y no tan positivos. Aprendí que soy actriz por mérito propio, independientemente del apellido Félix. Con el tiempo, he ganado confianza en mí misma y en mi trabajo. Los personajes que he interpretado y la respuesta positiva del público en teatro y series hablan por sí mismos.

Incluso me han invitado a interpretar a María Félix, como en Antes que lleguen los zopilotes. El personaje de La Tuza rinde homenaje a los icónicos roles que María interpretó, como Juana Gallo o La Cucaracha. Aunque no soy ella, mi interpretación es un tributo a esas mujeres a las que ella dio vida.

¿Qué opinas de las películas que María Félix hizo? Me encantan, disfruto viéndolas mucho. Siempre surge el debate sobre si era una gran actriz o no, si repetía sus papeles, pero de todas formas, abrió camino para muchas de nosotras. Logró protagonizar sin experiencia actoral, enfrentándose a figuras como Jorge Negrete y Pedro Infante. María tenía una intuición avasalladora frente a la cámara y una capacidad única para cautivarla. Su belleza y misticismo también juegan un papel importante en su legado. La veo como una precursora del feminismo en México y una inspiración sociocultural. Se atrevió a divorciarse en una época en que eso era mal visto. Ser madre soltera y cambiar de marido desafiaba normas patriarcales. Sus frases, como “No me quedo donde no soy feliz” y “Yo escogí a los hombres que amé”, son empoderadoras. Aunque el patriarcado no lo apruebe, lo celebro.

Hablando como espectadora de su cine, he disfrutado sus personajes, incluso me hacen reír, como sus interacciones con Pedro Infante. Tendré una aparición en la bioserie de Pedro Infante, junto a Mario Morán, quien interpreta a Pedro. Será un pequeño homenaje a través de escenas compartidas, lo cual es enriquecedor.

¿Qué crees que María hubiera pensado sobre estos homenajes y la colaboración de mujeres en el cine?

Sin duda los aplaudiría y diría: “Se tardaron, las mujeres estamos aquí desde hace tiempo”. También celebraría que las mujeres en el cine y en todos los ámbitos se están preparando. María valoraba la educación y el empoderamiento femenino. Hubiera dicho “Bravo” por voltear la atención hacia las mujeres creadoras en el cine y nos alentaría a seguir preparándonos.

Personalmente, he dado vida a María de formas inesperadas a través de otros personajes. Creo que incluso La Tuza refleja más de María que si hubiera interpretado su papel directamente. Ella tiene mucho que contar y seguramente seguiré cruzándome con ella en mi carrera. En La Tuza, le rindo un gran guiño.

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