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SIENDO DE BELTRONES

Apenas soltamos aquí el último teclazo sobre el pleito de perros y gatos que se cargan en el PRI, cuando se aventaron otro round, ahora con una rebelión de su fracción parlamentaria en el Senado, donde rodó la cabeza de su coordinador Miguel Ángel Osorio Chong. Una muesca más en la pistola de Alejandro “Alito” Moreno, que parece más un morenista emboscado que dirigente nacional del tricolor, al que tiene a un tris de sepultar. A estas alturas, está visto que a “Alito” no lo removerán ni con tecle, como ya pudo comprobarlo Osorio, uno de los duros entre los dinosaurios que impugnaron su eternización y su gandallez en el cargo. (Por cierto y a propósito de dinosaurios, el que sigue volando por debajo del radar es Manlio Fabio Beltrones, pero se antoja difícil verlo en el retiro. ¿Qué andará macabreando?). Como si tuvieran mucho tiempo por delante para recomponer la figura rumbo al 2024, a Osorio Chong ya le pasó “Alito” la factura, volteándole de golpe y porrazo a la mayoría de una esquelética e irrisoria bancada compuesta por 13 senadores, que de por sí los ubica como la tercera fuerza política en el Senado, muy por debajo de Morena, que mangonea a 61, del PAN que tiene 20 y muy pegaditos a Movimiento Ciudadano, con 12.

¡Qué tiempos aquellos, señor don Simón, cuando los priístas eran amos y señores y se daban el lujo de soltar migajas a sus rémoras como el Partido Verde o el PT, hoy en brazos de López Obrador! Con esos truenos, de agarres y purgas internas, ¿hacia dónde va el PRI el 2024, como no sea al despeñadero? ¿Cómo esperar que aporte algo sólido a la alianza opositora que se cocina, cuando se están haciendo garras solos, mientras a López Obrador casi se le bota el ombligo de las carcajadas que suelta, viendo como se desmoronan? Con un panorama así, al que se suman un PAN desdibujado y sin figuras prominentes y un PRD fantasmagórico, el Presidente ya puede incluso darse el lujo de dejar de cañonear al INE: el árbitro hasta resultará innecesario cuando sus adversarios se andan cayendo solos, antes de subirse al ring. No sólo destapará a la corcholata que le dé la gana - hasta ahora Claudia Sheinbaum-, sino que la hará ganar sin despeinarse. Y entonces sí: la Presidencia volverá a irse a La Chingada…el rancho de AMLO, desde donde dirigirá el Maximato. Y si eso se ve en el panorama nacional, acá en Sonora no se hacen malos quesos en cuanto a la situación del PRI, porque el dirigente Rogelio Díaz Brown parece florero y en la sede estatal nada más falta ver chamizos rodando, como aquellos que se veían en las películas del Viejo Oeste como sinónimo de pueblos desolados. Díaz Brown llegó por la peor via posible: la de la imposición por parte de “Alito” Moreno, cuando le falló el dedazo a favor de Onésimo Aguilera y alborotó el avispero de la inconformi- dad, encabezada por Zaira Fernández y Pascual Soto, que abiertamente lanzaron el llamado Movimiento de Priístas Inconformes. El problema para Díaz Brown es que la rebelión no quedó en mero berrinche de “ardidos” como quizás esperaba, y la falta de mano zurda y habilidad política para negociar y convencer amenaza con ensanchar la grieta en el barco, porque ni Zaira ni Pascual aflojan el paso y amenazan francamente con rebasar por la derecha al mando formal, encabezado por quienes ellos tildan de “pelele”. Y es que mientras el impuesto cajemense apenas da señales de vida promoviendo la renovación de los comités municipales, la dupla inconforme acrecienta la clientela mediante un intenso acercamiento con las otrora afamadas y ahora ninguneadas bases, llevando mensaje y talacha efectiva a municipios y colonias. Una buena punta de lanza han sido las Jornadas Comunitarias con las cuales están picando piedra, y en Hermosillo, por ejemplo, los priístas “de a pie” dan cuenta de que van en serio llevando servicios y asesorías donde tanta gente los necesita. Tan sólo en el arranque de este año ya anduvieron por sectores tan populosos de Hermosillo como la Invasión Altares, Jacinto López, Las Minitas, El Caperuzo, el ejido La Victoria, Real del Carmen, Las Amapolas, Villas del Sur, Café Combate y Las Palmas. Y prometen más, pues en sus redes sociales, Pascual Soto acaba de presumir que “Somos un equi- po que trabaja por construir una mejor comunidad, hemos ayudado a muchas familias y nos faltan muchas más por apoyar…”. Seguramente Díaz Brown terminará por resentir esa piedra en el zapato, sobre todo, cuando entre la tropa priísta inconforme cunde la versión -y hasta el entusiasmo- de que a Zaira y a Pascual están metiéndoles el hombro ni más ni menos que Manlio Fabio Beltrones y su compadre Ricardo Mazón, que si no encarnan el espíritu de Maquiavelo, andan muy cerquita de conseguirlo. Se van a poner a peso las trompadas, pues, porque no se ve cómo los paren o con qué los conformen para que vuelvan al redil de un partido que luce cayéndose a pedazos. Claro, a menos que a nivel estados rescaten al PRI poderes fácticos como el propio Beltrones, o termine fraccionándose en franquicias regionales, como la que está a punto de embolsarse el alcalde de Álamos, Víctor Manuel Balderrama, controlando no sólo al comité municipal de su plaza, sino también a los de Navojoa y Huatabampo. No faltará mucho para averiguarlo, porque además, el 2024 está prácticamente a la vuelta de la esquina, y con ese escenario en lo interno, el PRI va que vuela para quedarse chiflando en la loma. Por lo pronto, a los priístas les está saliendo muy bien el harakiri… para beneplácito del señor de La Chingada.

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