Revista Esperpento Nº 1

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ALFRED JARRY: ‘PATAFÍSICA, EXCEPCIÓN Y SINGULARIDAD.

Bogotá D.C.  Abril-Julio 2011  Nº 1


Revista Esperpento

Nº 1

Sumario

Revista cultural de distribución virtual Abril-Julio de 2011 Diseño de portada: Archy Nold Alfred Jarry. Fotografía por Nadar

 Editorial

Directores: Nòel Drashir Richard León Editor: Juan P. Castel Editora Gráfica: Sharird Leno Redacción: A. A. Vidal Colaboran en éste número: Diego Ortíz Leonardo Whild Ricardo Herazo Montalván Diseño y diagramación: Archy Nold Sharird Leno

Contacto: udistritopia@gmail.com revistaesperpento@gmail.com http://revistaesperpento.blogspot.com Las opiniones expresadas en Revista Esperpento corresponden a sus autores. Por tanto, Revista Esperpento comparte rigurosamente y se hace responsable por el contenido de las mismas. Quedan rigurosamente permitidas, con o sin la autorización previa de los titulares del Copyright, sin ningún tipo de sanción establecida por la ley, la reproducción total o parcial del presente volumen por cualquier método o procedimiento, siempre y cuando no se modifique el contenido de los textos, se respete su autoría y esta nota se mantenga.

2011

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____2011: Una odisea ciberespacial [Pág. 4]  Documentos del pasado ____Cuestiones de teatro [Pág. 6]  Jarryana ____ Saberes útiles e inventos nuevos [Pág. 10]  Desclasificados ____Definición [Pág. 13] ____Ars invocatoria: Un vistazo ______a la Ethernidad [Pág. 20]  Pre-textos ____Un precursor desconocido de Heidegger: ______Alfred Jarry [Pág. 25]  Distrito cuento ____La otra Alcestes [Pág. 34] ____La alegría y la ley [Pág. 40] ____Conversación 99: Onirismo plástico [Pág. 44] ____Conversación 200: Manos gélidas [Pág. 47]  Líneas poéticas ____“Yo llamo monstruo a toda original ______inagotable belleza”. Selección poética [Pág. 50]  Cinéfilis [Pág. 57]  (H)ojeando [Pág. 59]  Marea Sónica [Pág. 61]  Ernesto Sábato. __Breve nota Biológica [Pág. 64]

Revista Esperpento.

Número 1  Abril-Julio 2011


Revista Esperpento

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Revista Esperpento

2011: UNA ODISEA CIBERESPACIAL.

Este año ha sido, para el comité de Revista Esperpento, el

lector que la ‗Patafísica ha sido sencillamente la creación

año de la iluminación por el fuego iniciático de la,

de un consumido poeta de personalidad exuberante. Como

tantísimas veces mentada por Papá Ubú, candela verde.

bien nos advirtiera el Vice Curador del Colegio de

Por un lado, podría también servirnos como excusa

‗Patafísica, el Barón Mollet, en su siempre grata y

admisible para conmemorar los ciento cuatro años

reconocida Arenga Inaugural, ―no necesitaba nacer él

transcurridos desde la ocultación de Alfred Jarry,

para que la ‗Patafísica fuera. Ontológicamente, la

asimismo como de los cien transcurridos de la primera

‗Patafísica precede al ser‖. Tanto mejor sería decir que

publicación del texto íntegro de

Jarry haya sido todo él pura

Gestes et opinions du Docteur

invención

Faustroll,

expresión

pataphysicien,

‗Patafísica, más

diciente,

su una

considerando a esta última como

suerte de hijo de la voluntad

el suceso que marcaría de forma

‗Patafísica venido al mundo para

ya definitiva el inicio del andar

difundir su palabra —si se nos

patafísico por sobre el mundo de

permite el uso de la clara imagen

la excepcionalidad. A partir de

mesiánica—, influenciado por el

este

movimiento,

éter y el ajenjo —sus particulares

iniciático él también, el fuego

vehículos de comunicación con la

patafísico habría de invadir y

divinidad—, ya que no por la

conquistar el orbe de una forma

palabra divina de la religiosidad.

primer

silenciosa

y

apagada,

sin

ostentaciones fuera de lugar de

¿Aceptamos, entonces, el legado

fuerza

patafísico? Entendiendo el caso

y

solamente

paroxismo, las

como

verdaderas

anteriormente

invasiones pueden darse.

Pero no vaya a creer el indefenso

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detallado,

sería

mucho más honesto preguntarnos Fotografía de mural universitario. Autor desconocido. Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

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si a los ojos de la ‗Patafísica somos

dignos

de

tales


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iluminaciones. Bien puede descansar nuestra ansiada

publicación seriada, Revista Esperpento constituye y

respuesta en el terreno de la posibilidad, en la virtualidad,

constituirá, esperamos por muchos años de esta Era

en que por cierto nosotros mismos descansamos e

‗Patafísica, una de las propuestas posibles desde el otro

invitamos a adentrarse al condenado lector.

lado de la costumbre, desde el universo siempre complementario de la virtualidad.

Siendo

absolutamente

conscientes

—y

también

patafísicamente conscientes— de la complejidad de

¿Qué nos resta? Extender una invitación al siempre

asumir la responsabilidad —¿patafísica ella también?—

paciente y, ojalá, desocupado lector a iniciarse junto a

de intrigar e indignar al caro lector por medio de una

nosotros de forma resuelta en esta que también es su odisea; una invitación abierta a la libre exploración de las otras caras de una realidad pretendidamente uniforme y plana; una invitación al viaje de las posibilidades no restringidas del asombro por reconocimiento de lo otro que también somos.

Coda: Que no se alarme el incauto lector frente a la repetición excesiva del sustantivo ‗Patafísica, ciencia de ciencias, la Ciencia. Para su virtual comodidad, en el presente volumen se cuenta con un interesante estudio de Margarita Martínez respecto a la Ciencia a partir de su definición tal como aparece redactada por Jarry en Gestes et opinions du Docteur Faustroll, pataphysicien.

Los directores.

Alfred Jarry en su célebre bicicleta. Imagen cortesía Société des amis d‘Alfred Jarry. Retoque artístico por Sharird Leno.

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CUESTIONES DE TEATRO*. Por Alfred Jarry Traducción Jesús Benito Alique Imágenes Sharird Leno

¿Cuáles son las condiciones

modelos a los señores Augier,

esenciales del teatro? Creo

Dumas hijo, Labiche, etc., a

que ya no se trata de saber si

quienes tuvimos la desdicha de

ha de haber en él tres

leer con profundo hastío, y de

unidades o sólo la unidad de

los que, verosímilmente, no ha

acción,

resulta

conservado

suficientemente observada si

generación,

todo gravita alrededor de un

haberlos

personaje cualquiera. Si lo

alguna. En realidad, pienso que

que debe respetarse son, por

no hay ninguna clase de razón

otra parte, los pudores del

para escribir una obra en forma

público, no cabría basarse ni,

dramática, a menos que se haya

por ejemplo, en Aristófanes,

tenido

muchas de cuyas ediciones

personaje

llevan notas del siguiente

cómodo

tenor al pie de cada página:

escenario que analizar en un

«todo este pasaje está plagado

libro.

la

cual

la

nueva

después leído,

la

memoria

visión que

de

de

un

resulte

más

sobre

un

soltar

de alusiones obscenas»; ni tampoco en Shakespeare, de

En otro orden de cosas, ¿por

quien

qué el público, por definición

basta

releer

determinadas palabras de Ofelia o la célebre escena, con

ignorante, se complace en esgrimir comparaciones y

mucha frecuencia cortada, en que cierta reina toma

citas? A Ubú Rey se le ha acusado de ser una grosera

lecciones de francés. Si, en cambio, cabría aceptar como

imitación de Shakespeare y Rabelais, «porque los decorados se sustituyen económicamente por un cartel» y

Publicado en La Revue Blanche del 1º de enero de 1897.

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porque

determinada

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palabra

se

repite

en

ella


Revista Esperpento

constantemente. A estas alturas no debería ignorarse que

con cuerpo de dragón y testuz de toro, según la

está casi definitivamente probado que, al menos en el

exageración de sus principales vicios. Y, de tal manera,

tiempo de Shakespeare, nunca se representaron sus

no es asombroso que el público quedase estupefacto a la

dramas de otra manera que sobre un escenario

vista de su inmundo doble, formado, como ha dicho

relativamente perfeccionado y con sus correspondientes

excelentemente Catulle Mendès, «de la eterna imbecilidad

decoraciones. Además, hay gentes que han visto en Ubú

humana, de la eterna lujuria, de la eterna glotonería, de la

una obra escrita «en francés arcaico», y ello porque nos

bajeza de instintos erigida en tiranía, de pudores, virtudes,

divirtió imprimirla con caracteres antiguos, y porque se ha

patriotismo e ideales de gente bien comida»; de un doble

tomado phinanza por una ortografía del siglo XVI.

que, hasta entonces, no se le había presentado por

Cuánto más exacta encuentro la reflexión de uno de los

completo. En realidad, no había por qué esperar una pieza

figurantes polacos, quien juzgaba la pieza del siguiente

divertida, y ya las máscaras explicaban suficientemente

modo: «Se parece en todo a Musset, porque cambia a

que, a lo sumo, lo cómico debería ser entendido en el

menudo de decorados».

sentido macabro de un clown inglés o de una danza de la muerte. Antes de que contáramos con Gémier, Lugné-Poe se había aprendido el papel y quería

“... ¿no tendremos por nuestra parte el derecho de considerar a sus integrantes alienados por defecto —idiotas en sentido científico—, provistos de una sensibilidad tan rudimentaria que no percibe más que impresiones inmediatas?”

representarlo a la manera trágica... Y lo que sobre todo no se ha comprendido —a pesar de estar bastante claro y venir continuamente recordado por las réplicas de la Madre Ubú: ―¡qué idiota de hombre... qué triste imbécil!‖—, es que Ubú no debía decir «palabras ingeniosas», como algunos ubuescos reclamaban, sino frases estúpidas, y ello con todo el desparpajo del grosero. Téngase en cuenta, además, que ese vulgo que con fingido desdén exclama: «¡Ni un ápice de ingenio en todo esto!»,

Fácil hubiera sido adaptar Ubú al gusto del público

comprende todavía mucho menos cualquier enunciado

parisino con sólo las ligeras modificaciones que siguen: la

medianamente profundo. Nos lo dice la experiencia de

palabra inicial debería haber sido ¡bah! (o ¡brah!); la

nuestra observación del público durante los cuatro años de

escobilla repugnante, un pañal de jovencita; los uniformes

l‘OEuvre: si se tiene verdadera necesidad de que el vulgo

militares, del tiempo del Primer Imperio. Ubú hubiera

entrevea algo, hay que explicárselo previamente.

tenido que darse el abrazo con el Zar, y más de un personaje acabar con los cuernos puestos... Todo lo cual

La masa no entiende Peer Gynt, que es una de las obras

considero que, en conjunto, resulta más sucio.

más claras que existen. Tampoco comprende la prosa de Baudelaire, ni la precisa sintaxis de Mallarmé. Ignora a

Lo que pretendí fue que, al levantarse el telón, la escena

Rimbaud, se entera de la existencia de Verlaine una vez

resultase para el público como ese espejo de los cuentos

que éste ha muerto y queda aterrorizada escuchando

de madame Leprince de Beaumont en que el vicioso se ve

Rastreadores o Peleas y Melisande. Simula considerar a

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los literatos y artistas como un grupito de enajenados y,

de oso en dónde está y en qué se ocupa. Por lo demás,

en opinión de muchos de sus componentes, será preciso

resulta bastante inofensiva, pese a ser mayoritaria, porque

limpiar la obra de arte de todo lo que es azar y

se enfrenta a la inteligencia y, por fortuna, Ubú nunca

quintaesencia —expresiones del alma superior—, hasta

podrá descerebrar a todos los aristócratas. Semejante al

dejarla castrada, tal y como podría haberla escrito la masa

Animal Carámbano, de Cyrano de Bergerac, en su lucha

en colaboración. Tales son sus puntos de vista, y también

contra la Bestia de Fuego, acabará por derretirse antes de

los de algunos plagiarios y

triunfar. Y si triunfara, tan sólo

divulgadores. Y dado que el

conseguiría llegar a sentirse

vulgo nos considera alienados

honrada de poder colgar en su

por exceso, porque de sentidos

chimenea el cadáver del Animal

exacerbados

obtenemos

Sol, y de poder alumbrar su

opinión

materia adiposa con los rayos de

alucinatorias, ¿no tendremos por

esa forma tan diferente de ella

nuestra parte el derecho de

como distinta es, en otro plano,

considerar

el alma del cuerpo.

sensaciones

en

a

sus

su

integrantes

alienados por defecto —idiotas en sentido científico—, provistos

La luz es activa, la sombra

de

pasiva;

una

sensibilidad

tan

y

aquella

no

está

rudimentaria que no percibe más

separada de ésta, sino que acaba

que impresiones inmediatas? ¿En

por penetrarla si se le da el

qué consiste verdaderamente el

tiempo suficiente. Revistas que

progreso? ¿En hacerse cada vez

publicaron las novelas de Loti,

más semejante a los animales o

imprimen en la actualidad doce

en ir desarrollando poco a poco

páginas de versos de Verhaeren

las circunvalaciones cerebrales

y numerosos dramas de Ibsen.

embrionarias? Hace falta que pase tiempo, Siendo el arte y la comprensión

como decimos. Quienes son

de la multitud cosas tan distintas,

mayores que nosotros —título

tal vez se piense que hicimos mal

en base al cual les respetamos—

atacando directamente al vulgo

han conocido en su vida ciertas

en Ubú Rey. De hecho, si se

obras que conservan para ellos

enfadó, es porque se dio por aludido, diga lo que diga. La

el encanto de los objetos habituales, y nacieron con un

lucha contra el ―gran tortuoso‖, en Ibsen, pasó, por el

alma ajustada a esas obras y garantizada para durar hasta

contrario, casi desapercibida. Pero, en mi opinión, el

el año mil ochocientos ochenta... y tantos. Como ya no

vulgo es una masa inerte, irracional y pasiva, a la que hay

estamos en el siglo XVII, no les daremos el empujón

que golpear de vez en cuando para saber por sus gruñidos

definitivo. Antes bien, esperaremos a que su alma,

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consecuente consigo misma y con los

Incontexto:

simulacros que rodearon su vida, acabe por extinguirse

—en

realidad,

no

hemos

esperado—, e iremos convirtiéndonos, a nuestra

vez,

en

hombres

graves

y

barrigudos, como Ubú cualesquiera. Y después de publicar algunos libros que acabarán por convertirse en clásicos, terminaremos

muy

probablemente

de

alcaldes de pequeñas ciudades en las que los bomberos nos regalarán jarrones de Sèvres cuando se nos nombre académicos, y a nuestros nietos sus bigotes dentro de aterciopelados

almohadones.

Entonces,

levantarán la voz nuevos jóvenes que nos encontrarán

muy

anticuados

y

que

compondrán baladas en las que abominarán de nosotros. Ninguna razón hay para que no suceda.

Publicado el primer día del año 1897 —¿como un saludo de año nuevo?—, Cuestiones de teatro es uno de los tres textos que vendrían a conformar el manifiesto teatral de Alfred Jarry (los otros dos son De la inutilidad del teatro en el teatro y Doce argumentos sobre teatro), necesariamente ligado a la representación de Ubú Rey (estrenada el 10 de diciembre de 1896). Como se podrá juzgar, este texto es una réplica al vulgo que juzgó la representación de Ubú como una farsa carente de delicadeza y, en cambio, desproporcionadamente provista de insultos y blasfemias. Pero como el mismo Jarry reconoce, el grueso de las personas no está acostumbrado a observar su caricatura sin ruborizarse y proyectar su descontento en forma de indignación. La forma del esperpento nos parece irreconocible cuando buscamos en el espejo nuestra figura y éste, con una sinceridad aterradora, nos devuelve una imagen infame y desfigurada. Pero, cuando más se niega el hombre común en reconocerse en la imagen, con más empeño arremete Jarry en su contra, demostrándole su doble hipocresía: fingirse espectador conocedor y desviar irritado la mirada del espejo. Si, como cabe suponer, el teatro no está para hacer sentir mejor al público asistente ni mucho menos para darles una lección cívica (¡ni que fuera un desusado Manual de Carreño!), entonces el camino debe ser el de la sorpresa y el ataque a un público mentidamente culto —y, dicho sea de paso, de ideales estéticos anticuados y envejecidos— que busca en la escena lo que en sus grises vidas raras veces encuentra —la cultura, en el sentido más excluyente de la palabra—. Por esto, Jarry no habla a la fementida élite cultural aristocrática, a pesar de sus serias reticencias, sino a los jóvenes que no se sienten reflejados en la cultura de sus antepasados, que sienten que el lenguaje y la expresión heredados no pueden constituir ni condensar los nuevos sentimientos que inflaman sus pechos. Como bien nos dice Jarry en el argumento número 10 de sus Doce argumentos sobre teatro: «Mantener una tradición, incluso válida, es tanto como atrofiar el pensamiento, que tendría que haber evolucionado durante su duración. Y es insensato querer expresar nuevos sentimientos dentro de una forma ―conservada‖». Jarry, como dramaturgo y creador, buscaba la evolución del teatro de su época: el resultado no fue otro que la irrupción de una verdadera estética del absurdo, una estética sistemáticamente deformada —justo antecesor de Valle-Inclán—, una valiosa búsqueda de las nuevas formas, que singularmente influiría en el teatro de la modernidad y los movimientos de vanguardia. A. A. Vidal.

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SABERES ÚTILES E INVENTOS NUEVOS. Por Alfred Jarry Traducción Jesús Benito Alique Imágenes Pierre Bonnard

Carta confidencial

pilares dotados de ruedas que sostuvieran un tejadillo.

DEL PADRE UBÚ

Cuatro serían suficientes y, dado de lo que se trataba, no sería preciso que fuesen de piedra, sino que bastaría con

Al señor POSIBLE, de la oficina de inventos y patentes

que fueran de madera, con un doselete uniendo las

Señor,

respectivas partes superiores. La majestad de nuestro bamboleante paso no quedaría más que acrecentada con

Le ruego haga lo necesario para patentar a nuestro

ayuda de tal artilugio, sobre todo si los cuatro várganos

nombre, con la máxima urgencia, los tres objetos que a

fueran transportados por esclavos negros.

continuación describo, y que han sido inventados últimamente por nos, el

Mas como los negros no hubiesen

Señor de las Phinanzas.

podido resistir la tentación de participar mínimamente del refugio reservado para

Primer invento: Paseándonos cierto día

nuestra barriga, lo que, de una parte,

de lluvia bajo los soportales de la rue de

hubiera resultado irreverente; de otra,

Rivoli, nos congratulamos de poder

poco propia de nuestra suntuosa fama y

constatar que ninguna gota de líquido

capaz de dar lugar a que se nos tachase

llegaba a humedecer la superficie de

de tacañería, pues los viandantes, al ver

nuestra barriga. ¡Cuál no sería nuestra desesperación al

a los negros amorosamente a cubierto de toda humedad,

ver que, al acabarse los soportales, terminaba también el

hubieran aceptado difícilmente que se tratase de

amparo del que veníamos sirviéndonos! Mas, por aquella

verdaderos negros de buena calidad; y por último en

vez, tomamos la decisión de resultar empapados,

exceso gravoso, pues, por completo incapaces de aceptar

habiendo vislumbrado, gracias a nuestro ingenio natural,

que se nos imputase tal defecto, nos hubiéramos visto

el medio de evitar dicha calamidad para lo por venir.

forzado, con harto dolor de nuestro corazón, a

Desde un primer momento se nos ocurrió la posibilidad

convertirnos en propietario de negros auténticos o, cuando

de hacernos acompañar por determinado número de

más, un poco paliduchos...; considerando todo lo cual,

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repito, decidimos suprimir la idea de los negros o, cuando

salón el que quedaría sin alfombra, dándose el

menos, reservarla para desarrollarla de más amplia

inconveniente, por añadidura, de que ésta habría de

manera en la segunda parte de nuestro Almanaque. Ello, y

resultar demasiado ancha para las otras habitaciones, dada

también mantener por nos mismo, alto, firme y con un

la estrechez de las mismas. Por la cabeza se nos pasó la

solo brazo, los cuatro soportes de la telilla protectora,

idea de circuncidarla, mas pronto nos dimos cuenta de que

reunidos en un haz gracias a la firmeza de nuestro puño.

quedaría menguada para prestar servicio en su principal destino. Tal mengua, sin embargo, no llegaría a ser

Tomada dicha decisión, no tardó en ocurrírsenos la

redhibitoria si conseguíamos el objetivo de tener siempre

simplificación consistente en pasar a un solo astil de

bajo nuestros pies, en el lugar donde nos hallásemos, al

madera, o tal vez metálico, que en su parte superior

menos un pedazo, por pequeño que fuese, de alfombra.

irradiase en cuatro o incluso más varillas (el número no tenía ya importancia, dado que el mango había acabado por

ser

único),

Animado por tales consideraciones, llegamos a considerar

que

indiferente el sacrificio de

mantuviesen en tensión la

nuestra alcatifa, si con ello

acogedora cubierta.

conseguíamos

que

nos

prestase mejor servicio. Así, Considerando

que

la

manteniéndonos de pie en su

descrita,

no

mismo centro, procedimos a

menos nueva que ingeniosa

cortar las partes situadas

y

bajo nuestras suelas y, para

invención

práctica,

tiene

por

finalidad resguardarnos de

decirlo

las precipitaciones, alejar de

geométricos,

nos la lluvia del mismo

porciones equivalentes al

modo que el rayo se aleja

conjunto

del

poliedros de sustentación, o

pararrayos,

creemos

lógico y natural bautizarla

pies.

con el sencillo nombre de paraguas.

en

términos sendas

de

A

nuestros

continuación,

pusimos toda la coquetería posible, así como la exquisita atención que de continuo nos exige nuestra perenne

Segundo invento: Muchas veces habíamos deplorado que

obsesión por la comodidad, en ajustarnos a la perfección

el lamentable estado de nuestras phinanzas no nos

las cálidas envolturas, a fin de conseguir que el conjunto

permitiese cubrir todos los suelos de nuestra mansión con

de nuestras plantas pisara siempre en mullido, y ello con

muelles alfombras. Por supuesto que tenemos una en

seguridad y solidez.

nuestro salón de recepciones, pero ninguna, ¡ay!, en nuestros cuartos de baño ni en nuestra cocina. En un

A tal par de novedosos hallazgos portátiles e incluso

primer momento pensamos en transportar la alfombra del

portadores, lo bautizamos con el nombre de aislantes

salón a los demás lugares, cuando tuviéramos alguna

universales, y también con el mucho más eufónico de

necesidad de ello. Pero en tal caso sería el mencionado

pantuflas.

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deseos de reposar sobre él... El caso es que, familiarizado Tercer invento: Siendo así que habíamos adquirido un

que estábamos con la idea de par desde cuando

muy precioso bastón, al punto experimentamos la desazón

inventamos las pantuflas (véase un poco más arriba el

de pensar que nos veríamos obligados a lavarnos las

significado de este neologismo), decidimos construir dos

manos de vez en cuando si es que no queríamos contagiar

artilugios simétricos que nos han parecido ser dignos de

su puño (del bastón). Para evitarnos tan molesta tarea,

ostentar el sonoro nombre de guantes.

pensamos en proteger la parte superior del tantas veces mencionado utensilio mediante una pequeña envoltura de

Este ha sido —insistimos— el más feliz de nuestros

cuero fino. Pero, además de no considerarlo demasiado,

descubrimientos, pues ni la Mamá Ubú, ni nadie, podrá

estético, nos pareció que ello vendría a impedir la pública

controlar a partir de ahora si nos lavamos o no las manos.

admiración del hermoso mango... Del perfeccionamiento de esta primera idea que a continuación queda resumido, hemos de reconocer que nos sentimos particularmente orgulloso. Doblando de manera pertinente —pensamos— una pieza de cuero fino algo más grande que la inicialmente prevista, llegaríamos a obtener la ventaja supletoria de conseguir que se adhiriese a nuestra mano, no cerrándose sobre el pomo del bastón más que cuando ésta sintiera

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DEFINICIÓN* Por Alfred Jarry Traducción y notas Margarita Martínez

Un epifenómeno es lo que se agrega un fenómeno. La

excepciones, aunque más frecuentes, en todos aquellos

i

casos de hechos accidentales que, al reducirse a

u ik ), y su verdadera ortografía 'patafísica

excepciones poco excepcionales, no tienen la atracción de

patafísica, (

cuya

etimología

debe

escribirse

la singularidad.

—precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar un fácil retruécano— es la ciencia de lo

Definición: La patafísica es la

que se sobreañade a la metafísica,

ciencia

sea en sí misma, sea fuera de ella,

imaginarias,

extendiéndose tan lejos de la

simbólicamente

metafísica como ésta se extiende

lineamentos las propiedades

más allá de la física. Ejemplo: al

de los objetos descriptos por

ser

su virtualidad.

el

epifenómeno

de

las

soluciones

que

atribuye a

los

frecuentemente un accidente, la 'Patafísica será la ciencia de lo

La ciencia actual se funda en el

particular, aunque se diga que no

principio

hay ciencia más que de lo

mayor parte de los hombres

general. Estudiará las leyes que

vio, en general, tal fenómeno

rigen las excepciones; explicará

preceder o seguir a tal otro, y

aquel universo suplementario al nuestro, ambiciosamente,

o

menos describirá

concluyó Faustroll. Ilustración de André STAS para la Collection d’un agité du bocal, représentations ubuesques et pataphysiques. Galleria Marc Ways.

un

de

que

inducción: la

todo

sería

siempre así. En principio, esto no es exacto más que la mayor

universo que se puede ver, y que quizá se deba ver, en

parte de las veces; depende de un punto de vista, y está

lugar del tradicional; dará cuenta de las leyes que se creyó

codificado por comodidad. ¿Y entonces? En lugar de

descubrir en ese Universo como correlaciones a su vez de

enunciar la ley de la caída de los cuerpos hacia un centro, ¿no preferiríamos la de la ascensión del vacío hacia la

*

Publicado originalmente en Revista Artefacto Nº 3, 1999.

periferia, considerando al vacío como la unidad de no-

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densidad, hipótesis mucho menos arbitraria que la

vientres, tangencialmente. O aún más, la muchedumbre ha

elección de la unidad concreta de densidad positiva, el

aprendido que el universo verdadero estaba hecho de

agua?

elipses; a su vez, los burgueses conservan sus vinos en toneles y no en cilindros.

Porque aun este cuerpo en sí mismo es un postulado y un punto de vista de los sentidos de la multitud, y porque si

Para no abandonar con digresiones nuestro ejemplo usual

no su naturaleza al menos sus cualidades no varían

del agua, con respecto al tema meditemos sobre lo que

demasiado, es necesario postular que la talla de los

dice el alma de la multitud irreverentemente de los

hombres quedará siempre sensiblemente constante y

adeptos a la ciencia patafísica: otros tantos locos1.

mutuamente igual. El consentimiento universal es ya un prejuicio bastante milagroso e

NOTAS.

incomprensible.

Definición.

¿Por

qué

cada uno de nosotros afirma que la forma de un reloj es circular,

lo

cual

evidentemente es falso, ya que se ve de perfil una figura rectangular angosta, elíptica al verla de tres cuartos, y por qué diablos no se notó su forma

más

que

en

el

momento de mirar la hora? Quizá bajo el pretexto de la

“La patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias, que atribuye simbólicamente a los lineamentos las propiedades de los objetos descriptos por su virtualidad”.

Después de haber encarado la redacción

de

un

«Tratado

de

‗Patafísica», Jarry renunció a la tarea

y

decidió

incluir

los

fragmentos en lo que se convirtió en las Gestas y Opiniones del Doctor Faustroll. Jarry había sentido lo que sería formulado más tarde por el Colegio:

un

«Tratado

de

‗Patafísica» formal no podía más

utilidad. Pero el mismo niño que dibuja el reloj redondo, dibuja también la casa cuadrada, vista desde la fachada, y esto evidentemente sin

que echar sombra sobre la Patafísica inconsciente. «La Patafísica es para vivirla»; de allí la Navegación.

razón alguna; porque es extraño, excepto en el campo, que se vea un edificio aislado, y aun que en una calle las

En sus Claves para la 'Patafísica, Ruy Launoir recordó que «la definición de 'Patafísica no tiene privilegios en

fachadas se vean como trapecios oblicuos.

relación a cualquier otro enunciado patafísico; la relación Hace falta necesariamente admitir que la multitud (incluyendo a los niñitos y a las mujeres) es demasiado grosera para comprender las figuras elípticas, y que sus miembros concuerdan con el consentimiento denominado

entre la 'Patafísica y el texto patafísico permanece constante», y que «no se devela aquello que es la 'Patafísica, porque ella es desvelamiento. Sin duda porque ella es, patafísicamente, un velo».

universal porque solamente perciben las curvas que tienen un solo foco, dado que es más fácil coincidir en un punto que en dos. Se comunican y equilibran por el borde de sus

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1

Este texto ha sido tomado de Gestas y opiniones del Doctor Faustroll, patafísico.

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La patafísica.

antes que Faustroll, Ubú fue Doctor en Patafísica (cfr. Ubú Cornudo, I, 3; Ubú Encadenado, III, 2).

La historia de la palabra patafísica contiene una prehistoria: en Los Polacos, «Ur-Ubu» anterior a Ubú Rey y aun a la escritura característica de Jarry, el Padre Ubú es bautizado «con esencia de patafísica». Se trata de una tradición oral devuelta por el artillero Morin al Profesor

Así como no hay que reducir Jarry a Ubú, tampoco hay que limitar la Patafísica a Faustroll. En su anuncio del Segundo Almanaque, aparecido en la Revue Blanche el 1º de enero de 1901, Jarry da una definición de la patafísica según Ubú, que completa y desequilibra eficazmente las

Expulsado.

definiciones de Faustroll2. La palabra «patafísica» es, «Un trazo de la silueta de

entonces, una creación del

ese títere que no había

genio colectivo y popular

servido en lo más mínimo

reverenciado por Nizard, y

en Ubú Rey, ni en su

las Gestas tienen por origen

contrapartida,

una gesta: la del Padre

Encadenado, es recalcado

Hébert que, como recuerdan Noel

Arnaud

Bordillon,

y «está

aquí: nos referimos a la

Henri

"patafísica" del personaje,

al

más simplemente, a su

comienzo». De este modo,

seguridad

si el prototipo de Ubú es el

de Rennes, también está en los orígenes del Doctor

veces

con

otras

con

competencia, ganas

y

último caso siguiendo una

identificó con el Padre bajo

segunda

disertar

absurdidad, pero en este

Faustroll. Y Jarry, que se

su

para

sobre omni re scibili, unas

profesor de física del Liceo

los rasgos de Ubú, quiso ser

Ubú

lógica tanto más irrefutable Ilustración de Alfred Jarry.

como que se trata de la del

hipóstasis: loco o la del chocho».

Faustroll.

Desaparecido el texto Los Polacos en la casa de su detentor, Franc-Nohain, la palabra "patafísica" aparece mencionada por primera vez impresa (si no manuscrita), en L‘Echo de Paris littéraire illustrée. El día 23 de abril

Pero tal vez Jarry se dirigía aquí, como asienta en un almanaque,

«al

alma

de

la

multitud

que

dice

irreverentemente de los adeptos de la ciencia patafísica: otros tantos locos...»

de 1893 la galaxia Gutemberg se iluminó por primera vez con las cinco sílabas inmortales... La publicación, ese mismo día, de Guignol, ¡establece que fue Ubú el inventor de la Patafísica! Porque no olvidemos nunca que

2

«No se trata de completar la ciencia, sino de desequilibrarla», decía Julien Torma: en este caso, se trata de desequilibrar la ciencia misma.

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Revista Esperpento

La primera mitad del Siglo XX vulgar asiste a una

farfullado, de papionesco (tartamudea Bosse-de-Nage). El

ocultación del vocablo; después de 1901, Jarry no lo

Sátrapa Trascendente Jean Ferry remarcaba que la palabra

utilizó más en sus escritos; después de su muerte, no será

se había «diluido» y convertido en algo tan vago e

vuelto a emplear más que por raros patacesores. Jacques

insignificante como el concepto (ubuesco) de «burgués»,

Vaché, quien en una carta a André Breton cita la palabra

el concepto (burgués) de «ubuesco», o el calificativo

maestra «del hidrocéfalo del Doctor Faustroll», no utiliza

«surrealista», ¡que el vulgo transforma en sinónimo de

sin embargo la palabra «patafísica», en cuyo lugar emplea

patafísica!

«Umour». Pero René Daumal coloca en la Nouvelle Revue française una rúbrica titulada «La Patafísica del mes», y

La multitud, que es «demasiado grosera para comprender

escribe para Cahiers du Sud

las figuras elípticas», no leyó las

(noviembre

Gestas

de

1932)

dos

estudios de patafísica «teórica» («La Patafísica es la revelación del reír» y «La Patafísica de los Fantasmas»). Euforismos

En (Guiblin,

los 1926)

Julien Torma habla de su «experiencia consumada de la Patafísica»; estima que «la Palabra Maestra sigue siendo aquella

de

nuestro

Bosse-de-Nage,

amigo

cinocéfalo

papión».

y

Opiniones.

Las

definiciones que se dan allí de la

“...la palabra se había «diluido» y convertido en algo tan vago e insignificante como el concepto (ubuesco) de «burgués», el concepto (burgués) de «ubuesco», o el calificativo «surrealista», ¡que el vulgo transforma en sinónimo de patafísica!”

El renacimiento del vocablo puede fecharse precisamente el día de la creación del Colegio de 'Patafísica el 22 de Palotin 75 (vulg. 11 de Mayo de 1948). Se conoce el resto, y la irrupción, la fuerza de la palabra "patafísica" en el Lenguaje de Nuestro Tiempo. Al analizar este

Patafísica

son,

en

efecto,

elípticas. i(

u ik )

Para obtener la etimología de la palabra 'Patafísica, Jarry opera con: 1) una conjunción de factores —puramente aparente— a través de la colocación de paréntesis: i( u ik )

2) un solipsismo, porque falta un artículo, y aún dos. Sería necesario: i u ik (lo que se agrega a lo que viene después de lo que es físico) 3) una crasis o carambola de las sílabas interiores, porque (i ) u ik

fenómeno poco antes de la Ocultación del Colegio (coincidencia que quizá no lo sea) el número 22 de los Subsidia ‗Patafísica señalaba la entronización del término en el suplemento del diccionario Robert.

4) una aféresis, o eliminación de la vocal inicial: (é) pataphysique. La aféresis está señalada con un apóstrofe, lo que es solamente lo elementario, aunque sea menos corriente que en el caso de elisión.

Creación colectiva (?), la palabra «patafísica» volvió a lo colectivo con todo lo que esto implica de aproximado, de

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Revista Esperpento

Después de todo esto, no dice que, como es el caso 1) «...y su verdadera ortografía 'patafísica —

generalmente, la etimología está forjada después que la palabra, colegial o patafísica.

precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar un fácil retruécano»: se comprende que hace falta

Precedida por un apóstrofe.

que caiga la é inicial para evitar el retruécano. El que sería, entonces: épate à physique4.

En A la Búsqueda de Alfred Jarry (Editorial Seghers), el

2) «...precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar

Regente Caradec constata que Jarry escribe «un» y no

un fácil retruécano»: el hecho de escribir

3

«una» apóstrofe, «lo que no habrá dejado de suscitar otra

debidamente el apóstrofe en lugar de omitirlo,

agitación»: la ‗Patafísica (sic) «no apostrofa personas».

como aparece en la grafía corriente de Jarry y el la

Los gramáticos, explica Littré,

primera palabra de la frase,

dijeron que el apóstrofe, signo

recuerda la caída de la é

gramatical, debía ser masculino:

inicial, que, sin él, sería

en efecto, apostrophus en latín

olvidada, dejando que la

es masculino, pero por error;

pronunciación evoque una

porque apóstrofe se dice en

muy desplazada patte o pâte

ó

griego sobreentendido

i

o oç,

à physique5.

, lo que

quiere significar la marca que

El

descarta.

nada,

entonces, en recordar la é

entonces, que cambiar en el

inicial sin que pueda ser

género.

pronunciada;

No

hay

problema

de

consiste,

ahí

el

apóstrofe.

Para

evitar

un

fácil

retruécano.

El Regente Caradec (op. cit.), Ilustración de Alfred Jarry.

gran

especialista

en

la

materia, ve un tercer retruécano posible: «bat à El Colegio de 'Patafísica distingue mediante el apóstrofe la 'Patafísica voluntaria de la Patafísica involuntaria. Esta distinción no figura en las Gestas y Opiniones, que da otra razón a la aparición del apóstrofe.

physique», es decir, bastón de física, el cual, en César Anticristo, simboliza la identidad de los contrarios. Se verá en el Capítulo XXXIX que el Doctor Faustroll atribuye la paternidad de César Anticristo al mismo Padre Ubú, padre también de la 'Patafísica. Pero este tercer

¿Cuál es el «fácil retruécano» evitado por el apóstrofe? Hay dos hipótesis, según sea el modo en el que se comprende la frase:

3

N. de T. En francés, el sustantivo apostrophe es femenino.

4

N. de T. Juego de palabras: el significado de épater (resultante en la evolución del tema más é inicial, según la filología del Colegio) es escandalizar, provocar asombro. 5 N. de T. Nuevo juego de palabras: patte (pata), y pâte à physique (crema o pasta de física).

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Revista Esperpento

retruécano no tiene relación ni con la etimología ni con el

aquellos de Física. El clinamen está al principio del verbo,

apóstrofe de 'Patafísica.

es decir, de Todo, y Todo, «¿no es verosímilmente, un monstruo?» (Cap. XXXVI).

Más allá de la física. En el Acta Heráldica de César Anticristo, Fasce opina El uso corriente formula así esta definición: «La ‗Patafísica es a la metafísica lo que la metafísica a la

que «el patafísico, pegado a las orejas y alas retráctiles, pez volador, es el penacho enano del gigante, más allá de los físicos».

física».

En lugar del tradicional.

René Daumal escribió que se proponía

hacer

con

la

metafísica lo que Julio Verne con la física. En su Mensaje Inaugural del 15 de Absoluto 93, Su Magnificencia Opach se preguntaba: «¿Por qué ubicar la 'Patafísica en relación a la metafísica, si ésta última, lejos de ser un simple islote en nuestras

cartas

revelan,

bajo

examen,

como

marinas, el

cagada de mosca?»

se

cuidadoso una

vulgar

“...no le es suficiente al patafísico reconocer que hay 'Patafísica, o que él la padece; debe, sobre todo, para que dicha 'Patafísica sea para él más que en él, promover la 'Patafísica con su propio movimiento”.

«¿Esto quiere decir que Jarry opone al universo convencional un universo verídico cuya llave será dada por la 'Patafísica?», se pregunta Ruy Launoir en sus Claves para la 'Patafísica. Y responde que: «El quizá corrige sin duda alguna el imperativo del debe, y lo hace pasar de lo categórico

a

lo

hipotético.

Nuestras costumbres quieren, sin embargo, que la verdad sea una exigencia incondicional: Veritas

La etimología de la palabra "metafísica" es tan patafísica

urget nos. La 'Patafísica se sitúa más allá de lo verdadero

como la del sustantivo 'Patafísica, porque, en el primer

y lo falso».

siglo vulgar, al redescubrir a Aristóteles y cuando el sabio Andrónico de Rodas asumió el deber de editar las obras

Ruy Launoir quiere recalcar en esta definición «un punto

completas del Maestro, no encontró nombre que

muy alto de doctrina: no le es suficiente al patafísico

designase trece tomos de lecciones dispersas, y los tituló

reconocer que hay 'Patafísica, o que él la padece; debe,

según la disposición que les destinó en un plan más

sobre todo, para que dicha 'Patafísica sea para él más que

general: ta meta ta physika = las (cosas que siguen)

en él, promover la 'Patafísica con su propio movimiento».

después de las (cosas) físicas, o los libros que siguen a

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Por su virtualidad. Es la más célebre, completa y (aunque más no sea ortográficamente) definitiva de las definiciones de 'Patafísica. Ruy Launoir la comentó minuciosamente en sus Claves para la 'Patafísica, y considera, al terminar, que «el desempeño patafísico se esperará en el momento en que podamos pensar los objetos como de ordinario y de varias otras maneras, y sin ser sensibles más que a las diferencias de ingeniosidad de estas representaciones». Y no excluye otras interpretaciones de esta definición.

La ascensión del vacío hacia la periferia. En Lo, tercer libro de Charles Fort que, como el primero, el Libro de los Condenados, fue traducido al francés, este «apóstol de la excepción», como lo calificó Ben Hecht, escribía en 1931 (vulg.): «En la época pesimista de Sir Isaac Newton, fue formulada la explicación general de la existencia, opuesta a la nuestra: fue la melancólica doctrina de la caída universal. Concordaba con la teología de la época: la caída de los ángeles, la caída del género humano (...) Pero si la luna desciende hasta la vista de los observadores situados en un lugar de la superficie de la tierra, se alza a la vista de otros observadores (...) Sir Isaac Newton observaba a la luna descender, y explicaba todas las cosas en términos de atracción. Habría sido lógico también observar la luna en su ascenso, y explicar todas las cosas en términos de repulsión». Ilustración de Alfred Jarry.

Antes que Jarry y Charles Fort, Aristóteles había disentido con esos ascensos y descensos en el Tratado del Cielo (cfr. las notas del Cap. XXXVII).

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Ars Invocatoria: un vistazo a la

Ethernidad Por Richard León Imágenes Sharird Leno

La pitonisa habitaba la

Era un local sucio y pobremente

Dimensión Ethérea.

iluminado

En la cárcel de piedra habitaba

con

una

bombilla

amarillenta y grasosa. Pues si la

en horario de oficina, descanso

pitonisa era reconocida por sus

los domingos.

dones y bien pagada por sus

Su ascenso al éther se

servicios, sabía simular muy bien

adivinaba en cielos despejados y

la austeridad y la miseria. Había

profundamente azules,

escuchado hablar fervorosamente

adornados por sol abrasante. Su

de sus amplios dones psíquicos y

descenso a la piedra resultaba

parasicológicos, de su legendario

menos diciente. A veces se llovía

poder sanador y de sus incontables

al azar; otras, simplemente, se

y

dejaba caer como estrella fugaz.

comunicaciones con el más allá.

Siempre ha gustado del drama.

Pero no alcancé a prever la

misteriosos

viajes

y

magnitud de los misterios que aguardaban tras la colorida y

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Revista Esperpento

manchada cortina detrás de la que ella esperaba.

Su mirada empezaba a enturbiarse, su voz iba perdiéndose crecientemente entre el humo del incienso y el tabaco.

Un hombre ataviado de blanco en fiero contraste con su

Ciertamente no sucedía gran cosa y no pasaba de ser un

piel oscura, me dijo finalmente, con una voz fría y

incómodo momento en que observaba a una mujer en

distante:

aparente trance (―Más trabada que el putas!‖) que me timaba en mi cara y, además y para colmo, cuya

—La reverendísima hermana le espera.

recreación terminaba financiando.

Atravesé la cortina encontrándome en un corredor vacío y oscuro que desembocaba en una habitación con candilejas

Se mueve en la oscuridad

y saturante aroma de incienso quemado. Ingresé...

Como la noche Silenciosa y grave

—¿Has venido en busca de la Iluminación y... ?

Se deja caer

—Si de la candela verde se trata... —interrumpí

En un movimiento

apresurado, como siempre que me toman por sorpresa. No

Fugada la oscuridad

esperaba la sonrisa de complicidad con que me respondió.

Como en la noche

—El primer salto es el de la fe, si no crees no encontrarás

Silenciosa y calma

lo que vienes a buscar —dijo en tono cordial—. ¿Qué

Se deja ir

deseas? ¿Cuál es tu búsqueda? —preguntó mientras

Sin un movimiento

encendía un tabaco de descomunal tamaño y arrojaba volutas de humo sobre mí—. Puedo atravesar el umbral de la ocultación y establecer contacto con espíritus y demonios, con seres de dimensiones

y universos

complementarios al nuestro.

―El escarabajo de Lautrèamont pasó silbando alegre. La pitonisa se apresuró a apresarlo entre sus manos temblorosas. Escapó zigzagueando entre las ruinas, ruidoso‖.

Tomó las flores, azules como el cielo de donde descendía, y evitó una infusión innecesaria, masticando Sintiéndome como un imbécil sin remedio cuya

directamente los pétalos. Abandonó su cuerpo en trance e ingresó en las sombras.

ingenuidad le había llevado a creer en lo que otros, a su

Y entre las sombras su mirada se perdió.

vez y también ingenuamente, habían confiado, estaba

Y entre las sombras se encaminó profundamente

dispuesto a irme...

extasiada. —Él habita uno de los brazos de la estrella de piedra — dijo con una voz áspera justo antes de que me fuera, sosteniendo mis manos con sus manos sudadas y

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Revista Esperpento

resbalosas y viendo más allá de mi rostro palidecido por

El escarabajo de Lautrèamont pasó silbando alegre. La

la sorpresa de su mirada perdida.

pitonisa se apresuró a apresarlo entre sus manos

—... —tragué saliva.

temblorosas. Escapó zigzagueando entre las ruinas,

—Él habita una pequeña estrella de uno de los brazos de

ruidoso.

la estrella de piedra; el hombre es una de las flores

Él esperaba en la colina con una botella en la mano, de

ventosas del brazo de la asteria —recitó con voz grave y

la que bebía intermitente cuando concluía la práctica de

profunda.

algún movimiento con su estoque. Lo clavaba en la tierra eufórico, desenfundando su revólver y disparando contra algún transeúnte desprevenido: aves y hormigas por

La isla estaba despierta. Se dejaba llover por el sol

igual, sin hacer diferencia.

indiferente, se dejaba pasear entre los visitantes, se dejaba... La isla estaba desierta.

Otra vez estaba a punto de irme,

cuando

el

gesto

penetrante y envejecido de la Esperaba mayores revelaciones.

pitonisa llamó mi atención.

Pero la pitonisa pareció caer en

Señalaba

un profundo sopor, guardando

oscuro y misterioso, detrás de

silencio por largo rato. En

polvorientos manuales y libros

realidad, no volvió a decir cosa

de hechicería, en que reposaba

alguna. De la sorpresa pasé a la

un ajado y sucio espejo cuyo

frustración y al enfado, como

destello sorprendía y causaba

siempre que algún oscuro secreto

encogimiento.

hacia

un

rincón

parece a punto de ser revelado y, sin embargo, permanece oculto y —El espejo no se ha roto, no

vedado a mi mirada.

puedo mientras Caminó distraídamente por la

cruzarlo

—concluyó, disparaba

nuevamente su revólver hacia

pradera sembrada de oscuridad y belladonas. Escogía

el cielo, indignado.

una delicadamente y la llevaba descuidada hasta sus

Atravesó el cristal de un cabezazo, desconcertado

labios... La dejaba caer sorprendida a cada momento por

porque no cediera ante la lógica de la detonación. El

algún fuego fatuo.

cristal cedió sin romperse, dejando pasar su cabeza en

A la sombra de sus ojos se hallaba, sin haberlo notado había caminado bajo la oscuridad de su mirada incansable y vidriosa.

movimiento hostil como si resbalara en un líquido calmo. La pitonisa apuró su paso empujándolo hacia el espejo, guiando su cuerpo astral a través del abismo en que cayeron.

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Miro el espejo e ingreso en el juego del doble, en el juego

Apuró otro trago, aun más largo que el anterior. Después

del otro que imita mis movimientos precarios y

estiró la mano en brindis.

perfectamente previsibles. Muestro mis manos, las muevo, hago sombras, juego con ellas. Me inclino en

—¡Vivan las Fuerzas Armierdras! —y otra extensa

respetuosa reverencia como disculpándome por mi grave

consulta a su botella, mientras con su mirada inquieta y

aspecto de palidez verdosa. En la luna del espejo empezó

ciertamente despectiva me inspeccionaba—... ¿A qué se

a formarse luego una figura brillante, difusa, ethérea. De

debe esta conjura de nos? ¿A qué se debe el escándalo de

la Gidouille mítica de la panza de Ubú formada en el

nuestra visita al supramundo? Quizá el apreciado

cristal surgió de repente la figura críptica de su creador.

caballero pueda explicárselo a nos...

Su primer instinto fue el de guiar sus manos hacia el cristal, comprender la naturaleza de su encierro, la fría resistencia que le impedía establecer contacto material y directo con nuestra dimensión. En un segundo movimiento apuró un trago de la botella que llevaba en su bolsillo. —¡Mierdra! —gritó ante la mística del cristal.

―… el tono oscuro e inmóvil del espejo empezó a tornarse rojizo, vivo, móvil. Cruzó sus manos sobre una mesa invisible y descansó su barbilla sobre ellas, con aire compungido y melancólico… ‖

Sus imperdonables y precisos revólveres le acompañaban, pero no el signo del velocípedo. En un gesto de absoluta naturalidad hizo una reverencia, como

Se quedó dormido al alba, con la entintada pluma en la

disculpándose por tan grave aspecto de palidez verdosa,

mano y las hojas secas pegadas a su cara. Los personajes

por sus ademanes exagerados.

se abigarraban entre los garabatos, agazapados, a la

—No durará demasiado —dijo cansadamente la pitonisa,

zaga de su despertar sobresaltado por las pesadillas del

con voz súbitamente marchitada—, así que aprovecha el

alcohol y el éther.

tiempo. El hechizo se desvanece luego de un rato, siempre lo hace. Después de todo, Doblemano no permitiría que se burlarán de él transportando un cuerpo astral a sus

—¡Este es el siglo de nos! —una risita sádica resonó tras

espaldas por sobre el mar de hombres rojos para que se

el cristal—. ¡Somos libres incluso de obedecer, la

comunicara con un ser humano.

esclavitud es la verdadera libertad! —alcancé a escuchar que decía mientras disparaba sus revólveres entusiasmado hacia la nada, hacia la profunda oscuridad del abismo.

Reflejo sombrío De tenue mística Duplicada soledad

Un sueño y otro sueño

Destello de arista

Y el inevitable retorno de la pesadilla,

Yo soy otro dispersado

Su ritmo siniestro y marcado,

Yo es otro desplegado

El paso violento de la alteración. Número 1  Abril-Julio 2011

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Un sueño y otro sueño,

por el quiebre del espejo o por los espíritus en fuga de

Y el inevitable regreso a la pesadilla.

cada trozo de reflejo, de cada pedazo de cristal.

Repentinamente el tono oscuro e inmóvil del espejo

Volvió

sobre

sus

pasos

agitado,

disparó

empezó a tornarse rojizo, vivo, móvil. Cruzó sus manos

indiscriminadamente hacia el cristal que lo separaba de

sobre una mesa invisible y descansó su barbilla sobre

su reflejo indiferente.

ellas, con aire compungido y melancólico. Una última consulta a su botella, comprensiblemente demorada, marcó su lento desvanecimiento en el brillo del cristal. Una sonrisa de patético triunfo quedó registrada de forma sutil en la débil memoria de mi rostro.

Todo esto era muy bello como literatura, pero he olvidado... Enardecido, bamboleaba obsesivo su revólver, dispara y volvía a agitarlo en el aire como pesarosa despedida. Todo esto era muy bello... Disparaba

violentamente

contra su implacable captor, El cristal se resquebrajó al

se sacudía. No era el signo de

sonido del tercer disparo. Su

la desesperación, era burla,

materia

cedió

retorcido melodrama, sorna...

finalmente a la lógica de la

¿Qué hay de más bello que

líquida

detonación, rompiéndose en

platos

geométricamente

los mil y un pedazos de la

alineados?

inexactitud, su espíritu en fuga

Todo esto era muy bello...

resonó

Y los filisteos de piel y

en

el

agudo

rompimiento del cristal. El

cabellos

otro, el doble precario, mi

hombres rojos de rostros

desconfiado

borrosos

reflejo

se

rojos

y

corrían,

perfectamente

convierte en los mil rostros de

olvidables, un mar vivo e

la pesadilla de la Hidra, sus

infinitamente calcinado.

espíritus se difunden a mis

¿Qué hay de más hermoso

pies, escapan a la mística del

que

cristal, atraviesan el umbral de la ocultación. Yo soy

pares

de

zapatos

alineados según el orden militar?

otros miles, liberados en la violencia del disparo,

Todo esto era muy bello...

dispersados en la violencia del caos.

Y la barca de maderos roídos y gastados sigue su paso por sobre los rostros rojos impenetrables mientras la palidez verdosa se pierde en la Ethernidad.

La pitonisa estaba visiblemente conmovida. Descansaba en su cómoda silla de cuero agrietado. No sabía decir si

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Revista Esperpento

Un precursor de Heidegger: Alfred Jarry* Por Gilles Deleuze Traducción Thomas Kauf

La Patafísica (epi meta ta phusika) tiene precisa y

al ser del fenómeno, la técnica planetaria y el tratamiento

explícitamente este objeto: el gran Giro, la superación de

de la lengua.

la metafísica, la vuelta atrás más allá o más acá, «la ciencia de lo que se sobreañade a la metafísica, sea en sí

I. En primer lugar, la patafísica como superación de la

misma, sea fuera de ella, extendiéndose tanto más lejos de

metafísica es inseparable de una fenomenología, es decir

6

ésta como ésta de la física» . Hasta el punto de que cabe

de un nuevo significado y de una nueva comprensión del

considerar la obra de Heidegger como un desarrollo de la

fenómeno. Se trata de una similitud alucinante entre

patafísica conforme a los principios de Sófrates el

ambos autores. El fenómeno ya no puede ser definido

armenio, y de su primer discípulo, Alfred Jarry. Las

como una apariencia; pero tampoco se definirá, como en

grandes similitudes, memoriales o historiales, conciernen

la fenomenología de Husserl, como una aparición. La aparición remite a una conciencia a la que se le aparece, y

Texto tomado de Crítica y clínica, traducción de Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona, 1996. 6 Jarry, Faustroll, II, 8, Pléiade II, pág. 668 (Hechos y dichos del Dr. Faustroll. Patafísico, Madrágora, 1975).

asimismo puede existir bajo una forma distinta de aquella

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Revista Esperpento

que hace aparecer. El fenómeno por el contrario es lo que 7

se muestra a sí mismo en sí mismo .

La metafísica es un error que consiste en tratar el epifenómeno como otro fenómeno, otro siendo, otra vida. En realidad, antes que considerar el ser como un siendo

Un reloj de pulsera aparece redondo cada vez que se lee

superior que fundamentaría la constancia de los demás

la hora (utensilidad); o incluso, independientemente de la

siendo percibidos, tenemos que pensarlo como un Vacío o

utilidad, en virtud de las exigencias de la conciencia

un No–siendo, a través de cuya transparencia se plantean

exclusivamente (banalidad cotidiana), la fachada de un

las variaciones singulares, «caleidoscopio mental irisado

edificio aparece cuadrada, siguiendo unas constantes de

(que) se piensa»10. El siendo puede incluso parecer una

reducción. Pero el fenómeno es el

degradación del ser, y la vida, del

reloj como serie de elipses o la

pensamiento, pero, más aún, se dirá

fachada como serie infinita de

que el siendo corta el paso al ser, lo

trapecios: mundo compuesto por

mata y lo destruye, o que la vida

singularidades notables, o que se

mata al pensamiento: hasta el punto

muestran apariciones

(mientras no

singularidades corriente,

que

son

que

las

de que todavía no pensamos. «Para

más

que

en paz con mi conciencia glorificar

reducidas se

a

lo

el

aparecen

Vivir,

quiero

que

el

Ser

desaparezca, resolviéndose en su

8

corrientemente a la conciencia) . El

contrario.»

fenómeno, en este sentido, no

desaparición, esta disipación, no

remite a una conciencia, sino a un

procede de lo exterior. Si el ser es el

ser, ser del fenómeno que consiste

mostrar–se

precisamente en el mostrar–se. Este

muestra a sí mismo, y no cesa de

ser

del

fenómeno

Sin

del

embargo

siendo,

no

esta

se

es

el

retraerse, estando él mismo en

e

in–

retraimiento o retraído. Mejor aún:

consciente, objeto de la patafísica.

retraerse, apartarse, es la única

«epifenómeno»,

in–útil

El epifenómeno es el ser del fenómeno, mientras que el

manera de mostrarse como ser, puesto que tan sólo es el

fenómeno tan sólo es el siendo, o la vida. No es el ser sino

mostrarse del fenómeno o del siendo.

el fenómeno lo que es percepción, percibir o ser percibido, mientras que Ser es pensar9. Sin duda el ser o

II. La metafísica cabe toda ella en el retraimiento del

el epifenómeno no es más que el fenómeno, pero difiere

ser o el olvido, porque confunde el ser con el siendo. La

de él totalmente: es el mostrar–se del fenómeno.

técnica como dominio efectivo del siendo es la heredera de la metafísica: la termina, la realiza. La acción y la vida «han matado el pensamiento, Vivamos por lo tanto y a

7

Heidegger, El ser y el tiempo, FCE, 1993, párrafo 7 («La ontología sólo es posible como fenomenología», pero Heidegger reivindica en mayor medida a los griegos que Husserl). 8 Jarry, Faustroll, id. 9 Jarry, Être et vivre (Pléiade I, pág. 342): «être, défublé du bât de Berkeley...».

26

través de ello seremos los Amos». En este sentido, Ubú representa el gordo siendo, la salida de la metafísica como 10

Jarry, Faustroll y Être et vivre («Vivir es el carnaval del Ser...»).

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técnica planetaria y ciencia enteramente mecanizada, la

tecnicizada no se limitan a acarrear el retraimiento o el

ciencia de las máquinas en su siniestro frenesí. La

olvido del ser: el ser también se muestra en la técnica por

anarquía es la bomba, o la comprensión de la técnica.

el hecho de retraerse, en tanto que se retrae de ella. Pero

Jarry propone del anarquismo una concepción curiosa: «la

eso

Anarquía Es», pero provoca el decaimiento del Ser en el

(ontológicamente), no metafísicamente. Por eso inventa

siendo de la ciencia y de la técnica (el propio Ubú se

Ubú la patafísica al mismo tiempo que promociona la

11

sólo

puede

comprenderse

patafísicamente

volverá anarquista para hacerse obedecer mejor) . Más

técnica planetaria: comprende la esencia de la técnica, esa

generalmente, toda la obra de Jarry invoca sin cesar

comprensión que Heidegger imprudentemente asienta en

ciencia y técnica, se va llenando de máquinas y se coloca

el haber del nacionalsocialismo. Lo que Heidegger

bajo el signo de la

encuentra en el nazismo (tendencia populista), Jarry lo

Bicicleta:

en

encuentra en el anarquismo (tendencia derechista).

efecto no es una

Diríase, en ambos autores, que la técnica es la sede de un

máquina

sencilla,

combate en el que ora se pierde el ser en el olvido, en el

modelo

retraimiento, ora se produce lo contrario y se muestra y se

“Diríase, en ambos autores, que la técnica es la sede de un combate en el que ora se pierde el ser en el olvido, en el retraimiento, ora se produce lo contrario y se muestra y se desvela”.

sino

el

sencillo

ésta

de

una

desvela. No basta en efecto con oponer el ser y su olvido,

máquina adecuada a

el ser y su retraimiento, puesto que lo que define la

12

los tiempos . Y la

pérdida del ser es más bien el olvido del olvido, el

Bicicleta es lo que

retraimiento del retraimiento, mientras que el retraimiento

transforma la Pasión

y el olvido constituyen el modo en que se muestra o

como

puede mostrarse. La esencia de la técnica no es técnica, y

cristiana

metafísica de

la

«encierra la posibilidad de que lo que salva surja en

muerte de Dios en

nuestro horizonte»14. Así pues, la conclusión de la

carrera por etapas eminentemente técnica13. La bicicleta,

metafísica en la técnica hace que se vuelva posible la

con su cadena y sus marchas, es la esencia de la técnica:

superación de la metafísica, es decir la patafísica. De ahí

envuelve y desarrolla, efectúa el gran Giro de la tierra. La

la importancia de la teoría de la ciencia y de la

bicicleta es cuadro, marco, como el «cuadripartido» de

experimentación de las máquinas como parte integrante

Heidegger.

de la patafísica: la técnica planetaria no sólo es la mera pérdida del ser, sino la eventualidad de su salvación.

Pero si el problema es complejo se debe a que, tanto en Jarry como en Heidegger, la técnica y la ciencia

El ser se muestra dos veces: una vez en relación con la

11

metafísica, en un pasado inmemorial, puesto que retraído

Sobre la anarquía según Jarry, no sólo Être et vivre, sino sobre todo Visions actuelles et futures. 12 El llamamiento a la ciencia (física y matemáticas) aparece sobre todo en Faustroll y en Le Surmâle (El supermacho); la teoría de las máquinas está particularmente elaborada en un texto complementario de Faustroll, Commentaire pour servir a la construction pratique de la machine à explorer le temps (Pléiade I, págs. 734–743). 13 «La Pasión considerada como una carrera en cuesta», La chandelle verte (Pléiade II, págs. 420–422) (La Candela Verde, Felmar, 1977).

respecto a todo pasado de la historia, el siempre Ya– pensado de los griegos. Una segunda vez en relación con la técnica, en un futuro inasignable, pura inminencia o

14

Heidegger, Essais et conférences, «La cuestión de la técnica», Gallimard, págs. 44–45.

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posibilidad de un pensamiento siempre futuro15. Es lo que

posibilidad de ser —el avión como posibilidad de

se produce en Heidegger, con el Ereignis, que es como

emprender el vuelo en todas sus partes–, Jarry por su

una eventualidad del Acontecimiento, una Posibilidad de

cuenta considera la ciencia y la técnica como la ascensión

ser, un Posset, un Porvenir que desborda cualquier

de un «éter», o la revelación de unos trazados que

presencia

cualquier

corresponden a las potencialidades o virtualidades

inmemorial de la memoria. Y en sus últimos escritos

moleculares de todas las partes de un objeto: la bicicleta,

Heidegger ni siquiera habla de metafísica ni de superación

el cuadro de la bicicleta, constituye precisamente un

de la metafísica puesto que el ser a su vez debe ser

excelente modelo atómico, en tanto que constituido por

del

presente

como

también

superado en beneficio de un

«vástagos

Poder–Ser que ya sólo se

articulados

relaciona con la técnica16.

impulsados por un rápido

De igual modo, Jarry dejará

movimiento de rotación»18.

de hablar de patafísica a

El «bastón de física» es el

medida

siendo

que

descubriendo

lo

vaya Posible

rígidos y

volantes

técnico

por

excelencia que describe el

más allá del ser, en El

conjunto

supermacho como novela

virtuales,

del futuro, y mostrará en su

rectilíneas, cruzadas. En

último

este sentido la patafísica

escrito,

La

de

sus

líneas

circulares,

Dragonne, cómo lo Posible

comporta

supera el presente y el

teoría de las máquinas, y

pasado para producir un

supera las virtualidades del

17

mañana nuevo . Pero en Jarry esta apertura de lo posible resulta que también

ya

una

gran

siendo hacia la posibilidad de ser (Ubu manda sus

Alfred Jarry en su célebre bicicleta. Imagen cortesía Société des amis d’Alfred Jarry. Retoque artístico por Sharird Leno.

inventos técnicos a una

tiene necesidad de la ciencia tecnicizada: ya se veía desde

oficina cuyo jefe es el señor Posible), siguiendo una

el punto de vista restringido de la propia patafísica. Y si

tendencia que culminará con El supermacho.

Heidegger define la técnica por la ascensión de un «fondo» que borra el objeto en beneficio de una

La técnica planetaria es pues la sede de vuelcos de conversiones o de giros eventuales. La ciencia en efecto

15

Marlene Zarader ha destacado particularmente este doble giro en Heidegger, uno hacia atrás, otro hacia adelante: Heidegger et les paroles de l‘origine, Vrin, págs. 260–273. 16 Heidegger, Questions IV, «Tiempo y ser», Gallimard: «sin miramiento por la metafísica», ni siquiera «intención de superarla». 17 H. Bordillon, Prefacio, Pléiade II: Jarry «no utiliza casi nunca el término patafísica entre 1900 y su muerte», salvo en los textos que se refieren a Ubu. (Ya desde Être et vívre, Jarry decía: «El Ser, subsupremo de la Idea, pues menos comprensivo que lo Posible...», Pléiade I, pág. 342.)

28

trata el tiempo como variable independiente: por eso las máquinas son esencialmente máquinas de explorar el tiempo, «tempo–móviles» más que locomóviles. La ciencia bajo ese carácter técnico hace primero posible un 18

Vid. la definición de la patafísica, Faustroll: ciencia «que otorga simbólicamente a los lineamentos las propiedades de los objetos descritos por su virtualidad». Y La construction pratique: sobre el cuadro, Pléiade I, págs. 739–740.

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vuelco patafísico del tiempo: la sucesión de las tres

del hombre con la máquina da paso a una relación de la

estasis, pasado, presente, futuro, da paso a la co–

máquina con el ser del hombre (Dasein o Supermacho),

presencia o simultaneidad de los tres éxtasis, ser del

en tanto que el ser del hombre es más poderoso que la

pasado, ser del presente, ser del futuro. La presencia es el

máquina y consigue «cargarla». El Supermacho es ese ser

ser del presente, pero también el ser del pasado y del

del hombre que ya no conoce la distinción del hombre y

futuro. La eternidad no designa lo eterno, sino la

la mujer, pues la mujer en su totalidad ha pasado a la

donación o la excreción del tiempo, la temporalización del

máquina, absorbida por la máquina, pues únicamente el

tiempo tal como se efectúa simultáneamente en estas tres

hombre adviene como potencia soltera o poder–ser,

dimensiones (Zeit–Raum). De modo que la máquina

emblema de escisiparidad, «lejos de los sexos terrestres»

empieza por transformar la sucesión en simultaneidad,

y «el primero del porvenir»20.

antes de alcanzar la última

III. El ser se muestra, pero en tanto que no deja de

«en

retraerse (pasado); lo Más y Menos que ser llega, pero en

reversión», cuando el

tanto que no cesa de retroceder, de posibilitarse

ser del tiempo en su

(porvenir)21. Lo que significa que el ser no sólo se

totalidad se convierte

muestra en el siendo, sino en algo que muestra su

en

en

inevitable retroceso; y lo más y menos que ser, en algo

ser

que muestra su inagotable posibilidad. Ese algo, o la

como Porvenir. Jarry

Cosa, es el Signo. Pues si es cierto que la ciencia o la

tal vez recuerde a su

técnica contienen ya una posibilidad de salvación, siguen

profesor

Bergson

siendo incapaces de desplegarla y deben dejar paso a lo

cuando recupera el

Bello y al Arte que ora prolongan la técnica coronándola,

tema de la Duración,

como los griegos, ora la transmutan, la metamorfosean.

a la que define primero por una inmovilidad en la

Según Heidegger, el siendo técnico (la máquina) ya era

sucesión temporal (conservación del pasado), luego como

más que un objeto, puesto que hacía que ascendiera el

una exploración del futuro o una apertura del porvenir:

fondo; pero el siendo poético (la Cosa, el Signo) es más

«La Duración es la transformación de una sucesión en

todavía, porque hace que ad–[135]venga un mundo sin

“... el ser no sólo se muestra en el siendo, sino en algo que muestra su inevitable retroceso; y lo más y menos que ser, en algo que muestra su inagotable posibilidad”.

transformación

Poder–ser,

posibilidad

de

reversión, es decir: el devenir de una memoria.» Se trata de una profunda reconciliación de la Máquina y la Duración19. Y esta reversión es al mismo tiempo vuelco de la relación del hombre y la máquina: no sólo los índices de velocidad virtual se invierten hasta el infinito, pues la bicicleta acaba siendo más veloz que el tren como en la gran carrera del Supermacho, sino que la relación 19

La construction pratique, que expone el conjunto de la teoría del tiempo de Jarry: se trata de un texto oscuro y muy hermoso, que debe relacionarse tanto con Bergson como con Heidegger.

20

Vid. la descripción de las máquinas de Jarry, y su contenido sexual, en Les machines célibataires de Carrouges, Ed. Arcanes. Vid. asimismo el comentario de Derrida, cuando supone que el Dasein según Heidegger comporta una sexualidad, pero irreductible a la dualidad que surge en el siendo animal o humano («Diferencia sexual, diferencia ontológica», en Heidegger, L‘Herne). 21 Según Heidegger, el retraimiento no sólo atañe al ser, sino, en otro sentido, al Ereignis («El Ereignis es el retraimiento no sólo como destino, sino como Ereignis», Temps et être, pág. 56. Sobre lo Más y Menos, sobre lo «Menos–en–Más» y «Más–en–Menos», vid. Jarry, César–Antéchrist, Pléiade I, pág. 290.

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fondo22. En ese paso de la ciencia al arte, en esa reversión

que sólo le ha faltado a Heidegger reconocer en el juego

de la ciencia en arte, Heidegger recupera tal vez un problema familiar de finales del siglo XIX, con el que también nos topábamos de forma diferente en Renán, otro precursor bretón de Heidegger, en el neoimpresionismo, en el propio Jarry. Asimismo era el camino de Jarry cuando desarrollaba su curiosa tesis sobre la anarquía: en el hacer–desaparecer, la anarquía tan sólo puede funcionar técnicamente, con máquinas, mientras que Jarry prefiere el estadio estético del crimen, y sitúa a De Quincey por encima de Vaillant23. Más generalmente según Jarry, la máquina técnica hace surgir la líneas virtuales que juntan las componentes atómicas del siendo, mientras que el signo poético despliega todas las posibilidades o potencias de ser que, amalgamándose en su unidad original, constituyen la «cosa». Sabemos que Heidegger identificará está grandiosa naturaleza del signo con el Quadripartido, espejo del mundo, cuadratura del anillo, Cruz, Esfera o Cuadro24. Pero ya Jarry desplegaba el gran Acto heráldico de los cuatro heraldos, con los blasonamientos como espejo y organización del mundo, Perhinderion, Cruz de Cristo o Cuadro de la Bicicleta original, que facilita el paso de la técnica a lo Poético25, y 22

del «bastón de física»: de máquina o aparato, se convierte en la cosa portadora del signo artista cuando forma una cruz consigo mismo «en cada cuarto de cada una de sus revoluciones».

Sobre los pasos de la técnica al arte, emparentado el arte con la esencia de la técnica, aun siendo fundamentalmente diferente, vid. «La cuestión de la técnica», Heidegger, Essais et conférences, págs. 45–47. 23 Vid. Jarry, Visions actuelles et futures, y Être et vie: el interés de Jarry por la anarquía se ve fortalecido por sus relaciones con Laurent Tailhade y Fénéon; pero reprocha al anarquismo que substituya «la ciencia al arte», y que confíe a la máquina explosiva «el Gesto Bello» (Pléiade I, sobre todo pág. 338). ¿Cabe asimismo decir que Heidegger considera la máquina nacionalsocialista como un pasaje hacia el arte? 24 Heidegger, Essais et conférences, «La Cosa», págs. 214– 217 (la traducción de Das Geviert por «cuadro» es de Fédier, y a Marlene Zarader corresponde la de «esfera»). 25 En el teatro de César–Antechrist, la representación del mundo viene dada por los blasonamientos, y el decorado por los escudos: el tema del Quadripartido surge con toda claridad (Pléiade I, págs. 286–288). En toda la obra de Jarry, la Cruz cuatripartita surge como el gran signo. El valor de la Bicicleta procede de que Jarry invoca una bicicleta original, afectada por el olvido, cuyo cuadro es una cruz, «dos tubos

30

del mundo y en los cuatro senderos. También era el caso

El pensamiento de Jarry es ante todo teoría del Signo: el signo no designa, ni identifica, pero muestra... Es lo mismo que la cosa, pero no le es idéntica, la muestra. Todo estriba en saber cómo y por qué el signo comprendido de este modo es necesariamente lingüístico, o mejor dicho en qué condiciones es lenguaje26. La primera condición consiste en hacerse una concepción poética del lenguaje, y no técnica o científica. La ciencia soldados perpendicularmente uno sobre otro» (La passion considérée comme course de côte, Pléiade II, págs. 420– 422). 26 Michel Arrivé ha insistido particularmente en la teoría del signo en Jarry (Introducción, Pléiade I).

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supone la idea de una diversidad, torre de Babel de las

a lo que Heidegger hallará en Hölderlin27. E, inyectado en

lenguas en las que habría que poner orden captando sus

la lengua francesa, «si vis pacem...» dará «civil», e

relaciones virtuales. Pero, por el contrario, en principio

«industria», «1, 2, 3»: contra la torre de Babel, dos

consideramos sólo dos lenguas, como si fueran únicas en

lenguas solamente, de las cuales una actúa o interviene en

el mundo, una viva y la otra muerta, la segunda

la otra para producir la lengua del porvenir, Poesía por

interviniendo en la primera, inspirando aglutinaciones de

excelencia que se manifiesta brillante y singularmente en

la segunda surgencias o resurgencias en la primera. Se

la descripción de las islas del doctor Faustroll con sus

diría que la lengua muerta hace anagramas en la viva.

palabras–música y sus armonías–sonoras28.

Heidegger se atiene con bastante exactitud al alemán y al griego (o al alto alemán): hace intervenir un griego

Hemos tenido noticia de que ni una etimología de

antiguo o un alemán antiguo en el

Heidegger, ni siquiera Lethé y

alemán actual, pero para obtener un

Alethés, era exacta29. ¿Pero está bien

nuevo alemán... La lengua antigua

planteado el problema? ¿No ha sido

afecta a la actual, que produce bajo estas condiciones una lengua todavía por llegar: los tres éxtasis. El griego antiguo

se

ve

metido

en

aglutinaciones del tipo «legô–yo digo» y «legô–yo cosecho, recojo», de modo que el alemán «sagen– decir»

recrea

«sagan–mostrar

reuniendo». O bien la aglutinación «lethé–el

criterio científico o etimológico en beneficio de una pura y mera Poesía? Se suele decir que se trata de meros juegos de palabras. ¿No resultaría contradictorio esperar una corrección lingüística cualquiera de un

proyecto

que

se

propone

explícitamente superar el siendo científico y técnico hacia el siendo

verdadero» hará que intervenga en

poético? No se trata de etimología

el

y

acaso repudiado de antemano todo

«alethés–lo

alemán

olvido»

“Jarry y Heidegger tienen todavía otro recurso, puesto que actúan en principio en dos lenguas, haciendo intervenir en la lengua viva una muerta, de forma que transforma, que transmuta la viva”.

acoplamiento

obesivo

«velamiento–

propiamente dicha, sino de efectuar aglutinaciones en la

desvelamiento»: el ejemplo más célebre. O bien «chraô–

otra lengua para obtener surgimientos en la–lengua. No es

cheir», casi bretón. O también el antiguo sajón «wuon» 27

(residir) aglutinado con «freien» (preservar, librar) dará «bauen» (vivir en paz) a partir del significado corriente de «bauen» (construir). Parece en [137] efecto que Jarry tampoco procedía de otro modo; pero él, a pesar de invocar a menudo la lengua griega como atestigua la Patafísica, más bien hacía intervenir en francés el latín, o el francés antiguo, o un argot ancestral, o tal vez el bretón, para alumbrar un francés del porvenir que hallaba en un simbolismo próximo a Mallarmé o a Villiers algo análogo

Vid. Henri Béhar, Les cultures de Jarry, PUF (particularmente cap. I sobre la «cultura celta»). Ubu sólo proporciona una idea restringida del estilo de Jarry: un estilo de carácter suntuoso, como el que resuena desde el principio de César–Antechrist, en los tres Cristos y los cuatro Pájaros de oro. 28 Ver un artículo de La chandelle verte, «Aquellos para los que no hubo Babel alguna» (Pléiade II, págs. 441–443). Jarry reseña un libro de Victor Fournié cuyo principio extrae: «el mismo sonido o la misma sílaba tiene siempre el mismo significado en todas las lenguas». Pero Jarry por su parte no adopta exactamente este principio: como Heidegger, más bien actúa sobre dos lenguas, una muerta y una viva, una lengua del ser y una lengua del siendo, que no son realmente distintas, pero que no dejan de ser eminentemente diferentes. 29 Vid. los análisis de Meschonnic, Le langage Heidegger, PUF.

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con la lingüística con lo que hay que comparar empresas

revoloteo es la avanzadilla de la lengua nueva. «¿Y eso es

como las de Heidegger o de Jarry, sino más bien con las

griego o lenguaje de los indios, tío Ubu?»30. Entre uno y

empresas análogas de Roussel, Brisset o Wolfson. La

otro elemento, entre la lengua antigua y la actual afectada

diferencia estriba en lo siguiente: Wolfson mantiene la

por ella, entre la actual y la nueva que se está formando,

torre de Babel, y emplea todas las lenguas menos una para

entre la nueva y la antigua, desfases, vacíos, huecos, pero

constituir la lengua del futuro en la que ésta desaparecerá;

llenados por visiones inmensas, escenas y paisajes

Roussel, por el contrario, sólo emplea una lengua, pero

insensatos, desplegamiento del mundo de Heidegger,

excavando en ella series homófonas como el equivalente

retahíla de las islas del doctor Faustroll o cadena de

de otra lengua que expresaría

grabados del «Ymaginero».

cosas totalmente distintas con sonidos parecidos; y Brisset

Así es la respuesta: la lengua

utiliza una lengua para extraer

no dispone de signos, pero los

elementos

o

adquiere creándolos, cuando

eventualmente

una lengua-I actúa en una

presentes en otras lenguas,

lengua-II y acaba produciendo

pero que significan lo mismo y

una lengua-III, una lengua

que forman a su vez la lengua

inaudita, casi extranjera. La

secreta del Origen o del

primera inyecta, la segunda

Porvenir. Jarry y Heidegger

balbucea, la tercera da brincos.

tienen todavía otro recurso,

Entonces la lengua se ha

puesto que actúan en principio

tornado Signo, poesía, y ya no

en

haciendo

cabe distinguir entre lengua,

intervenir en la lengua viva

habla o palabra. Y la lengua no

una muerta, de forma que

está en situación de producir

transforma, que transmuta la

una lengua nueva en su seno

viva. Si llamamos elemento a

sin que todo el lenguaje a su

fonéticos

dos

silábicos

lenguas,

un abstracto capaz de recibir

Alfred Jarry en Bas-Vignons. Imagen cortesía Société des amis d’Alfred Jarry.

valores muy variables, diremos

vez sea impulsado a un límite. El límite del lenguaje es la

que un elemento lingüístico A afecta al elemento B de

Cosa en su mutismo, la visión. La cosa es el límite del

forma que resulte un elemento C. El afecto (A) produce

lenguaje, como el signo es la lengua de la cosa. Cuando la

en la lengua corriente (B) una especie de estancamiento,

lengua se ahonda girando en la lengua, la lengua cumple

de balbuceo, de tamtam obsesivo, como una repetición

por fin su misión, el Signo muestra la Cosa, y efectúa la

que crearía sin cesar algo nuevo (C). Bajo el impulso del

potencia enésima del lenguaje, pues «ninguna cosa haya,

afecto, nuestra lengua se pone a revolotear, y forma una

allá donde la palabra fracasa»31.

lengua del porvenir revoloteando: diríase una lengua extranjera, machacamiento eterno, pero que salta y brinca. Uno se estanca en la cuestión que revolotea, pero ese

30 31

32

Jarry, Almanach illustré du Pere Ubu, Pléiade I, pág. 604. Cita frecuente en Acheminement de la parole, Gallimard.

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La otra Alcestes Por Alfred Jarry Traducción Juana Bignozzi Imágenes Archy Nold

en la que será insuflada su alma, confiada a un pájaro

I Relato del visir Assaf

verde que la llevará al tribunal de los dos ángeles Ankir y

El Ángel de la Muerte se le apareció a mi señor con seis rostros, con los que recoge el alma de los habitantes de Oriente, Occidente, del cielo, de la tierra, de los países de Jadjudi y Madjudi y del País de los Creyentes. Volvió hacia mi señor su sexto rostro. Ahora bien, los djins que trabajan en el templo cortando los metales, sin ruido, con la piedra Samur procurada por el cuervo, escucharán la caída del cuerpo del profeta sobre el piso de su sala de cristal y no querrán terminar de construir. Ven a mi señor de pie entre las murallas transparentes, apoyado en su bastón de cedro; y si el ángel le quita su alma en esa

Menkir. Pero yo levanté mis ojos hacia el cielo, y la reina Balkis, mujer de Salomón, que por él abjuró del culto del Sol, consentirá en confiar su alma al ángel que la insuflará en la envoltura de seda verde, y el Ángel de la Muerte, bajo cualquier forma que aparezca, recibirá un alma preparada para ofrecerla al pájaro Simurg, porque el alma debe alcanzar el Paraíso de los Creyentes por la Región del Aire y el Fuego; y un cuerpo astral para el barquero monstruoso que lo transportará por el país de los pantanos. Así, Salomón vivirá en cuerpo y alma hasta la terminación del templo.

postura, el piso luminoso no vibrará, golpeado por el II Relato de Doblemano

cuerpo terrestre, sino después de la ruptura del bastón, roído por los gusanos. Y tal vez el templo se terminará. Le aconsejé a mi señor que sostuviera sus palmas con una

Yo he visto al visir Assaf errar, con su cimitarra en la

vara de oro incorruptible, para que los djins lo supieran

mano, alrededor de la sala de cristal, porque la sala tiene

eternamente de pie en la sala de cristal. Pero el profeta no

trescientas sesenta y cinco puertas, y no sabe por cuál

quiere impedir que los gusanos contradigan una eterna

entraré para ir hacia su señor. No quiero tomar en seguida

mentira y el ángel ha preparado la envoltura de seda verde

el alma de Salomón, pero quisiera algo que emana de él y

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Número 1  Abril-Julio 2011


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participa de su sabiduría y del esplendor de su cuerpo.

hombres rojos con cara de pájaro y ropas rectas, pasaron

Quiero con mis tijeras verdes tomar una mata del candor

sucesivamente ante mis ojos por ambos lados de la barca

de su barba, al menos: ya que su cráneo cierra como una

y varias veces lo llamaron Doblemano.

bóveda pulida el lagar de su cerebro, donde los djins sabios agitan su inteligencia. Pero cuando con mis tijeras

Y con el movimiento percibí el agua y el fin de la costra

haya trozado ese tentáculo visible del espíritu del rey de

de lentículas a la que sucedió un hielo más móvil.

los profetas, la hoja de la que pende el principio de su vida caerá del árbol de Sidrad-Almuntaha, el pájaro verde

Seres como huevos de mercurio sólido escribían y

absorberá su alma y su cuerpo astral navegará a la sombra

describían todos los números y el signo del infinito,

de mis remos por las aguas calmas que mensulan el

deslizando sus relámpagos sobre la chapa de arena. Volví

Paraíso de los Creyentes.

hacia ellos mis miradas de remero y reaparecieron los hombres rojos. Uno dijo:

Quiera Dios que se me deje esta satisfacción, y que no encuentre al golpear una de las puertas de la sala de cristal

—¡Doblemano! ¿Qué llevas en tu barca roída? ¿No

—preferiría cruzar mis tijeras minúsculas con la cimitarra

será Salomón? ¿Qué hay más bello que lo útil y cuencos

circular del visir— el cadáver extendido sobre el piso

de barro soberbiamente colocados?

transparente, el alma volada hacia las alturas donde se balancea el Simurg y el cuerpo astral flotando en el aire móvil para venir a sentarse en la proa de mi barca, detrás de mí, advirtiéndome con su peso ligero, pero en mi barca todavía más débil, que debo remar hacia la justicia de Ankir y Menkir.

“Quiero con mis tijeras verdes tomar una mata del candor de su barba, al menos: ya que su cráneo cierra como una bóveda pulida el lagar de su cerebro, donde los djins sabios agitan su inteligencia...”

III Relato de Balkis Mi guía me esperaba en la barca semejante al caparazón de un escarabajo disecado. Y en principio yo no vi el pantano semejante al plumaje de un pavo real verde, a causa de las miríadas apretadas de ojos de lentícula y no vi el rostro de mi guía como él no vio el mío. Su espalda se me apareció laminada en bronce, o cubierta de escamas parecidas a hojas de mirto, como son las de la culebra. Y sus brazos muy largos se perdían en el agua lateral, como

Y ese ser aún no salido de los limbos dijo que su nombre humano sería en el futuro Jenofonte. —¡Paz! —exclamó mi guía, hablando a los rojos o advirtiendo a los patinadores de hidrargirio que precedían la barca—; ¡Paz! o el agua tersa, con mi voz, va a volverse barrosa y móvil, y vuestros pies de acero se atascarán en los huesos de la tierra.

si el gran escarabajo de los pantanos, cuyo caparazón era nuestra barca, hubiera remado con el par central y velludo

Dicho esto, rema.

de sus patas. Y después de la visión de su espalda verde, Número 1  Abril-Julio 2011

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—¿Qué hay de más bello —dijo Jenofonte— que platos geométricamente dispuestos?

lados triangulares y vidriados brillaban rosas. La barca bogó con mayor rapidez y se hundió en la niebla gris entre formas cenicientas. Y en el momento de abandonar la

Y se aparta, echado por un gran insecto largo que

región clara, Jenofonte dijo:

caminaba por el agua con miembros en forma de hilos. Con las voces y los ruidos, los huevos de mercurio que

—¿Qué hay más hermoso, oh Doblemano, que pares

giraban estallaron en el agua desplegando alas de carne y

de zapatos alineados según el orden militar? Llevas a

sangraron en el aire la sangre de los pinos; seres planos

Salomón, ah, ah, y a su alma.

parecidos a pies con cuernos arrastrando talares desplumadas se elevaron hacia la superficie del agua

Y estuvimos en un agua desierta, el carrusel de metal

como las escamas del fango.

siempre girando, ahora detrás

Doblemano murmuró que ya

de nosotros, con el cielo bajo.

era tiempo de que hundiera sus

Reventaban burbujas con una

brazos hasta el Libro y hojeará

pequeña

Hidrófilo.

nosotros zumbaba el suplicio

humareda.

Contra

del escarabajo. Y exhumó de lo hondo de un escarabajo monstruoso, color

Y volvimos en medio de la

resina, el vientre triangular

huida dispersa de los seres del

vidriado como una ventana

agua, Doblemano vuelto a la

sobre su corazón, lo estableció

barca puntiaguda en los dos

en la barca en el caballete de

extremos que no había virado,

sus patas y abriendo en dos

remando de cara a mí y

hojas los élitros, hojeó las alas

diciendo:

despegadas.

Volviendo

mi

mirada hacia el pantano vi

—¡Hidrófilo, perdón! Me

reaparecer la forma roja, y

postrerno frente a tu espalda

Jenofonte rió ácidamente:

curvada y al ángulo diedro de tu vientre. Permíteme que me aproxime sin miedo y te

—No inscribirás a Salomón.

desclave. El zumbido de tus alas alrededor de tu cuerpo estridente es espantoso. Libro, cierra tus hojas donde

Doblemano inclinado sobre el viviente tríptico lo levantó

estuve a punto de inscribir la fealdad sin alma. ¡Elena!

con cólera; y pareció que sostuviera en la delantera de la

¡Elena! Éste es el cuerpo estrangulado artificialmente en

barca una proa, y en el medio de la barca una vela

el medio que tiene la pretensión de figurar el signo del

crujiente y sonora y encima de la vela un oriflama

infinito cuando está acostado; en la parte superior las dos

desplegado y en medio una linterna rojiza. Y crucificó en

glándulas flageladas y escoriadas en el centro que se

el mástil al gran escarabajo, las alas abiertas flotantes, los

descomponen y se disuelven cuando un ser inconsciente,

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Revista Esperpento

antes de haber adquirido la nobleza de moler huesos, debe

espíritus que a mi orden edifican el templo se dispersarán

empezar a vivir de putrefacción, después de surgir de la

en un torbellino.

sangre y de las sanies de un tumor perforado, porque un hombre atolondrado orinó en la mata de musgo que

No sería injusto, como me lo aconsejó mi vissir Assaf,

disimula la vergüenza y la llaga siempre supurante de la

que alguien tomara mi lugar ante el enviado del ángel de

hinchazón inferior. ¡Elena! El hombre no puede plagiar el

la muerte. ¡Oh si yo hubiera imitado a ese hombrecillo,

uso de esta llaga sino ofreciendo como simulacro la salida

que murió en mi presencia después de haber hecho voto

condenada por Dios de excretar las inmundicias del

de vida, a la vista de una estrella errante, hasta encontrar

cuerpo. ¡Hidrófilo! Tú que te sacias, como todos en el

al más grande profeta! Mi padre David está muerto; y he

infierno, de excrementos, llévate éste (tal vez entonces

pedido a Dios que fuera posible deshacer el piadoso

disculparás mi reciente violencia) y lleva también sobre tu

subterfugio de mi mujer Balkis: porque no se debe dar un

vientre y contra tus tráqueas aire respirable en medio del

alma de mujer a cambio del alma de un profeta; y

limo del pantano, pues (Hidrófilo desapareció bajo el

recuerdo que antes de desposarla la hice entrar en una sala

agua, hacia el país de los vivos, amasado por sus patas) no

pavimentada de espejos, para ver si no tenía pies de asno.

veo elevarse hacia la superficie del agua la burbuja que estalla en humo y prueba que el cuerpo sabe expirar un alma.

Cuando lo hubo dicho, sobre nuestra huida glauca planeó el vuelo quebrado del reflejo de sus remos.

IV Relato de Salomón Es en vano que tenga un anillo formado por cuatro piedras que me da total autoridad sobre el mundo de los espíritus, de los animales, de la tierra y de los vientos. Ya no recuerdo las divisas escritas en las cuatro piedras, pero sí la máxima del águila de que, por larga que sea la vida, es sólo una larga tardanza de la muerte... Y recuerdo también la sentencia del gallo: Pensad en Dios, oh hombres livianos. Pero la máxima más hermosa de todas es la del halcón, de que hay que tener piedad de los otros hombres. Para obedecer las dos máximas del halcón y del gallo quisiera haber terminado mi templo, para que Dios sea dignamente glorificado después de mí entre los hombres. Después de mi muerte ningún hombre podrá manejar mi anillo sin ser reducido a cenizas. Y los Número 1  Abril-Julio 2011

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Revista Esperpento

blancas que murmuran sálvese quien pueda, no he visto el Roboam, mi hijo, está en la plenitud del cuerpo y del

pantano sino un poco de agua, en una pradera, cerca de

espíritu; y tengo hacia él un amor que sería sacrílego

una pequeña roca entre las hierbas desecadas y la

prostituir en una mujer, pues en él vuelvo a mirarme en

lubricidad en el fondo de esta agua del volumen cilíndrico

mi pasado; observo con mi sabiduría centenaria el

de los libros de mi padre y de mi abuelo, desquiciados en

crecimiento de mi cuerpo y de mi espíritu de veinte años;

el lugar por los animales brillantes de los charcos, que lo

y tal vez está demasiado penetrado por el reflejo de amor

levantaban por momentos, llevados hacia la superficie por

de mi sabiduría para —después de ofrecerse como rescate

la burbuja que respiran, y la abandonaban por un poco de

de la vida terrestre de mi alma— animarse a luchar con el

aire vital. He querido tomar el libro, entonces el charco se

acero contra el enviado del ángel de la muerte, y tomar de

secó, el espejo palmó los intervalos hendidos de los

nuevo, debajo de la mía, su hoja vital en la rama de

gladiolos, los animales del agua cavaron la tierra. Y

Sidrat-Almuntaha.

Doblemano vino sin caminar, con los pies unidos formando la figura de las dos aletas caudales de un pez erguido deslizándose

“... mi máscara se hizo más oscura y vi la noche poblada de hombres rojos, y tendiendo mi estoque hacia el adversario con la mano derecha, quité mi falso rostro con la izquierda, mirando la visera que como los ojos de mi cara, se cerraban y pegaban y soldaban sus cejas...”

muy derecho con el susurro de los cristales de la escarcha aplastada. Y al igual que la mujer de mi padre, Balkis, no vi su rostro. Dicen que no se ve su rostro con los ojos del cuerpo. Tenía una cara aparente de terciopelo verde, y yo sentí como una telaraña, una máscara de terciopelo blanco que se tejía hasta

mis sienes, con un prurito delicioso, según una línea que

V Relato de Roboam

partía de lo alto y del medio de la frente, y por la sien

Doblemano vendrá con tijeras de barbero o la arista cortante de sus antebrazos, y separará un bucle de mi cabellera para consagrarlo al ángel de la muerte, y así no tocará un pelo de la barba de Salomón, mi padre, y el ángel que vela con los ojos fijos en el árbol SidratAlmuntaha no verá amarillear y enroscarse la hoja que germinó cuando se animó la simiente de David.

Imbuido de esos pensamientos vine hacia el pantano y, como en los sueños de verano, corremos, en un espasmo doloroso o enamorado, sobre la arena seca, hacia el reflujo al que el flujo no hace ya equilibrio del mar, y uno aparta delante de sí la desbandada de las pequeñas olas

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derecha rascaba el ala de la nariz derecha. Fue tan voluptuoso, descendiendo al contacto horizontal de mis labios donde la piel roja es más delgada, que yo apreté los dientes y vi que nuestras dos máscaras eran dos máscaras de esgrima, la mía tejida con los pelos engatusadores de los gatos, con plumas circunmorbitarias de los pájaros nocturnos, o más exactamente con pelos semejantes a plumas del pecho de los perros del país de Sin, que son comestibles. Doblemano tenía un techo sobre el rostro y por esto lo reconocí plenamente, escamas de bronce parecidas a hojas de mirto. Y cruzamos nuestras espadas de tan cerca que no pudimos parar en las hojas sino en nuestros antebrazos. Vi también que Doblemano tenía los

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brazos con dos codos, un segundo brazo nacía de los huesos de su muñeca, y según levantaba o bajaba los codos, de cada uno de sus hombros nacía una M o una W. Contraatacaba extendiendo la extremidad de su brazo que ya era todo un brazo; y cuando me sentía retroceder, sin separar sus piernas soldadas desarrollaba los cuatro huesos de su brazo doble en la horizontalidad sinuosa de un rayo verde triplemente quebrado.

Y paré el primer golpe segando con un corte de hacha, cerca del codo, la mano que sostenía la espada; y me pareció ver todo turbio como si una segunda telaraña se extendiera en la visera de mi máscara; y Doblemano intentaba parar con los tres huesos de su muñón; y con un segundo golpe del filo de mi hoja le golpeé el brazo en su segundo húmero, y creí tener la satisfacción de ver reducidos a lo normal sus miembros extraordinarios.

Pero mi máscara se hizo más oscura y vi la noche poblada de hombres rojos, y tendiendo mi estoque hacia el adversario con la mano derecha, quité mi falso rostro con la izquierda, mirando la visera que como los ojos de mi cara, se cerraban y pegaban y soldaban sus cejas; y golpeé por tercera vez gimiendo y temblando con todo mi cuerpo. Y sobre la silueta verdosa del recuerdo del muñón de un solo hueso rojo, el velo orbicular se cerraba muy lento, uniendo en una espesa membrana los pelos de las cejas blancas. Y yo vago ciego en la barca del remero manco, y cuyo brazo derecho sangra a mi

izquierda para alimentar los animales metálicos del pantano muerto, y Doblemano rema poderosamente con su mano siniestra y mientras Salomón, mi padre, vigila a los djins que terminarán el templo, la barca gira dextrorsum, como un gerino gigantesco al que le hubieran quitado la mitad izquierda del cerebro.

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La Y la ley Por Giuseppe Tomasi di Lampedusa Traducción Adriana Malagrida Imágenes Sharird Leno

Al subir al autobús molestó a todo el mundo. La cartera

Entretanto, recorrían calles en las que las fachadas, de un

llena de papeles ajenos, el enorme paquete que le obligaba

barroco rústico, escondían una parte trasera abyecta que, a

a arquear el brazo izquierdo, la bufanda de felpa gris, el

pesar de todo, conseguía manifestarse en cada esquina.

paraguas a punto de abrirse, todo le hacía difícil la

Pasaron por delante de las luces amarillentas de tiendas

exhibición del boleto de vuelta. Se vio obligado a apoyar

octogenarias.

el paquete sobre la mesita del cobrador, provocó un derrumbamiento de moneditas imponderables, intento

Al llegar a su parada, tocó el timbre, bajó, tropezó con el

agacharse para recogerlas, suscitó las protestas de los que

paraguas, se volvió a encontrar, finalmente aislado, en su

estaban detrás de él y a quienes su lentitud producía el

metro cuadrado de acera; se apresuró a comprobar la

pánico de ver los faldones de sus abrigos cogidos por la

presencia de la cartera de plástico. Y entonces se sintió en

puerta automática. Consiguió meterse en la fila de gente

libertad de saborear su felicidad.

agarrada al pasamano; era de complexión delgada, pero las cosas que llevaba le conferían el volumen de una

Llevaba en la cartera treinta y siete mil doscientas

monja hinchada por siete enaguas. Mientras el autobús se

cuarenta y cinco liras, aguinaldo cobrado una hora antes,

deslizaba en el barro a través del caos miserable del

que representaba la desaparición de muchas espinas: la

tráfico, la inoportunidad de su mole propagó el

del casero, más insistente porque le debía dos meses de

descontento de un extremo al otro del coche. Pisó pies, se

atrasos, la del puntualísimo cobrador de los plazos por la

los pisaron, provocó quejas y cuando oyó a sus espaldas

chaqueta de lapin de su mujer («te está mucho mejor que

que aludían a sus presuntos infortunios conyugales, el

un abrigo largo, querida, te hace ver más esbelta»), la de

honor le obligó a volver la cabeza y tuvo la ilusión de

las miradas torvas del pescatero y del verdulero. Aquellos

haber puesto una amenaza en la extenuada expresión de

cuatro billetes grandes eliminaban también el temor por el

sus ojos.

próximo recibo de la luz, las miradas angustiosas a los

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Revista Esperpento

zapatos de los niños, la observación ansiosa del tremolar

méritos poseyera y que, por consiguiente, rogaba a sus

de las llamitas del gas líquido. No representaban

queridos colaboradores que designaran acto seguido

ciertamente la opulencia, no, en verdad, pero prometían

democráticamente

una pausa en la angustia, lo que constituye la verdadera

afortunado.

(lo

dijo

precisamente

así),

al

alegría de los pobres, y tal vez un par de miles de liras sobreviviría un instante para consumirse más tarde en el

Entretanto, el panettone permanecía allí, en el centro del

esplendor de la comida de Navidad.

escritorio, pesado, herméticamente cerrado, «cargado de presagios» como el mismo comendador hubiese dicho

Pero había cobrado muchos aguinaldos para que pudiera

veinte años antes, cuando vestía el uniforme fascista.

atribuir la rosada euforia que ahora le embargaba a la

Entre los compañeros se oyeron risitas y murmullos;

fugaz alegría que producían. Rosada, sí, rosada como la

luego todos, el director el primero, gritaron su nombre.

envoltura del peso suave que le entumecía el brazo

Una gran satisfacción, una certidumbre de la continuidad

izquierdo. Brotaba precisamente del panettone de siete

del empleo, en resumen, un triunfo. Después nada había

quilos que traía de la oficina. No es que se volviera loco

podido sacudir aquella sensación tonificante, ni siquiera

por aquella mezcla, muy garantizada y dudosa de harina,

las trescientas liras que hubo de pagar en el bar de abajo,

azúcar, huevos en polvo y uvas pasas. Más bien, en el

en la doble lividez del anochecer tormentoso y del neón a

fondo, no le gustaba. Pero ¡siete quilos de algo de lujo de

baja tensión, cuando ofreció un café a los amigos, ni el

una vez! ¡Una abundancia limitada, pero grande en una

peso del botín, ni las palabrotas que oyera en el autobús;

casa en que los alimentos entraban por medias libras y

nada, ni siquiera pensar, en la profundidad de su

medios litros! ¡Un producto ilustre en una despensa

conciencia, que había sido un acto de desdeñosa piedad de

dedicada a etiquetas de tercer orden! ¡Qué alegría para

los empleados por sus necesidades. Era realmente

María y qué alboroto para los niños que durante dos

demasiado pobre para permitir que la maleza de la

semanas recorrerían el far-West inexplorado de una

soberbia surgiera donde no debía.

merienda! Se dirigió hacia su casa por una calle ruinosa a la que los Pero éstas eran las alegrías de los demás, alegrías

bombardeos, quince años antes, habían dado los últimos

materiales hechas de vainilla y de cartón teñido: es decir,

toques. Llegó a la plazoleta central en cuyo fondo se

de panettone. Su felicidad personal era muy distinta; una

levantaba, acurrucado, el fantasmal edificio.

felicidad espiritual, mezcla de orgullo y de ternura, sí, señores, espiritual.

Pero saludó gallardamente al portero Cósimo que lo despreciaba porque sabía que cobraba un sueldo inferior

Cuando, poco antes, el comendador, jefe de su oficina,

al suyo. Nueve escalones, tres escalones, nueve escalones,

hubo repartido los sobres con el sueldo y felicitaciones

el piso donde vivía el caballero Fulano. ¡Puah! Tenía un

navideñas, con su altanera indulgencia de viejo jerarca

coche mil cien, es cierto, pero también una mujer fea,

fascista, dijo también que el panettone de siete quilos, que

vieja y mal educada. Nueve escalones, tres escalones, un

la Gran Sociedad Productora había mandado como

resbalón, nueve escalones: el alojamiento del doctor

obsequio a la oficina, sería ofrecido al empleado que más

Zutano, ¡peor aún! Un hijo holgazán que se volvía loco

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Revista Esperpento

por las Lambrettas y las Vespas y, además, una sala de

escollos apagaron el brillo de sus pupilas. En ella

espera siempre vacía. Nueve escalones, tres escalones,

sobrevivía sólo un alma santa y, por lo tanto, inflexible y

nueve escalones: su vivienda, el alojamiento de un

privada de ternura, una bondad profunda obligada a

hombre estimado, recto, honrado, galardonado, un

expresarse con inhibiciones o prohibiciones y también un

contable fuera de lo corriente.

orgullo de casta, humillado pero tenaz, porque era nieta de un gran sombrero de la calle de la Independencia y

Abrió la puerta, entró en el vestíbulo pequeño, ya lleno de

despreciaba los orígenes no parejos de su Jerónimo a

olor a cebolla frita; sobre una arquilla del tamaño de un

quien adoraba como se adora a un niño estúpido pero

cesto depositó el pesadísimo paquete, la cartera repleta de

querido.

intereses ajenos, la molesta bufanda. Su voz resonó: Su mirada resbaló indiferente sobre el cartón adornado: —¡María, ven de prisa, —Muy bien, mañana lo

ven a ver qué hermosura!

mandaremos al abogado Su mujer salió de la cocina con

Risma al que debemos mucho.

una bata celeste, sucia del tizne de los pucheros y con las

El abogado, dos años antes, le

pequeñas manos, enrojecidas

había encargado a él un

por el lavado, apoyadas sobre el

trabajo contable complicado y,

vientre

los

además de haberle pagado, les

partos. Los niños, con mocos

había invitado a los dos a

en la nariz, se apretujaban

comer en su casa, de estilo

alrededor

monumento

abstracto y metálico, en la que

rosado y chillaban sin atreverse

el contable había sufrido como

a tocarlo.

un condenado a causa de los

deformado

del

por

zapatos comprados para aquella ocasión. ¡Y ahora, por —¡Magnífico! ¿Y has traído el sueldo? No tengo ya ni una lira.

este abogado que no necesitaba nada, su María, su Andrés, su Javier, la pequeña Josefina, él mismo, tenían

—Míralo, querida, sólo me quedó para mí lo suelto, doscientas cuarenta y cinco liras. ¡pero mira qué

que renunciar al único filón de abundancia descubierto en tantos años!

bendición de Dios! Corrió hacia la cocina, cogió un cuchillo y se lanzó a María había sido bonita y hasta hace poco antes tuvo un

cortar el hilo dorado que una habilidosa obrera milanesa

rostro fino iluminado por unos ojos caprichosos. Ahora

había anudado con gracia alrededor del paquete, pero una

las discusiones con los tenderos le habían enronquecido la

mano enrojecida le tocó cansadamente la espalda:

voz, los alimentos malos le estropearon el cutis, y el incesante escudriñar el porvenir lleno de nieblas y

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Revista Esperpento

—Gerónimo, no seas niño. Sabes que tenemos que

tirabuzón, de esas expuestas en el escaparate de Scanda.

quedar bien con Risma.

Será también una gran fiesta.

Hablaba la ley, la ley procedente de unos sombrereros

En efecto, al día siguiente compró un panettone anónimo

perfectos.

y no con cuatro sino con dos de aquellas sorprendentes velas y, por una agencia, envió el mastodonte al abogado

—Pero querida, esto es un premio, un certificado de

Risma, cosa que le costó otras doscientas liras.

mérito, una prueba de estimación. —Déjate de eso. ¡Buenos son esos compañeros tuyos

Además después de navidad se vio obligado a comprar

para tener sentimientos delicados! Una limosna, Gero,

otro pastel que, mimetizado en rebanadas, tuvo que llevar

nada más que una limosna.

a los compañeros, que se burlaban de él porque no les había dado ni unas migajas del tan suntuoso botín.

Le llamaba con el viejo nombre cariñoso, le sonreía con los ojos en los que solamente él podía reconocer los

Una cortina de niebla descendió luego sobre la suerte del

antiguos encantos.

primer panettone.

—Mañana compras otro panettone pequeñito para

Se dirigió a la agencia «Fúlmine» para reclamar. Le

nosotros, será suficiente, y cuatro velas rojas en forma de

enseñaron con desprecio el talonario de los recibos al dorso del cual había firmado el criado del abogado. Pero después de Reyes llegó una tarjeta de visita con «muy agradecido y felicidades».

El honor estaba salvado.

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Conversación 99: Onirismo plástico Por Diego Ortíz. Imágenes Archy Nold

La última vez que vimos al Maestro fue en el Infierno.

frío, cortante. La primera en la lista de recuerdos de la

¿Qué estaba haciendo por allá tan lejos? Bueno, anduvo

Alumna fue en los días de furia, en los tiempos del mundo

detrás de algunas ninfas oceánicas que lo mantuvieron al

en llamas. En aquel entonces, ambos tuvieron que huir de

borde del delirio. Sí, el Maestro siempre sale a las calles a

las fuerzas represoras de Posmodernia, hasta que cayeron

buscar lo que nunca ha experimentado, pero hay veces en

capturados y llevados, cada uno, a lugares mitológicos

que sus viajes le pueden traer algunas cicatrices.

donde los Verdugos del Orden intentaron transformarlos en lo que no son y no pueden ser. La Alumna nunca atinó

A su regreso, el Maestro ha estado diferente: algo

a describir el lugar en que la encerraron; al Maestro lo

disperso, poco creativo, en exceso introvertido. Lleva

tuvieron por un tiempo en el Purgatorio. Después de

varios días sin escribir una sola palabra en sus cuadernos.

aquella devastadora experiencia para ambos, el Maestro

Parece que la escritura no le ha bailado descaradamente ni

nunca volvió a ser como antes con la Alumna. No le

ha movido fibra alguna de sus vísceras desde su regreso

contestaba llamadas ni correos. Cada vez que lo buscaba,

del Infierno. Hace tres días la Alumna lo llamó pero él,

no respondía. Y la más reciente fue cuando la Alumna, ya

con displicencia inusitada, le respondió con pocas

desesperada por la actitud tan distante del Maestro, tomó

palabras y le prometió, sin mucho entusiasmo, que le

la determinación de irse a Ciudad Calabozo con el

devolvería la llamada. ¿Qué sucede con el Maestro?

paraguayo que hace street art. El Maestro poco y nada le importó esa decisión.

Pocas veces ha tratado con tanta indiferencia a la Alumna, a su Alumna. Sólo en tres ocasiones, recordadas por la

El Maestro camina con pasos cortos y lentos, midiendo

Alumna a manera de hitos, el Maestro ha sido distante,

cada uno de los andenes del Centro como esperando

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Revista Esperpento

encontrar un número mágico que lo saque de su letargo.

mayor parte de su cuerpo. El Maestro continúa haciendo

Cada tercer día sale a comprarse su botella de vino y sus

anotaciones en su cuaderno. Descripciones, reflexiones,

cigarrillos mentolados, se encierra y lee hasta la

dudas. De nuevo el Maestro tiene una obsesión que lo

madrugada. En las pocas horas que duerme, sus sueños

impele a adentrarse en sus garabatos como en sus mejores

son tormentosos, caóticos, indescifrables. Menos el de la

días.

madrugada de ayer. La noche cae de nuevo y esta vez el Maestro tiene Dejando caer Estrella distante de su querido Bolaño, el

expectativas. Retoma Estrella distante, pero el sueño no

Maestro se internó en profundo sueño. Apareció una niña

lo aborda durante la noche. Logra terminar nuevamente la

encerrada en un cuarto de suelo de tierra. En principio

novela. Saca del anaquel de libros lo que le queda de la

creyó que era la Alumna, pero

botella de vino y bebe hasta

sus rasgos eran diferentes. El

terminarla. Se recuesta en la

lugar

cama para evocar la imagen de

era

húmedo

y

nauseabundo. De una puerta

aquella

niña-grande

y

sin

apareció un hombre enorme,

esperarlo, como siempre, el

basto, vulgar, que arrastró a la

sueño lo domina de nuevo.

niña por varios pasillos hasta dejarla en medio de un salón.

–Hola, Akeronte.

La niña temblaba de frío pues

–¿Cómo sabes mi

su

cuerpo

apenas

estaba

nombre? –Lo llevas marcado en tu

cubierto por unos harapos raídos. De la oscuridad se

piel.

asomó de nuevo el ser burdo

El Maestro mira sus brazos y

con una enorme hacha y antes

ve su nombre tatuado en

de asestarle el primer golpe,

caracteres helvéticos. La niña-

el Maestro despertó con todo

grande toma sus manos. Habla

su cuerpo bañado en sudor. Con torpeza buscó uno de sus

con palabras medidas:

cuadernos y escribió lo que consideró relevante del sueño

–¿Por qué has vuelto?

y en una esquina un nombre: Géminis Libra.

–La verdad… quería saber más de ti. Estoy seguro que te he visto en alguna parte pero no puedo recordarlo.

Durante todo el día estuvo pensando en aquella niña. En

La vez pasada que vi tus manos, movieron algo muy

ningún momento pudo verle el rostro, pero recuerda con

adentro de mí y necesitaba volver a verlas… y sentirlas.

claridad sus manos. Dedos delgados, pequeños, delicados.

–Pero yo no puedo salir de acá… El Verdugo me

Algo le dicen esas manos. Para él no son de una niña, sí

tiene encadenada –la niña-grande le muestra el tobillo

de alguien joven pero no una niña. Tal vez por sus

atado con un grillete de metal oxidado.

movimientos ante la violencia del hombre burdo, tal vez

–Yo te liberaré.

por la forma de aferrarse a sus harapos buscando cubrir la Número 1  Abril-Julio 2011

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Revista Esperpento

–¿Con qué fin? ¿Qué quieres hacer de mí?

del Derrotado mientras un avión escribía poemas en el

¿Someterme como él me somete?

cielo, el Maestro renunció a volverla a ver en sus sueños.

El Maestro comienza a besar las manos de la niña-grande

Todo parecía indicar que su vida volvía a ese cauce donde

con voluptuosidad.

simplemente era esperar el devenir de los días sin un

–No sé qué esperar de ti. Te he visto en mis

motivo aparente.

episodios de imágenes oníricas… Las baldosas de tu cubil enfriando mi pecho desnudo y tu cuerpo en mi espalda

Aprovechó una noche fresca en Posmodernia para ir a la

encendiendo mis deseos –la niña-grande deja caer sus

tienda de siempre por más vino pero la encontró cerrada.

harapos–. Si me liberas, seré tuya…

Un tanto desconsolado emprendió camino hacia un supermercado que recordó sobre la calle del cubo pero

Es entrada la mañana y la lluvia golpea la ventana del

que detestaba por ser tan frío y despersonalizado. Ya

cuarto del Maestro. De

adentro,

tomó

la

nuevo se concentra en

botella de vino y fue a

garabatear

la caja a pagar y pedir

apresuradamente en el

unos

cuaderno cuanto

Frente a él, una joven

detalle de aquel sueño

de

premonitorio. Hacia

delgada,

mediodía tiene un

blanca

y

perfil más completo de

castaño

eróticamente

aquella niña-grande y

liso cancelaba media

lo termina con el gesto

botella

que faltaba: la llama H.

bebida fuerte y unos

mentolados.

corta

estatura, piel

muy cabello

de

alguna

mentolados. Lo que Durante algo más de

realmente

llamó

la

dos semanas el Maestro no volvió a cruzarse en sus

atención del Maestro fueron las manos de aquella joven al

sueños con H. Presa de la angustia, buscó todas las formas

momento de cancelar su pedido. Un par de movimientos

de repetir el sueño, pero no obtuvo ningún resultado. En

etéreos en el espacio que ocupaba le devolvieron las

su desesperado intento volvió a sueños anteriores de

imágenes soñadas hace un par de semanas, de aquella

abismos, de persecuciones, e incluso recordó sus días en

niña-grande atada con grilletes oxidados.

el Purgatorio. Pero por ninguna parte aparecían esas

estira su mano hacia el hombro de aquella desconocida

manos angelicales, esa piel diáfana, esa voz dulce. Repasó

esperando una reacción positiva a su gesto. Pero el

con meticulosidad cada uno de los detalles que de ella

Maestro siempre olvida que sus gestos a veces no están

había escrito en los cuadernos, le agregó otros, tachó

bien redactados. Detengamos esta secuencia y dejemos

algunos. Al parecer H se estaba transformando en las

para la siguiente conversación lo que la mujer

hojas y en su mente. Después de otro par de intentos, en

desconocida pueda leer del gesto del Maestro. No nos

los que soñó con la Muerte persiguiéndolo por la Plaza

adelantemos a los hechos.

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El Maestro


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Conversación 200: Manos gélidas Por Diego Ortíz. Imágenes Archy Nold

Si observamos con detenimiento el

pero que conocía en parte. Días de

cielo podemos confundirnos. Unas

caminos errabundos que no lo llevaron

espesas nubes en el horizonte indican

sino al vacío.

que la tormenta se acerca, mas el sol mantiene el ambiente con una calidez

Recorre las vitrinas despreocupado

que se pega a la piel. A través del

hacia la entrada principal contando los

techo corredizo del centro comercial,

pasos. Doscientos setenta y tres.

el Maestro observa pasar las nubes,

Recientemente se siente aturdido por la

algunas grises, otras más parecidas a un

sueño

lívido.

Mientras

cantidad de personas que van de un

cree

lado

descubrir en uno de los nubarrones lo

se

toma

las

otro

por

las

calles

de

Posmodernia. Se pregunta hacia dónde

que podría ser un ave mitológica, el Maestro

a

van todos ellos con tanto afán, con

manos,

tanta displicencia, con tanta ubicuidad.

frotándolas ansiosamente buscando el

Comprende que es una pregunta

calor que ya tiene por dentro. Al

insulsa y prefiere acercarse a una de las

reparar en sus movimientos apresurados de sus palmas frotarse entre ellas, recuerda las primeras veces que esperaba sentado por esas personas que nunca había visto

columnas que sostienen un techo abovedado que hace las veces de entrada. Observa los rostros de los que pasan a su lado. En uno de ellos cree ver el reflejo de la Alumna.

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Revista Esperpento

Esa mirada de angustia, esos ojos que se impacientaban

Ya había visto esas manos antes, en el supermercado de la

de ver algo por más de unos cuantos minutos. Pero hace

calle del cubo, y por alguna razón las imaginaba distintas.

mucho que la Alumna se separó del Maestro. Tomó su

Tal vez más bruscas, tal vez más etéreas. Su mayor

propio rumbo hacia tierras lejanas, buscando construir sus

sorpresa era la fuerza con que H lo agarraba. El Maestro

propios caminos.

sintió confianza, en ella y en sí mismo.

cabezas,

gran

Hoy está esperando a H. Muchas cantidad

de

cuerpos

moviéndose

erráticamente por las calles. El Maestro siente el impulso

Caminaron por un buen rato, sin tener un rumbo fijo,

de huir. Pero, ¿de qué? ¿De quién? ¿Acaso será tan osado

mientras que hablaban de sus vidas, de esa que llevan en

de alejarse de alguien que le ha brindado cálidos

ausencia del otro. El Maestro, como pocas veces en las

momentos en conversaciones donde se ha sentido

semanas

valorado? Mientras se va refundiendo en sus ideas un

contándole a H de sus días de estudiante universitario, de

destello le llama la atención.

sus logros y fracasos en el intento de hacerse escritor y

más

recientes,

habló

con

desenvoltura,

músico. Sentía nervios pues se vio vacío de preguntas –Buenas tardes, Maestro.

para H. No quería caer en los lugares comunes, sentía la

–Hola, hermosa H.

premura de presentarse como un tipo serio y maduro,

–Tienes cara de preocupado –H se aferra a las manos

como se supone que debe ser para los años que carga.

del Maestro sin titubear.

Pero H le demostraba, con la fuerza de sus manos

–No te preocupes, es sólo un pensamiento pasajero.

aferradas a las de él, que podía ser quien quisiera ser. Eso confundía bastante al Maestro. Después de un corto silencio mientras se sentaban en una banca del Eje Central el Maestro osa cortar el silencio: –¿Hay algo que quieras saber de mí? –preguntó como lanzando un salvavidas a la conversación. –¿Por qué estás tan tenso?

Y la pregunta lo puso en un estado de tensión superior. Creyó sentir que las manos le sudaban. Y repentinamente reparó en que las manos de H estaban congeladas. Ahora es el Maestro quien toma la determinación de frotar esas pequeñas manos de dedos cortos y delgados y brindarles todo el calor que emana de lo más adentro de su ser. –¿No tienes frío? –pegunta el Maestro de manera casi retórica, pues el sol ya comenzaba a perderse en el horizonte, detrás de las espesas nubes grisáceas.

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–Antes de llegar tenía mucho frío. El camino fue un

Y sin pensarlo, algo que es osado para el Maestro, la besó

poco largo y solitario, pero en este momento, aunque

apasionadamente. Al contacto con esos labios pequeños y

sientas mis manos frías, mi cuerpo está a gusto, gracias a

dispuestos, el Maestro sintió que en su alma se gestaba

ti.

una transfiguración. Así como las manos de H iban ganando calor, el alma del Maestro renacía de las cenizas

Después de deambular por calles que se

con la fuerza de un infierno apocalíptico.

hicieron bocetos de un cuadro, llegaron a

Con ese beso comprendió que espera

un pequeño parque con juegos infantiles.

jamás separase de H, es decir, el Maestro

Por la hora está desierto así que se

espera que H no se disuelva en el océano

sentaron cerca a la rampa de un rodadero.

del tiempo y quede apenas como una

El Maestro, aprovechando el frío que

tenue marca en las paredes de su alma.

traía la tarde, acercó a H, abrazándola con

La toma con más fuerza, más para

fuerza, sintiendo con sus manos su cuerpo

comunicarle su deseo y necesidad que

menudo y firme. Deslizó sus manos por

algo parecido a un rapto. H le responde

la espalda, jugó con su cabello, tomó

con aceptación.

aquel rostro angelical, la miró fijamente, haciéndola sonrojar y le repitió lo que

Y es que la noche hasta ahora empieza, y

días atrás le había dicho a la salida del

sabemos que para el Maestro la noche es

supermercado:

el inicio del día. Y, sin meditarlo, el Maestro le propone a H que la acompañe

–Eres la mujer que esperaba.

a su cubil.

–Akeronte, no soy la Alumna –el Maestro

le

conversaciones

había

comentado

anteriores

sobre

en

–¿Es un lugar seguro? –pregunta H

la

no sin dejar ver la picardía de su

Alumna y en este momento H la traía a

inteligencia. –Es el lugar donde te puedo brindar

colación con la fuerza de su madurez–. ¿Estás seguro de lo que dices?

toda la protección que desees, mi bella

–Completamente. No busco en ti un

H.

reemplazo de la Alumna. Eso sería demeritarte como la persona que eres. Si

Y así, tranquilos, desprendidos del

te digo que eres la persona que esperaba

mundo y de la noche, tomados de la

es porque nadie había tenido la osadía de

mano bajo un cielo sin luna y con

adentrarse en mi mundo como tú lo has

algunas estrellas, tomaron camino hacia

hecho.

el refugio del Maestro, y queda para una

–Y me siento orgullosa de que me

nueva conversación lo que allá se

hayas abierto las puertas.

consumó

–Para ti jamás estarán cerradas. Número 1  Abril-Julio 2011

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“YO LLAMO MONSTRUO A TODA ORIGINAL INAGOTABLE BELLEZA”. Traducción Manuel Álvarez Ortega. Imágenes Sharird Leno

Alfred Jarry, mundialmente famoso por ser el autor de

alrededor de su vida —y eso sin hablar del total

Ubú Rey, ha sido injustamente olvidado como poeta

desconocimiento de la mayoría respecto del voluminoso

simbolista allegado al círculo de Mallarmé, consumido

número de novelas escritas entre 1896 y 1907. En vida no

por el sombrío y excéntrico mito que se ha tejido

llegó a publicar más que un volumen recopilatorio de algunos de sus poemas —Les minutes de sable Mémorial— y entre los que abundaban farsas y poesías en prosa —incluyendo el premiado, por el Mercure de France, Guignol, el primer escrito impreso en que se menciona a Papá Ubú—. No obstante, en sus diversas novelas incluía una que otra producción en verso bajo la rúbrica de sus múltiples personajes.

En Líneas poéticas hemos querido brindar una ligera muestra de la lírica jarryana, una poética siempre dispuesta

a

encontrar

caminos

alternos

y

complementarios (¿acaso no es esa la función de toda poética?) que nos desvíen y hagan reflexionar sobre la lógica de ciertas costumbres y creencias —allí está esa otra forma de comprender el mito de la inocente belleza raptada de Helena—; una poética también dada a

la evocación de contrarios, de imágenes

contrapuestas que dan como resultado, sin lugar a dudas, lo que nuestro autor nominaba como monstruo. Juan P. Castel.

Retrato de Alfred Jarry, por F.A. Cazals. 1897.

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Del pequeño número de elegidos32. A través del espacio laminado de los veintisiete pares, Faustroll evocó hacia la tercera dimensión: De Baudelaire, el silencio de Edgar Poe, al tener la precaución de retraducir al griego la traducción de Baudelaire. De Bergerac, el árbol precioso en el que se metamorfosearon, en el país del sol, el rey ruiseñol y sus asuntos. De Lucas, el Calumniador que lleva a Cristo hacia un lugar elevado. De Bloy, los negros cerdos de la Muerte, cortejo de la novia. De Coleridge, la ballesta del viejo marino y el esqueleto flotante del barco, que, depositado en el as, fue criba sobre criba. De Darien, las coronas de diamantes de las perforadoras de San Gotardo. De Desbordes-Valmore, el pato que depositó el leñador a los pies de los niños y los cincuenta y tres árboles marcados en la cabeza. De Elskamp, las liebres que, corriendo sobre las sábanas, se convirtieron en manos redondas y llevaron el universo esférico como un fruto. De Florian, el billete de lotería de Scapin. De las Mil y una Noches, el ojo saltado por la cola del caballo volador del tercer Kalender, hijo del rey. De Grabbe, los trece compañeros sastres que mató, al alba, el Barón Tual por orden del caballero de la orden pontifical del Mérito Civil, y la servilleta que se anudó previamente alrededor del cuello. De Kanh, uno de los sellos de oro de las celestes orfebrerías. De Lautrèamont, el escarabajo, hermoso como el temblor de las manos en el alcoholismo, que desaparecía en el horizonte. De Maeterlinck, las luces que oyó la primera hermana ciega. De Mallarmé, el virgen, el vivaz y el hermoso hoy. De Mendès, el viento del norte que, soplando sobre el verde mar, mezclaba a su sal el sudor del galeote que remó hasta los ciento veinte años. De la Odisea, la marcha alegre del irreprochable hijo de Peleas por la pradera de asfódelos. De Péladan, el reflejo, en el espejo del escudo estañado por la ceniza de los antepasados, de la sacrílega matanza de los siete planetas. De Rabelais, los cascabeles con los que danzaron los diablos durante la tempestad. De Rachilde, Cleopatra. De Régnier, la llanura ahumada en donde el centauro moderno estornudó. 32

De Gestes et opinions du Docteur pataphysicien. Roman néo-scientifique.

De Rimbaud, los carámbanos arrojados por el viento de Dios a los charcos. De Schwob, los animales escamosos que imitaba la blancura de las manos del leproso. De Ubú Rey, la quinta letra de la primera palabra del primer acto. De Verhaeren, la cruz hecha por la pala en las cuatro fuentes de los horizontes. De Verlaine, las voces asíntotas a la muerte. De Verne, las dos leguas y media de corteza terrestre. Sin embargo, René-Isidore Panmuphle, alguacil, comenzaba a leer el manuscrito de Faustroll en medio de una oscuridad profunda, evocando la tinta transparente de sulfato de quinina para los invisibles rayos infrarrojos de un espectro encerrado en cuanto a sus otros colores en una caja opaca; hasta que fue interrumpido por la presentación del tercer viajero.

Faustroll,

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Yo no sé...33 Alza tus negros brazos calcinados Por contar demasiado la hora de los condenados. En tu frente de cuerno transparente Satán ha colocado su tricornio.

Yo no sé si mi hermano me olvida, Pero me siento inmensamente solo Con la querida cabeza que palidece a lo lejos Entre los intentos de un recuerdo que miente.

Alza tus brazos infatigables Como troncos de árboles podados. Vierte el sudor de tu frente Que sabe la hora en que morirán los cuerpos.

Tengo su retrato ante mí, sobre la mesa, No sé si era feo o guapo. Su doble es vacío y vano como una tumba. He perdido su voz, su voz adorable,

Vierte tu arena inagotable Sobre su sangre indeleble. Tu cintura de delgada avispa Vaga sin fin en su sepulcro, En su blanco sepulcro que enjuga La baba de tu fría lava.

Justa, que me parece falseada a propósito. Acaso él lo ignore, tesoro póstumo. Aparte de la letra ella se evoca, muy De súbito rota y acariciante pluma.

El reloj de arena34.

Planta un patíbulo en tres lugares, Un patíbulo de estrechos pilares, En donde se cuelgue un corazón en venta. De tu corazón brota la ceniza, De tu corazón se derrama la muerte.

Cuelga tu corazón de los tres pilares, Cuelga tu corazón con los brazos atados, Cuelga tu corazón, tu corazón que llora Y se vacía en el curso de la hora Dentro de su reflejo sobre un pantano. Cuelga tu corazón de los pilares de gres.

La triple estaca ennegrecida lo muerde, Muerde tu corazón, tu corazón que llora Y se vacía en el curso de la hora En la criba de los vientos que vagaron Dentro de su reflejo sobre un pantano.

Vierte tu sangre, corazón que te unes A tu reflejo por tus dos extremos. Los pilares negros, los pilares fríos Abrazan tu corazón con sus tres dedos. Cuelga tu corazón de los pilares de madera, Los tres secos, duros, inflexibles.

El hombre del hacha35. Sobre y para Paul Gauguin.

En el horizonte, a través de la niebla, Entre las algazaras de la fortuna, Armamos a nuestros vagos demonios En el hueco solapado de los montes.

En tu negro anillo, claro Saturno, Vierte la ceniza de tu urna. Cuelga tu corazón, aerostato, de los Triples postes monumentales. Que todo tu lastre vacío se deslice: Tu pesado fantasma es tu barquilla Que ancla sus dedos deformes En las uñas nacaradas de tus pies.

En la ribera que nosotros rodeamos Duerme un gigante sobre el cieno. Como lagartos trepamos por sus pies. Él, sobre su carro, igual que un César,

Vierte tu alma que se estrangula En los tres locos vientos de tu triángulo.

O sobre un pedestal de mármol, Talla una barca con un tronco de árbol Para, de pie sobre ella, perseguirnos

Muestra tu corazón en la picota Desde donde se esparce sin tregua tu grito, Tu llanto y tu grito solitario Como un río eterno sobre la tierra.

Hasta el límite verde de las leguas. Desde la ribera sus brazos de cobre Hacia el cielo elevan la azul hacha.

33 34

De Les jours et les nuits, roman d‘un déserteur. De Les minutes de Sable Mémorial.

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De Les minutes de Sable Mémorial.

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adonde van a perderse lejos las lúgubres orillas aún no oscurecidas, pálidos fanales nuestros cirios.

La regularidad de la urna36. I Clara urna en donde duerme mi amor casto y querido, En tu sombra infinita y encantadora me refugio, En el suelo de las tumbas donde es tierra la carne... Mas hacia tu cuerpo friolento haces volver tu manto. ¡Sueña! ¡Sueña y descansa! Oye, murmullo adormecedor, Volar hacia el vano cielo las voces vagas de las vírgenes Que no supieron hilar el sudario de sus hermanas... ¡Pasad, oh dedos de cera de los lívidos cirios, mano Enflaquecida y maldita en donde amenaza la muerte! Oh Tiempo, no derrames más la urna de las campánulas En pesadas gotas... Aparte de la llama que muerde Nace una nave ahogada en oscuras noches inútiles, Pues las pulidas pilastras se yerguen como pinos Y los hachones son lo mismo que puños de parricidas. Y la llama temerosa oscila entre las pintadas vidrieras Que lanzan hacia la noche sus láminas traslúcidas... El órgano suspira, hace rugir en su trompa de bronce Unos sonidos sordos y siniestros, unas voces como las De los muertos que ruedan sin tregua en la corriente subterránea... Unas sílfides hacen cantar a sus claros violoncelos. Es el baile del abismo donde el amor no tiene fin, Y la danza os ahoga entre el oleaje de su alcoba. La boca de la tumba siempre abierta tiene hambre, Pero mi mano delgada muerde el mar de muaré malva... Pues el letargo delicioso de las noches viene a posar Su brazo poderoso en mi cuello, y levemente me rozan Los vuelos suaves en los muros cargados de velos negros... Sólo las lámparas de oro abren sus llorosos ojos.

II Presos en el agua serena de granito gris navegamos sobre la laguna doliente. Nuestra góndola y sus luces de oro lenta duerme.

Nave cuya proa cae netamente a pique, abate tus mástiles, tus velas, oscuras tramas; deslízate sobre las olas marchitables sin remos. Después en el aire frío como de un pozo el órgano nos arrullará con la guata de su fanfarria. La vidriera, escudo, nos mostrará su faro. Claro, el vuelo de un alma flota en el aire: cuerpos aéreos transparentes, blancas túnicas, inquietantes miradas arrojadas por las esfinges. Y acribillándolo con un juego de tejo, finos discos, brillad en el tejado gris de los limbos lúgubres y de los recuerdos difuntos, azules nimbos. La góndola espectro que hala la muerte bajo los puentes de piedra en ojiva iluminando su borda bordada deriva. Puestos todos de pie en el fondo, dormidos, elevamos nuestros ojos muertos a los alquitrabes desde donde las campanas nos vierten sus llantos graves.

Dosel de un cielo de ceniza finlandesa 36

De Les minutes de Sable Mémorial. Número 1  Abril-Julio 2011

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Una forma desnuda37.

La alegría De Argos.

Una forma desnuda que tiende los brazos, Que desea y dice: ¿Es posible? Con los ojos iluminados por una alegría indecible, —¿Quién puede, diamantes, contar vuestros quilates? Brazos tan cansados cuando los abrazos rompen, Carne de otro cuerpo plegada a mi deseo, Grandes ojos tan sinceros, sobre todo cuando mienten, —Salad menos vuestras lágrimas y me las beberé.

El ágil Aquiles Mutila La ciudad Donde desfallece Príamo. La estela de su carro, que arrastra A Héctor alrededor de las murallas, Encuadra un espejo en donde la reina Desnuda y con los cabellos sueltos

Erguida en el temblor está, dormida, Una grata almohada en donde late un corazón; Pero nada existe más dulce que su boca amiga, Su boca amiga, que es lo mejor.

La reina Helena Se adorna

Bocas nuestras, formad una sola alcoba, Lo mismo que se unen dos jaulas por sus extremos Para celebrar un matrimonio silvestre en donde Nuestras lenguas sean la esposa y el esposo.

—Helena, La llanura Helena Está llena De amor.

Tal un Adán que aviva un doble aliento Y en su despertar encuentra a su lado a Eva Cuando mis sueños huyen yo descubro a Helena, Viejo pero eterno nombre de la belleza

—Aquiles, Aquiles, tu corazón es más duro Que el oro, el bronce y el hierro de las armaduras, Aquiles, Aquiles, más duro que nuestros muros, Que las toscas piedras de nuestras defensas.

En el fondo de los tiempos por un corno se queja:

Ante su espejo helena se adorna:

—Helena, La llanura Helena Está llena De Eros. Hacia Troya La presa Despliega 37

De Le surmâle.

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El viejo Príamo implora desde la torre:

—No, Príamo, no hay nada tan duro Como el escudo de marfil de mis senos; Su pezón se aguza con la sangre de las heridas, Coral como el ojo de los blancos pájaros marinos: En la pupila fría se ve el alma escarlata. No hay nada tan duro, no, no, no, Príamo. El arquero Paris Como Cupido Acaba de herir En su talón a Aquiles. Paris-Eros Número 1  Abril-Julio 2011


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Tan rosado y tan rubio, El bello Paris, juez de las diosas, Que eligió ser amante de una mujer, El seductor de helena de Grecia, Hijo de Príamo, Paris el arquero es descubierto: En su huella perdida exulta un carro de guerra, Su sexo y sus ojos muertos son pasto de los buitres: —Helena, La llanura Helena Está llena De amor.

Madrigal38. Hija mía —mía, aunque seas de todos, Y por tanto nadie es tu verdadero dueño—, Durmamos ya y cerremos la ventana: La vida se cerró y estamos en nuestra casa. El mundo se termina demasiado alto Y lo absoluto no se puede ya negar; Es tan grande llegar el último Ya que ese día cansó a Mesalina. Hete ahí sola, toda ojos y oídos, Caer a menudo hace que se olvide descender. El ruido terrestre está lejos, tal la ceniza Que yace desconocida en el incienso azul de los dioses.

¡Destino, Destino, demasiado cruel Destino! El bebedor de la sangre de los mortales está de fiesta: Los cuerpos helenos colman la llanura de Troya, Destinos y buitres celebran el mismo festín.

Como el chapoteo de las gordas carpas En Fontainebleau Las voces asesinas tienen Besos en el agua.

¡Demasiado cruel Destino, duro abuelo de los dioses!

¿Cómo se unió el doble destino? En tanto que no pisé tu acera Tú eras virgen y aún no habías nacido, Como un pasado que se ahoga en un espejo.

Pero helena abriendo sus bellos ojos límpidos: —Destino es sólo una palabra, y los cielos están vacíos, Si existieran los cielos sólo serían los de mis ojos. Mortales, atreveos a escudriñar sin palidecer El abismo azul, en él puede leerse la sentencia: El esposo y el amante, Menelao y Paris,

Apenas el cielo ha besado el zapato De tu piel infinitesimal, Y por haber mordido en todo el mal Te ha hecho una boca tan pura.

Están muertos y de muertos está cubierta la llanura Para hacer bajo mis pies una más suave alfombra, Una alfombra de amor que se mueve y palpita; Y puesto que a menudo he tenido un vestido verde No sé... estos días... me gusta el rojo.

38

Publicado en La Revue Blanche.

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Advertencia: Las siguientes secciones (Cinéfilis, (H)ojeando y Marea Sónica) se centran en la reseña de documentos afines a cada una de ellas. Sin embargo, si el presente lector espera encontrar estudios pormenorizados acerca de cada material reseñado, se llevará una soberbia decepción. Como nuestro interés no es predigerir una obra artística, sino solamente brindar pistas y picar el gusto, sugerir cuando mucho, nuestras reseñas parecerán ante todo carentes de pasión... Todo lo contrario, nuestra pasión llevada al extremo —¡Que sí tenemos!... y bastante!!!— nos indica que debemos ser menos estrictos y dejarle el camino de la iniciativa libre al virtual lector para que finalmente la decisión de acometer la lectura de un libro, ver determinada cinta o escuchar aquél disco sea plenamente personal y no una sugestión malintencionada del crítico y sus concernientes prejuicios y falencias —por cierto que nuestros reseñadores no son más que eso, el papel del crítico les parece poco apasionado y sí muy mal intencionado—. Una vez avisado, lea bajo su propio riesgo.

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YO SOY OTRO, POR OSCAR CAMPO. Por Ricardo Herazo Montalván Título original: Yo soy otro. Guión: Oscar Campo. Dirección: Oscar Campo. Reparto: Héctor García, Yenni Nava, Patricia Castañeda, Ramsés Ramos, Miguel Ángel Giraldo. País: Colombia. Año: 2008. Duración: 78 minutos.

Recuerdo perfectamente cómo se generó un gran nivel de expectativas respecto a esta cinta, puesto que su director y guionista, además de ser un reconocido documentalista, resultaba ser el formador y maestro de algunos reconocidos directores del cine colombiano actual. Sin embargo, las opiniones, una vez lanzada al teatro, fueron encontradas y en su mayoría negativas. Muy pocos, entre los críticos autorizados de cine, salieron al paso defendiendo la actualidad y la necesidad del giro dado por Oscar Campo —y, como es de suponer, muchos no siquiera se dieron cuenta de giro alguno—. Pues bien, esta cinta representa una suerte de exploración de la violencia, pero ya no yendo, digamos, de forma directa a la zona de guerra que es el campo colombiano, ni explorando en los actores más explícitos de la misma —el otro gran bastión de nuestro cine— o sus víctimas, sino explotándolo en la piel misma de las silentes masas aglomeradas en la metrópolis como su gran refugio —tanto víctimas como victimarios—. Debiéramos recordar que el mismo año dos producciones colombianas dieron la vuelta al mundo con gran estrépito: Perro come perro, de Carlos Moreno, y PVC-1, de Spiros Stathoulopoulos, ambas examinando el rostro de la violencia visceral que nos consume. Sin embargo, eran dos caras de una misma moneda, puesto que sus protagonistas se encuentran como en los extremos del terror en que vivimos. Yo soy otro se enfrentó a la intimidante labor de tantear los bordes, de ver la violencia desde una ficción que, como es el caso de las grandes ficciones, termina por cuestionar la realidad. Número 1  Abril-Julio 2011

Meet The Feebles

Dirección: Peter Jackson. País: Nueva Zelanda. Año: 1989

El fabuloso mundo de fantasía creado por Peter Jackson tiene sus antecedentes. Mucho antes que El señor de los anillos llegase a tener una forma difusa en la imaginación de este director, con mucho menos presupuesto y una severa dosis de humor negro, ya era de hecho un creador de culto en el circuito del cine de tipo B (Braindead, sin duda, es su película más conocida dentro de este ―subgénero‖). En Meet the Feebles encontramos el mundo del entretenimiento televisivo en una narración que recorre sin el menor miedo o restricción los bajos fondos del mismo. Un intrincado laberinto de tráfico, sexo, chismes y pornografía, dentro del que los personajes (una suerte de contrapartida y versión distorsionada de los Muppets) se ven envueltos de una u otra forma. Diríase que Peter Jackson recurrió a las marionetas para dar rienda suelta a todo lo que no había hecho antes, y sin duda no existirá un filme ni cercanamente similar a esta entretenida y divertida cinta, única en su estilo.

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Anvil! The story of Anvil

Dirección: Sacha Gervasi. País: Canadá. Año: 2008.

Las grandes historias no solamente son producto de una imaginación inquieta; en muchas ocasiones están sucediendo justo a nuestro lado. Tal es el caso de este tremendo documental, en el que ingresamos en la vida de la olvidada agrupación canadiense Anvil, con todo lo que ello tiene de amargo. El contraste entre una vida llena de derroche y lujo, y otra llena de carencias y necesidades es aterrador, escalofriante hasta el vértigo. Mientras decenas de grupos triunfan sobre el mercado, éxito asegurado, Anvil se mantienen al margen jalonados fervorosa y pacientemente por la férrea pasión de Lips (líder del grupo y, en últimas, el protagonista primordial de esta historia) y la eterna amistad de Robbo, tratando de revivir los antiguos días de gloria. La elección de Sacha Gervasi de retratar las penurias de la vida de Anvil —y de Lips, obviamente— es, por razones evidentes que el paciente espectador podrá juzgar, plenamente sentimental y afectiva, y creo que eso mismo es lo que hace de este uno de esos documentales que nos estremece de inicio a fin, puesto que constituye un agobiante relato de la vida tal como no queremos imaginarla o vivirla, pero, a fin de cuentas, como realmente es: única. Quizá por eso este filme ha terminado por convertirse en uno de mis favoritos, ya que no es otra cosa que la sensible narración de la dispendiosa busca de la utopía y la eterna búsqueda de la consagración (ya sea musical, espiritual o de cualquier otro tipo).

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José es un programador medianamente exitoso de una empresa especializada en servicios informáticos —prácticamente un donnadie, un cualquiera, un todos—. Su vida transcurre habitualmente entre un trabajo tedioso y una vida nocturna de consumo televisivo, drogas y sexo. Pero un día un misterioso brote aparece en su cuerpo, una enfermedad aparentemente proveniente de las selvas que consume los tejidos a su paso. Entonces, su mundo empieza a fracturarse: empieza a tener lo que juzga como alucinaciones, constantes quebrantos de salud, miedo a la muerte ulcerosa. Todo apenas un síntoma de lo que sigue. Después de la detonación de una bomba en el centro de Cali, empieza a ver personas exactamente iguales a él, dobles en su sentido más exacto: un paramilitar víctima del atentado, otro hablando por celular, un mendigo mostrando sus miembros purulentos en la calle. Más tarde conocerá otros dobles más, uno guerrillero y el otro homosexual. Es el espacio de la ficción: cada doble tiene sus obsesiones, pero de forma general atienden las órdenes de los representantes de la guerrilla y el paramilitarismo respectivamente. José, el programador, está en medio del fuego cruzado, de la gran guerra, y todos le obligan a polarizar su posición. Pero no es el único, todos los demás quienes le rodean, deben asumir la misma decisión. ¿Acaso no es esta la radiografía de la persona del común, del tantas veces mentado ciudadano de a pie, que a falta de compromisos asume la evasión? Y son muy pocas las cintas que se han atrevido a explorar esta clase de aspectos de la violencia, que se han arriesgado a ir más allá de los estereotipos comunes y complacientes del cine convencional. Y el giro al que me refería anteriormente no es otro más que ése: el tema, sí, es la violencia, pero vista desde otro punto de vista, desde las prácticas que han hecho a las personas aglomeradas en la metrópolis indiferentes a lo que sucede en el resto de un país, aun cuando los toque de forma lejana, y que no despiertan más que al son de las bombas y los atentados que llegan hasta ellos en raras ocasiones. El tema sigue siendo el trasfondo de violencia en el que necesariamente vivimos inmersos, pero porque es una violencia que nos toca a todos, y en ese caso es perfectamente comprensible y nada casual que José se multiplique tanto en mendigo como en paramilitar u homosexual y guerrillero, el es todos y cada uno de los rostros del país y de la guerra. Y la enfermedad no es más que la metáfora de nuestra desinteresada forma de vida, una úlcera que empieza a crecer imparable al interior y carcome cada uno de nuestros sentidos: la televisión, la Internet, la masturbación, el sexo, el alcoholismo, el tabaco, las drogas, la farándula, Facebook, Myspace, Twitter, el chisme, las relaciones instantáneas, el Ipod, Jotamario Valencia, la negra Candela, los medios de des-información masiva, el Mundial de fútbol Sub-20, el Joe y su leyenda, los realities, y un interminable etcétera. Número 1  Abril-Julio 2011


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EXISTENCILISM. Por Leonardo Whild

Autor: Banksy. Weapons of mass distraction, Inglaterra, 2002 (Edición en español por Esperpento Editores, 2011). Existencilism es una cruda fotografía de la humanidad. Exactamente fotografía y no una caricatura ni un mero retrato dulcificante, la máscara que tapa nuestra mirada, sino una viva fotografía que si bien no alcanza a abarcar todo, con lo que logra capturar detalla un poco más la realidad y nuestra propia vida. El trabajo impreso de Banksy abarca tres números sorprendentes e interesantes—Existencilism es el número dos en esta serie— en los que la excusa es el arte pero el trasfondo es el hombre, el ser humano y su cotidianeidad. Y la denuncia, precisamente, descansa en la aceptación de esta cotidianeidad a falta de asumir el papel que cada uno juega en una sociedad en la que la individualidad parece haber sido suprimida; ya no en la forma como concebimos al arte, sino la forma en que esta concepción del arte nos ha vedado el acceso a otras formas también legítimas de expresión, fuera de las reglas del mundo. A pesar de lo panfletario que pueda llegar a leerse el libro —porque también es posible que la lectura se quede ahí, en la apariencia—, Banksy trata de despertarnos de este sopor que somos víctimas gracias a la poderosa manipulación publicitaria y mediática en que vivimos inmersos. Nos abofetea, como un amigo de verdad, para que comprendamos que no porque ellos consideren que está bien debe ser así. Encontramos cinco movimientos principales en Existencilism, que valdría la pena explorar. El primero tendrá que ver con el arte y su decimonónica concepción tradicionalista, aquella que nos ha enseñado que el arte descansa en la seguridad del museo, en un arte elitista pensado solamente para los pequeños grupos de selectos, en que la belleza del arte viene dada por su capacidad de copiar a la realidad, pero no de cuestionarla. El Número 1  Abril-Julio 2011

‘Patafísica.

Autores varios. Pepitas de calabaza ed., 2004.

Este interesante texto editado por la editorial española Pepitas de calabaza, es la recopilación de una serie de artículos que giran en torno a la Ciencia: la ‗Patafísica. Desde la detallista introducción de Christian Ferrer, director de la Revista Artefacto, hasta algunas intervenciones más ―institucionales‖ desde las aulas del Colegio de ‗Patafísica y sus divulgadores del IAEPBA, encontramos una suerte de viaje imaginario entre el viejo continente y el cono sur, trazándose una historia posible, ya que no un manual, de las diversos avatares que ha atravesado la ciencia desde el Faustroll. Igualmente, se recopilan algunos textos de las infaltables Especulaciones publicadas por Alfred Jarry en su etapa más fructífera. Un libro presumiblemente necesario para los nuevos adeptos a la Ciencia y los primerizos lectores de Jarry, ya que ilumina y brinda algunas pistas respecto a la obra de este imprescindible autor francés.

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La rebelión de los personajes.

Cecilio Benítez de Castro. Editorial Guillermo Kraft LTDA., 1949.

¿Y qué si los personajes que usa y recrea el autor se sienten inconformes con la suerte dada? Tal es el juego que traza La rebelión de los personajes, en la que reencontramos a los personajes shakesperianos en lo que de más vivos tienen, que es, ¿insólitamente?, la fabricación poética a partir de la cual los redefinió y re-creó el dramaturgo inglés. Y es que asistir al espectáculo en que el escritor deforma —y reforma— a los personajes históricos es asistir al acto de creación más asombroso de la humanidad. Cuando Jorge Luis Borges en algún lugar anotaba que ciertos personajes históricos eran más grandes y más dignos de ser recordados por medio de la pluma de ciertos escritores, no habría podido decirnos mayor verdad, puesto que mientras el personaje histórico deja una estela la más de las veces simplemente olvidable, el personaje literario, esa radiografía del hombre, inmortaliza sus acciones en el campo de las ideas y de los sueños, una huella ya difícil de borrar. Que el retrato hecho por el autor no siempre tenga que ver con la realidad y la historia, es apenas un tropiezo que en nada puede manchar el trabajo del escritor. Bien lo dice Benítez en boca de su Shakespeare: ―Si nos dedicásemos íntegramente a retratar la vida, la belleza agonizaría entre nuestras manos. Lo real y lo admirable andan en desacuerdo‖.

segundo movimiento es el del compromiso: si el arte no reside únicamente en una copia de la realidad, sino en un cuestionamiento, entonces hay que cuestionar el comportamiento humano en los lugares que de verdad cuentan. Las calles, los sitios públicos —ahí está su visita al zoológico de Barcelona como valiente muestra—, deben propiciar una reflexión, deben cuestionar al ser humano en sus comportamientos más comunes. Hay otro movimiento que podríamos llamar el de descentramiento iconográfico, que consiste en tomar imágenes míticas y respetadas y dotarlas de un nuevo contexto, en el que un aparente chiste guarda siempre un significado más profundo. El cuarto es una impugnación directa a la publicidad, a la invasión del espacio público por parte de la publicidad y cómo es que de esta manera pierde terreno la naturaleza humana, sutilmente manipulada por los publicistas —a quienes llama vándalos—. Y el quinto movimiento tiene que ver precisamente con esta individualidad desencauzada, con la destrucción de lo que el individuo posee de sí. El ejemplo más claro, y también más terrible, está en el relato descarnado del campo de concentración —o Manifiesto: Campo—, en el que la impúdica mirada del militar se ve tranquilizada por la aparente individualidad latente en los labios maquillados con labial, que Banksy ridiculiza en esa impresionante pintura llamada Camp, donde unos seres huesudos, despersonalizados y uniformados miran fijamente y muestran unos rostros maquillados al estilo del payaso, como respondiéndole al militar desde su pretendida individualidad. Considero que esta es de las pocas ocasiones en que un artista trata de darle un trasfondo mayor a su obra dotándola de un lenguaje directo, de una suerte de diálogo que su obra debe abrir de improviso con nuestra subjetividad. ¿Era estrictamente necesario que Banksy recurriera a esto? La obra de arte generalmente no necesita de palabras que la acompañen para defenderse de la incomprensión general, puesto que está ahí y el tiempo dará la razón al artista. Sin embargo, no podemos concebir al artista como un ser parco que solamente se expresa mediante el lienzo, puesto que esta expresión es polivalente y ambigua, tiende a ser interpretada de forma caprichosa. El artista también tiene el derecho, cuando no el deber, de re-interpretar su propia obra, de dotarla de ciertos sentidos que guíen al espectador, sin llegar a restringir sus posibilidades interpretativas, porque en última instancia, lo que Banksy exige de su lector es precisamente que observe y comprenda su obra desde una perspectiva diferenciada, renovada y siempre en expectativa.

Vandals, por Banksy.

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HUGH LAURIE: LET THEM TALK. Por A. A. Vidal

Warner Records, 2011. El intrépido y polifacético Hugh Laurie siempre encuentra alguna forma de maravillarnos. Lo ha hecho como actor en sus diversas interpretaciones y, justo ahora, nos maravilla con la entrega del músico de blues que lleva en su sangre, a pesar de ser de origen inglés —las latitudes geográficas pocas veces se avienen a latitudes musicales, es obvio—, en un interesante disco que recoge su íntima relación con el blues. Sin embargo, debo confesar que no he sido precisamente una gran oyente del blues, que no me he empapado lo suficiente como para decir que soy experta en la materia o que conozco cada una de las etapas de gestación de este hermoso género musical. Lo único que podría decir en mi defensa es que me he acercado hasta donde mi curiosidad me ha llevado, conociendo apenas los más renombrados artistas del género, como Muddy Waters, Robert Johnson y Bo Diddley, entre algunos pocos. Entonces, hablar de un disco que recorre en quince canciones gran parte de la historia del blues, para mí, viene a ser una tarea si no ingrata, por lo menos arriesgada. Sin embargo, lo intentaré porque el blues, aun siendo un perfecto desconocido para mí, ha resultado ser uno de esos desconocidos siempre gratos, familiares, que parecemos conocer de toda la vida. La importancia de este disco no radica en que sea la incursión de un actor en el mundo musical —ya hemos visto ejemplos bastante golpeados de esto, por lo menos en Colombia, poco gratos y muy dramáticos—, puesto que separar a Hugh Laurie de la música me parece hasta cierto punto imperdonable —ya lo hemos visto pegado al piano en los sketches de A bit of Fry and Laurie y en Doctor House—, sino por el hecho de que constituye la memoria musical, necesariamente emotiva y personal, del intérprete del disco, y esto, para esta muy humilde reseñadora, constituye la pasión más sincera de la música, alejada del pensamiento y las acciones de quienes solamente quieren inflar el mercado con sus productos, y muy Número 1  Abril-Julio 2011

Grand Funk Railroad: On time.

Capitol Records, 1969.

Como el nombre del disco mismo nos debe hacer pensar, este trío de Michigan no habría podido llegar a mejor tiempo a la historia del rock. En una época en que las fórmulas de este género musical parecían destinadas a quedarse estancadas en la estética psicodélica, Grand Funk Railroad entró como una de las primeras agrupaciones de transición entre el hipismo y el hard rock tal como se conoce hoy en día (y contrarrespuesta a la Cream inglesa). Algunos podrán aducir que antes de Grand Funk existían Led Zeppelin o Deep Purple, pero es con ellos con quienes se ingresa en la etapa más fuerte del rock, sentando parte de las bases de lo que más tarde se reconocería como heavy metal. Por estas razones, este disco es un clásico insustituible y siempre necesario en cualquier colección que se precie de retratar y recoger las facetas más importantes del rock‘n roll.

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pocas, poquísimas veces logran hacernos sentir la caricia musical en la epidermis, ese roce eléctrico que logra sacarte como de ti mismo. Eso, sumado al laborioso homenaje a los músicos del blues más clásico, desde Louis Armstrong, pasando por Jelly Roll Morton, Bessie Smith, Robert Johnson, hasta Dr. John, sin ser plenamente exhaustivos, hacen de este disco también una especie de alto en el camino —¿en el cruce de caminos?— para recordar en el apretado afán del mundo moderno cuáles fueron los humildes orígenes de uno de los géneros musicales más estudiados y queridos.

The Stooges: The Stooges.

Elektra Records, 1969. El año 1969 marca dos hitos en la historia del rock. Por un lado, la aparición del ya reseñado On time, de Grand Funk Railroad, con un sonido fuerte derivado de las diversas corrientes del rock de los 60‘s, pero marcando ya una gran diferencia; por el otro, un grupo también proveniente del estado de Michigan que vendría a dislocar de una forma abierta el sonido musical del rock hasta ese momento concebido: The Stooges. Producido por John Cale, miembro de los míticos The Velvet Underground, el homónimo The Stooges es un disco de ocho temas notablemente alejados de la producción musical de los 60‘s y, yo me atrevo a asegurar, el primer disco de punk de la historia. —en este sentido no resulta incomprensible que en su tiempo no fuera un disco exitoso comercialmente—. Es posible que agrupaciones como The Who, MC5 y los mismos The Velvet Underground hayan aportado enfoques y nuevas directrices en la ejecución del rock, pero The Stooges de forma concluyente puso la gran roca definitoria de lo que el punk llegaría a ser, gracias a canciones como I wanna be your dog, Little doll o 1969, en las que el sonido carece de artificios, sí, pero sobra de energía, vitalidad y total displicencia respecto a los estereotipos rockeros de los 60‘s —claro que no puede negarse que tal definición vendría a ser aun mayor con la publicación en 1973 de Raw power, un disco indiscutiblemente mucho más fuerte y rápido. Sin embargo, tal paso habría sido impensable sin el primero, por lo que The stooges seguirá siendo el primer disco, el definitivo, el imprescindible.

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El mismo Hugh Laurie nos dice al respecto: ―Estos tremendos artistas vivieron al día, todos ellos conociendo el precio de la hogaza de pan y la mayoría pasaron momentos de gran escasez en su vida. Es decir, ellos tienen las verdaderas credenciales, y por ello los respeto tanto como a cualquier otro, posiblemente más. Pero a la vez, no podría soportar nunca ver esta música confinada en una jaula de cristal, bajo el honorable nombre de la cultura: Solo para ser manejada por respetables ancianos de color. Así se cava la tumba, para el blues y para todo lo demás, para cualquier cosa (...) Es una tremenda formalidad, y rezo para que Lead Belly nunca esté lo suficientemente muerto para garantizar que esto suceda. Así que esta es mi única credencial, mi tarjeta de presentación, que espero me lleve desde las cuerdas de terciopelo del escenario a sus corazones. Amo esta música, tan auténticamente como sé que se siente y quisiera que ustedes la amen también. Y si ustedes sienten una centésima parte del placer que he obtenido de ella, estamos todos más allá de cualquier juego‖. Y sí, puede que nos encontremos más allá de cualquier juego, que la música hable por sí misma después que los mercaderes y los especialistas han tratado de hablar por ella y usurpar su lenguaje. Entonces nos encontramos honestamente con el artista que no ha hecho más que plasmar una versión de lo que más le gusta, alguien que comparte su pasión sin miramientos y nos la transmite de la forma más sincera que encuentra a su alcance. ¿No es esto ser un artista íntegro, un artista entregado? Ya el tiempo dará su veredicto a propósito de este disco... Pero como yo no estoy para esperar el capricho del tiempo, considero este disco como uno de los más interesantes y bellos que he escuchado, como una entrega directa del sentido de la música, cualquiera que éste sea, una verdadera muestra de afecto para el oyente, que siempre anda necesitando de amigos.

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Ernesto Sábato. Breve nota

biológica. Por Richard León Imágenes Archy Nold

Acaba de fallecer en su residencia de Santos Lugares

decidí poner a último momento en un texto de gran

Ernesto Sábato, uno de los creadores más sensibles de la

importancia para mí, en una página aparte de la totalidad

literatura latinoamericana y universal. Escribo ―acaba‖,

del escrito como señalando una pequeña isla solitaria a la

como si hubiese sido apenas hace un instante, como si la

cual aferrarse en medio de esta marea de acontecimientos

muerte se preocupara por darnos algo de tiempo siquiera

en que nos vemos envueltos: ―Las grandes novelas son

para reflexionarla, para sopesarla. Pero no es más que una

aquellas que nos dejan distintos a lo que éramos antes‖,

ilusión, siempre llega cuando menos se la espera, aun

se puede leer lacónicamente en aquella página con la que

cuando se la aguarde resignadamente, como me gusta

pretendía yo marcar el final de un camino y el inicio de

imaginar que la esperaba tranquilamente, cercano al

otro. Pues es de esta manera y no de otra como me veo a

centenario de su nacimiento.

mí mismo frente a las ficciones y las diversas reflexiones de Ernesto Sábato, siempre hay algo que me carcome las

Parece mentira, apenas en la tarde de ayer pensaba

entrañas y hace que se remuevan en sus recintos sellados,

precisamente en Sábato, en la necesidad personal de leer

algo quizá incómodo porque retrata la condición de los

más a fondo su obra —de una profundidad tenebrosa,

seres humanos de la forma más fiel y desgarradora —no

porque se hunde en nosotros mismos estrepitosamente—

nos reconoceríamos en ese espejo, aunque nuestra

y también en una cita de El escritor y sus fantasmas que

condición sea el esperpento—.

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como su testamento para la humanidad y la juventud, ¿Qué sabemos realmente de este hombre que nos

Antes del fin: ―... el hombre sólo cabe en la utopía. Sólo

abandonó físicamente un 30 de abril, y cuyo pensamiento

quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos

agudo aun podremos encontrar sumergiéndonos en las

para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de

páginas que nos dejó escritas? Podríamos encontrar los

humanidad hayamos perdido‖.

mil y un folios biográficos que nos hablen de su vida y obra, pero no serían más que exactitudes perfectamente prescindibles. Lo que deberíamos tener claro de su vida es que esas grandes crisis personales que lo llevaron a alejarse definitivamente del mundo de las ciencias marca, precisamente, la crisis en el hombre del siglo XX tecnificado y en las que él mismo parece irse perdiendo irremediablemente. Su crítica

al

mundo

cientifizado

y

al

progreso

materialmente entendido nos puede servir para entendernos en plena segunda década del siglo XXI,

“... parece inevitable que cada vez que escriba de Sábato me sienta obligado a contar lo que me lleva a pensar su literatura, lo que siento bullir en el fondo de mí mismo. Supongo que también es una forma de celebrar su vida, su pensamiento, y de olvidar un poco que una sensibilidad tan necesaria finalmente nos haya abandonado... ”

cuando los problemas de los otros nos tienen sin el menor cuidado, cuando justificamos el progreso mecanizado sin

Sí, es verdad, solamente de utopías podría alimentarse el

importar las consecuencias de nuestros propios actos. Si

hombre del mañana. Pero no de utopías tecnológicas

es verdad que poseemos una humanidad, entonces

como quieren hacernos entrever los voceros del progreso

debemos hacer lo posible por recuperarla, y ese, creo, es

material. La utopía aún está en construcción en el corazón

el mensaje que Sábato quiso legarle a una generación de

del hombre. Quizá, llegué un día el momento de

jóvenes que sienten la angustia del mundo sobre sus

practicarla, de hacerla más tópica, más palpable, más

espaldas, para quienes el camino se ha extraviado; y

diciente. Quizá, como todo en el mundo inestable de los

también a esos otros a quienes el mundo y las acciones

hombres, llegué a

que toman los seres inteligentes les pasan a través y les

antinomia. Pero no por eso debemos dejar de luchar, no

dejan inamovibles como si nada, como si ellos no tuvieran

por eso debemos bajar nuestra mirada y entorpecerla

nada que hacer o decir.

atrapados en la cotidianidad.

marchitarse, a convertirse en su

Quizá por esto su pasión férrea por la utopía, por la

No podemos hundirnos en la depresión, porque

esperanza que debe siempre resistir en el corazón humano

es de alguna manera, un lujo que no pueden

y cuya tenacidad debería tender a cambiar las cosas, en estos tiempos en que hemos ya caído en un sopor silencioso y humillante, en una anuencia cómplice de la barbarie progresista, debería contagiarnos y propagarse en este mundo que cada día se acerca más a su colapso. Bien escribía en aquel texto que pretendía ser algo así

darse los padres de los chiquitos que se mueren de hambre. Y no es posible que nos encerremos cada vez con más seguridades en nuestros hogares.

Tenemos que abrirnos al mundo. No considerar que el desastre está afuera, sino que arde como

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una fogata en el propio comedor de nuestras casas. Es la vida y nuestra tierra las que están en peligro.

La modernidad nos ha ofrecido la ventaja de facilitarnos

lugares

donde

escondernos.

Nos

escondemos tras empleos agobiantes, tras las mil cerraduras de nuestra casa, tras los mil cerrojos de nuestra subjetividad malinterpretada, tras la fatuidad de las relaciones interpersonales efímeras, sin vínculos de hombre a hombre, tras los sueños y fantasías que los medios de distracción masiva imponen a nuestro inconsciente,

tras

las

excusas

con

que

nos

desentendemos los unos de los otros. Nos protegemos, cuando el peligro yace junto a nosotros bajo las sábanas. No tomamos las riendas de nuestra propia vida, por más que queramos hacerlo parecer de esa forma. No nos hemos hecho conscientes de lo que implican nuestras propias acciones. Y aquí quisiera volver a citar a Sábato: ―Un escritor puede rehacer algo imperfecto o tirarlo a la basura. La vida, no: lo que se ha vivido no hay forma de arreglarlo, ni de limpiarlo, ni de tirarlo‖... A duras penas nos alcanzará el encogernos de hombros y vivir con ello.

Quería escribir sobre Ernesto Sábato, sobre esta su tan poco querida partida, pero parece inevitable que cada vez que escriba de Sábato me sienta obligado a contar lo que me lleva a pensar su literatura, lo que siento bullir en el fondo de mí mismo. Supongo que también es una forma de celebrar su vida, su pensamiento, y de olvidar un poco que una sensibilidad tan necesaria finalmente nos haya abandonado. Espero que a Sábato no le hubiera molestado que escribiera menos acerca de su vida y más de su pensamiento, que no es otro que el del hombre mismo.

31 de Abril de 2011.

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