5 minute read
Que no muera el teletrabajo
Después de un año y medio de pandemia, en el que la vida nos cambió completamente, muchos trabajos han regresado a la presencialidad y otros lo están haciendo paulatinamente. Sin embargo, muchos empleados están renuentes a regresar a trabajar.
Es verdad que la pandemia por coronavirus ha sido determinante para que muchas personas replanteen sus vidas. En las grandes ciudades se ha visto una migración hacia las afueras, pues con los encierros, muchos decidieron buscar lugares más grandes, abiertos y cercanos al campo.
Por ejemplo, según el DANE, mientras Bogotá tuvo un crecimiento poblacional de aproximadamente el 10%, municipios de la Sabana crecieron tres y hasta cuatro veces esa cifra. Esto, en parte porque encontraron la facilidad, pues sus trabajos seguían siendo virtuales y podrían conectarse desde cualquier lugar del mundo. Ahora, la mayoría de empresas está considerando el regreso presencial a sus instalaciones (si es que no lo han hecho ya) y para muchos la situación comienza a tornarse difícil.
“Con la pandemia recibí la bendición de estar con mi familia todo el tiempo. Volví a cocinarles, a jugar con mis hijos, a estar presente. También recibí más tiempo para mí: pude recobrar mi salud, hago ejercicio, salgo a caminar… y todo esto, cumpliendo con mi trabajo. ¡No lo cambiaría por nada!”. Esta es la confesión de Juliana Ortíz, “Si tuviera que regresar a las jornadas que tenía antes, donde pasaban días sin compartir con mis hijos, preferiría dejar mi trabajo. Descubrí lo que quiero y sé que puedo seguir siendo muy eficiente trabajando desde casa, espero que mis jefes lo entiendan”.
Como Juliana, hay muchas personas que han descubierto una vida más tranquila y agradable desde que trabajan desde casa. De acuerdo con la BBC, una encuesta reciente en Estados Unidos mostró que el 44% de las personas que trabajaban desde casa en enero de 2021 querían continuar con ese esquema porque les beneficiaba; el 39% respondió que preferían volver a la oficina, y el 17% dijo querer seguir trabajando remotamente debido al coronavirus.
¿Tiene futuro el teletrabajo o trabajo virtual?
De acuerdo con un estudio de Adobe Forrester, “el 67% de la fuerza laboral en el mundo convirtió al home office en una modalidad de trabajo y otro 39% de las empresas constatan que adoptarán el teletrabajo de forma permanente. Además, 64% de las organizaciones han brindado herramientas tecnológicas a sus empleados para el trabajo remoto. Mientras tanto, un 30% tiene la intención de hacerlo en los próximos meses”.
Otro informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) arrojó que, anteriormente, solo un 20% de la fuerza laboral en Estados Unidos y menos del 2% en América Latina recurrió al home office. Actualmente, la cifra de empresas latinoamericanas que adoptaron el teletrabajo como alternativa para continuar funcionando llega incluso al 96%.
El mismo informe de la OIT asegura que con un uso adecuado de las herramientas tecnológicas, “el home office no culminará con el cese de la pandemia, pues formará parte de la nueva normalidad en el futuro con ayuda de la digitalización y los recursos de la nube”.
La gran renuncia
En Estados Unidos se ha acuñado el término Great Resignation o gran renuncia y se refiere a que “un 95% de los trabajadores ahora está considerando cambiar de trabajo, y el 92% incluso está dispuesto a cambiar de industria para encontrar el puesto adecuado, si deben regresar al trabajo presencial de la forma en que lo hacían antes”, según un informe reciente del sitio de empleos Monster.com.
Incluso, según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, en abril pasado se presentó una cifra récord cuando cuatro millones de personas renunciaron a sus trabajos ante la inminencia de su regreso presencial.
¿A qué se debe este fenómeno? De acuerdo con la psicóloga Diana Hernández, “los cambios no son fáciles y después de año y medio de trabajar desde casa, es posible que las personas sientan que deben reaprender una rutina y les cueste hacerlo. Muchos sentirán que se les está arrebatando algo que recuperaron, que es ser dueños de su propio tiempo y sin duda, no podemos desconocer que existen otros a quienes el temor los paraliza”. Este último punto puede estar relacionado con el Síndrome de la Cabaña, del que hablamos en la edición anterior.
Flexibilidad es la clave
Aunque muchas empresas necesitan regresar a la presencialidad y sin duda lo harán casi completamente en algún momento, en estos tiempos la solución es buscar respuestas conciliadoras.
“Si quieren seguir creciendo, los líderes de negocios deben entender lo que los empleados quieren realmente y crear políticas que permitan más flexibilidad y ajustes personalizados”, indica un informe reciente de la firma PwC. Es decir, aprender a conciliar.
Una encuesta publicada por la BBC muestra que el 54% de los empleados encuestados alrededor del mundo considerarían renunciar a sus trabajos si no reciben algún modo de flexibilidad en términos de dónde y cuándo van a trabajar. Poco más del 75% en el mismo grupo dijo estar satisfecho con sus empleos, lo que sugiere que inclusive empleados satisfechos están dispuestos a renunciar si sus empleadores no incorporan alguna modalidad de trabajo remoto.
El alegato de muchos es que de esta manera no se pierde demasiado tiempo en desplazamientos de la casa al lugar de trabajo y se logra conciliar el tiempo para compartir en familia, el ocio y las responsabilidades.
Y aunque no todos los trabajos se logren flexibilizar, la tendencia según los expertos es a replantear el tiempo de trabajo presencial. No solo de parte de las organizaciones, sino también de los trabajadores, analizando concienzudamente si el trabajo puede realizarse adecuadamente y con excelencia en estas modalidades.
Aquí se aplican los principios bíblicos de la ética protestante del trabajo y, sobre todo, lo que el Señor nos dice en Colosenses 3:23-24: Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.