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CASI EN LA QUIEBRA

Quiebran 20 granjas porcícolas en Sonora. OPORMEX señaló que la producción de cerdo es una actividad del sector rural que aporta significativamente al desarrollo de México, genera empleos, seguridad social, estabilidad económica y alimentaria para la población; es la segunda fuente de proteína cárnica más consumida en nuestro país. Los ganaderos porcícolas mexicanos se encuentran en situación de máxima alarma, “estamos sumergidos en una profunda crisis nunca antes vista que nos mantiene al borde de la quiebra y a México lo coloca ante la posibilidad de perder su soberanía alimentaria. Depender de carne proveniente de otros países para proveer al pueblo, equivale a poner en manos extranjeras nuestra dependencia a cambio de alimentos que dejarían de producirse en nuestro territorio”, señala el organismo.

El consumidor no se ve beneficiado con las medidas aplicadas por el gobierno desde el año pasado y el productor enfrenta problemas, dijo. Tan sólo en Sonora, en los últimos meses, han desaparecido 20 productores, esto significa 25 mil vientres. Consideró que el Acuerdo de Apertura contra la Inflación y la Carestía (Apacic), establecido por el gobierno federal, no ha generado un impacto en el consumidor y hay un nulo apoyo a la industria primaria, "están quebrando al pequeño y mediano productor; los están tronando". Y sumado a esto, en el contexto del mismo acuerdo, hay una apertura comercial apresurada con países con los que no hay acuerdos comerciales. Explicó que México es deficitario del 40 por ciento de la carne de cerdo. Se importan de Estados Unidos, piernas y paletas, es el país que produce más barato en el mundo, "hay un excelente precio y calidad". Aunque esos productos entran a precios dumping, por abajo de los precios del productor mexicano, se ha asimilado ese reto, señaló. Ahora, con la decisión del gobierno mexicano de importar productos porcícolas de Brasil, se pone en riesgo el tema sanitario, "no han ido a verificar las plantas de ese país ni la trazabilidad, se supone que viene de una región en particular, pero en esa nación hay fiebre aftosa, en México no existe esa enfermedad, y se pone en alto riesgo el tema sanitario. Hay una apertura apresurada", advirtió.

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Consideró que no se debe poner en riesgo el tema sanitario cuando se tiene a un buen proveedor, como Estados Unidos. Hernández aseveró que el 50 por ciento de los productores del país, están integrados, es decir, tienen sus rastros y sus áreas de deshuese, y "al día de hoy ni el productor, ni el rastro tienen la utilidad. La tienen los comercializadores y la industria cárnica de embutidos que están haciendo un negocio multimillonario a costa de los productores, para los cuales no vemos la ayuda, pero sí a las empresas líde- res cárnicas para hacer negocios multimillonarios".

Insistió en que "hay cero apoyos al sector pecuario y a la porcicultura, y sobre todo al pequeño productor, no se da ningún tipo de apoyo, se le deja desamparado. Se habla de apoyo, pero es clientelar, no es para los productores, sino al autoconsumo". En el país, del sector porcícola dependen económicamente más de 2 millones de familias. Dijo que se ha buscado audiencia con la Secretaria de Economía para solucionar los problemas. Y si no hay avances, se puede pasar al nivel de protestas, como la toma de carreteras, indicó. La intermediación es un serio problema para la comercialización de la carne de cerdo, pues de cada 10 pesos que el consumidor final paga por un kilo de este producto, ocho pesos se quedan en los agentes que la mueven antes de que llegue a la mesa final, aseguró el presidente de la Organización de Porcicultores Mexicanos (OPORMEX), Heriberto Hernández.

De acuerdo con datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), con cifras a febrero pasado, el margen entre el precio mayorista que se paga a los productores y el consumidor es de 43 por ciento sólo en el caso de la chuleta de cerdo. Con la carne de res la variación es similar, pues el precio en que lo vende el productor es de alrededor de 60 pesos el kilogramo de ganado bovino, que representa apenas 35 por ciento del costo final al consumidor, que para bistec alcanza los 170 pesos el kilo.

Según datos del GCMA, el 65 por ciento restante se concentra en toda la cadena de empacado, distribución y comercialización a mayoreo y medio mayoreo. En el caso del pollo, según datos de Profeco recabados por el GCMA, el precio promedio por kilo en granjas se ubicó en 37 pesos, con un precio de venta 10 pesos mayor para el consumidor de tiendas de autoservicio. Hernández Cárdenas llamó a las autoridades a coordinar un trabajo conjunto para detallar la ruta de comercialización de las proteínas, con la finalidad de garantizar los porcentajes de utilidad en el ciclo que abarca desde la producción hasta la venta al consumidor final.

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