ALFRED JARRY: ‘PATAFÍSICA, EXCEPCIÓN Y SINGULARIDAD.
Bogotá D.C. Abril-Julio 2011 Nº 1
Revista Esperpento
Nº 1
Sumario
Revista cultural de distribución virtual Abril-Julio de 2011 Diseño de portada: Archy Nold Alfred Jarry. Fotografía por Nadar
Editorial
Directores: Nòel Drashir Richard León Editor: Juan P. Castel Editora Gráfica: Sharird Leno Redacción: A. A. Vidal Colaboran en éste número: Diego Ortíz Leonardo Whild Ricardo Herazo Montalván Diseño y diagramación: Archy Nold Sharird Leno
Contacto: udistritopia@gmail.com revistaesperpento@gmail.com http://revistaesperpento.blogspot.com Las opiniones expresadas en Revista Esperpento corresponden a sus autores. Por tanto, Revista Esperpento comparte rigurosamente y se hace responsable por el contenido de las mismas. Quedan rigurosamente permitidas, con o sin la autorización previa de los titulares del Copyright, sin ningún tipo de sanción establecida por la ley, la reproducción total o parcial del presente volumen por cualquier método o procedimiento, siempre y cuando no se modifique el contenido de los textos, se respete su autoría y esta nota se mantenga.
2011
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____2011: Una odisea ciberespacial [Pág. 4] Documentos del pasado ____Cuestiones de teatro [Pág. 6] Jarryana ____ Saberes útiles e inventos nuevos [Pág. 10] Desclasificados ____Definición [Pág. 13] ____Ars invocatoria: Un vistazo ______a la Ethernidad [Pág. 20] Pre-textos ____Un precursor desconocido de Heidegger: ______Alfred Jarry [Pág. 25] Distrito cuento ____La otra Alcestes [Pág. 34] ____La alegría y la ley [Pág. 40] ____Conversación 99: Onirismo plástico [Pág. 44] ____Conversación 200: Manos gélidas [Pág. 47] Líneas poéticas ____“Yo llamo monstruo a toda original ______inagotable belleza”. Selección poética [Pág. 50] Cinéfilis [Pág. 57] (H)ojeando [Pág. 59] Marea Sónica [Pág. 61] Ernesto Sábato. __Breve nota Biológica [Pág. 64]
Revista Esperpento.
Número 1 Abril-Julio 2011
Revista Esperpento
Número 1 Abril-Julio 2011
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Revista Esperpento
2011: UNA ODISEA CIBERESPACIAL.
Este año ha sido, para el comité de Revista Esperpento, el
lector que la ‗Patafísica ha sido sencillamente la creación
año de la iluminación por el fuego iniciático de la,
de un consumido poeta de personalidad exuberante. Como
tantísimas veces mentada por Papá Ubú, candela verde.
bien nos advirtiera el Vice Curador del Colegio de
Por un lado, podría también servirnos como excusa
‗Patafísica, el Barón Mollet, en su siempre grata y
admisible para conmemorar los ciento cuatro años
reconocida Arenga Inaugural, ―no necesitaba nacer él
transcurridos desde la ocultación de Alfred Jarry,
para que la ‗Patafísica fuera. Ontológicamente, la
asimismo como de los cien transcurridos de la primera
‗Patafísica precede al ser‖. Tanto mejor sería decir que
publicación del texto íntegro de
Jarry haya sido todo él pura
Gestes et opinions du Docteur
invención
Faustroll,
expresión
pataphysicien,
‗Patafísica, más
diciente,
su una
considerando a esta última como
suerte de hijo de la voluntad
el suceso que marcaría de forma
‗Patafísica venido al mundo para
ya definitiva el inicio del andar
difundir su palabra —si se nos
patafísico por sobre el mundo de
permite el uso de la clara imagen
la excepcionalidad. A partir de
mesiánica—, influenciado por el
este
movimiento,
éter y el ajenjo —sus particulares
iniciático él también, el fuego
vehículos de comunicación con la
patafísico habría de invadir y
divinidad—, ya que no por la
conquistar el orbe de una forma
palabra divina de la religiosidad.
primer
silenciosa
y
apagada,
sin
ostentaciones fuera de lugar de
¿Aceptamos, entonces, el legado
fuerza
patafísico? Entendiendo el caso
y
solamente
paroxismo, las
como
verdaderas
anteriormente
invasiones pueden darse.
Pero no vaya a creer el indefenso
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detallado,
sería
mucho más honesto preguntarnos Fotografía de mural universitario. Autor desconocido. Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
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si a los ojos de la ‗Patafísica somos
dignos
de
tales
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iluminaciones. Bien puede descansar nuestra ansiada
publicación seriada, Revista Esperpento constituye y
respuesta en el terreno de la posibilidad, en la virtualidad,
constituirá, esperamos por muchos años de esta Era
en que por cierto nosotros mismos descansamos e
‗Patafísica, una de las propuestas posibles desde el otro
invitamos a adentrarse al condenado lector.
lado de la costumbre, desde el universo siempre complementario de la virtualidad.
Siendo
absolutamente
conscientes
—y
también
patafísicamente conscientes— de la complejidad de
¿Qué nos resta? Extender una invitación al siempre
asumir la responsabilidad —¿patafísica ella también?—
paciente y, ojalá, desocupado lector a iniciarse junto a
de intrigar e indignar al caro lector por medio de una
nosotros de forma resuelta en esta que también es su odisea; una invitación abierta a la libre exploración de las otras caras de una realidad pretendidamente uniforme y plana; una invitación al viaje de las posibilidades no restringidas del asombro por reconocimiento de lo otro que también somos.
Coda: Que no se alarme el incauto lector frente a la repetición excesiva del sustantivo ‗Patafísica, ciencia de ciencias, la Ciencia. Para su virtual comodidad, en el presente volumen se cuenta con un interesante estudio de Margarita Martínez respecto a la Ciencia a partir de su definición tal como aparece redactada por Jarry en Gestes et opinions du Docteur Faustroll, pataphysicien.
Los directores.
Alfred Jarry en su célebre bicicleta. Imagen cortesía Société des amis d‘Alfred Jarry. Retoque artístico por Sharird Leno.
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CUESTIONES DE TEATRO*. Por Alfred Jarry Traducción Jesús Benito Alique Imágenes Sharird Leno
¿Cuáles son las condiciones
modelos a los señores Augier,
esenciales del teatro? Creo
Dumas hijo, Labiche, etc., a
que ya no se trata de saber si
quienes tuvimos la desdicha de
ha de haber en él tres
leer con profundo hastío, y de
unidades o sólo la unidad de
los que, verosímilmente, no ha
acción,
resulta
conservado
suficientemente observada si
generación,
todo gravita alrededor de un
haberlos
personaje cualquiera. Si lo
alguna. En realidad, pienso que
que debe respetarse son, por
no hay ninguna clase de razón
otra parte, los pudores del
para escribir una obra en forma
público, no cabría basarse ni,
dramática, a menos que se haya
por ejemplo, en Aristófanes,
tenido
muchas de cuyas ediciones
personaje
llevan notas del siguiente
cómodo
tenor al pie de cada página:
escenario que analizar en un
«todo este pasaje está plagado
libro.
la
cual
la
nueva
después leído,
la
memoria
visión que
de
de
un
resulte
más
sobre
un
soltar
de alusiones obscenas»; ni tampoco en Shakespeare, de
En otro orden de cosas, ¿por
quien
qué el público, por definición
basta
releer
determinadas palabras de Ofelia o la célebre escena, con
ignorante, se complace en esgrimir comparaciones y
mucha frecuencia cortada, en que cierta reina toma
citas? A Ubú Rey se le ha acusado de ser una grosera
lecciones de francés. Si, en cambio, cabría aceptar como
imitación de Shakespeare y Rabelais, «porque los decorados se sustituyen económicamente por un cartel» y
Publicado en La Revue Blanche del 1º de enero de 1897.
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porque
determinada
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palabra
se
repite
en
ella
Revista Esperpento
constantemente. A estas alturas no debería ignorarse que
con cuerpo de dragón y testuz de toro, según la
está casi definitivamente probado que, al menos en el
exageración de sus principales vicios. Y, de tal manera,
tiempo de Shakespeare, nunca se representaron sus
no es asombroso que el público quedase estupefacto a la
dramas de otra manera que sobre un escenario
vista de su inmundo doble, formado, como ha dicho
relativamente perfeccionado y con sus correspondientes
excelentemente Catulle Mendès, «de la eterna imbecilidad
decoraciones. Además, hay gentes que han visto en Ubú
humana, de la eterna lujuria, de la eterna glotonería, de la
una obra escrita «en francés arcaico», y ello porque nos
bajeza de instintos erigida en tiranía, de pudores, virtudes,
divirtió imprimirla con caracteres antiguos, y porque se ha
patriotismo e ideales de gente bien comida»; de un doble
tomado phinanza por una ortografía del siglo XVI.
que, hasta entonces, no se le había presentado por
Cuánto más exacta encuentro la reflexión de uno de los
completo. En realidad, no había por qué esperar una pieza
figurantes polacos, quien juzgaba la pieza del siguiente
divertida, y ya las máscaras explicaban suficientemente
modo: «Se parece en todo a Musset, porque cambia a
que, a lo sumo, lo cómico debería ser entendido en el
menudo de decorados».
sentido macabro de un clown inglés o de una danza de la muerte. Antes de que contáramos con Gémier, Lugné-Poe se había aprendido el papel y quería
“... ¿no tendremos por nuestra parte el derecho de considerar a sus integrantes alienados por defecto —idiotas en sentido científico—, provistos de una sensibilidad tan rudimentaria que no percibe más que impresiones inmediatas?”
representarlo a la manera trágica... Y lo que sobre todo no se ha comprendido —a pesar de estar bastante claro y venir continuamente recordado por las réplicas de la Madre Ubú: ―¡qué idiota de hombre... qué triste imbécil!‖—, es que Ubú no debía decir «palabras ingeniosas», como algunos ubuescos reclamaban, sino frases estúpidas, y ello con todo el desparpajo del grosero. Téngase en cuenta, además, que ese vulgo que con fingido desdén exclama: «¡Ni un ápice de ingenio en todo esto!»,
Fácil hubiera sido adaptar Ubú al gusto del público
comprende todavía mucho menos cualquier enunciado
parisino con sólo las ligeras modificaciones que siguen: la
medianamente profundo. Nos lo dice la experiencia de
palabra inicial debería haber sido ¡bah! (o ¡brah!); la
nuestra observación del público durante los cuatro años de
escobilla repugnante, un pañal de jovencita; los uniformes
l‘OEuvre: si se tiene verdadera necesidad de que el vulgo
militares, del tiempo del Primer Imperio. Ubú hubiera
entrevea algo, hay que explicárselo previamente.
tenido que darse el abrazo con el Zar, y más de un personaje acabar con los cuernos puestos... Todo lo cual
La masa no entiende Peer Gynt, que es una de las obras
considero que, en conjunto, resulta más sucio.
más claras que existen. Tampoco comprende la prosa de Baudelaire, ni la precisa sintaxis de Mallarmé. Ignora a
Lo que pretendí fue que, al levantarse el telón, la escena
Rimbaud, se entera de la existencia de Verlaine una vez
resultase para el público como ese espejo de los cuentos
que éste ha muerto y queda aterrorizada escuchando
de madame Leprince de Beaumont en que el vicioso se ve
Rastreadores o Peleas y Melisande. Simula considerar a
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los literatos y artistas como un grupito de enajenados y,
de oso en dónde está y en qué se ocupa. Por lo demás,
en opinión de muchos de sus componentes, será preciso
resulta bastante inofensiva, pese a ser mayoritaria, porque
limpiar la obra de arte de todo lo que es azar y
se enfrenta a la inteligencia y, por fortuna, Ubú nunca
quintaesencia —expresiones del alma superior—, hasta
podrá descerebrar a todos los aristócratas. Semejante al
dejarla castrada, tal y como podría haberla escrito la masa
Animal Carámbano, de Cyrano de Bergerac, en su lucha
en colaboración. Tales son sus puntos de vista, y también
contra la Bestia de Fuego, acabará por derretirse antes de
los de algunos plagiarios y
triunfar. Y si triunfara, tan sólo
divulgadores. Y dado que el
conseguiría llegar a sentirse
vulgo nos considera alienados
honrada de poder colgar en su
por exceso, porque de sentidos
chimenea el cadáver del Animal
exacerbados
obtenemos
Sol, y de poder alumbrar su
opinión
materia adiposa con los rayos de
alucinatorias, ¿no tendremos por
esa forma tan diferente de ella
nuestra parte el derecho de
como distinta es, en otro plano,
considerar
el alma del cuerpo.
sensaciones
en
a
sus
su
integrantes
alienados por defecto —idiotas en sentido científico—, provistos
La luz es activa, la sombra
de
pasiva;
una
sensibilidad
tan
y
aquella
no
está
rudimentaria que no percibe más
separada de ésta, sino que acaba
que impresiones inmediatas? ¿En
por penetrarla si se le da el
qué consiste verdaderamente el
tiempo suficiente. Revistas que
progreso? ¿En hacerse cada vez
publicaron las novelas de Loti,
más semejante a los animales o
imprimen en la actualidad doce
en ir desarrollando poco a poco
páginas de versos de Verhaeren
las circunvalaciones cerebrales
y numerosos dramas de Ibsen.
embrionarias? Hace falta que pase tiempo, Siendo el arte y la comprensión
como decimos. Quienes son
de la multitud cosas tan distintas,
mayores que nosotros —título
tal vez se piense que hicimos mal
en base al cual les respetamos—
atacando directamente al vulgo
han conocido en su vida ciertas
en Ubú Rey. De hecho, si se
obras que conservan para ellos
enfadó, es porque se dio por aludido, diga lo que diga. La
el encanto de los objetos habituales, y nacieron con un
lucha contra el ―gran tortuoso‖, en Ibsen, pasó, por el
alma ajustada a esas obras y garantizada para durar hasta
contrario, casi desapercibida. Pero, en mi opinión, el
el año mil ochocientos ochenta... y tantos. Como ya no
vulgo es una masa inerte, irracional y pasiva, a la que hay
estamos en el siglo XVII, no les daremos el empujón
que golpear de vez en cuando para saber por sus gruñidos
definitivo. Antes bien, esperaremos a que su alma,
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consecuente consigo misma y con los
Incontexto:
simulacros que rodearon su vida, acabe por extinguirse
—en
realidad,
no
hemos
esperado—, e iremos convirtiéndonos, a nuestra
vez,
en
hombres
graves
y
barrigudos, como Ubú cualesquiera. Y después de publicar algunos libros que acabarán por convertirse en clásicos, terminaremos
muy
probablemente
de
alcaldes de pequeñas ciudades en las que los bomberos nos regalarán jarrones de Sèvres cuando se nos nombre académicos, y a nuestros nietos sus bigotes dentro de aterciopelados
almohadones.
Entonces,
levantarán la voz nuevos jóvenes que nos encontrarán
muy
anticuados
y
que
compondrán baladas en las que abominarán de nosotros. Ninguna razón hay para que no suceda.
Publicado el primer día del año 1897 —¿como un saludo de año nuevo?—, Cuestiones de teatro es uno de los tres textos que vendrían a conformar el manifiesto teatral de Alfred Jarry (los otros dos son De la inutilidad del teatro en el teatro y Doce argumentos sobre teatro), necesariamente ligado a la representación de Ubú Rey (estrenada el 10 de diciembre de 1896). Como se podrá juzgar, este texto es una réplica al vulgo que juzgó la representación de Ubú como una farsa carente de delicadeza y, en cambio, desproporcionadamente provista de insultos y blasfemias. Pero como el mismo Jarry reconoce, el grueso de las personas no está acostumbrado a observar su caricatura sin ruborizarse y proyectar su descontento en forma de indignación. La forma del esperpento nos parece irreconocible cuando buscamos en el espejo nuestra figura y éste, con una sinceridad aterradora, nos devuelve una imagen infame y desfigurada. Pero, cuando más se niega el hombre común en reconocerse en la imagen, con más empeño arremete Jarry en su contra, demostrándole su doble hipocresía: fingirse espectador conocedor y desviar irritado la mirada del espejo. Si, como cabe suponer, el teatro no está para hacer sentir mejor al público asistente ni mucho menos para darles una lección cívica (¡ni que fuera un desusado Manual de Carreño!), entonces el camino debe ser el de la sorpresa y el ataque a un público mentidamente culto —y, dicho sea de paso, de ideales estéticos anticuados y envejecidos— que busca en la escena lo que en sus grises vidas raras veces encuentra —la cultura, en el sentido más excluyente de la palabra—. Por esto, Jarry no habla a la fementida élite cultural aristocrática, a pesar de sus serias reticencias, sino a los jóvenes que no se sienten reflejados en la cultura de sus antepasados, que sienten que el lenguaje y la expresión heredados no pueden constituir ni condensar los nuevos sentimientos que inflaman sus pechos. Como bien nos dice Jarry en el argumento número 10 de sus Doce argumentos sobre teatro: «Mantener una tradición, incluso válida, es tanto como atrofiar el pensamiento, que tendría que haber evolucionado durante su duración. Y es insensato querer expresar nuevos sentimientos dentro de una forma ―conservada‖». Jarry, como dramaturgo y creador, buscaba la evolución del teatro de su época: el resultado no fue otro que la irrupción de una verdadera estética del absurdo, una estética sistemáticamente deformada —justo antecesor de Valle-Inclán—, una valiosa búsqueda de las nuevas formas, que singularmente influiría en el teatro de la modernidad y los movimientos de vanguardia. A. A. Vidal.
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SABERES ÚTILES E INVENTOS NUEVOS. Por Alfred Jarry Traducción Jesús Benito Alique Imágenes Pierre Bonnard
Carta confidencial
pilares dotados de ruedas que sostuvieran un tejadillo.
DEL PADRE UBÚ
Cuatro serían suficientes y, dado de lo que se trataba, no sería preciso que fuesen de piedra, sino que bastaría con
Al señor POSIBLE, de la oficina de inventos y patentes
que fueran de madera, con un doselete uniendo las
Señor,
respectivas partes superiores. La majestad de nuestro bamboleante paso no quedaría más que acrecentada con
Le ruego haga lo necesario para patentar a nuestro
ayuda de tal artilugio, sobre todo si los cuatro várganos
nombre, con la máxima urgencia, los tres objetos que a
fueran transportados por esclavos negros.
continuación describo, y que han sido inventados últimamente por nos, el
Mas como los negros no hubiesen
Señor de las Phinanzas.
podido resistir la tentación de participar mínimamente del refugio reservado para
Primer invento: Paseándonos cierto día
nuestra barriga, lo que, de una parte,
de lluvia bajo los soportales de la rue de
hubiera resultado irreverente; de otra,
Rivoli, nos congratulamos de poder
poco propia de nuestra suntuosa fama y
constatar que ninguna gota de líquido
capaz de dar lugar a que se nos tachase
llegaba a humedecer la superficie de
de tacañería, pues los viandantes, al ver
nuestra barriga. ¡Cuál no sería nuestra desesperación al
a los negros amorosamente a cubierto de toda humedad,
ver que, al acabarse los soportales, terminaba también el
hubieran aceptado difícilmente que se tratase de
amparo del que veníamos sirviéndonos! Mas, por aquella
verdaderos negros de buena calidad; y por último en
vez, tomamos la decisión de resultar empapados,
exceso gravoso, pues, por completo incapaces de aceptar
habiendo vislumbrado, gracias a nuestro ingenio natural,
que se nos imputase tal defecto, nos hubiéramos visto
el medio de evitar dicha calamidad para lo por venir.
forzado, con harto dolor de nuestro corazón, a
Desde un primer momento se nos ocurrió la posibilidad
convertirnos en propietario de negros auténticos o, cuando
de hacernos acompañar por determinado número de
más, un poco paliduchos...; considerando todo lo cual,
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repito, decidimos suprimir la idea de los negros o, cuando
salón el que quedaría sin alfombra, dándose el
menos, reservarla para desarrollarla de más amplia
inconveniente, por añadidura, de que ésta habría de
manera en la segunda parte de nuestro Almanaque. Ello, y
resultar demasiado ancha para las otras habitaciones, dada
también mantener por nos mismo, alto, firme y con un
la estrechez de las mismas. Por la cabeza se nos pasó la
solo brazo, los cuatro soportes de la telilla protectora,
idea de circuncidarla, mas pronto nos dimos cuenta de que
reunidos en un haz gracias a la firmeza de nuestro puño.
quedaría menguada para prestar servicio en su principal destino. Tal mengua, sin embargo, no llegaría a ser
Tomada dicha decisión, no tardó en ocurrírsenos la
redhibitoria si conseguíamos el objetivo de tener siempre
simplificación consistente en pasar a un solo astil de
bajo nuestros pies, en el lugar donde nos hallásemos, al
madera, o tal vez metálico, que en su parte superior
menos un pedazo, por pequeño que fuese, de alfombra.
irradiase en cuatro o incluso más varillas (el número no tenía ya importancia, dado que el mango había acabado por
ser
único),
Animado por tales consideraciones, llegamos a considerar
que
indiferente el sacrificio de
mantuviesen en tensión la
nuestra alcatifa, si con ello
acogedora cubierta.
conseguíamos
que
nos
prestase mejor servicio. Así, Considerando
que
la
manteniéndonos de pie en su
descrita,
no
mismo centro, procedimos a
menos nueva que ingeniosa
cortar las partes situadas
y
bajo nuestras suelas y, para
invención
práctica,
tiene
por
finalidad resguardarnos de
decirlo
las precipitaciones, alejar de
geométricos,
nos la lluvia del mismo
porciones equivalentes al
modo que el rayo se aleja
conjunto
del
poliedros de sustentación, o
pararrayos,
creemos
lógico y natural bautizarla
pies.
con el sencillo nombre de paraguas.
en
términos sendas
de
A
nuestros
continuación,
pusimos toda la coquetería posible, así como la exquisita atención que de continuo nos exige nuestra perenne
Segundo invento: Muchas veces habíamos deplorado que
obsesión por la comodidad, en ajustarnos a la perfección
el lamentable estado de nuestras phinanzas no nos
las cálidas envolturas, a fin de conseguir que el conjunto
permitiese cubrir todos los suelos de nuestra mansión con
de nuestras plantas pisara siempre en mullido, y ello con
muelles alfombras. Por supuesto que tenemos una en
seguridad y solidez.
nuestro salón de recepciones, pero ninguna, ¡ay!, en nuestros cuartos de baño ni en nuestra cocina. En un
A tal par de novedosos hallazgos portátiles e incluso
primer momento pensamos en transportar la alfombra del
portadores, lo bautizamos con el nombre de aislantes
salón a los demás lugares, cuando tuviéramos alguna
universales, y también con el mucho más eufónico de
necesidad de ello. Pero en tal caso sería el mencionado
pantuflas.
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deseos de reposar sobre él... El caso es que, familiarizado Tercer invento: Siendo así que habíamos adquirido un
que estábamos con la idea de par desde cuando
muy precioso bastón, al punto experimentamos la desazón
inventamos las pantuflas (véase un poco más arriba el
de pensar que nos veríamos obligados a lavarnos las
significado de este neologismo), decidimos construir dos
manos de vez en cuando si es que no queríamos contagiar
artilugios simétricos que nos han parecido ser dignos de
su puño (del bastón). Para evitarnos tan molesta tarea,
ostentar el sonoro nombre de guantes.
pensamos en proteger la parte superior del tantas veces mencionado utensilio mediante una pequeña envoltura de
Este ha sido —insistimos— el más feliz de nuestros
cuero fino. Pero, además de no considerarlo demasiado,
descubrimientos, pues ni la Mamá Ubú, ni nadie, podrá
estético, nos pareció que ello vendría a impedir la pública
controlar a partir de ahora si nos lavamos o no las manos.
admiración del hermoso mango... Del perfeccionamiento de esta primera idea que a continuación queda resumido, hemos de reconocer que nos sentimos particularmente orgulloso. Doblando de manera pertinente —pensamos— una pieza de cuero fino algo más grande que la inicialmente prevista, llegaríamos a obtener la ventaja supletoria de conseguir que se adhiriese a nuestra mano, no cerrándose sobre el pomo del bastón más que cuando ésta sintiera
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DEFINICIÓN* Por Alfred Jarry Traducción y notas Margarita Martínez
Un epifenómeno es lo que se agrega un fenómeno. La
excepciones, aunque más frecuentes, en todos aquellos
i
casos de hechos accidentales que, al reducirse a
u ik ), y su verdadera ortografía 'patafísica
excepciones poco excepcionales, no tienen la atracción de
patafísica, (
cuya
etimología
debe
escribirse
la singularidad.
—precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar un fácil retruécano— es la ciencia de lo
Definición: La patafísica es la
que se sobreañade a la metafísica,
ciencia
sea en sí misma, sea fuera de ella,
imaginarias,
extendiéndose tan lejos de la
simbólicamente
metafísica como ésta se extiende
lineamentos las propiedades
más allá de la física. Ejemplo: al
de los objetos descriptos por
ser
su virtualidad.
el
epifenómeno
de
las
soluciones
que
atribuye a
los
frecuentemente un accidente, la 'Patafísica será la ciencia de lo
La ciencia actual se funda en el
particular, aunque se diga que no
principio
hay ciencia más que de lo
mayor parte de los hombres
general. Estudiará las leyes que
vio, en general, tal fenómeno
rigen las excepciones; explicará
preceder o seguir a tal otro, y
aquel universo suplementario al nuestro, ambiciosamente,
o
menos describirá
concluyó Faustroll. Ilustración de André STAS para la Collection d’un agité du bocal, représentations ubuesques et pataphysiques. Galleria Marc Ways.
un
de
que
inducción: la
todo
sería
siempre así. En principio, esto no es exacto más que la mayor
universo que se puede ver, y que quizá se deba ver, en
parte de las veces; depende de un punto de vista, y está
lugar del tradicional; dará cuenta de las leyes que se creyó
codificado por comodidad. ¿Y entonces? En lugar de
descubrir en ese Universo como correlaciones a su vez de
enunciar la ley de la caída de los cuerpos hacia un centro, ¿no preferiríamos la de la ascensión del vacío hacia la
*
Publicado originalmente en Revista Artefacto Nº 3, 1999.
periferia, considerando al vacío como la unidad de no-
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densidad, hipótesis mucho menos arbitraria que la
vientres, tangencialmente. O aún más, la muchedumbre ha
elección de la unidad concreta de densidad positiva, el
aprendido que el universo verdadero estaba hecho de
agua?
elipses; a su vez, los burgueses conservan sus vinos en toneles y no en cilindros.
Porque aun este cuerpo en sí mismo es un postulado y un punto de vista de los sentidos de la multitud, y porque si
Para no abandonar con digresiones nuestro ejemplo usual
no su naturaleza al menos sus cualidades no varían
del agua, con respecto al tema meditemos sobre lo que
demasiado, es necesario postular que la talla de los
dice el alma de la multitud irreverentemente de los
hombres quedará siempre sensiblemente constante y
adeptos a la ciencia patafísica: otros tantos locos1.
mutuamente igual. El consentimiento universal es ya un prejuicio bastante milagroso e
NOTAS.
incomprensible.
Definición.
¿Por
qué
cada uno de nosotros afirma que la forma de un reloj es circular,
lo
cual
evidentemente es falso, ya que se ve de perfil una figura rectangular angosta, elíptica al verla de tres cuartos, y por qué diablos no se notó su forma
más
que
en
el
momento de mirar la hora? Quizá bajo el pretexto de la
“La patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias, que atribuye simbólicamente a los lineamentos las propiedades de los objetos descriptos por su virtualidad”.
Después de haber encarado la redacción
de
un
«Tratado
de
‗Patafísica», Jarry renunció a la tarea
y
decidió
incluir
los
fragmentos en lo que se convirtió en las Gestas y Opiniones del Doctor Faustroll. Jarry había sentido lo que sería formulado más tarde por el Colegio:
un
«Tratado
de
‗Patafísica» formal no podía más
utilidad. Pero el mismo niño que dibuja el reloj redondo, dibuja también la casa cuadrada, vista desde la fachada, y esto evidentemente sin
que echar sombra sobre la Patafísica inconsciente. «La Patafísica es para vivirla»; de allí la Navegación.
razón alguna; porque es extraño, excepto en el campo, que se vea un edificio aislado, y aun que en una calle las
En sus Claves para la 'Patafísica, Ruy Launoir recordó que «la definición de 'Patafísica no tiene privilegios en
fachadas se vean como trapecios oblicuos.
relación a cualquier otro enunciado patafísico; la relación Hace falta necesariamente admitir que la multitud (incluyendo a los niñitos y a las mujeres) es demasiado grosera para comprender las figuras elípticas, y que sus miembros concuerdan con el consentimiento denominado
entre la 'Patafísica y el texto patafísico permanece constante», y que «no se devela aquello que es la 'Patafísica, porque ella es desvelamiento. Sin duda porque ella es, patafísicamente, un velo».
universal porque solamente perciben las curvas que tienen un solo foco, dado que es más fácil coincidir en un punto que en dos. Se comunican y equilibran por el borde de sus
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1
Este texto ha sido tomado de Gestas y opiniones del Doctor Faustroll, patafísico.
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La patafísica.
antes que Faustroll, Ubú fue Doctor en Patafísica (cfr. Ubú Cornudo, I, 3; Ubú Encadenado, III, 2).
La historia de la palabra patafísica contiene una prehistoria: en Los Polacos, «Ur-Ubu» anterior a Ubú Rey y aun a la escritura característica de Jarry, el Padre Ubú es bautizado «con esencia de patafísica». Se trata de una tradición oral devuelta por el artillero Morin al Profesor
Así como no hay que reducir Jarry a Ubú, tampoco hay que limitar la Patafísica a Faustroll. En su anuncio del Segundo Almanaque, aparecido en la Revue Blanche el 1º de enero de 1901, Jarry da una definición de la patafísica según Ubú, que completa y desequilibra eficazmente las
Expulsado.
definiciones de Faustroll2. La palabra «patafísica» es, «Un trazo de la silueta de
entonces, una creación del
ese títere que no había
genio colectivo y popular
servido en lo más mínimo
reverenciado por Nizard, y
en Ubú Rey, ni en su
las Gestas tienen por origen
contrapartida,
una gesta: la del Padre
Encadenado, es recalcado
Hébert que, como recuerdan Noel
Arnaud
Bordillon,
y «está
aquí: nos referimos a la
Henri
"patafísica" del personaje,
al
más simplemente, a su
comienzo». De este modo,
seguridad
si el prototipo de Ubú es el
de Rennes, también está en los orígenes del Doctor
veces
con
otras
con
competencia, ganas
y
último caso siguiendo una
identificó con el Padre bajo
segunda
disertar
absurdidad, pero en este
Faustroll. Y Jarry, que se
su
para
sobre omni re scibili, unas
profesor de física del Liceo
los rasgos de Ubú, quiso ser
Ubú
lógica tanto más irrefutable Ilustración de Alfred Jarry.
como que se trata de la del
hipóstasis: loco o la del chocho».
Faustroll.
Desaparecido el texto Los Polacos en la casa de su detentor, Franc-Nohain, la palabra "patafísica" aparece mencionada por primera vez impresa (si no manuscrita), en L‘Echo de Paris littéraire illustrée. El día 23 de abril
Pero tal vez Jarry se dirigía aquí, como asienta en un almanaque,
«al
alma
de
la
multitud
que
dice
irreverentemente de los adeptos de la ciencia patafísica: otros tantos locos...»
de 1893 la galaxia Gutemberg se iluminó por primera vez con las cinco sílabas inmortales... La publicación, ese mismo día, de Guignol, ¡establece que fue Ubú el inventor de la Patafísica! Porque no olvidemos nunca que
2
«No se trata de completar la ciencia, sino de desequilibrarla», decía Julien Torma: en este caso, se trata de desequilibrar la ciencia misma.
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Revista Esperpento
La primera mitad del Siglo XX vulgar asiste a una
farfullado, de papionesco (tartamudea Bosse-de-Nage). El
ocultación del vocablo; después de 1901, Jarry no lo
Sátrapa Trascendente Jean Ferry remarcaba que la palabra
utilizó más en sus escritos; después de su muerte, no será
se había «diluido» y convertido en algo tan vago e
vuelto a emplear más que por raros patacesores. Jacques
insignificante como el concepto (ubuesco) de «burgués»,
Vaché, quien en una carta a André Breton cita la palabra
el concepto (burgués) de «ubuesco», o el calificativo
maestra «del hidrocéfalo del Doctor Faustroll», no utiliza
«surrealista», ¡que el vulgo transforma en sinónimo de
sin embargo la palabra «patafísica», en cuyo lugar emplea
patafísica!
«Umour». Pero René Daumal coloca en la Nouvelle Revue française una rúbrica titulada «La Patafísica del mes», y
La multitud, que es «demasiado grosera para comprender
escribe para Cahiers du Sud
las figuras elípticas», no leyó las
(noviembre
Gestas
de
1932)
dos
estudios de patafísica «teórica» («La Patafísica es la revelación del reír» y «La Patafísica de los Fantasmas»). Euforismos
En (Guiblin,
los 1926)
Julien Torma habla de su «experiencia consumada de la Patafísica»; estima que «la Palabra Maestra sigue siendo aquella
de
nuestro
Bosse-de-Nage,
amigo
cinocéfalo
papión».
y
Opiniones.
Las
definiciones que se dan allí de la
“...la palabra se había «diluido» y convertido en algo tan vago e insignificante como el concepto (ubuesco) de «burgués», el concepto (burgués) de «ubuesco», o el calificativo «surrealista», ¡que el vulgo transforma en sinónimo de patafísica!”
El renacimiento del vocablo puede fecharse precisamente el día de la creación del Colegio de 'Patafísica el 22 de Palotin 75 (vulg. 11 de Mayo de 1948). Se conoce el resto, y la irrupción, la fuerza de la palabra "patafísica" en el Lenguaje de Nuestro Tiempo. Al analizar este
Patafísica
son,
en
efecto,
elípticas. i(
u ik )
Para obtener la etimología de la palabra 'Patafísica, Jarry opera con: 1) una conjunción de factores —puramente aparente— a través de la colocación de paréntesis: i( u ik )
2) un solipsismo, porque falta un artículo, y aún dos. Sería necesario: i u ik (lo que se agrega a lo que viene después de lo que es físico) 3) una crasis o carambola de las sílabas interiores, porque (i ) u ik
fenómeno poco antes de la Ocultación del Colegio (coincidencia que quizá no lo sea) el número 22 de los Subsidia ‗Patafísica señalaba la entronización del término en el suplemento del diccionario Robert.
4) una aféresis, o eliminación de la vocal inicial: (é) pataphysique. La aféresis está señalada con un apóstrofe, lo que es solamente lo elementario, aunque sea menos corriente que en el caso de elisión.
Creación colectiva (?), la palabra «patafísica» volvió a lo colectivo con todo lo que esto implica de aproximado, de
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Revista Esperpento
Después de todo esto, no dice que, como es el caso 1) «...y su verdadera ortografía 'patafísica —
generalmente, la etimología está forjada después que la palabra, colegial o patafísica.
precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar un fácil retruécano»: se comprende que hace falta
Precedida por un apóstrofe.
que caiga la é inicial para evitar el retruécano. El que sería, entonces: épate à physique4.
En A la Búsqueda de Alfred Jarry (Editorial Seghers), el
2) «...precedida por un apóstrofe, con el fin de evitar
Regente Caradec constata que Jarry escribe «un» y no
un fácil retruécano»: el hecho de escribir
3
«una» apóstrofe, «lo que no habrá dejado de suscitar otra
debidamente el apóstrofe en lugar de omitirlo,
agitación»: la ‗Patafísica (sic) «no apostrofa personas».
como aparece en la grafía corriente de Jarry y el la
Los gramáticos, explica Littré,
primera palabra de la frase,
dijeron que el apóstrofe, signo
recuerda la caída de la é
gramatical, debía ser masculino:
inicial, que, sin él, sería
en efecto, apostrophus en latín
olvidada, dejando que la
es masculino, pero por error;
pronunciación evoque una
porque apóstrofe se dice en
muy desplazada patte o pâte
ó
griego sobreentendido
i
o oç,
à physique5.
, lo que
quiere significar la marca que
El
descarta.
nada,
entonces, en recordar la é
entonces, que cambiar en el
inicial sin que pueda ser
género.
pronunciada;
No
hay
problema
de
consiste,
ahí
el
apóstrofe.
Para
evitar
un
fácil
retruécano.
El Regente Caradec (op. cit.), Ilustración de Alfred Jarry.
gran
especialista
en
la
materia, ve un tercer retruécano posible: «bat à El Colegio de 'Patafísica distingue mediante el apóstrofe la 'Patafísica voluntaria de la Patafísica involuntaria. Esta distinción no figura en las Gestas y Opiniones, que da otra razón a la aparición del apóstrofe.
physique», es decir, bastón de física, el cual, en César Anticristo, simboliza la identidad de los contrarios. Se verá en el Capítulo XXXIX que el Doctor Faustroll atribuye la paternidad de César Anticristo al mismo Padre Ubú, padre también de la 'Patafísica. Pero este tercer
¿Cuál es el «fácil retruécano» evitado por el apóstrofe? Hay dos hipótesis, según sea el modo en el que se comprende la frase:
3
N. de T. En francés, el sustantivo apostrophe es femenino.
4
N. de T. Juego de palabras: el significado de épater (resultante en la evolución del tema más é inicial, según la filología del Colegio) es escandalizar, provocar asombro. 5 N. de T. Nuevo juego de palabras: patte (pata), y pâte à physique (crema o pasta de física).
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retruécano no tiene relación ni con la etimología ni con el
aquellos de Física. El clinamen está al principio del verbo,
apóstrofe de 'Patafísica.
es decir, de Todo, y Todo, «¿no es verosímilmente, un monstruo?» (Cap. XXXVI).
Más allá de la física. En el Acta Heráldica de César Anticristo, Fasce opina El uso corriente formula así esta definición: «La ‗Patafísica es a la metafísica lo que la metafísica a la
que «el patafísico, pegado a las orejas y alas retráctiles, pez volador, es el penacho enano del gigante, más allá de los físicos».
física».
En lugar del tradicional.
René Daumal escribió que se proponía
hacer
con
la
metafísica lo que Julio Verne con la física. En su Mensaje Inaugural del 15 de Absoluto 93, Su Magnificencia Opach se preguntaba: «¿Por qué ubicar la 'Patafísica en relación a la metafísica, si ésta última, lejos de ser un simple islote en nuestras
cartas
revelan,
bajo
examen,
como
marinas, el
cagada de mosca?»
se
cuidadoso una
vulgar
“...no le es suficiente al patafísico reconocer que hay 'Patafísica, o que él la padece; debe, sobre todo, para que dicha 'Patafísica sea para él más que en él, promover la 'Patafísica con su propio movimiento”.
«¿Esto quiere decir que Jarry opone al universo convencional un universo verídico cuya llave será dada por la 'Patafísica?», se pregunta Ruy Launoir en sus Claves para la 'Patafísica. Y responde que: «El quizá corrige sin duda alguna el imperativo del debe, y lo hace pasar de lo categórico
a
lo
hipotético.
Nuestras costumbres quieren, sin embargo, que la verdad sea una exigencia incondicional: Veritas
La etimología de la palabra "metafísica" es tan patafísica
urget nos. La 'Patafísica se sitúa más allá de lo verdadero
como la del sustantivo 'Patafísica, porque, en el primer
y lo falso».
siglo vulgar, al redescubrir a Aristóteles y cuando el sabio Andrónico de Rodas asumió el deber de editar las obras
Ruy Launoir quiere recalcar en esta definición «un punto
completas del Maestro, no encontró nombre que
muy alto de doctrina: no le es suficiente al patafísico
designase trece tomos de lecciones dispersas, y los tituló
reconocer que hay 'Patafísica, o que él la padece; debe,
según la disposición que les destinó en un plan más
sobre todo, para que dicha 'Patafísica sea para él más que
general: ta meta ta physika = las (cosas que siguen)
en él, promover la 'Patafísica con su propio movimiento».
después de las (cosas) físicas, o los libros que siguen a
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Por su virtualidad. Es la más célebre, completa y (aunque más no sea ortográficamente) definitiva de las definiciones de 'Patafísica. Ruy Launoir la comentó minuciosamente en sus Claves para la 'Patafísica, y considera, al terminar, que «el desempeño patafísico se esperará en el momento en que podamos pensar los objetos como de ordinario y de varias otras maneras, y sin ser sensibles más que a las diferencias de ingeniosidad de estas representaciones». Y no excluye otras interpretaciones de esta definición.
La ascensión del vacío hacia la periferia. En Lo, tercer libro de Charles Fort que, como el primero, el Libro de los Condenados, fue traducido al francés, este «apóstol de la excepción», como lo calificó Ben Hecht, escribía en 1931 (vulg.): «En la época pesimista de Sir Isaac Newton, fue formulada la explicación general de la existencia, opuesta a la nuestra: fue la melancólica doctrina de la caída universal. Concordaba con la teología de la época: la caída de los ángeles, la caída del género humano (...) Pero si la luna desciende hasta la vista de los observadores situados en un lugar de la superficie de la tierra, se alza a la vista de otros observadores (...) Sir Isaac Newton observaba a la luna descender, y explicaba todas las cosas en términos de atracción. Habría sido lógico también observar la luna en su ascenso, y explicar todas las cosas en términos de repulsión». Ilustración de Alfred Jarry.
Antes que Jarry y Charles Fort, Aristóteles había disentido con esos ascensos y descensos en el Tratado del Cielo (cfr. las notas del Cap. XXXVII).
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Ars Invocatoria: un vistazo a la
Ethernidad Por Richard León Imágenes Sharird Leno
La pitonisa habitaba la
Era un local sucio y pobremente
Dimensión Ethérea.
iluminado
En la cárcel de piedra habitaba
con
una
bombilla
amarillenta y grasosa. Pues si la
en horario de oficina, descanso
pitonisa era reconocida por sus
los domingos.
dones y bien pagada por sus
Su ascenso al éther se
servicios, sabía simular muy bien
adivinaba en cielos despejados y
la austeridad y la miseria. Había
profundamente azules,
escuchado hablar fervorosamente
adornados por sol abrasante. Su
de sus amplios dones psíquicos y
descenso a la piedra resultaba
parasicológicos, de su legendario
menos diciente. A veces se llovía
poder sanador y de sus incontables
al azar; otras, simplemente, se
y
dejaba caer como estrella fugaz.
comunicaciones con el más allá.
Siempre ha gustado del drama.
Pero no alcancé a prever la
misteriosos
viajes
y
magnitud de los misterios que aguardaban tras la colorida y
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Revista Esperpento
manchada cortina detrás de la que ella esperaba.
Su mirada empezaba a enturbiarse, su voz iba perdiéndose crecientemente entre el humo del incienso y el tabaco.
Un hombre ataviado de blanco en fiero contraste con su
Ciertamente no sucedía gran cosa y no pasaba de ser un
piel oscura, me dijo finalmente, con una voz fría y
incómodo momento en que observaba a una mujer en
distante:
aparente trance (―Más trabada que el putas!‖) que me timaba en mi cara y, además y para colmo, cuya
—La reverendísima hermana le espera.
recreación terminaba financiando.
Atravesé la cortina encontrándome en un corredor vacío y oscuro que desembocaba en una habitación con candilejas
Se mueve en la oscuridad
y saturante aroma de incienso quemado. Ingresé...
Como la noche Silenciosa y grave
—¿Has venido en busca de la Iluminación y... ?
Se deja caer
—Si de la candela verde se trata... —interrumpí
En un movimiento
apresurado, como siempre que me toman por sorpresa. No
Fugada la oscuridad
esperaba la sonrisa de complicidad con que me respondió.
Como en la noche
—El primer salto es el de la fe, si no crees no encontrarás
Silenciosa y calma
lo que vienes a buscar —dijo en tono cordial—. ¿Qué
Se deja ir
deseas? ¿Cuál es tu búsqueda? —preguntó mientras
Sin un movimiento
encendía un tabaco de descomunal tamaño y arrojaba volutas de humo sobre mí—. Puedo atravesar el umbral de la ocultación y establecer contacto con espíritus y demonios, con seres de dimensiones
y universos
complementarios al nuestro.
―El escarabajo de Lautrèamont pasó silbando alegre. La pitonisa se apresuró a apresarlo entre sus manos temblorosas. Escapó zigzagueando entre las ruinas, ruidoso‖.
Tomó las flores, azules como el cielo de donde descendía, y evitó una infusión innecesaria, masticando Sintiéndome como un imbécil sin remedio cuya
directamente los pétalos. Abandonó su cuerpo en trance e ingresó en las sombras.
ingenuidad le había llevado a creer en lo que otros, a su
Y entre las sombras su mirada se perdió.
vez y también ingenuamente, habían confiado, estaba
Y entre las sombras se encaminó profundamente
dispuesto a irme...
extasiada. —Él habita uno de los brazos de la estrella de piedra — dijo con una voz áspera justo antes de que me fuera, sosteniendo mis manos con sus manos sudadas y
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resbalosas y viendo más allá de mi rostro palidecido por
El escarabajo de Lautrèamont pasó silbando alegre. La
la sorpresa de su mirada perdida.
pitonisa se apresuró a apresarlo entre sus manos
—... —tragué saliva.
temblorosas. Escapó zigzagueando entre las ruinas,
—Él habita una pequeña estrella de uno de los brazos de
ruidoso.
la estrella de piedra; el hombre es una de las flores
Él esperaba en la colina con una botella en la mano, de
ventosas del brazo de la asteria —recitó con voz grave y
la que bebía intermitente cuando concluía la práctica de
profunda.
algún movimiento con su estoque. Lo clavaba en la tierra eufórico, desenfundando su revólver y disparando contra algún transeúnte desprevenido: aves y hormigas por
La isla estaba despierta. Se dejaba llover por el sol
igual, sin hacer diferencia.
indiferente, se dejaba pasear entre los visitantes, se dejaba... La isla estaba desierta.
Otra vez estaba a punto de irme,
cuando
el
gesto
penetrante y envejecido de la Esperaba mayores revelaciones.
pitonisa llamó mi atención.
Pero la pitonisa pareció caer en
Señalaba
un profundo sopor, guardando
oscuro y misterioso, detrás de
silencio por largo rato. En
polvorientos manuales y libros
realidad, no volvió a decir cosa
de hechicería, en que reposaba
alguna. De la sorpresa pasé a la
un ajado y sucio espejo cuyo
frustración y al enfado, como
destello sorprendía y causaba
siempre que algún oscuro secreto
encogimiento.
hacia
un
rincón
parece a punto de ser revelado y, sin embargo, permanece oculto y —El espejo no se ha roto, no
vedado a mi mirada.
puedo mientras Caminó distraídamente por la
cruzarlo
—concluyó, disparaba
nuevamente su revólver hacia
pradera sembrada de oscuridad y belladonas. Escogía
el cielo, indignado.
una delicadamente y la llevaba descuidada hasta sus
Atravesó el cristal de un cabezazo, desconcertado
labios... La dejaba caer sorprendida a cada momento por
porque no cediera ante la lógica de la detonación. El
algún fuego fatuo.
cristal cedió sin romperse, dejando pasar su cabeza en
A la sombra de sus ojos se hallaba, sin haberlo notado había caminado bajo la oscuridad de su mirada incansable y vidriosa.
movimiento hostil como si resbalara en un líquido calmo. La pitonisa apuró su paso empujándolo hacia el espejo, guiando su cuerpo astral a través del abismo en que cayeron.
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Miro el espejo e ingreso en el juego del doble, en el juego
Apuró otro trago, aun más largo que el anterior. Después
del otro que imita mis movimientos precarios y
estiró la mano en brindis.
perfectamente previsibles. Muestro mis manos, las muevo, hago sombras, juego con ellas. Me inclino en
—¡Vivan las Fuerzas Armierdras! —y otra extensa
respetuosa reverencia como disculpándome por mi grave
consulta a su botella, mientras con su mirada inquieta y
aspecto de palidez verdosa. En la luna del espejo empezó
ciertamente despectiva me inspeccionaba—... ¿A qué se
a formarse luego una figura brillante, difusa, ethérea. De
debe esta conjura de nos? ¿A qué se debe el escándalo de
la Gidouille mítica de la panza de Ubú formada en el
nuestra visita al supramundo? Quizá el apreciado
cristal surgió de repente la figura críptica de su creador.
caballero pueda explicárselo a nos...
Su primer instinto fue el de guiar sus manos hacia el cristal, comprender la naturaleza de su encierro, la fría resistencia que le impedía establecer contacto material y directo con nuestra dimensión. En un segundo movimiento apuró un trago de la botella que llevaba en su bolsillo. —¡Mierdra! —gritó ante la mística del cristal.
―… el tono oscuro e inmóvil del espejo empezó a tornarse rojizo, vivo, móvil. Cruzó sus manos sobre una mesa invisible y descansó su barbilla sobre ellas, con aire compungido y melancólico… ‖
Sus imperdonables y precisos revólveres le acompañaban, pero no el signo del velocípedo. En un gesto de absoluta naturalidad hizo una reverencia, como
Se quedó dormido al alba, con la entintada pluma en la
disculpándose por tan grave aspecto de palidez verdosa,
mano y las hojas secas pegadas a su cara. Los personajes
por sus ademanes exagerados.
se abigarraban entre los garabatos, agazapados, a la
—No durará demasiado —dijo cansadamente la pitonisa,
zaga de su despertar sobresaltado por las pesadillas del
con voz súbitamente marchitada—, así que aprovecha el
alcohol y el éther.
tiempo. El hechizo se desvanece luego de un rato, siempre lo hace. Después de todo, Doblemano no permitiría que se burlarán de él transportando un cuerpo astral a sus
—¡Este es el siglo de nos! —una risita sádica resonó tras
espaldas por sobre el mar de hombres rojos para que se
el cristal—. ¡Somos libres incluso de obedecer, la
comunicara con un ser humano.
esclavitud es la verdadera libertad! —alcancé a escuchar que decía mientras disparaba sus revólveres entusiasmado hacia la nada, hacia la profunda oscuridad del abismo.
Reflejo sombrío De tenue mística Duplicada soledad
Un sueño y otro sueño
Destello de arista
Y el inevitable retorno de la pesadilla,
Yo soy otro dispersado
Su ritmo siniestro y marcado,
Yo es otro desplegado
El paso violento de la alteración. Número 1 Abril-Julio 2011
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Revista Esperpento
Un sueño y otro sueño,
por el quiebre del espejo o por los espíritus en fuga de
Y el inevitable regreso a la pesadilla.
cada trozo de reflejo, de cada pedazo de cristal.
Repentinamente el tono oscuro e inmóvil del espejo
Volvió
sobre
sus
pasos
agitado,
disparó
empezó a tornarse rojizo, vivo, móvil. Cruzó sus manos
indiscriminadamente hacia el cristal que lo separaba de
sobre una mesa invisible y descansó su barbilla sobre
su reflejo indiferente.
ellas, con aire compungido y melancólico. Una última consulta a su botella, comprensiblemente demorada, marcó su lento desvanecimiento en el brillo del cristal. Una sonrisa de patético triunfo quedó registrada de forma sutil en la débil memoria de mi rostro.
Todo esto era muy bello como literatura, pero he olvidado... Enardecido, bamboleaba obsesivo su revólver, dispara y volvía a agitarlo en el aire como pesarosa despedida. Todo esto era muy bello... Disparaba
violentamente
contra su implacable captor, El cristal se resquebrajó al
se sacudía. No era el signo de
sonido del tercer disparo. Su
la desesperación, era burla,
materia
cedió
retorcido melodrama, sorna...
finalmente a la lógica de la
¿Qué hay de más bello que
líquida
detonación, rompiéndose en
platos
geométricamente
los mil y un pedazos de la
alineados?
inexactitud, su espíritu en fuga
Todo esto era muy bello...
resonó
Y los filisteos de piel y
en
el
agudo
rompimiento del cristal. El
cabellos
otro, el doble precario, mi
hombres rojos de rostros
desconfiado
borrosos
reflejo
se
rojos
y
corrían,
perfectamente
convierte en los mil rostros de
olvidables, un mar vivo e
la pesadilla de la Hidra, sus
infinitamente calcinado.
espíritus se difunden a mis
¿Qué hay de más hermoso
pies, escapan a la mística del
que
cristal, atraviesan el umbral de la ocultación. Yo soy
pares
de
zapatos
alineados según el orden militar?
otros miles, liberados en la violencia del disparo,
Todo esto era muy bello...
dispersados en la violencia del caos.
Y la barca de maderos roídos y gastados sigue su paso por sobre los rostros rojos impenetrables mientras la palidez verdosa se pierde en la Ethernidad.
La pitonisa estaba visiblemente conmovida. Descansaba en su cómoda silla de cuero agrietado. No sabía decir si
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Revista Esperpento
Un precursor de Heidegger: Alfred Jarry* Por Gilles Deleuze Traducción Thomas Kauf
La Patafísica (epi meta ta phusika) tiene precisa y
al ser del fenómeno, la técnica planetaria y el tratamiento
explícitamente este objeto: el gran Giro, la superación de
de la lengua.
la metafísica, la vuelta atrás más allá o más acá, «la ciencia de lo que se sobreañade a la metafísica, sea en sí
I. En primer lugar, la patafísica como superación de la
misma, sea fuera de ella, extendiéndose tanto más lejos de
metafísica es inseparable de una fenomenología, es decir
6
ésta como ésta de la física» . Hasta el punto de que cabe
de un nuevo significado y de una nueva comprensión del
considerar la obra de Heidegger como un desarrollo de la
fenómeno. Se trata de una similitud alucinante entre
patafísica conforme a los principios de Sófrates el
ambos autores. El fenómeno ya no puede ser definido
armenio, y de su primer discípulo, Alfred Jarry. Las
como una apariencia; pero tampoco se definirá, como en
grandes similitudes, memoriales o historiales, conciernen
la fenomenología de Husserl, como una aparición. La aparición remite a una conciencia a la que se le aparece, y
Texto tomado de Crítica y clínica, traducción de Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona, 1996. 6 Jarry, Faustroll, II, 8, Pléiade II, pág. 668 (Hechos y dichos del Dr. Faustroll. Patafísico, Madrágora, 1975).
asimismo puede existir bajo una forma distinta de aquella
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Revista Esperpento
que hace aparecer. El fenómeno por el contrario es lo que 7
se muestra a sí mismo en sí mismo .
La metafísica es un error que consiste en tratar el epifenómeno como otro fenómeno, otro siendo, otra vida. En realidad, antes que considerar el ser como un siendo
Un reloj de pulsera aparece redondo cada vez que se lee
superior que fundamentaría la constancia de los demás
la hora (utensilidad); o incluso, independientemente de la
siendo percibidos, tenemos que pensarlo como un Vacío o
utilidad, en virtud de las exigencias de la conciencia
un No–siendo, a través de cuya transparencia se plantean
exclusivamente (banalidad cotidiana), la fachada de un
las variaciones singulares, «caleidoscopio mental irisado
edificio aparece cuadrada, siguiendo unas constantes de
(que) se piensa»10. El siendo puede incluso parecer una
reducción. Pero el fenómeno es el
degradación del ser, y la vida, del
reloj como serie de elipses o la
pensamiento, pero, más aún, se dirá
fachada como serie infinita de
que el siendo corta el paso al ser, lo
trapecios: mundo compuesto por
mata y lo destruye, o que la vida
singularidades notables, o que se
mata al pensamiento: hasta el punto
muestran apariciones
(mientras no
singularidades corriente,
que
son
que
las
de que todavía no pensamos. «Para
más
que
en paz con mi conciencia glorificar
reducidas se
a
lo
el
aparecen
Vivir,
quiero
que
el
Ser
desaparezca, resolviéndose en su
8
corrientemente a la conciencia) . El
contrario.»
fenómeno, en este sentido, no
desaparición, esta disipación, no
remite a una conciencia, sino a un
procede de lo exterior. Si el ser es el
ser, ser del fenómeno que consiste
mostrar–se
precisamente en el mostrar–se. Este
muestra a sí mismo, y no cesa de
ser
del
fenómeno
Sin
del
embargo
siendo,
no
esta
se
es
el
retraerse, estando él mismo en
e
in–
retraimiento o retraído. Mejor aún:
consciente, objeto de la patafísica.
retraerse, apartarse, es la única
«epifenómeno»,
in–útil
El epifenómeno es el ser del fenómeno, mientras que el
manera de mostrarse como ser, puesto que tan sólo es el
fenómeno tan sólo es el siendo, o la vida. No es el ser sino
mostrarse del fenómeno o del siendo.
el fenómeno lo que es percepción, percibir o ser percibido, mientras que Ser es pensar9. Sin duda el ser o
II. La metafísica cabe toda ella en el retraimiento del
el epifenómeno no es más que el fenómeno, pero difiere
ser o el olvido, porque confunde el ser con el siendo. La
de él totalmente: es el mostrar–se del fenómeno.
técnica como dominio efectivo del siendo es la heredera de la metafísica: la termina, la realiza. La acción y la vida «han matado el pensamiento, Vivamos por lo tanto y a
7
Heidegger, El ser y el tiempo, FCE, 1993, párrafo 7 («La ontología sólo es posible como fenomenología», pero Heidegger reivindica en mayor medida a los griegos que Husserl). 8 Jarry, Faustroll, id. 9 Jarry, Être et vivre (Pléiade I, pág. 342): «être, défublé du bât de Berkeley...».
26
través de ello seremos los Amos». En este sentido, Ubú representa el gordo siendo, la salida de la metafísica como 10
Jarry, Faustroll y Être et vivre («Vivir es el carnaval del Ser...»).
Número 1 Abril-Julio 2011
Revista Esperpento
técnica planetaria y ciencia enteramente mecanizada, la
tecnicizada no se limitan a acarrear el retraimiento o el
ciencia de las máquinas en su siniestro frenesí. La
olvido del ser: el ser también se muestra en la técnica por
anarquía es la bomba, o la comprensión de la técnica.
el hecho de retraerse, en tanto que se retrae de ella. Pero
Jarry propone del anarquismo una concepción curiosa: «la
eso
Anarquía Es», pero provoca el decaimiento del Ser en el
(ontológicamente), no metafísicamente. Por eso inventa
siendo de la ciencia y de la técnica (el propio Ubú se
Ubú la patafísica al mismo tiempo que promociona la
11
sólo
puede
comprenderse
patafísicamente
volverá anarquista para hacerse obedecer mejor) . Más
técnica planetaria: comprende la esencia de la técnica, esa
generalmente, toda la obra de Jarry invoca sin cesar
comprensión que Heidegger imprudentemente asienta en
ciencia y técnica, se va llenando de máquinas y se coloca
el haber del nacionalsocialismo. Lo que Heidegger
bajo el signo de la
encuentra en el nazismo (tendencia populista), Jarry lo
Bicicleta:
en
encuentra en el anarquismo (tendencia derechista).
efecto no es una
Diríase, en ambos autores, que la técnica es la sede de un
máquina
sencilla,
combate en el que ora se pierde el ser en el olvido, en el
modelo
retraimiento, ora se produce lo contrario y se muestra y se
“Diríase, en ambos autores, que la técnica es la sede de un combate en el que ora se pierde el ser en el olvido, en el retraimiento, ora se produce lo contrario y se muestra y se desvela”.
sino
el
sencillo
ésta
de
una
desvela. No basta en efecto con oponer el ser y su olvido,
máquina adecuada a
el ser y su retraimiento, puesto que lo que define la
12
los tiempos . Y la
pérdida del ser es más bien el olvido del olvido, el
Bicicleta es lo que
retraimiento del retraimiento, mientras que el retraimiento
transforma la Pasión
y el olvido constituyen el modo en que se muestra o
como
puede mostrarse. La esencia de la técnica no es técnica, y
cristiana
metafísica de
la
«encierra la posibilidad de que lo que salva surja en
muerte de Dios en
nuestro horizonte»14. Así pues, la conclusión de la
carrera por etapas eminentemente técnica13. La bicicleta,
metafísica en la técnica hace que se vuelva posible la
con su cadena y sus marchas, es la esencia de la técnica:
superación de la metafísica, es decir la patafísica. De ahí
envuelve y desarrolla, efectúa el gran Giro de la tierra. La
la importancia de la teoría de la ciencia y de la
bicicleta es cuadro, marco, como el «cuadripartido» de
experimentación de las máquinas como parte integrante
Heidegger.
de la patafísica: la técnica planetaria no sólo es la mera pérdida del ser, sino la eventualidad de su salvación.
Pero si el problema es complejo se debe a que, tanto en Jarry como en Heidegger, la técnica y la ciencia
El ser se muestra dos veces: una vez en relación con la
11
metafísica, en un pasado inmemorial, puesto que retraído
Sobre la anarquía según Jarry, no sólo Être et vivre, sino sobre todo Visions actuelles et futures. 12 El llamamiento a la ciencia (física y matemáticas) aparece sobre todo en Faustroll y en Le Surmâle (El supermacho); la teoría de las máquinas está particularmente elaborada en un texto complementario de Faustroll, Commentaire pour servir a la construction pratique de la machine à explorer le temps (Pléiade I, págs. 734–743). 13 «La Pasión considerada como una carrera en cuesta», La chandelle verte (Pléiade II, págs. 420–422) (La Candela Verde, Felmar, 1977).
respecto a todo pasado de la historia, el siempre Ya– pensado de los griegos. Una segunda vez en relación con la técnica, en un futuro inasignable, pura inminencia o
14
Heidegger, Essais et conférences, «La cuestión de la técnica», Gallimard, págs. 44–45.
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posibilidad de un pensamiento siempre futuro15. Es lo que
posibilidad de ser —el avión como posibilidad de
se produce en Heidegger, con el Ereignis, que es como
emprender el vuelo en todas sus partes–, Jarry por su
una eventualidad del Acontecimiento, una Posibilidad de
cuenta considera la ciencia y la técnica como la ascensión
ser, un Posset, un Porvenir que desborda cualquier
de un «éter», o la revelación de unos trazados que
presencia
cualquier
corresponden a las potencialidades o virtualidades
inmemorial de la memoria. Y en sus últimos escritos
moleculares de todas las partes de un objeto: la bicicleta,
Heidegger ni siquiera habla de metafísica ni de superación
el cuadro de la bicicleta, constituye precisamente un
de la metafísica puesto que el ser a su vez debe ser
excelente modelo atómico, en tanto que constituido por
del
presente
como
también
superado en beneficio de un
«vástagos
Poder–Ser que ya sólo se
articulados
relaciona con la técnica16.
impulsados por un rápido
De igual modo, Jarry dejará
movimiento de rotación»18.
de hablar de patafísica a
El «bastón de física» es el
medida
siendo
que
descubriendo
lo
vaya Posible
rígidos y
volantes
técnico
por
excelencia que describe el
más allá del ser, en El
conjunto
supermacho como novela
virtuales,
del futuro, y mostrará en su
rectilíneas, cruzadas. En
último
este sentido la patafísica
escrito,
La
de
sus
líneas
circulares,
Dragonne, cómo lo Posible
comporta
supera el presente y el
teoría de las máquinas, y
pasado para producir un
supera las virtualidades del
17
mañana nuevo . Pero en Jarry esta apertura de lo posible resulta que también
ya
una
gran
siendo hacia la posibilidad de ser (Ubu manda sus
Alfred Jarry en su célebre bicicleta. Imagen cortesía Société des amis d’Alfred Jarry. Retoque artístico por Sharird Leno.
inventos técnicos a una
tiene necesidad de la ciencia tecnicizada: ya se veía desde
oficina cuyo jefe es el señor Posible), siguiendo una
el punto de vista restringido de la propia patafísica. Y si
tendencia que culminará con El supermacho.
Heidegger define la técnica por la ascensión de un «fondo» que borra el objeto en beneficio de una
La técnica planetaria es pues la sede de vuelcos de conversiones o de giros eventuales. La ciencia en efecto
15
Marlene Zarader ha destacado particularmente este doble giro en Heidegger, uno hacia atrás, otro hacia adelante: Heidegger et les paroles de l‘origine, Vrin, págs. 260–273. 16 Heidegger, Questions IV, «Tiempo y ser», Gallimard: «sin miramiento por la metafísica», ni siquiera «intención de superarla». 17 H. Bordillon, Prefacio, Pléiade II: Jarry «no utiliza casi nunca el término patafísica entre 1900 y su muerte», salvo en los textos que se refieren a Ubu. (Ya desde Être et vívre, Jarry decía: «El Ser, subsupremo de la Idea, pues menos comprensivo que lo Posible...», Pléiade I, pág. 342.)
28
trata el tiempo como variable independiente: por eso las máquinas son esencialmente máquinas de explorar el tiempo, «tempo–móviles» más que locomóviles. La ciencia bajo ese carácter técnico hace primero posible un 18
Vid. la definición de la patafísica, Faustroll: ciencia «que otorga simbólicamente a los lineamentos las propiedades de los objetos descritos por su virtualidad». Y La construction pratique: sobre el cuadro, Pléiade I, págs. 739–740.
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vuelco patafísico del tiempo: la sucesión de las tres
del hombre con la máquina da paso a una relación de la
estasis, pasado, presente, futuro, da paso a la co–
máquina con el ser del hombre (Dasein o Supermacho),
presencia o simultaneidad de los tres éxtasis, ser del
en tanto que el ser del hombre es más poderoso que la
pasado, ser del presente, ser del futuro. La presencia es el
máquina y consigue «cargarla». El Supermacho es ese ser
ser del presente, pero también el ser del pasado y del
del hombre que ya no conoce la distinción del hombre y
futuro. La eternidad no designa lo eterno, sino la
la mujer, pues la mujer en su totalidad ha pasado a la
donación o la excreción del tiempo, la temporalización del
máquina, absorbida por la máquina, pues únicamente el
tiempo tal como se efectúa simultáneamente en estas tres
hombre adviene como potencia soltera o poder–ser,
dimensiones (Zeit–Raum). De modo que la máquina
emblema de escisiparidad, «lejos de los sexos terrestres»
empieza por transformar la sucesión en simultaneidad,
y «el primero del porvenir»20.
antes de alcanzar la última
III. El ser se muestra, pero en tanto que no deja de
«en
retraerse (pasado); lo Más y Menos que ser llega, pero en
reversión», cuando el
tanto que no cesa de retroceder, de posibilitarse
ser del tiempo en su
(porvenir)21. Lo que significa que el ser no sólo se
totalidad se convierte
muestra en el siendo, sino en algo que muestra su
en
en
inevitable retroceso; y lo más y menos que ser, en algo
ser
que muestra su inagotable posibilidad. Ese algo, o la
como Porvenir. Jarry
Cosa, es el Signo. Pues si es cierto que la ciencia o la
tal vez recuerde a su
técnica contienen ya una posibilidad de salvación, siguen
profesor
Bergson
siendo incapaces de desplegarla y deben dejar paso a lo
cuando recupera el
Bello y al Arte que ora prolongan la técnica coronándola,
tema de la Duración,
como los griegos, ora la transmutan, la metamorfosean.
a la que define primero por una inmovilidad en la
Según Heidegger, el siendo técnico (la máquina) ya era
sucesión temporal (conservación del pasado), luego como
más que un objeto, puesto que hacía que ascendiera el
una exploración del futuro o una apertura del porvenir:
fondo; pero el siendo poético (la Cosa, el Signo) es más
«La Duración es la transformación de una sucesión en
todavía, porque hace que ad–[135]venga un mundo sin
“... el ser no sólo se muestra en el siendo, sino en algo que muestra su inevitable retroceso; y lo más y menos que ser, en algo que muestra su inagotable posibilidad”.
transformación
Poder–ser,
posibilidad
de
reversión, es decir: el devenir de una memoria.» Se trata de una profunda reconciliación de la Máquina y la Duración19. Y esta reversión es al mismo tiempo vuelco de la relación del hombre y la máquina: no sólo los índices de velocidad virtual se invierten hasta el infinito, pues la bicicleta acaba siendo más veloz que el tren como en la gran carrera del Supermacho, sino que la relación 19
La construction pratique, que expone el conjunto de la teoría del tiempo de Jarry: se trata de un texto oscuro y muy hermoso, que debe relacionarse tanto con Bergson como con Heidegger.
20
Vid. la descripción de las máquinas de Jarry, y su contenido sexual, en Les machines célibataires de Carrouges, Ed. Arcanes. Vid. asimismo el comentario de Derrida, cuando supone que el Dasein según Heidegger comporta una sexualidad, pero irreductible a la dualidad que surge en el siendo animal o humano («Diferencia sexual, diferencia ontológica», en Heidegger, L‘Herne). 21 Según Heidegger, el retraimiento no sólo atañe al ser, sino, en otro sentido, al Ereignis («El Ereignis es el retraimiento no sólo como destino, sino como Ereignis», Temps et être, pág. 56. Sobre lo Más y Menos, sobre lo «Menos–en–Más» y «Más–en–Menos», vid. Jarry, César–Antéchrist, Pléiade I, pág. 290.
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fondo22. En ese paso de la ciencia al arte, en esa reversión
que sólo le ha faltado a Heidegger reconocer en el juego
de la ciencia en arte, Heidegger recupera tal vez un problema familiar de finales del siglo XIX, con el que también nos topábamos de forma diferente en Renán, otro precursor bretón de Heidegger, en el neoimpresionismo, en el propio Jarry. Asimismo era el camino de Jarry cuando desarrollaba su curiosa tesis sobre la anarquía: en el hacer–desaparecer, la anarquía tan sólo puede funcionar técnicamente, con máquinas, mientras que Jarry prefiere el estadio estético del crimen, y sitúa a De Quincey por encima de Vaillant23. Más generalmente según Jarry, la máquina técnica hace surgir la líneas virtuales que juntan las componentes atómicas del siendo, mientras que el signo poético despliega todas las posibilidades o potencias de ser que, amalgamándose en su unidad original, constituyen la «cosa». Sabemos que Heidegger identificará está grandiosa naturaleza del signo con el Quadripartido, espejo del mundo, cuadratura del anillo, Cruz, Esfera o Cuadro24. Pero ya Jarry desplegaba el gran Acto heráldico de los cuatro heraldos, con los blasonamientos como espejo y organización del mundo, Perhinderion, Cruz de Cristo o Cuadro de la Bicicleta original, que facilita el paso de la técnica a lo Poético25, y 22
del «bastón de física»: de máquina o aparato, se convierte en la cosa portadora del signo artista cuando forma una cruz consigo mismo «en cada cuarto de cada una de sus revoluciones».
Sobre los pasos de la técnica al arte, emparentado el arte con la esencia de la técnica, aun siendo fundamentalmente diferente, vid. «La cuestión de la técnica», Heidegger, Essais et conférences, págs. 45–47. 23 Vid. Jarry, Visions actuelles et futures, y Être et vie: el interés de Jarry por la anarquía se ve fortalecido por sus relaciones con Laurent Tailhade y Fénéon; pero reprocha al anarquismo que substituya «la ciencia al arte», y que confíe a la máquina explosiva «el Gesto Bello» (Pléiade I, sobre todo pág. 338). ¿Cabe asimismo decir que Heidegger considera la máquina nacionalsocialista como un pasaje hacia el arte? 24 Heidegger, Essais et conférences, «La Cosa», págs. 214– 217 (la traducción de Das Geviert por «cuadro» es de Fédier, y a Marlene Zarader corresponde la de «esfera»). 25 En el teatro de César–Antechrist, la representación del mundo viene dada por los blasonamientos, y el decorado por los escudos: el tema del Quadripartido surge con toda claridad (Pléiade I, págs. 286–288). En toda la obra de Jarry, la Cruz cuatripartita surge como el gran signo. El valor de la Bicicleta procede de que Jarry invoca una bicicleta original, afectada por el olvido, cuyo cuadro es una cruz, «dos tubos
30
del mundo y en los cuatro senderos. También era el caso
El pensamiento de Jarry es ante todo teoría del Signo: el signo no designa, ni identifica, pero muestra... Es lo mismo que la cosa, pero no le es idéntica, la muestra. Todo estriba en saber cómo y por qué el signo comprendido de este modo es necesariamente lingüístico, o mejor dicho en qué condiciones es lenguaje26. La primera condición consiste en hacerse una concepción poética del lenguaje, y no técnica o científica. La ciencia soldados perpendicularmente uno sobre otro» (La passion considérée comme course de côte, Pléiade II, págs. 420– 422). 26 Michel Arrivé ha insistido particularmente en la teoría del signo en Jarry (Introducción, Pléiade I).
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supone la idea de una diversidad, torre de Babel de las
a lo que Heidegger hallará en Hölderlin27. E, inyectado en
lenguas en las que habría que poner orden captando sus
la lengua francesa, «si vis pacem...» dará «civil», e
relaciones virtuales. Pero, por el contrario, en principio
«industria», «1, 2, 3»: contra la torre de Babel, dos
consideramos sólo dos lenguas, como si fueran únicas en
lenguas solamente, de las cuales una actúa o interviene en
el mundo, una viva y la otra muerta, la segunda
la otra para producir la lengua del porvenir, Poesía por
interviniendo en la primera, inspirando aglutinaciones de
excelencia que se manifiesta brillante y singularmente en
la segunda surgencias o resurgencias en la primera. Se
la descripción de las islas del doctor Faustroll con sus
diría que la lengua muerta hace anagramas en la viva.
palabras–música y sus armonías–sonoras28.
Heidegger se atiene con bastante exactitud al alemán y al griego (o al alto alemán): hace intervenir un griego
Hemos tenido noticia de que ni una etimología de
antiguo o un alemán antiguo en el
Heidegger, ni siquiera Lethé y
alemán actual, pero para obtener un
Alethés, era exacta29. ¿Pero está bien
nuevo alemán... La lengua antigua
planteado el problema? ¿No ha sido
afecta a la actual, que produce bajo estas condiciones una lengua todavía por llegar: los tres éxtasis. El griego antiguo
se
ve
metido
en
aglutinaciones del tipo «legô–yo digo» y «legô–yo cosecho, recojo», de modo que el alemán «sagen– decir»
recrea
«sagan–mostrar
reuniendo». O bien la aglutinación «lethé–el
criterio científico o etimológico en beneficio de una pura y mera Poesía? Se suele decir que se trata de meros juegos de palabras. ¿No resultaría contradictorio esperar una corrección lingüística cualquiera de un
proyecto
que
se
propone
explícitamente superar el siendo científico y técnico hacia el siendo
verdadero» hará que intervenga en
poético? No se trata de etimología
el
y
acaso repudiado de antemano todo
«alethés–lo
alemán
olvido»
“Jarry y Heidegger tienen todavía otro recurso, puesto que actúan en principio en dos lenguas, haciendo intervenir en la lengua viva una muerta, de forma que transforma, que transmuta la viva”.
acoplamiento
obesivo
«velamiento–
propiamente dicha, sino de efectuar aglutinaciones en la
desvelamiento»: el ejemplo más célebre. O bien «chraô–
otra lengua para obtener surgimientos en la–lengua. No es
cheir», casi bretón. O también el antiguo sajón «wuon» 27
(residir) aglutinado con «freien» (preservar, librar) dará «bauen» (vivir en paz) a partir del significado corriente de «bauen» (construir). Parece en [137] efecto que Jarry tampoco procedía de otro modo; pero él, a pesar de invocar a menudo la lengua griega como atestigua la Patafísica, más bien hacía intervenir en francés el latín, o el francés antiguo, o un argot ancestral, o tal vez el bretón, para alumbrar un francés del porvenir que hallaba en un simbolismo próximo a Mallarmé o a Villiers algo análogo
Vid. Henri Béhar, Les cultures de Jarry, PUF (particularmente cap. I sobre la «cultura celta»). Ubu sólo proporciona una idea restringida del estilo de Jarry: un estilo de carácter suntuoso, como el que resuena desde el principio de César–Antechrist, en los tres Cristos y los cuatro Pájaros de oro. 28 Ver un artículo de La chandelle verte, «Aquellos para los que no hubo Babel alguna» (Pléiade II, págs. 441–443). Jarry reseña un libro de Victor Fournié cuyo principio extrae: «el mismo sonido o la misma sílaba tiene siempre el mismo significado en todas las lenguas». Pero Jarry por su parte no adopta exactamente este principio: como Heidegger, más bien actúa sobre dos lenguas, una muerta y una viva, una lengua del ser y una lengua del siendo, que no son realmente distintas, pero que no dejan de ser eminentemente diferentes. 29 Vid. los análisis de Meschonnic, Le langage Heidegger, PUF.
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con la lingüística con lo que hay que comparar empresas
revoloteo es la avanzadilla de la lengua nueva. «¿Y eso es
como las de Heidegger o de Jarry, sino más bien con las
griego o lenguaje de los indios, tío Ubu?»30. Entre uno y
empresas análogas de Roussel, Brisset o Wolfson. La
otro elemento, entre la lengua antigua y la actual afectada
diferencia estriba en lo siguiente: Wolfson mantiene la
por ella, entre la actual y la nueva que se está formando,
torre de Babel, y emplea todas las lenguas menos una para
entre la nueva y la antigua, desfases, vacíos, huecos, pero
constituir la lengua del futuro en la que ésta desaparecerá;
llenados por visiones inmensas, escenas y paisajes
Roussel, por el contrario, sólo emplea una lengua, pero
insensatos, desplegamiento del mundo de Heidegger,
excavando en ella series homófonas como el equivalente
retahíla de las islas del doctor Faustroll o cadena de
de otra lengua que expresaría
grabados del «Ymaginero».
cosas totalmente distintas con sonidos parecidos; y Brisset
Así es la respuesta: la lengua
utiliza una lengua para extraer
no dispone de signos, pero los
elementos
o
adquiere creándolos, cuando
eventualmente
una lengua-I actúa en una
presentes en otras lenguas,
lengua-II y acaba produciendo
pero que significan lo mismo y
una lengua-III, una lengua
que forman a su vez la lengua
inaudita, casi extranjera. La
secreta del Origen o del
primera inyecta, la segunda
Porvenir. Jarry y Heidegger
balbucea, la tercera da brincos.
tienen todavía otro recurso,
Entonces la lengua se ha
puesto que actúan en principio
tornado Signo, poesía, y ya no
en
haciendo
cabe distinguir entre lengua,
intervenir en la lengua viva
habla o palabra. Y la lengua no
una muerta, de forma que
está en situación de producir
transforma, que transmuta la
una lengua nueva en su seno
viva. Si llamamos elemento a
sin que todo el lenguaje a su
fonéticos
dos
silábicos
lenguas,
un abstracto capaz de recibir
Alfred Jarry en Bas-Vignons. Imagen cortesía Société des amis d’Alfred Jarry.
valores muy variables, diremos
vez sea impulsado a un límite. El límite del lenguaje es la
que un elemento lingüístico A afecta al elemento B de
Cosa en su mutismo, la visión. La cosa es el límite del
forma que resulte un elemento C. El afecto (A) produce
lenguaje, como el signo es la lengua de la cosa. Cuando la
en la lengua corriente (B) una especie de estancamiento,
lengua se ahonda girando en la lengua, la lengua cumple
de balbuceo, de tamtam obsesivo, como una repetición
por fin su misión, el Signo muestra la Cosa, y efectúa la
que crearía sin cesar algo nuevo (C). Bajo el impulso del
potencia enésima del lenguaje, pues «ninguna cosa haya,
afecto, nuestra lengua se pone a revolotear, y forma una
allá donde la palabra fracasa»31.
lengua del porvenir revoloteando: diríase una lengua extranjera, machacamiento eterno, pero que salta y brinca. Uno se estanca en la cuestión que revolotea, pero ese
30 31
32
Jarry, Almanach illustré du Pere Ubu, Pléiade I, pág. 604. Cita frecuente en Acheminement de la parole, Gallimard.
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Revista Esperpento
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La otra Alcestes Por Alfred Jarry Traducción Juana Bignozzi Imágenes Archy Nold
en la que será insuflada su alma, confiada a un pájaro
I Relato del visir Assaf
verde que la llevará al tribunal de los dos ángeles Ankir y
El Ángel de la Muerte se le apareció a mi señor con seis rostros, con los que recoge el alma de los habitantes de Oriente, Occidente, del cielo, de la tierra, de los países de Jadjudi y Madjudi y del País de los Creyentes. Volvió hacia mi señor su sexto rostro. Ahora bien, los djins que trabajan en el templo cortando los metales, sin ruido, con la piedra Samur procurada por el cuervo, escucharán la caída del cuerpo del profeta sobre el piso de su sala de cristal y no querrán terminar de construir. Ven a mi señor de pie entre las murallas transparentes, apoyado en su bastón de cedro; y si el ángel le quita su alma en esa
Menkir. Pero yo levanté mis ojos hacia el cielo, y la reina Balkis, mujer de Salomón, que por él abjuró del culto del Sol, consentirá en confiar su alma al ángel que la insuflará en la envoltura de seda verde, y el Ángel de la Muerte, bajo cualquier forma que aparezca, recibirá un alma preparada para ofrecerla al pájaro Simurg, porque el alma debe alcanzar el Paraíso de los Creyentes por la Región del Aire y el Fuego; y un cuerpo astral para el barquero monstruoso que lo transportará por el país de los pantanos. Así, Salomón vivirá en cuerpo y alma hasta la terminación del templo.
postura, el piso luminoso no vibrará, golpeado por el II Relato de Doblemano
cuerpo terrestre, sino después de la ruptura del bastón, roído por los gusanos. Y tal vez el templo se terminará. Le aconsejé a mi señor que sostuviera sus palmas con una
Yo he visto al visir Assaf errar, con su cimitarra en la
vara de oro incorruptible, para que los djins lo supieran
mano, alrededor de la sala de cristal, porque la sala tiene
eternamente de pie en la sala de cristal. Pero el profeta no
trescientas sesenta y cinco puertas, y no sabe por cuál
quiere impedir que los gusanos contradigan una eterna
entraré para ir hacia su señor. No quiero tomar en seguida
mentira y el ángel ha preparado la envoltura de seda verde
el alma de Salomón, pero quisiera algo que emana de él y
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Revista Esperpento
participa de su sabiduría y del esplendor de su cuerpo.
hombres rojos con cara de pájaro y ropas rectas, pasaron
Quiero con mis tijeras verdes tomar una mata del candor
sucesivamente ante mis ojos por ambos lados de la barca
de su barba, al menos: ya que su cráneo cierra como una
y varias veces lo llamaron Doblemano.
bóveda pulida el lagar de su cerebro, donde los djins sabios agitan su inteligencia. Pero cuando con mis tijeras
Y con el movimiento percibí el agua y el fin de la costra
haya trozado ese tentáculo visible del espíritu del rey de
de lentículas a la que sucedió un hielo más móvil.
los profetas, la hoja de la que pende el principio de su vida caerá del árbol de Sidrad-Almuntaha, el pájaro verde
Seres como huevos de mercurio sólido escribían y
absorberá su alma y su cuerpo astral navegará a la sombra
describían todos los números y el signo del infinito,
de mis remos por las aguas calmas que mensulan el
deslizando sus relámpagos sobre la chapa de arena. Volví
Paraíso de los Creyentes.
hacia ellos mis miradas de remero y reaparecieron los hombres rojos. Uno dijo:
Quiera Dios que se me deje esta satisfacción, y que no encuentre al golpear una de las puertas de la sala de cristal
—¡Doblemano! ¿Qué llevas en tu barca roída? ¿No
—preferiría cruzar mis tijeras minúsculas con la cimitarra
será Salomón? ¿Qué hay más bello que lo útil y cuencos
circular del visir— el cadáver extendido sobre el piso
de barro soberbiamente colocados?
transparente, el alma volada hacia las alturas donde se balancea el Simurg y el cuerpo astral flotando en el aire móvil para venir a sentarse en la proa de mi barca, detrás de mí, advirtiéndome con su peso ligero, pero en mi barca todavía más débil, que debo remar hacia la justicia de Ankir y Menkir.
“Quiero con mis tijeras verdes tomar una mata del candor de su barba, al menos: ya que su cráneo cierra como una bóveda pulida el lagar de su cerebro, donde los djins sabios agitan su inteligencia...”
III Relato de Balkis Mi guía me esperaba en la barca semejante al caparazón de un escarabajo disecado. Y en principio yo no vi el pantano semejante al plumaje de un pavo real verde, a causa de las miríadas apretadas de ojos de lentícula y no vi el rostro de mi guía como él no vio el mío. Su espalda se me apareció laminada en bronce, o cubierta de escamas parecidas a hojas de mirto, como son las de la culebra. Y sus brazos muy largos se perdían en el agua lateral, como
Y ese ser aún no salido de los limbos dijo que su nombre humano sería en el futuro Jenofonte. —¡Paz! —exclamó mi guía, hablando a los rojos o advirtiendo a los patinadores de hidrargirio que precedían la barca—; ¡Paz! o el agua tersa, con mi voz, va a volverse barrosa y móvil, y vuestros pies de acero se atascarán en los huesos de la tierra.
si el gran escarabajo de los pantanos, cuyo caparazón era nuestra barca, hubiera remado con el par central y velludo
Dicho esto, rema.
de sus patas. Y después de la visión de su espalda verde, Número 1 Abril-Julio 2011
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Revista Esperpento
—¿Qué hay de más bello —dijo Jenofonte— que platos geométricamente dispuestos?
lados triangulares y vidriados brillaban rosas. La barca bogó con mayor rapidez y se hundió en la niebla gris entre formas cenicientas. Y en el momento de abandonar la
Y se aparta, echado por un gran insecto largo que
región clara, Jenofonte dijo:
caminaba por el agua con miembros en forma de hilos. Con las voces y los ruidos, los huevos de mercurio que
—¿Qué hay más hermoso, oh Doblemano, que pares
giraban estallaron en el agua desplegando alas de carne y
de zapatos alineados según el orden militar? Llevas a
sangraron en el aire la sangre de los pinos; seres planos
Salomón, ah, ah, y a su alma.
parecidos a pies con cuernos arrastrando talares desplumadas se elevaron hacia la superficie del agua
Y estuvimos en un agua desierta, el carrusel de metal
como las escamas del fango.
siempre girando, ahora detrás
Doblemano murmuró que ya
de nosotros, con el cielo bajo.
era tiempo de que hundiera sus
Reventaban burbujas con una
brazos hasta el Libro y hojeará
pequeña
Hidrófilo.
nosotros zumbaba el suplicio
humareda.
Contra
del escarabajo. Y exhumó de lo hondo de un escarabajo monstruoso, color
Y volvimos en medio de la
resina, el vientre triangular
huida dispersa de los seres del
vidriado como una ventana
agua, Doblemano vuelto a la
sobre su corazón, lo estableció
barca puntiaguda en los dos
en la barca en el caballete de
extremos que no había virado,
sus patas y abriendo en dos
remando de cara a mí y
hojas los élitros, hojeó las alas
diciendo:
despegadas.
Volviendo
mi
mirada hacia el pantano vi
—¡Hidrófilo, perdón! Me
reaparecer la forma roja, y
postrerno frente a tu espalda
Jenofonte rió ácidamente:
curvada y al ángulo diedro de tu vientre. Permíteme que me aproxime sin miedo y te
—No inscribirás a Salomón.
desclave. El zumbido de tus alas alrededor de tu cuerpo estridente es espantoso. Libro, cierra tus hojas donde
Doblemano inclinado sobre el viviente tríptico lo levantó
estuve a punto de inscribir la fealdad sin alma. ¡Elena!
con cólera; y pareció que sostuviera en la delantera de la
¡Elena! Éste es el cuerpo estrangulado artificialmente en
barca una proa, y en el medio de la barca una vela
el medio que tiene la pretensión de figurar el signo del
crujiente y sonora y encima de la vela un oriflama
infinito cuando está acostado; en la parte superior las dos
desplegado y en medio una linterna rojiza. Y crucificó en
glándulas flageladas y escoriadas en el centro que se
el mástil al gran escarabajo, las alas abiertas flotantes, los
descomponen y se disuelven cuando un ser inconsciente,
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antes de haber adquirido la nobleza de moler huesos, debe
espíritus que a mi orden edifican el templo se dispersarán
empezar a vivir de putrefacción, después de surgir de la
en un torbellino.
sangre y de las sanies de un tumor perforado, porque un hombre atolondrado orinó en la mata de musgo que
No sería injusto, como me lo aconsejó mi vissir Assaf,
disimula la vergüenza y la llaga siempre supurante de la
que alguien tomara mi lugar ante el enviado del ángel de
hinchazón inferior. ¡Elena! El hombre no puede plagiar el
la muerte. ¡Oh si yo hubiera imitado a ese hombrecillo,
uso de esta llaga sino ofreciendo como simulacro la salida
que murió en mi presencia después de haber hecho voto
condenada por Dios de excretar las inmundicias del
de vida, a la vista de una estrella errante, hasta encontrar
cuerpo. ¡Hidrófilo! Tú que te sacias, como todos en el
al más grande profeta! Mi padre David está muerto; y he
infierno, de excrementos, llévate éste (tal vez entonces
pedido a Dios que fuera posible deshacer el piadoso
disculparás mi reciente violencia) y lleva también sobre tu
subterfugio de mi mujer Balkis: porque no se debe dar un
vientre y contra tus tráqueas aire respirable en medio del
alma de mujer a cambio del alma de un profeta; y
limo del pantano, pues (Hidrófilo desapareció bajo el
recuerdo que antes de desposarla la hice entrar en una sala
agua, hacia el país de los vivos, amasado por sus patas) no
pavimentada de espejos, para ver si no tenía pies de asno.
veo elevarse hacia la superficie del agua la burbuja que estalla en humo y prueba que el cuerpo sabe expirar un alma.
Cuando lo hubo dicho, sobre nuestra huida glauca planeó el vuelo quebrado del reflejo de sus remos.
IV Relato de Salomón Es en vano que tenga un anillo formado por cuatro piedras que me da total autoridad sobre el mundo de los espíritus, de los animales, de la tierra y de los vientos. Ya no recuerdo las divisas escritas en las cuatro piedras, pero sí la máxima del águila de que, por larga que sea la vida, es sólo una larga tardanza de la muerte... Y recuerdo también la sentencia del gallo: Pensad en Dios, oh hombres livianos. Pero la máxima más hermosa de todas es la del halcón, de que hay que tener piedad de los otros hombres. Para obedecer las dos máximas del halcón y del gallo quisiera haber terminado mi templo, para que Dios sea dignamente glorificado después de mí entre los hombres. Después de mi muerte ningún hombre podrá manejar mi anillo sin ser reducido a cenizas. Y los Número 1 Abril-Julio 2011
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blancas que murmuran sálvese quien pueda, no he visto el Roboam, mi hijo, está en la plenitud del cuerpo y del
pantano sino un poco de agua, en una pradera, cerca de
espíritu; y tengo hacia él un amor que sería sacrílego
una pequeña roca entre las hierbas desecadas y la
prostituir en una mujer, pues en él vuelvo a mirarme en
lubricidad en el fondo de esta agua del volumen cilíndrico
mi pasado; observo con mi sabiduría centenaria el
de los libros de mi padre y de mi abuelo, desquiciados en
crecimiento de mi cuerpo y de mi espíritu de veinte años;
el lugar por los animales brillantes de los charcos, que lo
y tal vez está demasiado penetrado por el reflejo de amor
levantaban por momentos, llevados hacia la superficie por
de mi sabiduría para —después de ofrecerse como rescate
la burbuja que respiran, y la abandonaban por un poco de
de la vida terrestre de mi alma— animarse a luchar con el
aire vital. He querido tomar el libro, entonces el charco se
acero contra el enviado del ángel de la muerte, y tomar de
secó, el espejo palmó los intervalos hendidos de los
nuevo, debajo de la mía, su hoja vital en la rama de
gladiolos, los animales del agua cavaron la tierra. Y
Sidrat-Almuntaha.
Doblemano vino sin caminar, con los pies unidos formando la figura de las dos aletas caudales de un pez erguido deslizándose
“... mi máscara se hizo más oscura y vi la noche poblada de hombres rojos, y tendiendo mi estoque hacia el adversario con la mano derecha, quité mi falso rostro con la izquierda, mirando la visera que como los ojos de mi cara, se cerraban y pegaban y soldaban sus cejas...”
muy derecho con el susurro de los cristales de la escarcha aplastada. Y al igual que la mujer de mi padre, Balkis, no vi su rostro. Dicen que no se ve su rostro con los ojos del cuerpo. Tenía una cara aparente de terciopelo verde, y yo sentí como una telaraña, una máscara de terciopelo blanco que se tejía hasta
mis sienes, con un prurito delicioso, según una línea que
V Relato de Roboam
partía de lo alto y del medio de la frente, y por la sien
Doblemano vendrá con tijeras de barbero o la arista cortante de sus antebrazos, y separará un bucle de mi cabellera para consagrarlo al ángel de la muerte, y así no tocará un pelo de la barba de Salomón, mi padre, y el ángel que vela con los ojos fijos en el árbol SidratAlmuntaha no verá amarillear y enroscarse la hoja que germinó cuando se animó la simiente de David.
Imbuido de esos pensamientos vine hacia el pantano y, como en los sueños de verano, corremos, en un espasmo doloroso o enamorado, sobre la arena seca, hacia el reflujo al que el flujo no hace ya equilibrio del mar, y uno aparta delante de sí la desbandada de las pequeñas olas
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derecha rascaba el ala de la nariz derecha. Fue tan voluptuoso, descendiendo al contacto horizontal de mis labios donde la piel roja es más delgada, que yo apreté los dientes y vi que nuestras dos máscaras eran dos máscaras de esgrima, la mía tejida con los pelos engatusadores de los gatos, con plumas circunmorbitarias de los pájaros nocturnos, o más exactamente con pelos semejantes a plumas del pecho de los perros del país de Sin, que son comestibles. Doblemano tenía un techo sobre el rostro y por esto lo reconocí plenamente, escamas de bronce parecidas a hojas de mirto. Y cruzamos nuestras espadas de tan cerca que no pudimos parar en las hojas sino en nuestros antebrazos. Vi también que Doblemano tenía los
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brazos con dos codos, un segundo brazo nacía de los huesos de su muñeca, y según levantaba o bajaba los codos, de cada uno de sus hombros nacía una M o una W. Contraatacaba extendiendo la extremidad de su brazo que ya era todo un brazo; y cuando me sentía retroceder, sin separar sus piernas soldadas desarrollaba los cuatro huesos de su brazo doble en la horizontalidad sinuosa de un rayo verde triplemente quebrado.
Y paré el primer golpe segando con un corte de hacha, cerca del codo, la mano que sostenía la espada; y me pareció ver todo turbio como si una segunda telaraña se extendiera en la visera de mi máscara; y Doblemano intentaba parar con los tres huesos de su muñón; y con un segundo golpe del filo de mi hoja le golpeé el brazo en su segundo húmero, y creí tener la satisfacción de ver reducidos a lo normal sus miembros extraordinarios.
Pero mi máscara se hizo más oscura y vi la noche poblada de hombres rojos, y tendiendo mi estoque hacia el adversario con la mano derecha, quité mi falso rostro con la izquierda, mirando la visera que como los ojos de mi cara, se cerraban y pegaban y soldaban sus cejas; y golpeé por tercera vez gimiendo y temblando con todo mi cuerpo. Y sobre la silueta verdosa del recuerdo del muñón de un solo hueso rojo, el velo orbicular se cerraba muy lento, uniendo en una espesa membrana los pelos de las cejas blancas. Y yo vago ciego en la barca del remero manco, y cuyo brazo derecho sangra a mi
izquierda para alimentar los animales metálicos del pantano muerto, y Doblemano rema poderosamente con su mano siniestra y mientras Salomón, mi padre, vigila a los djins que terminarán el templo, la barca gira dextrorsum, como un gerino gigantesco al que le hubieran quitado la mitad izquierda del cerebro.
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La Y la ley Por Giuseppe Tomasi di Lampedusa Traducción Adriana Malagrida Imágenes Sharird Leno
Al subir al autobús molestó a todo el mundo. La cartera
Entretanto, recorrían calles en las que las fachadas, de un
llena de papeles ajenos, el enorme paquete que le obligaba
barroco rústico, escondían una parte trasera abyecta que, a
a arquear el brazo izquierdo, la bufanda de felpa gris, el
pesar de todo, conseguía manifestarse en cada esquina.
paraguas a punto de abrirse, todo le hacía difícil la
Pasaron por delante de las luces amarillentas de tiendas
exhibición del boleto de vuelta. Se vio obligado a apoyar
octogenarias.
el paquete sobre la mesita del cobrador, provocó un derrumbamiento de moneditas imponderables, intento
Al llegar a su parada, tocó el timbre, bajó, tropezó con el
agacharse para recogerlas, suscitó las protestas de los que
paraguas, se volvió a encontrar, finalmente aislado, en su
estaban detrás de él y a quienes su lentitud producía el
metro cuadrado de acera; se apresuró a comprobar la
pánico de ver los faldones de sus abrigos cogidos por la
presencia de la cartera de plástico. Y entonces se sintió en
puerta automática. Consiguió meterse en la fila de gente
libertad de saborear su felicidad.
agarrada al pasamano; era de complexión delgada, pero las cosas que llevaba le conferían el volumen de una
Llevaba en la cartera treinta y siete mil doscientas
monja hinchada por siete enaguas. Mientras el autobús se
cuarenta y cinco liras, aguinaldo cobrado una hora antes,
deslizaba en el barro a través del caos miserable del
que representaba la desaparición de muchas espinas: la
tráfico, la inoportunidad de su mole propagó el
del casero, más insistente porque le debía dos meses de
descontento de un extremo al otro del coche. Pisó pies, se
atrasos, la del puntualísimo cobrador de los plazos por la
los pisaron, provocó quejas y cuando oyó a sus espaldas
chaqueta de lapin de su mujer («te está mucho mejor que
que aludían a sus presuntos infortunios conyugales, el
un abrigo largo, querida, te hace ver más esbelta»), la de
honor le obligó a volver la cabeza y tuvo la ilusión de
las miradas torvas del pescatero y del verdulero. Aquellos
haber puesto una amenaza en la extenuada expresión de
cuatro billetes grandes eliminaban también el temor por el
sus ojos.
próximo recibo de la luz, las miradas angustiosas a los
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Revista Esperpento
zapatos de los niños, la observación ansiosa del tremolar
méritos poseyera y que, por consiguiente, rogaba a sus
de las llamitas del gas líquido. No representaban
queridos colaboradores que designaran acto seguido
ciertamente la opulencia, no, en verdad, pero prometían
democráticamente
una pausa en la angustia, lo que constituye la verdadera
afortunado.
(lo
dijo
precisamente
así),
al
alegría de los pobres, y tal vez un par de miles de liras sobreviviría un instante para consumirse más tarde en el
Entretanto, el panettone permanecía allí, en el centro del
esplendor de la comida de Navidad.
escritorio, pesado, herméticamente cerrado, «cargado de presagios» como el mismo comendador hubiese dicho
Pero había cobrado muchos aguinaldos para que pudiera
veinte años antes, cuando vestía el uniforme fascista.
atribuir la rosada euforia que ahora le embargaba a la
Entre los compañeros se oyeron risitas y murmullos;
fugaz alegría que producían. Rosada, sí, rosada como la
luego todos, el director el primero, gritaron su nombre.
envoltura del peso suave que le entumecía el brazo
Una gran satisfacción, una certidumbre de la continuidad
izquierdo. Brotaba precisamente del panettone de siete
del empleo, en resumen, un triunfo. Después nada había
quilos que traía de la oficina. No es que se volviera loco
podido sacudir aquella sensación tonificante, ni siquiera
por aquella mezcla, muy garantizada y dudosa de harina,
las trescientas liras que hubo de pagar en el bar de abajo,
azúcar, huevos en polvo y uvas pasas. Más bien, en el
en la doble lividez del anochecer tormentoso y del neón a
fondo, no le gustaba. Pero ¡siete quilos de algo de lujo de
baja tensión, cuando ofreció un café a los amigos, ni el
una vez! ¡Una abundancia limitada, pero grande en una
peso del botín, ni las palabrotas que oyera en el autobús;
casa en que los alimentos entraban por medias libras y
nada, ni siquiera pensar, en la profundidad de su
medios litros! ¡Un producto ilustre en una despensa
conciencia, que había sido un acto de desdeñosa piedad de
dedicada a etiquetas de tercer orden! ¡Qué alegría para
los empleados por sus necesidades. Era realmente
María y qué alboroto para los niños que durante dos
demasiado pobre para permitir que la maleza de la
semanas recorrerían el far-West inexplorado de una
soberbia surgiera donde no debía.
merienda! Se dirigió hacia su casa por una calle ruinosa a la que los Pero éstas eran las alegrías de los demás, alegrías
bombardeos, quince años antes, habían dado los últimos
materiales hechas de vainilla y de cartón teñido: es decir,
toques. Llegó a la plazoleta central en cuyo fondo se
de panettone. Su felicidad personal era muy distinta; una
levantaba, acurrucado, el fantasmal edificio.
felicidad espiritual, mezcla de orgullo y de ternura, sí, señores, espiritual.
Pero saludó gallardamente al portero Cósimo que lo despreciaba porque sabía que cobraba un sueldo inferior
Cuando, poco antes, el comendador, jefe de su oficina,
al suyo. Nueve escalones, tres escalones, nueve escalones,
hubo repartido los sobres con el sueldo y felicitaciones
el piso donde vivía el caballero Fulano. ¡Puah! Tenía un
navideñas, con su altanera indulgencia de viejo jerarca
coche mil cien, es cierto, pero también una mujer fea,
fascista, dijo también que el panettone de siete quilos, que
vieja y mal educada. Nueve escalones, tres escalones, un
la Gran Sociedad Productora había mandado como
resbalón, nueve escalones: el alojamiento del doctor
obsequio a la oficina, sería ofrecido al empleado que más
Zutano, ¡peor aún! Un hijo holgazán que se volvía loco
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por las Lambrettas y las Vespas y, además, una sala de
escollos apagaron el brillo de sus pupilas. En ella
espera siempre vacía. Nueve escalones, tres escalones,
sobrevivía sólo un alma santa y, por lo tanto, inflexible y
nueve escalones: su vivienda, el alojamiento de un
privada de ternura, una bondad profunda obligada a
hombre estimado, recto, honrado, galardonado, un
expresarse con inhibiciones o prohibiciones y también un
contable fuera de lo corriente.
orgullo de casta, humillado pero tenaz, porque era nieta de un gran sombrero de la calle de la Independencia y
Abrió la puerta, entró en el vestíbulo pequeño, ya lleno de
despreciaba los orígenes no parejos de su Jerónimo a
olor a cebolla frita; sobre una arquilla del tamaño de un
quien adoraba como se adora a un niño estúpido pero
cesto depositó el pesadísimo paquete, la cartera repleta de
querido.
intereses ajenos, la molesta bufanda. Su voz resonó: Su mirada resbaló indiferente sobre el cartón adornado: —¡María, ven de prisa, —Muy bien, mañana lo
ven a ver qué hermosura!
mandaremos al abogado Su mujer salió de la cocina con
Risma al que debemos mucho.
una bata celeste, sucia del tizne de los pucheros y con las
El abogado, dos años antes, le
pequeñas manos, enrojecidas
había encargado a él un
por el lavado, apoyadas sobre el
trabajo contable complicado y,
vientre
los
además de haberle pagado, les
partos. Los niños, con mocos
había invitado a los dos a
en la nariz, se apretujaban
comer en su casa, de estilo
alrededor
monumento
abstracto y metálico, en la que
rosado y chillaban sin atreverse
el contable había sufrido como
a tocarlo.
un condenado a causa de los
deformado
del
por
zapatos comprados para aquella ocasión. ¡Y ahora, por —¡Magnífico! ¿Y has traído el sueldo? No tengo ya ni una lira.
este abogado que no necesitaba nada, su María, su Andrés, su Javier, la pequeña Josefina, él mismo, tenían
—Míralo, querida, sólo me quedó para mí lo suelto, doscientas cuarenta y cinco liras. ¡pero mira qué
que renunciar al único filón de abundancia descubierto en tantos años!
bendición de Dios! Corrió hacia la cocina, cogió un cuchillo y se lanzó a María había sido bonita y hasta hace poco antes tuvo un
cortar el hilo dorado que una habilidosa obrera milanesa
rostro fino iluminado por unos ojos caprichosos. Ahora
había anudado con gracia alrededor del paquete, pero una
las discusiones con los tenderos le habían enronquecido la
mano enrojecida le tocó cansadamente la espalda:
voz, los alimentos malos le estropearon el cutis, y el incesante escudriñar el porvenir lleno de nieblas y
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—Gerónimo, no seas niño. Sabes que tenemos que
tirabuzón, de esas expuestas en el escaparate de Scanda.
quedar bien con Risma.
Será también una gran fiesta.
Hablaba la ley, la ley procedente de unos sombrereros
En efecto, al día siguiente compró un panettone anónimo
perfectos.
y no con cuatro sino con dos de aquellas sorprendentes velas y, por una agencia, envió el mastodonte al abogado
—Pero querida, esto es un premio, un certificado de
Risma, cosa que le costó otras doscientas liras.
mérito, una prueba de estimación. —Déjate de eso. ¡Buenos son esos compañeros tuyos
Además después de navidad se vio obligado a comprar
para tener sentimientos delicados! Una limosna, Gero,
otro pastel que, mimetizado en rebanadas, tuvo que llevar
nada más que una limosna.
a los compañeros, que se burlaban de él porque no les había dado ni unas migajas del tan suntuoso botín.
Le llamaba con el viejo nombre cariñoso, le sonreía con los ojos en los que solamente él podía reconocer los
Una cortina de niebla descendió luego sobre la suerte del
antiguos encantos.
primer panettone.
—Mañana compras otro panettone pequeñito para
Se dirigió a la agencia «Fúlmine» para reclamar. Le
nosotros, será suficiente, y cuatro velas rojas en forma de
enseñaron con desprecio el talonario de los recibos al dorso del cual había firmado el criado del abogado. Pero después de Reyes llegó una tarjeta de visita con «muy agradecido y felicidades».
El honor estaba salvado.
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Conversación 99: Onirismo plástico Por Diego Ortíz. Imágenes Archy Nold
La última vez que vimos al Maestro fue en el Infierno.
frío, cortante. La primera en la lista de recuerdos de la
¿Qué estaba haciendo por allá tan lejos? Bueno, anduvo
Alumna fue en los días de furia, en los tiempos del mundo
detrás de algunas ninfas oceánicas que lo mantuvieron al
en llamas. En aquel entonces, ambos tuvieron que huir de
borde del delirio. Sí, el Maestro siempre sale a las calles a
las fuerzas represoras de Posmodernia, hasta que cayeron
buscar lo que nunca ha experimentado, pero hay veces en
capturados y llevados, cada uno, a lugares mitológicos
que sus viajes le pueden traer algunas cicatrices.
donde los Verdugos del Orden intentaron transformarlos en lo que no son y no pueden ser. La Alumna nunca atinó
A su regreso, el Maestro ha estado diferente: algo
a describir el lugar en que la encerraron; al Maestro lo
disperso, poco creativo, en exceso introvertido. Lleva
tuvieron por un tiempo en el Purgatorio. Después de
varios días sin escribir una sola palabra en sus cuadernos.
aquella devastadora experiencia para ambos, el Maestro
Parece que la escritura no le ha bailado descaradamente ni
nunca volvió a ser como antes con la Alumna. No le
ha movido fibra alguna de sus vísceras desde su regreso
contestaba llamadas ni correos. Cada vez que lo buscaba,
del Infierno. Hace tres días la Alumna lo llamó pero él,
no respondía. Y la más reciente fue cuando la Alumna, ya
con displicencia inusitada, le respondió con pocas
desesperada por la actitud tan distante del Maestro, tomó
palabras y le prometió, sin mucho entusiasmo, que le
la determinación de irse a Ciudad Calabozo con el
devolvería la llamada. ¿Qué sucede con el Maestro?
paraguayo que hace street art. El Maestro poco y nada le importó esa decisión.
Pocas veces ha tratado con tanta indiferencia a la Alumna, a su Alumna. Sólo en tres ocasiones, recordadas por la
El Maestro camina con pasos cortos y lentos, midiendo
Alumna a manera de hitos, el Maestro ha sido distante,
cada uno de los andenes del Centro como esperando
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encontrar un número mágico que lo saque de su letargo.
mayor parte de su cuerpo. El Maestro continúa haciendo
Cada tercer día sale a comprarse su botella de vino y sus
anotaciones en su cuaderno. Descripciones, reflexiones,
cigarrillos mentolados, se encierra y lee hasta la
dudas. De nuevo el Maestro tiene una obsesión que lo
madrugada. En las pocas horas que duerme, sus sueños
impele a adentrarse en sus garabatos como en sus mejores
son tormentosos, caóticos, indescifrables. Menos el de la
días.
madrugada de ayer. La noche cae de nuevo y esta vez el Maestro tiene Dejando caer Estrella distante de su querido Bolaño, el
expectativas. Retoma Estrella distante, pero el sueño no
Maestro se internó en profundo sueño. Apareció una niña
lo aborda durante la noche. Logra terminar nuevamente la
encerrada en un cuarto de suelo de tierra. En principio
novela. Saca del anaquel de libros lo que le queda de la
creyó que era la Alumna, pero
botella de vino y bebe hasta
sus rasgos eran diferentes. El
terminarla. Se recuesta en la
lugar
cama para evocar la imagen de
era
húmedo
y
nauseabundo. De una puerta
aquella
niña-grande
y
sin
apareció un hombre enorme,
esperarlo, como siempre, el
basto, vulgar, que arrastró a la
sueño lo domina de nuevo.
niña por varios pasillos hasta dejarla en medio de un salón.
–Hola, Akeronte.
La niña temblaba de frío pues
–¿Cómo sabes mi
su
cuerpo
apenas
estaba
nombre? –Lo llevas marcado en tu
cubierto por unos harapos raídos. De la oscuridad se
piel.
asomó de nuevo el ser burdo
El Maestro mira sus brazos y
con una enorme hacha y antes
ve su nombre tatuado en
de asestarle el primer golpe,
caracteres helvéticos. La niña-
el Maestro despertó con todo
grande toma sus manos. Habla
su cuerpo bañado en sudor. Con torpeza buscó uno de sus
con palabras medidas:
cuadernos y escribió lo que consideró relevante del sueño
–¿Por qué has vuelto?
y en una esquina un nombre: Géminis Libra.
–La verdad… quería saber más de ti. Estoy seguro que te he visto en alguna parte pero no puedo recordarlo.
Durante todo el día estuvo pensando en aquella niña. En
La vez pasada que vi tus manos, movieron algo muy
ningún momento pudo verle el rostro, pero recuerda con
adentro de mí y necesitaba volver a verlas… y sentirlas.
claridad sus manos. Dedos delgados, pequeños, delicados.
–Pero yo no puedo salir de acá… El Verdugo me
Algo le dicen esas manos. Para él no son de una niña, sí
tiene encadenada –la niña-grande le muestra el tobillo
de alguien joven pero no una niña. Tal vez por sus
atado con un grillete de metal oxidado.
movimientos ante la violencia del hombre burdo, tal vez
–Yo te liberaré.
por la forma de aferrarse a sus harapos buscando cubrir la Número 1 Abril-Julio 2011
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Revista Esperpento
–¿Con qué fin? ¿Qué quieres hacer de mí?
del Derrotado mientras un avión escribía poemas en el
¿Someterme como él me somete?
cielo, el Maestro renunció a volverla a ver en sus sueños.
El Maestro comienza a besar las manos de la niña-grande
Todo parecía indicar que su vida volvía a ese cauce donde
con voluptuosidad.
simplemente era esperar el devenir de los días sin un
–No sé qué esperar de ti. Te he visto en mis
motivo aparente.
episodios de imágenes oníricas… Las baldosas de tu cubil enfriando mi pecho desnudo y tu cuerpo en mi espalda
Aprovechó una noche fresca en Posmodernia para ir a la
encendiendo mis deseos –la niña-grande deja caer sus
tienda de siempre por más vino pero la encontró cerrada.
harapos–. Si me liberas, seré tuya…
Un tanto desconsolado emprendió camino hacia un supermercado que recordó sobre la calle del cubo pero
Es entrada la mañana y la lluvia golpea la ventana del
que detestaba por ser tan frío y despersonalizado. Ya
cuarto del Maestro. De
adentro,
tomó
la
nuevo se concentra en
botella de vino y fue a
garabatear
la caja a pagar y pedir
apresuradamente en el
unos
cuaderno cuanto
Frente a él, una joven
detalle de aquel sueño
de
premonitorio. Hacia
delgada,
mediodía tiene un
blanca
y
perfil más completo de
castaño
eróticamente
aquella niña-grande y
liso cancelaba media
lo termina con el gesto
botella
que faltaba: la llama H.
bebida fuerte y unos
mentolados.
corta
estatura, piel
muy cabello
de
alguna
mentolados. Lo que Durante algo más de
realmente
llamó
la
dos semanas el Maestro no volvió a cruzarse en sus
atención del Maestro fueron las manos de aquella joven al
sueños con H. Presa de la angustia, buscó todas las formas
momento de cancelar su pedido. Un par de movimientos
de repetir el sueño, pero no obtuvo ningún resultado. En
etéreos en el espacio que ocupaba le devolvieron las
su desesperado intento volvió a sueños anteriores de
imágenes soñadas hace un par de semanas, de aquella
abismos, de persecuciones, e incluso recordó sus días en
niña-grande atada con grilletes oxidados.
el Purgatorio. Pero por ninguna parte aparecían esas
estira su mano hacia el hombro de aquella desconocida
manos angelicales, esa piel diáfana, esa voz dulce. Repasó
esperando una reacción positiva a su gesto. Pero el
con meticulosidad cada uno de los detalles que de ella
Maestro siempre olvida que sus gestos a veces no están
había escrito en los cuadernos, le agregó otros, tachó
bien redactados. Detengamos esta secuencia y dejemos
algunos. Al parecer H se estaba transformando en las
para la siguiente conversación lo que la mujer
hojas y en su mente. Después de otro par de intentos, en
desconocida pueda leer del gesto del Maestro. No nos
los que soñó con la Muerte persiguiéndolo por la Plaza
adelantemos a los hechos.
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El Maestro
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Conversación 200: Manos gélidas Por Diego Ortíz. Imágenes Archy Nold
Si observamos con detenimiento el
pero que conocía en parte. Días de
cielo podemos confundirnos. Unas
caminos errabundos que no lo llevaron
espesas nubes en el horizonte indican
sino al vacío.
que la tormenta se acerca, mas el sol mantiene el ambiente con una calidez
Recorre las vitrinas despreocupado
que se pega a la piel. A través del
hacia la entrada principal contando los
techo corredizo del centro comercial,
pasos. Doscientos setenta y tres.
el Maestro observa pasar las nubes,
Recientemente se siente aturdido por la
algunas grises, otras más parecidas a un
sueño
lívido.
Mientras
cantidad de personas que van de un
cree
lado
descubrir en uno de los nubarrones lo
se
toma
las
otro
por
las
calles
de
Posmodernia. Se pregunta hacia dónde
que podría ser un ave mitológica, el Maestro
a
van todos ellos con tanto afán, con
manos,
tanta displicencia, con tanta ubicuidad.
frotándolas ansiosamente buscando el
Comprende que es una pregunta
calor que ya tiene por dentro. Al
insulsa y prefiere acercarse a una de las
reparar en sus movimientos apresurados de sus palmas frotarse entre ellas, recuerda las primeras veces que esperaba sentado por esas personas que nunca había visto
columnas que sostienen un techo abovedado que hace las veces de entrada. Observa los rostros de los que pasan a su lado. En uno de ellos cree ver el reflejo de la Alumna.
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Revista Esperpento
Esa mirada de angustia, esos ojos que se impacientaban
Ya había visto esas manos antes, en el supermercado de la
de ver algo por más de unos cuantos minutos. Pero hace
calle del cubo, y por alguna razón las imaginaba distintas.
mucho que la Alumna se separó del Maestro. Tomó su
Tal vez más bruscas, tal vez más etéreas. Su mayor
propio rumbo hacia tierras lejanas, buscando construir sus
sorpresa era la fuerza con que H lo agarraba. El Maestro
propios caminos.
sintió confianza, en ella y en sí mismo.
cabezas,
gran
Hoy está esperando a H. Muchas cantidad
de
cuerpos
moviéndose
erráticamente por las calles. El Maestro siente el impulso
Caminaron por un buen rato, sin tener un rumbo fijo,
de huir. Pero, ¿de qué? ¿De quién? ¿Acaso será tan osado
mientras que hablaban de sus vidas, de esa que llevan en
de alejarse de alguien que le ha brindado cálidos
ausencia del otro. El Maestro, como pocas veces en las
momentos en conversaciones donde se ha sentido
semanas
valorado? Mientras se va refundiendo en sus ideas un
contándole a H de sus días de estudiante universitario, de
destello le llama la atención.
sus logros y fracasos en el intento de hacerse escritor y
más
recientes,
habló
con
desenvoltura,
músico. Sentía nervios pues se vio vacío de preguntas –Buenas tardes, Maestro.
para H. No quería caer en los lugares comunes, sentía la
–Hola, hermosa H.
premura de presentarse como un tipo serio y maduro,
–Tienes cara de preocupado –H se aferra a las manos
como se supone que debe ser para los años que carga.
del Maestro sin titubear.
Pero H le demostraba, con la fuerza de sus manos
–No te preocupes, es sólo un pensamiento pasajero.
aferradas a las de él, que podía ser quien quisiera ser. Eso confundía bastante al Maestro. Después de un corto silencio mientras se sentaban en una banca del Eje Central el Maestro osa cortar el silencio: –¿Hay algo que quieras saber de mí? –preguntó como lanzando un salvavidas a la conversación. –¿Por qué estás tan tenso?
Y la pregunta lo puso en un estado de tensión superior. Creyó sentir que las manos le sudaban. Y repentinamente reparó en que las manos de H estaban congeladas. Ahora es el Maestro quien toma la determinación de frotar esas pequeñas manos de dedos cortos y delgados y brindarles todo el calor que emana de lo más adentro de su ser. –¿No tienes frío? –pegunta el Maestro de manera casi retórica, pues el sol ya comenzaba a perderse en el horizonte, detrás de las espesas nubes grisáceas.
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–Antes de llegar tenía mucho frío. El camino fue un
Y sin pensarlo, algo que es osado para el Maestro, la besó
poco largo y solitario, pero en este momento, aunque
apasionadamente. Al contacto con esos labios pequeños y
sientas mis manos frías, mi cuerpo está a gusto, gracias a
dispuestos, el Maestro sintió que en su alma se gestaba
ti.
una transfiguración. Así como las manos de H iban ganando calor, el alma del Maestro renacía de las cenizas
Después de deambular por calles que se
con la fuerza de un infierno apocalíptico.
hicieron bocetos de un cuadro, llegaron a
Con ese beso comprendió que espera
un pequeño parque con juegos infantiles.
jamás separase de H, es decir, el Maestro
Por la hora está desierto así que se
espera que H no se disuelva en el océano
sentaron cerca a la rampa de un rodadero.
del tiempo y quede apenas como una
El Maestro, aprovechando el frío que
tenue marca en las paredes de su alma.
traía la tarde, acercó a H, abrazándola con
La toma con más fuerza, más para
fuerza, sintiendo con sus manos su cuerpo
comunicarle su deseo y necesidad que
menudo y firme. Deslizó sus manos por
algo parecido a un rapto. H le responde
la espalda, jugó con su cabello, tomó
con aceptación.
aquel rostro angelical, la miró fijamente, haciéndola sonrojar y le repitió lo que
Y es que la noche hasta ahora empieza, y
días atrás le había dicho a la salida del
sabemos que para el Maestro la noche es
supermercado:
el inicio del día. Y, sin meditarlo, el Maestro le propone a H que la acompañe
–Eres la mujer que esperaba.
a su cubil.
–Akeronte, no soy la Alumna –el Maestro
le
conversaciones
había
comentado
anteriores
sobre
en
–¿Es un lugar seguro? –pregunta H
la
no sin dejar ver la picardía de su
Alumna y en este momento H la traía a
inteligencia. –Es el lugar donde te puedo brindar
colación con la fuerza de su madurez–. ¿Estás seguro de lo que dices?
toda la protección que desees, mi bella
–Completamente. No busco en ti un
H.
reemplazo de la Alumna. Eso sería demeritarte como la persona que eres. Si
Y así, tranquilos, desprendidos del
te digo que eres la persona que esperaba
mundo y de la noche, tomados de la
es porque nadie había tenido la osadía de
mano bajo un cielo sin luna y con
adentrarse en mi mundo como tú lo has
algunas estrellas, tomaron camino hacia
hecho.
el refugio del Maestro, y queda para una
–Y me siento orgullosa de que me
nueva conversación lo que allá se
hayas abierto las puertas.
consumó
–Para ti jamás estarán cerradas. Número 1 Abril-Julio 2011
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Revista Esperpento
“YO LLAMO MONSTRUO A TODA ORIGINAL INAGOTABLE BELLEZA”. Traducción Manuel Álvarez Ortega. Imágenes Sharird Leno
Alfred Jarry, mundialmente famoso por ser el autor de
alrededor de su vida —y eso sin hablar del total
Ubú Rey, ha sido injustamente olvidado como poeta
desconocimiento de la mayoría respecto del voluminoso
simbolista allegado al círculo de Mallarmé, consumido
número de novelas escritas entre 1896 y 1907. En vida no
por el sombrío y excéntrico mito que se ha tejido
llegó a publicar más que un volumen recopilatorio de algunos de sus poemas —Les minutes de sable Mémorial— y entre los que abundaban farsas y poesías en prosa —incluyendo el premiado, por el Mercure de France, Guignol, el primer escrito impreso en que se menciona a Papá Ubú—. No obstante, en sus diversas novelas incluía una que otra producción en verso bajo la rúbrica de sus múltiples personajes.
En Líneas poéticas hemos querido brindar una ligera muestra de la lírica jarryana, una poética siempre dispuesta
a
encontrar
caminos
alternos
y
complementarios (¿acaso no es esa la función de toda poética?) que nos desvíen y hagan reflexionar sobre la lógica de ciertas costumbres y creencias —allí está esa otra forma de comprender el mito de la inocente belleza raptada de Helena—; una poética también dada a
la evocación de contrarios, de imágenes
contrapuestas que dan como resultado, sin lugar a dudas, lo que nuestro autor nominaba como monstruo. Juan P. Castel.
Retrato de Alfred Jarry, por F.A. Cazals. 1897.
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Número 1 Abril-Julio 2011
Revista Esperpento
Del pequeño número de elegidos32. A través del espacio laminado de los veintisiete pares, Faustroll evocó hacia la tercera dimensión: De Baudelaire, el silencio de Edgar Poe, al tener la precaución de retraducir al griego la traducción de Baudelaire. De Bergerac, el árbol precioso en el que se metamorfosearon, en el país del sol, el rey ruiseñol y sus asuntos. De Lucas, el Calumniador que lleva a Cristo hacia un lugar elevado. De Bloy, los negros cerdos de la Muerte, cortejo de la novia. De Coleridge, la ballesta del viejo marino y el esqueleto flotante del barco, que, depositado en el as, fue criba sobre criba. De Darien, las coronas de diamantes de las perforadoras de San Gotardo. De Desbordes-Valmore, el pato que depositó el leñador a los pies de los niños y los cincuenta y tres árboles marcados en la cabeza. De Elskamp, las liebres que, corriendo sobre las sábanas, se convirtieron en manos redondas y llevaron el universo esférico como un fruto. De Florian, el billete de lotería de Scapin. De las Mil y una Noches, el ojo saltado por la cola del caballo volador del tercer Kalender, hijo del rey. De Grabbe, los trece compañeros sastres que mató, al alba, el Barón Tual por orden del caballero de la orden pontifical del Mérito Civil, y la servilleta que se anudó previamente alrededor del cuello. De Kanh, uno de los sellos de oro de las celestes orfebrerías. De Lautrèamont, el escarabajo, hermoso como el temblor de las manos en el alcoholismo, que desaparecía en el horizonte. De Maeterlinck, las luces que oyó la primera hermana ciega. De Mallarmé, el virgen, el vivaz y el hermoso hoy. De Mendès, el viento del norte que, soplando sobre el verde mar, mezclaba a su sal el sudor del galeote que remó hasta los ciento veinte años. De la Odisea, la marcha alegre del irreprochable hijo de Peleas por la pradera de asfódelos. De Péladan, el reflejo, en el espejo del escudo estañado por la ceniza de los antepasados, de la sacrílega matanza de los siete planetas. De Rabelais, los cascabeles con los que danzaron los diablos durante la tempestad. De Rachilde, Cleopatra. De Régnier, la llanura ahumada en donde el centauro moderno estornudó. 32
De Gestes et opinions du Docteur pataphysicien. Roman néo-scientifique.
De Rimbaud, los carámbanos arrojados por el viento de Dios a los charcos. De Schwob, los animales escamosos que imitaba la blancura de las manos del leproso. De Ubú Rey, la quinta letra de la primera palabra del primer acto. De Verhaeren, la cruz hecha por la pala en las cuatro fuentes de los horizontes. De Verlaine, las voces asíntotas a la muerte. De Verne, las dos leguas y media de corteza terrestre. Sin embargo, René-Isidore Panmuphle, alguacil, comenzaba a leer el manuscrito de Faustroll en medio de una oscuridad profunda, evocando la tinta transparente de sulfato de quinina para los invisibles rayos infrarrojos de un espectro encerrado en cuanto a sus otros colores en una caja opaca; hasta que fue interrumpido por la presentación del tercer viajero.
Faustroll,
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Revista Esperpento
Yo no sé...33 Alza tus negros brazos calcinados Por contar demasiado la hora de los condenados. En tu frente de cuerno transparente Satán ha colocado su tricornio.
Yo no sé si mi hermano me olvida, Pero me siento inmensamente solo Con la querida cabeza que palidece a lo lejos Entre los intentos de un recuerdo que miente.
Alza tus brazos infatigables Como troncos de árboles podados. Vierte el sudor de tu frente Que sabe la hora en que morirán los cuerpos.
Tengo su retrato ante mí, sobre la mesa, No sé si era feo o guapo. Su doble es vacío y vano como una tumba. He perdido su voz, su voz adorable,
Vierte tu arena inagotable Sobre su sangre indeleble. Tu cintura de delgada avispa Vaga sin fin en su sepulcro, En su blanco sepulcro que enjuga La baba de tu fría lava.
Justa, que me parece falseada a propósito. Acaso él lo ignore, tesoro póstumo. Aparte de la letra ella se evoca, muy De súbito rota y acariciante pluma.
El reloj de arena34.
Planta un patíbulo en tres lugares, Un patíbulo de estrechos pilares, En donde se cuelgue un corazón en venta. De tu corazón brota la ceniza, De tu corazón se derrama la muerte.
Cuelga tu corazón de los tres pilares, Cuelga tu corazón con los brazos atados, Cuelga tu corazón, tu corazón que llora Y se vacía en el curso de la hora Dentro de su reflejo sobre un pantano. Cuelga tu corazón de los pilares de gres.
La triple estaca ennegrecida lo muerde, Muerde tu corazón, tu corazón que llora Y se vacía en el curso de la hora En la criba de los vientos que vagaron Dentro de su reflejo sobre un pantano.
Vierte tu sangre, corazón que te unes A tu reflejo por tus dos extremos. Los pilares negros, los pilares fríos Abrazan tu corazón con sus tres dedos. Cuelga tu corazón de los pilares de madera, Los tres secos, duros, inflexibles.
El hombre del hacha35. Sobre y para Paul Gauguin.
En el horizonte, a través de la niebla, Entre las algazaras de la fortuna, Armamos a nuestros vagos demonios En el hueco solapado de los montes.
En tu negro anillo, claro Saturno, Vierte la ceniza de tu urna. Cuelga tu corazón, aerostato, de los Triples postes monumentales. Que todo tu lastre vacío se deslice: Tu pesado fantasma es tu barquilla Que ancla sus dedos deformes En las uñas nacaradas de tus pies.
En la ribera que nosotros rodeamos Duerme un gigante sobre el cieno. Como lagartos trepamos por sus pies. Él, sobre su carro, igual que un César,
Vierte tu alma que se estrangula En los tres locos vientos de tu triángulo.
O sobre un pedestal de mármol, Talla una barca con un tronco de árbol Para, de pie sobre ella, perseguirnos
Muestra tu corazón en la picota Desde donde se esparce sin tregua tu grito, Tu llanto y tu grito solitario Como un río eterno sobre la tierra.
Hasta el límite verde de las leguas. Desde la ribera sus brazos de cobre Hacia el cielo elevan la azul hacha.
33 34
De Les jours et les nuits, roman d‘un déserteur. De Les minutes de Sable Mémorial.
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De Les minutes de Sable Mémorial.
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adonde van a perderse lejos las lúgubres orillas aún no oscurecidas, pálidos fanales nuestros cirios.
La regularidad de la urna36. I Clara urna en donde duerme mi amor casto y querido, En tu sombra infinita y encantadora me refugio, En el suelo de las tumbas donde es tierra la carne... Mas hacia tu cuerpo friolento haces volver tu manto. ¡Sueña! ¡Sueña y descansa! Oye, murmullo adormecedor, Volar hacia el vano cielo las voces vagas de las vírgenes Que no supieron hilar el sudario de sus hermanas... ¡Pasad, oh dedos de cera de los lívidos cirios, mano Enflaquecida y maldita en donde amenaza la muerte! Oh Tiempo, no derrames más la urna de las campánulas En pesadas gotas... Aparte de la llama que muerde Nace una nave ahogada en oscuras noches inútiles, Pues las pulidas pilastras se yerguen como pinos Y los hachones son lo mismo que puños de parricidas. Y la llama temerosa oscila entre las pintadas vidrieras Que lanzan hacia la noche sus láminas traslúcidas... El órgano suspira, hace rugir en su trompa de bronce Unos sonidos sordos y siniestros, unas voces como las De los muertos que ruedan sin tregua en la corriente subterránea... Unas sílfides hacen cantar a sus claros violoncelos. Es el baile del abismo donde el amor no tiene fin, Y la danza os ahoga entre el oleaje de su alcoba. La boca de la tumba siempre abierta tiene hambre, Pero mi mano delgada muerde el mar de muaré malva... Pues el letargo delicioso de las noches viene a posar Su brazo poderoso en mi cuello, y levemente me rozan Los vuelos suaves en los muros cargados de velos negros... Sólo las lámparas de oro abren sus llorosos ojos.
II Presos en el agua serena de granito gris navegamos sobre la laguna doliente. Nuestra góndola y sus luces de oro lenta duerme.
Nave cuya proa cae netamente a pique, abate tus mástiles, tus velas, oscuras tramas; deslízate sobre las olas marchitables sin remos. Después en el aire frío como de un pozo el órgano nos arrullará con la guata de su fanfarria. La vidriera, escudo, nos mostrará su faro. Claro, el vuelo de un alma flota en el aire: cuerpos aéreos transparentes, blancas túnicas, inquietantes miradas arrojadas por las esfinges. Y acribillándolo con un juego de tejo, finos discos, brillad en el tejado gris de los limbos lúgubres y de los recuerdos difuntos, azules nimbos. La góndola espectro que hala la muerte bajo los puentes de piedra en ojiva iluminando su borda bordada deriva. Puestos todos de pie en el fondo, dormidos, elevamos nuestros ojos muertos a los alquitrabes desde donde las campanas nos vierten sus llantos graves.
Dosel de un cielo de ceniza finlandesa 36
De Les minutes de Sable Mémorial. Número 1 Abril-Julio 2011
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Una forma desnuda37.
La alegría De Argos.
Una forma desnuda que tiende los brazos, Que desea y dice: ¿Es posible? Con los ojos iluminados por una alegría indecible, —¿Quién puede, diamantes, contar vuestros quilates? Brazos tan cansados cuando los abrazos rompen, Carne de otro cuerpo plegada a mi deseo, Grandes ojos tan sinceros, sobre todo cuando mienten, —Salad menos vuestras lágrimas y me las beberé.
El ágil Aquiles Mutila La ciudad Donde desfallece Príamo. La estela de su carro, que arrastra A Héctor alrededor de las murallas, Encuadra un espejo en donde la reina Desnuda y con los cabellos sueltos
Erguida en el temblor está, dormida, Una grata almohada en donde late un corazón; Pero nada existe más dulce que su boca amiga, Su boca amiga, que es lo mejor.
La reina Helena Se adorna
Bocas nuestras, formad una sola alcoba, Lo mismo que se unen dos jaulas por sus extremos Para celebrar un matrimonio silvestre en donde Nuestras lenguas sean la esposa y el esposo.
—Helena, La llanura Helena Está llena De amor.
Tal un Adán que aviva un doble aliento Y en su despertar encuentra a su lado a Eva Cuando mis sueños huyen yo descubro a Helena, Viejo pero eterno nombre de la belleza
—Aquiles, Aquiles, tu corazón es más duro Que el oro, el bronce y el hierro de las armaduras, Aquiles, Aquiles, más duro que nuestros muros, Que las toscas piedras de nuestras defensas.
En el fondo de los tiempos por un corno se queja:
Ante su espejo helena se adorna:
—Helena, La llanura Helena Está llena De Eros. Hacia Troya La presa Despliega 37
De Le surmâle.
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El viejo Príamo implora desde la torre:
—No, Príamo, no hay nada tan duro Como el escudo de marfil de mis senos; Su pezón se aguza con la sangre de las heridas, Coral como el ojo de los blancos pájaros marinos: En la pupila fría se ve el alma escarlata. No hay nada tan duro, no, no, no, Príamo. El arquero Paris Como Cupido Acaba de herir En su talón a Aquiles. Paris-Eros Número 1 Abril-Julio 2011
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Tan rosado y tan rubio, El bello Paris, juez de las diosas, Que eligió ser amante de una mujer, El seductor de helena de Grecia, Hijo de Príamo, Paris el arquero es descubierto: En su huella perdida exulta un carro de guerra, Su sexo y sus ojos muertos son pasto de los buitres: —Helena, La llanura Helena Está llena De amor.
Madrigal38. Hija mía —mía, aunque seas de todos, Y por tanto nadie es tu verdadero dueño—, Durmamos ya y cerremos la ventana: La vida se cerró y estamos en nuestra casa. El mundo se termina demasiado alto Y lo absoluto no se puede ya negar; Es tan grande llegar el último Ya que ese día cansó a Mesalina. Hete ahí sola, toda ojos y oídos, Caer a menudo hace que se olvide descender. El ruido terrestre está lejos, tal la ceniza Que yace desconocida en el incienso azul de los dioses.
¡Destino, Destino, demasiado cruel Destino! El bebedor de la sangre de los mortales está de fiesta: Los cuerpos helenos colman la llanura de Troya, Destinos y buitres celebran el mismo festín.
Como el chapoteo de las gordas carpas En Fontainebleau Las voces asesinas tienen Besos en el agua.
¡Demasiado cruel Destino, duro abuelo de los dioses!
¿Cómo se unió el doble destino? En tanto que no pisé tu acera Tú eras virgen y aún no habías nacido, Como un pasado que se ahoga en un espejo.
Pero helena abriendo sus bellos ojos límpidos: —Destino es sólo una palabra, y los cielos están vacíos, Si existieran los cielos sólo serían los de mis ojos. Mortales, atreveos a escudriñar sin palidecer El abismo azul, en él puede leerse la sentencia: El esposo y el amante, Menelao y Paris,
Apenas el cielo ha besado el zapato De tu piel infinitesimal, Y por haber mordido en todo el mal Te ha hecho una boca tan pura.
Están muertos y de muertos está cubierta la llanura Para hacer bajo mis pies una más suave alfombra, Una alfombra de amor que se mueve y palpita; Y puesto que a menudo he tenido un vestido verde No sé... estos días... me gusta el rojo.
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Publicado en La Revue Blanche.
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Revista Esperpento
Advertencia: Las siguientes secciones (Cinéfilis, (H)ojeando y Marea Sónica) se centran en la reseña de documentos afines a cada una de ellas. Sin embargo, si el presente lector espera encontrar estudios pormenorizados acerca de cada material reseñado, se llevará una soberbia decepción. Como nuestro interés no es predigerir una obra artística, sino solamente brindar pistas y picar el gusto, sugerir cuando mucho, nuestras reseñas parecerán ante todo carentes de pasión... Todo lo contrario, nuestra pasión llevada al extremo —¡Que sí tenemos!... y bastante!!!— nos indica que debemos ser menos estrictos y dejarle el camino de la iniciativa libre al virtual lector para que finalmente la decisión de acometer la lectura de un libro, ver determinada cinta o escuchar aquél disco sea plenamente personal y no una sugestión malintencionada del crítico y sus concernientes prejuicios y falencias —por cierto que nuestros reseñadores no son más que eso, el papel del crítico les parece poco apasionado y sí muy mal intencionado—. Una vez avisado, lea bajo su propio riesgo.
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YO SOY OTRO, POR OSCAR CAMPO. Por Ricardo Herazo Montalván Título original: Yo soy otro. Guión: Oscar Campo. Dirección: Oscar Campo. Reparto: Héctor García, Yenni Nava, Patricia Castañeda, Ramsés Ramos, Miguel Ángel Giraldo. País: Colombia. Año: 2008. Duración: 78 minutos.
Recuerdo perfectamente cómo se generó un gran nivel de expectativas respecto a esta cinta, puesto que su director y guionista, además de ser un reconocido documentalista, resultaba ser el formador y maestro de algunos reconocidos directores del cine colombiano actual. Sin embargo, las opiniones, una vez lanzada al teatro, fueron encontradas y en su mayoría negativas. Muy pocos, entre los críticos autorizados de cine, salieron al paso defendiendo la actualidad y la necesidad del giro dado por Oscar Campo —y, como es de suponer, muchos no siquiera se dieron cuenta de giro alguno—. Pues bien, esta cinta representa una suerte de exploración de la violencia, pero ya no yendo, digamos, de forma directa a la zona de guerra que es el campo colombiano, ni explorando en los actores más explícitos de la misma —el otro gran bastión de nuestro cine— o sus víctimas, sino explotándolo en la piel misma de las silentes masas aglomeradas en la metrópolis como su gran refugio —tanto víctimas como victimarios—. Debiéramos recordar que el mismo año dos producciones colombianas dieron la vuelta al mundo con gran estrépito: Perro come perro, de Carlos Moreno, y PVC-1, de Spiros Stathoulopoulos, ambas examinando el rostro de la violencia visceral que nos consume. Sin embargo, eran dos caras de una misma moneda, puesto que sus protagonistas se encuentran como en los extremos del terror en que vivimos. Yo soy otro se enfrentó a la intimidante labor de tantear los bordes, de ver la violencia desde una ficción que, como es el caso de las grandes ficciones, termina por cuestionar la realidad. Número 1 Abril-Julio 2011
Meet The Feebles
Dirección: Peter Jackson. País: Nueva Zelanda. Año: 1989
El fabuloso mundo de fantasía creado por Peter Jackson tiene sus antecedentes. Mucho antes que El señor de los anillos llegase a tener una forma difusa en la imaginación de este director, con mucho menos presupuesto y una severa dosis de humor negro, ya era de hecho un creador de culto en el circuito del cine de tipo B (Braindead, sin duda, es su película más conocida dentro de este ―subgénero‖). En Meet the Feebles encontramos el mundo del entretenimiento televisivo en una narración que recorre sin el menor miedo o restricción los bajos fondos del mismo. Un intrincado laberinto de tráfico, sexo, chismes y pornografía, dentro del que los personajes (una suerte de contrapartida y versión distorsionada de los Muppets) se ven envueltos de una u otra forma. Diríase que Peter Jackson recurrió a las marionetas para dar rienda suelta a todo lo que no había hecho antes, y sin duda no existirá un filme ni cercanamente similar a esta entretenida y divertida cinta, única en su estilo.
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Anvil! The story of Anvil
Dirección: Sacha Gervasi. País: Canadá. Año: 2008.
Las grandes historias no solamente son producto de una imaginación inquieta; en muchas ocasiones están sucediendo justo a nuestro lado. Tal es el caso de este tremendo documental, en el que ingresamos en la vida de la olvidada agrupación canadiense Anvil, con todo lo que ello tiene de amargo. El contraste entre una vida llena de derroche y lujo, y otra llena de carencias y necesidades es aterrador, escalofriante hasta el vértigo. Mientras decenas de grupos triunfan sobre el mercado, éxito asegurado, Anvil se mantienen al margen jalonados fervorosa y pacientemente por la férrea pasión de Lips (líder del grupo y, en últimas, el protagonista primordial de esta historia) y la eterna amistad de Robbo, tratando de revivir los antiguos días de gloria. La elección de Sacha Gervasi de retratar las penurias de la vida de Anvil —y de Lips, obviamente— es, por razones evidentes que el paciente espectador podrá juzgar, plenamente sentimental y afectiva, y creo que eso mismo es lo que hace de este uno de esos documentales que nos estremece de inicio a fin, puesto que constituye un agobiante relato de la vida tal como no queremos imaginarla o vivirla, pero, a fin de cuentas, como realmente es: única. Quizá por eso este filme ha terminado por convertirse en uno de mis favoritos, ya que no es otra cosa que la sensible narración de la dispendiosa busca de la utopía y la eterna búsqueda de la consagración (ya sea musical, espiritual o de cualquier otro tipo).
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José es un programador medianamente exitoso de una empresa especializada en servicios informáticos —prácticamente un donnadie, un cualquiera, un todos—. Su vida transcurre habitualmente entre un trabajo tedioso y una vida nocturna de consumo televisivo, drogas y sexo. Pero un día un misterioso brote aparece en su cuerpo, una enfermedad aparentemente proveniente de las selvas que consume los tejidos a su paso. Entonces, su mundo empieza a fracturarse: empieza a tener lo que juzga como alucinaciones, constantes quebrantos de salud, miedo a la muerte ulcerosa. Todo apenas un síntoma de lo que sigue. Después de la detonación de una bomba en el centro de Cali, empieza a ver personas exactamente iguales a él, dobles en su sentido más exacto: un paramilitar víctima del atentado, otro hablando por celular, un mendigo mostrando sus miembros purulentos en la calle. Más tarde conocerá otros dobles más, uno guerrillero y el otro homosexual. Es el espacio de la ficción: cada doble tiene sus obsesiones, pero de forma general atienden las órdenes de los representantes de la guerrilla y el paramilitarismo respectivamente. José, el programador, está en medio del fuego cruzado, de la gran guerra, y todos le obligan a polarizar su posición. Pero no es el único, todos los demás quienes le rodean, deben asumir la misma decisión. ¿Acaso no es esta la radiografía de la persona del común, del tantas veces mentado ciudadano de a pie, que a falta de compromisos asume la evasión? Y son muy pocas las cintas que se han atrevido a explorar esta clase de aspectos de la violencia, que se han arriesgado a ir más allá de los estereotipos comunes y complacientes del cine convencional. Y el giro al que me refería anteriormente no es otro más que ése: el tema, sí, es la violencia, pero vista desde otro punto de vista, desde las prácticas que han hecho a las personas aglomeradas en la metrópolis indiferentes a lo que sucede en el resto de un país, aun cuando los toque de forma lejana, y que no despiertan más que al son de las bombas y los atentados que llegan hasta ellos en raras ocasiones. El tema sigue siendo el trasfondo de violencia en el que necesariamente vivimos inmersos, pero porque es una violencia que nos toca a todos, y en ese caso es perfectamente comprensible y nada casual que José se multiplique tanto en mendigo como en paramilitar u homosexual y guerrillero, el es todos y cada uno de los rostros del país y de la guerra. Y la enfermedad no es más que la metáfora de nuestra desinteresada forma de vida, una úlcera que empieza a crecer imparable al interior y carcome cada uno de nuestros sentidos: la televisión, la Internet, la masturbación, el sexo, el alcoholismo, el tabaco, las drogas, la farándula, Facebook, Myspace, Twitter, el chisme, las relaciones instantáneas, el Ipod, Jotamario Valencia, la negra Candela, los medios de des-información masiva, el Mundial de fútbol Sub-20, el Joe y su leyenda, los realities, y un interminable etcétera. Número 1 Abril-Julio 2011
Revista Esperpento
EXISTENCILISM. Por Leonardo Whild
Autor: Banksy. Weapons of mass distraction, Inglaterra, 2002 (Edición en español por Esperpento Editores, 2011). Existencilism es una cruda fotografía de la humanidad. Exactamente fotografía y no una caricatura ni un mero retrato dulcificante, la máscara que tapa nuestra mirada, sino una viva fotografía que si bien no alcanza a abarcar todo, con lo que logra capturar detalla un poco más la realidad y nuestra propia vida. El trabajo impreso de Banksy abarca tres números sorprendentes e interesantes—Existencilism es el número dos en esta serie— en los que la excusa es el arte pero el trasfondo es el hombre, el ser humano y su cotidianeidad. Y la denuncia, precisamente, descansa en la aceptación de esta cotidianeidad a falta de asumir el papel que cada uno juega en una sociedad en la que la individualidad parece haber sido suprimida; ya no en la forma como concebimos al arte, sino la forma en que esta concepción del arte nos ha vedado el acceso a otras formas también legítimas de expresión, fuera de las reglas del mundo. A pesar de lo panfletario que pueda llegar a leerse el libro —porque también es posible que la lectura se quede ahí, en la apariencia—, Banksy trata de despertarnos de este sopor que somos víctimas gracias a la poderosa manipulación publicitaria y mediática en que vivimos inmersos. Nos abofetea, como un amigo de verdad, para que comprendamos que no porque ellos consideren que está bien debe ser así. Encontramos cinco movimientos principales en Existencilism, que valdría la pena explorar. El primero tendrá que ver con el arte y su decimonónica concepción tradicionalista, aquella que nos ha enseñado que el arte descansa en la seguridad del museo, en un arte elitista pensado solamente para los pequeños grupos de selectos, en que la belleza del arte viene dada por su capacidad de copiar a la realidad, pero no de cuestionarla. El Número 1 Abril-Julio 2011
‘Patafísica.
Autores varios. Pepitas de calabaza ed., 2004.
Este interesante texto editado por la editorial española Pepitas de calabaza, es la recopilación de una serie de artículos que giran en torno a la Ciencia: la ‗Patafísica. Desde la detallista introducción de Christian Ferrer, director de la Revista Artefacto, hasta algunas intervenciones más ―institucionales‖ desde las aulas del Colegio de ‗Patafísica y sus divulgadores del IAEPBA, encontramos una suerte de viaje imaginario entre el viejo continente y el cono sur, trazándose una historia posible, ya que no un manual, de las diversos avatares que ha atravesado la ciencia desde el Faustroll. Igualmente, se recopilan algunos textos de las infaltables Especulaciones publicadas por Alfred Jarry en su etapa más fructífera. Un libro presumiblemente necesario para los nuevos adeptos a la Ciencia y los primerizos lectores de Jarry, ya que ilumina y brinda algunas pistas respecto a la obra de este imprescindible autor francés.
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Revista Esperpento
La rebelión de los personajes.
Cecilio Benítez de Castro. Editorial Guillermo Kraft LTDA., 1949.
¿Y qué si los personajes que usa y recrea el autor se sienten inconformes con la suerte dada? Tal es el juego que traza La rebelión de los personajes, en la que reencontramos a los personajes shakesperianos en lo que de más vivos tienen, que es, ¿insólitamente?, la fabricación poética a partir de la cual los redefinió y re-creó el dramaturgo inglés. Y es que asistir al espectáculo en que el escritor deforma —y reforma— a los personajes históricos es asistir al acto de creación más asombroso de la humanidad. Cuando Jorge Luis Borges en algún lugar anotaba que ciertos personajes históricos eran más grandes y más dignos de ser recordados por medio de la pluma de ciertos escritores, no habría podido decirnos mayor verdad, puesto que mientras el personaje histórico deja una estela la más de las veces simplemente olvidable, el personaje literario, esa radiografía del hombre, inmortaliza sus acciones en el campo de las ideas y de los sueños, una huella ya difícil de borrar. Que el retrato hecho por el autor no siempre tenga que ver con la realidad y la historia, es apenas un tropiezo que en nada puede manchar el trabajo del escritor. Bien lo dice Benítez en boca de su Shakespeare: ―Si nos dedicásemos íntegramente a retratar la vida, la belleza agonizaría entre nuestras manos. Lo real y lo admirable andan en desacuerdo‖.
segundo movimiento es el del compromiso: si el arte no reside únicamente en una copia de la realidad, sino en un cuestionamiento, entonces hay que cuestionar el comportamiento humano en los lugares que de verdad cuentan. Las calles, los sitios públicos —ahí está su visita al zoológico de Barcelona como valiente muestra—, deben propiciar una reflexión, deben cuestionar al ser humano en sus comportamientos más comunes. Hay otro movimiento que podríamos llamar el de descentramiento iconográfico, que consiste en tomar imágenes míticas y respetadas y dotarlas de un nuevo contexto, en el que un aparente chiste guarda siempre un significado más profundo. El cuarto es una impugnación directa a la publicidad, a la invasión del espacio público por parte de la publicidad y cómo es que de esta manera pierde terreno la naturaleza humana, sutilmente manipulada por los publicistas —a quienes llama vándalos—. Y el quinto movimiento tiene que ver precisamente con esta individualidad desencauzada, con la destrucción de lo que el individuo posee de sí. El ejemplo más claro, y también más terrible, está en el relato descarnado del campo de concentración —o Manifiesto: Campo—, en el que la impúdica mirada del militar se ve tranquilizada por la aparente individualidad latente en los labios maquillados con labial, que Banksy ridiculiza en esa impresionante pintura llamada Camp, donde unos seres huesudos, despersonalizados y uniformados miran fijamente y muestran unos rostros maquillados al estilo del payaso, como respondiéndole al militar desde su pretendida individualidad. Considero que esta es de las pocas ocasiones en que un artista trata de darle un trasfondo mayor a su obra dotándola de un lenguaje directo, de una suerte de diálogo que su obra debe abrir de improviso con nuestra subjetividad. ¿Era estrictamente necesario que Banksy recurriera a esto? La obra de arte generalmente no necesita de palabras que la acompañen para defenderse de la incomprensión general, puesto que está ahí y el tiempo dará la razón al artista. Sin embargo, no podemos concebir al artista como un ser parco que solamente se expresa mediante el lienzo, puesto que esta expresión es polivalente y ambigua, tiende a ser interpretada de forma caprichosa. El artista también tiene el derecho, cuando no el deber, de re-interpretar su propia obra, de dotarla de ciertos sentidos que guíen al espectador, sin llegar a restringir sus posibilidades interpretativas, porque en última instancia, lo que Banksy exige de su lector es precisamente que observe y comprenda su obra desde una perspectiva diferenciada, renovada y siempre en expectativa.
Vandals, por Banksy.
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HUGH LAURIE: LET THEM TALK. Por A. A. Vidal
Warner Records, 2011. El intrépido y polifacético Hugh Laurie siempre encuentra alguna forma de maravillarnos. Lo ha hecho como actor en sus diversas interpretaciones y, justo ahora, nos maravilla con la entrega del músico de blues que lleva en su sangre, a pesar de ser de origen inglés —las latitudes geográficas pocas veces se avienen a latitudes musicales, es obvio—, en un interesante disco que recoge su íntima relación con el blues. Sin embargo, debo confesar que no he sido precisamente una gran oyente del blues, que no me he empapado lo suficiente como para decir que soy experta en la materia o que conozco cada una de las etapas de gestación de este hermoso género musical. Lo único que podría decir en mi defensa es que me he acercado hasta donde mi curiosidad me ha llevado, conociendo apenas los más renombrados artistas del género, como Muddy Waters, Robert Johnson y Bo Diddley, entre algunos pocos. Entonces, hablar de un disco que recorre en quince canciones gran parte de la historia del blues, para mí, viene a ser una tarea si no ingrata, por lo menos arriesgada. Sin embargo, lo intentaré porque el blues, aun siendo un perfecto desconocido para mí, ha resultado ser uno de esos desconocidos siempre gratos, familiares, que parecemos conocer de toda la vida. La importancia de este disco no radica en que sea la incursión de un actor en el mundo musical —ya hemos visto ejemplos bastante golpeados de esto, por lo menos en Colombia, poco gratos y muy dramáticos—, puesto que separar a Hugh Laurie de la música me parece hasta cierto punto imperdonable —ya lo hemos visto pegado al piano en los sketches de A bit of Fry and Laurie y en Doctor House—, sino por el hecho de que constituye la memoria musical, necesariamente emotiva y personal, del intérprete del disco, y esto, para esta muy humilde reseñadora, constituye la pasión más sincera de la música, alejada del pensamiento y las acciones de quienes solamente quieren inflar el mercado con sus productos, y muy Número 1 Abril-Julio 2011
Grand Funk Railroad: On time.
Capitol Records, 1969.
Como el nombre del disco mismo nos debe hacer pensar, este trío de Michigan no habría podido llegar a mejor tiempo a la historia del rock. En una época en que las fórmulas de este género musical parecían destinadas a quedarse estancadas en la estética psicodélica, Grand Funk Railroad entró como una de las primeras agrupaciones de transición entre el hipismo y el hard rock tal como se conoce hoy en día (y contrarrespuesta a la Cream inglesa). Algunos podrán aducir que antes de Grand Funk existían Led Zeppelin o Deep Purple, pero es con ellos con quienes se ingresa en la etapa más fuerte del rock, sentando parte de las bases de lo que más tarde se reconocería como heavy metal. Por estas razones, este disco es un clásico insustituible y siempre necesario en cualquier colección que se precie de retratar y recoger las facetas más importantes del rock‘n roll.
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pocas, poquísimas veces logran hacernos sentir la caricia musical en la epidermis, ese roce eléctrico que logra sacarte como de ti mismo. Eso, sumado al laborioso homenaje a los músicos del blues más clásico, desde Louis Armstrong, pasando por Jelly Roll Morton, Bessie Smith, Robert Johnson, hasta Dr. John, sin ser plenamente exhaustivos, hacen de este disco también una especie de alto en el camino —¿en el cruce de caminos?— para recordar en el apretado afán del mundo moderno cuáles fueron los humildes orígenes de uno de los géneros musicales más estudiados y queridos.
The Stooges: The Stooges.
Elektra Records, 1969. El año 1969 marca dos hitos en la historia del rock. Por un lado, la aparición del ya reseñado On time, de Grand Funk Railroad, con un sonido fuerte derivado de las diversas corrientes del rock de los 60‘s, pero marcando ya una gran diferencia; por el otro, un grupo también proveniente del estado de Michigan que vendría a dislocar de una forma abierta el sonido musical del rock hasta ese momento concebido: The Stooges. Producido por John Cale, miembro de los míticos The Velvet Underground, el homónimo The Stooges es un disco de ocho temas notablemente alejados de la producción musical de los 60‘s y, yo me atrevo a asegurar, el primer disco de punk de la historia. —en este sentido no resulta incomprensible que en su tiempo no fuera un disco exitoso comercialmente—. Es posible que agrupaciones como The Who, MC5 y los mismos The Velvet Underground hayan aportado enfoques y nuevas directrices en la ejecución del rock, pero The Stooges de forma concluyente puso la gran roca definitoria de lo que el punk llegaría a ser, gracias a canciones como I wanna be your dog, Little doll o 1969, en las que el sonido carece de artificios, sí, pero sobra de energía, vitalidad y total displicencia respecto a los estereotipos rockeros de los 60‘s —claro que no puede negarse que tal definición vendría a ser aun mayor con la publicación en 1973 de Raw power, un disco indiscutiblemente mucho más fuerte y rápido. Sin embargo, tal paso habría sido impensable sin el primero, por lo que The stooges seguirá siendo el primer disco, el definitivo, el imprescindible.
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El mismo Hugh Laurie nos dice al respecto: ―Estos tremendos artistas vivieron al día, todos ellos conociendo el precio de la hogaza de pan y la mayoría pasaron momentos de gran escasez en su vida. Es decir, ellos tienen las verdaderas credenciales, y por ello los respeto tanto como a cualquier otro, posiblemente más. Pero a la vez, no podría soportar nunca ver esta música confinada en una jaula de cristal, bajo el honorable nombre de la cultura: Solo para ser manejada por respetables ancianos de color. Así se cava la tumba, para el blues y para todo lo demás, para cualquier cosa (...) Es una tremenda formalidad, y rezo para que Lead Belly nunca esté lo suficientemente muerto para garantizar que esto suceda. Así que esta es mi única credencial, mi tarjeta de presentación, que espero me lleve desde las cuerdas de terciopelo del escenario a sus corazones. Amo esta música, tan auténticamente como sé que se siente y quisiera que ustedes la amen también. Y si ustedes sienten una centésima parte del placer que he obtenido de ella, estamos todos más allá de cualquier juego‖. Y sí, puede que nos encontremos más allá de cualquier juego, que la música hable por sí misma después que los mercaderes y los especialistas han tratado de hablar por ella y usurpar su lenguaje. Entonces nos encontramos honestamente con el artista que no ha hecho más que plasmar una versión de lo que más le gusta, alguien que comparte su pasión sin miramientos y nos la transmite de la forma más sincera que encuentra a su alcance. ¿No es esto ser un artista íntegro, un artista entregado? Ya el tiempo dará su veredicto a propósito de este disco... Pero como yo no estoy para esperar el capricho del tiempo, considero este disco como uno de los más interesantes y bellos que he escuchado, como una entrega directa del sentido de la música, cualquiera que éste sea, una verdadera muestra de afecto para el oyente, que siempre anda necesitando de amigos.
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Ernesto Sábato. Breve nota
biológica. Por Richard León Imágenes Archy Nold
Acaba de fallecer en su residencia de Santos Lugares
decidí poner a último momento en un texto de gran
Ernesto Sábato, uno de los creadores más sensibles de la
importancia para mí, en una página aparte de la totalidad
literatura latinoamericana y universal. Escribo ―acaba‖,
del escrito como señalando una pequeña isla solitaria a la
como si hubiese sido apenas hace un instante, como si la
cual aferrarse en medio de esta marea de acontecimientos
muerte se preocupara por darnos algo de tiempo siquiera
en que nos vemos envueltos: ―Las grandes novelas son
para reflexionarla, para sopesarla. Pero no es más que una
aquellas que nos dejan distintos a lo que éramos antes‖,
ilusión, siempre llega cuando menos se la espera, aun
se puede leer lacónicamente en aquella página con la que
cuando se la aguarde resignadamente, como me gusta
pretendía yo marcar el final de un camino y el inicio de
imaginar que la esperaba tranquilamente, cercano al
otro. Pues es de esta manera y no de otra como me veo a
centenario de su nacimiento.
mí mismo frente a las ficciones y las diversas reflexiones de Ernesto Sábato, siempre hay algo que me carcome las
Parece mentira, apenas en la tarde de ayer pensaba
entrañas y hace que se remuevan en sus recintos sellados,
precisamente en Sábato, en la necesidad personal de leer
algo quizá incómodo porque retrata la condición de los
más a fondo su obra —de una profundidad tenebrosa,
seres humanos de la forma más fiel y desgarradora —no
porque se hunde en nosotros mismos estrepitosamente—
nos reconoceríamos en ese espejo, aunque nuestra
y también en una cita de El escritor y sus fantasmas que
condición sea el esperpento—.
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como su testamento para la humanidad y la juventud, ¿Qué sabemos realmente de este hombre que nos
Antes del fin: ―... el hombre sólo cabe en la utopía. Sólo
abandonó físicamente un 30 de abril, y cuyo pensamiento
quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos
agudo aun podremos encontrar sumergiéndonos en las
para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de
páginas que nos dejó escritas? Podríamos encontrar los
humanidad hayamos perdido‖.
mil y un folios biográficos que nos hablen de su vida y obra, pero no serían más que exactitudes perfectamente prescindibles. Lo que deberíamos tener claro de su vida es que esas grandes crisis personales que lo llevaron a alejarse definitivamente del mundo de las ciencias marca, precisamente, la crisis en el hombre del siglo XX tecnificado y en las que él mismo parece irse perdiendo irremediablemente. Su crítica
al
mundo
cientifizado
y
al
progreso
materialmente entendido nos puede servir para entendernos en plena segunda década del siglo XXI,
“... parece inevitable que cada vez que escriba de Sábato me sienta obligado a contar lo que me lleva a pensar su literatura, lo que siento bullir en el fondo de mí mismo. Supongo que también es una forma de celebrar su vida, su pensamiento, y de olvidar un poco que una sensibilidad tan necesaria finalmente nos haya abandonado... ”
cuando los problemas de los otros nos tienen sin el menor cuidado, cuando justificamos el progreso mecanizado sin
Sí, es verdad, solamente de utopías podría alimentarse el
importar las consecuencias de nuestros propios actos. Si
hombre del mañana. Pero no de utopías tecnológicas
es verdad que poseemos una humanidad, entonces
como quieren hacernos entrever los voceros del progreso
debemos hacer lo posible por recuperarla, y ese, creo, es
material. La utopía aún está en construcción en el corazón
el mensaje que Sábato quiso legarle a una generación de
del hombre. Quizá, llegué un día el momento de
jóvenes que sienten la angustia del mundo sobre sus
practicarla, de hacerla más tópica, más palpable, más
espaldas, para quienes el camino se ha extraviado; y
diciente. Quizá, como todo en el mundo inestable de los
también a esos otros a quienes el mundo y las acciones
hombres, llegué a
que toman los seres inteligentes les pasan a través y les
antinomia. Pero no por eso debemos dejar de luchar, no
dejan inamovibles como si nada, como si ellos no tuvieran
por eso debemos bajar nuestra mirada y entorpecerla
nada que hacer o decir.
atrapados en la cotidianidad.
marchitarse, a convertirse en su
Quizá por esto su pasión férrea por la utopía, por la
No podemos hundirnos en la depresión, porque
esperanza que debe siempre resistir en el corazón humano
es de alguna manera, un lujo que no pueden
y cuya tenacidad debería tender a cambiar las cosas, en estos tiempos en que hemos ya caído en un sopor silencioso y humillante, en una anuencia cómplice de la barbarie progresista, debería contagiarnos y propagarse en este mundo que cada día se acerca más a su colapso. Bien escribía en aquel texto que pretendía ser algo así
darse los padres de los chiquitos que se mueren de hambre. Y no es posible que nos encerremos cada vez con más seguridades en nuestros hogares.
Tenemos que abrirnos al mundo. No considerar que el desastre está afuera, sino que arde como
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una fogata en el propio comedor de nuestras casas. Es la vida y nuestra tierra las que están en peligro.
La modernidad nos ha ofrecido la ventaja de facilitarnos
lugares
donde
escondernos.
Nos
escondemos tras empleos agobiantes, tras las mil cerraduras de nuestra casa, tras los mil cerrojos de nuestra subjetividad malinterpretada, tras la fatuidad de las relaciones interpersonales efímeras, sin vínculos de hombre a hombre, tras los sueños y fantasías que los medios de distracción masiva imponen a nuestro inconsciente,
tras
las
excusas
con
que
nos
desentendemos los unos de los otros. Nos protegemos, cuando el peligro yace junto a nosotros bajo las sábanas. No tomamos las riendas de nuestra propia vida, por más que queramos hacerlo parecer de esa forma. No nos hemos hecho conscientes de lo que implican nuestras propias acciones. Y aquí quisiera volver a citar a Sábato: ―Un escritor puede rehacer algo imperfecto o tirarlo a la basura. La vida, no: lo que se ha vivido no hay forma de arreglarlo, ni de limpiarlo, ni de tirarlo‖... A duras penas nos alcanzará el encogernos de hombros y vivir con ello.
Quería escribir sobre Ernesto Sábato, sobre esta su tan poco querida partida, pero parece inevitable que cada vez que escriba de Sábato me sienta obligado a contar lo que me lleva a pensar su literatura, lo que siento bullir en el fondo de mí mismo. Supongo que también es una forma de celebrar su vida, su pensamiento, y de olvidar un poco que una sensibilidad tan necesaria finalmente nos haya abandonado. Espero que a Sábato no le hubiera molestado que escribiera menos acerca de su vida y más de su pensamiento, que no es otro que el del hombre mismo.
31 de Abril de 2011.
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