Del Dicho al Hecho III

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Procesos Electorales nĂşm. y Democracia III




EDICIÓN

Beatriz Pineda Rios Instagram: @betpinedar Adrián Fernández Granados Instagram: @a.granados30 DISEÑO EDITORIAL

Saúl Martínez Torres Instagram: @saul.mrtinez ILUSTRACIÓN

Laura Alejandra Serna Instagram: @polvoindigo Alejandra Velasco García alitas_vg@hotmail.com Teresa Silva Miranda silmirere@gmail.com Saúl Martínez Torres Instagram: @saul.mrtinez FOTOGRAFÍA

Victor Manuel Jarvio Hernández Instagram: @bl4ck_buffalo Axl Ayuso a.ayusosnchz@gmail.com CONSEJO EDITORIAL

Remedios Álvarez Santos Pompeya Elvira García Alba Bladimir Reyes Córdoba PORTADA Y CONTRAPORTADA:

Saúl Martínez Torres


Carta

editorial

Nos encontramos a no pocos días de un momento tanto importante como polémico en nuestro país; las elecciones del próximo 1° de julio representan uno de los espacios que la democracia abre para la opinión y acción de sus ciudadanos, sin embargo, tal responsabilidad exige de sus participantes reflexión, crítica y una respetuosa toma de postura. En tiempos electorales resulta muy común encontrarnos con ideologías de toda clase, por ejemplo, los radicalismos recalcitrantes que, lejos de ayudar a clarificar la visión de la población, provocan rechazo y zozobra; por otro lado, están las posturas que del todo se encuentran desencantadas por toda acción política (y con justificación) pero que en última instancia se convierten en lamentaciones al aire que de poco o nada colaboran a un mejoramiento de nuestras condiciones sociales. En este sentido, el tercer número de nuestra revista Del dicho al hecho, se ha construido con la intención de aportar ideas que ayuden a obtener de nuestros lectores una perspectiva con mayores argumentos y sobretodo, una actitud prudente que en lugar de promover conflictos, promueva una sana comunicación a partir del intercambio civilizado de ideas, posturas y creencias que no por ser distintas unas de otras, implican que el enemigo sea aquél que no comparte determinado punto de vista. La democracia no invita a una encarnizada disputa por la razón, sino que aspira a mejorar las condiciones de un pueblo a partir de la participación ciudadana, la cual no puede limitarse de ningún modo a los debates infértiles de redes sociales sobre quién es el mejor candidato, ésta sólo es una pequeña parte. La verdadera acción transformadora, se encuentra diariamente en las acciones que cada individuo lleva a cabo de forma cotidiana, en la capacidad de dialogar, en la auténtica preocupación de ayudar a que México sea un país referenciado por su alto grado de empatía y no por sus altos índices de inseguridad. Salir a votar no significa que por arte de magia todo cambiará, significa el primer paso hacia la toma de la responsabilidad que todo ciudadano con aspiraciones de un país con mejores condiciones sociales, debe asumir y practicar siempre. Esperamos que el presente trabajo editorial resulte una útil compañía en la recta final hacia las elecciones presidenciales 2018 en México, pero desde luego también para cualquier querido lector que se interese por estos temas en un mundo en el que la mayoría de las acciones connotan un mensaje político. Con especial dedicación, sus editores.


ÍNDICE Democracia y Procesos Electorales

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El imaginario ciudadano en tiempos electorales

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La temporada electoral y el arte contemporáneo en Méxicol Ensayo Juan Pablo Ramos

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Individualismo democrático Ensayo Antonio García Ortiz

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Una elección perdida Ensayo

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Elecciones en México 2018; sin una ética de la laicidad Mario Cerdán Salas Ensayo

Ensayo

Santoyo Juans María Teresa

Osiris De La Cruz


Para Reflexionar

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Políticas públicas en México: Un análisis desde la perspectiva histórica ambiental del ordenamiento ecológico territorial Talía Moreno Zulueta Ensayo

48

Una cartografía social del sujeto Ensayo Irvin Gibran Escobar Junco

Poesía y Cuento

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Después de medianoche Poesía Adrián Lara

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Encuentros de un mundo salvaje Violeta Peña Gutiérrez Cuento

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Los lacayos de Nepomuceno Almonte Octavio Martínez Cuento


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El imaginario ciudadano

en tiempos electorales

Santoyo Juans María Teresa “Por qué es importante la votación: porque, como sabían los griegos, la participación en la forma en que se nos gobierna no sólo aumenta el sentido colectivo de responsabilidad por los actos del gobierno, sino que también contribuye a que los líderes se comporten honestamente.” Tony judt

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Muchos temas están dentro de la preocupación social, como el cambio climático, la seguridad, la economía, etc., más el cambio de poder se torna central en los tiempos de elección presidencial, la cual puede ser concurrente con algunos de los Estados (elección de presidente y gobernador) y no es para menos, pues las “grandes” decisiones que repercuten en la agenda de toda la sociedad como país y las vidas individuales dentro de él son tomadas por nuestros mandatarios políticos, motivo por el cual, el tiempo electoral tome protagonismo en los encabezados de los principales (y no principales) medios de comunicación. Ahora bien, aunque es menester tornar la vista y sobre todo la reflexión crítica sobre el mencionado tema, no resulta extraño encontrarnos con mucho desconocimiento de él, entendiese con esto que no nos referimos al conocimiento del Derecho electoral, la legislación y los procesos electorales, también en un terreno más cotidiano no resulta novedad alguna encontrar una notable cantidad de ciudadanos que no identifican a cada uno de los candidatos en los diferentes niveles del poder así como las propuestas (si las hay) de aquellos, quienes por una u otra razón, pudiesen identificar como candidatos. Esto no sólo tiene se relaciona con los rincones lejanos de las ciudades a las cuales aún no llega fluida la información, tampoco con las estadísticas de analfabetismo existentes en el país, sino en gran medida con el hartazgo que tiene la ciudadanía en el ámbito político, cosa no gratuita en un país donde la impunidad y la corrupción han penetrado y echado raíces dentro de las instituciones del Estado; otro de los motivos es que el ciudadano posmoderno se encuentra alejado de las características del ciudadano romano, por ejemplo, aquella que implicaba al ciudadano romano como el participante en las decisiones de la polis; evidentemente la distancia geográfica y el devenir histórico marcan de modo natural una distancia entre uno y otro, y claro el imperio romano no fue el conquistador de la gran Tenochtitlan, no obstante, la influencia del derecho romano ha llegado a México y ha permeado en gran medida no sólo las figuras jurídicas, sino también las instituciones del Estado. Dicho lo anterior, es el objetivo de las siguientes líneas poner en el centro de nuestra reflexión la figura del ciudadano en relación con el tiempo electoral.

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Teniendo de fondo el pensamiento del jurista García Máynez¹, empecemos por delimitar que el ciudadano tiene, de acuerdo con el Derecho público subjetivo, derechos de libertad, derechos políticos y derechos que le permiten la facultad de pedir la intervención de los órganos del Estado en beneficio de sus intereses como individuo² y aunado a ellos, también prerrogativas por ser ciudadano de acuerdo con nuestra Constitución, ahora bien, ¿qué son los derechos políticos? y ¿Qué significa tener derechos políticos en nuestro país? Pues bien, partiendo de la teoría general del Estado, los derechos políticos son los derechos que consisten en la facultad de intervenir en la vida pública del Estado, un ejemplo tangible de estos derechos es nuestro derecho al voto otorgado en el articulo 35 constitucional, en las fracciones I y II, siendo la primera la que nos otorga el derecho de votar en elecciones populares y a su vez, la fracción II nos brinda el derecho de ser votados para todos los cargos de elección popular, con sus respectivas calidades establecidas en la ley. Es claro que el derecho de voto pertenece a la esfera política, es decir, cuando el ciudadano ejerce su derecho (y obligación) de voto forma parte de la elección de los mandatarios políticos que dirigirán el país en el siguiente periodo gubernamental, sin embargo, debemos distinguir dos estratos aquí, por un lado tenemos el derecho de voto, y por el otro, está el acto de votar, esto se refleja en la dualidad del voto, es al mismo tiempo un derecho y una obligación, siendo esta ultima propia del ciudadano, mientras que otorgar el derecho de voto corresponde al Estado así como las condiciones idóneas para que cada ciudadano pueda ejercer su derecho; la obligación recae en la acción del ciudadano, dicha obligación es de carácter más personal que de derecho, pues no existe en nuestro ordenamiento jurídico ninguna sanción por no votar, como consecuencia el ciudadano tiene la libertad de ejercer o no su derecho, es decir, él decide si ejerce o no su derecho a votar, cabe mencionar aquí que la obligatoriedad se traduce al cumplimiento de la acción de votar y esto tiene relación estrecha con la responsabilidad, la cual recae en el ciudadano de intervenir en las decisiones a su alcance para mantener cierto grado de armonía dentro de la sociedad, permitiéndole su desarrollo en las distintas esferas de su vida.

¹Académico, jurista y filósofo del Derecho mexicano. ²Siguiendo la clasificación del jurista G. Jellinek en su teoría del Estado.

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Deteniendo la atención en las fracciones citadas del artículo 35, también es fácil distinguir entre el derecho de voto y el derecho de ser votado, aquí sólo repararemos en la primera, el derecho de voto, ya que es la que aplica a la mayoría de los ciudadanos, quienes son los que votarían por una minoría de ciudadanos, los cuales son los candidatos para asumir alguno de los cargos políticos (presiente de la República, gobernador, diputados, etc.) y, que a su vez, también tienen el derecho de votar. Cabe decir, lo que realmente contiene el articulo 35, de nuestra ley fundamental, son las prerrogativas del ciudadano y no todas ellas se pueden traducir en derechos políticos, pues las fracciones I, II y IV son facultades propias a los derechos políticos, por su lado, la fracción III apunta al derecho de asociación que se consagra en el articulo 9 de nuestra constitución y la fracción V refieren a la facultad de pedir la intervención de los órganos del Estado, como ya hemos mencionado. Hasta aquí hemos hablado del derecho del voto, pero no perdamos de vista a quien ejerce dicho derecho, es decir, el ciudadano. En México no se requiere gran cantidad de requisitos para alcanzar este estatus dentro de la República, pues de acuerdo con el artículo 34 constitucional basta con tener la nacionalidad mexicana, ser mayor de 18 años y tener un modo honesto de vivir, teniendo estas calidades, marcadas por la ley, se es ciudadano mexicano; en los siguientes artículos de nuestra ley suprema, se marcan tanto los derechos como las obligaciones propias de quien sea ciudadano mexicano. Esto en cuanto a lo formal, pero resulta menester reflexionar sobre las implicaciones de ser ciudadano en México, que lejos de limitarse a cierta cantidad de años y forma de vida, contrae otros aspectos, se puede citar a la ciudadanía como la instancia fundamental de la democracia, esto es, sin ciudadanos no puede existir la democracia, lo cual también implicaría reflexionar y preguntar si en nuestro país se puede hablar realmente de democracia y, de haberla, de qué tipo es, asimismo debemos mantener en mente que el ciudadano, que es sujeto de derechos y obligaciones, es parte vital del proceso de democratización de nuestro país.

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Ser ciudadano va más allá de un modo de vivir y cierta edad y, en tiempos electorales, está íntimamente relacionado con la “libertad de elegir”, es una elección que debe ser pensada con responsabilidad pues el resultado colectivo de ella marcará aspectos importantes de la vida individual y social en los próximos años, por lo cual la libertad de elegir y con ello el decidir, es sin duda, algo que debe llevarse a cabo con responsabilidad, lo que a su vez, implica salir de la apatía e indiferencia hacia los procesos electorales, es necesario mantenernos informados, conocer las propuestas (si acaso las hay), someter a crítica lo proporcionado por los medios de comunicación, fijar posturas guiadas por la reflexión, llevar a cumplimiento el acto de votar, etc. En contraste con lo anterior, si bien es verdad que el papel del ciudadano es de suma importancia en tiempos electorales, también lo es que no todo depende de él, no todo recae en la voluntad del pueblo, entonces resulta pertinente preguntarnos por el margen de voluntad política de la ciudadanía, es decir, considerando los diferentes sistemas que posibilitan el funcionamiento social, tales como los sistemas económicos y legales, ¿cuál es el margen de la voluntad política de la ciudadanía para definir los resultados en las siguientes jornadas electorales que se llevarán a cabo en todo el país, dado que son elecciones concurrentes? Para responder a esta pregunta, nos podemos servir de las estadísticas que ponen en la delantera a un candidato por encima de los “otros” competidores por el mismo cargo, cifra no menor si la comparamos respecto de los otros candidatos y también en retrospectiva con elecciones anteriores. Por otro lado, traspolando las reflexiones de Lechner³, México es un país que se perfila como un Estado democrático, y de serlo debe caracterizarse por ser un Estado de Derecho, por su relación existente con la ciudadanía, así como tener una identidad como nación, que se traduce en símbolo de nación. Pero de lo anterior, señalemos que la cualidad de democracia recae en gran medida de cuan democrática sea la convivencia social, la cual tiene sus propias problemáticas entre lo social y lo político, el ciudadano que participa de ambas esferas, ve reflejado lo político en lo social y viceversa, y es que acaso ¿no son las elecciones de nuestros ³Norbert Lechner, investigador, politólogo y abogado alemán nacionalizado chileno.

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FotografĂ­a: Victor Jarvioh


lideres políticos el medio que tenemos para ver cambios en nuestra esfera social?, es decir, acaso no elegimos a tal o cual candidato a la espera de que modifique, a través de acciones de gobierno, parte de nuestra realidad social, como es la pobreza, la educación, la inseguridad, etc. Sin embargo, el ciudadano posmoderno que vive a prisa, moviéndose de un sitio a otro por sus intereses individuales, indiferente respecto de lo colectivo, con su hartazgo producido por la política mexicana en los últimos tiempos y el desinterés que este llega a ocasionarle, lo deja siendo ciudadanos en sentido formal, es decir, con nuestro modo (honesto) de vivir, nuestros 18 años como mínimo y la ciudadanía mexicana, dejando al ciudadano responsable, informado, crítico y con participación en la vida pública del Estado fuera de las filas para depositar su voto en las urnas. Son tiempos de cambios políticos, económicos y sociales, pero también es la ocasión ideal para cambiar el imaginario del ciudadano para ser ciudadanos en un sentido más allá de lo formal y lograr una sociedad democrática de hecho y no sólo de derecho. En tiempos electorales, cada uno tiene la posibilidad de contribuir a cambiar nuestra realidad social a través de participar activamente en la vida política de nuestro país, cambios que son urgentes y necesarios. Una decisión individual que contribuye a lo social.

Textos que permean las líneas anteriores. Constitución Política de los Estados Mexicanos, 2017. Lechner, N., Obras IV. Política y subjetividad, Ed. FCE, México, 2015. García M., E., Introducción a estudio del Derecho, Ed. Porrúa, México, 2002.

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La temporada electoral

y el arte contemporáneo en México

Fotografía: “PRI genealogía de un partido” Diego Berruecos

Juan Pablo Ramos Mi ensayo parte de un relato que se remonta a la década de los noventa, cuando las prácticas artísticas mexicanas —según el mito que la historiografía hasta ahora ha planteado— se refugiaron en los espacios independientes y probaron suerte de manera enfática en otros derroteros objetuales: ready-mades, performances e intervenciones. El espacio público adquirió renovado interés, a manera de reflexión, invasión y reinversión simbólica. Bajo estas coordenadas podemos entender la práctica del artista belga radicado en México Francis Alÿs, quien, en 1994, en el auge de la campaña electoral, exactamente en el día de las elecciones, un 21 de agosto, instaló una tienda de campaña por encima de un respiradero de la estación del metro Zócalo. El tenderete estaba elaborado con los carteles plastificados que inundaban la ciudad por aquel entonces. La ventilación coadyuvaba

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para hacer de la tienda, en palabras del artista que la habitó, «un pequeño capullo inflado por el aire caliente».¹ Más allá de recrear o parodiar las construcciones improvisadas de los manifestantes políticos, hoy un hecho común de nuestra vida urbana, Alÿs jugaba ingeniosamente con el lenguaje y el significado de la palabra “campaña”. Al conceptualizar la pieza, Alÿs transitó de la voz “campaña” como un «conjunto de esfuerzos para realizar algo», a la forma «tienda de campaña», es decir, un «armazón que sirve de alojamiento o aposentamiento en el campo, especialmente en la guerra». El título de la pieza —instalación nomádica, improvisada, más gestual que performática—, era Vivienda para todos. Frase que atravesaba todos los eslóganes de los partidos de izquierda y derecha. Así, el artista cuestiona la posibilidad de las promesas de campaña. Vivienda improvisada, tienda de campaña hecha de los restos de las campañas políticas, restos que encontrarían su trágico final en los basureros. Resonancias biográficas atraviesan la pieza: Alÿs, artista emigrante y arquitecto de formación, cuestiona la posibilidad del eslogan: ¿en verdad habría una vivienda para todos? El tiempo puede responder por mí. En todo caso, lo que me interesa subrayar es la materialidad de la tienda; que el ar- con la iconografía política al acutista haya recuperado la publicidad mular una centena de objetos con plastificada para su producción y el la cara de Carlos Salinas de Gortari discurso que la enmarca. En efecto, y los exhibió, a manera de museo, una campaña electoral no solo se en el baño de su apartamento en la conforma por imágenes: es también Colonia Condesa: máscaras, figudiscurso, retórica, lenguaje. El artis- rines, peluches, tatuajes, playeras. ta es un centro irradiador de discur- Lo nombró Museo Salinas y Razo so, aunque su obra no sea aseverati- mismo se autoproclamó director. va. Si el artista mexicano se apropia De este periodo de su producción, de la iconografía electoral y todo lo conviene destacar las bombas moque ésta conlleva, ¿qué es lo que él lotov que realizó con las botellas de refresco que llevaban la imagen de intenta decir? Años después, otro artista mexi- Ernesto Zedillo, y que muy probacano, Vicente Razo, había jugado blemente se distribuían durante su ¹Francis Alÿs, «La corte de los milagros. Una conversación entre Francis Alÿs y Corinne Diserens. México, 25 de mayo del 2004,» Todo lo que vi, escuché, hice o deshice, entendí o malentendí, Diez cuadras alrededor del estudio, en el centro Histórico de la Ciudad de México, (México: Antiguo Colegio de San Ildefonso, 2006), 125.

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campaña electoral. Se podría afirmar que Razo descontextualiza el valor inicial del objeto, pero ni siquiera sabemos a ciencia cierta cuál era. ¿La botella de Zedillo-cola serviría de reliquia o simplemente como objeto de consumo casual? Y como la propaganda no anula ningún valor que se le pueda dar en la vida práctica, Razo confecciona una bomba incendiaria, un artefacto explosivo que va en contra del orden hegemónico que una campaña promueve. Detrás de la ironía kitsch de la reapropiación partidista se enmascara una corrosiva visión de la historia nacional y una marcada oposición a las políticas de estado imperantes, mismas que limitaban la libre producción artística. Afirma Rubén Gallo: “La táctica priísta de apoyo a la cultura incluía actos de censura. Muchos artistas que exponían en galerías y museos del estado evitaban tocar temas controvertidos en sus obras. Shifra Goldman ha demostrado cómo esta censura tuvo efectos terribles (…) se crearon obras inofensivas y desabridas”.²

Del coleccionismo al ready-made, la práctica artística contemporánea recontextualiza el objeto de la temporada electoral y lo reintroduce a nuevos circuitos. El circuito simbólico, del arte; el circuito social, del museo; el circuito económico, del siempre insaciable mercado. Ahora bien, ¿cómo dialoga la producción artística actual con la iconografía partidista? ¿Han cambiado los materiales o las perspectivas? ¿Será todavía, como en el caso de Alÿs, la temporada electoral, un periodo sig-

nificativo, no solo para crear, sino también para exhibir? Como parte de su extenso proyecto artístico, PRI: Genealogía de un partido, el fotógrafo Diego Berruecos compiló una vasta serie de material visual que tiene al PRI como tema central. Sin embargo, Berruecos se interesa en la exploración de los intersticios, las ausencias y los fantasmas del partido como institución. Lo que no se dice. Así, en la serie Gracias… Gracias (2007-2010), Berruecos agrupa distintas fotogra-

² Rubén Gallo, Las artes de la ciudad. Ensayos sobre la cultura visual de la capital, (México: Fondo de Cultura Económica, 2010), 242.

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Fotografía: Juan Pablo Ramos fías de políticos priistas en campaña, que comparten como motivo común un gesto de victoria o agradecimiento: la mano alzada al viento, saludo triunfal que, para Berruecos, esconde un subtexto de arrogancia. Berruecos no hace glosa de cada imagen, sino que las apila, situándolas en apretujada tensión, permitiendo que se expresen en conjunto como evidencias de un mismo rasgo. El arranque de la serie curiosamente surge durante el sexenio de calderón, como si la supuesta transición política propiciase el ejercicio cuasiarqueológico tras varias décadas de administración priísta. La retórica visual de este archivo, en conjunto, apunta a la victoria incuestionable del partido y, paradójicamente, reafirma estructuras de poder. Con

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Fotografía: “PRI genealogía de un partido” Diego Berruecos el archivo como táctica, la distancia histórica nos aparta del objeto per se y su cualidad casi fetichista. La máscara o la propaganda plastificada por un instante desaparece en pro de otras estrategias visuales, ¿temor a caer en lo redundante?, ¿miedo a la censura?, ¿reticencia al statement? En febrero del 2018, en el marco de la feria Salón ACME, el artista Juan Caloca exhibió una pieza titulada Pronóstico electoral. Otra vez recurramos al lenguaje como punto

de partida para ingresar al espacio discursivo de la pieza. De acuerdo con la RAE, el pronóstico es la «señal por donde se conjetura o adivina algo futuro». Como un acto de adivinación, Caloca concibió la pieza a modo de juego, en una reunión con amigos, en un proceso creativo conjetural e intuitivo.³ Entre su disparatada colección de objetos con iconografía política —un poco a la manera de Razo—, Caloca tenía una máscara de Andrés Manuel López Obrador,

³ Juan Caloca, encuentro personal con el artista, 11 de abril del 2018.

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le insertó una bandera mexicana que saliera de los ojos y la boca y, finalmente, la depositó sobre una anodina caja blanca de zapatos. El proceso azaroso de la pieza contribuye, sin duda, a esta multiplicidad de capas de lectura. Como diciendo: en primer orden está el juego; más adelante, la conceptualización. Un singular trayecto supone la confección de la pieza. La máscara, un objeto de consumo de la cultura de masas es intervenida y modificada a través del ensamblaje, y es colocada en un contexto artístico. El trayecto se completa cuando la pieza en sí se mediatiza, cuando el referente nos devuelve al desorden de la opinión pública y desata el malestar de los espectadores, quienes canalizan la pieza a través de las redes sociales. La broma-ensamblaje de Caloca se redimensiona en nuestro panorama político: ¿será el resultado electoral de este año, nuevamente, una broma? La orquestación improvisada de la pieza contrasta con los minuciosos tejemanejes del Instituto Nacional Electoral al llevar a cabo, supuestamente, la democracia. Pero la tensión en conjunto no radica únicamente en la duda ante el panorama electoral del 2018; si ganará o no la izquierda. Su azarosa indagación excede la temporalidad del presente y se inscribe en la historia mexicana. Primero, por el hecho de comandante Marcos se han vuelto que una cabeza sea depositada en un parte de la cultura pop. La propuesta de ensamblaje no espacio público de forma inesperapretende corroer o aniquilar —al esda, gesto que nos remite al macabro lenguaje visual de la nota roja y los tilo de la opinión pública menos indescabezados, práctica sanguinolen- formada— la personalidad mediática ta que analizó el periodista Sergio del candidato de MORENA. Por el González Rodríguez en un magistral contrario, la pieza pretende, en palibro. Segundo, por el hecho de que labras de su autor, «poner a prueba las figuras de la izquierda mexicana gráficamente si AMLO va a sostener sean deslegitimadas, cuestionadas o a la nación».⁴ De modo que la pieza incluso caricaturizadas en nuestra es también el reflejo de la ambigüeépoca; en cómo Zapata y en el Sub- dad que acarrean los candidatos pre-

⁴ Ibíd.

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sidenciales en una era del enjambre donde, siguiendo la línea de ByungChul Han, mucha de la información que hoy por hoy circula es más ruido que información. La pieza se enuncia desde una particular ambigüedad enunciativa, del statement a la ambivalencia, de la confusión a la distracción ideológica. Tamizada por el humor, apela a la diversidad ideológica de lecturas: la lectura Pro-AMLO, en la que el ingenuo ícono izquierdista emerge, juguetón, en un contexto artístico, o la lectura Anti-AMLO, una esperpéntica máscara en el piso, valores caducos de una izquierda que no parece cumplir con las expectativas de algunos sectores poblacionales. No obstante, he hablado de la pieza como si estuviera descoyuntada de una realidad específica, como si no hubiese sido exhibida en el espacio factual de una feria de arte destinada a un público de determinado nivel socioeconómico. Como si no hubiese tenido una presencia aurática… en el piso de concreto. Y el espectador inevitablemente siente impulsos de moverla, desplazarla,

patearla o intervenir físicamente, tal es la impotencia que aquel objeto produce en el marco de una feria de arte, pero exhibido como si no fuera arte. En efecto, Caloca notó a lo largo de la exhibición milimétricos desplazamientos en la instalación de la pieza. Quizá alguien la pateó sin ser percibido. A propósito o por accidente. Pero el viaje del Pronóstico electoral⁵ no acaba en el espacio de exhibición, puesto que fue adquirida por un coleccionista, del cual no sabemos su postura política o reacción cómica, mórbida o solemne al comprarla, lo cual añadiría, sin duda, otra capa de lectura. Una vez más, Pronóstico electoral se instala en la bruma de la ideología política confusa, y su destino, como el de la realidad nacional, es incierto. Así se cumple el triste pronóstico, en la rotunda incertidumbre. Otro ejemplo de arte electoral contemporáneo es el libro de artista editado por Julio Zenil y Cristina Paoli, Rateros vendepatrias asesinos (ed. Periferia, 2012). El libro presenta un registro fotográfico realizado en la Ciudad de México entre el 1 de abril y el 1 de julio del 2012. Entre las imágenes que

⁵ Ver Pronóstico electoral desde el arte contemporáneo. Juan Pablo Ramos. Apócrifa Art Magazine. 6 de junio de 2018.

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conforman la publicación vemos fotos de las campañas de Beatriz Paredes, Josefina Vázquez Mota, Peña Nieto o López Obrador, todas con los rostros vandalizados, cubiertos de esvásticas e insultos por plumones anónimos que descargaban su enojo y escepticismo ante el clima electoral. La fotografía en cuestión subraya la cualidad casi de palimpsesto del graffiti. La fotografía, empero, ¿es el mero reflejo de un malestar general o intenta decirnos algo, otra cosa, a través de este ejercicio de descolocación del anuncio público y llevado a la enunciación estética del libro objeto? Al dejar que la imagen hable por sí sola en una enunciación literal, ¿acaso estas imágenes vandálicas no operan de la misma manera que las imágenes positivas y amables de las campañas? Nuevamente, la práctica artística contemporánea se postula desde la neblina de la ambigüedad. El libro desata otras preguntas. Ahora que se ha prohibido supuestamente la contaminación propagandística, ¿el libro objeto de Paoli y Zenil representa, a su vez, la culminación del arte electoral objetual? ¿Cómo será el arte electoral en una época que nos ha vedado la publicidad en el espacio público que, a fin de cuentas, supone el material para producir? Si el debate se ha desplazado a la arena pública de las redes sociales, ¿ocuparán los memes su lugar? El ejercicio crítico, en todo caso, tendría que redirigirse hacia el espacio de exhibición en tanto mediador de estos discursos. La mayoría de las piezas aquí citadas fueron presentadas en el marco de la exposición en el MUAC Sublevaciones, curada por Georges Didi-Huberman. A unos meses de las elecciones presidenciales del 2018, la intervención del museo al insertar estas obras no parecía gratuita ni naíf. Sin embargo, su presencia era ambivalente: invitados ajenos e incómodos que a duras penas lograban dialogar con devastadores documentos de la Guerra Civil Española y los campos de concentración. Si el Museo Universitario toma postura una política: ¿tendría que ser marcada, o, discreta y socarrona, como es el caso? ¿Cuáles son sus límites? ¿Cómo se interrelaciona el discurso de las piezas con el público general que no está familiarizado con el lenguaje del arte contemporáneo? (Público que, dicho sea de paso, rara vez toman en cuenta los curadores.) ¿Debe o no el museo reapropiarse del proselitismo en la época electoral? ¿Es pertinente? ¿Participa o incide la decisión del museo de insertar estas piezas —por cierto, sin cédula explicativa— en el voto del espectador? En el sorteo en el que todos participamos, tal vez el arte, ni siquiera el museo, podrán ofrecernos una respuesta satisfactoria. Que la tómbola siga rotando.

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INDIVIDUALISMO DEMOCRÁTICO. Antonio García Ortiz “El tipo occidental de sociedad individualizada nos habla de la necesidad de buscar soluciones biográficas a contradicciones sistémicas”. Ulrich Beck. 2012.

Para Touraine las sociedades han terminado. La pérdida del control y legitimidad de sus instituciones hacen evidente que éstas colapsen sobre sí mismas. La familia, la empresa, la vida política ya no pueden establecerse bajo un fondo bien fijo, inamovible y estructurado. Las instituciones, frente al inminente paso del tiempo y el surgimiento de diversas formas de pensamiento, pierden ante sí los contenidos que las constituían; democracia, escuela, familia¹. Aunque el mismo Touraine no termina por aceptarlo del todo, es innegable que una nueva figura institucionalizada se alza por encima de las demás, esto le representa orientaciones que ya no son necesariamente sociales, sino más bien particulares, más cargadas a lo económico². Se trata del individuo. Como ya lo ha descrito Beck; la desintegración de formas sociales anteriormente existentes, incluso de biografías normales, marcos de referencia o modelos o roles preconstruidos³. Esto se debe a las nuevas exigencias, propias del mercado laboral, la necesidad del estado de bienestar. El individuo se mueve y despliega sus opciones no precisamente dentro de una esfera no social. Habremos de aclarar que Touraine se refiere al final de las sociedades institucionalizadas, esas ¹ Cfr. Touraine, Alain. El fin de las sociedades. México. Fondo de Cultura Económica. Trad. Odile Guilpain. 2016, p. 16. ² Cfr. Idem. ³ Cfr. Beck, U. / Elizabeth Beck-Gernsheim. La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas. España, Paidós, Estado y sociedad, Trad. Bernardo Moreno. 2012.

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grandes cúpulas que salvaguardaban los recursos y las formas culturales han desembocado en la destrucción. Ahí es donde se alza la figura que anuncia Beck; la individualización institucionalizada. Aun así, nos queda lo social, no institucional, como la pertenencia a pequeños grupos, a una categoría, a una organización cultural o política. Esas pequeñas individualidades sociales se construyen sin ningún marco de referencia rígido. Las personalidades oscilan entre los diferentes grupos sociales, pero esto acarrea también un fuerte impulso de volver de forma agresiva y defensiva a la comunidad; comunidad en tanto organismo cerrado, donde grupos se repliegan ante la pérdida de una nación amenazada. Surgen así los grupos xenófobos, racistas, nacionalistas⁴. Una reacción, tal vez desconcertante, ante el inminente nacimiento de un individualismo que se hace cada vez más político y más institucionalizado. Un individualismo que se permite transgredir diferentes zonas sociales, ir de una categoría a otra, diversificar y traspasar los muros de las instituciones rígidas, evidenciando sus huecos y sus brechas, su falta de flexibilidad. El individuo se ha vuelto, no por condición, el principal crítico de las instituciones al mostrar sus fallas y sus inconsistencias. Es la época de los derechos individuales, sujeta en la mayoría de los casos a ofertas de mercado, permeada en gran medida por un capitalismo financiero, desarrollando paralelamente una resistencia política. Así es como el individuo responde; abriéndose paso a través de su propia biografía ante las instituciones que se manifiestan cada vez más caducas y están obligadas a transformarse, a redefinirse o incluso a reestructurarse por completo, del tal forma que el propio estado social, a la par que asume el anacronismo de dichas instituciones, busca reconciliarse con el individuo planteando instituciones ⁴ Cfr. Touraine, Alain. El fin de las sociedades, México, Fondo de Cultura Económica, Trad. Odile Guilpain. 2016, p.20.

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más abiertas, flexibles e incluyentes. Y éstas no quedan de ninguna manera fijas, cabe resaltar que a diferencia del siglo pasado, no se trata de suprimir una institución por otra, se trata de una constante crítica, pues no permanece mucho tiempo un contenido institucional cuando ya es cuestionado por otro. Es una época de movimiento constante, que puede materializarse en condiciones de incertidumbre, donde se enfrenta la fuerza de los recursos contra la fuerza de la cultura y voto en las urnas se ha desfasado. El las ideas, como bien lo plantea Tou- compromiso político-democrático raine⁵. Es el vaticinio que Foucault del individuo no termina ni inicia en había sugerido cuando manifestaba la elección de representantes guberque es tarea política actual de la so- namentales. Queda lejos ya la figura ciedad occidental criticar el juego de del leviatán de Hobbes. El paternalas instituciones, sin importar cuan lismo político está cada vez más suneutras e independientes parezcan perado, y no es una mera irrespon.⁶ Lo cual nos lleva a pensar que a sabilidad por parte de los grupos de partir de mediados del siglo XX y representantes, se trata de las exihaciéndose manifiesto en la actua- gencias individuales, de los pequelidad, la política se lleva a cabo en ños grupos y los colectivos que se un sentido que no va de arriba hacia hacen cada vez más presentes, más abajo, sino por el contrario, se da de notables. No es la captura del poder abajo hacia arriba. Es decir, pode- por parte de los representantes, es la mos asumir sin riesgo que, el poder resistencia y el ejercicio del poder político se ejerce a partir de la figura político por parte de los individuos de los individuos, borrando, o sino al y sus grupos de colaboración. A eso menos difuminando, la figura de una responde el constante señalamiento política institucional hegemónica y el ajuste de cuentas, la recriminao incluso el de un ideal político. La ción y la transparencia en los ejercreencia ya popular que dicta que el cicios de administración. Las viemayor compromiso político-demo- jas instituciones caen y dan paso a crático se lleva a cabo al ejercer el nuevas cuya condición es mantener ⁵ Cfr. Idem. ⁶ Crf. Chomsky, N. / Foucault Michel, Fons Elders, La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate, Buenos Aires, Katz discusiones, Trad. Leonel Livchits, 2007.

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cierto grado de flexibilidad, pues deberán estar sometidas a constantes señalamientos y tensiones. Si bien el mayor logro democrático a principios del siglo XX fue la conquista del voto, la conquista de la condición de ciudadano, hoy en día esa conquista se ha superado, ya no se limita al mero ejercicio electoral, sino a un juego de condiciones políticas entre individuo, estado y mercado. Esta línea de tensión/negociación, es lo que hace manifiesta la condición individual en las sociedades contemporáneas. Recordemos una vez más que la sociedad institucional han llegado a su fin (El fin de lo social), se habla aquí de sociedades abiertas. Si podemos hablar de un riesgo existente en la condición individual, ese riesgo se hace patente en la concentración de un solo capital. Es decir; Lipovestky describe en su libro acerca de la era del vacío una condición de seducción continua. El individuo vive una suerte de existencia a la carta⁷, tiene cierta oportunidad de conformarse a partir de una amplia selección de productos que privilegian las opciones privadas favoreciendo la diversidad. A mayor diversidad el individuo busca solventar esa necesidad

particular y el mercado a su vez debe estar listo para ofrecerlo. El individuo demanda y el mercado oferta, y me parece que éste queda atrapado en una suerte de círculo vicioso, donde su individualidad queda, en la mayoría de los casos, atrapada en lo que el mercado es capaz de ofrecerle. El mercado hace al individuo y éste en su necesidad particular le exige en la conformación de su personalidad. Se me podrá objetar que entonces no estamos hablando de un individuo sino de un consumidor, sin embargo, cabe notar que justamente en este fenómeno de mercado la promesa consiste en no perder la condición de individuo, y es justo esa condición la que se va a permitir moldear al mercado, el cual debe mantenerse en constante modificación para atraer a la mayor cantidad de individuos con la promesa de aportar a su personalidad, a su particularidad. Es la tensión que se genera entre las demandas individuales y los mercados globales. Y siempre habrá grupos de individuos que se encarguen de manifestar las inconsistencias y los abusos de dicho mercado. De la misma forma, los gobiernos, al perder el control institucional adoptan una forma similar a la del mercado para ganar la mayor parte de simpatizantes. En tanto que ya no existe una ideología generalizada o una

⁷ Cfr. Lipovetsky, G, La era del vació. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, México, Anagrama, Trad. Joan Vinyoli y Michèle Pendan, 2013. Lipovetsky, G. La era del vació. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. México. Anagrama. Trad. Joan Vinyoli y Michèle Pendan. 2013. P. 19.

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serie de principios universales, citando de nuevo a Lipovestky “la vida sin imperativo categórico”⁸ resulta mucho más complicado acordar un gobierno “soberano” para dar cauce a una nación. Lo cual ha llevado a los gobiernos a mostrase como un producto de consumo, ofreciendo una serie de elementos fundamentales que permitan la movilidad individual sin perder derechos particulares. Por eso los gobernantes se atienen a ofrecer seguridad y estabilidad, ya no hay promesas de revolución ni de cambio radical, sino de transparencia, funcionalidad, honestidad. El estado y sus representantes se venden como acuñadores de valores morales idóneos para llevar a cabo una administración. Ya no se buscan líderes, sino buenos administradores. Ya no hay que llevar a las naciones a ningún lado, solo se trata de saberlas administrar. De ahora en adelante serán los grupos de individuos los que se encarguen de dar continuidad a la ciencia, la técnica, las artes, la teoría y la crítica misma. De ahí que exista una mayor oposición a los gobiernos, no porque

venga de otros grupos partidistas, sino porque la verdadera oposición está en los individuos. En el señalamiento de los administradores que no hacen bien su trabajo. Así se gesta una suerte de tensión entre estado y mercado, donde el individuo queda justo en medio. Habrá que decirlo con todas sus letras, en esta fórmula social Estado-Individuo-Mercado, es éste último el más agresivo en su afán de consolidar un capital financiero. Mientras el estado coquetea con el mercado el individuo se manifiesta como un órgano de resistencia. Los pequeños o grandes conflictos sociales y las pronunciaciones que se permean alrededor de las sociedades son clara manifestación de este hecho. En ese sentido la democracia se ha bajado de las urules para darse a través de los individuos que responden muchas veces a través de ejercicios de constante tensión ante el mercado y el estado. Y nos tendemos ante un panorama donde del porvenir solo podemos asumir las responsabilidades que esta democracia particular acarrea consigo. El riesgo que conlleva la libertad de un individualismo democrático. Aprender a vivir juntos en nuestra individualidad.

⁸ Lipovetsky, G, La era del vació. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. México, Anagrama, Trad. Joan Vinyoli y Michèle Pendan. 2013, P., 19.

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Bibliografía Beck, U. / Elizabeth Beck-Gernsheim, La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas, España, Paidós, Estado y sociedad, Trad. Bernardo Moreno, 2012. Chomsky, N. / Michel Foucault, Fons Elders, La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate, Buenos Aires, Katz discusiones, Trad. Leonel Livchits, 2007. Lipovetsky, G, La era del vació. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, México, Anagrama, Trad. Joan Vinyoli y Michèle Pendan, 2013. Touraine, Alain. El fin de las sociedades, México, Fondo de Cultura Económica, Trad. Odile Guilpain, 2016.

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Una elección perdida. Osiris De La Cruz A escasos meses de una elección presidencial en México, el clima de incertidumbre que tiene, hasta cierto punto, apesadumbrada a la sociedad es bastante evidente. Y digo ‘”hasta cierto punto”, ya que por otro lado, el proceso electoral que presenciamos se ha convertido en una especie de burdo entretenimiento al estilo de los reallity shows que invadieron las pantallas de televisión con gran éxito a inicios de la década anterior. Los contendientes al sitio del poder ejecutivo, hoy más que nunca juegan, para una gran mayoría de los ciudadanos del país, unos roles muy definidos y simples, donde cada uno de los espectadores, de acuerdo a sus inclinaciones, preferencias e incluso, por qué no decirlo, sus identificaciones, pueden elegir al personaje bueno, el antagonista, los actores secundarios, etcétera y dar rienda suelta a una fantasía electoral con tintes de melodrama. Ante la imposibilidad de encontrar congruencia entre las propuestas de gobierno, las ideologías de partido, 30


o algún proyecto político, el peso de la elección se centra marcadamente en las personalidades de cada uno de los candidatos y candidata. Se puede observar a lo largo de los medios de comunicación y de difusión de la información, que el grueso de las críticas y pronunciamientos a favor de uno u otro contendiente tienen que ver más con algún aspecto de índole personal, que resalte virtudes propias o que condene los vicios del adversario. ¿Por qué una elección de gran importancia puede quedar reducida a la simpatía o animadversión que una persona despierta entre sus conciudadanos? Se me puede objetar que en realidad hay muchos otros ciudadanos que basan sus preferencias electorales y emitirán su voto tomando en cuenta otros tantos factores que las meras características personales de los candidatos. Si bien es cierto que así sucede, la población a la que deseo hacer referencia es aquella que mantiene un favoritismo menos evidente o que incluso aún no lo tiene, aunque me sea difícil pensar que a estas alturas eso esté aconteciendo. Aquellos individuos que están más atentos al proceso electoral y que mantienen un seguimiento riguroso

a los análisis políticos, económicos y culturales que desatan las figuras presidenciables y sus respectivos partidos o alianzas, quedarían fuera de este análisis mínimo que me propongo, ya que me parece que una de las fuentes de su afán de mantenerse informados recae en una búsqueda objetiva de la realidad política del país. Dicha actitud queda fuera de la condición de pérdida que considero se afirma en el resto del electorado al que quiero hacer alusión. Y es precisamente la urgencia de ver al electorado lo que aquí me ocupa, siendo evidente su valor dentro de un proceso democrático, ya que en muchas de las ocasiones obviamos a tan vital elemento. En primer lugar, es importante dejar en claro a qué me refiero cuándo digo: condición de pérdida. Es algo común realmente, ya que a lo que aquí me refiero es, a un duelo. Es decir, al proceso que vivimos cuando nos enfrentamos a la pérdida de un ser u objeto amado, incluso de ideas o abstracciones que tenían para nosotros un gran valor. Cualquier tipo de pérdida conlleva en sí misma un dolor, un malestar, que con el transcurrir de un indeterminado lapso tiempo, puede ser superado y el su31


jeto llegará a ser capaz de elegir un nuevo destino para sus afectos. Sin embargo, hay una pérdida, que ya Sigmund Freud nos señalaba, y es muy similar al duelo pero que, en todo caso, se presentaría como un duelo patológico, a este proceso lo menciona como: melancolía. En su texto de 1917, Duelo y melancolía, menciona – se singulariza por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí […] es una pérdida de objeto sustraída de la conciencia, a diferencia del duelo, en el cuál no hay nada inconsciente en lo que atañe a la pérdida.¹ Muy probablemente sigue siendo precipitado realizar comparaciones y analogías entre los procesos individuales y los colectivos, no obstante, tal ejercicio nos permite abrir vías de explicación que de otra forma quedarían truncadas. Ya señalaba anteriormente que, en quienes se centra mi interés es en esa parte del electorado que ahora puedo catalogar como apática al proceso electoral, ya sea que muestren una completa desidia o que minimicen el valor del evento, apostando más por sobrellevarlo a través de la comedia, la ironía o cualquier actitud que les permita conservar a raya la desilusión sufrida con el proceso democrático y de la cual emana un sentimiento de resignación, que constantemente se manifiesta en frases como “pase lo que pase, nada cambiará” y es precisamente dentro de esta población donde se puede observar con mayor claridad este desinterés por el mundo y un repliegue en la propia persona, tomando una posición narcisista². También es notorio que actualmente existe una línea del discurso político y económico de tinte narcisista que invita a los individuos a hacerse cargo de sí mismos como único proyecto perdurable, que da rienda suelta al consumismo, como formación paliativa del malestar. El resultado de tales actitudes es una alteración en la apreciación de la situación política que se vive, se percibe esta de manera negativa en extremo y no hay interés por modificar tal visión, incluso se la recibe como aquello que es merecido ante la dificultad de llevar a cabo un papel de ciudadano activo, aunado a las continuas experiencias de la poca ¹ Freud, S, De guerra y muerte. En Sigmund Freud Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., 2° ed., Vol. XIV), Buenos Aires, Amorrortu editores, Pp., 242-243. ²Aquí es importante señalar que este narcisismo como repliegue en sí mismo, tiene que ver con la concepción que de él se presenta para el fenómeno de la melancolía. Sin embargo cuando consideramos la influencia de la situación social también se vincula con el narcisismo del que habla Lipovetsky en su Era del vacío.

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vigencia del ejercicio del voto. Ya en las anteriores elecciones presidenciales hemos sido testigos del alto porcentaje de abstencionismo que impera a lo largo del país, situación que nos da un ejemplo de otro efecto de la desilusión que existe hacia las votaciones políticas. Hasta aquí se ha señalado que ese desinterés por el mundo por parte del sujeto melancólico, lo podemos equiparar a la menguada importancia que da el elector al sufragio. Sin embargo, aún no se ha mencionado cuál es esa pérdida que se sufre la ciudadanía y que acarrea el malestar por la desilusión. Recobremos ahora aquello en dónde se aglomera la atención pública en estos momentos, este evento que se desarrolla se trata nada más y nada menos que de una votación para elegir al próximo presidente de la república mexicana. Al principio señalaba cómo esta venidera elección será realizada tomando en cuenta casi única y exclusivamente, al personaje que cada uno de los candidatos representa. Pero si se piensa que la pérdida de la que hablo es la de la figura del presidente, estaríamos apresurándonos sin observar lo evidente, que dicho cargo no es más que el representante de una estructura a la que llamamos Estado. Los pueblos están más o menos representados por los Estados que ellos forman; y estos Estados, por los gobiernos que los rigen³, apuntaba Freud. Y es la idea del Estado, a la que apunta esta pérdida que me he propuesto sacar a relucir. Para llevar a cabo esta tarea necesitamos ver cuál es la relación entre el estado y sus ciudadanos, por eso recurramos a las reflexiones que Ambrosio Velasco realizaba en vísperas del final del sexenio salinista, decía: el pensamiento político moderno refleja la tendencia a subvalorar la participación política de los ciudadanos […] la participación política de la ciudadanía no sólo es prescindible, sino incluso peligrosa para la estabilidad del sistema político.⁴ Si bien Velasco a través del análisis sobre los conceptos de poder, libertad y democracia, nos brinda un perspectiva histórica, también presenta un par de situaciones que pueden ajustarse a la fantasía que implica el Estado para los ciudadanos de los que queremos hacer referencia; por una lado se encuentra aquel que mantiene un amplio dominio sobre las activi³ Freud, S, De guerra y muerte. En Sigmund Freud Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., 2° ed., Vol. XIV), Buenos Aires, Amorrortu editores, P., 281. ⁴ Velasco Gómez, A, Poder, libertad y democracia en el pensamiento político moderno. DIÁNOIA. Anuario de Filosofía., XXXIX(39), P., 80.

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Ilustraciรณn: Laura Alejandra Serna


dades y medios por los que se sustenta a una nación, y su contraparte, aquél estado que delega los servicios para con sus ciudadanos a terceros y sólo cumple un rol mínimo a través de la gestión y mantenimiento de las leyes. También, en su texto De guerra y muerte, Freud mencionaba que el estado tiene como uno de sus objetivos principales, garantizar la seguridad de sus integrantes contra la violencia que puede ejercerse desde el exterior o pero sobre todo, del interior del mismo, es decir, reglamentar la convivencia entre conciudadanos, para esto es necesario que el individuo perteneciente al estado renuncie a sus impulsos violentos, es decir a hacerse justicia por propia mano. El contexto actual de México, es muy distinto al que las posibilidades de la reflexión teórica ofrecía, aquel Estado que se hacía cargo de los procesos de producción y mantenía una política de protección al mercado interno ha desaparecido, tras él surge la ilusión del estado neoliberal que no duró ni siquiera un sexenio, pero que se ha mantenido formalmente desde 1988; en cues-

tiones de seguridad, el incremento del crimen organizado y la violencia han expuesto que el sistema político no cumple con su función mínima de garantizar la seguridad pública. Ante tal situación no quedaría nada más que resignarse al hecho de que el estado tal y cómo se conoce, ya no es suficiente para dar estructura a la nación; sin embargo el proceso electoral pone en evidencia una ambivalencia de sentimientos (otro elemento presente en la melancolía) frente a la idea del estado. Y es justo en este momento donde resurgen las fantasías y añoranzas, por el bienestar que se cree que el antiguo régimen ofrecía, y pone en evidencia la reprobación o, mejor dicho, repulsión que el actual sistema despierta en la mayoría de la población. Una alternativa noción de estado, no puede verse en el horizonte político del país, así como en el proceso individual, donde Freud señalaba que cesa la capacidad de amar, en el entorno de la actividad política, no hay cabida para propuestas mínimamente novedosas⁵, debido al duelo que se sufre por la pérdida del esta-

⁵ Así lo demuestra la poca respuesta que tuvo la candidatura de la representante del CNI, de la cual podemos decir que representaba justamente (en palabras de Levinas) a lo absolutamente otro. La apertura hacia la otredad es una salida de sí mismo, por lo que también podemos decir que es un abandono de la posición narcisista.

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do real (no solamente por hablar de un estado fallido sino también por la corrupción del mismo, que empaña los procesos electorales en los que cada vez existe menos confianza) y su representación en el imaginario. Ya no hay estado, y así sólo nos quedan individuos por los cuales tomar partido en una elección presidencial. Es aquí donde la pregunta que se lanzaba al comienzo cobra su verdadera importancia, ¿por qué una elección puede quedar reducida a la simpatía o animadversión que una persona despierta entre sus conciudadanos? Es muy claro qué en esta elección de 2018 sólo una figura destaca entre las demás, ya sea para encumbrar las esperanzas de una parte de la población o para contener todo el malestar, cansancio, rabia y ¿por qué no? el odio de otra parte de la misma población. En esa figura se condensan muchos de los afectos, amables y hostiles, así como los deseos políticos de la ciudadanía, la fantasía de la vuelta a un lugar querido y el temor de nunca encontrarlo. No nos queda más que mirar la publicidad de los diferentes candidatos opositores para saber que en la presente elección, la pregunta que el electorado se formula, aquél elector que no tiene el voto coaccionado en alguna de las diferentes maneras que se dan en el país es, ¿votar o no votar por López Obrador?

Bibliografía Freud, S, De guerra y muerte. En Sigmund Freud Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., 2° ed., Vol. XIV). Buenos Aires, Amorrortu editores. Freud, S, Duelo y Melancolía. En Sigmund Freud Obras Completas (J. L. Etcheverry, Trad., 2° ed., Vol. XIV). Buenos Aires, Amorrortu editores. Velasco Gómez, A, Poder, libertad y democracia en el pensamiento político moderno. DIÁNOIA. Anuario de Filosofía., XXXIX(39).

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Elecciones en México 2018;

sin una ética de la laicidad Mario Cerdán Salas Introducción De los candidatos de coaliciones y los mal llamados “independientes” podemos concluir de tajo que, significan lo mismo para la consecución de derechos individuales relacionados con el campo tenue de la decisión ética y libre de las minorías; a saber: derecho a la interrupción del embarazo, matrimonios igualitarios, derecho a la adopción por parejas homoparentales, eugenesia, eutanasia, uso recreativo de drogas, investigación y difusión de pensamientos disidentes, etc. Por lo visto en el pingüe periodo de “pre-campañas”, “intercampañas” y “campañas” no podemos otear ningún horizonte donde esas deudas pendientes por años en nuestro país sean cubiertas. Salvo que nos sorprenda el siguiente en ocupar la primera magistratura se cumplirá un cuarto de nuevo milenio donde no se ha distinguido claramente las libertades individuales de la decisión individual y las políticas impulsadas y atenazadas por pensamientos reaccionarios y puramente confesionales. Estado e Iglesias El tan manoseado espíritu juarista está fenecido. Baste recordar que el pusilánime Salinas de Gortari en un intento por legitimarse en el poder pactó en lo “oscurito” el nuevo concordato con los jefes de las tribus (al modo del PRD) de la Iglesia Católica, significando un re-ascenso de aquel lobby que llegó con la bota colonizadora y que nunca se fue, con todo y la barredora que significó Plutarco Elías Calles y sus ideales. Segundo el infra inteligente Vicente Fox acudiendo al símbolo mariano de Guadalupe y besando el anillo del papa, más que significar su adhesión personal a un dogma particular, significó la entrada en el escenario político mexicano del nuevo milenio, de la mancuerna Estado-Iglesias. Eso sí, Iglesias, en plural, porque si bien ya no son un monopolio romano, conservan la 37


savia cristiana. Así como Televisa y Tv Azteca conformaron un duopolio, así la Iglesia y el sectarismo en general lograron un nuevo amasiato, donde los poderosos se han venido beneficiando mutuamente. Ejemplos de ellos habrían para escribir no un minúsculo artículo, sino enciclopedias enteras. Cito y remito a un excelente libro que se puede adquirir en cualquier puesto de periódicos, intitulado Norberto Rivera, el pastor del poder, coordinado por Bernardo Barranco (México, Proceso-Grijalbo, 2018, pp. 375.) De dicho libro podemos ilustrarnos sobre obscenos acuerdos y pagos de facturas que se realizan lejos de un espíritu democrático republicano y de un genuino espíritu cristiano. Recapitulando No quisiera dejar la sensación de atacar las religiosidades que se pudieran tener en una sociedad pluralista, no se pone en cuestión los honestos modos de vida de algunos creyentes, sino la interrupción en el escenario político que se impone al resto de la república. Dicho de otra manera, ¿por qué a diferencia de otros países, México sigue siendo un lugar conservador, despreciador de cualquier tipo de libertades que no sean las de la mayoría? ¿Por qué no hay diferencia entre los espectros confesionales de los individuos y la política “pública”? Cada cual tiene derecho a creer o no creer y no por ello, debería sutilmente imponérselo a la mayoría. Pero aquí no se trata de creencias, sino de ejercicios de poder que hermanan a diferentes actores. Corrupción vulgar. Pretender que toda la nación está simbolizada en unos y únicos valores es uniformizar

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las conciencias. No asumir que cada vez se perfilan diversidades en modos de vivir la vida, prefiriendo dejar fuera de la legislación aquello que no se comprende o que queda lejano de lo tradicional resulta también reflejado en ese desencanto por la democracia y sus logros. El abstencionismo, no sólo de los jóvenes, sino de la población en general, quizás hunda sus raíces en el “todos representan lo mismo”. ¿O a poco usted considera que AMLO, con todo y siendo el favorito, se va a colocar a la altura de un verdadero izquierdista? De los otros ni hablar, mencionarlos aun da decidía y mal augurio mentarlos. La pugna de los placeres y libertades contra la agenda monolítica Esta elección, sin duda la más reñida a la que acudimos, no sólo por el número de cargos a elegir, sino por su impacto en los años venideros representa la oportunidad de manifestar la voz de la libertad y el placer frente a la rigidez que representa el pensamiento fuerte. Libertad a amar sin ser considerado ciudadano o ciudadana de segunda, y contraer compromisos con quien consensuadamente se guste. Libertad de consumir o no, marihuana o cualquier placebo sin por ello ser considerado un chandala de lo peor. Libertad para decidir el inicio y el final de una vida en condiciones de dignidad y libertad. Libertad de reproducción y/o adopción. Libertad de expresión para manifestar las ideas a plena luz del día, y no “bajita la voz”. En este tenor, libertad y placer están amalgamados; no obstante, alguien podría imaginar un momento épico que garantice los derechos anteriormente enunciados emanados de las urnas del Primero de Julio próximo. Sin duda el trabajo es abismal y lento, pero mientras más pronto llegue, muchas personas, podrán vivir genuina y prístinamente. Obviamente al pensamiento fuerte, único y monolítico del mercado, de la identidad religiosa y de la moral, así como el de la aglutinación le tiene sin cuidado garantizar las realizaciones de los individuos, pues con la mera mano de obra, las rodillas puestas en el suelo, la mera impropiedad del “se dice, se piensa” se fraguan las elecciones de lo mismo. En ese sentido es mucho pedir que cualquier postulante se enfrente al engranaje político social de las minorías que conducen a las mayorías.

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Conclusiones marginales Si bien, el ascenso de MORENA y su proyecto nos da a algunos cierto aliciente su cercanía con el PES, y con personajes deleznables nos pone en alerta que ninguna innovación en el campo de los derechos individuales se logrará en el nuevo sexenio, Obrador como hábil político tuvo que someterse, junto con los otros candidatos a la entrevista –de trabajode la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), cual confesionario donde los señores de sotanas, seguramente dejaron de lado su presión por la moral fuerte, la familia tradicional y el buen recato ¡Ajá! Seguramente le pidieron seguridad, empleos y el bien común, y no sólo por palabra; no sería hiperbólico que al modo de los pillos empresarios le hayan pedido un papelito firmado, por si las dudas, para que todos recuerden sus nuevos compromisos.

Fotografía: Victor Jarvioh

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POLÍTICAS PÚBLICAS EN MÉXICO: UN ANÁLISIS DESDE LA PERSPECTIVA HISTÓRICA AMBIENTAL DEL ORDENAMIENTO ECOLÓGICO TERRITORIAL

Talía Moreno Zulueta La historia de la política ambiental en México inicia desde una serie de eventos internacionales que fungieron como parteaguas en los ejes rectores nacionales, abordados desde la perspectiva ambiental. En la década de los setenta se comenzaron a considerar temas, que si bien siempre habían existido desde la perspectiva ecológica, no eran reconocidos aún como problemas dentro del quehacer político, social y económico de aquella época. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo de 1972, sentó las bases para una política ambiental y una legislación internacional sobre el ambiente (Correa, 2003); sin embargo, no fue hasta el año 1987, con el Informe Brundtland, que la relación entre el crecimiento económico y la conservación ecológica, vista hasta hace unos años como un obstáculo al crecimiento económico, terminó por convertirse en un instrumento para asegurarlo (Gudynas, 2002). En México, el impacto de las políticas ambientales internacionales fue a finales de los años 70, pues los primeros esfuerzos por incorporar al Medio Ambiente en la planeación fueron dados por la formación de un área ambiental en la planeación urbana (Dirección General de Ecología Urbana 41


en la Subsecretaría de Asentimientos Humanos, SAHOP, 1978), desde donde nacieron los Ecoplanes (Rosete-Vergés y Negrete-Fernández, 2012), los cuales, son el antecedente directo del Ordenamiento Ecológico en nuestro país, de tal forma que, fue el primer intento de incorporación de un instrumento ambiental para el desarrollo social. A finales de los años ochenta, surgen los nuevos paradigmas de la planificación territorial y urbana con más claridad, pues a partir de la llegada de la Ley General del Equilibrio Ecológico y protección al Ambiente (LGEEPA) declarada en 1988, se implementa un manejo más efectivo de los conceptos relacionados al desarrollo sustentable y la conservación del medio ambiente consolidándose el paradigma de la gobernanza a través del cuidado de las áreas naturales y ya no solamente viendo por los intereses del ser humano. A partir de este proceso, se marca un momento importante desde la visión de la sociedad en general, pues comienza a ser importante la participación social en los procesos de toma de decisiones de los asuntos públicos y sobre todo, la parte de implementación de estrategias para la planificación y ordenamiento del territorio (Moreno-Plata, 2011), surgiendo así el Ordenamiento Ecológico del Territorio como el instrumento madre. Se identifican cuatro etapas en el desarrollo del OE, del cual, parten todos los demás, pues es considerado como un instrumento cuyo alcance es eficientizar otros mecanismos de la política ambiental (Rosete, 2006) tales como los criterios de desarrollo sectorial, las evaluaciones de impacto ambiental, las normas técnicas ecológicas, identifica las áreas potenciales de conservación, orienta a la generación de información y vigilancia, todos ellos como instrumentos de comando-control (Oseguera et al., 2010). La etapa inicial del Ordenamiento Ecológico del territorio va de 1989 a 1994, en la que se estableció el instrumento como parte de la política ambiental mexicana; de 1995 a 2000 la etapa de incorporación de nuevos enfoques (basados en el manejo de ecosistemas, la teoría de sistemas complejos y la planeación participativa); de 2001 a 2006 la etapa de incorporación de nuevas herramientas (sistemas expertos de apoyo a la toma de decisiones); y la etapa actual, iniciada en 2007, es denominada de nuevas tendencias (básicamente orientadas hacia la planeación en las 42


Fotografía¹: Victor Jarvioh zonas costeras y marinas) (Rosete y Díaz-Mondragón 2007). Con esta división de etapas se puede hacer una revisión exhaustiva de planes y programas que aún no sabemos si tuvieron éxito, pues algo que podría considerarse como el “talón de Aquiles” de los instrumentos ambientales en México es la falta de vigilancia y monitoreo en los mismos; a pesar de que la LGEEPA marca claramente la ruta para realizar una evaluación del desempeño ambiental de éstos, se le ha dado muy poca importancia a la actualización o cambio de planes apegados a las necesidades actuales. Por ello entonces surge la primera duda, ¿evaluando los programas se resolvería el problema? Quizás la respuesta no sea del todo sí, pues es importante hacer una retrospectiva de cuántos Ordenamientos han sido decretados en México sin que se hayan ejecutado en realidad, los lineamientos y estrategias establecidas, lo cual, significaría, que se ha construido una planeación del territorio en documentos y no en un escenario tangible (Oseguera et al., 2010). El manejo de los instrumentos de política ambiental debe ser considerado como el eje rector en la toma de decisiones en el rumbo del país y no como un complemento. Partiendo de este pensamiento, sabemos que el enfoque de cuenca no se considera como un factor alternativo en la resolución de la problemática ambiental, así, al establecerse 43


Fotografía²: Victor Jarvioh

programas, en su mayoría tienden a surgir desde la perspectiva política del municipio, localidad o estado, lo cual, nos dirige hacia el meollo del asunto según Oseguera et al (2010): “La situación política de México también es un freno importante a los procesos de OE. La manera como se definen los “tiempos políticos” es uno de los elementos más notables que han afectado el desarrollo de programas y proyectos, ya que la planeación federal, estatal y municipal se realiza para 6 o 3 años, de acuerdo con la duración de los periodos de gobierno”. Lo anterior deriva a que la sociedad cree una percepción de que el gobierno no ha hecho su tarea, por lo que aplicar el dicho popular “del dicho al hecho hay mucho trecho” quedaría como anillo al dedo. Aquí es donde surge este concepto que sin él, ningún instrumento debería funcionar (lo cual, quizás ha sucedido en la mayoría de ellos): la gobernanza. Desde el punto de vista de cualquier herramienta debería ser considerada como el engrane principal de la máquina llamada “política pública”, pues sin ésta,

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ningún instrumento ambiental sería en realidad funcional, pues al aplicar el modelo de la antigua usanza en la toma de decisiones de “Arriba hacia abajo”, la participación social y la relevancia ambiental pasarían a segundo plano; sin embargo, en los últimos años se ha dado un giro hacia el ¹Bottom-up (Fraser et al., 2006), teniendo su base en el desarrollo social, ampliando las cadenas de interacción y multiplicación del número de actores sociales, incluyendo la modificación de la tradicional línea divisoria entre lo público y lo privado (Moreno-Plata, 2011). Entonces llegamos a la parte crucial de esta historia de intentos de visualizar al crecimiento económico desde la conservación del medio ambiente, la cual no ha sido tarea fácil, pues, tal como menciona Gudynas (2015), la ética predominante es puramente antropocéntrica, lo cual, plantea a la naturaleza como un mero objeto o recurso, dándole al ser humano la valoración de “juez” ante cualquier decisión sobre el medio natural. La tendencia actual sobre estos temas y su eventual conversión en políticas sobre el uso de los bienes y recursos es considerado como extractivista, por lo que quizás, las bases en las que se sentaron los instrumentos ambientales que existen actualmente para mitigar y controlar el deterioro ambiental, se caractericen por la falta de una visión “biocéntrica”, lo que conllevaría dejar

atrás los intereses de las grandes esferas y bajar unos peldaños a las altas expectativas de ser potencias mundiales o primermundistas a través de la obtención de recursos naturales para la creación de tecnología y combustible como sinónimos de riqueza. Debemos establecer entonces, que el problema no es la falta de instrumentos ambientales para ser usados en políticas públicas; tampoco podríamos decir que no existen (sin tomar en cuenta el sentido purista de lo que verdaderamente es una política pública), pues existen en nuestros esquemas, como el gran ejemplo del Ordenamiento Ecológico General del Territorio, en donde se establece, paso a paso las categorías, vocaciones y usos de suelo ideales para cada rincón de nuestro país desde la visión deseable, sin conocer (aún, pues aún no ha habido una evaluación de su desempeño) si es una visión posible o sólo se quedará como el escenario deseable. Otro ejemplo importante es el reciente

¹ Bottom-up es un nuevo paradigma en la Gestión Ambiental, pues nos habla del cambio de rumbo de las decisiones en el ámbito socio-económico y ecológico, considerando que se tiene que evaluar cualquier propuesta desde la población que se vea afectada y no desde las iniciativas políticas que comúnmente se distribuyen y que con el paso de los años, no han sido exitosas del todo (Fraser et al., 2006).

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decreto por el que se declara Área Natural Protegida, con el carácter de Reserva de la Biosfera, la región conocida como Islas del Pacífico. Sin duda los instrumentos ambientales han sido un paso importante en la toma de decisiones desde hace varias décadas, pero aún no han sido considerados como la base de toda la planeación territorial: quizás la falta de personas con orientación hacia las ciencias sociales y ecológicas ha ocasionado que no se le dé la importancia que deberían tener todo este tipo de herramientas. La falta de conocimiento por parte de la sociedad es otra cuestión que puede intervenir en la consideración de prioridades a la hora de la aplicación. La continuidad a los programas, la actualización del personal encargado y lo más importante, nuestra memoria “a corto plazo” de lo que realmente significa el territorio y sus recursos para el bienestar humano. Bibliografia Correa, F. (2003). “La compatibilidad entre el crecimiento económico y el medio ambiente: dos propuestas desde la economía”. En: Ensayos de Economía, 12 (22): 117. Fraser, E; Dougill, A; Mabee, W; Reed, M y McAlpine, P. 2006. Bottom up and top down: Analysis of participatory processes for susteinability indicator identification as a pathway to community empowerment and susteinable environmental management. Journal pf Environmental Management No. 78. Uk.Pp 114. Gudynas, E. 2015. Derechos de la Naturaleza: ética biocéntrica y políticas ambientales. Argentina. Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad, 3 (10), 162-164.

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Moreno- Plata, M. 2011. El agotamiento del paradigma burocrático ante el riesgo ambiental contemporáneo. Política y Cultura, (36), P127. Oseguera, J; Rosete, F y Sorani, V. 2010. Reflexiones sobre el Ordenamiento Ecológico en México. Revista Investigaciones Ambientales. México. 33P. Rosete, F. 2006. “Semblanza histórica del ordenamiento ecológico territorial en México. Una perspectiva institucional”, Serie Planeación Territorial. INE– SEMARNAT, México, 55 pp. Rosete F, Díaz-Mondragón S. 2007. El Ordenamiento Ecológico del Territorio: instrumento clave para promover el desarrollo rural sustentable. Revista Estudios Agrarios 36: 121. Rosete-Vergés, F, Negrete-Fernández, G. 2012. Planeación territorial en el sureste de México: revisión histórica del ordenamiento ecológico. Dirección de Ordenamiento Ecológico. Instituto Nacional de Ecología - SEMARNAT. México. Pp 5 y 8. Fotografía1 y 2. Fotos tomadas en el cerro de Macuiltepetl, donde se lleva a cabo la construcción de una antena, sin considerar que se trata de un área protegida.

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UNA CARTOGRAFÍA SOCIAL DEL SUJETO

Irvin Gibran Escobar Junco

Fotografía: Axl Ayuso

¨Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible por no golpearse.¨ George Perec.

Usted encontrará en el siguiente ensayo, situaciones, fotografías y críticas. Las palabras que las nombran han aparecido de acuerdo a esa costumbre de cuestionar la realidad social desde diferentes perspectivas sociales y artísticas y a una sacudida existencial de fin de año. Después se decidió emprender el siguiente ejercicio literario para atravesar la biografía y trayectoria y hablarle al sujeto, si a usted, y pensar sobre el papel histórico de los jóvenes y los discursos que lo construyen. Se usará para ello seis fotografías del artista visual oaxaqueño Axl Ayuso*, las cuales nos darán una dimensión de la agencia y la estructura del individuo insertado en el mundo contemporáneo. Usar este medio del lenguaje entre imagen y texto se vuelve necesario, la escritura ensaya el mundo y lo vuelve un vehículo, traspasa la individualidad, localizando la periferia, un entorno, situado y sitiado por el sujeto narrado en un discurso cotidiano entre fotografías en su espacio convergente y en transformación. 48


Aquí usted encontrará el olor característico de la violencia cotidiana interiorizada, como relaciones cartográficas y producto de un modelo social dominante, causa de las concentraciones de ansiedad disueltas entre el tráfico de deseos invisibles. Escuche las fotografías y descubra los instantes entrecruzados más allá de la organización aparente de los elementos encontrados. VIOLENCIA SIMBÓLICA

Fotografía: Axl Ayuso

Es la violencia simbólica, esta forma de violencia que se ejerce sobre un agente social con su complicidad. […] los agentes sociales son agentes que saben que, aun cuando estén sometidos a determinismos, contribuyen a producir la eficacia de aquello que los determina en la medida en que estructuran lo que los determina. Pierre Bourdieu

La sociedad disciplinaria te ha reclutado en su proyecto moderno industrial, pero has identificado las relaciones de poder y los distintos significados de los discursos en la acción social en tu entorno. Te sentiste científico social y consideraste a la sociedad desde afuera como una estructura objetiva cuyas articulaciones pueden ser observadas materialmente, medidas y trazadas independientemente de las representaciones de los que viven dentro de ella. Te pareció espantosa pero una gran maquina en toda su extensión. Admiraste a Bourdieu leíste la dominación y la encontraste químicamente en tus venas. 49


Supusiste no era natural ni obra del espíritu santo sino una orquestación simbólica, histórica y política de la organización social como también psicológica y psíquica de control de conciencias, cuerpos y prácticas. Recordaste tu primer trabajo, las trabas y bromas por ser el nuevo, pensaste en los miles de filtros innecesarios y burocráticos para mantener las jerarquías clasistas reproducidas por los mismos empleados ahora nombrados colaboradores bajo un discurso de la psicología laboral. Asombrado te pusiste la camiseta de la empresa y absorbiste sus necesidades empresariales como parte de las tuyas. Velaste por sus intereses y cuando ganaste tiempo, y otros nuevos ingresaban a laborar te encargabas de hacerle la vida de cuadritos como a ti te la habían hecho. Cuando exigiste tus derechos laborales te corrieron por mal elemento, y pensaste en tu condición de colaborador cuando saliste ya en la puerta había un letrero con faltas de ortografías solicitando nuevos empleados con ganas de trabajar. Publicaste en tu red social y se lo compartiste a los ojos que solo incrementarían o disminuirían tu popularidad en el índice de la economía virtual facebookera sin encontrar un trasfondo práctico a la violencia social, te sentiste patético aun así les dijiste que la violencia simbólica con su respectiva política de terror justifica un orden cultural, jurídico, militar y normativo valiéndose de estigmas, prejuicios y el uso de la fuerza policiaca para mantener el “orden público y simbólico” y así perpetuar las desigualdad ¡Nada nuevo! Entendiste que el colonialismo de siglos bajo la careta del aparato neoliberal era responsable del desmantelamiento del tejido social. El susto el instrumento, la criminalización de la lucha social y la tergiversación de los medios masivos de comunicación un mecanismo de control mediático. La guerra invisible y desapariciones su consecuencia. La misma receta del régimen enfatizaste ¿otras formas de respuesta? Te preguntaste y solo sentiste sobre tu pecho encolerizado e inmóvil mil preguntas ahogadas, escuchaste las voces de las fosas encontradas en la república, los dolores de los movimientos sociales desmantelados, comprendiste la paranoia y la persecución de ambientalistas, defensores de la vida y luchadores indígenas. Aun así, criticaste a tus parientes, los cuales trabajaban como obreros en una empresa subcontratada por el municipio. Les enumerabas sus injustas 50


jornadas laborales y les restregabas porqué asistían a juntas sindicales para favorecer al candidato gallo oficial del partido en el poder. Te decían que no fueras tonto que tenías que estar con el que tuviese en el poder. Tú les decías que ellos veían su acción social desvinculada a un proceso histórico, en donde su meta principal era satisfacer un sueldo para pagar las deudas cotidianas y las necesidades básicas y que la vida no sólo era eso, sino que también deberían de tener ideales y convicciones. Ellos te miraban con ojos absortos y tú les decías que no entendían nada, que estaban dormidos y que el trabajo bajo el sol mientras construían la infraestructura de la ciudad capitalista ya los había afectado. Eras convincente, pero la condición desigual entre tus expectativas y las de ellos reproducían automáticamente una relación ambigua de poder, en donde tú eras el agresor pasivo, y la violencia simbólica el medio de diferenciación. Te criticaste, te sentiste parte del sistema. Te sentiste dominado por tu propia dominación. Recordaste tus relaciones sociales, las encontraste ahogadas en discriminación. De cuando te sentías celoso de los triunfos de tus amigos. De cuando mirabas cómo el celo se apoderaba de ti. Cuando juzgaste las relaciones del mismo sexo. Cuando descalificaste las luchas por la liberación sexual. Cuando favoreciste en tu trato empático a los que tenían una posición privilegiada. Cuando te sentiste halagado por hacer lo incorrecto. Cuando cediste en el juego. Cuando le diste la razón al retórico sin fundamento ¡Cuando no te defendiste! Te viste inmerso en el proceso de construcción de la sociedad, te entendiste dentro de ella como una proyección de las estructuras modernas y mentales de reproducción social. Tu acción no consciente reproducida forma un conjunto de fotografías, plasman imágenes como procedimientos y recetarios de la vida social, para que otras y otros actores la reproduzcan asimilando los mecanismos sociales como naturales. Fotografía: Axl Ayuso 51


Observándote dentro de la fotografía analizaste cómo sólo aparece la composición aparente del instante como si se hubiese detenido el mundo y los actores ante la captura, el instante es el que se detiene, la vida social no lo hace, la cotidianidad ante esta brevedad que nos hace pensar la fotografía puede pasar inadvertida. Se te vino a la cabeza el catedrático enfurecido por tutearlo y llamarlo por su nombre, les decía tantas veces a sus alumnos y alumnas que los títulos cuestan que tú eras un simple alumno muerto de hambre sin oficio ni beneficio. Te sentiste rechazado por las categorías estructurales, pero te hallaste implícito en el juego de dominación. Después descubriste cómo expulsaban al Doctor por haber acosado sexualmente a varias de tus compañeras. El título no te hace un ser humano ejemplar consideraste. Llegaste a casa y miraste en las grietas de tus pies, que para que haya dominación te debes de sentir dominado, tu actitud pasiva encubre al agresor, el abuso se legitima cuando este no se denuncia y visibiliza, entendiste al miedo como la principal arma de control estructural y mental. ¿De dónde vienen los esquemas con los cuales evalúo los fenómenos sociales a mí alrededor? No encontraste sentido en las respuestas de las principales estructuras de significado de tu época. El mundo adultocentrizado reproducía y te inculcaba la dominación como defectos y márgenes en los cuales fue estructurado. La moral lejos de dar caminos éticos de reproducción aumentaba las descalificaciones fundadas en juicios de valor absurdos y racistas. Entendiste la correlación entre tus estructuras mentales y las estructuras de la sociedad, y pudiste delinear los parámetros en los cuales nosotros como sujetos y actores reproducimos el orden social. Pero tú ya te sabías agente, y tratabas de cortar los hilos invisibles, los cuales soportaban tus valores como visiones erróneas del desarrollo social. Insertaste en el mundo proyectos incoherentes que pronto tambalearon al sistema con artritis de tu familia, los cuestioFotografía: Axl Ayuso 52


naste sin ofenderlos, reconociste su apoyo, pero los hiciste dudar de cómo te inculcaron un falso mundo superficial. Recordaste cuando tu familia te llamaba loco, y tu decías no era culpa de las drogas, sino de las relaciones opresoras dialécticas. Te decían que tenías que robar, que como dice el refrán, o te chingas o te jodes, pero ya estabas harto de eso, estabas harto de ser corrompido por tus propios miedos, de no tener un espacio a donde correr cuando son tus propios demonios los que te atormentaban. Rayabas la ciudad e inventabas la mejor forma de hacerlos enojar transgrediendo el valor estético de su falsa moral espacial y pública, visibilizarías la incongruencia cultural. Los de arriba -como en un principio decías-, irían al suntuoso teatro de apariencias, pero antes tendrían que observar como espectadores las otras caras del mundo real. Ser o no ser no era el dilema, morir y ser reconocido tampoco el problema, tener carro, vestir a la moda, tener una casa grande y propiedades, la ambición, humillar usando tu poder, tu medio. No, ya no era eso, sentías que el tiempo se te acababa e incluso te llegaste a sentir insatisfecho y frustrado, observaste cómo habían ya pasado años narcisistas desde que te dabas cuenta de lo difícil de pagar el agua y la luz. No lo tiraste todo al caño del recuerdo. Te diste cuenta que los actores no estaban sujetados a la estructura -como lo afirmaban teorías ortodoxas de la sociedad- Tenemos la capacidad de elegir, decías en cada oportunidad o espacio en blanco. No estamos manipulados, no somos individuos tontos, mucho menos robots automatizados. Son nuestros intereses en el juego, son nuestras formas de asimilar la acción las que reflejan como pensamos, donde nosotros reestructuramos nuevamente las reglas de juego de acuerdo al dinamismo social dominante. Si bien es un juego constante y asimétrico, los actores aceptan muy bien su rol de acuerdo a sus intereses, y si así lo fuese, aceptarían la rivalidad, aunque ésta los hiciera perecer y perder. Esto no significa no surja una actitud repulsiva contra la condición misma de su existencia. La voluntad como consecuencia de la carga simbólica será proporcional a la acción histórica en la cual el actor como agente pueda hallarse y liberarse. “La experiencia de los significados es parte del significado social de la experiencia” Era tu sentencia favorita. Te criticaste, lo volviste un ejercicio, tu juego favorito, te deconstruías -según tú- arrancando de tu cosmovisión individual los vicios en tus prácticas que auto reproducen tu dominación y por ende el aparato social de la cultura. Mecanismos 53


odiados pero puestos en marcha cuando tu espíritu embriagado se proyectaba sobre el mundo. Te viste como un componente de la realidad social como un padecimiento de ella, pero también como un agente de su transformación. Hay una advertencia en cada situación, es el propio reflejo de tu margen de acción. No te apresures a dar tu opinión sobre el mundo. Hacer uso del discurso sin poner en práctica te convierte en tu propia crítica ¿Has visto cuantas mentes brillantes se han derrumbado por no andar con cautela? No han disfrutado su momento, lo confunden con arrebato y envidia cuando el otro trata de comprenderse, han caído en el juego y se han levantado por arrogancia y no por aprendizaje, han usado la propia justicia como arma para la esclavitud, han creído en la legalidad como espejo de sus injusticias, han usado la demagogia para ser salvadores del pueblo, pero se han convertido en tumores sociales. El “otro” camina cercanamente a ti, es tu compañero y está dentro de ti, observándote, tu subjetividad hace el mundo menos pesado si prestas atención y tienes dignidad y sensibilidad, pero es el punto contrario a la circunferencia en la cual te deslizas. Has dicho que trazarás una arquitectura hacia el otro extremo, pero has deambulado largo tiempo como un outsider que ahora parece impreciso establecer quién eres y lo que dices ser. Aun así, has acertado en algo, te has arriesgado has puesto el primer paso, no eres tú la referencia, sin embargo, el movimiento en el plano cartesiano ha ocasionado una irrupción de posibilidades tanto en tus escenarios posibles como en los del otro. La pecera parece tan pequeña para tu subjetividad y tu mundo como el caracol has decidido modificar el espacio. Para ello has sacado afuera lo que ya no necesitabas. Incluso aspectos de ti, los que amabas, y vanagloriabas por ser méritos otorgados por la colectividad hacia tu persona. Esa mascara en la cual te escondías cada vez que no te responsabilizabas de tus agresiones. Ya no eras el marxista, o el radical. Ya no eras el hijo rebelde, ni el individuo manipulado por las masas, tratabas de entender tu tiempo preciso y cómo el agricultor, sembrar de acciones para transformar en corto, mediano y largo plazo tu realidad social. Pero los fantasmas más arraigados a tu persona exigían ser liberados, si bien la sociedad nos educa para ser individuos que reproduzcan los valores dominantes de la sociedad, la principal cárcel de nuestra conciencia es no visibilizar nuestros propios abusos. De frente a tus padres reconociste la vergüenza que por años sentiste sobre tu padre. Tu padre el tirano -como tanto le dijiste-, también fue una construcción de las desigualdades de su tiempo, y sólo era necesario un trato empático para hacer un cambio. Si bien el mundo inmediatamente no se puede trasformar y los procesos geopolíticos aparecen como 54


Fotografía: Axl Ayuso monstruos invencibles, las relaciones familiares cargadas de poder, sí es posible transformarlas. Tu padre, trabajaba en el servicio público de recolecta de basura había sido parte de los migrantes del campo a la ciudad cuando el modelo neoliberal comenzaba hacer estragos a las actividades agrícolas y ganaderas. También levantaba chatarra para venderla por kilogramo. Cuando tus amigos te preguntaban sobre el trabajo de tu padre, decías era un importante abogado. La mentira principal sobre tu conciencia recaía en que se dieran cuenta. Cuando abrazaste a tu padre y le pediste una disculpa reconociste la culpa en tus hombros, te diste cuenta de cómo la violencia simbólica está implícita en nuestra autopercepción del mundo, y en la manera en la que clasificamos nuestras relaciones más íntimas y nuestros juicios éticos y morales. Los principales dispositivos de dominación funcionan cuando nosotros no aceptamos nuestra propia realidad, formamos parte de la violencia simbólica ejercida y vivimos en un mundo superficial de falsedades. Para eso sirve el mundo de los espectadores para hacerte creer los comerciales publicitarios y hacerte seguidor de sus proyectos de vida ausentes de responsabilidad social ética y política. Fue ahí donde aceptaste finalmente tu biografía, dejaste la vergüenza atrás, y no le diste un valor secundario, te viste como el resultado de las trayectorias de tus antepasados y te reconociste como el hoy de genealogías anteriores. Aceptaste tu papel en el mundo y te observaste en conjunto con otros agentes los cuales ya habían empezado a diseñar acciones en las cuales te ibas integrando en distintos ciclos de su desenvolvimiento, te metiste a la historia, creíste en tu acción y formaste parte del mundo en construcción. Le dijiste a los tuyos en tu entorno que la acción no reside en la conciencia ni en las cosas, sino en una relación entre dos estados de lo social, es decir entre la historia objetivada en las cosas, bajo forma de instituciones, y la historia encarnada en los cuerpos. El cuerpo está en 55


Fotografía: Axl Ayuso

el mundo social, pero el mundo social está en el cuerpo. Nosotros somos el cuerpo de la sociedad, y por ende tenemos el derecho de hacer todo a nuestro alcance cuando un virus, malestar o práctica esté afectando nuestra salud social, emocional, y física.

Identificaste la violencia simbólica como un mecanismo de coerción de los actores sociales inmersos en la reproducción social en distintos campos sociales y prácticas diferenciadas con límites jerárquicos no establecidos y en constante cambio. Encontrar los distintos dispositivos de dominación ocultos en el lenguaje, en las imágenes, en las representaciones y en las prácticas es una labor que no tiene final, es una actividad importante del agente social en construcción y movimiento. 56


Descubrir los hábitos como formas simbólicas donde se reproduce la cultura interiorizada en nuestras prácticas cotidianas es reconocer nuestra propia forma de dominio, cuando te sabes dominado, puedes verte alienado por tu propia condición o incluso llegar a rechazarla y optar por otras formas de estar reproduciendo la vida social, aunque ciertos factores pueden resistirse, puesto que no vives solo la experiencia del mundo. Estar atentos ante las formas de abuso y de dominación nos deja una responsabilidad suficiente para darle sentido a las experiencias de vida en las cuales nos encontramos. «Porque en toda acción, lo que intenta principalmente el agente, ya actúe por necesidad natural o por libre voluntad, es explicar su propia imagen. De ahí que todo agente, en tanto que hace, se deleita en hacer; puesto que todo lo que es apetece su ser, y puesto que en la acción el ser del agente está de algún modo ampliado, la delicia necesariamente sigue…Así, nada actúa a menos que [al actuar] haga patente su latente yo.»¹ DANTE

¹ Cita transcrita textualemnte del manuscrito del autor

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Después

de medianoche Adrián Lara I La mañana, lejana, autista, que recorre tu cuerpo con sensores, se aleja temerosa sin ser vista para así no ser desviada por ti. Velos suaves en tus senos, esperan dichosos los momentos de luz en los que toco el alma que te hace mujer y alzo los labios hacia los tuyos sin fin. Deparando la vida va al abismo locura y suerte a los que vagan por el mar, mar de estrellas sobre gélidas aguas negras como el perfume violeta de tu piel. Cuello glorioso que tienes tú, y mil agujas mis ojos lanzan hacia él. No castigues mis premuras sin tus ojos y déjame probar glorioso el monte de ayer. II Luego de la guerra entre tu cuerpo y mi boca concebí con aires de tristeza una cruz en tu pecho. La causa empírica de tu desvelo se asocia al hostil entendimiento de la última estrella.

Ilustración: Teresa Silva Miranda 58


Una vieja puerta herrumbrada, inútil camastro de lata --sin gran valor--, fungió de escenario para calmar tu silueta. ¿Soy el autor del moribundo deseo de desearte? Despacio, en el desierto, palpo con furia tus caderas. Silencio, abismando en ascuas de rígido placer, deletreo las veces que fuimos uno siendo más humanos, sin temerle al encantado siniestro llamado pavor. Ahora, con camas vacías y hoteles usados, está el hombre forzado a morir ardiendo con la sangre helada de los polos opuestos, sirviéndose de yacer inerte en la penumbra de tu vientre. III Pero ¿cuál es la sorpresa? ¡Que tus latidos se vuelcan en mi pecho! Toda esa vieja fuente de amor se desvanece y tú quedas prendada al centro de la creación. Y así, mi torre engomada de sangre se desploma cual brizna en el prado de hollín, porque estamos vacíos, tú y yo, de tanta muerte en el frente ilusorio del candor. Este aliento... este austero perfume resulta no ser una bocanada de fresco dulzor, sino la última exhalación conspicua y perdida; flama insípida que despiden tus muslos al caer...

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Frotando están los soldados nuevos, queriendo estar atados a la presa irreal. ¿Cómo respondo a tus desmayos cansinos en la fatuidad de la noche, fría y espesa, que duda de mí? IV (Reposo) Un buque inerte se empecina bajo tu cuello y con vaga quietud se presta a disolver tus fluidos, graves y leonados destellos de luz atrapados en el escombro artero de tus labios. Este cuerpo se entibiece: las montañas, abiertas, exhalan ecos sílabos. El punto que florece tu vida, pasmado, se resigna a perecer bajo mi llagado corazón. Ya somos una sola erupción; la paciencia que suspiramos se quebranta como el cielo porque estamos sometidos al pérfido aliento de miles de ángeles saqueadores de orgasmos. Todo fue un vago señuelo de la vida. Con la finta del crucificado, tus piernas reposan una terrible acechanza: el perfecto destierro que presenciaron de mi piel. V Desde aquellos abismos sulfurosos y antiguos estuviste falta y tal vez esquiva Al céfiro placer de volver a mí.

Húyeme sin rechistar. Sé viuda hasta el gran final. ¿Humillas al tiempo con alabanzas sin pensar en todos esos desiertos? Clamaste, pues, al fiel Dios pidiendo consejo real, ¿y qué pudiste obtener de Él, dulce bien? ¿Saciaste la vieja fe que prefieres? Ya no me incites jamás a beber y a comer del elixir insomne que probé de ti y al que, lealmente, dejé de mirar bien. VI Viertes la sangre del enemigo que tanto rencor plantó en tu vientre. ¿Pides clemencia del sincero, a pesar de tocarle la única sien? Sé mi prisionera una vez más. Dejaré aletear tus sueños en el mar y prometeré a los vientos tu brillantez. Inspírame a probar tu monte de miel. Porque las retribuciones se otorgan sin desahuciar al cálido retoño que posó sus nubes en tus esferas heridas. Merezco atenazar con lujuria tu cuerpo. Las raíces de mis troncos se apoderan sin saciarse jamás de tus cítricas, dulces pastas de amor. ¡Brindemos al Señor este glorioso honor!

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ENCUENTROS DE UN MUNDO SALVAJE

Violeta Peña Gutiérrez

Ilustración: Alejandra Velasco García

Vengo de un mundo donde se escucha más de lo se que habla, éste mi mundo, se ha ido abriendo camino para acontecer en uno de los tantos que, según las probabilidades y la física cuántica, existen. Me encuentro, saludo, y verifico, ha pasado un breve momento desde que llegué por primera vez. Un día, caminando por este mundo, siento una estruendosa necesidad de hablar, debes saber que en el mundo de donde yo vengo (sí, allí se escucha más de lo que se habla) he pasado mucho tiempo escuchando, a veces sentada, a veces de pie, a veces incluso, cuando quería ser escuchada. Ahora ¿tienes idea de lo que ha sido para mí llegar a este mundo? Siento cómo una estruendosa necesidad de hablar está enmudeciendo mis oídos, fibra por fibra. Debo de externar explícitamente que dentro de mi sistema de creencias he comenzado a sembrar la idea de encontrar velozmente un tema en el que pueda volcar mis palabras, una vez elegido 61


por el orden del azar, comienzo a desenmarañarlo, no me prevengo, busco otro, no me prevengo. Ahora, dime tú, ¿es normal comenzar hablando sin mover la boca ni los pies? Comienzo a conocer este mundo, desde su fenomenología hasta su sien. Del mundo de dónde vengo (recuerda, ahí se escucha más de lo que se habla), he podido reunir un extenso y exquisito catálogo de temas. La madre que en su espalda echa su culpa, el hombre que desesperado busca dejar el alcohol para recuperar a su esposa, el joven que enciende su linterna para conocer su alma, la mujer que disfruta siendo amante, el amante en busca de un amor que le duela, la niña que llora por dentro, la alegría efímera de quien, hablando, se escucha a si mismo por primera vez, la curiosidad misteriosa de quien, escuchando, se habla a sí mismo una y otra vez. Sé que has logrado mientras lees imaginar ésta imagen de mi saliendo de mi mundo para escribir lo que se vive lejos del otro, te digo, es normal comenzar hablando de uno mismo después de gastar tanto tiempo escuchando, ahora sé que para ti es normal comenzar escuchándote a ti mismo después de pasar tanto tiempo hablando. Voy a sintetizar bien esta última oración: a diferencia del resto de los días, existen aquellos en los que te encuentras.

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Los lacayos de

Nepomuceno Almonte Octavio Martínez Treinta y cuatro grados centígrados marcó el termómetro, las doce con cuarenta y siete minutos un reloj. Un autobús de la ruta siete pasó por la calle décima indicando un recorrido por la avenida once. Seis minutos con nueve segundos durará el discurso de Nepomuceno Almonte que había llegado a la casa marcada con el número cincuenta y seis, veintiocho minutos antes. Afuera había una multitud esperando nuevamente la salida del candidato para darle las gracias por obras sociales que aún no construía pero que, había jurado, emprendería una vez ganada las elecciones. Entre los presentes las vicisitudes tenían puntos en común con sucesos que no les daban esperanzas de un cambio verdadero, como prometía Nepomuceno Almonte, pero por lo menos traía la ilusión del almuerzo de dos panuchos y una botellita fría de Coca-Cola. En realidad, sólo lo anterior había motivado a la muchedumbre integrada de sesenta y ocho personas a llegar hasta la casa número cincuenta y seis, y no escuchar una vez más aquel discurso en el que no sólo prometía pavimentar calles y construir un hospital, sino hasta rendir cuentas de todos los gastos hechos, aunque esta última propuesta no era tan necesaria, dijo un reportero, cuya labor era seguirlo a todas partes: «lo importante es que cumpla como gobernante». Nepomuceno Almonte, de haber sido el menos señalado para ocupar la candidatura, ahora en sus sueños de cama debatía consigo mismo cómo encontrar la manera de restablecer la paz urbana de un territorio con estatus de municipio con catorce años de historia, demarcación asaltada, de pronto, por demandas hasta cierto punto anarquistas de ciudadanos invadiendo calles y provocando comentarios en los pasillos de las oficinas del gobierno: «son sólo pandilleros».

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Ilustración: Saúl Martínez Torres

Las evidentes aspiraciones de Nepomuceno Almonte no eran para nada disimuladoras y pensaba que luego de terminar el trienio podría ser diputado, gobernador o quizá un día presidente de la república, por ello se obligaba a dejar una sensación entre sus adversarios, y no entre el electorado, de un desempeño de mano dura, de carácter y fortaleza de recursos para seguir siempre vivo en la escena en la que había de todo un poco: aduladores con deseos de chingarse al de a lado, al de abajo o al de arriba y hasta vivarachos con deseos inmaculados de servir al pueblo por cualquier salario, que andar con un bolsillo de sus pantalones sin pesos. Era el día cuarenta y uno de la campaña electoral y ese miércoles, Nepomuceno Almonte se levantó a las cinco de la mañana, veinte minutos antes de lo programado en el despertador de su celular, para contestar desde la cama de Lorena, su secretaria, una llamada del actual presidente municipal: —Dices que vas a hacer bien las cosas, pues ahora se hacen mal — refutó el presidente municipal del otro lado de la línea viendo en la pantalla de su computadora portátil las notas de prensa que debían de leerse en ese día. El dialogo fue corto, luego ambos colgaron los aparatos. Nepomuceno Almonte tomó sus anteojos, se bañó, regresó a la cama y observó el rostro adormecido de Lorena escondido entre los pliegues de un blanco edredón. Le besó los labios y después partió. Contrario a la habitación, donde el aire acondicionado transformaba el sitio en un ambiente polar, afuera el húmedo calor comenzaba a inundar cada rincón del patio en donde había una camioneta con un chofer esperándolo. Se suponía que ese día Nepomuceno Almonte comenzaría su jornada con una visita a los pescadores de la cooperativa turística del Mar Caribe; sin embargo, un mensaje urgente de su esposa, quien se encontraba en Trieste, le hacía saber que había perdido el vuelo a propósito y postergaba su llegada dos semanas más porque en realidad había co-


nocido la fortuna alejada de él y cerca de un cuarentón italiano. La segunda actividad del día, la visita a la casa cincuenta y seis, ahora se convertía en la primera y principal. Ahí, además de decir su habitual discurso acentuado, cada vez con más mensajes dirigidos a su principal oponente para evitar su descalificación con argumentos de poca capacidad política, era ahora también atiborrado de demagogia aplaudible por sus lacayos. Aunque en esta ocasión prometió regalar boletos para espectáculos de comediantes sin sentido, cuando llegara al poder, por eso — volvía a decir —: «apóyenme con su voto». En realidad suponía su victoria y en los informes del control de la situación, la idea se fortalecía aún más, porque había dispuesto capital para todos: tenía controlado los cuatro sindicatos por medio de contratos laborales a los trabajadores; en las colonias y barrios había comida suficiente destinada a los electores; contaba con boletos gratis de avión por si alguien deseaba viajar; autobuses y taxis a disposición de quien le quedara lejos su casilla; hasta en la parroquia su nombre mencionaba el padre luego de cantar el Aleluya y, por si las dudas — pensó mientras daba las gracias en el micrófono — sabía que muchos no votarían y con la minoría ganaría a cualquier adversario: «porque así es la democracia y no es lo que dice Nepo, sino lo que dice el pueblo, yo sólo recibo órdenes de ustedes… este mandato es mi deber aceptarlo. Muchas gracias». Todos aplaudieron por ser el único capaz de llevar a buen término el ayuntamiento: « porque eso sí, 65


hay quienes únicamente son oportunistas —dijo un lacayo por el micrófono— y obstinados con el poder». Los platos con comida comenzaron a circular de mano en mano, el calor sofocaba más, pero no importaba porque había suficiente Coca-Cola. La dueña de la casa cincuenta y seis dio las gracias a todos, pero en especial a Nepomuceno Almonte a quien, tomándole del hombro, le pidió un momento a solas para plantearle un asunto especial y aceptando, la abrazo; caminaron juntos al cuarto de fondo de la casa. Afuera, el séquito de prensa, con fotógrafos y reporteros, charlaban sobre el día que un periodista llegara a ser regidor al menos, el chayo sería institucional, aunque otros decían « eso ni en sueños», pues alegaban ser muchos y las campañas no eran como antes; los sobres con dinero ya habían tardado en entregarlos, pero otros esperanzados en la próxima semana — cuando sería el final de la campaña—, dijeron: « Nepo no olvida nada». Las risitas combinadas con los sueños de los lacayos provocaron su olvidado, aunque él seguía al interior del cuarto charlando con la dueña. De repente nadie sabía qué hacían ahí, en espera de su salida. Tocaron la puerta y salió. Miró a todos, estaba pálido e ido. Se acordó de no comer los mismos alimentos que repartían a la gentuza. Era la una diez de la tarde cuando sintió el sabor de medicamento con un rastro del tomate, de la col, de la carne y de la harina de un panucho frito. Empezó a sudar frío, apreció la aciaga vida y se sentó en el piso ante la mirada de los demás que sacaban sus celulares y retrataban la espuma que le salía por la boca, filmaban los retortijones. Un lacayo le agarró la mano, lo cargó hasta su camioneta y abandonó así la casa dejando un rastro de sangre en el patio, evidencia del dato preciso de la noticia que se confirmó a las dos de la tarde en punto: el candidato había sido envenenado.

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Colaboradores

Adrián Fernández Granados. Licenciado en Filosofía por la Universidad Veracruzana, ahora estudiante de la Maestría en Filosofía de la misma universidad. Becario de tiempo completo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), ha estudiado a autores contemporáneos como Richard Rorty y Michel Onfray como parte de su trabajo académico y es co-fundador de esta revista de divulgación filosófica a raíz de su preocupación por abrir la filosofía a un mayor número de personas, ofreciéndola como una herramienta para la vida misma.

Beatriz Pineda Rios. Licenciada en Filosofia por la Universidad Veracruzana. Interesada por diversos temas de ética, derechos humanos e interculturalidad estudia el desarrollo de la Filosofía en el África subsahariana en el Instituto de investigaciones antropológicas de la UNAM. Interesada en compartir la lavor filosófica contemporánea es cofundadora de esta revista.


Saúl Martínez Torres Licenciado en Diseño de la Comunicación Visual por la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Trabaja como diseñador e ilustrador freelance entre otros quehaceres gráfico-artístico. Instagram: @saul.mrtinez

Victor Jarvioh Fotógrafo especialista en fotografía de desnudo. Trabajo con Julio Sanz, (fotógrafo) y participo como director de arte en la serie llamada Freaks, tuvo una colaboración con Lado V y en una exposición llamada Al otro lado de la cortina. Instagram: @bl4ck_buffalo


Agradecimientos especiales a:

Remedios Álvarez Santos. Licenciatura en Filosofía (UV). Mtría. en Humanidades (Universidad Anáhuac). Doctorado en Filosofía (UNAM) Posdoctorado (Instituto de Filosofía. UV). Profesora de Tiempo Completo Titular “C” en la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana. SNI Nivel I. Coordinadora de la sección “Estado y sociedad” de la revista La palabra y el hombre. Integrante del Centro de Investigación: Epistemología de las ciencias sociales y hermenéutica filosófica, Universidad del Comahue, Argentina. Autora de libros, artículos en revistas indizadas y arbitradas; así como de capítulos de libros en editoriales nacionales y extranjeras. Pompeya Elvira García Alba. Licenciatura en Filosofía y maestría en Literatura por la Universidad Veracruzana. Doctorado en Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid, Españna. Desde hace varios años imparte clases de filosofía en el Colegio Preparatorio de Xalapa y es profesora de Ética y Lógica en la Facultad de Filosofía de la UV. Ha publicado libros dedicados al bachillerato, como Métodos de Investigación, y artículos diversos sobre Ética en revistas físicas y electrónicas.


La revista de divulgación filosófica Del dicho al hecho es una publicación periódica de Adrián Fernández Granados y Beatriz Pineda Rios. Tiene por objetivo principal acercarse a los problemas de la sociedad actual, nació de la inquietud por difundir la importancia y el compromiso que la filosofía tiene con la sociedad, partiendo de las características principales de ésta: reflexionar y cuestionar.

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JUNIO 2018

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