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"LA CORRUPCION AHOGA A SONORA"
from Edición 340
Lo que ha sido un viejo anhelo personal de buscar la gobernatura del estado de Sonora se ha vuelto, para el precandidato de Morena, una posibilidad cada vez más real. Obviamente, Durazo no se manda solo, aún depende -política y administrativamente- de Andrés Manuel López Obrador, por lo tanto, la idea de buscar la gobernatura del estado de Sonora es una desición compartida por estas dos personalidades de la política mexicana. La estructura construída al interior de Morena, cuando fue presidente de ese partido (2015-2018), le posibilitó -por unanimidad-, dentro del Consejo Estatal, ser participe en este proceso electoral.
Acordaremos, estimado lector, en decir que uno de los temas de actualidad más sensibles e importantes para los sonorenses es el tema en materia de seguridad, y que una de las críticas más fuertes hechas al ahora precandidato, fue por la decisión de dejar la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y con ello el proyecto más demandado -no de ahora, sino de hace mucho tiempo- de la gran mayoría de los mexicanos. Decir que los resultados no fueron favorables, sino que siguieron las tendencias al alza hasta llegar a 65 mil muertos en los primeros 23 meses de gobierno del presidente López Obrador, no solo sería seguir el razonamiento argumentativo de la oposición, sino también, de ignorar la imposibilidad natural y física de frenar la fuerza locomotora de la violencia, dramática heren- cia hija de la omisión, que se vio fortalecida durante bastantes años. Sin embargo, y lejos de argumentar pobres justificaciones o defensas -nada provechosas-, es una realidad de peso considerar la imposibilidad de trabajar con las corporaciones de seguridad pública manipuladas por personajes -tanto de burócratas como de operativos- dispuestos a sabotear proyectos ajenos.
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En ese sentido, fue entendible el objetivo de construir instrumentos con los cuales el actual gobierno de la república puediera tener mayor capacidad de enfrentar la inseguridad. Lo que también conlleva a recordar la necesaria desaparición de la ahora ex policía federal que representó la destrucción de un organismo que ya se consideraba como un auténtico cáncer, fundado casi al inicio del panismo presidencial constituído por los ex presidentes Fox y Calderón. Aquello también representó un fuerte trabajo de investigación, no solo dentro de la Policía Federal, sino también dentro de las Fiscalías Generales de algunos estados del país.
Ese proceso de desmantelamiento, a cargo de un Alfonso Durazo que en el pasado colaborara a favor de la campaña presidencial de Vicente Fox, y quien después lo nombrara Secretario Particular, un hombre de toda su confianza; independientemente de cualquier interpretación surgida al respecto, no solo queda en Durazo un amplio bagaje político, sino también la constancia de que es un político que ha estado presente en el corazón de la vida política y es conocedor cercano de los sucesos sociales y económicos que este país ha sufrido en los últimos años.
En esa búsqueda de alcanzar el anhelo personal, el originario de Bavispe no le ha temblado la mano, ni la voz, cuando menciona que va contra un grupo de poder político, económico y hegemónico, cuya alianza solo es con la finalidad de retener el poder, y que desde hace 30 años, domina Sonora y son los beneficiarios de la corrupción; encabezado -según él- por Manlio Fabio Beltrones Rivera y Ricardo Mazón, entre otros. Sin embargo, conforme transcurren rápidamente los días de esta corta campaña política, el Halcón de Bavispe ha empezado a disparar los obuses en contra de la gobernadora Claudia Pavlovich y su gabinete, arreciando así su ataque con señalamientos de corrupción, principalmente hacia la Secretaría de Seguridad Pública, la cual siempre se mostró cooperativa, mientras él fue el Secretario de Seguridad Pública Nacional. “Se ve muy mal, cuando menos en este aspecto”, señalaron sus idems en el estado al criticar sin objetividad en algunos medios importantes de la localidad la efectividad en el combate a la delincuencia e inseguridad pública y todavía más en el crimen organizado, cuando él ni siquiera fue capaz de sacar adelante la encomienda, no digamos a nivel nacional, sino en su propio estado. Así recordamos la trágica y triste muerte de integrantes de la familia Le Baron, con una dramática lectura, en su tierra natal Bavispe. Con anterioridad su fracaso total al nombrar con antelación el fiasco total del famoso nombramiento de los mandos castrenses, como titulares de las Direcciones de Seguridad Pública Municipal en las principales alcaldías del estado. Y si a eso le sumamos su desarraigo en el estado, estamos ante un político cualesquiera que quiere gobernar su estado aún demostrando incapacidades en sus puestos de trabajo, maquilladas con renuncias a modo con tal de avanzar a su siguiente puesto. Entonces el hecho de criticar un gobierno “corrupto” como el de la gobernadora y señalar al transexenal grupo de poder político, económico y hegemónico, se convierte en un atractivo argumento que mucho hace recordar al que llevó a la presidencia a López Obrador. En general: separar el poder económico del poder político, como fundamento transformador de la vida política; rescatar de la necesidad a las familias; proteger a Sonora de la locura y la violencia. Una idea casi imposible, pero que de materializarse, lo estaría convirtiendo en el mejor gobernador que ha dado nuestra entidad. Pero primero deberá vencer en las urnas el denso e inevitable esceptisismo que se ha formado entorno a su discurso, que se siente un tanto de inalcanzable como utópico por parte de un sector, cada vez más amplio, del electorado sonorense. Apesar del efecto AMLO que aún sigue presente.