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APACHICUY

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Salvar vidas

Salvar vidas

El resultado de un trabajo colaborativo

Apachicuy, que significa enviar o ayudar al ser querido, es una práctica ancestral andina que cobra especial relevancia durante la pandemia como respuesta efectiva para el traslado de remesas de productos por parte de familias agrícolas a las familias urbanas en situación vulnerable. Esta actividad representa la solidaridad y la puesta en escena de un trabajo colaborativo entre comunidad agrícola, municipio y Ministerio del Ambiente.

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Escribe: Jhoselyn Pfuño @jhospfuno

La COVID-19, más allá del impacto sanitario y económico, generó una crisis alimentaria en las zonas vulnerables de diversas ciudades al interior del Perú. Las familias migrantes al no contar con suficientes recursos, debido a las medidas de la cuarentena que les impedía salir de sus casas y abastecerse adecuadamente, pidieron apoyo a sus familiares de las comunidades agrícolas productoras.

Como respuesta surgió la idea del envío de remesas de las comunidades agrícolas con productos de la agrobiodiversidad a sus familiares y allegados en las ciudades urbanas. Los facilitadores regionales del proyecto GEF-Agrobiodiversidad del MINAMFAO acogieron la necesidad que esencialmente se enfocó en el apoyo a la agricultura familiar, posteriormente se abordaron otras variables como recolección de recursos genéticos, recopilación de conocimientos ancestrales agrícolas, entre otros.

El envío de estas remesas se hizo posible a través de una práctica ancestral andina conocida con el vocablo quechua “Apachikuy”, práctica ancestral y solidaria que significa enviar, ayudar al ser querido, al que más necesita y rescatar esta misma tradición de la región Puno, con el vocablo aymara “APAYAWINAKA”.

El trabajo colaborativo se desarrolló entre facilitadores, comunidades, autoridades e instituciones. El Ministerio del Ambiente realizó la gestión, programación de las remesas y el cofinanciamiento del transporte, así como desarrolló una capacitación con las guías elaboradas para el manejo sanitario de estos envíos (acopio en campo y distribución).

La Dirección General de Diversidad Biológica y Directora de Recursos Genéticos y Bioseguridad del MINAM se encargó de la coordinación, operativización de los recursos y difusión del proyecto. El equipo del Fondo de Promoción de las Áreas Naturales Protegidas del Perú (PROFONANPE) dio el soporte financiero y la difusión; mientras “Food and Agriculture Organization” (FAO) hizo el seguimiento.

El trabajo entre las comunidades campesinas y los municipios para hacer posible el envío consistió en que cada familia de la comunidad mediante asamblea solicitó a las autoridades locales la gestión del transporte para que puedan enviar las remesas a sus allegados que presentaban dificultades para poder adquirir alimentos en las ciudades como Lima, Ica, Tacna, entre otras.

Las autoridades locales (presidente comunal, suprefactura distrital y municipio distrital) organizaron el acopio de remesas en zonas estratégicas de las comunidades para facilitar la carga. Los municipios se encargaron de registrar a cada remitente y destinario, así como de realizar todas las actividades logísticas, con el apoyo de los facilitadores regionales del proyecto, para hacer efectivo los envíos.

Como respuesta surgió la idea del envío de remesas de las comunidades agrícolas con productos de la agrobiodiversidad a sus familiares y allegados en las ciudades urbanas.

Asimismo, los presidentes de los residentes organizados en las ciudades buscaron un local adecuado para la descarga de los envíos y comunicar a las familias beneficiarias la llegada de la remesas a su nombre.

El trabajo articulado entre la comunidad, las autoridades locales, facilitadores regionales del proyecto y los presidentes de los residentes fue fundamental para el éxito de esta experiencia. La oportuna decisión por parte de las municipalidades para apoyar esta iniciativa solidaria fue fundamental.

La iniciativa “Apachikuy” nació en el distrito de Tumayhuaraca – Andahuaylas y se replicó en distritos de otras regiones del ámbito del proyecto como Huancavelica, Cusco y Puno.

La escucha activa y canales de comunicación

El proyecto tiene como misión escuchar activamente las iniciativas de las comunidades, de sus líderes y autoridades locales. Las comunidades campesinas reciben asistencia técnica constante para la mejora de sus productos, asesoría en agrobiodiversidad, incentivos económicos y la búsqueda de nuevos mercados para la comercialización de sus productos.

El resultado del trabajo colaborativo logró que 2805 familias envíen un total de 191.3 toneladas de alimentos como remesas a 3386 familias residentes en las ciudades de Lima, Nazca, Pisco, Ica, Cañete, Tacna, Moquegua y Arequipa. Cada grupo familiar recibió un promedio de 57 kilos de productos agrícolas. La actividad se realizó en abril, mayo y junio.

Los alimentos enviados a los beneficiarios como remesas fueron: papa nativa, maíz, choclo, haba, trigo, olluco, carne, cuy, queso, ulpada (harinas), palta, cebada pelada, calabaza, charqui, chocho, haba seca, haba verde, quinua, olluco, oca, calabaza, chuño, moraya, café, harina de haba, harina de trigo, miel de abeja.

El proyecto GEF-Agrobiodiversidad del MINAM-FAO se desarrolla hace más de un año, desde su implementación practica la escucha activa y para ello ha implementado nuevas estrategias como la identificación de los talentos rurales en comunidades campesinas a través de “yachachiqs” del verbo quechua “yachay”, que tiene doble acepción y significa “enseñar y aprender”. Los “yachachiqs”, varones y mujeres, son líderes tecnológicos comunales, importantes actores para el fortalecimiento en la generación y transferencia de conocimientos que hace sostenible los proyectos productivos, quienes siendo parte de la misma comunidad, tienen los canales de comunicación en ambos sentidos (de la comunidad al proyecto y del proyecto a la comunidad).

La comunicación es directa, al ser los facilitadores regionales oriundos de las zonas de intervención y viven ahí. Sin embargo, utilizan como canal complementario de comunicación el teléfono celular, dependiendo de la lejanía de cada comunidad campesina.

El proyecto no cuenta con oficinas en las ciudades, sino en los distritos. Es un proyecto pequeño cuyo mayor costo de inversión se encuentra en campo a través de los facilitadores regionales. Uno de los aliados estratégicos del Proyecto GEF ABD son los gobiernos locales con quienes se ejecutan distintas actividades que promueven su fortalecimiento institucional a través del desarrollo de iniciativas de promoción de la conservación y comercialización de la agrobiodiversidad en sus respectivos territorios.

El resultado del trabajo colaborativo logró que 2805 familias envíen un total de 191.3 toneladas de alimentos como remesas a 3386 familias residentes en las ciudades de Lima, Nazca, Pisco, Ica, Cañete, Tacna, Moquegua y Arequipa. Cada grupo familiar recibió un promedio de 57 kilos de productos agrícolas. La actividad se realizó en abril, mayo y junio.

Hacia la sostenibilidad

Con la crisis alimentaria provocada por el COVID 19, el gobierno central y gobiernos locales enviaron paquetes de alimentos para aliviar el hambre de las poblaciones urbanas y rurales, estos alimentos son procedentes de la agroindustria; sin embargo, por la vía contraria las poblaciones rurales despacharon alimentos frescos provenientes de la agrobiodiversidad con sus propios recursos. Una propuesta para la sostenibilidad es que el gobierno central y gobiernos locales cofinancien estos esfuerzos colectivos.

Este tipo de programas pueden ser sostenibles en tanto reciban la contribución y compromiso de quienes participan. El proyecto tiene la pretensión de instalar esta propuesta a nivel de políticas públicas para la aplicación a cargo de los sectores que tienen mandato en el ámbito rural.

La continuidad del programa obedece a la perspectiva de que se sustente de manera autogestionaria entre comunidades, autoridades locales y organizaciones de migrantes. En otras regiones, esta actividad es una práctica constante pero cuenta con otras variables o factores que hacen posible su efectividad como el apoyo directo del municipio local y la intervención de la empresa privada.

Este programa es solo uno de los muchos que se desarrolla en pro de incentivar la agrobiodiversidad y la agricultura familiar cuyas prácticas ancestrales siguen vigentes en la actualidad. Para el Coordinador Nacional del Proyecto GEF Agrobiodiversidad del MINAMFAO, Cesar Sotomayor, “Es un mérito de la población visibilizar esta experiencia porque a veces desde el Estado inventamos fórmulas que son válidas, pero tenemos que aprender a mirar de cerca las actividades comunitarias de la población, ese es el trabajo”, destacó el funcionario en declaraciones para la Revista Imagen y Comunicación.

Finalmente, el rescate de esta actividad pone en valor la importancia de la solidaridad que transciende a pesar de la lejanía y las dificultades de tránsito en algunas regiones y se espera que las comunidades de la selva también puedan participar de esta práctica porque existen productos de la agrobiodiversidad que son poco conocidos pero con un valor nutricional sustancial que complementaría la alimentación saludable que todo ciudadano requiere y que se ha visto reducida como consecuencia de la paralización de actividades económicas por la pandemia.

APACHICUY - INFOGRAFÍA DE UN ENVÍO

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