Revista Com-Unión - Núm. 02

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Año I Núm. 2 Julio-diciembre de 2016

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ÓRGANO OFICIAL DE LA COMUNIÓN MEXICANA DE IGLESIAS REFORMADAS Y PRESBITERIANAS (CMIRP) Organizada el 28 de octubre de 2012

EDITORIAL  Continuamos, 3

SENDEROS  Foedus y vocatio: la orientación reformada hacia la vida política, 3

CCOOMMIITTÉÉ EEDDIITTOORRIIAALL ALBERTO ARENAS MONDRAGÓN LEOPOLDO CERVANTES-ORTIZ

Mario Miegge

PERSPECTIVAS  Pentecostés, una iglesia impactante, 8

FERNANDO DÍAZ NAVAS ÉDGAR FLORES ROJAS EMMANUEL FLORES ROJAS HUGO GALLARDO DUARTE

Samuel Gallegos González  El Pentecostés de ayer y hoy, 12 Aníbal Sicardi  ¿Quién es mi prójimo? Ruptura con el fundamentalismo y nuevos interlocutores para el mundo reformado, 13 Raúl Méndez Yáñez

DAN GONZÁLEZ ORTEGA SILFRIDO GORDILLO BORRALLES MARGARITA ISLAS MARÍN † AMPARO LERÍN CRUZ RAÚL MÉNDEZ YÁÑEZ HÉCTOR MENDOZA NÚÑEZ RUBÉN MONTELONGO GEORGE REYES UVARAS TANIA TAMEZ GRENDA

HORIZONTES  Dossier sobre los 500 Años de la Reforma Protestante: II, 21 

Actualidad de la Reforma (I), 21 Jacques Ellul

El papa en Lund y el ecumenismo de la caridad, 26 Andrea Tornielli

El rostro femenino de la Reforma Protestante, 28 Carlos Martínez García

Presentación del Catecismo de Ginebra, de Juan Calvino, 29

Próxima visita de la Dra. Margot Kässmann, 30

GERSON TREJO GUTIÉRREZ

 Esbozo cronológico de la Iglesia Esmirna, Cuernavaca, 30

FELIPE VERA PALACIOS

 “Trabajo para el Señor y no para los hombres”: un diálogo con Gabriel Campuzano Paniagua, 32

AÑO I, NÚM. 2 JULIO-DICIEMBRE DE 2016 CONTACTO: cmirpweb@gmail.com

MATERIALES Y NOTICIAS  Reunión del 9 de julio, Iglesia Antioquía, 37  AIPRAL recibe como miembro a la CMIRP, 38  Carta pastoral de la XII Asamblea General de AIPRAL, 39  Curso del Doctor Mariano Ávila Arteaga en México, 40  Libro Las reformas protestantes, de Teófanes Egido, 40

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SENDEROS EDITORIAL CONTINUAMOS

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a avanzando en la tarea comunicativa y reflexiva a que da pie este medio informativo, de análisis y difusión, volteamos la mirada dentro de la tradición reformada para recoger un texto del connotado profesor valdense Mario Miegge, y fallecido recientemente. Se trata de un ensayo sobre la visión reformada de la política, un tema siempre vigente y exigente. Por otra parte, y tratando de tomar el pulso de la CMIRP, se incluyen dos sermones expuestos en diversos momentos de 2016: en el Culto de Pentecostés y en el CDXCIX Aniversario de la Reforma Protestante, estaciones obligadas en la marcha de este grupo de comunidades que no solamente cumple con las obligaciones del año litúrgico sino que las aprovecha para relanzar continuamente su proyecto eclesial. En ese sentido, nos congratulamos con la magnífica noticia de haber sido recibidos como miembros formales de la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina ( AIPRAL) en su reciente reunión ordinaria celebrada en São Paulo, Brasil. De este acontecimiento dan fe una serie de imágenes. Dentro de la serie de crónicas de comunidades que ha iniciado, aparece ahora la de la Iglesia Esmirna, de Cuernavaca, que ha atravesado por diferentes etapas hasta hoy. Asimismo, se agrega una entrevista con Gabriel Campuzano Paniagua, laico militante de amplia trayectoria, en ocasión de los 35 años de trabajo que cumplió recientemente en la UNAM. Finalmente, continuamos con el impulso celebratorio de los 500 años de la Reforma mediante la publicación de un texto de Jacques Ellul, inquietante y profundo como todos los suyos.

FOEDUS Y VOCATIO: LA ORIENTACIÓN REFORMADA HACIA LA VIDA POLÍTICA Mario Miegge H.S. Wilson, ed., Christian Community in a changing society. Ginebra, Alianza Reformada Mundial, 1991, pp. 29-35. Mario Miegge (1932-2014) fue profesor emérito de la Universidad de Ferrara, donde enseñó filosofía teórica y filosofía de la religión, y en donde presidió la Facultad de Magisterio, además del Departamento de Ciencias Humanas. Fue consejero comunal en Ferrara y fue electo legislador independiente en la lista del Partido Comunista Italiano. Entre los varios libros que publicó figuran (aquí se traducen los títulos de su idioma original): El protestante en la historia (1970), Vocación y trabajo. Ensayo sobre la ética puritana (1989), El sueño del rey de Babilonia. Profecía e historia de Thomas Müntzer a Isaac Newton (1994); ¿Qué es la conciencia histórica? (2004); Capitalismo y modernidad. Una lectura protestante (2005), además de innumerables ensayos y colaboraciones en revistas y publicaciones históricas. La política federal en la historia de las comunidades reformadas uiso el destino que la Alianza Reformada Mundial designara como sitio para su consulta sobre “La comunidad cristiana en una sociedad cambiante” (1990) no muy lejos de la pequeña localidad de Morat (Murten). Allí, en 1476, la infantería de las Confederación Suiza derrotó a las tropas de Carlos, El Temerario, Duque de Borgoña. Un año después el duque perdió la vida en Nancy durante la última batalla de la guerra. Aquellos eventos han sido vistos, desde entonces, no sólo como la prueba de la superioridad militar de los Confederados, sino como una confrontación abierta entre dos diferentes modelos de organización política y social: por un lado, la sociedad jerárquica y tradicional de los príncipes y los caballeros; por el otro, la nueva ciudadanía de los sucesores de Gullermo Tell y sus compañeros, ligados entre sí por pactos libres. En su Reporte sobre Alemania (1508), Nicolás Maquiavelo subrayó que los suizos fueron “enemigos no sólo del Príncipe, sino también de los caballeros, porque en su país no existen

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diferentes clases de hombres. Ellos disfrutan, sin distinciones de rango, de amplia libertad”. Maquiavelo seguramente idealizó la libertad suiza. Se empeñó en encontrar allí el valor permanente y la eficiencia del orden republicano (al cual exaltó en sus obras, así como en sus comentarios sobre el antiguo historiador romano Livio, en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, y en la narración de la historia de su ciudad, la Historia florentina. El ala reformada del protestantismo surgió y se extendió en las ciudadesestado de Suiza y sus fronteras. La teología reformada y el pensamiento político fueron elaborados en el contexto de la vida pública de Zürich y, más tarde, de Ginebra. Zwinglio y su sucesor Bullinger, así como Calvino y Beza, fueron hombres del Renacimiento y su cultura humanística los relacionó (como Maquiavelo) con los modelos políticos de las antiguas polis griegas y de la res publica romana. Estos ideales ya estaban presentes en la rica historia política de las ciudades suizas e italianas y en las comunas de la baja Edad Media. Por supuesto los reformadores de Zürich y Ginebra no estuvieron de acuerdo con los puntos de vista estrictamente seculares de la política elaborados por Maquiavelo. Su pensamiento político formaba parte de una nueva doctrina teológica. El núcleo central del pensamiento reformado, desde Zürich al norte de Alemania y el calvinismo holandés, hasta el puritanismo británico, era una doctrina del Pacto entre Dios y su pueblo, denominada “teología federal”, término procedente del latín foedus, “alianza y acuerdo mutuo”. Esta palabra designaba la fundación de nuevos órdenes políticos e interacciones, como en las comunas de la Edad media y en el semi-legendario origen de la libertad suiza. En toda la historia del protestantismo reformado, esta práctica “federal” fue constantemente llevada a

cabo: en los juramentos de los ciudadanos ginebrinos en 1541, en el Pacto Escocés (1557), en el “Pacto de Mayflower” de los Peregrinos (1620), y en muchos otros eventos de la Inglaterra revolucionaria y las colonias de Nueva Inglaterra, en el siglo XVII. Aunque esta práctica pudo haberse convertido en un ritual, su significado está suficientemente claro: el orden político debería basarse en un acuerdo mutuo de socios y el poder público debería ejercerse colegiadamente. Con el fin de entender mejor la diferencia entre la apología de Maquiavelo a la libertad republicana y el concepto reformado de libertad, deberíamos considerar lo que Zwinglio escribió a los Confederados del Cantón de Schwytz en 1522. Eine göttliche Vermahnung an die Eidgenossen zu Schwytz (Una advertencia divina a los confederados de Schwytz) es uno de los primeros y mejor conocidos escritos de este reformador de Zürich, y se encuentran en él algunos de los conceptos básicos de lo que después se llamó “teología federal”. Después de sus grandes victorias al final del siglo XV y del reconocimiento oficial de su independencia (mediante la Paz de Basilea, 1499), los Confederados comenzaron a usar su fuerza militar como una ventaja mediante el servicio mercenario en el extranjero. Zwinglio había sido capellán de las tropas suizas en las guerras italianas y se lanzó pronto (cuando aún era sacerdote católico) contra el militarismo mercenario. Pensaba que éste era la el reverso y la pérdida de la libertad humana, no sólo en términos de la ética cristiana, sino también de la política. Sobre este último punto sus ideas eran similares a las de Maquiavelo, quien criticó y condenó duramente el servicio mercenario. Pero mientras Maquiavelo consideraba a la libertad como una virtud humana natural y como la consecuencia del “buen orden político”, Zwinglio reinterpretó la historia de la libertad suiza a la luz del libro del Éxodo. Así, le recordó a sus conciudadanos que esta libertad fue el resultado de una liberación dada por Dios a sus antepasados, cuando ellos eran unos campesinos pobres e inermes y estaban a merced de la nobleza insolente. Afirmó: “Esta libertad es aceptable a Dios y Él la proveyó al sacar a los hijos de Israel de Egipto, donde fueron terriblemente oprimidos por los egipcios y su rey”. Dado que la libertad es un don de Dios, puede perderse siempre que los seres humanos piensen que son capaces de hacer lo que únicamente le corresponde a Dios. Entonces la libertad puede convertirse en sumisión a poderes externos, 4


como en el caso de los mercenarios suizos. Pero también podría perderse mediante la sumisión al poder personal de otro ciudadano. Aquí Zwinglio reafirma claramente su convicción republicana, al citar el primer libro de Samuel (cap. 8), donde, dice él, “Dios instruyó a los hijos de Israel acerca de los abusos del poder real y los previno contra este tipo de gobierno”. Sorpresivamente, los mismos argumentos fueron utilizados tres años después en la gran revuelta campesina, un contexto mucho más revolucionario relacionado trágicamente con el curso de la Reforma en Alemania. Parece que el autor anónimo de uno de los panfletos más articulados (An die Versammlung gemayner Bauerschaft, En la reunión del campesinado, impreso en mayo de 1525) había recibido la influencia de la reforma de Zúrich y conoció los escritos de Zwinglio. Al final del texto, exhortaba a los campesinos del sur de Alemania a considerar a “sus vecinos suizos, gente pobre y pequeña”: si ellos habían sido capaces de derrotar a reyes y emperadores, príncipes y señores, eso se debió seguramente al poder y el favor de Dios, quien está del lado de los pobres y oprimidos. Pero después los suizos traicionaron a sus antepasados y sirvieron a poderes extranjeros. Los más recientes estudios sobre las guerras campesinas en Alemania, y particularmente los de Peter Blickle (Die Revolution von 1525, Múnich, 1975), ofrecen una amplia visión de los movimientos revolucionarios desarrollados en Europa durante las primeras décadas del siglo XVI. En diferentes regiones y países, el modelo federal de gobierno fue propuesto como una posibilidad de reforma del orden tradicional. De hecho, el llamado “Estado

moderno” evolucionó en un sentido opuesto. Los proyectos políticos basados en la idea de un foedus público entre diferentes comunidades y grupos sociales (pueblos libres, comunidades rurales, etcétera) fueron derrotados por el crecimiento del absolutismo monárquico. En su ensayo Religion, the Reformation and Social Change (Religión, Reforma y cambio social) (1967), Hugh R. Trevor Roper subraya que, al final del siglo XVI, la tradición y y la actividad del autogobierno republicano y municipal estaban limitados a un pequeño espacio en Europa. Con excepción de los remanentes de las repúblicas italianas (como Venecia), dicho espacio correspondía, generalmente, a las áreas reformadas y calvinistas, encerradas entre el conservadurismo de los príncipes luteranos y la agresividad de los reinos católicos, reorganizados a partir de la Contrarreforma. Mientras la teoría secular del republicanismo, elaborada por Maquiavelo, hundió por más de dos siglos dentro de la crisis y la pérdida de independencia a los estados italianos, aquellos modelos y prácticas políticas fueron preservadas y mejoradas dentro del marco religioso de las comunidades reformadas de Suiza, el Norte de Europa y Gran Bretaña. La dimensión pública de la vocatio A pesar de las notorias diferencias entre países y regiones, la vida política en el mundo actual está lejos de los modelos de autogobierno consensado por el pueblo. Abundan los gobiernos dictatoriales, los regímenes militares y los fundamentalismos religiosos. El colapso de los estados socialistas autoritarios en el este europeo ya ha revelado qué formas políticas reemplazarán a tales gobiernos. Pero “si Atenas llora, Esparta no sonríe”. Los países que han hecho alarde de sus tradiciones y constituciones democráticas han padecido la tan mencionada “despolitización” de la gente común. Por supuesto, tienen elecciones libres, pero las élites gubernamentales siguen siendo pequeñas, cerradas y sin cambios durante décadas. Los programas y las prácticas de los partidos políticos tienden a perder cualquier diferencia significativa. En los Estados Unidos casi la mitad de los ciudadanos no ejerce su derecho a votar en los comicios nacionales y presidenciales. La misma tendencia está presente, aunque en menor medida, en algunos países europeos.

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La disminución de la actividad pública y la limitada participación de la gente están ligados a prácticas y conceptos de la vida política, algunos de los cuales son antiguos y otros son propios de nuestra época. En primer lugar aparece la idea de que la política es un juego de poder. La racionalidad estratégica del líder político utiliza a la gente como instrumento para mantener y mejorar su posición de poder. A pesar de su convicción republicana, Maquiavelo es de alguna manera responsable de esta modernización de su visión de la política. Mientras que él concebía al “Príncipe” como un actor emergente que debería restaurar la fortaleza y la independencia de un estado corrupto, estaba fascinado también por el “arte” de la política, en términos de habilidad y eficiencia. Otro concepto es el que considera a la política como una tarea administrativa, una especie de técnica de ingeniería humana. En este caso, el poder político trata de legitimarse a sí mismo al referirse al interés y al “bien común”. Pero existe un tremendo abismo entre la gente común (sujetos o ciudadanos) y el estatus y comportamiento de la élite política o de la burocracia profesional. Esta tendencia se está extendiendo en la actualidad, porque la maquinaria del estado ha aumentado su articulación y especialización, y abarca diferentes áreas

cuyos departamentos administrativos actúan sin relación con las demás o con el todo. Ante ello, las exigencias por un “servicio público” se vuelven irrelevantes y banales. En tercer lugar, el modelo de vida y conducta que los países occidentales han podido exportar al resto del mundo está dominado por objetivos y valores económicos. La paradoja de la “economía moderna” consiste en que, mientras invade la totalidad de la vida, no sólo individual sino también social, aún está definida por su referencia a los intereses y empresas “privados”. Consecuentemente, la misma actividad política adquiere la forma del regateo económico y de la competencia. Entre los miembros de las élites y entre los grupos corporativos se sigue, principalmente, la regla del do ut des. Así, la dimensión pública de la vida economía y, particularmente de la vida civil, tienden a desaparecer. Esto es muy visible en la declinante disponibilidad y del valor del espacio público en nuestras comunidades. Esta imposición de un modelo parcial y unidimensional del valor económico ha tenido un impacto devastador sobre los hombres y mujeres que, en las últimas décadas, estuvieron activos políticamente y consiguieron una nueva identidad mediante las luchas de liberación en Asia, África y América Latina. Ha impedido los esfuerzos por construir sociedades más equitativas y órdenes políticos más democráticos en esas regiones debido a que ha obstaculizado y suprimido la conciencia y la memoria histórica de los pueblos. La tradición reformada ofrece un abierto desafío a esta crisis de la política. Al parecer, mediante las ideas y prácticas federales, la vida política ha sido mucho más relevante y permanente entre los reformados que en cualquier otra tradición religiosa, y seguramente más que en otros grupos o iglesias protestantes. Por un lado, los luteranos y los anglicanos se inclinaban a aceptar el orden político y social tradicional. Por el otro, el radicalismo evangélico de los anabaptistas continentales del siglo XVI no se involucraron políticamente y la persecución los obligó a retirarse. (El caso de los bautistas del siglo XVII en Inglaterra y Nueva Inglaterra es, por supuesto, distinto, porque fueron uno de los grupos relevantes del movimiento puritano y de la revolución inglesa.)

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La nueva orientación religiosa para la vida secular fue difundida en todas las alas del protestantismo, pues adquirió forma en la idea de Lutero de la vocación cristiana, la cual ya no fue llevada a cabo mediante las “¨buenas obras” (devociones y rituales) sino en las tareas permanentes del gobierno familiar y las variadas actividades profesionales. El ala reformada del protestantismo, no obstante, relacionó más estrecha y constantemente la doctrina de la vocación (que los puritanos ingleses definieron como “el llamamiento particular”) con el reino de la res publica o el commonwealth (bienestar común). Calvino, en su Institución de la religión cristiana (libro IV, cap. 13), dice que Dios reconoce más la vocación de los sanctus paterfamilias (jefes de familia) que la de los monjes o el alejamiento del mundo del “filósofo”. Además, en la tradición de la ley romana (que seguía Calvino), el “padre de familia” no era visto solamente como un hombre privado (como se hace ahora). Los paterfamilias eran los actores tanto de la vida privada, como de la pública, con derechos y obligaciones políticas y civiles. En su Treatise of the Vocations or Callings (Tratado de las vocaciones o llamamientos), William Perkins, el más renombrado teólogo calvinista de la Iglesia de Inglaterra a finales del siglo XVI, subrayó que, entre los varios llamamientos, los “más excelentes” son aquellos “en los que mayormente podemos glorificar a Dios y obtener mayores beneficios para la iglesia y la comunidad”, esto es, el llamamiento del ministro y del magistrado. En esta misma línea, Perkins fue capaz de resolver la controversial pregunta de “un cambio legal” del llamamiento particular (o sea, lo que ahora llamamos movilidad social) al decir que es bueno y permisible que “un hombre privado pueda llegar a ser magistrado”. Afirmar que la tradición reformada relaciona constantemente la idea de la

vocación cristiana con la dimensión pública de la vida no quiere decir que nos ligue a los modelos políticos en boga. La política federal no fue inventada por los pensadores reformados y su interpretación y ejecución por consiguiente estuvo muy lejos de nuestros puntos de vista actuales acerca de los derechos civiles y la democracia. (Los anabaptistas de Zúrich, el ala radical de la reforma en esa ciudad, ¡fueron condenados a ser arrojados al lago!) En las últimas ediciones de la Institución (IV, 20), Calvino se mostró favorable hacia una constitución política donde la libertad popular sea regida por la “aristocracia”. Las repúblicas calvinistas, como Ginebra, Holanda y las colonias inglesas en América, no fueron nunca incisivas acerca del gobierno popular o de los derechos para la opinión individual. No obstante, un acercamiento crítico a la historia y a la tradición de la Reforma puede ofrecer sugerencias para enfrentar los problemas de hoy. Tres puntos merecen mayor reflexión: 1. Siguiendo las orientaciones de Hannah Arendt (particularmente en su libro La condición humana, 1958), no deberíamos olvidar nunca que “lo público” ha sido concebido, sobre todo, como un espacio abierto a la libre comunicación y discusión entre diferentes actores. Esta perspectiva de “lo público” hunde sus raíces profundas en la tradición reformada. En su comentario a Mateo 25.14-30, Calvino estableció que “el fruto” de los talentos dados por Dios a sus siervos depende del intercambio mutuo de los dones, para “el avance de toda la compañía de los fieles, quienes rinden gloria a Dios”. Asimismo, la voluntad del Señor, quien otorga talentos y vocaciones, es que “debe haber una mutua comunicación entre la gente (mutua inter homines communicatio)”. 2. La doctrina protestante de la vocación o del “llamamiento particular” adolece de ambigüedades y fallas. Seguramente fracasa siempre que pierda su referencia a “lo público” y dondequiera que desaparezca la temeridad para preguntarse qué es lo que debería ser el “bien público”. Entonces, “vocación” tiende a convertirse en un patrón de conducta meramente privado y personal, organizado según el modelo de la “ética profesional”. El autocontrol protestante y la regla moral “haz tu labor de la mejor manera”, con demasiada frecuencia oculta el hecho de que nuestras tareas pueden ser malas ya sea para la salud o seguridad del trabajador, o más ampliamente, para la sobrevivencia de la humanidad y de la sociedad. Esta advertencia debe ser especialmente dirigida hoy, no solamente a quien ejecuta una tarea profesional en los complejos militares industriales, sino en buena medida a nuestra “pacífica” economía de mercado. 7


3. La demanda de la tradición reformada en el sentido de que las tareas profesionales y las vocaciones deben ser orientadas hacia una responsabilidad pública nos recuerda que “lo público” es mucho más amplio que la actividad de gobierno y que la actividad de políticos profesionales. Como dijimos antes, esta última actividad ha sido monopolizada y expulsada de la vida cotidiana por las élites en el poder. Todos estamos involucrados en la economía y en algún tipo de actividad profesional. Por ello, cuestionar los fines y el significado público de esta participación cotidiana se vuelve algo político, así como una tarea vocacional. Pero esta práctica crítica no es obvia ni fácil de llevar a cabo en nuestro actual sistema laboral y profesional. ¿Qué le pasaría a las enfermeras o a los profesores que comenzaran a preguntarse a sí mismos y a sus colegas “qué clase de servicio público se realiza en nuestro hospital o en nuestra escuela”? ¿Qué le sucedería a los mandos medios de las empresas que empezaran a preguntarse acerca de los beneficios de sus empleadores mediante las transacciones internacionales inequitativas y préstamos a los países del Tercer Mundo? Las comunidades reformadas que han llegado a estar más conscientes de que esta práctica debería ser la consecuencia normal de su enseñanza acerca de la vocación cristiana, podrían hacer una contribución sustancial a la nueva política y al ejercicio de la democracia en la vida cotidiana.* Versión: L.C.-O.

PERSPECTIVAS PENTECOSTÉS: UNA IGLESIA IMPACTANTE Samuel Gallegos González Culto Unido de Pentecostés, Iglesia Presbiteriana Antioquía, 15 de mayo de 2016

Introducción

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l relato de Pentecostés nos habla de impactos que sacuden. La sorpresa es un elemento clave en Pentecostés. Nadie esperaba nada de aquél grupo. Un grupo insignificante y, para colmo, “sin cabeza” porque su líder indiscutible había desaparecido definitivamente, por lo que se habían encerrado y tenían miedo de la reacción de los judíos (Juan 20:19). El poder, una vez más, gracias a sus habituales complicidades, había logrado imponer el orden de nuevo, neutralizando un foco peligroso. La situación se había normalizado, tras la agitación provocada en los últimos tiempos por aquél carpintero que había desembarcado de Galilea con su pandilla de revoltosos. El calendario de las fiestas seguía desarrollándose regularmente, sin el riesgo de desagradable incidente. La lección serviría para el caso en que algún otro subversivo se pusiera a airara sus ideas estrafalarias. Todo el mundo cosmopolita había venido a Jerusalén, como tradicionalmente para los ritos de costumbre. Pero se produce un acontecimiento inesperado, un estruendo en una casa, que despierta interés y suscita asombro, escalofríos. La gente se queda “atónita”, “impactada”, “estupefacta”, “desconcertada”. Nadie esperaba aquél acontecimiento. Se presenta un elemento fuera de programa, que hace incluso saltar todo el programa.

Impactante porque no lo esperaban Además de los autores citados en el texto, debe hacerse referencia a los estudios de André Biéler (particularmente al libro La pensée économique et sociale de Calvin, Ginebra (1959), el cual ha influido profundamente en mi comprensión de Calvino) y a los de Michael Walzer (The Revolution of the Saints. Nueva York, 1968, y Exodus and Revolution. Nueva York, 1984). Otros buenos argumentos sobre la dimensión pública del “llamamiento” o “vocación” pueden encontrarse en Habits of the Heart (University of California Press, 1985, pp. 287-300). Mi punto de vista personal acerca de esta doctrina protestante está ampliamente expresado en el libro Vocation et Travail. Essai sur l’ethique puritaine. Ginebra, 1989. *

El primer fenómeno impactante e inesperado es “un ruido como el de una violenta ráfaga de viento” (2:2). Idea que remite a: Relato de creación y el ruaj elohim merajefet al peni ha maim. Uno podría pensar en un acto creador, pero en Génesis no es el Espíritu quien está en el acto creador, sino en el caos. Lo que está en el acto creador es la palabra. Más bien, igual que en Génesis, el Ruaj Elohim aleta como un viento recio, yo diría, haciendo caos, para que después entre la palabra a poner orden, cause y significación.

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Remite al estruendo y al viento que llena los huesos secos en la visión de Ezequiel. Es la vida que sólo viene de Dios. (Ezeq, 37:5-10). Es el soplo divino sobre la iglesia, cuerpo del segundo Adán. El adjetivo feromenês (arrastrador) se usaba para describir un huracán o un torbellino (Isa 17:12; 28:15; 29:6). El ímpetu de Dios llega con la fuerza de un huracán. La frase siguiente dice que ese viento "llenó toda la casa donde estaban sentados" y más adelante Y fueron todos llenos del Espíritu Santo. En el AT lo que se llena es el tabernáculo, (Ex 40:34-35) o el templo (1 R 8:10; 2 Cr 7:1-2) con la kabod (presencia magnífica) de Dios y no la gente. En cambio, en el Pentecostés es una casa común y corriente y es la gente allí reunida la que es llena del viento de Dios y se convierte así en el Templo del Espíritu. Luego dice: y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. En el Antiguo Testamento Dios es fuego que no consume una zarza, pero es de su kabod que sale fuego para consumir los holocaustos en el templo (2 Cron 7:1; Lev 9:24) Con fuego del cielo Dios confirmó también el sacrificio de Elías en el monte Carmelo (1 R 18:24,38). La iglesia se presenta en su origen con dos fuerzas avasalladoras como lo son el huracán y el fuego, pero aquí no como fuerzas destructivas, sino creadoras, forjadoras de algo nuevo. Así debe ser siempre la iglesia, no programable, sin invitación a la fiesta, totalmente nueva, capaz de agarrar a todos por sorpresa, sin preparación. Irrumpe en la escena llenando de un desconcierto, tal que resulta difícil darse cuenta lo que está pasando. Nadie se imagina las consecuencias que tendrá el suceso, sobre todo porque no parece ser una “llamarada de petate”, sino que parece que va en serio y que pretende seguir

adelante. Ese fenómeno extemporáneo no parece que se vaya a “encausar”. Nadie sabe en principio lo que le va a tocar oír y ver. No se han repartido los textos de los discursos (afortunadamente no hubo ninguna preparación de discursos. Aquella gente se había preparado para recibir el Espíritu, pero no pensaba en sermones). Entonces vemos que la iglesia improvisa. El Espíritu da a aquellos “inexpertos” palabras nuevas, nunca escuchadas. No hay respuestas previsibles, ni declaraciones que haya que eliminar, ni afirmaciones conocidas. La iglesia de pentecostés es una iglesia que “se inventa” en cada instante. Suscita el asombro porque aparece en el momento en que menos se piensa, dice cosas inimaginables, se porta de manera insólita, hace propuestas muy distintas de las habituales. Es una iglesia que pone en apuros, que sacude, que perturba. Al no tener posiciones que defender, se mueve con una libertad desconcertante. Es una iglesia que suscita interés porque no puede reducirse a ninguna categoría del pasado, porque no se refiere a modelos o experiencias anteriores. Es una iglesia que no le ha pedido a nadie permiso para salir al descubierto, no ha planeado los modos, los tiempos y los límites de su aparición, ni ha pretendido garantías de ninguna clase. Además, como era ella la que traía el fuego, nadie podía pedirle garantías en contra del incendio. Fue un “incidente” con consecuencias serias. Pentecostés, es como decir, “crónica de un incidente no anunciado”. Es difícil acostumbrarse a una iglesia como ésta.

Impactante porque se hace entender Pentecostés significa la importancia de conseguir hablar a todos y hacerse entender por todos.1 Los apóstoles no adoptan ninguna jerga de iniciados, para la que se necesita un intérprete. No publican documentos que solo comprenden los No me meteré en aquello de que son “hombres piadosos, que habitaban en Jerusalén, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo”. ¿Por qué piadosos? Entonces no tiene mucho impacto la predicación a gente buena y la conversión no resulta tan asombrosa. Por otro lado manuscritos más tardíos dicen agregan la palabra “judíos” después de Jerusalén. Parece que Lucas tiene alguna intención simbólico- teológica. El caso es que el Espíritu es derramado en función de todos los pueblos y culturas del mundo, como un hecho fundante de Pentecostés. 9 1


eruditos y que requieren obligatoriamente la intervención de comentaristas especializados y autorizados: “Cada uno los oía hablar en su propio idioma” Sin meternos en la lógica de la numeración de los 12 pueblos y las tres regiones o en la lógica de la distribución geográfica o en la lógica de su distribución de acuerdo a los puntos cardinales de ésta lista de naciones, lo que nos interesa es su significado global: el Espíritu es derramado en función de todos los pueblos y culturas del mundo, como un hecho fundante de Pentecostés. Lucas insiste tres veces (vv. 6,8 y 11) en que los presentes, vienen de todos los pueblos, entienden el discurso de Pedro, cada uno en su propia lengua. Tampoco el asunto recae sobre el “hablar en lenguas”. Se trata de comunicación efectiva ante una humanidad plurilingüe y multicultural. En este pasaje, Lucas emplea dos palabras que significan “idioma”.  glôssa, es el término más común para algún idioma humano. Literalmente se refiere a la lengua como órgano físico. Es el origen de la descripción del don de lenguas como glosolalia.  dialektos, es un sinónimo generalmente equivalente, pero a veces puede tener un sentido más específico como “el lenguaje de una nación o una región”. Ese sentido se subraya por la frase “en que hemos nacido” (2:8), o sea, la lengua materna. Entre los judíos, el Pentecostés, que no tiene nada que ver con el Pentecostés cristiano, se entendía también como celebración de la comunicación de la ley en el monte Sión. Según una tradición rabínica, "los diez mandamientos se promulgaron con una sola voz”, pero en hebreo dice, “todo el pueblo percibió sus voces” (Ex 20:18). En la interpretación

Midrash2 Tanchuma 26c, muy conocida de la época de Jesús, dice que “cuando la voz emergió, se dividió en siete voces y después en setenta idiomas, y cada pueblo recibió la ley en su propio idioma”.3 Estamos hablando de la lengua cotidiana, de la vida diaria, de las cosas vulgares. Aquella en la que al pan se le llama pan y al vino, vino. Y en la que decimos “buenos días” a las personas. No basta con tener algo que decir. Hay que esforzarse en decirlo de la forma más clara y comprensible. Una “buena noticia” no debería necesitar de especialistas para saber de qué se trata. Y si uno no es capaz, hay que probar e insistir. Que nadie diga que ciertos temas, “las cosas de Dios”, “las realidades del cielo” no pueden comunicarse con palabras de uso corriente. Dios de hecho se hizo hombre, se entregó como pan al hambre de los seres humanos, se sirvió del alfabeto corriente para explicarse. Además, ¿acaso el lenguaje oscuro, retorcido, enrevesado, confuso, es más adecuado para manifestar el misterio que el lenguaje sencillo? Los profetas y en general todos los escritores de la Biblia (baste pensar en los autores de los textos sapienciales) dijeron cosas importantes usando a menudo imágenes al alcance de todos. No creo que sea una osadía afirmar que la iglesia de pentecostés es la iglesia de la claridad y de la simplicidad (¡al servicio de la profundidad!). Quizás ni siquiera sea necesario incomodar al Espíritu para que nos enseñe la lengua que todos hablan y entienden. Puede bastar, y sobrará, con lo que hemos aprendido en casa. El Espíritu todo lo más, interviene para meter allí la inspiración, la eficacia. La fuerza. Pero la claridad tenemos que ponerla nosotros. Un enamorado logra siempre explicarse a las mil maravillas. Midrash significa “búsqueda” literalmente, pero se refiere a la interpretación dada en el judaísmo a los textos del Antiguo Testamento. 3 La importancia central de este tema queda todavía más clara cuando tomamos en cuenta el largo registro de naciones en 2:9-10, que interrumpe abrupto al relato narrativo. Si el don de lenguas ese día hubiera sido un simple hablar en éxtasis, sin relación a idiomas existentes, ¿qué posible sentido podría tener esta lista? La única razón de esta lista, aparentemente superflua y un poco aburrida al leer el capítulo, es que Lucas quiso subrayar de esa manera, de nuevo, la multiculturalidad del evangelio. La lista simplemente especifica geográficamente lo que significaba "todas las naciones bajo el sol" (2:5). El evangelio respeta todas las lenguas y todas las culturas, para encarnarse auténticamente en ellas. 10 2


Impactante por inexplicable No fue necesario redactar un informe (fruto quizás de un laborioso compromiso entre las diversas posiciones) para explicar a los que estaban fuera o que había ocurrido dentro de la casa. Entre otras cosas, porque en la casa no había habido ninguna discusión, ningún debate. Pentecostés es un hecho que se realizó a la vista de todos, no un documento. Quiero decir que la explicación tiene que buscarse en otro sitio. Aquella iglesia no tiene en sí misma la justificación, sino que remite a otra cosa, a Otro. La gente intuye inmediatamente que aquellos hombres dicen y hacen cosas que no vienen de ellos. “Estaban todos estupefactos y perplejos, y comentaban. ¿Qué significa esto?”, Hechos 2:12. Como si dijesen “no es posible, no son ellos”. Otros encuentran una explicación más al alcance de la mano en algún vaso de vino, que habrían tomado de mañana “Están borrachos” (Hechos 2:13). La explicación no es tan sencilla y tiene un nombre concreto. El Espíritu. “Se llenaron todos de Espíritu Santo”. El espíritu es el protagonista ¿del pentecostés solamente? Es el protagonista de la iglesia. Jesús aparece a los once y “sopló su aliento sobre ellos y les dijo: reciban el Espíritu Santo. Toda vida y la misión de la iglesia dependen del Espíritu. La profesión correcta de fe (como recuerda Pablo) solo es posible a través del Espíritu (nadie puede decir a Jesús: Señor, sino solo bajo la acción del Espíritu Santo). El Espíritu no es patrimonio de unos pocos privilegiados, sino que es propiedad y hasta don común de muchos. “En cada uno se manifiesta el Espíritu para bien común”. El Espíritu como principio de cohesión interna, pero

también de variedad (de personas y dones). El Espíritu que hace dóciles y libres al mismo tiempo. La iglesia se hace impactante (“enormemente sorprendidos”) y cuestiona (“preguntaban”), solo si no tiene la explicación en sí misma, si no tiene la pretensión de justificarse, de defenderse o, peor aún, de exaltarse, de exhibirse, sino que obliga a buscarse en otro sitio la verdadera causa de todo. La iglesia de pentecostés, es una iglesia que tiene la capacidad de sembrar interrogantes, de provocar cuestiones, de dictar preguntas, de buscar e indagar en “otra parte”… Y no se trata de remitir al misterio como una respuesta fácil o como tapadera de actitudes y comportamientos poco limpios. Al contrario, la iglesia de pentecostés no tiene nada que esconder es tan transparente que permite atisbar el misterio.

Conclusión: impactante por incontrolable No cabe duda que algunos habrían preferido que aquellos hombres paralizados por el miedo se quedasen siempre quietos en su casa, tal como los había hallado el Señor resucitado (“Y estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús…”, Juan 20:19). Pero el maestro los empuja hacia el mundo: “Como el Padre me ha enviado, así también los envío…”. Y el Espíritu se cuida de hacer que salten definitivamente bisagras de las puertas y ventanas (El estruendo que llama la atención de todos). La iglesia de pentecostés es una iglesia que no está en el sitio que algunos querrían asignarles, que no respeta el guion impuesto, que no se resigna al rincón en que algunos la quieren poner. No pide visa para entrar. La iglesia de Pentecostés es una iglesia incontrolable… Hace ruido. Llama la atención. No se resigna a ser un grupo de gente inofensiva, no quiere ser el elemento decorativo en las fiestas, no es cómplice del orden establecido, ni fue invitada de refilón para que garantice el tranquilo desarrollo del banquete de unos pocos privilegiados y una digestión tranquila. Es una iglesia no domesticable, no utilizable para otros fines, es intratable, irregular, que no intenta ponerse en la fila. Sabe permanecer largo tiempo en la casa, pero no vacila en salir fuera a las plazas y los caminos para anunciar el evangelio que se le ha confiado, para inquietar las conciencias, para denunciar la colosal injusticia de aquella crucifixión (y de otras numerosas crucifixiones).

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Es verdad que todavía hoy nos encontramos con pastores, sacerdotes, líderes religiosos y de opinión, políticos, que prefieren una iglesia que no viva según el Espíritu de pentecostés. Una iglesia razonable, domesticable, tímida, jubilada, devota, sumisa, completamente absorbida en la empresa de la “salvación de las almas”, dejando que “el mundo ruede” y que “cada quien se rasque con sus propias uñas”. Llevársela tranquila, pues. Pero la iglesia, si de veras es iglesia de Cristo y del Espíritu, no puede menos de ser la iglesia incómoda, escasamente tranquilizadora, de Pentecostés. Es inútil querer reservarle un lugar en el palco de la sociedad a la iglesia. El puesto se lo asigna, en cada ocasión, el Espíritu. Por eso uno la descubre, inesperada, fuerte, creadora, incontrolable, imprevisible, inasible. Cuando anda por medio el Espíritu, y no la complacencia de los interesados, puede suceder que la Iglesia esté en su lugar propio. ¡Precisamente cuando no está en su lugar propio! ¿Qué es lo que nos está ocurriendo? ¿Qué iglesia somos? ¿Impactamos? ¿Dejamos atónitos? ¿Comunicamos el evangelio? ¿Somos inesperados, creativos, novedosos? Son preguntas inevitables que nos planteaba la iglesia de pentecostés, hoy.

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EL PENTECOSTÉS DE AYER Y HOY Aníbal Sicardi

M

ediante una espectacular escena televisiva el libro de Los Hechos

narra lo acontecido en el Día de Pentecostés a 50 días de la Resurrección de Cristo. El lugar geográfico, Jerusalén. La ocasión, la agrícola fiesta de las siete semanas (Ex 34:22). El itinerario de Pentecostés no recibe menciones en el siglo I. A fines del siglo II y principios del III lo citan Ireneo, Tertuliano y Orígenes para adoctrinar sobre el Espíritu Santo. Recién en el siglo IV se encuentran referencias en iglesias de Constantinopla, Roma y Milán Todas se centran en el rol del Espíritu Santo y su relación con el Hijo y el Padre y otras derivaciones. Pentecostés avanza y gana la medalla de ser una fecha litúrgica. Triunfa sobre la Ascensión, que en un tiempo se festejaban juntas. En ese proceso institucionalizado, Pentecostés huyó del relato de Lucas como esas cosas que van despareciendo sin despedirse y un buen día percibimos que ya no están. Quedó el aroma…con demasiado olor a incienso. El imperativo litúrgico Veni, Sancte Spiritus inhuma el apasionante testimonio de Pedro. Predicaciones explicativas del discurso petrino sepultan la pasión y entusiasmo del orador de barricada transformándolo en una prédica estilizada, ordenada, racional pero ausente del calor de vida y del poder movilizador en los escuchas. Es que Pedro habla de hechos conocidos, de lo que había pasado pocos días antes en esa misma ciudad. Desafía releer el pasado. No se queda con la teología oficial. Hurga en esos queridos antiguos textos para descubrir el movimiento de Dios preparando un nuevo tiempo. Fisga, pesca en su propia historia. Demuestra que parlamentaban de ese kairós que se cumple en aquel que mataron en una cruz. Al hablar con claridad —al pan, pan, y al vino, vino— el venido orador aclara que no están borrachos, que no dicen pavadas. Desde allí taladra la profundidad de los oyentes produciendo el interrogante sobre lo que hicieron y hacen y como se puede corregir el hábito de tirar la flecha errando el blanco de sus vidas. Surge la cuestión clave: “¿Y ahora qué hacemos?”. Pregunta dirigida a la nueva comunidad, la de Jesús, descartando a los eclesiásticos oficiales de aquel tiempo. Los oídos escuchan lo que hay que escuchar y la mirada cambia de centro. Se dirige hacia aquellos y aquellas que hablan de tal manera que ellos entienden porque articulan palabras que son verdades y resucitan las esperanzas depositadas en sus corazones. El silencio de las iglesias sobre lo que ocurre actualmente anticipa que sus declaraciones serán compuestas por palabras 12


acordes a la liturgia del Pentecostés eclesiástico, lejos del texto de Hechos. Repetirán documentos inocuos como el del Consejo Mundial de Iglesias que se preocupa por colocar tres veces la expresión “Dios trino” y siembra de generalizaciones abstractas a la problemática actual. No hinca los dientes en la realidad. Desde una ciudad europea — Ginebra— elude reseñar la deshumanización de Europa tanto en lo acaecido con los refugiados y refugiadas como en la instalación de un régimen creador de pobreza y desigualdades. ¿Surgirá alguna Iglesia Latinoamericana que describa el avance ideológico que avasalla soberanías y elimina gobiernos legítimos que apuestan a mejorar a los menos favorecidos? A estas alturas es improbable que Pentecostés impulse a alguna iglesia argentina a referirse al impúdico atropello de despidos y avasallamiento de la población que acontece en nuestro país. Atrampadas en su autocensura no registrarán que el gobierno actual es una continuación de la Dictadura Cívico Militar del 76. Justificarán su silencio con excusas que serán el umbral de la morada donde reside la infidelidad y la falta de valentía. Tampoco tomarán posición sobe el pasado. Soterrarán la Década Infame del 30, la Revolución Libertadora del 55 con sus fusilamientos y masacre del bombardeo de Plaza de Mayo. Ignorarán la caída de Arturo Illía. La persecución a la universidad de Juan Carlos Onganía. La tragedia de la Triple A. Los desaparecidos y desaparecidas. El golpe a Raúl Alfonsín. Eventos que se encuentran en el seno ideológico del actual gobierno. Si en este Pentecostés las iglesias no quieren seguir como estampitas de museo deberán tomar registro del relato de Lucas, del Pedro que habla con claridad del presente y del pasado y ser parte activa en la construcción de un país donde, como aquella primera comunidad

pentecostaliana, “a cada uno le daban lo que necesitaba” (Hechos 2:44-47) Si eso no ocurre Dios levantará de las piedras a quienes hablen su palabra. Ecupres, 23 de mayo de 2016

____________________________________________ ¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO? RUPTURA CON EL FUNDAMENTALISMO Y NUEVOS INTERLOCUTORES PARA EL MUNDO REFORMADO (Lucas 10:21-37) Raúl Méndez CDXCIX Aniversario de la Reforma Protestante, IV Aniversario de la CMIRP, Iglesia Presbiteriana Bethel, 30 de octubre de 2016 Los samaritanos de los muertos. Para que su se aplaque, Pues el solo le ha fatigado Va a poner el anisado Y el aguardiente en un jaque. En el barrio de Tlaxcoaque Luego el suceso; Y para hacer contrapeso Al dolor y a la tristeza, Con barbacoa y cabeza Se pone a llorar el hueso. Como la cabeza empacha. Es decir, produce ahíto, se toma Con un molito Llamado salsa borracha. El mole no tiene tacha. Huele muy bien, lleva queso Y chile con tal exceso Que no es difícil inculque Una sed tal, se de pulque O sed de llorar el hueso. 4

sta es la descripción con la que Luis Inclán, quien firmaba bajo el seudónimo de Luis G. Iza, describe la “cocina de muertos” que se estilaba en México a finales del siglo XIX. Es decir, las recetas de cocina especiales para los “defuntos” en los “Días de Muertos”, según relata el historiador cultural Claudio Lomnitz. Luis G. Iza fue un valeroso patriota liberal, que “luchó con la pluma contra la Intervención y el Imperio”, publicando diversos periódicos como “La cuchara”, “El cucharón” y libros de versos. El texto leído hace un momento se llama “Llorar el

É

Claudio Lomnitz, Idea de la muerte en México. México, Fondo de Cultura Económica, 2006, pp. 229-230. 13 4


hueso” y se publicó en el periódico La Tribuna el 2 de noviembre de 1880.5 Si prestamos atención a las actitudes, acciones de compasión, alimentación y liberalidad con que se le ofrecen a los muertos hospedaje, alimentación y compañía, encontramos más de una semejanza con las empresas de misericordia con las que el buen samaritano halagó al desventurado que cayó en manos de esos ladrones, allá camino a Jericó. “/Para que su sed se aplaque/ pues el sol le ha fatigado/ va a poner el anisado/ y el aguardiente en un jaque”… si el samaritano hubiera sido mexicano, poco menos que eso le hubiera dado a aquel hombre en necesidad de socorro. Día de Muertos convierte, a quienes participan de la celebración y de la “cocina de muertos”, en buenos samaritanos. Quienes ya se encuentran fuera de este mundo, santificados por el bautizo en el río de la muerte, se convierten, como dice el nombre original de la celebración en “todos santos”. No en vida, sino en muerte, es cuando emergen prójimos por doquier, para recibir, consolar y prodigar festines culinarios a los desventurados muertos, porque en vida, ¿por qué habré de alimentar a otros?, ¡yo mismo estoy suficientemente maltrecho y desafortunado! Así, para la piedad popular, la humanidad del Otro no se manifiesta tan claramente, como cuando ese Otro ya está muerto. Ahí sí ni para compararse, que, de fregado, el petateado está más. La pregunta que provocó a Jesús contar esta pintoresca parábola, elicitada por descaradas intenciones de provocación pública por parte de un Belén Clark de Lara y Elisa Speckman Guerra, La República de las letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico. Vol. III. Galería de escritores. México, UNAM, 2005, pp. 179-180; Clementina Díaz de Ovando, Un enigma de Los Ceros: Vicente Riva Palacio o Juan de Dios Peza. México, UNAM, 1994, p. 194. 5

intérprete de la ley, es más que pertinente para nosotros, que nos consideramos, al menos, un poco mejorcitos que los católicos que alimentan muertos, mientras nosotros, protestantes de buena conciencia, en mismas fechas, celebramos la vida y milagros de otro difuntito, Martín Lutero, y por qué no, también de Juan Calvino, Ulrico Zwinglio, Felipe Melanchton, y difuntas: Catalina de Bora (famosa cervecera del siglo XVI y esposa del mentado Lutero), Margarita de Navarra, Catherine Zell, entre otras.6 ¿Quién es mi prójimo?, ¿con quién debo aliarme en este siglo en tanto heredero de la Reforma Protestante?, ¿quién se pone de mi lado?, ¿y del lado de quién debo ponerme? Una parábola en el corazón de la ciudad Atendamos a la Parábola contextualizada en la ciudad de México: Un presbiteriano progresista, pro-equidad de género y diversidad, lector no literalista de la Biblia, informado histórica y culturalmente, preocupado por lo espiritual, pero también por lo social descendía de su culto dominical a ver la Fórmula 1 en un bar de la Condesa,7 y cayó en manos de narcos del Cartel Jalisco Nueva Generación (quienes ya no venden drogas, solo cobran rentitas);8 los cuales lo talonearon; y dándole unos piquetes, se fueron, dejándole medio muerto.

Amparo Lerín Cruz, “Las mujeres en la Reforma Protestante del siglo XVI”, Conferencia pronunciada en el Presbiterio del Estado de México, Santa Ana Tlapaltitlán. 7 Coronándose Lewis Hamilton como el triunfador de El Gran Premio de México, Proceso, 30 de octubre de 2016, en www.proceso.com.mx/460696/triunfa-hamilton-en-gran-premio-mexico 8 Animal Político, “Cómo es que el Cártel Jalisco cobró tanta fuerza en el gobierno de Peña”, 28 de septiembre de 2016, en www.animalpolitico.com/2016/09/cartel-jalisco-nueva-generacion-masgrande/ 14 6


Aconteció que descendió un pastor, con pancartas rebosantes de mala ortografía proclamando: “¡No al matrimonio homosexual!, biología y no ideología”;9 su Biblia Arcoíris de tapa dura ya era suficientemente pesada como para permitirle estirar la mano para ayudar al herido, además en esa colonia, ¡quién sabe si el desventurado sea gay… o hípster!, a quienes no es raro encontrar por aquel camino, así que, viéndole, pasó de largo. Asimismo, un profesor de seminario, llegando, por pura casualidad, cerca de aquel lugar, preguntó al asaltado si creía que Dios solo era un símbolo social, que si era menester desmitologizar la Biblia y que si pensaba que la crítica histórica era edificante. Al contestar nuestro ensangrentado personaje por toda pregunta un sí, no sólo salió reprobado, sino abandonado por la ortodoxia que, viéndole, pasó de largo. Pero un músico alternativo, mata larga, pantalones rotos, olor a hierba, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose le tomó una foto y la subió a Twitter con los hashtags #CuántosMásMonreal, #SíguemeYTeSigo #Love, le transmitió su solidaridad con un abrazo y siguió de largo. ¿Quién es mi prójimo? Aquí, debo hacer un breve alto en el camino, para señalar algo que solemos pasar por alto, por lo rápido de la lectura. La pregunta de Jesús tras terminar la parábola fue, ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de

los ladrones?, la respuesta, es ¡el samaritano! Es decir, el samaritano y no el herido fue el prójimo, el prójimo, en esta parábola, es quien da la ayuda, no quien la recibe. De este modo, la primera respuesta a la pregunta “¿quién es mi prójimo?” es: “¡Tú eres el prójimo!”, el prójimo no es alguien a quién ayudar, sino alguien que ayuda. Jesús no le respondió al maestro de la Ley un concepto abstracto sobre la projimidad, sino que lo invitó a transformarse en un prójimo. Amar al prójimo como a uno mismo, ¡parece trampa!, significa amarse a uno mismo, pero en la acción fraterna de la ayuda. Si yo soy quien ayuda, todos verán en mí a su prójimo. Amate a ti mismo, y también ama cuando sales de ti mismo y ayudas a los demás. Ahora, no podemos negar que, en la tradición cristiana, el prójimo también es alguien a quien se ayuda, con quien se comparte la mesa, tal cual el Otro, como dice Enrique Dussel.10 Rupturas en cuenta regresiva A un año de los 500 años del inicio de la Reforma Protestante, tras casi dos siglos de presencia continua de protestantes en México, a 169 años de que doña Josefa Mora de Garza recibiera en Matamoros esa Biblia de parte de un soldado estadounidense,11 a aproximadamente 160 años de que Julio Mallet Prevost se casara en Villa de Cos con la hija de Severino Cosio y comenzara a latir el presbiterianismo en México,12 a 153 años de que el joven Arcadio Morales conociera a Sóstenes Juárez y se diera cuenta, poco tiempo después, de que había sido predestinado para ser presbiteriano,13 a 151 años de que Melinda Rankin contemplara por primera vez el Cerro de la

Enrique Dussel, “Una filosofía de la liberación: El grito doliente de la otredad como dimensión del sentido y significado de una actual realidad histórica”, en Revista Anthropos: Huellas del conocimiento, núm. 180, 1998, pp. 3-12. 11 Apolonio Vázquez, Los que sembraron con lágrimas. Apuntes históricos del presbiterianismo en México. México, El Faro, 1985. 12 Ibídem, pp. 67-68; 332-323. 13 Luis Scott, La sal de la tierra. Una historia socio-política de los evangélicos en la ciudad de México (1964-1991). México, Editorial Kyrios-CUPSA, 1991, p. 63. A. Vázquez, Ibídem, p. 128. 15 10

Alegato que se popularizó tras las marchas del Frente Nacional por la Familia en contra de los derechos cívicos matrimoniales y adoptivos de las personas del mismo sexo. Iván Hernández, “La familia natural contra el ‘apocalipsis gay’”, en El Siglo de Durango, 5 de noviembre de 2016, www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/696084.lafamilia-natural-contra-el-apocalipsis-gay.html. 9


Silla en Monterrey para iniciar una gran obra presbiteriana en el norte del país.14 A 106 años de la Conferencia Misionera de Edimburgo y a 99 años del Plan de Cincinnati, que marcan el espíritu de la misiología predominante del siglo XX;15 a 74 años de la primera Constitución de la Iglesia Nacional Presbiteriana,16 a 48 años del fallecimiento de Eleazar Z. Pérez (y de Karl Barth); a 31 años del terremoto de 1985 y del inicio de la labor política y luego ministerial de la presbiteriana Evangelina Corona.17 A cinco años de Xonacatlán y la cerrazón de la Iglesia Nacional Presbiteriana contra la ordenación de mujeres,18 a 4 años de la fundación de nuestra Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas (CMIRP),19 36 días de la última marcha del Frente Nacional por la Familia, que convocó a Melinda Rankin, Veinte años entre los mexicanos. Relato de una labor misionera. Trad. de David Toscana. Monterrey, Fondo Editorial de Nuevo León, 2008. 15 L. Scott, op. cit. 16 Constitución de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México. México, El Faro, 2003. 17 Evangelina Corona, Contar las cosas como fueron. México, DEMAC, 2007. 18 Acuerdos de la Reunión de Concilio Extraordinaria y Legislativa de la R. Asamblea General de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, celebrada los días 17 al 19 de agosto de 2011, en la Iglesia Nacional Presbiteriana “El Divino Salvador”, de la ciudad de Xonacatlán, Estado de México. 19 CMIRP, “Breve Afirmación de Fe”, en http://cmirp.org/declaracion/, declaración en línea con el principio protestante tal como lo expuso Paul Tillich según Leopoldo Cervantes-Ortiz, “Paul Tillich: Teólogo mayor y maestro de protestantismo”, en Teología y Cultura, año 12, vol. 17, diciembre de 2015. 14

católicos y protestantes contra los derechos de las personas de la comunidad LGBTTTI, y 7 días antes de las elecciones en Estados Unidos donde uno de los candidatos, Donald Trump, de antecedentes presbiterianos, enarboló una campaña basada en el racismo, la xenofobia, y la cultura de la violación,20 debo decir: Hoy por hoy, ¡estamos más cerca de los ateos que de los fundamentalistas! El no-prójimo fundamentalista Nuestros prójimos no están más allá. Y sería algo racionalmente comprensible de no ser porque allá, del lado fundamentalista, se encuentran padres, madres, hermanos, tíos, amigos, recuerdos y aprecios. ¿Qué es lo que pasó?, ¿cómo nosotros seguimos del lado de causas minoritarias, de las que nos sabemos parte, y otros, que antes se sentaban en la iglesia junto a nosotros, terminaron en marchas contra otras minorías?, ¿nosotros del lado de la esperanza reflexiva e inclusiva, y allá del lado del literalismo, el dogmatismo y la “sana doctrina”?... y lo pregunto porque antropológica, teológica, sociológicamente hablando, aún no tengo una respuesta. Lo que se pone de manifiesto es que, probablemente, llegaremos a los 500 años de la Reforma con más polarizaciones de las que vivimos hoy. Inicia, a partir de hoy, un año clave para definir posturas teológicas, doctrinales, eclesiales de cara a esa celebración. ¿Qué Reforma Protestante se va a celebrar en 2017? es la clave. La Reforma de la libertad de conciencia,21 o la Reforma del literalismo gramáticohistórico;22 la Reforma de insurgencia y confrontación de poderes,23 o la Reforma de sujeción a las autoridades;24 la Reforma de liberación del yugo eclesiástico25 o la Reforma de prohibir pantalones, sombreros folklóricos y canciones profanas so pena de terminar citado ante el Consistorio;26 la Reforma de la equidad de género,27 o la Reforma misógina;28 la “La cultura de la violación en palabras de Donald Trump”, en Eldiario.es, 16 de octubre de 2016, www.eldiario.es/theguardian/EleccionesEEUU-Donald-Trump-violacion_0_570093198.html. 21 Capítulo 20. De la libertad cristiana y la libertad de conciencia de la Confesión de Fe de Westminster, México, El Faro, 2006. 22 José Martínez, Hermenéutica bíblica. Terrassa, CLIE, 1983. 23 Alberto Roldán, “La teología contextual de Richard Shaull: del paradigma de la revolución al paradigma de la liberación”, en Teología y Cultura, año 8, vol. 13, noviembre 2011. 24 Libro de Disciplina de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, México, El Faro, 2005. 25 Carlos Martínez García, “El anabautista desnudo”, 15 de enero de 2011, en www.lupaprotestante.com/blog/el-anabautista-desnudo/ 26 Denis Crouzet, Calvino. Barcelona, Ariel, 2001, p. 266. 27 Varios autores, Tiempo de hablar. Reflexiones en torno a los ministerios femeninos. México, El Faro, 1997. 16 20


Reforma de Lutero, o la Reforma del útero para seguir criminalizando a mujeres que abortan aun cuando haya sido aborto espontáneo, por violación, defecto congénito o porque el embarazo pone en riesgo la vida de la mujer gestante.29 El no-prójimo capitalista Toc!, ¡toc! Es curioso que en los Halloweens que comenzaron este fin de semana nadie escogiera como monstruoso disfraz un atuendo de monje, una tonsura en la cabeza, un martillo y unos papeles en la mano (dicho sea de paso, las personas han preferido disfrazarse de payasos terroríficos, Harley Quinn, el Joker o la Mujer Maravilla, reciente embajadora honoraria para la igualdad de género ante la ONU).30

Bernabé V. Bautista Reyes, La ordenación de las mujeres: desde una perspectiva bíblica, histórica y teológica. México, Manantial, 1988. Véase un balance de la cuestión durante el periodo de debate pre-Xonacatlán en Leopoldo CervantesOrtiz, “Sobre la ordenación de las mujeres”, en Lupa Protestante, 15 de julio de 2010. 29 Tanto el Partido Acción Nacional ( PAN) de cuño católico, como el nuevo Partido Encuentro Social (PES), de trasfondo pentecostal conservador, impulsan iniciativas que tienden a criminalizar el aborto aún bajo las condiciones descritas. Ambos partidos mostraron poder de convocatoria de presbiterianos y otras denominaciones históricas para aliarse a las ya mencionadas marchas del Frente Nacional por la Familia. El Universal, “PES va contra aborto y el matrimonio igualitario”, 4 de noviembre de 2016, www.eluniversal.com.mx/articulo/espectaculos/201 6/11/4/pes-va-contra-el-aborto-y-el-matrimonioigualitario. 30 Sandra Barba, “¿Por qué apoyar una mascota feminista cuando el cargo más alto de la ONU sigue vetado para las mujeres?”, en Letras Libres, 1 de noviembre, 2016, www.letraslibres.com/espana-mexico/politica/porque-apoyar-una-mascota-feminista-cuando-elcargo-mas-alto-la-onu-sigue-vetado-lasmujeres#.WB_hTa07PYJ.facebook 28

Después de todo, el monje Martín Lutero se hizo famoso cuando provocó gran susto el 31 de octubre de 1517 al hacer sonar ¡toc!, ¡toc! en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg, Alemania mientras clavaba sus 95 tesis contra las costosas indulgencias papales. Y recordando a Lutero, recordamos que un prójimo adjudicado recalcitrantemente a la Reforma Protestante, es el del capitalismo, y se ha señalado a los protestantes — específicamente ciertas facciones pietistas y puritanas del norte de Europa del siglo XIX— de tener una conducta económica orientada por el costo-beneficio, pensada en términos de productividad y ahorro, diametralmente opuesta a la ética económica católica, que “no gana más con tal de no trabajar más”.31 Pero pasemos ahora a la segunda generación de la Reforma, trasladémonos de Alemania a la ciudad de Ginebra en la cual desde 1541 pastoreó sin interrupción Juan Calvino, padre fundador de las llamadas iglesias Reformadas.32 Con Calvino, la Reforma tomará nuevos senderos: el movimiento y la comunidad. Calvino predica que la salvación, una vez asegurada en la conciencia del hombre, se mueve, corre, construye, forma, ayuda. Para Calvino la salvación individual sólo tiene sentido en tanto el creyente redimido puede ir más allá de sí mismo y dar la gloria a Dios. El individuo parte en su experiencia a partir del cuerpo y el cuerpo también es un don de Dios, desde la perspectiva calviniana él vehículo por excelencia de la gloria de Dios. El cuerpo tiene boca, y podemos bendecir, instruir, proclamar la Palabra de Dios; el cuerpo tiene manos, podemos construir, lavar, proclamar la Palabra de Dios; el cuerpo tiene piernas, podemos correr al encuentro de un amigo, caminar despacito para que un niño siga nuestro paso, proclamar la Palabra de Dios. El cuerpo también es sexuado y como dijo un fiel calviniano, Karl Barth: “por lo sexual, se elevan los procesos humanos o animales a la categoría de vivencias de Dios”. Para la fe reformada después del cuerpo está la comunidad. La doctrina reformada apuesta por la vida colectiva, porque el creyente vaya más allá de sí mismo y comunique todos sus “bienes y mercedes… amistosa y liberalmente”. La doctrina reformada es una ética de la fraternidad y una economía de la cooperación: produce y distribuye, no produce y acapara. El espíritu del capitalismo se forjó en realidad con una no-ética protestante. Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo. 7ª ed. México, Premia, 1988. 32 Raúl Méndez, “Intimidad, acción y reivindicación. Sobre la Reforma Protestante”, Revista Razón y Pensamiento Cristiano, 23 de octubre de 2011, www.revista-rypc.org/2011/10/intimidad-accion-y-reivindicacionsobre.html. 17 31


Pues no es en el fundamentalismo, ni en el capitalismo donde, como reformados encontraremos a nuestro prójimo, ¿entonces dónde? Nuevos interlocutores para el mundo reformado Principal, pero no exclusivamente, en el pensamiento de izquierda. No, no en supuestos partidos políticos de izquierda, pues si escudriñamos a fondo, en realidad se alejan de la búsqueda de bienestar social, protección de personas vulnerables (recuérdese que incluso Morena de López Obrador tampoco ha apoyado decididamente políticas de inclusión y diversidad).33 Con pensamiento de izquierda me refiero al que busca la constante crítica, pero también búsqueda de caminos. Hoy este pensamiento se encuentra en algunas ONG, grupos de la Sociedad Civil, círculos de mujeres y de hombres, artistas, teatreros que tienen la sensibilidad, calviniana, me atrevería a decir, para comprender que no vivimos en un mundo perfecto, que hay injusticias patentes y que algo se debe de hacer al respecto. Por lo demás, en la historia de México, el pensamiento de izquierda es el que más intelectuales, artistas, activistas ha generado. Algo que, incluso Octavio Paz reconocería en su momento cuando dijo: Siempre creí —y creo— que mi interlocutor natural era el intelectual llamado de izquierda. Vengo del pensamiento de izquierda. Fue algo muy importante en mi formación. No sé ahora [...] lo único que sé es que mi diálogo —a

veces mi discusión— es con ellos. No tengo mucho que hablar con los otros.34

Desde luego aún este pensamiento tiene regiones muy degradadas, no solo en los llamados “chairos” (o el estereotipo construido sobre ellos), sino en grupos o personas que dicen defender causas importantes y en realidad tienen otro tipo de intereses o, pelean por un grupo para atacar a otro. Como ejemplo está el movimiento radical FEMEN, que diciéndose feminista agrede a la cultura musulmana y ha dado muestra de racismo en diversas de sus manifestaciones.35 Pero en el pensamiento de izquierda, en la literatura, cultura y sensibilidad de lo que sabemos le duele a México, como reformados encontraremos aliados valiosos. Desde luego, “ser de izquierda” no es debe ser el nuevo shibolet, pues aún del otro lado, desde posturas más bien liberales de derecha, también se pueden encontrar interlocutores valiosos. Quiero evitar, en estos momentos, dar ejemplos, porque no es la idea separar ahora a los corderos de los cabritos, sólo plantear los escenarios. Artes y performances Estoy convencido de que no sólo la veta reformada, el protestantismo en general, tiene una agenda pendiente relativa a las diversas artes. Probablemente sea la literatura en lo que más hemos avanzado los protestantes. El Paraíso perdido, de John Milton,36 El progreso del Peregrino, de John Bunyan, a mi gusto Cumbres borrascosas, de Emily Brönte (hija de un párroco, quien retrata, en la historia de dos familias, la enseñanza de la depravación total),37 y así hasta pasar por C.S. Lewis, en México, Carlos Monsiváis (de orígenes protestantes), y un muy largo etcétera. Pero en pintura también tenemos un gran legado —con todo y el inconveniente ese del segundo mandamiento— empezando por Lucas Cranach, el Viejo, quien hiciera el retrato más famoso de Lutero. Hasta febrero del próximo año su obra estará exhibida en el Museo Nacional de San Carlos; Peter Brueghel, también el Viejo, otro de los primeros artistas

Carlos Monsiváis, “Octavio Paz y la Izquierda”, en Letras Libres, México, abril de 1999. 35 Susan Carland, “Femen's topless condescension towards Muslim women only helps sexism”, The Guardian, 16 de septiembre, 2015,www.theguardian.com/commentisfree/2015/sep/16/femens-toplesscondescension-towards-muslim-women-only-helps-sexism. 36 John Milton, El Paraíso perdido. México, Tomo, 2000. 37 Emily Brönte, Cumbres borrascosas. México, Porrúa, 2010. 18 34

“Qué han hecho Morena y Encuentro Social a dos años de vida”, en El Financiero, 9 de octubre de 2016, www.elfinanciero.com.mx/partidos/que-son-y-quehan-hecho-morena-y-encuentro-social-a-dos-anosde-su-fundacion.html. 33


renacentistas en encontrar temas artísticos en el pensamiento protestante y, desde luego, Rembrandt. En arquitectura, desde luego, la Reforma Protestante inaugura un estilo de construcción tendiente a lo significativo, sin excesos ni suntuosidades, y los templos se convierten en teología espacial. Si la mesa de comunión debía o no estar delante del púlpito no solo era una cuestión de diseño de interiores, sino un posicionamiento doctrinal. Si la mesa de comunión va al frente del púlpito, significa que los sacramentos son más importantes de la Palabra; si, por el contrario, debe permanecer detrás, entonces la Palabra preside. Los reformados lo resolvieron muy fácil, inventando la famosa mesa movible, que se pone delante solo durante la celebración de la Cena del Señor. Así lo dice el historiador del arte arquitectónico protestante Nigel Yates: La transformación doctrinal en las iglesias reformadas gestó transformaciones de diseño, pues el altar desde donde se oficiaba misa fue quitado y en su lugar fue desplazado el púlpito, el cual estaba decorado con una mesa movible para celebrar la eucaristía siguiendo el ejemplo de los reformadores holandeses: con una mezcla de posiciones para el púlpito en los muros cortos o largos, pero con la mesa de comunión colocada en frente del púlpito y la fuente también en una posición central.38

La “centralidad de púlpito” era un posicionamiento artístico, estético, no solo una consigna para quien se encarga de elaborar el boletín dominical. Me encantaría continuar con las artes y el protestantismo, pero solo diré que debemos juntarnos con artistas, poetas, escritores, escultores, Nigel Yates, Liturgical Space. Christian Worship and Church Buildings in Western Europe 1500-2000. Burlington, Ashgate Publishing Limited, 2008. 38

teatreros/performanceros, la CMIRP ya lo está haciendo y ahí seguiremos encontrando interlocutores valiosos. El mundo Sí, lo que tradicionalmente suele entenderse por “El Mundo”, los samaritanos por antonomasia católicos, incrédulos, descreídos, paganos, apóstatas; ahí, como reformados no fundamentalistas encontraremos amistades, recuperaremos familiares, descubriremos posibilidades. También de ese lado hay padres, madres, tíos, abuelos, hijos incluso. El mundo representa una necesaria reconciliación con el protestantismo, porque el frenesí conversionista y de falsa santidad (entendida como aislamiento y egoísmo) nos separó de seres queridos, terminó con relaciones de amor por ser supuestamente un yugo desigual, hizo que puertas de casa se cerraran y que asientos de iglesia se reservaran solo como sillas inquisitoriales. Porque confundimos a lo que el Nuevo Testamento llama “el mundo” con nuestros seres queridos, convertimos al esposo en un “hijo del diablo”, y a los amigos en “filisteos incircuncisos”; porque herimos a seres valiosos gritándoles “¡idolatras!”, y rechazamos gestos de aprecio y cariño como si fueran “trapos de inmundicia”; porque rompimos comunicación con cómplices de vida que, de repente, se volvieron en “publicanos y pecadores” y ya no asistimos a fiestas y reuniones de sincera fraternidad por confundirlas con “cuevas de ladrones”, por eso debemos reconciliarnos con el mundo, porque confundimos el pecado con cultura. Así, los protestantes terminamos siendo como la Muerte de Arango, “ni chupa, ni baila, ni va al fandango”. Conclusión Aunque la palabra “Halloween”, apócope de All Hallows’ Eve (Víspera de la Noche de Todos los Santos) comenzó a ser famosa hacia 1556, es decir, 39 años después de aquel suceso en Wittenberg, la fiesta ya era común desde mucho antes, y tal fue la razón por la que Lutero calculó que era un buen momento para dar a conocer sus ideas. No toco la puerta para pedir calaverita, sino para gestionar un movimiento. Terminemos uniendo ambas celebraciones en el cobijo del folclor mexicano, atrevamos a hacerle una: Calaverita a Martín Lutero En la Abadía de Wittenberg Martín Lutero colocaba 95 tesis contra el papa y su indulgencia plenaria ¿Qué del Purgatorio a los muertos has de librar cuando centavos en una alcancía, 19


suenen a todo dar? ¡Eso es tomada de pelo, creída solo con demencia! Porque lo tuyo no es pastoral, sino pura inclemencia. Lutero en Worms defiende su postura Mientras la Calaca lo mira con dulzura A este monje me lo llevo, bien pronto al panteón, Pero ya comido y bebido, Lutero está gordito y bonachón. ¡Apresúrate!, ¡apresúrate!, Martin, córrele hasta aquí. Que León Décimo quiere cazarte cual jabalí. Lutero se esconde con Federico Tercero, pero la Pelona no cesa en perseguirlo con esmero.

Lutero a su tierra natal regresa, Ha hecho una Reforma, Ha causado gran sorpresa Es hora del final, El cuerpo hay que entregar Llaga la Catrina y toma su lugar ¡Del rayo te me escapaste aquella vez! Dice la Muerte con guadaña y blanca tez Ahora sí te llevo, sin que nadie se meta. Presume esplendorosa Doña Osamenta La Muerte se precipita Con Martín es la cita ¿Reverendo Padre?, ¿estás listo para morir? Gritan sus discípulos No quieren dejarlo ir. Son las 2:45 es la ciudad de Eisleben ¡Sí!, grita Lutero!, ¡yo me voy con Cristo!, ¡ustedes ahí se ven!

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HORIZONTES DOSSIER SOBRE LOS 500 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE (II) ACTUALIDAD DE LA REFORMA (I) Jacques Ellul Foi et Vie, núm. 58, 1959. Jacques Ellul nació y vivió en Burdeos, Francia (1912-1994). Fue un filósofo, sociólogo, teólogo, y anarquista cristiano francés miembro de la Iglesia Reformada, a la que representó en diversas reuniones ecuménicas. Estudió en las universidades de Burdeos y París. Escribió varios libros sobre la sociedad tecnológica y algunos sobre la relación entre el cristianismo y la política, como Anarquía y cristianismo (1991), además de un comentario sobre Eclesiastés, La razón de ser (Herder, 1989).

S

i la Reforma conserva alguna significación actual para nuestra sociedad, seguramente no es gracias a una fidelidad formal externa a los principios que la inspiraron. Sería la negación de la Reforma misma querer mantenerla en la forma en que estos la establecieron, así como la comprensión de la Escritura, la formulación de tal dogma, la institución eclesiástica o la inserción en la sociedad. No podemos considerar a los doctores de la Reforma como intérpretes infalibles de la voluntad de Dios y, por ello, enclavados en la inmortalidad. Sería rechazar precisamente la parte más alta de su enseñanza, el cuestionamiento de todo lo adquirido en lo religioso y en lo eclesiástico por la Palabra de Dios misma, y, en lo que concierne a la presencia en el mundo, el hecho de que justamente estuvieron muy atentos a la realidad concreta de este mundo, directamente mezclados con sus tendencias y sus tentaciones; y nuestra sociedad no es la suya. Lo que seguramente permanece característico es, primero, esta presencia misma. El suceso político en Francia, en

Inglaterra, en el Imperio los encontró implicados en todas las querellas, pero, más aún, en la búsqueda de una forma nueva de la experiencia del poder. Y el movimiento intelectual, las reivindicaciones sociales fueron a cada instante inspiradas o combatidas por este esfuerzo. Los reformadores nos enseñan, en todo caso que la Iglesia no puede estar separada del mundo y replegada en ella misma, no más que siendo directora y regente en un mundo sometido a ella. Pero la doble dificultad de la comprensión de su acción sobre la sociedad comienza con el hecho de que esta acción nunca fue para ellos más que la consecuencia de su fidelidad a la Revelación, a la Palabra del Señor. Si ejercieron tal o cual influencia, no fue en virtud de sus ideas políticas, de sus doctrinas metafísicas o de su ideología social, y no más en función de pertenencias a medios específicos, ni de sus intereses de clase o su inserción en algún grupo sociológicamente determinado. Fueron hombres de la Palabra y, conscientemente, voluntariamente, intentaron actuar sobre la sociedad en función de esta única pertenencia, de esa única voluntaria determinación. Se trata, entonces, de intentar entender cómo cualquier decisión política o, de manera más general, cualquier actitud a la vista de la civilización de su tiempo, se deriva de esta comprensión. Y no podemos limitarnos a reproducir esto, pues los dos elementos de la relación han cambiado. Por un lado, su interpretación de la Escritura no se impone necesariamente como tal por vía de la autoridad a nosotros; por otro lado, todos los elementos del mundo se han modificado. Ya no nos es posible hablar del Estado como hablaba Calvino, cuando todo príncipe se proclamaba cristiano. Ya no nos es posible hablar de la obra científica o técnica, como hablaba Erasmo, cuando todo investigador y sabio se reconocían primero como criaturas del Soberano Señor. Otras perspectivas se han abierto ante nosotros. El segundo elemento de dificultad procede del carácter inconsciente e involuntario de la mayor parte de las consecuencias de sus obras. Es todo un conjunto de efectos más o menos indirectos de la Reforma que no fueron deseados, expresamente previstos, delimitados o enunciados. Tal vez no sean los menores. Parecen haberse sumergido mucho más a profundidad en la estructura de la sociedad, haber actuado mucho más lentamente y más directamente en lo que casi podría llamarse el inconsciente del grupo. Hay ahí algunas sucesiones quizás imprevistas y sin embargo contenidas en el enunciado de tal verdad teológica, con semejante voluntad consciente de la obediencia. Y la salida fue 21


diversa: algunas nos parecen adquisiciones destacables, que no se deberían abandonar en nuestra sociedad: laicidad del Estado, desacralización del mundo, toma de conciencia de la persona… Otras parecen el fruto dudoso de una misma raíz: espíritu burgués, capitalismo, desencadenamiento de la voluntad de poder… Así que nos hace falta saber que intentando a nuestra vez obediencia y fidelidad a la Palabra revelada, todo un conjunto de consecuencias se nos escapará, sin que podamos prevenirlo; y que también habrá, cualquiera que sea nuestro deseo y nuestras oraciones, frutos dudosos salidos del hecho mismo de que pertenecemos a este mundo y que no podemos pretender escapar de sus contaminaciones presentes en el mismo. Pero la cosa que importa, la única, es la más exacta obediencia en las condiciones mismas de esta presencia. Las dos únicas vías que nos están prohibidas es la preocupación por una fidelidad tan pura y una teología tan trascendente que lleva a aceptar toda conducta del hombre, definida por las fuerzas sociológicas —es, por lo opuesto, la búsqueda de cierta interpretación de la Biblia, de cierta teología, como para legitimar una doctrina social, una toma de posiciones políticas, un impulso sentimental y las dos son, en definitiva, una misma traición. *** Seguramente, una de las más importantes consecuencias de la Reforma bajo la óptica del mundo, fue la desacralización en sus diversas formas. Los reformadores recordaron con vigor que Dios está en el cielo y el ser humano en la tierra; que el mundo es el lugar del Príncipe de este

mundo; que el hombre es por naturaleza, y de manera definitiva, pecador y sin ninguna posibilidad de hacer el bien: el mundo es el mundo. Y por ello está habitado por potencias sagradas, y nada en el mundo excede a la grandeza del hombre; no hay misterio en el mundo, no hay barreras naturales que signifiquen algo en sí mismas. La presencia de lo sagrado al interior de este mundo asegura, en efecto, de manera intrínseca, una significación de los sucesos en la historia: los hombres saben por ellos mismos lo que hacen y a dónde van; esto les es dicho y asegurado por la existencia de algo sagrado en la historia; lo mismo sagrado pone además límites a la acción del hombre: hay tabúes, existe lo que se puede y lo que no se puede. Hay lo que es lícito y lo que es ilícito, no por causa de un edicto del hombre, ni por causa de prohibiciones expresas, sino por la naturaleza misma de las cosas, por el orden natural, por una verdad infusa en el mundo. Y de un lado como del otro, surge una escala de valores; lo sagrado provee al hombre, de manera irrecusable, el discernimiento del bien y del mal, lo deseable y lo sublime, frente a los cuales no hay dudas ni críticas. Y pacientemente la escolástica medieval, asumiendo un mundo habitado por lo sagrado, había bordado punto por punto una teología cristiana sobre este mundo social, había elaborado lo sagrado salido del cristianismo, englobando y modelando lo sagrado de la naturaleza. Lentamente, la Iglesia había sacralizado lo que podía pretender de la autonomía, el poder del Estado como los ritos paganos de las cofradías o de la caballería. Se trataba, entonces, de hacer adoptar las leyes de la moral cristiana como prohibición sagrada de toda la sociedad y de la perspectiva del Juicio como lo sagrado de la significación. Se trataba de encontrar en cada cosa, el punto de unión entre la naturaleza y la gracia, entre la realidad del mundo y la verdad de Dios, entre la posibilidad del hombre y la exigencia del Espíritu. Y se instituye desde entonces, como la expresión de lo sagrado, todo el mundo intermediario, el de los santos y de las brujas; ese, que es el mismo, del derecho natural y de la razón Imago Dei; el de los Méritos y de la fe implícita, el del poder temporal de la Iglesia junto a la sacralización del Estado. Todo el problema consistía en saber dónde y cómo, en ese mundo intermediario, lo Sagrado de Dios se infundía en lo sagrado del Mundo.

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Y he aquí que brutalmente, los reformadores intervienen en esta sutil y delicada construcción, he aquí que ellos “rechazan de golpe mil años de teología casi unívoca” y rompen la tela fácilmente tejida. No hay nada sagrado en el mundo y, además, la Iglesia y el Estado no son más sagrados uno que otro. Las cosas son cosas: no hay espíritus en ellas, la materia es materia, incluso si es del hombre. No hay nada de venerable en la naturaleza —la historia no tiene significación por ella misma; nada está, por sí mismo, prohibido; el hombre dejado a sí mismo es un ciego, incapaz de ningún bien y destinado a la muerte. Si la historia tiene un sentido, es por la atribución de una significación extrínseca, que viene de Dios. Si el hombre hace el bien, es por la acción extrínseca de Dios que actúa sobre él por la gracia y no existe ninguna continuidad posible de la naturaleza y de la gracia… El mundo desacralizado, vuelve a ser plenamente el mundo. No un mundo sin ley, sino un mundo que no tiene las mismas leyes que la Iglesia, un mundo que no puede ser cristianizado desde el exterior, bajo la óptica de que no se puede actuar con la hipocresía de hacer como si se fuera cristiano sin serlo, como si lo sagrado que se desea no fuera otra cosa que idolatría, ilusión, mentira y rechazo de Dios. Esta desacralización ha traído innumerables consecuencias. Y a partir de ahí, ya no se podía vivir solamente en la ilusión. Nos hemos despertado brutalmente en un mundo desencadenado —el hombre puso sus manos sobre todas las cosas pues ya nada era sagrado para él. Es entonces que comenzó la gran aventura técnica. De ahí en adelante todo estaba permitido en el mundo. Ya no se tenía que temer la venganza de los espíritus que ya habían huido de las cosas. Y por ese

mismo golpe comenzó a ponerse todo en cuestión. Y todo podía estar sometido a la duda, todo podía ponerse en juego: el poder del Estado, así como el de los padres y la jerarquía social; todo ello era natural y, en consecuencia, también era sometido a la crítica de la razón, —así debería comportarse el hombre natural, asumiendo él mismo su condición en un mundo y una sociedad que les habían sido puestos entre sus manos. Desde entonces la situación era honesta y clara. La Iglesia ya no podía ejercer poder ni sobre el mundo ni sobre el hombre, ni tampoco imponerle leyes. Todo lo que si podía era anunciar la Palabra de Dios a ese mundo y a ese hombre, testimoniar por sus obras y por la vida de los cristianos, y por sus palabras, la obra cumplida por Dios en ese mundo y para ese hombre. Así, en primer lugar, se establecía no una conciliación, una síntesis entre la Revelación y el orden natural, sino una situación nueva, una tensión entre las dos fuerzas, con una calidad radicalmente diferente, con un origen y un fin igualmente opuestos. Esto quedó profundamente marcado a nivel del Estado. En lugar de pretender una subordinación del Estado cristiano a la Iglesia, una canalización en la jerarquía de ambas potencias; la Reforma inaugura la liberación del Estado con respecto de la Iglesia, —el Estado ya no es cristiano. Es él mismo. Ya tiene una función, por lo demás inscrita en el plan de Dios. Y la Iglesia solo puede dirigirse a él estableciendo un diálogo en el que se anuncia al Estado la voluntad del otro, la palabra que debe, por ella misma y sin un sistema de coacción exterior jurídica y política, inducir al Estado hacia una política justa y hacia una aceptación voluntaria del servicio a Dios. Las cartas de Calvino al rey de Inglaterra son, a ese respecto, muy significativas. Pero, esta consideración de la dualidad de la Iglesia y del mundo, conducía a una segunda consecuencia: desde el momento en que ya no existía lo sagrado incluido en el mundo, la decisión de la conducta en la vida depende del hombre. Este hombre ha sido puesto frente a la Palabra de Dios, que le ha afectado y debe opinar personalmente. Es responsable de sus respuestas. Ya no está incluido en un orden que lo lleva naturalmente, espontáneamente hacia una conducta cristiana, incluso si casi ya no tiene convicción. La conmoción traída por la Reforma es que no se puede ser cristiano sin estar consciente de ello, obedeciendo a la naturaleza, siguiendo una ley de inercia; la fe supone ya una conciencia, la aprehensión voluntaria y el desarrollo de cierta cultura. Hacerse cristiano es un acto contra natura y ese cristiano está entonces llamado, dentro de su sociedad, a afirmar la exigencia de Dios, pues cuando decíamos más arriba que la Iglesia se sitúa en un estado de tensión en relación al mundo, se trata menos de autoridades eclesiásticas (que la Reforma despoja de su prestigio y de su exclusividad) que de los fieles mismos, cada uno donde se encuentre. Desde luego, casi no se puede tener la esperanza de que todos acepten la Palabra de Dios y se hagan cristianos. Probablemente la 23


mayoría de los hombres pertenecerá al mundo laico (aunque esto no fuera muy evidente para los reformadores en vista de que vivían en una sociedad fuertemente cristianizada, lo que podía ser la causa de que no se percataran de este hecho). Pero al menos que esos hombres supieran lo que hacían, que fueran puestos frente a sus responsabilidades, entonces los equívocos se habrían disipado y que lo cristiano se comporte como un no cristiano y que sus motivos sean revelados (¡a eso corresponde la famosa reputación de honesto y de rigor de los protestantes!). El individuo es así llamado a la toma de conciencia y eso fue, sin duda, ¡la segunda gran obra de la Reforma! Toma de conciencia de sí mismo, de sus motivos, de su autonomía y de su responsabilidad. Toma de conciencia del mundo en el que se sitúa, de sus disputas y de sus conflictos. Toma de conciencia de la Palabra de Dios, de su verdad personal y de su objetividad: a todos los niveles el individuo es así suscitado. Pero si esto conduce al cristiano a más autenticidad dentro de la fe, esto conduce a aquél que rehúsa la afirmación de sí mismo, a la exaltación del individuo, al orgullo de aquél que pretende definir su destino por sí mismo. Esto conlleva de un solo golpe, a una disputa a la vez religiosa, política, intelectual y económica. Ahora, el individuo no ve ya límites a sus posibilidades y a sus empresas. Puede llevar a todas partes su poder constructor. Todo está puesto a su decisión propia. Ya no hay más reglas, ya no hay más orden impuesto, incluso si refutara la voluntad de Dios, pues el dilema sería rígido: o bien reconoce esa voluntad y entonces entra en la obediencia, en un orden, en la obra de

Dios en la que participa, no únicamente espiritualmente, sino también en el plano de la política, del trabajo y de la inteligencia; o rechaza la revelación y entonces se encontraría sin freno, sin otra autoridad que él mismo, pues en ese momento el Estado y el derecho y la moral, etcétera, que no tienen valor en sí, serán su obra: de todo ello él es el amo, la decisión tomada por el individuo toma una extraordinaria gravedad. Él apela a sí mismo en todo, ya no puede evitar ser él mismo. Sin duda, los reformadores no vieron claramente que su teología conforme a la Escritura, conducía a ese punto. Lutero lo mencionó a veces. Pero esta consecuencia ya estaba bien incluida. Y el hombre, a lo largo de su historia, ha sabido mantenerla. *** Ahora bien, mientras que nacía la Reforma, nacía al mismo tiempo un mundo nuevo. Transformación en todos los planos de la sociedad: en lo político con la formación de naciones, en lo económico con el triunfo de la economía burguesa sobre la economía feudal, en lo intelectual con el Renacimiento. Y he aquí que nos parece muy remarcable el hecho de que la Reforma no fue ni un sostén del pasado cristiano, ni un apoyo sin reserva a esta nueva sociedad. Se acepta cómodamente el primer término, se hace resaltar todo lo que la Reforma rechazó de la herencia medieval, se insiste sobre su carácter progresista; sin embargo, la situación fue mucho más compleja, pues en su fidelidad a la Revelación, los reformadores fueron sin cesar llevados a pronunciar un sí, pero también un no frente a la nueva verdad de las iniciativas del hombre; como si pronunciaran un no pero también un sí con respecto de la sociedad tradicional en vías de desaparición. Intentaron a veces voluntariamente, a veces involuntariamente, preservar una gran parte de la tradición y de la herencia. Asimismo, pasaron por el “cernidor” de la crítica todo tipo de innovación del siglo XVI. Evidentemente, es difícil demostrarlo en unas cuantas páginas. Es arriesgado, dentro del hervor del siglo XVI, querer trazar fronteras entre lo que era tradicional y lo que era novedad. No había tradición que, en ese momento, intentara tomar un rostro nuevo. No había creación que no tuviera raíces que llegaran hasta la Edad Media, en general. Ahora bien, en cuanto a esta difícil repartición, intentar injertar la repartición que los reformadores mismos efectuaron, otorgando su apoyo, desarrollando su crítica hacia tal o cual movimiento intelectual o social, puede parecer imposible. Y sin embargo, si no refinamos hasta el extremo (lo que efectivamente borra la posibilidad de toda reflexión) se puede llegar a trazar algunas grandes líneas no muy inexactas.

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Sin ninguna duda, los reformadores rechazaron del mundo antiguo la escolástica y la pedagogía. Igualmente recusaron la reglamentación económica. También denunciaron la explotación de los pobres por los ricos y la opresión de los débiles por los poderosos. Intentaron destruir la pretensión de la Iglesia de reglamentar la sociedad civil (y sin conseguirlo… ¡Calvino en Ginebra!). Pero por encima de todo, ellos rehusaron la integración total del individuo en el grupo social. Lo que ellos rechazaron fue la “totalidad”, la concepción de una sociedad global, el hecho de que el grupo sea considerado como una unidad. Primero se tenía en cuenta a los feudos, a los señoríos, las comunidades. Luego, en el siglo XVI, eran ya países, Estados, universidades; el hombre ya no existía por sí mismo: ya existía por su grupo. El grupo no estaba hecho de individuos, pues estos eran fragmentos de la unidad primaria. Eso era lo que los reformadores rechazaron, así fuera la familia, la corporación, la nación. Pero inversamente a esta sociedad tradicional, pretendían conservar la moral (la ética de los reformadores difiere muy poco de la ética medieval), la estructura jerarquizada de la sociedad, el valor de la autoridad para cada cosa en la familia, en el Estado, en la Iglesia; la forma monárquica del poder, el respeto a la creación y a la naturaleza humana en todas sus dimensiones. Pero que no se pretenda que se trataba de residuos aberrantes y que a los reformadores les faltó audacia cuando no preconizaron el liberalismo o la democracia: conocían muy bien esas ideas, tanto como la liquidación de la moral tradicional y si lo rechazaron, fue con perfecto conocimiento de causa y porque estimaban que los elementos conservados de la sociedad medieval eran una expresión más justa del pensamiento cristiano. No fue pereza o incoherencia sino esfuerzo de discernimiento y fidelidad. Por supuesto, a veces subsiste tanto apego que todo puede parecernos asombroso. Calvino conserva a menudo un modo de pensar escolástico y se refiere

a autores como Pedro Lombardo, quien nos parece prodigiosamente contrario a la Reforma. Pero eso mismo debe hacernos llegar a la reflexión sobre nuestra propia comprensión de la Reforma y sobre su preocupación por conservar del antiguo orden todo lo que seguramente puede serlo. Se sabe bien que no fue con mucha alegría de corazón que Lutero rompió no solamente el “tren de la Iglesia”, sino también el de la sociedad en la que se encontraba. No lo hizo considerando que no valía nada, sino en el respeto de lo que existía, no por ligereza ni por ignorancia (lo que con frecuencia es el caso) ni por preocupación de estar en la punta del progreso, sino porque se puede actuar de otra manera cuando se trata de fidelidad al Señor. Por el gusto de estar en la punta del progreso…, claro, los reformadores no tuvieron ese gusto, tan frecuente entre nuestras Iglesias protestantes de hoy. Tuvieron hacia los nuevos movimientos el mismo espíritu de discernimiento que hacia la sociedad antigua. Sin duda alguna, trabajaron para la ruptura del Corpus Christianum y en la formación de las unidades nacionales. Todo ello corresponde, exactamente, a la tendencia a la desacralización del mundo, a una nueva visión de las colectividades humanas, a la legitimación de las formas políticas no cristianas. Desde este mismo hecho, avanzaron en la vía temible de la autonomía nacional, anduvieron en el sentido de los Estados y de la demografía, incluso justificaron el hecho. Es legítimo constatar, a veces, que este hecho concuerda con tal aprehensión de la verdad, cuando estamos preocupados de no conformar nuestra visión de la revelación al hecho de que existe, simplemente porque reconocemos una autoridad, en definitiva, superior a la Revelación. No parece que los reformadores hayan cedido en ello. Incluso admitieron en el mundo nuevo la dignidad del trabajo y su libertad. Frente a la concepción medieval que insistía, sobre todo, en la condenación, en la necesidad de la restricción del trabajo y en su ausencia de significación, los reformadores caminaron en la nueva era con la convicción de que quien trabaja, responde a una vocación que le es enviada por Dios y que, ahí también, participa en la obra divina; (la convicción de) que la tierra y todo que en ella se encierra, fueron dados al hombre para que ponga valor a esa riqueza secreta, que actualice ese potencial. Desde entonces favorecieron el desarrollo de lo “mecánico”, sostuvieron que toda empresa técnica era legítima y, al mismo tiempo, que el trabajador manual tenía dignidad delante de Dios porque obedecía la voluntad de Dios y era útil a todos. En suma, es evidente que los reformadores avanzaron en el sentido de la nueva sociedad por su participación en el Renacimiento. El 25


Libro, la lectura, la búsqueda de la autenticidad del texto, el conocimiento de los autores antiguos fuera de todo prejuicio, de todo límite dogmático; como los hombres del Libro, los hombres del regreso a los orígenes ¿no hubieran podido aportar su apoyo a todo esfuerzo intelectual? Y asimismo la voluntad de conocer los hechos en su exactitud, observar lo que existe en su realidad (que a la vez conduce a rechazar las fábulas, las brujas y a analizar sin ningún espíritu preconcebido, y a viajar para aprender lo que está más allá de nuestro horizonte reducido), todo eso encontró el pleno acuerdo de los reformadores considerando que el mundo es creación de Dios y que tenemos que conocer bien esta creación para discernir la sabiduría y el amor del Creador, lo que no puede hacerse desde la ilusión y la mentira. Pero a ello le hará falta que los reformadores dieran su apoyo sin límites y su aprobación sin reservas a la eclosión del Renacimiento. Y se sabe hasta qué punto, en el plano intelectual, se opondrán Erasmo y Lutero. Esto es significativo en relación con todo lo demás —el hombre glorioso de su joven inteligencia conquistada de nuevo, proclama “yo, nada más que yo” y afirma su autonomía, así como su libertad metafísica y su libertad civil-, a eso Lutero responde con un No firme, riguroso. Toda la empresa del Renacimiento es para él consagrada al demonio si ella conduce al hombre a esa grandeza, y el orgullo solitario de un Estilita no parece muy diferente a los reformadores en relación con otro orgullo solitario del humanista creador encarnado por Da Vinci; es decir, el hombre rebelado y que no conoce a su Creador ni a su Salvador, los reformadores lo disciernen perfectamente en el hombre del Renacimiento, igualmente cuando se trata de la revuelta de los campesinos que cuando se trata de la revuelta intelectual de Castelio, pues lo que esperaban no era, en definitiva, un orden humano sino al Señor mismo. Encontramos la misma firmeza en un campo diferente de expansión del Renacimiento, el de la

riqueza, del lujo, del arte por el arte, de la facilidad de la vida. Si el trabajo es legítimo, si el hombre es llamado a cumplir con todo lo que su mano encuentra para hacer, no es ni para explotar la creación ni para su felicidad, sino únicamente para obedecer a esa vocación y dar gloria a Dios por esa misma vía. No será cuestión de consagrar las fuerzas del hombre a mejorar su nivel de vida ni a desarrollar el confort y la comodidad (la disciplina moral de los reformadores era muy hostil a la facilidad de la vida). La riqueza, la acumulación de capitales también son tratados con dureza tanto por Calvino como por los teólogos de la Edad Media y en ninguna parte los reformadores aceptaron que el préstamo con intereses pudiera ser ilimitado y fuente de riqueza legítima. Solo lo toleraron en algunos casos. En el dominio del arte, nunca hicieron del valor estético una especie de valor justificativo de la obra: ¡a sus ojos no todo estaba permitido a partir del momento en que se trataba de arte! La belleza también está llamada a ser sierva del Señor y cuando no lo es, es demoniaca y no se podía esperar ningún tipo de indulgencia de parte del Creador. Así que, si los reformadores supieron decir no al nuevo mundo que se constituía, y en el que participaban; es por la misma razón que podían, a ese respecto, formular un sí. Los reformadores no se rehusaron por tradicionalismo ni por mantenerse en la línea del pasado o por falta de audacia, sino únicamente por fidelidad a la Revelación. No hay que dejarse llevar por ninguno de los dos juicios que, humanamente, estaríamos tentados a validar, es decir: si los reformadores dijeron sí es por conformarse al progresismo de su época; y dijeron no por tradicionalismo o, aún más, si decían sí, eran muy fieles; si decían no, eran muy infieles. Según los gustos, cada quien podría multiplicar sus juicios al respecto. Pero el único esfuerzo de los reformadores fue el de expresar su fidelidad a la Palabra de Dios. Y no tendríamos por qué preguntarnos si lo lograron. Versión: Francisco Javier Domínguez Solano ____________________________________________

EL PAPA EN LUND Y EL ECUMENISMO DE LA CARIDAD Andrea Tornielli La visita de Papa Francisco a Suecia, del lunes 31 de octubre al martes primero de noviembre, es un paso más (y muy importante) en el nada fácil camino ecuménico. Principalmente por la circunstancia 26


concreta: la conmemoración de los 500 años de la Reforma y de los 50 del inicio del diálogo entre los católicos y los luteranos. Pero, más allá de las consideraciones sobre la naturaleza excepcional de este paso, hay que reconocer que la circunstancia forma parte de un recorrido que fue inaugurado con el Concilio Vaticano II. También gracias a las experiencias que vivió en Buenos Aires, Francisco subraya de una manera particular que el diálogo con las demás confesiones cristianas es un camino que, antes que nada, va más allá de las controversias teológicas y se hace concreto en el testimonio común del compromiso por los que sufren, por los pobres. Esto no significa minimizar los resultados que se han obtenido gracias al diálogo teológico y al trabajo, a menudo arduo, de los expertos. Tanto con el mundo de la ortodoxia como con el de las Iglesias evangélicas se ha avanzado hacia la unidad, como lo demuestra, por ejemplo, la fundamental declaración común sobre la justificación firmada en 1999. En cambio, significa reconocer que el trabajo de los teólogos, de las comisiones, de las reuniones de alto nivel, simplemente no son suficientes. Y, sobre todo, insistir en que si todo ello se queda aislado, corre el peligro de postergar todo a un futuro siempre indefinido. “La fe, vivida a partir de lo íntimo de uno mismo, en un mundo secularizado, es la fuerza ecuménica más grande que nos une”, afirmó Benedicto XVI en Erfurt en 2011. ¿Cómo ofrecer testimonio en la actualidad del bautismo común y de la fe en Cristo? Está “el ecumenismo de la sangre”, al que se refiere a menudo Francisco y al que ya había aludido el mismo Papa Ratzinger en Erfurt, cuando recordó que los mártires de la época nazi, los católicos y los luteranos asesinados por los nazis, «nos guiaron los unos hacia los otros y suscitaron la primera gran apertura ecuménica». Este ecumenismo de la sangre se percibe no solo en la trágica condición de persecución que viven los cristianos en muchos países golpeados por la «tercera

guerra mundial en pedacitos», sino también en la unidad y en la fraternidad que se respira entre las diferentes confesiones en donde los seguidores de Cristo son una pequeña minoría. Si “el ecumenismo de la sangre” es, desgraciadamente, una realidad, hay otro ecumenismo sobre el que insiste Francisco, siguiendo las huellas de sus predecesores. Y es ese trabajar juntos para ofrecer testimonio del amor por los pobres, por los descartados, los que sufren, los migrantes. Con sus llamados al respecto, el Papa subraya que tocar “la carne de Cristo” en quienes sufren no es una consecuencia sociológica, un extra, un accesorio dispensable con respecto a la profesión de fe. No es, pues, una aplicación opcional de la doctrina social de la Iglesia, sino tiene que ver con el corazón mismo de la fe, con lo esencial de la fe cristiana. Es algo íntimamente relacionado con el mensaje evangélico. Porque el rostro de Jesús se encuentra en los que tienen hambre, en los que tienen sed, en los que están desnudos, en los forasteros, en los que están en las cárceles, como leemos en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo. Por ello, los cristianos (pecadores constantemente regenerados por la misericordia divina que sostiene al mundo) salen al encuentro de los últimos no para “llevarles” algo, sino para dejarse evangelizar, encontrando al Nazareno en el rostro y en la carne del pobre. Frente a los migrantes y a los refugiados que huyen de las guerras en las que el Occidente ha tenido graves responsabilidades, por ejemplo, el cristiano no puede dejar de ver los rostros de aquella joven de Nazaret y de su esposo, obligados a huir a un país extranjero (pero acogedor) para salvarle la vida a un niño que nació en la precariedad de un pesebre. Los gestos ecuménicos de «deshielo», de cordialidad, de hermandad, así como el precioso trabajo de los teólogos y de las comisiones de expertos, son piezas de un mosaico cuya estructura más sólida es el testimonio de uno de los cristianos de las respectivas Iglesias. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros». «De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis”. La Stampa, 31 de octubre de 2016

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EL ROSTRO FEMENINO DE LA REFORMA PROTESTANTE Carlos Martínez García ¿Fue la Reforma protestante un movimiento nada más de ciertas cúpulas intelectuales masculinas? ¿Se identificaron y participaron en ella otros sectores de la sociedad que han sido poco estudiados por los investigadore(a)s? ¿Qué repercusiones tuvo en la vida cotidiana de, por ejemplo, las mujeres, más allá de las polémicas doctrinales por parte de los teólogos que rompieron con el catolicismo romano? Las anteriores, y otras interrogantes, son abordadas por Kirsi Stjerna, en Women and the Reformation (Blackwell Publishing, Oxford, 2009). Esta obra llegó a mis manos entre los varios libros que me obsequiaron durante mi reciente estancia de investigación en el Anabaptist Mennonite Biblical Seminary, en Elkhart, Indiana. Kirsi Stjerna es nativa de Finlandia, pastora ordenada tanto por la Iglesia luterana de América como por la Iglesia evangélica luterana de Finlandia. Al momento de publicar el libro sobre las mujeres en la Reforma protestante, la doctora Stjerna era profesora de historia de la Reforma y directora del Instituto de Estudios sobre Lutero en el Seminario Teológico Luterano de Gettysburg, Pensilvania. Es una de las editoras generales de los seis volúmenes que bajo el título general Essential Luther se están publicando en inglés, que agrupan temáticamente algunos de los escritos del teólogo germano. El pasado agosto comenzó a circular un libro coordinado por ella, junto con Brooks Schramm, en el cual diversos especialistas se ocupan de analizar alguna materia de la extensa obra de Lutero (Encounters with Luther, New Directions for Critical Studies,

Westminster John Knox Press, Louisville, Kentucky, 2016). La autora de Women and the Reformation inicia con una afirmación: “Enseñar cursos sobre la Reforma [protestante] no es ya factible sin la inclusión de las mujeres como sujetos en la historia de la Reforma y su evaluación”. También sitúa su acercamiento al tema desde la perspectiva de los estudios históricos y sociales de género, que han contribuido a la salida del anonimato de mujeres que tuvieron participación y relevancia en diversos movimientos y acontecimientos históricos. De los muchos nombres de mujeres y acciones que desarrollaron durante los años de la primera y segunda generación de reformadores protestantes, Stjerna hizo una selección guiada por los siguientes criterios: Primero, que hayan tenido alguna forma de liderazgo y el mismo sea posible documentarlo. Segundo, la vida de las mujeres elegidas, sus contribuciones y retos son interpretados a la luz de la enseñanza de los reformadores sobre el lugar de las mujeres en la Iglesia y la sociedad, así como a la luz del potencial poder emancipatorio que acompañaba la proclamación del Evangelio y que atrajo a esas mujeres. Tercero, la autora entra de lleno al asunto de su investigación y, por lo mismo, quienes la lean deben tener una familiaridad básica con la historia de la Reforma. Kirsi Stjerna, en sintonía con estudios feministas, desarrolla el capítulo de cada mujer que investigó con preguntas implícitas. Es decir, no aparecen las preguntas en los capítulos del libro, pero son los interrogantes explicitados en la introducción y a los cuales la autora manifiesta busca dar respuesta para ofrecer un perfil lo más amplio posible de la mujer en cuestión. Es así que Stjerna interroga: ¿quién fue esta mujer? ¿Qué tipo de reformadora fue? ¿Cómo se entendió ella misma como mujer y reformadora? ¿Qué escribió o hizo sobre los asuntos de su interés? ¿Cómo fue percibida por otros? ¿Cuáles fueron sus opciones? ¿Qué papel desempeñó el género en su vida? ¿Por qué es ella importante en la extensa historia (historias) y teología (teologías) del protestantismo? ¿Cuál ha sido su lugar en la erudición, y qué, junto con Lutero, Calvino y otros reformadores pueda ella enseñarnos? La obra, advierte su autora, se ocupa de mujeres de diferentes lugares geográficos, distintas formaciones culturales y lingüísticas, así como de contextos sociales distintos. El papel de liderazgo de cada una tuvo peculiaridades, sin embargo, la mayoría dejó escritos o un legado tangible. Katalina von Bora (esposa de Martín Lutero), Elisabeth von Brandenburg y su hija Elisabeth von Braunschweig, Argula von Grumbach, María Dentière, Katharina Schütz Zell, Úrsula Jost, Margarita de Navarra, Jeanne d’Albret, Renata de Francia y Olimpia Morata, comenta Kirsi Stjerna, fueron “sobresalientes y ejemplares matriarcas de la Reforma, quienes, cada una a su manera, respondieron a las enseñanzas protestantes, ejercieron liderazgo religioso, vivieron de acuerdo a sus convicciones religiosas y tuvieron un efecto significativo sobre los individuos y 28


comunidades alrededor de ellas […] En este libro las mujeres son presentadas como hacedoras de historia y sujetos de su propia historia”. Protestante Digital, 22 de octubre de 2016 _________________________________

PRESENTACIÓN DEL CATECISMO DE GINEBRA, DE JUAN CALVINO

El 15 de noviembre tuvo lugar en el colegio El Porvenir, de Madrid, España, la presentación del Catecismo de Ginebra, de Juan Calvino, una de las figuras históricas más representativas de la Reforma Protestante. De un modo muy ameno, los ponentes Ricardo Moraleja, Pedro Zamora y Alfredo Abad, nos ayudaron a comprender a todos los asistentes al evento cual ha sido y es la importancia de los catecismos en la tradición protestante, cuál era el pensamiento que sostenía Juan Calvino y de qué modo puede vincularse al mundo que hoy todos conocemos. Sus intervenciones explicaron con detalle por qué una obra como esta se ha reeditado, en castellano actual, casi 500 años después de la publicación de su original. El libro puede adquirirse por un precio en la Librería Calatrava. Os animamos a leerlo y que, como dijo Ricardo Moraleja en su ponencia, todos nos podamos acercar a su lectura como niños que tienen en sus manos un tesoro de gran valor. Agradecemos a todos los asistentes su presencia en el acto de ayer y animamos a todo el mundo a estar atento a las novedades sobre el resto de actividades organizadas por la Fundación Federico

Fliedner (www.fliedner.es) y relacionadas con la conmemoración del Quinto Centenario de la Reforma, un acontecimiento histórico irrepetible y relevante por su importancia cultural para toda la sociedad. He aquí el índice de esta edición:  Patrocinio Ríos: Presencia de Calvino en la literatura española  Leopoldo Cervantes-Ortiz: Calvino y la teología reformada  Luis Rivera-Pagán: Calvino y su mundo  Samuel Escobar, Catecismos y pedagogía  Marta García-Alonso: pensamiento político de Calvino

www.fliedner.es/news/es/inicio/pi/1/mi/56/ni/5483

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PRÓXIMA VISITA DE LA DRA. MARGOT KÄSSMANN

ESBOZO CRONOLÓGICO DE LA IGLESIA ESMIRNA, CUERNAVACA, MORELOS

C

orría el año de 1969 cuando un grupo de hermanos creyentes en Jesucristo, buscaron al anciano gobernante de la Iglesia Filadelfia de Cuernavaca, Morelos. A quien solicitaron realizar (reuniones) cultos en los diferentes hogares de los mismos. Así nació la congregación Esmirna en abril de 1969 bajo la dirección del anciano David Reza Tamés, quien desde un principio buscó estar en orden razón por la cual se incorporaron a un Presbiterio y no a la Iglesia Filadelfia. Entre los pastores que estuvieron al frente de la iglesia Esmirna Pbro. Rubén Alvarado, quien al dejar Esmirna quedó al frente el anciano gobernante David Reza Tamés. Y por muchos años tuvimos como pastor oficiante al presbítero Alberto Alvarado Bianchi así por varios años los pastores del Presbiterio Azteca colaboraron con la Iglesia Esmirna. La Iglesia Esmirna se reunió en hogares por varios años hasta que la hermana Sofía González ofreció prestar su casa y así destinó un espacio para realizar las actividades de la Iglesia desde 1973 hasta 1982, es decir nueve años. Posteriormente, la hermana Alicia Mallida de Román prestó su casa en la colonia Ricardo Flores Magón y desde 1982 hasta el último domingo de junio de 1987. El primer domingo de julio de ese año se inauguraron las instalaciones del templo donde actualmente nos reunimos. Breve relato de la construcción del templo  Se nombró una comisión integrada por hermanos de la iglesia para comprar un terreno en 1982.  Se compró un terreno en la colonia Quinto Fraccionamiento de la colonia Flores Magón.  Se buscó un arquitecto para iniciar la construcción de la barda perimetral.  En 1986 se inició la construcción de lo que hasta el día de hoy ocupamos como templo.  Ese espacio se ocupó aún sin ventanas y sin aplanar así se inauguró el primer domingo de julio de 1987 se procedió a 30


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continuar para terminar aplanando y poner ventanas y protección. Entre 1987 y 1988 se construyó lo que llamamos anexo y en octubre de 1988 se colocó la losa. Así poco a poco se siguió con la construcción del templo. En 1989 hasta 1990 se construyó la cisterna que tiene una capacidad de 30,000 l. En 1991 se aplanó el anexo y se le colocan protecciones. Se construyó un baño y se iniciaron trabajos en lo que ahora ocupamos como cocina "temporalmente" porque esto se concluyó hasta el 2002. Entre 2000-2001 se construyó la losa del estacionamiento la cual se coló en febrero del 2001, así poco a poco se procedió a la pavimentación el estacionamiento. Los baños se construyeron del 2001 al 2003. La cocina se construyó en el 2003. Finalmente se han realizado en unos trabajos a la construcción como poner piso al anexo.

El 25 de noviembre de 2012 se ordenaron como Ancianos de Iglesia los hermanos Josué Basilio Cruz, Noemí Reza Franco, y como diaconisas Ariana Morales Flores, Citlali Morales Flores, Betsabé Vera Reza, Alba Betsaida Vera Reza y Ruth Velázquez, quienes fungen hasta la fecha, así también los Ancianos de iglesia Iram Velázquez y Eleuterio Basilio. En cuanto a las actividades la iglesia, por varios años estuvo bajo la dirección del Anciano David Reza, siempre incorporados a un presbiterio, en sus inicios se incorporó al Presbiterio Azteca, posteriormente cuando se formó el Presbiterio Berea se incorporó a éste, y en junio de 2003 se hizo miembro del Presbiterio Juan Calvino. En octubre de 2012 salió de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México para formar parte de la CMIRP. En 2004 se ordenó el hermano Felipe de Jesús Vera Palacios como pastor y se le instala quedando al frente de la misma hasta el día de hoy. Hay actividades que se han realizado con iglesias de los diferentes presbiterios como son: concursos bíblicos, retiros espirituales, brigadas médicas, organización de sociedades femenil, Esfuerzo Cristiano e intermedios, perteneciendo a las uniones nacionales, también dramas en fechas especiales, así intermitentemente un grupo coral. En 1987 se recibió a visitantes de la Iglesia Presbiteriana de San Mateo, California.

El domingo 26 de junio de 2000 se organizó la congregación Esmirna como iglesia y se ordenaron los hermanos Eleuterio Basilio Chilaca, Marcos Hernández Monsalvo y Salvador Velázquez Franco como Ancianos, mismos que formaron parte del Consistorio. En 2003 se ordenó al hermano Iram Velázquez Carlos como anciano y al hermano Josué Basilio como diácono.

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_____________________________________________ “TRABAJO PARA EL SEÑOR Y NO PARA LOS HOMBRES”: UN DIÁLOGO CON GABRIEL CAMPUZANO PANIAGUA Gabriel Campuzano Paniagua es candidato al doctorador en Ciencias Políticas y Sociales (orientación en Administración Pública) dentro del Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública (FCPS, UNAM); estudios de Maestría en Administración Pública (FCPS, UNAM); Especialización en Finanzas Públicas (INAP). Actualmente es Profesor Asociado “C” de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, adscrito al Centro de Estudios en Administración Pública. Consejero universitario, representante de los profesores de la FCPS (2012—2016). Fue miembro del Consejo Consultivo del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República (2009-2012).

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Ahora que has cumplido 35 años de trabajo en la UNAM, ¿qué papel consideras que ha desempeñado tu fe en tu formación y en tu trabajo académico? Gracias por esta entrevista. Mi antigüedad data de 1978, cuando ingresé como ayudante de profesor el 16 de abril de ese año. Por lo tanto, mi antigüedad para el ISSSTE es desde ese año. Interrumpí tres años mis actividades docentes porque debía titularme para aspirar a un espacio como profesor de asignatura. Fui ayudante hasta 1981, y reanudé como profesor en 1984. Fue un año muy complicado, porque había empezado a cubrir una plaza de medio tiempo en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco (UAM-A); la plaza la ocupaba el doctor José Fernández Santillán (amigo personal, director de mi tesis de licenciatura y con quien empecé la aventura de la docencia como su ayudante). Como él se promovió a otro nivel, pensó en mí para cubrir la plaza vacante. A los pocos días de haber iniciado en la UAM, se dio el cambio de director en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. El doctor Humberto Muñoz García (investigador emérito de la UNAM) era mi jefe en la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA, dependencia en la que trabajé de 1980 a 1987), quien le pidió al nuevo director de la Facultad, el doctor Carlos Sirvent Gutiérrez, un espacio para mí como profesor. Me asignaron un curso denominado Administración de la Empresa Pública I, los martes y jueves de 20 a 22 horas. Ahí estuvo la complicación, porque en la UAM impartía dos cursos, de 16 a 18 horas y de 18 a 20 los mismos días. Así que terminaba mi clase un poco antes de las 8 para llegar a Ciudad Universitaria a las 8:30 con la sesión ya iniciada por mis dos ayudantes, dos colegas ya titulados y compañeros de la maestría, por lo que disponía de hora y media para concluir. Fue un semestre muy agitado. Al año siguiente, con el favor de Dios, en la UNAM me dieron horario matutino de privilegio (9 a 11), otra vez, supliendo a Fernández Santillán, quien dejaba la

asignatura “Política y Administración Pública”, para la cual yo estaba plenamente capacitado (había sido su ayudante durante tres años). Por la tarde, seguía con mis cursos en la UAM. Mi familia paterna, de quien recibí los principios cristianos, me enseñó a conocer al Señor Jesucristo y me demostró con su ejemplo, no exento de humanas contradicciones, el valor del trabajo honesto, responsable y honrado, del valor de la palabra empeñada, del respeto a los demás, del compromiso con el que deben asumirse las responsabilidades. Entré a la Facultad en 1975 (fue ese inicio de cursos en que apedrearon al entonces presidente Luis Echeverría en el auditorio de la Facultad de Medicina). Todavía se respiraba (¿se respira?) en el seno de la Iglesia Nacional Presbiteriana cierto prejuicio hacia las ciencias sociales y hacia ciertas disciplinas y facultades universitarias como Psicología, Filosofía o Ciencias Políticas. Me tocó escuchar a algunos pastores y ancianos gobernantes estigmatizar a quienes estuvieran interesados en dichas disciplinas porque, según ellos, enseñaban marxismo, materialismo y, por lo tanto, enseñaban “a no creer en Dios”. Estudiar para volverse funcionario público era “caer en la corrupción y volverse cómplice de ella”. También decían que “los cristianos no necesitan psicólogos” y otras cosas así. Pese a todo, decidí estudiar Ciencias políticas y Administración pública porque quería ser funcionario público. Me inspiraban las historias de José en Egipto y de Daniel en el reino babilónico, quienes para mis ideales representaban el mejor ejemplo de funcionarios públicos al servicio del Altísimo. También me inspiraban versículos como Colosenses 3:17, 23, 24. La lectura de la Confesión de Fe de Westminster, específicamente el capítulo XXIII, referido al Magistrado Civil, me infundía aliento acerca de que estaba en la ruta correcta para conjuntar mis vocaciones, capacidades y competencias con el servicio a Dios que era y sigue siendo fundamental en mi vida. O cuando Calvino en la Institución, declara, en el último capítulo (Libro IV, capítulo XX): “…la vocación de los magistrados (funcionarios o servidores públicos) es de Dios”. Aunque he tenido breves espacios en el servicio público, en el periódico El Nacional (1983) o en la Secretaría de Hacienda (fui Director de Normatividad de Servicio Civil y Modernización Administrativa en 1995) y 20 años como funcionario universitario, mi pasión han sido la docencia, mis clases. Así que mi fe ha sido un soporte trascendente en mis estudios, en mis clases, en mis tareas de dirección y coordinación académicas, porque “trabajo para el Señor y no para los hombres”. Entonces todo debo hacerlo con el máximo de responsabilidad, de 33


entrega, de calidad y con honestidad intelectual y personal. No puedo hablar contra la corrupción de las instituciones y organizaciones públicas si yo soy un corrupto. No les puedo exigir a mis alumnos que no plagien en sus trabajos o tareas o tesis, si yo soy un plagiario (y conozco a muchos) No puedo pedir a mis alumnos el mayor empeño si soy negligente y no preparo adecuadamente las clases, si no estoy actualizado, si no estoy al tanto de los temas nacionales o internacionales más relevantes, lo cual resulta agotador. Aunque solamente llevo 35 años haciéndolo. ¿Has sentido el apoyo de tu iglesia local y de tu familia en cada paso de tu carrera? Por supuesto, sin el apoyo de mi iglesia y sin el respaldo y ánimo que la familia brinda no podría desempeñarme adecuadamente. El amor de mi esposa y de mis hijos me brinda la energía y el ánimo suficiente para llevar a cabo mis tareas cotidianas de la mejor manera. Su oración diaria “me infunde aliento”. Has sido oficial de iglesia en diversos momentos. ¿Cómo valoras el impacto de la iglesia local en la comunidad? El impacto es fluctuante. Porque las comunidades donde se asientan las iglesias lo son. Hace muchos años (51) cuando iniciamos en “Bethel”, yo era niño, y la iglesia “Príncipe de Paz” nos apoyaba

en el culto, en la enseñanza dominical, en labores “evangelísticas” se organizaban brigadas médicas, y había muchas personas que acudían al llamado porque había mucha necesidad (eran los años sesenta y al igual que ahora, los salarios de los trabajadores eran muy bajos, injusta e inconscientemente bajos) la oferta de apoyo médico era importante para una colonia pobre, marginada, con calles que apenas se empezaban a pavimentar, y en un lugar “horrible por el que Dios no había pasado”, según comentaban a veces algunas de las personas que acudían a visitarnos. Sin embargo, hay reconocimiento de las personas de la zona sobre las bondades de una iglesia cristiana y presbiteriana, somos referente cuando hay que apoyar a personas necesitadas. Acuden con confianza a la iglesia. En estos tiempos que corren, hay grande necesidad en todo el país, los planes y programas gubernamentales han sido instrumentados pésimamente, sigue pesando más el criterio político y de conveniencia, que un sentido público, colectivo y social. Se abusa de la necesidad de la gente pobre, marginada, sin oportunidades y sin mayores expectativas que ir sobreviviendo, tristemente, día a día. Creo que en las iglesias tenemos la oportunidad de servir de diferentes maneras. Hace tiempo, sugerí, todavía en el Presbiterio Juan Calvino, la posibilidad de conformar asociaciones civiles para concursar, vía proyectos sociales, por los recursos federales disponibles que se van a fondo perdido y que pudieran ser un recurso muy útil para atender ciertas necesidades sociales que palpamos en nuestras iglesias. Conozco el tema porque he sido evaluador de proyectos sociales del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol). Entonces esta vía nos permitiría encauzar honradamente recursos importantes. Cáritas y otras organizaciones religiosas, vía asociaciones civiles, ocupan un monto importante de esos recursos. Pero independientemente de esos recursos, la iglesia tiene un ejército de profesionales, de distintas ramas, algunos ya jubilados, que podrían ser “persuadidos” y motivados a utilizar su tiempo en actividades de beneficio social. Por supuesto que hay riesgos, pero ¿debemos quedarnos inmóviles para evitarlos? Por ejemplo, hay una escena de una película de Whoopi Goldberg (Sister Act I, Cambio de hábito, fue titulada para Latinoamérica), en la que la protagonista inicia un cambio interesante en un templo católico al observar que la comunidad en donde se encuentra construido es muy pobre y las madres no tienen la posibilidad de llevar a sus niños pequeños a una guardería y transforman un parque abandonado en un espléndido lugar recreativo para los pequeños y a mantener las instalaciones del templo abiertas todo el día para diversas actividades. Pienso que en nuestras iglesias podríamos ensayar diversas actividades de beneficio social: clubes de tareas para los niños (hay maestros jubilados en nuestras iglesias y que pudieran aportar un poco de su tiempo), clubes para las personas mayores, consejería pastoral (con 34


pastores capacitados). Incluso comedores sociales, para estas actividades servirían los proyectos sociales y concursar por los recursos, arriba mencionados. También has sido directivo a nivel presbiterial. ¿Qué opinión te merece hoy esa experiencia? Lo volvería a hacer con mucho gusto. Después de un tiempo de participación muy intensa en el Juan Calvino, observo el arduo trabajo que ahora en la CMIRP se tiene por delante, desde aspectos organizativos, jurídicos, fiscales, financieros, de reglamentación, de administración, de educación y actualización, entre otros aspectos. Hay que trabajar en aspectos de liderazgo (no autoritarismo) de nuestros pastores, de planeación estratégica y de impulso a la participación de toda la grey. También fui directivo de Educadora Mexicana y Presidente de la misma, una sociedad de la Iglesia que aparecía como propietaria y administradora de bienes y propiedades de la INPM. El presbítero Abel Clemente, siendo Secretario de la Asamblea General de la INPM, me invitó a formar parte de la nueva directiva de esa Sociedad que tenía en el abandono y descuido varias de las propiedades de la Iglesia (sería muy largo comentar aquí la experiencia de trabajo que llevé a cabo en Educadora Mexicana entre 1992 y 2006). Sin duda que estas vivencias han contribuido en mi formación profesional, me han permitido aprender de otras personas y también conocer los desaciertos en la dirección de la iglesia. Lo poco autocríticos que hemos sido, el trabajo que nos cuesta abrir la mente y escuchar, sin prejuicios, opiniones diferentes, y la gran renuencia que hay para reformarnos constantemente. Dirigiste una empresa educativa de la INPM. ¿Consideras que las iglesias aún pueden aportar algo valioso a la educación en nuestra época? Es fundamental que la iglesia retome su misión educativa. He sido crítico del abandono de la misión original, con la que Robert Raikes fundó las escuelas

dominicales. Recordemos que Raikes quien era editor del periódico Gloucester Journal, inició los trabajos de la “escuela dominical” en 1780. Había notado que, ante la ausencia de un estructurado sistema público educativo que atendiera a la población, los niños y jóvenes tenían sólo dos opciones ante sí: la miseria y el camino hacia la delincuencia. La escuela surgió, no sólo con fines de enseñar la doctrina cristiana, sino principalmente ponía el acento en la necesidad de transmitir y dar los conocimientos básicos educativos que niños, jóvenes y adultos no obtenían en la escuela ya que, por diversas razones, laborales, sociales, pobreza, distancia, ausencia o insuficiencia de escuelas públicas, no podían acudir a ella. Así, durante seis días a la semana, los niños, jóvenes y adultos se entregaban al trabajo cotidiano, pero el domingo, siendo el “día del Señor”, lo guardaban asistiendo a los templos por instrucción religiosa, pero también por su instrucción académica. Hay que resaltar el hecho de que las escuelas dominicales, en un sentido, fueron las primeras en tener un carácter público en Inglaterra y son vistas como precursoras de su sistema público educativo. Baste sólo un dato: hacia 1831, éstas escuelas recibían más de un millón de niños a la semana, un cuarto de la población de esa época. Así que con las instalaciones de nuestros templos pudiéramos hacer una contribución significativa a la sociedad mexicana, impulsando el mejoramiento educativo de niños, jóvenes y adultos que asisten a nuestros templos. En fin, tenemos oportunidades. El paso por Educadora Mexicana me permitió conocer a muchas personas, pastores y ancianos, profesionales laicos, etcétera. De ahí la invitación por parte de la directiva de la Asamblea General de la INPM a integrarme como Director General del Instituto Juárez en 2006. Desde mi posición como miembro de Educadora, siempre pugné porque el I. Juárez asumiera que encabezaba la Visión Educativa de la INP y, si eso era cierto, pues entonces se debería financiar adecuadamente el Instituto. Nunca fue posible acordar en ese sentido. Cuando pasé a dirigirlo, propuse un proyecto educativo que tampoco logró consenso en términos financieros. Sólo parcialmente se pudo llevar a cabo. No fue una experiencia satisfactoria, porque no logré entusiasmar al Consejo Directivo del Juárez ni a la Directiva de la INPM acerca de apoyar financieramente el proyecto que propuse, a diferencia del apoyo pleno para rescatar al Colegio Americano de Mérida del desastre en que se encontraba.

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También has trabajado en la acreditación de instituciones de educación superior. ¿Qué lugar sigue teniendo ésta en el desarrollo del país? En el contexto actual de la sociedad mexicana: globalización, nueva economía (competitividad, especialización, conocimiento, internet, redes, alta tecnología, desempleo, comercio informal, piratería) cambios y transiciones políticas, revoluciones tecnológicas (información y comunicación, ingenierías genética y biotecnológica, etcétera) procesos electorales muy competidos, pluralidad religiosa, densidad demográfica, decadencia de valores sociales y cívicos, inseguridad, pobreza extrema, polarización social, corrupción e impunidad, entre varios fenómenos que impactan la vida social; se requieren esfuerzos significativos de varios actores como los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, escuelas públicas y particulares; educadores, sindicatos, líderes de opinión, entre otros, para impulsar mayores esfuerzos y espacios educativos en bien de la sociedad mexicana. Ya que se reconoce, en todos los ámbitos, que el papel de la educación es insustituible para acrecentar la inteligencia colectiva del país, para incrementar el capital humano, para enriquecer, acumular y difundir la cultura nacional, en su sentido más amplio (artes, ciencias, tecnologías, valores) y para contribuir al bienestar de la sociedad a través de una vida social civilizada y mejoras continuas en la competitividad, la productividad, la calidad y la generación de empleos. Por otro lado, la educación también es un factor primordial para impulsar la generación de ciudadanía; el fortalecimiento y consolidación de la democracia; el mejoramiento de la actuación de los gobiernos y el crecimiento de la riqueza nacional (PIB), lo que a su vez puede mejorar el ingreso de la población. Como bien apunta la CEPAL, la equidad (contra la exclusión y marginación sociales), el desarrollo económico (contra la pobreza) y la institucionalización de una

ciudadanía fuerte (para una gobernabilidad democrática y mejores políticas públicas) son tres elementos que resumen los grandes y complejos retos que enfrenta América Latina: Por lo tanto, la educación superior tiene una importancia estratégica vital para nuestra sociedad. Pero veo a los gobiernos indolentes e incapaces de gestar un proyecto educativo de largo plazo. Trabajar en la acreditación de la educación superior del país me ha dejado grandes enseñanzas y gratas experiencias. Actualmente dirijo la única acreditadora de ciencias sociales en el país. En 2001 iniciamos los trabajos para constituir la Asociación para la Acreditación y Certificación en Ciencias Sociales, A.C. (Acceciso). Diez colegas universitarios nos dimos a la tarea de discutir, cuestionar y criticar la política de acreditación que impulsaba desde la SEP el gobierno del presidente Fox, encontramos que ante una embestida mundial que minimiza a las ciencias sociales y propugna por su desaparición o su mínima expresión era necesario participar para sugerir mejoras y fortalecer el campo de interés de nuestras disciplinas. Después de arduas jornadas de discusión y debate, de trabajar sobre estatutos, lineamientos, criterios e indicadores de acreditación, logramos ser aceptados, en 2003, por el COPAES, A.C. como Organismo Acreditador de la Educación Superior Mexicana. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), que actualmente concentra 175 instituciones de educación superior, acordó la creación de un organismo no gubernamental que regulara los procesos de acreditación y a las organizaciones especializadas que realizaran esta labor. Dicha propuesta fue cristalizada en el año 2000 con el surgimiento del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES). Durante la primera década, el Consejo operó al amparo de la estructura de los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES); sin embargo, atendiendo a las acciones prioritarias del Programa Sectorial de Educación (2007-2012), en 2010 la Asamblea General del COPAES tomó la decisión de separar orgánica y estructuralmente a los dos organismos, a fin de articular el quehacer de las diferentes instancias de evaluación y acreditación existentes, y concretar la creación de un Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Educación Superior. 36


Desde Acceciso hemos podido ser testigos de primera línea de los esfuerzos, aciertos, carencias y problemas estructurales, coyunturales y de operación de las Instituciones de Educación Superior. Ha sido un privilegio coordinar los esfuerzos de mis colegas en esta importante tarea para la educación superior del país y en beneficio de la sociedad mexicana. En 15 años de trabajos, hemos acreditado, re-acreditado y dado seguimiento a poco más de 300 licenciaturas en todo el país y en Guatemala. Nuestros esfuerzos se han encaminado a las siguientes disciplinas: Ciencia política, Sociología, Antropología, Historia, Administración pública, Geografía, Ciencias de la Comunicación, Archivonomía y Ciencias de la Información, Trabajo Social, Relaciones Internacionales, Ciencias de la educación, entre otras. ¿Cómo percibes la situación actual del país? Muy crítica, como ya señalé líneas arriba, la corrupción e impunidad, aunadas a la incompetencia y cinismo, falta de patriotismo, de compromiso social y de responsabilidad por parte de los gobernantes mexicanos, tienen al país al borde del precipicio. También debo señalar que gran parte de la sociedad mexicana también se ha vuelto cínica e irresponsable, sin preocuparse por los asuntos públicos, indolente y veleta. Le interesa más el mediocre futbol nacional, las telenovelas idiotizantes, los programas baladíes, el chisme de las redes sociales, que estar atentos e informados de los problemas nacionales. Tendremos que hacer un esfuerzo adicional en nuestros templos para despertar conciencias y resaltar la relevancia de interesarnos en los asuntos públicos. Que los asistentes hagan un esfuerzo para estar convenientemente informados, invitando a la lectura cotidiana, de la escritura y de otros textos, revistas y periódicos. En fin, sigo pensando que tenemos mucho trabajo educando, reeducando, impulsando otros niveles de cultura en nuestras iglesias.

¿Qué mensaje darías a los estudiantes cristianos? “Todo lo que les viniere a la mano para hacer, háganlo según sus fuerzas” (Eclesiastés 9:10). No desperdicien el tiempo. “Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16)… En Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva (Stephen R. Covey) y en Los 7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos: en la era digital (Sean Covey) los autores presentan un cuadro muy interesante y aleccionador sobre el uso adecuado del tiempo. Creo que ambos manuales son muy aplicables para usarse en la enseñanza y en la vida diaria. Ilustran adecuadamente sobre cómo organizar el tiempo. Recomiendo a los jóvenes y adultos la lectura de estos textos. Aprendan y estudien lo más que puedan. Tanto de la Escritura como de las disciplinas propias de sus intereses vocacionales y profesionales. Ser un servidor del Señor (los cristianos somos servidores del Señor en el campo en que nos encontremos, ya sea la medicina, el derecho, las ingenierías, la química, el turismo, etcétera) requiere los niveles más altos de conocimiento, calidad y profesionalismo, y para estar o llegar a ése nivel es indispensable mucha preparación y mucho estudio. Hay que ser honestos y honrados a toda prueba. El buen testimonio empieza con el ejemplo personal. Nada de lo que digamos es impactante si lo tiramos con nuestros actos. Esfuércense siempre por ser los mejores, “porque Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). No dejen de considerar las muchas necesidades de nuestra sociedad. “Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo” (I Crónicas 19:13). ________________________________________

NOTICIAS Y MATERIALES REUNIÓN DE TRABAJO, 9 DE JULIO, IGLESIA ANTIOQUÍA Discusión sobre el reglamento interior

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El 25 de septiembre se llevó a cabo una reunión informativa para compartir las incidencias de tan importante acontecimiento. El Pbro. Gallardo detalló las fases del ingreso de la CMIRP a AIPRAL y transmitió el saludo de las demás iglesias. Agradecemos profundamente a Dios esta gran bendición pues representa un buen avance en la consolidación de la CMIRP como parte de la presencia reformada en nuestro país. A Él sea toda la gloria.

AIPRAL RECIBIÓ COMO MIEMBRO A LA CMIRP En la XII Asamblea General de la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina (AIPRAL, www.aipral.net) que tuvo verificativo en São Paulo, Brasil, del 8 al 14 de agosto de 2016, la Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas (CMIRP) fue recibida oficialmente como integrante de dicho organismo. El representante, y quien expuso el origen y desarrollo de esta Comunión fue el Pbro. Hugo Gallardo Duarte, coordinador de Teología, Educación y Pastoral. En el culto de clausura predicó el Dr. Chris Ferguson, secretario general de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR, WCRC, por sus siglas en inglés, www.wcrc.ch), quien estuvo presente durante la asamblea, junto con el Dr. Jerry Pillay, presidente del organismo. 38


CARTA PASTORAL DE LA XII ASAMBLEA GENERAL DE AIPRAL, SÃO PAULO, AGOSTO DE 2016

Maravillosa es tu creación y mi alma bien lo sabe SALMO 139.14

Iglesias miembros de AIPRAL: Amadas hermanas, amados hermanos, les saludamos; gracia y paz. Nos hemos reunido en São Paulo en la XII Asamblea General para escuchar lo que Dios tiene que decirnos respecto al cambio climático y el agua, su impacto sobre nuestros pueblos, así como las demandas de justicia en el cuidado de la creación; bajo el lema: “Ayúdanos a sostener la armonía de tu creación”. Partiendo de Génesis 8:22: “Mientras la tierra permanezca no cesaran la sementera y la siega, el frio y el calor, el verano y el invierno y el día y la noche”, queremos animarles a ver la justicia climática y el agua, no solo como un tema o un recurso sino como el principio o la base de una relación que nos acerca al Dios de la Vida y toda la Creación de la cual somos parte. Somos una iglesia de confesión y espiritualidad reformada que, desde la centralidad de la Palabra, que nos revela a Dios como nuestro Creador, nos convoca a ver las crisis como momentos de cambio, revisando nuestra manera de pensar y actuar, como nos invita a reflexionar y a comprometernos la Confesión de Accra. Somos llamados a ser una iglesia misionera que incorpora nuevos seguidoras y seguidores de Jesús desde una visión intercultural, proclamando el amor de Dios a toda su creación. Exhortamos a las iglesias a tomar conciencia de las implicaciones de la crisis ambiental que afecta mayormente a las personas más vulnerabilizadas, las mujeres, las niñas y los niños, los pobres, y convocamos a las iglesias a trabajar en pro de estas poblaciones más afectadas mediante un fuerte compromiso social y ético. Les animamos a asumir un compromiso de realizar acciones concretas en lo cotidiano como gestos del cuidado de la casa común; así como a identificar y denunciar todas aquellas conductas que golpean y destruyen la creación y las interconexiones entre los seres humanos y el resto de ella. Por todo lo demás, hermanas y hermanos, les encomendamos a la Gracia de Nuestro Señor y a celebrar la comunión con todo lo creado y sus infinitas fuentes de bendición.

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CURSO DEL DOCTOR MARIANO ÁVILA ARTEAGA EN LA COMUNIDAD TEOLÓGICA DE MÉXICO

Descargable en: http://escriturayverdad.cl/wpcontent/uploads/Historia/REFORMASPROTESTANTESEGIDO.pdf

www.cmirp.org https://issuu.com/cmirp

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