Ocupaciones hospitalarias
Año 6 No 36
MAYO - JUNIO 2021
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EDITORIAL Ocupaciones para el cuidado de la salud, el reto que debemos afrontar Más allá de abordar un tópico en tendencia, o sumarnos al contexto actual, reconocemos la transversalidad de nuestro sector y entendemos que acompaña a todas las industrias, sectores y ámbitos de la sociedad, pues representa parte de su seguridad en una interacción humana permanente. Atender los espacios que se dedican al cuidado de la salud, en materia de protección contra incendio, es un doble acto de salvaguarda, ya que se protege a los que en su actividad mantienen la vida, y se hacen seguras las ocupaciones en las que laboran. Es necesario insistir en ello, porque las escenas de terror están presentes y son muy cercanas: año 2019, Hospital Badin en Río de Janeiro, el fuego comenzó en la sala de generadores, murieron 23 pacientes; octubre del año 2020, Hospital Federal de Bonsucesso en Río de Janeiro, murió una mujer de 42 años y tuvieron que trasladar a 200 pacientes; enero del 2021, en Toluca México, el Hospital Adolfo López Mateos presenta un incendio menor a causa de un corto circuito, se tuvo que desalojar por unas horas; mientras que en Santiago de Chile, también en enero del 2021, Hospital San Borja, hubo que trasladar a 350 pacientes, 28 con COVID-19 y ocho de ellos entubados por esa causa.
Ocupaciones hospitalarias
Ahora bien, para México, en materia de continuidad de negocio, se vuelve un tema toral derivado del impacto económico que tiene el sector hospitalario en el país. Aquí el contexto más amplio, el sistema hospitalario está integrado por 4,229 establecimientos, de los cuales 2,855 no son gubernamentales (incluye hospitales privados, universitarios, de la sociedad civil y algunos administrados por órdenes religiosas), de acuerdo con el INEGI. Esto representa un total de 133 mil camas hospitalarias; en donde trabajan 90 mil médicos, y con una generación de 600 mil empleos en todo el sistema. Este sector representa el 1.16% del PIB nacional. Tenemos pues, una edición en la que tratamos la protección contra incendio de una ocupación compleja, que requiere una estrategia integral de diseño con una lógica 360º. Para ello, hemos juntado la pluma de expertos en México y Latinoamérica, que nos ponen en contexto técnico y desarrollan el entramado de las soluciones. Bienvenidos una vez más, a este particular mundo de Revista Contra Incendio.
¡Promoviendo la Cultura de la Prevención! Los editores Revista Contraincendio Comentarios: lectores@revistacontraincendio.com
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Revista Contraincendio
Mayo - Junio 2021
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CONTENIDO
DIRECTORA GENERAL Y EDITOR RESPONSABLE
Ronit M. González Pérez direccion@revistacontraincendio.com
6 ACTUALIDAD
Se vislumbra una nueva cultura
EDITOR DE CONTENIDO
Roberto Zaldivar Sacramento robertozaldivar@revistacontraincendio.com ARTE Y DISEÑO
Lorena Alvarado Hurtado COLABORADORES
Aurea Gutiérrez Baez Sandra Ariane Rojas Ramírez Jorge Yáñez Juárez Juan Antonio Olivari Woodman Justo Adámez Marcial Salaverry R. Raúl Duarte Urruchi
CONSEJO EDITORIAL
David Morales Reinosa Presidente del CONAPCI Juan José Camacho Gómez Presidente de AMRACI
10 COMUNIDAD
GIRD, un cambio de paradigma
Francisco Guzmán Hernández VENTAS Y PUBLICIDAD
Gerardo González P. Tel. 01 55 78.27.37.37 / 01 55 55.75.47.94
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14 EN VOZ DEL EXPERTO PERÚ Hospitales en Perú, entre crisis sanitaria y riesgos de incendio
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Revista Contraincendio es una publicación bimestral, fecha de Revista Contraincendio es una publicación bimestral, fecha de impresión mayo-junio 2021, editada por Ronit Marielisa González Pérez como editor responsable, producida por el Centro de Desarrollo Profesional ACTIVA, S.C., con número de Certificado (en trámite) de Reserva de Derecho al Uso Exclusivo del Título que expide el Instituto de Derechos de Autor, número de certificado 17334 de Licitud de Título y Contenido, WTC, Montecito Nº 38, piso 28 oficina 16, col. Nápoles, alcaldía Benito Juárez, C.P. 03810, ciudad de México, impresa por Preprensa Digital en Caravaggio N° 30, Mixcoac, ciudad de México, C.P. 03910 Alcaldía Benito Juárez. Autorización SEPOMEX PPO9-02037 “Revista Contraincendio” es Marca Registrada. Hecho en México.
20 EN VOZ DEL EXPERTO CHILE
Compartimentación, esencial para ocupaciones hospitalarias seguras
34 ALTAVOZ
Protección contra incendios, ¿de qué sirve?
42 COLABORACIÓN ESPECIAL
Prevención para asegurar la vida
24 PORTADA
Hospitales, un complejo análisis integral
48 SABÍAS QUE
Monumento a la prevención
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ACTUALIDAD
Se vislumbra una
nueva cultura POR: REDACCIÓN
Conformar una prevención de incendios participativa y consciente en todos los niveles de la sociedad, es el ideal apuntalado por una conmemoración anual, generadora de sensibilidad, visibilidad y acciones coordinadas.
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Entrando en un camino de no retorno, la problemática de los incendios en México se visibilizará como nunca antes, permitiendo mejores condiciones para el sector y garantizando la vida de las personas. Dicha visibilidad, ha comenzado a gestarse con la voluntad del diputado César Agustín Hernández Pérez, integrante del grupo parlamentario de Morena en la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión, que ha sometido
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a consideración de la honorable asamblea, la iniciativa con proyecto de Decreto por el que se declara el día 5 de junio como el “Día Nacional de la Prevención de Incendios”, ello con fundamento en lo dispuesto en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 6, numeral 1, fracción I; 76, numeral 1, fracción II; 77, numeral 1, y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados. Motivos, sobran La sociedad mexicana se ha transformado de múltiples maneras a lo largo de los años, en la búsqueda de mejores condiciones de vida para todos los que la integran; en ese proceso, hemos sido testigos de cambios muy particulares, por ejemplo, en la cultura de movilidad, o la conciencia vial, incluso, hemos gestado cambios políticos, que transforman la manera en que concebimos y actuamos ante determinadas prácticas. Pero justo, este proceso de movimiento o cambio, es constante, no se detiene y debe impactar otros rubros, generando mejores condiciones de vida para la población. Por ello, es lamentable que pese a las experiencias vividas con incendios como el de la discoteca Lobohombo, ocurrido el 20 de octubre del año 2000, donde 22 seres humanos perdieron la vida y 40 personas quedaron heridas; o el sucedido en el Centro de Cuidado Infantil de la Guardería ABC en Hermosillo, en donde murieron 49 niños; tampoco han generado acción contundente los incendios en mercados como el de la merced en Ciudad de México, sucedido el pasado 24 de diciembre de 2019, o los ocurridos en asilos, hospitales, centros de entretenimiento, por citar algunos. En dichas conflagraciones se pone en riesgo principalmente la vida, pero también el patrimonio, la seguridad y salud de las personas, es penoso que a pesar de los distintos impactos que estos ocasionan, aún sigamos con la deuda de no tomar verdadera conciencia de la enorme brecha que existe en materia de prevención y protección de incendios urbanos. Es cierto que los avances en el Sistema Nacional de Protección Civil para salvaguardar la vida, integridad y salud de la población, así como de sus bienes, la infraestructura, la planta productiva y el medio ambiente, ante fenómenos naturales, han dado frutos, sin embargo,
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hemos dejado de lado los fenómenos antropogénicos (ocasionados por el hombre) como son los incendios. Estos, a diferencia de los sismos y huracanes, se presentan como eventos aislados, pero con mayor frecuencia, poco se sabe de ellos porque no tienen un impacto mediático tan grande, situación que deriva en una atención no prioritaria, ya que las numerosas quemas que ocurren en fábricas, centros comerciales, tiendas departamentales, mercados, escuelas y en el hogar, entre otros, no son contabilizadas, a menos que tengan un impacto mediático. Ante ello, surge la necesidad de establecer políticas públicas para su prevención y actuación; y para ello, es ineludible comprender y visibilizar los distintos impactos que tienen en la salud, economía, medio ambiente y continuidad de operaciones. Se dice que, “9 de cada 10 incendios en el país son causados por humanos”, lo cual, nos pone ante un área de oportunidad para incrementar una cultura de prevención y de la difusión de tecnologías que pueden minimizar las pérdidas de vidas humanas y bienes materiales, ya que, sí estas se pusieran en práctica y se difundieran, los daños por incendios podrían ser mínimos e incluso, evitarse.
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El 5 de junio, como “Día Nacional de la Prevención de Incendios”, es la iniciativa que busca incentivar las condiciones necesarias para que no existan más pérdidas de vidas inocentes. De tal manera que, fortalecer la prevención contribuye a la reducción de riesgos, a cuidar el patrimonio, a salvar vidas y abona a los principios fundamentales como salud, seguridad y bienestar de la sociedad.
Respecto de los sitios donde ocurren: 1.1 por ciento en escuelas, 1.4 por ciento en oficinas, 11.2 por ciento sucede en lugares baldíos, 8.3 por ciento son en basureros/rellenos sanitarios, 2.3 por ciento se registra en hospitales/clínicas, 17.6 por ciento en comercios, 12.2 por ciento ocurre en bodegas, 21.7 por ciento en viviendas y el 24. 2 por ciento no se sabe. El fuego en el mundo
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En cuanto a los datos duros, en México, desafortunadamente la información, a veces, no es registrada a nivel nacional, pero tomando algunos datos tanto de Bomberos, municipios que lo reportan e información disponible en el INEGI, en los últimos 10 años han fallecido diez mil personas a causa de incendios urbanos, las personas adultas mayores y los niños son los grupos más vulnerables. En los últimos 4 años se han registrado más de 95 mil incendios, casi 260 al día, con una pérdida aproximada de mil millones de pesos al año, sin embargo, esto habría que multiplicarlo por tres, ya que, sus impactos por lo que se deja de producir y suministrar hace que este número sea mayor. El 72.24 por ciento de las causas de los incendios urbanos es desconocido, 11.4 por ciento por falla eléctrica, 5.8 por ciento son producidos por gas LP, 1.6 por ciento son producidos por grasa en cocina, 3.0 por ciento es intencional, 1.4 por ciento son producidas por sustancias químicas y 4.4 por ciento pertenecen a otras.
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En el mundo, los incendios han aumentado descomunalmente causando daños irreparables, tanto en vidas humanas como en pérdidas materiales y medioambientales, especialmente en países de Latinoamérica. Los riesgos de fuego en lugares de concentración humana (escuelas, oficinas, centros comerciales, fábricas, mercados, entre otros) se ven agravados por la falta de una cultura de prevención y desconocimiento de tecnologías que pueden minimizar las pérdidas. En Estados Unidos, los incendios ocasionan cada año cerca de 6 mil muertes y más de un millón de lesiones que requieren atención médica. De estas lesiones, 90.000 fueron admisiones hospitalarias y 300.000, consultas a salas de urgencias. Las quemaduras fatales ocasionan una desproporcionada pérdida de años de vida/persona, comparadas con la mortalidad resultante de las enfermedades crónicas.
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ACTUALIDAD Un análisis de los datos de mortalidad anual del National Center of Health Statistics, NCHS (Centro Nacional de Estadísticas en Salud) muestra que, entre los grupos con las más altas tasas de muerte, se incluyen los adultos de 65 o más años y los niños de 5 años o menores. La mayoría de esas muertes ocurrió cuando se incendió una estructura. Un análisis similar de
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En los últimos 10 años han fallecido diez mil personas a causa de incendios urbanos, de acuerdo al INEGI.
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datos entre 1979 y 1985 indica que “la inhalación fue responsable de las dos terceras partes de las muertes y de un tercio de las quemaduras.” Estos datos, son solo una muestra, de la necesidad de establecer a la prevención de los incendios y sus factores asociados como una prioridad de salud pública. A nivel Latinoamericano, los incendios con más de 100 muertos, suceden con mayor frecuencia en los países donde no existe regulación por parte de los gobiernos. De hecho, 50 por ciento de estos incendios a nivel mundial desde 2000, han ocurrido en un país Latinoamericano, como el más reciente de la discoteca de Santa María en Brasil, donde perdieron la vida 231 personas y otras 112 resultaron heridos de distinta consideración. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalan que cada año mueren 265 mil personas por quemaduras, cifra que va en aumento. A esto, se suma la contaminación al medio ambiente, ocasionada por los gases tóxicos que se generan durante un incendio, en ciudades donde la calidad del aire se perfila entre regular y mala la mayor parte del tiempo. Un México sin víctimas de fuego Frente a dicho contexto se presenta la iniciativa de establecer el 5 de junio como el “Día Nacional de la Prevención de Incendios”, medida que nos recuerde la importancia de sensibilizar, concientizar y fomentar una verdadera cultura de su prevención y autocuidado, e impulsar la generación de una sociedad más resiliente,
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reduciendo la pérdida de vidas, el impacto social y económico que provocan estos fenómenos antropogénicos. El tema que se propone, tiene como precedente que, en nuestro país, desde 2014 se ha instaurado declarar el 11 de julio como el “Día Nacional del Combate de Incendios Forestales”, en memoria a los caídos, pero también en reconocimiento a los combatientes en activo y a los técnicos especializados en el manejo del fuego, que son de gran valía para la sociedad mexicana. No obstante, lo anterior, en nuestro país aún no existe un día que concientice sobre la importancia de prevenir los incendios, siendo este, el objetivo de la iniciativa. Por ello, esta conmemoración busca sensibilizar sobre la importancia de prevenir los incendios, unir voluntades para ser conscientes de los riesgos a los que nos enfrentamos en el umbral de una transformación de nuestras ciudades, en donde la seguridad humana debería ser uno de los factores primordiales, además de la continuidad de operaciones de los negocios. Esto mejora la calidad de vida, y al mismo tiempo, se ofrecen herramientas a la sociedad civil, que le permiten enfrentar situaciones de esta magnitud. Permite promover campañas de sensibilización, concientización y de auto cuidado, saber cómo actuar antes, durante y después de un incendio; promover el uso de tecnologías de detección, alarma, supresión y materiales retardantes al fuego; capacitación y certificación de personal médico en atención especializada del paciente quemado. Pero sobre todo, contribuye a la reducción de riesgos, a cuidar el patrimonio, a salvar vidas y abona a los principios fundamentales como salud, seguridad y bienestar de la sociedad. El 5 de junio, como “Día Nacional de la Prevención de Incendios”, es la iniciativa que busca incentivar las condiciones necesarias para que no existan más sucesos como el de la guardería ABC, no más pérdida de vidas inocentes. De tal manera que, fortalecer la prevención contribuye a la reducción de riesgos, a cuidar el patrimonio, a salvar vidas y abona a los principios fundamentales como salud, seguridad y bienestar de la sociedad. “Unidos por un México sin Víctimas de Fuego.”
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GIRD POR: REDACCIÓN
Generar acciones anticipadas, a los desastres inevitables que suceden ante el acontecer social, es ya, una necesidad de ajustarse a la tendencia global de trabajar mediante un Sistema de Gestión Integral del Riesgo de Desastres que conserve más vidas.
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Transformar la visibilidad, las condiciones y la realidad, respecto a la seguridad de las personas, en materia de protección contra incendio, implica transformaciones más profundas e integrales, por ejemplo, en México es necesario comenzar por un cambio de paradigma y pasar de protección civil a la gestión integral de riesgos.
Eficiencia y equidad: en el ámbito de la GIRD, debe prevalecer la igualdad en cuanto a condiciones de información, conocimiento, oportunidad y atención para toda la población. Debe, además, reconocerse que la vulnerabilidad no es homogénea. Por otra parte, este punto, implica la asignación de recursos a las entidades o grupos sociales expuestos al riesgo de desastres, en función de un riguroso conocimiento del mismo, que debería estar sustentado en los Atlas de Riesgos, y estos a su vez, estar integrados en una plataforma de Sistema de Información Geográfica que permita su constante actualización y el análisis dinámico de variables.
Es decir, de manera muy general, las acciones deben estar enfocadas en la acción anterior a los desastres. Trabajando con cada riesgo que la actividad humana, en sí misma genera, reduciendo el impacto de cualquier siniestro y agilizando la acción ante su presencia inevitable.
Integralidad: requiere la permanente retroalimentación del conocimiento sobre los diversos tipos de amenazas, los factores que generan vulnerabilidad y exposición, así como de las acciones necesarias para reducir la vulnerabilidad de las personas y bienes expuestos a un desastre, en el marco de un proceso integrado, que nos sume a todos, incluyendo programas de participación ciudadana.
Para ello, el Arq. Mariano Katase Ruíz, basado en la ponencia del Dr. Sergio Puente, denominada “Del concepto de gestión integral de riesgos a la política pública en protección civil, los desafíos de su implementación”, asegura que deben generarse políticas públicas fundamentadas en ejes normativos específicos de un Sistema de Gestión Integral del Riesgo de Desastres, basadas en principios de “eficiencia y equidad”, “integralidad”, “transversalidad”, “corresponsabilidad”, y “rendición de cuentas”. A las que Mariano Katase agrega la “gobernanza”. Y se explican a continuación.
Transversalidad: la política pública debe estar normada por una transversalidad intersectorial vinculante y entre los diferentes órdenes de gobierno. Ya que el Estado es el principal actor en la construcción social del riesgo de desastre, tiene la responsabilidad de coordinar de manera congruente la toma de decisiones en los diferentes órdenes de gobierno, intra e intersectorialmente.
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Corresponsabilidad: si bien, la responsabilidad de ofrecer seguridad a la población es tarea fundamental del gobierno. Todos y cada uno de los individuos tienen el derecho de conocer el riesgo al que están expuestos, por tanto, se debe brindar accesibilidad a la información que garantice el conocimiento sobre las dimensiones de riesgo en las que están inmersos, así como brindar las opciones e instrumentos para mitigarlo.
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Es precisamente, la apropiación y la práctica social del conocimiento en torno al riesgo, la antesala del principio de corresponsabilidad.
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Rendición de cuentas: la no observancia de la normatividad, o la observancia discrecional de la misma, es uno de los ingredientes fundamentales de la construcción social del riesgo de desastres, ya que opera en detrimento de la legitimidad política de un Estado de Derecho. Por ello, la rendición de cuentas a través de mecanismos como la transparencia y la fiscalización debe ser inexcusable.
Deben generarse políticas públicas fundamentadas en ejes normativos específicos de un Sistema de Gestión Integral del Riesgo de Desastres, basadas en principios de "eficiencia y equidad", "integralidad", "transversalidad", "corresponsabilidad", "rendición de cuentas" y "gobernanza".
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Gobernanza: vista como uno de los principios que establece el “Marco de Sendai”, es necesario contar con claros objetivos, planes, competencia, directrices y coordinación en los sectores y entre ellos, así como con la participación de los actores pertinentes. Por lo tanto, el fortalecimiento de la gobernanza del riesgo de desastres para la prevención, mitigación, preparación, respuesta, recuperación y rehabilitación, es necesario y fomenta la colaboración y las alianzas entre mecanismos e instituciones en la aplicación de los instrumentos pertinentes para la reducción del riesgo de desastres y el desarrollo sostenible. LOS FRENOS PARA EL DESARROLLO DE LA GIRD Según considera el Arq. Mariano, estas son “las piedras en el zapato” que han impedido el desarrollo de la gestión integral del riesgo de desastres en México. Falta de voluntad política. Nuestro sistema político se ha encargado de enraizar dicha frase como las ganas de un político de dar visto bueno, o no, a una determinada iniciativa, o hacernos creer que, quien ostenta el poder tiene voluntad absoluta sobre lo que se puede o no se puede hacer desde la función pública. Sin embargo, aunque dista mucho de
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lo propuesto por Rousseau, en nuestro país, es una realidad, y para un político que desde lo local administra un territorio con visión de corto plazo (tres años), trabajar en la gestión integral del riesgo no es políticamente rentable, ya que, son inversiones que no se ven y no venden su imagen, de tal modo que, apuesta a que en su período no suceda nada que la manche. Débil política pública institucional de transversalidad. Fundamentalmente en los organismos sectoriales centrados en la planeación y el ordenamiento territorial, la vivienda, infraestructura, el medio ambiente y el bienestar social que, al considerarse en la práctica ordinaria, ajenos a la materia, delegan consciente o inconscientemente el tema, al área de protección civil, por lo que se incrementan y aceleran las variables del riesgo relacionadas con exposición y vulnerabilidad, considerando a estas como condicionantes per se de la gestión integral del riesgo de desastres.
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Marco normativo nacional desarticulado. Independientemente de la falta de actualización de la Ley General, particularmente en las atribuciones y competencias de los tres órdenes de gobierno, las normas estatales y municipales no son armonizadas, por lo general, en una línea de tiempo, desarticuladas entre sí, incluso en muchos casos, bajo el injustificado, en esta materia, argumento de la autonomía municipal. Violenta pues, el principio de congruencia jurídica, vulnera la certeza jurídica, promueve la corrupción y discrecionalidad, desincentiva el cumplimiento y se convierte en un instrumento recaudatorio más que preventivo. Bajo perfil técnico y permanente rotación en los responsables locales. El proceso de certificación que establece la Ley General de Protección Civil para los responsables de protección civil en el país, se ve rebasado ante lo amplio del territorio, con sus 2467 municipios, que en teoría, debe tener igual número de titulares en la materia, pero la reducida capacidad humana, técnica y presupuestal del organismo regulador
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deja condiciones complejas para que suceda de esa manera. Podemos sumar a ello, la baja y en ocasiones nula preparación en gestión de riesgo del personal operativo, así como la permanente rotación de los mismos, por definiciones políticas irresponsables de sus titulares, bajo el argumento de la autonomía municipal y la facultad constitucional de nombrar discrecionalmente a los colaboradores de la administración pública. El camino y los retos En opinión de Mariano Katase, se debe reconocer la falta de visibilidad, implementando una estrategia de máxima publicidad al Programa Nacional de Protección Civil, para que funcione como eje rector de los programas estatales y municipales que evite una falta de dirección, coordinación y objetivos comunes. Desde su visión, el principal reto es que las dependencias integrantes del SINAPROC tengan la voluntad política y la capacidad para enfrentar los riesgos derivados del desarrollo, y particularmente, las causas subyacentes. Ante el contexto actual, es importante trabajar la gestión integral del riesgo de desastres con una política pública federal con enfoque de inclusión a las personas con discapacidad y perspectiva de género. Reforzar los trabajos para migrar de un SINAPROC de seguridad nacional con un cómodo enfoque de respuesta militar o de seguridad pública, a un enfoque más amplio de seguridad humana desde la perspectiva de los
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Derechos Humanos, tal como se establece en la resolución 66/290 de Naciones Unidas. Plantear o replantear esquemas y estrategias de acreditación de las instituciones de educación superior que ofertan estudios de protección civil o gestión integral de riesgos, para que sean actualizados y acordes a las tendencias internacionales; también un nuevo planteamiento e instrumentación en lo referente a la certificación de los funcionarios tomadores de decisiones y operativos del SINAPROC. También, es primordial tener en cuenta la visión del Dr. José Emilio Baró Suárez en su libro “Enfrentando los riesgos socio naturales” (2018), donde explica la necesidad de desarrollar capacidades individuales, comunitarias y organizativas locales, que establezcan pautas y regulaciones de actuación, toda vez que dispongan de mayores capacidades logísticas, técnicas, financieras y jurídicas para la gestión. Priorizar la gestión preventiva del riesgo local
de desastre fundamentalmente en la capacitación, formación y superación del personal operativo de protección civil, principalmente de los municipios, para que sea certificado de base y con garantías de continuidad de acuerdo a su desarrollo y desempeño. La Gestión Integral del Riesgo debe ser fortalecida asignando recursos a los municipios, no solo para elaborar su Atlas de Riesgo, sino también para su gestión y actualización permanente. Internalizar y financiar la gestión integral del riesgo en los Planes de Desarrollo Municipales y Programas de Ordenamiento Territorial mediante la instrumentación, gestión y articulación con los Atlas de Riesgos. Aumentar y consolidar la participación comunitaria en los Sistemas de Alerta Temprana, para los diferentes eventos geológicos e hidrometeorológicos más recurrentes. Además de, promover e incrementar localmente la penetración de los seguros para la recuperación de daños. En resumen, el verdadero reto es que ante la nueva realidad de la reducción de presupuestos en todos los niveles de gobierno, deben prevalecer las “3C”: continuidad, capacidad y creatividad; pero sobre todo la voluntad política, que ayude a todos los sectores y los entes involucrados en temas de seguridad humana, a consolidar andamiajes normativos y de actuación que garanticen la vida de las personas y la reposición acelerada de los daños en sus bienes.
EN VOZ DEL EXPERTO PERÚ
HOSPiTALES EN PERÚ ENTRE CRiSiS SANiTA TARiA Y RiESGOS DE iNCEN ENDiO
POR: RAÚL DUARTE URRUCHI
Los profesionales del sector hacen esfuerzos por brindar la mejor clasificación del riesgo y diseñar una estrategia de protección contra incendios a la medida para hospitales, pero en una ocupación en la que la premisa es la no evacuación, la labor de los especialistas es mucho más compleja.
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La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha mostrado de manera cruda y real lo poco preparados que estamos para enfrentar una crisis sanitaria de tal magnitud. Lo más complicado de esta situación, es que a pesar de los esfuerzos y estrategias para mitigar el impacto del virus, la luz al final del túnel no parece estar muy cerca, sobre todo en países como Perú. La capacidad hospitalaria está lejos de cubrir mínimamente la demanda, por tal motivo, mientras existe una constante lucha por conseguir atención médica, más personas se contagian, se enferman y fallecen. En este punto, nos damos cuenta del valor de la salud y la vida. A lo antes mencionado, se suma una problemática que no se encuentra en el radar de las autoridades, pero que representa un peligro latente, que ha incrementando durante los últimos años. Hablamos de los riegos de incendio en hospitales. Describo el panorama, en Perú, sus principales centros hospitalarios son edificaciones que datan de la década de los 50; construidas con base a una normativa promulgada en 1950, y que a la fecha, no ha sido cambiada en temas de protección contra incendios. A esto le agregamos que, la ingeniería de protección contra incendios en nuestro país, no existe. No contamos con competencia profesional, –no encontramos universidades o academias que la contemplen como carrera, especialización o posgrado– a diferencia de otros países en el mundo. La consecuencia es evidente y se refleja como una falta de entendimiento de la problemática. COMPLEJIDAD Y ESTRATEGIA Quizás no sea visible, pero la protección contra incendios en hospitales es bastante compleja, pues los riesgos se presentan en función de las personas que se encuentran dentro del establecimiento, en su mayoría, pacientes cuya movilidad se encuentra reducida, ya sea, por una condición médica, que los hace depender de equipos fijos para el soporte vital o que están bajo los efectos de sedantes. Estas situaciones hace que la evacuación no sea la mejor alternativa, pues atenta considerablemente contra la vida de estas personas vulnerables. En una exposición realizada por el Ing. Alfonso Panizo, reconocido experto en PCI y miembro de la SNPCI, sobre la protección contra incendios en hospitales, describe cuál es el problema en el país.
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“Cuando hablamos de estadísticas sobre incendios en hospitales, se muestra que han crecido poco los números, porque estos establecimientos tienen una serie de elementos que permiten detectar, controlar y contener un siniestro, en cualquier momento. En nuestra realidad, y en otros ámbitos, los sistemas no son eficientes porque aún tenemos en la cabeza que el extintor es la única solución para protegernos de un incendio”. Cuando se suscita un incendio van surgiendo una serie de elementos que te advierten la presencia de fuego, es ahí donde el sistema integral inicia el proceso: el humo activa los detectores y alarmas, procede la activación de los sistemas de extinción, las paredes contra incendios compartimentan el fuego y, en algunos casos, se utilizan sistemas de administración de humos para proteger las vías de evacuación. Esto es una estrategia y funciona, siempre y cuando, sea contemplada como un todo.
En caso contrario, es imposible hablar de soluciones eficaces, mucho menos en hospitales. SIEMPRE HAY NUEVOS RETOS Al inicio, mencionamos que los grandes hospitales en Perú son construcciones que datan de los años 50, y si bien, no han tenido cambios en su edificación, sí han ido implementando equipos acordes a los avances médicos y tecnológicos. Eso se cumple en cierta parte. Ahora bien, sin ánimos de ser pesimista; las camas, colchones, uso de gases medicinales, alcoholes, entre otros, son muy inflamables, lo que incrementa, altamente, los riesgos de incendio. Los incendios tienen una velocidad de crecimiento que está determinada por la cantidad de material inflamable. Entonces, la velocidad de un incendio dentro de una habitación de un hospital hace 70 años, era lento. Actualmente con la implementación de nuevos
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EN VOZ DEL EXPERTO PERÚ
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equipos y elementos propios de la modernidad, la velocidad ha incrementado un poco, sin embargo, si le colocamos una cuota de oxígeno, este crece aún más. Si lo miramos desde el actual contexto, el oxígeno representa salvar vidas, por ello, los hospitales están improvisando espacios para la atención de pacientes con demanda de este elemento, además, un gran número de personas están peleando por conseguirlo, y así, cuidar a sus parientes desde sus casas. Lo que no hemos contemplado es el riesgo, que hoy no solo se encuentra en los hospitales, sino que se ha trasladado a los hogares. ¿Es preocupante?, claro que sí, ¿sin embargo, alguien habla de esto, se han generado campañas de concientización, alguna autoridad se hace responsable? La respuesta resalta nuestro principal problema: la falta de una cultura de prevención y protección a la vida. EVACUAR, ¿CÓMO? Volviendo a los hospitales, la ingeniería de protección contra incendios tiene como fin principal desarrollar estrategias que permitan que las personas puedan evacuar oportunamente de un establecimiento en llamas, evitando la pérdida de vidas. Los profesionales e investigadores de este sector, viven haciendo cálculos para entender la velocidad de un incendio y lo contraponen con el tiempo requerido para la evacuación, sin embargo, esto no aplica en hospitales. Para entenderlo mejor, es necesario mirar un poco hacia adentro. Los centros hospitalarios albergan pacientes con distintos grados de dolencias que requieren diferentes tipos de atención; desde las más básicas, hasta las más largas y complejas intervenciones quirúrgicas. Entonces, encontraremos en un mismo lugar a personas totalmente conscientes y otras con anestesia general. En tal sentido, cómo hacemos para evacuar a todos, cómo le pedimos a un doctor que está en plena operación, que deje de intervenir para sacar
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En Perú, sus principales centros hospitalarios son edificaciones que datan de la década de los años 50; construidas con base a una normativa promulgada en 1950, y que a la fecha, no ha sido cambiada en temas de protección contra incendios.
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a su paciente. Debemos tener claro que los procedimientos médicos ameritan un tiempo y que esto hace la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso, los hospitales tiene un sistema totalmente diferente para evacuar, pero la norma en Perú no lo contempla.
Entonces, la pregunta que automáticamente se nos viene a la cabeza es: ¿Qué sistema debemos diseñar para garantizar que todos los pacientes puedan evacuar un hospital en caso de incendio? Nuevamente, tomaremos lo expuesto por el Ing. Panizo: “Los hospitales no se evacuan. Estos establecimientos no solo debe tener un complejo sistema de seguridad para que el incendio sea pequeño y evitar que los sistemas de gases medicinales contribuyan a su crecimiento, sino que, también deben garantizar la continuidad (…) El médico está operando, y si deja de hacerlo, mata al paciente, por lo tanto, la sala de cirugía debe ser un bunker contra incendio. El incendio puede producirse en las afueras, pero la sala de cirugía debe seguir operando”. Otro aspecto interesante que se menciona es que, toda la arquitectura de un hospital o clínica, debe enfocarse en la seguridad contra incendios. Lamentablemente, nos encontramos en una realidad donde la estética y lo artístico son más valorados que la seguridad, por eso vemos edificaciones que resaltan por sus acabados, pero que podrían catalogarse como un crimen, pues lejos de haber generado compartimentación y zonas seguras, han puesto todo en un mismo nivel, lo que es ineficiente, ya que al generarse humo en un punto, automáticamente, este se dispersa por todo el hospital. Lo rescatable es que los hospitales antiguos, en Perú, tienen el beneficio de contar con un diseño sectorizado y usar concreto y ladrillo. Lo preocupante, es que no están protegidos en materia de protección contra incendios, además, la normativa es desfasada y se contradice entre sectores, es
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EN VOZ DEL EXPERTO PERÚ
por ello, que los diseñadores no están alineados con los que revisan, porque ambos se basan en regulaciones que contemplan especificaciones diferentes. Por ello, la regulación debe tener como premisa que los ocupantes de hospitales, no están en condición de movilizarse, entonces, ellos no evacuan, se refugian. Por esa razón se debe contar con un sistema de protección contra incendios que garanticen que los hospitales son establecimientos seguros en donde se salvan vidas. Lamentablemente para lograr ese ideal y cambiar esta realidad hace falta conciencia y voluntad política, aunque por experiencia, sabemos que la vía para lograrlo es de terror. Las autoridades y la sociedad en general perciben el problema cuando se suscita una catástrofe de grandes proporciones que a su paso se lleva cuantiosas vidas. Realmente, no queremos que eso suceda, pero la suerte no siempre va a estar de nuestro lado. Por eso, debemos adelantarnos, y desde nuestro lugar trabajar para generar un cambio positivo en nuestro sector. Ante tal escenario, los gremios son iniciativas alentadoras de cara a un mejor futuro, pues a través de capacitaciones, intervención en la
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revisión de normativas y campañas de concientización, están trazando un camino hacia una sociedad más consciente, responsable y segura. El hecho de que existan ONG’s de protección contra incendios en casi todos los países de Latinoamérica, y que estos a su vez, conformen una gran organización, refleja la preocupación y necesidad de cambios a nivel regional. Esperamos, por el bien de todos, que se genere pronto.
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RAÚL DUARTE URRUCHI
La regulación debe tener como premisa que los ocupantes de hospitales, no están en la capacidad de movilizarse, entonces, ellos no evacuan, se refugian.
Presidente de la SNPCI de Perú. Gerente General de IDT
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EN VOZ DEL EXPERTO CHILE
COMPARTIMENTACIÓN
esencial para ocupaciones hospitalarias seguras POR: MARCIAL SALAVERRY R.
Configurar una estrategia de evacuación y compartimentación en edificaciones que se dedican al cuidado de la salud, es fundamental para garantizar una movilidad horizontal y vertical que salve la vida de las personas, mismas que en la mayoría de los casos, no abandonarán la ocupación.
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Hablar sobre una estrategia de protección contra incendio en ocupaciones hospitalarias, corresponde a una de las más complejas de abordar, ya que, garantizar la seguridad de vida de sus ocupantes, es un reto enmarcado por las siguientes razones:
Complejidad arquitectónica: es una característica general en edificios de gran superficie y altura, con recintos que incluyen, entre otros, zonas de libre circulación y de acceso restringido, zonas de servicios y otras de mayor peligrosidad, áreas de reunión de personas y otras destinadas a intervenciones, tratamiento y alojamiento de pacientes. Complejidad de los ocupantes: las edificaciones
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hospitalarias tienen, por definición, una gran variedad de ocupantes, incluyendo a pacientes incapaces de evacuar por medios propios, lo que demanda la incorporación de medidas de protección contra incendios específicas y singulares. Así, los proyectos hospitalarios requieren incorporar una estrategia de evacuación específica a sus riesgos y ocupantes, la que demanda, usualmente, una lógica de compartimentación interior más severa que en otras ocupaciones. Esta relación puede resumirse en la siguiente frase: “Dada una estrategia de evacuación necesaria, existe una lógica de compartimentación requerida”, misma que puede plantearse de modo inverso: “Dada una lógica de compartimentación, existen estrategias de evacuación que esta admite”. Si bien,
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la primera frase es en general el escenario de diseño habitual, la segunda tiene sentido cuando se aborda un edificio existente con una compartimentación ya definida. En los párrafos siguientes, se detallan las relaciones entre los procesos de evacuación admisibles y la compartimentación asociada, aplicada a destinos hospitalarios, incorporando progresivamente mayores niveles de compartimentación. Compartimentación de caja de escalera En edificios de pequeña envergadura o baja complejidad, como el caso de ocupaciones residenciales u oficinas de baja altura, el lugar de última seguridad o zona segura corresponde directamente a la vía pública. En un caso distinto, cuando debido a la altura de un edificio no es posible definir la vía pública como lugar de última seguridad, se utilizan las cajas de escaleras como zonas de seguridad por excelencia. Para definir estos espacios como seguros, se demanda su compartimentación resistente al fuego y, eventualmente, un sistema de control de humo, en función del código utilizado. Así, las distancias de recorrido a salidas, son en estos casos, medidas hasta el ingreso a dichas escaleras protegidas, por tratarse estas, de un lugar seguro. Bajo un escenario de compartimentación exclusiva de cajas de escalera, el único modo admisible de evacuación es un proceso masivo o simultáneo, dado que no existen otras zonas o recintos compartimentados que eviten que los ocupantes ubicados en pisos diferentes al de origen del incendio se vean afectados por sus efectos. Ahora bien, un modo de evacuación masivo requiere el cumplimiento simultáneo de lo siguiente:
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Que las vías de evacuación sean suficientes para el total de ocupantes del edificio. Que los ocupantes sean capaces de evacuar en vertical por las escaleras, ya sea de forma autovalente o asistida. Un proyecto de edificio hospitalario con gran carga de ocupantes no cumple estas condiciones. Es difícil que el diseño permita un sistema de escaleras con capacidad consistente con la población completa del edificio y buena parte de los ocupantes presenta dificultades para evacuar de modo expedito en vertical, a través de escaleras, incluso de forma asistida.
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Como complemento fundamental e insustituible de una estrategia de evacuación y compartimentación en edificios hospitalarios debe incluirse, según lo establecen la mayoría de los códigos de reconocimiento internacional, una protección con rociadores automáticos.
Compartimentación vertical (entre pisos)
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Resulta vital la incorporación de compartimentación vertical, esto permite limitar el tamaño máximo del incendio (un solo piso), al mismo tiempo que permite disminuir la cantidad de personas que demanda el uso de las escaleras. Esta medida posibilita definir y tratar cada piso como un compartimento de incendios independiente, así, los ocupantes de pisos distintos al de origen del incendio pueden esperar en su ubicación, sin verse afectados por el fuego o sus efectos, hasta que reciban la instrucción para evacuar. Este modo recibe el nombre de evacuación por fases y permite la evacuación selectiva por pisos, primero el del lugar de origen del incendio y progresivamente los restantes. Esta lógica de evacuación, que es posible gracias a la compartimentación vertical, permite un diseño menos exigente de escaleras, pues ya no precisan lidiar con la carga de ocupantes total del edificio, solo con la del piso más cargado. Compartimentación horizontal A pesar de las ventajas descritas, derivadas de implementar en un edificio una compartimentación tanto de cajas de escaleras como entre pisos, aún se requiere una evacuación total por piso. En un edificio hospitalario la evacuación total de un piso implica el traslado vertical de pacientes, lo que es sumamente complejo, dado que implica un proceso que debe ser asistido para alguna fracción de la población, con gran demanda de personal y de tiempo.
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EN VOZ DEL EXPERTO CHILE rociadores al comprometer simultáneamente áreas de pisos distintos. La propagación de un incendio de fachada es a través de dos mecanismos, estos, deben controlarse de forma simultánea:
La compartimentación horizontal permite dividir la planta de un edificio en dos o más compartimentos, generando diferentes zonas de refugio en planta, alcanzables sin necesidad de traslados verticales. De esta forma, se posibilita establecer una lógica de evacuación horizontal progresiva, permitiendo que los pacientes ubicados en el compartimento de origen del incendio puedan ser evacuados a un compartimento vecino, donde no están expuestos a sus efectos, y desde este a otro, si la emergencia así lo amerita, permitiendo abordar el traslado de pacientes de una forma factible, reduciendo, además, el número de personas que deben ser evacuadas en forma inmediata y urgente.
Tratamiento de recintos de riesgo especial Adicionalmente una estrategia de compartimentación debe incluir el tratamiento de recintos con riesgo especial, como es el caso de talleres de mantenimiento, cocinas u otros similares, o bien con mayor contenido de combustibles, como grandes bodegas. Esto también aplica a los recintos con equipos o funciones significativas para efectos de la seguridad de vida, como la sala de comando de la emergencia,
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cuarto de bombas de incendio o de ventiladores de sistemas de control de humo, entre otros. Si bien, la compartimentación de algunas de estas zonas no tiene un impacto directo en el modo de evacuación del proyecto, permite homogeneizar el control de los riesgos dentro de una ocupación hospitalaria. Importancia de las fachadas En los últimos años, producto de los avances tecnológicos y las tendencias arquitectónicas, las fachadas, algunas ventiladas, son incorporadas en proyectos para satisfacer diferentes requisitos, muchos de ellos relacionados con su eficiencia energética. La fachada es un componente crítico para la seguridad contra incendios en un edificio, ya que, presenta el potencial para propagar el incendio de un nivel a otro por el exterior, lo que puede anular la protección brindada por la compartimentación vertical y horizontal interior, generando un grave impacto en el proceso de evacuación, obligando a que este, incluso, tenga que ser masivo, situación infactible en una ocupación hospitalaria de gran tamaño. Un incendio de fachada, además, puede sobrepasar la capacidad de respuesta de los sistemas de
Salto de rana: corresponde a la propagación exterior de vano en vano, debido a la longitud o altura de las llamas que se proyectan desde una ventana y al flujo de calor que estas imponen sobre el vano del piso superior. Este problema, en general, se resuelve asegurando un distanciamiento entre vanos adyacentes de ventanas, distancia que varía según el código de diseño utilizado. Propagación a través de la fachada en sí: se produce debido al uso de fachadas combustibles. En este caso, sin importar el distanciamiento entre vanos, la propia fachada es la que puede arder y propagar el incendio. Debe incorporarse entonces una limitación sobre la combustibilidad de las fachadas y sus componentes, la que ya existe en diversos códigos reconocidos.
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Las edificaciones hospitalarias tienen, por definición, una gran variedad de ocupantes, incluyendo a pacientes incapaces de evacuar por medios propios, lo que demanda la incorporación de medidas de protección contra incendios específicas y singulares.
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Tiempo de evacuación y resistencia al fuego de las estructuras Cada modo de evacuación tiene distintas complejidades. Una evacuación masiva, que cuente con medios de egreso de capacidad suficiente, es el proceso más rápido posible, mientras que una evacuación por fases es, evidentemente, más lenta. En un edificio hospitalario, donde el proceso se basa en un modo horizontal progresivo, que no tiene como objetivo llevar a los pacientes fuera del edificio, el tiempo de evacuación debería entenderse como indefinido y ello debe tener un correlato en términos de la protección de la estructura. Es evidente, en consecuencia, que un edificio hospitalario no puede colapsar durante un incendio y que la resistencia al fuego asignada a su estructura debe, obligadamente, asegurar que esta se mantenga, incluso luego que el incendio consuma la totalidad del combustible sin intervención alguna. Este tipo de diseño, denominado a “burn out”, es un aspecto clave que requiere ser incorporado al proceso de diseño de este tipo de edificios, de otra forma el proceso de evacuación planteado no es posible.
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La protección contra incendios en edificios hospitalarios es un desafío, en el cual, distintas especialidades deben converger coordinadamente para desarrollar y materializar una estrategia de evacuación y c o m pa r t i m e n ta ción robusta y redundante.
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Resumen esquemático
Extinción Como complemento fundamental e insustituible de una estrategia de evacuación y compartimentación en edificios hospitalarios debe incluirse, según lo establecen la mayoría de los códigos de reconocimiento internacional, una protección con rociadores automáticos. Estos sistemas reducen la posibilidad de que un fuego se convierta en un incendio de gran envergadura, permiten su control o extinción sin, prácticamente, la intervención de personas, limitan los daños y proporcionan un mayor tiempo disponible para la evacuación de los ocupantes en su área de origen. Protección integral, abordando el desafío La protección contra incendios en edificios hospitalarios es un desafío, en el cual, distintas especialidades deben converger coordinadamente para desarrollar y materializar una estrategia de evacuación y compartimentación robusta y redundante, que requiere de la existencia de sistemas de rociadores, del apoyo de otros equipos y sistemas de protección activa, como es el caso de los sistemas de alarma de incendio y de comunicación de emergencias, que en conjunto permiten disminuir las consecuencias que puede causar un incendio.
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MARCIAL SALAVERRY R. Msc. Structural and Fire Safety Engineering, University of Edinburgh. Presidente Sección de Proteccion Pasiva, Asociación Nacional de Proteccion Contra incendios de Chile (ANAPCI).
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HOSPITALES
UN COMPLEJO ANÁLISIS INTEGRAL Las ocupaciones dedicadas al cuidado de la salud, son espacios donde la estrategia de protección contra incendio debe ser diseñada de manera exacta, con el objetivo de ganar todo el tiempo posible para salvaguardar la vida de personas que no pueden valerse por sí solas.
POR: JUAN ANTONIO OLIVARI WOODMAN
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Las ocupaciones dedicadas al cuidado de salud, son generalmente aquellas en las que, en el análisis de riesgo, se debe presumir que los ocupantes o la mayoría de ellos, sufren de alguna enfermedad física o metal, son convalecientes, recién nacidos, o de avanzada edad, por lo tanto, se encuentran limitados o son incapaces de auto conservarse temporalmente. Inclusive, en casos de cuidados de la salud ambulatorios, los pacientes pueden recibir anestesia local, tratamiento contra el dolor o sedantes que impiden su normal desempeño. Existen también, edificios que se ocupan como hogares de cuidados de salud metal, que tienen sistemas de seguridad o de limitada libertad de tránsito de los pacientes; otros de atención ambulatoria de salud preventiva, son considerados como negocios por su contenido y facilidades de evacuación, normalmente directa al exterior; o residencias especializadas en asistencia de vida o supervisión continua, por mediano y largo plazo, como ocupaciones residenciales de adultos mayores. Ante esta variopinta gama de posibilidades, en este artículo, deseamos enfocarnos en las ocupaciones de cuidado de la salud de mayor riesgo, donde la mayoría de los ocupantes cuentan con una limitada capacidad de reconocer por sí mismos la situación de riesgo de incendio, o bien, están limitados de tomar una decisión correcta. LAS PARTICULARIDADES Una ocupación de cuidados de salud refleja a un barco en el medio del océano, donde la protección contra incendio, total del edificio, es necesariamente más importante que en otras ocupaciones. Por la naturaleza del ocupante y la misión que cumple en la sociedad, deben de ser autosuficientes. El código NFPA 99 sobre
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Instalaciones de Cuidado de la Salud, NFPA 101 Seguridad Humana y el código 5000 Construcción de Edificios, son los más utilizados por los ingenieros de protección contra incendio y seguridad humana (Fire & Life Safety), para establecer los requerimientos mínimos dentro de ocupaciones para cuidados de la salud. La seguridad de la vida humana depende de múltiples conceptos de protección o salvaguardas, entre otros, los siguientes principios y lineamientos que están ampliamente establecidos en NFPA 101.
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Unidades de control alarma incendio & centro de comando y comunicaciones.
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Construcción subdividida compartimentada para el control de humo.
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Medios de salida horizontales, conocidos como “defenderse en sitio”.
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Supresión y extinción Incendio temprana, rápida y exitosa.
UNIDAD DE CONTROL DE ALARMA CONTRA INCENDIOS (FACU, SIGLAS EN INGLÉS) Todas y cada una de las edificaciones para cuidados de salud deben estar equipadas con un sistema de alarma de incendio, señalización y control de emergencia. Dependiendo de la complejidad y tamaño de la ocupación, el sistema de alarma puede contar con una o varias unidades de control, enlazadas por cable o fibra óptica a una unidad de control maestro, normalmente ubicado en el centro de comando y comunicación de emergencias. El diseño y operación del edificio deben incorporar métodos por los cuales un fuego puede ser detectado de manera temprana, ser contenido y combatido rápido y con éxito. Algunos conceptos para tomar en cuenta en la evaluación de dispositivos de iniciación del sistema de alarma de incendio son: puntos de ignición, cargas de combustible (cantidad de combustible acumulado), severidad combustión (ratio liberación de calor), sensibilidad versus estabilidad de los dispositivos de inicio, manuales versus automáticos, condiciones ambientales, señal y respuesta rápida y exitosa en la supresión y control del incendio. Las principales causas de incendios y perdidas de vida humana en cuidados de salud, fueron por muchos años, incendios causados por pacientes o visitantes fumando. Si bien, desde hace casi de dos décadas, en la mayoría de los hospitales del mundo ya no se permite fumar, aún existen evidencias de inicios de incendio por cigarrillos o tabaco. Los principales materiales quemados y posteriores causas de muertes, relacionados a incendios con tabaco, fueron la ropa, las sabanas, los materiales de plástico y espumas de las camas, cuando estaban acostados sobre ellas. Estudios muestran bajas cantidades de combustibles en la mayoría de las áreas compuestas por los espacios de tratamiento y dormitorios de los pacientes. Otros espacios compartimentados, de menor área relativa, muestran riesgos livianos, ordinarios y extras dependiendo de la cantidad de líquidos combustibles e inflamables, tales como oficinas, tienda, cafetería, cocina, lavandería, almacenes de mercadería general, almacenamiento de alcoholes, laboratorios, gases medicinales, calderos, archivos de papel, centro de cómputo, estación y paneles eléctricos. Los dispositivos de iniciación de mayor estabilidad, con menor cantidad de alarmas no deseadas, pero con suficiente sensibilidad para iniciar la señal de alarma de incendio por flujo de agua, son los rociadores de agua de respuesta rápida, anudado al hecho que inician simultáneamente
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PORTADA la respuesta de control y supresión de incendio requerida en establecimientos de cuidado de salud. Cabe agregar que las instalaciones eléctricas deben de cumplir con NFPA 70 Código Nacional Eléctrico NEC. Deben ser herméticas y permanentes, con sistemas de respaldo de generación de electricidad en sitio, según NFPA 110, considerando un generador Nivel 1 (su accionar es crítico, pero ayuda a salvar una vida), Tipo 10 (entra en funcionamiento en 10 segundos) y Clase X (horas de autonomía según análisis riesgo). DETECCIÓN FACU, PUNTOS CLAVE Iniciación por rociadores de agua con interruptor de flujo según NFPA 13 y 72. Cada una de las puertas de evacuación horizontal deben contar con doble hoja. Cada una de las estaciones de enfermeros, puertas de evacuación horizontal, salida al exterior o a una escalera de evacuación, deben contar con estaciones manuales de alarma de doble acción y reinicio con llave maestra. Las áreas de dormir y áreas comunes de acceso público, deben de estar complementadas con detectores de humo puntuales, donde los detectores fotoeléctricos son la mejor alternativa para combustibles sólidos ordinarios, basados en celulosa y plásticos. Los ductos de retorno, suministro de aire acondicionado y calefacción deben contar con detectores de humo de ducto por zona, piso o “plenum”, antes del retorno común. Los cuartos eléctricos y de cómputo, no protegidos con rociadores de agua, deben estar protegidos con detectores de humo o sistemas automáticos de agentes limpios. Las campanas de cocinas deben contar con sistemas automáticos de químico húmedo. Evaluar necesidades de detección de humo temprana, por muestreo de aire, en áreas de mayores retos de evacuación, como salas de operación o cuidados intensivos.
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Evaluar necesidades de control y supervisión en zonas que contengan gases comprimidos, licuados o criogénicos medicinales, pero también en lugares de almacenamiento y distribución de gases, utilizados en cuidados de salud, como atmosferas ricas en oxígeno, o inflamables como gas licuado de petróleo, o gases altamente tóxicos utilizados en la estetización de plásticos y refrigeración. Colocar extintores en todas las áreas según NFPA 10 y montantes de manguera clase I (2-1/2”) para uso exclusivo del cuerpo de bomberos según NFPA 14. No se recomienda el uso de estaciones de mangueras de 1-1/2” preconectadas clases II, para uso del personal del hospital, quienes deberían ser entrenados y capacitados en activar la alarma y asistir la evacuación parcial o general. MATRIZ ENTRADA SALIDA FACU La matriz de entradas y salidas de las unidades de control de alarma de incendio deben incluir, entre otros, pero no limitados: Señal audible y visible en el centro de comando y áreas continuamente ocupadas. Sistema de Alarma Positiva (PAS) en centro de comando y puntos estratégicos normalmente ocupados para alertar al personal de brigadas, doctores y enfermeros, quienes pueden confirmar la emergencia y ordenar o no la evacuación parcial por zonas. Un temporizador de 180 segundos, la activación de un segundo detector de humo, rociador de agua o estación manual en la misma zona, inician el plan de emergencia. Aparatos de notificación visibles, que apoyen la
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evacuación parcial horizontal, en sitios estratégicos, tales como áreas normalmente supervisadas, estación de enfermeros y centro de comando. Minimizar uso de aparatos audibles en los pisos y áreas de cuartos de pacientes, no tiene sentido poner en pánico a las personas en tratamiento o discapacidad al iniciar la evacuación. Medios de mensajes de voz, de una vía, por auto parlantes y medios de comunicación de dos vías (teléfono, radio, internet) desde el centro de comando al personal de emergencia, en cada puerta de las escaleras de evacuación, al costado del vestíbulo de elevadores, en cada puerta de evacuación horizontal, en cada área de refugio, estaciones de enfermeras y cuarto de bombas. Cierre de puertas de compartimentación, control de humo.
corredores o escaleras de evacuación compartimentadas.
CONSTRUCCIÓN Y COMPARTIMENTACIÓN
Instalar aparatos de notificación audibles y visibles en las áreas de servicios, normalmente ocupadas por personas sin tratamiento, o en todo caso, no son áreas de dormir. Tomar en cuenta los niveles de ruido promedio y máximo y las necesidades de lúminas o candelas por área de cobertura de las luces estroboscópicas.
Ya que la mayoría de las ocupaciones de cuidado de la salud deben defenderse en sitio, la construcción subdividida y los acabados interiores son un factor importante, especialmente en edificios de múltiples pisos. Una estrategia exitosa de protección contra incendio es mantener el fuego lo más pequeño que se pueda, evitando que puedan crear atmosferas letales, en
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La protección de la seguridad humana y de la propiedad para situaciones de incendio de una ocupación de cuidados de la salud, requiere de un estudio o análisis profundo, conocido como Fire Safety Report, donde se evalúen todos los riesgos del edificio, tanto como de la naturaleza de su contenido, como de sus ocupantes, a fin de diseñar el sistema integral contra incendio a la medida.
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Apertura de puertas de vías de evacuación o utilizadas por personal de respuesta a la emergencia. Detectores de humo puntual en vestíbulos, pozos y salas de máquina, los elevadores envían elevador al primer piso, piso alterno o inmediato cercano. Detectores de calor o rociadores de agua en pozo, elevador y sala de máquinas envían señal de parada del elevador en piso más cercano. Cierre de suministro a la fuente eléctrica o de válvulas de líneas combustible a cocinas y lavanderías. Parada de aire acondicionado, inicia modo de extracción de humo en zona de incendio. Parada de aire acondicionado, inicia modo de presurización aire fresco en zonas adyacentes y
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FALLA ÚNICA EN LAZO DIRECCIONABLE SLC DEL FACU El diseño de integridad y supervivencia de los circuitos y vías del sistema de alarma de incendio y señalización debe tener en cuenta que una falla única (conexión a tierra, hilo simple abierto o corto circuito) en una vía conectada a los dispositivos direccionables (SLC) no debe causar la pérdida de más de una zona, es decir, un piso o compartimentación con barreras contra humo o fuego. En otras palabras, las zonas de iniciación de los sistemas de rociadores de agua, que activan el interruptor de flujo, los detectores de humo, estaciones manuales o cualquier dispositivo de iniciación, deben de coincidir con las zonas compartimentadas. Recomendamos circuitos clase A o X, y supervivencia 1 o 3 según NFPA 72.
cuartos pequeños o espacios confinados. Por otro lado, se deben limitar los acabados combustibles en pisos, paredes y falsos techos. Cualquier evaluación en los materiales de construcción deben de incluir una consideración de los índices de propagación de fuego y los índices de su capacidad para generar humos. Los edificios de dos o más pisos deben estar construidos por materiales no combustibles, paredes perimetrales y entre pisos, con por lo menos dos horas de resistencia al fuego, construcción Tipo I o II (222) según NFPA 220. Las edificaciones para cuidados de la salud presentan múltiples riegos mencionados al principio. Existen dos maneras de manejar los riesgos de ocupación múltiple, mantenerlos mixtos y protegerlos como el máximo riesgo con áreas de ingreso y salida comunes, o segundo, separarlos con paredes corta fuego de dos horas y protegerlos según el riesgo de cada uno. La subdivisión de
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los espacios del edificio permite separar los riesgos peligrosos y comunes o públicos, de las áreas de tratamiento o dormitorio de los pacientes, así como estos, de las áreas de clínica, laboratorios y de los pacientes ambulatorios. Otro factor a considerar, es que, humo, fuego y productos tóxicos de la combustión tienden a propagarse verticalmente dentro del edificio; por ello, las aperturas verticales deben ser limitadas al mínimo posible, no más de un piso o mezanine. MEDIOS DE SALIDA Las salidas de los centros para los cuidados de la salud deben estar limitadas a puertas que salgan directamente al exterior del edificio, a escaleras y corredores libres de humo. Sin embargo, el diseñador debe tener en cuenta que la evacuación vertical interna, es en el mejor de los casos, dificultosa y consumidora de mucho tiempo. En estos casos, los sistemas de evacuación horizontal son comunes, y muchas veces son la mejor opción; zonas compartimentadas mantendrán abiertas las puertas de evacuación horizontal de doble hoja como se muestra en la figura 1, para acceso a la zona de refugio adyacente horizontalmente. Bajo este concepto, cada piso debe contar con un área de refugio o subdividida en dos zonas compartimentadas, ver figura 2. La matriz de entrada y salida y los lazos direccionables del sistema de alarma y control de emergencias mencionado con anterioridad, debe coincidir y activar la correcta secuencia de operación en las zonas de origen del fuego y las zonas o medios de defensa en sitio. Se deben mantener ciertas distancias de recorrido máximas a la barrera corta fuego y humo o puerta de salida horizontal. Específicamente, un máximo de 30 metros entre la salida y la puerta del cuarto del paciente, distancia máxima de 46 metros entre la salida y cualquier punto del cuarto o suite, y máximo, entre la barrera de humo y cualquier punto de la zona subdividida, existirá una distancia de 61 metros. No se recomiendan corredores de evacuación sin salida (“dead end”) en estas ocupaciones, por lo menos en las áreas de tratamiento y dormitorios. Otro punto de importancia, radica en proveer letreros visibles e iluminados, indicando la puerta de salida y todo el largo de recorrido de las rutas de salida. Y no olvidar, complementar con generadores de energía de respaldo.
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LA PROTECCIÓN EN SUMA Estos espacios para el cuidado de la salud deben contar con la instalación de un sistema, aprobado y supervisado, de rociadores automáticos de agua contra incendio, de acuerdo con NFPA 13. Las áreas no protegidas con rociadores deben tener protección automática de detección y supresión local, apropiada para el riesgo en particular. Los sistemas de rociadores de agua y sistemas de infraestructura de bombeo y red de distribución de agua deben contar con sistemas de respaldo, tales como doble tanque para reserva de agua, doble bomba contra incendio, o incluso, anillos en la red de distribución redundantes para puestas fuera de servicio.
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Todas y cada una de las edificaciones para cuidados de salud deben estar equipadas con un sistema de alarma de incendio, señalización y control de emergencia. Dependiendo de la complejidad y tamaño de la ocupación, el sistema de alarma puede contar con una o varias unidades de control.
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La protección de la seguridad humana y de la propiedad para situaciones de incendio de una ocupación de cuidados de la salud, requiere de un estudio o análisis profundo, conocido como Fire Safety Report, donde se evalúen todos los riesgos del edificio, tanto como de la naturaleza de su contenido, como de sus ocupantes, a fi n de diseñar el sistema integral contra incendio a la medida. Bajo todo significado, son sistemas especializados que deben requerir que el diseño y la instalación sean realizados por personas con el conocimiento y experiencia debidamente acreditados. Es importante mencionar, que es el dueño o su representante legal o inquilino, el responsable de la seguridad humana de sus clientes, pacientes en tratamiento, sus empleados, contratistas y personal de emergencia que respondan ante una situación de fuego sin control; así como su responsabilidad a la protección de la propiedad, patrimonio, misión y medio ambiente en eventos de incendio.
JUAN ANTONIO OLIVARI WOODMAN Senior Consultant & Engineer
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P r o t e c ción c on t r a ince ndio s ¿D e q ué s ir ve? POR: JUSTO ADÁMEZ UNA ADAPTACIÓN DEL TEXTO “¿DE QUÉ SIRVE PROTEGERSE CONTRA INCENDIOS?”
Identificar que el andamiaje normativo encargado de apuntalar un sector transversal como este, no es suficiente para declarar la seguridad de los espacios, permite ver que se trata de una industria que requiere trabajo conjunto y de la especialización de sus participantes.
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La experiencia que dejan los años, la preparación constante y los proyectos con grandes firmas, nos ha permitido, a ciertos consultores, detectar que algunos técnicos en los que sus empresas han delegado la responsabilidad de protegerla, mantienen una visión incompleta sobre la utilidad real de la protección contra incendio. Ya que, se sigue percibiendo este tipo de protección como una obligación normativa, y por tanto, quienes tienen capacidad de decisión (salvo honrosas excepciones, que las hay), buscan con
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frecuencia “cumplir”, que se traduce como tener lo que resulte más económico, rápido y que evidentemente, obligue a las menores modificaciones de los espacios o la arquitectura.
incendios bien entendida, te protege a ti, nos protege a todos.
Son pocas las ocasiones en las que la protección contra incendio se concibe con el propósito global de proteger la actividad, de asegurar continuidad del negocio, la protección de los bienes, del medio ambiente y de las personas que ahí se encuentran.
La normativa contra incendios debería entenderse como un motor generador de conciencia, porque con cumplir con la normativa, el riesgo del incendio no desaparece. Admitiendo el apreciable propósito de las normas, por ser tan generalistas, resultan poco eficientes ante los desafíos de nuevas construcciones. La singularidad de muchos procesos industriales, la actual robotización de almacenes, la diversidad de
En este texto, trato de dar una visión complementaria y que puede ser de utilidad, porque la protección contra
Normar ayuda mucho, pero no es la seguridad total
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tipología de población que ocupa esos espacios, etcétera.
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La normativa contra incendios debería entenderse como un motor generador de conciencia, porque con cumplir con la normativa, el riesgo del incendio no desaparece.
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Además, algunas obligaciones de las normas actuales no son claras, y obligan a gastar mucho dinero a las empresas en soluciones de dudosa eficacia. En otros casos, se enfoca a la protección de las personas en entornos de muy baja o nula ocupación, en cambio, en entornos de alta ocupación, las medidas exigidas son claramente insuficientes. Hay otros casos en que se presenta un conflicto constante entre la eficacia en la protección de las personas, contra la protección de los activos y la actividad del usuario, o viceversa. Las normas hay que cumplirlas, sí por un deber de conciencia, pero también por responsabilidad jurídica. Aunque
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lo verdaderamente importante no reside en cumplir la norma prescriptiva generalista. Lo fundamental es conseguir soluciones que protejan, las actividades, las fábricas, los edificios, el tejido industrial y empresarial de un país, y por supuesto, y como fin primordial, a las personas que los ocupan. El cumplimiento de la norma no se logra solo en aplicar las recetas prescritas, se puede alcanzar por varias vías, especialmente cuando nos enfrentamos a casos de construcción singulares, a riesgos peculiares o puede ser requerido por otros muchos motivos. Para ello, los consultores contra incendios contamos con los conocimientos y herramientas que permiten diseñar y poder justificar la bondad de soluciones alternativas o de seguridad equivalente, es lo que se conoce como “diseños basados en prestaciones”, opción contemplada en las normas contra incendio, y por tanto, soluciones tan válidas normativamente como la solución estándar prescriptiva. Así pues, debe entenderse que para el cumplimiento de las normas se admiten otras soluciones, con las que ha de demostrarse una eficaz protección a la medida del riesgo, que de solución a múltiples particularidades de la actividad, lo que habitualmente conduce, además, a una solución más eficaz y segura, y con probabilidad de menor coste para el titular de la actividad. Por tanto, hay soluciones para cada caso, sin necesidad de incurrir en excesos. Protección contra incendios, ¿cuál es su objetivo? Cuando hacemos esta pegunta a personas con diferente capacidad de decisión, e incluso, a representantes de la administración, la respuesta que solemos recibir resulta hasta pastoral, “salvar vidas y reducir los daños materiales”. Pero en realidad, lo que quieren decir con ello, es que su verdadero objetivo es que se cumpla con la norma prescriptiva, porque no quieren complicaciones. La cuestión clave surge a continuación, ¿gastaría su dinero en medidas
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contra incendios para cumplir con una norma prescriptiva, aún siendo consciente de que no es la solución con la que se protege correctamente? Puede resultar sorprendente, pero las respuestas afirmativas a esa pregunta superan con creces a las negativas. Y solo en algunos casos, no respondieron, se quedaron reflexivos… “Houston, tenemos un problema”. Por tanto, ¿es el objetivo de la protección contra incendios cumplir la norma?, o quizás, ¿no debería ser el proteger un patrimonio y a una comunidad de la manera más eficaz y eficiente? Para ayudar a entender el objetivo de la protección contra incendios conviene recurrir a la historia. Devastadores incendios han acompañado a todas las civilizaciones, ya que en la antigua Roma (64 d. C.) se data uno de los primeros y más terribles incendios documentaos, en el que la ciudad ardió por 5 días, a consecuencia de ello, el emperador Nerón, mandó a escribir lo que sería la primera norma. Uno de los incendios más devastadores de la historia se originó en una panadería de Londres en 1666, destruyendo más de 13,000 casas, 87 iglesias, dejando sin hogar a
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Querétaro
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más de 80, 000 personas. Otros incendios terribles y devastadores se presentaron en Montreal (1852), donde el 18% de la población se quedó sin casa, Chicago (1871), 300,000 personas perdieron la vida, Boston (1872), Chicago (1906), Nueva Escocia-Canadá (1917) Esmirna, Turquía (1922), con 100,000 fallecidos, Kanto-Japón (1923), Santander (1941), Texas (1947), etc. Es en Estados Unidos, a finales del siglo XIX, cuando se enfrenta el problema y nace: la NFPA (National Fire Protection Association), los seguros contra incendios y la ingeniería relativa a dicha protección, dicho nacimiento se da tras lamentables incendios de gran magnitud, y por la proliferación en la construcción de grandes fábricas, almacenes de gran tamaño, edificios altos y nuevos procesos industriales con manejo de materiales de alto riesgo, contexto que hacía evidente la necesidad del desarrollo de soluciones que protegieran esos activos y a las personas que los ocupan. El requisito de una protección contra incendio surge a instancias de las compañías de seguro, derivado de las inquietudes de sus clientes, al ver como sus activos ante un incendio se perdían, siendo en consecuencia los impulsores de la protección contra incendios y quienes están detrás del nacimiento de la NFPA y otros estándares. La protección contra incendios tiene su origen y objetivo, en la necesidad de protección de los activos de una empresa (humano, material y empresarial) y del patrimonio de un país. En definitiva, la seguridad contra incendios puede asemejarse a un engranaje de misión crítica, dentro del complejo mecanismo de cualquier actividad empresarial. Es una pieza
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sin la que el mecanismo empresarial nunca llegará a funcionar fino y bien. No se puede entender el desarrollo de una actividad sin medidas de protección frente a contingencias como las de un incendio. ¿Se protege a la persona y al medio ambiente en que se desarrolla? Las normas contra incendios con que cuenta cada país, son en la práctica códigos constructivos, elaborados para atender su responsabilidad como Estado de cara a la sociedad, con la exigencia de unas medidas de mínimos con los que se entiende, con base al nivel de desarrollo del país, suficientemente protegidas a las personas en estos lugares (ocupantes, bomberos), y con las que se reducen las pérdidas materiales a niveles aceptables, todo ello, claro está, para los patrones de construcción considerados en el momento de su redacción y el nivel de aceptabilidad de ese país. Es esta la razón por la que cada país cuenta con diferentes niveles de exigencia en sus normas, al ser desarrolladas por sus reguladores con base a su experiencia local y conocimiento, nivel de desarrollo del país, tolerancia social, capacidad de la Administración Pública para su control, tipología habitual de construcción, entre otras. En normas nacionales se prioriza la protección de las personas, frente a la protección de los bienes, la protección del patrimonio, la continuidad de actividades o la protección del medio ambiente. Así pues, cuando cumple la norma prescriptiva nacional, es muy probable, que la empresa cuente con una protección suficiente para sus trabajadores u ocupantes y se dan condiciones seguras para la intervención de los cuerpos de bomberos durante una emergencia. Y esto es lo que a los administradores de la Nación les parece suficiente, en atención a sus responsabilidades como reguladores.
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Algunos se estarán haciendo la siguiente pregunta: ¿qué hay de la protección de mis activos, de mi negocio? Pues, desafortunadamente la solución no se encuentra generalmente en las normas regulatorias de los países. La inmensa variedad de actividades, ubicaciones, condiciones de uso, tipos de procesos industriales, características constructivas, materiales, impide que técnicamente se pueda redactar una norma que proteja eficazmente la continuidad de negocios, los bienes y el medio ambiente. Es pues, responsabilidad única del titular de una actividad tomar las medidas que requiera para proteger su negocio tal como sea. En conclusión, una protección normativa conduce a una protección suficiente de las personas, pero no ofrece las mismas garantías de protección para una actividad. Una protección diseñada para proteger la actividad, sus bienes y la continuidad del negocio, en cambio, protege con eficacia también a las personas.
con su solución, unas responsabilidades y competencias de las que suelen ser desconocedores y que obligan a compartir al usuario fi nal, sin ser este consciente.
Proteger con visión de salvaguardar los activos y la continuidad del negocio, requiere confiar a técnicos especializados que se ocupen de ello. Y cuando se habla de técnicos calificados, se debe interpretar como ingenieros contra incendios, consultores especializados e independientes. Es un error habitual, confiarlo a empresas fabricantes o instaladores o mantenedores, cuya especialización y habilidades son otras, y sin duda, complementarias.
De la misma forma que una sociedad desarrollada confía el diseño de los edificios a arquitectos, la construcción de puentes e infraestructuras a ingenieros de caminos, nuestra sociedad debería confiar la protección a ingenieros consultores contra incendio, preparados, entrenados y formados para afrontar estos retos. Se sabe que algunas empresas instaladoras disponen en su plantilla de ingenieros con preparación, pero al tener intereses y visión de parte, no son la mejor opción, como no lo son las constructoras para diseñar edificios, palacios de congreso u otro, aunque cuenten con arquitectos en su plantilla.
Las recomendaciones de estos suelen fundamentarse en la norma, y generalmente, además con un confl icto de intereses, al ser jueces y parte, al decidir qué se necesita y a la vez venderlo, algo común en algunos mercados, asumiendo
La independencia del ingeniero consultor en la selección de soluciones es fundamental, su diversa visión del
Consultor e ingeniero, piedra angular para una protección eficaz
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riesgo y la especialización como diseñador, conduce a soluciones diferentes a las que realiza la empresa que tiene en perspectiva ejecutar después la instalación y el mantenimiento. Las diferencias pueden ser notables, tanto en el costo económico de las soluciones, como de las soluciones técnicas en sí mismas. La seguridad contra incendios no tiene que ser costosa. En realidad, solo se paga de más cunado quien diseña no es un especialista, y por tanto, tiende a sobredimensionar las medidas para salvar sus dudas, o quien diseña es la misma empresa que posteriormente ejecutará la obra. Y cuando el problema del usuario se centra en el coste económico, también hay soluciones. Con el fin de facilitar a las empresas el poder adecuar sus medidas de protección a sus riesgos actuales, sin tener que esperar más tiempo a poder contar con una partida presupuestaria, o que el propio importe de la inversión sea una limitación, para solventarlo han surgido recientemente plataformas como PLAN SAVE 360 (www.plansave360.com), plataforma integrada por empresas líderes del sector contra incendios, que proporcionan modelos e instrumentos de financiación innovadores basados en fórmulas de renting, que permite al usuario final contar para su protección con empresas especializadas, con experiencia, comprometidas, pudiendo abonar de manera inmediata la implementación de medidas eficaces y eficientes, en las mejores condiciones económicas, cuya recompensa es una tranquilidad que no tiene precio.
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La seguridad contra incendios no tiene que ser costosa. En realidad, solo se paga de más cunado quien diseña no es un especialista, y por tanto, tiende a sobredimensionar las medidas para salvar sus dudas.
JJUSTO ADÁMEZ CEO Ashes Fire Consulting S.A.
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COLABORACIÓN ESPECIAL
P r e v e nción pa r a a s e gur a r
l a vi da POR: AUREA GUTIÉRREZ BAEZ, SANDRA ARIANE ROJAS RAMÍREZ Y JORGE YÁÑEZ JUÁREZ
Evitar catástrofes por incendio en una ocupación en la que las personas se encuentran incapacitadas de alguna manera, requiere estándares de prevención muy puntuales, que mantengan revisiones por parte de las autoridades, protección civil o aseguradoras, con un protocolo estricto y de cero tolerancia.
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El riesgo de incendio en hospitales y estancias de cuidado debe ser un tema de estudio a detalle, dado que son giros donde interactúan personas con limitada movilidad o pequeños que requieren de apoyo para evacuación en caso de emergencia. Los estándares de prevención deben ser muy puntuales, y por ende, las revisiones por parte de las autoridades, protección civil o aseguradoras deben cumplir con un protocolo estricto y de cero tolerancia. Si bien, representan unidades de negocio que podemos catalogar en un rango de mediana a baja incidencia en materia de incendio, es muy evidente que
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un daño en estos lugares se convierte en un tema muy sensible y cuando sucede algo dentro de ellos captan la atención de la opinión pública; normalmente salen a la luz todas las desviaciones que fueron pasadas por alto desde el diseño, la operación o la atención de la emergencia. A todo esto le debemos agregar que algunas instalaciones son antiguas, ubicadas en lugares densamente poblados, con poco apego a la normatividad, en suma, una combinación perfecta para las catástrofes. En este artículo, abordaremos un par de casos emblemáticos que nos sirven para reflexionar sobre el cumplimiento, ya que, no cumplir con todos los protocolos pone
en riesgo la vida de muchas personas. Dividimos este escrito en cinco tópicos que nos parecen fundamentales, lo que han leído antes se refiere a los antecedentes, el segundo al riesgo de incendio, el tercero a medidas de prevención, el cuarto a la responsabilidad civil de quien opera el lugar y finalmente buscamos dar algunas conclusiones. Riesgo de incendio Hablar de los peligros de incendio en hospitales, es un tema donde en primera instancia no identificamos elementos de alto riesgo, entonces ¿por qué debemos preocuparnos?, la
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NFPA 101 Código de seguridad humana. NFPA 5000 Código de construcción y seguridad en edificios. NFPA 72 Código de alarmas contra incendio. NFPA 13/20 Referentes al diseño de rociadores y bombas contra incendio. Guía para la operación segura de estancias infantiles del IMSS y Sedesol. NOM 002 STPS Condiciones de seguridad prevención y protección contra incendio en los centros de trabajo. REGLAMENTOS locales y federales de protección civil. respuesta es porque hay zonas donde el riesgo de incendio debe ser cuidadosamente tratado, ya que, de consumarse puede ser de alto impacto, hemos dicho que son lugares con usuarios con movilidad comprometida. Cualquier hospital para su cabal funcionamiento tendrá áreas de riesgo tales como cuarto de máquinas, almacenes de blancos, cocinas, donde invariablemente habrá material combustible, residuos peligrosos o manejo de gases; son precisamente esos lugares donde se debe tener especial atención para evitar los riesgos de incendio, inclusive también existen talleres de reparación o mantenimiento. En la zona de estancias de cuidado, ya sea de niños o adultos mayores, la situación es similar, no hay grandes cargas caloríficas salvo por tipos constructivos o uso de gas en cocinas, aquí el tema complicado es evacuar niños pequeños o personas mayores, y esto no es tarea fácil. Solo piense por un momento en un incendio de gran magnitud en un hospital o en una estancia de cuidado, y ahora pregúntese ¿cómo lo evacuaría?, recuerde, hay gente en sillas de ruedas, personas inmovilizadas sobre camas y en las estancias, niños y ancianos, es evidente que mover a estas personas en esas condiciones no es tarea fácil, es por ello que autoridades, organismos y la iniciativa privada que opere este tipo de locales debe poner todos los esfuerzos a su alcance para evitar que un evento de incendio se presente. Existe diferente normatividad al respecto que puede ser consultada, desde la definición de grado de riesgo, hasta el diseño, operación y protección. Para conocer más de este tema es necesario que el lector acuda y consulte al menos:
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Medidas de prevención Diseño, debe ser estricto en sus fundamentos por lo sensible de la población que lo ocupa, además, hay zonas de alto impacto ante un incendio, solo pensemos en los quirófanos, donde puede no parar una operación de forma inmediata para salir, o también cuneros o incubadoras, donde difícilmente se pueden mover los niños del lugar. Ante esos entendidos, los diseños de protección deben obedecer a este tipo de espacios sensibles y cumplir cabalmente la normatividad para conservar la vida. Protección, los sistemas de protección de acuerdo a NFPA, en estos locales, deben ser rociadores automáticos. Los incendios recientes en las estancias de adultos mayores o guarderías infantiles en México y el mundo así lo confirman. Los rociadores automáticos deben venir acompañados de
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procedimientos y protocolos de seguridad que logren crear un ambiente seguro, además, se debe lograr el control estricto de los sistemas eléctricos, el manejo de combustibles o gases y el cumplimiento estricto de rutinas de mantenimiento. Trabajando todo en forma conjunta y relacionada se tendrá un área protegida para los usuarios. Lamentablemente en México son muchas las instancias de cuidado y hospitales que carecen de sistemas de protección como los antes descritos. De acuerdo a datos oficiales, en Estados Unidos, durante los años 80, los sistemas de rociadores automáticos estaban presentes en menos del 50% de los incendios hospitalarios informados, ya para el 2010, dichos sistemas estaban presentes en el 80% de los incendios reportados. Evacuación, hemos venido mencionando la dificultad de evacuar a las personas de este tipo de locales, además se debe considerar que es totalmente diferente evacuar un hospital a una oficina o escuela, es por ello que se vuelve imprescindible contar con un plan adecuado para evacuar a los usuarios de estos inmuebles, considerando su movilidad y estado de salud, todo ello, con el apoyo de personal capacitado o logrando un repliegue a zonas seguras. Hay que considerar que es muy importante revisar salidas de emergencia, elevadores y demás sistemas que apoyen la evacuación eficiente. Mitigación, las brigadas con las que de manera mínima debe contar un hospital son: brigada contra incendio, búsqueda y rescate, evacuación, así como las que se requieran para poder llevar a cabo las acciones necesarias para proteger a los usuarios dentro de estos lugares. Al ser muy complicado realizar simulacros reales, las brigadas deben ser capacitadas con material audio visual, simulacros de escritorio con diversos escenarios, utilizando herramientas digitales, entre otras. Desalojar un hospital puede ser una de las decisiones más difíciles de tomar, ya que, se puede comprometer la vida de los usuarios si no se hace una evaluación adecuada de la emergencia, por lo que, cada unidad médica debe estudiar sus condiciones o características. En el caso de las estancias de cuidado, dependiendo de la movilidad de los usuarios, será la toma de decisión de evacuar o no y bajo qué criterio. Se estima que el 80% u 85% de la población que ocupa un hospital puede salir por su propio pie, el resto debe ser apoyado, es un dato interesante para generar el plan de evacuación.
Plan de Continuidad (BCP), es importante tener un plan, en caso de un evento, para trasladar a los pacientes, tener alguna base de datos para una posible pérdida de información (historial clínico de pacientes), reemplazo de suministros, etc. Es importante contar con asesores especializados para lograr evaluar todos los niveles de emergencia críticos y continuar con la operación, reduciendo consecuencias o costos adicionales. Este tipo de giros también deben cuidar el tema de reputación, por la alta sensibilidad que tiene la actividad que realiza, al tratarse de vidas humanas, por lo que, si no es asesorado por expertos que le indiquen la forma adecuada de abordar la situación, así como los momentos y medios de comunicación para hablar, puede verse afectado su patrimonio de forma considerable al perder prestigio y clientes. Durante la historia reciente, en México, hay diversos casos de daños por incendio en este tipo de locales, dos de ellos, muy emblemáticos, pues generaron muertes y grandes lesiones sobre niños pequeños; y es precisamente por ello, que debemos enfocar todos nuestros esfuerzos para evitar que esto se repita, la solución puede estar en el diseño, la protección, la capacitación, el apego a los reglamentos de seguridad, el cumplimiento estricto de normas, entre otras cosas, esperamos generar consciencia de ello a través de este artículo. Los eventos a los que nos referimos son: Hospital materno infantil de Cuajimalpa, recordemos aquel año 2015, donde una fuga de gas durante un proceso de trasiego, generó una nube de gas lp que posteriormente explotó e impactó a muchos de los usuarios, principalmente a niños. Una operación de alto riesgo no supervisada, en combinación con una falla técnica en la operación
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Organización sin fines de lucro integrada por las firmas de ingeniería, empresas instaladoras distribuidoras, fabricantes y aseguradoras más reconocidas y calificadas en México; con el objetivo de impulsar, mejorar, legislar, profesionalizar y promover la cultura de prevención y protección a través del desarrollo de normas, códigos, buenas pr prácticas de diseño, instalación y mantenimiento.
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de descarga provocó este daño, que si bien es cierto el daño material fue cuantioso, el que le provocó a las personas fue mayor e incuantificable. La falta de supervisión y protocolos de reacción evitó que se tomaran acciones rápidas que hubiesen minimizado el impacto. Guardería ABC, el tema del incendio de este local impactó a toda la sociedad, fue un evento que inicia en una bodega vecina y se comunica el incendio hacia la guardería, el tipo constructivo, la comunicación y la falta de protección contra incendio, así como inexistencia de protocolos, generaron un incendio que provocó la muerte de muchos menores de edad. Este tipo de eventos ya sea en hospitales o en áreas de cuidado no deben suceder y es responsabilidad de nosotros, los expertos en la materia de seguridad y protección contra incendio, lograr los cambios normativos o reforzar la conciencia en los dueños o responsables operativos de los establecimientos, para impulsar a que se cumpla la norma y el nivel de riesgo esté controlado. La responsabilidad civil Este tipo de giros tienen una gran responsabilidad en el cuidado y atención de los usuarios, cualquier evento que suceda puede ser de alto impacto por el número de posibles muertos y lesionados por el incendio y humo, señores, ¡se trata de vidas humanas!, por lo que los sistemas de seguridad, protección, prevención y planes de atención de una emergencia y de comunicación de los incidentes, son de vital importancia para minimizar el daño e impacto que generan las reclamaciones de clientes y usuarios de las instalaciones, porque los empleados también pueden reclamar por temas de riesgo de trabajo. Así mismo es muy importante que dentro de sus planes de prevención, mitigación y protecciones contra Incendio, se considere el daño y perjuicios que se pueden causar a los colindantes en sus bienes y personas, tales como: autos de terceros y a los mismos terceros que visiten el hospital, proveedores, familiares de pacientes, etc. En adición a lo antes descrito, en el mundo, y México no es la excepción, se ha incrementado la cultura de reclamación, así como las llamadas reclamaciones colectivas; estas últimas se dan cuando un abogado asesora a un grupo de afectados para reclamar con más fuerza, lo que se traduce en una mayor afectación para el hospital o estancia derivada del incendio, por los daños y perjuicios provocados a terceros o clientes, en sus bienes o en sus personas, lo que puede llevar a la quiebra de la institución.
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AUREA GUTIÉRREZ BAEZ
SANDRA ARIANE ROJAS RAMÍREZ
JORGE YÁÑEZ JUÁREZ
GERENTE
GERENTE
SUBDIRECTOR
SUSCRIPCIÓN
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EN INGENIERÍA
ESTRATÉGICA
ESTRATÉGICA
DE RIESGOS PARA
RC/CYBER/INTERNACIONAL
INCENDIO Y CAT
GNP SEGUROS
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Se estima que el 80% u 85% de la población que ocupa un hospital puede salir por su propio pie, el resto debe ser apoyado, dato importante para generar el plan de evacuación.
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Es importante que los hospitales y estancias, sepan que las aseguradoras le pueden ayudar: a proteger su patrimonio del menoscabo que pueda sufrir, proveniente de las reclamaciones e indemnizaciones por daños a terceros o clientes y con la defensa en materia civil, que se derive de dichas reclamaciones. Recordemos siempre que después de un incendio o un accidente ya nada es igual por ello los estándares de seguridad en estos giros deben ser muy estrictos. “POR UN MÉXICO SIN ACCIDENTES” En suma Es de gran importancia una administración de riesgos integral, en donde se analicen los riesgos de las estancias mencionadas, que prevenga, mitigue y reduzca las consecuencias en caso de un evento de incendio protegiendo lo más importante que tienen dentro estos lugares, que son las vidas de las personas. Deben recordar los dueños o administradores de estos locales que pueden transferir el riesgo a empresas aseguradoras a través de pólizas de daños y que pueden ayudar a reducir el impacto económico ante un evento, todo lo relacionado con la seguridad impactará en el nivel de riesgo y por ende en el costo de esta transferencia de riesgo. Los profesionales de la seguridad y protección contra incendio estamos comprometidos en generar ambientes seguros de trabajo y áreas aptas para el servicio de hospitales y estancias de adultos o infantiles. Aprendamos del pasado y no cometamos los mismos errores.
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SABÍAS QUE
Monume n t o a l a p r e v e ncIÓN
La importancia del rociador como un elemento que salva vidas, ha sido evidente a lo largo de su historia, desafortunadamente, la sociedad civil no lo concibe de la misma forma, es por ello que cualquier iniciativa de visibilidad es bien recibida por el sector, en todo el mundo.
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Un rociador de dos metros de altura, constituido de bronce, será el primer monumento de su tipo en el mundo. Ubicado al centro de una rotonda, en lo que se llamará “Plaza del Sprinkler”, recibirá a los visitantes de Alcobendas, la tercera ciudad comercial más grande de España. Alcobendas se encuentra al norte de Madrid y es la sede española de muchas de las principales empresas multinacionales. Anselmo Iglesias Poli, un famoso escultor cuyos monumentos se encuentran en toda España, creará el rociador que tendrá un costo aproximado de 100 mil euros, por la obra civil del soporte y los trabajos del bronce.
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Emilio Rodríguez, propietario de Pacisa, un instalador líder de rociadores, ha obtenido todas las aprobaciones para llevar a cabo el proyecto. Si bien él garantizará su colocación, este monumento ayudará a publicitar el concepto de rociadores y, como tal, idealmente debería ser una iniciativa amplia, financiada por tantas partes como sea posible, todas las cuales, serán reconocidas en la escultura. Por su parte, el vicealcalde de Alcobendas, Miguel Ángel Arranz, declaró en el marco de Sicur, Salón Internacional de la Seguridad, que el Ayuntamiento ha decidido aprobar la instalación de tal monumento en la ciudad. “Su importancia radica en que es dedicado al sistema de rociadores automáticos
o sprinkler, uno de los más eficaces actualmente para la seguridad contra incendios”, aseguró el vicealcalde.
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Un rociador de dos metros de altura, constituido de bronce, será el primer monumento de su tipo en el mundo; dedicado al sistema de rociadores automáticos, uno de los más eficaces para la PCI.
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