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ENTENDER EL TURISMO
EN OCASIONES…
tengo la impresión de que el gobernador Alfonso Durazo cree todavía en los Reyes Magos o en Santoclós y piensa que sólo por imaginar algo, como por arte de magia se le va a conceder. Qué pena ajena me da que a más de año y medio de haber asumido la gubernatura no alcance a vislumbrar la realidad de la actividad turística del estado y siga con la misma cantaleta de que el sector turístico de Sonora tiene un potencial extraordinario. Para comenzar no está descubriendo el hilo negro, lo mismo dijeron en su oportunidad Claudia Pavlovich, Guillermo Padrés, Eduardo Bours y si le seguimos para atrás, posiblemente lleguemos hasta el primer gobernante que tuvimos desde la conquista. Pero una cosa es tener potencial y otra muy diferente, desarrollarlo y explotarlo. Eso también lo saben todos los antecesores a Durazo, quienes en el ejercicio de su mandato lo constataron y se percataron además de que lograr un crecimiento fuerte del sector requiere de inversiones muy cuantiosas y de bastante tiempo, lo cual no es atractivo para ningún versiones darán frutos cuando ya se hayan ido.
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Eso lamentablemente al parecer el gobernador no lo entiende, porque me parece que habla de oídas y sin ton ni son. De otra manera no me explico como sigue con la peregrina idea de que es factible elevar la participación del turismo del 7 al 20 por ciento del PIB, como lo declaró recientemente en una publicación en el periódico Excélsior, que seguramente costó un buen pico al erario de Sonora, y cuyo primer párrafo transcribo a continuación: “El sector turístico tiene un potencial extraordinario para Sonora, porque podría llegar a representar hasta 20 por ciento de la actividad económica del estado, de ahí que el gobierno esté impulsando varias iniciativas para lograr ese escenario”. ¿Cuáles iniciativas gobernador? ¿Cuáles? Fuera de la ampliación de la que el gobernador pomposamente llama red carretera a Chihuahua, que se sepa, no se está haciendo absolutamente nada. Al contrario, el abandono de la red carretera estatal está volviendo a algunas vías de acceso a la zona rural y las poblaciones de la sierra, en caminos poco menos que intransitables.
Y en cuanto a la de Chihuahua, que es sólo una ampliación a la infame y peligrosa carretera existente y sobre la cual, cuantas veces la refiere el gobernador la pinta como la punta de lanza que detonará el número de visitantes a nuestro principal destino turístico, Guay- mas-San Carlos, en lo personal no creo que vaya a ser de esa manera, pero aún en el improbable caso de que a todos nuestros hermanos chihuahuenses les entrara el gusanito por venirse a dorar la piel en nuestras playas, y viniera un millón de ellos al año, el impacto sería cuando mucho de entre 1 y 2 por ciento en el PIB estatal. Pero en general no se está haciendo casi nada. Yo veo a la secretaria de turismo de la Ceca a la Meca y del tingo al tango, inaugurando eventos que en el ranking internacional no llegan ni siquiera a figurar, viajando ora a Madrid, o a San Diego y más recientemente a la CDMX para presentar lo muy poquitito que tenemos y nuestras bellezas naturales, sin desarrollar, pero muy bellas. Aunque el gobernador ya modificó el discurso y ahora dice que el turismo “podría llegar a representar hasta 20 por ciento de la actividad económica del estado”, en vez de asegurar que lo haría durante su gobierno como lo declaró en varias ocasiones al inicio de su mandato, de cualquier manera es una soberana tarugada (por decirlo amablemente).
La mayor parte de la población no conoce nada acerca de los parámetros macroeconómicos y hasta pudieran creérselo, pero quienes están dentro de las actividades económicas y sobre todo en el turismo, sí lo entienden y seguramente se retuercen de la risa cada vez que Durazo lo menciona. Aunque hay mucho más que debatir en las declaraciones que el gobernador publica en Excelsior, por espacio sólo me referiré a una de ellas que incluso insertan a manera de sumario en el artículo, en la que dicen que dijo: “Tenemos cinco aeropuertos muy importantes…”. ¡Falso!, eso es una colosal mentira. Para comenzar yo sólo encuentro cuatro: 1) el de Hermosillo, el cual, desde la perspectiva de la óptica internacional (como se debe analizar el turismo), puede calificarse bueno a secas; 2) el de Cd. Obregón, regular; 3 y 4) Guaymas y Puerto Peñasco, tan deplorables que ni siquiera pueden recibir vuelos nocturnos.
El tren del turismo, lamentablemente lo dejaron pasar todos los gobernadores des- de Álvaro Obregón hasta nuestros días, en tanto se desarrollaron fuertemente muchas regiones del país, muy especialmente los destinos de playa, como Los Cabos, Mulejé, Todos Santos y La Paz en Baja California Sur, Mazatlán en Sinaloa, hace apenas una década la Rivera Nayarita, Puerto Vallarta y Barra de Navidad en Jalisco, Las Hadas en Colima, Huatulco en Oaxaca, IxtapaZihuatanejo en Guerrero, y el destino turístico más exitoso hoy por hoy: Cancún en Quintana Roo. Poner a competir con estas playas a las nuestras, es como enfrentar un equipo llanero de beisbol contra uno de liga mayor. Podría llegar a ganar un juego muy de vez en cuando, pero la mayoría de las ocasiones recibiría una monumental paliza.
* Feliciano Aspriella es periodista con 50 años de experiencia. Cel. 662 298 8887