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No hubo conciencia de la magnitud del desastre

Repsol, fallida gestión de crisis

El desastre ecológico por el derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, consecuencia de una operación realizada bajo la responsabilidad de Repsol, fue catalogado como uno de los daños medioambientales más graves que ha sufrido el Perú en los últimos años. La falta de respuesta e información oportuna por parte de la empresa desde un primer momento, la vocería casi inexistente y el manejo tardío de una crisis que afecta no solo a los ecosistemas marinos sino a los trabajadores artesanales de pesca, a sus familias, así como a todo el entorno impactado por la extensión del hidrocarburo que llegó a la orilla de las playas del litoral peruano, evidencia que la transnacional no estuvo a la altura de sus compromisos como empresa sostenible y reputada a nivel global.

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Por: Jhoselyn Pfuño @jhospfuno

Un daño ecológico sin precedentes ocurrió el 15 de enero en el mar del Perú ocasionado por la empresa Repsol al no contener el derrame de petróleo, que en un inicio se informó se trataba de siete galones de crudo, 0,16 barriles en 2,5 metros cuadrados de área marina. Días después el Ministerio del Ambiente informó que eran unos 11,900 barriles vertidos al mar lo que motivó que las autoridades soliciten la paralización de todas las actividades de carga y descarga de la empresa española en las costas del litoral peruano, así lo anunció Rubén Ramírez, ministro del Ambiente, en una conferencia de prensa.

Asimismo, el Juzgado de Investigación Preparatoria Transitorio de la Corte de Puente Piedra-Ventanilla, a las 8:45 a.m. del 28 de enero declaró fundado el pedido de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA) de Lima Noroeste que impone el impedimento de salida del país por 18 meses en contra de los representantes de la empresa, es decir, no podrán ausentarse de territorio peruano el presidente de Repsol Perú, Jaime Fernández- Cuesta, así como el jefe del Terminal Marítimo 2 de La Pampilla, Renzo Tejada Mackenzie, y los gerentes de Repsol en Perú Cecilia Posadas Jhong, gerente de Calidad de Medio Ambiente, y José Reyes Ruiz, gerente de Producción.

Repsol, desacertada actuacion desde el inicio

Era la tarde del sábado 15 enero cuando la refinería La Pampilla operada por Repsol reportó el derrame de crudo en el mar al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) asegurando que se trataba de siete galones de petróleo, es decir 0.16% de un barril. En el comunicado la empresa informa que las altas mareas registradas en el litoral peruano son consecuencia de la erupción del volcán submarino de Tonga que afectó el proceso de descarga de crudo realizado en esos momentos desde el buque Mare Dorium a la refinería La Pampilla.

En el comunicado Repsol señala que activaron inmediatamente sus protocolos de seguridad y sus brigadas para controlar el incidente. Por su parte, la Marina de Guerra a través de su Dirección General de Capitanías y Guardacostas se pronunció asegurando que enterados del suceso acudieron de inmediato a la zona afectada y colocaron barreras de contención de aproximadamente 500 metros de longitud.

A pesar de ello, el Gobierno Regional del Callao reportó en sus redes sociales el 17 de enero, dos días después del derrame, que se encontraba supervisando los daños en la playa Bahía Blanca de Ventanilla ante el reclamo de los ciudadanos y pescadores por el cese de sus actividades económicas ya que el mar emanaba un olor desagradable y su coloración era evidentemente oleosa.

Ante la alarma de la población acude también Pedro Spadaro, el alcalde de Ventanilla, quien comenta que el petróleo se ha extendido hacia las playas Costa azul y Cavero, asimismo señala que la empresa solo ha enviado a 15 trabajadores a limpiar con escobas y recogedores. “Nos encontramos en la playa Cavero y hemos podido evidenciar que hay 4 kilómetros de mar absolutamente negro.

Un daño ecológico sin precedentes ocurrió el 15 de enero en el mar del Perú ocasionado por la empresa Repsol al no contener el derrame de petróleo, que en un inicio se informó se trataba de siete galones de crudo, 0,16 barriles en 2,5 metros cuadrados de área marina. Días después el Ministerio del Ambiente informó que eran unos 11,900 barriles vertidos al mar lo que motivó que las autoridades soliciten la paralización de todas las actividades de carga y descarga de la empresa española en las costas del litoral peruano...

Hay animales muertos que vuelven a las orillas. Este es un atentado contra la ecología. Esto se está escapando de las manos. Vinieron 15 personas con escobas y recogedores para tratar de limpiar la playa. Se han ido a almorzar y nuevamente el mar se ha encargado de ensuciar esa parte que habían limpiado. Eso es lamentable, hemos pedido la presencia del señor ministro del ambiente y del presidente de la república”, declaró el alcalde en una entrevista a Radio Programas del Perú (RPP).

El mensaje en redes sociales que hace eco del desastre

El mensaje del alcalde de Ventanilla referido a que la empresa Repsol dispuso personal que recogía los desechos de petróleo con escobas y recogedores en las playas afectadas hizo eco en las redes sociales siendo tendencia la palabra “Repsol” en Twitter, donde los internautas compartían su indignación por la insuficiente reacción de la empresa, junto al mensaje la imagen de una persona recogiendo el petróleo en la playa con un recogedor mostraba la poca acción desplegada en el lugar del incidente de parte de la compañía. Por otro lado, los medios de comunicación informaban de las reacciones de los organismos del Estado encargados de la supervisión medioambiental y se esperaba la declaración de Repsol con los detalles del daño ocasionado en el mar.

Transcurridos los días, fue el Ministro de Ambiente, Rubén Ramírez, quien informó en una conferencia de prensa en Ventanilla que la empresa Repsol reportó que fueron 6 mil barriles de petróleo vertidos al mar producto del oleaje marítimo. “De un procedimiento de carga y descarga de un buque internacional que traía aproximadamente un millón de barriles de crudo para ser procesados justamente en esta planta, se ha estimado que había un derrame de 6 mil barriles de petróleo. Nosotros hemos hecho hoy día un vuelo para la determinación del daño ambiental, se ha visto que se han afectado áreas incluso no solamente playeras como Cavero Bahía Blanca sino también que ha llegado parte del material oleoso hasta Ancón”.

Era la tarde del sábado 15 enero cuando la refinería La Pampilla operada por Repsol reportó el derrame de crudo en el mar al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) asegurando que se trataba de siete galones de petróleo, es decir 0.16% de un barril.

Se pronuncian mas autoridades y la ciudadanía

La información preliminar desató una mayor reacción de parte de las autoridades de fiscalización, el Ministerio del Ambiente (Minam), el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) emitieron un comunicado en sus plataformas informando de sus acciones y lo drásticos que serían ante el daño ocasionado. “OEFA a la Refinería La Pampilla S.A.A. (Repsol Perú) tiene los siguientes plazos de ejecución: i) Hasta 10 días naturales para limpiar las zonas afectadas por hidrocarburos, ii) Hasta 5 días naturales para contener y recuperar los hidrocarburos y iii) Hasta 8 días para disponer de manera segura los residuos generados a partir de la limpieza del derrame”, sentenció en su informe.

Mientras Sernanp señaló que las zonas afectadas eran “la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras y la Zona Reservada de Ancón. Un primer reporte del SERNANP evidencia la afectación de 512 hectáreas aproximadamente en el ámbito del Islote Grupo de Pescadores de la Reserva Nacional del Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras”.

El Ministerio del Ambiente (MINAM) advertía que de incumplirse las medidas administrativas dispuestas, la multa para la empresa ascendería a 100 UIT (Una UIT para el 2022 tiene un valor de S/ 4 600,00 o $1 196,2 dólares) que multiplicado equivalen a $1,196,203 y de manera sucesiva hasta que la empresa acredite su cumplimiento. “Estas multas coercitivas son independientes de aquellas multas que el OEFA pueda interponer en el marco de un procedimiento administrativo sancionador”, aclaraba el ente ejecutivo.

Frente a los hechos el plan de contingencia que decía la empresa tener no funcionó, los comunicados y la información que difundían fue insuficiente desde el primer momento, al punto que no se habían habilitado los canales como fuentes oficiales. Transcurridos los cuatro primeros días desde ocurrido el derrame la empresa no se pronunciaba a través de sus voceros con el fin de esclarecer los hechos de alto interés público e impacto social como medioambiental.

El largo silencio adoptado por Repsol no hizo sino agravar la situación. En redes ya circulaba el hashtag #Repsolhaztecargo con las imágenes de las aves afectadas por el petróleo y el clamor de los pescadores y comerciantes que veían el cese de sus actividades productivas por el derrame. Las denuncian se hacían sentir en el balneario de Ancón donde el petróleo ya pintaba de negro sus costas produciendo el cierre de locales de comida, la cancelación de las actividades náuticas y enviando a los ciudadanos lejos de la playa.

Por otro lado, la Defensoría del Pueblo solicitaba a la empresa que señale su avance de cumplimiento con respecto al plan de contingencia, así como “amplíe y mejore sus acciones de limpieza y remediación de la zona afectada, a fin de evitar una mayor afectación”. Con ello también “se requiere que la empresa realice las acciones conducentes a reparar las afectaciones de los pescadores y personas afectadas directamente por el derrame”, añadió la nota de la entidad.

De la misma manera, las investigaciones continuaban por parte del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), quien emitió el mandato de suspender las operaciones en el terminal multiboyas N° 2 de la refinería la Pampilla hasta que se determinen las causas que originaron el derrame de petróleo registrado el último 15 de enero en las costas de Ventanilla, Santa Rosa y Ancón.

La información preliminar desató una mayor reacción de parte de las autoridades de fiscalización, el Ministerio del Ambiente (Minam), el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) quienes emitieron un comunicado en sus plataformas informando de sus acciones y lo drásticos que serían ante el daño ocasionado.

Hablan los voceros

Previo a que las actividades en La Pampilla sean suspendidas y las organizaciones públicas y ciudadanía pida explicaciones, la gerente de Comunicaciones de Repsol, Tine Van Den Wall Bake Rodriguez, ofreció una entrevista televisiva a RPP el 19 de enero, cuatro días después del derrame y por insistencia de los medios. En ella señaló que contaban con un plan de contingencia y aplicaron los protocolos de seguridad solo que el oleaje anómalo llevó el crudo por debajo de las olas impidiendo su identificación.

Asimismo, señaló que el primer reporte lo realizaron en las primeras 12 horas después de ocurrido el incidente, por esa razón el informe inicial fue solo de siete galones. Explicó que a pesar del movimiento desplegado por el personal de Repsol no hallaron nada caótico: “A las 5 de la mañana del día siguiente salen patrullas a explorar tanto a las playas aledañas por tierra, por mar, se va en lancha, se saca un dron a volar y no se detecta, no se detecta nada más”.

Mientras se iba desarrollando la entrevista, la declaración de la vocero de Repsol terminó por despertar la indignación de la ciudadanía por no asumir su responsabilidad como operarios de los barcos de petróleo. “No, nosotros no ocasionamos el desfase ecológico y yo no puedo decirte quién es el responsable, pero nosotros sufrimos desafortunadamente, ya te he narrado los hechos”.

La gerente finalmente terminó la entrevista asegurando que sí informaron pero solo al organismo fiscalizador, pero que repararan los daños ocasionados en los plazos brindados por la OEFA. Estas declaraciones tuvieron como consecuencia la respuesta de analistas y expertos ambientales que aseguraban que la empresa no tenía la capacidad operativa para limpiar las playas. Marino Morikawa, científico especialista en descontaminación, sostuvo que el desastre ecológico ocurrido en las costas de Ventanilla se ha expandido hasta Barranca, al norte de la región Lima

ya que no se han aplicado técnicas de mitigación y contingencia lo que demoraría años en limpiarlo. Días después el experto fue convocado por la multinacional para contribuir en la solución del problema ya que posee equipos tecnológicos necesarios para este fin como dos skimmers modelo Nutria, que pueden extraer rápidamente el hidrocarburo en zonas complejas en altamar y el uso del sistema Transvac, que facilita la limpieza en las playas.

Por su parte la reacción de la Marina de Guerra del Perú no se hizo esperar, según la versión expuesta a la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, durante la exposición del primer informe del Comité de Crisis para atender el desastre natural ocasionado por el derrame de petróleo de la empresa Repsol, el oleaje anómalo ocurrido el sábado 15 de enero a causa de la erupción de un volcán submarino en Tonga no provocó el derrame de crudo. Versión que es defendida por la empresa.

“La posición de la Marina es que no tuvo que ver el tema del oleaje en este asunto del derrame. Hoy nos estuvieron dando unas primeras explicaciones ya que tienen algunos días para terminar la investigación. Pero esa sería la posición de ellos y van a continuar la investigación para demostrar que el oleaje o el tsunami no tuvo que ver en esta ruptura (de tubería)”, remarcó la premier.

A su vez, la exministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, sostuvo que el derrame de 6 mil barriles de petróleo en el mar de Ventanilla “no es un incidente”, como lo calificó la empresa Repsol, que opera la refinería La Pampilla, sino una “catástrofe ambiental”. “Hay que reconocer el tamaño del problema para poder enfrentarlo con las medidas adecuadas. Si yo no reconozco que el problema es enorme, estoy con recogedor recogiendo el petróleo”, señaló Muñoz.

Las diversas apreciaciones de periodistas, especialistas, autoridades se dirigían a precisar que Repsol no actúo a la altura de sus compromisos como una empresa sostenible comandada bajo un liderazgo responsable y ético. El #Repsolhaztecargo permaneció vigente por 4 días más aún cuando la compañía trató de minimizar el daño, mientras imágenes de animales marinos y aves eran cada vez más virales, así como las ilustraciones de estos animales al costado del logo de Repsol. La ex ministra Fabiola fue enfática en señalar que “Cada ave, lobo y pingüino que podamos salvar cuenta” para recuperar el ecosistema.

Mientras la empresa no terminaba de hacerse cargo del derrame y sus consecuencias, la incertidumbre se apoderó de los hogares peruanos, información falsa circulaba en las redes sociales sobre que ciertas especies marinas podrían estar contaminadas con petróleo y por lo tanto sugerían no consumirlas. Ello ameritó que el Ministerio de la Producción se manifestara confirmando que la información iba en perjuicio del consumo de pescado pero que este era seguro pues se extraía en altamar, lejos de la contaminación producida por el derrame.

Eco del desastre, desmienten a Repsol, caída en bolsa

Las declaraciones de la gerenta de comunicación de Repsol, Tine Van Den Wall Bake Rodriguez, también fueron difundidas por los medios de comunicación en el mundo, quienes reaccionaron informando sobre lo ocurrido hasta el momento. Se destaca que la capacidad de acción ambiental y sentido de emergencia de la multinacional petrolera fue deficiente a la hora de enfrentar el derrame, de esta manera diversos titulares internacionales graficaban la gravedad de la situación “Perú cuestiona a Repsol por no contener el derrame de petróleo en el mar”, diario El País de España; “Derrame de petróleo en la costa de Perú: La culpa es de Repsol”, DW Alemania; “El petróleo va a estar meses en el mar’: un derrame de crudo, provocado por el tsunami, arrasa la costa peruana”, The New York Times.

De la misma manera, los organismos defensores del medio ambiente dirigieron su enfoque a la ayuda que se debía brindar a los animales afectados y la limpieza de playas. En el portal Change. Org se abrió una petición denominada “Repsol activa tu plan de contingencia por los 6 mil barriles de petróleo derramados” y otra que decía “Emergencia ambiental: Repsol y la Marina de Guerra tienen que hacerse responsables”, que al 31 de enero contaba con 75 millones de firmas.

Mientras se iba desarrollando la entrevista, la declaración de la vocero de Repsol terminó por despertar la indignación de la ciudadanía por no asumir su responsabilidad como operarios de los barcos de petróleo. “No, nosotros no ocasionamos el desfase ecológico y yo no puedo decirte quién es el responsable pero nosotros sufrimos desafortunadamente, ya te he narrado los hechos”.

Personajes públicos que apoyan la causa ambientalista se pronunciaron en sus redes sociales tal es el caso de Leonardo Di Caprio, nombrado mensajero de la paz en la esfera prioritaria del cambio climático antes de la celebración de la Cumbre sobre el Clima del 2014, subió a su cuenta oficial un video en el que mostraba la situación de las costas peruanas con el comentario: "El lodo de un barco de descarga sacudido por olas inusualmente altas contaminó al menos 1.2 millas a lo largo de la costa y dos playas". Su publicación alcanzó cerca de 150,000 visualizaciones en aproximadamente una hora e innumerables comentarios en su cuenta oficial de Instagram.

Unos días después de producido el derrame salió a la luz la versión del velerista Alec Hughes que desmentía lo dicho por la vocera de Repsol. Hughes mostró con fotos y videos en su Instagram que el sábado 15 de enero, día en que ocurrieron los hechos, se desarrollaba una competencia de veleros y pasó cerca del buque Mare Dorium. Hughes señaló

que no existía ningún oleaje anómalo ni vientos y olas que empujaran el crudo lejos de la embarcación pues si se podía observar el mar de color negruzco y aceitoso. “El problema de Repsol es que no ha habido oleaje anómalo, eso te lo puede decir cualquier persona que sabe del mar. Esa es la primera mentira. Lo segundo es que Repsol reportó a las 11 de la noche (el derrame de petróleo), yo tengo las fotos navegando en el mar, como moviéndose el barco sin motor, el mar estaba como un espejo, y eso es porque tiene petróleo. Se nota que no están tomando la precaución”, aseveró en una entrevista radial respaldando la versión dada por la Marina de Guerra quienes no reportaron alerta de tsunami ni oleaje anómalo.

Fotografías tomadas por el velerista Alec Hughes el día 15 de enero

Por todas las versiones brindadas hasta la fecha sobre la causa del derrame de petróleo, la empresa también fue citada por los miembros del Congreso, sin embargo no acudió al llamado para dar sus descargos por lo ocurrido. Por otro lado, durante estos días el hashtag #Repsolhaztecargo y #Repsolnuncamas continuaban en clara tendencia, pues las especulaciones en torno a lo sucedido eran muchas y las explicaciones pocas ya que la empresa las ofrecía por medio de comunicados y sus redes sociales como Instagram registraban fotografías que no detallaban sus acciones para remediar el daño al ecosistema, atender a los grupos de interés y entorno.

En plena cobertura periodística, algunos representantes de Repsol quisieron ofrecer canastas de víveres a los pescadores afectados pero estos mostraron su insatisfacción con abucheos y carteles que decían “Fuera Repsol del Perú”, “El mar está de luto #Repsolhaztecargo”, entre otros mensajes. Los pobladores afectados realizaron una marcha en las instalaciones de la Pampilla en la sede de Ventanilla donde arrojaron el crudo en el logo de Repsol y el frontis de la empresa.

Luego de varios días de controversias y reclamos de los trabajadores pesqueros en las playas afectadas, Repsol comunicó que llegó a acuerdos de colaboración con las diferentes asociaciones de pescadores de las zonas de Ventanilla, Santa Rosa, Ancón y Chancay para que se unan a las labores de limpieza de las costas.

No obstante, los trabajadores marinos también reclamaban porque la ayuda entregada en víveres e insumos para sus familias eran insuficientes. “El impacto que ha llegado es fuerte no solo para ahora sino también para el futuro. Esta bahía (de Ancón) es de reproducción de muchas especies. En seis meses los pescadores van a tirar sus redes y no van a encontrar nada”, señala Guillermo Francia Pastor, director de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ancón (Apescaa).

Por todas las versiones brindadas hasta la fecha sobre la causa del derrame de petróleo, la empresa también fue citada por los miembros del Congreso, sin embargo no acudió al llamado para dar sus descargos por lo ocurrido.

Habla el presidente de Repsol

El 23 de enero, ocho días después de ocurrido el desastre ecológico, el presidente de Repsol Perú, Jaime Fernández Cuesta, ofreció una entrevista al programa de televisión Punto Final en el que explicó cómo se dio el incidente petrolero.

Fernández Cuesta admitió y dijo: “No fuimos conscientes de la magnitud de este evento porque no habíamos detectado hidrocarburos”. “El trabajo de contención se ha hecho en cuanto se fue consciente de la magnitud del evento y cuando empezó a llegar el hidrocarburo a las playas. A partir de entonces nos empezamos a movilizar para limpiar las playas”, expresó.

Durante su presentación, el representante de Repsol Perú tuvo un lapsus, “Estamos orgullosos que estén todas las playas manchadas y estamos trabajando para limpiar”. Estas palabras sirvieron para que los usuarios de las redes sociales crearan memes en los que exhortaban a la empresa a estar a la altura de lo sucedido.

El ejecutivo en la presentación televisiva pidió disculpas por el daño ocasionado y precisó que están comprometidos a tener las playas limpias antes de fines de febrero. “Estamos asumiendo la responsabilidad de limpiar todas las playas, de limpiar todo el litoral, de atender la fauna marina y, por supuesto, de atender a todas las comunidades afectadas”.

Mientras aún se estaban investigando los hechos que produjeron el desastre ecológico, el 25 de enero se reportaría un nuevo derrame de petróleo, el cual se produjo en el terminal multiboyas N°2 de la Refinería La Pampilla. A lo que Repsol reportó en sus redes que esta noticia era falsa ya que se trataba de un afloramiento contemplado por Osinerming por lo que se habían instalado previamente las barreras de contención, elementos absorbentes y skimmer en la zona como medida de seguridad. En el comunicado de Osinergmin, señalaba que el nuevo derrame equivale a 8 barriles de petróleo, más de 1.270 litros, y fue controlado.

En plena cobertura periodística, algunos representantes de Repsol quisieron ofrecer canastas de víveres a los pescadores afectados pero estos mostraron su insatisfacción con abucheos y carteles que decían “Fuera Repsol del Perú”, “El mar está de luto #Repsolhaztecargo”, entre otros mensajes.

Días después, la versión de los hechos contada por el presidente de Repsol sería nuevamente comparada con las declaraciones de Giacomo Pisani, capitán italiano del buque petrolero Mare Doricum, quien respondió a las preguntas de una comitiva integrada por el ministro del Ambiente, Rubén Ramírez, así como los titulares de la Producción y de Comercio Exterior y Turismo, Jorge Luis Prado y Roberto Sánchez, y el congresista Edward Málaga.

En la cita, el capitán señaló que envió ocho cartas de protesta antes, durante y después del derrame de crudo. Uno de los avisos más alarmantes fue el llamado que hace Pisani al piloto tras la ocurrencia pero no obtuvo una respuesta inmediata: "El Capitán solicitó al piloto que subiera a bordo a las 5:30 pm después de un incidente de separación de las cuerdas de amarre para poner el buque en posición. El piloto no subió a bordo hasta ahora, a las 11:05 pm”.

En otra carta, el capitán italiano escribe: "Según representantes de la terminal, la contaminación que ocurrió estaba bajo el control de la terminal por su equipo anticontaminación, pero se observó que la barrera petrolera no era lo suficientemente larga para cubrir toda la longitud de la embarcación alrededor", que hacía presagiar que el volumen de crudo era superior a lo informado inicialmente.

De la misma manera, otra carta ya denotaba la preocupación de Pisani ante la falta de control, “El costado del barco de mi embarcación y todas las amarras atadas a las boyas de amarre están muy contaminadas por el petróleo en el agua de mar”. Pisani advirtió también que los representantes de La Pampilla no realizaron un “operativo de buceo a la terminal para comprobar el estado de manguera de carga flotante que provocó el derrame de crudo en agua de mar”, lo que se traduciría en la demora de una reacción por parte de Repsol.

La empresa española respondió a estas cartas hechas públicas por los medios periodísticos con un comunicado en el que señalan que “responder a la demora de la solicitud de un práctico en la zona no es competencia de Repsol”. Sin hacer mea culpa en cuanto a los tiempos de respuesta y asumir la responsabilidad.

Estas declaraciones antecedieron al reporte final del Ministerio del Ambiente sobre la cantidad de petróleo que se derramó en el mar: “El nuevo estimado es de 11.900 barriles, como dijo el señor ministro. Además, recogidas, a la fecha se tienen 4.225 barriles recuperados, pero solo es una emulsión agua y aceite”, señaló Alfredo Mamani, viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales. Concluyendo que la empresa no fue clara a pesar de contar con el tiempo y los elementos para actuar con prontitud y detener la expansión del daño en el mar.

Consecuencia de las versiones de una y otra parte que no coincidían, la reputación de Repsol se vio impactada con la caída de sus acciones en la bolsa de Madrid que desde el 19 de enero retrocedieron un 8.4%, así lo explicó Marco Contreras, head of Research de Kallpa SAB: “Probablemente haya clientes de la empresa que no quieran trabajar con una compañía que genera estos desastres en el medio ambiente, lo cual ocasiona incertidumbre respecto de ventas o contratos futuros”.

En la misma línea de investigación, el Instituto de Estudios Peruanos realizó una encuesta en la que recogió la apreciación de los ciudadanos peruanos sobre el daño causado por el crudo. Un 77% de los encuestados precisa que el principal responsable de este derrame es Repsol. Sobre las acciones de la empresa frente a las consecuencias 46% de personas señaló que la compañia “No está haciendo nada” y un 45% considera que “Está haciendo algo, pero no es suficiente”.

La sentencia final a una serie de malas decisiones por parte de Repsol la puso el Ministerio de Relaciones Exteriores la noche del 29 de enero, fecha en la que acusa a la transnacional de haber "mostrado una actitud probablemente dolosa" y aseguró que el Gobierno "anunciará una drástica sanción" contra la empresa. "(La) información sobre la verdadera cantidad de barriles de petróleo derramados en Ventanilla ratifica el ecocidio y revela la falta de transparencia de Repsol", escribió la Cancillería en redes sociales.

Pero las consecuencias por las inconsistencias y la aplicación tardía de una adecuada gestión de crisis continuaron afectando a los activos de Repsol, siendo que a fines de enero el ministro Rubén Ramírez anunció que se han suspendido las actividades hasta que Repsol “brinde garantías técnicas” de su servicio al haber presentado nuevamente un derrame en la misma zona pero de proporciones menores. Asimismo, el ministro agregó que la empresa no ha presentado “acciones claras de limpieza ni remediación” del desastre ambiental en el litoral peruano.

Indudablemente el manejo de la crisis así como el petróleo escaparon del control de Repsol, consecuencia de los errores de gestión cometidos por minimizar el efecto que el derrame tendría en las costas y playas del Perú. Asimismo, el manejo de la comunicación de los voceros alimentó la crisis al no asumir su responsabilidad por su actividad extractiva y sobretodo no contar la verdad. En la era de las redes sociales donde todo se comparte inmediatamente, las versiones de la empresa han sido cuestionadas con pruebas de personas que estuvieron en el lugar de los hechos, incluso la cifra del derrame solo pudo ser calculada dos semanas después.

La desinformación y la poca utilización de las plataformas de comunicación de Repsol le jugaron en contra, la reacción tardía solo hizo enfurecer más a los usuarios quienes terminaron de lapidar la imagen con memes, que fueron tendencia por días y escalaron a nivel mundial. La limpieza del crudo en las playas de Lima se impulsaron por la presión social y el apoyo de especialistas y organismos ambientales.

En 2021 Repsol se ubicó en el puesto 15 del ránking general Merco Empresas 2021, que reconoce a las 100 firmas con la mejor reputación corporativa en el Perú, además, cada año publica su Plan Global de Sostenibilidad que enmarca sus logros en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en la Agenda 2030, por lo que esta crisis mal manejada ha evidenciado las brechas existentes entre lo que la empresa dice y hace frente a sus compromisos y respeto a los grupos de interés y entorno.

En la misma línea de investigación, el Instituto de Estudios Peruanos realizó una encuesta en la que recogió la apreciación de los ciudadanos peruanos sobre el daño causado por el crudo. Un 77% de los encuestados precisa que el principal responsable de este derrame es Repsol. Sobre las acciones de la empresa frente a las consecuencias 46% de personas señaló que la compañía “No está haciendo nada” y un 45% considera que “Está haciendo algo, pero no es suficiente”.

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