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MEXICO ARMADO
Desafortunadamente una nueva oleada de la cruda violencia irrumpe la vida nacional. El escenario tétrico se apodera de las páginas amarillistas y sensacionalistas de algunos medios nacionales de comunicación, que buscan repuntar las ventas para abatir los efectos de la otra oleada pandémica del virus de la Covid-19. Y mientras México se debate entre la vida y la muerte como nacional, su sociedad se muestra desinteresada para la banalidad de la cotidianeidad en la que estamos inmersos. Son muy loables las políticas instrumentadas por la 4T contra la violencia consistentes en becas a jóvenes seguramente que darán resultados en el corto plazo; además tenemos un fiero combate al lavado de dinero que se ha emprendido a través del fiscal Santiago Nieto, que tiene azorados a un grupúsculo para someterlos al estricto marco normativo mexicano en la materia. Sin embargo, todo lo anterior pareciera ser insuficiente por los recientes acontecimientos que dejan a familias mexicanas enlutadas por la pérdida de sus seres queridos, lo cual nos hace suponer de una escalada de la violencia que enciende las alarmas en el territorio nacional y en los gobiernos extranjeros como en el de nuestro vecino del Norte.
A final de cuentas las visitas de Estado a nuestro país son un reflejo de la preocupación por nuestros problemas comunes.
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La primera propuesta del Presidente Andrés Manuel para la creación de la Guardia Nacional fue aceptada bajo la condición que tuviera mandos civiles, con el fin de evitar la militarización del país. Tres años después, la misma iniciativa recobra vigencia al proponer que la Guardia Nacional pase a formar parte del Ejército Nacional, con lo que se estaría dando vuelta al candado propuesto. Si bien es cierto que la escalada de la violencia nos debe de hacer recurrir a soluciones extraordinarias para desenredar problemas complejos, también es cierto que las armas solo facilitan la violencia.
El armar a México probablemente nos llevaría a contribuir a crear una tierra de nadie en donde gobernará la ley del más fuerte y la del talión (Ojo por ojo y diente por diente). Por todo lo anterior es necesario que ármenos a México con educación, igualdad de oportunidades y, sobre todo, justicia social. Si se necesita una reforma, tal vez se deba de explorar la idea de una reforma judicial que acabe con la corrupción e impunidad, para favorecer ampliamente la cultura de la legalidad que desemboque en la denuncia ciudadana y en el castigo ejemplar para aquellos que osen en destruir la paz social de nuestro amado y lastimado México.
TRAGEDIA TRAS TRAGEDIA.
El lamentable accidente de la Línea 12 del Metro de la
Ciudad de México devela el nulo avance en materia de responsabilidad de las autoridades. Sin lugar a dudas que el accidente cobró factura en las elecciones en las pasadas, pero si no hubo ocurrido en un período cercano a la fecha electoral, tal vez, hubo pasado desapercibido en cuanto a consecuencias políticas. Es encomiable la buena voluntad de la autoridad local para desahogar todas las indagatorias pertinentes, además de contratar al experto personal para los peritajes de manera independiente, lo que favorece el no politizar el tema. Sin embargo, los resultados parciales que arrojan deficiencias en la construcción y diseño de la línea, seguramente avivarán el fuego amigo entre los evidentes candidatos rumbo al 2024.
El punto central del tema es que la responsabilidad política es muy ambigua; es de decir, para los partidarios de Morena y seguidores de Ebrard la responsabilidad será repartida entre Mancera por falta de mantenimiento y la del Presidente de la República que autorizó la obra, mientras que para la otra fracción de Morena los responsables serán Mancera por falta de mantenimiento e inclusive de la actual jefa de la CdMx; por otro lado, para los seguidores de la derecha la responsabilidad será de Ebrard y hasta de Andrés Manuel por su famosa austeridad republicana. Pero como podemos observar las culpas serán solo acusaciones mediáti- cas que favorecen la polémica y polarización, pero que solo le abonan en gran medida a la impunidad reinante de nuestro querido México. Sinceramente el panorama de esta tragedia en cuanto responsabilidad es una gran madeja que no se desbaratará tan fácilmente. Seguramente todo quedará en responsabilidades civiles y mercantiles para algunas empresas encargadas de la construcción y diseño de la obra, así como las involucradas en la supervisión de la ejecución de la misma.
Es decir, la burocracia hará el trabajo de lavar las culpas para que todo quede en cuestiones de oficios y de mero golpeteo político. Por ello, los ciudadanos debemos de tratar el tema mediante debates públicos encaminados a encontrar los medios y las formas para que estos eventos no se repitan y en el caso que así fuera se castigue ejemplarmente a los responsables, porque son avisos que no debemos dejar pasar por alto, ya que la tragedia próxima podría ser de una magnitud demasiado lamentable. Y todo lo anterior puede ser un aviso para el regreso a clases, porque ninguna autoridad se hará responsable de la alguna tragedia, ya que toda responsabilidad recaerá en el alumno o en el padre de familia.