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Artística libertad
Los murales del talentoso artista urbano Jonatan “Jade” Rivera han sido presentados en los Emiratos Árabes, Suecia y otras partes del mundo. Su perseverancia le ha permitido fundar el Festival Despierta en nuestro país, y un museo propio donde exhibe su trabajo.
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El Museo Jade Rivera es un acercamiento a la for ma de ver el mundo que posee Jonatan. Sus inicios se remontan a la apertura de su taller en Barranco, en el puente de los suspiros, suceso que repetía cada fin de semana. Pronto, notó que la in teracción con el público era muy fructífera. Así, surgió el proyecto de convertir ese es pacio en un museo que permitiese no solo ver, sino también conocer y obtener obras de primera mano. Confiesa que esta pro puesta fue como dar un salto al vacío, confiando fielmente en su trabajo como artista.
Sobre el Festival Despierta, relata que el concepto ya se venía practicando en el proyecto Artesano que se organiza en Re pública Dominicana. A través del festival, Jade instala el espíritu de retribuir lo que aprendió a las zonas rurales de nuestro país como Pucará en Huancayo. “Esta mos tratando de despertar inspiración en los niños y jóvenes que visualizan el arte que construimos”, afirma. En compañía de Elliot Túpac, Henry Chran, Evoca, Luis Bardales, Edwin Higuchi (‘Pésimo’) y Je sús Camarena (‘Xomatoc’), hizo realidad este concepto en la primera edición del 2019 con siete murales plasmados en for matos dilucidantes.
El amor por el arte comenzó cuando Jade tenía once años, a través de los comic y animes. Sus primeras muestras fueron los trabajos escolares: no compraba láminas de historia porque prefería hacer sus pro pias ilustraciones. Con el pasar de los años, descubrió que el arte abarcaba un amplio y fascinante universo. Deslumbrado por el graffiti, recuerda haberse escapado para plasmar los trabajos de las calles en su cua derno de dibujo. Uno de los puntos de in
flexión para Jade, a los 18 años, fue no entrar a Bellas Artes. Tampoco postuló nuevamen te. Admite que el costo del aprendizaje se alargó en comparación a lo brindado por la escuela. Sin embargo, recalca que, de esta manera, pudo conectarse con su propio arte.
El artista urbano enfatiza en que su trabajo consiste en integrar el mural a la calle, y no al contrario. Además, trata de buscar el equilibrio entre lo que la gente quiere ver y lo que él desea plasmar, una línea muy delgada que, en el espacio pú blico, le resulta esencial. Busca caminos diversos para no entrar en monotonía. Así, entre tantos muralistas en busca del gran formato: “mientras más alto sea el edificio que pintes, más impacta tu mural”, Jade decidió dar una vuelta de enfoque y crear pequeñas joyas escondidas en la ciudad.
La cuarentena no ha sido un bloqueo para su trabajo artístico; por el contrario,
ha realizado treinta cuadros más, los cua les se encuentran actualmente en el museo. Para Rivera, el arte es una necesidad, cualquier formato es ideal para reflejar su inspiración. “Ya no me importa mucho si es un mural en la calle, si es un lienzo, si es un dibujo, si es una escultura, si es una canción o un poema. Lo único que busco es poder desfogar esta necesidad de crear algo, puedo amoldarme a diferentes for matos y técnicas”, comenta.
Jade se ha pronunciado acerca del es caso apoyo que las autoridades brindan en cuanto al arte. “No nos toman en se rio, todavía piensan que somos niños saliendo con nuestros sprays”, sostiene. Sin embargo, también indica que muchos de los artistas que se dedican al graffiti han sido invitados a eventos, festivales y a di ferentes países. En lo personal, Rivera se encuentra establecido en cuanto al ingre so por parte de empresas privadas, pero no rompe con el sentir de otros artistas. Considera que la información, el interés y el respaldo del Estado son factores in dispensables para la evolución del arte en nuestro país.
Actualmente, el museo es un modo de reactivación frente a la coyuntura que atravesamos. Los proyectos en el extran jero se encuentran con vista al 2021, cuestión que Rivera ha sabido afrontar con esa fidelidad al arte que posee. Frente a la ad versidad, ha encontrado diversas maneras de compartir sus obras al público. Su web muestra sus trabajos con precisión y detalle. Asimismo, el Museo Jade Rivera hace una invitación especial al público. A través de la página web de este proyecto, se puede acceder a los horarios y precios para vivir una experiencia artística única; un acercamiento no solo con las obras, sino también con el propio artista y sus pensamientos. //
PLUMA MERCEDINA E scrib D i go A lonso S m lvi s H ys n
S/. 49. 90
Señora K. Ni víctima, ni heroína
Diversos autores
Año: 2020 Editorial: Página Once Nº pág: 220
S/. 30
Hernán Casciari es un escritor y editor argentino. Se hizo inicialmente conocido por su trabajo de unión entre literatura y weblog, destacándose en la blogonovela. Creó la Editorial Orsai y dirige la revista de nombre homónimo. Ha sido distinguido con el 1º Premio de Novela en la Bienal de Arte de Buenos Aires (1991) y el Premio de la Deutsche Welle al mejor blog del mundo (Berlín, 2005).
-Se acaba de publicar tu último libro “Los consejos de mi abuelo Facho”, ¿Cómo nacen estas historias?
Se trata de una serie de relatos que encontró mi hermana, mientras limpiaba muy aburrida durante la cuarentena. Era un texto que yo escribí en la casa de mi abuelo con 25 o 26 años. Me lo envió por correo y me divertí mucho. No solo publiqué eso sino también las anécdotas de aquella época. Fue un resorte para escribir otras cosas.
-¿Cuál fue tu primer acercamiento al mundo de la narrativa?
Empecé a los 13 años a escribir en el periódico del pueblo y nunca me detuve. Me fascinaba la máquina de escribir de mi padre. En ese sentido, aprendí a escribir y leer en esa máquina y de manera muy fluida. Cuando empezó la escuela, no sentía la misma satisfacción que me brindaba la máquina al momento de escribir.
-El planteamiento de la editorial Orsai ha significado una revolución en la literatura actual, ¿Cómo ha sido este camino de autogestionarte y “matar al intermediario”?
Fue muy vertiginoso al principio. Los primeros dos o tres años estuvieron llenos de épica. Incluso perdimos plata, pero estábamos aprendiendo. Cuando pasó ese período, empezó a ser rentable y literalmente ahora hacemos lo que se nos antoja. Hacerlo de forma independiente es increíble, gratificante y sumamente rentable. Con mi obra hago lo que quiero, comparto con amigos y es muy ventajoso en cuanto al aspecto económico.
-Respecto al ted talks en Río de la Plata “Una foto con mi padre”, hay una pregunta que anduvo rondando por mi mente todo este tiempo: ¿En algún momento lograste reconciliarte con la foto de tu padre?
Sí, claro. Después de ese evento en Costa Rica me reconcilie con la imagen. De forma inmediata, se publicó ese cuento en el número once de la revista Orsai. Para ello, la diseñadora y directora de arte me pidió esa fotografía para ilustrar el cuento en la revista. Así que, no solo tuve que verla, también tuve que editarla en Photoshop y hacer diversos ajustes. Fue un ejercicio grandioso de reconciliación y como si volviese a trabajar con mi padre.
Niebla Acústica
Rodrigo Noriega
Año: 2020 Editorial: Plectro Editores Nº pág: 74
S/. 40
Cuarentena. Historias para no salir de casa
Willy del Pozo
Año: 2020 Editorial: Altazor Nº pág: 200
RETRATO DEL SOL Por Diego Alonso Samalvides Heysen*
Hay poetas que son enigmas, y Josemári Recalde es uno de ellos. Falleció en su casa de Jesús María por múlti ples quemaduras en un incendio que probablemente él mismo provocó. Una mañana del 23 de diciembre del año 2000, acaparó los principales medios de comunicación con el fatí dico desenlace de su muerte, a tan solo un mes después de haber publicado su primer y único poemario “Libro del sol”. Escritores y poetas de la generación del 90, todavía mantienen esa imagen nítida de aquel joven apasionado que recurría la cafetería de la facultad de Letras. Pese a que su obra consta de un solo libro y poemas sueltos, el joven poeta fue considerado una promesa en las letras peruanas. Su poesía está cargada de un simbolismo que gira entorno al sol. Además, su poética mantuvo una suerte de presagio sobre su muerte. En el poema final de su libro escribía: “Al final de los mi tos, /cuando todo se haya evaído/ encontraremos quién sabe una luz/ no no quiero/ pertenecer más a la realidad verdadera/ nin a fal sa/ por eso incendio mi cuerpo”. Un poema que de algún modo re trataba el destino que lo acompañaría. Esa imagen no dejó de rondar por mi mente. La historia de una joven promesa en la poesía peruana que se marchaba de manera abrupta. Cientos de preguntas todavía recaen sobre mí. El caso del poeta Javier Heraud de la generación del 60 fue distinta, pues falleció en una condición de lucha social, pero el des censo de Josemári era por causas que todavía se desconocen. Las personas que lo conocieron lo recuerdan “con la chompa amarrada a la cintura, buscando eso que buscan los poetas y que nadie sabe qué es”, como lo revela Rodolfo Ybarra en “Ensayo de sol”. Debo confesar que la vida de los jóvenes poetas siempre me han seducido por su carácter de intriga, como si fueran
hombres que empezaban a nacer para la literatura y de pronto la muerte arribó de golpe, destruyendo todo el camino que tenían por delante. Poetas que, pese a te ner una obra breve, han sido objeto de críticas positivas por la calidad de su poesía. Por su parte, el escritor Marco García Falcón, quien también conoció al poeta Josemári, escribe unas palabras para su amigo, donde revela parte de la personalidad del vate. “Eras un chi quillo, casi un escolar, con el pantalón de buzo del Inmaculada todavía puesto. Pero tu poema nos deslumbró, nos dejó boquiabiertos no solo por su madurez y las audacias con el lenguaje, sino porque revelaba una experiencia de vida larga, intensa. A partir de allí nos veríamos siempre y, en no pocas ocasiones, pasaríamos mucho tiempo juntos, sobre todo en cafés. Mentiría si digo que te llegué a ‘conocer’. Desde hace un buen tiempo tengo la idea de que todas las personas somos un misterio. Un secreto profundo, insondable. Y cada vez que pien so en eso, te veo como el misterio más grande. Debe de haber tantas versiones de ti como per sonas se relacionaron contigo”, señala. Se conoce poco de él y su recuerdo más cercano divaga en la memoria de aquellos que tuvieron la dicha de relacionarse con el poeta. Navego en internet y encuentro un par de fotografías en blanco y negro de Josemári con quien parece ser su hijo en brazos. Imágenes que se aglomeran en un blog llamado “Intermezzo Tropical”. Ahora pienso en Jose mári, en los atardeceres que se desvanecieron sin que él pudiera verlos, en su adiós sin despedida, en todas las cosas que dejó entre nosotros. Cuando miro el sol ya no es el mismo, algo más allá se hunde entre los nuba rrones con luz fecunda. Quiero pensar que todavía vive y que es más bien un retrato del sol.