4 | Exocerebros
El Tronchador Uno: el capítulo del miércoles del programa «Insólito, su espacio paranormal», se dedica al supuesto espanto visto por niños y trabajadores en el basurero de la zona tres. Es capaz de levantar un refrigerador, no emite gruñido alguno y le crecen ramas entre los brazos. Dos: el operador de cabina me pasa el teléfono de un señor que trató de comunicarse con nosotros al cierre de la transmisión. Pienso regresarle la llamada al otro día, ya es muy tarde. Tres: logro hablar con el señor, asegura que posee información acerca del espanto y nos espera el sábado en su casa, cerca de la iglesia del Santo Cura de Ars, zona cinco, a las diez de la mañana. Cuatro: Rogelio supone que el espanto tiene que ver con los tres carros que amanecieron volteados el viernes por la Avenida del Cementerio. Todos los medios lo atribuyeron a travesuras de drogadictos. Sólo podrá quedarse a media entrevista: llevará a su novia Marleny al cine y ay de él si la deja plantada. Cinco: olvido llevarme el papel donde apunté la dirección, pero más o menos me acuerdo del aspecto de la casa. Demoro buen rato en ubicarla hasta que me decido a tocar el primer timbre y nos abre un señor alto, de chaleco corinto y boina gris. —¿Ustedes son los del programa? Mucho gusto, soy Mariano Wellmann. Tengan la bondad de pasar. Anda con bastón a causa de una reciente operación en la cadera. Entramos a la sala. Resalta el radio, limpia y reluciente, cual reliquia custodiada por tres generaciones. —Acomódense, no tengan pena. ¿Quieren un whisky? Decimos que sí. —Antenoche los oí, pura casualidad. Yo buscaba la tgw porque a esa hora pasan un programa de música clásica que siempre oigo y en eso le puse atención a lo que ustedes decían acerca del espanto del basurero. Me interesa y considero —nos tiende un fólder con recortes de prensa— que esto puede servirles. Contiene noticias publicadas en semanarios de las Verapaces y El Progreso. La más antigua estaba fechada en marzo de 1999. Mencionan el robo de gallinas y chompipes en aldeas de Carchá, aluden a varios soldados que amanecieron golpeados y desnudos en la base militar de Cobán, retratan los destrozos ocurridos en los puestos de la feria de Tulumaje y se burlan del miedo que causó la aparición de «un supuesto hombre vegetal» entre las vendedoras de comida que ofrecen plátanos con crema y tortillas con chiles rellenos a los pasajeros de las camionetas en El Rancho. Entre líneas, se cita al antropólogo Carlos René García Escobar sobre la pervivencia de la tradición oral guatemalteca. —Yo nací aquí en la capital. Mis papás eran de Cobán y todas las vacaciones íbamos a pasarlas donde mis abuelos paternos. Ellos tenían su casa cerca de la iglesia del Calvario. A la vuelta vivían los nietos de los alemanes que llevaron la receta del famoso salchichón que casi nadie hace ahora. Yo me lo sigo comiendo en el desayuno aunque me lo prohibieron por la grasa, el colesterol y no sé qué más. ¿Ya lo probaron? |8|