EDICIÓN
Beatriz Pineda Rios Adrián Fernández Granados CORRECCIÓN DE ESTILO
Mario Cerdán Salas TRADUCCIÓN
Beatriz Pineda Rios DISEÑO EDITORIAL
Editora
Karen Iraís Blanco Jiménez ILUSTRACIÓN
Saúl Martínez Torres Andrés Pineda Rios DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA
Josué Emanuel Hernández Barrientos CONSEJO EDITORIAL Y COLABORADORES
Remedios Álvarez Santos Pompeya Elvira García Alba Bladimir Reyes Córdoba Julieta Catalina Suárez León
Carta
editorial
Elegir es una de las capacidades humanas de mayor relevancia en la existencia concreta de cada individuo. Llevar a cabo esta acción implica, en el mejor de los casos, una disertación personal acerca de los motivos que nos llevan al plano de la elección; aunado a ello, también resulta necesaria una conciencia de libertad y a su vez la condiciones que permitan dicha libertad. En otras palabras, tomar una decisión, por más simple que ésta sea, implica la reflexión por parte de quien ejerce la acción y espacios de libertad que la permitan sin coerción ni presión externa. Asimismo la decisión juega un papel trascendental en la existencia humana, puesto que como afirmaba el filósofo francés Jean Paul Sartre, estamos condenados a elegir, y, en este sentido, nuestra vida estará llena de encrucijadas esperando a ser resueltas. Sin embargo, actualmente existe un gran problema respecto a la libertad y a la capacidad de decidir por cuenta propia, estos dos elementos recurrentemente son socavados por intereses particulares, sobretodo económicos y políticos, de quienes ejercen el poder en países como México. La libertad de expresión en nuestra nación se ha convertido en un ideal demasiado alejado de nuestra realidad puesto que, el periodismo, como principal medio para la libre expresión, se ha transformado en una de las profesiones de mayor peligro para ejercer en México. Por otro lado, la educación institucional de la nación, dista mucho de forjar mentes reflexivas y críticas, al contrario, se “educa” para obedecer y repetir sin cuestionar; una educación proyectada a crear engranajes perfectos carentes de criterio propio, es el proyecto de un país infestado de corrupción. Por todo ello, resulta necesario abrir caminos que permitan el desarrollo de mentes reflexivas, críticas y propositivas que colaboren con el desarrollo de una sociedad con mayor sentido humanitario y, en la cual, se otorguen a los individuos condiciones reales para elegir el camino que más dote de sentido a su propia existencia. La Revista del Dicho al Hecho, busca justamente, propiciar un lugar adecuado para la reflexión y crítica en torno a los problemas que se suscitan en nuestra sociedad contemporánea y que implican la toma de decisiones y posturas respecto a ellos. Con mucha alegría, presentamos a nuestros lectores el segundo número de nuestra revista, a un año de la primera publicación. Gratamente podemos decir que cada poema, cada cuento, cada ensayo, ha sido plasmado con la intención de pasar la estafeta a la voces que, al igual que nosotros, piensan que es mil veces mejor levantar la voz a quedarse callado, y que la filosofía es uno de los caminos que ofrece las herramientas para hacerlo. Los editores.
ÍNDICE 6
Ariana o mentir para gustar: En busca de la mujer ideal
Ensayo
Clémence Gauche
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Frente al analfabetismo intercultural Ensayo Beatriz Pineda Rios
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Mujer fatal: La Circe de J.W. Waterhouse Ensayo Solenn Bouley,
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¿Puede un ordenador estar dotado de consciencia? (La habitación china) Ensayo Gonzalo Fernanco Ruiz Caro
34
Ciclo de vida de una palabra Violeta Peña Gutiérrez Cuento
38
Madera Cuento
Gabriel Fernando Ruiz Caro
41
El encuentro del desencuentro Cuento Gaëlle Maly
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Tigres del norte Prosa
Angélica González Macías
48
Mañana Cuento
Angélica González Macías
49
Ensayo sobre lo bello Carlos Abel Armenta Barbosa Prosa
51
Gandor del concurso de fotografía filosofía y sociedad
Ariana, o mentir para gustar:
En búsqueda de la mujer ideal Ensayo
Es increíble incluso en nuestros días, poder constatar hasta qué punto la figura de Audrey Hepburn reina en el alma del cine y de la moda como un ícono junto al célebre diseñador de modas Hubert de Givenchy, quien recientemente le rindiera homenaje como “aquella a la que no podemos olvidar”1 en la exposición “To Audrey Fig. 1: Algunos maniquís con vestimentas, To Audrey With Love” que se presentó del 26 de With Love, Noviembre 2016-Marzo 2017, La Haye, noviembre al 26 de marzo de este Gemeentemuseum (Museo municipal). año en el Museo municipal de La Haye, donde se exhibieron los inolvidables vestidos y accesorios que la actriz portaba. Pero no son las telas ni las joyas las que pusieron en alto la figura de Audrey Hepburn, pues es ella misma quien las sublimaba de manera innovadora. “Frágil, graciosa, joven, chispeante”, nos dice Givenchy, “con la talla que tenía, todo le iba”2 . Entre los conjuntos de la exposición, podemos encontrar el famoso vestidito negro de la película Diamantes para el desayuno, de 1961 (fig. 2). Es en efecto, gracias a sus películas que el look de la estrella se difundió ampliamente. Con regularidad los personajes que interpretaba poseían un porte muy elegante, como en el caso de la comedia romántica Ariane –del título original en inglés Fig 2 : Dessins de Hubert de Givenchy pour la robe Love in the afternoon-, realizada d’Audrey Hepburn dans Diamants sur Canapé, To por Billy Wilder en 1957. En esta Audrey with Love, Novembre 2016-Mars 2017, La Haye, Gemeentemuseum. película Ariane Chavasse -Audrey 8
Hepburn- es la hija del detective privado Claude Chavasse -Maurice Chevalier-, encargado de supervisar los sinsabores amorosos del célebre hombre de negocios Franck Flannagan -Gary Cooper-, pero es la joven Chavasse, siendo de él una gran admiradora en secreto, quien acudirá en su ayuda cuando a causa de sus aventuras, se expone a un peligro mortal. Para ello se hace pasar por su amante, sin embargo a medida que pasa el tiempo, terminará por intentar seducirlo. Es justo en esta etapa, en la que el personaje experimenta una transformación total de su personalidad con tal de gustar a un hombre, de paso, veinte años mayor que ella. Esta interesante metamorfosis es la que nos proponemos estudiar. Hay que señalar que Audrey Hepburn trabajó en diferentes ocasiones esta ambivalencia entre la jovencita modesta, soñadora, prudente, y la joven fascinante, aventurera y mundana. Es también el caso del filme Sabrina, llevado a la pantalla por Billy Wilder en 1954, por lo que compararemos algunos elementos entre ambas películas con la finalidad de entender cómo Billy Wilder logra representar el arquetipo de la mujer ideal de los años 50 que antepone la joven mujer sin experiencia, a la mujer segura de sí misma. A lo largo de este análisis podemos además interrogarnos sobre los límites de la manipulación femenina que las películas en cuestión llevan a escena. I. De la joven inexperta Al inicio de la película dirigida por Billy Wilder, Audrey Hepburn interpreta una encantadora faceta de Ariane; una muchachita estudiosa al cuidado de papá, que con sus coletitas de palmera, tiene un aire de pilluela (fig. 3), de la misma manera podemos darnos cuenta de la forma un tanto masculina con la que se viste, encubriendo sus atributos femeninos. Su práctica constante del violoncello la hace ver como una joven tranquila y solitaria. Estas características también las podemos encontrar en el personaje de Sabrina –Sabrina-, quien se esconde en lo alto de un árbol como una niña pequeña para poder observar de lejos al hombre que añora en medio un baile carnal. 1 Estas palabras fueron exraidas de una entrevista con el diseñador en la ocasion de la exposicion To Audrey With Love. 2 http://culturebox.francetvinfo.fr/mode/to-audrey-with-love-l-exposition-hommage-de-givenchy-a-hepburn-249567
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>>La virginidad, la inocencia y la ingenuidad son perfectamente representadas por el rostro angelical de Audrey Hepburn. Sin embargo, en la figura 3, el rostro de la joven mujer que parece estar hipnotizado por las notas musicales que toca en su violoncelo, tiene otra explicación: en su atril yace la fotografía de “el hombre del año”: Franck Flannagan (fig 5). Tomando conciencia de esto, no importa que mujer -u hombre- vea esta película, cualquiera puede identificarse con el personaje de Ariane en algún momento de la vida; La adoración, el amor no recíproco a un ser inaccesible, la fascinación por la celebridad, ¿quién no lo ha sentido ya? Esta situación se refuerza además por el hecho de que es Gary Cooper quien interpreta al personaje de Frank, cuyo encanto seducía desde Fig 3 et 5 : Imágenes extraídas de la película Ariane de hace tiempo a las espectadoras de la Billy Wilder, 1957. gran pantalla de los años 50. Debemos subrayar la determinación de Mr. Wilder por optar por un actor veterano y experimentado para dar la réplica a Audrey Hepburn, Billy Wilder desearía tener a Cary Grant como compañero de Audrey, pero este se consideraba demasiado maduro para actuar en escenas románticas con una joven de veinte y tantos años. Ya había rechazado un personaje (que retomaría Bogart) en Sabrina por la misma razón. Wilder busca entonces a Gary Cooper, a quien aunque era mayor que Cary Grant, parecía importarle poco la diferencia de edad de 28 años con Audrey. “Terminó por convencerlo cuando le anunció que la película se rodaría en Paris”3. El contraste de edades refuerza la ingenuidad de Ariane, 10
una parisina que se presenta hasta aquí, como una muchacha común y corriente. >>Sin embargo, todo esto no afecta de ninguna manera nuestro afecto por el personaje de Ariane, que se traduce sin dudas en la conexión que todos esperamos al ver una película. Como hija de un detective privado encargado de espiar al señor Flannagan, Ariana conocía los riesgos Fig 4: Imagen extraída de Sabrina, de Bill Wilder, 1954. de las represalias que este último podía sufrir de mano del marido de una de sus amantes. Ella entonces, irá al hotel Ritz donde los amantes se encontraban, y anunciando a la pareja el peligro que corre, se hará pasar por la amante de Frank. Sin embargo la situación se presta rápidamente al juego, por lo que Ariana ocultará su verdadera identidad logrando engañar a su nuevo amante. Se hace pasar pues, por una mujer deseada y deseosa. El cartel de la película, realizado por el polaco Wojciech Fangor, ilustra muy bien este aspecto esencial de la historia (fig. 6): la joven mujer deviene mujer fatal, eh aquí una oruga que se ha convertido en mariposa tornasolada a la vista de todos. II. A la mujer fatal: Pero Ariana no es tan lista como pretende ser, si Fig. 6: Wojciech Fangor, cartel polaco miramos bien, podemos encontrarnos frente a de Ariane, 1957.
3 http://audrey.hepburn.free.fr/filmographie/love_in_the_afternoon/love_in_the_afternoon.htm Información puesta en línea el día 10 de diciembre de 2012.
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una rebelde seducida por lo inaccesible. Detrás de la nueva Ariana que se inventó ella misma, se asoma el arquetipo de la mujer fatal, que para los hombres de esa época a mitad de siglo, era la figura de la mujer soñada, pero ideal en cuando a realidad, pues se deseaba en secreto, yendo en contra de la pulcra tradición. Pasamos de la jovencita ingenua, a la fatalidad de un personaje ficticio impulsado en su invención por la fascinación a un hombre siempre idolatrado. Esta situación es cuidadosa y sutilmente
Fig. 7: Imagen extraida de Ariane, por Billy Wilder, 1957.
trabajada a medida que la película se desarrolla, justamente para producir encantamiento y fascinación en el espectador. Ariana se viste entonces tal cual una mujer apasionada por la moda parisina (fig. 7), cuya elegancia podemos comparar con aquella que cautiva a los hermanos Linus y David Larrabee en Sabrina (1954), cuando la “jovencita” que antes ignoraban, regresa de su larga estancia en Paris. En uno de los carteles de la Fig. 8: Imagen extraída de Sabrina, por Billy Wilder, 1954. película, podemos comprender hasta qué punto este cambio sorprende a los dos hombres, de tal manera que la convierte en el blanco de las miradas de todos (fig. 8). >>Las vestimentas de ambos personajes son emblemáticas, como en un inicio ya lo mencionábamos, pero Audrey Hepburn supo ir más allá de sus personajes deviniendo un 12
emblema de la moda y sobre todo, de la feminidad, frente a figuras voluptuosas como la de Marilyn Monroe. La nueva faceta del personaje de Ariana se desenvuelve de manera muy refinada, parece dominar el arte del habla, de la expresión, y este funge como un medio indispensable de distinción al que Audrey Hepburn recurrió también en My Fair Lady, de 1964, lo cual realza la figura de Ariana de manera elegante y sexy. Compuesta por Fermo Dante Marchetti, la banda sonora de la película, que lleva por nombre Fascinación, es tocada por un grupo musical gitano para acompañar las tardes románticas de los dos amantes cuyos instantes llevan a su vez, el ritmo de las historias de Ariana en las que no deja de mentir sobre sus ocupaciones cotidianas; bailes, viajes e innumerables conquistas amorosas, todas ella, historias en las que deja desbordar su imaginación, con el supuesto objetivo de conquistar a su galán, Ariane juega con este hombre sin advertir él ya está completamente interesado en ella, la admira por… todo lo que es falso en ella. >>Hablamos de una versión modernizada del cuento de Cenicienta, que fuera reinterpretada por Walt Disney en 1950, pues este género romántico funcionaba bien para los intereses del público de la época. III. Una mujer, ¿dominante o sumisa? A pesar de la imagen romántica tan bien desarrollada en el cuadro del hotel Ritz en Paris, la banda sonora y la encantadora sonrisa de Audrey Hepburn, encontramos un trasfondo discutible y controversial en esta historia. La idea de que hay que mentir al ser amado fingiendo ser lo que este quiere para entonces, poder devenir también un ser amado, hace de todo esto, un cuento superficial. Este malestar, esta impresión de manipulación, contrabalancea la bella historia de amor entre Frank y Ariane. Es hacia la escena final, cuando Ariane deja revelar de a poco su naturaleza frágil e inocente, en una situación en la que su Frank está camino a terminar con todo este enredo, el tren donde se ha subido avanza y Ariana rompe en lágrimas dejando al descubierto el miedo de 13
perder a su amor, despojándose de la máscara que la acompañó en todas sus tardes de romance. Este desenlace lleva al espectador a una situación emocional entre piedad y sorpresa frente a lo que puede significar la final sumisión a un hombre que se caracteriza, inicialmente, por ser libertino y presuntuoso. Ariana finalmente calló en su propia trampa. El rol del padre también es importante en todo esto, pues, movido por el instinto protector natural, revela a Franck Flannagan la verdadera identidad de su hija, escena que nos traslada repentinamente a la imagen de la Ariane con la que fuimos introducidos en esta historia: una joven que apenas comienza a transformarse en mujer bajo la protección de su padre. … Audrey Hepburn interpretó distintos roles cinematográficos en los que juega ágilmente entre dos figuras que poseen diferencias casi abismales, la de aquellas mujeres juveniles e inocentes y la figura de las que parecieran ser la tentación de todos. Como dijera Guillemette Odicino «sea como soldadito travieso o como cierva conmovida, Audrey encarna siempre la historia de un cuento de hadas»4. Con su corte de pelo y la ausencia de joyas, era la figura perfecta que representaba la imagen de la nueva mujer joven e independiente que se desarrollaba en la época de los años 50, pero el secreto del éxito de esta victoria se encuentra en el hecho de una figura que se desenvuelve volviéndose hacia al hombre para provocarlo, bien podemos entender esto a través del comportamiento de Mr. Flannagan, a quien Ariane logra realmente sorprender con las historias de sus aventuras. Subrayemos que todo este cuadro es la imagen del fantasma de la mujer ideal que hace su aparición aún en nuestros días, pues 4
http://www.telerama.fr/cinema/films/ariane,23678.php
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pareciera que las mujeres que se muestran seguras de sí mismas son más deseadas que aquellas estudiosas y reservadas. Sin embargo, la película Ariane nos presenta una moral con muchas lagunas: la mujer manipula al hombre solamente con la intención de lograr a seducirlo, y no es esta, desde mi punto de vista, la mejor manera de hacerlo, pues todo se reduce a recurrir a los deseos explícitamente sexuales de los hombres.
Clémence Gauche, estudiante Facultad de Historial del Arte y Arqueología, Universidad de Nantes, Francia. Traducción del francés por Beatriz Pineda Ríos Filmografía: • WILDER Billy, Ariane, 1957. Sitiografía: •http://audrey.hepburn.free.fr/filmographie/love_in_the_afternoon/love_in_the_afternoon.htm [mise à jour le 10/12/2012]
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Frente al analfabetismo intercultural ¡Sapere Aude! Ensayo
En uno de sus diálogos Platón, narra como en una ocasión el filósofo Sócrates toma la palabra frente a sus oyentes para contando cómo los siete sabios de la antigua Grecia, se reunieron en Delfos para ofrecer a Apolo las primicias de su sabiduría, consagrándole la siguiente inscripción: “conócete a ti mismo”1. Este dicho se ha convertido en un punto de referencia en el mundo filosófico, extendiendo su alcance en la medida en que se expandió la influencia de la filosofía griega. Es pues éste, un axioma fundamental que invita a la búsqueda del auto-conocimiento y la eliminación de la ignorancia como uno de los principales objetivos de la vida humana, por lo que demandará gran parte de nuestro tiempo y energía a lo largo de nuestro caminar por el mundo. De ambas visiones anteriores, se Luego de Platón, muchos años desprenden dos cosas: por un lado el transcurrieron hasta que Immanuel Kant escribió el ensayo “Qué es la conocimiento se concibe vinculado Ilustración”, respondiendo que se al sujeto que conoce, por lo que se trata de “el abandono por parte del trata fundamentalmente de un auhombre, de su minoría de edad de to-conocimiento, y por otro, lleva la que él mismo es culpable”2, por lo a concebir la percepción tanto de sí que exhortaba a las personas a atre- mismo, como del resto del mundo, verse a usar su propia razón, a tener como un conjunto de objetos que la valentía de recurrir a sí mismos deberían ser estudiados y dominapara romper con la dependencia dos de manera autónoma recurrienanalógica de un niño con su padre do a los medios adecuados: tanto en cuando está conociendo el mundo: la era antigua como en la moderna, el énfasis se ponía más en «conócete ¡Sapere Aude!, exclama Kant. 16
a ti mismo» que en el conocimiento del otro o la otra como parte del propio proceso de auto-conocimiento. Sin embargo, lo anterior sería quedarnos muy cortos en el estudio del pensamiento de Sócrates: De acuerdo con Platón, discípulo del anterior, Sócrates desarrollaba siempre su pensamiento, a partir del diálogo con un otro, llámese Calicles, Ion, Cármides, Menéxeno o algún otro. Era mediante la discusión con el semejante, que dibujaba su pensamiento, el cual, por cierto parecía más bien un boceto de pensamiento, pues nunca cerraba sus discusiones con alguna afirmación contundente; nunca terminaba de conocerse a sí mismo. Lo anterior me hace pensar que ésta última acotación a su conocida sentencia, de la cual partimos, muchas veces es truncada por sus lectores: en el conocimiento de sí mismo, el otro será siempre crucial. Reflexionando sobre esta línea viene a cuenta una noción relativamente nueva que se refiere a los choques o conflictos que surgen de la falta de comunicación y entendimiento intercultural: “el choque de ignorancias”. Ésta surgió como una crítica, poco después de los ataques del 11 de septiembre contra los Estados Unidos, por EEdward Said3, a la tesis del “choque de civilizaciones” que había propuesto el politólogo Samuel Huntington, quien sostenía que al terminar la Guerra Fría, los conflictos políticos ya no serían fundamentalmente ideológicos ni econóParece que Huntington concibe micos, sino culturales, debido a que las civilizaciones e identidades como el mundo está compuesto por dife- constructos cerrados y aislados culrentes civilizaciones y sus diferen- turalmente, eliminando las múlticias culturales son más difíciles de ples corrientes y contracorrientes resolver que las diferencias políticas que forjan la historia humana en o económicas4, sin embargo el pro- términos incluso políticos y que, a pio Huntington ha reconsiderado su lo largo de los siglos, han hecho no hipótesis, a raíz de los atentados del solo que hombres se enfrentes con11 de septiembre, admitiendo que tra hombres en guerras religiosas y hay otros factores políticos que de- conquistas imperiales, sino que tamben tenerse en cuenta. bién sea posible un intercambio, una Platón: Diálogos, Marid: Editorial Gredos, S. A., 1985, p. 560.
1
Gregor, M. J.: Kant: Filosofía Práctica, Cambridge: Cambridge University Press, 1996, p. 17.
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fecundación cruzada entre diferentes aspectos constitutivos de una sociedad humana formando un rizoma que aprehende las multiplicidades5, como diría Gilles Deleuze. Said, entonces, responde a Huntington que sería mejor dejar de pensar en comunidades aisladas, cerradas y optar por la agrupación de dichas comunidades según sus situaciones políticas, como podrían ser por un lado los países poderosos e impositivos, y por otro, lo países que tienen un margen limitado de acción en el ámbito internacional. Lo que se necesita, a su juicio, son algunos métodos heurísticos que faciliten el análisis crítico de las relaciones entre los pueblos y la interdependencia que en nuestro tiempo, reflejan unos con otros. Analizando sus similitudes y sus diferencias con otros pueblos, podría analizarse de manera más oportuna los problemas como la colonización cultural y política de ciertos países obre otros. En este último sentido, Said concibe el conocimiento como una herramienta de poder, por lo que propone ampliar el modelo poder-saber y proporcionar algunas herramientas conceptuales y analíticas para la comprensión de la forma en la que se constituye, perpetúa y se aprovecha la ignorancia social con el fin de aumentar el poder de determinados grupos o individuos. Para ejemplificar lo que afirma, señala que en las últimas décadas, las representaciones de los medios occidentales sobre los musulmanes muestran un aumento dramático en el uso de estereotipos que relacionan con frecuencia las enseñanzas del Islam con el terrorismo, el fanatismo y el conflicto, a su vez, algunos medios musulmanes también gente no percibe a los «otros» como usan imágenes estereotipadas de las ellos se perciben a sí mismos, sino a sociedades occidentales6. Se podría través de un lente que distorsiona lo decir entonces, que los choques ob- que percibe influenciado por la igservados, a menudo surgen a raíz del norancia y el desconocimiento, oridesconocimiento de las relaciones ginando prejuicios, malentendidos y históricas y culturales de unos con fantasías. otros; no se trata pues, de resultados inevitables y endémicos de las difeLos casos mencionados anteriorrencias culturales o religiosas. mente son solo algunos ejemplos de La realidad es que la mayoría de la cómo la difusión social del conociSaid, E.: “The Clash of Ignorance”, en The Nation (New York), vol. 273, no. 12 (Octubre 22, 2001), p. 11-14. 4 Huntington, S. P.: “The Clash of civilization”’, en Foreign Affairs, 1993, Vol. 72, No. 3, p. 25. 5 Contr: Deleuze, Gilles; “Rizoma: Introducción” marzo, 1977 3
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miento también puede generar diferentes formas de ignorancia al omitir, infravalorar o silenciar ideológicamente otros relatos y experiencias. Esta ignorancia no es simplemente una falta accidental de conocimiento, puesto que se construye y se perpetúa a través de la normalización social y cultural de ciertos conocimientos y desconocimientos que, con el paso del tiempo, se convierten en un “sentido común” generalizado, y en muchas ocasiones termina por servir a ciertos fines sociales y políticos. Seamos o no conscientes de ella, la ignorancia intercultural normalizada socialmente tiene importantes consecuencias en el ámbito social y cultural, porque influye considerablemente en nuestra imaginación y en la conciencia que tenemos de nosotros mismos, por ende, en cómo nos relacionamos con los demás y con sus distintos universos culturales. Vivimos en sociedades multiculturales que además de poseer importantes aspectos enriquecedores, provocan tensiones, antagonismos y conflictos entre diferentes grupos y colectivos. La inseguridad socioeconómica, la marginación, las frustraciones, los resentimientos y los miedos son también elementos que siguen favoreciendo el etnocentrismo, la xenofobia y la violencia. Al parecer, queramos o no, la teoría del choque de civilizaciones sigue ejerciendo una gran influencia a nivel global. Como dijimos, se trata de un problema que en parte surge de la manera en la que accedemos al conocimiento, por lo que el tema de la educación es clave a la hora de analizar la situación; si queremos mirar alguna situación concreta que lo po, este país ha sido por décadas, el refleja, podemos analizar las Univer- portavoz de la diplomacia y habla sidades en la república de Francia, de sí mismo como un ávido defenen el área de las ciencias humanas sor de los derechos humanos, sin donde encontramos la Licenciatu- embargo, hace apenas unos meses, ra en filosofía, por ejemplo, la cual el partido de ultraderecha llegó a la ocupa sus planes de estudio exclu- segunda ronda en las elecciones presivamente con autores europeos y sidenciales, con su candidata Marine norteamericanos, y de ninguna ma- Le Pen, a la que algunos apodaban nera latinoamericanos, asiáticos o “la Donald Trump”, este hecho nos africanos7. Es importante señalarlo dice bastante sobre el pensar de la puesto que Francia es uno de los paí- sociedad francesa en nuestros días, ses con mayor índice de inmigrantes así también ilustra bastante bien, la árabes y africanos, y al mismo tiem- situación de la centralización del co19
nocimiento en la era de la globalización. Por todo esto creemos que es necesario emprender una autorreflexión crítica sostenida para superar este analfabetismo intercultural que genera desconfianza y recelo entre las personas y culturas diversas, dificultando la coexistencia pacífica entre los grupos humanos. Es necesario replantear los modelos de la educación general en todos los niveles mediante la integración de conocimientos de alcance considerado sobre otras culturas, en aras del fomento de una ética cosmopolita. El punto de partida de esta tarea consiste, primeramente, en replantear nuestra comprensión de la cultura y lo cultural en general. Cultura se entiende con frecuencia como “el modo total de vida de un pueblo” o “una manera de pensar, sentir y creer”8. Sin embargo, si consideramos la raíz etimológica latina de la palabra, vemos que se deriva de cultus en latín: el participio pasado del verbo colere que significa en español cultivar, de lo que podría seguir algo que cultivan los seres humanos, y en una era como la nuestra, este cultivo se da de manera intersubjetiva. Según esta concepción, ya no tiene senti-
do hablar de la cultura como si fuese una entidad autónoma que existe más allá del control de los seres humanos, porque en realidad todos y todas somos partícipes en las diferentes maneras en las que cultivamos colectivamente nuestras relaciones unos con otras y con la naturaleza. Por lo anterior, deberíamos procurar una sensibilización intercultural, con el objetivo del reconocimiento de las diferencias culturales, Contr: Karim, K. H. y Mahmoud Eid: “Clash of Ignorance”, en Global Media Journal, vol. 5, p. 7-27.
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Consultar:
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http://vof.paris-sorbonne.fr/fr/index/licence-XA/sciences-humaines-et-sociales-SHS/licence-philosophie-program-lphi1-210.html http://vof.paris-sorbonne.fr/fr/index/licence-XA/sciences-humaines-et-sociales-SHS/licence-sociologie-program-lsoc1-210/l1-sociologie-subprogram-lsoci1-14.html http://www.lettreslangages.univ-nantes.fr/formations/licences/licence-de-philosophie-2016366.kjsp#programme http://formations.univ-amu.fr/ME3HPH.html Contr. Geertz, C.: La interpretación de las culturas, Barcelona: Editorial Gedisa, 2003, p. 20.
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Ilustración: Saúl Martínez Torres
de la conciencia de la propia identidad personal y cultural, superando las limitaciones de la propia visión del mundo y para así abrirnos a otros horizontes cognitivos, experiencias y relatos. Sin embargo esto supone un gran desafío, pues, como seres humanos, tenemos la tendencia a acercarnos y apegarnos más a lo conocido y lo aprendido socioculturalmente, alejándonos y protegiéndonos de lo extraño y lo desconocido. Implica hacer el esfuerzo de intentar salir de nuestras zonas de comodidad para acercarnos a los demás y relacionarnos con otros modos de ser, pensar y hacer en el mundo. A todo esto, no nos queda más que reflexionar en lo importante que es cuidar nuestra manera de entender cómo se hace filosofía. La filosofía es una disposición interrogativa, una eterna inquietud y pasión, por lo es un camino del que podemos echar mano para acercarnos a lo que hay tras el término humano; debería ayudar a abrir nuevos horizontes dudando de lo que se da por hecho. Debería otorgarnos una mirada que posibilite la recreación del sentido del mundo, en donde lo importante es aprender y enseñar a pensar. En ocasiones se cree que la filosofía se ocupa de cuestiones etéreas, intangibles, abstracciones que no tienen nada que ver con la vida cotidiana. Sin embargo, nada que tenga que ver con el hombre le es ajeno. No hay una materia que no pueda servir de insumo para la reflexión filosófica, por lo que deberíamos interpretar el prin¬cipio de la Ilustración “Sapere Aude” como un llamamiento no solo a que obten¬gamos y acumulemos conocimiento sobre nosotros mismos y nosotras mismas o a que tengamos la valentía de usar nuestra razón de manera autónoma, sino también como un llamado a ampliar nuestros ho¬rizontes cognitivos y posibilidades de ser, creer y sentir, teniendo en cuenta que el auto-conocimiento y la auto-realización se logran intersubjetivamente, un “conócete a ti mismo” socrático que surja del diálogo, de lo contrario nuestras ignorancias podrían llegar a nublar la propia comprensión y de los demás. La sociedad necesita de la filosofía, de su esfuerzo por saber, pero saber crítica y recreativamente. Beatriz Pineda Rios 22
Mujer fatal:
La Circe de J.W Waterhouse Ensayo
Los prerrafaelistas, pintores ingleses del siglo XIX, recurrieron frecuentemente en sus obras, a la figura de la mujer fatal, muchas veces se trataba de hechiceras, brujas u otros personajes de leyendas e historias míticas, como es el caso de Morgan en la leyenda del Rey Arturo, o incluso Circe, personaje de la mitología griega. Mi interés particular en esta ocasión es centrarme en esta última, pues fue el sujeto de inspiración privilegiado para el pintor John William Waterhouse representándolas en tres de su cuadros: Circe ofreciendo la copa a Ulises (fig. 1) en 1891, Circe Invidiosa (fig. 2) en el año siguiente, y por último en 1913, una gran obra al óleo titulado The Sorceress (fig. 3), además, diversos esbozos realizados al final de su vida, apuntan al posible proyecto de realización de un cuarto cuadro. En las obras aquí mencionadas, lo llamativo es que podemos ver a Circe representada como una mujer manipuladora que se sirve de la hechicería, y pese a ello, su poder de seducción no se ve opacado. Hija del dios sol Helios en su unión con una ninfa, asesinó a su esposo y luego partió a una isla donde ofrecía a los marinos que por ahí pasaban, un vino que los transforma en animales salvajes. En La Odisea, Ulises escapa de esta isla y Circe transforma a todos sus compañeros en bestias, sin embargo, ella no intenta transformar a Ulises, sino que procura hechizarlo para hacerlo su compañero y amante.
Fig. 1. Circe Offering the Cup to Ulysses, 1891 por John William Waterhouse
Waterhouse escogió tres diferentes episodios a representar sobre las historias de Circe. En The Sorceress, la plasmó tramando un plan antes de que Ulises llegara a su isla. En la elaboración de los otros dos cuadros, se basó directamente en 23
fuentes textuales. Circe ofreciendo la copa a Ulises, muestra la llegada de Ulises a la isla y el momento en el que Circe busca hechizarlo. En Circe individuosa, representa la furia de nuestra femme fatale contra Glocius, dios del tribunal de Neptuno, porque se ha prendido de Escila y no de ella, luego, movida por los celos, verte un veneno verdoso en el estanque donde Escila se baña para transformarla en monstruo. Es en el contexto de una sociedad victoriana extremadamente estricta, que se produce un rechazo a la figura de las mujeres que Waterhouse pinta en sus cuadros, pero es también la época de las sufragistas y de importantes debates en torno al papel de la mujer en la sociedad. A continuación nos proponemos analizar cómo las representaciones que nuestro pintor hizo sobre Circe, descubren todos los aspectos de la figura de la mujer fatal y se inscriben en un contexto vitoriano social y artístico.
2: Circe individuosa, 1892, pintura al óleo. William Waterhouse
I. Circe: La mujer seductora A. Un ideal de la belleza femenina. En sus tres representaciones de Circe, Waterhouse pinta a una joven mujer que corresponde a cierto ideal de belleza; delgada y de cabellera oscura. Su rostro es muy parecido en cada obra; tez pálida, mejillas rosas y labios rojos. Su atuendo, de antiguo estilo mitológico y ajustado al talle, nos permite entrever su figura gracias a la transparencia de la tela. Circe emana una fuerte sensualidad, particularmente en los dos primeros cuadros, donde lleva los pies desnudos y muestra un lado de su cadera. Waterhouse da gran importancia a su cabellera abundante, formando parte de la seducción a la que nos lleva, así como a su provocadora mirada: podemos admirarla como una mujer soñadora en su estudio (fig. 3), o bien, como una mujer decidida vertiendo la copa mortal (fig. 2), e incluso tentadora, con la mirada fuertemente fijada sobre el espectador (fig. 1), que nos transporta a la situación en la Ulises tuvo que haberse encontrado al llegar a la isla: El pintor nos arroja claramente la idea que tiene de Circe como mujer fatal que cautiva con su terrorífica belleza a los viajeros que llegan a sus lares. 24
B. Figura criticada y paralela a la de la mujer victoriana La sociedad victoriana burguesa en la que Waterhouse se desarrolla como artista, influencía su visión sobre la mujer y la manera en la que la representa. Nos encontramos con que los prerrafaelistas mostraban cierta fascinación por las mujeres mitológicas y hechiceras, de maneArriba, fig.3: The Sorceress, 1913, por John William ra que nuestro pintor encontró en Waterhouse, 109x74 cm, Peter Nahum collection. su camino figuras femeninas muy populares rodeadas de sueños y misterios. Además, los clientes de Waterhouse eran su mayoría hombres de la burguesía. En la sociedad victoriana, la belleza de la mujer era considerada como una virtud, pero es también y sobre todo, su rol de ama de casa el que es puesto delante: las mujeres tenían aún muy pocos derechos y sus códigos de vestimenta eran muy estrictos, contrariamente a los hábitos ligeros de inspiración antigua con los cuales Waterhouse ciñe los cuerpos de sus musas. Pese a esto, hay una atracción y una fascinación de los burgueses victorianos hacia estas mujeres soñadas y soñadoras, de belleza irreal e intangible. El personaje de Circe se beneficia entonces de un aura misteriosa y sensual en los cuadros del artista inglés, y no está por demás mencionar que los victorianos utilizaban en el lenguaje corriente, el nombre de Circe para designar a las prostitutas. Hablamos pues de un personaje ambivalente que no posee únicamente una belleza que atrae a la sociedad sino que puede también ser nefasto poseedor una manipuladora inteligencia que puede significar un peligro mortal por lo que no se puede confiar en él. II. Circe: la mujer inteligente y manipuladora A. Circe sumergida en sus pensamientos Waterhouse dedica gran atención a los rostros de las mujeres que pinta, y en el caso de Circe, aunque es retratada con distintas expresiones faciales, siempre denota una inteligencia particular.
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De esta manera, el poder del conocimiento es representado en The Sorceress, de 1913 (fig. 3), en donde somos testigos de su extraña sabiduría y del peligro que ésta representa: delante de ella, una clase de libro de magia que lleva inscrito diversas fórmulas matemáticas y figuras geométricas. Sobre la mesa blanca, un gran frasco de vidrio que da a la escena un aspecto científico que evoca al mismo tiempo, poderes mágicos. Detrás, podemos distinguir varios instrumentos de medida, Circe es también una mujer calculadora: con el codo sobre la mesa y recargando su brazo como si estuviera reflexionando o ideando un plan, mientras detrás de ella, yace una figura dibujada en el muro: el gran barco de Ulises atacado por sirenas aladas. Circe parece encontrarse totalmente sumergida en sus pensamientos. Es una mujer imperturbable; ni el vino derramado sobre el escritorio ni el guepardo que parece gruñir frente a ella parecen estorbar su pensamiento. En Circe ofreciendo la copa a Ulises (fig. 1), es la inteligencia manipuladora, la idea que roba el interés de Waterhouse; siendo completamente consiente de su belleza seductora la vemos imponente sobre su trono e intimidando a Ulises. Denota una seguridad sin igual levantando el brazo en gesto de dominación casi teatral Es importante decir que todos los cuadros que Waterhouse hizo de esta mujer, subrayan su mirada. En Circe individiosa muestra su plena expresión, con los ojos concentrados en su acción: vierte el veneno en el agua donde cierta mujer que odia toma un baño; “invidiosa” o envidiosa, significa celosa. Todos estos cuadros nos hablan de una mujer reflexiva y no, como se creería, impulsiva, es este lado inteligente y calculador el que la hace peligrosa. La representación de Circe como mujer fuerte e independiente no puede quedar aislada, sino que hace eco en los cambios que la sociedad victoriana atraviesa a finales del siglo XIX. Estas imágenes de Circe como mujer fatal se oponen totalmente a la mayoría de las obras prerrafaelistas que hacían ver al género femenino muy amenudo lánguido o con una tranquilidad casi letárgica y no como un género activo y razonable, por lo que las representaciones de mujeres soñadoras y sensuales, que gustaban tanto al público de finales del siglo XIX, nos hace pensar también en el lugar que ocupaba la mujer en la sociedad victoriana. En efecto, el género femenino en esa época, lejos estaba de distinguirse por 26
su independiencia, al contrario, solía quedarse en casa al servicio del marido, la mujer es incluso cosiderada como un hada del hogar -“the angel in the house”-. El libro de la administración doméstica –del ingés The book of household management- de Isabella Beeton, bastante leído en la época, explica cómo debe cuidarse el hogar y muestra claramente los deberes domésticos a las mujeres comprometidas en matrimonio, como lo fue la misma Circe. De esta manera podemos leer: “La virgen humilde, la esposa prudente y la matrona vigilente son mucho más útiles en la vida que los filósofos en enaguas, las heroínas fogosas o los viragos”1. En el momento en el que estos cuadros fueron pintardos, el estatus de las mujeres se encontraba en plena evolución, particularmente por el movimiento de las sufragistas que luchaba por el derecho al voto. Sin embargo, no debemos del todo ver en los cuadros de Waterhouse un objetivo reivindicador; conocemos poco sobre su opinión al respecto pero sabemos que formaba parte de la burguesía victoriana conservadora y que muy probablemente se oponía a las reclamaciones de las sufragistas. Decimos a todo esto, que la mujer que se impone, que se desarrolla ampliamente, que demanda derechos, es una mujer que en las mentes de los hombres, representaba un peligro para la sociedad pues a su parecer, recurría a la seducción para tratar de encubrir su naturaleza maligna de agitadas pasiones. III. Circe, mujer peligrosa. A pesar de su belleza, Circe no es inofensiva, como ya lo ilustrara Waterhouse en sus diferentes obras en las que encontramos elementos que nos resultan inquietantes por la manera en que muestran la magia de la hechicera, rodeando su figura de fuerte tensión dramática y teatral. En primer lugar, la podemos observar como hechicera salvaje y misteriosa en medio de la oscuridad. Alrededor de ella siempre hay tinieblas que contrastan con la blancura de su piel. En la pintura de 1913 (fig. 3), numerosos elementos nos hacen sentir el peligro: en torno a ella rondan animales salvajes a los que no parece temer, lo que nos hace recordar las antiguas representaciones de las Ménades trazadas sobre vasijas: en sus manos sostenían serpientes, sin miedo, para subrayar su carácter salvaje comparable al de las peligrosas bestias, mientras que en el cuadro de Waterhouse podemos Confr. Mrs. Isabella Beeton. The Book of Household Management. Volume 1. Ex-clas-
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observar guepardos y una pantera negra de ojos amarillos, estos animales tienen la mirada puesta en Circe pero de forma sumisa: son muy probablemente los hombres que transformó. Es pues en realidad más peligrosa que estos animales que se muestran inquietos a su lado. Sobre la mesa, el contenido de una copa se ha derramado, ¿es acaso veneno o vino, como nos hacen pensar las ánforas coronadas con hiedra en la parte baja del cuadro? En todo caso, la copa derribada da a la obra una sensación de desequilibrio inquietante. Por aquí y por allá hay diferentes pócimas, y por la ventana podemos ver el bosque negro del que frecuentemente hablan las narraciones míticas. Todos estos elementos nos hacen sentir que nos movemos bajo una atmósfera oscura, y el último de ellos, que además refuerza el lado maléfico de Circe, es su cabellera roja. En “Circe ofreciendo la copa a Ulises”, lleva la cabellera alborotada, sostiene con una mano en lo alto una especie de varita mágica y con la otra, la bebida envenenada. A sus pies un jabalí ha muerto, o quizá está adormecido; sin miramos bien, encontraremos otro en la oscuridad, detrás de su trono, a la izquierda: eran estos probablemente los compañeros de Ulises. En el suelo también un sapo, que muchas veces es símbolo de mala suerte. El toque final es el incienso que Waterhouse también ha pintado, uniendo cada elemento en un ambiente de magia y misticismo. Por último, en Circe Invidiosa, yace una mujer celosa que se deja llevar por sus pasiones, sin embargo, al mismo tiempo pareciera que reflexiona profundamente en sus planes. Es en efecto esta, la venganza venenosa de Circe contra Escila. Misteriosa e inquietantemente, pareciera que nuestro personaje poseyera poderes acuáticos cuando nos damos cuenta de que es sobre gran pez azul que se sostiene en pie. Viste también un vestido ocelado azul, “un vestido cerúleo”, según Ovide, evocando a una criatura marina parecida a una sirena con escamas. El entorno en el que se encuentra es rocoso y sombrío, como en el caso anterior, al fondo también distinguimos un oscuro bosque. Circe verte el veneno mágico en el agua, cae creando una onda de magnificas tonalidades luminosas azuladas. Una vez más, con la pesada mirada y fija sobre la copa, Circe inspira un peligro sensual.
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Waterhouse mostró a Circe como una mujer dominante de manera cada vez más contundente. En Circe ofreciendo la copa a Ulises, es ella quien controla la situación: Sentada majestuosamente en un trono, que a su vez ha sido puesto sobre sobre un estrado, tiene los brazos levantados con un gesto firme levando también su mentón. La silla es inquietante en sí misma, con sus apoyabrazos con forma de leones amenazantes con sus hocicos abiertos. Vemos en el espejo redondo, el reflejo de su víctima: Ulises, detrás del cual hay columnas antiguas. El espectador es entonces puesto en el lugar de la víctima, frente a una Circe imperiosa y amenazante, cuya figura domina en el lienzo mirándonos desde arriba, sumándose a la intensidad dramática de la escena. Waterhouse representa el momento preciso en el que ella domina, mientras que en el mito, Ulises toma ventaja sobre ella posteriormente, movido por la furia al ver transformados a sus compañeros. La misma voluntad de mostrar a una mujer dominante y decidida, es visible en Circe Individiosa (fig. 2). Lo que fascina a los prerrafaelistas, es la fuerza y la magia de esta mujer. Contrariamente al personaje de Penélope, esposa fiel de Ulises e ideal del modelo de la virtuosa mujer victoriana, Circe es una hechicera y a los prerrafaelistas les fascina su poder que transforma y metamorfosea puesto que les intrigaban las ciencias ocultas Para concluir, Circe es por excelencia la figura y la representación de la mujer fatal, peligrosa por su belleza e inteligencia, lo que le permite afirmarse a sí misma y revelarse contra los hombres. Mató a su marido y transforma a los marinos en bestias salvajes, pero también hace frente a Ulises, famoso por su astucia. En sus representaciones, Waterhouse da a Circe la belleza ideal correspondiente al modelo de la musa prerrafaelista, sin embargo se aparta de la imagen de la mujer débil, languidecida y soñadora para dar lugar a una mujer fuerte, decidida y capaz de actuar. Se revela como una mujer fatal y encubre este aspecto con la seducción. No hay arrepentimiento o dolor por la muerte de su marido o la transformación de los compañeros de Ulises en animales salvajes, y en estos cuadros no hay insistencia en torno a sus víctimas que nos son en realidad muy poco representadas, o de modo apartado, como a través de un espejo. Circe logra atrapar la atención no solo de los prerrafaelistas sino también de los victorianos, que al mismo tiempo se ponían a la 29
defensiva contra esta mujer que ya poseía demasiado poder. Hoy podríamos hablar una conexión de Waterhouse con el movimiento de los sufragistas pero en realidad sería difícil querer ver en sus cuadros una voluntad reivindicadora o por el contrario una advertencia. En efecto, conocemos mal las opiniones políticas de Waterhouse probablemente ante todo simplemente, una mujer mitológica la que él ha querido representar. .
Solenn Bouley, estudiante. Facultad de Historia del Arte y Arqueología. Universidad de Nantes, Francia. Traducción del francés por Beatriz Pineda Rios.
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¿Puede un ordenador
estar dotado de conciencia? Ensayo
John Searle, filósofo de la University of California at Berkeley, es conocido por ser un defensor del profundo misterio que esconde la consciencia humana frente a la trivialización hecha por defensores de la IA fuerte como puede ser Ray Kurzweil. En su obra “The Rediscovery of the Mind”, expone quizás su crítica más conocida en contra de la IA fuerte, su analogía de la habitación china: Creo que el argumento más conocido contra la IA fuerte es mi argumento de la habitación china […] que demostró que un sistema podía albergar capacidad cognitiva humana, como por ejemplo la capacidad de comprender el chino, aunque dicho sistema no entienda el chino en absoluto. Imaginemos simplemente que alguien que no sepa nada de chino sea encerrado en una habitación con muchos símbolos chinos y un programa de ordenador para responder preguntas en chino. El input del sistema consiste en símbolos chinos en forma de preguntas, el output del sistema consiste en símbolos chinos como respuesta a las preguntas. Supongamos que el programa es tan bueno que las respuestas a las cuestiones sean indistinguibles de las que haría alguien cuyo idioma materno fuera el chino. Sin embargo, ni la persona dentro de la habitación ni la otra parte del sistema entiende el chino literalmente hablando, y como el ordenador programado no tiene nada que no tenga este sistema, el ordenador programado (cualquiera que este sea) tampoco entiende el chino. Como el programa es exclusivamente formal o sintáctico, y como las mentes poseen contenidos mentales o semánticos, cualquier intento de producir una mente solo a través de programas de ordenador ignora características fundamentales de la mente. (John R. Searle, The Rediscovery of the Mind (Cambridge, Mass.: MIT Press, 1992)).
Lo que pretende demostrar Searle con el argumento de la habitación china es que la ejecución de un programa informático no lleva consigo ningún proceso mental de inteligencia y, por tanto, la tesis de las IA de que la mente se asimila a un programa, sería falsa. El autor intenta derribar de golpe la idea de que nuestra mente es similar a un programa de 31
ordenador. La lógica utilizada por los ordenadores solamente ejecuta símbolos sin comprender el contenido, un proceso que sería totalmente distinto al que se produce en la mente humana. En un primer momento, se supone que se coge un idioma desconocido por la persona en la que se realiza el programa y que está haciendo las veces de ordenador. A dicha persona se la sitúa en una habitación donde se encuentran cestos con símbolos chinos (o base de datos) y un libro escrito (por los programadores) en el lenguaje que dicha persona conoce, que determina las reglas formales para la manipulación (o programa informático) de los símbolos sin tener en cuenta el significado. En el exterior de la sala se encuentran personas que hablan chino y que le proporcionan a la persona que está dentro grupos de símbolos; ésta les devuelve otro grupo de símbolos, en base al libro de reglas, como respuesta. Pero el quid de la cuestión es que el libro de reglas está construido de tal forma que las respuestas que la persona de la sala devuelve no se pueden diferenciar de las que daría una persona que entendiera chino. Así, la persona de la habitación superaría con éxito el test de Turing 1 Con respecto a la comprensión del chino, con la excepción de que ésta ignoraría completamente este idioma, ya que no existe ninguna posibilidad de que sepa el significado de los ideogramas por mera manipulación formal. De esta forma, aunque el conjunto de las partes que componen el experimento sea capaz de superar el Test, no se puede afirmar que la persona (ordenador) que está dentro de la habitación comprenda 1 El test de Turing consistiría en una prueba de habilidad para comprobar si una máquina es capaz de exhibir un comportamiento inteligente similar, o indistinguible, del de un ser humano. La idea sería colocar a un interrogador, un hombre, y una máquina. El interrogador se encuentra apartado del hombre y de la máquina. El interrogador se comunicará con el hombre y la máquina, y tanto el uno como el otro deben hacerse pasar por el hombre. Si el interrogador es incapaz de reconocer cuál de ellos es la máquina, ésta habrá pasado el test.
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chino. La persona se estaría comportando como si entendiera chino, cosa que es posible a través de manipular símbolos conforme a reglas formales. En conclusión, argumenta Searle, ya que el agente humano (ordenador) no entiende el chino mediante la aplicación de un programa informático, no es posible que cualquier otra computadora comprenda el chino llevando a cabo el mismo programa informático de manipulación formal de símbolos. El agente humano que toma como base el programa para construir símbolos en chino no posee nada que no tenga un ordenador cualquiera: tanto el uno como el otro ejecutan el programa sin que tenga importancia el medio físico a través del cual se realiza la ejecución. Mediante el ejemplo de la habitación china, Searle llega a la siguiente conclusión general: Lo dicho para el chino vale igual para otras formas de cognición. La mera manipulación de símbolos no basta, por sí misma, para garantizar cognición, percepción, comprensión, pensamiento, y así sucesivamente. Y dado que los ordenadores, en su cualidad de tales, son dispositivos de manipulación de símbolos, la mera ejecución del programa no basta para garantizar la cognición. (John R. Searle, “¿Es la mente un programa informático?”, en: Investigación y Ciencia, marzo, 1992, p.11.)
Lo que afirma Searle implícitamente es que si hay por lo menos una actividad que conlleva la posesión de ciertos estados mentales no formales (en este caso, comprender el chino), y este proceso no se da en un ordenador que ejecute un programa informático, entonces, con mayor motivo, cualquier otro proceso que implique estados mentales no va a poder ser llevado a cabo por un ordenador programado con ese fin.
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Se pueden encontrar algunos problemas en esta formulación, como sería por ejemplo la posibilidad de establecer con certeza que la mente posee contenidos semánticos que no son reducibles a procesos formales computacionales o que en principio no es posible que la puesta en funcionamiento de un programa por un ordenador no sea suficiente para aplicarle predicados mentales. En síntesis, el argumento de la habitación china quedará esquematizado por Searle de la siguiente manera: Axioma 1. Los programas informáticos son formales (sintácticos).
Axioma 3. La sintaxis, por sí misma, no es constitutiva de semántica ni suficiente para la misma. Conclusión. Los programas informáticos no son constitutivos de la mente ni suficientes para la misma. Gonzalo Fernanco Ruiz Caro
Bibliografía Searle, J.R. “¿Es la mente un programa informático?”, en: Investigación y Ciencia, marzo, 1992. Searle, J.R. The Rediscovery of the Mind (Cambridge, Mass.: MIT Press, 1992)
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Fotografías: Josué Emanuel Hernández Barrientos
Axioma 2. Las mentes humanas poseen contenidos mentales (semántica).
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Ciclo de vida
de una palabra Cuento
Cuando las palabras impactan con la boca, el sonido regresa a su estado natural: la insipidez. Una especie de armonía precipitada a la que le gusta danzar en ciclos escandalosamente perpetuos, y esparcirse como fractales de raíces de hortaliza y campos de flores submarinas; me intimida su nitidez, por el ejercicio de volverse obvia, aun sin retórica ni lógica alguna. 36
Cuando las palabras impactan con la boca, sus devenires tardan en llegar aún más. Aún más que el otoño en las hojas secas, aún más que la esperanza en el cristiano; sin duda alguna, ese camino debe ser largo, y aun más que eso, debe ser desagradablemente excitante, ¿he recordado antes este andar etéreo por las cosas y sus infinitos tactos? Tengo la voz del síntoma, ese que hace transpirar la vida, y en su bienvenida, tengo los pies largos, y las huellas como pinturas de aceite.
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Fotografías: Josué Emanuel Hernández Barrientos Cuando las palabras impactan con la boca, los sabores regresan a su estado natural: el silencio. Y entonces comienzas a disfrutar de las conversaciones etéreas con las cosas, y pronto podrás escuchar la palabra que muere, y a sentir la que revive, aprenderás que la tardanza llega a tiempo, que las hojas secas no traen el otoño y que la esperanza no espera al cristiano. Porque para eso existe el blanco en las paredes y en las hojas de papel: para cuando las palabras impactan con la boca. Violeta Peña Gutiérrez 39
Madera
Cuento
La humanidad, o lo que quedaba de ella después del cataclismo, se encontraba refugiada en su santuario, su fortaleza; una gran esfera lisa de metal enterrada en las sombrías y cálidas entrañas del mundo mismo. Ahí, creyéndose a salvo de la superficie incinerada, aguardaban con paciencia y resignación a que el tiempo cesara sus vidas. No es que no pudieran terminar con todo de una vez; muchos lo habían hecho ya, pero aquellos que restaban no lo hacían no por miedo, sino por una tenebrosa epifanía: lo que hicieran o no con sus vidas, daba igual ya. Y es que allí, dentro de esa esfera, al menos estaban cómodos. La temperatura era idónea para el habitar de los humanos; la gravedad también. Había comida y agua más que suficiente, y ciertamente no iban a perecer, no hasta mucho después de que ellos lo hicieran. Siendo así, ¿quién podría culparlos? ¿quién les aseguraba que tendrían esa comodidad en el otro mundo? Aunque, tampoco es que pensaran mucho en el otro mundo. El pensamiento religioso escaseaba después del cataclismo. Después de todo, si había un dios, jamás se dignó a mostrarse, ni siquiera ante aquellos que le eran leales, y el cataclismo en sí mismo no fue obra de ningún dios. ¿Había olvidado a los hombres? ¿Los habían abandonado? ¿Acaso los dioses se habían acobardado? O… ¿simplemente no existían? Sea como fuere, allí estaban, nían lo más que podían con anticuaaguardando. Aunque el ambiente dos juegos de… bueno, de mesa. Y era tenso, opresivo y resignado, y las otros más, a pesar de la pesadumbre personas no sentían demasiados áni- que incita a los hombres a ser huramos de acercarse las unas a las otras; ños, charlaban. Una vez, se habían sí hallaban formas de distraerse, de juntado a platicar sobre cualquier asesinar los días. Algunos, los más cosa, con tal de volver las horas maraguerridos, limpiaban sus armas, ginalmente más tolerables, uno de reliquias ya sin utilidad de una era ellos, particularmente animado, al pasada. Otros se congregaban silen- menos en relación a los otros, hablaciosamente en torno a las austeras ba sobre las chimeneas. Sostenía que mesas de frío y metal, y se entrete- había algo extraño y atenuante en las 40
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llamas que se aireaban sobre los leños, un efecto que brindaba sosiego al alma. Decía que sería bueno tener una ahí abajo. Entonces un viejo, como siempre los hay, incluso tras el cataclismo, interrumpió bruscamente a la persona que hablaba sobre chimeneas. - ¡Pues qué lástima! – Dijo – No hay más madera para quemar. Ya se quemó allá arriba con todo lo demás. No hay, ni para mesas de verdad, ni para quemar en una de esas cosas, ni siquiera para una puerta. – Y entonces sonrió. – Aunque bueno, tampoco es que necesitemos una de esas, ¿qué, van a venir a tocar? – Terminó y rió entre dientes. Y entonces el silencio se extendió como una gran ola apaciguadora, y todos en la fortaleza fueron abatidos por un terror incierto, como si algo apelara a sus instintos más profundos y les advirtiera sobre algo terrible. De pronto, en ese silencio pre apocalíptico, se escucharon claramente los sonidos, uno detrás del otro, que resonaron en todo el santuario, alcanzando los oídos y las frágiles mentes de todos aquellos humanos que restaban. Y estos dos sonidos detonaron una macabra y siniestra sinfonía de gritos de pánico, pues habían quebrantado toda sanidad. Aunque, no causaron tan abrupto caos por ser sonidos tenebrosos o antinaturales. De hecho, eran sonidos que, antes del cataclismo, eran muy comunes. Sonidos de los cuales, antes del cataclismo, nadie hubiera sospechado. Los sonidos de nudillos tocando madera. Gabriel Fernando Ruiz Caro
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El encuentro
del desencuentro Cuento
Corrió hasta donde pudo. Encontró un bistró abierto y entró empapado. Todos los ojos centraron su mirada en el pobre Jérôme, quien avanzaba lentamente y con respiración agitada. El garçon se compadeció de él, ofreciéndole un poco de glühwein, qué mejor antídoto para una carrera contra la turbulenta lluvia. Apenas y pudo pronunciar un “gracias”, entre dientes y receloso. Se sentía avergonzado, ¿por qué?, ¿por interrumpir en un tranquilo bistró con su presencia agitada y sentirse como un espectáculo circense? Tal vez. El garçon le ofreció una mesa en una esquina en el fondo del recinto. Jérôme tímidamente dibujó una delicada sonrisa como muestra de agradecimiento ante el gentil gesto del joven. No sabía qué hacer. Rascaba su nuca con frecuencia y fruncía el ceño como signo de ansiedad. Prosiguió a revisar su pequeña valija. Estaba estropeada. Sus manos temblaban al momento de abrir el cierre, como si dentro de esa pequeña valija se escondiese un monstruo que se las fuera a arrancar. Con recelo, una metió mano y palpó. Se sintió aliviado. Sacó todas sus hojas; estaban perfectamente bien, salvo por una que otra mancha, sí, para su desgracia se mojaron un poco y la tinta se había corrido levemente. Nada que no se pueda arreglar, pensó. Su gran obra maestra. Después de un breve momento, comenzó a reírse. Se sentía un gran imbécil. ¿Esa era su obra maestra? Qué soberbio. Qué cínico. Qué idiota. Si no hubiera sido por eso, no lo hubiera hecho ¿De qué genialidad se jactaba? La tranquilidad que había logrado alcanzar gracias al glühwein, se vio interrumpida cuando sintió que una mirada se posaba sobre él. Los nervios se apoderaron de sus ser, alzó la vista,
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buscando esos ojos que lo embestían, los encontró en la mesa que se ubicaba en el otro extremo del lugar. Su mirada era intensa y hasta cierto punto, transmitía cierto erotismo. Jérôme quedó extasiado. No lo podía creer. Una mujer de aproximadamente 35 años, rubia, ojos azules, labios carmín, piernas largas y torneadas, además de un lindo escote. Cuando hicieron contacto visual, la joven se levantó de su mesa y se dirigió a la de nuestro protagonista, caminando de manera muy sensual. Jérôme se sintió helado. — No has cambiado nada — pronunció la joven — No seas descortés, ¿no me vas a invitar nada? — preguntó desafiante. — ¿Por qué habría de hacerlo? — Respondió Jérôme cínicamente mientras reía — Eres la misma chiquilla tonta que conocí. —
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La rubia tomó su copa de glühwein, intentando provocar una reacción de enojo en él, pero a éste no le causó molestia alguna. Al contrario, se divertía con su estúpido juego. — ¿Es qué no puedes cambiar tu estrategia, mujer? — Cuánto tiempo y sigues haciendo las mismas fechorías, las mismas tácticas ¿crees que me vas a convencer? Es hora que busques otra víctima, Denisse. — Denisse frunció el ceño. Se sintió atacada. No lo esperaba. Ella siempre ganaba. Siempre. — No seas tonto ¿a caso crees que quiero regresar contigo? ¡Por favor! Dios me libre de un vejete como tú — respondió a rabietas mientras se reía — ¿Y cómo te ha tratado la vida, querido anciano? —.
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— Mucho mejor desde que no estás en ella — dijo con una sonrisa triunfal. — Esa sonrisa era real. No cabía falsedad en ella. Denisse se disgustó, sin embargo, quiso indagar más sobre la vida de aquel “vejete” y por otro lado, ese pobre señor de mediana edad también se moría de ganas por saber qué había sido de aquella mujer tan exuberante, simpática y fanfarrona a la vez…que había sido su mujer. ¿Qué había sido de ellos? Lo que pensaron sería un momento incómodo, terminó siendo un momento de reflexión, el viejo enemigo por un instante se convirtió en amigo, rieron, hubo momentos de mucha tensión (sexual, por supuesto). — Ay, Jérôme ¿de qué manera podrás compensar el hecho de haber sido tan mal esposo? — suspiró la joven
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Fotografías: Josué Emanuel Hernández Barrientos
Jérôme tomó su pequeña valija, cuidadosamente abrió el cierre y como un niño cuando descubre un secreto, sus ojos de llenaron de alegría; tomó las hojas que estaban un poco manchadas y se las entregó a Denisse. — Toma, con esto pienso compensar mi error — En las hojas se podía leer “Oda a la rosa”… Gaëlle Maly
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Tigres
del norte
Si quieren escuchar a los tigres Salgan a la calle Vean a los tigres humanos Nos rondan todos los días Olfatean la carne de nuestras niñas Vienen del norte Del centro Y del sur Se llevarán a tus hijas Y nunca más sabrás de ellas ¿Quieres oír la música de los tigres? Sal a la calle Espera un taxi Muy de mañana A medio día O en la tarde En el centro, en el norte o en el sur Si eres una muchacha De pelo largo y negro Se aparecerá alguno de ellos Flaco y con ojos oscuros El tigre que viene a beber sangre El tigre que vive de vender muchachas Tocará su música La música de los tigres Llegarán más Y se llevarán a más de tus hijas ¿a dónde? A donde los tigres se reúnen
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Ilustración: Saúl Martínez Torres
Prosa
No dejarán ni los huesos Por eso No hallarán restos de ellas. En mi ciudad la música de los tigres se escucha a cada rato Sale de los parques oscuros De los callejones De las escuelas vespertinas, Sale de los taxis De los trayectos cortos De la anécdota: nada más fue a la tiendita y nunca regresó. No la he escuchado Pero sospecho que es fea Y que hipnotiza a las muchachas Con sus cuerdas Como la flauta a los ratones Que se los llevó lejos, lejos Que se quedaron encerrados en una montaña Y sus padres y sus madres jamás volvieron a saber de ellos. ¿Los tigres ronronean? No lo sé Tal vez de gusto Después de que se comen a las niñas. Angélica González Macías
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Mañana
Cuento
El universo es rojo La noche es roja Se ha pintado de nuevo Con los reflejos de las ciudades ¿qué haremos con el planeta rojo? Los continentes rojos De los hombres rojos Ya no distinguen más colores Que la roja tierra La roja agua Los rojos ríos En un rincón olvidado Un niño rojo se encontró unos crayones Y se preguntó ¿qué es esto? Al ver el verde ¿para qué sirve? Al ver el azul ¿alguna vez existió? Al ver el blanco Los hombres rojos, de camisas rojas, de tierra roja
En sus rojos pensamientos no imaginan Que su sangre, no es roja… No imaginan, que su imaginación, no es roja No imaginan, que su amor, no es rojo Porque los hombres rojos, de zapatos rojos y cabellos rojos No saben nada… Creen que las plantas siempre han sido rojas Y que las piedras y las estrellas Creen que todos siempre han sido rojos por dentro y por fuera Esos hombres rojos Con sus anteojos rojos Y sus sombreros rojos No ven más allá de su roja nariz De su rojo planeta En su rojo universo. 17 agosto 2014 Angélica González Macías
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Ilustración: Saúl Martínez Torres
Ensayo
sobre lo bello Prosa
¿Me dejas contemplarte? Bueno aunque sea mirarte… aprovecharé la oportunidad y te definiré: << Poesía>>, producto del ritmo y el verso, fruto de la claridad de tu pelo y de tu cuello. <<Poesía>> esbozo de ausencia, esbozo de agonía. Silencio que inquieta, dolor que agrada, quimera que se encarna en la nada.
<<Poesía>> Noche árabe, Noche lejana, Milagro que se acaba en la brevedad de tu mirada. <<Poesía>> noche tierna, madrugada inhumana, mañana sanguinaria, tarde helada. Poesía, ya no queda alegría, tu silueta mitificada. Mi existencia angustiada, Tú, mi necesidad callada. Carlos Abel Armenta Barbosa
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Ganador concurso de fotografía
filosofía y sociedad
La filosofía como antena decodificadora. En la imagen quiero expresar que la filosofía y sus corrientes son las antenas que se ven en este paisaje urbano, las construcciones son la sociedad en donde habitamos. Vivimos en un sistema social contemporáneo que nos cuesta comprender, la filosofía ayuda a entender la dimensión de la existencia, a sobrellevar los retos de la vida, a tener una visión más amplia y profunda de quienes somos. La foto la tomé desde un puente peatonal mirando al oriente de la ciudad, cuando la tarde iba cayendo, salí a caminar a buscar varias escenas urbanas de mi entorno para la propuesta.
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Alberto Gómez Cabal Artista Visual y Veterinario. 8 de noviembre de 1963 ( 54 años) Bogotá, Colombia.
Colaboradores
Adrián Fernández Granados. Licenciado en Filosofía por la Universidad Veracruzana, ahora estudiante de la Maestría en Filosofía de la misma universidad. Becario de tiempo completo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), ha estudiado a autores contemporáneos como Richard Rorty y Michel Onfray como parte de su trabajo académico y es co-fundador de esta revista de divulgación filosófica a raíz de su preocupación por abrir la filosofía a un mayor número de personas, ofreciéndola como una herramienta para la vida misma.
Saúl Martínez Torres (Xalapa, 1992). Estudiante de la Licenciatura de Diseño de la Comunicación Visual en la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana. Trabaja en proyectos diversos para complementar su aprendizaje graficoartístico, como lo es esta revista en la que participa como ilustrador. Hace uso de la plataforma digital de Instagram para compartir el proceso de su aprendizaje, su trabajo personal y una que otra chingadera más. Contacto. torres92@live.com.mx Instagram: saul.malasangre
Julieta Catalina Suárez León Estudiante de la licenciatura en Mercadotecnica en la Universidad Anahuac, trabajó en una agencia de mercadotecnia digital e hizo su servicio social en Radio televisión de Veracruz, también ha trabajado con pequeñas empresas para la invstigación de mercados y en la revista como creadora de contenido en redes sociales.
L.D.G Karen Iraís Blanco Jiménez. Estudió la licenciatura en Diseño Gráfico en la Universidad Gestalt de Diseño, se interesa en la ilustración, motion graphics y diseño digital, gusta de involucrarse en proyectos de caracter cultural. Considera que la creación de medios para la expresión artística y filosófica, como lo es esta revista, es altamente importante para el crecimiento intelectual de nuestra sociedad. Contacto karblaj@gmail.com Behance.net/karblaj
Beatriz Pineda Rios. Técnico en Diseño con Paquetería Gráfica, desde 2013 estudia la licenciatura de Filosofía en la Universidad Veracruzana y trabaja como becaria-ayudante de investigador del CONACYT. Interesada por diversos temas de ética y estética, es actriz en el colectivo teatral Contexto. Con la intención de compartir la riqueza de la filosofía y hacer notar lo necesaria que es en tiempos como los nuestros, es cofundadora de esta revista.
Josué Emmanuel Hernández Barrientos. Estudiante de la carrera de Ciencias de la Comunicación y gran aficionado de la fotografía y el cine. En la galería xalapeña “Silviana”, presentó su exposición fotográfica Nocturna, una de las capturas que las componen ilustra esta revista.
Agradecimientos especiales a:
Remedios Álvarez Santos. Licenciatura en Filosofía (UV). Mtría. en Humanidades (Universidad Anáhuac). Doctorado en Filosofía (UNAM) Posdoctorado (Instituto de Filosofía. UV). Profesora de Tiempo Completo Titular “C” en la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana. SNI Nivel I. Coordinadora de la sección “Estado y sociedad” de la revista La palabra y el hombre. Integrante del Centro de Investigación: Epistemología de las ciencias sociales y hermenéutica filosófica, Universidad del Comahue, Argentina. Autora de libros, artículos en revistas indizadas y arbitradas; así como de capítulos de libros en editoriales nacionales y extranjeras. Pompeya Elvira García Alba. Licenciatura en Filosofía y maestría en Literatura por la Universidad Veracruzana. Doctorado en Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid, Españna. Desde hace varios años imparte clases de filosofía en el Colegio Preparatorio de Xalapa y es profesora de Ética y Lógica en la Facultad de Filosofía de la UV. Ha publicado libros dedicados al bachillerato, como Métodos de Investigación, y artículos diversos sobre Ética en revistas físicas y electrónicas.
La revista de divulgación filosófica Del dicho al hecho es una publicación periódica de Adrián Fernández Granados y Beatriz Pineda Rios. Tiene por objetivo principal acercarse a los problemas de la sociedad actual, nació de la inquietud por difundir la importancia y el compromiso que la filosofía tiene con la sociedad, partiendo de las características principales de ésta: reflexionar y cuestionar.
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