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EMPRESAS MÁS ADMIRADAS (EMA)
El ejemplo de buenas prácticas
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Por: Josué Sarolli. PwC Gerente de Marketing y Comunicaciones
Uno de nuestros principales objetivos al hacer EMA fue fomentar la participación de empresas que aporten a la sociedad. Para ello, era necesario estar conscientes de las necesidades de nuestro país y también de las tendencias globales y locales. Sabemos, por ejemplo, que cuestiones como la sostenibilidad, la equidad de género y la tecnología se han convertido en variables muy relevantes, no solo para el desarrollo de la actividad empresarial, sino también para resolver los principales problemas de la sociedad, punto que es también parte de la misión de PwC.
En los últimos años hemos visto una serie de megatendencias reconfigurando el mundo: cambios en la manera de hacer política, la profundización de algunas brechas (sobre todo a raíz de la pandemia) o la crisis climática, que ya es evidente si observamos las noticias de inundaciones, sequías o el aumento de incendios forestales. Todo esto ha generado grandes cambios también en la población y esto es una tendencia importante a nivel global. Las nuevas generaciones se preocupan por algo más que la economía. Lograr un ambiente de trabajo flexible e inclusivo, que coincida con sus valores, es tan o más importante que las perspectivas salariales.
Esta tendencia la vemos no solo en el momento de reclutar talento, sino también en las nuevas demandas de los consumidores. Hoy en día, los clientes y consumidores -así como otros grupos de interés- buscan que las organizaciones ofrezcan un valor agregado; que muestren que el desarrollo de sus actividades se da de manera sostenible, de acuerdo con la problemática global. Temas como el consumo responsable, la economía circular, la sostenibilidad, la diversidad y la equidad de género son claves para que el sector privado cumpla el importante rol que tiene en la sociedad.
Los cambios y el nuevo contexto global no podían quedar fuera de los premios EMA. Por ello decidimos incluir este año atributos como gestión ambiental e impacto social, por ejemplo, que nos permite reconocer a las empresas que destacan por sus buenas prácticas relacionadas a los temas que más preocupan a la sociedad actualmente. O uno específicamente pensado para impulsar a las organizaciones a luchar por la equidad de género, la gran deuda que aún tenemos todos, como sociedad.
La existencia de plataformas de visibilidad como EMA es muy importante, ya que el reconocimiento de las buenas prácticas permite generar una competencia sana, que impulsa a las organizaciones a esforzarse y planear nuevas formas de entregar valor a sus grupos de interés y la sociedad en general. Sin duda, la posibilidad de ser reconocido por los pares como una empresa líder en buenas prácticas motiva a las empresas, las impulsa a ser mejores y a reimaginar un futuro de crecimiento económico, pero también de mayor bienestar.
En estos diez años, hemos premiado la resiliencia. Los diez atributos, si bien únicos, apuntan hacia ello: hacia la capacidad de innovar y de adaptarse al cambio. Una experiencia como la que vivió el mundo a raíz de la pandemia nos deja como lección que la capacidad de adaptarse es vital para la supervivencia empresarial. Cuando en EMA se habla de gestión comercial e innovación, de gestión financiera o del talento, lo que estamos reconociendo es la capacidad de transformar los retos en oportunidades y de ver la incertidumbre como un escenario en el que se puede crear cosas nuevas. Es perder el miedo al fracaso e imaginar caminos nuevos y formas diferentes de generar un valor compartido.