Revista Cascada nº 1

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LLAMADA A LA MISICORDÍA

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MARÍA: SU CONCEPCIÓN Y EL NACIMIENTO DEL MESÍAS

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UNA ENTREVISTA CON EL PREMIO NOBEL AHMED ZEWAIL

VOL. 1

ENERO • MARZO 2012

UNA REVISTA DE PENSAMIENTO CIENTÍFICO Y ESPIRITUAL

Tormentas eléctricas en todas partes, el mundo sigue girando, otro huracán se evapora en cada vuelta, Para los que tienen consciencia, el ciclo vital transmite un mensaje, no importa lo que dice al respecto, Hacia su destino, el mundo sigue girando.

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SUMARIO /////

NÚMERO

ARTE & CULTURA

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Diálogo María: Su Concepción y el Nacimiento del Mesías Clare Julian - Meryem Tuz

Diálogo Las Relaciones Islámicas con Judíos y Cristianos Kara Potter

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Cultura y Sociedad Un Legado de Esperanza

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Literatura e Idiomas La Historia de Una Mentira

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Educación ¿Cómo podemos motivar a nuestros hijos a aprender?

ENERO • MARZO 2012

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Artículo principal

Llamada a la Misicordía M. Fethullah Gülen

Raaza Jamshed Butt

Mirkena Özer

Rahila Bashir

CIENCIAS

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Ciencia El Sol: Una fuente que no podemos utilizar

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Física y Metafísica La ciencia en el mundo islámico: una entrevista con el Premio Nobel Ahmed Zewail Nuh Gedik

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CREENCIA

Bedirhan Altunay

Fisiología ¡Pedro, soy yo, tu corazón! Irfan Yılmaz

Ciencia y Tecnología 1. Con «Como si me lo hubiera comido» la dieta es efectiva 2. El cerebro confirma: Aprender a leer no tiene límite de edad 3. Culturomics: Midiendo la cultura a través de los libros 4. Finalmente, la búsqueda de otras dimensiones no es pseudo-ciencia

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Espiritualidad El sufismo y sus orígenes M. Fethullah Gülen

Preguntas y Respuestas ¿Existe Dios? M. Fethullah Gülen


CARTA DEL EDITOR /////

www.revistacascada.com

H

Querid@s lector@s: e aquí el primer volumen de CASCADA, una revista trimestral que ofrece una interpretación de la existencia basada en la espiritualidad. La revista CASCADA intenta reflejar la Sabiduría Divina en el universo y la creación a través de un enfoque exhaustivo. Por tanto, procura organizar el encuentro armonioso de la ciencia con la espiritualidad con el fin de explorar el universo que alberga el ser humano. En efecto, la revista CASCADA ha sido fundada para presentar una dimen­ sión distinta del «gran libro del universo creado para mostrar La Ex­istencia Divina». La revista CASCADA se adhiere a la creencia de que el universo entero y todo lo que existe más allá de éste son manifestaciones de los Nombres Divinos de Dios Todopoderoso, y que los descubrimientos científicos abren nuevos horizontes que conducen a la Verdad considerando hasta la más mínima partícula de la existencia como un signo de Su Creador. Es por eso que la CASCADA intentará justificar que la realidad de la existencia podría ser mejor comprendida por el estudio de las ciencias positivas a la luz de la religión. Intentará aportar respuestas claras a las cuestiones de cómo y por qué de la creación, que quedaron irresolutas o que suscitaron enfoques erróneos. La CASCADA, teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, pretende ser una fuente de información verídica y confirmada para llenar los huecos en los conceptos de la creación. Difundirá en cada volumen diferentes estudios y pensamientos que anali­zan la existencia humana en el universo, los cuales dependen tanto de las ciencias sociales y modernas como los principios de la fe. Así la revista se compromete a tratar de iluminar las mentes y purificar los corazones tratando tanto los temas científicos como los espirituales que analizan los componentes de la existencia humana. Procura introducir, interpretar y presentar los valores humanos con el fin de mejorar la sociedad global, bajo la dirección de los valores compartidos desde la perspectiva de la fe. La revista, que será accesible al gran público hispanohablante (científico o literario, académico o no, creyente o no creyente) quiere contribuir a la herencia cultural común de la humanidad, no sólo facilitando la integración de las diferentes esferas del conocimiento, sino que también estableciendo un diálogo intercultural deseado para vivir juntos en paz, en un mundo armonioso.

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M.Fethullah Gülen

E

s fácil constatar que quienes no comparten los mismos valores heredados del pasado o no se basan en las mismas fuentes que nosotros, son incapaces de apreciar nuestra congoja; ni tampoco pueden evitar quedar sorprendidos con nuestras actitudes más genéricas. Los que se enfrentan al presente y al futuro solamente desde el punto de vista materialista y tratan la vida basándose en los meros aspectos corporales, tan solo pueden sentir o degustar los placeres superficiales y pasajeros del cuerpo. Y, una vez más y siempre según esta visión corrompida, lo que no tiene relación con la corporeidad o con el cuerpo en sí no merece la pena ser mencionado. El pasado y el futuro carecen de significado alguno. El pasado y el futuro no son más que refugios en los que pueden guarecerse aquellos que han perdido el presente. Lo que este tipo de gente considera esencial es el presente; lo demás, para ellos, es perder el tiempo. Y lo cierto es que, atrapados en tan estrecha perspectiva, no son capaces de entender declaraciones como aquella que dice: «Si supierais lo que yo sé, apenas podríais reír y lloraríais con frecuencia». El Sultán de las Palabras, el Profeta de quien se ha transmitido este hadiz, sabía de sobra por qué lloraba, del

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mismo modo que esos espíritus desarrollados que están satisfechos solo con la fe, el conocimiento divino y el amor, y están preparados con sus armas para la eternidad, saben muy bien por qué lloran y qué es lo que buscan. Esa gente tiene muchos motivos para llorar. Además de la creencia y conseguir la paz –cuestión que interesa a todo el mundo− o el peligro de ahogarse en la incredulidad, hay una multitud de problemas que necesitan resolverse, tanto sociales como económicos, políticos y culturales. Hay casos de injusticia que se consideran causa fundamental del malestar social. Hay derechos que necesitan ser reconsiderados y redistribuidos de acuerdo con los valores humanos y siguiendo los principios de la ecuanimidad y de la conciencia. Están nuestras esperanzas e ideales relacionados con la eternidad y, oponiéndose a ellos, hay obstáculos antidemocráticos que no pueden ser analizados, además de la propaganda del poder. Hay muchos ámbitos en los que la emoción todavía domina a la razón y las órdenes se dan siguiendo la imprudencia del poder. En muchas partes del mundo los errores humanos y las acciones que se consideran incorrectas son todavía eliminados con lágrimas y sangre. De vez en cuando se lleva a la gen-

te obligada en dirección al Paraíso o se la empuja con rudeza hacia el Infierno, sin tener en cuenta sus deseos o sus opiniones. Cada día se forman nuevos bandos y cada equipo lucha por sus esperanzas o por sus propuestas; cada ideología describe el estilo de vida que conviene a sus principios. Y, lo que es más, a la gente se la obliga a encajarse en esta estrecha semblanza y a que viva como corresponde. A lo largo y ancho del mundo, en cientos de lugares, las conciencias individuales siguen siendo aplastadas, el deseo de la comunidad se sigue ignorando y los ojos de la conciencia siguen cegándose. Lo cierto es que la manera más fácil de aliviar sus dolores y eliminar la represión social y personal, es dejar de interferir con sus conciencias y enseñarles cómo existir con su propia voluntad y su propia valoración. Lo cierto es que, si el mecanismo de la conciencia se mantiene vivo y en la sociedad se respetan la voluntad y la conciencia, la gente podrá ser humana y ser dirigida hacia los valores humanos. Los individuos sólo pueden considerarse verdaderos ciudadanos cuando existen con su propia conciencia y su propia voluntad, para así llegar a la madurez y ayudar a los demás en el terreno espiritual. De no ser este el caso, la


«de la naturaleza y la forma más perfectas»1 como seres humanos que somos. Yo creo que esos seres bendecidos que comprenden esta cuestión tan crucial no sólo intentarán llevar a los demás por el camino recto sino que también garantizarán su propio futuro. Me veo obligado a repetir que los proyectos individuales de iluminación espiritual que no tienen como fin ayudar a la comunidad están condenados al fracaso. Más aún, no es posible resucitar los valores que han sido destruidos en los corazones de los individuos que viven en sociedad, ni tampoco los que lo han sido en la conciencia o en la voluntad. Del mismo modo que no son más que una ilusión los planes y los proyectos para la salvación individual que no estén relacionados con la salvación de los demás, la misma fantasía es creer que se conseguirá el éxito como un todo paralizando al mismo tiempo el despertar del individuo. Basándonos en esto, creemos que −una vez entendido por nuestras voluntades individuales y nuestras conciencias que todo el mundo tiene sus propias manos− el juntar estas manos con voluntad y con conciencia colectiva es lo que puede solucionar todos los problemas. Con este tipo de actitud podemos esperar mantener, e incluso incrementar, la fertilidad de nuestras vidas individuales, al tiempo que obsequiamos a los demás con el elixir de la vida; y esto hará que nuestra valía material y espiritual aumente de forma gradual. Para nosotros, cuanto más altruista sea un plan o un mero intento y cuanto más a menudo esté dirigido hacia el bienestar de los demás, más consistente y más prometedor nos

parecerá ser. Esto es verdad porque lo que mantiene viva a una persona es el objetivo de elevar a los demás. Lo contrario de esto es el interés personal que mata o paraliza a los seres humanos. Los que malgastan sus vidas buscando el interés personal acaban por corromperse tarde o temprano, estén o no metidos en políticas deshonestas. Pero, por otro lado, aquellos que se mantienen vivos, sirviendo de inspiración para que otros despierten, caminan seguros suministrando el elixir de la vida en los lugares donde los demás son arrastrados por el viento como si fueran hojas secas. Y esta es la gente que, en este maratón que se desarrolla en este mundo y en el que ha de venir, han sido premiados con «la satisfacción». El fraternalismo de los políticos que parecen haber aceptado la existencia y el derecho a la vida de los demás porque sirven a sus intereses personales, es algo en lo que jamás se puede confiar; ni tampoco se está a salvo cuando se les lleva la contraria. Este tipo de gente lo único que hace es pensar todo el tiempo en sus intereses personales. Por eso adulan e incluso se someten a los caprichos de otras personas. Si es necesario, esa gente aplasta a quienes pueden permitírselo y discurren siempre nuevos planes contra aquellos a quienes necesitan. Cuando acceden al poder son tiranos despóticos; y al contrario, cuando se ven débiles se acobardan y actúan servilmente. Al estar mintiendo sin cesar se ven derrotados por sus propias argucias y así preparan su perverso y sórdido final. Se convencen a sí mismos de que tienen a todos embaucados y

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ARTÍCULO PRINCIPAL

sociedad se verá ineludiblemente afectada por problemas de tipo social, político, administrativo y económico. Una comunidad que está compuesta de piezas inadecuadas, incongruentes o unidas a duras penas, no puede ser calificada de nación. Y de la misma manera, una masa que parece ser una nación pero que se ha deteriorado sin posibilidad de recuperación, no puede prometer un futuro brillante. Si queremos la salvación de la sociedad como un todo, es fundamental que todos y cada uno de los individuos estén alertas y motivados. La estrella de la buena fortuna de nuestra sociedad aparecerá de una manera sorprendentemente reconfortante si imploramos la salvación de los demás, hombro con hombro y con las palmas vueltas hacia el cielo. La esencia de los principios fundamentales que nos ayudan a alcanzar la tan deseada madurez se compone de ser conscientes de la fe con toda su peculiar profundidad, de saber soportar el dolor y los esfuerzos en la adoración, ser morales en todas nuestras acciones, estar revitalizados en el ámbito de lo espiritual, de la conciencia y de los sentidos, y de medirlo todo con la corrección del corazón. Si estamos iluminados con estos principios podremos trascender los límites de la individualidad, exigir algo en consonancia con estos principios y, al mismo tiempo, ser conscientes de lo que pedimos. Y si damos un paso más podremos conectarlo todo con la eternidad y evaluarlo con el criterio más elevado. De esta manera, compartiendo todos esos aspectos beneficiosos de la humanidad, podremos proclamar una vez más el firme deseo de ser

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engatusados y de que, además, hacen lo correcto. Y sin embargo, estos pobres políticos se exponen demasiado al destruir su reputación para favorecer sus carreras. Un intelecto tan engañoso, fácil de detectar en algunos, es un trastorno muy serio y una enfermedad psicológica incurable. Las personas de esta clase buscan siempre su interés personal, a pesar de que no sirven para nada. Así y todo, esto no les sirve para mejorar su reputación ni dar fama a su carrera y suelen acabar encogidos y serviles. En el caso contrario, las raíces de la conducta de la gente de servicio son un extenso período de preparación y un severo sufrimiento, seguidos de una llamada a la misericordia, cuyo objetivo es la búsqueda y defensa de los derechos de los seres humanos. Esta llamada va más allá de la responsabilidad

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individual y transciende los límites de la conciencia de la responsabilidad social con una sinceridad muy profunda; y es el tipo de misión que corresponde a una persona de corazón. La gente del corazón son los líderes de todas las acciones caritativas, sus trabajos reflejan su estilo propio y son claros y honestos en todas sus obras. Por muy inclementes y despiadadas que sean las circunstancias, este tipo de personas están decididas a no apartarse del camino trazado y, confiando en sus propios principios, no se alteran por nada. Con sus sentimientos internos y externos están programadas para, en cierto modo, ver y oír a Dios, para conocerlo y vivir con Él. Este tipo de actitud ante el mundo parece demostrar que es posible observar el cenit de la Otra Vida. Pero aún hay más; la forma de vida que

han adoptado estas personas, con todas sus variantes, es lo suficientemente clara y carente de límites como para permitirles entrever un destello del tranquilo refugio que les espera en el Más Allá. La verdad es que éstos, los de corazón más puro, ya han conseguido ese objetivo que los demás solo pueden soñar con conquistar tras millones y millones de años de duros trabajos. Se supone que han llegado a disfrutar de la compañía de Dios y que se sientan con los moradores del rango más elevado, rodilla con rodilla, hombro con hombro, demostrando así ser los que han conseguido la victoria eterna. Siempre sinceros y profundos, la gente del corazón busca incesantemente grandes proyectos y grandes alturas.


Piensan en la misericordia, hablan sobre la misericordia y buscan la manera de expresarse con misericordia. Y se esfuerzan de tal manera en conducir a todo el mundo, sin discriminación alguna, a la gloria infinita, que sacrifican los placeres del mundo futuro y el poder espiritual, sin tan siquiera mencionar los intereses materiales y el deseo por obtener rango alguno. Su nivel espiritual y su relación con los demás muestran una actitud espiritual que pone de manifiesto el hecho de encontrarse en la presencia del Poder Supremo. Y donde los demás perecen, ellos viven una y otra vez. Teniendo presente la máxima «No quieras para los demás lo que no quieres para ti mismo», esta gente del corazón se esfuerza con denuedo por los demás para que se beneficien de lo que ellos ya han visto que es útil. La inmensidad de los horizontes de esta gente es tal

que son incluso capaces de hacer revivir la misericordia en el corazón de los tiranos. Al mismo tiempo, creen que estar con los oprimidos es lo mismo que estar con Dios y, en consecuencia, los apoyan y defienden. Vivir para los demás es el factor más importante que define la conducta de estos héroes. Su mayor preocupación estriba en sus ansias de ser elegidos para tales misiones y su característica más destacada es que su mayor ambición es buscar la complacencia de Dios. Cuando se esfuerzan para sacar de la oscuridad a los demás no sienten dolor alguno ni sufren la conmoción que causa el deleite de iluminar a los demás. Los logros que esta gente consigue se consideran revelaciones de Su sagrada ayuda, y este tipo de personas se inclinan

con toda modestia, anulándose a sí mismos una y otra vez, día tras día. Y además de todo lo dicho, tiemblan con la idea de que sus emociones lleguen a interferir con las obras que han hecho llegar a la existencia y dicen entre gemidos: «Tú eres todo lo que yo necesito». Hemos esperado mucho tiempo y con impaciencia la llegada de esas manos bendecidas para que transformen lo que puede ser descrito como «las tierras asoladas, los hogares arruinados y los desiertos remotos» en una nueva realidad. Y nosotros estamos decididos a esperar muchos más años con fe, deseo y decisión. Y pedimos que la expectación que estos corazones puros y compasivos tienen de Su Misericordia Infinita sea con creces respondida.

Nota 1

«En verdad que hemos creado al ser humano con la naturaleza y la forma más perfectas». (Sura at-Tin, 95: 4)

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Clare Julian - Meryem Tuz

Tal vez, en un nivel más inconsciente, por la necesidad de lo universal, el gran corazón de la Madre María puede sentirse más profundamente por muchos de nosotros en un momento en el que otras fuentes que nos alimentan tanto material como espiritualmente están causando tantos inconvenientes en nuestro mundo. Tal vez porque comprendemos intuitivamente que María nos revela una expresión sublime de lo que significa ser verdaderamente un ser humano; incomparablemente santo, además de carente de cualquier juicio o dualismo. /////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

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S

omos un pequeño grupo de mujeres musulmanas de origen turco y católicas, que se conoció en la primavera del año 2009 y reconoció de inmediato la relación espiritual que mantenemos los unos con los otros. Desde entonces, nos hemos estado reuniendo con regularidad para compartir nuestra fe y el amor de Dios. En nuestros estudios hemos descubierto que María es elogiada de forma

juicio o dualismo; de sólida cultura y espiritualidad judía, al mismo tiempo que universalmente receptivo a todas las personas como pueblo de Dios.

DIÁLOGO

¿Por qué elegimos a María?

genuina en ambas tradiciones. Por ejemplo, ella es la única mujer mencionada por su nombre en el Sagrado Corán, y se menciona en doce capítulos, sumando un total de treinta y cuatro veces, (Revista «The Fountain», Número 72, págs. 46-50). Hay un capítulo en particular, la sura 19, que lleva su nombre, Maryam. Además, dentro de la tradición católica, los honores dados a María son innumerables. Las letanías compuestas en su honor y las oraciones llevadas a cabo en varias ocasiones durante el año revelan los títulos que se le ha dado: Madre de la Redención, Madre del consuelo y la comprensión, Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, son algunos de ellos. Pero, realmente, ¿por qué hemos escogido a María para comenzar nuestros estudios más formales en conjunto? Tal vez, en un nivel más inconsciente, por la necesidad de lo universal, el gran corazón de la Madre María puede sentirse más profundamente por muchos de nosotros en un momento en el que otras fuentes que nos alimentan tanto material como espiritualmente están causando tantos inconvenientes en nuestro mundo. Tal vez porque comprendemos intuitivamente que María nos revela una expresión sublime de lo que significa ser verdaderamente un ser humano; incomparablemente santo, además de carente de cualquier

La concepción y el nacimiento del Mesías Tanto el Cristianismo como el Islam enseñan que María fue elegida para ser la madre del Mesías, Jesús/Isa, y que su concepción fue posible mediante la intervención milagrosa de Dios, y no por una relación humana. Ambas tradiciones dan constancia de que el Arcángel Gabriel se le apareció a María para anunciarle que ella había recibido la gracia de Dios: María, llena eres de gracia, bendita tú entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre (Lucas, 1:42). Y (recuerda) cuando los ángeles dijeron: «María, Dios te da las buenas nuevas de una Palabra procedente de Él cuyo nombre será el Mesías, Jesús, hijo de María, altamente honrado en esta vida y en el Más Allá, y uno de los allegados a Dios (Al-‘Imran 3: 45). María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. (Lucas, 1:34-36).

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Y (menciona) a esa bendita mujer que dio el mejor ejemplo de la salvaguardia de su castidad. Insuflamos en ella Nuestro espíritu e hicimos de ella y de su hijo signos milagrosos (de Nuestro Poder e incomparable modo de hacer las cosas) para todos los mundos (AlAnbiya’ 21:91). Aunque el Corán no hace mención expresa de la visita de María a su prima Isabel, según consta en el Nuevo Testamento, el encuentro es bien conocido entre los musulmanes y representado con ternura en la hermosa película que los musulmanes han proyectado acerca de la vida de María1. Además, tanto el Corán como la Biblia hacen referencia a los tres días en los que el profeta Zacarías estuvo sin hablar, mientras transcurrían estos hechos, como consecuencia de haber pedido a Dios una «señal» (Maryam, 10

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19:10; Lucas, 1:18). El Cristianismo y el Islam están de acuerdo en que María estaba sola cuando el Arcángel Gabriel se le apareció. El Islam, sin embargo, también sostiene que en el momento mismo en que María dio a luz a Isa (Jesús) en Belén, se encontraba de nuevo sin compañía humana. El Corán afirma que María estaba sola en el desierto y que, en momentos de gran aflicción, justo antes del nacimiento de Isa, Dios la consoló y tranquilizó. Le proporcionó alimento desde una palmera datilera sagrada cercana, así como bebida de un riachuelo que surgió milagrosamente. Poco después de su nacimiento, el bebé Isa/Jesús le habló a su madre con palabras tranquilizadoras y reconfortantes, y María hizo la promesa de permanecer en silencio ese día: Si vieses a alguna persona, di

(por señas): «He hecho voto de silencio al Misericordioso, por lo que no puedo hablar con ningún ser humano hoy». (Maryam, 19:26). La imagen cristiana del nacimiento de Jesús es diferente en varios aspectos. En el Nuevo Testamento, María es desposada con José, que asume el papel de compañero de casta y de tutor y protector de ella y de su hijo. Es habitual que los cristianos visualicen a María y a José juntos en un establo o en una cueva con el niño Jesús envuelto en pañales y acostado en un pesebre; de hecho esta es la escena descrita en el relato del Evangelio de San Lucas. Sin embargo, el momento exacto del nacimiento de Jesús no nos ha sido revelado, sólo lo acontecido después de su nacimiento. En realidad, es esa misma noche o quizás al día siguiente lo que se describe en el relato de San Lucas en el Evangelio, cuando los pastores llegan y «se maravillan», en compañía de María y José, a la vista del Mesías envuelto en pañales y acostado en un pesebre (Lucas, 2:16). Es interesante resaltar que a diferencia de lo «maravillados» que están los pastores, Lucas usa la frase, «pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón». Podríamos considerar esta declaración una sutil referencia a la promesa de «silencio» que María pudo haber mantenido ese día, la cual se refleja de manera más explícita en el Corán. También vale la pena señalar que los acontecimientos que rodean al verdadero nacimiento de Jesús, revelados tanto en los escritos de María de Ágreda como en los de Catherine Emmerich,2 indican que María estaba solamente en compañía Divina en el momento en que dio a luz al Mesías. Catherine Emmerich, una monja católica y mística del siglo XVII, por ejemplo, dice que José observó una luz sobrenatural alrededor de María, «entró en su pequeña celda y se postró para rezar».3 Del mismo modo, María de Ágreda, también monja católica y mística del siglo XIV, afirma que José se había retirado a otra parte


de la cueva y pasó esa noche en oración de vigilia. Evocando la escena descrita en el Corán, María de Ágreda escribe que, poco después de su nacimiento, el niño Jesús realmente pronunció palabras de consuelo a su madre.4 De mayor interés es un relato en el que Catherine Emmerich cuenta lo que ocurrió apenas unas horas antes de la Natividad, cuando María y José pasean por el valle, detrás de la cueva, y visitan la «tumba de Mahara (niñera de Abraham)». Esta tumba estaba situada cerca de un «árbol sagrado». Aunque en este lugar, José y María pasaron cierto tiempo juntos en oración, hubo un momento en el que José fue a la ciudad de Belén para obtener algunas provisiones, dejando a María sola. Esta imagen de María, la soledad en las afueras de la ciudad y la cercanía de un árbol sagrado poco antes del nacimiento de Jesús, tiene un notable parecido con la escena mencionada en el Corán, donde María, justo antes de que naciera Isa, se encuentra en las afueras de Belén y cerca de una palmera datilera sagrada. Catherine Emmerich narra que cuando José regresó con las provisiones, acompañó a María de nuevo a la cueva y poco después ella dio a luz a Jesús.5 En cambio, los musulmanes creen que María dio a luz a su hijo bajo este árbol sagrado (Maryam, 19:23). Nos gustaría hacer una última observación en relación con la concepción de María y el nacimiento del Mesías. Como claramente se indica en el Corán, aunque en los Evangelios solamente se aluda a ello, María es despreciada por aquellos que consideraban el nacimiento de Jesús como fruto de una relación adúltera. Esto puede explicar en parte la angustia que experimentó María y que aparece descrita en la sura 19 del Sagrado Corán, cuando Dios la conforta en los momentos previos a la concepción. Otros pasajes en el Corán hacen referencia a un enfrentamiento entre María y su propia gente en relación con el nacimiento de Isa: Exclamaron: «¡Oh María! ¡Sin

duda has hecho una cosa inesperada y extraña! ¡Oh hermana de Aarón! Tu padre nunca ha sido un hombre malvado, ni tu madre fue impura» (Maryam, 19:27-28). En comparación, se puede examinar una sutil referencia hecha en el Evangelio de Juan. En los capítulos siete y ocho de San Juan se describe un entorno en el que Jesús se enfrentó con falsos líderes religiosos. En el transcurso de sus burlas, infieren que Jesús era el «hijo de un samaritano». Aunque más sutiles fueron las conclusiones hechas en cuanto al juicio sobre la reputación de María y sobre la implicación de que Jesús era el producto de una relación ilícita, como algo evidente. La respuesta que Jesús les dio «me estáis deshonrando» es particularmente apropiada a la luz de esto. Por lo tanto, el Corán parece expresar más claramente la dolorosa experiencia que María, en particular, sufrió a causa de este asunto. Aunque no completamente idénticos en sus detalles, estos relatos que hablan sobre la experiencia de María con respecto a la concepción y al nacimiento de Jesús contienen muchos paralelismos asombrosos. Tal vez las que parecen presentarse, en una primera lectura, como diferencias irreconciliables entre los Evangelios y el Corán, no sean en realidad sino vislumbres parciales de una visión más completa. Esta imagen más «completa» no deja de estar presente en los escritos sagrados de cada tradición, aunque aparece simplemente con algunos aspectos ocultos. Si consideramos estos aspectos con un corazón más abierto, tal vez se nos permita ver algo mucho más grande y profundo.

aspecto de la enseñanza de la Cábala se puede aplicar a María y tal vez resulte así más comprensible. Es esencial para las enseñanzas de la Cábala entender que Dios, el Creador Divino, es en Su esencia misma el «Deseo de Otorgar». En otras palabras, Dios es Dios porque Él está continuamente otorgando, y no posee otro deseo más que conceder Su abundancia a Su creación. Por el contrario, la creación ha sido creada y diseñada para recibir la abundancia de Dios. Esto se conoce en la Cábala como el «Deseo de Recibir». Por lo tanto, Dios creó a Su creación a fin de que recibiese Su bondad y se adaptase a Su deseo de dar incesantemente. El deseo de la creación por recibir es comparable a una taza o vaso vacío, el cual espera ser llenado por la abundancia de Dios. Este recipiente es conocido en la Cábala como «Kli». La Cábala enseña que a pesar de que la voluntad de Dios para otorgar se manifiesta continua y perfectamente, el deseo de recibir es limitado y está marcado por necesidades egocéntricas6. Si damos un salto espectacular respecto a su significado, es posible utilizar las enseñanzas del misticismo judío para percibir a María como el último modelo de «Kli» (es decir, de la receptividad del hombre hacia Dios completamente libre del propio ego). En su deseo innato, como ser humano, de agradar a Dios y recibir Su voluntad, reflejado en el Evangelio como su propia naturaleza —«Hágase en mí según tu voluntad»— María cumple a la

María – el «Kli» del misticismo judío: Aunque el nacimiento virginal de Jesús por la intervención divina no se admite en el Judaísmo, tal y como sucede en el Cristianismo y en el Islam, es interesante destacar que existe un tema similar revelado en las enseñanzas espirituales del misticismo judío, conocido como «la Cábala». Aunque a veces es teóricamente complejo, un Enero, Febrero, Marzo

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perfección el propósito de su existencia. Por medio de su amor desinteresado hacia Dios, su inquebrantable confianza en Su benevolencia, y la receptividad completa a Su deseo de dar, María, el perfecto «Kli», se convierte en un medio por el cual Dios da a luz a través de ella a aquello que aún no ha sido previamente realizado -la plenitud de Su felicidad Divina manifiesta en el alma y en la humanidad de Jesús. De la misma forma que estamos descubriendo a través de las ciencias cuánticas que nuestros propios pensamientos o intenciones se manifiestan con el tiempo en el plano físico, en una u otra forma, también, un pensamiento, o una palabra, o la intención que existe en la «mente» de Dios —por así decirlo— en última instancia, se llevará a cabo en la realidad física. Es interesante señalar que Jesús es conocido y nombrado en el Islam y en el Cristianismo como la «Palabra» de Dios (El Corán, 3:45; Juan, 1:1-3,14). En el plano mundano y práctico, la mente humana tiene dificultad para entender la concepción milagrosa de María y el nacimiento virginal de Jesús, pero en el reino místico de la Cábala, por ejemplo, podemos llegar a reconocer la experiencia de María como la receptividad hacia Dios, de la misma forma en la que hemos sido creados para ser la manifestación de 12

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Su amor, así como el medio que Lo mantiene vivo en el mundo.

Desde el corazón - ¿Cómo María ha llegado a penetrar en nuestro interior? y ¿Quién es María en mi vida? por Ayse Cuando empezamos a unirnos y a compartir nuestra fe con los demás, me di cuenta de cuántas cosas tenía que aprender aún acerca de mi propia fe. Siempre me habían dicho que mi fe reúne a todas las religiones abrahámicas y que el nombre de mi fe significa paz: Islam. Solo mi mente podía entenderlo entonces. A medida que nos íbamos reuniendo, y conforme estudiábamos la Biblia y el Corán, supimos cómo Dios amó la diversidad y que por ello nos ha creado con diferentes formas, colores, nacionalidades, etc.; y mi corazón empezó a estar de acuerdo con aquello que mi mente había estado aprendiendo. Fue entonces cuando mi corazón comenzó a trabajar con mi mente. Ahora, siento a Dios también en mi corazón. Con el paso del tiempo y tras estudiar a Abraham, Jesús, el Viaje Nocturno (del profeta Muhammad), y a María, mi propia fe comenzó a fortalecerse. María fue la madre de Jesús y una de las mujeres más elogiadas en el Corán; yo ya sabía esto antes de comenzar a estudiar a María en ambas tradiciones. Ahora sé que María es la representación de lo

mucho que Dios ama a las mujeres como Su propia creación, y por qué Él da el nombre de María a un gran capítulo de Su Libro Sagrado. En mi país me preguntaron muchas veces sobre los derechos de la mujer en el Islam. Ahora creo que ya sé la respuesta. María es obediente a la orden de Dios, ella se mantiene firme en su comunidad y está orgullosa de su bebé, al mismo tiempo que es muy humilde en su relación con Dios y tan pura como un ángel. De esta manera, María (que Dios esté complacido con ella) me ha enseñado a ser obediente, humilde, a abstenerme de cometer pecados y a permanecer como una mujer de mi tiempo dentro de mi comunidad y a que, mientras continúe así, seguiré estando cerca de Dios. Me encantaría pasar toda mi vida de esta manera. También me gustaría darles las gracias a todos los amigos que han colaborado en este artículo y me han ayudado a entender a María en mi mente y a sentirla en mi corazón.

María en mi vida por Hulya K. En primer lugar diré que durante nuestros encuentros comprendí la importancia que tiene el diálogo interreligioso. Dios ama la diversidad y nos creó diferentes los unos de los otros. Al mismo tiempo, Él nos ha creado con valores comunes. Sí, todos tenemos ojos, oídos, dedos, e incluso huellas dactilares, pero también somos diferentes unos de otros. Del mismo modo, nuestras creencias tienen los mismos valores, como la creencia en Abraham, Moisés, Jesús y María. La discusión de Abraham, Jesús y María en el Cristianismo y en el Islam hace que mi fe sea más fuerte y más profunda. Además, he aprendido muchas cosas sobre la vida de María. Me siento inspirada por su confianza en Dios. No importa lo grave que pueda ser la situación en la que te encuentres o lo que se diga de ti. Sólo hay que confiar en Dios. Hacer simplemente lo que Él ordena. Basta con aceptar lo que Él te da. No decir ni una sola palabra. Guardar silencio y confiar en Dios. Él sabe y te da lo mejor. En Turquía, María es conocida como «La Madre María». Ahora,


puedo entender por qué es llamada así... En agradecimiento a mis queridos amigos y al señor Fethullah Gülen por sus ideas con las que nos animan a permanecer unidos.

Otra dimensión de la conciencia de María por Clare Tan presente como ha estado María durante todos estos años en mi vida, mi profunda conciencia y amor por ella han crecido aún más en estas semanas de nuestro estudio interreligioso sobre ella. Como cristiana me siento particularmente bendecida por la exposición de aspectos de la vida de María en el Corán que están generalmente ausentes en los Evangelios. Han abierto en mí otra dimensión del gran corazón y del alma de María. Pienso en María como una llave para la verdadera paz entre los pueblos. Cuando ella se revela en el corazón, no sólo el corazón incrementa su amor hacia ella sino que también se siente amado y acogido incondicionalmente por ella. En la tradición católica uno de sus títulos es «Nuestra Señora de Todos los Pueblos». A través de su «estado de virgen», en su corazón y en su alma, que nunca abandonó, siento que soy llevada a las profundidades del conocimiento y al amor por Jesús; y a través de su maternidad universal y del amor hacia todas las personas, me siento conducida a las profundidades del conocimiento y del amor por mis hermanos y hermanas de todas las religiones.

Mis sentimientos hacia María por Hulya T. Mis sentimientos hacia María comenzaron cuando vi una película sobre ella durante mi embarazo. Más tarde, comencé a recitar la sura de María en el Corán y también a leer la traducción de la misma muchas veces. Cuando pasaba por momentos difíciles me acordaba de ella. Pensaba en cómo se enfrentó a tantos problemas. Lo valiente que era, lo segura que estaba de sí misma. Lo profunda que era su fe. En nuestras reuniones se abrió una ventana diferente para mí. Aprendí la perspectiva que adquiere María en diferentes religiones. Aprendí el respeto que se

tiene hacia ella. Cuanto más aprendía, más me gustaba. Lo más importante es que pude ver una imagen completa. De hecho, las similitudes entre nuestras creencias son mucho mayores que las diferencias. Estas frases son sólo un ejemplo de lo que siento. Por último, pero no menos importante, me gustaría dar las gracias a mis queridos amigos.

Conclusión Relacionarse unos con otros y aprender unos de otros en un espíritu de confianza y amor es el regalo más preciado. Como dijo Rumi, el místico y amado sufí del siglo XIII: «Recuerdo un amanecer, cuando mi alma escuchó algo de tu alma». Este «amanecer recordado» es nada menos que nuestra unidad común en el «corazón» de Dios. Las que a veces aparecen en nuestra mente como diferencias irreconciliables pueden ser transformadas e integradas en una perspectiva mayor cuando nos abrimos a la gracia de Dios. Esto es lo que hemos experimentado en nuestro estudio sobre María. En la tradición católica, muchas personas creen que María se ha estado apareciendo a unos videntes en Medjugje, Bosnia, desde 1981. Su continuo mensaje al mundo ha sido: «Ora, ora, ora». Durante los primeros años de las apariciones, fue registrado que su mensaje también incluía la advertencia de respetar las creencias de todas las personas. «Dios es Uno e Indivisible», dijo, y nos advirtió de las terribles divisiones que se han producido en el mundo. Casi al mismo tiempo, María hizo una mención especial de una mujer santa y humilde llamada Pasha y pidió que tratáramos de parecernos más a ella. Posteriormente se descubrió que Pasha era una mujer musulmana que vivía en la cercana ciudad de Sarajevo.7 El mensaje que María pronunció ese día revela una profunda sabiduría y amor incondicional para que reflexionemos. En el contexto de las apariciones admitidas por los «católicos», la Santísima Virgen María advirtió a sus hijos que tomaran ejemplo de

una santa mujer musulmana. El Corán dice que nadie conoce el verdadero significado de la Escritura (es decir, el Corán, la Tora y los Evangelios), excepto Dios y aquellos de verdadero conocimiento, (Al-‘Imran 3:7) y que Él algún día aclarará nuestros malentendidos. «Sea lo que sea que discrepéis, el dictamen final acerca de ello se halla con Dios. Tal es Dios, mi Señor: en Él deposito mi confianza, y a Él me torno en devoción» (AshShura, 42:10). Estas palabras nos aseguran que Dios mismo nos aclarará lo que hoy apenas comprendemos, tal y como el apóstol Pablo declaró en su carta a los Corintios: «Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara» (1 Corintios, 13:12). María nos ha dado un gran regalo en este viaje. La alabamos y le damos gracias por ello. Todavía hay una gran distancia aún por recorrer. Esperamos con la confianza puesta en Dios a que el Señor nos muestre más. Ex miembro de una Orden Contemplativa Católica, Clare Julian es una trabajadora social licenciada en estudios clínicos que actualmente vive y trabaja en Salt Lake City. Tiene una profunda pasión por el potencial de la curación a través del diálogo inter-espiritual y de la amistad, y ha sido grandemente bendecida por ambos. Meryem Tuz es una activista del diálogo en EE.UU. Se graduó de la Universidad Técnica de Oriente Medio, en Ankara, Turquía, con la especialidad en química.

Notas 1 «Santa María», dirigida por Shahriar Bahrani, 2007. 2 Monjas católicas de los siglos XIV y XVII, que recibieron la revelación divina acerca de la vida de María. 3 Catherine Emmerich, La vida de la Santísima Virgen María, pág. 197. 4 María de Ágreda, Mística Ciudad de Dios, pág. 231. 5 Emmerich, op. cit., págs. 195-197. 6 Véase Bnei Baruch Centro de Estudios de Cabalá, cabalacentroestudios.com. 7 Mary Craig, Chispa del cielo: el Misterio de la Madonna, 1988.

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Bedirhan Altunay

E

l sol emite aproximadamente 1,17x1031 kJ (kilojulios) de energía cada año, de los cuales solo media billonésima alcanza la tierra, situada a 150 millones de kilómetros del astro. Un 30% de dicha energía, en forma de radiación de longitud de onda corta, vuelve a reverberar desde el espacio de la atmósfera y la corteza terrestre, mientras que el resto es absorbido y transformado en calor. La mitad de dicha energía participa en el ciclo hidrológico (la evaporación del agua y su consiguiente transformación en precipitaciones). Por ejemplo, para aumentar la temperatura de 1 gramo de agua en 1 °C sobre la tierra son necesarios 4,2 julios de energía (1 caloría); por consiguiente, cada año deben circular

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Consumo de energía y medioambiente El consumo de energía resulta viable para toda forma de trabajo; lo que se mantiene en el medioambiente son los residuos, los cuales no suponen problemas siempre que no dañen el delicado equilibrio ecológico. Sin embargo, el rápido proceso de industrialización y urbanización, que tiene como resultado un consumo excesivo de energía, provoca proble-

mas medioambientales. Dado que los citados procesos de industrialización-urbanización se encuentran directamente relacionados con el consumo de energía y, más concretamente, con los combustibles fósiles, los países industrializados son más vulnerables a sufrir problemas medioambientales. Hoy en día, de todos estos problemas, es el cambio climático, resultado del calentamiento global, el más importante a nivel mundial. El incremento de la proporción del dióxido de carbono, un gas contaminante, en la atmósfera constituye la causa principal del calentamiento global. Dicho aumento se encuentra directamente relacionado con el consumo de combustibles fósiles. Los rayos del sol, que son reflejados desde la tierra, son atrapados por los gases de los dióxidos de carbono en la atmósfera (clorofluorocarbono, óxido nitroso, entre otros gases contaminantes, como es el caso del vapor del agua), sin que puedan volver al espacio, lo que, en consecuencia, provoca que la atmósfera se caliente (efecto invernadero), causando un aumento de la temperatura global. El motivo principal del aumento del dióxido de carbono en la atmósfera es el consumo de combustibles fósiles (77%), así como de la desaparición de bosques (23%). Normalmente el gas de hulla es el último producto de los

procesos anaeróbicos de la naturaleza. Durante los últimos años, la actividad humana ha sido la principal responsable de este anómalo aumento de gases. Algunos de los factores fundamentales de este proceso son la expansión de los campos de arroz (38%), a fin de alimentar a una población cada vez más numerosa, la extracción de gas natural y su distribución (16%), un aumento en el número de cabezas de ganado (14%), la minería del carbón (12%) y la oxidación de la biomasa producida (6%). El clorofluorocarbono se incluye entre los productos industriales; en el caso de los óxidos nitrosos, estos son subproductos de las reacciones del ciclo del nitrógeno en la naturaleza. Recientemente, como resultado del aumento de la utilización de los abonos nitrogenados (85%), los incendios forestales entre otros tipos de incendios (11%), y de la oxidación de la biomasa producida (7%) se ha producido un incremento del óxido nitroso. En consecuencia, el rápido aumento de los gases de efecto invernadero de los últimos años ha provocado que la temperatura media de la tierra haya aumentado en 0,5 °C. Si los gases de efecto invernadero continúan acumulándose a este ritmo, en 2100 la temperatura media de la tierra registrará un aumento de 2–4 °C con relación al período previo a la industrialización, lo que provocará un mayor derretimiento de los glaciares de los polos, y el consiguiente aumento de 0,5–1,5 % del nivel del mar,

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CIENCIA

496.000 km3 de agua a fin de que la vida pueda continuar en nuestro complejo planeta. La otra mitad de la energía absorbida se utiliza en los fenómenos meteorológicos a fin de mantener la temperatura media de la tierra a 15 °C. La gran cantidad de energía que emerge de la condensación del agua evaporada en las zonas más frías y altas de la atmósfera puede provocar tormentas y tornados. Solo un 0,15 % de la energía que alcanza la tierra es utilizada por las plantas y las algas como fuente de energía para la fotosíntesis. La energía que se almacena en forma de energía química dentro de las plantas fotosintéticas produce la fuente de energía necesaria para el alimento que la creación consume. La creación del pasado, debido a procesos físico -químicos, se mineralizó y el poder solar fue almacenado en forma de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural).

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con lo que las zonas residenciales cercanas al mar, los terrenos agrícolas, los humedales y las áreas industrializadas correrán peligro de inundarse. Por otra parte, los riesgos de los cambios climáticos y de la desertización se convertirán en un problema mucho más grave. Algunos países están investigando la forma de calcular los posibles efectos de una disminución del agua, de los alimentos y de las fuentes de energía, así como las medidas a tomar como resultado del calentamiento global. En este sentido, el problema fue expuesto con claridad en las cumbres celebradas en Viena (1985), Río (1982) y Kyoto (1997), aunque ello ha resultado insuficiente para encontrar una solución. Otro importante problema que resulta del consumo excesivo de los combustibles fósiles es el daño medioambiental provocado por la contaminación del aire y la lluvia ácida. Debido al consumo de los combustibles fósiles, son emitidos en el interior de la atmósfera CO2, NOx y SOx, los cuales, en combinación con el vapor de agua, provocan la formación de ácido carbónico (H2CO3), ácido nítrico (HNO3) y ácido sulfúrico (H2SO4). Mientras que, por lo general, el pH del agua de lluvia es 5,5–6, combinada con dichos ácidos desciende a 3,5–4. Este hecho, sumado a la consecuente 16

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disolución de los metales que el agua contiene, supone una amenaza tanto para los ecosistemas terrestres como acuáticos (provocando, por ejemplo, un descenso de las especies marinas de numerosos lagos) además de poner en peligro el equilibrio ecológico.

El impacto de las energías alternativas y renovables sobre el medioambiente El efecto negativo de los combustibles fósiles sobre el medioambiente y el descenso de sus reservas ha acelerado la búsqueda de nuevas fuentes de energía. Aunque la energía nuclear no sea una fuente de energía renovable, en la actualidad se ha convertido en una alternativa energética a nivel mundial. El hidrógeno constituye también otra creciente alternativa como fuente energética. La energía geotérmica es también una fuente renovable, aunque la mayoría de las veces se encuentra limitada a la región en la que se origina. Mediante la tecnología actual, resulta más costoso el uso de energía solar que la extracción de combustibles fósiles. Por otra parte, existe una enorme necesidad de implementar una nueva tecnología orientada a la producción de energía eólica, hidroeléctrica, bio-energía y mareomotriz de la forma más eficaz y al menor coste posible. Derrotados por sus ambicio-

nes, los seres humanos, en particular durante el último siglo, han destruido el mundo y el medioambiente que les ha sido confiado. Debido a que el impacto global y el coste de este proceso han surgido hace solo unos años, ya era demasiado tarde para que los seres humanos tomaran conciencia de la necesidad de encontrar sistemas energéticos alternativos a aquellos que están basados en el consumo de combustibles fósiles. Las preocupaciones que han aflorado en la actualidad no se deben a que por fin hayamos sido conscientes de que se nos ha confiado la tierra, sino sencillamente porque el futuro no anuncia sino la destrucción. En consecuencia, la resolución real del problema no se basa en la búsqueda de una solución, sino más bien en actuar conforme a las leyes del verdadero Dueño del mundo y del universo y en evitar cualquier forma de extremismo.

Obras de consulta Spiro Thomas G. y Stigliani William M. 1996. Chemistry of the Environment, Prentice Hall, Upper Saddle River, Nueva Jersey, EE.UU. Godish Thad. 1997. Air Quality, CRC Lewis Publishers, Boca Raton, Nueva York. World Energy Outlook («Perspectivas de la energía en el mundo»). 2004. Agencia Internacional de Energía.


Kara Potter

DIÁLOGO

E

l Corán expone una serie de actitudes positivas y negativas hacia los judíos y cristianos. La doctrina contenida en estos versículos establece cómo la ley coránica requiere que los musulmanes traten a los judíos y cristianos. Este ensayo examina un tema común a algunas de las diferentes doctrinas: los cristianos y judíos piadosos son elogiados, mientras que aquellos que son malos son condenados. El ensayo también analiza cómo el tratamiento de cristianos y judíos fue realmente puesto en práctica por el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, por pensadores islámicos como Said Nursi, y en la vida diaria por las autoridades gobernantes de las civilizaciones islámicas de la Edad Media hasta el final del Imperio Otomano.

Las escrituras cristianas y judías La teología islámica es estrictamente monoteísta. En consecuencia, el Corán niega doctrinas cristianas tales como la Trinidad y la resurrección de Jesús, que parecen sugerir que Dios trabaja con copartícipes (Jacques, 2004, 16). Sin embargo, Jesús es siempre honrado en el Corán. Es calificado como un «signo» de la misericordia y un «ejemplo». Además, en ningún lugar ni él

ni cualquier otro Profeta es criticado (Jacques, 2004, 16). Moisés también es elogiado en el Corán, siendo mencionado más de un centenar de veces (Khan, 2001, 35). El Corán no pretende sustituir las escrituras anteriores, sino que se entiende que completa las revelaciones de los Profetas (Jacques, 2004, 298). Es la culminación de la historia de la Revelación Divina, la cual incluye historias del Antiguo Enero, Febrero, Marzo

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y Nuevo Testamento, como las de Abraham, Moisés, Noé y Jesús. El versículo 6 de la sura «As-Saff» es un ejemplo de la validación coránica de las escrituras judías y cristianas: «Y Jesús, hijo de María, dijo: “¡Oh Hijos de Israel! No cabe duda de que soy el Mensajero de Dios enviado a vosotros, confirmando (todo aquello de la verdad contenida en) la Tora que fue revelada antes de mí...”» (Murata y Chittick, 1994, 165).

La doctrina coránica sobre «La Gente del Libro» En el Corán, tanto los judíos como los cristianos son conocidos como Ahl al-Kitab, que significa «La Gente del Libro». El Corán establece distinciones entre la Gente del Libro. Muchos versículos reconocen que entre ellos se encuentran tanto desviados como justos (Saritoprak, 2000, 323). Cuando el Corán critica a la Gente del Libro, por lo general deja en claro que se está refiriendo sólo a aquellos que no se adhieren al Mensaje de los Profetas (tawhid) (Murata y Chittick, 1994, 170): Aquellos que no creen persistentemente de entre la Gente del Libro y los politeístas no abandonarían hasta que hubiese llegado ante ellos la Evidencia Clara. (Al-Bayyina, 98:1) Con toda certeza aquellos que no creen -entre la Gente del Libro y entre los politeístas- se hallarán en el fuego del Infierno (Al-Bayyina, 98:6) Algunos versículos que critican a la Gente del Libro sin hacer distinción alguna están abiertos a dis-

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tintas interpretaciones. Por ejemplo, el versículo 5:51 declara: ¡Oh vosotros que creéis! No toméis a los judíos y a los cristianos como amigos y aliados. Algunos de entre ellos son amigos y aliados de otros. Quien de vosotros les tome como amigos y aliados finalmente se hará uno de ellos (Al-Maidah, 5:51). Said Nursi sugiere que el versículo puede referirse a determinados grupos de judíos y cristianos que cometieron traición durante el Pacto de Medina. Nursi señala que en la época del Profeta, la gente se odiaba y se amaba entre sí únicamente por la religión que profesaban. Aquellos que mantenían estrechas relaciones con los no musulmanes eran considerados hipócritas (Saritoprak, 327). Dado que la base para la amistad ha cambiado, la hipocresía en este sentido no tiene mayor relevancia. Otra razón por la que tales versículos deben interpretarse en un sentido más amplio y no literalmente, se debe a que algunas de las palabras árabes utilizadas tienen una etimología ambigua. En este versículo, la palabra amigo (wali) puede significar tutor. Esta oración podría significar que los musulmanes no pueden hacer de los judíos o cristianos sus tutores. En algunos versículos, la Gente del Libro son calificados como kafir, que significa «el que niega la existencia de Dios» o «el que niega la Misión Profética de Muhammad». Los no musulmanes no son considerados necesariamente kafir en el primer sentido de la palabra (Saritoprak, 328). El Corán normalmente defiende la tolerancia, el respeto y la buena voluntad hacia la Gente del Libro.

Por ejemplo, el versículo 60:8 dice: Dios no os prohíbe, por lo que se refiere a aquellos que no os hacen la guerra por motivo de vuestra Religión, ni os expulsan de vuestros hogares, que seáis amables con ellos, y actuéis con ellos con equidad. Dios sin duda ama lo escrupulosamente equitativo (AlMumtahanah, 60:8). Además de abogar por la tolerancia, el Corán alaba a la Gente del Libro. En la sura 21:7, se hace referencia a ellos como a «la gente de conocimiento» (ahl al-dhikr) (Saritoprak, 328) y en los versículos 3:113-115 se declara: (Pero) no son todos iguales: entre la Gente del Libro existe una comunidad ecuánime que recita las Revelaciones de Dios durante la vigilia de la noche y se postran (en devoción). Creen en Dios y en el Día del Juicio Final, ordenan y promueven lo que es correcto y bueno, prohíben y tratan de evitar lo malo y se apresuran a realizar buenas acciones como si compitiesen los unos con los otros. Aquellos son de los rectos. Cualquier bien que hagan no se les negará la recompensa de ello; y Dios posee pleno conocimiento de los piadosos devotos. (Al-’Imran, 113-115). Esta sura es un ejemplo de cómo el Corán reconoce que la Gente del Libro venera al mismo Dios que los musulmanes. Este reconocimiento de un terreno común se repite en otros versículos, como en el 3:64, que ordena: Di (Oh Mensajero): «Oh Gente del Libro, convenid a una palabra común entre nosotros y vosotros: Ve-


neremos únicamente a Dios, sin atribuirle copartícipe alguno y no nos tomemos unos a otros por señores en vez de Dios» (Al-‘Imran, 3:64). Otra implicación del versículo 3:115 es que la Gente del Libro será recompensada. Se admite de modo general en el Corán que la Gente del Libro que acepta el tawhid obtendrá la salvación (Murata y Chittick, 168). Por ejemplo, el versículo 2:62 declara: Los que creen (es decir, los que profesan el Islam) o los que se declaran judíos, cristianos o sabeos (o aquellos que profesan otra fe) -quienes creen realmente en Dios y en el Día del Juicio Final y llevan a cabo buenos actos-, ciertamente su recompensa está con su Señor y no tendrán que temer ni se entristecerán. (Al-Baqara, 2:62).

La tolerancia en la práctica El profeta Muhammad protegió y defendió a la Gente del Libro. En el hadiz relatado por Al-Munawi, se le cita diciendo: «Quien perjudique a un judío o a un cristiano me tendrá en su contra el día del Juicio Final». En un hadiz relatado por Al-Bayhaqi se cita: «Todo aquel que persiga un dimmi [un no-musulmán que paga un impuesto de protección] o usurpe sus derechos, o lo someta a una carga que no pueda llevar, o coja algo suyo sin su permiso, yo estaré en su contra en el Día de la Resurrección». Al-Bujari cuenta cómo el profeta Muhammad

Pintura del siglo XVIII que representa a los judios rezando en una sinagoga

no excluía a los judíos a la hora de visitar a los enfermos. En una ocasión, cuando una procesión funeral judía pasaba cerca de él, se puso de pie por respeto, y cuando se le preguntó por qué, respondió: «¿No es un alma humana?». El respeto del Profeta hacia la Gente del Libro fue un ejemplo para sus contemporáneos. Uno de sus Compañeros, Hizam b. Hakim, se quejó ante el gobernador de Siria cuando vio a un grupo de cristianos de pie bajo el sol caliente como castigo por no pagar sus impuestos. Said Nursi también abogó por la tolerancia, afirmando que los musulmanes y los no musulmanes

son iguales ante la ley coránica, y que las personas deben ser alabadas y amadas teniendo en cuenta sus atributos individuales (Saritoprak, 326-327).

Dimmi y yizya Poco después de la Hégira (la emigración del Profeta a Medina), el Profeta firmó un pacto con las tribus locales de Medina, conocido como el Pacto de Medina. El ánimo del Profeta era el de generar una sociedad pacífica y pluralista en esta ciudad destrozada tras décadas de guerra civil y derramamiento de sangre. Sin embargo, cuando este

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capitación, o yizya, mencionado en el Corán (At-Tawba, 9:29). A cambio, los musulmanes se hacían responsables de la protección de la Gente del Libro en su sociedad. Durante el reinado del segundo califa, el gobernador de Homs (en la actual Siria) devolvió el impuesto de capitación de sus súbditos cristianos al darse cuenta de que no podía protegerlos contra el ejército bizantino (Jacques, 14-16). Las políticas acerca de este impuesto, yizya, eran relativamente justas. Bajo un gobierno musulmán, los no musulmanes no estaban obligados a pagar el zakat (la limosna prescrita), que era un requisito legal y religioso para los musulmanes. Además, los pobres, los ciegos, los ancianos, los que no tienen hogar y son acogidos en casas de culto, las mujeres y los niños, todos ellos estaban exentos de pagar la yizya. Si no se pagaba, la pena máxima era la prisión, y si una persona fallecía sin haberlo pagado, no se transfería la deuda a su patrimonio o herederos (Jacques 14-16).

La relación entre los musulmanes y la Gente del Libro

Los musulmanes, judíos y cristianos se relacionaron frecuentemente y con toda libertad durante la Edad Media del Islam, generando lazos. pacto fue violado por algunas tribus judías, que apoyaron a la gente de La Meca en contra de los musulmanes, los judíos fueron finalmente expulsados. Sin embargo, la cooperación se renovó cuando el Profeta firmó un tratado con los judíos de Jaybar (Jacques, 14-16). Bajo un gobierno islámico, la ley de dimmi se desarrolló en relación con la Gente del Libro, obligándoles a pagar un impuesto de 20

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Los musulmanes, judíos y cristianos se relacionaron frecuentemente y con toda libertad durante la Edad Media del Islam, generando lazos (Cohen, 2000, 39, 42). Por ejemplo, se encontraban en los baños públicos, y en las asociaciones empresariales formadas por musulmanes y no musulmanes, a pesar de la desaprobación de algunas autoridades. Algunos musulmanes incluso participaron en las celebraciones religiosas cristianas y judías. Los judíos y los cristianos tenían abundantes y grandes oportunidades en la vida diaria «de cruzar las barreras en la jerarquía de la sociedad islámica» (Cohen, 2000, 39). Los dimmis tuvieron una buena aceptación en los círculos intelectuales (mayalis) y estudiaron junto con los musulmanes en las universidades, especialmente durante el «renacimiento del Islam», en la ciudad cosmopolita de Bagdad del siglo X. Cohen afirma que

«los médicos judíos se encontraron en la sociedad árabe en cantidades desproporcionadas a la presencia judía dentro de la población en general ... También formaron parte del círculo social de los médicos que trabajaron en hospitales estatales y adornando tribunales musulmanes» (Cohen, 2000, 42). A principios de la época abasí, los teólogos musulmanes y cristianos se mantenían con frecuencia en contacto por correspondencia, o por medio de debates. Aunque en el diálogo ambas partes trataban de demostrar la superioridad de su religión sobre la otra, era, sin embargo una relación constructiva y significativa (Sirry, 2005, 365-73). La vida en España (Al Andalus), entre los años 711 y 1492 fue un excelente ejemplo de convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos. Los judíos y los cristianos disfrutaron de su participación en actividades culturales árabes, tales como concursos de poesía y en los círculos intelectuales (Menocal, 2002, 173-80). En 1856, se les dio los mismos derechos a todos los ciudadanos del Imperio Otomano. Los ciudadanos de cualquier religión podrían ser aceptados en la administración pública e inscribirse en las escuelas militares y en el Estado (Saritoprak, 322).

Las restricciones en las relaciones entre musulmanes y dimmis En el siglo XIV, el jurista Ibn Qayyim al-Jawziyya escribió un importante libro, en el cual realiza una compilación general de las leyes islámicas de los dimmis: Ahkam ahl al-dhimma («las leyes relativas a la gente protegida») (Cohen, 53). Entre otras, se afirma que los musulmanes pueden transmitir sus condolencias a los no musulmanes o felicitarlos por contraer matrimonio, por el nacimiento de un bebé o por la buena salud, con la excepción de ciertas ocasiones contrarias a los principios del Islam (Jacques, 39). En algunos ámbitos, como el matrimonio y el sentarse a la misma mesa, la relación de los musulmanes con la Gente del Libro es mencionada en el Corán:


Este día todas las cosas puras y sanas se os han permitido; y os está permitido el alimento de aquellos que recibieron el Libro con anterioridad; al igual que vuestro alimento les está a ellos permitido. Y (os es lícito que os caséis con) las mujeres castas que sean creyentes y las mujeres castas de aquellos que han recibido el Libro antes que vosotros, siempre y cuando les concedáis sus dotes y las toméis en honesto matrimonio, no con libertinaje, ni como amantes secretas. Quien rechace la fe, todas sus obras serán en vano y en el Más Allá se hallará entre los perdedores. (Al-Maidah, 5:5) La ley sunnita permite alimentarse con los animales sacrificados por la Gente del Libro. Los musulmanes pueden comer los alimentos proporcionados por los judíos, tal y como hizo el profeta Muhammad (Cohen, 41). Sin embargo, era más problemático comer en los hogares cristianos, ya que podían servir cerdo. En cambio, los musulmanes chiítas rechazaron la comida preparada por los dimmis, considerándola como impura. El versículo 5 de la quinta sura, Al-Maidah, permite a los hombres musulmanes casarse con mujeres dimmi, pero no ocurre al revés. La razón de ello es proteger los derechos de la mujer musulmana, ya que el hombre puede imponer por la fuerza la religión a su esposa (Cohen, 41). Si la esposa de un judío o cristiano se convierte al Islam, el matrimonio deja de ser válido y desde ese momento ella sólo puede casarse con un hombre musulmán (Spectorsky 2000, 274). Un marido musulmán tiene la obligación de permitir que su esposa no musulmana continúe observando sus rituales religiosos

en el hogar, como la celebración del Shabat en el caso de los judíos; dejarla leer sus propias escrituras y no incitarla a abandonar sus ritos o inculcarle otros nuevos, como el ayuno (Cohen, 41).

Conclusión Al estudiar el Corán, se hace evidente que el Islam es totalmente tolerante con el Judaísmo y con el Cristianismo. Es un requisito para los musulmanes respetar la validez de las Escrituras de la Gente del Libro y su derecho a ser tratados con amabilidad. La práctica del Profeta es consistente con esta visión, como también lo es el ejemplo de muchos musulmanes influyentes en la historia, como Said Nursi y Rumi. En el mundo actual, plural y multicultural, es esencial que los seguidores de diferentes religiones que conviven en paz y armonía traten de comprenderse. Los musulmanes, judíos y cristianos deben entender el mensaje tolerante del Islam y de las grandes figuras que aparecieron bajo esta religión. El fijarnos exclusivamente en los versículos aparentemente negativos del Corán, como en el versículo 55 de la sura Al-Maidah, sin una comprensión adecuada del contexto, puede conducir al miedo y al odio. Debemos fijarnos en las semejanzas para ver que somos hermanos y aceptar nuestras diferencias como una oportunidad para el aprendizaje. En medio de los conflictos de los siglos XX y XXI, entre el mundo islámico y Occidente, la convivencia pacífica entre los grupos religiosos se ha convertido en un ideal. Pero no hay más que mirar la experiencia de los judíos y de los cristianos bajo el dominio islámico

en la Edad Media para ver que el pluralismo religioso es posible.

Obras de consulta Cohen, A. 1984. Jewish Life under Islam: Jerusalem in the Sixteenth Century. Cambridge, Mass.: Harvard University Press. Cohen, M.R. 1994. Under Crescent and Cross: The Jews in the Middle Ages. Princeton, N.J.: Princeton University Press. ——. 2000. “Sociability and the Concept of Galut in Jewish-Muslim Relations in the Middle Ages” in Judaism and Islam: Boundaries, Communication and Interaction: Essays in Honor of William M. Brinner. Editado por B.H. Hary, J.L. Hayes, y F. Astern. Brill’s Series in Jewish Studies 27. Leiden: Brill. Huda, Q. 2003. “Knowledge of Allah and the Islamic View of Other Religions,” Theological Studies 64: 278–305. Jacques, W. 2004. “Christians, Muslims, Jews and Their Religions.” Islam and Christian- Muslim Relations, 15: 13–33. Khan, I.A. 2001. “The Qur’anic View of Moses as a Messenger of God from the Children of Israel to Pharaoh.” In Jewish-Muslim Encounters: History, Philosophy and Culture, Editado por C. Selengut. St. Paul, Minn.: Paragon House. Lewis, B. 1984. The Jews and Islam. Princeton, N.J.: Princeton University Press. Menocal, M.R. 2002. “Culture in the Time of Tolerance: Al-Andalus as a Model for Our Own Time.” Palestine-Israel Journal of Politics, Economics & Culture 8/9: 173–180. Murata, S., and W.C. Chittick. 1994. The Vision of Islam. New York: Paragon House. Sarıtoprak, Z. 2000. “Said Nursi’s Teachings on the People of the Book: A Case Study of Islamic Social Policy in the Early Twentieth Century.” Islam and ChristianMuslim Relations, 11: 321–32. Sirry, M.A. 2005. “Early Muslim-Christian Dialogue: A Closer Look at Major Themes of the Theological Encounter.” Islam and Christian-Muslim Relations Vol. 16: 361–76. Spectorsky, S. 2000. “Problems of Intermarriage in Early fiqh Texts.” In Judaism and Islam: Boundaries, Communication and Interaction: Essays in Honor of William M. Brinner. Editado por B.H. Hary, J.L. Hayes, y F. Astern. Brill’s Series in Jewish Studies 27. Leiden: Brill.

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Raaza Jamshed Butt

Si no fuera por la empatía, sería impensable superar los límites entre el yo y los demás, superar esas altísimas murallas para socorrer a otro; sería un cuento de hadas y puro folclore.

A

menudo hemos oído hablar a nuestros mayores sobre una antigua Edad de Oro. En épocas de confusión donde la humanidad se debate entre los sofismas de los estilos literarios, encontramos un cierto consuelo en las leyendas narradas por nuestros antepasados. Esas recurrentes remembranzas de quienes podrían ser considerados débiles de mente, de alguna forma han proyectado un halo dorado sobre los contornos del presente, provocando un cierto anhelo nostálgico por el pasado. Añoranzas que aparecen sigilosa y reiteradamente y que no son muy distintas de aquellas que sentían nuestros antepasados. Se trata de un anhelo insatisfecho que continuamente cruza sus mentes mientras cumplen sus obligaciones cotidianas. Pero un día, casi sin proponérselo, se pregunta por qué su presente está tan vacío. Hoy día, aquellos que tratan de identificar y sanar estos sentimientos de vacuidad y la consecuente soledad que experimenta el ser humano, han propuesto una serie de soluciones, que generalmente se soportan en diversos discursos intelectuales. La gente polemiza con cada disertación, tal vez con la esperanza de que sea esa, después de todo, su tránsito glorioso hacia las puertas de la Ilustración. El tiempo desvela cada solución y deja al desnudo su contenido. La historia yace como un cementerio, mostrando la inutilidad de la crítica filosófica y de los dis-

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CULTURA Y SOCIEDAD

cursos teóricos de la modernidad y la posmodernidad. El mundo continúa caóticamente dentro de este entorno existencialista, donde el ser humano se cuestiona aún su solitaria existencia. Da la impresión de que la historia ha elegido a un puñado de personas que se consideran a sí mismas destinadas a entrar en la arena de la batalla intelectual, lanzándose al rescate de la humanidad. El hombre común se encuentra en un laboratorio literario, donde ha sido confinado para experimentar con él las últimas medicinas recetadas para curar su aflicción. En su intento desesperado por liberarnos de la avalancha de «ismos» lanzados por la modernidad y la posmodernidad, los intelectuales contemporáneos nos han traído un nuevo brebaje literario. La era de los «ismos» ha terminado. Llegó la era de la paradoja. Existe una creciente tendencia a ironizar yuxtaponiendo hechos y verdades universales. El lenguaje es el más vendido en el mercado para disfrazar las contradicciones a base de adornos; siempre nos dejan tan deslumbrados con los detalles lingüísticos que es imposible detectar laguna alguna en la lógica propuesta. Se desarrollan diccionarios únicos para cada caso. La explicación de esta discrepancia entre los repertorios de cada persona es simple: el mundo de cada cual se compone de las diferentes experiencias vitales individuales, de su memoria del pasado y su interpretación del futuro, del mismo modo que su comprensión del ahora y sus planes de acción para enfrentar el presente. Así, el idioma que empleamos y el significado peculiar que implica dependen de cada «mónada privada» individual. Estos diccionarios inventados, compuestos a partir de su especificidad vernácula, a través de sus numerosas sutilezas, son los que construyen la arquitectura mental individual que estructura nuestras relaciones vitales. Este novedoso concepto de diccionarios individuales circula alrededor de las mesas de los más «progresistas». Se premia como parte integrante de lo que ahora se define como una revolución intelectual. Consideran que dicha revolución tiene la cualidad de mantener su propia e impoluta especificidad. Implícita en la exclusividad de su yo indi-

Hoy, la gente vive un falso sentimiento de seguridad con la noción de privacidad y de espacio personal. Sienten alivio al saber que ningún entrometido del vecindario vendrá a llamar su puerta pensando que una cena o un plato de postre como regalo le darán derecho moral a corregir sus errores o criticar sus actos.

vidual, se halla ese «otro yo» que se defiende a si mismo, prevaleciendo así un sentido de seguridad, dando a la humanidad la certeza que brinda la naturaleza esotérica de sus impecables códigos sobre lo correcto y lo incorrecto, sobre lo cierto y lo falso, lo hermoso y lo feo, de que todo lo que hacemos o decimos es un asunto privado. Y a algunos les gusta creer, dentro de su privacidad, en esta única esfera de espacio personal, personificando esa libertad que hasta ahora la humanidad ha sido incapaz de alcanzar. Sólo en esta multiplicidad de su lengua franca, privada y específica, son capaces de hallar sentido a su propia existencia. La conceptualización de si mismo y la feroz defensa de este atisbo de libertad recién adquirido, for-

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man la base de su interacción con los demás y con el mundo en que viven. Este sentimiento de exclusividad los lleva a lo que Habermas ha denominado el colapso de la «acción comunicativa» —la ausencia de trasfondos comunes y cercanos, hasta el punto en que nadie ya trate de ponerse en el lugar del otro—. Sin la perspectiva de esta percepción mutua, ese elemento precioso de la inteligencia emocional humana que se conoce como «empatía» se borra automáticamente del diccionario común. La empatía es la misma cualidad que hace a un niño estallar en llanto cuando ve a otro sollozar frente a él, al pensar que ese dolor es suyo tam-

bién. Esta cualidad de ser capaz de vincularse, de comprender y sentir no solo el dolor ajeno, sino también su felicidad, es la que construye la idea de ayudar, un concepto que se ha establecido a través de laboratorios literarios completos. Si no fuera por la empatía, sería impensable superar los límites entre el yo y los demás, superar esas altísimas murallas para socorrer a otro; sería un cuento de hadas y puro folclore. Este es el punto donde esa ansiedad por adoptar la era de los diccionarios privados, con sus farsas doradas de libertad personal, los lleva inexorablemente hacia una dinámica intelectual en contra del «otro» y en contra de la tolerancia. En estos tiempos convulsos, cuando observo la historia gloriosa de mis antepasados intentando hallar algún punto de referencia que pueda facilitar mi travesía, encuentro una cadena de hechos que aportan varios puntos de vista relevantes para mi argumento. Durante mi infancia, mi vida, como la de cualquier niño que crecía en ese tiempo, fue ilustrada por numerosas historias y leyendas. Pasado el tiempo, me las arreglé para desempolvar imágenes de caballos alados y de hombres heroicos que

llegaban al rescate de gente torturada por brutales monarcas. Pero fueron aún más los recuerdos humanos que me han acompañado hasta el día de hoy. De niño, veía a menudo a mi abuela salir de la casa dirigiéndose hacia la casa de los vecinos de al lado, llevándoles algún plato delicioso que había preparado. Estas visitas tenían para ellos un carácter casi ceremonial ya que, en cada ocasión, elaboraban algún plato exquisito que era traído de vuelta a nuestra casa; sabia que algo llegaría a nuestro hogar. En las ocasiones en que tenia permiso para acompañar a mi abuela en dichas visitas, la observaba poner el plato sobre la mesa y luego, ella o el vecino comentaban algunas noticias, cada uno lanzando un torrente de quejas y comentarios en cuanto a esto o lo otro. En una ocasión, la reunión sufrió súbitamente un giro desagradable. Recuerdo muy bien que mi abuela reprendió severamente a uno de los vecinos, receptor habitual de dulces y cenas. El halawa caliente estaba en la mesa frente a ella, difundiendo apetitosos olorcillos, mientras ambos adultos estaban inmersos en una acalorada discusión. El momento culminante fue indescifrable para

La alienación que produce la protección de eso que ahora se llama «espacio personal», ha reducido nuestra libertad para mantener nuestra tendencia natural hacia el bien que nos conecta con la humanidad. El sentimiento de alteridad que provoca y la intolerancia que propaga son solo las dos caras de una misma moneda. 24

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mí, porque los adultos de aquel tiempo tenían un modo de emplear habilidosamente un código de lenguaje cuando estaban en presencia de los niños; tal vez era un esfuerzo para proteger nuestra inocencia de ser manchada con las realidades de los adultos. Al finalizar la discusión, aparentemente mi abuela tuvo la última palabra y se volvió a casa, dejando el plato caliente de comida con su dulce aroma sobre la mesa del vecino. De ahí en adelante, continuaron los intercambios de palabras duras delante de cenas calientes y deliciosas o de manjares que hacían la boca agua. Al principio, mi mente juvenil estaba aturdida y, más tarde, exasperada por la interminable riña, cuya continuación estaba claramente determinada por el intercambio de comida. Yo sabía que todo el problema llegaría fácilmente a su fin cuando las damas dejasen de cruzar la cerca que dividía su casa de la nuestra. Entre ellos no existían lazos de sangre y el cese de cualquier contacto no afectaría en lo más mínimo la rutina de nuestras vidas. Así de simple. Lo que dejó perpleja a mi mente juvenil en aquel tiempo fue la insistencia de mi abuela y de nuestra vecina de mantenerse en contacto, a pesar del conflicto, aunque ahora puedo encontrarle un sentido a ese hecho. En el pasado se tenía una experiencia de vida mas completa porque estaba enmarcada dentro de un sentir colectivo. Sus diccionarios no discrepaban unos de otros y hablaban un lenguaje común basado en la certeza de que su esencia era única, no individualmente, sino de la especie humana. Fue el reconocimiento de su esencia en unidad, envuelta dentro de una multiplicidad existencial, lo que les permitió forjar lazos muy firmes. Esta noción de estar unidos esencialmente, junto a la tendencia humana a hacer el bien y a creer en la Verdad Absoluta, se expresó en sus relaciones y en sus denodados esfuerzos para mantener relaciones establecidas libremente. La saga completa de las riñas con la vecina se vuelve ahora inteligible para mi, como parte de

un esfuerzo continuo de recordarle a su amiga el no alejarse de su inclinación natural hacia el bien, que fue sembrada en ella con toda su plenitud como ser humano. Los dulces aromas de aquellos manjares fueron dejados como un mensaje de que aquel reproche a su amiga no había surgido del deseo de reclamar una superioridad moral, basada en sus conceptos personales de lo bueno y lo malo, sino más bien de la preocupación activa por la comunidad a la que se sentía pertenecer. El hecho de que la vecina la recibiese en la puerta en cada ocasión, antes de que comenzase el conflicto, describe el patrón moral de la gente de aquel tiempo o, por lo menos, marca los limites de dichas interrelaciones. Esto expresa un amplio consenso moral del barrio entero; estaban implicados activamente no solo para salvar a aquel a quien hubiesen hecho un mal, sino también al que lo había hecho. Cada persona comprendió de hecho que la razón subyacente a ambos argumentos hallaba su sentido en el legado de preocupación comunitaria que les habían transmitido sus mayores. Existía entre estos vecinos un sentimiento activo de empatía, el temor a que ese error que se estaba cometiendo hoy podrían cometerlo ellos mañana, un temor a que si no cesaba dicho error podría ser parte del legado que recibirían sus propios hijos. Hoy, la gente vive un falso sentimiento de seguridad con la noción de privacidad y de espacio personal. Sienten alivio al saber que ningún entrometido del vecindario vendrá a llamar su puerta pensando que una cena o un plato de postre como regalo le darán derecho moral a corregir sus errores o criticar sus actos. Se encuentran resguardados cómodamente en la conservación de ese espacio privado y, sin embargo, fallan al no poder reconocer que la tan alabada privacidad, tan agresivamente defendida, en realidad está reduciéndose progresivamente. En el pasado, uno podía al menos caminar por la calle sin encontrarse una persona tras otra

tratando de venderle fórmulas caras para ser aceptado socialmente. Pero el caso actual es totalmente contrario. La alienación que produce la protección de eso que ahora se llama «espacio personal», ha reducido nuestra libertad para mantener nuestra tendencia natural hacia el bien que nos conecta con la humanidad. El sentimiento de alteridad que provoca y la intolerancia que propaga son solo las dos caras de una misma moneda. El asunto decisivo en esta discusión es que ninguna edad es, en sí misma, una edad dorada. Son las personas que viven en ese tiempo los protagonistas de los tonos variados que las futuras generaciones recordarán. Solo si las gentes pudieran salir de esas burbujas que los separan del prójimo y aceptaran en sí mismas la tendencia unificadora hacia el Bien y lo Absoluto, que es parte de su humanidad, serían capaces de vivir de acuerdo a la responsabilidad moral que poseen, no solo con ellos mismos y con sus contemporáneos, sino también hacia las generaciones futuras. En este tiempo precario lo que necesitamos no es otra glamorosa revolución intelectual sino un gran renacimiento intelectual de los valores humanos en sí. En mi opinión, los costosos laboratorios intelectuales y las grandes mentes expertas pueden ayudar, pero un renacer revolucionario es lo que podría ayudarnos a mantener una continuidad positiva con el pasado y una conexión con el futuro, como un punto de partida. La mano enlodada de un niño es suficiente para reflejarnos a cada uno en un espejo, destruyendo cualquier atisbo de separación e individualidad. Este breve tesoro enlodado nos recordará de qué estamos hechos y lo que significamos los unos para los otros. Creo que de esta humilde comprensión surge una gran esperanza. Raaza Jamshed Butt posee un grado de máster en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional Islámica, en Malasia. Enero, Febrero, Marzo

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Mirkena Özer

«Lleva estos pantalones a Cristina, la vieja costurera», me ordenó mi profesora, «y dile que tiene que arreglarlos». «También he puesto un trozo de tela más en la bolsa», agregó. Esta no era la primera vez que mi profesora me enviaba a hacer un recado. Yo iba a buscar su comida, recogía sus recetas de la farmacia, le decía a su madre que sacara el pollo de la nevera, recogía a su hijo de la guardería. Hacía de todo. Sin embargo, esta tarea era diferente. Estaba muy emocionada. Quizá te preguntes qué puede haber de emocionante en visitar a una costurera. Ella no era una costurera común. Tía Cristina (que es la forma en la que una chica con modales debía llamarla) era una amiga de mi familia. Ella nos había visitado más veces de las que podía contar, pero nunca se me permitió ir a visitarla porque su marido estaba enfermo (y, pensé, probablemente no podía aguantar el ruido). No tenían familiares en la ciudad. Su única hija se había casado y mudado a una ciudad lejana. Por lo que vivían solos en nuestro pequeño pueblo, cuyas gentes habían residido allí desde la época de Adán. Me parecía que, como forasteros, eran personas que realmente apreciaban la amistad de mis padres. Además, mi padre arreglaba cualquier aparato eléctrico que se rompía en su casa de forma gratuita. Supongo que tía Cristina y su esposo querían a mi padre como si fuera el hijo que nunca habían tenido.

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LITERATURA E IDIOMAS

Tía Cristina tenía la sorprendente capacidad de arreglar la ropa como nadie. Ponía un parche en un agujero o cosía los desgarros dejando la ropa como nueva, siempre y cuando hubiera tela extra. Uno no podía distinguir donde estaba colocado el parche, ¡incluso usando las gafas de mi abuelo! Pregúntale a mi madre si no me crees. Cuando estaba lista para dirigirme hacia la casa de tía Cristina, mi profesora me dio la última instrucción: «Ten cuidado. No se te vayan a caer los pantalones en cualquier sitio. Son muy caros». Luego añadió: «Dile que son los pantalones de tu padre». Tras oír esto último quedé completamente paralizada. Cualquiera en mi lugar podía haber preguntado por qué decirle eso, pero yo no lo hice. Conocía la razón. Tía Cristina había dejado de hacer este tipo de trabajo hacía ya bastante tiempo. Últimamente había estado rechazando tales solicitudes debido a que el trabajo acumulaba tensión en sus ojos envejecidos. Sólo había una persona a la que no le negaría un favor: un amigo muy querido. Y ese era mi padre. Si te preguntas cómo mi profesora sabía eso, entonces supongo que nunca has vivido en un pueblecito lleno de cotilleos. Sí. Sabía que eso era una mentira, pero después de haber tenido a la misma profesora neurótica durante tres años, una profesora que me había tirado del pelo en el primer grado por escribir las letras torcidas, sabía que era mejor no negarme. Bajé la cabeza y salí de la escuela. Mientras miraba mi sombra sobre las piedras en el camino polvoriento, traté de encontrar en una salida. Lo primero que pasó por mi cabeza era contarle a tía Cristina toda la verdad y nada más que la verdad. «Tía Cristina, mi profesora me envió con un par de pantalones que tienen dos agujeros, uno grande y otro pequeño en la pata izquierda. Estos pantalones pertenecen a su cuñado, que es nuestro embajador en algún país lejano y que los quemó accidentalmente durante una recepción. (No, no estoy inventando nada. Escuché a mi profesora decírselo a su asistente durante el recreo.) Ya que estos pantalones son demasiado caros como para tirarlos y ya que es muy, muy importante que el representante de nuestro glorioso país no vaya con agujeros en los pantalones, ¿serías tan amable de arreglarlos, por favor?» Ella rechazaría el encargo cortésmente y no la culparía por ello. ¿Por qué dañar sus ojos para arreglar los absurdos pantalones de un diplomático descuidado? Sin embargo, una respuesta de este tipo me metería en una situación bastante problemática. Abandoné la idea y pasé a la siguiente. Iría a su casa, fingiría que llamé a su puerta incesantemente hasta que mis nudillos sangraran y, a continuación, volvería al colegio y diría a mi profesora que la costurera no estaba en casa. Mi profesora me creería porque: primero, no había mentido antes, y segundo, mi profesora creía que aún no había nacido el niño que pudiera mentirle. (Así nos lo dijo, pero, si puedes guardar un secreto, te lo diré: mi profesora estaba equivocada. Dos de mis amigos le mintieron una vez, y ni siquiera temblaron cuando se enfrentaron a su mirada detectora de mentiras).

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De todos modos, me gustaría intentarlo si con ello pusiera fin a mi sufrimiento. Sin embargo, también sabía que, como dos más dos son cuatro, ella me enviaría de nuevo al día siguiente y luego al siguiente hasta que encontrara a la costurera en casa. Lo más probable es que enviara a alguien más conmigo después del segundo intento. Entonces, tendría que convertir a ese compañero de clase en cómplice, y ese plan sería más complicado de llevar a cabo. Mientras tragaba saliva y secaba el sudor de mi frente me di cuenta de que ya había llegado a casa de tía Cristina. De pie frente a su puerta con mi puño preparado para llamar, no podía pensar en cómo salir de la situación: ¿Debo mentir a mi profesora o a tía Cristina? A decir 28

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verdad, la primera solución parecía un mal menor, pero con mayores consecuencias. Aún tendría a la misma profesora durante los próximos dos años completos. Llamé dos veces, deseando fuertemente que tía Cristina se hubiera mudado a otra ciudad sin avisar a nadie, o hubiera ido a visitar a su hija el tiempo suficiente como para que el «gran e importante Cuerpo Diplomático» hubiera regresado a su país lejano. ¿Te he dicho que no soy tan afortunada? Bueno, es hora de que lo sepas. Tía Cristina abrió la puerta con una gran sonrisa que me hizo sonrojar desde la punta de las orejas. «¡Hola, tía Cristina! Mis padres te envían saludos. Los pantalones de mi padre necesitan algunos arreglos». Mi voz temblaba como

si estuviera pidiendo comida. «Hay algunos trozos de tela extra en la bolsa». Le entregué la bolsa con las manos temblorosas. Tan pronto como ella vio los pantalones brillantes y de alta calidad, me miró perpleja por encima de sus gafas. Le echó un vistazo a los agujeros y se quedó en silencio. Cuanto más tiempo duraba el silencio, más enrojecía mi cara. Tía Cristina, que probablemente sabía hasta cuántos empastes tenía mi padre en la boca, podía fácilmente suponer que mi padre, un electricista modesto, preferiría poner un pie sobre la Luna a vestir esos brillantes pantalones. Bajé la cabeza y esperé avergonzada recibir una bofetada, pero a cambio, tía Cristina dijo: «¡Está bien! Ven a recogerlos mañana».


«¿Mañana?», contesté. Comencé a preocuparme. Iba a tener que pasar por lo mismo otra vez, protestaba mi mente. «Sí», dijo. «Hoy no tengo tiempo». «Saluda a tus padres de mi parte», me recordó. Asentí con la cabeza. Podía esperarse que me hubiera sentido aliviada y hubiera respirado profundamente una vez que la puerta se cerró, ¿verdad? En lugar de eso sentí que me ahogaba y sólo había un modo de que mis pulmones pudieran tomar aire: dejar que fluyeran las lágrimas que formaban un nudo en mi garganta. Y así lo hice. No me importaba quién pudiera estar mirando. Odiaba a mi profesora. Detestaba a su cuñado. Detestaba los pantalones quemados por cigarros. Me odiaba a mí misma. Era una niña mala. Una mentirosa. Con-

tinué llorando hasta que no pude más, hasta que mis ojos se secaron y pude volver a respirar de nuevo. Al día siguiente, la cara de mi profesora se iluminó cuando examinó los pantalones arreglados. «¡Increíble!», exclamó. «Un millar de testigos serían necesarios para demostrar que había un agujero en los pantalones». Se volvió hacia mí con una sonrisa y dijo: «Bien hecho». Sus palabras de alabanza, tan raras como la lluvia en el desierto, de ningún modo me hicieron sentir feliz en esta ocasión. De hecho, inflamaron el sentimiento de culpabilidad que me estaba quemando por dentro. Todo lo que podía hacer era esperar a que la llama se extinguiera. Tres semanas más tarde, cuando el fuego de mi sentimiento de culpa se hubo disipado un poco, sucedió algo que hizo volar las cenizas exponiendo así las brasas. Era el día de la boda de mi hermana mayor. Mientras me encargaba de recibir a los invitados, oí la voz de tía Cristina que saludaba a mi padre. Pegué un salto y me escondí detrás de la puerta de mi dormitorio. Mientras observaba qué ocurría a través del ojo de la cerradura, vi como tía Cristina le daba a mi madre el regalo de mi hermana. Durante una fracción de segundo examinó el traje que mi padre llevaba puesto. A pesar de que era su mejor traje gris, estaba a cien años luz de aquellos pantalones de lujo. Ella le sonrió y se dirigió a la sala de estar. Se sentó en el sofá y comenzó a intercambiar bromas con mis padres mientras se preparaba el café. Pegué la oreja a la pared para poder escuchar la conversación e intentar reconstruir el rompecabezas de aquello que podía oír. Cuando tía

Cristina preguntó dónde estaba yo, en ese momento fue más importante para mí encontrar un nuevo escondite que escuchar lo que iba que decir. Si yo sabía algo acerca de mi madre, la cual seguía las reglas de las costumbres como ninguna otra persona, era que comenzaría a buscarme sin perder un minuto. Está considerado de mala educación que los niños no reciban a los invitados, sobre todo cuando se dignan a preguntar por ellos. No me había equivocado. Mamá se precipitó en mi habitación gritando mi nombre. Yo estaba sudando dentro de mi armario, escondida entre los bastidores de la ropa. ¿Se lo habría contado todo tía Cristina? ¿Estaba mamá enfadada? ¿Estaba yo en problemas? Era lo que me preguntaba. Pude sentir que estaba molesta e impaciente. Alguien llamó a mi madre desde la cocina con urgencia, entonces dejó de buscarme. Me quedé en el armario ropero hasta que escuché a mamá darle las gracias a tía Cristina por su visita y despedirse de ella. No podía pasar toda mi vida dentro de un armario, así que finalmente decidí salir. Mientras me dirigía al patio de delante, mamá me llamó: «¡Ahí estás! Aquí tienes, cógelo. Es de tía Cristina. Dijo que eres una buena chica». Mamá me hablaba llena de satisfacción. No sé por qué, pero los padres están muy felices cuando sus hijos son elogiados. «¿No es una mujer agradable?», preguntó mamá. Sin esperar mi respuesta se apresuró hacia la puerta para saludar a otro de los invitados recién llegado. Mi madre había dejado una bolsa de dulces sobre mi mano. Mis ojos se inundaron, pero me enjugué las lágrimas. Había ocurrido algo que me hizo sentir bien. Los agujeros de vacío en mi interior estaban siendo parcheados. Mi alma estaba siendo arreglada. «Sí», me susurré a mí misma. «Tía Cristina es una mujer agradable y la mejor costurera de todas». Actualmente Mirkena Ozer está llevando a cabo el máster en Estudios de la Mujer de la Universidad de Georgia, Atlanta. Enero, Febrero, Marzo

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Rahila Bashir

¿Cuántas veces hemos oído la frase «Odio las matemáticas» o «No quiero hacer mis deberes» o «No me gusta la escuela». Imaginad cómo se sienten un profesor o unos padres concienciados cuando, tras dedicar una importante cantidad de tiempo y esfuerzo, se dan cuenta de que el niño sigue negándose a responder de manera positiva al aprendizaje. «¿Por qué mi hijo no está interesado en aprender?», «¿Qué es lo que hace que mi hijo no quiera ir a la escuela?», «¿Por qué mi hijo dice 30

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que aprender es aburrido?», «¿Por qué obtiene mejores notas en una asignatura que en otra?», «¿Por qué ha dejado de disfrutar con el inglés?». Estas son sólo algunas de las preguntas que se hacen los padres cuando sus hijos muestran una falta de interés en el estudio, tanto en el hogar como en la escuela. Algunos padres han optado por la educación en casa, mientras que otros apuntan a sus hijos a «clubes de desayuno»1, o a clubes deportivos o creativos, en horario extra escolar, como medio para mejorar la mentalidad del niño y estimular

su interés por el aprendizaje. Dios Todopoderoso nos pide en algunos capítulos del Sagrado Corán difundir el conocimiento y no ocultarlo. Dios también habla de los niños en numerosos versículos con respecto a su educación y bienestar. El primer versículo revelado al Profeta irrumpió con un poderoso «IQRA», que significa «LEE»; esto enfatiza una vez más el poder del conocimiento para que un ser humano pueda alcanzar el éxito en ambos mundos. Fue transmitido por Ibn Masud: «El profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él,


dizaje y generar alegría y satisfacción en ellos? Los primeros años de vida son de suma importancia y juegan un papel crucial para determinar el futuro de cada niño. Investigaciones sobre el cerebro han confirmado que las experiencias de los primeros cinco años de vida forman conexiones vitales en el cerebro. Estas conexiones sientan las bases para el posterior aprendizaje y desarrollo social/emocional. Los niños se desarrollan a ritmos individuales, por lo cual es de esperar que existan variaciones en su desarrollo. Los profesionales de la educación están en contacto con niños de diversos orígenes lingüísticos y culturales. Esto incluye a niños que están aprendiendo un idioma que es diferente a su lengua materna. Las nuevas directrices ofrecen actividades adicionales para satisfacer las necesidades de estos niños. A veces, los niños obtienen peores resultados que las niñas. La Oficina de Normas de Educación en Gran Bretaña publicó los resultados de una encuesta de julio del 2003 sobre los métodos que las escuelas pueden utilizar para elevar el rendimiento entre los niños. Encontraron que la presión social machista sigue siendo una razón clave de por qué los niños desempeñan un papel inferior en comparación con las niñas en casi todas las materias, a excepción de las matemáticas y de las ciencias. También encontraron que a los niños les afecta más que a las niñas lo interesante que pueden llegar a ser las lecciones. Los profesores que consiguieron mejor motivación en los niños fueron aquellos que utilizaron el humor y ejemplos de la vida real como herramientas para sus clases. Los niños con necesidades especiales y los que tienen una escasa capacidad de concentración no aguantan más de 5 ó 10 minutos con la misma actividad. Sus necesidades son diferentes de otros niños, por lo cual se han desarrollado directrices curriculares específicas, que les ayudan con el aprendizaje adecuado. Pasar tiempo con un hijo, mientras juega o hace los deberes, es una oportu-

nidad clave para la interacción y establece confianza y motivación para que el niño aprenda. No hay que olvidar que los niños están aprendiendo todo el tiempo, y no sólo en las escuelas. Estos son algunos consejos útiles para fomentar la motivación de su hijo: 1. Alimentar el interés del niño, proporcionando oportunidades para que pueda explorar y aprender acerca de sus intereses, ya sean los dinosaurios, las estrellas o las flores. 2. Exponer a su hijo a nuevas ideas y áreas mediante la participación en programas comunitarios y no sólo en los programas escolares. Es importante realizar no solo actividades tradicionalmente femeninas o masculinas, sino también aquellas por las que el niño se interesa. 3. Intentar que alcance pequeñas metas y recompensas, ya que a veces un niño se siente abrumado tras realizar una gran tarea. No es que la tarea sea difícil en sí misma, sino que el niño puede ponerse nervioso, temeroso o confuso, lo que termina en la necesidad de darle más tiempo o de tratar de que conozca mejor el concepto. En caso de que un niño abandone una tarea que ni siquiera ha comenzado, es mejor ayudarle dividiendo la tarea en una serie de tareas más pequeñas. Esto permite también que los niños establezcan sus propios objetivos semanales, por los que puedan ser recompensados una vez los hayan completado. 4. Ayude a su hijo a aprender a organizar el tiempo. De igual modo que cuando los niños empiezan a ir a la escuela algunos pueden aprender rápido y fácilmente diferentes niveles o etapas de aprendizaje, otros no lo consiguen. Sin embargo, más adelante, necesitarán saber por ellos mismos cómo distribuir el tiempo para poder finalizar cada tarea. 5. Elogie a su hijo, ya que algunos niños tienen problemas para conectar el esfuerzo personal con el logro. Para ayudar a un niño a avanzar, los esfuerzos deben ser elogiados tras cada éxito y los elogios

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EDUCACIÓN

se hacía cargo de nosotros y nos instruía en los momentos adecuados para no aburrirnos. Se abstuvo de importunarnos con charlas religiosas y conocimientos continuados»2. El Profeta dijo: «La pluma se ha levantado sobre tres personas: El niño, hasta que alcanza la pubertad; el loco, hasta que se cura; y el que duerme, hasta que despierta»3. Se nos ordena ser afables y cariñosos con los niños. Dar instrucciones afectuosamente para hacer las cosas fáciles. Se necesita tiempo para que el niño entienda lo que se está diciendo y responda correctamente. Pero recuerda que un niño no es responsable de sus acciones, así que ten paciencia mientras se toma el tiempo necesario para responder. Los niños difieren unos de otros en inteligencia y comprensión. Algunos pueden ser corregidos con una simple mirada severa y otros necesitan ser regañados con firmeza. Pero nunca debemos dejar de seguir el consejo del profeta Muhammad, quien dijo: «Aquellos que no muestran misericordia hacia nuestros jóvenes no son de los nuestros»4. Un niño se gana con ternura, dulzura y amor. Veamos ahora algunas de las razones por las que nuestros hijos pueden mostrarse faltos de interés en el aprendizaje. A veces, las razones pueden ser obvias; tal vez los padres no tienen tiempo para ayudar a sus hijos con las tareas asignadas y los niños tienen que esforzarse sin esta ayuda, o tal vez haya demasiadas distracciones en el ambiente, por lo que el niño tiene problemas para concentrarse. Pero también puede haber presiones ocultas; tal vez al niño no le gusta un tema en particular, o tiene dificultades para entenderlo, o no disfruta de la escritura o la aritmética. Algunas veces un cambio de rutina o un nuevo profesor pueden afectar al niño. La presión social o la falta de confianza también pueden ocasionar una falta de interés por el estudio en la escuela o en casa. La pregunta clave es: ¿cómo podemos, como padres o educadores, captar la atención del niño para su apren-

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deben ser específicos. Así que en lugar de decir «podrías haberlo hecho mejor», se puede decir «intenta mejorarlo y trabaja un poco más». 6. Ayude a su hijo a tener el control. El bajo rendimiento a veces les hace ver lo que han logrado como algo que está más allá de su control y les da la sensación de que todos sus esfuerzos han sido inútiles. El niño debe entender que es el asumir la responsabilidad personal lo que conduce al éxito. 7. Mantenga una actitud positiva hacia la escuela, ya que los niños necesitan ver que sus padres valoran la educación. Incluso si los

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problemas de un niño en la escuela son resultado de conflictos con el entorno o con el profesor, es necesario tener cuidado con lo que se dice y cómo se dice. 8. Ayude a su hijo a establecer una conexión entre su trabajo escolar y sus intereses. A veces los niños carecen de motivación, ya que no pueden establecer una conexión entre el trabajo que se les pide que hagan y sus metas e intereses. Por ejemplo, un niño que quiere ser astronauta debe saber que las matemáticas y la ciencia son importantes para estos puestos de trabajo. Sin embargo, los niños

poco motivados por lo general no se centran en otra cosa que no sea el presente. No pueden planificar el futuro a corto plazo, por lo que rara vez piensan en su vida como adultos o sus aspiraciones. 9. Convertir los deberes en juegos complicados les encanta a la mayoría de niños, sobre todo con una persona cercana de su confianza. A veces, una tarea aburrida puede convertirse en algo emocionante cuando pasa a ser un juego difícil. Supervisar el trabajo de los niños muestra la preocupación que sentimos por ellos. Otro enfoque creativo para realizar una tarea es vincularla a un interés o animarles a superarla por ellos mismos. 10. Los adultos deben tener en cuenta que la motivación no siempre se basa en los logros escolares. Debe también tenerse en cuenta que algunos niños están muy motivados por alcanzar ciertos objetivos, aunque no estén vinculados con la escuela. Recuerde que el rendimiento no es la motivación. Por eso es muy importante saber que aunque se logre que el niño realice sus deberes, puede que nunca se sienta realmente motivado para hacerlos. Así pues, ¿cuál es la diferencia entre?; ¿qué es la motivación? La motivación es un estado temporal y dinámico que no debe confundirse con la personalidad o con las emociones. La motivación es tener el deseo y la voluntad de hacer algo. Una persona motivada puede estar destinada a conseguir un objetivo a largo plazo, como convertirse en un escritor profesional, o un objetivo a más a corto plazo, como el aprendizaje de la ortografía de una palabra en


particular. La atención de un alumno es necesaria y esencial para el aprendizaje. Le otorga al estudiante un sentimiento de autoestima y le hace querer realizar un esfuerzo. Si un profesor puede asegurar el interés del alumno, el alumno realizará el trabajo que le ha sido asignado por sí mismo, y si el trabajo capta su atención, el interés se mantiene. Hay dos tipos de interés, el positivo y el negativo. Cuando un estudiante tiene un interés positivo en el aprendizaje está obteniendo algo valioso, ya que es algo que quiere obtener. Pero si su interés es solamente negativo, a lo sumo aprenderá una pequeña parte de lo que se le enseña, pero no tanto como si tuviera un interés positivo. El estudiante debe tener el deseo propio de aprender y el aprendizaje debe ser el resultado de esto, no de la presión exterior. Los estudiantes llegarán a esforzarse si su interés es positivo. Si un niño está interesado en una materia, un sabio maestro o los padres pueden hacer uso de este interés. Pueden trabajar para mantener esta motivación por el aprendizaje. Pero para que un adulto pueda mantener el interés de los niños, necesita comprender cómo se obtiene el interés y cómo los propósitos hacen que el apetito de aprendizaje se desarrolle en los individuos. La vida cotidiana de una persona, su carácter y su personalidad, determinan su camino hacia el aprendizaje. Este interés puede movilizarnos y querer adquirir conocimientos. También hay una necesidad de deseo de ser activo; una persona perezosa no tiene deseos o impulsos de aprender. Un estudiante también debe desear la aprobación de sus padres, profesores y compañeros. Necesita tener el deseo del sentimiento del logro, ya que esto le conducirá a buscar más y más conocimiento. Necesita sentirse orgulloso de sus logros personales. No hemos podido mencionar aquí todos los deseos que conducen a la motivación y al aprendizaje, pero hemos considerado algunos de los deseos primarios.

Algunos padres pueden no saber cual es la mejor manera de mantener a sus hijos motivados y con la misma alegría y satisfacción, tanto en la escuela como en casa, y pueden preocuparse por ello. Pero es reconfortante saber que una actividad simple con su hijo, como un viaje al parque o a una biblioteca, o una pequeña actividad como cocinar o plantar un árbol, puede ser interactivo, divertido, agradable y una parte creativa del aprendizaje. Hablar con el profesor de su hijo u otros padres en situaciones similares siempre es alentador. Se pueden recoger sugerencias que ayuden a llevar el entusiasmo a la educación de su hijo. En la actualidad tenemos la fortuna de contar con recursos fáciles y asequibles y sitios web gratuitos que ayudan a

los padres a comprender mejor este tema, además de ofrecer detalladas instrucciones de las directrices sobre la manera de generar el placer de aprender en los niños. El plan de estudios en las escuelas es continuamente revisado y actualizado para ser un marco agradable e interesante que propicie la enseñanza y el aprendizaje, junto con la interacción entre profesores y alumnos de todo el mundo.

Notas 1 Iniciativa que permite acoger a los alumnos que llegan muy temprano al centro y proporcionarles un desayuno adecuado. 2 Muslim, 1:68. 3 Tirmizi, «Hudud», 1; Nasai, «Hudud», 17. 4 Tirmizi, «Birr», 15.

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M.Fethullah Gulen

Las Colinas Esmeralda del Corazón El sufismo y sus orígenes

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l sufismo (tasawwuf) es el camino que siguen los sufíes para llegar a la Verdad, a Dios. Mientras el sufismo expresa el aspecto filosófico o teórico de esta búsqueda, la forma más normal de referirse a su aspecto práctico es mediante la frase «ser un derviche».

¿Qué es el sufismo? El sufismo ha sido definido de muchas formas. Para algunos consiste en la disolución en el mismo Dios del «yo» del individuo, de su voluntad y de su sentido de identidad, y la consiguiente revitalización espiritual con la luz de Su Esencia. El resultado de esta transformación es que la voluntad del individuo queda bajo la dirección de Dios y actúa entonces según Su Voluntad. Para otros, se trata del esfuerzo continuo para purificar el «yo» de todo aquello que es malo o impuro, y así poder alcanzar la virtud. Hay algunos que describen el sufismo como la capacidad de ver más allá de lo «exterior», de la apariencia superficial de las cosas y de los acontecimientos, además de interpretar que todo aquello que ocurre en este mundo está vinculado a Dios. Esto significa que la persona considera cada acto de Dios como una ventana a través de la cual se puede «ver» a Dios, razón por la cual vive su vida en un esfuerzo continuo para «verle» de manera profunda y espiritual, indescriptible en términos físicos, y con la consciencia profunda de ser siempre vista por Él. Todas estas definiciones pueden resumirse de la siguiente manera: el sufismo es el camino que sigue aquel individuo que, una vez que haya podido liberarse de los vicios y debilidades humanas y haya 34

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obtenido las cualidades angélicas y la conducta que complacen a Dios, conforma su vida según las exigencias del conocimiento y del amor de Dios, disfrutando de los deleites espirituales que resultan de ello. El sufismo se basa en el acatamiento de las reglas, incluso más «triviales», de la Shari’a hasta alcanzar su significado interno. Un iniciado o viajero del camino (salik) jamás disocia el acatamiento externo de la Shari’a de su dimensión interna, logrando así respetar todas las exigencias de las dimensiones externas e internas del Islam. Al hacerlo, el viajero avanza hacia la meta con humildad y sumisión absolutas. El sufismo, ese camino exigente que lleva al conocimiento de Dios, no deja espacio alguno a la negligencia ni a la frivolidad. Exige que el iniciado se esfuerce de manera continua, –como la abeja que va de la colmena a las flores y desde éstas de nuevo a la colmena– para adquirir este conocimiento. El iniciado tiene que purificar su corazón de todas las demás vinculaciones; tiene que resistir las tentaciones del cuerpo, sus deseos y apetitos; y tiene que vivir de manera tal que refleje el conocimiento con el que Dios ha revitalizado e iluminado su corazón, siempre dispuesto a recibir la bendición e inspiración divinas; y debe observar de forma estricta el ejemplo del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él. Convencido de que el apego y la vinculación a Dios son el mérito y el honor mayores, el iniciado debe renunciar a sus deseos en favor de las exigencias de Dios, la Verdad Absoluta. Tras estas definiciones preliminares, pasaremos ahora a comen-

tar el objetivo, los beneficios y los principios del sufismo. El sufismo exige el cumplimiento estricto de todas las obligaciones religiosas, una forma de vida austera y la renuncia a los deseos carnales. Gracias a este método de ascética espiritual, el corazón del individuo se purifica y sus sentidos y capacidades se utilizan en el nombre de Dios; esto significa que el viajero puede entonces comenzar a vivir en una dimensión espiritual. El sufismo permite también que, mediante la adoración constante de Dios, las personas incrementen la consciencia de ser Sus fieles devotos. Con la renuncia a este mundo material y transitorio, con todas las emociones y deseos que suscita, se despierta a la realidad del Otro Mundo, que está orientado hacia los Más Bellos y Divinos Nombres de Dios. El sufismo permite que los individuos desarrollen la dimensión moral de la existencia personal y les facilita la obtención de una convicción fuerte, sincera y asentada en la propia experiencia, de los artículos de fe que antes aceptaban de forma meramente superficial. Los principios del sufismo pueden ser enumerados de la siguiente manera: ·Alcanzar la creencia verdadera en la Unidad absoluta de Dios y vivir según sus exigencias. ·La observación del Discurso Divino (el Corán), distinguiendo y luego obedeciendo, los mandatos del Poder y de la Voluntad Divinos que están relacionados con el universo (las leyes de la creación y de la vida). ·Rebosar de Amor Divino y empatizar con todos los demás seres,


ESPIRITUALIDAD

siendo conscientes, como algo que emana del Amor Divino, de que el mundo es la cuna de la hermandad. ·Dar preferencia o precedencia al bienestar y felicidad de los demás. ·Actuar conforme a las exigencias de la Voluntad Divina –no según nuestra propia voluntad− y vivir de una manera que exprese nuestra aniquilación y subsistencia en Dios. ·Estar abierto al amor, al anhelo espiritual, al deleite y al éxtasis. ·Ser capaz de discernir lo que hay en los corazones y mentes de los demás a través de sus expresiones faciales de los misterios Divinos internos y de los significados de los acontecimientos superficiales. ·Visitar lugares espirituales y asociarse con aquellas personas que exhortan a evitar el pecado y a esforzarse en el nombre de Dios. ·Estar satisfecho con los placeres permitidos por la religión y no dar un sólo paso hacia lo que no está permitido. ·Combatir sin descanso las ambiciones e ilusiones mundanas que nos llevan a creer que este mundo es eterno. ·No olvidar jamás que la salvación sólo es posible con la certeza o convicción de la verdad de las creencias religiosas, junto con la

rectitud de conducta, sinceridad, pureza de intención, y con el deseo de complacer exclusivamente a Dios. Hay otros dos elementos que se pueden añadir a lo dicho hasta ahora: la obtención del conocimiento y la comprensión de las ciencias religiosas y gnósticas, y seguir la guía de un maestro espiritual perfecto. Ambos tienen una importancia destacada en la orden sufí Naqshbandiyah. Puede ser de utilidad hablar sobre el sufismo basándose en los conceptos básicos que se exponen a continuación y que con bastante frecuencia constituyen el tema central de los libros que tratan sobre el buen carácter, la conducta y el ascetismo; estos últimos se consideran los lugares donde reside la «Haqiqat Ahmadiya» («La Verdad de Muhammad en cuanto Ahmad» en el corazón de la persona. Pueden también considerarse como las luces con las que conocer y seguir el camino espiritual que conduce a Dios. El primero y más importante de estos conceptos es la vigilia (yaqaza), que aparece mencionada en el dicho del Profeta (hadiz): «Mis ojos duermen pero mi corazón está despierto» y en el dicho de ‘Ali, el cuarto califa: «Los hombres están

dormidos. Sólo cuando mueren despiertan». La gran cantidad de etapas diferentes que jalonan este camino serán comentadas a lo largo de este libro con un cierto detalle.

Los orígenes del sufismo Tal y como nos dicen las ciencias islámicas, los preceptos religiosos no se redactaron durante los primeros tiempos del Islam, sino que fueron la práctica y la transmisión oral de los mandatos relacionados con la creencia, la adoración y la vida cotidiana, los que hicieron que la gente los memorizase. Esto facilitó que, más adelante, se compilara todo ello en libros puesto que lo único que había que hacer era escribir aquello que ya había sido memorizado y practicado. Y como los preceptos religiosos eran cuestiones fundamentales en la vida individual y colectiva de todo musulmán, los eruditos dieron prioridad a estos libros y a las compilaciones. Los especialistas en temas legales recopilaron y catalogaron libros sobre la ley islámica y sus normas, y sobre los principios aplicables a todos los ámbitos de la vida. Los tradicionistas establecieron los dichos del Profeta (hadices) y su forma de vida (Sunna), y los reunieron en libros. Los teólogos se ocuparon de las cuestiones relacionadas con la creencia musulEnero, Febrero, Marzo

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mana. Los intérpretes del Corán se especializaron en el estudio de sus significados, incluyendo aquellas cuestiones que luego se denominarían «ciencias coránicas» tales como «nasj» (abrogación de un mandato), «inzal» (el descenso que ordenó Dios de todo el Corán en una sola vez), «tanzil» (el descenso del Corán por partes y en ocasiones diferentes), «qira’at» (la recitación coránica), «ta’wil» (exégesis), y otras más. Gracias a estos esfuerzos, que son universalmente reconocidos en el mundo musulmán, las verdades y principios del Islam han sido establecidos de tal manera que no hay duda alguna sobre su autenticidad. Mientras una parte de los eruditos se dedicaba a estas actividades «externas», los maestros sufíes se concentraban principalmente en la dimensión espiritual más pura de la Verdad de Ahmad. Lo que pretendían era desvelar la esencia del ser del género humano, la naturaleza real de la existencia y la dinámica interna de la humanidad y del cosmos, concentrando su atención en la realidad de lo que subyace y se sitúa más allá de su dimensión externa. Complementando los comentarios coránicos, las narraciones de los tradicionistas y las conclusiones de los eruditos de la ley, los maestros sufíes elaboraron sus propios caminos mediante el ascetismo, la espiritualidad, y la auto-purificación; en resumen, mediante la práctica y experiencia de la religión. Y así fue cómo la vida espiritual islámica, basada en el ascetismo, la adoración constante, el abstenerse de las transgresiones mayores y menores, la sinceridad y pureza de intención, el amor y el anhelo, y el reconocimiento personal de la incapacidad y el desvalimiento, se convirtió en el tema fundamental del sufismo, una ciencia nueva que tenía su propio método, principios, reglas y terminología. Y a pesar de las diferencias que surgieron de 36

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forma gradual entre las diversas órdenes que se fueron estableciendo con el correr del tiempo, puede afirmarse que el núcleo principal de esta ciencia ha sido siempre la esencia de la Verdad de Ahmad. Estos dos aspectos de una misma verdad –los mandatos de la Shari’a y el sufismo− han sido presentados a veces como excluyentes entre sí. Esto no deja de ser algo lamentable puesto que el sufismo es precisamente el espíritu de la Shari’a, que está hecho de austeridad, autocontrol y autocrítica, y que no es sino el esfuerzo continuo para resistir las tentaciones de Satán y del «yo carnal que ordena el mal», con el fin de cumplir las obligaciones religiosas. Mientras que la observación de la primera se ha considerado como algo exotérico (autolimitarse a la dimensión externa del Islam), seguir al segundo ha sido calificado de meramente esotérico. Aunque esta discriminación surge en cierta medida de considerar que los mandatos de la Shari’a están representados por los eruditos de la ley o «muftis», y los otros por los sufíes, debería entenderse que es, más bien, una consecuencia de la tendencia natural de los seres humanos a otorgar la primacía a una u otra forma, como la más propicia para la práctica individual. Muchos eruditos de la ley, tradicionistas e intérpretes del Corán, han compuesto libros importantes basados en el Corán y en la Sunna. Los sufíes, siguiendo métodos que se remontan a la época del Profeta y de sus Compañeros, también compilaron textos sobre la austeridad, sobre el esfuerzo espiritual en contra de los deseos de la carne y de las tentaciones, además de disertar sobre los estados y las estaciones espirituales. Registraron también sus propias experiencias espirituales de amor, pasión y éxtasis. El objetivo de esa literatura era llamar la atención

a aquellas personas que, según pensaban los sufíes, habían restringido sus prácticas y reflexiones a la dimensión «externa» de la religión, y hacerles pensar en la dimensión «interna» de la vida religiosa. Tanto los sufíes como los eruditos trataban de llegar a Dios mediante la observación de las obligaciones y prohibiciones divinas. En todo caso, algunas actitudes extremas –observadas en ambos bandos en determinadas ocasiones− fueron la causa de la controversia. En realidad no se trataba de diferencias sustanciales, por lo que esos conflictos no deberían considerarse como tales, puesto que se limitaban a tratar sobre diferentes aspectos y elementos de la religión bajo enunciados también distintos. La tendencia de los especialistas en temas de jurisprudencia a ocuparse de las normas de la adoración y de la vida cotidiana y sobre cómo regular y disciplinar la vida individual y social, −en tanto que los sufíes intentan proporcionar una manera de vivir en un nivel espiritual más elevado mediante la purificación personal y la instrucción espiritual− no puede considerarse un desacuerdo. Lo cierto es que el sufismo y la jurisprudencia son como las dos facultades de una universidad que pretende enseñar a sus estudiantes la dos dimensiones de la Shari’a y así capacitarles para que las practiquen en sus vidas cotidianas. Una facultad no podría sobrevivir sin la otra puesto que, mientras una enseña cómo rezar, conseguir la pureza ritual, ayunar, ser caritativo y cómo regular todos los aspectos de la vida cotidiana, la otra se concentra en lo que significan esas y otras acciones, en cómo conseguir que la adoración sea una parte indisoluble de la existencia personal y en cómo elevar al individuo hasta el rango del ser perfecto, universal (alinsanu’l-kamil), del auténtico ser


humano. Esta es la razón por la que ninguna de estas dos disciplinas puede ser rechazada. A pesar de que algunos autoproclamados sufíes han etiquetado a los eruditos religiosos de «eruditos de las ceremonias» y «exotéricos», los sufíes reales y perfeccionados han dependido siempre de los principios básicos de la Shari’a y han basado sus pensamientos en el Corán y la Sunna, elaborando sus métodos a partir de estas fuentes básicas del Islam. AlWasaya wa’r-Ri’aya («Los Consejos y la Observación de las Reglas») de Al-Muhasibi, At-Ta‘arruf li-Mazhabi Ahli’s Sufi («Una descripción del camino de la gente del sufismo») de Kalabazi, Al-Luma’ («Los Destellos») de Al-Tusi, Qutu’l-Qulub («El Alimento de los Corazones») de Abu Talib al-Makki, y Ar-Risala al-Qushayri («El Tratado») de AlQushayri, son algunas de las fuentes más preciadas que hablan del sufismo basado en el Corán y la Sunna. Algunas de estas fuentes enfatizan los temas del autocontrol y la autodisciplina, mientras que otras exponen una serie de temas que incumben a los sufíes. Tras estos grandes recopiladores, vino Huyyat al-Islam Imam alGhazzali, autor de Ihya’u ‘Ulumi’dDin («Revivificación de las Ciencias Religiosas»), su obra más conocida. Al-Ghazzali hizo una revisión de todos los términos del sufismo, sus principios y reglas y, al establecer aquellos que eran reconocidos por todos los maestros sufíes y someter a crítica a los demás, unió lo externo (Shari’a y jurisprudencia) y las dimensiones internas (sufíes) del Islam. Los maestros sufíes que vinieron tras él presentaron el sufismo como una de las ciencias religiosas, o como una dimensión más de las mismas, fomentando la unidad o el acuerdo entre ellos y los denominados «eruditos de las ceremonias». Además de esto, los maestros sufíes lograron que varios de los temas sufíes, como los estados espirituales, la certeza o convicción, la sinceridad y la moralidad, formaran parte del

plan de estudios de las madrasas (instituciones educativas de alto nivel para el estudio de las ciencias religiosas). A pesar de que el sufismo se centra principalmente en el mundo interior del individuo y se ocupa del significado y el efecto de los mandatos religiosos en el espíritu y el corazón del ser humano, −siendo, por eso mismo, abstracto− no contradice ninguna de las formas islámicas basadas en el Corán y la Sunna. Lo cierto es que, tal y como ocurre con otras ciencias religiosas, el origen del sufismo brota precisamente del Corán, de la Sunna y de las conclusiones que proceden de ambos mediante el iytihad (deducción, esfuerzo interpretativo) que han llevado a cabo los eruditos verificadores del período más temprano del Islam. El sufismo hace hincapié en el conocimiento, en el conocimiento de Dios, en la certeza, en la sinceridad, en la bondad absoluta y en otras virtudes análogas fundamentales. Definir al sufismo como «la ciencia de las verdades y misterios esotéricos» o como «la ciencia de los estados y estaciones espirituales del género humano», o como «la ciencia de la iniciación», no significa que sea esencialmente diferente del resto de las ciencias religiosas. Estas definiciones son el resultado de las experiencias, basadas en la Shari’a, de individuos de diferentes caracteres y actitudes que han vivido también en épocas distintas. Presentar los puntos de vista de los sufíes como esencialmente diferentes a las conclusiones de los eruditos de la Shari’a supone una tergiversación imperdonable. A pesar de que hubo algunos sufíes que siguieron de forma fanática sus propios caminos y algunos eruditos religiosos (es decir juristas, tradicionistas e intérpretes del Corán) que se limitaron a la dimensión externa de la religión, quienes siguen y representan el camino medio, el camino recto, han sido siempre mayoría. Por lo tanto, es erróneo afirmar que entre ambos grupos existan divergencias serias

(que probablemente surgieron de las palabras y pensamientos impropios suscritos por algunos eruditos de la jurisprudencia y por algunos sufíes que competían entre sí). Si se comparan con los que defienden la tolerancia y el consenso, quienes han iniciado o participado en ese tipo de conflictos son en realidad muy pocos. Esto es algo natural, porque ambos grupos han dependido siempre del Corán y de la Sunna, las dos fuentes principales del Islam. Para completar lo dicho anteriormente, las prioridades del sufismo jamás han sido diferentes de aquellas que establece la jurisprudencia. Ambas disciplinas enfatizan la importancia de la creencia, de hacer buenas acciones y tener buena conducta. La única diferencia es que los sufíes resaltan la purificación de la persona, profundizando en el significado de las buenas acciones y multiplicando su número, y en alcanzar pautas morales más elevadas para que la conciencia pueda despertar al conocimiento de Dios e iniciar así un camino que conduzca a la sinceridad que exige vivir conforme al Islam, obteniendo así la complacencia de Dios. Gracias a estas virtudes, los hombres y las mujeres pueden obtener otra naturaleza, «otro corazón» (un intelecto espiritual dentro del corazón), un conocimiento más profundo de Dios y otra «lengua» con la que hablar de Dios. Todo esto les ayudará a cumplir los mandatos de la Shari’a basándose en una conciencia más profunda de, y con una predisposición hacia, la devoción a Dios. El practicante del sufismo, bien sea hombre o mujer, puede utilizar este sistema para desarrollar su espiritualidad. Mediante la lucha interior, la soledad o el retiro, la invocación, el autocontrol y la autocrítica, se desgarran los velos que cubren la dimensión interna de la existencia y ello hace que la persona obtenga una fuerte convicción en aquello que tiene que ver con la autenticidad de los principios mayores y menores del Islam. Enero, Febrero, Marzo

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¿Existe Dios? La existencia de Dios es tan evidente que no es necesario nin­gún argumento para demostrarla. Algunos eruditos han plan­teado que la existencia de Dios queda más patente que la de todos los restantes seres, pero los que están privados de perspicacia no Lo pueden ver. Otros han dicho que Él no se puede percibir directa­mente por la intensidad de Su auto-manifestación. Sin embargo, la gran influencia del positivismo y el materialismo so­bre la ciencia humana hace necesario reflexionar sobre este tipo de argu­mentos. Esta manera de ver las cosas reduce la existencia a lo que sólo puede ser directamente percibido por los sentidos de modo que se impi­de percibir las dimensiones invisibles de la existencia, que son muchas más que las visibles. Como tenemos que apartar los velos del materialis­mo y el positivismo, vamos a examinar brevemente algunas de las demos­ traciones tradicionales que explican la existencia imprescindible de Dios. Antes de comenzar, es preciso manifestar que desde el mismo ini­cio de la vida humana, la gran mayoría de la humanidad ha creído en la existencia de Dios. Sólo esto sería suficiente para demostrar Su existen­ cia. Los incrédulos no pueden asegurar que tienen una superioridad in­telectual sobre los creyentes ya que muchos de estos últimos son cien­tíficos innovadores, eruditos, investigadores y, lo que es más importan­te, santos y Profetas —los expertos en este campo—. Además, la gente confunde el hecho de no aceptar la existencia de algo con la aceptación de su inexistencia. Mientras lo primero es sólo una negación o un re­chazo, lo segundo es un juicio que nece38

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sita ser probado. Nadie ha po­dido probar la inexistencia de Dios, ni puede hacerlo. Por el contrario, los argumentos que prueban Su existencia son innumerables. Este punto se puede aclarar con la analogía siguiente: Imagínense un gran palacio con 1.000 puertas, de las que 999 están abiertas y una de ellas estar cerrada. ¿Cómo pueden decir que no se puede entrar en este palacio? Esto es lo que hacen los incrédulos limitando su atención y la de los otros sólo a la puerta que parece estar cerrada. Las puertas a la existencia de Dios están abiertas a todo el mundo, siempre que in­ tenten entrar sinceramente. Algunas de estas puertas —los argumentos acerca de la existencia de Dios— son los siguientes: 1. La creación es contingente. En otras palabras, existe la misma po­ sibilidad de existir o no para todo lo creado. Y también es posible que algo nazca en cualquier tiempo, lugar y con cualquier forma o carác­ter. Nada ni nadie puede determinar cómo, cuándo o dónde va a na­cer, o cómo será su carácter o sus rasgos físicos. Algún poder debe de­cidirlo. Este poder tiene que ser infinito, tener voluntad absoluta y am­plios conocimientos. Ineludiblemente, este poder es Dios. 2. Las cosas son limitadas. Todas las cosas cambian. Dado que todo está limitado por el tiempo y el espacio, tiene que haber un comienzo y un final. Todo lo creado tiene que tener un creador infinito; como sería inaceptable pensar continuamente en quién es el creador de cada una de las existencias la razón exige la existencia de alguien, un ser su­perior que sea infinitamente autosuficiente y autosubsistente, que nun­ca cambie. Éste es Dios.

3. La vida. La vida es un secreto transparente. Es un misterio que los científicos no son capaces de explicar con argumentos materiales y es transparente porque refleja un Poder Creativo. A través de estas dos características la vida declara: «Quien me creó es Dios». 4. Orden en la creación. Todas las cosas en el Universo, y el Universo en su conjunto, están ordenados de una manera armoniosa. Esto se puede observar en todos los objetos y en su interrelación armoniosa. Esto es verdad de modo que la existencia de una parte necesita de la existencia del todo entero como la existencia del todo requiere la exis­tencia de todas y cada una de sus partes. Una sola célula deforme pue­de causar la muerte de todo el cuerpo. De modo parecido, una sola granada para existir necesita la existencia colaborativa y cooperativa de aire, agua, tierra y sol, además de su mutua cooperación equilibrada. Tal armonía y reciprocidad señalan al creador del orden, conocedor de todo en la suma total de las relaciones y características, quien puede poner en orden todo. El Creador de este orden es Dios. 5. Arte en la creación. Toda la creación pone de manifiesto un arte de gran valor. Por lo que vemos, ha sido creada de manera fácil y rápi­ da. Además, la creación está dividida en incontables familias, géneros, especies e incluso cada uno de los más pequeños grupos tiene a su vez muchos miembros. A pesar de esta variedad y abundancia, nosotros solamente vemos el orden y el arte como algo fácil. Esto demuestra la existencia de alguien con un poder y conocimiento absoluto: Dios. 6. Finalidad en la creación. Todo lo que existe en el Universo


tiene una finalidad. Como la ecología demuestra en particular, todo en la creación, no importa lo aparentemente insignificante que sea, tiene un papel significativo en la existencia y sirve para algo. La cadena de la creación en el curso de la humanidad, el último eslabón en la creación, está evidentemente dirigido hacia un propósito final. Como este siste­ma necesita de alguien que imponga propósitos a la creación y sólo la humanidad tiene la conciencia necesaria para llevar a cabo tales propó­sitos, la sabiduría y la orientación de la creación señalan a Dios. 7. Misericordia y Providencia. Las necesidades de todos los seres y especialmente las de los seres humanos son interminables. Pero ellos de manera independiente son incapaces de obtener ni lo más mínimo. Por ejemplo, el mantenimiento del Universo exige la existencia de algunas leyes universales como el crecimiento, la reproducción, la gravitación, la atracción y la repulsión. Sin embargo, estas leyes «naturales» no exis­ten exteriormente, no son visibles, su existencia es completamente invi­sible. Entonces, ¿cómo puede algo que existe sólo de manera invisible, que no tiene conocimiento ni conciencia, ser el responsable de una crea­ción milagrosa que requiere absoluto conocimiento y sabiduría? ¿Cómo puede tener el poder de elección y preferencia? Por lo tanto, alguien que tiene todos estos atributos ha establecido estas leyes naturales y las emplea para disimular Sus actuaciones con un propósito concreto. Las plantas necesitan aire, agua, calor y luz. Pero ellas no pueden conseguirlos por sí mismas. Nuestras necesidades son infinitas. Afor­ tunadamente, todas nuestras necesidades esenciales, desde el comien­ zo de nuestra existencia en este mundo hasta la muerte,

son cubiertas por alguien que está más allá de nuestra capacidad e intervención. Nosotros venimos a este mundo y encontramos todo preparado para recompen­ sar todos los sentidos que tenemos, las necesidades tanto intelectuales como espirituales. Esto demuestra claramente que alguien que es infi­ nitamente misericordioso y está informado de todo provee a todos los seres creados de la manera más extraordinaria y hace colaborar todas las cosas para este propósito. 8. Ayuda mutua. Como he mencionado anteriormente, todo en el Universo está al servicio de todo lo existente. Esta ayuda mutua es muy completa, como demuestra el hecho de que todas las cosas —incluso el aire, el agua, el fuego, la Tierra, el Sol y el cielo— nos sirven de una ma­nera extraordinariamente armoniosa, así también como las células del cuerpo, las extremidades y los sistemas cooperan a mantenernos vivos. La tierra, el aire, el agua, el calor y las bacterias colaboran a mantener las plantas vivas. Esta cooperación y ayuda mutua observada entre los seres inconscientes requiriendo conocimiento y objetivo deliberado, demues­tra la existencia de Aquel Quien los dispone de una manera milagrosa. 9. La Limpieza. Desde que empezamos a contaminar nuestro aire, nuestra agua y tierra, el mundo natural empezó a limpiarse y purificarse continuamente. Inclusive ahora, preserva su pureza originaria en muchas zonas hasta donde todavía no ha llegado la influencia de la civilización moderna. ¿Te has preguntado alguna vez por qué la naturaleza es tan pu­ra, por qué los bosques están tan limpios a pesar de que cada día mueren muchos animales en ellos? ¿Has considerado alguna vez que si las moscas que nacen sólo en el transcurso de un verano hubieran sobrevivido, nues­

tro planeta estaría cubierto con los cadáveres de los cuerpos de las mismas? ¿Te has dado cuenta de que nada en la naturaleza se desperdicia o se dese­cha? Cada muerte es el comienzo de un nuevo nacimiento. Por ejemplo, un cadáver se pudre y se integra en la tierra. Los elementos mueren y vuel­ven a nacer en las plantas; las plantas mueren en los estómagos de los animales y de los humanos y les proporciona un buen nivel de vida. Este ciclo de la muerte y del renacimiento es una de las razones de la constante limpieza y pureza del Universo. También las bacterias y los in­sectos, los vientos y la lluvia, los agujeros negros y el oxígeno, todos sirven para conservar la pureza del Universo. Esta pureza señala a Aquel Quien es el Santificado y Cuyos Atributos incluyen la limpieza y la pureza. 10. Rostros. El número de seres humanos que han vivido desde la creación de Adán es incontable. A pesar de su origen común —una go­ ta de esperma y un óvulo que están formados del mismo tipo de nu­ trientes que consumen los padres de uno— y aunque estén compues­ tos de la misma estructura, elementos y organismos, en cada persona adquieren diferentes rasgos que en los otros. Esto señala a Aquel po­ seedor de libertad absoluta de elección que tiene amplios conocimien­ tos de todo, y Él es Dios. 11. Enseñanza y guía divina. Darle un orden a nuestras vidas y aprender qué es lo bueno y lo malo nos cuesta por lo menos 15 años de nuestra vida. Sin embargo, muchos animales adquieren este conoci­miento poco después de su nacimiento. Un patito puede nadar en cuan­to sale de su cascarón. Las hormigas empiezan a cavar hormigueros en la tierra cuando abandonan su estado larvario. Las abejas y las arañas rápidamente aprenden Enero, Febrero, Marzo

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cómo hacer su panal y telaraña respectivamente, son maravillas que nosotros no somos capaces de producir. ¿Quién les enseña a las jóvenes anguilas nacidas en el Océano Atlántico a encon­ trar su camino hacia su nuevo hogar en el Océano Pacífico? La emigra­ción de los pájaros sigue siendo un misterio. ¿Cómo puedes explicar es­ tos hechos increíbles más que atribuyéndoselos a la enseñanza o a la guía de Aquel Omnisciente y que ha dispuesto el Universo y sus habi­tantes de una manera en la que ellos mismos puedan dirigir sus vidas? 12. El espíritu y la conciencia. A pesar de los enormes avances cien­ tíficos, no somos capaces de explicar la vida. La vida es un regalo del Único, del Eterno, quien «insufla» un espíritu a cada embrión. Nuestra ignorancia sobre la naturaleza del espíritu y su relación con el cuerpo no puede ser argumento para negar su existencia. El espíritu es envia­do a este mundo para perfeccionarse y adquirir un estado apropiado para el Más Allá. Nuestra conciencia es el centro de nuestras tenden­ cias hacia lo bueno y lo malo. Todo el mundo siente esta conciencia en algunas ocasiones. Así, el espíritu y la conciencia son unos argumen­ tos muy fuertes para demostrar la existencia de Dios. 13. Nuestra predisposición innata y la historia. Estamos predispues40

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tos de manera innata a lo bueno y lo bello, y somos contrarios a lo malo y lo feo. También nos inclinamos por las virtudes y los valores morales. A no ser que estemos corrompidos por factores o condiciones externas, busca­mos el bien y los valores morales que son universales. Estos valores son las mismas virtudes y la moralidad divulgada por todas las religiones di­ vinas reveladas. Somos testigos de que en la historia la humanidad nun­ca ha permanecido sin una religión. Como ningún sistema ha sustituido a la religión, los Profetas y las personas piadosas siempre han sido la gen­te más influyente, dejando huellas imborrables en la historia de la huma­nidad. Ésta es una de las pruebas irrefutables de la existencia de Dios. 14. Intuición humana. Tenemos muchas intuiciones y emociones, que son un tipo de mensaje que proviene del mundo de lo Invisible. Entre ellas, la intuición de la eternidad despierta un deseo de eternidad en nosotros que nos hace buscar diferentes maneras de realizarlo. Sin embar­go, esto se puede realizar solamente de una manera: creyendo y veneran­do al Único Dios, Quien nos inspira esta intuición y este deseo. La ver­dadera felicidad humana reside en satisfacer este deseo de eternidad. 15. Consenso. Si una persona que sabemos que nunca ha dicho la

verdad durante su vida se nos acerca y nos dice varias veces la misma cosa, quizá la creamos porque no tenemos otra alternativa. Pero, si mi­les de Profetas que nunca han mentido y muchos santos y creyentes que adoptaron la veracidad como el pilar más esencial de la creencia, están de acuerdo en que Dios existe, ¿cómo podemos rechazar su tes­timonio y aceptar los informes individuales de unos pocos mentirosos? 16. El Corán y el resto de Escrituras Sagradas. Las pruebas que de­muestran el origen divino del Corán también son las pruebas de la existencia de Dios.1 El Corán repite con mucho énfasis y fuerza, como lo hace la Biblia en sus partes no tergiversadas, la existencia de Dios. 17. Los Profetas. Miles de Profetas vinieron y guiaron a los seres humanos hacia el camino recto. Todos ellos han sido conocidos por su veracidad y por otras tantas virtudes. Todos dieron prioridad a la pre­dicación de la existencia y la Unidad de Dios. Sobre la Autoridad Divina del Corán consulte nuestro artículo en Questions this Modern Age Puts to Islam («Preguntas que esta edad moderna plantea al Islam»), 1 (Londres, Truestar, 1995).


Nuh Gedik FÍSICA Y METAFÍSICA

La ciencia en el mundo islámico:

Una entrevista con el Premio Nobel

Ahmed Zewail

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urante más de cien años, el Premio Nobel ha sido otorgado a los más altos logros en las ciencias físicas, la paz y la literatura. Durante este período, sólo dos científicos de todo el mundo musulmán han recibido el Premio en Ciencias Físicas: Abdus Salam de Pakistán en el campo de la Física (1979) y Ahmed Zewail de

Egipto en el campo de la Química (1999). Abdus Salam murió en 1996, siendo Ahmed Zewail la única persona viva que ha recibido el Premio Nobel de Ciencias Físicas en el mundo musulmán. La ciencia en el mundo islámico prosperó entre los siglos VIII y XI. Si hubiese existido el Premio Nobel en ese período, en una ma-

yoría de casos hubiera recaído en un científico musulmán, pero la situación es muy diferente en la actualidad. ¿Por qué han ido en descenso los descubrimientos científicos en el mundo musulmán? ¿Qué debe hacerse para que los musulmanes recuperen la excelencia científica que una vez tuvieron? ¿Cuáles son las perspecEnero, Febrero, Marzo

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tivas actuales en este sentido dentro del mundo islámico? Para tratar de encontrar respuestas a estas preguntas, hablamos con Ahmed Zewail sobre su propio viaje fascinante al Premio Nobel y sobre sus puntos de vista sobre la ciencia en el mundo islámico.

Acerca del profesor Ahmed Zewail El profesor Zewail completó su máster en la Universidad de Alejandría, en Egipto, y su doctorado en la Universidad de Pensilvania. Sus galardones incluyen más de un centenar de Premios, condecoraciones, Órdenes de Mérito, y Órdenes de Estados por todo el mundo. El profesor Zewail recibió el Premio Nobel de Química en 1999 por sus desarrollos pioneros en el campo de femtoquímica, posibilitando la observación del movimiento de átomos individuales en un femtosegundo, es decir, en una fracción de una milésima de una billonésima de segundo. El profesor Zewail es también conocido por sus conferencias públicas y sus escritos sobre la ciencia y la tecnología, la educación y los asuntos mundiales, y por sus incansables esfuerzos para ayudar a los menos afortunados. En su reciente biografía Viaje a través del Tiempo. Senderos hacia el Premio Nobel, relata su vida y describe sus trabajos hasta la recepción del Premio Nobel, sugiriendo acciones concretas para el mundo de las personas menos afortunadas y para nueva una visión del orden mundial. El 27 de abril de 2009, el presidente de EE.UU. Barack Obama lo nombró el Consejo Presidencial de Asesores en Ciencia y Tecnología, y en noviembre del mismo año, Zewail fue nombrado el primer Enviado Científico de EE.UU. para Oriente Medio. En una de sus recientes declaraciones al diario The Independent, cita un hermoso versículo del Corán «Dios no cambia la condición de un pueblo mientras éste no se cambie a sí mismo» (Ar-Ra’d, 13:11). ¿Por qué cita este versículo? Si nos fijamos en la magnitud de los logros conseguidos por los musulmanes, éstos actuaban entonces de forma individual como buenos creyentes, lo cual significa que leían el Corán y pensaban en las cosas buenas que supuestamente debían hacer como, por ejemplo, adquirir conocimientos. Como usted ya sabe, la primera palabra que fue revelada en el Corán fue «¡Lee!» y este énfasis en el aprendizaje se repite en todas partes, hasta tal punto que los grandes científicos son considerados, desde muchos puntos de vista, en el Corán, casi al mismo nivel de los Profetas. Así que, los musulmanes de los primeros tiempos reconocieron la importancia de adquirir conocimientos pero, francamente, debido a la decadencia vigente entre los musulmanes de nuestro tiempo, parece habernos poseído la idea de la teoría de conspiración con la cual nos gusta culpar a los demás de nuestro declive. No dudo que existan muchas fuerzas externas que han contribuido a tal declive, pero la verdad del asunto es que nos toca a nosotros mejorar. Me siento orgulloso cuando veo a algún musulmán, joven o mayor, 42

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que ha alcanzado el más alto nivel. En todos los casos que conozco, me doy cuenta de que estas personas no dejan que las cosas externas les detengan y continúan avanzando. Así que puedo resumir que las razones de nuestra decadencia general, y lo estoy siguiendo al pie de la letra del Corán, caen bajo nuestra propia responsabilidad. En su libro, usted dice: «La mezquita de Sidi Ibrahim al-Desuqi es muy importante en mi vida, ya que enmarca mi más tierna infancia. Solía ir allí para estudiar... En el Islam, la mezquita no es sólo un lugar para la oración, sino que lo es también para el aprendizaje» (pág. 15). ¿Cree usted que esto es así? Por desgracia, en los últimos años las mezquitas han sido utilizadas por personas que no están iluminadas por el Islam para propagar sus puntos de vista, no el punto de vista del Islam, por lo que en ellas ha arraigado un factor político. Esto muestra una falta de conocimiento por parte de estas personas. Habiendo crecido en Egipto, recuerdo Al-Azhar como uno de los centros de enseñanza más importantes de todo el mundo. Ahora bien, aunque no llegué a estudiar en Al-Azhar, incluso en mi propia ciudad había una mezquita donde solíamos ir a ver al imán, y lo más importante que trató de decirnos en nuestra juventud fue que: «tenéis que alcanzar el conocimiento, tenéis que ser el mejor médico o el mejor ingeniero…» Solíamos estudiar en la mezquita. Era maravilloso. Es decir, los jóvenes nos reuníamos en la mezquita y, por supuesto, rezábamos, y después todos nos sentábamos y mirábamos nuestros libros del colegio y nuestras notas de estudio, por lo que aquel lugar llegó a ser el centro de gravedad. De hecho, en mi libro digo que la mezquita era el centro de gravedad de toda la ciudad. En varias partes del libro se habla de la importancia de «sentir pasión» para lograr algo. ¿He-


mos perdido nosotros, como musulmanes, nuestra pasión por la ciencia y la educación? Si es así, ¿cómo podemos reactivar ésto en las generaciones más jóvenes? No creo que hayamos perdido nuestra pasión, no. Especialmente desde que recibí el Premio Nobel, he estado hablando por todo el mundo musulmán, desde El Cairo a Malasia, desde Estambul hasta el Líbano, y miles de personas acuden a mis clases. Lo que he podido observar es que los jóvenes tienen hambre de conquista, que disponen de esa pasión por el logro. El problema, por desgracia, es que no siguen el sistema correcto para poder explotar su potencial. Por eso siempre digo que el mayor activo ahora mismo en el mundo musulmán es en realidad su capital humano. Si se utiliza de una manera correcta y los antiguos centros de excelencia son reconstruidos para atraer a las mejores mentes, creo que el mundo musulmán puede experimentar una profunda transición. Hay cuestiones políticas y muchos asuntos políticos, pero no creo que el problema del mundo musulmán sea la falta de recursos económicos o la falta de capital humano. Disponemos de estos dos tipos de recursos. Algunas personas sostienen que la religión y la ciencia no pueden coexistir. ¿Cuál es su opinión sobre este tema? Algunas de las mejores mentes del mundo son personas religiosas. Así que la afirmación de que para ser un científico racional, por definición, no hay que creer en una religión es algo un poco ingenuo. En mi opinión, creo que esto constituye un dogma bastante fuerte. La religión es muy importante para las personas por diversas razones, y no veo que exista ningún conflicto entre ambas. ¿Qué piensa usted acerca de nuestra revista, sobre todo desde la perspectiva de promover la coexistencia entre ciencia y religión?

La razón por la que me gusta la revista es que tiende a explicar las cosas con la razón, de una manera racional, pero sin dejar de utilizar en sus textos aquellas referencias coránicas que apoyan su argumentación. Yo necesito la racionalidad. Opino que el hecho de que la revista utilice este enfoque y respete los valores de la razón, el conocimiento y la ciencia harán que sea un medio más eficaz. ¿Ve el éxito de personas como usted y Abdus Salam como excepciones individuales, o como los primeros signos de un renacimiento en el mundo islámico? Sin aproximarnos al tema de los signos de recuperación, yo siempre digo que he tenido la suerte de adquirir dos cosas en mi infancia y en mi vida adulta. En primer lugar, estoy muy orgulloso del sistema de valores que recibí por parte de mi familia y de la forma en que fui educado como musulmán en Egipto. No crecí en un sistema violento o en el que consumieran drogas, nunca había visto un arma de fuego antes de salir de Egipto. Los valores familiares que he recibido han sido muy importantes y me han dado la confianza para lograr lo que tengo en mi vida. Pero además de esto,lo más valioso que me dieron fue una buena educación en Egipto hasta llegar a la universidad. Lo que Estados Unidos me ha dado es reconocimiento y oportunidades, y eso es precisamente lo que nos falta en el mundo musulmán. Si me hubiera quedado en Egipto, no habría sido capaz de hacer lo que he hecho, debido a esta falta de oportunidades y de reconocimiento para progresar. Déjeme darle otro ejemplo. Una parte del mundo musulmán es muy pobre, pero hay otra gran parte que es muy rica. La parte más rica no invierte en capital humano. Por otro lado, en un reciente viaje a Malasia, me encontré con el Dr. Mahathir Mohammed, ex primer ministro. Ahora, Malasia es un país en el que el 60% de la población es musulmana. Es posible ver los resultados del experimento que se llevó a cabo en Malasia. Malasia ha vivido una transición, su PIB es mucho mayor que el de la mayoría de países musulmanes, y se están moviendo dentro del mundo desarrollado -y esto se ha conseguido en un país con una población en la que el 60% es musulmana. Lo que hicieron fue invertir en educación. El Dr. Mohammed me dijo que, con el fin de hacer la transición de una economía casi subdesarrollada y basada en el estaño y el caucho hacia otra economía basada en la producción de la micro- electrónica y similares, llegaron a invertir hasta el 20% del PIB en educación. Así que creo que la fórmula está muy, muy clara en términos de qué es lo que se puede obtener con esto. En un reciente artículo de prensa, menciona que uno de los principales objetivos de la educación en el mundo musulmán debería ser «promover el pensamiento crítico». ¿Qué entiende usted por pensamiento crítico? Los jóvenes están muy confundidos en este momento; no saben lo que está mal y lo que es correcEnero, Febrero, Marzo

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to. Lo que quiero decir cuando hablo de pensamiento crítico es que todos hemos recibido el don de la inteligencia para pensar, por lo que debemos educar a la gente para que pueda pensar en lo que es moralmente correcto y en aquello que es moralmente incorrecto, además de hacerles pensar también, por ejemplo, en términos científicos. No hay nada malo en el estudio de los diferentes puntos de vista que existen acerca de lo que está pasando en el universo. Si usted es un buen musulmán, le toca a usted decidir. Usted tiene el jardín del conocimiento y usted elige qué pensar. Sin embargo, intimidar a la gente y decir cosas como «No se puede hacer esto, no hagas aquello, no leas eso otro...» ¡Eso no es el pensamiento crítico! No es eso lo que necesitamos. El Profeta no permitiría la actitud actual de prohibición, en mi opinión porque él era progresista en sus ideas, y su mensaje es de paz y pensamiento crítico. Actualmente, en el siglo XXI, la gente está pensando en tener colonias en la Luna, en la disección de los genes y en la apertura de nuevas vías para el tratamiento molecular de las enfermedades, la gente está pensando en ver los átomos en una escala de tiempo de femtosegundos. Y nosotros, como musulmanes, necesitamos continuar con todo esto. Usted dice en su libro, «No hay que dividir el mundo en “nosotros” y “ellos” y no debemos permitir la creación de barreras a través de lemas como el “choque de civilizaciones” o “el conflicto de religiones”; necesitamos diálogo, no conflictos o enfrentamientos» ¿Cuál cree que es la mejor manera de lograr este diálogo? Permítame decir, y tal vez suene muy fuerte, que creo que hay ignorancia por ambas partes. Intuyo que hay una gran proporción de gente, entre la población del mundo musulmán, que no está informada; no son lo suficientemente sofisticados como para hablar con mentalidad occidental. Por otro 44

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lado, en occidente han abandonado la idea de aprender acerca del mundo musulmán desde hace mucho tiempo y lo tratan como si tuviera que haber necesariamente un conflicto con los musulmanes. Con este tipo de actitud por ambas partes, no podemos entrar en diálogo. Como sabe, cuando llegué por primera vez a los Estados Unidos, solían llamarse a los japoneses «the Japs», y a los chinos «the Red Chinese» y así sucesivamente. Actualmente, ahora que ya ha habido un diálogo y estamos empezando a entender las diferentes culturas, hay restaurantes chinos y japoneses por todo el país, China tiene McDonalds... Pero, al no haber vivido este proceso, el mundo musulmán no ha sido tenido en cuenta. Por ejemplo, ¿qué saben aquí en los EE.UU. acerca de la cultura turca? Podría comenzar por considerarse la historia del Imperio Otomano y por tener algún conocimiento sobre el baklava y la hospitalidad turca. Lo mismo ocurre con los árabes. No hemos hecho un buen trabajo y, por otra parte, debo decir que han descuidado durante mucho tiempo el desarrollo de un conocimiento del mundo musulmán o del entendimiento de la fe o de los fuertes sentimientos de los musulmanes acerca de su fe. En el plano individual, ambas partes tienen que estar expuestas en mayor medida unas a otras, y aquí los programas de intercambio y la proliferación de centros de educación pueden ayudar. Pero tienden a culpar al mundo musulmán por no haber tomado la iniciativa de comunicar tanto como lo hace el resto del mundo. Vive en California con su esposa y dos hijos. ¿Cómo mantiene el equilibrio entre la vida laboral y familiar y otros asuntos personales? He tenido suerte en esto porque el padre de mi esposa es profesor y ella ha visto lo que significa para alguien trabajar duro, por lo que ya lo sabe. Ella ha dicho en muchas ocasiones que mi primer amor es mi trabajo. Sin embargo, una vez

dicho esto, creo que mis hijos, por su parte, dirían que soy un padre cariñoso. Trato de equilibrar las cosas. Por ejemplo, siempre paso los domingos con mis hijos, incluso si tengo cosas que leer en casa, ellos están a mi alrededor. Yo los veo, me voy con ellos a los partidos de fútbol ​​y así sucesivamente. De otra manera, si te tomas las cosas hasta tal extremo de afirmar que tu trabajo lo es todo, entonces se debilita un rincón de tu vida, y no creo que tengas entonces fuerzas como para hacer muchas otras cosas en la vida. ¿Qué es lo que lo mantiene tan motivado, incluso después de recibir un Premio Nobel? ¿Es su experiencia como musulmán la que juega un papel en todo esto? Creo que es una combinación de varias cosas. En primer lugar, Dios me creó sintiendo pasión por todo lo que hago. Si leo un libro, tengo la pasión de terminarlo. Otra cosa es mi experiencia, como usted ha dicho. Cuando llegué a los Estados Unidos, fui desafiado. Como menciono en mi libro, existían barreras políticas, barreras culturales y barreras científicas. Así que acepté el desafío de demostrar que alguien con mi experiencia, alguien que es musulmán y se crió en las mezquitas y demás, puede lograr algo. En la actualidad, también trato de ir más allá del Premio Nobel, y me pregunto si puedo ayudar a la gente o si puedo ayudar a la ciencia en general. Quizás también debido a mi educación y a la mezquita, tengo fe. Así que creo que es ese tipo de fe en la vida, en el universo, en mí mismo y en Dios, por supuesto, lo que me hace ser quien soy. Nuh Gedik es Profesor Adjunto de Física del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Antes de trabajar como profesor de este instituto, desarrolló su labor como investigador post-doctoral en el Instituto de Tecnología de California, en la Cátedra del grupo de investigación del Profesor Ahmed Zewail.


İrfan Yılmaz FISIOLOGÍA

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mpecé a trabajar meses antes de tu nacimiento. Aunque he estado latiendo sin descanso todos los segundos de tu vida, no te has parado nunca a pensar en mí. Soy yo, tu corazón, el motor de tu cuerpo. Es urgente que escuches mi consejo. Cuando tú eras un simple embrión de diecinueve días, se inició mi creación a partir de un tipo especial de células. Al principio, tenía la forma de un tubo; después, comencé a moverme y retorcerme y, poco a poco, comenzaron a formarse mis cavidades y mis venas. Junto con las otras células del organismo, nos desarrollamos para servir como partes de un todo: nervios, piel, cartílagos, músculos, etc. Las células que me conforman están programadas de un modo muy especial. A los veintidós días, cuando alcanzaron cierto número y volumen, recibieron la orden de ponerse en marcha; sólo Dios sabe por cuánto tiempo. Cuando todas mis células se contraen para latir, lo que tú sientes es el pulso. A pesar de que funciono dentro de tu cuerpo, Pedro, tú no piensas mucho en mis latidos; pero cuando te da por correr, yo tengo que latir más de prisa, ya que tus piernas requieren de más sangre. Sólo entonces, Pedro, te das cuenta de mí; pero solo fugazmente. ¡Eres tan descuidado! Como si yo fuera a cumplir con mis funciones para siempre, sin cansarme nunca. Sí, ya sé, esto no es extraño en un hombre joven; pero lo peor es que ni siquiera se te ocurre pensar en cómo es que has recibido este regalo, y esto realmente me entristece. Ahora vas a la escuela secundaria y en tus clases de biología ocasionalmente se me menciona. Pedro, en realidad, la culpa no es tuya – los maestros hablan de mí como si fuera una bomba, un artefacto. Sin embargo, no serías capaz de mover ni un solo dedo si yo no hiciese circular suficiente sangre a tu cerebro. Pero hoy te lo voy a decir: no soy una simple masa de carne. Te voy a decir que debes preocuparte por mi bienestar físico y espiritual; de lo contrario, te vas a arrepentir. Soy sólo un amigo que te da un consejo. Todavía tienes la oportunidad de corregirte.

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Todas las células, los componentes de tu organismo (quizás 100 trillones) me necesitan para su nutrición, respiración, digestión, evacuación y para realizar sus propias funciones. ¿Te preguntas por qué? Pues la verdad es que todas estas necesidades son atendidas gracias a que fui creado para trabajar sin parar. Por eso empecé a funcionar ya en el estado embrionario, antes que cualquier otro órgano. Ni yo mismo sé hasta cuándo seguiré trabajando. Algunas veces, a pesar de estar saludable, llega la hora señalada y entonces termino mi labor, en respuesta a la orden divina El Ángel de la Muerte no me ordena detenerme casi nunca sin que exista alguna razón —casi siempre utiliza una causa aparente—. Existen tantas causas para que abandone mi tare, en una época en la cual abundan los accidentes, malos hábitos y suicidios. De hecho, hasta yo mismo me maravillo de la forma en que funciono. Estoy equipado para reaccionar ante la pérdida de sangre que pueda ocurrir durante una herida o lesión; pero si el sangrado no se detiene, entonces me puede vencer la fatiga y, después de cierto tiempo, dejo de funcionar. Algunos tipos de veneno me afectan fácilmente. Esto no importa mucho; pues lo que en verdad me disgusta es tu vida desordenada, tus malos hábitos en la alimentación, tu falta de actividad, tu pereza y, especialmente, el estrés con el que vives, peleándote con todo mundo. Puedo soportarlo por un tiempo; pero, a veces, llega un momento en que no puedo más y, en tal caso, me detengo o aparento detenerme para llamar tu atención. Inmediatamente, se escuchan los gritos de pánico a tu alrededor: ¡el médico, la medicina, la adrenalina, un masaje al corazón! Todo se puede arreglar, mi amigo; pero, ¿por qué esperar a que llegue ese momento? Escúchame, Pedro, te lo voy a decir otra vez: eres tú quien me hace el mayor daño. ¡Así que no te ofendas si un día me canso y dejo de funcionar! Tú sigues con ese hábito de devorar alimentos grasosos. Mi vecino de abajo, es decir, el estómago, no deja de quejarse de lo lleno que lo tienes. Y cuando se satura, la presión llega hasta mí. ¿No has escuchado el hadiz que aconseja dejar vacío un tercio del estómago y abandonar la mesa antes de llenarse? No me preocupa la cantidad de vegetales que consumas; pero, ¿qué pasa con la comida basura y los fritos? Ten mucho cuidado; tarde o temprano pagarás las consecuencias. Por supuesto, uno tiene el derecho de disfrutar de las bendiciones de este mundo. Pero todo tiene su límite. Si sigues así, con esos malos hábitos, mis válvulas se van a atrofiar de grasa y mis arterias principales se bloquearán. En cuanto a las arterias coronarias, ten en cuenta que han sido creadas estrechas y pueden bloquearse en poco tiempo y provocar un paro cardíaco. Te pasas el día entero sentado frente al televisor, sin moverte para nada. No me sorprendería que acabases yendo en auto a la tienda de la esquina, sólo para no caminar. Si tan siquiera hicieras un poco de ejercicio todos los días. Algunos amigos tuyos hacen sus oraciones diarias y así matan dos pájaros de un tiro. Cumplen con su deber ante el Creador y alivian sus corazones con el esfuerzo físico. Además, sus corazones son pacificados por la fe. Otro alivio nos llega cuando ayunan todo un mes, una vez al año. Estar con hambre durante una parte del día me consuela y me da la oportunidad de quemar algunas grasas. El tejido muscular que compone mi estructura principal está diseñado como una compleja esfera de fibras, así que puedo funcionar 46

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apropiadamente sin variar mucho mi forma al contraerme y relajarme. La superficie de mis paredes está cubierta por una doble capa protectora para evitar dañarme al rozar con las costillas, que forman una especie de armazón. Además, hay un líquido especial entre las dos capas de la membrana y esto disminuye aún más la fricción. ¡Vamos, Pedro! ¿Quién es capaz de diseñar tantas precauciones de manera tan perfecta? Como un motor de cuatro cilindros, yo también funciono como una bomba con cuatro cámaras. Las cavidades superiores se llaman aurículas. La del lado derecho toma la sangre venosa rica en residuos y la del lado izquierdo la sangre arterial rica en oxígeno. La fuerza muscular de estas cavidades es relativamente baja; pero suficiente para llevar la sangre a las arterias inferiores. Estas, llamadas ventrículos, cuentan con paredes más gruesas y músculos más fuertes. Tienen la capacidad de contraerse y bombear la sangre a alta presión. Además, la cavidad inferior izquierda tiene músculos aún más fuertes y paredes más gruesas, pues es la cavidad que me permite enviar sangre a todo el cuerpo a gran velocidad y presión. Gracias a la vena llamada aorta, puedo enviar la cantidad adecuada de sangre a cada órgano del cuerpo a la velocidad requerida. Es necesaria una sincronización milimétrica para mis cuatro cavidades se contraigan de forma sucesiva, para que las válvulas se abran en el momento exacto, y para que envíen sangre a la cavidad contigua o a las dos arterias principales. También el cierre de las válvulas debe darse en un tiempo preciso, para evitar que la sangre fluya de regreso. La sincronización de estas funciones se logra a través de la producción regular de electricidad por parte del canal atrio-ventricular. Si hay cualquier problema con el ritmo de mis válvulas, si no pueden cerrarse correctamente por la acumulación de grasa o la calcificación y dejan salir la sangre, es cuando se diagnostica una enfermedad. Como

precaución, para evitar que la sangre refluya a gran presión a través de las válvulas entre las aurículas y los ventrículos, hay una especie de cuerdas fijas bajo ellas. Tú no eres consciente de todo esto; pero yo me mantengo funcionando aun cuando tú duermes. Naturalmente, mi ritmo puede variar, de acuerdo a la actividad que estés desempeñando. Mientras duermes, mi ritmo disminuye. Se acelera más de lo normal cuando corres o haces ejercicio, pues tengo que enviar la cantidad necesaria de sangre a todos los órganos. ¿Mi fuente de energía? El combustible que más utilizo son los ácidos grasos, el ácido lácteo y los azúcares. Además, gracias a mi especial metabolismo, nunca me agoto. Sólo hay una décima de segundo de descanso entre cada contracción y expansión. La orden debe llegar con precisión perfecta para que todos mis músculos comiencen a contraerse y expandirse simultáneamente, de modo que pueda generar un bombeo eficiente. En realidad, no estoy muy seguro de cómo funciona este ritmo en actividades diferentes. Un pequeño centro automático dentro de mí produce señales eléctricas; la acción de trastornar y reajustar el balance iónico dentro y fuera de las células para producir estas señales se lleva a cabo con reacciones que suceden en un tiempo tan corto como una milésima de segundo. A pesar de que estas células me hacen trabajar con la electricidad que producen, en realidad no soy independiente. Lo primero que determina mi funcionamiento son los nervios del cerebro. Por lo tanto, el miedo, el enojo y la tristeza que

sientes afectan también a mi funcionamiento. Esta debe ser la razón por la que soy visto como el centro de las emociones. A pesar de que la ira y la tristeza tienen lugar en el cerebro, yo soy considerado como el centro emocional; pues las emociones se plasman en mí. Pedro, te voy a hacer una pregunta muy sencilla: ¿quién fue el ingeniero que hizo el televisor que tienes frente a ti? ¿Existen personas que escriben los artículos de las revistas que lees o que arreglan las páginas y las fotos que aparecen? Sí, ¿verdad? Entonces, ¿no es lógico afirmar que existe un Ser que nos creó a mí y a mi sistema de vasos sanguíneos y que me situó en tu caja torácica? Pues ha llegado la hora de que apagues tu televisor. Ahora, Pedro, mientras yo cumplo diligentemente con mi deber de mantenerte con vida, tú también debes dedicar tan sólo diez minutos para orar y agradecer a tu Señor que haya creado tu cuerpo con esta perfección. En este tiempo, tendré una oportunidad para deshacerme de la tensión que me das con todas tus prisas y tu estrés. En estas pocas páginas, es probable que sólo te haya informado de una centésima parte de mi maravillosa estructura y la precisión de mi funcionamiento. Ni los médicos ni yo contamos con el conocimiento necesario para dar una explicación completa. Así que, mi querido Pedro, es importante que aprendas a decir «qué bello ha sido creado», en vez de decir «qué bello es». Enero, Febrero, Marzo

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CIENCIA & TECNOLOGÍA

Con «Como si me lo hubiera comido» la dieta es efectiva

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ARTÍCULO ORIGINAL: C.K. MOREWEDGE Y OTROS., SCIENCE 330, 1530 (2010).

i ha tenido la oportunidad de visitar el distrito de Fatih en Estambul, entonces probablemente habrá visto la famosa mezquita llamada «Como si me lo hubiera comido» («Sanki Yedim Camii»). La historia de la mezquita es tan interesante como su propio nombre: Kececi Hayrettin Efendi, que vivió en Estambul durante el siglo XVIII, llevó una vida frugal y solía ahorrar el dinero que ganaba en lugar de gastarlo en placeres tales como la buena comida. Cada vez que iba a un restaurante, se decía a sí mismo «como si me lo hubiera comido» y se figuraba estar lleno. Los años pasaron, y un día Kececi Hayrettin Efendi decidió contar el dinero que había ahorrado de este modo. Asombrado, se dio cuenta de que había ahorrado lo suficiente como para construir una mezquita. Las investigaciones realizadas por

científicos del comportamiento de la Universidad Carnegie Mellon han demostrado que el «como si me lo hubiera comido» de Kececi Hayrettin Efendi podría ser también una forma útil para frenar el apetito. Durante el estudio, se le pidió a un grupo de voluntarios que imaginaran comer muchos dulces repetidamente antes de comenzar a comer el mayor número golosinas que quisieran. A un segundo grupo se le pidió imaginar la inserción de monedas en una máquina de lavandería. El resultado fue que el grupo que imaginó haber comido dulces terminó comiendo un número significativamente menor de golosinas en comparación con el segundo grupo. Los investigadores realizaron el mismo experimento con distintos alimentos y demostraron que las personas que continuamente imaginan comer una misma comida mu-

chas veces repetidamente, en realidad comen menos cantidad de dicha comida que aquellos que imaginan comerla tan solo unas pocas veces. Por lo tanto, el imaginar comer distintos alimentos, o simplemente no imaginar comerlos, prueba la efectividad de «como si me lo hubiera comido».

El cerebro confirma: Aprender a leer no tiene límite de edad

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ARTÍCULO ORIGINAL: S. DEHAENE Y OTROS, SCIENCE 330, 1359 (2010).

n esta era de la ciencia y la tecnología, todos somos afectados drásticamente por la educación. Además de la importancia de conseguir un buen trabajo o un mayor estatus social, saber leer tiene importantes efectos beneficiosos sobre las funciones cerebrales. En un nuevo estudio, los neurocientíficos cognitivos identificaron regiones activas del cerebro asociadas con la lectura. La actividad cerebral de los tres grupos existentes (los analfabetos, aquellos que aprenden a leer y escribir a una edad adulta y aquellos que aprenden en su infancia) fue comparada mediante una resonancia magnética funcional. El estudio no sólo ha contribuido a ilustrar la complejidad del circuito neuronal del cerebro, sino que también ha demostrado las funciones superiores del cerebro en los grupos letrados, tales como las respuestas a los estímulos visuales y hablados. La

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verdadera sorpresa del estudio fue que las personas que aprendieron a leer a una edad adulta tenían actividades cerebrales comparables con las de aquellas que aprendieron a leer durante su infancia. Esto sugiere que la alfabetización puede afectar al cerebro a cualquier edad. Siempre se ha pensado que el cerebro se vuelve menos funcional en las personas mayores. Señalando estos nuevos hallazgos, Brian Wandell, un neurocientífico de la Universidad de Stanford, pone de relieve la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar con la adquisición de la capacidad de leer. Según sus palabras: «haber demostrado que este área es sensible al aprendizaje durante toda la vida constituye una contribución real».


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Culturomics: Midiendo la cultura a ARTÍCULO ORIGINAL: J.B. MICHEL Y OTROS, través de los libros SCIENCE 331, 176 (2011).

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n equipo de investigadores de la Universidad de Harvard y el equipo de Libros Google abrieron una nueva sede cuantitativa dedicada a las ciencias sociales, a la que llamaron «Culturomics». Se ha utilizado un conjunto de datos gigantesco, generado por la digitalización de más de 15 millones de libros (publicados entre los años 1800 y 2008, aproximadamente el 12% de los libros publicados) en inglés, francés, español, alemán, ruso, chino y hebreo. El conjunto de datos incluye más de 500 mil millones de palabras. Utilizando una nueva herramienta en línea (http:// ngrams.googlelabs.com/) se puede fácilmente averiguar cuántas veces fue usada una palabra en los dos últimos siglos. El estudio demuestra elegantemente cómo la humanidad ha cam-

biado en el siglo XX. Por ejemplo, los avances tecnológicos del siglo XX llegaron a formar parte de la cultura casi tres veces más rápido de lo que solía ocurrir en el siglo XIX. En promedio, la

gente llegó a hacerse famosa y perdió su fama dos veces más rápido que en el siglo XIX, y los autores afirman que la tendencia a ser famoso y la pérdida de la fama ocurrirá aún más rápido en el futuro, momento en el que «todo el mundo será famoso durante 7,5 minutos» de promedio. Los investigadores también evidenciaron la censura en la Alemania nazi, al tomar como referencia los libros publicados en alemán e inglés mediante la comparación de la popularidad que se les dio a famosos científicos y autores judíos. Es aún demasiado pronto para afirmar que este nuevo enfoque cambiará totalmente la manera de cómo los científicos sociales enfocarán sus problemas, pero sin duda proporcionará una perspectiva sin precedentes a la humanidad.

Finalmente, la búsqueda de otras dimensiones no es pseudo-ciencia

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ARTÍCULO ORIGINAL: A.Y. BIN-NUN Y OTROS, PHYSICAL REVIEW D 82, 064009 (2010).

a verosimilitud de la coexistencia de dimensiones situadas más allá de nuestro espacio de cuatro dimensiones (3+1 dimensión espacial del tiempo) no es una novedad. El intento de reconciliar la mecánica cuántica y la relatividad general, llevó al desarrollo de la teoría de cuerdas en los años sesenta del siglo pasado. La Teoría M es una extensión especial de la teoría de las supercuerdas, que predice la existencia de 11 dimensiones. Se plantea que todas las partículas subatómicas elementales como los electrones y los quarks- no son objetos de la dimensión 0, sino más bien «líneas» o «cuerdas» vibrando en la dimensión 1. Estas cuerdas se curvan en patrones específicos para formar las partículas subatómicas, las cuales se combinan posteriormente a través de las fuerzas nucleares para formar los átomos y la materia tal y como la conocemos. Aunque la base

matemática de la teoría de las cuerdas ya ha sido establecida, ésta no ha sido probada hasta ahora debido a la falta de firmas observables. Un estudio reciente sugiere que, finalmente, podría ser factible el observar los efectos de las otras dimensiones mediante el uso de agujeros negros supermasivos. Los agujeros negros, debido a su inmensa concentración de gravedad, curvan el espacio circundante. Esta curvatura afecta incluso a la luz que pasa a través de ellos. Una estrella situada directamente detrás de un agujero negro

puede ser observada como una fuente astronómica deformada o iluminada. Puede incluso puede ser factible crear los llamados «anillos de Einstein», donde la estrella se ve rodeada por un aro de luz. El reciente estudio sostiene que, si las dimensiones adicionales no están estrechamente comprimidas, la luz que pasa a través de la curva espacio-tiempo puede presentar anomalías que, en principio, pueden detectarse con telescopios muy precisos.

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Incluso si una persona extiende sinceramente la mano y el otro lo pretende, Todavía están próximos a los fines esperados, Tal vez los corazones así se abran, Y la obstinación de los últimos siglos se detengan.


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