Revista Digital El Mensaje

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SUMARIO

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El editorial

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Hablando de casos

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Construcción y presentación de casos. Beatriz Udenio

10 Algunas reflexiones sobre el trabajo producido entre el participante y el colaborador docente en la construcción de un caso. Laura Valcarce

12 Incidencias memorables. Graciela Brodsky 16 La orientación a la lógica del caso. Graciela Allende 18 Se puede leer sobre el tema... 19 Me lo contaron 22 Disparatando 23 La dignidad del disparate 28 La interpretación antiretiniana 31 Rayuela 32 Con aires Rosarigasinos 33 Poesía 35 Experiencias 39 Staff/Contacto

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· Las fotografías de este número son de Valeria Erlijman · Las ilustraciones de este número son de Valeria Furman

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Beatriz Udenio

Claudia Siegel

Marcela Mas

Gloria Fontclara

Graciela Allende

Claudio Spivak

Valeria Furman

Valeria Erlijman


El editorial HABLANDO DE CASOS En el campo psicoanalítico “hablar de casos” puede ser considerado algo tan habitual como extraordinario: de cualquier modo, problemático. La cuestión es cómo nos disponemos frente a este asunto. Desde sus comienzos, de la mano de Freud, el armado de un caso clínico difirió del modelo médico. Esta ruptura con una clínica objetiva – que, además, objetiva- protegió el hallazgo freudiano de un sujeto del inconsciente, siempre único, excepcional, pero abrió las puertas a cierta nebulosa o, incluso, al relajamiento en la exigencia de su demostración.Y la demostración interesa al psicoanálisis, pues involucra no solo a los sujetos analizados sino a los analistas mismos. Un caso, para el psicoanálisis, incluye la función del psicoanalista, agente de esa experiencia. Entonces, “hablar de casos” se vuelve un trabajo de elaboración, de intercambio y de decantación de los modos en que se sostiene dicha función. Con otros. Esta edición de El mensaje recoge textos surgidos de distintos ámbitos donde se comparte esa indagación. Podrán rastrearlo a partir de algunos escritos que proponen una argumentación lógica para una transmisión sobre la construcción de un caso en espacios de enseñanza; o en el desglose de las líneas de fuerza que mantienen vivo un debate sobre el tema. Encontrarán también breves relatos de participantes del Instituto sobre lo que les dejó esa experiencia de formación; ¡y hasta algún que otro patinazo! -¡Qué disparate! –nos espeta un interlocutor- ¿Acaso es una broma? No le encuentro el sentido. Y de pronto, ¡eso es!: si logramos hablar de un caso nos llevará a descubrir que, aquello que lo hace único, es siempre un disparate.

Beatriz Udenio Responsable Publicaciones del ICdeBA


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Este texto reúne un conjunto de ideas que fueron plasmándose en breves intervenciones a lo largo de varios años y que encontraron finalmente esta forma, con el intento de formalizar el dispositivo de trabajo que elegimos en el Sector Casuística. Funcionó como marco de un trabajo de investigación interna al cuerpo docente, cuyas trazas se reconocen en el estilo que toma este escrito: se imbrica lo que proponemos como orientación y lo que aspiramos a conseguir. Entre ambos, una brecha que nos fuerza a seguir. Lo ofrecemos ahora para los participantes y todos aquellos lectores que reflexionen sobre el tema.

HABLANDO DE CASOS Construcción y Presentación de casos Beatriz Udenio “Casuística” constituye uno de los Sectores Clínicos del Área de Enseñanzas del ICdeBA. Se trata de un espacio de reunión mensual grupal –pequeños grupos, de no más de 20 personas- donde son los participantes del Instituto quienes presentan material clínico surgido de su práctica. La actividad está coordinada por un docente del ICdeBA junto a dos colaboradores docentes (egresados de la Sección Clínica de Buenos Aires o diplomados del ICdeBA) Voy a realizar una serie de puntuaciones que competen a este espacio de trabajo y que constituyen su marco lógico de trabajo.

pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho. El dispositivo es la red que puede establecerse entre estos elementos” “Nuestro” dispositivo también está constituido por un conjunto heterogéneo, ya que apunta a acoger, sobre todo, lo único de cada caso, siempre heterós para cualquier otro; y también nuclea participantes, docentes y colaboradores docentes, que cumplen allí diversas funciones. La red, en este caso, se sostiene por la trama de los Tiempos lógicos aplicados al dispositivo. T1: Instante de ver y Construcción del caso: un practicante se dirige a un colaborador docente y se instituye en ese instante el lugar de trabajo sobre un caso, que llevará a pasar del saber supuesto al expuesto. T2: Tiempo de comprender, durante la presentación en la reunión mensual. Exposición a cielo abierto del texto recortado del caso y debate con el conjunto de los participantes que integran ese grupo. T3: Momento de concluir: en un lugar y tiempo posterior (entre coordinador docente y colaboradores), donde por retroacción, se despeja lo que puede quedar de lo que hace transmisión: puntos

Casuística en el ICdeBA: un dispositivo Partimos de la definición de “dispositivo” en Foucault (1). Denomina dispositivo a una red, formada por: “ (...) un conjunto decididamente heterogéneo, que comprende (...) elementos (...) que


Presentación del caso: el deseo de pre-

cruciales, temas candentes. Doy como ejemplo: las interrupciones en la entrada; la consecuencia de tapón en la que pueden desembocar los efectos terapéuticos rápidos; lo analítico en la urgencia; lo extraordinario en lo ordinario. El trabajo en el Sector tiene ciertos objetivos: se trata de una instancia de enseñanza y aprendizaje, donde aprender a situar un modo lógico que funcione como ordenador de la presentación de un caso. Para ello, también es necesario “aprender” a construir un caso, ubicando ciertos conceptos o nociones fundamentales para la formalización de lo que se quiere presentar de ese caso, cuidando que no se pierda “lo vivo” del mismo, aquello que lo hace único, aquello en lo que cada caso puede transformarse en paradigmático.

sentar un caso. La interlocución; los límites de la interlocución; llegar al “borde” de lo que se sabe; la “cesión” del caso a los que hacen interlocución. Allí conviene el “Todos analizantes”, que señala la posición de sujeto dividido como la que conviene a la enseñanza y a la transmisión - tal como señala Lacan en El Seminario, libro 10, La angustia. Es un tiempo de debate genuino, de montaje y desmontaje de hipótesis, donde la participación de los que funcionan como “público” marca cada presentación con lo imprevisible, lo que sorprende, lo que obliga a tomar tal o cual camino para llegar a un paso de saber no-sabido que está en espera. En este tiempo, que dura cronológicamente dos horas, se discuten varias cosas: los dichos / con su trasfondo de decir (del paciente); la diferencia entre la “persona” que consulta y el “sujeto” de esos dichos / decir; las intervenciones del practicante –en las que se entrama su deseo (¿de curar?, ¿de analizar?), sus efectos. El momento de “desencadenamiento” de la consulta (sea en la neurosis, sea en la psicosis); la diacronía del caso, la sincronía de la estructura. También se pone en cuestión lo “obvio”, y se sacuden los sintagmas cristalizados. El producto es colectivo y surge de lo que el debate sobre el texto del caso provocó en los asistentes. El coordinador va hilando, tejiendo la red a partir de las intervenciones que se van produciendo.

Construcción del caso:

instante de ver qué se quiere transmitir. De la práctica a la clínica. La clínica “se hace”, en el momento de elegir cómo armar un caso. Entran en juego allí el porqué de la elección de “ese” caso; el armado de un problema / pregunta / cuestión (una parte oscura, una pregunta, un impasse, un dilema) En el marco de este dispositivo de enseñanza ese armado no es un trabajo solitario, se hace con otros –los colaboradores docentes -¿Lógica colectiva? Sí, y estos acompañan, ayudan a ubicar la lógica del caso, a ordenar el material siempre respetando el momento en que cada practicante se encuentra en su relación con el psicoanálisis. De allí se produce la precipitación en un texto. Y también, por qué no, un efecto de formación: cada caso obliga a un despertar, a dejarse sorprender por los detalles, a dar razones de lo que justifica su práctica –responsable. Dos citas pueden enmarcar esta puntuación. Una de Lacan:“Que la clínica psicoanalítica sea una manera de interrogar al practicante, de apremiarlo para que declare sus razones” (2)La otra, de Jacques-Alain Miller: “Explicitar un saber es de-suponerlo” (3)

Elaboración posterior. El pequeño “paso

de saber”: lo “nuevo” que el caso nos enseña; entre lo Uno y lo Múltiple. Lo particular y lo universal. La investigación en Casuística. Redescubrir los principios del caso en cada caso. Queda un plus-de-saber y un resto: las actas elaboradas por el cuerpo docente y enviadas a los participantes.


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La entrada y la salida del dispositivo las presentaciones clínicas se toca algo real cuya solución no hemos encontrado todavía – esto me parece esencial- , creo que ese real yace en esa hiancia entre el psicoanálisis como doctrina y los psicoanalistas como practicantes, y hacen al fundamento de lo imposible del ser del analista (¿qué es un analista?- no puede presentarse como un ser de saber).Y la presentación de casos puede funcionar, entonces, como un dispositivo para enmarcar ese agujero, bordearlo junto con otros, haciendo de ello algo transmisible. En la práctica ponemos a prueba cómo, al no haber relación sexual, el amor (de transferencia) se dirige al saber, pero allí responde un deseo (el del analista), de la mano de un no-saber: la “adecuada relación” no se consuma y no hacemos sino constatar, cada vez, que la hiancia se mantiene. Es allí donde podemos captar, entrever ocasionalmente, lo singular de la invención de un parlétreante ese agujero.

Me voy a detener un momento en dos puntos de los planteados: El deseo de presentar un caso y la elaboración posterior a la presentación. Es decir, a lo que empuja a entrar en el T1 de la construcción, y a lo que queda como saldo a la salida del T3.

El deseo de presentar un caso ¿Qué nos impulsa, como practicantes, a querer presentar un caso? Es una pregunta que ha subyacido a cada una de las presentaciones de casos de las que participé, ya sea poniendo a trabajar un caso de mi práctica, de la de colegas, de los participantes del ICdeBA o formando parte del público. Necesito situar para Uds. lo que está en el corazón de esta práctica y en el nudo de las discusiones sobre la misma: eso que denominamos “el real propio al psicoanálisis”, que Lacan denominó en su última enseñanza “no-hay relación sexual”, se entrama con un no-saber radical, una falta de saber al respecto que no debería inhibirnos para los debates sino más bien servirnos de motor y brújula.

¿Es del orden de lo necesario la presentación de casos? Me parece que no puede hacerse de esto un universal. Tal vez, algunos afronten el malestar de ese agujero sucumbiendo al olvido del acto o desempolvándolo en el control. Otros, quizás, lo Lo no-sabido implica que no hay adecuación ab- contorneen en espacios de enseñanza. Y tal vez alsoluta, punto a punto, entre el psicoanálisis y los gunos encuentren en la presentación de casos un psicoanalistas; entre el deseo que sostiene el acto modo de saber-hacer con ese malestar. Si es así, del analista y el corpus de saber establecido. Si en el “dispositivo” necesita algo más: que el desplie


gue de estos imposibles hasta donde se los puede hacer llegar logren, como en el Witz (el chiste), encontrar un interlocutor que se sorprenda, allí donde algunos quieran hacerse el “público” -el Otro del chiste- de aquello que en ocasiones, alguien como practicante, intenta transmitir. Si es así, la presentación de un caso solo logra su finalidad de transmisión, si encuentra al menos uno que quiera hacerse su interlocutor, que esté dispuesto a sancionar eso que allí se articula como pequeña invención de saber en un caso, en el lugar de esa hiancia. La imposibilidad de hacer de esto un universal deducible para todo caso, nos deja en el punto de tener que pasar cada vez que uno lo desee, una vez más por el “dispositivo”, para deducir por retroacción, lo que allí supo ocurrir. Esa red que el dispositivo mismo asegura, se constituye en ese Otro que aloja la invención realizada, y además, se sirve de ella para dar cuenta de cómo se franquea un pequeño paso de saber.

res realizan a posteriori, y que permite ir armando una trama de las dificultades y problemas que se están presentando en ese grupo de participantes, a la luz de esos casos que se van trabajando. b) El pedido a cada participante de la elaboración de un texto breve, de no más de una carilla, que funcione como punto de basta y, a la vez, de nuevo instante de ver. Hasta ahora lo hemos hecho de manera a-sistemática, y así es como recogimos testimonios de participantes del ICdeBA que presentaron casos. Es un punto en el que también nos proponemos avanzar.

1.Foucault ubica este dispositivo en el marco de la “racionalidad punitiva”, es decir con fines de controlar y normativizar. El uso que haremos aquí, subvierte esa finalidad. Ni control, ni homogenización. La particularidad y la singularidad tienen un lugar destacado en este caso. 2. – Lacan, J., “Apertura de la Sección Clínica”, en Ornicar 3 (edición castellana), Barcelona, España, Editorial Petrel, 1981 págs. 37-46. 3. Miller, J.-A., CST , en Clínica bajo transferencia, Buenos Aires, Ed..Manantial,1985.

El saldo a la salida del T 3: la elaboración de saber y las actas Este paso no se cumple en todos los grupos, sin embargo, cada día me parece más necesario. Lo concibo, ahora, a dos puntas: a) La elaboración que el docente y sus colaborado


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Algunas reflexiones sobre el trabajo producido entre el participante y el colaborador docente en la construcción de un caso Laura Valcarce* El Sector de Casuística es un espacio privilegiado para transmitir, desde nuestra orientación, qué entendemos por la construcción de un caso. Cada presentación es precedida por el trabajo entre el participante y el colaborador docente, y seguida por la elaboración del saber extraído en la presentación misma. De esta manera situamos tres instancias diferenciadas, tal como desarrolla Beatriz Udenio (1)al aplicar los “tiempos lógicos” (2)al dispositivo de Casuística. El lugar del colaborador docente está atravesado por estos tres momentos y trabaja activamente en cada uno de ellos. En esta ocasión me centraré especialmente en el primero de los tres tiempos, que es el que tiene lugar en el encuentro que se produce entre el participante y el colaborador. Encuentro que como siempre es contingente. Si tomamos como tiempo 1 el momento en donde se trabaja el material que produjo el participante, es necesario situar un tiempo lógicamente anterior, un tiempo cero, en el que el participante elige un caso, elabora algunas reflexiones y establece un primer escrito. Este tiempo inicial que permite

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la inauguración del trabajo por venir, será resignificado retroactivamente desde el tiempo 1. Es allí mismo, a partir de la lectura del primer borrador realizado por el participante y de los interrogantes que suscita el escrito, así como de las preguntas que surgen a partir del material recortado, que se van entramando los hilos que posibilitan armar la estructura de una presentación. Un caso se construye a partir de una determinada elección y del recorte que hace quien dirige la cura. En principio podemos decir que si un caso se construye es porque no está dado de antemano, sino que el encuentro entre el participante y el colaborador docente propicia la creación de las coordenadas para su construcción. A partir de la cita de los dichos del paciente, de la secuencia extraída del recorrido de una cura o de algunas entrevistas preliminares se precipitan los puntos que marcan la orientación de la construcción que se arma. Entonces, las intervenciones del analista y las respuestas del sujeto, el aislamiento de un detalle que permita situar la singularidad de un caso, la localización de momentos cruciales en una cura son marcas que orientan el camino –como puede leerse en una contribución de Graciela Brodksy (3). Así se va produciendo la secuencia que toma el escrito y las escansiones del texto. Este tiempo favorece la puesta en forma de la elección sobre el material, así como la posibilidad de inscribir y de dar cuenta de las razones del recorte que inicialmente ha hecho el practicante. Uno de los puntos importantes a destacar es la elección del título, el cual surge también retroactivamente como producto del trabajo. Si nos remitimos al momento cero, encontramos que en muchas ocasiones allí no hay título para el material


que se presentará, o bien el título elegido es rápidamente cuestionado por el participante, quien se sumerge en la búsqueda de uno nuevo a partir de lo que ha sido desplegado. Un título permite dar cuenta de la posición del sujeto, de la orientación que tomó el caso, de un saldo de saber extraído o, entre otros, de una pregunta que causó la escritura. Más allá de las distintas modalidades que pueda presentar se encuentra siempre en estrecha relación con lo que se presentará del caso. En la contingencia del encuentro y en la trama que se va tejiendo a partir de las preguntas que surgen y las respuestas que se elaboran, se construye el caso. La presentación del mismo en el espacio compartido entre docentes, colaboradores docentes y participantes abre paso a una nueva instancia, en donde la contingencia de otro encuentro inscribirá su marca. De esta manera, en cada presentación se pone a prueba la ética que orienta nuestra práctica así como “lo vivo” que hay en ella.

*Laura Valcarce es diplomada del ICdeBA y colaboradora docente en el Sector Casuística. 1. Construcción y Presentación de casos. Publicado en este número de El mensaje. 2. Beatriz Udenio destaca: Tiempo 1: Instante de ver y Construcción del caso; Tiempo 2: tiempo de comprender, durante la presentación. Tiempo 3: Momento de concluir (posterior a la presentación) 3.Ver el trabajo de Graciela Brodsky publicado en este mismo número. En una de las Noches preparatorias para las X Jornadas Anuales de la EOL, ella subrayaba que: “La construcción no consiste en transmitir de un modo pretendidamente literal la secuencia de las sesiones, sino de separar las líneas de fuerza, los ejes que ordenan el caso”. Y citando a P. De Georges agrega: “El fin (…) es ver claro, esclarecer, argumentar y dar cuenta del trabajo de la cura. Lejos de hacer del caso una ilustración de la teoría apuesta a hacer surgir, llamar la atención, sobre el divino detalle, el elemento más singular que signa al sujeto en su diferencia”. Extraído de: http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=jo

¡A trabajar entonces en la construcción de nues- rnadas&SubSec=jornadas_eol&File=jornadas_eol/010/ tros casos! noches/brodsky.html

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El 7, 8 y 9 de diciembre de 2001 se llevaron a cabo las X Jornadas de la Escuela de la Orientación lacaniana, bajo el título “Incidencias memorables en la cura analítica”. Como en otras oportunidades, una serie de Noches preparatorias donde debatir el tema a partir de textos que incitaban a ello, tuvieron su lugar. Entre ellos, un texto de Graciela Brodsky, del que editamos su segunda parte, cuyo contenido interesa al tema central de este número: la Presentación de casos en el campo psicoanalítico.

Incidencias memorables Graciela Brodsky* (…) El gran problema es que se trata de presentación de casos y que en nuestra comunidad -y no me refiero solamente a la EOL- en nuestra comunidad del Campo Freudiano, el problema de la presentación de casos es un tema que no está resuelto. El momento de tensión que se creó en la última reunión de las duplas entre la presentación de Baudini y Carmona -donde hablaron el fracaso de las noches clínicas en la Escuela- y la respuesta de Beatriz Udenio -objetando que se pudiera hablar de fracaso- da cuenta de que con las presentaciones clínicas se toca algo bien real cuya solución no hemos encontrado todavía. En la ECF, cuyas próximas Jornadas tienen como título “Tú puedes saber cómo se analiza en la Escuela de la Causa freudiana” -y que está exclusivamente destinado a la presentación de casos- hubo entre los meses de Marzo, Abril y Mayo una serie

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de pequeños textos sobre la presentación de casos clínicos elaborados por psicoanalistas de dicha Escuela, que aparecieron en la lista de debates electrónico que se llama ECF debats. Para esta noche, tomé alguna cosas de tres de ellos: el trabajo de P.-G. Gueguen, el de P. Malengreau y el de P. De Georges. Lo que extraigo como enseñanza de allí se puede organizar a partir de tres oposiciones. La primera es la oposición entre el historial y la viñeta. Ustedes saben de qué se trata el historial. Se puede decir que hay al menos cinco historiales sobre los cuales se apoya prácticamente todo lo que sabemos sobre la clínica psicoanalítica de las neurosis y la psicosis. Y no exagero, porque me puedo amparar en Lacan, cuando dice en el Seminario 5


que el historial del Hombre de las Ratas condensa todo lo que sabemos sobre la neurosis obsesiva. Y es cierto que son pocas las piezas que Lacan agrega al edificio que Freud construye ahí. El historial como práctica tiene su carta de ciudadanía en la medicina. La viñeta, en cambio, es un invento nuestro, del Campo Freudiano. Recuerdo el momento en que se acuñó la palabra. No forma parte de la tradición psicoanalítica, es circunstancial, con el único objetivo de obtener brevedad y concisión en las presentaciones de casos. Una viñeta, como su nombre lo indica, es una ilustración. En los Escritos tenemos un ejemplo, creo que es el ejemplo, de lo que sería una viñeta. Es el famoso caso del obsesivo que hace un episodio de impotencia y que Lacan comenta en “La dirección de la cura...”. Son diez renglones que dedica al caso en sí mismo, pero Lacan enseña ahí cómo

un problema psicoanalítico puede ser planteado y resuelto en ocasión de la exposición de un caso clínico. Se trata entonces de un problema que el caso ilustra, y sus soluciones posibles. El método que Lacan utiliza allí hace girar la exposición alrededor de un solo punto: son diez renglones que permiten demostrar de una vez y para siempre qué quiere decir que el falo es el significante del deseo. La viñeta ilustra un punto de la teoría, acompaña un desarrollo teórico. No es equivalente a la presentación de un caso. Una viñeta no es una presentación breve, no es asunto de extensión. Tampoco un historial se define por tamaño. Es mejor aceptar -tomo las palabras de Gueguen- que la extensión de la exposición no es necesariamente una garantía pero que todo resumen no produce de ninguna manera un witz.

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N La segunda oposición que se puede establecer es la que existe entre la construcción y lo que P. Skriabine, llaman “dar razones”. Freud describe al psicoanalista como un constructor. Dice que recoge y junta los materiales dispersos y fragmentarios, aleatorios y desordenados que el analizante entrega en la asociación libre, y con este material extraído de la cura misma construye lo que va a ser posteriormente el caso a partir de pequeños destellos que le van a servir para su obra arqueológica. Es un trabajo que se apoya en el método hipotético-deductivo. La construcción no consiste en transmitir de un modo pretendidamente literal la secuencia de las sesiones, sino de separar las líneas de fuerza, los ejes que ordenan el caso. El fin -dice P. De Georges- “es ver claro, esclarecer, argumentar y dar cuenta del trabajo de la cura. Lejos de hacer del caso una ilustración de la teoría apuesta a hacer surgir, llamar la atención, sobre el divino detalle, el elemento más singular que signa al sujeto en su diferencia”. ¿Qué es lo que agrega la idea de “dar razón” a lo que conocemos como construcción Es sencillo. Se trata de tomar en cuenta que los hechos que se recogen y se ordenan en la construcción no respon-

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den a ninguna evaluación objetiva y neutra, sino que el que recoge el material, el que lo ordena, es de hecho el agente de los hechos que construye. Desde esta perspectiva, la implicación del analista en el caso es imposible de eliminar. La última oposición es la que se establece entre la clínica objetiva y la clínica demostrativa. Malengreau, se refiere aquí a un pequeño párrafo de Miller que extrae de la Conversación de Arcachon. Allí, se está hablando de la psicosis y se evocan ciertos fenómenos de irrupción libidinal. J.-A. Miller insiste entonces sobre la necesidad de ubicar esos procesos, esas irrupciones de goce, en su proceso simbólico. A falta de ello, dice Miller, “uno se encuentra con una clínica a la que, al decir de E. Laurent, uno querría retorcerle el pescuezo. Es una clínica que se contenta en decir ‘Y bien, ¡está invadido por el goce’! ¿Por qué aparecen las placas en el cuerpo del paciente? ‘Es un fenómeno de goce’”. La indicación de Miller es que en todos los casos hay que intentar restituir lo que se puede de la fase de alienación para poder dar su justo lugar a los fenómenos que dependen de la separación. La seriación de los significantes es imprescindible


N para poder demostrar el significante que falta, el que no cesa de no escribirse en cada caso y que no deja más salida que la invención. De allí, agrega Malengreau, el aburrimiento de las presentaciones clínicas que establecen exhaustivamente la secuencia significante (clínica objetiva), pero donde no se encuentra la sorpresa. Son secuencias donde nunca aparece lo no programado. Termino con una cita de Gueguen: “Así, el trabajo del caso consistiría en transformar un punto de dificultad del analista ligado a su relación con el psicoanálisis, en una ganancia de saber para él, en una ganancia de operatividad para su práctica y en una ganancia de transmisión para la comunidad de los analistas”. Ni más, ni menos.

*Graciela Brodsky es Analista de la Escuela de la Orientación lacaniana y Directora del Instituto Clínico de Buenos Aires.

Referencias:

Lacan, J., “La dirección de la cura y los principios de su poder”, en Escritos 2. Méjico, SigloXXI editores. Pp. 610 a 615. Décimocuarta edición 1987. VV.AA.: Incidencias memorables en la cura analítica (X Jornadas anuales de la EOL). Buenos Aires, Paidós ibérica, 2003 VV.AA.: Los inclasificables en la clínica psicoanalítica. Buenos Aires, Colección ICBA Paidós,1999 Los trabajos mencionados de la lista ECF-debats dieron lugar a trabajos más extensos que están consignados en una lista de lecturas referidas al tema que sugerimos en otro apartado. El texto original fue publicado bajo el mismo título y puede consultarse en la página web de la EOL: http://www.eol.org.ar

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La orientación a la lógica del caso Graciela Allende

De los hechos a los dichos

¿Qué decimos al decir lógica?

Esta primera formulación implica un momento crucial en que se pone en juego la posición de quien dirige un análisis. Este pasaje de los hechos a los dichos, da cuenta de que la presentación de un caso se convierte en una construcción del drama singular de la vida de un sujeto, en la que debemos precisar sus fundamentos. Al construir un caso nos orientamos a escribir una experiencia en la que, como practicantes del psicoanálisis, estamos implicados. En los inicios, la pregunta que suele aparecer es qué privilegiar en la transmisión, para lo cual es importante tener en cuenta que se trata de un recorte y no del relato de todo lo que dice el paciente. En principio, ubicamos que hay una imposibilidad de decirlo todo y que no es en la observación y descripción en lo que nos apoyamos, sino que apuntamos a una argumentación que se deduce de la lógica analítica que supuestamente debería haber operado en la dirección de la cura.

La enseñanza de Lacan da cuenta de que la transmisión de nuestra praxis se distancia de la reproducción novelada. Si consideramos el lugar que Freud le daba a las construcciones en análisis y todo un tiempo de significaciones a partir del Edipo freudiano por parte de los analistas, entenderemos lo que condujo a Lacan a buscar otras herramientas para dar cuenta de nuestra práctica a través de un caso. Por esto, la lógica ha sido considerada como una herramienta para reemplazar lo exhaustivo, por la coherencia del nivel formal donde se establece el síntoma.

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Construcción sin estándar No hay un modo estándar de presentación, pero es posible acercar algunas ideas y consideraciones tomando en cuenta que nos orientamos al sujeto y no al yo.


Es importante ubicar, desde las primeras entrevistas, el decir de quien viene a consultar y qué es lo que el practicante lee de lo que ha escuchado del padecimiento. Las intervenciones de quien dirige la experiencia permiten efectuar distinciones que ordenan el relato. Al tratarse de un recorte, la selección de los dichos del paciente es fundamental. En el discurso analizante no todos los dichos tienen el mismo valor. Por lo tanto, es posible distinguir, por ejemplo, los dichos de alto valor referencial, es decir descriptivos y los significantes repetidos. Como la construcción de un caso no requiere de la memoria de todo lo ocurrido, hay que armar el eje central, guiándose por datos ordenadores. Una forma puede ser ubicar el material en distintos tiempos en el que se localicen los momentos privilegiados del recorrido. Un primer tiempo está centrado en el discurso del paciente, de qué viene a hablar, de qué sufre. Al ir ubicando los dichos con los que el sujeto dice lo que le ocurre, vamos a ir localizando lo que insiste ya que, a veces, el paciente no deja de hablar de un mismo tema. Estas repeticiones son nuestra brújula hacia el síntoma,

ya que lo que se presenta siempre de la misma manera es la inercia del goce. Para ir dando cuenta del síntoma a la entrada un dato fundamental es no agregar suposiciones o hipótesis al discurso del paciente. Concluimos que en una presentación se construye el caso articulando los dichos en una perspectiva lógica que abre el campo a algo nuevo que se irá a producir. Los dichos que tomamos en cuenta no son sólo los del analizante, sino que incluyen la interpretación del analista, en la medida que son dichos recortados, es decir interpretados. Chamorro, J.: Que será la transmisión de psicoanálisis. Tomo 1. Grama ediciones. 2005. Bs. As. Pp. 37-38. Chamorro, J.: “El sujeto-y El yo”, en Clínica de la psicosis. Cuadernos del Instituto Clínico de Bs.As. 2004. Pp. 25-26

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Se puede leer sobre el tema… Castillo, J. ,

“¿Qué caso clínico?”. Buenos Aires. Mas Uno. 2011

Chamorro, J.,

“¿Cómo se presentaba y cómo se presenta?”Textos de las Noches Preparatorias de la X Jornadas Anuales de la Escuela de Orientación Lacaniana.

Chamorro, J., Que será la transmisión de psicoanálisis. Tomo 1. Buenos Aires. Grama ediciones. 2005. (pp.) 37-38. Chamorro, J., “El sujeto-y El yo”, Clínica de la psicosis. Buenos Aires. Cuadernos del Instituto Clínico de Bs. As. 2004. (pp.) 25-26 De Georges, Ph., “Construcción del caso”, Cuadernos de Psicoanálisis, N 31. 2009. (pp.).29-35. Gurgel, I.

, ”La poética del caso lacaniano”. Disponible en Textos on line. Nel Medellin. Nueva Escuela Lacaniana.

Laurent, E.

, “El caso, del malestar a la mentira”. 4to Encuentro Americano. La clínica analítica hoy. 2009. Disponible en http://ea.eol.org.ar/o3/textos

Ileyassof, R.

, “Sobre la presentación de casos”, Buenos Aires, El Caldero de la Escuela N° 49. 1997. p. 31

Malengreau, P., “Nota sobre la construcción de un caso” Cuadernos de Psicoanálisis, N°26. Mayo 2002. (pp.) 20-24 Miller, J.-A.

, “C.S.T.”, Clínica bajo transferencia. 8 Estudios de Orientación Lacaniana. Buenos Aires, Editorial Manantial. 1985.

Miller, J.-A.

, Introducción al Método Psicoanalítico. Buenos Aires. Editorial Paidós, 1998 Nel México DF, Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano, Radar. Edición 63. Marzo 2011

Rueda, F.

, “Construcción del caso y discurso psicoanalítico”. Cuadernos de Psicoanálisis. N° 31. Febrero de 2009. (pp.) 59-63

Serra, M.

, “Algunas observaciones sobre la presentación de casos” El psicoanálisis N° 13. 2008. (pp.) 60-69

Sinatra, E.

, “De una cuestión preliminar a la construcción del caso: el empleo de las citas” Virtualia 22. Trabajo presentado en las Jornadas de la Red de la EOL el 28 de Agosto de 2010

Zack, Oscar , “Presentación de casos: el porqué y el cómo”, El Caldero de la Escuela N°11. Mayo 1993 Zack, Oscar , “Reflexiones a propósito de la construcción del caso”, Los decires del amor. Buenos Aires, Editorial Grama. Serie Tri. 2012. p. 125

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“Me lo contaron” Algo se escapa, siempre. A veces, en algún confortable pasillo, alguien cuenta sin tanto alambique eso que en público… no se dice. Algo de eso atrapamos aquí, para quien quiera (como en el Witz), hacerse el “público”.

Cada cual Promediando el año, espacio de Casuística. La actividad está por comenzar. Mientras esperamos, distraídamente recuerdo cuánto me había gustado la presentación del caso que hiciera la compañera que está sentada a mi lado. Como una obviedad, le digo: -Qué bueno estuvo el caso que presentaste, ¿cuándo presentás de nuevo? -¡¿Qué?! –me dice, tratando a la vez de verificar si no le estoy tomando el pelo -¡Ni loca! ¡Pocas veces la pasé tan mal en mi vida!

-Hoy presento en Casuística -Ah, ¿sí? -Sí. Es una psicosis. Pero una de esas…ordinarias.

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Ups Hoy me toca presentar a mí. Estoy recontenta. Me gusta mucho cómo quedó el caso, y además, ¡lo fácil que me salió redactarlo! Hasta lo comenté en mi análisis. Le dije a mi analista, cada vez estoy más segura, había que ver cómo se organizaba el material clínico, en su propia lógica, casi sin esfuerzo de mi parte al construirlo! Contentísima. Primero presenta otra compañera. Es verdad que estoy un poco ansiosa, pero es lógico, uno se siente un poco expuesto, claro. No escucho casi lo que está leyendo la compañera, qué macana, me va a costar intervenir. A ver si me esfuerzo un poco… no hay caso. Bueno, no importa, ahí voy yo. Leo. Un compañero hace unos comentarios que me parecen muy interesantes. Otros intervienen de manera indecisa, la participación es flojita. Se hace un silencio, y entonces arranca firme la voz del coordinador del espacio: -Opino que se trata de una psicosis. Ups. Esto no me lo esperaba. No es que la presentación hiciera un énfasis especial en la cuestión del diagnóstico, pero era muy evidente que para mí estaba claro que era una neurosis. Aquí este dato, aquí este detalle, esto que parece un neologismo, que pin, que pan, psicosis. ¿Ajá? mirá vos. Y todos que se entusiasman con la nueva hipótesis, y se van animando, y agregan ocurrencias, y todos muy contentos. Yo, que no daba respiro a mi lapicera, los miro incrédula y digo: -Bueno… Ya anoté todo, ¡ahora voy a supervisar! Epílogo Hubo más de una vuelta de supervisión, ¡y opiniones diversas! El espacio de control y el de mi propio análisis se hicieron eco del sacudón. Sacudía el caso, como quien revisa y vuelve a revisar la trama de un tejido delicado. Sacudía la práctica misma, la posición de analista, todo. Todo dado vuelta, por suerte.

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DISPARATANDO A nadie mínimamente cercano a la relación que el psicoanálisis mantiene con la palabra se le escapa, hoy en día, que los juegos de palabras interesan al campo analítico. Lo estimulante es que hay en la literatura un vasto terreno de uso y exploración de una figura literaria, el nonsense, que conviene muy bien al análisis, sobre todo a partir del énfasis que le imprimió Lacan. De sus varias acepciones, nos interesamos en la de “disparate”. Cada lector podrá agregar la propia.

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Comenzamos editando el extracto de un texto de Alejandra Eidelberg, miembro de la Escuela de la Orientación lacaniana y docente del ICdeBA, quien desde hace varios años intenta intersecciones de lectura en torno a dicha noción, en este caso respecto de lo que Lacan retoma para considerar el asunto de la interpretación que sacuda los sentidos coagulados, que despierte.

La dignidad del DISPARATE Alejandra Eidelberg

Una pregunta

(…) ¿Cómo modificar lo real del goce cifrado del síntoma por un tratamiento del mismo que no sea vía el S2, vía el goce imaginario del desciframiento, vía el goce adormecedor de la significación fálica, del sentido sexual, del “blabla” interminable de la palabra? ¿Cómo apuntar al despertar?

El equívoco y su insuficiencia

La interpretación debe operar con la dimensión equívoca de lalangue: es una respuesta que da Lacan en “La Tercera”. Nos indica hacer con el síntoma equívoco para conmover su significación fálica imaginaria y fija, operando desde el sin-sentido del S1 (…) Sin embargo, este poder del equívoco tiene sus límites. (…) Se comprueba entonces que aunque el analista opere con el S1solo, el inconciente del analizante puede seguir estructurándose como un lenguaje que lo único que “sabe hacer” con el S1 es ponerlo en relación con el S2. Por esta insuficiencia del equívoco para escapar de los efectos de sentido simbólico e imaginario

del significante, es que en 1975 Lacan sigue ocupado en pensar “cuál puede ser el real de un efecto de sentido exigible del discurso psicoanalítico” (1).

Del equívoco al disparate

Considero que una de las maneras en que Lacan intenta superar estos obstáculos es insistiendo en el nonsense. Este vocablo inglés significa “nada-desentido” y suele traducirse como “disparate”, “sonido hueco”, “extravagancia” o “exceso”(2). Sostengo entonces que Lacan trata de elevar el sin-sentido del equívoco a la dignidad del nada-de-sentido del disparate. Trataré de demostrarlo por tres caminos. Primero: Para tratar lo real del síntoma, Lacan nos indica que la interpretación “debe ser el readymade de Marcel Duchamp. A ver si con eso pescan algo”, agrega(3). Lo primero a “pescar” es que los readymades de Duchamp se inscriben en el dadaísmo: movimiento artístico que nace en 1916 y que buscó tirar por 23


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la borda siglos enteros en que el espíritu humano caminó hacia el sentido. Dijo Tzara, uno de sus fundadores: “Dadá es un microbio virgen (...) Es como vuestras esperanzas: nada”. Se entiende por qué fue rápidamente absorbido por el surrealismo, movimiento también fundado en la ruptura, pero que nunca perdió la esperanza -según Lacande que las palabras “hiciesen el amor”(4) ¿por libre asociación? Los readymades (ya hechos) son objetos manufacturados, más o menos comunes (un urinario, un sacacorchos), elegidos por el artista sin que intervengan sus emociones o gustos estéticos; aislados de su contexto original; firmados, titulados y expuestos como obras de arte en alguna institución. Estas condiciones del readymade ¿qué le enseñan a la intervención psicoanalítica que apunta a lo real? a) Que el referente mismo se puede hacer signo por el solo acto de quien lo elige, acto que debe estar desprendido de todo gusto fantasmático y que se reduce a su función enunciativa: que se muestre, equivalente a que se diga. b) Que es posible un equívoco tridimensional puesto en escena, más allá de la palabra, pues es aquí el objeto -desalojado de su contexto original- el que pierde bruscamente todo significado, vaciándose. c) Que se trata de una operación que produce impacto, sorpresa, hasta indignación, ya que el objeto, desprendido de todo cuerpo organizado y de toda relación utilitaria, se vuelve resto insignificante, disparatado. d) Y que no es un acto que cualquiera pueda hacer, ni que pueda hacerse en cualquier momento, sino que exige el tiempo de la transferencia que permita consentir al fracaso del encuentro que busca el sentido y la armonía.

pensarse qué le aporta el nonsense como género literario a la dimensión disparatada de la intervención psicoanalítica. Un hecho interesante es que a veces un texto puede volverse disparatado cuando responde a costumbres ya en desuso. Esto muestra que cuando cae un ideal, cuando cae la función representativa de un S1 se pierde su efecto de significado y emerge su efecto de goce. Otro dato interesante: es en Gran Bretaña, a mediados del siglo pasado, donde hace eclosión el gusto por el nonsense. Que esto ocurra en un pueblo muy “serio”, con alto grado de desarrollo cultural y en una época de utilitarismo y progreso sería signo de que el exceso del disparate se ubica en el mismo lugar donde el pensamiento “cretinizante” se topa con el límite de su “dale que dale al cascabel del sentido”(5). Es donde Lacan comprueba que el honor debe dejar su lugar al humor debido a la vertiente de goce “estrafalario”(6) y no utilitarista del inconsciente. (…) En el campo literario, el disparate se lleva mejor con la poesía, donde “quiebra la palabra (...) y suscita el tembladeral (...) en la unidad de sentido”(7), agujereándolo. Los escritores que se dedican a la narración lo rechazan. Y con motivos bien fundados que no hacen más que corroborar, por contraste, la afinidad del disparate con el psicoanálisis. Uno de estos motivos es que “el disparate es un relato sin ley que defrauda al lector, pues éste, si bien sabe que el autor es un mentiroso y por eso acepta las convenciones de la ficción, lo que no perdona es la trampa”(8). Se podría pensar que para poder consentir al fin del análisis (que devela la trampa en la que se cayó al haberle supuesto sentido al disparate), el analizante debería estar más cerca del lector de poesía disparatada que del lector de narraciones.

Tercero: Cuando en su “Conferencia en Ginebra” Segundo: Si bien Lacan refiere el nonsense propio Lacan nos explica el fundamento de la lalangue, del ser al campo de la matemática, también puede nos remite a las palabras lalación o laleo. Estos vo24


cablos designan el lenguaje sin sentido al que se dedica el niño pequeño y también el psicótico. Y a esta actividad con el lenguaje Freud la llamó “el placer de disparatar” en su texto sobre el chiste (9). Lacan consideró que en este texto Freud aborda al inconsciente no sólo como un saber no sabido, sino como el goce de un saber no sabido. En efecto, el disparatar freudiano es equivalente a lalangue lacaniana: ambos desbaratan el discurso del amo, en tanto remiten al estatuto del significante articulado a un goce, sin efecto de significado y sin ningún intento de comunicación. En consecuencia, este texto también puede leerse como una contribución a la maniobra psicoanalítica que ocupa a Lacan, especialmente en el punto donde Freud distingue claramente al chiste del disparate. El chiste incluye el sin-sentido, pero el desconcierto que produce “precede en un preciso lapso de tiempo a la comprensión”, o sea, a la revelación de su sentido, generalmente sexual. Los verdaderos disparates, en cambio, aunque tengan “apariencia de chiste”, en realidad no lo son. El oyente supone que se trata de un chiste y entonces trata de descubrir su sentido oculto; pero no le es posible hallar ninguno, afirma Freud. Podría pensarse al disparate como reducido a un instante de ver con su efec-

to de perplejidad, y en el que todo esfuerzo del tiempo de comprender -tiempo del sentido- va a fracasar irremediablemente. Por otro lado, es porque el disparate tiene apariencia de chiste, pero en realidad no lo es, que Freud lo llama “Aufsitzer”: engañabobos, camelo, chasco, lo que deja encallado o “plantado” al oyente; en efecto, el sentido no concurre a la cita. También Lacan alude en sus “Conferencias norteamericanas” al término “chasco” , diciendo que él cree que tiene una relación con lo real y hasta parece considerar al discurso psicoanalítico mismo como un “Aufsitzer” o “chasco”, pues afirma que el sentido sexual que hace surgir “no es más que semblante” e “indica la dirección hacia dónde va a encallar”(10). Freud dice que cuando el oyente descubre el engaño del disparate, cuando descubre que sólo parece un chiste, lo que experimenta es “molestia”. Esta molestia, pincelada de lo real, afecto que es efecto del “chasco”, bien puede ser un efecto de sentido real. Y se aplaca, concluye Freud, cuando “el oyente decide devenir en narrador para hacer caer a otros en la misma trampa”. Consentimiento a la caída del sentido y metamorfosis de la posición del sujeto: equivalencia posible, entonces, entre los efectos del disparate y el fin de un análisis. (…)

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Referencias bibliográficas 1. Lacan J., Seminario XXII: RSI, clase 11-2-75, inédito. 2.Advanced Learner’s Dictionary, Oxford University Press, Londres, 1966. 3. Lacan J., “La Tercera”, en Intervenciones y textos 2. Buenos Aires, Manantial, 1993,p.94. 4. Lacan J., “El Atolondradicho”, en Escansión No.1, Buenos Aires, Paidós, 1984, p.68. 5. Lacan J., “La Tercera”, op.cit., p.78. 6. Lacan J., “Subversión del sujeto...”, en Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI, 1976, p.323. 7.Perosio G., “Madurará con pausa y exactitud”, texto inédito. 8. Wolf E., comunicación personal. 9. Freud S., El chiste y su relación con el inconciente (1905), Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1978. Tomo VII 10. Lacan J., El Seminario, libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 2011,p.96.

Bibliografía consultada Brodsky G., “La razón de la interpretación”, curso 1995 en la E.O.L., inédito. De Duve T., Resonances du readymade, Paris, Ed.J.Chambon, 1989. GodinJ.G., No. 5 de la calle Lille, Buenos Aires, Ed.De La Flor. Gombrich E., Historia del arte, Barcelona, Ed.Garriga, 1994. Indart J.C., “La lógica de la cura”, curso 1995 en la E.O.L., inédito. Lacan J., “Introducción a la edición alemana...”, en Uno por uno No.42., Buenos Aires, Ed.Eolia, 1995. Lacan J., “La Cosa freudiana”, en Escritos I, op.cit. Lear E., Disparatario, Barcelona, Ed.Tusquets, 1984. Miller J.-A., “Adiós al significante”, Buenos Aires, Conferencias porteñas, Paidós, 2009 Miller J.-A., “Ce quifait insigne”, curso 1986-87, inédito. Milner J.-C., El amor por la lengua, México, Ed.Nueva Imagen, 1989. Paz O., La apariencia desnuda, Madrid, Ed.Alianza.1989 Nota de la Edición: en una reciente comunicación con la autora nos comentaba que el equívoco es un disparate, tomado en francés, que significa disparidad, contraste. Es decir, de una misma “moterialidad” (Lacan) fónica se pueden leer dos significados distintos que no guardan ninguna relación entre si, son dispares. Entonces esta disparidad por si sola ya desbarata o disparata el sentido habitual y da cuenta en lalangue del real del psicoanálisis: la no relación sexual. El texto original fue publicado con el título “Del equívoco al disparate, un intento” en El Caldero de la Escuela N° 47, año 1996, donde puede consultarse.

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La interpretación “antiretiniana” Marcela Mas

El movimiento dadaísta surge en 1916 en un contexto histórico particular, es decir, durante la Primera Guerra Mundial. Creado en Zurich por Hugo Ball, contaría luego con TristanTzara como una de sus figuras más representativas. En el Manifiesto Dadá, Tzara es rotundo: “Dadá no significa nada. Si a uno le parece fútil y si uno no pierde el tiempo con una palabra que no significa nada... El primer pensamiento que revolotea en esas cabezas es de índole bacteriológica: hallar su origen etimológico, histórico o psicológico, por lo menos” (1) En dicho Manifiesto queda expresada la idea que este movimiento se hacía de la obra de arte: no debe ser la belleza en sí misma. El dadaísmo rechazaba las convenciones (sean éstas sociales o estéticas) como forma de legitimación de lo artístico. El mensaje dadaísta no tardó en ser recibido en distintas artes, contando entre sus líneas con artistas como Picabia, Duchamp, Modigliani, Kandinsky, Aragon y Breton entre otros. Los artistas incluidos en él echaban mano a la provocación y al impacto como medio para que el público reflexionara sobre los parámetros estéticos establecidos (2)

En el texto “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, Lacan recordaba la exigencia freudiana para “admitir un síntoma en la psicopatología psicoanalítica” (1) Esta exigencia estaba fundada en un mínimo de sobredeterminación de modo tal que constituya un “doble sentido, símbolo de un conflicto difunto más allá de su función” (2) El síntoma designa entonces, una falla en el funcionamiento y ésta devela una verdad a descifrar. La vía del desciframiento del síntoma ofrece otro sentido pero no resulta eficaz para reducirlo. Si el síntoma se alimenta vorazmente de sentido, ¿cuáles serán las características que deberá presentar la interpretación para intervenir sobre el síntoma? A partir de la última enseñanza de Lacan ubicamos un cambio en la función de la interpretación puesto que ésta apuntará al sin sentido. Dicho cambio acontece en función de subrayar ya no la dimensión de verdad del síntoma sino la dimensión de goce del mismo.

Marcela Mas 1. Puede consultar el Manifiesto en el siguiente link: es.scribd.com/doc/.../Tzara-Tristan-Siete-ManifiestosDada-PDF 2. Incluimos aquí algunos videos que pueden resultar de su interés: h t t p : / / w w w. yo u t u b e. c o m / w a t c h ? v = o e o sT _ 6vG7g&feature=related http://www.youtube.com/watch?v=V7PQvkYYikU&feat ure=related

Mediante este breve artículo, propongo considerar algunos hitos de la obra de Marcel Duchamp para localizar en ella algunos elementos que nos permitan reflexionar respecto de qué implica que la interpretación se oriente por lo real. En primer lugar, recordemos que Jacques Lacan consideraba que el psicoanálisis sólo se aplicaba a 28


un sujeto que habla y oye (3) A diferencia de Freud, no se sirvió de las obras artísticas para interpretar las represiones de quienes las realizaron. En el texto dedicado a Marguerite Duras nos muestra su contundente posición al respecto:”(…) atribuir la técnica reconocida de un autor a alguna neurosis: grosería, y en la de demostrarla como la adopción explícita de los mecanismos que forman su edificio inconsciente: tontería”(4) El uso que Lacan hacía de las artes se orientaba por la localización en ellas de aquellos elementos que la teoría aún desconocía.

Duchamp afirmaba su intención de introducir el humor en el cuadro al que tituló “Jeune homme triste dans un train”, subrayando el humor en el juego de palabras. Por cierto, este rasgo sólo se desprende del título, y no de la obra en sí. En “Moulin á café”, Duchamp introduce una flecha que le otorga un aspecto diagramático sin la intención de constituirse en un significado simbólico. A partir del “Grand Verre”, Duchamp se despreocupa del lenguaje visual, tomando sus obras un claro carácter anti-retiniano, interesándose –al igual que Breton- por el “anti-sentido”(6) Estas coordenadas son las que anteceden al “ready-made”, es decir su reacción contra el arte retiniano. Duchamp utilizaba objetos que carecieran para Un artista anti-artista él de alguna emoción estética, es decir, retinianaDetengámonos ahora en algunos momentos de mente desprovistos de buen o mal gusto. Por esa la obra de Marcel Duchamp, un artista normando razón, los ready-made creados por él fueron escanacido en 1887, que adoptaría con el correr de sos. los años una posición anti-artística. Seguramente se recordará al más famoso de ellos: Marcel Duchamp se interesó tempranamente en “La fontaine”. Duchamp envió esta obra a una exla pintura, influenciado tanto por su abuelo ma- posición (de la que participó como jurado) con el terno como por sus hermanos mayores (Raymond seudónimo de Richard Mutt, pero, lamentableDuchamp- Villon y Jacques Villon). mente, no fue incluida en el catálogo de la expoA comienzos del siglo XX, contando con apenas 14 sición. años, Duchamp pintó sus primeros cuadros bajo Si la obra de Marcel Duchamp va en la dirección la égida del impresionismo. del anti-sentido, ¿cómo pensar dicha dirección en Dos años después, se trasladaría a Montmartre nuestra praxis? para intentar ingresar en la École des Beaux-Arts, pero suspendió el examen. Luego se matriculó en una escuela de arte privada, abandonándola poco Un psicoanalista a contrasentido Retomemos ahora el seminario Los cuatro conceptiempo después. La actividad de Duchamp se envolvería en la bo- tos fundamentales del psicoanálisis. Allí Jacques hemia de ese maravilloso barrio parisino, dedicán- Lacan se pregunta qué es un cuadro y afirma: “el dose entonces, a retratar escenas cotidianas. cuadro no actúa en el campo de la representación. Durante un breve período, iniciado en 1908, los Su fin y efecto son otros”(7) cuadros de Duchamp tenían el estilo fauvista, ca- La función de la pintura queda ubicada entonces racterizado por el uso exacerbado de los colores, como un “doma-mirada”. las pinceladas frenéticas, y la preocupación por En dicho seminario, retoma el efecto que una la expresión y la composición. Bástanos recordar pintura de Zeuxis produjo en unas aves, las cuales aquí los cuadros de Henri Matisse para figurarnos confundieron el objeto pintado con el que efectiel estilo. vamente podían picotear. (8) Su interés en el cubismo fue exiguo, pues para él Destaquemos que lo que produjo semejante efecse trataba más de una experiencia que de una con- to no fue la exactitud del objeto allí representado. vicción(5) Al tomar este ejemplo, Lacan señala que la pintura

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E da como otra cosa que lo que es; nos apresa cuando en lo real. advertimos que la representación no es más que Esto supone que un S1 aislado, un Uno del Inconsuna trampa. ciente pasa a lo real. ¿Qué estatuto tiene este S1? Ahora bien, ¿qué es lo que nos cautiva? Es justa- No se trata aquí de aquel que insiste en las formamente aquello que no es representable, lo que ciones del inconsciente sino en una fijación de queda por fuera del plano imaginario: lo que La- goce. can llama el objeto a. Este síntoma-letra por tanto, es causa del trabajo Si la representación es una trampa, la interpreta- del inconsciente, haciendo de éste su intérprete y ción apuntará entonces a lo “anti-retiniano”, es de- el encargado de religarlo. cir, en contra del sentido que nutre al síntoma. La interpretación, esta vez en manos del analista y ¿Cómo operar entonces? Vamos cerniéndolo a no del inconsciente, debe aislar en el discurso mispartir de lo que un sujeto dice al pasar, a partir de mo aquel elemento discontinuo, fuera de sentido; aquello que no integra la buena forma de su decir, esta vez, no resolviendo el enigma sino causándolo. esto es, sobre lo que queda al margen del decir. La interpretación se propone, entonces, deshacer La interpretación no recae sobre el objeto a como el carácter fatalista que anida en el neurótico, caobjeto de deseo, pues esto forma parte del campo rácter ejemplarmente descrito por Diderot en su de la intención de decir, y es en ese sentido “tram- novela satírica “Jacques el fatalista” poso” pues está modelado sobre la imagen (9) La articulación de destino de inexorable repetiA la altura del Seminario 10, La angustia, la inter- ción se sostiene mientras se mantenga al síntoma pretación se orientaba por el objeto a como causa con-sentido. de deseo, pero varios años más tarde considerará Se desbarata en cambio, en la medida en que la al mencionado objeto también como un semblan- interpretación del analista apunte al fuera de sente, es decir, separará lo real que no engaña del ob- tido (10) jeto a, apuntando entonces la interpretación a la ruptura con el sentido engañoso. Lacan en su primera enseñanza destacó la primacía simbólica del síntoma y los efectos de éste en lo imaginario. Considerar de esta forma al síntoma estaba en estrecha relación con la interpretación como desciframiento de la significación velada. A partir de la teoría de los nudos, Lacan propuso pensar al síntoma como el efecto de lo simbólico 30


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RAYUELA

Referencias bibliográficas 1. Lacan, J.: Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI,1985, tomo 1, página 258 2. Ídem anterior 3. Lacan, J.: Juventud de Gide, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1985, tomo 2, página 727. 4. Lacan, J.: Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, página 211 5. Cabanne, P.: Conversaciones con Marcel Duchamp, Barcelona, Ed. Anagrama, 1967 6. Si desea visualizar las obras mencionadas, puede visitar el siguiente enlace http://proa.org/esp/exhibitionmarcel-duchamp-images.php 7. Lacan, J.: El Seminario, libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1984, página 115. 8. Lacan, J.: ElSeminario, libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, op.cit. página 118 9. Miller, J.-A.: La angustia lacaniana, Buenos Aires, Paidós, 2007. 10. Miller, J.-A.: Sutilezas analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011, página 90.

Julio Cortázar resulta una referencia ineludible de nuestra literatura. Sus cuentos propician experiencias únicas, incomparables. Subir a un subte ya no será lo mismo, así como tampoco lo será el ponerse un pullover… Pero, ¿por qué recordar Rayuela en este número? Su surrealismo consuena con algunas de nuestras páginas. El lector es allí el hacedor de la novela misma, un juego de palabras que puede leerse siguiendo múltiples caminos: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Quizás se produzca entre nosotros un encuentro como el de La Maga y Horacio Oliveira…

Bibliografía Cabanne, P.: Conversaciones con Marcel Duchamp, Barcelona, Anagrama, 1967 Lacan, J.: Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1985, tomo 1. Lacan, J.: Juventud de Gide, Escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 1985, tomo 2. Lacan, J.: Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein, en Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2011 Lacan, J.: El Seminario, libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1984. Lacan, J.: “La tercera”, en Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Ed. Manantial,1988. Miller, J.-A.: La angustia lacaniana, Buenos Aires, Paidós, 2007 Miller, J.-A.: Sutilezas analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011 Schejtman, F y otros: Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, Buenos Aires, Ed. Grama, 2012.

M.M. y G.F.

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Con aires “rosarigasinos” El encanto de la ciudad de Rosario envuelve a través de su gente, sus calles, su historia, sus museos, su mágica ribera… El Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, instalado en antiguos silos, ofrece sus “RECETAS. Las mejores sugerencias para mirar arte contemporáneo”. De una de ellas tomamos el siguiente extracto. (…) A menudo… la gente trata de comprender sin desprenderse de sus convenciones o pensando desde esas convenciones. El arte en general busca desbaratarlas, se empeña expresamente en desfamiliarizar la mirada, para poder infiltrar un nuevo punto de vista, una nueva pregunta, una cuestión que probablemente el espectador no se planteó antes. A veces esa cuestión es justamente quebrar la certidumbre que hay detrás de las convenciones. Por esto mismo hay una cierta resistencia, quién sabe miedo, a perder el terreno conocido. Si el espectador tuviera claro esto de entrada, probablemente tendría ya ganado mucho en lo que tiene que ver con su disposición a la obra. Lo demás es cuestión de ver las evidencias que se le presentan y hacer asociaciones. (…)* Claudia Siegel

*Extraído de “Para mirar una obra de arte”, de Liliana Porter. Artículo expuesto en dicho museo. La autora nació en Buenos Aires, en 1941 y reside en Nueva York desde 1964. Su obra incluye pintura, grabado, fotografía, video e instalaciones.

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“Poesía es el abismo que hay entre palabra y palabra”* ¿Qués poesía? Si me preguntan respondo: –Por empezar no es vocabulario poeticudo. Ni es fabricación de hermetismo. Ni es una vuelta de tuerca más. Tampoco es andar tosiendo vida por el mundo. –Vamos, de una vez, ¿qué es poesía? –Poesía es el abismo que hay entre palabra y palabra. (…)

*Adriana García, egresada del ICdeBA, nos ha hecho llegar este extracto de una entrevista que le realizaran a Rodolfo Braceli (poeta, ensayista, novelista, dramaturgo, cineasta y periodista argentino) a partir de su libro Esbozo de biografía, disponible en www.altax.com.ar

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EX PE RIEN CIAS

Algunas marcas de la cursada Hemos experimentado en los encuentros un trabajo exhaustivo de revisión de casos en su singularidad, en los cuales se intentó verificar e interrogar la consistencia y actualidad de la práctica del psicoanálisis. Mediante la figura de “caballo de Troya” con que J.- A. Miller -en su curso Sutilezas analíticas- nos advierte del “prejuicio terapéutico”, se introdujo un eje de discusión entre lo analítico y lo terapéutico. En una serie de casos fue insistente la delimitación de las entrevistas preliminares. Preliminares a la formalización de un síntoma analítico y en las que se pone a prueba la estructura. Así, por ejemplo, para un caso de psicosis quedó ubicada la ironía como el modo en que el esquizofrénico juega su lazo con el Otro; además de subrayar la importancia de “no comprender para interrogar” y para poder ubicar qué es lo que produjo el desencadenamiento en ese sujeto. Circunscribiéndome al caso por mí presentado creo que su discusión fue atravesada por la preponderancia de no olvidar las estructuras clínicas. En tal sentido, me ha resultado revelador el señalamiento de advertir las “pequeñas trampas” que son efecto de las restricciones que en la neurosis imponen las ataduras al falo. Asimismo, el proceso de elaboración previo a la presentación fue de mucho valor para la construcción del caso. Estoy muy agradecido.

Leandro Sebastián Marotta

El trabajo ha sido muy interesante, no sólo en función de la orientación clínica del caso, sino también de la bibliografía recomendada. Por otra parte, la reseña enviada por el equipo docente me resulta muy precisa de acuerdo a la localización de los puntos que se trabajaron en el espacio de casuística.

Eliana Amor

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Este espacio de casuística me “sorprendió” muy positivamente. Lo “sorprendente” es lo que esperaba de esta actividad: cómo construir un caso, encontrar una lógica y si es posible ubicar algún concepto teórico. Fue posible extraer un concepto a partir de un detalle aparentemente sin importancia. A partir de lo inadvertido en el decir del paciente se arribó a la formalización de un concepto. Esto me pareció esencial. En las exposiciones de casos siempre se habla mucho del paciente pero poco de quien dirige la cura. Luego del intercambio entre los participantes, en la discusión de las particularidades del caso, me pareció que se puntualizó y reflexionó sobre las intervenciones del practicante que presentaba el caso y se dio lugar a hablar sobre los interrogantes que le planteaba. De alguna manera esto alude a cómo se juega en la transferencia, con la posición del paciente, la función deseo del analista. El trabajo de construcción de una reseña de cada encuentro me pareció de gran utilidad. Es algo a destacar y se agradece mucho.

Cecilia Seco

Una experiencia en Casuística. Mi encuentro con el ICdeBA es sin duda el resultado de un proceso en el que confluyen varios factores, tanto personales como profesionales. Pero sabemos que el encuentro no tiene lugar sino cuando eso que de fortuito tiene el mismo, se liga al deseo y es allí donde consigue hacerse presente. La presentación de un paciente que realicé en Casuística resultó una experiencia sumamente enriquecedora para mí. Tuve que decidir la elección de un fragmento clínico lo cual implicaba poner a prueba la operación de reducción que orienta la cura, lograr cernir lo nodal, ir a la lógica del caso, dejar de lado el goce del bla bla del paciente, y subrayar algunas intervenciones y sus efectos. Fue sin duda la ayuda de las colaboradoras en la organización de la presentación, la serenidad y respeto del docente y el clima de trabajo y confianza que se genera en los encuentros lo que favoreció la oportunidad de hacer esta experiencia en el primer año en el posgrado. Presentar un caso y, a la vez, “presentarme” para poder aprovechar, y mucho, del trabajo realizado.

Alicia Castorina

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Lo novedoso para mí fue la minuciosidad con que se trabajaron los casos. Las dos presentaciones de casos de niños fueron sumamente interesantes, tanto por el material como por las preguntas que las practicantes formularon de su práctica. Lo que creo atravesó la presentación de todos los casos: las intervenciones de los practicantes y esto en relación a pensar cuál es el deseo que las atraviesa (deseo del analista, deseo de curar, deseo de cuidar, deseo de hacer el bien, etc.) El presentar el caso que decidí llevar a este espacio produjo en mí efectos que se vieron reflejados en mi práctica. Si bien yo había supervisado varias veces a esa paciente la pregunta respecto del diagnóstico psicosis-neurosis perduraba. La lectura que el equipo docente me permitió hacer del caso abrió la posibilidad de pensarlo de otro modo, lo que produjo en mí un viraje en mi posición y por lo tanto en mis intervenciones.

Adriana Laura Rógora


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Siendo mi primer año, el saldo de saber que me llevo de estos encuentros de casuística, se centra en haber podido ver ilustrados y clarificados en casos presentados por mis compañeros conceptos que hasta ese momento me eran crípticos o directamente no conocía, y también identificar intervenciones posibles en diferentes situaciones, siempre considerando la importancia de la particularidad de cada caso. En el primer caso presentado, llamó mi atención la maniobra decidida de la practicante para darle un lugar al padre de su consultante - aun cuando desde lo fenomenológico lejos estaba del “buen padre” del sentido común- y constatar los efectos favorables de la misma. Un ejemplo preciso de la distancia entre el “sentido común” y el psicoanálisis. Cuando trabajamos con algún caso de neurosis obsesiva me fue posible entender las maniobras de un sujeto para aferrarse a aquello de lo que padece, pero también goza, se satisface, evidenciando la dureza del obsesivo para abandonarlas. E identificar algunas intervenciones posibles con este tipo clínico, con el fin de perturbar esa modalidad de la defensa. Utilizar el corte de sesiones, yendo contra del sentido, buscando el surgimiento dela angustia que dará la orientación. Por último, la frase que había escuchado varias veces sobre el fenómeno psicosomático -que S1 y S2 están holofraseados-se fue clarificando para mí con la afirmación de que S1 y S2 forman una unidad, sin que se produzca la oposición significante que requiere del intervalo, imposibilitando el equívoco y la apertura al saber supuesto. Realmente agradezco la formación que me ha posibilitado y espero que los próximos dos años sean tan provechosos como este.

Omar Buamden

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Bibliografía citada en los comentarios Miller, J.A., Lógicas de la vida amorosa, Buenos Aires, Ed. Manantial, 2009. Miller, J.A.,Sutilezas analíticas, Buenos Aires, Paidós, 2011. Miller, J.-A., Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria. Buenos Aires, El Caldero de la Escuela N° 14, p. 12, 2010.

Debo admitir que cuando tuve que presentar mi caso en el espacio de casuística me inquieté bastante, ya que no sólo tenía que hablar sobre el caso de uno de mis pacientes, sino que, había empezado a atender hacia apenas seis meses, y como muchos, ya me había encontrado con la cuestión de que la práctica excede a la teoría con la que contamos. El hecho de realizar el recorte se me había dificultado. ¿Qué era lo importante de todo lo dicho por el paciente? El gran día no tardó en llegar, y aunque pasó por mi mente que alguien en la sala podría en algún momento decirme algo respecto de mis intervenciones, eso no ocurrió en ningún momento. Realicé mi presentación con las herramientas que tenia y sentí, contrario a lo que suponía, que era escuchada con atención, sin prejuicios. Uno de los mayores aportes que recibí fue por qué no debía de indagar demasiado sobre el delirio de la paciente en cuestión, ya que en sujetos psicóticos se trata de intentar acotar el delirio y no brindar más significaciones. Este espacio fue de gran ayuda en mi práctica, pude repensar el diagnóstico y las intervenciones. Agradezco a mis compañeros y docentes el respeto y el apoyo. Hoy me encuentro leyendo y oyendo desde otro lugar, no pasando página por página para poder reproducir lo que dice el texto lo más fielmente posible. Este año está casi terminando, y siento que el Instituto, sus docentes y mis compañeros me ayudaron a dar cada paso. Hoy más que nunca verifico que mi elección, no fue por azar, sino que el deseo de seguir la orientación lacaniana se hizo presente.

Paula Suárez López

Este espacio no fue para mí un dispositivo más de cursada, sino que dio lugar a una enseñanza. Mientras pensaba lo que quería transmitirles, recordé una cita de JacquesAlain Miller en el texto “Lógicas de la vida amorosa”, donde dice: “para que una experiencia pueda dar una enseñanza, hay que pagar el precio de la experiencia y nadie puede hacerlo en lugar de otra persona.” Pienso que este “hacer con otros”, “construir con otros”, da lugar a una enseñanza, produce transmisión y permite un saldo de saber. Me sentí muy cómoda cuando presenté el material y me sirvió muchísimo para pensar cuestiones que hacían a la pregunta por el fin/finalidad del análisis en los niños. Me impactó poder entender en la lógica misma del caso el síntoma de la niña como “síntoma de la pareja parental”. Supervisé el caso varias veces y no había podido captar eso claramente. Asimismo, fue importante el trabajo que hicimos en cada encuentro sobre el texto de Miller “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria” al pensar desde ahí el diagnóstico diferencial “probando la neurosis”. Para mí fue un ejercicio y una sorpresa cada vez, ir pensando entre todos, qué rasgos no podían faltar en dicha estructura y cuestionando las razones de pensarlo de determinada manera.

Inés Arjovsky

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