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La Elenita

Declarada Monumento Histórico Provincial, La Elenita fue la residencia de vacaciones en Ostende, partido de Pinamar, provincia de Buenos Aires, del ex presidente Dr. Arturo Frondizi y su señora, Elena Faggionato. Los fuertes vientos, la arena y las olas no lograron rendirla, y así actualmente, esta vivienda mínima de madera rinde cuentas de su histórico pasado.

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Mes de enero de 1935. Bajo el sol, un matrimonio descubre su lugar en el mundo con el objetivo de reunir a las familias amigas durante las vacaciones veraniegas. Ella, Elena Faggionato. Él, Arturo Frondizi. Ambos habían conocido este paraíso invadido por las dunas de arena en la década del 30, un paisaje donde reinaban la tranquilidad y el murmullo del océano Atlántico. La estructura de esta suerte de cabaña fue totalmente realizada con madera. Su nobleza le posibilitó sortear sudestadas de diferente recurrencia e intensidades. La del año 1948, de particular virulencia, la retiró de su emplazamiento, siendo necesario reubicarla en un sitio más adecuado. La arena intentó sepultarla en distintas oportunidades sin lograr enterrarla totalmente. Los materiales que componen la construcción, remitidos desde Buenos Aires, soportaron con estoicismo el paso del tiempo y las agresiones del clima, resguardando miles de escenas familiares que testificaron el inicio de Ostende como solar balneario.

Honrando al protagonismo de la mujer, la casa recibió el nombre de “La Elenita”. Austera y sólida, como el espíritu de la familia Frondizi, la construcción recibió la visita inoportuna de varios usurpadores, quienes aprovechándose de la soledad del invierno, trataron de colonizar el espacio. Hoy luce sus jóvenes 85 años recortando su figura de color verde intenso entre el paisaje amarronado de las dunas. Convenientemente, desde el año 1993, se mantiene su estado por iniciativa de María Mercedes Faggionato, sobrina del matrimonio Frondizi, quien en función de preservar viva la historia de la casa se ocupó personalmente de su refacción.

En verdad, los 30 metros cuadrados envueltos en madera y ventanas blancas rematan en un techo a dos aguas de elemental materialización. Fue Don Julio, padre de Arturo, quien seleccionó personalmente en su carpintería de Buenos Aires las piezas de madera más adecuadas para montar la estructura. El tren fue el único responsable del transporte de la madera y las manos de los Frondizi y los Faggionatto colaboraron en su construcción. El proceso de reacondicionamiento incluyó sillones, vajillas, cuadros y demás amoblamientos originales.

“Este solar que Arturo Frondizi solía disfrutar en vacaciones alberga aún hoy el espíritu de austeridad cívica y sencillez republicana de este entrañable amigo de la naturaleza”, sentencia una placa la cual fue colocada por los integrantes de la Fundación Centro de Estudios Arturo Frondizi, gestora junto al municipio de Pinamar de la declaración de la cabaña como sitio histórico. Una curiosidad ubicada en la calle Estocolmo, cercada por tamarindos y a pasos del parador El Faro.

Blas Altieri, el fallecido intendente de Pinamar, rememoró durante el acto de inauguración de la puesta a punto de “La Elenita”: “Es la casa de un ex presidente, un pionero de estas playas y un símbolo de una época que estamos dispuestos a proteger y preservar para las futuras generaciones”.

Las 100 personas que asistieron al acto, emocionadas, brindaron un caluroso aplauso.

En ese momento, nuevamente, el sol volvió a ocultarse dando lugar a una mesa de vinos y el juego de los niños bajo el cielo interminable de Ostende.

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