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EL CORTO CIRCUITO

EN LOS INCENDIOS

El papel preponderante que juega la energía eléctrica en la cotidianeidad de nuestras vidas, es razón suficiente para poner foco en su desempeño y evitar que su mal uso e instalación provoquen incendios.

POR: ENRIQUE RODRÍGUEZ NOLASCO

DDe manera reiterada, se ha dado la primacía a la instalación eléctrica, particularmente al “corto circuito”, como causa de incendios. Ciertamente, estos tienen participación en el total de eventos ocurridos, pero los análisis recientes del Consejo Nacional de Protección Contra Incendios (CONAPCI) y del Comité Nacional Permanente de Peritos en Prevención e Investigación de Incendios (CONAPPII) del CIME, muestra que la instalación eléctrica tiene una participación menor del 15% en el número total de incendios urbanos.

Entonces, si no es el principal origen de incendio, ¿debemos dejar de prestar atención a la instalación eléctrica?

Desde luego que no. Aunque su participación en número de eventos no ocupa la primera posición, de acuerdo con la información estadística disponible; en el impacto económico, por el daño que causa a las instalaciones y efectos colaterales que genera, sí es la más relevante, con una participación superior al 50%. Esto se debe a que cuando hay un problema con la instalación eléctrica en áreas comerciales o industriales la cantidad de material combustible es mucho mayor que en una unidad habitacional, así como la cantidad de equipos y accesorios que se requieren de este servicio, trabajando en muchas ocasiones de forma ininterrumpida, con mayor exposición a riesgo, que se torna permanente, brindando relevancia al impacto.

Parece contradictorio lo anterior, ya que las instalaciones comerciales e industriales requieren obligatoriamente una autorización de cumplimiento de normas muy estrictas en temas de seguridad (que incluye la instalación eléctrica), programas de mantenimiento y verificación. Entonces, ¿es un problema de normatividad, reglamentación o del usuario?

La respuesta, basada en la experiencia y el análisis de los peritajes, es por falta de conciencia del usuario sobre el riesgo y peligro al que está expuesto por no tener instalaciones eléctricas seguras.

En la instalación original, cuyo diseño es realizado por un especialista en la materia, se establecen criterios y normatividad en la

Los propietarios o usuarios deben apoyarse en especialistas eléctricos o de seguridad para tomar las medidas preventivas necesarias y no esperar a que algo dañino suceda para corregir.

construcción, su uso y mantenimiento. Esta información es usada para tramitación de licencias y permisos, que no siempre se aplican, ya que normalmente la construcción se deja en manos de un contratista que no necesariamente coloca los insumos con la especificación establecida, aplicando un erróneo sentido de ahorro. Aunque debiera haber una supervisión permanente del avance y cumplimiento de especificaciones de la instalación, esto tampoco siempre se cumple, con otro concepto de ahorro mal aplicado.

Una vez que la instalación inicia su operación, es frecuente que las necesidades del día a día requieran modificaciones al sistema eléctrico, como puede ser una mayor cantidad de tomas de corriente (comúnmente definidos como contactos), colocar contactos múltiples que sean alimentación de una toma de corriente individual, cambio en las características (incluyendo capacidad) de los equipos o sistema de consumo, que no necesariamente se aplican con la revisión conjunta y adecuación del sistema eléctrico. Lo peor, es que en ocasiones, para solucionar la necesidad, se hacen instalaciones provisionales y fuera de norma técnica, que se convierten en definitivas.

Otro aspecto, no menos relevante, es que consideramos las instalaciones eléctricas eternas. Dependiendo de las especificaciones de diseño, uso, mantenimiento y ubicación, el cableado eléctrico y los sistemas de seguridad, tienen una vida útil total de 15 a 25 años. Rara vez, pero muy rara, las instalaciones son renovadas para mantener su condición segura, y las fallas pueden derivarse por la culminación de su vida útil, los elementos o componentes de los aislamientos, se degradan y exponen, sin protección alguna para usuarios en la energía eléctrica con la que trabajan. Es increíble que se le dé más importancia a los aspectos estéticos de las instalaciones que a los de seguridad.

Aunque hemos mencionado los temas como parte de las instalaciones comerciales e industriales por su mayor impacto en caso de un evento, todos y cada uno de ellos aplica para los casos habitacionales.

Si las instalaciones eléctricas se construyen conforme a lo que dicta el diseñador, se mantienen y operan dentro de los limites establecidos por el diseño; si las modificaciones que requieran el día a día se hacen con la revisión, y en su caso, adecuación del sistema y se renuevan conforme el uso lo demande, los incendios por causa de la instalación eléctrica y por lo tanto, corto circuito, serán mínimos.

Para este fin, los propietarios o usuarios deben apoyarse en especialistas eléctricos o de seguridad para tomar las medidas preventivas necesarias y no esperar a que algo dañino suceda para corregir, si es que esto no es catastrófico. Siempre es más económico prevenir que reconstruir, y sobre todo, salvar vidas invaluables, no esperemos a que le suceda a una persona cercana.

La energía eléctrica es primordial para nuestra vida diaria, entonces démosle la importancia que se merece, para que disfrutemos de su aplicación y permanezcamos tranquilos, sabiendo que por este tema, nuestras vidas y bienes están seguros. Confirmemos, con esta forma de actuar, que podemos vivir en ambientes seguros, evitando incendios por corto circuito.

Si las instalaciones eléctricas se construyen conforme a lo que dicta el diseñador, y se mantienen y operan dentro de los límites establecidos por el diseño, los incendios por causa de la instalación eléctrica, o corto circuito, serán mínimos.

Director general de Grupo Adypro. Perito valuador y de prevención. Miembro del Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas.

Afectaciones ambientales y de salud a causa de INCENDIO

POR: JUSTO ADÁMEZ

CEO en Ashes Fire L Proteger las actividades de nuestros clientes, con especial atención a la protección del medio ambiente gracias a las soluciones utilizadas en nuestros diseños, debe ser una prioridad para cualquier consultoría e ingeniería contra incendios. La sostenibilidad hace referencia al uso consciente y proactivo de métodos que no dañan a las personas, al planeta o a los beneficios, dejando también un impacto positivo. Se identifica con aquellos caminos de progreso que satisfacen las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones.

Fundamentos de la sostenibilidad

Dicho concepto se basa en el principio de consumo responsable, que significa, darle la importancia a evitar el desencadenamiento del siniestro contaminante, desde a elección de soluciones sostenibles que se basen en el cumplimiento de objetivos de protección, que dañen en el menor grado posible el medio ambiente. Esto se consigue con el entendimiento del riesgo a proteger, realizando una ingeniería a la medida, la elección eficiente de las soluciones y con el empleo de las tecnologías de protección adecuadas.

Los efectos del incendio

Los efectos sobre el entorno engloban El efecto del humo y su dispersión en la atmósfera. La radiación térmica emitida por las llamas.

Todo incendio afecta a las personas, la propiedad y el medio ambiente. En algunos casos, las pérdidas resultantes son extraordinarias, causando cientos de muertes,

daños generalizados a la propiedad, el paro total de actividades industriales e impactos significativos en el medio ambiente. Más a menudo, los incendios pueden causar una única víctima o afectar a una parte limitada de la actividad, aunque los efectos siguen siendo muy significativos para los afectados y conjuntamente son importantes.

Cuando se queman los materiales en un incendio se desprenden partículas y gases que vemos en forma de humo y que resultan tóxicos para nuestro organismo y el medio ambiente. Las partículas de humo incluyen sustancias y ácidos muy peligrosos y corrosivos.

Ocasionalmente los humos arrastran partículas en combustión que, además, pueden tener el efecto de propagar el incendio en numerosos entornos, especialmente industriales y logísticos.

Los efectos sobre la salud

Este efecto es consecuencia de que los compuestos derivados de la combustión se incorporan a nuestro organismo por cualquier vía, ya sea cutánea, conjuntival o respiratoria.

Un incendio afecta principalmente al sistema respiratorio, en segundo lugar, a las partes superficiales del cuerpo, principalmente los ojos.

Las partículas pequeñas son capaces de llegar a lugares más profundos del aparato respiratorio y ahí producir alteraciones de mayor consideración, e incluso inducir procesos de tipo asmático. Estas partículas pasan libremente por las membranas de las células del tejido adiposo, donde se almacenan y donde pueden permanecer por largo tiempo. Las partículas de mayor diámetro quedan atrapadas en el material mucoso del aparato respiratorio, inducen el reflejo de tos y se eliminan con cierta facilidad.

La inhalación de gases calientes que provoca la conflagración tiene también ciertos efectos perjudiciales en el cuerpo humano, que pueden producir úlceras en las vías respiratorias y dilataciones alveolares irrecuperables.

El efecto irritante del humo en los ojos, obliga a cerrarlos por acto reflejo, impidiendo el abandono de la zona afectada, limitando en gran medida la evacuación de las personas de las áreas afectadas. El humo produce irritación e inflamación de las conjuntivas, lo que común mente conocemos como conjuntivitis tóxica, que pueda causar hasta úlceras córneas y con esto disminuir su visión de manera severa. Como contexto y ventana hacia lo que sucede apuntaré el siguiente dato, más de dos tercios de las muertes por incendios se deben a lesiones por inhalación.

Impacto ambiental

Las principales causas de la contaminación del aire están relacionadas con la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas). La combustión de estas materias primas se produce principalmente en los procesos ligados a la actividad industrial y al transporte por carretera, pero también, aunque con menor grado de incidencia y no por ello despreciable, se produce a causa de los incendios.

Desde la perspectiva de impacto ambiental y por las características de los humos, los incendios “no forestales” tienen efectos altamente contaminantes sobre el medio ambiente, derivado principalmente de: Contaminación del aire. Contaminación del agua. Agotamiento de la capa de ozono = Calentamiento global.

Más de dos tercios de las muertes por incendios se deben a lesiones por inhalación.

Contaminación del aire

Se denomina contaminación del aire a cualquier situación en la que una sustancia que sea introducida por acción humana en la atmósfera genere un impacto perjudicial, tanto para el medio ambiente en general como para la salud de las personas. Entre todas estas sustancias, quizá la más conocida es el dióxido de carbono, que es el que se produce tras la quema de combustibles fósiles y desechos sólidos, pero sustancias contaminantes derivadas de un incendio también son el monóxido de carbono, el dióxido de azufre, el metano, el monóxido de nitrógeno, el clorofluorocarbono (CFC) y similares. El ácido de azufre es especialmente contaminante al ser el responsable directo de las nubes tóxicas. Es sabido que el dióxido de carbono (CO2) es uno de los principales responsables del cambio climático. Otras sustancias de las que se habla poco, pero son igual de dañinas son los CFC y los gases HFC o hidrofluorocarbonos, que son un tipo de gases fluorados con efecto invernadero.

La disparidad de materiales y sustancias químicas presentes en las industrias es enorme. En caso de incendio, la diversidad hace que la cantidad de contaminantes y partículas de ceniza y humo sea de relevante consideración, cuando además pueden transportar productos químicos nocivos hasta decenas de kilómetros, impedir la respiración en regiones próximas y obligar a la evacuación de las zonas aledañas.

Contaminación del agua

La forma habitual de combatir los incendios industriales con el uso de grandes cantidades de agua o espumógenos puede contaminar el agua. En las industrias encontramos entornos llenos de productos electrónicos, productos químicos industriales, baterías, pinturas y plásticos, por citar algunos. Sus cenizas y escombros son finalmente transportados a desagües y mayoritariamente acaban en los ríos. Las cenizas disminuyen el oxígeno del agua y contribuyen al crecimiento de cianobacterias. Cuando la ceniza, mayormente carbono orgánico, llega al agua, es biodegradada por bacterias en el agua, que en el proceso consumen el oxígeno disuelto, dificultando la sobrevivencia de la fauna piscícola que requiere niveles altos de oxígeno disuelto en el agua.

Así mismo, el exceso de este sedimento en el agua daña las tuberías y, si llega a las plantas potabilizadoras, también tiene un efecto negativo en estas instalaciones al colmatar los filtros.

Calentamiento global

El papel del ozono es el de filtrar aproximadamente el 99% de las radiaciones ultravioleta que nos llegan del sol. La mayor parte del ozono se encuentra en lo que se conoce como baja atmósfera, entre los 30 y los 20 km de altura, llamado comúnmente capa de ozono.

Cuando decimos que esta capa se agota, nos referimos al adelgazamiento de la misma como resultado de la acción de los compuestos llamados h o l o c a r b o n o s , clorofluorocarbonos o CFC.

Además de las reacciones naturales, hay otras en las que intervienen compuestos que contribuyen a la a la destrucción del ozono. Aquí es donde aparecen los compuestos CFC. Estas son moléculas sintetizadas, muy poco activas químicamente, y que, en ese sentido, cuentan con un tiempo muy largo de permanencia en la atmósfera (de 100 a 200 años).

Cuando una molécula de CFC llega a la estratosfera se puede disociar por radiación ultravioleta, liberando átomos de cloro que reaccionan con el ozono contribuyendo a la destrucción del mismo. En esta reacción catalítica queda libre un átomo de cloro, por lo que la acción destructora se multiplica. Además del cloro hay otros átomos o iones que producen el mismo efecto destructivo.

¿Dónde se producen los gases CFC y HFC en relación con los incendios? Los encontramos en las industrias, en sus sistemas de refrigeración, embalajes, espumas aislantes, pinturas, disolventes, liberándose en grandes cantidades cuando se queman.

También nos encontramos con el hecho de que en muchas industrias y construcciones aún se mantienen como sistemas de extinción automáticos, antiguos sistemas basados en gases HFC: FM-200 (HFC-227) y FE-13 (HFC-23) como más comunes. Son agentes de extinción gaseosos con un potencial de calentamiento global mucho más elevado que CO2 y regulados por el Protocolo de Kioto sobre gases de efecto invernadero. Hoy en día, deberían ser remplazados por alguno de los sistemas actuales o soluciones técnicas alternativas de eficacia contrastada.

El enfoque principal para evitar el impacto de los incendios en el medio ambiente debería ser la prevención, centrada en evitar que se desarrollen.

Plan de acción global

El enfoque principal para evitar el impacto de los incendios en el medio ambiente debería ser la prevención, centrada en evitar que se desarrollen. De tal manera que, mientras más gastemos en prevención, menos necesitaremos gastar en la gestión posterior al desastre.

No solo se trata de ocuparse de las nuevas construcciones, también es necesario adecuar las industrias y construcciones existentes a la realidad de sus riesgos actuales, haciéndolas más resistentes ante un incendio. Ello requiere la voluntad de sus titulares, a efecto de protegerlas siguiendo criterios lógicos, que den ventaja a la propia industria y al medio ambiente al mismo tiempo.

Con el fin de apoyar este proceso, han surgido recientemente plataformas como PLAN SAVE 360, que proporciona modelos e instrumentos de financiación innovadores, basados en fórmulas de renting, que permite a las industrias abordar de manera inmediata el desarrollo de medidas eficaces y eficientes para evitar los daños propios y al medio ambiente.

Por las características de los humos, los incendios “no forestales” tienen efectos altamente contaminantes sobre el medio ambiente.

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