R EV I ST A E X O C E R E B R O S T R E S
SUBSANACIÓN DEL EFECTO RELOADED A Benjamín Román, por ayudarme con la idea. —¡Eres un androide! —le espetó ella—. ¡Una máquina, no tienes sentimientos! ¡Sal de este cuarto! ¡Mejor lárgate del hotel! El sujeto, vestido de blanco, sin mostrar emociones, cogió sus cosas y cruzó la puerta. Cuando la chica se quedó sola, analizó su brazalete. Este no había advertido, mediante la lucecilla, que él o ello no era humano. Con sus manos escaneó el aparato. No le llevó mucho tiempo, el láser verde ya brillaba. Supo que el problema era un pequeño cable que se había movido. El fallo fue reparado. Ahora ya podía usarlo y diferenciar androides de hombres. De pronto dudó de si estaba bien arreglado. «Seguro que sí, tengo noción de mecánica. En fin, esto no me debe volver a ocurrir. Creí que era la mejor cita de mi vida, pero resultó ser la peor. ¡Tuve sexo con una cosa, un artefacto! Incluso un muñeco hubiera sido mejor». La puerta se abrió… El varón había regresado. El brazalete no emitió iluminación alguna porque ella lo había apagado. Enseguida gritó: —¡Ya te dije que te fueras! ¡No te puedes fijar en una chica como yo si eres un artefacto! Hay tipas que toleran eso, pero yo no. Tampoco puedes retornar si te piden que te marches. —Me temo que sigues confundida, este es un laboratorio, no una habitación de hotel, yo soy el humano, tú la máquina. Revisa de nuevo el identificador, en unos minutos volveré a calibrarlo y tendremos nuestra cita habitual.
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