Revista Contestarte No 10

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Contenido Editorial 2

Literatura Gabriel Restrepo

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Contrario Carnaval Cuaresma Inversa

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Sein Zum Tod

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Por La Calle Del Meon

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Más Alla Del Carnaval

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Fiestas De San Pedro

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Remolino Del Canto

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La reinvención del carnaval Contradictio in terminis: orígenes y esencia del carnaval

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Carnavales, 1921-2010: Universidad Nacional de Colombia 20 Las reinas del carnaval universitario: líderes estudiantiles

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La música del carnaval estudiantil de los años 20 y 30

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Contestarte: con la testa, el arte y el carnaval Catalina Bohórquez Mendoza

Cantando y bailando manifiéstase el ser humano como miembro de una comunidad superior: ha desaprendido a andar y a hablar y está en el camino de echar a volar por los aires bailando. NIETZSCHE

Profesora Maria Elvia Domínguez

¡

CARNAVAL, QUÉ RICO CARNAVAL! La risa, la algarabía, la recocha, la burla; el drama y lo cómico; la mesura y la desmesura. La unión de la testa, el arte y la imaginación; la imaginación del carnaval y el carnaval de la imaginación. Son cuarenta y ocho páginas impregnadas de espíritu carnavalesco, desde la colorida portada hasta la música que resuena en su interior. Concede al lector-melómano un placer embriagador, un olvido de sí. Los disfraces, los colores, las reinas y la música, como elementos fundamentales del carnaval se esconden tras las páginas de esta primera edición especial de la Revista Contestarte. La


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Literatura

Gabriel Restrepo Sergio Benitez Cordero*

U

* Filósofo, estudiente de la Maestría en Estudios Políticos, Universidad Nacional de Colombia

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n intenso y arduo camino une a la sociología y la literatura. Probablemente el profesor Gabriel Restrepo ha sabido recorrerlo, y hoy, después de más de cuarenta años de transitarlo, lleva consigo un sinnúmero de obras que son testigo de semejante transito. Pero ni un rápido conteo ni una mesurada lectura de sus trabajos dan cuenta de su experiencia ni de su grandeza. Quienes hemos compartido con él nos sorprendemos con esa sencillez, presente también en sus versos, pero que no impide notar que en sus palabras obra el conocimiento práctico de la cultura colombiana. Y es precisamente ahí, en ese lugar llamado cultura, donde cobran sentido sus pasiones, su interés por la educación, la fiesta y el arte, y donde sobresalen sus acciones. Gabriel Restrepo es sociólogo y profesor del posgrado de Sociología de la Cultura, realizado entre 1990 y 1992 en el Departamento de Sociología, de la Universidad Nacional de Colombia. Este programa académico se encontraba orientado a inducir la formulación teórica no sólo con la observación de los eventos culturales, sino con el ejercicio mismo de la expresión cultural, especialmente en torno a la experiencia de Carnaval. Fue así como, bajo estos objetivos, entre el 15 y el 25 de febrero de 1993, junto con un grupo interdisciplinario de estudiantes, asistió al carnaval de Barranquilla y organizó un pequeño carnavalito en la Universidad Nacional, en la víspera del llamado día de las brujas, es decir: en octubre 30 de 1992 (lo que años después se transformó en el “Aquelarre”).


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Contrario Carnaval Cuaresma Inversa* Ya desde el inicio del carnaval viste de luto, y ríe cuando muere Joselito carnaval. Opuesto carnaval, cuaresma inversa. Atado a la palabra , uncido a la escritura, cancelada la lengua, encerrada la boca por el demonio del verbo. Entre las hojas la yerba la yesca . Bien quisiera fugarse del propio cortejo literario. Salir del margen................... ................de la caja.………… la casa alquilada.……la caja de poesía .......................funeraria.......…………….incineraria............................ Si el diálogo ha sido casi suprimido entre el sordomudo y el ciego, todavía quedaran las yemas de los dedos. Y si en apariencia (es) nada , asumiera todos los disfraces, no se sabría efímero en la comparsa de los falsos por ficticios pasos carnavales. Carnavales de Barranquilla, 1993 - Bogotá, 2003

* Este poema de Gabriel Restrepo y los siguientes son tomados de su obra El Camino de Jerusalen , Gabriel Restrepo: Itinerante


Literatura

Sein Zum Tod

He habitado Toda suerte de disfraces, Menos las propias mortajas Que ahora tejo. Bogotรก, 2003

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Por La Calle Del Meon

El reino de la gracia desciende sobre estos toldos de la plaza de mercado en Barranquillita caño & gallinazos & moscas, horizonte zoomorfo. Pero aquí no obstante habita el hombre = el pescador = el comerciante = el trujimán + la morocha Ω trenzada, aquí vive también el carnaval & los niños que se persiguen, la ∞ eterna ∞ repetición del juego de la infancia = el anciano = espera el rayo de sol entre las moscas & las mesas dan pan para todos & los gatos & los perros abajo de los platos de pescado aquí muere Joselito junto a la calle del meón.


Literatura

Por estos lugares pasó el hermano Hermógenes hace mucho tiempo y ahora regresa el otro, el mismo en los pasos carnavales , que son los pasos del costal o del sayal.

bajo los toldos

El así llamado “espíritu” se ha instalado y jamás dejará este merequetengue.

Veo el carro de esferas del “pensador anónimo” & el centro comercial “la patria” otro aviso de “aquí está la realidad” iglesia San Nicolás Más allá de la calle del meón indigentes se rascan contra muros... = = “...la casa/ vacía del estornino” Yeats y Seamus Heaney ¿me pueden decir qué pasa? aquí como allá en el Cartucho los comerciantes fueron 1853... ... y ahora ...y mañana, ¿qué?

Carnavales de Barranquilla, Calle del Meón, 1993 Bogotá, 2003

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Más Alla Del Carnaval Parque Santander, Bucaramanga, el 24 de febrero de 1993, Miércoles de ceniza, entre el arrepentimiento y la lujuria predicadores y profetas peatones y tortolitas de paso y a pesar del entierro de Joselito - trasmutación estéticael

carnaval

es

∞ perpetuo ∞

ni siquiera Santander en estatua

en

la

plaza


Literatura

erige un centro en el centro ni la iglesia disputada por otras ni la caseta de tinto. Es buena la mujer de negro que pasa como penitencia y es bueno el café sin panela y es buena el agua que mana de la fuente parejas que se cruzan niños que juegan con el agua ancianos que transcurren lerdos escribe te dicen lo que pasa no hay más gracia en la poesía que este estar atento a las señales de la plaza el pueblo aunque los emisarios sean misterio y

como

el

oráculo sólo se expresa ceniza incluída polvo al polvo escribe te dicen escribe escriba desnuda la retórica. Bucaramanga, 1993

Bogotá, 2003

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en

signos


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Literatura

Fiestas De San Pedro Andrés Acosta Diaz* finalizartarea@hotmail.com

* Estudiante de Psicología y Pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional. Actualmente organiza y dirige el espacio de poesía al aire libre “Palabras Bajo el Ocaso”

I Una silla soportando peso con la esperanza de ver algo y la pólvora agitando la tranquilidad del cielo. II Hay niños que se lanzan y nadan música a todo volumen, ante tanta alegría y tanto desconsuelo, trascurre el tiempo en una ciudad que ha visto emerger no sólo la fiesta; piedra de río matizado sol que ahoga con exuberante frescura días bañados con sonora sonrisa ¡Ay si los vientos lograran realmente elevar un bambuco! aquel que se conoce antes de nacer donde la melodía y las letras son el pan de cada vida, y los guaduales, las Ceibas, la Gaitana permiten la velada; y tú que llevas tantos años esperando el no sé qué de un abrazo recibe este diván verde y abrigador como la playita donde juegan tejo los viejos. III Anoche se escuchó un alarido los vecinos estaban ebrios y diría la luna: “pasó el desfile a las nueve de la mañana”. IV Aunque no estemos la inocencia fue quien vislumbró

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Remolino Del Canto Jorge Valbuena * joelos22@hotmail.com

A Luis Botina A lo lejos la humareda como una lluvia de sombras buscando su vacío Las sombras de los muertos suspendidas en el silencio de una tarde música detenida llantos de destierro Tropiezo con máscaras pintadas con ceniza tropiezo con ángeles y navíos tropiezo con las lágrimas del jaguar Se hace delirio la estación desposeída Firmamento en erupción todo el remolino del canto cae sobre la tierra se siembra se embriaga se disuelve *

Licenciado, promotor de lectura y gestor cultural. Su obra

“Péndulos” fue reconocida con el primer puesto en el concurso Bonaventuriano de poesía (2010).

Al sur del mundo está el viento el fuego de una canción sumergida en una semilla de piel en un espejismo de lava.


La reinvención delLiteratura carnaval

Contradictio in terminis: orígenes y esencia del carnaval Andrés Valero, Carolina Patiño, Paula Montenegro* El carnaval es distensión frente a tensión social, eros contra muerte, risa contra llanto. Gabriel Restrepo

“Primavera, verano, otoño, invierno... y por supuesto: la quinta estación llamada carnaval...”1. Este

refrán alemán explica claramente la importancia que tiene esta festividad para el ser humano. Expresa esa necesidad de generar nuevos ambientes; de ser Él y ser Otro, hasta llegar al completo olvido de sí; la importancia de la aparición de una nueva estación que permita la transición de los excesos al recogimiento. El carnaval representa así la transposición a la vida cotidiana del oxímoron que, como figura retórica representa la conjunción de los opuestos, y en la vida es la armonización del ascetismo y el desenfreno, del eros y la muerte, de la risa y el llanto2. En palabras de Bajtin: La relación de la fiesta con los objetivos superiores de la existencia humana, la resurrección y la renovación, sólo podía alcanzar su plenitud y su pureza en el carnaval […]. La fiesta se convertía en esta circunstancia en la forma que adoptaba la segunda vida del pueblo, que temporalmente penetraba en

1  “Frühling, Sommer, Herbst, Winter und … richtig: die fünfte Jahreszeit heißt Karneval!..” Traducción: Andrés Valero. *  Andres Valero. Estudiante de Filología – Alemán, Universidad

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Nacional de Colombia. Carolina Patiño Cuellar. Estudiante de

oxímoron ver el material de investigación del Profesor Gabriel

Filosofía, Universidad Nacional de Colombia. Paula Montenegro.

Restrepo (1997), de la Universidad Nacional de Colombia, a quien

Estudiante de Filología – Francés, Universidad Nacional de

agradecemos la información proporcionada para la realización de

Colombia.

este artículo.

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Para mayor información sobre este símil entre carnaval y


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La reinvención del carnaval

el reino utópico de la universalidad, de la libertad, de la igualdad y de la abundancia (Bajtin, 2001)

Orígenes del carnaval El que peca y reza, empata Refrán popular

T

omando como punto de partida los posibles orígenes de esta celebración, cabe destacar que algunas teorías afirman que se originó en las fiestas Saturnales, o Bacanales, realizadas en honor a los dioses Saturno y Baco, quienes en la mitología grecorromana representan la desmesura y la embriaguez (Buelvas Aldana, 1993: .6). También se afirma que procede de celebraciones al dios egipcio Apis, o al tan mencionado en la Biblia cristiana, el dios pagano Baal, de ahí surge otra interpretación de este nombre: Carne Baal. Hay, incluso, quienes dicen que procede de fiestas celtas o índicas. Otro posible origen, el cual se sugiere como más apropiado, son las que se denominaban Fiestas Lupercales, en ellas se ve representado lo más cercano a lo que hoy se conoce como carnaval. Asímismo, si partimos de su posible origen etimológico la palabra “carnaval” posee una gran variedad: Carne Levare (abandonar la carne), Carne valetudinem (Carne vale) o el anuncio de la llegada de las privaciones (carnes tollendas). Lo cual corresponde con un hecho característico del carnaval, a saber, su realización tiene lugar en la estación de la primavera, antes del periodo de cuaresma, es decir, un periodo de ayuno y abstinencia. Cuando Roma acoge el cristianismo, los jerarcas de la Iglesia adoptan estos ritos como periodo de regocijo, pues luego de los carnavales, del desenfreno y la lujuria, se debe “abandonar la carne” y dedicarse al recogimiento.

En la Edad Media, el carnaval fue una festividad menos licenciosa que en la Antigüedad. La Iglesia empieza a hacer referencia oficialmente a estas festividades en la Mirabilia Urbis3, escrita por Bonifacio VIII, canónigo de San Pedro en Roma. En sus notas en el año 1142 hace referencia a cuatro antiguas fiestas paganas: la Cornomania el domingo después de Pascua, las Ludi Romani communes in Kalendis Ianuarii el 1 de enero, el Ludus carnelevarii (carnaval) dimissionis carnium (es decir, el domingo de carnaval) y el Laudes in medio pueorum Quadragesima (Medio del carnaval). El Papa Urbano IV, por la bula4 Transiturus (expedida el 8 de septiembre de 1264), permitió que se celebraran fiestas religiosas con disfraces alegóricos al triunfo del bien sobre el mal. De allí se institucionalizaron las fiestas de San Sebastián (20 de enero) y la fiesta de la Virgen de la Candelaria (2 de febrero), con el fin de lograr un mayor control eclesiástico en las festividades populares. Como no se consumía grasa animal durante la cuaresma, durante el “martes grasoso” (Mardi Gras), víspera del Miércoles de Ceniza, se mataba el “Toro graso o gordo”, última carne permitida antes del ayuno. Posteriormente la gente usaba toda la grasa que quedaba para preparar diversos tipos de frituras. Con el auge del Renacimiento, el carnaval adquirió gran prestigio en Italia, 3

Maravillas de la cuidad de Roma (Mirabilia urbis romae) es un

texto de origen latino, el cual ha servido a muchas generaciones de peregrinos y turistas como guía de la ciudad de Roma. El original, escrito según el canon de San Pedro, data de la década de 1140. 4

Bulas: Documentos pontificios que son expedidos por la

Cancillería Apostólica Papal sobre determinados asuntos de importancia dentro de la administración clerical, e incluso civil, constituyéndose en uno de los instrumentos más extendidos en los que se fundamenta y expande la autoridad del pontífice.

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Revista Contestarte particularmente en Venecia cuyo esplendor excedía a toda ponderación. Esta costumbre se esparció hacia todos los países europeos católicos. En España, los famosos Autos Sacramentales remataban siempre las procesiones de Corpus Christi (durante éstos, personas disfrazadas de diablos con trajes llenos de cascabeles golpeaban al público con vejigas infladas. Célebres eran las disputas entre Don Carnal y Doña Quaresma, referidas por el Arcipreste de Hita en el libro del Buen Amor, señalando la contraposición de estos dos periodos (Buelvas Aldana, 1993 :7). El descubrimiento de América permitió que los navegantes y clérigos hispánicos trajeran estas muestras culturales, las cuales, junto a diferentes elementos indígenas y africanos, permitieron una renovación de este concepto. Entre las muestras más representativas encontramos las fiestas de Oruro en Bolivia, el carnaval de Blancos y Negros, el carnaval de Riosucio y el carnaval de Barranquilla (reconocido como unas de las más ricas expresiones festivas de Colombia), entre muchas otras que engalanan el territorio nacional con su fastuosidad. A la par del desarrollo humano, de su transformación histórica, el carnaval también se transforma continuamente: movimiento, fuerza, ritmo y representación para poder crear nuevos espacios.

El carnaval como hecho social El carnaval se integra en el delirio de la multitud. Como monstruo sagrado, sediento, antropófago, devora tu individualidad y te arroja en la gran hoguera crepitante donde la danza te purifica hasta alcanzar el éxtasis, la libertad Gonzalo Arango

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E

n el carnaval los juegos con comida, luchas en las calles con harina, huevos, agua, barro; las máscaras, los disfraces, la música y el color; la alegría, la danza y la rumba; el entierro y muerte del carnaval son algunos de los elementos más representativos. Se constituye así el carnaval como “un espacio de producción de significaciones propias y originales” (Guimarey, 1), la conjunción de un sinfín de conceptos que se contradicen entre sí: lo pagano y lo moral, lo correcto y lo incorrecto; lo que es y lo que no es, el oxímoron. Las reinas como símbolo femenino, los desfiles, las verbenas, los grupos musicales, convierten al carnaval en un evento que moviliza miles de millones de pesos. Y al final, el sacrificio, una destrucción al símbolo del carnaval: la quema del Pericles, el entierro de Joselito, quemar para renovar y recomponer las cosas. Toda esta mezcla de significados, colores, música, disfraces y máscaras hace posible que la frontera entre actores y escenario se vuelva difusa, que en el carnaval tanto hombres como mujeres, ricos, pobres, actores y público se fusionen en un solo evento; el carnaval es el arte total del pueblo. Su escena es la calle. Involucra el saber popular expresado en todas las artes (música, danza, teatro o drama, literatura, pintura, etc.). Expresa por ello los imaginarios del pueblo (Restrepo, 1997), es el pueblo el que participa en el proceso, el carnaval como contrapuesto a las fiestas oficiales se convierte en una fiesta urbana, del pueblo y para el pueblo; en algo meramente público y callejero, que es de todos y no es de nadie. En palabras de Jaime Abello Banfi (2005): “El carnaval es la fiesta popular por antonomasia, donde cada persona se transforma en protagonista y si no es la más alegre, sí la más libre” ( 158) Las máscaras del carnaval ofrecen al sujeto un regalo de gran valor: despojarse de aquellas que él mismo ha aceptado ponerse


La reinvención del carnaval (aquellas que le han sido impuestas) para, finalmente, descubrirse, explorar y salir al encuentro del otro, de su existencia. El individuo que usa una máscara o un disfraz deja de ser él, para convertirse en otro; es gracias a este elemento que el individuo puede metamorfosearse, jugar a cambiar, experimentar la fuerza de un animal, de un dios, para sentir y expresar. Aparece entonces en el carnaval el anonimato, reivindicando la identidad y la libertad, representa una válvula de escape, porque para muchos escribir exorciza el alma y bailar exorciza el cuerpo. Al aparecer el anonimato ya no hay comunidades, grupos, sectores sociales. Ya nadie se siente comprometido al ser una persona en una sociedad: todos los participantes del carnaval se vuelven uno y muchos. Ya no hay discriminación porque por una vez todos nos logramos ver como iguales. Es entonces “una actividad saludable” como afirma Abello (2005), ya que combate la pobreza, el estrés, la violencia; es “una pausa de desahogo, de desfogue, de catarsis. Una rica borrachera que sirve para sacudir pendejadas y recargar baterías para todo el año” (162) El carnaval como mecanismo transfigurador permite mostrar otra posible estructura social, otro modo de ser, se constituye así como una fiesta de inversión social, “un mágico paréntesis que desestratifica la vida social” (Abello Banfi, 2005: 162), presenta una resistencia contra el poder y la dominación. En el carnaval emergen autoreflexiones, reconocimientos, autopercepción; se empieza a descubrir qué tipo de recomposición social se está necesitando. “Desde el punto de vista social el carnaval es decisivo para estudiar tanto el funcionamiento normal

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de la sociedad, como la crisis y el caos. En efecto, es propio del carnaval suspender o suavizar la mayoría de las normas corrientes. Mediante esta licencia, sucede en el carnaval lo contrario de la vida normal”. Gabriel Restrepo

El carnaval critica y satiriza la realidad, pues la risa y la algarabía licencian tal comportamiento, se convierte en este sentido en algo subversivo, una oportunidad única de descartar todas las normas establecidas y transgredirlas, una única opción de hacer lo que se viene en gana, de pensar la sociedad de otra manera, de caricaturizarla.

Una universidad para la nación en carnaval El olor a carnaval y revolución ya está aquí, mezclado con los gases lacrimógenos… Diana Molina En la Bogotá de 1924, los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia, tocados por el movimiento que recorría ya varios países de América Latina, abrieron un espacio dedicado a las máscaras y disfraces con el interés de crear una puesta en escena de lo social, lo político y lo económico. Los universitarios armados hasta los dientes con máscaras, música, vestidos de colores brillantes, danza y caricaturas vivientes, configuraron un nuevo escenario de lucha estudiantil: el carnaval se convirtió en su emblema, puesto que nacía directamente del seno de la comunidad universitaria, desde los esbozos que comprendían los primeros análisis de la realidad, y su caricaturización de la misma, hasta las enormes actividades realizadas con el fin de recaudar los fondos suficientes para financiarlo.


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Con el motivo de celebrar el día del estudiante el 21 de septiembre5 y el día de la Universidad Nacional de Colombia el 22 de septiembre (fecha de su fundación), nace el carnaval Estudiantil como un rechazo a la hegemonía conservadora, una respuesta crítica proveniente de la comunidad universitaria a los acontecimientos de la época. Este espíritu crítico contribuyó en gran medida a la materialización de aquello por lo que luchaban los 5

En 1921 nace la Federación de Estudiantes de Bogotá, y

con ella, la fiesta estudiantil en el momento que “revienta la primavera que conmueve todas las repúblicas del Sur,” es decir el 21 de septiembre. Fuente: Proyecto “Reinvención del carnaval Universitario de la Universidad Nacional de Colombia.” Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura. Marzo de 2010.

estudiantes: la transformación de su entorno, la posibilidad de la cátedra libre y, finalmente, la llegada de la mujer a la academia, lo cual, en palabras de Germán Arciniegas (1996), cambió a Bogotá de forma radical. Después de desaparecer el carnaval estudiantil en 1934, resurgió de forma intermitente en la historia de la Universidad Nacional. Así fuese para dar a conocer la grave situación en la que se encontraba la Universidad del Valle (Una protesta con carnaval, 1999), para pintar de nuevo al Ché Guevara y a Camilo Torres, que habían sido borrados del auditorio León de Greiff y de la Biblioteca Central respectivamente, y cuyas imágenes constituyen parte de la identidad estudiantil (Lancheros, 2005), para protestar contra la guerra en Irak en la embajada de los Estados Unidos (Perilla, 2003), para garantizar el ingreso de la minga indígena al

campus (En un carnaval se convirtió el ingreso de la minga indígena a la Universidad Nacional en Bogotá, 2008) o cualquier otra causa del movimiento, los estudiantes se han valido de esta fiesta crítica para hacer escuchar su voz. La conciencia de los pasos que otros han dado nos permite entender lo que somos ahora para así edificar lo que seremos mañana. ¿Qué pasa en hoy en la Universidad Nacional?, ¿Qué elementos merecen ser leídos, criticados, caricaturizados? Es ésta la ocasión de hacer de nuestra formación un constante carnaval, de apropiarnos profundamente de nuestra casa para que resuene en ella el espíritu crítico que nos caracteriza como Universidad Nacional, eminentemente política en todas sus acciones.

Referencias Abello Banfi, J. (2005). El Carnaval, una actividad saludable. Huellas , 158-162. Arciniegas, G. (30 de septiembre de 1996). El día del estudiante. Obtenido de http://www.eltiempo. com/archivo/documento/MAM-517462 Bajtin, M. (2001). La cultura popular en la Edad Media y en el renacimiento: El contexto de François Rabelais. Obtenido de http://www.marxists.org/espanol/bajtin/rabelais.htm Buelvas Aldana, M. (1993). El Carnaval de Barranquilla: Una filosofia del carnaval o un carnaval de filosofias. Huellas , 5-12.


La reinvención del carnaval

Carnavales, 1921-2010: Universidad Nacional de Colombia Catalina Bohórquez Mendoza, Julio E. Bohórquez Castiblanco* ¡Estudiantes!... Alcemos la bandera que ilustraron los próceres de ayer y florezca a sus pies la primavera del amor renovado en nuestro ser. ¡Y echen a vuelo el nombre de estudiantes, en bronces de romántica emoción, los que lo son, los que lo fueron antes; los que por suerte, tienen de estudiantes para toda la vida el corazón! Canción del estudiante1

El primer carnaval estudiantil

L

os estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia como reflejo de la sociedad colombiana buscaban en los años veinte consolidar un movimiento, una plataforma de acción que les permitiera tener un espacio de reflexión común y que les brindara la posibilidad de realizar una transformación política y social en el país, orientada sobre todo a la defensa de los derechos de los estudiantes. Así, de acuerdo con estos planes de acción, se creó la Federación de estudiantes de Bogotá, como parte de la red de Federaciones del Continente (Cf. González. 2005: 106), y teniendo presentes las celebraciones estudiantiles de otras repúblicas del sur se adopta por decreto, con

* Filósofa, Universidad Nacional de Colombia, Estudiante de la

1  Fragmento de la “Canción del estudiante”, en su celebración

Especialización en Gerencia y Gestión cultural, Universidad del

en Argentina. Esta obra fue compuesta por Francisco García

Rosario. Odontólogo, Universidad Nacional de Colombia.

Jiménez, Ernesto Galeano y Carlos Guastavino.

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Fotografia: Tomada del periódico Mundo al Día

el aval del Presidente Marco Fidel Suárez y, el Ministro de Instrucción Pública, Miguel Abadía Méndez, el 21 de septiembre como Día del Estudiante (Cf. González. 2005: 110). Revienta el 21 de septiembre de 1921 la primavera, con el equinoccio en el hemisferio sur, y junto con ella la primera Fiesta del

estudiante de la Universidad Nacional de Colombia. Así, gracias a “[…] la aproximación poderosa de la primavera, que impregna placenteramente la naturaleza toda, despiértanse aquellas emociones dionisíacas en cuya intensificación lo subjetivo desaparece hasta llegar al olvido de sí” (Nietzsche. 1973:45). La primera


La reinvención del carnaval semana de la primavera, sin embargo, representaba para los bogotanos algo muy diferente a un período de regocijo. Colombia por estar ubicada cerca de la línea ecuatorial no tiene estaciones y septiembre representa más un mes de lluvias que otra cosa2. Así, pues, en la Bogotá de los años veinte, de calles despavimentadas, la fiesta estudiantil se celebraba en medio de lluvia, barro y serpentinas. El programa de la Fiesta del Estudiante se complementaba con gran cantidad de actividades tales como competencias de natación, concursos de poesía, batallas de flores que se extendían por horas, exposiciones de caricatura; la famosa becerrada estudiantil en el Circo de San Diego3, bailes suntuosos, la coronación de la reina y el carnaval de disfraces. Se celebraba el renacer de la naturaleza a la par que se enaltecía el espíritu joven, renovador y creador. Inundaban las calles de Bogotá los estudiantes, las serpentinas y los confetis. El desfile de carrozas el día del carnaval salía de la Plaza de San Agustín hacia el norte y luego se detenía en la Plaza de las Nieves (Calle 20 – Carrera 8) para tomar la calle más significativa de la ciudad: la Calle Real, hoy conocida como la carrera séptima. Allí la multitud buscaba el regreso hacia el sur. La bandera de la Federación de estudiantes, de color verde y blanco, como uno de los elementos simbólicos más importantes de la Fiesta del Estudiante recorría la ciudad y era gratamente recibida en cada una de las Facultades de la Universidad, que en ese entonces se encontraban distribuidas en varias partes del centro de Bogotá. El recorrido de la 2

Este inconveniente climático significó en 1926 un cambio

de fecha de los fastos. A partir de ese entonces el carnaval se realizaba por los días del 12, 13 y 14 de julio. 3

Actualmente la Plaza de Toros de Santamaría, en Bogotá.

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bandera partía de la Casa del Estudiante, en la que se gestaban las propuestas generadoras de cambio en la universidad y en el entorno social de la época. Las reinas, en el momento de la coronación, podían realizar la “promulgación de sus ‘órdenes reales’, una especie de Bandos” (González, 2005, p 119); recibían la potestad de gobernar, podían nombrar embajadores y funcionarios, etc., y presentar un pliego de peticiones ante el Congreso de la República. Este nombramiento aunque simbólico y burlesco era un medio contundente de transformación del entorno: “[…]la entrada de la mujer a la fiesta acabó traduciéndose en la reforma universitaria que le dio el vuelco a unas escuelas hasta entonces mantenidas dentro del rigor de un seminario eclesiástico […] La verdad es que, bailando, cantando y tirando serpentinas, vino a cumplirse la reforma radical de la universidad. (Arciniegas, 1996. Párr. 7)

El desfile se podía observar desde los balcones espléndidamente decorados, las personas podían desde allí arrojar claveles, serpentinas y confetis y mirar con detalle las carrozas y los disfraces. Las aceras se llenaban de espectadores de todas las escalas sociales; “el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha.” (Fiesta, Joan Manuel Serrat). Se movilizaban todos los carros de la capital, haciendo parte de carrosas o llevando afanosos espectadores. Las mujeres hacían su aparición vestidas de manolas o gitanas y los demás hacían parte de las comparsas y carrosas. Los carros y comparsas más representativos fueron galardonados y reseñados en los más importantes diarios. El carro de los “Caballeros Templarios”, el “Trasteo de un rico”, la comparsa de los “Reyes y los caballeros de la Baraja”, “Los Highlanders Escoceses”, el “Nido de los Búhos”, “los Caballeros del Ku-klux-Klan”; “Los


Revista Contestarte Árabes”; “Los gitanos”; “Mosqueteros”, entre otras tantas, fueron consideradas las mejores representaciones artísticas. La representación de la famosa “loca Margarita”, habitante de la calle de la ciudad de Bogotá recordada por su espíritu liberal y su clara aversión a los godos, fue también notablemente resaltada. El espíritu del carnaval estudiantil, y sus elementos simbólicos, fue resumido en las estrofas de El himno del estudiante con letra de Jaime Robledo y música de la señorita H.L. Uribe, publicado en 1924 en el periódico El mundo al día, para inaugurar su página musical:

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y muy distantes del bien y del mal, brotara en medio de entre las flores la flor burlesca del Carnaval.

Los estudiantes que habían cambiado sus libros y cuadernos por el antifaz y los disfraces, finalmente, levantan al Pericles carnaval para celebrar su muerte, robo o fusilamiento y realizar su entierro. El gran muñeco de algodón, guardado todos los años frente a la Facultad de Medicina, en la Plaza de los Mártires, “sirvió para darle un vuelco no sólo a la vida estudiantil sino a todos los antecedentes del vivir bogotano, que hasta entonces había sido triste y penumbroso” (Arciniegas, 1996. Párr. 5); representaba

llega el presagio del Carnaval.

el inicio de la fiesta y su homenaje funerario, entre los lloriqueos de las viudas y berridos de dolor, simbolizaba la finalización del carnaval. Así pues, los “[…] sollozos fueron apagándose y,

Las chicas, que antes eran esquivas,

ya sobre sus pasos por la ciudad que había sido dó-

Pues nuestros [sic] no eran ni capa ni frac,

cil esclava de su comedia, Pericles Carnaval pudo

entre nuestras redes quedan cautivas,

morir tranquilo, dejando sólo una huella de pétalos

de nuestra flema de Bergerac.

mustios como recuerdo de su reinado”(Arciniegas,

Lejos de libros y profesores, mucho más lejos del bien y del mal, entre sonrisas mujeres y flores,

En nuestro empeño sólo admitimos el magisterio de Omar Kayam que, en una copa, sapiencia y vino, supo, felices, involucrar.

Fotografia: Carnaval Estudiantil 1997. Archivo de Diana Molina

Y así entre corte de luz y amores

1996. Párr. 10). En una ciudad tan fría como Bogotá se logró mantener vivo este fenómeno festivo desde 1921 hasta la primavera de 1934. “Bogotá se colocó de un golpe a la cabeza del país, al


La reinvención del carnaval

Profesora Beatriz Mena, Directora de Bienestar, Facultad de Medicina

iniciar los carnavales, con una esplendidez que difícilmente será superada” (El tiempo. La coronación de Helena I, martes 23 de septiembre, 1924); se desmintió que el carácter de sus pobladores es retraído y triste, pues el fervor de la fiesta se percibía desde antes de la mitad del año y hasta después de finalizados los fastos. Durante el año se recogían fondos para financiar la Fiesta del Estudiante y Carnaval estudiantil, que congregaba no sólo a miembros de la Universidad Nacional, sino también a estudiantes de la Universidad Libre y la Universidad Externado de Colombia, a través de verdaderas obras de teatro que caricaturizaban la realidad, presentaban una respuesta crítica a los acontecimientos de la época, un rechazo a la hegemonía conservadora y daban vida a cosas que no podían decirse de otra manera.

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Sin embargo, aunque parecía que la fiesta se encontraba en todo su esplendor, el carnaval comienza a decaer. Ya desde 1926 la crisis económica que golpeaba a la ciudad había disminuido el número de asistentes de las altas clases sociales. En 1928 las críticas de los creyentes católicos y al mismo tiempo los proyectos presentados ante el Senado, en contra del carnaval y a favor del cierre de la Casa del Estudiante, fueron los grandes enemigos de la celebración, pero aún así no lograron suspenderlo. En este entonces los opositores alegaban que esta festividad era fuente de embrutecimiento por los altos consumos de alcohol y aludían especialmente al consumo de chicha. Lo que llevó a los organizadores y al estado a tomar medidas de cautela como hacer llamados de atención sobre el abuso de alcohol, promulgar la ley seca los días de los fastos y la prohibición total del consumo de chicha, lo cual tuvo impacto a nivel social y económico, con el crecimiento de las empresas cerveceras. Superados estos inconvenientes en el año 1930, fuertes disturbios, que dejaron un muerto y más de cincuenta heridos en el ingreso a la becerrada en el Circo de San Diego, llevaron a la suspensión de la celebración durante el año siguiente. Ya en 1924 un suceso del mismo tipo había detenido la fiesta por instantes: la


Revista Contestarte señorita Blanca Castro cayó de un balcón en la calle Real, en plena celebración, y murió casi instantáneamente (El tiempo. Tragedia en la Calle Real I, 22 de septiembre, 1924), sin embargo, en estos días a este suceso funesto se sumaba la crisis económica latente que obligaba a la austeridad del gasto en las familias y en el ámbito público. En 1932, vuelve a la escena el carnaval con más esplendor que nunca; si antes la celebración duraba tres días para esta fecha duraba diez días la actividad festiva. Pero esta celebración no duraría muchos años más. En 1934 el carnaval es suspendido completamente cuando la Federación de Estudiantes acepta su inminente escisión y la reina, como su representación femenina, se ve envuelta en sucesos que se alejan completamente de sus objetivos. La protesta de los trabajadores de la empresa cervecera “Germania”, cuyo interés era presentar la exigencia de transformación social, terminó con la renuncia de la reina de los estudiantes, pues, se dice que en vez de apoyar a los trabajadores que se encontraban en huelga en la cervecería Germania, Mariana Kohn Olaya, la hija del dueño de la empresa y reina estudiantil, es acusada de disolver la huelga al ingresar a la policía en su carro. Así, en medio de inconvenientes políticos y sociales, la Fiesta del Estudiante es desterrada del gris bogotano. Se acabó, el sol nos dice que llegó el final, por una noche se olvidó que cada uno es cada cual.

Revista Contestarte

se acabó la fiesta. Joan Manuel Serrat

El carnaval, en el marco de la celebración del Día del estudiante, se presentó, entonces, como vinculado al movimiento estudiantil. Además de música y disfraces constituyó un elemento de reflexión política y social. Por medio de la fiesta se logró la transformación de su entorno, la posibilidad de la cátedra libre y, finalmente, la llegada de la mujer a la academia a partir de su elección como reina y representante de la lucha estudiantil; la reivindicación de los derechos de los estudiantes y se presenta como un espacio de discusión en 1926 sobre la posibilidad de la construcción de una ciudad universitaria.

Carnaval estudiantil 1965

T

ermina la generación de las serpentinas, el confeti y el “Carnaval del barro”4 y en el año de 1962 se inicia una nueva era festiva; “la cumbiamba, la maizena, las reinas, las carrozas y el licor regresaron” (Quiroz, 2003: 146), esta vez bajo el marco de lo que se llamó Semana Universitaria. En 1965 la vieja cafetería central -en el Edificio “Francisco de Paula Santander”, donde ahora se encuentra la escuela de Diseño gráfico- , se convertía todos los sábados en una ostentosa discoteca debido a la presencia de famosas orquestas como Los Melódicos, Lucho Bermúdez, la Billo´s Caracas Boys, el Súper Combo de Emilio Villamizar, Alex Acosta, Pacho Galán, La Superbomba, Los Caribes del maestro Núñez, Los Corraleros de Majagual

Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle 4

Los carnavales de los años 20 y 30 tenían este otro apelativo,

dado que se celebraba en plena época de lluvias y entre calles sin pavimentar.


La reinvención del carnaval

y la orquesta bogotana de Martínez Polit (Cf. Quiroz, 2003: 146). Ese año, además de los preparativos de la Semana Universitaria, que se iniciaron con el comienzo de la actividad académica, apareció el estudiante de Derecho, Jaime Torres Joya: “El torero abogado”. Aunque nunca se le vio torear, como vestía siempre su traje de luces y espada, convenció al estudiantado de su capacidad de lidiar toros y pronto se esparció su fama de virtuoso de la tauromaquia en la Facultad de Derecho, en toda la universidad y, posteriormente, en la ciudad de Bogotá. En septiembre, como preámbulo del carnaval, “El torero Jaime” pidió la opción de demostrar sus dotes en la plaza de Santamaría y, cuando el rector José Félix Patiño autorizó la salida del toro, se escuchó un estridente grito “¡¡¡Derecho!!!”. Sin embargo, Jaime Torres, al final, no respondió a las expectativas “El animal escarbó, embistió y el torero, de entrada, se fue al suelo” (Quiroz, 2003: 289). Así pues, los estudiantes perdieron el entusiasmo con la faena del estudiante de Derecho, pero se demostró

27

aún más la diversidad del carnaval universitario, no sólo, por las carrozas y temas alusivos, sino, por los diferentes espacios alternativos a los que podían asistir. El 8 de octubre de 1965, el desfile de carrozas se inició. Una larga fila de todo tipo de carruajes salió por la calle 45, hasta la carrera séptima, con la intención de seguir hasta el centro de Bogotá. (Una vez más la Calle Real sería recorrida por carrozas, reinas y combates de maizena, en vez de claveles y serpentinas). Al terminar el desfile, se regresaría a la Ciudad Universitaria, habría bailes en diferentes facultades y finalizaría la competencia entre ellas; la única reina del carnaval sería elegida entre todas las concursantes, coronada en la cafetería central y se exaltaría el esplendor de la carroza de la Facultad de Artes, en cabeza del maestro Francisco Cardona5. 5

El profesor pensionado, en la entrevista realizada en julio del

año 2010 por Francisco Cardozo y Catalina Bohórquez, cuenta que se ganó $15.000 en este concurso y no recuerda con claridad si su estructura era un carro egipcio, griego o romano. Sin


Revista Contestarte El ejército y los estudiantes en el año 1965, por primera vez, marchaban unidos; enlazados por la misma profesión -estudiantes de ingeniería e ingenieros militares- recorrían, en los camiones y volquetas del Ejército, las calles de la ciudad. Durante horas y, a lo largo de muchas cuadras, hubo derroche de pólvora, harina, disfraces y orquestas. La carroza premiada del profesor Pacho Cardona apenas se encontraba cerca de la calle 45 con Caracas, mientras el resto de la caravana ya estaba frente del Museo Nacional. Recuerda con tristeza el Maestro Pacho Cardona cómo, para él, terminó esta fiesta casi antes de iniciarse; vio cómo las caras de alegría se transformaban en preocupación y llanto y pedían que se detuviera el jolgorio. A viva voz, entrecortada por la angustia, se decía que el estudiante de Ingeniería Mecánica: Orlando Castro Mahecha había caído de una volqueta del convoy militar y, desafortunadamente, había muerto arrollado por el pesado vehículo. “El silencio fue total y el desfile se cubrió de tristeza; los estudiantes regresaron por la misma ruta de su partida. Las carrozas se desmantelaron solas, la decoración se fue haciendo trizas” (Quiroz, 2003: 147). El regreso de los estudiantes a la ciudad universitaria, en medio de lloriqueos, luego del trágico suceso de 1965, representó lo que en los años 20 y 30 era el entierro del Pericles carnaval; simbolizaba la finalización de la fiesta y, en este caso más que eso: el destierro de estas festividades por muchos años, pues, en los siguientes septiembres la universidad se limitó a ofrecer una Semana Cultural, sin las expectativas de un regocijo multitudinario, que involucraba a la población bogotana. En 1986 durante la Semana Cultural, los estudiantes de Veterinaria y Zootecnia, armaron en la concha acústica una pista de madera con embargo, intentó esclarecerlo con un dibujo.

Revista Contestarte propiedades de distinguir con claridad el paso de valiosos caballos montados por chalanes muy bien pagos. Un señor de frondosa barriga sentado en el patio de Zootecnia y sosteniendo de las riendas a un caballo que se movía nervioso, daba órdenes a un palafrenero para que calmara al animal. El caballista era Fabio Ochoa, cuyos hijos se vieron involucrados en el narcotráfico. La concha acústica estaba repleta de estudiantes y valiosos animales y, además, del acondicionamiento de la pista para los caballos de paso, armaron graderías en madera para ver mejor el espectáculo y oír el paso rítmico de estos caballos. De un momento a otro empezó a oírse una gritería a lo lejos y un grupo grande de estudiantes se acercaron a la pista acústica gritando “fuera narcos de la Universidad Nacional”. De inmediato los guardaespaldas del caballista lo montaron en su Mercedes Benz y los caballos fueron llevados a los camiones. De nuevo lo que parecía una feria de pueblo, en una semana cultural, terminó en forma abrupta.

Fiesta estudiantil 1996-1997 ¡La alegría no es solo brasilera! Que Bogotá es Candela… ¡El carnaval ha muerto! ¡Viva el Carnaval! ¡Quien lo vive es quién lo goza! Y aquí no es la arenosa6 BANDO DEL CARNAVAL DE 1996

C

on el apoyo de Bienestar Universitario, el ICFES y el Instituto Distrital de Cultura y Turismo (IDCT), en los años 1996 y 1997, un nuevo intento de revivir el carnaval aparece Con expresiones culturales urbanas 6  Fragmento del Bando de 1996


La reinvención del carnaval contemporáneas, como el ska y el punk, actividades lúdicas; talleres alternativos a la fiesta como “Charlie y la chicha” (donde se hablaba de temas relacionados con el Carnaval, desde una perspectiva académica), y la participación de diferentes universidades de la ciudad (Universidad Antonio Nariño, Universidad Libre y la Universidad Externado de Colombia), se llevó a cabo una nueva fiesta estudiantil, con carrozas y comparsas que salen del campus universitario e inundan de entusiasmo la ciudad de Bogotá. Como siempre, la Universidad Nacional representa un reflejo de la sociedad colombiana y, en este caso, no fue la excepción. La fiesta fue una manifestación de la época que se estaba viviendo y de la transformación cultural; de las murgas y Los Melódicos se pasó a la inclusión de músicas contemporáneas, (la reconocida agrupación 1280 Almas y otras tantas, de renombre, accedieron a tocar en este evento). Igualmente, la junta del carnaval decidió que, a diferencia de los carnavales anteriores, no se incluirían concursos ni se otorgarían premios, para evitar las jerarquías y disputas. Los reinados tampoco fueron contemplados como un evento alternativo a la fiesta, pues eran considerados como explotación fatídica de la mujer.

La reinvención del carnaval: 2010 Ben ritornato, carnaval giocondo! Eccomitriato, maripliglio, mondo, la mascherabuggiarda! STTECHETL

D

espués de desaparecer el carnaval en 1934, por motivos políticos, de la tragedia de 1965 y disminuido el entusiasmo de los estudiantes en 1997, la fiesta resurge en el año

29

2010. A diferencia de años anteriores, esta vez la iniciativa fue de la Dirección de Bienestar, el ánimo era institucional y no de los estudiantes, lo que trajo a colación una serie de supuestos tales como: “hacer un carnaval desde la institución es matar el carnaval” y largas discusiones entre académicos sobre la posibilidad de la existencia de un carnaval en la universidad. Ya en los años 20 y 30, la fiesta había sido fuente de controversia, no en los pasillos precisamente, sino en importantes espacios como el Senado. Este año 2010, las discusiones no superaron los extramuros de la universidad y, al contrario, enriquecieron su desarrollo. En todas las épocas las discusiones abarcaban desde el punto de vista presupuestal, hasta el punto de vista de las dificultades para controlar una fiesta de esta magnitud. Ante todas las objeciones, se puede decir simplemente que la vida de un estudiante de algún modo es festiva, todos beben, bailan y se exceden; en un ambiente universitario el carnaval no es más que “un antídoto contra el aburrimiento” (Molina, 2006: 287), y éste se regula desde su interior. La aproximación al carnaval se encontraba cimentada sobre un componente académico y de investigación, se partió de un análisis de la imaginación carnavalesca universitaria; del pensamiento festivo desde la academia. Luego de la charla, Carnaval estudiantil de los años 20 en Colombia, día del estudiante, ofrecida por el profesor Marcos González Pérez, el 21 de septiembre de 2009, en el marco Diverculturas7, en la Semana Universitaria, el docente presentó el proyecto “Carnaval UN 2010 – Hacia la reinvención del carnaval universitario” el cual fue aprobado en el año 20108. 7

Evento organizado por el Programa Gestión de Proyectos,

con apoyo del Grupo Estudiantil Contestarte. 8  El término “reinvención” empleado en la formulación de


Revista Contestarte En marzo inician los procesos de organización del carnaval y, en conjunto, Bienestar Docente y Administrativo, el Área de Cultura y el Programa Gestión de Proyectos abrieron sus convocatorias para, desde lo institucional, avalar iniciativas de estudiantes, docentes y administrativos. Armados hasta los dientes de máscaras, música, vestidos de colores brillantes, danza y caricaturas vivientes, los administrativos, Grupos Culturales Institucionales y Grupos Estudiantiles de Trabajo y Administrativos, el 23 de septiembre, en plena Semana Universitaria, configuraron un nuevo escenario de la puesta en escena de lo social, lo político y lo económico. Se mantuvo el trasfondo académico con el ciclo de charlas Historias del carnaval en la Universidad Nacional de Colombia, con invitados como Ciro Quiroz, Diana Molina, Gabriel Restrepo y Marcos González, y se cerró el 21 de septiembre del 2010 con la presentación en vivo de la música del carnaval estudiantil de los años 20 y 30, cuya interpretación la realizaron

Revista Contestarte estudiantes y egresados de la Universidad Nacional, principalmente9. Se desarrollaron, paralelamente, una serie de talleres preparatorios de elaboración de máscaras, tocados, disfraces, maquillaje y la Apropiación orgánica del ritmo. Finalizados estos procesos cada facultad y dependencia pudo presentar su carroza o comparsa, muchas de ellas bajo la temática del Bicentenario, en un desfile que recorrió el anillo vial de la universidad. Se destacó la participación de la División de Registro con la impresión de miles de carnet que identificaban al revivido carnaval de la siguiente forma: Nombre: Carnaval, Apellido: Universitario, Carrera: Gozadera total. La Dirección académica, también hizo su aparición, con su comparsa “Loco política colombiana”, compuesta por una serie de muñecones de los personajes más populares en la política del país. Se destacó, entre los proyectos avalados por el Programa Gestión de Proyectos, la presencia de la “Carroza dental”, de la Facultad de Odontología, “La muerte del caído” y “Quítate la mascarita que te quiero conocer” de la Facultad de Artes; “Carnaval de Medicina” con una carroza alusiva a la famosa Ley 100 (polémica ley de salud); “Vuelos de Libertad” de intermitente, tomar como referencia viejas puestas en escena del carnaval y el componente de innovación presente en cada una de las épocas.

este proyecto es traído desde los análisis de Eric Hobsbawm

9

En el Banco de partituras de la Biblioteca Nacional el grupo

(1983) en su libro La invención de la tradición. En este intento

contestarte

poner en escena el carnaval estudiantil año tras año, se impone

de sus compositores y las faltantes se localizaron recorriendo

una conducta de repetición que es, de algún modo, ajena a la

las páginas del periódico Mundo al día desde 1927 hasta

cotidianidad, lo que corresponde a lo que este autor entiende

1934 buscando sábado tras sábado, en la página musical e

por “invención de una tradición”. Sin embargo, dado que en la

investigando la procedencia de cada una de estas. Nos complace

Universidad Nacional, como se vio en los apartados anteriores,

presentarles esta edición especial de la Revista Contestarte

existen unos antecedentes históricos de carnaval, se ha decidido

acompañada de el CD de la música del carnaval estudiantil de los

adoptar el término “reinvención”, para referirse a esta tradición

años 20 y 30. También se consultó el libro de Jaime Cortéz Polania

encontró varias partituras escritas de puño y letra


La reinvención del carnaval

la Facultad de Derecho, “La parodia del bicentenario” de la Facultad de Ciencias y “Explosión de carnaval, memoria y resistencia”, con sus muñecones gigantes que ahora adornan el Edificio Orlando Fals Borda. Fue evidente la participación del Área de Cultura desde los preparativos en la lectura del Bando -con la presencia de sus zanqueros- y en la puesta en escena del carnaval fue considerable la participación de las Danzas Folclóricas Colombianas, Afrocolombianas, Contemporáneas y Urbanas. Resonó en su presentación la música Folclórica Andina, Gaitas y tambores y Tuna Masculina. En este carnaval, como en el de 1996 y 1997, no hubo reinas oficialmente elegidas. El personaje femenino fue esta vez parte de la parodia de varias comparsas, entre ellas The ‘E’ Theater de la Facultad de Ciencias Humanas, con la aparición de Miss Traguitos, Miss Colombia, Miss Ley 100 y, desde la perspectiva histórica, la División de Archivo y Correspondencia “revivió” a las líderes estudiantiles de los años 20 y 30. También es importante destacar la aparición de personajes como “Los búhos” y “Los encapuchados”, que de algún modo se han convertido

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Revista Contestarte

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Las reinas del carnaval universitario: líderes estudiantiles Fernando Andrés Crispín Castellanos* andrescrspn@gmail.com

Musa, la máscara apresta, ensaya un aire jovial y goza y ríe en la fiesta del carnaval. Prosas Profanas. Canción de carnaval Rubén Darío

L

* Estudiante de V semestre de Psicología. Universidad Nacional de Colombia.

as reinas, en el carnaval estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia, constituían uno de los elementos simbólicos de mayor importancia. Al lado de la bandera, el Pericles y las carrozas, las soberanas jugaban un papel de embajadoras de los estudiantes ante el gobierno y otras estancias. A diferencia de los reinados de belleza actuales, en los que estamos acostumbrados a escuchar respuestas estereotipadas a las preguntas de rutina sobre la realidad del país, las reinas estudiantiles más que belleza tenían un perfil de líderes políticas, generadoras de cambio y mediadoras de espacios de discusión, en los que eran protagonistas por sus posturas críticas. En uno de estos espacios de debate se presentó uno de los primeros reconocimientos en el cual se proclamó abiertamente el papel político de una mujer en el ámbito estudiantil. Como nos relata el profesor Ciro Quiroz:


La reinvenci贸n del carnaval

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Revista Contestarte

Revista Contestarte

El 11 de junio de 1924, el segundo congreso estudiantil, reunido en Bogotá hizo alusión a las reinas, según la ponencia de los estudiantes Luis Ángel Arango, Guillermo Londoño, Jorge Soto del Corral y José Luis Trujillo, en donde se manifestó: “… debemos especial reconocimiento a doña Elvira Primera de Bogotá, doña Cecilia Primera de Popayán y doña Susana Primera de Tunja, cuyos logros políticos en las propuestas estudiantiles, sin su concurso no hubieran resultado eficaces”. (2003: 104)

El protagonismo de las mujeres en los carnavales de la Universidad Nacional como reinas, significó su primera aparición en la academia. Las costumbres de la época, apelando a la moral y a las tradiciones, limitaban a las mujeres a labores de crianza y del hogar. Sin embargo, hacia mediados de la década de los años veinte, algunas mujeres empiezan a participar en el ámbito académico universitario en el reinado estudiantil -también llamado torneo estudiantil-, en el marco de la Fiesta del Estudiante.

Cuadro de Votaciones 1924, tomado de Mundo al Dia

cultural y político, fundamental en el cambio que se estaba gestando en la época.

“[…]la entrada de la mujer a la fiesta acabó traduciéndose en la reforma universitaria que le dio el vuelco a unas escuelas hasta entonces mantenidas

Las reinas en los años 20 y 30 Tened miedo de aquellas que eclipsan, siendo feas, a las bellas.

dentro del rigor de un seminario eclesiástico […] La verdad es que, bailando, cantando y tirando serpentinas, vino a cumplirse la reforma radical de la

Ramón de Campoamor

universidad. A los dos años de establecida la fiesta del 21 de septiembre, Día de la Primavera, empezaron a abrirse las aulas para la mujer. Pero en el principio fue la serpentina...” (Arciniegas, 1996. Párr. 7)

El papel de ser representante de un grupo, supone la tarea de encarnar valores altruistas y culturales acordes con la identidad que representa. En este sentido las reinas estudiantiles, desde la tercera década del siglo XX, abogaban por los derechos de sus “súbditos”, los estudiantes; representaban un ente transformador

Aparición del torneo estudiantil y la elección de las soberanas

E

l reconocimiento y reglamentación del reinado estudiantil se realizó en el congreso de estudiantes. Ya se habían realizado dos Reinados Estudiantiles sin dicha reglamentación, sin embargo, el D. Robledo presentó en la sesión del 25 de septiembre de 1924 un proyecto reglamentario sobre la elección de las Reinas Estudiantiles y éste fue aprobado en primer debate.


La reinvención del carnaval

Fotografía: comparsa de la División de Archivo y Correspondencia.

El proceso de elección de las reinas empezaba con la nominación por parte de los estudiantes, quienes se reunían en sus facultades y seleccionaban a una representante. Era costumbre realizar recepciones en honor a las candidatas en las mismas facultades, que en ese entonces se encontraban en diferentes partes de la ciudad de Bogotá, donde no faltaba la cordialidad y las serpentinas, ni el baile por supuesto. Organizaban caminatas, como la que se realizó a las minas de Zipaquirá con la reina en ese momento la señorita Elvira Zea Hernández (Cf. Mundo al día, Septiembre de 1924), al igual que serenatas, becerradas y el tradicional desfile en carrozas, como muestra de apoyo a su candidata. Los aspectos principales que se tenían en cuenta cuando se escogían las reinas eran su cultura, su diplomacia y su liderazgo, a estos Tomas Rueda Vargas añade lo siguiente: “… no se reclutan en las estratos superiores de la sociedad…”. Sin embargo, según diferentes

35

fuentes, como el periódico Mundo al día y el libro Carnestolendas y carnavales en Santa fe y Bogotá, podemos afirmar que sí existían otros factores que afectaban la elección de las candidatas. Se daba lugar a la votación, días anteriores a la Fiesta del Estudiante. Para votar se debía pagar 5 centavos por boleto y esto implicaba un gran movimiento de recursos1. Una persona podía votar varias veces si tenía el dinero para comprar más boletos, de ahí que las ganadoras fueran de familias poderosas. Resonaban entre las candidatas apellidos como Samper, Vélez, Zea y otras tantas candidatas de familias pudientes y de influencia política. Se recibían todas las nominaciones que los estudiantes realizaban. Sin embargo, dado que permanecía latente la aristocracia en el 1

El número de votos en 1929 ascendió a 400.000, para un total

de $2.000.000 millones de pesos, lo que en esa época significaba una suma representativa


Revista Contestarte

Revista Contestarte

reinado, se presentaban constantes renuncias de las candidatas. Una de las candidaturas que más llamó la atención fue la de la Señorita Elena Ospina Vásquez, hija del presidente de la república Pedro Nel Ospina, quien fue elegida como reina en el año de 1924. Competía contra otras 46 candidatas, y dada la influencia de su padre, al final de reinado sólo quedaban 6 contendientes. Se sugiere que esas pocas candidatas se mantuvieron en el certamen seguramente por las presiones para darle legitimidad (Cf. González, 2005: 118). Se recuerda especialmente la curiosa renuncia de la candidata Isabel Murillo Escobar, hija del famoso compositor, Emilio Murillo, se encuentran sus palabras en el periódico Mundo al día:

tanto más cuanto yo los quiero mucho por que son muy amables y tan buenos, pero mi madre me hizo ver la necesidad de mi renuncia, pues yo no sirvo para reina, por que para ser reina de los estudiantes es necesario ser inteligente y bonita… y yo carezco de esas cualidades; en una palabra, renuncié por que no me creí capaz de ser reina de los estudiantes.

Otras reinas ni siquiera fundamentaban su renuncia, sólo argumentaban tener motivos personales, como la señorita Argaéz: “motivos ajenos a mi voluntad me privan del honor de aceptarla [refiriéndose a la candidatura] y junto con mi irrevocable renuncia les envío mis manifestaciones de eterna simpatía y amistad”. (Helena de Argaez. Bogotá Septiembre 6 de 1924). El escrutinio de la elección de la Reina de Mucha pena me daba a mi corresponder a los los Estudiantes se realizaba en la Casa del estuestudiantes que deseaban que yo fuera su reina, diante. En el periódico Mundo al día, se podía seguir de cerca el conteo diario de los votos. Las soberanas seleccionadas entre los años 1922 y 1934, en la Fiesta del estudiante se encuentran en el cuadro siguiente: Año

Nombre

Votos

Votos escrutados

1922

María Vega Jaramillo

1868

Sin datos

1923

Elvira Zea Hernández

9349

21678

1924

Elena Ospina Vásquez

7100

16617

1925

Emilia Nieto Ramos

45099

89253

1926

Emilia Álvarez Gutiérrez

38691

Sin datos

1927

Olga Noguera Dávila

72000

140662

1928

Beatriz Ucrós

Sin datos

1929

María Tereza Roldán

16968

400000

1930

Anita Sáenz

51588

66196

1931

No hubo carnaval

1932

Margot Manotas

256879

315211

1933

Mariana Kohn

153000

198107

1934

Mariana Kohn

Cuadro de las reinas. (González, 2005, p 116)

Reeligida La Reina de los Estudiantes XXXX tenía una be-

llísima fiesta en el teatro Faenza con motivo de su coronación y la acompañaba la reina


La reinvención del carnaval saliente. Éstas, acompañadas de sus Cortes de Honor, en medio de una lluvia de serpentinas y flores, celebraban sus logros como líderes estudiantiles. Se rendía un homenaje a todas las reinas al final de su mandato, y se recuerda especialmente a la señorita Elena Ospina Vázquez como la fundadora de la Casa del estudiante. Eran inolvidables los discursos de uno de los presidentes más representativos que ha tenido Colombia, Guillermo Valencia el llamado “Presidente Poeta”. Este presidente tenía gran simpatía por El reinado Estudiantil y la Fiesta del Estudiante; siempre se pronunciaba en varios de los eventos estudiantiles, por su admirable habilidad para el discurso. Era tanta la importancia de los reinados estudiantiles en estos primeros años que la ciudad se paralizaba. La reina, si bien duraba solo tres días, en los cuales podía realizar designios -reales órdenes- los cuales debían ser cumplidos al pie de la letra. Aprovechaba así ese tiempo para generar un cambio social y político: Nuestros reinados estudiantiles, que no son el efímero pasatiempo de unas horas de bullicio, sino algo como una institución permanente que va convirtiéndose en una necesidad imprescindible de la vida social; que ha prestado servicios desproporcionados con el corto tiempo de su existencia y con los recursos materiales que se han dispuesto […] (Rueda, 1963: 297).

Cuando el periodo de las reinas, durante el cual podían realizar designios, se terminaba, ellas no olvidaban su naturaleza política y tomaban un papel de figura pública, asistían a eventos públicos junto al presidente y se mantenían al tanto de los asuntos estudiantiles.

El último reinado

37

E

n 1934 el carnaval fue suspendido por decisión de la Federación de Estudiantes luego que la reina Mariana I, se viera involucrada en la disolución de la huelga de los trabajadores de la cervecería Germania, de la que su padre era dueño. Se supone que como reina su deber era abogar por los derechos de sus “súbditos” pero con sus acciones estaba haciendo precisamente todo lo contrario. Esto generó diversas reacciones políticas y cambió la percepción que tenían los estudiantes del carnaval y su reinado, ahora se pensaba que se había vuelto una fiesta de los de arriba. Luego de la suspensión del carnaval en 1934, se creyó desterrada la celebración, pero en el año1965 la llama de los estudiantes prendió el carnaval de la Universidad Nacional de nuevo. Cada facultad eligió su candidata: Esa vez compitieron Luz Stella Mosquera, de Derecho, la más política, encarnaba la izquierda, porque su hermano Pacho lideraba la ideología del compromiso, Blanca Mónica Pacheco, de Veterinaria; Paula Martínez, de Ciencias de la Educación; Aida Triana, de Sociología; Vilma Garrido de Agronomía; Viky Suárez, de Artes; Nubia Becerra, de Ciencias Naturales y Ofelia Gómez, de Enfermería. (Quiroz, 2003: 146) También resuenan los nombres de Clemencia Echeverry, reconocida artista plástica, y Carmen María Romero Isaza, actualmente la Secretaria de Sede, de la Universidad Nacional, en Bogotá. Los egresados, en los últimos años, de esta institución tienen en su diploma de grado la firma de esta representante de la belleza y el liderazgo femenino de la Universidad. En los carnavales de 1996 y 1997, en cambio, la presencia de los reinados fue nula. Se desterraron de la celebración las reinas, con el argumento de que eso significaba una burla a la mujer; la repetición de una tradición colonial fatídica de explotación femenina.


Revista Contestarte

Revista Contestarte

En el año 2010 reaparecen los carnavales y las reinas, esta vez no hubo reinado, ni elección de soberanas, ni votación pública, pero entre las comparsas y carrozas se podía observar una que otra “reina”. Aparecieron personajes femeninos que tenían un tinte político

bastante ácido; reinas satíricas de los elementos representativos de la cultura colombiana como Miss Traguitos, Salud, Medio Ambiente, Meritocracia, Moda, La pelona, Rebusque, Justicia y Corrupción y la División de Archivo y Correspondencia, en un intento de recuperar

la historia, en un carro antiguo presentó a las que vendrían siendo las reinas de la Fiesta del Estudiante de los años 20 y 30. Así pues, se pudo observar a la reina de Farmacia, Odontología y la reina de Filosofía y Letras, entre otras tantas representantes de varias facultades y de los trabajadores de la Universidad Nacional.

Referencias González Pérez, M. (2005). Carnestolendas y Carnavales en Santa Fe y Bogotá. Bogotá: Intercultura. Quiroz Otero, C. (2003). La Universidad Nacional de Colombia en sus pasillos. Bogotá: Universidad


La reinvención del carnaval

La música del carnaval estudiantil de los años 20 y 30 Alejandra Guarín Téllez*

L

* Estudiante del departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Correo: aguarint@unal.edu.co

39

os carnavales universitarios durante las décadas de los años 20 y 30 fueron un grandioso acontecimiento que no sólo involucró a la comunidad estudiantil, sino que movilizaba a la ciudad de Bogotá en torno a las celebraciones típicas del mes de septiembre. Parte importante del carnaval fue la elección de la s reinas, quienes eran escogidas por los estudiantes para que los representaran. Las afortunadas se convertían en el centro de atención haciéndose acreedoras de numerosos homenajes. Uno de los más llamativos y simpáticos homenajes consistían en convertirse en la inspiración de compositores profesionales y aficionados colombianos, quienes escribían sentidas piezas musicales, aires típicos de la época, las cuales llevaban con frecuencia los nombres de las soberanas. Otras composiciones no se dedicaron explícitamente a las beldades, pero aludían directamente al carnaval,


Revista Contestarte y se enmarcaban en el ambiente de celebración de esta festividad.

El contexto histórico y social

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l período en el cual se desarrollaron los primeros carnavales estudiantiles, entre 1922 y 1934, fue de grandes cambios para la política y la sociedad colombiana. A comienzos de los años 20 las contiendas políticas bipartidistas habían logrado apaciguarse, con la participación de los liberales en el Congreso y otras ins-

tituciones estatales, cobijados por gobiernos conservadores, dentro de una hegemonía que conocería su fin en 1930, con la victoria electoral de Enrique Olaya Herrera (Abel, 1996: 46). En el campo económico, las exportaciones tuvieron éxito y en un claro intento de integrar la economía nacional dentro de los flujos mundiales se desarrollaron de manera acelerada los transportes. Así, los ferrocarriles iniciaron su desarrollo, se implementó el uso, lento pero inexorable, de automóviles, se construyeron carreteras y se dieron los primeros vuelos de avión (Abel, 1996: 47). El carnaval estudiantil logró enmarcarse en un ambiente de amplio apoyo popular, pese a las diversas polémicas que encontró la idea de realizar este tipo de festividad en una ciudad como Bogotá, que no tenía una tradición de celebraciones multitudinarias. Las boletas se agotaban con prontitud, y a pesar de las restricciones buena parte de la ciudad se avocaba

Revista Contestarte a la fiesta (González Pérez, 2005: 128 - 129). Con el tiempo, sin embargo, surgieron graves tensiones de tipo social, y el carnaval fue considerado como una celebración elitista, a cuyo lado pasaban los pobres sin involucrarse. Estos problemas, aunados a coyunturas políticas específicas, precipitaron el fin del carnaval estudiantil (González Pérez, 2005: 139 - 140). La sociedad colombiana asistía a esta transformación vertiginosa del país, que se traducía en su modernización y el conocimiento de las nuevas tecnologías. Es en este contexto que

surge el periódico Mundo al Día, verdadero referente de los adelantos que estaban teniendo lugar en el mundo y que causaban furor por doquier. Las composiciones referentes al carnaval fueron publicadas en este diario, junto a muchas otras que conformaron la Colección Mundo al día, verdadero testimonio de una era en la historia musical colombiana. Este informativo constituyó en su tiempo una verdadera innovación a la hora de hacer prensa. En sus páginas era posible hallar diversas secciones, dedicadas a numerosos temas de actualidad, y en general a los acontecimientos más recientes. Las partituras publicadas en el periódico evidencian, ante todo, un alto interés por promover una manifestación musical que pudiera defenderse como nacional (Cortés Polanía, 2004: 36).

El contexto estético y las


La reinvención del carnaval

composiciones del carnaval a música colombiana de la primera mitad del siglo XX se hallaba fuertemente impregnada por tendencias estéticas nacionalistas. Los estilos personales de los autores se caracterizaban, entonces, por una limitación en sus composiciones, excesivamente tradicionales y repetitivas. Las piezas que los artistas colombianos producían estaban marcadas por el romanticismo y constituían melodías sencillas pero hermosas, que aludían sobre todo a los afectos y a los sentimientos (Duque,

de ese año y ‘‘El himno del estudiante’’, también alusivas a las fiestas estudiantiles. Para 1926, las partituras publicadas empezaron a responder a otros criterios de publicación, puesto que se puso de relieve su valor estético e importancia artística, y se prestó mayor atención al trabajo editorial de las piezas. Bajo estas nuevas directrices se publicaron diecinueve piezas alusivas a las reinas del carnaval o a las festividades del mismo (Cortés Polanía, 2004, pág. 37). Los ritmos en los que se hallaban com-

s.d.:32). Este nacionalismo hizo que creciera, además, la separación entre lo tradicional y lo académico, y que se abusara de la adaptación de los ritmos populares colombianos a los instrumentos y las formas musicales europeas. De cualquier modo se seguía haciendo uso de los instrumentos tradicionales (la bandola, el tiple y la guitarra) y las asociaciones como la estudiantina y la banda (Duque, s.d., pág. 32). La primera partitura que se publicó completa en el informativo fue, precisamente, ‘‘El himno del Carnaval’’, obra de la señorita H. L. Uribe, una de las once mujeres que hallaron espacio dentro de la publicación (Cortés Polanía, 2004: 83). La partitura acompañaba, en este caso, la información sobre las actividades del carnaval de 1924. En 1925 se publicarían las piezas ‘‘Emilia I’’, dedicada a la señorita Emilia Nieto de Ramos, reina del carnaval estudiantil

puestas las piezas eran aquellos aires foráneos en boga durante la época (el tango, la milonga, el rag – time, el two - step) y otros que de mucho tiempo atrás hacían carrera en la música colombiana, como el pasillo, en distintas variaciones. Parece risible que se incluyeran ritmos de inspiración norteamericana y argentina en una colección que buscaba mostrar y proteger la denominada música nacional, pero lo cierto es que el tango, por una parte, gozaba de gran popularidad entre el público y los músicos, haciéndolo frecuentemente parte de sus repertorios durante los años 20, por lo cual fue aceptado sin problema dentro de la selección. Los aires norteamericanos de inspiración negra, por otra parte, se opusieron de cierto modo a los ritmos tradicionales, y se asociaron a nuevas formas de vida y a los nuevos adelantos de esta época. A pesar de generar alguna

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controversia, debido a lo atrevido de sus movimientos, las nuevas tonadas lograron también imponerse en todas las esferas sociales (Cortés Polanía, 2004: 140). Las composiciones relacionadas con el carnaval que se lograron hallar en el periódico son las siguientes: 1. “Himno del Carnaval” -H. L Uribe y Jaime Robledo, Septiembre de 1924 2.“Emilia I” -Alberto Collins, Tango, Septiembre de 1925 3.“Emilia II” -Alberto Urdaneta, Marcha triunfal, Julio de 1926) 4.“Olga I” -Francisco Cristancho, Tango - milonga, Marzo de 1928 5.“Reina Mora” -Alberto Urdaneta, Danza para piano, Junio de 1928 6.“Beatriz” -Gustavo Acosta, Tango para piano, Junio de 1928 7. “Himno a la bandera” -Alejandro Wills y Diego Uribe, Agosto de 1928 8.“Inesita” -Jerónimo Velasco, Pasillo para piano, Septiembre de 1928 9.“Su Majestad” -Lucho Bermúdez, Pasillo para piano, Enero de 1929 10.“Teresita” -Fortunato Beleño, Pasillo sentimental para piano. Abril de 1929 11.“Loco Carnaval” -Guillermo Quevedo, Pasillo fiesterito y de bola a bola, Julio de 1929 12.“‘Inspiración” -Carlos Escamilla, Pasillo para piano, Septiembre de 1929 13.“Ofrenda Real” -Rafael Vélez, Two-step para canto y piano, Septiembre de 1929 14.“‘Cecilia” -Juan Salas, Rag-time para piano, Septiembre de 1929 15.“Maria Teresa I” -Marcel DaCapo, Carnavalesca para piano, Octubre de 1929 16. “María Teresa” -Benjamín Romero Santos, Danza - tango para piano, Noviembre de 1929 17.“Carnavalesco” -Emiliano Gonzalez, Pasillo colombiano, Julio de 1930 18.“Olga Cecilia” -Humberto Gomez, Pasillo colombiano, Noviembre de 1930 19.“Teresita” -Luis A. Calvo, valse para piano, Abril de 1931 La música del Carnaval no se limitó, en modo alguno, a estas pocas composiciones. A los festejos en las calles los acompañaban las murgas, que interpretaban los ritmos que se hallaran en boga, como los pasillos, las marchas, los foxes y los bambucos. A las reinas, además, se les homenajeaba con sentidas serenatas (González Pérez, 2005:123 - 124).

Los músicos y compositores

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ntre los compositores de las piezas es posible hallar algunas de las figuras más reconocidas dentro del ámbito musical y cultural colombiano, como Luis A. Calvo, Jerónimo

Velasco, Guillermo Quevedo y Lucho Bermúdez. Jaime Cortes Polanía, en su libro La música nacional en la colección Mundo al Día es quien ha estudiado de manera más profunda a los autores, y de su obra tomamos algunos apartes de la siguiente información. Guillermo Quevedo actuó como director de la página musical del periódico Mundo al Día, e impulsó diferentes actividades musicales en varias ciudades del país. A pesar de no contar con una formación estrictamente profesional en el campo de la música, gozaba de una gran reputación entre sus contemporáneos (Cortés Polanía, 2004: 87). Luis A. Calvo disfrutó y disfruta aún de un lugar destacado dentro de la música nacional, gracias a su capacidad de trabajo y la calidad de sus obras. A pesar de haber enfrentado duros contratiempos durante su vida, expresó a


La reinvención del carnaval través de su música un gran talento, logrando componer una amplia variedad de piezas de corte sencillo y romántico (Cortés Polanía, 2004: 90). Jerónimo Velasco, por su parte, destacó en diversos campos del quehacer musical: composición, arreglos, interpretación de instrumentos y la dirección de conjuntos. Ejerció también como maestro en el Conservatorio Nacional (Cortés Polanía, 2004, pág. 90), y se hizo partícipe del fenómeno de las estudiantinas, mode-

partituras musicales publicadas en la colección (Cortés Polanía, 2004: 102). De Juan Salas y Fortunato Beleño se conoce su procedencia (Santa Marta y Magangue, respectivamente) y se presume su relación con la música costeña y la tradición de bandas que allí se conocía (Cortés Polanía, 2004:105). Carlos Escamilla (apodado El Ciego) disfrutó de algún reconocimiento como compositor de aires colombianos, aunque no contaba con grandes conocimientos musicales ni formación de

lo que se había nacionalizado para comienzos del siglo XX, a la cabeza de la estudiantina Ecos de Colombia (Marulanda Morales, 1990:533). Mantuvo también estrechas relaciones con algunos de los músicos más preeminentes de su época, y creó junto con Emilio Murillo el grupo Arpa Nacional, donde se destacaron Arturo Patiño, Alejandro Wills y Gregorio Silva, entre otros ( Marulanda Morales, 1990: 623). Alberto Urdaneta colaboró intensamente con Mundo al Día y se interesó firmemente por crear una tradición nacional, opuesta a los divertimentos provenientes del exterior (Cortés Polanía, 2004, pág. 93). Víctor Rosales, en su artículo titulado La música en Colombia y sus cultivadores reconoce mérito a ambos como importantes compositores de valses, marchas, guabinas, canciones, pasos, etc. (Bermúdez Cujar, 2001: 116 - 117). Rafael Vélez hizo parte del conjunto musical del Café América, que tocó varias de las

ningún tipo (Bermúdez Cujar, 2001: 105). Alejandro Wills, ya mencionado, formó un afamado dueto junto con Alberto Escobar, dedicado a la interpretación de diversas piezas de compositores colombianos ( Marulanda Morales, 1990: 530). Lucho Bermúdez goza de algún reconocimiento incluso entre las generaciones más jóvenes, pues se le considera como un referente indiscutible de la música tropical y bailable en nuestro país. Sus composiciones auguraron un cambio en la cultura nacional: los aires costeños salían de su región para contagiar a todo el país con su frescura y rítmica pegajosa (Marulanda Morales, 1990:424). Francisco Cristancho se destacó como violinista en el Conservatorio Nacional y participó en conjuntos musicales que se dedicaban a amenizar reuniones y convites (Cortés Polanía, 2004:101). Muchos de los músicos que compusieron piezas en honor a las reinas y al carnaval no

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Revista Contestarte conocieron fama en su momento ni legaron su nombre a la posteridad. El periódico creía sinceramente en la necesidad de abrirles espacio a todos los artistas colombianos, pues la producción musical no debía considerarse privilegio de unos pocos. Fue así que muchos de los compositores no resultan ser sino aficionados, de los que sería casi imposible hallar alguna información: H. L de Uribe, Alberto Collins, Gustavo Acosta, Benjamín Romero, Humberto Gómez, Milciades Tapias y Marcel DaCapo (seudónimo)

(Cortés Polanía, 2004, págs. 110 - 111).

La creación del CD

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l grupo estudiantil Contestarte, apoyado por la Dirección de Bienestar de la Facultad de Ciencias Humanas y la Facultad de Artes, de la Universidad Nacional de Colombia, se propuso rescatar algunas de las canciones que se compusieron en honor del carnaval y las reinas, y por tal motivo se planteó la creación de un CD que contiene diez de las composiciones halladas junto a dos composiciones originales, propuestas para el Carnaval Universitario del año 2010. También se realizó el 21 de septiembre, en la Capilla de la Universidad un concierto en el que se presentó en vivo esta música. El proceso que precedió la grabación de las canciones estuvo compuesto por tres fases. En primer lugar, se procedió a seleccionar y analizar las canciones y todos sus elementos. Algunas de las piezas merecieron particular atención a los arreglistas e intérpretes. Carnavalesco, compuesta por Emiliano González en 1930 pareció interesante debido a su estructura atípica y las innovaciones que presenta. El Himno del Carnaval llamó la atención dado que su música fue compuesta por la Señorita H.L Uribe, en una época en la que la mujer no tenía una especial participación. En cuanto a la existencia de ritmos musicales foráneos ( fox-trot,

Revista Contestarte la milonga, tango-danza, el rag – time, el two – step, etc.) al lado de aires típicos colombianos, la entendieron como una situación completamente natural, teniendo en cuenta la época y la gran popularidad con la que debían contar las nuevas músicas. Los músicos coincidieron en que las partituras denotan poca elaboración de las melodías, las cuales parecen responder a encargos apresurados que debían ser publicados en el periódico sin mayor dilación. Los nombres de los compositores les resultaron en su mayoría desconocidos, cosa comprensible cuando se sabe que la mayoría de ellos no eran músicos de carrera ni profesión, sino simples aficionados con algún interés en el arte. La segunda fase del proceso correspondió a la realización de los arreglos pertinentes a las composiciones seleccionadas y su adaptación a otros formatos, puesto que todas las canciones se encontraban compuestas para piano. Las obras Ofrenda Real y el Himno del Carnaval mantuvieron su estructura musical, para ser interpretadas tal cual como fueron publicadas en el periódico Mundo al día. En cambio, las canciones Cecilia, Beatriz y Loco Carnaval fueron arregladas para ser interpretadas por el cuarteto de guitarras Síntomas. Los responsables de los arreglos de estas tres obras fueron Andrés Acosta y Hernán Lozano, ambos estudiantes de Música Instrumental de la Universidad Nacional de Colombia y miembros de dicha agrupación musical. Estos dos estudiantes manifestaron que estos eran los primeros arreglos de música colombiana que lograban tocar, es decir, que no se quedaban en la partitura sin ser escuchados por un público, lo cual constituyó para ellos una gran ganancia. Los arreglos de las obras Carnavalesco y Olga I fueron realizados por Yimy Robles también estudiante de Música Instrumental de la Universidad Nacional de Colombia y ganador en una ocasión del


La reinvención del carnaval “Concurso de composición Contestarte” (2009) con la obra Tan, Ticutam. El arreglo de la obra Inspiración fue realizado por Gabriela Aedo, quien afirmó que éste era el primer arreglo realizado en su vida (Contestarte espera que sea el primero de muchos). Y, finalmente, el arreglo de las obras Inesita y María Teresa fue realizado por el maestro William Henao, egresado de música de la Universidad Pedagógica Nacional. En esta etapa también se realizó la composición de las obras Pasillo Fiestero y Otro, dedicadas al Carnaval 2010. Nuevamente el nombre del estudiante Yimy Robles aparece en la escena con la composición de estas dos obras en un tiempo récord. Yimy es y será un gran compositor y arreglista, puesto que es evidente su compromiso con la música y con este proyecto de recuperación de la historia musical de Colombia. Finalmente, se programaron los ensayos para el montaje de las obras. Los participantes de esta grabación fueron cuatro grupos musicales y un solista de guitarra. La agrupación conformada por Edna Carolina Arenas

(soprano)1 y José David Acosta (piano) interpretó las canciones compuestas para piano y voz. Cesar Suárez Díaz, estudiante de Música Instrumental y solista de guitarra interpretó la obra Carnavalesco. El dueto Cuerda y madera, conformado por Melissa Artunduaga Portilla (Oboe) y Gabriela Aedo Holguín (Guitarra) interpretó Olga I y la composición original Otro. El cuarteto de guitarras Síntomas, conformado por Hernán Lozano Jaramillo, Diego Polo Camacho, Andrés Acosta Cabrera y Luis Enrique Lanza Botia interpretó las obras Cecilia, Beatriz y Loco Carnaval. El Único trío, de gran reconocimiento a nivel nacional, conformado por docentes y egresados de la Universidad Pedagógica y Distrital: Laura Bohórquez Mendoza

1

En el concierto en vivo, cantó Lidia Consuelo López,

estudiante de la maestría en Musicoterapia, Universidad Nacional de Colombia, y mejor Solista y Gran Premio “Mono Núñez” Vocal (2006).

(Bandola), William Henao (Guitarra), Oscar Santafé (Tiple)2 interpretó las obras Inesita, María Teresa y Pasillo Fiestero. La interpretación de estas obras la podrán disfrutar todos aquellos que tengan acceso al CD que acompaña a esta publicación y que orgullosamente presentamos a ustedes.

Bibliografía Bermúdez Cujar, E. (2001). Musicología en Colombia : una introducción. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Cortés Polanía, J. (2004). La música nacional y popular colombiana en “La colección Mundo al día”:

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El maestro es reconocido en la actualidad como uno de los mejores tiplistas de Colombia,

ganador de la distinción a mejor tiple en el “Mono Nuñez”, el festival más importante de música andina colombiana.

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Cesar Suárez Díaz

José David Acosta


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Cuarteto Síntomas

Cuerda y madera

Único trío

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Yimy Manuel Robles Páez Sus estudios musicales comienzan en la academia Luis A. Calvo de Bogotá, donde estudia guitarra durante varios años con el maestro Gentil montaña . Por otro lado estudia composición y orquestación con los maestros Gustavo Parra y Jaime Torres Donneis. Actualmente adelanta estudios musicales en el Conservatorio de música de la Universidad Nacional y es profesor de la Academia Luis. A Calvo y de la Escuela de Audio y Sonido Fernando Sor.


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