Revista Intravenosa Num. 10

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Rebeca CHAMBI Meliza ORTIZ

Edgardo GUTIÉRREZ Matías TERUEL

Maximiliano CHEDRESE Carlos ALBARRACÍN Fernando CHOQUE Marcos MARTÍNEZ

Colaboran en este número

Dirección

Pablo César ESPINOZA Juan Carlos SANABRIA Beatriz BRUCE Fabricio BORJA Mario CALISAYA Sonia JUÁREZ

PALPALÁ

Christian GIMÉNEZ Daniel MAGAZ

POSADAS

José Luis MELANO Juan Carlos GIMÉNEZ

SAN PEDRO

Tilsa OTTA

Leonardo MERCADO Alejandro MORANDINI

Diseño y diagramación: Maximiliano Chedrese Edgardo Gutiérrez

Año 4 - número 10 /Mayo 2010

JUJUY

Elizabeth SOTO Alejandro SALINAS

Estela MAMANÍ

Coronel Dávila 236 P.A. CP 4600 / S. S. de Jujuy Argentina Tel.: 0388 4231355 / 4311182 Impreso en: revistaintravenosa@gmail.com www.revistaintravenosa.blogspot.com Imprenta Zissi

COCHABAMBA

PERÚ

SALTA

TILCARA

Ilustración de tapa: Eduardo Santellán (www.dibujosantellan.com.ar) Fotos interior: Agustín Cavadini y Leonardo Tregnaghi Publicidad: Marcos Martínez

Use forro para no reproducir como conejo el contenido de esta revista. Las notas firmadas son responsabilidad del autor.

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Bicentenario: confrontar la celebración 6 La historia oficial 11 Lluvia de mayo 14

Se dice de mi... dijo el centauro 16

Tiempos de bicentenario: la reciente democracia 22

De la guerrilla a la corporación: la vida de Vonnes 26 6

Apuntes de batidora sobre la exhibición de los niños del Llullaillaco 36 Espacios de frontera literaria 40 Amantis aqua 46

Un tono confesional Tex - Mex 47 Mudos ojos azules 50

Borges y Don Juan Manuel: el lector y su sexto sentido 52 Evolución del rock en Argentina 56

Cosas para decir sobre cuestiones patrias 58 Compañías en la noche 64

Pedro Antonio de Olañeta y la Guerra de Independencia 67 Una particular discusión argentina 69

Barrancas-Abdón Castro Tolay, el pueblo puneño que tiene dos nombres 73 Críticas de terror 76


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por Beatriz

Bruce

1.- Aquí contaré mis penas, aquí diré lo que siento: 8

“Los […] años cumplidos desde el pronunciamiento de Mayo representan para el país una larga trayectoria de acontecimientos que han ido dibujando la trama de nuestro desarrollo, influida, con cambiante signo, por circunstancias que presionaron el curso de nuestra madurez. Llegados ahora a esta edad cabe una ojeada retrospectiva sobre lo andado, puesto que de nuestra fidelidad con el ser nacional depende la feliz definición de la personalidad que nos concierne. Ese modo de examen de conciencia es, a no dudarlo, el mejor homenaje a Mayo, ya que poco significan las celebraciones que no corresponden a una verdadera e íntima confrontación.” (Tarja Nº 16: 390)1

1 Se toma como fuente de este trabajo la edición facsimilar de los números de la revista, realizado por la Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy cuando era director del área de publicaciones Nestor Groppa. Las páginas citadas corresponden a esa edición. Tarja. Números 1-2-3-4-5-6-7-8, V.I. San Salvador de Jujuy, Universidad Nacional de Jujuy, 1989; Tarja. Números 9-10-11-12-13-1415-16 y suplemento de poesía, V.II. San Salvador de Jujuy, Universidad Nacional de Jujuy, 1989.

Con este párrafo, del cuál sólo fue extraída la cifra que refería a la cantidad de años que separaban su redacción del hecho histórico designado Revolución de Mayo, se inicia la editorial del número de la Revista Tarja publicado en Julio de 1960. Podemos quizás discrepar con cierto vocabulario psicologista que menta en términos de personalidad, lo que podríamos entender como conformación ideológica, tomada ésta en el sentido señalado por Paul Ricœur2 de amalgama identitaria que sirve de enlace integrador a un grupo social. Cabe aclarar que este nivel profundo de la ideología enfatiza la existencia de un ethos que actúa como soporte y referente de un colectivo cultural aunque no clausura la complejidad del fenómeno y la posibilidad de apertura y deslizamiento hacia inconvenientes gnoseológicos y políticos. O quizás también entender que no es apropiado hablar de “ser nacional” por estar la expresión anudada a ciertas visiones esencialistas que vinculan 2 Cfr. Ricœur, Paul: “La ideología y la utopía: dos expresiones del imaginario social” en Del texto a la acción, Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2001, págs. 354 y ss.


la identidad con una mismidad estática y abstracta, cuando, por el contrario, la identidad es una forma de interrelación histórica con los otros en un espacio y en condiciones delimitadas, lo que implica, al decir de Hugo Biaggini, “[…] un reconocimiento de la mismidad y la alteridad, de la tradición y la continuidad junto con la ruptura y el cambio […]”3 Pero, a pesar de estas salvedades, podemos escuchar y hacernos eco del reto que ya hace cincuenta años lanzaron los directores de Tarja, recomendando reflexionar acerca de nuestra actitud ante la celebración. Y una manera de “echar una ojeada retrospectiva a lo andado” es, justamente, autoreferenciar el mandato e indagar que aporte en ese sentido realizaron Busignani, Calvetti, Fidalgo, Groppa y Pantoja4 desde el territorio norteño y para el conjunto del país. En primer lugar hay que resaltar que en la ya citada editorial del Nº 16 de la revista, que como toda editorial no reconoce firma sino que se entiende como la visión del colectivo de dirección, se acepta que Mayo representa un acto inaugural de la argentinidad, que como tal imprime además una función utópica determinada a nuestra existencia. Retomando definiciones de Echeverría, afirman que el mandato fundacional está relacionado con la necesidad de realizar la democracia, pero no sólo en el campo político, sino también en la enseñanza, en la industria, en la propiedad y en la distribución y retribución del trabajo. Leemos: “hay que crear riqueza y hay que crearla de modo que su distribución sea democrática y justa, ya que únicamente así se conciliará el interés individual con el interés social y estarán fundadas las bases reales de una sociedad libre […]” (Tarja Nº 16: 391) Inmediatamente hacen notar cuan lejos estuvo y está el interior del país del logro de esos fines. Nos lo comunican con esta imagen: “ … soy una patria 3 Biagini Hugo: Identidad argentina y compromiso latinoamericano, Buenos Aires, Ediciones de la UNLa. 2009, pág.14. 4 La dirección de Tarja, durante sus años de existencia,(1955-1961) estuvo a cargo de cuatro poetas -Mario Busignani, Jorge Calvetti, Andrés Fidalgo, Nestor Groppa- y un pintor –Medardo Partija.

triste de caminos que no llegan al pan….”5. Décadas de sangre, ruinas y abandono, producto de las luchas comprometidas con el discurso liberador de Castelli y Belgrano, sólo sirvieron para que unos pocos alcanzaran privilegios y comodidades y la mayoría continuara inmersa en el hambre y el despojo. “… Por cualquier lado Ves al indio arder de sudor, Resquebrajarse de polvo y carga, Agazaparse por el peso enorme Y arrastrar sus abarcas Que son como una vieja fuente de madera oscura Con cinco trozos de carne magra, De la que salen Tensas y formidables, La talla de su cuerpo Y la perpetua borrasca de su alma.”(Tarja Nº 3: 59)6.

La promesa de conformar un país otorgando posesión del territorio a los auténticos pobladores y productores, quedó vencida y olvidada por el triunfo de aquel sector que llevaba en su memoria, latente, la voluntad de reproducción de dominio. Por ello, dice bellamente Nestor Groppa en un fragmento de su poema “Tierra” (Tarja Nº 2: 28) “Todos los días miro la tierra. Sé cómo la queman las noches heladas de invierno, La entibia el sol inclinado de junio; Cómo la tornan vivienda y se cobijan en ella Y día tras día la observa el campesino Y la da vuelta y la raya y la sueña suya.” Latifundios adquiridos violenta o subrepticiamente dejaron truncos los objetivos de los auténticos pobladores y trabajadores del territorio, que combatie5 Versos de un poema de Miguel Ángel Viola titulado “Minero”, publicado en Tarja Nº 11-12, pág. 277. 6 Fragmento del poema de Nestor Groppa “Indio de carga”.

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ron contra el colonialismo y por sus reivindicaciones. Benito Carlos Garzón, en un cuento titulado “Después del tiempo aquel”, describe la decepción ante la perdurable dependencia y opresión, que siente un personaje campesino enrolado en las filas del ejército independentista y así la expresa: “[…] había creído sinceramente, con toda la fe de los hombres sencillos que luchaba por una madre grande y por la madre chica de su tierra y galopaba su pecho de emoción ante la imagen de la bandera, clarines en sube y baja por la columna vertebral… […] Luchar por la patria para que sea libre… ” (Tarja Nº 11-12: p.258). También Domingo Baca. en su artículo titulado “Biografía de una ciudad” aparecido en el tercer número de la revista, nos recuerda que: “Se concreta una sociedad sobre la desigualdad social. Aparecen las salas, residencias del dueño de la tierra, asomando como atalayas en las colinas vecinas. A su alrededor, el caserío indígena. Remedo doméstico del feudo medieval; como aquél, significa un magnífico orden sobre un absurdo desorden.” (Tarja Nº 3: 49) En el Nº 13 de la Revista, se reproduce un texto perteneciente a Juan Alfonso Carrizo7, en donde describe la situación del campesinado del norte argentino después de ciento cincuenta años de la Revolución de Mayo, en los términos siguientes: “….en Jujuy y en la Puna salteña, el pastor debe pagar y a veces el rendimiento es escaso, la parición no ha sido buena o hubo poco pasto y murió el ganado, pero el patrón inexorable, exige y arremete contra la propiedad del pastor, les quita los animales y lo echa del arriendo. […] El pago del arriendo es el problema de los pueblos. Ellos alegan que les pertenece el dominio útil del campo que ocupan pero argumentan en vano porque ningún gobierno les reconoce el derecho y tampoco ellos podrían hacer7 El texto reproducido en la sección de la Revista Tarja denominada “La Red”, pertenece al Capítulo 1º del libro de Carrizo, Juan Alfonso: Cancionero Popular de Jujuy, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 1934.

lo porque el suelo de la Puna es de propiedad privada. Habría que comprarles sus derechos previamente a los terratenientes para después vendérselos a los puneños.” (Tarja Nº 13: 327). Así, el pueblo de las provincias norteñas, que jugó un papel fundamental en la guerra gaucha por la Independencia, se deslizó desde el pago de tributos al pago de arriendos y languidece en un desamparo gestado por la injusta posesión de la riqueza y el poder. Si bien en toda la nación la emancipación económico-social es un problema aún no resuelto que origina tensiones cada vez mayores, esta situación se agudiza en los territorios marginados. Hacen notar los autores que: “Roto el yugo colonial, el interior quedó, sin embargo, atado a sometimiento, puesto que su autonomía y desarrollo pasaron a depender no de sus pueblos sino de la voluntad y gracia del poder central. La estabilidad política y el progreso no descansan, ni siquiera ahora, enteramente ni en la voluntad ni en el trabajo del pueblo de estas provincias. En alguna medida somos pacientes de una historia que, en determinados aspectos, permanece ajena a nuestro quehacer.” (Tarja Nº 16: 391). Esta reflexión acerca del papel secundario que juegan las provincias alejadas del centro político nacional está también presente en la “Plática” que firma Mario Busignani en los Nº 5-6 de la revista. Allí expresa el poeta: “Nos sentimos, en cierto modo, como espectadores de la vida del país, luego de haber sido vigías de su nacimiento. Antes éramos partícipes de la historia nacional; ahora miramos llegar los acontecimientos y nos dejamos llevar por su curso distante.” (Tarja Nº 5-6: 110). Pero no se acaba la tarea de Tarja en esta descripción de la situación de un norte relegado –por demás esquemática y somera en mi trabajo aunque no en el de ellos-, sino que se hacen eco y reproducen el grito


de rebelión de los olvidados por la historia, de los condenados de la tierra, de los humildes desposeídos, que reclaman una revolución social. Retomando a Alberdi, Busignani considera que ello “requiere reemplazar las ideas, los métodos y los hábitos por un sistema nuevo y diferente. Cabe agregar, sin embargo, que lo nuevo y diferente, para no ser superficial y efímero, tiene que fermentar sobre nuestra propia levadura y madurar en nuestra propia sangre.” (Tarja Nº 9-10: 230) En una argumentación de ajustada relación y asombrosa actualidad desmontan el engaño que significa presentar como acontecimientos excepcionales los que son la regla en un país que no ha concluido su proceso de liberación. Hasta el triunfo definitivo del ideario más revolucionario de Mayo, no nos podemos sorprender por la presencia cotidiana de la violencia.. Leemos: “Sobreviene la violencia allí donde el privilegio y el poder representan el sometimiento y la explotación del hombre por el hombre y de un país por otro país; aquéllos como fuerza de trabajo, éstos como fuentes de riquezas. Y no es segura ni deseable la paz que sólo sirve para prolongar la servidumbre y la opresión. Así es

que se dijo, certeramente, que la guerra de la independencia de Sud América, fue un grande acto de justicia. […] La paz exige acción. Quienes la reclaman y la apoyan deben contribuir, de algún modo, a que se den las condiciones económicas y sociales que la hacen posible.” (Tarja Nº 11-12: 256). A diferencia de otras pulcras y neutrales publicaciones, Tarja no tiene temor a la denuncia, y vale para ellos mismos lo que escriben en la reseña que realizan a otro texto: “Y la vida de este tiempo seguirá teniendo necesidad de la urgente improvisación emocionada del ´panfleto´, hasta que ´se devuelva al hombre la fertilidad perdida´” (Tarja Nº 9-10: 250) 2.- Aquí me pongo a cantar, para alivio de mis males: El ángel de la historia, corriendo de espaldas al tiempo con sus alas abiertas y con su rostro de espanto mirando lo sucedido, permite darnos cuenta hoy de las sucesivas derrotas de aquellos pensamientos y prácticas vinculados con la liberación de los sectores oprimidos. La realidad de nuestro territorio –nacional y local- nos demanda un posicionamiento ético de reinstalación de un compromiso teórico y práctico con las deudas no saldadas que no sólo se mantienen sino que podemos pensar que se acrecentaron en el lapso temporal transcurrido. Walter Benjamín, en una conmovedora nota en relación al poema de Bertolt Brecht titulado “A quienes nacerán después de nosotros”, comenta: “no pedimos a quienes vendrán después de nosotros la gratitud por nuestras victorias sino la rememoración de nuestras derrotas.” 8 8 Citado por Löwy, Michael: Walter Benjamín. Aviso de incendio, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003, pág. 135. La expresión se extrae de una serie de notas preparatorias a “Sobre el concepto de historia”, compiladas por Tiedemann y Schweppenhäuser en el vol. I,3, pág. 1240 de las Gesammelte Schriften.

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El pasado no puede entonces ser relegado a una distancia segura ni rendirse a la hegemonía del presente; debe ser retomado como faena a cumplir. Debemos seguir tarjando porque no se agota la tarea de historiar con la exaltación de la memoria, sino que ella nos exige apostar a la reparación. En este sentido podemos hacernos cargo del tan reiterado reclamo de “Memoria, verdad y justicia”, de dramática significación en estos territorios americanos. Memoria, como condición de posibilidad para narrar la historia desde el punto de vista de los vencidos recuperando aquellas voces enmudecidas o ahogadas que todavía hoy pugnan por salir. Verdad, como aspiración al reconocimiento de un pasado que tendrá que permanecer, a pesar de ello, abierto a nuevas perspectivas interpretativas. Justicia, porque no se trata únicamente de recordar sino también de atribuir responsabilidades y de actuar para ganar la partida a un poderoso enemigo.9 No se agota nuestra tarea en la rememoración ajustada de lo que fue, sino que ello precisamente nos demanda cierta praxis ético-política que apueste a desclausurar ese pasado. retomando la tarea inconclusa legada por nuestros antecesores y recuperando las esperanzas emancipatorias tantas veces planteadas. Y a la hora de la tarja final, tendrán un lugar de importancia por lo realizado los cuatro poetas (Busignani – Calvetti – Groppa – Fidalgo) y el pintor (Pantoja), que asumieron con todo vigor este compromiso: “Y cuando los hermanos hayan terminado su poema total y común, tal vez un solo verso, o una sola palabra, o una línea en el inacabable boceto de su obra, nos corresponda. Por eso es que, plenos de fe, continuamos con nuestro silencioso trabajo, lejos de las declamaciones y con esta humana imperfección, llena de un cabal y honesto amor hacia el futuro incontenible del Hombre.” (Tarja Nº 5-6: 103).

9 A este respecto, cfr. la tesis I de filosofía de la historia.

Pablo César

ESPINOZA Muting: OFF

“Radio Panamericana, Habla Andina, Rating Boliviano

Sintoniza en FM la colisión de labios inoperantes: Uno por vanidoso y otro por leporino, (El beso es con lengüita). La actitud “punk” del reloj nacional, (donde el tiempo flota) y la del limosnero de melodías pre-grabadas, reproducidas por su teclado LLamaha Sintoniza en AM el corte de mi cabello (ni corto, ni largo). El manicure de las tres uñas del charanguista. El pedicure del futbolista, hecho sobre sus medias, y el rodaje de King Kong en iglesias y palacios de gobierno. Ahora súbele el volumen al FM y colócale sleep 30 al AM, pues no encuentro el control y en la tele repite Indiana Jones; y ahora con doblaje venezolano. ¡Pero qué chévere hermano!” Muting: ON


por Alejandro

Morandini

A

propósito del Bicentenario se ha vuelto más habitual que de costumbre preguntarnos si fuimos o somos finalmente lo que éramos. A mi entender y sin querer ofender a nadie ni abrir una disputa suscribo al bando de los que creen que los argentinos nos hacemos. Formamos parte de una construcción colectiva de la cual no se tiene conciencia y en la que a veces el arte ayuda a tomar la distancia necesaria para entender el fenómeno social. El debate sobre el ser nacional atraviesa nuestra historia y posee, generación tras generación una respuesta inconclusa. Los aniversarios, los momentos de recogimiento colectivo o de furia unánime y el equívoco calendario de asuetos oficiales, suelen actualizar reflexiones sobre estos temas. Adscripto al real pesimismo y cómo adherente a la impetuosa tribu poética, no puedo dejar de advertir que ya, Domingo Faustino Sarmiento en su Facundo no dejaba de definir defectos y virtudes con aguda percepción poética ante cuyas reflexiones se topan ahora, doscientos años de controversias nacionales: …el pueblo argentino es poeta por carácter por naturaleza. ¿Ni cómo ha dejar de serlo, cuan-

do en medio de una tarde serena y apacible, una nube torva y negra se levanta sin saber de dónde, se extiende sobre el cielo mientras se cruzan dos palabras, y de repente el estampido del trueno anuncia la tormenta que deja frío al viajero y reteniendo el aliento por temor de atraerse un rayo de los mil que caen en torno suyo?

Los dos oscar’s de la Academia de Arte de Hollywood que obtuvo la cinematografía argentina a lo largo de su historia no dejan de narrar una violencia íntima como parte de nuestro devenir cotidiano. Ambas, y hablo de La Historia Oficial y El secreto de sus ojos, dan cuenta de un aspecto constitutivo de la Argentina contemporánea: la violencia estatal y la desaparición cómo estrategia de la historia. Recuerdo que alguna vez en una apasionada discusión de café, en el fervor de la madrugada, alguien deslizó que sin el dinero de

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Hollywood para crear verosimilitud sólo quedaba por hacer un cine de la poesía; creo que aún entiendo y comparto aquella afirmación. El cine ha sido el retratista de la era moderna, su gran narrador y máquina mítica, en Argentina hemos hecho de esta industria un espejo que cada tanto devuelve un fantasma horroroso. Tal vez estas dos películas funcionen de esa manera, (no es necesario ahondar aquí en catálogos realizaciones o nóminas de artistas que dan cuenta de las truculencias nacionales), dentro de la catarsis que esta tecnología recrea, con ella nos permitimos liberarnos de las oscuras celdas de la memoria colectiva al abandonar la sala. Es en el sentido de la función social del cine que el cine cuenta siempre nuestra historia oficial.

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La oscuridad se sucede después de la luz; la muerte está por todas partes; un poder terrible, incontrastable, le ha hecho en un momento reconcentrarse en sí mismo, y sentir su nada en medio de aquella naturaleza irritada; sentir a Dios, por decirlo de una vez, en la aterrante magnificencia de sus obras. Hace tiempo en un semanario cultural porteño, se recordaba la pavorosa declaración de un viejo realizador cinematográfico: “hay más cine del que necesitamos”, nunca sabremos si entre las sobrantes se contaban sus películas pero si podemos decir que cuando el cine es visto cómo una necesidad, nunca faltan los herejes. El cine documental no es un género que me atraiga dentro de la oferta cinematográfica pero confieso que de todas esas películas para no ver comiendo pochoclos, La hora de los hornos, es la que me gusta más. Y es ahí cuando esa máquina ensayística que es el documental pareciera no estar ideada más que para narrar violencia. Otro documental de mi preferencia es La Batalla de Midway registrada por la cámara de John Ford. En realidad Ford filma para el Ejército de EE.UU. toda la campaña del Pacífico, y la de Midway es una de sus grandes intervencio-

nes, otra es la de Guadalcanal pero es en la primera dónde logra las escenas más impresionantes de la Gran Guerra. Hay muertos reales en tiempos reales, hay la cámara justa en el momento indicado de la historia. Con la finalización de la guerra, Ford vuelve a Hollywood, ha obtenido el cargo de vicealmirante de la marina norteamericana, institución a la cual le hubiera gustado pertenecer desde su más remota


infancia. Lo curioso es que el director de La Diligencia no estaba solo en la tarea de registrar las escenas bélicas que iban a decidir el futuro de las rutas marítimo-comerciales del Pacífico Sur, enfrente, y sentado sobre su inseparable banquito esta el célebre pintor japonés Fujita. Descendiente de un rancio linaje aristocrático, es el menor de una familia que ha prestado servicios al ejército imperial por cinco generaciones; se ha formado en La Escuela de Bellas Artes de Tokio y en la bohemia parisina, compartiendo amistad con Modigliani y Picasso, conserva la tradición del delicado arte de las acuarelas y la pintura en porcelana; es un Cándido López nipón con el presupuesto recortado por el ejercito del Emperador Hiroito que realiza sus acuarelas mientras a su lado gritan Banzai! y la mayor flota de guerra jamás vista se ve diezmada por un golpe de suerte de la marina yanqui. Fujita al terminar el conflicto es fuertemente rechazado por colaborar con el régimen militar japonés e inicia un autoexilio en Paris que no lo devolverá nunca más a su patria. A las espectaculares tomas que logra el director americano con montaje de sonido real, se le oponen las finas telas concebidas por el maestro japonés que llegaba a ese momento luego de dedicar toda una vida al paisaje, al retrato, a los desnudos y a los animales domésticos. ¿Qué más colores para la paleta de la fantasía? Masas de tinieblas que anublan el día, masas de luz lívida, temblorosa, que ilumina un instante las tinieblas y muestra la pampa a distancias infinitas, cruzándolas vivamente el rayo, en fin, símbolo del poder.

El cine ha venido a educar a las masas en una nueva sensibilidad; ha logrado establecerse como una maquina de ficción total al reunir en si a todas las artes, sin embargo no ha sabido mantenerse como el entretenimiento actualizado de lo real: la ficción ha mutado en documental y el aprendiz se inicia ahora en el largometraje, al desconcierto estético le ha seguido

una abulia argumentativa. El cine nacional es como el rock del mismo origen: conserva una precaria identidad y posee un acuerdo implícito con el conflicto social. Antes de desaparecer como oferta de diversión ha sido reconocido en dos películas que nos señalan una misma condición argumentativa de la vida argentina: la violencia como partera de la historia. Estas imágenes han sido hechas para quedarse hondamente grabadas. Así cuando la tormenta pasa, el gaucho se queda triste, pensativo, serio, y la sucesión de luz y tinieblas se continúa en su imaginación, del mismo modo que, cuando miramos fijamente el sol, nos queda por largo tiempo su disco en la retina…

El cine no ha muerto y cuando lo haga pasará un tiempo aún hasta que muera el último de los cinéfilos y luego habrá que esperara a que se arruine el celuloide en los tarros y entonces por fin, será una leyenda. ¿Cómo no ha de ser poeta el que presencie estas escenas imponentes?

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Christian Giménez 16

¿Qué sonaba de fondo mientras caían esos millones de gotas alrededor del cabildo y las firmas y aplausos se esparcían por los corredores? Seguro que era un candombe bien mulato, con los dientes blancos de alegría, sudoroso de ritmo y alguna anhelada libertad, vislumbrada entre las cadenas de acero y las diplomáticas. En ese entonces nadie pagaba por la tertulia popular, no había subsidios para la bacanal nacional, pero la gente festejaba igual, por sus propios cueros y cuentapropistas. El futuro parecía promisorio, tal vez para ser alguna potencia productiva y con grandes cientistas y artistas, con mucha creatividad para descubrir vacunas, enmendar teorías de las cuerdas o describir el infinito en un cuento de tres páginas. Pero también vendría un plus de personajes basados en las artimañanas y artilugios, que harían su propia riqueza mediante trucos (mintiendo más allá de los naipes) y “avivadas”, que irían desde chalets de recolección para abuelitos de la SS, hasta aeropuertos intergalácticos post-Reaggan y pro-Clinton. ¿Quién diría que doscientos años después, la gente iba a estar abultada en las calles, haciendo cola para cobrar por los que nacieron, recibir su asignación por prole y volver a sus improvisados hogares democrá-

ticos a ver la repetición hipnótica del dueño de los chocolates bailando vestido como guerrillero de la tv chatarra? Probablemente en esa mañana de memoria apagarán el tubo para aprovechar el pasaje gratis (los viáticos celestes y blancos) para ir a plaza de mayo a transpirar en la fiesta cívica que la presidenta organizó para todos. Ya se lo puede ver, es casi como una ilustración de esas que se ponen en el salón grande de la escuela: Está todo pago (“aportamos entre todos”, dicen), pero el clima no es muy contagioso, el baile parece poco creíble y las sonrisas denotan cierta mueca confusa. En lugar de la mazamorrera, pasa un chipero paraguayo que tampoco entiende mucho qué es lo que pasa, pero igualmente se suma al brindis federal en la algarabía de otro feriado-más-entresemana. Los paraguas vuelven a girar y moverse alborotados, pero no hay lluvia, son los coreógrafos invitados oficialmente para hacer gala a lo Gene Kelly de la danza, como en un ritual, quizás invocando a las nubes oscuras o algún milagro patrio de esos que suceden en los optimismos colectivos post-crisis. Junto a éstos se suman los actores que representan a la primera junta, caracterizados a la época y con asombrosas similitudes físicas y ges-


tuales (eso según lo que nos inculcaron los manuales clásicos y amarillentos). La celebración se consuma sincronizadamente. De repente, estalla el himno a cargo del cantor orgánico de turno. Algún que otro lagrimón asoma, mientras a un par de cuadras los manifestantes también lagrimean ante los gases que cortan en seco –con pronóstico reservado- su movilización para aguar el montaje gubernamental. Todo ha marchado a la maravilla. Entonces, es el momento: Ella decide subir a dar el discurso y así lograr el clímax del evento. Sus ojos -delineados a la perfecciónparpadean elegantemente, preparándose para cautivar a la multitud. Intentó hacerse un rodete, pero sus asesores de imagen, le señalaron que las similitudes serían muy obvias, y que los nietos de los “grasitas” se sentirían algo incómodos. Así que decidió –sesión previa de rehidratamiento- ir con los cabellos sueltos y su flequillo fiel a los “seventies” (a la década, no a su edad). Sabe que ya los tiene a todos hipnotizados apenas mueve el colagenoso brillo de sus labios. Lanza una sonrisa victoriosa y justo antes de dar el primer “¡Argentinos y argentinas!”, siente un sonido acuoso por encima de su producida cabellera. Primero sorprendida, luego asqueda, levanta los ojos y se queda paralizada ante la escena: desde el cielo una bandada de palomas (convertida en una especie de nube grisácea) sobrevuela el palco. No hay tiempo de que los francotiradores de seguridad nacional actúen, los símbolos de la paz, comienzan a defecar casi al unísono sobre los representantes del pueblo, y acto seguido sobre el mismo pueblo. Como las plagas del Egipto bíblico, la furia de la naturaleza se hace más efectiva que cualquier Tomahawk o tarjeta postal con Anthrax. La sociedad civil reunida en la zona comienza a huir despavori-

damente. Las cámaras pierden de vista a la presidenta, que es escoltada bajo los escudos antidisturbios, tratando de agarrar alguno de los paraguas arrojados al suelo por los bailarines. Horas después los doctorados en opinología de la TV abierta y privada discutirán si el fenómeno era previsible o no, si haría parte de las profecías mayas y demás conjeturas habitúes de la pantalla chica porteña. Algún historiador revisionista se atreverá a vaticinar que el 25 de mayo de 1810 había ocurrido lo mismo, pero que nadie se animó a contarlo, para no eclipsar la efeméride de la entonces naciente nación. ¿Quién sabe? Nadie se animó a dar declaraciones desde la Rosada sobre el tema, como si lo borrarán de su memoria. Los únicos que se lamentaron ante los medios fueron los actores que representarían a French y Berutti para el cierre de la jornada y que no percibieron los honorarios acordados, ya que no lograron salir a escena. Es que, ante el ataque aéreo, no hubo tiempo de dar las escarapelas de seda a la gente.

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por Elizabeth

Soto

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S

i usted es una de esas personas que no cree en el diablo, los duendes, el ukumar, curanderos, almas en pena, etc., estoy segura que si hubiese vivido en Palpalá hace algunos años habría creído en eso y en mucho más. Las calles no hubieran sido su primera opción para transitar por las noches. Circularon muchos rumores por la ciudad de Palpalá pero ninguno causó tanto temor como el del Centauro. El rumor comenzó, como todos los rumores, de forma anónima. Todo comienza y termina en un “se dice que…”. No tiene autor y nos enteramos de los acontecimientos porque le pasó al amigo de un amigo de un conocido o cosas así. En el año 2002 la potencia del rumor que circuló por Palpalá y alrededores hizo perder el sueño a varios por unas cuantas semanas. De manera general el rumor decía que un centauro recorría las calles de la ciudad. El centauro es un ser mitológico nacido en la cultura griega, llamados también Hipocentauros, eran

seres monstruosos, mezcla de hombre y caballo. Se los representa con seis extremidades (cuatro patas de caballo y dos brazos humanos). Tienen cuerpo de hombre de la cintura para arriba mientras que remplazando a las caderas se ubica el cuerpo de caballo. Según la leyenda, los Centauros vivían en los bosques y en las montañas de la Arcadia, Élide y Tesalia, eran muy toscos y de costumbres brutales. En Palpalá los avistajes del ser mitológico comenzaron en noches crudas de invierno, neblinas nocturnas y calles desoladas. Se decía que aparecía y que penaba, buscaba, acechaba, perseguía, secuestraba, mataba, destrozaba, comía y no sé cuántas cosas más a personas que se atravesaban por su camino. Este


centauro, vuelvo a repetir “se decía”, era la reencarnación de un curandero llamado Rivero, habitante del barrio Florida, que por mantener relaciones sexuales con sus hijas y otras familiares cercanas fue condenado por el diablo a penar después de su muerte. Claro, ésta versión era la más conocida a pesar de que sufrió transformaciones a medida que se la fue enunciando por el correr de los días y luego por los años. A medida que fui escarbando en los recuerdos de algunos habitantes de Palpalá resurgió el temor por el centauro, incluso unos cuantos entrevistados no quisieron hablar por temor a que reaparezca. Debo confesar que incluso yo sentí terror. Las pesadillas fueron frecuentes por algunas noches y volví a la vieja costumbre de rezar antes de dormir. La mayoría de las personas afirma rotundamente haber creído y seguir creyendo en el centauro. Los vagos recuerdos acerca del tiempo en que apareció fue uno de los puntos más costosos, ya que nadie recuerda con exactitud el tiempo de aparición del ser. Amalia del barrio 25 de Mayo dijo: “no me acuerdo cuando apareció. No sé. Más o menos hace cinco años atrás“. Juan del barrio Alto Palpalá afirmó: “empezó allá por el 2000. Tato de San José dudó y explicó: “no tengo la menor idea cuando apareció. Sólo me acuerdo que se hablaba mucho de eso.” Dadi del barrio de 9 de Julio afirmó rotundamente: “la leyenda esa es del 2002.” Yamila del barrio 25 de Mayo señaló: “lo único que me acuerdo es que creo iba a séptimo grado… o sea 2001 o 2002“. Ángel del barrio Florida expresó: “iba a segundo año del secundario, me re acuerdo, fue en el 2002.” Se dijo por un largo tiempo que el curandero sólo aparecía a las personas que habían sido “curadas” por él. Fabio es una de esas personas que tuvo el agrado de conocer a Don Rivero hace algunos años. Su familia recurrió al curandero porque estaba enfermo de susto. Y él afirma haber escuchado al centauro venir a buscarlo. Como es de suponerse NO lo vio, al igual que el resto de la humanidad, sino simplemente sintió su

respiración a través de su ventana. Fabio dice: “no lo vi. Un día lo sentí. No conozco a alguien que lo haya visto personalmente, pero sí a su sombra. Lo sentí frente a mi ventana. Caminando, esperando, mirando”. “En un momento la historia pudo haber nacido por un par de chicos disfrazados, hasta que después se volvió realidad porque si vos pensás constantemente en algo lo estás llamando con el pensamiento. Lo llamaron mediante el miedo”. El temor todavía inunda su relato pero afirma una y otra vez la existencia verdadera de ese ser condenado a penar. La versión de volver desde el infierno a llevar a todos sus clientes desapareció en cuanto otras personas, ajenas a sus servicios, juraron haberlo visto. Hubo infinidades de vecinos que juraron que el amigo de un amigo había visto al centauro. Ana del barrio 25 de Mayo dijo: “me contaron de una viejita que vivía por acá, cerca de mi casa llegando al puente (puente que divide el barrio 25 de Mayo y San Martín). Ella venía por el puente y se le apareció. El centauro estaba bajo el puente. La viejita lo vio y empezó a caminar rápido. Esa historia me la contó la Tita, una compañera mía del primario que era amiga de la nieta de la viejita”. Dadi del barrio San Martín afirma: “Conozco a unos amigos que estaban en el poli de San Martín, de noche, como habían terminado de jugar se quedaron tomando un rato. Y uno escuchó y vio la sombra del centauro y gritó: ‘el centauro’ y todos salieron corriendo”. Una adolescente del barrio 25 de Mayo señaló: “una noche mi papá, como duerme cerca de la ventana que da a la calle, le contó a mi mamá que había escuchado al centauro. Era como un caballo con cadenas. Él no nos contó a nosotros porque éramos muy chicos y no nos quería asustar pero igual escuchamos cuando se lo contaba a mi mamá”. “Me acuerdo que al otro día me mandaron a comprar a unas cuadras de mi casa y estaba de noche, y me dio miedo volver sola. Tuve que llamar a mi casa para que me vayan a buscar“.

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Los entrevistados son de diversos núcleos barriales de la ciudad de Palpalá, un vecino de Florida comentó: “el amigo de un amigo le contó a él que una noche el centauro se le apareció a su hermana por la iglesia Espíritu Santo. La chica venia de bailar y caminaba sola y cuando se dio cuenta escuchaba que un caballo caminaba detrás de ella. Ella no se quiso dar vuelta pero cuando lo hizo vio al centauro alejarse entre la neblina“. Por los barrios mas alejados del lugar donde comenzó el rumor, igual circulaban versiones de aparecimientos. Un vecino del barrio Alto Palpalá expresó: “en un principio me contaron que fue una pareja que pasaba por el pasaje oscuro de la técnica quienes lo vieron por primera vez“. La versión de que el centauro sólo haya sido un par de jovencitos disfrazados es descartada rotundamente. También algunas personas muy preocupadas se dieron cita en casa de don Rivero para preguntar a la esposa ¿dónde estaba el cuerpo del curandero? Con Yamila llegamos a hablar de muchas apariciones, y en una parte de la conversación me contó que su madre fue en busca de la esposa de don Rivero y le preguntó si era verdad la historia del centauro. La señora le dijo que no y que ella había ido personalmente al cementerio a ver la tumba de su esposo y que todo estaba bien. Que el centauro sólo era un invento. “Claro, igual no le creímos que eran personas disfrazadas” dijo Yamila. Los rumores son dinámicos y se van trasformando al ser transmitidos de persona a persona. Unos agregan datos, y otros los quitan, y otros juran por sus vidas la existencia verdadera del rumor. Las mutaciones del relato del curandero no tardaron en llegar. Fabio, alguna vez cliente del curandero, en un momento de confianza me dijo todo lo que había escuchado con respecto al rumor “el centauro era un alma en pena y sólo se la aparecía a hombres. A mi me contaron que era gay”. Otra enunciación que me llamó la atención fue la de Ángel, él señaló: “me dijeron que necesita

sólo llevarse a las personas jóvenes para que el diablo lo perdone y pueda volver a la vida como persona normal”. A pesar de haber sido rechazado por Dios y condenado por el diablo (según el rumor) muchos no creen en la maldad absoluta del centauro. Una vecina de 25 de Mayo en un momento de la entrevista se vio conmovida por la historia que ella misma me relataba y me


dijo: “no creo que haya sido malo, su intención no era matar. Sólo tenía penas y vagaba. Él no buscaba gente. Sólo se le aparecía a personas para que recen por él o cosas así“. Otro entrevistado que no creyó en la maldad absoluta del centauro fue Fabián, habitante de Río Blanco: “creo que era un alma en pena. No se llevaba gente. No mataba. Sólo asustaba. Pienso que como Dios tiene ángeles, el diablo tiene seres que no te comen, sino que te entregan“. En Florida, el barrio al que pertenecía el personaje principal de esta historia, hubo muchos relatos sobre los maliciosos actos del ser mitológico pero para Cristian no fue así, él afirma: “se le apareció a mucha gente, pero yo que sepa a ninguno mató o secuestró. No era tan malo. Sólo asustaba, molestaba“. Las divergencias del rumor son asombrosas. Escribir sobre el centauro produce temor en ambas partes, en los entrevistados y la entrevistadora. Entrar en un mundo de leyendas y preguntar acerca de éstas es sorprendente y escalofriante.

La cotidianeidad de vivir entre mitos, leyendas o rumores de seres mágicos como duendes, mulanimas, viudas negras, hasta el mismo diablo en sus salamancas, hacen que los habitantes de Jujuy estemos habituados a afirmar: “yo escuché al centauro” o relatos más comunes como “yo vi un duende” sin ser esas afirmaciones un acontecimiento sorprendente entre la población. Las historias de duendes son moneda común por estos lugares. Ya quedan pocos escépticos hoy en día. El rumor del centauro surgió de comentarios de alguien que no se sabe nada y desapareció de la misma manera, rápido y delirante, pero no cabe ninguna duda que sembró el miedo en su corta estadía por Palpalá. Dejó una huella perdurable en la memoria colectiva. Han quedado varias preguntas latentes a cerca de la existencia del centauro, pero la que más resuena a mi mente desde la realización de este escrito es: ¿Escribir esto será un llamado para su próxima aparición?

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Rebeca

CHAMBI

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I) ciudad animada de un cauto sueño americano/bosteza vino tinto y marfil) busca el sol para tantear la hora es cerca de media mañana todos/aglutinados de celulares trabajan en alcanzarse el pan II) busca su norte esta ciudad las brújulas las brujas y los bríos no bastan tiene el rumbo a veces hecha un nudo en las manos otras/jirones en el pecho/ruidos sordos en la sien acaso esté en los pies ese norte cortejado : voces mudas mueven la boca no se entiende lo que dicen si bajara el oído hasta el suelo abriría los ojos como plazas si percibiera cada parte de su carne (hiciera terapia o yoga algo que despierte sus sentidos

Diáfana hembra tendida, de lluvia azul el vestido(…) Con un sombrero de estrellas voy detrás de tu agonía. Alejandro Carrizo

(ya habrá tiempo para eso) por ahora tiene las brazos en alto izando éxodos III) bajo la llovizna del otoño se sienta la ciudad en un banco de la plaza Belgrano/ edificios uniformados le hacen arcadas en el vientre es un hijo que aún no vio la luz) agita los brazos hacia adelante y hacia atrás acomodando la postura sin importar las semillas revoloteadas en los pies de a poco sus libros caídos cartas símbolos son hojarascas aburridas por el suelo el otoño tiene esta magia soplar bajito y dejar los árboles sin habla a los hablantes sin voz a la ciudacita desabrigada junta las rodillas relaja la espalda frota las manos


IV)

ella crece de noches moléculas anfitriones y huéspedes cadáveres jazmines intelectuales y mendigos confiterías desocupados/desniveles y compartidos / se alza en villancicos marchas campanadas y procesiones (los mirones los indiferentes los comprometidos y los obsecuentes tejen y destejen los huesos la piel los perfumes los ajuares las competencias los honores y los nunca nombrados decrece en su fauces insaciables V)

(desde cerro las rosas)

en esta altura brumosa del cobre acaecido en cerros la ciudad levanta la mirada y se mira doscientos cristos rotos dispersos en sus clavos han crecido los asfaltos los hijos y los caseríos allá a la banda restos del Zapla aquí a la altura de sus hombros los escombros del tiempo es mayo del dos mil nunca embalsamados los leones ya no llegan los circos hojalateros sin oficio el abasto es una acuarela de sabores la terminal se mudó de rieles

los trenes oxidados crujen desde abajo colectivos fumándose las risas y chismosos de libélulas traslucidas (los letreros presurosos anuncian en el xibi xibi: “en riesgo de extinción la poesía” mientras ella ancha humedecida y tibia cimienta las defensas para cuando el verano se venga río abajo haya una tranquera de piedras preciosas urundeles y timberos

ciudacita devenida en sexo de mar con mirada de salitre laboriosa y penitente un día entre tus aguas nos sentirás partir allá vamos color camino a reunirnos con el beso germinal del sol.

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por Fabricio

Borja

L

os tiempos actuales se caracterizan por dirigir la mirada hacia el pasado reciente. Producciones editoriales, debates, conmemoraciones y reflexiones configuran una serie de intervenciones que comparten la pregunta por lo que pasó antes y después del golpe del ‘76. 24

Entre éstas, surgen diferencias ya sea por su origen, estrategia o posición, y se dan en un contexto de recuperación oficial de la sensibilidad política de los setenta y de una apertura de procedimientos de juicio –judiciales y simbólicos– respecto de la dictadura. En este sentido, aparecen debates y pensamientos que en otro tiempo estuvieron silenciados, y hoy transcurren en paralelo, y a veces en contrapunto, respecto de los modos conmemorativos o festivos. El pasado reciente es un pasado abierto, de algún modo inconcluso, cuyos efectos se extienden hacia nosotros tanto en lo individual como en lo colectivo. Se trata de un pasado que nos impone preguntas y que entreteje las tramas de lo público con lo más íntimo, lo más privado y lo más propio de cada experiencia. Un pasado alimentado de vivencias y recuerdos personales, en definitiva, un pasado “actual” que condiciona las proyecciones a futuro. Los últimos 30 años de la política argentina han estado atravesados por la lógica decisionista. El decisio-

nismo es siempre un acto de voluntad política. Es una precisa manifestación de autoridad que no proviene necesariamente de un orden jurídico. Las decisiones se expresan a través del Estado como unidad política, ya sea en un orden autoritario o democrático. Así podemos diferenciar un modo de decisión que es absoluto y otro menos “decisivo” que arrincona el derecho pero no lo suspende. El primer tipo de decisionismo es aplicable a la dictadura de 1976; el segundo funciona desde 1983 hasta nuestros días, con el nombre decisionismo democrático. El decisionismo absoluto, suspende el derecho y prohíbe la deliberación pública. El democrático, en cambio, opaca al derecho y limita el espacio de deliberación, pero no lo clausura. Desde el decisionismo más absoluto, los militares pretendieron en 1976 impulsar una construcción política desde el Estado, crear nuevas fuerzas contrarias al populismo peronista y radical, y producir un nuevo orden, superador del ineficiente modelo democrático y liberal. Pero no lo lograron. Con la democracia de


1983 no sólo se profundiza el modelo bipartidista y se lo perfecciona con la alternancia política, sino que se abre la oportunidad de edificar un poder legítimo, ampliado y estable. El decisionismo democrático se sostiene cuando se integra en una misma concepción pero con suficiente autonomía tanto al poder ejecutivo como al poder legislativo a partir de las disposiciones de la Constitución Nacional. Se trata de limitar los alcances del poder ejecutivo para no desplazar el debate y apartar a los ciudadanos de la participación indirecta en la toma de decisiones mediante sus representantes. Finalizada la guerra del Atlántico Sur, la sociedad argentina empezó a recuperarse luego de una larga vigilia. El gobierno de facto no fue derrotado por un alzamiento popular, sino más bien por el fracaso de la política económica, las disidencias internas, y la derrota de Malvinas. Por estas y otras razones, el fin de la dictadura se decidió en la conciencia de los ciudadanos, cuando rechazaron a los militares como actores políticos. La democracia se presentaba a la opinión pública como una etapa nueva y potente. José Luis Romero, historiador, explica que en el mismo acto que demonizó el Proceso, construyó a su vez la imagen de una democracia vencedora, alimentada por la cultura de los derechos humanos. El actor público que emergía era la civilidad que integraba a toda la sociedad con excepción de los responsables del Proceso. Asentada sobre el respeto absoluto de la ley y sobre los valores del pluralismo y la tolerancia, la democracia construiría un escenario nuevo para la política. Podemos caracterizar tres períodos del hacer político democrático desde 1983 hasta la actualidad, períodos que definen diferentes maneras en la relación de la dirigencia política y los ciudadanos, con fuertes incidencias en los estados de ánimo de una población vulnerable, sin demasiada conciencia de la participación y de los caminos para satisfacer los reclamos. La política participativa (1983-1989): Período en que la sociedad fue incorporada al orden democrá-

tico mediante el sistema de representación regulado por el sufragio universal. La participación mayoritaria de la ciudadanía junto a las decisiones del primer gobierno democrático fueron factores determinantes del acontecer político para la creación de un nuevo orden: el juicio a las Juntas Militares, la labor de la CONADEP; el tratado de paz con Chile sustentado por un plebiscito; la implementación de un programa económico conocido como Plan Austral, que suscitó inmediatamente un amplio apoyo de la sociedad; el Congreso Pedagógico Nacional, que promovió el debate horizontal en el sistema educativo sobre una futura ley de educación; y la sociedad que defendió las instituciones de la democracia ante la rebeldía militar de 1987 y 1989. No obstante, hacia 1983 no había una masa de ciudadanos concientes de los derechos y deberes implícitos en el contrato político y conocedores de los mecanismos y técnicas de su ejercicio. La mayoría ignoraba cómo eran los procedimientos democráticos, aún los más elementales, no sólo por la falta de práctica sino porque habían dejado de ser materia de la enseñanza escolar. Se asistía a una época en la cual la política parecía tener otro sentido, a un momento de proclamación de la política. Los ciudadanos aceptaban a los partidos y esto se reflejó en las afiliaciones y en los actos masivos. En este breve pero decisivo encuentro entre ciudadanos y partidos políticos, construyó y reforzó el bipartidismo. La política participativa, por falta de continuidad y consistencia, resultó finalmente insuficiente a la hora de querer construir un modelo diferente de sociedad. La democracia comenzó a declinar su fortaleza a partir de las elecciones de 1987 y la derrota del partido gobernante. No obstante, el ciudadano se sintió partícipe de los asuntos públicos: apoyó abiertamente el sistema democrático, impuso barreras en los alzamientos militares y participó en la discusión pública. Estas acciones evidencian que las formas y la intensidad de la participación están asociadas a las crisis. En

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la Argentina no hubo una tradición de participación estable, se pasó con mucha facilidad de la pasividad a la crispación, y viceversa. La política representativa (1989-2001): En 1983 la política se asociaba principalmente con la esfera de la libertad; era un momento fundacional, de reconstitución de la democracia, de recuperación de la libertad política y los derechos civiles. Poco después, por las propias debilidades del gobierno alfonsinista, se acrecentó, entre 1987 y 1989, el poder de las corporaciones económicas y sindicales, en detrimento de las instituciones políticas. En los años siguientes la política se orientó a salvar necesidades, se encontró más determinada por el aumento de la pobreza y la exclusión social, y por las exigencias económicas de un país que no encontraba un rumbo cierto. Durante este período, el hacer de la política no se entiende sin la intervención de la televisión y las encuestas. El proceso de mediatización de la política tuvo lugar a partir de la campaña electoral de 1989, cuando la televisión se convirtió en actor directo de la política. Por otra parte, se acrecentó el desprestigio de los dirigentes. Los ciudadanos no se reconocían en sus repre-

sentantes tradicionales, lo que estimuló el llamado a figuras extrapartidarias, con gran aceptación popular en ámbitos no políticos. Con la aparición a nivel nacional de terceras fuerzas como la UceDe y el Frepaso, se hizo más evidente el resquebrajamiento del anterior sistema bipartidista. También se abrieron paso formas novedosas de expresión que conectaron a la política con intereses cotidianos en un mismo movimiento. En la era menemista, la idea de una redefinición de la política puede identificarse en el surgimiento de la antipolítica, es decir, hacer política sin que se asuma como tal; la personalización de la opción electoral, cuando los votantes se inclinan cada vez más por las personas en lugar del partido o del programa; y la mediatización de la política. La impugnación de la política (2001 a la actualidad): Con las elecciones de octubre de 2001, dos meses antes de la renuncia de Fernando De la Rúa, se abre un período de impugnación de la política, interrumpido con las elecciones presidenciales del 27 de abril de 2003.


Las acciones colectivas que sacudieron a la Argentina con posterioridad al colapso institucional de fines de 2001 fueron el símbolo más elevado del malestar con los representantes, malestar que llegó a convertirse en estallido popular. La reacción de los ciudadanos golpeando cacerolas, la convocatoria de las asambleas vecinales y la protesta de los piqueteros fue una visible demostración del derrumbe del sistema de representación. Posteriormente, en tiempos de los comicios de 2005, no se ha borrado todavía la tendencia a la disolución de los partidos nacionales ni se ha superado la crisis de representación. Se han constituido “expresiones electorales” que no alcanzan el estatuto de partido, organizadas en torno a la personalidad de líderes locales y con arreglos electorales que escapan a los programas o ideologías. La política ha perdido legitimidad y aceptación, los ciudadanos hasta nuestros días no se sienten convocados por los políticos y su rechazo proviene del hecho que es identificada como política del poder, como mera política de intereses particulares. La des-institucionalización actual de la política se debe a la distancia que ha tomado respecto de sus canales tradicionales (parlamento, partidos, comicios) para trasladarse a las asambleas populares, y se acrecienta en la medida que los gobiernos no respetan las decisiones de las distintas estructuras partidarias y el rol del parlamento. Como reflexión final, conviene preguntarse hoy qué es más importante, si volver a subrayar los males que trajo al país la última dictadura o analizar cuál ha sido el desempeño de la dirigencia y la sociedad en relación a la democracia y al respeto de las instituciones de la República. Lo que evidentemente ha cambiado en estos años es la disposición de los dirigentes políticos y de la sociedad a los golpes de Estado y al hacer político de manera despótica. Ya sea porque la sociedad ha cambiado o porque simplemente han cambiado las cosas,

desde 1983 se respeta la continuidad institucional. Pero ¿hay democracia?, o bien, ¿se ha avanzado hacia la democracia? Se han hecho notables adelantos en derechos humanos, desde el ejemplar juicio de 1985 a las Juntas militares hasta el actual gobierno, el más adelantado en ese terreno. Se ha respetado, no sin altibajos, la libertad de expresión y también el calendario electoral. Pero la situación económica y social, durante la democracia, ha empeorado y mucho. El modelo neoliberal ha subsistido durante los sucesivos gobiernos democráticos hasta producir el derrumbe del edificio económico en la crisis del 2001. Esta crisis, llamada “tercera gran desilusión” por Luis Alberto Romero, golpeó sobre la sociedad y dejó al desnudo a la dirigencia política, convirtiéndola en una corporación que reproduce la tendencia a la concentración y el privilegio del interés sobre el servicio. La actividad política ha devenido en un asunto de negocios entre dirigentes políticos, sindicales, empresarios, caudillos de provincia, fuerzas de seguridad e inteligencia, mafiosos empresarios, sindicales y barriales, cuya principal preocupación es mantener en funcionamiento al conjunto del sistema acomodando la realidad a sus necesidades. La sociedad, por su parte, está dividida entre una mayoría que responde a las políticas del gobierno por dependencia o pasividad acrítica, y un sector cada vez más amplio que protesta como puede y de manera sistemática: huelgas, manifestaciones, cortes de ruta, por asuntos que van desde la seguridad hasta la inflación, pasando por los aumentos de impuesto abusivos. Esta manera de moverse está plenamente justificada por el vacío institucional: nadie se siente representado por sus representantes, ni amparado por las leyes, ni protegido por las fuerzas de seguridad. En suma, nadie se siente hoy considerado como un ciudadano.

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Matías

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S

i bien aún hoy en día el género pornográfico sigue generando un sinnúmero de polémicas, es indudable que en las últimas 3 décadas tuvo una importante penetración dentro de los ámbitos políticos, sociales, económicos, culturales y domésticos a lo largo y ancho del globo. Desconocido para muchos y reivindicado por pocos, Gus Von Vonnes es quizás el director más polémico y controversial que la pornografía haya dado. Condicionado e influenciado por el momento histórico en el que vivió, este director de origen escocés produjo que a través de películas porno el mundo entero discutiera sobre los temas de su época y se enfervorizaran aún más las pasiones latentes.

El inicio de la Revolución Corría el año 1967 en Edimburgo cuando el apuesto joven Gus Von Vonnes quedó desempleado al cerrar el astillero donde trabajaba. Huérfano de padre y madre, había sido criado por una tía de extracción liberal y comportamiento libertino según afirma el biógrafo Cole1. Esta formación tanto en ideas como en 1 COLE, Ashley. Siempre Erguido: La vida de Von Vonnes. Ed. Pentagramas. Bangkok, 1989. Pág. 472.


hábitos marcó profundamente al joven Gus, quien a partir del despido iniciaría un peligroso ascenso hacia los límites de lo establecido poniendo en jaque a la mismísima Corona Británica. Muchas hipótesis se sostienen acerca de cómo Von Vonnes pudo conseguir los fondos que le permitieron en octubre de 1967 estrenar su primera película “Scotland, Girland, Freedomland” en un depósito abandonado de Leith2. Quizás la hipótesis que más sustento tiene es la de que el dinero le fue donado por una rica viuda de origen guatemalteco: Rita Sabrosa, a quien Von Vonnes le ofrecía favores sexuales a cambio de dinero. Según lo explicita el Dr. Ive Mulholland: Puede haber varias explicaciones para resolver el misterio de cómo Von Vonnes logró sin una libra filmar una película costosa y bien producida. Lo que resulta difícil de explicar es la participación de Rita Sabrosa dentro de ese film y el agradecimiento a ella en los créditos finales. ¿Cómo se explica entonces que una mujer rica acepte fornicar ante los ojos de miles de espectadores, exponiéndose a la reprobación y corriendo el riesgo de llevar otro estigma social aparte de su condición de inmigrante? Además, toda la producción del film resulta impecable salvo por un detalle en el casting actoral: Sabrosa no posee atractivo alguno. Sus dos grandes pechos no alcanzan para convertirla en actriz porno. Es una mujer fea y eso, ante los ojos de los espectadores, se nota. Su actuación deja mucho que desear y su avanzada edad le quita verosimilitud. ¿Por qué entonces Von Vonnes la incluyó en un papel? La única respuesta que puedo arriesgar es que no le quedó otra opción ya que siendo ella la que se hacía cargo de la inversión, él no tuvo más remedio que aceptar su petición de participar en el film.3

2 Distrito municipal de la ciudad de Edimburgo, en donde está situado el puerto. Es común que se confunda a Leith como una ciudad aparte. 3 MULHOLLAND, Ive. Rita Sabrosa: una vida al ritmo de la Ma-

El éxito del film fue inmediato. El puerto de Leith reunía a marineros, comerciantes y viajeros de todo el mundo, quienes acudían deseosos a las proyecciones. En el mundo entero comenzaba a respirarse un renovado aire de libertad y Edimburgo no era ajena a los cambios sociales. El Peace and Love, el anti belicismo, el amor libre, la igualdad racial, las drogas, etc. calaban profundo en miles de jóvenes en todo el Reino Unido y hacían temblar los cimientos de su rígida moral. Favorecido por esta amplitud de horizontes el film rompió sus propias expectativas y llegó a proyectarse hasta diez veces por día en las salas de Edimburgo durante gran parte del mes de noviembre de 1967. ¡Acá no coge nadie! El primer film de Von Vonnes no era una película pornográfica más. Desde su título ya polemizaba: Escocia, tierra de mujeres (sic. chicas), tierra libre.4 Además, el guión estaba repleto de reivindicaciones políticas, burlas y ridiculizaciones hacia la Corona y la Reina. A modo de ejemplo se citan los diálogos de la primera escena transcripta del guión original.5 ESCENA 1

PERSONAJES: BO (Terrence Mckenna) LASS (Caxto Piolli) SHE (Diana Fletcher) She camina por una típica campiña, con un vestido estilo victoriano y una pequeña corona en la cabeza. De pronto es asediada por dos hombres desnudos. rimba. Ed. El Séptimo arte. Los Ángeles 1998. Pág. 9. 4 N. del A. En Argentina se comercializó bajo el nombre de Escocia a su chica. El cambio de título se debió a que la Dictadura de Onganía no veía con buenos ojos incluir en un film la palabra Libertad. Curioso resulta que el film nunca haya sido formalmente prohibido, uno de los factores puede ser que en pleno ascenso del genero “Picarón” haya tenido muchos adeptos, incluso en el ceno mismo de las Fuerzas Armadas. 5 Archivo personal del autor.

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SHE: ¿Quiénes sois? ¿Qué osadía pasearse desnudos por estas tierras? BO: Esta es una tierra libre SHE: ¿Libre? Esta es mi tierra. (Los hombres se ponen en guardia) SHE: ¿Qué me harán rudos hombres? ¿Acaso estáis armados? LASS: Sólo con nuestras lanzas (sujetándose el miembro) BO: Y con ellas le daremos muerte. ¡No entregaremos nuestra tierra! SHE: Por favor, ¡dejadme vivir! Haré lo que queráis y después me marcharé a Buckingham.

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A lo largo del film la crítica resulta cada vez más explícita. Frases sueltas como: “Un inglés no sabe satisfacer a una mujer”, “Con la corona no se siente placer, sácatela”, “Tu peñón vale mas que Gibraltar”, “¡Oh! En Escocia saben como hacerme sentir una reina” configuran un claro mapa político ideológico dentro de cuerpos desnudos, penetraciones y fluidos, algo hasta entonces impensado en una producción pornográfica. Las repercusiones y las réplicas no tardaron en llegar. El periódico sensacionalista The Sun dedicó una extensa nota editorial a la película de Von Vonnes firmada por su editor Dick Dinsdale, quien a su vez se jactaba de hablar en nombre de todo el Reino Unido. A continuación se cita un fragmento: "La burda parodia que Vonnes pretende hacer de la Reina y la Corona, sólo deja en evidencia su poca capacidad creativa. Si pretendía realizar un film de contenido crítico o pseudo reivindicatorio podría haber optado por otros géneros mas propicios y no por exponer la reproducción natural del ser humano de manera animal. La pornografía resulta burda y básica, y en su empecinamiento por “Liberar a Escocia” del yugo de la Bretaña solo consigue pintar a su propio pueblo como brutos, toscos, ignorantes e impulsivos, cuya única preocupación es fornicar con alguna dama británica, sugiriendo de esta forma que el futuro de Escocia está en la matriz progenitora de Inglaterra.

Violencia, estupefacientes, ignorancia parecen ser las causas para tan desafortunado producto. Todos sabemos de la grandeza del pueblo Escocés, pero también es sabido que en la zona de Leith en los últimos años las cosas no marcharon bien y por allí pululan toda clase de sujetos indeseados, tal es el caso del señor Von Vonnes. Es por ello que en nombre de todo el Reino Unido hago un llamado a las autoridades de Edimburgo para que ejecuten mecanismos con el fin de preservar nuestra moral." Lejos de provocar rechazo por parte de los lectores hacia el film, la carta de Dinsdale tuvo un efecto contrario. Por una parte, en Inglaterra e Irlanda la noticia causó un interés generalizado por la película y de pronto y (quizás) sin quererlo Von Vonnes estuvo en boca de todo el Reino Unido recibiendo miles de ofertas para proyectar la película en distintos lugares, ofrecimientos de dinero de productoras para financiar sus proyectos, para que escribiera guiones, etc. También es sabido que el I.R.A. se interesó tanto en la película que ofreció a Von Vonnes una considerable suma de dinero para que la readaptara en Irlanda, o bien filmara la secuela. El Partido Socialista Inglés nombró a Vonnes miembro honorario y declaró a “Scotland, Girland, Freedomland” arma de propaganda y bastión de la lucha antiimperialista del pueblo escocés y de los oprimidos del mundo. Se llegó a afirmar incluso que el mismísimo presidente de la URSS, Nikolái Podgorni había enviado una carta a Vonnes solicitando una copia del film y ofreciéndole el respaldo que necesitara. Incluso se dice que Von Vonnes asediado por las presiones y temiendo por su vida estuvo a punto de aceptar un ofrecimiento de asilo político de la URSS en enero de 1968. En Escocia, y en particular en Leith, la editorial de The Sun encendió una mecha difícil de apagar. Las pintadas callejeras contra el diario y contra Inglaterra se multiplicaron de a miles, circulaban diariamente decenas de panfletos diferentes llamando a la rebe-


lión y a la desobediencia civil. Von Vonnes se convirtió pronto en héroe nacional de Escocia. La iglesia católica inusualmente tomó partido, y si bien manifestó que el film era una herramienta del diablo, sostenía que no se debía culpar por ello a Escocia, ni desoír la voluntad de todo un pueblo. Incluso un Obispo ofreció públicamente la confesión a Vonnes para que pudiera limpiar sus pecados y recibiera el perdón del Santo Padre. Estudiantes, trabajadores portuarios, obreros y miles de escoceses se congregaron el 5 de enero en el centro de Edimburgo exigiendo al gobierno que repudiara los dichos de Dinsdale y le solicitara a la Corona una explicación. El gobierno escocés se encontraba debilitado y presionado por dos partes. Por un lado la presión de la Corona para que terminara con lo que llamo “El Problema Vonnes” y por el otro la de los escoceses que identificados con las reivindicaciones del film, sentían el crecer de una nueva oleada anti británica y comenzaban a reclamar nuevamente por la libertad perdida. El gobierno escocés finalmente terminó aceptando las disposiciones de la Corona y reprimió duramente la manifestación dejando un saldo de 5 muertos,

entre los cuales se encontraba una monja. Además, ordeno la captura de Von Vonnes y de todos los que habían participado en el film. Estas medidas sumadas a las muertes en Edimburgo pusieron en pie de guerra a toda Escocia. Von Vonnes y su equipo entraron a la clandestinidad y desde allí enviaron un breve pero desafiante comunicado: Ante las injusticias cometidas y el atropello al pueblo escocés no queda más alternativa que la resistencia. No abandonaremos Escocia, no abandonaremos nuestra tierra, no abandonaremos nuestro arte. Si la Reina no quiere que se haga el amor6 ¡le haremos el amor a Inglaterra y al mundo! ¡Escoceses libres forniquen!7

6 La frase “Anybody fuck here!” (Acá no coge nadie) es atribuida a la Reina quien se dice que tras ver la primera escena del film de Vonnes se levanto de la silla indignada. Muchos años después el programa Peter Capusotto y sus videos recupera la frase en una clara parodia a los movimientos izquierdistas y sus consignas en el Bar Acá no se coge. Curioso homenaje argentino a la figura de Von Vonnes. 7 COLE, Ashley. Siempre Erguido: La vida de Von Vonnes. Ed. �������� Pentagramas. Bangkok, 1989. Pág. 802.

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Todo el equipo que había trabajado en el film se refugió en el sótano de una casona en las afueras de Edimburgo. Todos salvo Rita Sabrosa de la cual nunca mas nadie tuvo noticias. Se cree que el día de la manifestación los servicios secretos de la Corona la secuestraron. No hay hasta el día de la fecha ningún registro de donde podría estar Sabrosa y tanto sus compañeros como su familia siguen reclamando justicia y exigiendo una explicación al gobierno Británico. En Guatemala, su tierra natal, la figura de Rita Sabrosa permanece dentro del imaginario popular donde está popularizado entre las jóvenes adolescentes el uso de remeras con la leyenda “Sabrosa vive que coja el que sigue”8 Durante todo enero el equipo, junto con diversas organizaciones, estuvieron abocados a la planificación de una marcha simbólica y pacifica: The Trainbow Party.9 Dicha manifestación estuvo pautada en un principio para el 4 de febrero, pero al filtrarse la información alertando a las autoridades, debieron adelantarla para el día 29 de enero. The Trainbow Party o el descarrilamiento

Si bien la convocatoria no había sido la mejor debido a la alteración de las fechas, un considerable número de células organizadas se disponían a poner en movimiento lo que se denominó “La penetración simultánea a Edimburgo”. A las 9:56 AM todo el operativo se puso en marcha. Los grupos reunidos de a 10 personas se desnudaron y tomándose unos a otros de la cintura comenzaron a caminar reclutando gente al pasar y en búsqueda de las otras células. Se calcula que para las 10:25 AM la hilera alcanzaba los 4 km. 4 Km. de gente desnuda caminando por Edimburgo. Un hecho a destacar fue producido por el azar y generó un hito que permanece presente aún hoy en día: den ����������������������������������������������������������� MULHOLLAND, Ive. Rita Sabrosa: una vida al ritmo de la Marimba. Ed. El Séptimo arte. Los Ángeles 1998. Pág. 456. 9 Juego de palabras entre tren (train) y arco iris (rainbow) cuya traducción podría ser: fiesta del tren del arco iris.

tro de la hilera un joven comenzó a sufrir un ataque de epilepsia y a bambolearse y contornearse, los que venían detrás de él lo tomaron como un baile y comenzaron a imitarlo. Al percatarse que era epiléptico un grupo lo socorrió pero la imitación del bamboleo siguió trasmitiéndose hacia atrás y luego hacia delante. Esto, hoy en día, sufriendo las modificaciones del lenguaje y las traducciones, dejo de ser “La Fiesta del Tren del Arco iris” y popularmente es conocido como “El Tren (o trencito) de la Alegría”10. Toda la manifestación se realizó en paz, las fuerzas policiales sólo fueron espectadores de lujo que veían cómo una multitud se paseaba desnuda frente a sus ojos, insultándolos algunos y otros invitándolos a desnudarse. El gobierno escocés, quizás por verse sorprendido y superado, no reprimió ni detuvo a ningún manifestante. Se calcula que participaron más de 7.000 personas, entre las que se encontraban destacadas personalidades que simpatizaban con la causa de Vonnes, entre ellos Sean Connery y Joan Báez. Los días posteriores en Edimburgo reinó una atmosfera victoriosa. Se creía que el nuevo líder popular Von Vonnes había conseguido romper las cadenas que ataban a Escocia; no sabían todavía que el director, apenas finalizada la Trainbow Party, había abandonado el país para nunca más volver. Z (del Olimpo a los Ángeles)

El año 1968 estuvo marcado por innumerables protestas juveniles y el surgimiento de nuevos actores y movimientos sociales. El mundo entero sentía la efervescencia revolucionaria que tenía estallidos en diferentes partes del globo: la Primavera de Praga, el Mayo Francés, La Masacre en México, el asesinato de Martin Luther King, las campañas contra la guerra y por la igualdad racial, etc. En Escocia la desaparición de Vonnes se convir10 DE NADIA, A. M.; La historia viaja en tren: etimologías ferroviarias en el discurso popular. Editorial. de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. Ushuaia 1999. Pág. 184.


tió en una causa nacional para el pueblo, que aún no creía que su carismático director, devenido en referente social, se hubiera fugado dejando un país en pie de guerra defendiendo su film. Responsabilizaban, al igual que con lo acontecido a Rita Sabrosa, a Inglaterra, la Corona y la Reina. Manifestaciones, escaladas de violencia, asesinatos, detenciones masivas, apremios ilegales y huelgas fueron el común denominador de aquel agitado año en Edimburgo. En Londres la situación no era distinta. El gobierno Británico estaba desorientado, necesitaba que el director apareciese para poder aplacar los ánimos. Estaban seguros de que ellos no lo habían detenido ni asesinado, pero no sabían ni dónde ni cómo estaba Vonnes. La presión internacional iba en aumento y los servicios secretos británicos se encontraban en un callejón sin salida. La situación era tragicómica, por un lado Escocia culpaba a Inglaterra de la desaparición de Vonnes y pedía por su aparición, mientras que Inglaterra necesitaba que Vonnes apareciera para deslindarse de responsabilidades y poder mejorar su imagen ante un pueblo desilusionado y enfurecido. Von Vonnes fue un director de cine inusual, y toda su vida parece ser extraída de algún guión cinematográfico. Su misteriosa desaparición por voluntad propia hasta el día de hoy todavía sigue siendo un misterio, y no se puede explicar cómo un solo hombre pudo despistar a un país y al mundo entero. Lo cierto es que así como desapareció cuando quiso, volvió a aparecer como y donde lo quiso: a través del cine. En 1969 se estrenó Z, la genial película de Costa Gavras, y si bien tuvo un buen recibimiento por gran parte de la critica especializada nadie notó un curioso detalle. Fue recién cuando la película se proyecto en Estados Unidos que el periodista deportivo Elston Howard se percató que en una escena, confundiéndose con el resto de extras, aparecía el mismísimo Von Vonnes. Cuando la noticia trascendió, rápidamente el mundo entero se hizo eco. En Inglaterra, el gobierno sintió la aparición mediática de Vonnes como una victoria polí-

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tica, mientras que en Edimburgo la población no podía salir de su asombro y tenía sensaciones encontradas: por un lado algunos se alegraban de que Vonnes estuviera vivo mientras que otros se sentían traicionados y defraudados. Por su parte Vonnes decidió convocar a una rueda de prensa en Argel (lugar donde había residido desde su partida de Escocia) seleccionando él mismo a los medios autorizados a asistir11. 11 COLE, Ashley. Siempre Erguido: La vida de Von Vonnes. Ed. Pentagramas. Bangkok, 1989. Pág. 1208.


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La conferencia de prensa se realizó el 9 de noviembre de 1969. Hoy en día llama la atención que tanto la logística como la seguridad del recinto donde Vonnes hablaría al mundo estaban a cargo de la organización palestina Septiembre Negro (famosa por el atentado a la delegación olímpica Israelí en las Olimpiadas de Munich en 1972). Vonnes no se explayó demasiado sobre los porqués de su desaparición, tampoco aceptó preguntas referidas al tema, solo se limitó a decir que había tomado esa decisión porque peligraba su vida y no quería arrastrar tras suyo al valiente pueblo escocés. Responsabilizó públicamente a Inglaterra y a la reina por cualquier daño o atentado que pudiera sufrir de ahora en más y realizó el anuncio del inicio de filmación de su nueva película, que se realizaría íntegramente en Estados Unidos donde tenía intenciones de radicarse. Se negó a contestar preguntas que no fuesen referidas al futuro film, del cual mucho no adelantó, y en cuanto comenzó a sufrir el acoso periodístico, los miembros de Septiembre Negro desalojaron la sala golpeando a periodistas y destruyéndoles, en algunos casos, sus equipos. Como no podía ser de otra manera tratándose de Vonnes, todo terminó en desastre, generando polémicas repercusiones. ¡Su Dios fornica!

Vonnes se instaló, tal como lo había anunciado, en Los Ángeles. Una vez allí, en la meca del cine, consiguió un jugoso contrato con una productora para realizar 15 películas en el plazo de 10 años, teniendo además derecho al 25% de lo recaudado por cada film. Sin haber siquiera realizado el casting para la primera película Vonnes ya era millonario y como tal debía comportarse, llevando una vida de excesos y excentricidades. Se cree que fue recién en L.A. donde el escocés comenzó con su adicción a la heroína, la que le traería más de un inconveniente. Según varios testimonios de personas allegadas y del equipo

de trabajo de los diferentes films, había ocasiones en donde en pleno rodaje se suspendía todo por varias horas o días para que Vonnes pudiera darse un chute o consiguiera recuperarse de un raid de drogas, fiestas y orgías. La segunda película de Vonnes, titulada “Fuckgod”12 fue tan o mas polémica que “Scotland, Girland, Freedomland”. Y era el inicio de un movimiento estético que años mas tarde se denominó Porno Experimental. El film duraba 45 minutos y sólo intervenían un actor y una actriz. El argumento consistía en que la mujer, una monja, mientras se masturbaba recibía la visita de Dios con quien mantenía relaciones sexuales. De por sí polémico, el film de Vonnes no se quedaba ahí y apostaba a más con un guión repleto de diálogos provocadores, peligrosas coincidencias y una característica hasta entonces impensada: Dios era negro13. Esto no era sólo una provocación sino que también formaba parte de las convicciones ideológicas con las que hasta ese momento Vonnes elaboraba sus films. Vanguardista, comprometido y experimental “Fuckgod” funda una nueva manera de hacer pornografía. Dentro de las leyes de mercado que movían (y aún hoy lo hacen) el mundo del porno se creía que cuantos más actores hubiese mejor sería la recepción del público. Vonnes no las respeta y filma 45 minutos a una sola pareja de actores. Otro aporte significativo que este film posee es el de popularizar como expresión de placer la hasta entonces expresión implorativa ¡Oh My God! (¡Oh, Dios Mío!). Esto hoy en día lo oímos tanto en las películas para adultos como en las otras y en millones de hogares, hoteles, automóviles y cualquier otro lugar que se preste al sexo. También fue significativa y polémica la caracterización de Dios como un hombre de raza negra en pleno auge de las luchas por la igualdad racial. Esto tuvo muy buena re12 En Argentina se comercializó con el título de Espíritu Penetrante. 13 30 años después la comedia Todopoderoso y otros Films toman esto del film de Vonnes y caracterizan a Dios como una persona de raza negra. Tal es el caso de Morgan Freeman en la mencionada comedia.


cepción en las comunidades negras de E.E.U.U. y muchos sostuvieron que era un homenaje post mortem a Luther King. Vonnes, como tantas otras cosas, nunca lo aclaró. También hay referencias a Escocia y a los últimos agitados años en los que Vonnes estuvo allí. En un momento Dios le ordena a la religiosa que se desnude y ella le responde: “¿Desnudarme? Si me quito los hábitos moriré en Edimburgo…” Este pasaje del diálogo se refiere claramente a la monja asesinada en Edimburgo tras la represión policial. Mas adelante en pleno acto sexual Dios grita: “Tu eres como Sabrosa”, por mucho tiempo se creyó que decía “Tu eres sabrosa”, cuando en realidad era una mención, y homenaje quizás, a la desaparecida Rita Sabrosa. Lo que llama la atención es que Vonnes en la ficción la da por muerta sugiriendo que Dios había fornicado con ella, mientras que en todas las declaraciones que hizo respecto al tema Sabrosa siempre pido por su aparición con vida14. ¿Habrá sabido Vonnes algo para nosotros desconocido? Imposible saberlo. Si bien la película fue un éxito en términos comerciales, tuvo defensores y detractores por igual. A diferencia del anterior film, Vonnes no se detuvo a polemizar y pronto subió la apuesta con una tercera 14 MULHOLLAND, Ive. Rita Sabrosa: una vida al ritmo de la Marimba. Ed. El Séptimo arte. Los Ángeles 1998. Pág. 611.

película, quizás la mas difícil de catalogar en toda la filmografía del director: “Darkness Love15”. Para muchos “Darkness Love” es una pieza lírica de una belleza y sensibilidad inusual para el género pornográfico, mientras que para otros se trata de un experimento aborrecible digno del Nazismo. El film tiene tan solo 2 escenas de 35 minutos cada una. En la primera se trata de 4 personas no videntes, 3 hombres y una mujer, teniendo sexo grupal dentro de un cuarto. No hay guión ni música de fondo, los únicos sonidos que se llegan a oír son los gemidos de placer de los actores. La segunda escena involucra a una pareja de sordomudos y al igual que en la primera no hay música de fondo y obviamente no hay dialogo alguno, sólo señas. Controversial como pocos, este film es según Vonnes el máximo desafío que tuvo como director y el que más placer le produjo. Destacó el papel y la valentía de sus actores y pidió al público que leyera correctamente el mensaje. En el Avant Premier pronunció un discurso del cual citamos el párrafo más sobresaliente. Dirán que soy cruel por incluir no videntes y sordomudos en esta película. Dirán que soy un monstruo aborrecible. Ahora bien, yo les pregun-

15 En Argentina se comercializó con el título Hagámoslo a Oscuras.

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to ¿por qué Hollywood sólo muestra a los discapacitados sólo en sus discapacidades? No le interesa la humanidad de un ciego. El ciego es ciego y actúa de ciego. No tiene vida ni historia, sólo es el ciego que sale en la película que necesita un ciego porque así lo manda el guión. ¿Entonces es más cruel lo que yo hago? ¿Acaso ustedes no saben que también el ciego hace el amor? ¿Que el sordomudo siente placer y lo exterioriza es una novedad para ustedes? En estas épocas, donde todo entra por los ojos, cuánta más belleza hay en dos cuerpos reconociéndose y fundiéndose a través del tacto en la más completa oscuridad. Sean testigos de eso, sean testigos de la belleza. Yo soy cruel, es cierto, pero más crueles son ellos (haciendo referencia a los actores que estaban a su lado) porque les muestran toda esa belleza y sensibilidad a ustedes que son incapaces de percibirlas. Ahora bien, habría que preguntarse quiénes están a oscuras ¿ellos o nosotros?

La crítica y el público destrozaron a Vonnes. Sólo un pequeño sector de la comunidad artística e intelectual salió en su defensa y reivindicó a “Darkness Love” como una obra de vanguardia. El escocés nunca pudo asimilar el golpe, creía que nunca se podría comprender su mensaje y que algún tipo de extraño complot funcionaba contra él. Estas ideas paranoides eran fruto de su terrible adicción. En los años siguientes realizó 5 películas más, todas del género pornográfico pero a diferencias de las anteriores, estos Films eran convencionales. Parecía como si su marca distintiva se hubiese diluido. Vietnam y la guerra interior

En 1975 Vonnes vuelve al ruedo con una apuesta arriesgada que traería consecuencias determinantes tanto en su carrera cinematográfica como en su vida personal. “Fragment Meat”16 es el film más crudo y más difícil de comprender de todos los que Vonnes realizó. Fue una tarea titánica ya que necesitaba encontrar 8 actores y 4 actrices, todos de rasgos asiáticos y mutilados en algunas de sus extremidades. Finalmente lo consiguió y estrenó el controversial film el otoño de 1975. Fiel a su estilo inicial el argumento de la película trataba de mostrar las consecuencias de la guerra de Vietnam. Escenas de sexo heterosexual, gay y lesbianismo entre mutilados de origen asiático en aldeas destrozadas en medio de la selva (la película fue filmada íntegramente en Panamá) simulaban la escenografía del país asiático tras la guerra. Si bien había algunas alusiones al conflicto bélico en el guión y hacia los estadounidenses, el golpe más eficaz y la crítica más despiadada era la escena final en la que 4 hombres eyaculaban sobre un uniforme militar estadounidense en el que se leía: Pese a ustedes aún seguimos dando vida. Las represalias por parte del gobierno estadounidense no se hicieron esperar. El film fue censurado, la 16 En Argentina se comercializó con el título ¡Háganlos pedazos!


productora rompió el contrato con Vonnes alegando que no había cumplido con lo pautado. Los órganos fiscales comenzaron a embargarle bienes por deudas incumplidas con el fisco. Gran parte de la población comenzó a verlo como un antipatriota, incluso aquellos fervientes opositores a la guerra. Vonnes estaba solo, sin trabajo y sin dinero, los amigos de las buenas épocas no contestaban sus llamados y cada vez se le hizo más difícil sobrellevar su terrible adicción. El 13 de agosto de 1976 la D.E.A. allanó el domicilio de Vonnes encontrando gran cantidad de heroína y otros estupefacientes. Vonnes no se resistió ni intentó huir. De inmediato fue trasladado a una prisión federal. El baile del final

En contra de las normas y haciendo galantería de un evidente gesto de abuso de poder, las autoridades penitenciarias privaron a Vonnes de todo tipo de tratamiento y medicinas para poder enfrentar su adic-

ción y el terrible síndrome de abstinencia que la heroína produce en los adictos avanzados. La mañana del 19 de agosto, seis días después de su detención, con menos de una década de carrera y con solo 34 años, Vonnes es encontrado muerto en su celda, dejando tras de sí una vida de compromiso, polémicas, confrontaciones, misterios y una innegable marca registrada tanto en la pornografía filmada como en el cine en general. Según testimonios de sus compañeros de pabellón en su breve estadía, Vonnes no recibió ningún tipo de atención mientras agonizaba. No comía y nadie quiso oír sus pedidos de auxilio. El parte de defunción figura como muerte dudosa. Se dice también que en la pared de la celda había escrito con materia fecal: A pesar de los cerdos voy a ser feliz. Nadie puede asegurar que sea cierto. 37


por Leo

Mercado

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E

n marzo de 1999 una expedición arqueológica financiada por la National Geographic Foundation realiza el descubrimiento de 3 niños incas congelados en la cumbre del Volcán Llullaillaco, ubicado en el límite entre Chile y Argentina, en la provincia de Salta. Dicha expedición, constituida por miembros argentinos y peruanos, fue dirigida por el Dr. Johan Reinhard y codirigida por la Dra. Constanza Ceruti. Los cuerpos fueron hallados junto a una serie de objetos que conformaron su acompañamiento mortuorio, compuesto por piezas de madera, cerámica, metal, cuero, tejidos, plumas, etc., en excelente estado de conservación. En la actualidad, tanto los cuerpos1 como los objetos de su ajuar, se encuentran presentados al público en el Museo de Arqueología de Alta Montaña de la provincia de Salta, un museo temático, único en su especie, creado exclusivamente para difundir ese hallazgo. 1 Aunque se exhiben de a uno por vez y no los tres simultáneamente, rotándolos cada un lapso de entre 6 y 8 meses.

Muchas han sido, sin embargo, las repercusiones que se han generado con respecto al hallazgo de los niños, en un primer momento, y a su exposición en el Museo, posteriormente. Con todo, el panorama se tornó siempre confuso, con opiniones encontradas, con ataques infundados, con posturas crípticas, en fin, con discusiones bizantinas. Y es en este estado de cosas, en el que considero necesario poder separar y distinguir dos momentos en esto que he dado en llamar “La cuestión Llullaillaco”. Por un lado hay que distinguir “el momento descubrimiento” que tiene que ver con la organización de la expedición, las características propias de la excavación arqueológica en el Volcán, la participación de National Geographic, etc. Y por otro lado, “el momento puesta en valor” del resultado de aquella excavación. Estos


dos momentos son, incluso cronológicamente, distintos. Sobre el primer momento no voy a hacer más que esta mención, dado que no formé parte de la expedición que realizó el descubrimiento. En cambio, sobre el segundo momento sí voy extenderme, en la medida en que formo parte del Staff del Museo de Arqueología de Alta Montaña y cumplo funciones en él desde el momento de su inauguración. En el lapso de estos más de cinco años de vida del museo, he tenido la oportunidad de asistir a la ceremonia de opiniones sobre “La cuestión…” más variada que he visto en mucho tiempo, y que incluso, junto a algunos compañeros de trabajo, he puesto de manifiesto en algún que otro congreso de antropólogos y afines2. En resumidas cuentas, el punto más álgido de la cuestión gira en torno a la exhibición o no de los niños y a su restitución o no al Volcán. El argumento de aquellos que pretenden la no exhibición sostiene que es una falta de respeto hacia las comunidades originarias que pudieran sentirse afectadas emocionalmente, al establecer un lazo sentimental con sus “ancestros” (aunque en realidad, no se les haya preguntado a los últimos lo que toda esta resignificación de lo ajeno que se hace desde el mundo científico, o desde el sentido común liso y llano, significa para ellas. Y mucho menos sabrán, los primeros, las relaciones que existen entre las comunidades y el museo, porque, claro: siempre es más fácil pasar por la vereda del frente blasfemando que entrar a preguntar qué es lo que pasa puertas adentro, e involucrarse en la cuestión)3. En este contexto surge la noción de “profanación”, relacionándose con el trato indigno de un lugar sagrado. Considero, en este punto, que las 2 Ver testimonios en “Patrimonio e identidad. Una lectura de los libros de visitas del Museo de Arqueología de Alta Montaña”. Investigación presentada en el 8º Congreso Argentino de Antropología Social, realizado en la Universidad Nacional de Salta, en 2006. 3 Y la crítica por la crítica no sirve para nada, cualquiera se da cuenta. Si se critica, también debe proponerse una alternativa superadora, de lo contrario es intolerancia, es crítica irascible.

explicaciones al respecto deberían ser dadas por aquellos que excavaron el lugar (pido las disculpas propias del caso, pero voy a volver más de una vez sobre esta cuestión). Los embanderados de la restitución, asimismo, sostienen que la devolución de los niños y de su ajuar mortuorio al volcán redimiría todo posible flagelo conferido en nombre de la ciencia, aduciendo que existe en los últimos tiempos un interés siempre creciente por parte de muchos museos del mundo, por devolver los bienes patrimoniales a sus lugares de origen, cosa cierta por lo demás. Pero claro, no es lo mismo que el Museo Británico restituya a sus lugares de origen algunas de las más de siete millones de piezas de todos los continentes que conforman su colección, a que los niños del Llullaillaco sean trasladados desde la ciudad de Salta, hasta la montaña. Y este, a mi humilde juicio es el punto más crítico. Sin ánimos de inocencia: ¿cuánto tiempo durarían reenterrados los niños y su ajuar en sus tumbas antes de ser saqueadas y comercializadas en el mercado negro? Una buena pregunta para la que no encuentro respuestas.

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Con respecto a la exhibición o no de la colección algún desprevenido podría argumentar que, al ser producto de una “profanación”, en una empresa desinteresada y sin ética, no debería mostrarse al público (reminiscencia del primer momento: “momento descubrimiento”). Entonces vuelve mi inocencia, y me pregunto: ¿Las piezas obtenidas por comercio o intercambio, y que hoy pueblan las salas de los museos más importantes del mundo, como el Louvre o el ya mencionado Museo Británico, por nombrar sólo a algunos, a lo largo del siglo XIX y principios del XX, carecen de valor alguno, cualquiera sea éste, por haber sido “mal paridas”? (Es curioso, y hasta paradójico, diría yo, porque los contextos mortuorios son, para un arqueólogo, de los más ricos en cuanto a información sobre el pasado). Esto involucra, sin dudas, la cuestión de la patrimonialización de los bienes arqueológicos, y la incidencia de las políticas estatales en la toma de decisiones sobre qué se patrimonializa (se pone en valor) y qué no. Esto, claro, puede responder a múltiples propósitos políticos o estrategias económicas de turno, etc. El caso es que, con el hecho consumado, ¿qué alternativas hay? Mi postura al respecto es muy clara, y tiene que ver, a su vez, con una postura ideológica en relación a la función de la arqueología, ciencia que se ha dedicado, desde sus orígenes hasta no hace mucho tiempo, a la producción de un tipo de información muy particular, generada desde el más estricto ámbito científico y destinada exclusivamente a éste, utilizando un lenguaje singular, ilegible para el lector “no idóneo”. Así, el círculo permaneció siempre cerrado, y la información con la que se construía la historia de los pueblos era de pertenencia limitada; a saber: los arqueólogos mismos (y los demás arqueólogos, en los congresos de arqueólogos, claro). Contra todo pronóstico, considero que el trabajo arqueológico no debe tener como finalidades únicas cumplir con los requerimientos de las instituciones científicas y/o académicas ni, por tanto, desarrollarse y mantenerse dentro de los límites impuestos por éstas. Más bien

debe representar una instancia de interacción con la sociedad en general; es decir, una relación dialéctica que tenga como propósito la defensa del patrimonio cultural y la consolidación de aspectos identitarios. En un artículo publicado hace algunos años, sostenía lo siguiente, en relación a la arqueología: “Resulta siempre difícil preguntarse acerca de las utilidades prácticas de una labor tan demandante como apasionante. Si reflexionamos un poco sobre la actual situación de nuestra sociedad, en la cual la aventura del conocimiento ya no despierta aficiones y la palabra cultura se relaciona con el enmohecimiento progresivo de unos cuántos mártires de bibliotecas o museos, encontramos la respuesta sin esfuerzo: por diversas razones, nuestra sociedad considera que la ‘arqueología no sirve para nada’”4, y agregaba: “La imagen tristemente célebre del arqueólogo es, a los ojos de la sociedad, la de ‘... un topo profesional... (como un ser que lleva la materia gris bajo las uñas)...’”5. El museo, por tanto, puede ser la bisagra que permita vincular la arqueología con el ciudadano común, erigiéndose en un lugar a ocupar desde el cual poder acortar las distancias existentes entre la ciencia y la sociedad. Y es en ese punto donde creo debe soportarse, tanto la política de exhibición de los cuerpos como la de su ajuar. Considero fundamental el hecho de poder presentar a la sociedad el producto del trabajo arqueológico, enmarcado siempre en una política de respeto. Claro, siempre existe la posibilidad de optar por tomar dos tipos de decisiones: exhibir o no exhibir. De hecho, muchos museos, resolvieron retirar de sus salas los cuerpos humanos y ubicarlos, seguramente, en depósitos (sobre todo después de desatarse “La Cuestión…”, aunque sin embargo muchos otros no lo hicieron, porque, claro, no está bien exhibir a los 4 Mercado L. y P. Mignone. 2007:119. “Arqueología y Comunidad: Primeras aproximaciones hacia un ambicioso pero posible futuro. Un ensayo para la reflexión y el debate” En: Actas 1º Jornadas de Antropología. Universidad Nacional de Salta, Facultad de Humanidades, Escuela de Antropología. Salta. 5 (Bate 1998a:127en Mercado L. y P. Mignone. Op. cit.:120).


niños del Llullaillaco, pero si se trata de restos óseos solamente, la cuestión cambia radicalmente; es decir, el valor ético o la ponderación, en este caso parece establecerse en relación proporcional a la cantidad de masa muscular que tiene el cuerpo del ser humano en cuestión. A saber, duramente: cuanto menos carne tenga el “hueserío”, menos importante es, y a la inversa). Cualquier persona que esté vinculada a algún museo sabe perfectamente que las condiciones en los depósitos de éstos son críticas, o cuanto menos complicadas. Por la sencilla razón que éstos son mucho más pequeños que las salas de exposición de los museos, cuando en realidad debería suceder lo inverso, y por lo general éstos están atiborrados de material arqueológico en pésimas condiciones. Así, adoptar ahora una política de no exhibición y arrumbar en algún depósito objetos con un valor pa-

trimonial inconmensurable, significaría cerrar el círculo, y dejar que la ciencia siga siendo ciencia para científicos (para “elegidos”) y nada más6. Aquí se involucran las cuestiones legales de custodia patrimonial, por supuesto, y el estado se erige como propietario de la cosa, cuando en realidad debería hacer eco de lo que sociedad exige. Pero por supuesto, decisiones son decisiones. La cuestión Llullaillaco es difícil de asir, porque posee múltiples aristas, y siempre existirán posiciones encontradas. Lo valioso del caso es, por un lado, que este acontecimiento permitiera hacer oír la voz de las comunidades y que estas tuvieran la oportunidad de manifestar su parecer al respecto (sin intermediarios); y por otro, que se generara el germen de un debate necesario, sobre el que todos los que pretendemos opinar podamos tomar postura al respecto, y defenderla sobre fundamentos sólidos. El Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta, es pensado a diario (por los que trabajamos en él al menos) como un lugar que encierra un fragmento de historia, que queremos trasmitir, que creemos que merece ser contada, más allá de los discursos científicos y de la suma de piezas encerradas en simples vitrinas. Los debates políticos, turísticos, etc. forman parte de la harina de otro saco. El gran arqueólogo argentino Alberto Rex González, dijo alguna vez que había que ser capaz de dilucidar al hombre detrás de los objetos arqueológicos. Y de eso trata esta aventura. Aunque, claro, siempre que existe un acto o acción, existe también alguien que lo condena. Sin embargo pienso, cerrando este súmmum de ideas al voleo: siempre es preferible que hablen de uno por lo que hace (aunque se equivoque y/o lo haga mal), que por lo que no hace. Pero que de debatir se trate, y no de exabruptos o ataques infundados e insostenibles. 6 El Louvre, por ejemplo (y ya que lo mencionamos más arriba), posee una colección de alrededor de 300.000 piezas, de las cuales sólo exhibe 35.000.

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“Y una región literaria, como cualquier región de los hombres, no termina donde lo establecen las torpes fronteras, sino donde sentimos al avanzar que ese territorio ya no nos pertenece”

José Andrés Rivas

por Fenando

Choque

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on el libro “El Oscuro” Daniel Moyano recibió en 1967 el primer premio del concurso internacional de novela “Primera Plana Sudamericana”, cuyo jurado estaba integrado por Augusto Roa Bastos, Gabriel García Márquez y Leopoldo Marechal. Se consideró en ese momento que Moyano estaba destinado a integrar el selecto grupo de escritores que participaban con gran éxito editorial del denominado Boom de la Literatura Latinoamericana. Sin embargo ello no sucedió y recién adquirió reconocimiento al final de su vida, tras largos años de exilio en España. En los estudios literarios actuales se lo ubica dentro de la denominada “nueva narrativa del interior” junto a escritores como Antonio Di Benedetto, Héctor Tizón y José Hernández (homónimo a nuestro escritor “patrio”); todos ellos publican sus primeras obras alrededor de la década del 60. Estos escritores de reconocimiento internacional narran desde el “interior", este es el criterio que los aglutina y que en alguna manera los encasilla dentro de un estética y temática literaria. En vista de esta regionalización del grupo que comienza a fines de los setenta, cabe preguntarse: ¿cuáles son los procedimientos que conforman un conjunto literario? Lo denominado regional ¿puede alcanzar status universal? ¿Los nuevos estudios fijan su interés en generalizaciones o ponen el acento a sus diferencias internas y externas?

El término región en los estudios literarios fue tomado del campo geográfico y delimita en primera instancia el territorio desde donde se produce. Durante años fue valorado como un complemento y aún lo hace cuando se quiere diferenciar la hegemonía cultural de las grandes ciudades sobre las literaturas regionales. A pesar de esta dificultad adherida a su uso, se trata en realidad de un corpus de producción que puede analizarse como sistema independiente y como tal, puede revertirse ese concepto detractor para dotarlo de nuevas posibilidades. Existe una cita de Tolstoy que siempre se tiene a mano para definirse o dispensarse al calificativo de regional: “Pinta tu aldea y serás universal”. En un principio se utilizaba como definición sobre que no había temas menores (un pueblo o el universo), y por esta cuestión de universalizar lo regional o restar importancia al tema, paradójicamente, se amplio su uso. Solo que no alcanza con “pintar”, en tal caso


estaríamos en contacto permanente con excelsos artistas. Al parecer la frase original sufrió una reducción que le permite extenderse a varios usos; no cualquiera podría decir, sin sonrojarse, “pinta bien tu aldea y serás universal”. En fin, para resaltar lo minimalista o para evitar encuadrarse en una literatura considerada “menor”, el significado regional que comúnmente se le atribuye resuelve con exactitud la controversia; no es preponderante en el arte la ubicuidad o las definiciones identitarias extremas. Si el escritor pone el acento en lo diferencial sobre la calidad resultará en una experiencia negativa. La literatura actual y sobre todo en Jujuy realiza una producción menos preocupada por las marcas regionales; en tal forma que como dice Chedrese no se sientan limitados por el territorio para mostrar que el norte también existe. La buena literatura prevalece, tal es el caso de Daniel Moyano, quien al igual que sus pares generacionales y regionales narraron tanto el pueblo como la ciudad, tanto la siesta como la jornada laboral, tanto una épica histórica como historias comunes. Ellos sí tomaron en cuenta su condición periférica y la revelaron como experiencia lacerante. Beatriz Sarlo define a Tizón y Moyano como “narradores de la provincia” en oposición a los creadores urbanos, aunque con diferencias internas: “Moyano desdeña lo regionalista, Tizón lo asume y lo reelabora”. Por su parte Amar Sánchez agrupa a Moyano y Hernández interesados por el conflicto Bs As-interior y las migraciones internas. En sus textos la marginación social no aplaca la chatura provinciana. En cambio estudia a Tizón como regionalista, y fija su acento en la reconstrucción de los orígenes de la región. Las diferencias no eclipsan el proyecto conjunto de tomar conciencia de la periferia, asumiéndola y siendo portadores de la misma. Cuarenta años pasaron de aquellas publicaciones generadas a partir del “ser” provinciano, luego la dictadura hará girar sus temáticas hacia el exilio, la opresión, el poder.

La generación soberana A la luz de una nueva generación de escritores que narran por primera vez sin el peso de la experiencia “dictadura” y fuera de la necesidad imperiosa de regionalizarse (Teruel, Chedrese, Goitea, Leguizamón, Arrieta), ¿puede encontrarse una marca generacional que los confluya? ¿Es una narrativa negra, tal como se aventuró ya a la poesía de la generación? ¿Requiere nuevas teorías para su estudio? Si existe una región, existe una frontera. La primera frontera es temporal y contextual, analizar esta generación con la mirada puesta en los años de la dictadura es, al menos, un acercamiento contrario, por no afirmar que es una mirada descontextualizada. Es complicada la herencia y difícil de atenuar, siempre habrá un indicio que nos remita a los años opresivos para mostrar a la generación como consecuencia de una feroz represión y poda intelectual. Son demasiado fuertes las marcas en nuestros predecesores literarios. Pero sucede que el texto muestra su propia región por lo tanto recubrirlo de antemano con un contexto ajeno es regionalizar por transmisión. Es necesario partir desde los significados rígidos de territorio y limites geográficos para desde esta línea acercarnos gradualmente a nuevos modelos de región. Es en estas “Fronteras Literarias” donde los procesos de transculturación producen una serie de impactos que van a determinar la dimensión de las regiones. Es una zona de intensa actividad por las interacciones que acontecen entre lo que el texto puede decir y lo que la “comunidad discursiva”1 procesa y decodifica del mismo. Las fronteras de los espacios literarios deben ser consideradas como variables de importancia para dilucidar las diferencias 1 Káliman, Ricardo: La palabra que produce regiones. El concepto de región desde la teoría literaria. Documento de trabajo Nº3, programa “Tucumán en el contexto de los Andes Centromeridionales”. UNT, 1994. Es la comunidad quien al leer e interpretar los textos terminan de definirlos.

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que existen entre regiones. En concordancia con los estudios sociales y los principios transculturales damos relevancia a las zonas de frontera, que es donde se producen los intercambios, o en su defecto las filtraciones, que una vez superadas dan lugar a afirmaciones o a nuevos procesos de formación de identidades. Estas “Fronteras” están aún en definición, surgen de los textos, de sus lecturas y análisis, emparentadas con el concepto de “comunidad discursiva”, pone al texto en circulación, lo traslada no sólo espacialmente sino también temporalmente. Las regiones varían según referencias a un criterio dado y a investigaciones específicas, supone espacios de circulación y de delimitación en movimiento. La homogeneidad en una región propuesta por los estudios literarios es cuestionada por Kaliman y para resolver este problema propone una serie de regiones interpuestas que pueden o no coincidir en sus límites, tan es así que inclusive debe desconfiarse de las coincidencias. Ahora bien ¿qué sucede si la comunidad discursiva receptora se siente coincidente con todas las regiones literarias interpretadas en el proceso de lectura? En tal caso estaríamos ante una imposibilidad de definir regiones literarias, porque todo texto sería aceptado sin diferencias a especificar, con lo cual todo texto pertenecería a toda comunidad discursiva2. Esto no sucede por cierto en la práctica, ya que siempre existirán textos donde las lecturas nos hagan sentir que comenzamos a circular en un espacio que no sentimos como propio, y son esos textos los que posibilitan la conformación de literaturas regionales, nacionales o universales, según queramos llamarlas. En el caso la generación contemporánea puede vislumbrarse una despreocupación por una afirma2 El Martín Fierro es un caso de región literaria que responde a este planteo. Todo lector de Argentina reconoce en el texto una identidad nacional, esto se debe más al proceso educativo sustentado en la política de identidad requerida desde el centenario que a la realidad de cada región. El estudio de este proceso pone de manifiesto la fuerza de penetración y la debilidad de unas regiones literarias sobre otras.

ción de la “región lugar”: referente geográfico sobre el cual se escribe. Los escenarios son urbanos, e incluso aquellas narraciones que se trasladan fuera la ciudad se resuelven expresadas con una mirada urbana. Sin los tradicionales campos semánticos de la Puna o las Yungas. No predominan en sus textos el pintoresquismo ni el color local folklórico o nativo habituales. Aunque sí persiste una comunidad en mostrar la ciudad que al fin al cabo requiere un color local propio, si bien siempre se asocia el termino a las producciones periféricas. Es necesario detenerse en este punto para poder dar mejor forma a los conceptos aquí planteados. Mientras los estudios anteriores definían a la región como una sola construcción homogénea e independiente. Los conceptos de regiones actuales pueden trasladarse, fragmentarse e incluso invertir el recorrido literario3. Cuando desde el centro se espera una literatura regional convencional, este novel grupo de escritores está produciendo de tal forma que los textos pertenezcan a cualquier ciudad sin esperar diferencia por su esfera de origen. El recorrido inverso es difícil de conseguir, puesto que aún el mercado solicita una escritura que diferencie. La comunidad discursiva recibe un relato como propio cuando encuentra situaciones que le resultan semejantes. Aunque resulte contradictorio debiera resultar sencillo acceder a otras localidades con comunidades discursivas similares. En tal caso lo regional debiera resolverse junto a otras características que no sean solamente la “región lugar”, pero su existencia muchas veces hace caer a los investigadores en la facilidad de definirlas bajo su influencia. Si escribís desde Jujuy, sobre Jujuy y si encima sos jujeño, entonces inevitablemente haces literatura regional, y así vas a los estantes de las librerías.

3 La generación del 55 realiza el recorrido inverso, desde los márgenes se ubican en el centro y llegan a conformar a la misma literatura nacional. Se dan en un proceso político y social que permitieron una comunidad discursiva ampliada, en tales circunstancias el centro pudo identificarse con la producción de estos escritores.


Ahondemos sobre estas regiones heterogéneas que puedan exponer las marcas diferenciales entre las comunidades discursivas. Una encuesta, que se está realizando actualmente a los jóvenes escritores nacidos a partir del año 76, (otra vez el periodo militar delimitando de antemano la producción contemporánea4), propone una serie de características 4 La crítica no es a la periodización propuesta por la encuesta, ya que los ismos literarios requieren un tiempo específico, y este es arbitrario por naturaleza. Lo que resulta preocupante

que pueden ser consideradas como rasgos sobresalientes del nuevo milenio, entre ellas: el predominio urbano marginal. Leguizamón y Goitea escriben sobre personajes y ambientes marginales urbanos. La mirada se centra en el barrio y los acontecimientos se someten a dicha territorialidad. Aunque son pocas las veces que los personajes salen de su espacio, pueden aparecer en latitudes ajenas a la cuadra. Se convierten en microcontextos que reproducen su lugar de origen y son ellos mismos un espacio que genera una frontera que se moviliza5. Es entonces cuando las cosas comienzan a parecer ajenas o debieran parecerlo. Ajeno y contrario, expulsor y fascinante. La marginalidad en estos personajes no se resuelve en un gozo a la vida como sí sucede en Washington Cucurto, que propone un “realismo atolondrado6”, de goce, de placer, de coger, de bailar cumbia y disfrutar de esa marginalidad. Aquí se propone un “realismo escéptico”, de sufrimiento, un goce efímero generalmente resuelto en una desgracia o en una soledad inevitable; surge entonces una diferencia que puede ser frontera de dos regiones que se encuentran y confrontan. Una frontera que se define en primera instancia en el proceso de lectura y que toma forma en su recepción. No es posible determinarla teóricamente sino a través de estudios e investigaciones posteriores. Aquello que el lector resuelve en la misma lectura no es la frontera definitiva, y puede darse el caso que la recepción individual no coincida finalmente con la región establecida. Por ello la importancia de la comunidad discursiva. Veamos: Cucurto avanza desde el goce, Leguizamón y Goitea desde el padecimiento, punto de frones la imposición que algunos realizan sobre la generación como si no tuviera independencia del proceso de facto. Cuando es una generación que afortunadamente produce dentro de la experiencia democracia, sin condicionamientos militares. Por ello decidí nombrarla la “generación soberana”. 5 Lo mismo sucede con los libros, al ser una región literaria propia, su traslado a otras comunidades discursivas implica que forman frontera con su propio movimiento. 6 Término aportado por el mismo Cucurto a su literatura.

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tera que marca con firmeza dos formas de escribir la marginalidad. Hacia atrás, la generación del 55 irrumpe para formar una triple frontera, la marginalidad del interior provinciano, no es urbanidad pero también es malestar. La marginalidad es pueblerina, el “tonto” es una marca de marginación, la “torpeza pueblerina” en las grandes ciudades es síntoma de los mismo. Aparece como un amasijo intenso las posibilidades de definir tantas fronteras como literaturas aparezcan, pero con estudios posteriores se puede trazar una dinámica de regiones literarias que den una visión completa de sus interacciones. Goce urbano, padecimiento urbano, sufrimiento pueblerino, son tres campos que tienen la necesidad de adentrarse en los otros sistemas7. Sus influencias o sus preponderancias le permitirán prevalecer hacia delante o sólo ser un efímero momento literario. La mayor marginalidad, la que todo lo puede y ningún sistema literario posterior puede redefinir ni debilitar (al menos hasta el bicentenario) es la marginalidad del gaucho situado en la frontera de la pampa habitable hacia la mitad del siglo XIV: El Martín Fierro presenta una marginalidad icónica, que representa toda una nación. Pero que tal como planteamos, recién se revalida a través de los intelectuales y políticos del centenario, casi cuarenta años después de su publicación. Una nueva comunidad discursiva realizó los mecanismos necesarios para convertirla en el libro nacional. Otras regiones intervienen para sustentar la posibilidad de una literatura definida, por ejemplo el narrador, el lenguaje, los neologismos, la industria editorial, etc. En posteriores trabajos intentaré afirmar con mayor certeza la existencia de una región literaria en el seno de la “generación soberana”. Puedo adelantar que estamos en este proceso y que resulta inevitable su consolidación. 7 Los conceptos de semiosfera de Iuri Lotman responden a estos mecanismos.



Luis Carlos

SANABRIA

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“el otro día fui un río” Andrea Padilla.

Tal cual el agua corre buscando libertad estaba ella. Los cantos, las palabras y las imágenes siempre mojaron nuestros sentidos, y absortos dejamos de ser para ser. Ella estaba ahí, fría y arrasadora, peligrosa en su conjunto y mansa en su percepción: arrastrando, golpeando, ahogando, y a la vez refrescando, acariciando y dejando flotar sobre ella todos nuestros miedos y dudas, hacia un océano incierto. Todos los ojos estaban sobre ella, y ella en el mundo que siempre quiso construir, ondulante se movía como olas, abrazaba con sus largos brazos y te hacía sentir amado; consiente de ser observada, consiente de llevar más de lo que puede cargar, consiente de querer más de lo que puede amar, consiente de dañar más de lo que en realidad le gustaría -en realidad no quisiera dañar a nadie, pero es su naturaleza: benéfica y destructiva-. Sin ella no se vive, y ella te puede llevar a la muerte. Todos los ojos estaban sobre ella, y -con esa bipolaridad tan marcada que causa el teatro- aumentaban el nivel del río, adelantando la sal que la transformaría al llegar al océano, en esa metamorfosis de dulce a salada. Los ojos estaban sobre ella, los ojos la observaban, los ojos la amaban y los ojos lloraban; mientras ella fluía sobre el escenario, el escenario que es

el mundo, la obra que es la vida, y ella la actriz que se desenvuelve con tal habilidad, que ella misma cree a su personaje, ella cree amar. Y mientras ella fluye, las manos se golpean las unas a las otras en esa acción casi masoquista que se llama aplauso, porque ella cree, tú crees, yo creo, todos creen, y el aplauso -nótese que aplauso y amor empiezan ambos con “A”- es el testimonio de la fe ciega. Ella seguía fluyendo, mientras unos navegaban sobre ella, otros jugaban en sus orillas, niños reían mientras batían sus pies, y yo sediento, me agaché a beber de ella. Bebí y bebí, pero jamás me sacié. Tenía en mi boca el sabor agridulce de su amor -amor de teatro- y me hice adicto, pasé semanas, meses y años bebiendo; sus aguas me embriagaron y ya no podía dejarlas; solo quise morir bebiendo, ebrio de ficción, creyendo como las aguas creían. Entonces todo se aclaró ante mis ojos -ojos que también estaban sobre ella-, y supe que debía morirme en su caudal, ahogarme en sus besos. Me sumergí, y seguí bebiendo, llenaba mi boca con su sabor, y mi estomago con su frescura. Me sumergí y seguí respirando, sintiendo su acuosa fragancia, y llenando mis pulmones de ella en lugar de oxigeno. Me sumergí en su profundidad como buscando en sus entrañas la esencia de mi ser, que alguna vez había sido dejada ahí. Mis ojos veían el paisaje de su interior cual sólo se ve atreves de lagrimas, mientras me sumergía inerte, buscando el fondo… mas no morí. Y ahí estaba yo, inerte pero con vida. Sin cambiar de forma asumí mi nuevo rol inanimado, y sin poder volver a salir de ella, tomé lugar en su profundidad. Fui una piedra Soy una piedra, una de las que se encarga de delatar su presencia con el ruido que genera mi arrastre. Piedra que siento, piedra que amo el agua a mi rededor, piedra que sumergido en la forma de ella, que habitando la profundidad de su interior, jamás seré parte de ella. Todos los ojos están sobre ella, los míos ya no… ahora están dentro de ella.


Tilsa

OTTA Nos sentamos entre los muebles fumando hierba. No es difícil darse contra las cosas; hay un sofá rojo sobre el cual ponemos la cafetera, dos sillones individuales donde apilamos libros y ropa sucia y, cuando aparece de improviso como ya es costumbre, Marlene se posa en uno de ellos, ensuciándolo con migas. ¿Qué más hacemos? Es una pregunta sin respuesta -contesté. Entonces tu madre me dijo que era una niña insensata, habló de cómo transcurre el tiempo y lo perdemos sin darnos cuenta de su valor, durante casi 30 minutos. Estaba terriblemente enfadada por la juventud que representamos y para colmo yo la conduje a un café donde sonaba tex-mex más fuerte que ella. Nos sentamos en una mesa junto a la pared. Yo pedí café porque costaba 2 soles y tu madre ordenó un jugo surtido. No esperaba que preguntara por mí luego de verme. Apenas la mesera se retiró me explicó que tu padre había muerto a causa de una negligencia médica al tratarse la diabetes.

El caso salió en algunos diarios -señaló, mientras sacaba de su cartera un diario doblado y me lo extendía-, el hospital me llamó para pedirme que no alimentara el escándalo y les dije que guardaría silencio a cambio de seguro gratuito completo y vitalicio para mí y para mis hijos. Hojeé el diario amarillo hasta dar con la sección de espectáculos donde estaba el horóscopo, el mío decía: Borra los recuerdos que llevas como un lastre. Te producen estrés e impiden que nazcan en ti nuevas ilusiones. Tu color: verde. Tus números: 7 y 36. No sé qué hacer con esos números, si jugar la lotería o buscar un auto con esa placa y arrojarme contra él. Me dijeron una vez que era para las apuestas. Nunca me he atrevido a apostar, no creo tener el talento de multiplicar el dinero. Acabar con él es mi destino. Por supuesto nada de eso le dije a tu madre. Pero abrí la boca en el mismo momento en que no dije eso. Doblé el periódico y se lo devolví: -No encontré la noticia. Ella sonrió con torpeza e indicó que en esa edición no salía la muerte de tu padre sino en una anterior pero la había perdido entonces había traído el mismo diario como muestra. Me pareció muy estúpido y comprendí a qué te referías cuando decías que tu madre hacía todo al revés. -¿Diabetes da por comer mucho dulce no? -pregunté. Pero en verdad estaba pensando en cómo podía haber perdido la noticia, y recordé tu relato en el mercado de flores de cuando tenías 4 años y te llevó a comprar un arreglo floral al mercado de flores. Iban al velorio de la mejor amiga de tu madre. Regaba en el jardín desnuda y descalza cuando se electrocutó con un cable de una conexión clandestina que cayó de un poste de luz. Tu madre lloraba a mares y con dificultad formuló el pedido, solicitando las flores exactas y vigilando la obra tras sus lentes oscuros. -No, no. Es un desorden del metabolismo. Una dificultad para asimilar los alimentos -explicó con evidente fatiga y sorbió un poco de jugo.

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Cuando estuvo listo salió a la calle cargando el aparatoso arreglo, unas hortensias le hacían cosquillas tristes en el mentón. Detuvo un taxi con un solo dedo, se subió en el asiento trasero y se marchó. Tú te quedaste perplejo, en tu terno pequeño impecable a la medida. La gente que pasaba te miraba y las vendedoras empezaron a preguntarte por tus papás, de pronto rompiste a llorar hasta que el moco se deslizó por tu corbatita azul. Una señora se hizo cargo de ti, te puso un clavel sobre la oreja, como un cigarrillo, y te sugirió que la observes quitarle las espinas a las rosas. Minutos después llegó tu madre corriendo. No dijo nada, estaba muda, te cargó como un saco de arena y te llevó al velorio. Estaba tan avergonzada que no lloró entonces. Tú sí llorabas, estabas asustado. La familia de la difunta se conmovió y te envió regalos hasta que cumpliste 14 cada navidad, pensando que la querías mucho. -Ah ya, porque Rik come muchos dulces. Nos encantan los chocolates y los helados, y los postres. -Bueno, no te preocupes por eso. Te cité hoy porque quiero pedirte un favor muy importante -apartó su vaso de jugo y puso ambas manos cruzadas sobre la mesa, elegante y trágica. Adoptó un tono confesional bajando la voz, pero la música era tan alta que ya no podía oírla. ¡Tex mex pues! Apuesto que nunca había

oído a Selena. Era un fondo musical imposible para ella, me dio risa pero ahí seguidito pena. Miré al mostrador y grité: -¡Lali! Bájate la música un toque plis. Lali asintió y la canción se detuvo. -Me estaba diciendo… Tu madre había bajado la mirada, se acomodó una onda que caía sobre su frente y continuó: -Ahora que su padre no está Ricardo puede volver a la casa si quiere. Su hermana y yo lo extrañamos. Cocoa también lo extraña. Es su perro… -Sí sé. Me ha contado, ¿es un terrier no? Lali puso como baladas románticas pero a volumen bajo. -Sí. Como seguro sabes, Ricardo ha preferido guardar distancia desde que discutimos. No me responde los mails ni el teléfono. Pero debe saber que su padre ha fallecido. Y que puede volver a casa si gusta. Los problemas se pueden resolver. -Claro… -me miraba a los ojos pero sentía que observaba toda mi cara. Sentí que mi boca se secaba, me sentí nerviosa. -¿Podría invitarme un poco de jugo? Asintió con los párpados sin detenerse. -No tiene que ir a ningún lugar si no quiere, su problema podemos tratarlo en casa. No olvides decirle eso. Nosotras lo aceptamos como es y lo queremos. Me acabé el jugo en un sorbo. Tu madre se quedó en silencio. -Ya -le sonreí y casi pongo mi mano sobre las suyas pero era demasiado-. No se preocupe, yo le diré. Me agradeció y nos quedamos mirando entre nosotras y luego alrededor. Sacó su monedero de la cartera y puso un billete de 10 soles sobre la mesa. Yo me puse de pie rápidamente y busqué una moneda del bolsillo del short, me demoré porque me queda un poco apretado. -No te preocupes, yo te invito. -Gracias -dije. Ella se levantó y dio unos pasos hacia la salida marcando el final del encuentro. Se acercó a mí y me dio un abrazo.


Un animal murió esta tarde sus ojos me miraban pedía ayuda abrí su pecho y salió una mujer abrí a la mujer y salió un poema que en las noches me mantiene desvelado De mi boca salió un pájaro de humo había un nido viejo en mi garganta por mi esófago entró una serpiente que se devoró a los pájaros y puso allí sus huevos para que nacieran más serpientes.

VILLARROEL

Casa

Ezequiel

-Ha sido un gusto conocerte. -Igualmente. Abrió la puerta del café y le hice una seña para indicarle que me quedaba un rato más. Estuve como media hora con Lali viendo videos musicales y riéndonos de uno muy idiota de Shakira. Al anochecer compré siete chocolates diferentes en el kiosko del señor Miguel y después volví a casa. Estabas sentado en tu sillón individual, con las piernas cruzadas como en posición de meditación, sobre ellas un catálogo grueso de ropa de verano de una tienda por departamentos y sobre él hierba desmoñada lista para recostarse en el papel. Me eché en el suelo frente a ti. - ¿Te diste cuenta de que Machu Picchu es la cuna de la civilización antigua y Lince es la cuna de la civilización moderna? Todo en el Perú. Sonreí y te tiré un chocolate. -Cuidado, se va a caer la ganja. -¿De qué hablas estúpido? ¿Qué se supone que hay en Lince? -Ahí tocaban los Saicos, ellos inventaron el punk. Me puse a reír tapándome la boca. Te reíste también. -¿De qué te ríes tarada? -El punk no es el inicio de la civilización moderna baboso -me paré y saltando te tiré todos los chocolates encima. Prendiste el dubi y fumaste. -Es la cena. -Nos vamos a enfermar comiendo puro chocolate -me lo pasaste. -No te preocupes, estás asegurado -me reí y fumé un toque. Me miraste sin comprender. Seguí riéndome. -Qué tarada eres. Nos dio un ataque de risa y te tiraste al suelo a mi lado. Me subí encima tuyo y te besé y me puse a tocar tu pene hasta que se endureció. Y comimos los siete chocolates, pero faltaba el número 36. Así que decidí esperar 36 días para decírtelo -aunque estaba sonriendo de la nada se me salió una lágrima. -Qué tarada eres.

Un poco más lejos 51 Sin más esperanzas que un café a solas hablé conmigo mismo me dije que soy un mal escritor y un mal amante Del otro extremo del bar ella hablaba también y sonreía con ese encanto que tienen algunas personas hizo un gesto que no pude interpretar claro, debería haber sentido lo que siente ella y debieran importarme sus preocupaciones Un ruido de tambores y de bombas se escuchó afuera y me distraje habrá sido el destino porque nunca suelo hacerlo saliste por la puerta y te perdiste entre aquella gente yo que sé, te escribo como si gustaras de leerme


Maximiliano

CHEDRESE 52

Eran las cicatrices en el abdomen, en el pecho entre las tetas y próximas al cuello lo que le daba impresión. Unas veinte, no podía saberlo con precisión, apenas las miraba y realizaba un recuento veloz de un vistazo cuando ella entrecerraba los ojos. Le había palpado el culo al principio con demasiado entusiasmo, arrebatado de una sensación de superioridad y dominio. Ese culo enorme y negro y húmedo. Una mano en cada nalga apretando con autoridad y moviéndolas de arriba abajo. Fue lo primero y último, luego se deshizo en lo mocoso que era: acabó antes de penetrarla; con la pija ahí, pujando para entrar en esa concha tan carnosa como el enorme culo negro, igual de húmedo y cerrado. Y mientras pujaba con su pija para entrar en el calor de esas carnes sentía avanzar el chorro, frunciendo su propio culo para resistir, desesperado por entrar en esa negra antes de acabar. Pero le acabó ahí, entre los labios, tapando el agujero que nunca se llegó a dilatar lo suficiente como para desvirgarlo. Y la negra lo seguía mirando con esa mirada estúpida de virgen a punto de dejar de serlo, desesperada por coger para sentirse adulta. Y él se quedó mirándola también mientras sentía en la punta de la pija la última gota estancada, a medio salir, hirviendo solitaria. La negra lo apartó un poco y se palpó la raya. Él la miró

hacer, de rodillas en el pasto con la pija aún erecta y las manos sobre los muslos. La negra se refregaba con toda la mano, desparramaba la leche precoz sobre la concha empastándose los canutos, cerraba los ojos y sonreía con una mueca indefinida que él jamás había visto en nadie. Se metió un dedo despacio entre las carnes y él vio cómo ese dedo entraba hasta perderse por completo. Y luego lo vio resurgir y volver a entrar y salir tan lleno de su leche mientras la pija se le desinflaba y empezaba a sentir el frío de las siete de la mañana. La negra recostada en el pasto con las piernas abiertas metiéndose el dedo con esa sonrisa imprecisa que mutaba entre gestos de dolor y placer mientras él la observaba desde otro plano, como de otro mundo, sin compartir la excitación pero sin poder dejar de mirar eso que se había vuelto mecánico y preciso entre la negra y su dedo, tirada boca arriba, con las tetas volcadas a ambos lados, como cayéndose al suelo, con esas cicatrices en el medio de vaya uno a saber qué tormentos que se estiraban y encogían con los estremecimientos de la negra que estaba casi levitando apenas apoyada con la cabeza y las caderas y así, despegada del pasto y sudorosa largó en un gemido el nombre de su padre. Dijo “patroncito”, y en esa estancia patroncito sólo podía referirse a su padre.


Él siguió mirando entre el asco y la fascinación cómo ese dedo negro y grueso metía y sacaba una mezcla de leche y coágulos de sangre de la raya perdida entre la mata oscura de pelos mientras el “patroncito” largado por la negra con agonía casi inentendible iba cobrando forma en su cabeza, iba corporizándose en la imagen de su padre borrosa al principio y cobrando nitidez a medida que se alejaba del dedo y de la concha de la negra y recobraba el sentido y lograba ver a su padre montado en el zaino, su padre al mediodía yendo en el zaino a la casa del capataz mientras éste labraba la tierra leguas adentro, su padre desensillando y la negra -ésta misma negra con varios años menosrecibiéndolo con recelo pero sumisa y sin mediar palabras el patroncito que la manda adentro con sólo la mirada y ella abandona el balde con ropa a medio lavar y se seca las manos en el delantal obedeciendo esa mirada de ojos azules, los mismo que le ordenan quitarse el vestido y que se acueste y que abra las piernas, que las abra más, que las abra mucho más porque tiene la conchita muy cerrada a pesar de que ya está en edad de merecer, negra putita de chica nomás, pa´ esto nomás servís, abrí te digo negra de mierda y ella reza para que se le abra porque le tiene más miedo a los ojos azules del patroncito que a la pija colorada y dura que presiona entre sus piernas con fuerza y luego a los empellones, chocándola a veces en la concha y otras en el culo pero no entra y el patroncito todo sudado arriba suyo que le grita abrí carajo, negra de mierda, pero no pasa nada, no se puede, ella no sabe por qué pero no se puede y recibe un cachetazo que la deja mareada mientras el patroncito sale de la pieza subiéndose los pantalones y puteando. Luego corre a la cocina para espiar por la ventana la polvareda del zaino que se lleva al

patroncito lejos de la casa y saca un cuchillo y se lastima la muñeca, apenas se la marca y brota sangre, sigue marcándose a lo largo de todo el antebrazo, ninguna profunda como para sentir dolor pero lo suficiente como para sentirse viva al ver brotar pelotitas rojas que se amontonan y se vuelven hilo escurridizo hasta el piso. Se las frota en el pecho y se pasa el filo de la hoja por entre los pezones endurecidos que no hace mucho se han vuelto puntiagudos y marrones y ahora mientras recuerda todo eso siente que el placer que le proporciona su cuerpo al mismo tiempo la aleja de él, como situándola en otra dimensión, mientras se mete y saca el dedo cada vez más rápido hasta que se siente morir momentáneamente de una puntada en la columna que la paraliza y sólo puede sentir en esos segundos el dedo inmóvil y su hueco encogido apretándolo hasta que revive de un suspiro y logra apoyar la espalda en el pasto y sacar el dedo. Vuelve en sí lentamente y al abrir los ojos se ve sola la negra tirada en el pasto sin mudos ojos azules que la toquen.

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por Mario Calizaya y

Sonia Juárez

(…) Su voz declara: Nadie baja dos veces a las aguas del mismo río. Se detiene. Siente con el asombro de un horror sagrado que él también es un río y una fuga (…) (Fragmento del poema Heráclito de J.L. Borges)

El Dr. Malcolm Crowe regresa a su casa. Su esposa está durmiendo. El televisor está encendido. Proyecta imágenes lejanas, un casamiento, su casamiento. Él no lo sabe, ella aprisiona un anillo entre sus manos. 54

Dr. Crowe: Anna Anna: Te extraño Dr. Crowe: Yo también Anna: ¿Por qué Malcolm? Dr. Crowe: ¿Qué?... ¿Qué pasa? Anna: ¿Por qué me dejaste? Dr. Crowe: Yo no te deje…

Cae el anillo. Gira vertiginosa y eternamente. Luego se detiene. El Dr. Crowe mira las manos de su esposa y siente necesidad de ver las suyas. No, no lo tiene. El anillo que yace en el piso es el de él. En ese momento él (Dr. Crowe) y yo (espectador) somos presas del mismo asombro: ¡No puedo creer que lo que pensé que era verdad no lo era! Flashback. Ahora vemos todo de una manera distinta. Una escena martilla nuestras cabezas: Cole (niño paciente del Dr. Crowe): Veo gente. No saben que están muertos. Dr. Crowe: ¿Con qué frecuencia los ves?

Cole: Todo el tiempo. Están en todas partes. Solo ven lo que quieren ver.

Antes de este hecho, estaba seguro que la historia era la de un psicólogo (Dr. Crowe) que, para enmendar un error del pasado, intenta ayudar a un niño (Cole) que tiene alucinaciones. En el camino va deteriorándose la relación con su esposa. Sin embargo, después de la caída del anillo mi primera apreciación debe ser reconsiderada, reconstruida; la película trata, entonces, de un niño que conoce al fantasma de un psicólogo a quien intentará (aunque él no lo sepa) ayudar a enmendar ese error del pasado. Después de mucho pensarlo, llego a la conclusión de que el film es un juego en donde una única historia relata dos historias distintas, que, al final, pueden unificarse. El director de la película me había engañado. Años más tarde me encontré víctima de una situación similar: debía cotejar el ¨ Ejemplo XI ¨ de don Juan Manuel con ¨ El brujo postergado ¨ de J.


L. Borges. Una primera mirada me demostró con sorpresa que, a pesar de los esfuerzos, aún anidaba en mí ese lector ingenuo, lector que creía haber dejado definitivamente atrás, estaba (aparentemente) ante un plagio, uno más de los muchos que se denuncian cada tanto en las revistas culturales. Llegué a pensar que todo el trabajo de Borges se limitaba a quitar del texto de ¨Conde Lucanor¨ el relato marco. Sin embargo, en literatura nada es gratuito, por lo que este procedimiento marca la diferencia. La historia parece la misma, no obstante don Juan Manuel y Borges (los escritores) no son los mismos y por lo tanto, sus lectores modelos tampoco lo son. Recordemos que Boves Naves dijo ¨ la novela es el producto de un sujeto, un acto social que tiene unas causas y que produce unos efectos y unas reacciones 1 , lo que parece ser aplicable a toda obra artística. En el primer caso, tenemos como creador a un bachiller que intenta erigirse como fuente de conocimiento; es el gran sabio que pretende enseñar a su público valores y, al mismo tiempo, busca adoctrinarlos acerca de la importancia del mantenimiento del orden estamental en plena Baja Edad Media. Para llevar a cabo estos propósitos recurre a un género llamado Exemplum, ficción narrativa concebida para servir de demostración, que es a la vez un método didáctico y un género literario, con implicaciones pedagógicas; además recordemos que en este periodo se cree en una verdad única y absoluta. Borges, escritor del siglo XX en cambio, utiliza el género fantástico, “producto social de la posibilidad del hombre de discursivizar ciertas zonas de contenido irracional: miedos, tabúes y creencias en poderes benéficos y maléficos, en forma de representaciones del mundo sobrenatural (…) El fantástico se organiza como relato que pone en crisis un concepto de lo normal y al hacerlo confronta dos modelos de mundo: uno sujeto a las leyes empíricas y otro sujeto a las leyes ficcionales (…) enfrenta al Lector 1 BOBES NAVES, María del Carmen. (1993): ¨ Concepto: definición y caracterización de la novela ¨, en La novela. Ed. Síntesis. Madrid, España.

a sucesivas disyunciones de probabilidad y lo inducen a formular hipótesis regulativas sobre el posible desarrollo de los acontecimientos” 2. Busca entonces, establecer un diálogo lúdico con su receptor, desea un detective que analice sus textos, que no crea ingenuamente todo lo que ‘parece ser’, no existe una verdad única, sino que estamos en presencia de verdades relativas, personales. Ambos necesitan un lector que entienda sus propósitos. Hace no mucho tuve el placer de enterarme por medio de Santiago Silvester que “la palabra leer (y lógicamente lector) proviene de un núcleo, leg-, que significa recoger, colectar” 3; lo mismo nos dice Monterroso4 “(…) entender un texto depende del conjunto de conocimientos que una persona posee referidos a los conocimientos que brinda el texto. En este sentido la comprensión del texto es una confrontación continua entre todo ‘lo que el texto dice’ y todo ‘lo que la persona sabe’ (…) estos conocimientos, que el lector comparte de manera más o menos generalizada con su ambiente social y cultural, es a lo que la semiótica llama Enciclopedia”. Estamos entonces ante otra diferencia marcada en las obras: el lector ideal o modelo. Pampa Arán en su libro “El fantástico literario” nos cuenta que en las culturas que llamamos ‘tradicionales’ no existía diferencia entre fantasía y realidad, ya que la imaginación se encontraba entre el mundo sensible y el mundo inteligible, y era considerado condición del conocimiento. Entendido así, las pinturas y esculturas de monstruos eran concebidas por los hombres de la Edad Media como ‘amonestaciones’, por lo que no producían extrañeza. Entonces, la coexistencia de dos tiempos distintos (el tiempo “real” de las perdices y el tiempo “ilusorio” del Deán) pasan casi inadvertidos, ya que lo importante del relato es la enseñanza que de él puede extraerse, lo que se hace más evidente por

2 ARAN, Pampa (1999): "El fantástico literario. Aportes teóricos". Ed. Gráfica Luis Meriles, Córdoba, Argentina. 3 SYLVESTER, Santiago (2003): Oficio de lector. Ed. Alción, Córdoba, Argentina. 4 MONTERROSO, Augusto. Sobre la comprensión del texto escrito. http://www.ledonline.it/mpw/saggi.html

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la reiteración de un problema (el del conde Lucanor con un supuesto amigo y el que tiene el mago con su aprendiz) y, por la reiteración del consejo que se da tanto en el marco (en voz de Patronio) como en los versos finales de don Juan Manuel y que es: No ayudes a quien no se lo merece. Aquí radica la diferencia entre el “Ejemplo XI” y el “Brujo postergado”, ya que Borges deja fuera de su texto a Patronio, al Conde Lucanor y a don Juan Manuel, y nos relata solamente lo acaecido entre don Illán y el deán de Santiago. Volviendo a Pampa Arán, ella nos afirma que desde al advenimiento de la modernidad “(…) la situación es distinta (…) La imagen de lo otro, la aparición del fantasma, pasó a ser sinónimo de irracionalidad en la cultura occidental y es a eso a lo que hay que cerrarle la puerta, transformándolo en una patología o bien enviándolo a la esfera de la representación ficcional” por lo que ‘lo extraño’ provoca miedo y no produce una forma de conocimiento como lo hacía en la Edad Media. La lectura del cuento de Borges nos impacta casualmente en aquello que hemos dejado de lado en Conde Lucanor: la referencia al tiempo; no hay en él una función pedagógica o moralizante. Esto

nos demuestra que el artista argentino no incurrió en un plagio, sino que inteligentemente realizó una reescritura; entendiendo a la literatura como una permanente reelaboración de otra literatura ya existente y a la escritura como una relectura y una reinterpretación. Él mismo en muchas entrevistas ha dicho que no podemos enorgullecernos de lo que hemos escrito, sino de lo que hemos leído. Textualmente en una conferencia dada en la Universidad de Harvard, Borges dice: “Hablando del obispo Berkeley, me acuerdo de que escribió que el sabor de la manzana no está en la manzana misma -la manzana no posee sabor en sí misma- ni en la boca del que se la come. Exige un contacto entre ambas. Lo mismo pasa con un libro o una colección de libros, con una biblioteca. Pues ¿qué es un libro en sí mismo? Un libro es un objeto físico en un mundo de objetos físicos. Es un conjunto de símbolos muertos. Y entonces llega el lector adecuado, y las palabras -o, mejor, la poesía que ocultan las palabras, pues las palabras solas son meros símbolos- surgen a la vida, y asistimos a una


resurrección del mundo”5. De esta manera Borges nos habla de la relación dinámica y cooperativa entre el lector y el autor, la pasividad de la lectura (del Conde Lucanor) se convierte ‘paradójicamente’ en productividad. Menos poético es lo que nos dice Umberto Eco en su Lector in Fabula6: “Así, pues, el texto está plagado de espacios en blanco, de intersticios que hay que rellenar; quien lo emitió preveía que se los rellenaría y los dejó en blanco por dos razones. Ante todo, porque un texto es un mecanismo perezoso (o económico) que vive de la plusvalía de sentido que el destinatario introduce en él y sólo en casos de extrema pedantería, de extrema preocupación didáctica o de extrema represión, el texto se complica con redundancias y especificaciones ulteriores (…). En segundo lugar, porque, a medida que pasa de la función didáctica a la estética, un texto quiere dejar al lector la iniciativa interpretativa, aunque normalmente desea ser interpretado con un margen suficiente de univocidad. Un texto quiere que alguien lo ayude a funcionar”. Nos encontramos en condición de afirmar que el significado del texto se completa cuando es leído; el escritor intenta prefigurar un modelo de lector, imagina cuál podría ser el camino de actualización de su texto. Sin embargo no todos los destinatarios encuentran la ruta anticipada. Tenemos entonces dos tipos de lectores: el Modelo (Lector adecuado, Lector de sutil entendimiento) y el Empírico. El primero podemos definirlo como aquel que puede interpretar el texto de manera análoga a la del autor que lo generó, mientras que el segundo es simplemente aquel que lo leyó. Aplicando esto al tema que nos preocupa, vemos que Borges (el escritor) necesita de un lector activo y adecuado para que su cuento tome vida, es decir requiere de una lectura reescritural (que es lo mismo que él ya ha realizado sobre el Ejemplo XI de don Juan Manuel). 5 BORGES, Jorge Luis (2001) Arte Poética. Ed. Crítica. Barcelona. España 6 ECO Humberto (1993): Lector in fabula. Ed. Lumen S.A.. Barcelona. España.

Estamos entonces ante un ciclo infinito de lecturas y escrituras. Distinta es la noción del bachiller, para quien un lector de sutil entendimiento es pasivo y, no iría más allá de la enseñanza que quiere plasmar, pues su intención predominante es la didáctica. Platón, en su libro Fedro nos cuenta que el rey Thamus replicó el invento del dios Theuth (el de la escritura), argumentando que “(…) los hombres habiendo oído hablar de muchas cosas sin instrucción darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes, y serán fastidiosos de tratar, al haberse convertido, en vez de sabios en hombres con la presunción de serlo”. La cita parece decirnos que la escritura es dañina para el intelecto de los hombres y seguramente Platón lo vivió así; después de más de dos mil años, seguimos leyendo el mismo Fedro, pero la lectura no es ya la misma, lo esencial dejó de ser el desprecio a la grafía, ahora es la posibilidad de creer que se tiene un saber que en realidad no existe. Acá entramos en el eterno torbellino del ser y parecer. Me parecía inicialmente que “El brujo postergado” era un plagio y no tenía conciencia de que era un lector empírico; ahora sé que el cuento de Borges es un nuevo texto, es un hipertexto del Ejemplo XI y desaparece mi “aparente” sapiencia. Sin embargo no he perdido, en todo caso he ganado. El saber que no se sabe es el primer paso hacia la búsqueda del conocimiento. El título de la película Sexto sentido no sólo hacía referencia a la capacidad extrasensorial de Cole de percibir fantasmas, sino que era un guiño al espectador, le estaba diciendo que necesitaba de él un sexto sentido para que percibiera lo que realmente pasaba en el film; de una forma análoga Borges nos pedía para poder interpretar su texto un sexto sentido, no se refería al don del personaje, sino al que todo buen lector debe adquirir en la práctica de su ejercicio. Y que no tiene fin.

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por Edgardo

GutiĂŠrrez


Se han escrito diccionarios, antologías, libros de giras, biografías autorizadas y no autorizadas, memorias, conversaciones sobre el rock en Argentina, pero me parece interesante poder armar una línea histórica de la evolución de este género en el país y poder brindar además una idea de lo que pasaba a nivel social, político y económico, debido a que el rock, como todo fenómeno social, tiene causas y efectos. En algunos casos el rock se torna más explícito y en otros casos prefiere mirar para otros rumbos o sólo ser consecuencia de una sociedad decadente e individualista. Es por eso que esta línea histórica ayuda a comprender y asentar un poco más la visión y el oído sobre lo que pasó y lo que está pasando para entender lo que seguro vendrá. Así que están todos invitados a disfrutar de esta línea, que es sólo un saque.


UNO

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No sé si será que últimamente está como de moda el reggae, pero me siento influenciada por las letras, sobre todo las de Manu Chao. Entonces un día de agosto estábamos en la barandita del puente Lamadrid y abajo estaban armando las chozas de paja para quemar en la cuestión del éxodo. Yo me puse a pensar en cosas patrias. Sobre todo en La Patria. Y entonces dije que me parecía que la Patria era un concepto violento. Que el mundo era de todos y que armar guerras por cuestiones de fronteras no estaba bien. Además había estado estudiando algo de las revoluciones burguesas para rendir Historia y ahí se me ocurrió decir que, de última, estaba bien liberarse de la opresión colonialista española pero que la libertad esa era sólo para los criollos burgueses que querían agarrarse para ellos el poder y que sólo era beneficio para una élite. Que entonces había muerto un montón de gente y que a los pobres jujeños que vivían al margen de toda esa politiquería los habían obligado a dejar sus casas y quemarlas y que los beneficios no iban a ser para ellos. Después me pareció que era un poco escandalosa mi opinión y me di cuenta de que es todo demasiado complejo.

Meliza

ORTIZ DOS ¿Llovía la mañana del 25 de Mayo de 1810? (¿Los meses se ponen con mayúscula cuando se trata de fechas importantes?) Teníamos paragüitas patrios con cintas de papel crepé blanco encima de la tela celeste las nenas que salíamos de dama antigua. Mi abuela me había cosido un traje cuando iba a jardín y después lo usaba para todos los actos de la primaria. Era rosado y tenía encaje negro en la falda. Mantilla del mismo encaje sobre el peinetón. TRES

Si a mí me dicen que diga un prócer argentino yo digo Belgrano. Es el primero que se me viene a la mente. Después San Martín. Además en Jujuy la calle principal es la calle Belgrano. La San Martín es como más oscura y tiene colegios y panaderías.


CUATRO (Por momentos siento que estoy como re lejos de todo esto). CINCO Si yo hubiera andado por ahí entre las hijas de los próceres, seguramente me habría enamorado de algún marino inglés, como para hacerlo bien problemático. SEIS Teníamos desfile. Fuimos con el uniforme completo a la punta del parque. Era una suerte no ser el abanderado y cuando nadie nos veía nos fuimos antes de que nos tocara pasar. Cruzamos el parque y subimos por la escalera a Ciudad de Nieva. Pablo prendió un Parisiennes y ahí nos quedamos los dos, sentados en la ventana de un almacén de la placita de la fuente, escuchando la marcha que salía de los parlantes viejísimos de los actos patrios en el parque. Nadie se dio cuenta. SIETE Cuando era chica me gustaba que llegara una fecha patria porque sacábamos la bandera y la poníamos en la pared de la entrada de la casa. Había bichitos bolita en el jardín.

te se acuerda de algo que hizo Belgrano o de algo que hizo San Martín, pero nadie sabe o parece que hay que ser demasiado erudito como para acordarse de algo que haya hecho Dorrego o Juan Bautista Alberdi. Lo que sí nos acordamos siempre es que el que se tiró encima de San Martín para salvarlo cuando quedó aprisionado bajo su propio caballo, fue Cabral, soldado heroico. Y seguro que es porque el nombre es gracioso. DIEZ

Iba a piano y me tenía que aprender las marchas y los himnos para el examen. La que me gustaba más era la Marcha a San Lorenzo. La más fea era Aurora y la más difícil el Himno a Sarmiento. Además todas estaban en clave de fa y para eso tenías que subirle mentalmente dos notas a todo y tenían muchos sostenidos. ONCE

Alta en el cielo un águila guerrera Se me hizo la canchera le pegué con la gomera Pobre aguilucha le pegué en la trucha Se fue a pique y fue a parar al dique.

OCHO

DOCE

¿Llovía la mañana del 25 de Mayo de 1810? Algunos dicen que no. A mí me parece mejor seguir creyendo que sí, es mucho más dramático.

Para hacer un sombrero de San Martín con una hoja de papel se usan los primeros pasos del mismo procedimiento que se usa para hacer un barco. Me parece que si en vez de barco se hubiera podido hacer un caballo blanco, todo habría sido mucho más sencillo. (Sobre todo para el caballo).

NUEVE

Después hay algunos próceres que parecen como más importantes que otros. Porque uno mínimamen-

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TRECE

DIECIOCHO

(Curiosidades). ¿French y Beruti ya sabían que Belgrano después iba a mirar el cielo y se le iban a ocurrir esos colores para la bandera?

Lo que yo quería era encontrar dibujitos de los personajes que andaban por las calles de adoquines vendiendo cosas o prendiendo faroles. Yo me habría hecho amiga del vendedor de velas. El vendedor de velas estaba buenísimo, era el mejor. Llevaba un palo en el hombro de donde colgaban manojos de velas y no es verdad que tenía la cara pintada con corcho quemado ni con carbón. Posta que no.

CATORCE

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Mazamorra. Ingredientes: un litro de leche, dos litros de agua, medio kilo de maíz blanco pelado, doscientos gramos de azúcar. Preparación: la noche anterior a la preparación de la mazamorra, poner el maíz en remojo en el agua; hervir suavemente el maíz en el agua de remojo hasta que se ablande. (Hay que tener paciencia porque este paso puede llevar tiempo). Cuando el maíz esté tierno, colarlo y dejarlo enfriar. Hacer hervir la leche con el azúcar. Agregar el maíz. Cocinar durante un cuarto de hora el maíz con la leche. Retirar. QUINCE

Si Belgrano hubiera mirado el cielo cuando era de noche, la bandera sería re rocanrolera. DIECISEIS

Cuidado. Anda dando vueltas una nueva hipótesis histórica sobre las verdaderas identidades de French y Beruti: en realidad eran hippies de época que en vez de vender pulseritas repartían escarapelas a la salida del Cabildo. DIECISIETE Pongo “personajes patrios” en el buscador de imágenes de Google y me sale un faraón egipcio, un Darth Vader de plástico y un Mickey. ¿Eso quiere decir algo?

DIECINUEVE (Hablando de velas). Por la noche después de Nuevediario daban “Más allá del horizonte”. Salía Grecia Colmenares que hacía de señorita de la sociedad colonial y Osvaldo Laport que hacía de militar de época. Casi todo pasaba en la casa de los padres de Grecia Colmenares que era una mansión enorme del Buenos Aires del siglo XIX. Cuando se hacía de noche prendían todas las velas. Ir por la casa prendiendo velas era como una de las acciones principales de los personajes, sobre todo de los que eran los criados. O también trasladarse de un lado a otro con candelabros llenos de velas en la mano y llorar. Se ve que sufrían un montón en esa época. VEINTE Otra cosa para investigar a fondo es lo de la Logia Lautaro. Es como re misterioso. Para mí que se juntaban a jugar al mercadito y ni siquiera fumaban opio ni cosas así. Tomaban Fanta. VEINTIUNO (Wikipedia para mi artículo). El 21 de Mayo, seiscientos hombres armados, agrupados bajo el nombre


de "Legión Infernal", ocuparon la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, y exigieron a gritos que se convocase a un Cabildo Abierto y se destituyese al virrey Cisneros. Estaban sacadísimos. VEINTIDÓS ¡Extra, extra! ¡French y Beruti patovicas! De los cuatrocientos cincuenta invitados al Cabildo Abierto, solamente participaron unos doscientos cincuenta y uno (re preciso el número, ojo). French y Beruti, al mando de seiscientos hombres armados con cuchillos, trabucos y fusiles, controlaron el acceso a la plaza, con la finalidad de asegurar que el cabildo abierto fuera copado por criollos. Re copado. VEINTITRÉS

Problemas de comunicación. Tras la finalización del Cabildo abierto se colocaron avisos en diversos puntos de la ciudad que informaban de la creación de la Junta y la convocatoria a diputados de las provincias. Se enteraron de casualidad tres meses después cuando uno de los tipos fue a pasear a Buenos Aires con la novia. VEINTICUATRO El día 24, el Cabildo, a propuesta del síndico Leyva, conformó la nueva Junta. Debía mantenerse hasta la llegada de los diputados del resto del Virreinato. Siguieron esperando. VEINTICINCO (DE MAYO) (POR FIN) Didáctico ejercicio de integración de contenidos, comprensión de este texto y test de destrezas sobre conocimientos patrios en general. Complete el crucigrama.

B_ _ _ _ _ _ _ _I_ _ _ _ _ _ _ C_ _ _ _ _ _ _E_ _ _ N_ _ _ _ _ _T _ _ _ _ _ _ _E _ _N_ _ _ _ A___ R_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ____I__ _ _ _ _ _ _O

1. ¿De qué color era el caballo blanco de San Martín? 2. ¿Qué marca de cigarrillos fumaba mi compañero Pablo cuando nos escapamos del desfile? 3. ¿Por la entrada de qué emblemático lugar patrio andaban French Y Beruti repartiendo escarapelas? 4. ¿Qué vendían los vendedores de velas? 5. Según algunos, ¿llovía la mañana del 25 de Mayo de 1810? 6. ¿Quién era el partenaire de Grecia Colmenares en “Más allá del Horizonte”? 7. Según el antiguo pregón, ¿cómo estaba de temperatura siempre la mazamorra a la hora de comerla sobre todo si eras una vieja sin dientes? 8. ¿Le importa más el bicentenario o el mundial? 9. ¿Cómo -a qué nivel- se encuentra en el cielo el águila guerrera de “Aurora”? 10. ¿Cómo sería la bandera (re) si Belgrano hubiera mirado el cielo de noche? 11. ¿Cómo era, según la marcha, el soldado Cabral? 12. El 25 de Mayo nació un caballo, levantó la cola y le salió un…

¡Felicidades! En este momento usted ya está formado como un ciudadano re patriótico del bicentenario. (¡Si lo viera su maestra de séptimo grado…!).

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Estela

MAMANÍ

Se descascaran doscientos años en tantas patrias como únicas

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la patria inmigrante la patria financiera la patria desocupada la patria ilustrada la patria analfabeta la patria futbolera la patria rockera la patria folklorista la patria literaria la patria centralista la patria periférica la patria peronista la patria radical la patria estanciera la patria campesina

la patria hija de otra patria la patria jujeña la patria porteña la patria socialista la patria anarquista la patria fascista la patria desaparecida la patria poética la patria dominante


la patria lechera la patria sojera la patria militar la patria minimalista la patria fotográfica la patria vinera la patria petrolera la patria minera la patria tanguera la patria religiosa

Vericuetos hechos de azul y blanco con un himno de patria que nunca se completa la patria piquetera la patria culta la patria vulgar la patria educativa la patria malvinera la patria lésbica la patria yerbatera la patria algodonera la patria científica la patria lingüística la patria gay

Sinsentidos de patria presentes ocultos en el glorioso y humillado pasado de la patria la patria chatarrera la patria asesina la patria mediática la patria paquera la patria marihuanera la patria inclusiva la patria exclusiva la patria privada la patria estatal la patria académica la patria intelectual

y al final de tantas patrias nombradas y por nombrar pregunto para cuándo las otras patrias que se están de sólo estar junto a ríos montañas salares sierras deltas minas valles ciudades selvas chacos fuentes de agua comunidades en los límites de las otras patrias la patria mapuche la patria qom la patria guaraní la patria aimara la patria coya la patria mocoví la patria mataca la patria de Caspalá en fin, la patria indígena hecha de presentes en territorios fragmentados con realidades más que bicentenarias que la memoria todavía no escucha

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por Alejandro

Salinas

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Rodeada de boscosos cerros y sin llegar a superar los límites naturales de su propio entorno, determinado por las márgenes de los ríos Grande y Xibi-Xibi, la ciudad de San Salvador de Jujuy se presentaba a los ojos de los ocasionales visitantes, de principios del siglo XX, como un pequeño poblado de casas bajas con numerosas quintas que rodeaban el reducido casco céntrico de la ciudad. Por sus estrechas calles circulaban una serie de vendedores que proveían, a sus cerca de cinco mil habitantes, de todo lo necesario para vivir (agua, alimentos frescos, enceres domésticos, telas, tejidos, inclusive trozos de hielo traídos desde las cumbres del Chañi). Este apacible devenir cotidiano empezó a ser semanalmente alterado a partir de 1903 por la llegada del tren. A través de este medio se fue logrando la incorporación creciente de tecnología urbana, lo que contribuyó al paulatino cambio de la fisonomía arquitectónica, asimismo se fue intensificando y diversificando la actividad económica y comercial de la ciudad. Por su importancia, esta Obra fue percibida en su momento como “el salto cualitativo de Jujuy a la modernidad”, ya que rescataba a la provincia de su periférica ubicación.

Pero con el tren no sólo se incrementó la movilidad de bienes y servicios, también la de personas, entre ellas un importante número de hombres solos (casados o solteros), de orígenes y profesiones diversas, que con fines varios (laborales y/o comerciales) e inciertos llegaban a la ciudad. Este aumento en el índice de masculinidad, advertido por los funcionarios de diferentes organismos de gobierno, generó una profunda preocupación y una serie de informes pocos alentadores, en especial a partir de las suspicacias que entre la población y los medios, se generalizaban en relación a la actividad social que estas personas desarrollaban en el ámbito urbano de la capital. “Puede saberse por las estadísticas mensuales del año pasado todo el importante movimiento de causas que se han multiplicado con la actual


criminalidad diaria, a medida que afluyen los nuevos elementos que incorpora (muchos de la peor clase) la provincia en sus líneas férreas, en obras públicas, en el comercio en general, en las industrias licitas e ilícitas, casas de libertinaje, de prostitución que engendran el progreso de las borracheras, las estafas, los robos, homicidios, etc. Antagónicos con el progreso intelectual, moral de trabajo que dignifica y enseña”1. Solos y de tránsito por una ciudad que los señalaba como extraños y peligrosos, pasaban sus días buscando trabajo, y alguna de sus noches con dinero suficiente, buscando algo más que la compañía de sus pares. ¿Pero cómo conseguir entretenimiento y compañía femenina en una ciudad tan pequeña en la que casi todos se conocían y en la que las formas y modales eran celosamente conservadas? Pues bien, tal como ocurría en otras ciudades del país, en S. S. de Jujuy se optó por tolerar la existencia y funcionamiento de ciertos locales en los que grupos de mujeres ofrecían sus servicios sexuales en condiciones de encierro permanente. La primera de las ordenanzas que regularon el funcionamiento de los prostíbulos convertidos en oficiales fue aprobada por el Concejo Deliberante de la capital el 4 de febrero de 1896, con esta medida se le daba marco legal a una actividad de extendida preexistencia en la ciudad, sobre la base de los nuevos paradigmas médicos del higienismo y jurídicocriminológicos del positivismo, surgía de este modo la Prostitución Reglamentada. Un sistema en el que el municipio asumía virtualmente un papel de complicidad ante el proxenetismo y la trata de mujeres, al legalizar una actividad que bajo determinadas condiciones de instrucción e inspección, le permitía: Enclaustrar a las consideradas “mujeres licenciosas” en ejercicio de la prostitución, en determinadas casas 1 ATJ. Expediente I-1906. Informe de las visitas practicadas a la Cárcel Pública, Buen Pastor y Hospital San Roque. Enero de 1906. Folio 31.

especialmente acondicionadas para la actividad, bajo un régimen de tutela privada a cargo de una regenta o administradora, limitando el espacio urbano de trabajo y la exposición pública de las mismas y examinando bisemanalmente el estado sanitario de sus cuerpos, con el fin de cuidar al cliente y reducir las posibilidades de contagio y difusión de las enfermedades venéreas. Finalmente pudiendo extraer, a través de esta regulación, un importante dividendo monetario en concepto de habilitación comercial de los prostíbulos, matriculación y revisación médica de las mujeres. En la práctica fueron varias las casas de tolerancia que, de modo intermitente, ofrecieron sus servicios durante la primera década del siglo XX, dentro del perímetro determinado por la propia ordenanza: “Artículo 4: las casas de tolerancia solo podrán establecerse en la calle Salta, entre las de La Madrid y Otero, y las barrancas del Río Grande”. Algunos de estos establecimientos fueron: Casa de tolerancia de Rosario Cevallos. (1897-?). Casa de tolerancia de Dávila Correa. (1900-?) Casa de tolerancia de Efigenía Contreras sito en calle Otero casi esquina Libertad, actual calle Güemes. (1903-?). Casa de tolerancia de Daniela Juárez, de calle Salta. (1906-?) Casa de tolerancia Zulma Gutiérrez, en calle Salta Nº 119. (1907-1914) Para 1910 se estima, según los expediente municipales, en sesenta la cantidad de mujeres registradas como pupilas en estos prostíbulos, un número bastante reducido en relación al total de la población femenina en edad para ejercer la actividad, lo que señalaría que no necesariamente fue esta una de las actividades más atractivas o elegidas por las mujeres de las clases populares, tal como se suponía entre los miembros de la clases dirigentes2. De este total sólo 2 “La forma más común de la prostitución en Jujuy, está confundida en la mujer fácil. Fácil son en efecto todas las mujeres de nuestra

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unas pocas eran de Jujuy, la gran mayoría provenían de Salta y Tucumán. “La mayor parte de las pensionistas son argentinas importadas de las vecinas provincias de Tucumán y Salta, lo que es raro en otras capitales, como Buenos Aires y Rosario, en que la mayoría son extranjeras...”3

Situación que indica que existía una decisión por parte de estas mujeres de emigrar desde sus lugares de origen hacia otros destinos, para ejercer la prostitución en lugares alejados de familiares y amigos, determinación que era favorecida, o por lo menos

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campaña que no conocen el pudor y se entregan por ignorancia. Fáciles son las mujeres pobres e incultas que viven en nuestras ciudades, sirvientas, nodrizas, etc.”. ÁLVAREZ SOTO, Napoleón: La Avariosis en Jujuy. Tesis presentada para optar al título de doctor en Medicina. Bs. As. Ed. La Ciencia Médica. 1911. Pág. 95. 3 ÁLVAREZ SOTO, Napoleón: La Avariosis en Jujuy. Tesis presentada para optar al título de doctor en Medicina. Bs. As. Ed. La Ciencia Médica. 1911. Pág. 91.

facilitada, por las dueñas de los prostíbulos, quienes mantenían convenientes nexos comunicacionales y de intercambio con sus similares de otras ciudades de la región. Esta destacada movilidad, que comprendía a las propias prostitutas, también incluía al grupo de personas que más frecuentemente visitaban las casas de tolerancia demandando los servicios sexuales de estas mujeres. De tal forma que clientes y proveedoras mantenían similares parámetros de circulación, en función de un mercado laboral y comercial en expansión. En años posteriores la reglamentación se renovaría y ajustaría, manteniéndose vigente hasta 1937, explicitando claramente en su contenido y omisiones los roles de género aceptados que naturalizaban a la mujer como la persona que se prostituía y al hombre, aunque sin mencionarlo en el propio texto de la norma, como el que asistía a estos lugares impulsado por sus instintos naturales. Bajo estos parámetros de organización, las casas de tolerancia lograron convertirse en unos de los pocos espacios lúdicos de la ciudad, admitidos legalmente, en los que propios y extraños, quebrantaban momentáneamente las barreras morales existentes. Los costos de esta trasgresión fueron sufragados por las propias prostitutas, sobre quienes se instauró una legislación coercitiva, a través de la cual, la sociedad que las negaba públicamente las admitía sólo si eran registradas, examinadas, disciplinadas, recluidas y hasta enajenadas del control y cuidado de sus propios cuerpos.


por José Luis

Melano

El 1 de octubre de 1811, un comerciante vasco, emparentado con una familia de las más ricas de Jujuy, dueña de nuestras tierras de San Lucas, era elegido Defensor de Menores del Cabildo de Jujuy, pero el Triunvirato de Buenos Aires desaprobó la elección, sin dar explicación alguna. Al por entonces Capitán General de las milicias de Jujuy, Pedro Antonio de Olañeta y Marquiegui, pese a haberse adherido en un principio a la Revolución de Mayo, esta inexplicable decisión lo llevó abrazar junto a su familia, con obstinado fanatismo, la causa realista. Es por ello que el 24 de agosto de 1812, un día después del Éxodo Jujeño, Pío Tristán ya establecido en la ciudad de Salvador de Jujuy, lo nombró de inmediato Gobernador y Comandante Militar del ejército real. A partir de ese momento, junto con su primo y cuñado, Guillermo de Marquiegui, fueron destacados jefes al servicio del Rey de España, hasta el fin de la Guerra, en Abril de 1825, justamente con la muerte del ya por entonces Brigadier General Pedro Antonio de Olañeta. En la Invasión Realista de 1814 a cargo de los Generales Pezuela, Ramírez y Tacón, después de Vilcapugio y Ayohuma, participaban actívamente, Olañeta y Marquiegui, vastos conocederes de las tierras y caminos de Jujuy y Salta, dónde habían

crecido, uno como comerciante y contranadista de mulas, y el otro como un auténtico gaucho a raíz de años de correrías en San Pedro y San Lucas. Resulta innegable el valioso aporte estratégico de estos oficiales, no sólo a través del conocimento geográfico de la región, sino en el contínuo reclutamiento de hombres de sus fincas, en el Ejército de España. Siguieron hasta 1821 las arremetidas o invasiones del Ejército español en territorio argentino, las últimas directamente comandadas por Pedro de Olañeta y Guillermo Marquiegui. Recién a partir de ese año permanecieron instalados en el Alto Perú, territorio hoy de Bolivia, mientras las tropas del Ejército del Norte, resignadas a los ataques certeros de los realistas, sólo custodiaban parte del Noroeste, desde su cuartel general en Tucumán. El mismísimo General José de San Martín resignó la custodia de esas tierras a los gauchos de Güemes, modificando su estrategia de invasión al Perú, con su desplazamiento a través de Chile y el Océano Pacífico.

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No cabe duda que los Olañeta-Marquiegui eran absolutos responsables del fracaso del Ejército de Buenos Aires en sus incursiones al Alto Perú, y de las decisiones del General San Martín. Sólo después de su reclusión en el Cuzco, en 1824, el Coronel Marquiegui abandonó las armas, y meses mas tarde, con la muerte del General Olañeta, posiblemente asesinado en la mal llamada Batalla de Tumusla en Abril de 1825 (en la cual fue el único fallecido), finalizó la Guerra por la Independencia Americana. Habían pasado quince largos y penosos años desde aquella Revolución porteña, en Mayo de 1810. Miles de hombres murieron por una independencia poco entendida por el verdadero pueblo, aquellos labriegos y comerciantes, únicas víctimas verdaderas de una guerra entre hermanos, por el poder político de la región. Hoy son más que reconocidas las graves falencias de los hombres de Buenos Aires, que dirigieron las estrategias de la Guerra durante ese lapso. El abandono proporcionado a San Martín, quién terminó recibiendo noticias del fin de la Guerra ya expatriado voluntariamente en Europa, el desinterés por los sufrimientos de los pueblos del sur del Desaguadero, sólo defendidos por las guerrillas alto peruanas y los gauchos de Jujuy y Salta, y que terminó a la postre en la pérdida para la Argentina de esas tierras, con posterior formación de la República de Bolivia. El mismo General Olañeta, en 1824, “enfrentado políticamente” con el Virrey De La Serna, tenía secretamente pactado con el Gobernador de Salta, General Arenales, el fin de las acciones bélicas, en el caso de ordenar desde Buenos Aires el avance hacia el Norte de las tropas estacionadas en Tucumán, lo que sucedió tardíamente, días antes de la muerte del General Español. Arenales siempre sospechó un asesinato de su amigo de juventud, tramado por el mismo sobrino de Olañeta, Casimiro, quien ya lo había traicionado y se encontraba “asesorando” al

Mariscal Sucre, planificando obtener en el futuro el poder político de la Región, lo que finalmente sucedió tras la declaración de la Independencia de Bolivia. Pero esa es otra historia, y ya muchos años de Guerra habían transcurrido. ¿Fueron realmente necesarios? Volvamos al inicio de esta narración y regresemos a 1811... En un húmedo despacho en el puerto Buenos Aires, un triunvirato formado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso, rechazaban la designación de Pedro de Olañeta como Regidor de Menores de Salta. Se iniciaba el resentimiento en la familia Marquiegui y con él, una guerra personal de dos hombres casi olvidados en nuestra Historia. Comenzaban trece años más de guerra y muerte, que podían no haber existido si la ignorancia y soberbia de tres políticos porteños, hubiesen dejado en un cargo propuesto por el Cabildo de Salta, al por entonces Teniente de Milicias Pedro Antonio de Olañeta, sobrino y yerno de Don Ventura Marquiegui, dueño de vastas tierras en San Pedro y San Lucas. Como comentario curioso, la bella viuda de Olañeta, Josefa “Pepa” Marquiegui, hermana de Guillermo, recibe dos meses después de Tumusla, una carta de España firmada por el mismísimo Rey Fernando, quien, ignorando su muerte, designaba a su esposo Pedro Antonio, Virrey del Río de La Plata. Es así como los libros una Historia Argentina que excluye sistemáticamente a los héroes derrotados por sus “Próceres”, nos niega descubrir que en San Pedro de Jujuy, tuvimos un auténtico Virrey, quien en sus correrías de adolescente con su primo Guillermo Marquiegui, recorría esta tierra que pisamos diariamente, y cuya bravura y perseverancia hizo que la Guerra por la Independencia de América, durara quince penosos años, en vez de solo cinco o seis, por causa de aquel injustificado error de tres políticos que desde Buenos Aires, decidieron ignorantes, sobre asuntos de nuestro Norte argentino.


Daniel

MAGAZ Si bien se podía decir que era un domingo normal, como cualquier otro en el que Alejandro preparaba el asado y Lucía las mandiocas fritas y las ensaladas para cuando llegase el resto de la familia, esa jornada era especial. Es que iba a ser el primer asado del domingo con un integrante más en la casa. El pequeño niño había llegado al mundo seis días antes y tras haber sido depositario de pellizcos, paseos por los pasillos de la clínica, suspiros, fotos, etc., ahora se disponía a vivir la primera comilona de su vida con sus papás, tíos y abuelos. El curso de los preparativos iba como de costumbre, hasta que llegando las 11 sonó el timbre. Lucía miró por la ventana y se sorprendió al ver llegar tan temprano a sus suegros y su cuñado Norberto, el hermano menor de Alejandro. Su marido tampoco entendió bien el por qué del arribo tan presuroso de sus

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familiares (por lo general llegaban casi sobre el mediodía) pero rápidamente fue a abrirles. -Eh, ¡hola Ma! ¿Qué hacen tan temprano por acá? La mirada de su madre evidenció disgusto. Era raro en ella pues solía ser la que más esperaba el asado de los domingos, siempre llegaba muy sonriente y con un postre debajo del brazo. Esa mañana el postre estaba allí, pero su sonrisa no. A paso veloz, y casi sin mirar a su hijo, les esbozó una frase: -Son tu padre y tu hermano, ellos te van a explicar... Permisooo, ¡Luci!, ¿por dónde andás? ¿y dónde está mi gordito lindo? El enfado de la señora se fue al instante en que se encontró con su nuera y su nieto en los brazos del ella. Alejandro volvió la vista hacia fuera y vio a su padre y su hermano parados con cara seria en la puerta. -Ale -empezó el papá con voz hermética- vinimos


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antes que lleguen los otros porque queremos hablar algo muy importante con vos. -¿Es muy malo? -Sí -afirmó con dureza Norberto- por favor entremos que tenemos que hablar. Preocupado, el anfitrión los hizo pasar al living. Se sentó en un sillón individual mientras los otros dos lo hicieron en el sofá que estaba en frente. Sin más miramientos, su padre volvió a hablar, aunque esta vez mostrándose más bien preocupado: -Hijo, decime: ¿ustedes ya inscribieron al nene en el Registro Civil? -Sí Pa, el miércoles fui. ¿Te acordás que te había comentado que lo iba a hacer? Su padre asintió con la cabeza y miró tristemente a su otro hijo. Norberto se acomodó un poco la remera, largó un soplido y se dirigió a su hermano: -Ale, mirá, qué cagada... bue... ya está. Esteeee... bueno, te la hago corta: tienen que cambiarle el nombre al pibe. -¿Cómo? ¿qué? ¿De qué están hablando?- preguntó Alejandro, que ahora había pasado de la incertidumbre a la confusión. -Sí hijo -continuó el padre con una voz preocupada- lamento que no lo hayamos advertido antes. Es que no sabíamos que el bebé iba a tener dos nombres. Y de lo otro... bueno, de lo otro nos dimos cuenta ayer en la cancha de Mitre mientras estábamos charlando en el entretiempo. -¿Qué es eso “otro”? -¿Cómo se llama tu hijo? -Por favor papá, ya te lo dije... -Ale, ¿cómo se llama? Alejandro ya se estaba impacientando. Evidenciando el malestar, contestó bruscamente: -Ulises Carlos Rodríguez. Así se llama. ¿Me pueden explicar qué pasa? Norberto golpeó el brazo del sillón con furia. Su padre le hizo un gesto para que se tranquilizara, pero él estaba fuera de sí y decididamente enojado empezó a escrutar a su hermano mayor.

-¿Me querés decir para qué mierda le pusieron Ulises? ¡Qué nombre más horrendo! ¿No se iba a llamar Carlos nomás? -Eh, Beto, ¡tranquilizate un poco che! Sí, se iba a llamar Carlos nomás, pero a Luci le encantaba el nombre Ulises. Y bueno, llegamos a un acuerdo ahí mismo, en la clínica. La verdad que era lo justo, porque Carlos fue el nombre que yo había propuesto de entrada. -¿Y por qué ese orden de nombres? - dijo Noberto, un poco más calmado. -Porque Carlos Rodríguez hay miles, en cambio Ulises Rodríguez pocos. La verdad, qué se yo, tampoco le prestamos mucha importancia a eso. -¡Grave error! ¡Grave error! Norberto volvió a enfurecerse. Se paró del sillón y empezó a dar vueltas por la habitación. Alejandro no entendía nada. Miró a su papá, que había estado presenciando ese momento con un gesto de impotencia, y entonces éste trató de explicarle el asunto. -Gorila Ale, gorila. ¡El nene te salió gorila! Fue el colmo. Alejandro se enojó, había que hacer el asado y estos dos lo tenían ahí adentro sentado y diciéndole cosas incoherentes sobre su hijo recién nacido. -¡Paren un poco! No entiendo nada, ¿qué es eso de gorila? ¿qué problema hay con que el primer nombre sea Ulises? Explíquense bien o sino me voy a hacer el asado. -¡Gorila! -volvió a hablar Norberto- radicheta, oligarca, ¡¡radical!! Tu hijo va a ser radical. -¿Qué decís? Si en esta familia siempre fuimos peronistas. -Por eso mismo. ¿No te fijaste acaso las iniciales del pibe? Ulises Carlos Rodríguez: ¡¡U.C.R.!! Se hizo el silencio en la sala. Alejandro observaba boquiabierto a Norberto, que seguía parado y apoyaba una de sus manos en el marco de la ventana. Su padre, mientras tanto, movía nervioso las piernas. Los Rodríguez del barrio Rocamora habían sido peronistas históricos. Claro, antes de radicarse en


Misiones Juan, tal en nombre del padre, trabajaba en un ferrocarril en la provincia de Buenos Aires. Al llegar Perón al gobierno, vivó la época en que el “General” y Evita (palabras sagradas en la familia) pusieron a funcionar las políticas públicas que favorecieron a los miles de asalariados humildes del país. De ahí su devoción por los pocos que, alguna vez, habían gobernado para los que menos tenían. Juan lloró con la muerte de Evita, odió a los “gorilas” que derrocaron a Perón en el ’55 y se entristeció al ver en qué se había convertido el movimiento en los ‘70, cuando entre la guerrilla de izquierda y el fascimo lopezreguista de la Triple A descuidaron lo que más había promovido el General en sus inicios: “el pueblo, cagaron al pueblo” solía exclamar Juan con tristeza. Crió a sus hijos en Misiones bajo la tradición peronista que, entre otras cosas, incluye el no desaprovechar ninguna ocasión propicia para criticar a los eternos rivales, los radicales: “son unos gorilas oligarcas” largaba y después se reía, aunque también se daba la oportunidad para afirmar con sinceridad “Illia y Balbín, a esos sí, son los únicos radichetas que respeté en mi vida”. Alejandro y Norberto, como no podía ser menos, también habían abrazado el peronismo fervoroso. Es más, Alejandro había formado parte del Centro de Estudiantes de su facultad dentro de una agrupación llamada “Unión Juvenil Peronista”. Ahora, Juan estaba jubilado y seguía cotidianamente en los diarios cómo “estos caraduras van destrozando lo que queda del pobre Partido”, Alejandro trabajaba en un almacén y Norberto, tres años menor, estaba cursando las últimas materias del profesorado en Historia. Todos, afiliados al Partido Justicialista. En el living, había un clima espeso. Dos generaciones de amor al peronismo se veían amenazados por la llegada de un individuo que, sin siquiera imaginarlo, los ponía en jaque simplemente con las iniciales de su nombre. -U.C.R. - repasó Alejandro en voz lenta, subrayando cada una de las letras. -Exacto hijo, U.C.R. El nene te salió gorila.

-Es inconcebible, mi sobrino no puede ser radicheta, ni a palos. No Ale, no. Vos entendés, tienen que cambiarle el nombre al gurí. Alejandro dudó unos minutos. Finalmente se paró decidido, miró a sus familiares (que ya empezaban a sonreír) y les habló: -Ni en pedo. -¿Cómo? -dijeron al unísono don Juan y Norberto, quienes evidentemente no esperaban esa respuesta. -No che, no. Está bien que seamos peronistas, pero tampoco vamos a ser tan fanáticos. Obvio que mi hijo también va a ser peronista. Ja, ¡qué les parece! El día que se le ocurra venir con una remera de Franja Morada le doy una patada en el culo. Desde ya. Pero tampoco le vamos a cambiar el nombre porque las iniciales le dan U.C.R. Es el colmo. -Pero Ale, ¿no te das cuenta? En cuanto se aviven, en la escuela, en la secundaria, en la universidad, ¡en el Partido! En cuanto se percaten de sus iniciales, primero se le van a cagar de risa, y después lo van a echar. -Por favor Beto, no exageres. -Sí Beto, te estás yendo un poco al carajo -intervino con seriedad don Juan- Pero igual Ale, sé que suena raro, pero, ¿no cabe la posibilidad de cambiarle el nombre? Apenas hubo terminado de decir la pregunta, entraron Lucía y Adelia (la mamá de los chicos) al living. Hacía ya quince minutos que los hombres estaban ahí y habían escuchado gritos. Si bien Adelia sabía de la peculiar idea de su marido y Norberto (aunque aún no se la había comentado a Lucía), no imaginaba cómo reaccionaría Alejandro, por lo que ambas querían saber qué estaba pasando. -¿Qué hacen Ale? En un rato van a caer mis viejos y todavía no pusiste la carne en la parrilla. -Sí amor, ya sé. Es que surgió una discusión con... -¡Tienen que cambiarle el nombre a su hijo, Luci! ¡Por favor! -suplicó Norberto. Lucía lo miró extrañada y éste accedió a contarle la razón de su pedido. Con el correr de la explicación,

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el rostro de la joven se fue transformando hasta dar claras muestras de furia contenida. Cuando su cuñado acabó, Lucía observó a su suegro: -Don Juan, usted no estará de acuerdo con las boludeces que acaba de decir Beto, ¿o sí? -Ehh… y sí Luci, no te voy a mentir. Qué se yo, me conocés, para mí el peronismo es algo muy importante en mi vida... -¡Pero por favor don Juan! ¡Cómo vamos a cambiarle el nombre a Ulises! Ustedes están locos. Ale, decime que vos no estás con ellos. -No, no, no -si bien la respuesta fue inmediata, a decir verdad no sonaba muy convincente-. No, este, o sea, quizás de haberme dado cuenta antes, le podíamos invertir el orden de los nombres. -¡¡No lo puedo creer!! Ustedes están locos. ¿Se dan cuenta de lo que dicen? Norberto estaba muy nervioso y la negativa de Luci lo sacó por completo de las casillas: -Vos no entendés, eso es lo que pasa. No te das cuenta de lo que significa que el gurí sea radical. -Pará Beto, no hables pavadas. Que las iniciales den U.C.R. no quiere decir que vaya a ser radical. Y, de última... qué se yo, no le veo el problema. -¿Qué decís? -Norberto estaba rojo de ira. -¡Qué no veo el problema! Les advierto que mi hijo no va a ser peronista así porque sí, eh. Él va a poder decidir cuando sea grande. -Con más razón, con ese nombre va a ser radicheta. -No digas tonterías. Además, no sé: Alem, Yrigoyen, Illia. El radicalismo por lo general fue de lo más respetuoso con las instituciones. Además, de no haber sido por ellos en el ’83 no sé hasta dónde hubiese durado la democracia... -¡Dale, ahora decinos negros de mierda vos también! -soltó Norberto casi a punto de estallar- Vos te la das de zurdita, pero me parece que sos bastante gorila también. -¡Cómo te atrevés! Mirá que Puerta, Menem, Rodríguez Saa, Kirchner, Macri, son peronistas y no son

muy socialistas que digamos eh... -Dale, dale, andá. Si ustedes nunca llegaron a nada. Andá a llorarle a la estampita del Che, a ver si algún día revive y les hace su famosa revolución. Algo iba a volar en cualquier momento. Ya fuera un zapato, un cenicero, un vaso o el propio cuñado. Advirtiendo esto, y con la tranquilidad que caracterizaba a Adelia, alzó los brazos y dijo serenamente: -Bueno chicos, bueno. ¡Bajen un poco la voz porque Ulisito está durmiendo che! Paren de discutir boludeces. A ver. Juan, Beto, dejemos que los chicos decidan qué hacer. Los tres salieron del living. Lucía miró con los ojos en llamas a Alejandro, que largó un suspiro, alzó los hombros y la invitó a sentarse frente a ella. Después de diez minutos, les pidieron a los invitados que volvieran al living. Lucía habló: -Antes que nada, les pido disculpas por la reacción de recién. -Sí, yo también Luci, la verdad que me fui al carajo... -Está bien Beto, nos conocemos. Nunca nos vamos a poner de acuerdo. Todo bien. -Bueno, ¿decidieron? -preguntó impaciente don Juan. -Sí -intervino Alejandro- No le vamos a cambiar el nombre a Ulises. Es una locura. Sé que es una cagada lo de U.C.R., pero bueno, ya está. Igual, capaz que para cuando sea grande ya ni siquiera existan los radicales. Juan y Noberto largaron la carcajada, mientras que Adelia y Lucía atinaron a expresar su disconformidad por lo inapropiado del chiste en ese momento. Todo estaba dicho y ya no había vuelta atrás. Norberto, como era previsible, era el que menos conforme había quedado, pero supo aceptar la decisión. Y antes de que dejaran el living, el tío arrojó una última expresión: -Lo que sí, les advierto eh: ¡¡el pibe va a ser hincha de Boca!! Gorila puede ser, pero Gallina no lo acepto ni en pedo.


por Juan Carlos

Giménez

En la segunda parte de la década del noventa y primeros años de la del 2000, recorrí la puna salto-jujeña en motocicleta, siempre lo hacía a comienzos del otoño, cuando pasaban las lluvias y el frío no apretaba todavía. Un clásico punto de referencia era el hospital de Susques, estaba como director el Dr. Rivera, gentil, atento, un excelente colega. Regresaba del último de esos viajes, año 2.004, había salido de Susques temprano, junto con el Sol. Luego de pasar Mal Paso y antes de las Salina Grandes se cruza la ruta provincial 75; tomándola hacia el norte se va a la comunidad de Barrancas, un pueblito puneño que tiene dos nombres(?); sí!, el mencionado de Barrancas y el de Abdón Castro Tolay, esto siempre llamó mi atención y decidí visitarlo, entonces supe el porqué de sus dos denominaciones. El camino, al tomar la 75 para el norte, transcurre por una planicie delimitada por cordilleras, es de ripio afirmado, con arenales en los cursos de agua, el más importante de cruzar es del Río de las Burras, se lo hace por un ancho lecho que en esa época está seco, pero que cuando llueve es impasable, su curso de agua constituye el drenaje de una amplísima zona, termina en la laguna de Guayatayoc. El badén para cruzarlo está amojonado y, a esa altura, el Trópico de Capricornio cruza el río, todo un hito geográfico. Antes de pasarlo, vi a lo lejos, al frente, una nube de polvo que veloz avanzaba al ras del piso, una pequeña tromba de aire pensé.

Luego del río, el camino se coloca a la par pero a mayor altura, con curvas y contracurvas a las que prestaba mucha atención; en una de ellas me encontré con la nube de polvo, era una vieja y noble F100 cargada de paisanos, seguramente iban a Susques. La ruta luego de un trecho se separa del cauce, toma hacia el norte con una monótona vegetación muy baja a sus costados y va en busca de las serranías. Todo era marrón, el camino, la planicie, su vegetación, los cerros, esto hacía un fuerte contraste de un cielo intensamente azul; las serranías estaban cada vez más cerca, en su delante se veía un curso de agua, el Río Barrancas y aparecieron sus inmensos murallones. El camino hizo un pequeño ascenso, noté algo raro en mi vista que no coincidía con el uniforme marrón del paisaje, pestañeé pensando en un espejismo, pero no, ahora lo observaba mejor. Eran las copas verdes de frondosos árboles, vi también las cúpulas puntiagudas de una iglesia, todo se fue armando al avanzar, un verdadero oasis. Los árboles, era añosos sauces dentro de corrales de adobes cerca del río Barrancas, los farallones estaban al frente del pueblo, del otro lado del cauce: ¡qué otro nombre, sino Barrancas podría tener este pueblo! y, el porqué de Abdón Castro Tolay, era la incógnita a develar.

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Lo único de color eran el verde de los árboles y el blanco de las torres de la iglesia, todo lo demás, casas incluidas eran tonos de marrón; en la entrada había un claro cartel que decía: Barrancas - Abdón Castro Tolay. Así el pueblito de dos nombres surgió como por encanto en medio del agreste paisaje de la puna jujeña y me introduje en él. Como todo poblado del altiplano se lo veía vacío, limpia la arena de sus calles, húmedas, con pequeños charcos de una lluvia nocturna; guiándome por la torre de la iglesia enfilé en esa dirección, -una plaza en su delante deba haber, pensé y así fue, allí estaba!, pequeña, bien cuidada, cercada, con molinetes en sus esquinas para que los animales no la arruinen, tenía árboles, no eran los imponentes sauces de la entrada, sino firmes, sufridos olmos siberianos, en un lado de la plaza había una pequeña escultura, era de un niño puneño con su sombrerito y poncho, un homenaje al infante de la zona, -fue hecho por un maestro, “en el tiempo de los milicos”, me lo aclaró luego el comisionado. La iglesia tenía dos imponentes torres en aguja de color blanco, sus aberturas pequeñas con contornos rojomarrones, era la construcción mas alta del pueblo; estaba cerrada, pero apenas empecé a deambular por su frente, luego de estacionar la moto, quitarme el casco, los guantes, se acercó un paisano preguntándome si quería conocerla, acepté la invitación. El recinto era de una sola nave, angosta con techo a dos aguas, bien alto, había pinturas con distintas escenas del nacimiento de Jesús adornando las paredes laterales. Mi gentil guía era el comisionado municipal, le habían avisado de la llegada de un forastero, en moto!, también era comerciante, transportista; atento me mostró la capilla y relató la historia del pueblo. El templo se hizo antes que el pueblo; a comienzos del siglo pasado, este lugar era un el paraje ya conocido como “Barrancas” donde sólo vivían dos familias; había una escuela en un lugar cercano, “El Colorado”, donde vivían otras familias, el problema allí, era que no tenía agua permanente y debían acarrearla en invierno-primavera, hasta que comiencen las lluvias, un gran tras-

torno. Barrancas, cercana al río, frente a los murallones sí tenía agua permanente. Un rico pastor de la zona: Don Lázaro, que no tenía descendencia, era muy devoto de la Virgen del Valle, había estado en Catamarca un 8 de diciembre y quedó prendado con ella, con la devoción que despertaba y se hizo su “esclavo”, había traído una pequeña imagen que promocionó entre los aislados habitantes que decidieron hacerle un templo en Barrancas, esto ocurrió alrededor de 1.907. Todos trabajaron para su construcción, se hicieron 21.000 adobes y la consagraron a la Virgen del Valle. Don Lázaro destinó su hacienda a la construcción del templo de la Virgen, lo que ella producía era para la Madre de Dios, pudieron comprar un imagen más grande, agasajar a los devotos en su día y terminar la iglesia, todo esto lo relataba el gentil cicerone que, si bien era paisano, por su tono de voz, ademanes, manera de expresarse se notaba que había estado un tiempo en la cuidad y allí me contó sobre el célebre maestro. En marzo de 1918, llegó a la Escuela Nacional N° 56 de El Colorado un joven maestro, venía acompañado de su abuela que como él era de la zona, ella reunió a los vecinos y les presentó al nuevo “mayestro”, estos se sonrieron al verlo tal joven y pequeño, era “chato”, tal es así que le dijeron: -mentira, la “mayestra” sos vos que eres mayor.


Los niños concurrían a la escuela de El Colorado cuando había maestro; los padres tampoco se preocupaban mucho por la educación escolar de su prole ya que eran la mano de obra para cuidar el ganado, la siembra, cuanto más hijos, mejor, la escuela “los distraía” decían; en ese entonces, ser “peón nomás” podía servir para sobrevivir, cosa muy distinta ahora, en que estar capacitado a través de una educación, instrucción adecuada, es imprescindible para desenvolverse dignamente en la vida. El maestro era Abdón Castro Tolay un joven de la zona de la quebrada, recibido en la Escuela de Maestros Rurales de Humahuaca el año 1917, (el año anterior, en esa escuela, mi padre, Segundo Giménez comenzó su carrera docente y seguramente lo conoció). Abdón tomó con entusiasmo sus tareas y, al ver que la escuela carecía de agua durante largo tiempo, bregó para trasladarla al cercano Barrancas, con agua permanente y que ya se esbozaba como un núcleo poblacional, hasta tenía una hermosa iglesia construida a instancia de Don Lázaro, el esfuerzo de todos y logró que esto se realizara. Castro Tolay fue un buen maestro; eso sí muy riguroso y misógino. Visto a la distancia su dureza era extrema, ¡pobre de los niños zurdos!, le ataba, castigaba esa mano, hasta que escriban con la otra, las niñas siempre relegadas. Pero los paisanitos puneños se fueron escolarizando, también era un activo partícipe de la vida comunitaria: delimitó, trazó el plano del futuro pueblo, fundó el “Club social y deportivo El Inca”; sus colores, los de Boca!. En política era de tendencia conservadora, asistió al devenir del radicalismo, el peronismo. Tuvo admiración por Perón. Siendo director-maestro con muchos años de ejercicio, durante la segunda presidencia de Perón, año 1953, visita la escuela un Inspector del Consejo Nacional de Educación, la primera visita de ese tipo; todo un acontecimiento fue la llegada del funcionario a tan perdido lugar. Este quedó maravillado por la obra, dedicación del maestro, la disciplina escolar y, al retirarse el honorable visitante, el maestro le obsequia una poesía-can-

ción sobre Barrancas, que al terminar, hacía referencia al gran conductor de la nación: Juan Domingo Perón. El inspector guarda emocionado los versos y, en Buenos Aires, como una anécdota de la fantástica gira que había realizado por el fin del mundo, la muestra en el Ministerio de Educación de la Nación, al ministro le agrada la poesía y se la acerca a Perón que sonríe, se emociona al ver que es admirado en la lejana puna jujeña. -¿Y, que puedo hacer por el maestro?, pregunta. -Pongámosle su nombre a la escuela, responde el ministro, fue lo primero que se le ocurrió y acuerdan eso. Comunican la decisión del presidente de la república al gobierno provincial y, por una confusión, el vicegobernador, entonces en ejercicio, le pone el nombre del maestro al pueblo en el decreto. Fue una gran sorpresa para todos!. Molestó mucho a un sector de la comunidad, desconcertó al maestro: el pueblo se divide entre los que compartían el nuevo nombre y los que no; todo esto fue para gran dolor de Don Abdón, él no había pedido ni querido eso: ¡que el pueblo, ni la escuela donde vive, trabaja, lleve su nombre!, despertó suspicacia, resquemores, más en el ambiente puneño, en el peronismo de esos años que duró hasta el final de sus días, cuando ya jubilado y viejo visitaba Barrancas, él siempre llamó así al pueblo, sufría la atención de pocos y la ignorancia de muchos, hasta que falleció en Jujuy el 26 de febrero de 1.989. Entonces el pueblo tiene dos nombres, BARRANCASABDON CASTRO TOLAY, el primero que fue desde siempre por los formidables murallones que identifican al lugar de lejos y, el segundo, por el maestro que lo ayudó a instalarse en ese sitio más hospitalario. -Así debe ser; en esta zona tener a todos conforme con una sola denominación es imposible, terminó diciendo el comisionado. Seguí viaje a Tres Pozos, el pueblo salitrero, contento de haber visitado BARRANCA-ABDÓN CASTRO TOLAY, conocido su historia y pensando que hay homenajes, distinciones, en este ambiguo mundo, que pueden amargar la vida.

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DIVIDIDOS Amapola del 66 por Edgardo

Gutiérrez

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Qué se puede decir y escribir luego de tanta data que surgió en función del último disco de Divididos “Amapola del 66”, críticas como la Claudio Kleiman (Rolling Stone), donde ya roza con demasiadas adulaciones a un disco que todavía tardará un par de años en convertirse en clásico de esta década; Nicolás Mayo (Inrockuptibles) haciendo hincapié en el flamante estudio de grabación llamado La Calandria y reafirmando “que Divididos escupen un disco que recupera la fiebre y la urgencia del rock setentero” debe ser porque en algunos temas retoma algunas distorsiones robadas olímpicamente de Led Zeppelin y The Who y ni que hablar de Diego Lerer (Clarín) que intenta poner un nuevo rótulo a la música argentina con algo aún más lejos de la realidad: “power folk”, ¿hacía falta, Diego? Divididos ahora con todo un perfil independiente, ya que el disco es producido íntegramente por la banda Mollo y Arnedo y la empresa DBN lo distribuye. Primer buen dato para saber que una banda que viene hace mas de 20 años enganchado con varias multinacionales, a diferencia de grupos seudo-independientes argentinos, Divididos recorre la ruta al revés: se arma de 8 discos anteriores y luego el número 9 se largan solitos a dar nuevos pasos. Como Ud. sabrá amigo lector la presentación de este disco, es decir su formato, tiene un estilo muy poco realizado en Argentina debido a los altos costos, producir un doble disco con DVD incluido y una sesión de fotografías campestres, todo en una acar-

tonada presentación que hace que el disco eleve obviamente su costo (70$). Por suerte la presentación en Tilcara fue al aire libre y gratis. Más allá de la lluvia, los lugareños estuvieron contentos, desde doña Marta que vendió todas las empandas y hasta Fabián que pudo vender las cervezas que quedaron del último carnaval. Salvo el intendente Felix Pérez que tenía el antebrazo lleno de clavos, dicen que de “borracho” se cayó (Página12, suplemento NO 01/04/10). Pero bueno, hablemos de la música de Divididos. El disco está compuesto por 13 temas rigurosamente seleccionados debido a que la actividad creativa del nuevo trío se despliega por diferentes rumbos, se le suma un baterista que ya venía tocando con ellos hace un par de años luego de Gil Solá, Araujo, se suma Catriel Ciavarella. El primer tema “Hombre en U”, es un tema cómplice, entre los buenos lectores de las letras y las melodías, relatando estados de ánimo y chicaneando por lo bajo a la sociedad donde una frase pone énfasis en la canción “mientras vos puedas ser vos no necesitás perdón”. El segundo tema “Buscando un ángel”, un tema que a mi punto de vista es un tango melancólico y bien logrado con melodías suaves, un tema ideal para leer “Los peligros de fumar en la cama” de Mariana Enríquez. El tercer tema, “Mantecoso”, primer cross a la macabra industria de la música en nuestro país con una excelente introducción y un perro ladrando de fondo nos remite a pensar en ese funk violento al cual ya nos tiene acostumbrado Divididos. Cuarto tema “Muerto al Laburar”, otro que apunta directamente a los íconos caídos en función de la mú-


sica y el deber, no más que eso, tema ideal para poner en el funeral de Charly García o Calamaro. “Amapola del ‘66” tema con polenta doble, un bajo crudo y simple, un tema sin muchos contrastes pero termina estando a la altura de los otros temas pogueros de Divididos. “La flor azul” chacarera pura del padre de Arnedo y de Villar, no hay con que darle, otra de las tantas fusión del rock con el folklore; bien logrado, pero sin nada que pueda sorprender. El tema siete “Senderos” más que una canción genera un clima de cambio y nos pone a tono de lo que vendrá más adelante, una conjugación verbal para aclarar “vengo de ayer, no soy de ayer” que como otros tantos grupos Divididos está hace años en la escena pero se actualizan y este tema lo demuestra. EL tema que sigue “Jujuy” con una pequeña introducción recitada de Germán Choquevilca, este tema se suma a la larga lista de temas que hacen referencia a Jujuy (ver Intravenosa N° 6 “el maldito rock nace en Jujuy”) pero la voz de Mollo tiene un tinte de reclamo y desgarro similar al de la canción “El abasto”, denuncia explícita sobre la nueva colonización de Tilcara en manos de empresarios que invierten en nuevas arquitecturas futuristas con materiales de la zona, adobes marrones y luces dicroicas, mientras que en Huella no hay agua ni para lavarse las manos, este tema dibuja a ciencia cierta lo que ocurre en Tilcara, por lo menos indaga en lo que muchos jujeños no quieren ni siquiera hablar. El tema 9 “Caminando” tiene aires bluseros de 6 tiempos, tema diseñado para que suenen unos solos de guitarras conjugados por la voz indiscutible, sorprende nuevamente de manera grata esos guiños cómplices que hace en relación a los instrumentos y a los equipamientos técnicos que compone a una banda de rock cuando dice “Realidad irreal donde está el pedal que lleva a la distorsión”. El 10 del CD es “Boyar nocturno”, tema que puede ser tranquilamente interpretado con una filarmónica de fondo, con aires y explosiones acústicas, imperdi-

ble para ser escuchado con un buen sistema de sonido, un solo de guitarra distorsionada de manera espeluznante al minuto 5 y 12 segundos del tema, le da un toque oscuro y angelical al mismo tiempo. “Avanzando retroceden” es el tema 11 del disco, balada acústica con un sonido impecable, se llega a sentir hasta el arrastre de los dedos sobre el encordado de las cuerdas de la guitarra acústica, bajando rápidamente en mástil de la guitarra, nuevamente Mollo habla del rock siempre ácido y no sé si directo, pero eficaz, “por las dudas no olvides todo viaje tiene su fin ecos del rock”. El tema 12 “Perro funk” rápido ameno, dedicado al perro que también presta su ladrido para este tema como lo hizo en el “mantecoso” , una pena que no figure en los créditos finales, porque dentro de los animales del rock (Los Gatos, Rata Blanca, Superratones, León Gieco) este perro tiene un ladrido que siempre estará allí. Al final del camino “Todos” tema tranquilo, solos prolongados de manera correcta, un final acorde como para bajar despacio y sin apuro, inclusive la letra es parte de la despedida final de este disco “Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser”, cortando rápido bajando de golpe los potenciómetros y dando fin a un nuevo capítulo musical. Un disco que está bien realizado por donde se lo mire, críticas al DVD donde alquilan un periodista del rock como Alfredo Rosso, para un pinpong de preguntas acerca de la elaboración del disco, incluyendo escenas del montaje de sala de grabación, los instrumentos y partes de la grabación del disco, un autobombo que tranquilamente podría haber sido parte de algún otro trabajo, pero como es de público conocimiento las tendencias a nivel mundial obligan a que artistas locales también vayan por esas sendas, hay muchos ejemplos donde aparece reflejado el CD + DVD este caso no tiene por qué sorprendernos, sí el precio.

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