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A la medida
Esmero, delicadeza y cuidado, palabras que definen el camino a través del cual Carlos Vigil alcanzó el éxito en la industria de la moda. Asimismo, son las características con las que atiende a sus clientas de todo el mundo desde hace más de treinta años.
Escrib D
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ni l Pér z Sono
En plena época del terrorismo, un adolescente soñaba con telas y pasa relas en la ciudad de la amistad, Chiclayo. Impulsado por sus anhelos, el joven partió a Lima a probar suerte en la industria de la moda. ¿Qué era eso en los años 80s en el Perú, en donde no existían escuelas de moda? Ni siquiera se consideraba una pro fesión, sino un oficio. Sin embargo, cuando uno deja que la pasión lo guíe sigue sus más grandes deseos. Luego, con mucha suerte, empieza a trabajar en un atelier pequeñito: no más de sesenta metros cua drados, pero con todo lo que se necesita para empezar el sueño de una vida.
Así, Carlos Vigil comenzó cortando te las, haciendo polos y vestidos a la medida. En ningún momento le faltó pasión, amor y dedicación a su trabajo. ¿Es ese acaso el secreto para crear maravillas de alta cos tura? Definitivamente debe haber alguno para que una mujer viaje desde Arequipa a pedirle que le diseñe un vestido de novia. Sin saberlo, ese sería el primero de mu chos que realizaría.
Su personalidad y elegante atención le permitieron construir su propia marca. Un estilo personal basado en el servicio personalizado, perfecta puntualidad, y conversaciones infinitas en las que logra
transmitir comodidad y confianza. Aquel es el secreto de su propio marketing: co nocer en profundidad a sus clientas.
Para él, las novias deben brillar antes que el mismo vestido. De esta manera, cumple su objetivo de confeccionarlos a la medida exacta para que ninguna repro duzca la antigua tradición del cambio. Él cree que el propósito de usar un vestido de
novia es no querer sacártelo nunca, hasta la luna de miel.
Cuando empezaron a llegar las invita ciones a desfiles fuera del Perú, llevó hacia el mundo su cultura hecha moda. Así, transformó telas simples unas con textura y relieve hecho a mano. Poco a poco, se convirtió en un gran artista de la moda. Ha realizado diversos desfiles en Dubái, New York, Tailandia, París, llevando coleccio nes que le dieron mucha alegría.
Comenta que cuando recibió la invi tación para ser representante del Perú en un desfile en Tailandia, lo recibieron con el cariño con el cual él recibe a sus clien tas. Cuando empezó el desfile, las mujeres abrieron las puertas de un retablo aya cuchano para lucir las prendas hechas a mano. En ese instante, el orgullo de ser peruano lo invadió; asimismo, sintió que reconocían el trabajo y esfuerzo que ha mantenido por años.
Ni una pandemia mundial lo detiene. Al cerrar su atelier, se adaptó y reinventó. Ac tualmente, está diseñando una nueva colección de novias, más accesible para todas. Además, indica que al haberse paralizado las fiestas y reuniones uno se da cuenta que para ser feliz no necesita grandes cosas.
Carlos Vigil revela que está prepa rando un nuevo atelier con vestidos más sencillos, pero con la calidad y el cariño de siempre. Sus clientas son parte de su vida y por ellas está vigente. El amor que lo im pulsó para abrirse paso en la industria de la moda desde Chiclayo es el mismo. Su esencia no ha cambiado, y todos los días piensa en su próxima obra de arte. //