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EL ARTE DE LA ESTRATEGIA

Gerenciar y liderar son dos conceptos igualmente necesarios en los negocios, pero totalmente opuestos entre sí. Cualquiera, con herramientas prácticas puede ser gerente, pero no todos pueden ser líderes. Más allá de definiciones, la diferencia se centra en un elemento fundamental: mientras el gerente administra lo cotidiano, el líder piensa en construir futuro.

El pensamiento sobre el futuro es un asunto de estrategia, el pensamiento del gerente es un tema de orden o de procesos. Carl von Clausewitz habla de esta diferencia en su famoso libro “De la Guerra”, en la que define que un General en batalla organiza a su ejército en distintas formaciones, que va adaptando dependiendo del terreno, del resultado de la batalla, de la respuesta del adversario y hasta del clima.

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Es decir, la estrategia es tener la capacidad de ver la pintura completa de los acontecimientos. No solo es llevar adelante a un ejército disciplinado, sino comprender lo que hay alrededor.

Por eso los antiguos veían en la Guerra un Arte cuya particularidad radica en encontrar ese camino para triunfar ante las eventualidades. Los grandes escritores de historia militar, entre ellos Clausewitz, Maquiavelo y Sun Tzu, entendía que no se puede triunfar sin el dominio pleno de la estrategia, sin comprender los procesos mentales que generan que un líder se convierta a la vez, en un gran estratega.

Para estos autores, el problema no radicaba en generar líderes lectores de las grandes batallas. Es absolutamente imposible recrear la batalla de Cannas, en donde Aníbal venció con menos hombres a dos de los mejores Generales romanos de la época. Por el contrario, el punto en común entre los Clausewitz, Maquiavelo y Sun Tzu, era encontrar los elementos emocionales, mentales y personales que permitieron a Aníbal ver una forma para utilizar sus 70 mil soldados para vencer a 150 mil centuriones romanos.

En esencia, la estrategia es compleja porque combina recursos presentes con posibilidades futuras. Para pensar estratégicamente en una empresa -nos dice el librohay que entender que no solo se trata de hacer “bien” tu trabajo. Se trata de mostrar tus capacidades de manera selectiva. Este es un elemento crucial. Ya sea que dirijas una empresa o seas parte de una, o que seas un emprendedor, si haces algo bien, hay que administrar paulatinamente tus talentos.

A muchos Gerentes les cuesta trabajo dejar ir formas específicas de vender y tardan mucho tiempo en siquiera atreverse a aprender algo nuevo. De ahí que la caja del pasado determine el core de las decisiones corporativas.

Un buen estratega está informándose de todo, pero, además, conecta los puntos de una forma estructurada y amplia. Resiste los acontecimientos para dirigirlos y construye servicios o campañas de venta que sean adecuados a la realidad, cambiante y caprichosa.

Este compendio es de lectura imprescindible. Trasciende y rompe muchos clichés acerca del mundo corporativo y de la estrategia. Sobre todo, nos revela que al final de cuentas, no hay nada escrito para siempre, que podemos escribir nosotros al futuro, pero que el detalle que gana es quien lo escribe mejor que los demás.

Por: Óscar Rivas

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