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Esteban Martinez
EL BIG BANG DE
ESTEBAN MARTÍNEZ Esteban Martínez tiene nuevo álbum “Big Bang” y se presenta este viernes 30 en vivo por streaming.
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Cronista: Milagros Carnevale Fotos: Gentileza Prensa 25 de Octubre
Esteban Martínez es cantante, guitarrista, compositor y productor musical. En Big Bang, su disco debut como solista, conviven varios géneros, como el groove y el soul, en pos de transitar el camino de la experimentación en el área del rock latino de autor.
-¿Cómo empezaste a hacer música?
-Empecé a tener una relación especial y personal con la música desde muy chico y me parece que en esto de “hacer canciones” una cosa fue llevando a la otra. Probablemente porque soy hijo único, al no haber otro ser humano para compartir juego, de un momento para el otro, a los 5 o 6 años aproximadamente me hice fan de escuchar la radio. En ese momento el programa que estaba de moda era “Los 40 principales” de Fm Hit. La programación de la radio empezó a transformarse en mi primer repertorio de alguna manera, me sabía todas las canciones. Al cantarme los 40 principales de punta a punta me encontré con cierta disponibilidad de mi voz como instrumento y como juego a la vez. Además, siempre fui muy enamoradizo e interpretando las canciones de amor en la intimidad de mi casa encontraba, de alguna manera, la forma de desahogarme y expresar lo que sentía. El mundo se me revolucionó cuando entrando en la adolescencia, año 93/94, descubrí MTV. Esto que me pasaba con la radio, me empezó a pasar ahora con la programación de ese canal. Hoy por hoy es más de televisión basura, pero en ese momento (y sobre todo para mi que era un niño y que estaba de algún modo incorporando todo lo que se me presentaba) MTV era la puerta de entrada a un montón de contenidos que en ese momento me resultaban novedosos y a la vez sexys, medio contraculturales con respecto a lo que yo estaba acostumbrado, ideal para un adolescente. La música que ya me alucinaba de antes sumada a la estética de los videoclips era algo que me resultaba hipnótico. También desde los 8 años de edad más o menos que estudiaba inglés, entonces el idioma no era un impedimento para hurgar en las letras de las canciones y tratar de entender que quería decir Kurt Cobain cantando esas canciones, del modo que las cantaba. Cobain ya estaba muerto para cuando llegué a Nirvana pero me convertí en fan de todos modos. Es una de las pocas bandas de las cuales tengo todos los discos oficiales, más alguna que otra rareza rescatada de la feria de discos del Parque Rivadavia. Yo era totalmente consciente de que mis gustos musicales tenían poco que ver con los gustos musicales de la mayoría de mis compañeros y compañeras con los que compartía la primaria. En ese momento me pude identificar más con la música que escuchaba en mi intimidad que con el mundo a mi alrededor. En ese entonces también empezó a sonar mucho “Wonderwall” de Oasis y “Creep” de Radiohead. Todo bastante guitarrístico, los 90 a pleno. Así que después de
aprenderme todas las canciones de Cobain, tratar de cantar como Liam Gallagher y Thom Yorke me empecé a dar cuenta de que yo quería hacer mis propias canciones también y así ya con 13 años me llegó mi primera guitarra eléctrica. -En tu descripción de Spotify
dice que tus sonidos proponen renovar el rock latino de autor. ¿Qué significado adquiere Latinoamérica en tu música?
-Como te contaba antes, al estudiar inglés desde los 8 años, y al escuchar tanta música en ese idioma hubo algo de eso que se me quedó impregnado. Cuando empecé a “componer”, para mí era totalmente normal escribir la mitad de las canciones en inglés y el resto en castellano. Todo esto reforzado además porque ya con 14/15 años vivía en San Telmo y el mítico Cemento me quedaba a 4 o 5 cuadras de casa. Cemento empezó a ser como mi segunda casa, sobre todo por los shows que daban ahí Nekro con su banda de aquel momento: Fun People.Y Nekro cantaba también en ese momento todo mitad en inglés, mitad en castellano. Eran los 90, el 1 a 1, MTV, ponele lo que vos quieras, yo era muy chico todavía para darme cuenta de todo eso, pero había una fuerza extranjerizante muy fuerte de nuestra propia cultura. El tango y el folklore no existían para mi, me quedaba muy lejos esa música, no sabía apreciarla. Así fue que en el año 2002 empecé a colaborar con Martin Van, un guitarrista y productor musical oriundo de Tandil que vivía en Buenos Aires en ese momento. Martin había oficiado de productor e ingeniero de un demo que yo había grabado en su estudio con mi primera banda que se llamaba Mosh y se ve que algo de lo que pasó ahí le gustó y me convocó como cantante para la grabación de un disco. Así, en 2005 editamos de forma independiente un disco que se llamó Orquest. Ese álbum fue grabado con todo lo que teníamos al alcance en ese momento, lo mezclamos en el estudio El Pie y lo masterizó Eduardo Bergallo, un referente total del audio en Argentina. Esa fue mi primera producción profesional se podría decir. Una de las particularidades de ese disco es que todas las canciones fueron escritas y cantadas en inglés. Hubo un momento en la pre-producción de ese material que se tomó esa decisión. Había un consenso general en el grupo de que gustaba más como sonaba la banda en inglés. Yo tengo una pronunciación bastante aceptable, asi es que al escuchar el disco no parecía en absoluto una banda argentina, latinoamericana. Las influencias de ese momento eran más bien Stone Temple Pilots, Pearl Jam, Deftones, Incubus, etc. Creo que existía en el grupo un pensamiento más bien ingenuo y aspiracional de que al generar un material de calidad cantado en inglés, eso nos iba a convertir automáticamente en artistas internacionales. El chiste es que mi madre por ese entonces escapando de lo que fue el 2001 en Argentina se había ido a vivir a Toronto, Canadá. Y se había casado con un argentino que residía allá, baterista él, y que tenía algún que otro contacto con gente que trabajaba en la industria de la música. Asi fue que en 2004 viajé por primera vez a Toronto con el disco entero cantado en inglés, todavía sin editar, y logré tener una reunión con un tipo que era dueño de una de las cadenas más importantes de instrumentos musicales y que también era productor de bandas. Me dijo algo así, todo en inglés obviamente: “Todo bien con tu banda, suena muy bien el disco. Pero acá yo tengo 8 millones de bandas que suenan igual. No sé porque tendría que ir a Argentina a buscar algo que puedo conseguir acá muy fácilmente. Si vos sos argentino y de Latinoamérica hay algo de eso que tu música tiene que reflejar, sino no tiene ningún diferencial tu proyecto con cualquiera de los que ya tengo acá”. Eso, que en un principio fue como una cachetada, luego lo tomé como una enseñanza.
A partir de esa experiencia, paulatinamente dejé de componer en inglés. En ese momento empecé a entender que toda música tiene un correlato territorial, cultural e histórico. En ese momento empecé a entender de un modo más cabal la tergiversación cultural de la cual de alguna manera todos somos parte de alguna u otra manera y a intentar marcar algunos límites en cuanto a mi propia producción. Desde ese momento escribir en español para mi es de alguna manera un acto de reivindicación y de resistencia. El día que entreguemos definitivamente nuestro idioma no deberíamos llamarnos más Argentina, se le tendría que poner otro nombre a este suelo.
Por otro lado, hay algo con el idioma nativo que es irremplazable. Hoy, cuando una letra en
español se complementa perfectamente con la música me produce algo muchísimo más profundo que algo cantado en inglés. Y tampoco es español de España o de Centroamérica, hablo de mí, de nosotros o de vos, pero nunca de tú. Eso remite directamente a cómo hablamos en Buenos Aires. Desde lo musical, este es un disco bastante rockero, creo que rinde honor a todas las influencias que fui recogiendo a lo largo del tiempo.
-El amor es el tema base de varias discografías en la actualidad, ¿por qué lo elegiste?
-Amplío un poco lo que de alguna manera propone la pregunta: El amor es el tema base de varias discografías, filmografías, performances, y todo tipo de arte de la actualidad, del pasado y del futuro porque el amor es uno de los grandes temas ineludibles y sin respuesta que tenemos en esta existencia efímera. La vida, la muerte, el tiempo y el amor creo que son los grandes misterios de los cuales nunca vamos a poder librarnos del todo. Las canciones no escapan a la tradición del relato oral, siempre son historias que reflejan algún matiz de estos grandes temas. En este sentido, como sucede en la vida, uno no elige bien cuándo es el momento adecuado para enamorarse. Simplemente (y complejamente) sucede.
Siento que tampoco se elige mucho cuando una canción es de amor o de desamor, uno puede tomar la decisión de no abordar el tema, así como puede tratar de tomar la decisión de intentar no enamorarse nunca más, con las dificultades que eso conlleva también. A lo largo del disco, el amor y estos grandes temas están presentes todo el tiempo, incluso, por lo general, se mezclan en una misma canción. Me interesa el amor porque me parece una fuerza muy potente. Las veces que me he enamorado o “enganchado” con alguien siempre fue una emoción que me pasó literalmente por arriba. Ese desborde emocional de éxtasis o de tristeza que provoca el amor es un material muy digno para escribir canciones, hacer catarsis, sacarlas de uno y transformarlas en algo estético, algo artístico. Incluso con el potencial de que alguien más la tome para sí y quizás deje de ser exclusivamente MI canción de amor.
-¿Qué plus pensás que propone tu disco en cuanto al tema del amor?
-Es difícil de saberlo. Me parece que el eje del disco es más lo existencial y desde ese lugar tomo al amor como algo muy relevante dentro la existencia. No lo pensé de antemano, como si lo hizo la genia de Rosalía, pero dentro del disco es como si se desarrollara paralelamente la línea de tiempo de una historia de amor. De todos modos, como compositor, soy totalmente consciente acerca del hecho de que hacer canciones de amor es como un gran lugar común en la música popular y por eso suele ser bastante menospreciado y denostado de antemano. En lo que a mi respecta, tengo muchas canciones de amor que me sé de principio a fin y me encanta cantarlas. Mi abuela cantaba boleros hermosamente y con mucho sentimiento, quizás haya algo de eso. También me parece importante, corriéndome del lugar de compositor y viéndolo más desde el rol de productor: hacer una canción de amor puede parecer “sencillo” a priori, pero que esté buena es todo un desafío.
-¿A dónde querés ir con Big Bang cuando termine la pandemia y podamos volver a los recitales?
-En principio, si todo va bien, el próximo 30 de Octubre vamos a estar participando de un festival vía streaming con los amigos de https://nacionstream.cl Y cuando termine la pandemia, esperando que eso suceda más o menos rápidamente, me gustaría mucho llevar a cabo los conciertos que teníamos programados antes de que empiece la cuarentena. Íbamos a tocar en la Jam Club del Konex y estábamos hablando con el CC Matienzo para organizar un show más fiesta. Hay demasiada incertidumbre ahora como para proyectar largo. Ojalá volvamos a algo parecido a la “normalidad”, ojalá se puedan cambiar algunas cosas para que la realidad no sea tan desigual. En lo que a mí respecta, estoy dispuesto a ir adonde la música me lleve. Creo que los recitales en vivo, así como leer un buen libro en papel o ver una buena peli en el cine, va a seguir siendo irremplazable.