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Impacto de la obesidad en la función pulmonar
Impacto de la obesidad
en la función pulmonar
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El peso de la población a nivel mundial se ha incrementado de forma significativa en los últimos 30 años; lo que ha convertido a la obesidad en la enfermedad metabólica crónica más frecuente en el mundo. El sobrepeso y la obesidad exigen a nuestro organismo el desarrollo de una serie de mecanismos adaptativos, entre ellos sobre la función pulmonar; sucediéndose entonces, distintos cambios en la mecánica de nuestra respiración, en la función de nuestros músculos respiratorios y sobre el intercambio gaseoso y la respuesta de nuestro cerebro a las variaciones de oxígeno en la sangre; por lo que las complicaciones respiratorias como asma, neumonía y apneas de sueño, van a ser más frecuentes cuando aumentamos de peso, y se van a convertir en un importante factor de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular).
SOBREPESO Y OBESIDAD
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En este sentido entonces, el exceso de grasa corporal va a incidir en mayor riesgo de enfermedad y muerte prematura; afectando también, la función de nuestro sistema respiratorio, lo que origina un amplio espectro de signos y síntomas clínicos, debido a los cambios en las propiedades elásticas de la caja torácica, que en este caso tiene menos capacidad para aumentar su tamaño cuando llevamos aire a nuestros pulmones. Estas acomodaciones de la función respiratoria, repercuten en una reducción de nuestra capacidad pulmonar; provocando una limitación del flujo de aire que inspiramos, lo que nos lleva a respirar de forma más rápida y superficial que las de personas sin obesidad; de tal manera que nuestro sistema respiratorio, va a tener un mayor trabajo, debido a la dificultad que desarrollamos para obtener las presiones necesarias para inspirar adecuadamente, lo que provocará que tengamos sensación de disnea o sofoco, reduciendo nuestra capacidad para hacer ejercicio, incluso de muy baja intensidad como subir gradas.
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Nuestra función respiratoria mejorará con el entrena(dejar de consumir alcohol o medicamentos para dormir y dejar de fumar), si reducimos de peso adecuando nuestra dieta y dormimos de lado. El uso de aparatos bucales o aparatos para la respiración (CPAP) y la cirugía bariátrica deberán ser recomendados por un médico especialista.
Dra. Maya Virginia Serrano Endocrinóloga Pediátrica Endopedia 7a. Avenida 3-33, Zona 9 Torre Empresarial Oficina 404 Teléfono: 2385-9741
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Este patrón respiratorio rápido y superficial, genera en nosotros alteraciones del control de la respiración, con mayor retención de anhídrido carbónico (producto de desecho del intercambio de oxígeno), lo que induce una respuesta inadecuada de los centros regulatorios de la respiración a nivel cerebral, reduciendo nuestro impulso para respirar y provocando finalmente la conocida apnea del sueño (olvido o interrupción de la respiración), que desencadena un aumento de la somnolencia durante el día y un mayor riesgo de accidentes de tráfico y de trabajo.
COMPLICACIONES RESPIRATORIAS
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En el síndrome de apnea del sueño, la respiración se hace muy superficial o se interrumpe durante períodos variables de tiempo (10 a 30 segundos); lo que sucede de forma recurrente (hasta 400 veces en una noche), y se reinicia con un ronquido o resoplido. Constituye un trastorno grave del sueño que puede afectar a todas las personas sin importar la edad; pero es más frecuente en varones obesos de más de 40 años de edad (50% miento físico, asociado con cambios en el estilo de vida
de los varones y el 8% de las mujeres con un IMC >30).
Sin embargo, se ha documentado que ganancias pequeñas de peso, del orden del 10%, suponen un aumento de riesgo 6 veces mayor de sufrir este síndrome.
*IMC-Índice de masa muscular