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El cristiano y la sociedad

l hombre es un ser social por naturaleza. La persona humana necesita la vida social, porque nadie es autosuficiente. Por eso, tenemos la tendencia natural que nos impulsa a asociarnos, con el fin de alcanzar objetivos que exceden las capacidades individuales. La familia y la ciudad son sociedades que directamente corresponden a la naturaleza del hombre, y otras acciones con fines económicos, culturales, deportivos, etc.; expresan también la necesidad del hombre a vivir en sociedad.
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Toda sociedad debe tener su autoridad, para que tenga unidad y para asegurar, en lo posible, el bien común de la misma sociedad; bien que también está relacionado con el de otras sociedades y con el bien común de toda la sociedad humana.
El fin último de la sociedad es la persona humana, y por esto la justicia social sólo puede ser conseguida si tiene el debido respeto a la dignidad transcendente del hombre, creado por Dios a su imagen y semejanza, con un alma racional y con un fin supremo, que es la gloria del Cielo.
La igualdad en la dignidad y las diferencias entre los hombres reclaman la fraternidad, el servicio, la solidaridad humana y la caridad sobrenatural, como expresiones concretas de la reconciliación traída por el Señor Jesús.
¿El hombre es sociable por naturaleza?
Si, el hombre es social por naturaleza, y no autosuficiente.
¿Cuál es el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales?
El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana.
¿Debe haber una autoridad en la comunidad humana?
Toda comunidad humana necesita una autoridad para mantenerse y desarrollarse. La comunidad política y la autoridad pública se fundan en la naturaleza humana y por ello pertenece al orden querido por Dios.