4 | Exocerebros
Centro De Prevención Onírica El doctor estaba bajando del auto. Llevaba consigo un montón de papeles en un idioma que apenas entendía o quería entender. Paso por las oficinas apresurado, con el montón de papeles a punto de caer. Todos se impresionaron al verlo pasar. Alto, como era, caminaba con la espalda encorvada, escuchando a uno de los tantos expertos que lo acompañaban. Le explicaba lo que había venido a ver: Muskuy Varias semanas pasó frente a papeles y libros. Su convicción y disciplina era algo que pocos habían visto en el centro. Era ese tipo de trabajador que nunca paraba, con una atención minuciosa hacía cada detalle y sumamente curioso. Le llevó pocas semanas aprender a hablar un español decente. Pasó de no saludar, a desear buenos días con su marcado acento gringo. Ya no requería de un traductor, cosa que alegró al investigador que pasó semanas de arduo trabajo y preguntas sin fin. Cada archivo que salía, cada lectura de un sueño, cada anomalía onírica pasaba por él. Las definiciones ya se las había aprendido al derecho y al revés, tanto que podía sacar rápidas conclusiones sobre los últimos sueños registrados. Una noche un chico soñó con que se lesionó el tobillo. Los detalles del sueño no eran claros y el chico solo recordaba el dolor punzante del tobillo, todo adornado por imágenes borrosas difíciles de descifrar. Esa noche se había reunido un equipo, pues los sueños en donde alguien se hace daño suelen ser fatales, para interpretar el sueño. Una combinación de colores y sonidos indicaba que pronto pasaría algo al sur del continente americano. El tobillo solo era una pequeña indicación, un suceso que hizo pensar, en un principio a los investigadores, que el incidente era de gravedad, pero el doctor no se inmuto. Alzó la mano y pidió tranquilidad en el equipo. “No hay de que preocuparse”, dijo en un español casi perfecto, el equipo pareció tranquilizarse. “No hay nada peor para el trabajo que mentes alteradas y llenas de ansiedad”. A pesar de la atención inmediata que requería el asunto del sueño, se tomó el tiempo para pedir a cada investigador que tomara una bocanada de aire profundo. A las 4:15 de la madrugada había sacado una conclusión: en unas cuantas horas habrá un terremoto de epicentro en el océano pacífico, cerca de la costa de chile. A pesar de tener su origen en el océano, y según el sueño, causará daños de medianas proporciones a las riberas chilenas, por lo que se recomienda la pronta evacuación de las poblaciones costeras del país. Más tarde ese día, una ronda de aplausos en el centro de precaución onírica daría la certeza de un trabajo bien realizado. Se habían salvado innumerables vidas gracias a un correo que el doctor había mandado al ministerio de riesgos del país, una carta tan llena de detalles que se había topado con el escepticismo de los políticos y funcionarios de turno. Minutos después de mandarse el correo, el Centro de Prevención Onírica recibió una respuesta en que se tachaba la carta de alarmista y poco | 28 |