Intravenosa 9

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Dirección Rebeca CHAMBI Edgardo GUTIÉRREZ Matías TERUEL Maximiliano CHEDRESE Carlos ALBARRACÍN Fernando CHOQUE

Colaboradores permanentes Meliza ORTIZ Macarena BRITO Ernesto AGUIRRE Gabriel SALGADO Marcos MARTÍNEZ Daniel LEÓN

Colaboran en este número Mille TORRICO Juan Pablo SALINAS COCHABAMBA Pablo César ESPINOZA

Juegos de poder: Analogía entre el fútbol y la política en Jujuy 11 Cementerio marino 16 Grietas en el muro 18

El alacrán suicida: Futurología de la estética sexual 23 Maní 27

Los arrepentidos 35

TUCUMÁN

Víctimas del vaciamiento 50 Diseño y diagramación Maximiliano Chedrese

Año 3 - número 9 / Diciembre 2009

Nietzsche: luces y sombras 40 Uma nayraw uñch’ukiskitu 47

CÓRDOBA

Coronel Dávila 236 P.A. CP 4600 / S. S. de Jujuy Argentina Tel.: 0388 4231355 / 4311182 revistaintravenosa@gmail.com www.revistaintravenosa.blogspot.com

Mentime que me gusta 38 Tahití 46

Alejandro MORANDINI Juan DÍAZ PAS SALTA Daniel MEDINA Alejandro LUNA Salomé ESPER

Cinco pa´l peso 9

Lo que dicen las canciones 30

TILCARA

Agustín BACA AMENÁBAR

Poesía y periodismo en Manuel J. Castilla 5

Jujuy se ve (tan suceptible) 28

Federico FERNÁNDEZ Beatriz BRUCE JUJUY Mario VILCA Paula SORUCO Remo LEAÑO

ÍNDICE

Críticas de Terror 54

Ilustración de tapa: Eduardo Santellán (www.dibujosantellan.com.ar)

Corrección Silvina Campo / Meliza Ortiz

Fotos interior: Salomé Esper (www.luzfuriosa.blogspot.com)

Impreso en: Imprenta Zissi

Publicidad: Marcos Martínez

Use forro para no reproducir como conejo el contenido de esta revista. Las notas firmadas son responsabilidad del autor.

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Hacemos Intravenosa porque no nos conformamos con los discursos que ya todo lo resolvieron, ni con los que afirman que ya está todo dicho. Sumamos una voz de resistencia, pero no la de quienes en desventaja se quedan inmóviles, señalando “aquello que”. Nuestra resistencia es movimiento. La ejecución de la revista es nuestra acción y también la de aquellos que la leen y la difunden. Intravenosa es un llamado de atención a las problemáticas de la “Cultura Jujeña” que parece distraída desviando la mirada en “Halloweens y duendes reaparecidos”, todos competidores de este campo cultural. Entendemos que la sociedad debe reenfocar su mirada hacía en la realización de Practicas Culturales que generen un espacio donde TODOS podamos reflejarnos. En Intravenosa escribimos para recortar algún aspecto de la realidad desde la mirada artística, para re-pensarnos desde el compromiso de la palabra escrita, para dar nuestra opinión, forzados por la responsabilidad del análisis, la denuncia, la apuesta creativa y la perspicacia del humor. Muchos forman parte del movimiento intravenoso, porque nos leen, porque no nos leen y alguna vez nos leerán, porque nos leyeron y no lo volverán a hacer jamás. El proyecto Intravenosa se sostiene porque somos parte de un contexto cultural que demanda y que a nosotros nos interesa. Intravenosa es la forma que encontramos para comprometernos con Jujuy (y desde aquí sin fronteras), con la época, con lo que fue y con lo que vendrá.


por Alejandro

Morandini Escritor

E

l poeta Manuel J. Castilla (Salta, 1918 - 1980), desarrolló, entre 1939 y 1980, una tarea periodística sin precedentes en el norte argentino. Su labor para el diario salteño El Intransigente resulta una de las obras periodísticas más relevantes dentro de la prensa escrita argentina, realizada en un estilo preciosista que sólo encuentra afinidad con la elaborada para Pregón, por Néstor Groppa. Desconocida hasta ahora por sus lectores contemporáneos, ha sido recuperada durante el transcurso del último año por una investigación financiada por el Fondo Nacional de las Artes. La divergencia elemental entre poesía y periodismo se da en el uso material del tiempo en la escritura. Ahí donde se espera del periodismo la comunicación diferida de los sucesos, la realización casi instantánea entre escritura y hecho, en poesía es deseable un lenguaje precariamente perdurable del acontecimiento sensible. Sobre la mesa de redacción del periódico más influyente de su época, alimentada a novedades, resistió la prosa de Castilla, bajo los efectos virtuosos de su lenguaje sensual. Al margen de lo urgente, el poeta ensayó un tono reposado y una melancolía instrumental. La lectura es la base del consumo para una empresa periodística, al menos para el periodismo entendido en la primera mitad del siglo XX en Salta, donde el afán por apresar cierta regularidad, ubica al escriba en la velocidad del apremio mercantil. Se trata, en el oficio, de una escritura acosada por el tiempo. El poe-

ta Castilla resuelve su tarea no en la transcripción del suceso social diario, sino del evento delicado y sensitivo. Escribe una columna sin apremios. La poesía, para realizarse, precisa de un tiempo que no necesariamente coincide con los tiempos del mercado, quizás comparta otras urgencias, pero no el de su realización. “El periodismo mira, la poesía ve”, aclaraba, por si era necesario, Joaquín Giannuzi, que también fue poeta y trabajó de periodista. La prosa castillana se resuelve en viñetas. No son aguafuertes propiamente. Sin embargo, las produce a destajo. “Todas en una tarde, de una sentada, las del mes”, recuerda su hijo Leopoldo. El poeta Castilla entrega un espacio textual que se detiene reposadamente en la contemplación poética. Sus escritos periodísticos conservan algo del impresionismo. El tono evocativo y delicado de sus columnas diarias constituye un remanso en la vorágine informativa de la página

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impresa, un margen despacioso a la par de la velocidad de los sucesos. Su literatura pareciera conservar el poder de la arbitrariedad total, mientras la información y las noticias a la par del texto castillano, exigen una enfática reducción a la realidad. Su lenguaje poético busca durar o cierta perpetuidad, en tanto, la crónica se apresura en narrarse con un lenguaje referencial sometido a su propia caducidad: “nada hay más viejo que el diario del día anterior”, es el dicho entre los escribas. Se dijo, y con acierto, que la frase inicial de De sólo estar, puede ser leída como la matrix textual de su producción prosística, pues condensa una serie de procedimientos presentes en la obra castillana. “De sólo estar nomás, uno cuenta sus cosas”. El tratamiento del tiempo, personificado y demorado en su escritura, es la señal de su estilo. El libro se hace mientras se lo dice. El gerundio es su forma elemental y decisiva en la construcción de esa atmósfera. La forma impersonal domina toda la referencia de aquello que llamamos lo social en Castilla. Hay allí la creación de un sujeto anónimo, un uno definitivamente disperso en un todos. Esta marca propia del discurso oral constituye el factor esencial que gravita igualmente en su escritura periodística. El pronombre indefinido, la nominalización de sujetos y naturaleza es el procedimiento con el cual refuerza la materialidad del enunciado. La prensa escrita es en Castilla un vehículo más para la transmisión de un decir y de la forma de un decir. La manifestación de una producción folclórica está a un paso de esta escritura: su voz es la voz múltiple del hombre del norte. El Castilla periodista es el de una escritura sujeta al mundo del trabajo. Una vez alcanzada la madurez del procedimiento, su escritura gestará el cancionero folclórico. Si bien fue la poesía quién alimentó sus canciones, su labor como asalariado fue la que posibilitó darle a su escritura un cauce profesional. En la canción castillana se refugia el nombrador de lo que perdura. El paisaje, el hombre en su trabajo, el carnaval, el vino, la lluvia y los azules

serán algunos de esos elementos que figuran como constantes del artista. A una serie constitutiva de corresponsalías en viaje por los pueblos de la campaña y de provincias limítrofes, pertenecen sus impresiones jujeñas. Jujuy, como tema, acude temprano en su carrera como cronista. De la época en que editara junto a Raúl Aráoz Anzoátegui, la página cultural de El Intransigente, a comienzos de los 40, el poeta publica sus primeras estampas. A fines de los 50, incorpora a la ciudad de San Salvador como preferencia de sus crónicas. Como editor no era muy prolijo, y de su tarea Raúl Galán manifestó que seguía un orden enamorado. A diferencia de sus viñetas urbanas o de aquellas ligeramente sociológicas, la labor de corresponsal viajero, tal como firmara alguna de sus columnas, ofrece un plano descriptivo y nominativo más amplio y ligero que la viñeta del suceso ciudadano, pero conserva la afección y el recurso moroso en el enunciado. Tarja, Domingo Zerpa y la labor de los creadores jujeños, son objeto de referencias. De sus visitas al Ramal destacan las observaciones al trabajo y una naturaleza voluptuosa. En las tierras altas observa el azul y al indio; en las bajas, a los árboles, y escucha el grito. Es práctico e impresionable, un hombre que ha


creado su oficio. Evocativo y efectista sus pasajes jujeños resuelven en panorámicas lo que en Salta lleva en sus viñetas hasta el detalle: un visillo, un vaso de vino que se piensa, un duraznero en flor y, a veces, el accidente o la carestía de la vida. Lo notable en sus escritos periodísticos es la vocación por la construcción de una identidad y una región que adivina en la naturaleza una continuidad y en la historia un suceso inevitable. Los motivos se reproducen en todos los géneros que cultivó el poeta, como en un telar donde se repite el gesto y el color pero en el que se urde siempre la novedad. Castilla no fue necesariamente un periodista cultural. Tuvo una prosa sin las proezas de las de Groppa, no informó primicias, se desempeñó en la redacción en todos los frentes y dio forma a coplas de sátira política, a entrevistas y notas varias. Ensayó la crítica bibliográfica, dio cuenta de la producción jujeña y colaboró con medios nacionales; alguna vez produjo para el éter y se lo escuchó junto a César Perdiguero vacilar sobre el pasado y contar historias. También escribió para el cine una película que nadie recuerda: El canto cuenta su historia, estrenada en 1976. Sus libros fueron ilustrados por reconocidos artistas y muchos de ellos fueron reeditados en vida del autor. Fue un hombre que sabía de medios, como si captara el aura de su época y en ella brillara también la propia, en la era de la reproducción mecánica del ayer constante.

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Pablo César

ESPINOZA

Cada Krak Mientras sople el Surazo, agitado y receloso (De dondequiera que se haya esfumado), Es el tiempo quien no parará; y sus agujas seguirán eternas… A cada Tic avasallarán al cielo, a cada Tac lo violarán. Éste seguirá corriendo aunque cojeando y cuando vuelva a las nubes hallando seducción química lloverá provocando un sonido de “Tac” Tac

Tac Krak.

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Ciclo-vía

popular

Asómate al marítimo bullicio de las calles. ¿No oyes una sirena que llama desde el puerto? O. Girondo

“La Cancha” se refleja en los ojos de la vinchuca, que ha dejado de ser vinchuca para convertirse en caserita, la caserita que ahora vende trancapecho que te tranca el culo, el culo que airea de un pedo callado los rosquetes dulces. Su olor y sabor atraen al borracho que lo come con su mano meada, que estuvo sobando sus bolas y mocos en la chichería de la anticuchera, aquella que folló el viernes con el llokalla que no se protegió el pilín, porque le bailaba el condón; el mismo chango que de minero se tomó fotos con gringos por un bizcocho, los gringos que pijchaban hoja de eucalipto por 5 pesos, al mismo precio que vendía la Gladys tragos infames, con caca de ratón en barriles piráticos; que sirven para que los Truferos aguanten el trabajo que sus imillas alzadas les obligan a hacer. Y todo para luego terminar donde empezaron el día. ¿No ves la banderita blanca, que cuelga en cada esquina?


Tuta

ALBARRACÍN Diez, quince, faltan diez para el bondi. Quizás debajo de la cama, o tal vez en el florero de las emergencias. Nada, como si las monedas se hubieran derretido y vuelto a formar parte de la naturaleza, escabulléndose por los recovecos de la casa. Muy poética la figura pero, como casi todas las cosas que tienen que ver con la fe, al pedo. Ante la tragedia, un hombre puede buscar la resignación y ponerse a llorar o tratar de encontrar una solución; y como aún no se inventó el problema que intimide a este hombre, saldremos a la calle a buscar una solución, que no debe ser tan complicado, es una moneda. En la despensa de la esquina; para desgracia no está la dueña, sólo la hija y parece que en un día malo. No me da bola y encima, cuando le pido cambio, me dice que le vaya a pedir al colectivo. Si para eso es!!! Sin que las esperanzas hayan sido siquiera raspadas, tomamos el toro por las astas y caminando encaramos para el centro, que en algún telecentro o kiosco lograremos el cambio para el colectivo. Con viento norte en la nuca, los zapatos y este jean nuevito avanzamos por las veredas encacadas pregun-

tándonos qué fue de la pujante ciudad de hace unos días, cuando uno podía encontrar cada pocos pasos un acogedor negocio donde comprar alguito y conseguir su vueltito. Nada, no hay un solo negocio en veinte cuadras, ¿Qué pasa? ¿La crisis?, ¿el Indec? ¿Serán otra vez los hados que luego de breve conciliábulo han decidido someter a su servidor a una prueba de las más jodidas? Consuelo de tonto, las torres de las catedrales de la bella Jujuy se imponen al paisaje y hecho el tonto hemos llegado a los bordes de la peatonal. La gente se cruza y descruza mirando ceñuda y ceñida el piso. Pocas risas en las caras, las más son las de algunos imberbes que se copian y copian al infinito en las imágenes de las vidrieras. Chicas con breteles asfixiantes me ofrecen papelitos de colores, pero ninguna tiene cambio. En el medio de la calle, mejor dicho de la vereda, unos ciegos cantan aporreando los instrumentos. Nadie los mira, menos los escuchan. Pasan los peatones esquivando el bulto y la mirada. Algunos, los menos, revolean sin gesto unos pesos en la cajita destinada a la diaria caridad. Algunos de esos pesos son monedas, algunos son centavos. Esquivando la tentación continúo caminando con la envidia y los pies cansados. No es mucho lo que queda para llegar a donde iba. Allá no muy lejos pero tampoco muy cerquita, veo de unas banderas el revoleo. Consolado pienso que si tuviera auto, temblaría. El corte del día está comenzando. Pero los pasos que he dado desvirtúan mis temores. En la esquina, los saltimbanquis se ganan el pan del día, barajando palitos, pelotitas y sus paños. Entre los autos, al ritmo del semáforo, alguna mano se repliega, rápida, en un gesto generoso. En un kiosco, que por milagro ha aparecido, veo la oportunidad de conseguir, también yo, una moneda; quizás si le compro un agüita, unos puchitos y le hago una sonrisa a la encargada, pueda sentir en mis bolsillos la caricia fría de unos centavos para la vuelta.

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El optimismo no se inquieta ante el cartel, que premonitorio advierte a los consumidores: no hay monedas. Pienso, yo quiero comprar, ella quiere vender, si los dos estamos de acuerdo no hay porque pensar lo peor. Casi, casi una canción de Leo Dan. Sin embargo, luego de una suma de cinco con setenta y cinco, la triste verdad se impone, no hay una moneda; sólo caramelos, de menta, chiquititos, de los que no me gustan; no hay Sugus, ni otro masticable; también se acaban en los vueltos. Es eso, los caramelos, o no compre. Ante tamaña falta de solidaridad, con la frente caída, mirando el suelo, me retiro, con cigarrillos que ya no fumo, agua saborizada sin sabor y caramelos. Más allá está una telecabina y la posibilidad de concretar una llamada a celular sin crédito. Entro y al pedir el teléfono me responden: tiene monedas? Me confundo; no sé si es pregunta u orden, ruego o afirmación. La mentira rueda por mis labios. El calor, el cansancio, la confusión me abatatan. Con pasos atarantados me retiro y afuera respiro, liberado. Me siento en el umbral de una puerta, derrotado, sin esperanza. Capaz que tenga que hacer de nuevo las cuarenta cuadras a casa. Un mendigo camina con la mano estirada, en un mudo ruego. La gente lo esquiva con más facilidad que a los ciegos. Él se la ha buscado, deberán pensar. ¿Quién lo manda a andar chupando? Sin embargo algunos no pueden evitar ser atrapados por la fuerza frenética de su mirada. Sin mirar atrás, dudando, depositan en la palma de su mano un dinero, poco, mucho, no importa, son monedas. Lo miro irse por allí. ¿Qué me impulsa a seguirlo? Un cosquilleo me levanta, y me compele. Es como

cuando se presiente en el fondo del estómago que algo va a ocurrir. Así como los animales sienten un terremoto. Así de enervado sigo al mendigo. Casi volviendo a la esquina, en el momento de dar un paso para dejar la vereda, el mendigo tropieza. Intenta retomar la vertical moviendo sin energía los brazos. Pero los pies se mantienen en el lugar donde están y su cuerpo se derriba. Cae, lento, pero cae. Su cara se estrella contra el capot de un auto y rebota hacia atrás. Su viejo saco se abre y como si fuera navidad y nevara, montones de monedas salen despedidas. En el intento de retener los viles metales estira los brazos pero es inútil. No agarra ninguna y encima cae como una piedra hasta el pavimento. Golpea y hace sapito en el lugar nomás. Las monedas, mientras tanto, se dispersan por toda la calle y mi momento ha llegado. Corro hecho el que voy a ayudar pero con la mirada clavada en el recorrido de las monedas que rebeldes saltan de un lado al otro. Me agacho y tomo una pequeña pizpireta. Y en ese momento saliendo de todos lados la gente se abalanza solidaria. Todos persiguen a las monedas que se rebelan a la captura. Los ciegos con sus bastones golpean el suelo para sentir el eco. Los saltimbanquis tiran sus banderas al modo de redes. El telefonista y la kioskera se abalanzan para disputar una gorda moneda de cincuenta. En unos instantes la calle queda vacía de monedas. La gente, así como apareció, desaparece, unos a cantar, otros a vender, otros vaya a saber a qué. Yo también me voy. En mi bolsillo tengo uno con veinticinco, justito para el cole.


por Federico

FERNÁNDEZ Lic. en Antropología

P

odemos acordar con la siguiente afirmación de J. Huzingan (1938): “El juego es más viejo que la cultura”. En efecto, gran parte de los mamíferos juegan y muy posiblemente lo hicieron antes y durante nuestra aparición como especie humana.

Observamos cotidianamente a los perros mordisquear suavemente la oreja de su compañero, no lo lastima, no quiere lastimarlo, solo están jugando. En fin, nuestra especie podrá vanagloriarse de haber inventado el mundo, pero no el juego. Sin embargo, es precisamente en la conexión que existe entre las ideas y el mundo donde radica la diferencia entre los juegos primarios y los juegos desarrollados por el género humano, se trata, pues, de los significados del juego, es decir, todos aquellos adjetivos que solemos utilizar cuando juagamos: “¡juega como la mierda!”, “es tosco, es bruto”, “es lento”, o quizás, todo lo con-

trario, “es habilidoso”, “es pasional”, “es rápido”, “¡juega como los dioses!”, “juega como pa’ macho”, como dirían los muchachos del barrio. Aquí, en todas estas frases, el juego ya esta embadurnado de cultura en un sentido amplio. Pero el juego, al igual que la cultura, es también cosa seria. Muchas personas se visten de traje y corbata para asistir a torneos oficiales de ajedrez, otros lloran desconsolados cuando son eliminados de un campeonato mundial de fútbol o perdieron dinero en un juego de cartas; para ellos no hay nada de banal o superfluo en el juego, es la antítesis de la broma. Tenemos entonces dos expresiones bien concretas que pueden cristalizarse en un mismo juego: la diversión por la diversión misma (jugarreta y risas) y la seriedad en el juego (no hay porque bromear cuando se va perdiendo cinco a cero en un partido de fútbol). Ahora bien, además de estos dos extremos presentes en los juegos en general, existe una característica que considero central: la delimitación espacial y temporal del juego. En el límite entre el juego, sus reglas y el

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no-juego, se encuentra una de las claves de este meollo. Aquí es donde el juego se asemeja bastante a la noción clásica de ritual. Los jugadores realmente comprometidos, experimentan una ruptura con el tiempo que separa lo cotidiano del espacio ritual. Los sacerdotes cuando se visten como tales para la misa del domingo, los hinchas militantes de un club de fútbol al ingresar al estadio (el templo de las pasiones ordinarias), o los encargados de iniciar la campaña política de un candidato a Concejal. Todos ellos experimentan un antes y un después en el espacio y en el tiempo, ingresan -generalmente acompañados por meticulosos actos que la darían sentido a la organización- al universo del juego hecho ritual. En la práctica del fútbol moderno, este “nuevo tiempo” dura 90 minutos con sus diferentes intensidades. En la política partidaria, existen también diferentes momentos (los actos de inicio de campaña, las visitas a las casas de los punteros, las caminatas, el acto de cierre), todos estos “micro tiempos” rompen con la vida ordinaria de quienes los practican. El ritual nos introduce entonces en otro universo, pero lo realmente importante en este tipo de juegos, es que no perdemos el nexo con la realidad, no se trata de un viaje alucinógeno, sino mas bien de figuraciones; es “como si” ingresáramos a otro universo, a otro tiempo, pero dependemos enteramente de nuestro punto de partida. Así, por ejemplo, los hinchas saben que lugar del estadio les es propicio de acuerdo a sus pertenencias de clase y status. La platea esta hecha para dirigentes e invitados importantes, las populares para aquellos que, por su condición de clase, conforman toda la heterogénea gama del campo popular. Ningún cartel del estadio nos indica estas referencias, no existe una frase escrita que nos diga: “¡Cuidado usted es feo y pobre, por favor, no ingrese al sector de Plateas!”. Sin embargo, todos sabemos más o menos en que lugar de las gradas ubicarnos, donde nos sentimos cómodos, y fundamentalmente, percibimos las miradas y los gestos cuando entramos al “lugar equi-

vocado”, aquí es justamente donde se aplica la frase popular: “me siento como sapo de otro pozo”. En el campo político ocurre algo similar. Especialmente durante las campañas electorales, uno puede observar cómo los participantes de este rito -que también se juega- gesticulan y cambian el tono de voz en las entrevistas televisivas, lloran y se abrazan públicamente en los vecindarios pobres de la ciudad. No obstante, todos los jugadores que participan del campo, conocen de antemano cual es su lugar en las jerarquías pre-establecidas por la dinámica política. Los punteros y los grupos de choque de las disputas partidarias locales podrán compartir una comilona en el barrio junto al candidato mayor, pero no están invitados -y ni siquiera se les ocurre asistir- al banquete oficiado por la esposa del candidato el viernes a la noche. A esta fiesta -que también es parte del juego- solo asisten “los elegidos” de la política local, es decir, lo que se conoce popularmente como: “la mesa chica de la política”.


Disfraces democráticos: Un modelo de juego. Sobre la base de estos puntos de contacto entre el fútbol y la política, intentaré ahora delinear un modelo de juego con sus respectivas reglas y normas de conductas asociadas. Aclaro de antemano que solo se trata de un modelo (un esquema ideal), con lo cual cualquier vínculo directo entre éste y la realidad real debe ser entendido como una feliz coincidencia entre el proceso de abstracción y el dato empírico en cuestión. Iniciaremos la descripción de este modelo con dos grupos de jugadores (A y B), los cuales se encuentran inmersos en dos campos relativamente independientes (el fútbol y las contiendas propias de la política electoral), cada uno de ellos con sus respectivas reglas de juego y posibilidades conductuales específicas. El grupo A presenta mínimamente dos variantes sub-grupales (A1 y A2). La primera de estas diferencias dentro del grupo A es el producto de una serie de jerarquías y desigualdades históricas de larga duración en el tiempo. La facción A1 del grupo A, se caracteriza por cierta “diplomacia política” en el trato con sus eventuales adversarios. Esta interacción suave, es decir, políticamente correcta, es trasladable también al comportamiento de la facción A1 en el campo futbolístico. Así pues, en el verde césped de la cancha, tales figuras pueden ser homologables al volante creativo que no pega demasiado, y que fundamentalmente nos deslumbra con sus movimientos de amague, que engatusan a los contrincantes de turno. En las gradas, el grupo A1 siempre ocupa las preferenciales y las plateas y, en la mayoría de los casos, han sido o son parte de la comisión directiva del club. Por el contrario, el grupo A2 funciona como un grupo de choque (en la política y el fútbol), es decir, su labor como sección que depende enteramente del vinculo con el grupo A1, es la del famoso “apriete” en todas sus variantes

(puteadas, amagues de trompadas y, efectivamente, trompadas y patadas concretadas). El grupo B también puede dividirse básicamente en dos variantes (B1 y B2). Sin embargo existe aquí una diferencia importante entre A y B. Este último, no presenta, en ninguna de sus variantes, una facción diplomática similar al sub-grupo A1. Las divisiones B1 y B2 actúan generando una constante presión en el campo. Al igual que el número dos y los defensores laterales aguerridos del futbol, B2 se caracterizan por la destrucción del juego de sus contrincantes, pero al mismo tiempo envía constantemente la pelota hacia la zona media, lugar en donde los integrantes del grupo B1 reciben el balón e intentan construir el juego. En síntesis, B1 y B2 - y por ende B en su conjunto - no se caracterizan justamente por la suavidad y los trazos hábiles para con sus adversarios. En las tribunas del estadio, el grupo B, en su conjunto, se encuentra diseminado en las cabeceras populares. Algunos integrantes del grupo B1 poseen el rango de “referente grupal” y hasta comandan gran parte de las acciones del grupo B en su totalidad. Sin embargo, no existe en

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este conjunto nada parecido a la “alta política”, algo así como: “el té canasta de los senadores oficiales y opositores”. Al enfrentarse A vs. B, ambos trasladan sus respectivas variantes del campo futbolístico al campo político y viceversa. Tal es así que hasta utilizan las mismas estructuras de los canticos de cancha en las manifestaciones políticas. Esto se repite, vale la pena subrayarlo, tanto en A como en B. El grupo A inicia su jugada en tiempos electorales. Quienes integran la sección A1 dirigen -aunque jamás se

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muestren como tales, es decir, como directores- un ataque a todo el grupo B y a otros contrincantes eventuales, enviando a la sección A2 a realizar “aprietes” en la cancha y en las calles de la ciudad. Pero ocurre algo curioso en este tipo de jugadas. Generalmente los “políticos diplomáticos” (A1) ocultan sistemáticamente cualquier vínculo con la sección A2 cuando los “aprietes” se hacen públicos. Aquí es donde aparece la famosa frase: “no los conozco” o también: “yo no controlo a todos los que forman parte de

nuestro grupo”. De esta forma A1 se “despega”, diplomáticamente hablando, de A2. A la manera de una contraofensiva el grupo B (y sus dos variantes) responde al ataque del grupo A. Precisamente en la composición de esta respuesta es donde el juego se complejiza. Resulta que, en el primer ataque de A para con B, una parte de la sección A2 decide unirse, dada la falta de apoyo explícito de A1, a las secciones B1 y B2 y estos? Quedan entonces diluidos entre las secciones del grupo B. Así pues el grupo B presenta en su contraofensiva algunos fragmentos del grupo A. Nótese que el grupo B, debido a tales circunstancias, a crecido en número, pero no precisamente en las filas del maquillaje democrático de la palabra correcta. “Del debate civilizado” como diría algún periodista del medio local. La fuerza de B es enorme, pero se trata sólo de un movimiento de choque que intenta frenar los atropellos de A. Por el contrario el grupo A, cuyas filas de base (A2) fueron desmembradas, logra establecer una alianza provisoria con otros grupos (C y D). Esta unión le posibilita a los referentes del grupo A1 (los diplomáticos de la política) establecer acuerdos medianamente duraderos con pares que comparten el mismo estilo político. El conceso fundamental entre A, C y D se da justamente en este punto, es decir, en el establecimiento de ciertos “códigos de te canasta” entre los máximos referentes políticos de los grupos en cuestión. Sucede, para completar el cuadro multifacético de las jugadas, que la triada A, C y D no abandona del todo a sus respectivas facciones de choque. Simplemente deciden relegarlas de la opinión pública y, asumiendo una actitud democrática y pacificadora, aconsejan a “sus muchachos” que migren, al menos por un tiempo, hacia las facciones contestatarias del grupo B.


La dinámica del juego así planteado se transforma en movimientos de inclusión / exclusión constantes entre los grupos y sus respectivas facciones. Es posible, entonces, ensayar miles de desdoblamientos entre los grupos. Sin embargo, existe en este juego una forma elemental sin la cual no es posible el desarrollo del juego en si mismo. Se trata de la interdependencia de las partes. Esto significa que ninguno de los grupos en juego existe como entidades únicas. El grupo A depende de B, C, D para jugar y así sucesivamente ocurre con B, C y D y sus respectivos vínculos. Tal como sucede en la lógica lúdica del fútbol, “los otros” (adversarios casuales, enemigos históricos o aliados circunstanciales) posibilitan la existencia colectiva de un “nosotros”. En suma, si olvidamos la interdependencia de los conjuntos, perdemos de vista el sentido del juego y entonces nuestras figuraciones de la reali-

dad se vuelven cuanto menos confusas. Para ser más preciso, si dejamos de lado las relaciones de poder (vínculos simétricos y asimétricos) entre los participantes del juego, la realidad y las diferentes formas de interpretaciones posibles se vuelven una caricatura. Aparecen entonces ante nuestros ojos los disfraces democráticos en los cuerpos de los jugadores. Todos son correctos, todos son únicos, todos quieren la paz de los jujeños, todos -incluso los periodistas más avezados en el juego- se realzan en la escena de los medios bajo el lema: ¡Basta de violencia! El problema es, justamente, que aquello que se nos pretende mostrar como: “La violencia”; es una forma de relación social inmersa en este juego de poder. Si olvidamos esta premisa básica, también podemos creer que los disfraces son la realidad. 17


Juan

DÍAZ PAS

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Llego temprano al trabajo. Pretendo culpar por esto a la tormenta Santa Rosa, al bondi vacío, a las calles acanaladas cuyas bocas se han tragado toda la tormenta. Ya no llueve, no hace frío. Prendo un cigarrillo, hago unas cuadras a pie, doy vueltas a la manzana. Intento no ser visto. Zabala y Soldado de la independencia. Me detengo en una pescadería, San Miguel, logo de caballito de mar. El local es pequeño, huele a puerto de juguete. Los pescados parecen muñecos de cera con ojos de idiota, crush dummies sorprendidos en la siesta. Sus cuerpos babosos sin escamas están dispuestos para brindarle al cliente la idea de un cardumen. Imperfecto, desde luego, porque nadan en el hielo. Los salmones y los langostinos juegan entre un abanico de sardinas, y tres besugos enormes encabalgados, boquiabiertos, les cortan el paso. El pescadero se encuentra detrás de las rayas gruesas de su remera y una boina roja. Tiene un aire a Soldi cuando hace de gondolero en Venecia. Claro, aquí, salvo por la góndola de los mariscos y afines, ni asomo de la célebre ciudad. Además de que sería muy poco probable obtener un espécimen vivo de aquellas aguas. El ayudante es aún peor. Si nos fiamos de las circunstancias (ha llovido y el día sigue prometiendo una tormenta de la que hablaremos un año

entero), la ridiculez permite atenuantes: botas de goma y piloto amarillo. Bien puede ser que esto sea la isla de Gilligan o, más acá en el tiempo, nuestros Piluso y Coquito o, más aquí todavía, la escena musical donde Homero Simpson canta “Under the sea”. En efecto, la estrategia resulta muy clara. A estos señores se les ocurrió que dar la impresión de ser pescadores recién desembarcados redundaría en beneficios. Continuando con esta línea de pensamiento, si tuvieran un bar le pondrían Taberna y algo así como Bellaco y, por supuesto, se pasearían disfrazados de Jack Sparrow. Pero descuide, los manosantas y las famosas comadrazas que “unen parejas y amores por imposibles que parezcan” (justo lo que necesito, en serio) también se hacen llamar profesores o maestros, también exhiben, de algún modo, esas máscaras. Un diplomado, en este sentido, es un “careta”, muestra al mundo la manera en que hay que verlo. Volvamos a los pescadores, que con ellos estábamos y después de todo ningún mal nos hicieron. Es sabido, cuando se pierde el original, la copia es el original. El argumento lo rescaté de Umberto Eco para principiantes, como no podía ser de otra manera, y entre tantas cosas permite refutar el platonismo, suspender las certezas acerca de qué sí y qué no es original y, en


Mille

TORRICO En la casa de mis padres hay gritos (de mi madre) hay platos rotos y niños muertos.

En la casa de mis padres hay una adolescente reprimida, una compulsiva y otra anoréxica. En la casa de mi padres hay yogurt natural hay tv cable y se asilan huérfanos. En la casa de mis padres hay una neurótica hay una bailarina, una modelo y también un desertor.

En la casa de mis padres hay pájaros mutilados hay divorcios, hay amantes y asesinatos con pastillas y con gas.

OUTSIDE

esta circunstancia mínima, me permite un cierto consuelo (uno copiado, eso sí, consuelo de tontos, diría mi vieja) respecto de la distancia entre mi cuerpo y el mar. Digamos que estamos ante un consuelo por sustitución. Sí, usted ya lo adivinó, nos enfrentamos a la metonimia, aunque ahora con ella no me meto. No de otra cosa hablamos, asegura Günter Grass, cuando hablamos de felicidad. Algo similar ocurre en la literatura de Cortázar, aquello perseguido por los personajes cambia toda vez que ellos lo tocan. Suena tonto decir esto pero son perseguidores porque los objetos son fugitivos. Lo explicaríamos mejor si pusiéramos en funcionamiento la idea de metas volantes, con lo cual, una vez alcanzado cierto objeto de deseo, éste nos eyecta con sus resortes hacia otro, precisamente porque desear significa “aquí no estás”, no tener (¿significará no obtener?). De modo tal que el deseo original se deja sustraer por su copia. Y en la duplicación los fantasmas eslabonan las cadenas de poderosísimas anclas. Si creíamos que la metáfora del deseo era la navegación, nos equivocábamos, es la verticalidad. Una y otra vez, unos encima de otros, los estados deseantes se multiplican, alteran al cuerpo sintiente, funden aquella zona en apariencia superficial pero que en verdad es un pliegue de la profundidad, la piel. El cuerpo se precipita en las zonas abismales, reino de la oscuridad y de lo intolerable, para, de esa manera, obtener el conocimiento de que lo deseado resulta un evento definitorio del ser. Lo llamamos conocimiento aunque se trate de una ¿experiencia? intraducible, intratable por el lenguaje, siempre más acá o más allá de él. Brinda, acaso, la única certeza a la que tendremos acceso: la plenitud se nos muestra inconfesable. Al fondo hay una pecera. Pregunto si son comestibles. Me dicen que no y ríen. Pronto me doy cuenta de que la estrella de mar es una esponja; las plantas, de plástico y de plástico también los caballitos de mar, atados por una tanza del todo invisible si no fuera por el nudo poco marinero en el extremo de la cola. El pronóstico sigue anunciando lluvia y la lluvia es como un anticipo del mar.

En mi casa hay barbies pelonas y una muñeca con queloides en el rostro. En mi casa hay una niña con nombre de puta, complejos de puta y comportamiento suicida. En mi casa hay una colección de ex-amigas de sus test de embarazo y de sus hijos en formol.

En mi casa hay un álbum de auto-fotos hay anfetaminas, diarios escritos al revés y un muñequito roto. En mi casa hay seis perros locos y hay una hora entre las doce y las tres en la que salen a perturbar la ciudad.

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Grietas en el muro

Graffitis en Salta

por Daniel

Medina Escritor

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uando las personas no hablan sino que son habladas, cuando el silencio se impone y el miedo se expande, las palabras empujan y abren nuevas grietas.

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Tarde o temprano, encuentran otro cauce en el que no pueden ser soslayadas. Las paredes se vuelven, entonces, el único espejo para dar cuenta de la realidad: muestran lo que el poder prefiere mantener oculto, dicen lo que los medios callan, lo que muchos saben pero pocos expresan. Los que hacen graffitis asumen una relación extraña con las palabras. Tienen una fe tremenda en ellas. Escriben para modificar la realidad o, al menos, para hacer saber que existen1. “Lo importante -afirma Cohn Bendit- no es elaborar una reforma de la sociedad capitalista, sino hacer una experiencia de ruptura completa en esta sociedad, una experiencia temporaria, pero que deje entrever una posibilidad. Se percibe algo, fugitivamente, y se desvanece; pero es suficiente para probar que ese algo existe”. Pese a su fugacidad y a que se despliegan en un terreno que también puede ser coptado por intereses más espurios, lo más importante de los graffitis 1 En el filme Amélie, la protagonista resucita la pasión por la literatura de Hipólito, creando un grafiti a partir de una oración de la novela inédita de este escritor fracasado: "Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las emociones de ayer".

es que prueban que no hay un único camino, que el poder no puede controlarlo todo. Los primeros se escribieron en la ciudad romana de Pompeya, dos mil años atrás: “Reclínate y goza”; “Salud a todos aquellos que me inviten a almorzar”, son dos de los hallados. Durante el Mayo Francés, los que soñaban con llevar la imaginación al poder vieron en los muros la mejor forma de difundir ideas: “Me cago en la sociedad, pero ella me lo retribuye ampliamente”; “Corre, compañero, lo viejo está detrás de ti”. En Latinoamérica, Eduardo Galeano llevó al papel algunos de estos pensamientos colectivos: “Las vírgenes tienen muchas Navidades, pero ninguna noche buena”; “Tengo ambre. Ya me comí la h” (Bs. As.); “Sufrimos la resaca de una orgía en la que no participamos” (Bs. As. después de Menem).

En esta Salta también los muros tienen algo que decir. La calle 12 de Octubre, en 2005, ostentaba toda una cuadra con escritos, de los que, sin embargo, sólo unos cuantos escapaban de los lugares comunes, de


burdas copias y de patéticas declaraciones de amor2. En 2009, esa cuadra ha sido prácticamente amputada. “A los salteños Dios nos ilumina, pero Edesa nos cobra”, se podía leer. Lentamente las paredes han sido saqueadas: en la calle Caseros al 1500 alguien había dibujado toda una historieta. En tradicional blanco y negro, con más de 15 viñetas, se contaba una historia de terror. Hoy en esa esquina no queda la menor huella del cómic. La misma suerte corrió en la Universidad Nacional de Salta una pared hoy arrasada por el silencio y que una vez supo decir: “El diablo no existe, es dios cuando está drogado.” Pero el contraste más fuerte del relevamiento que hice en 2005 para la revista Política y Cultura3, y éste de 2009, es la desaparición de los grupos que operaban en la provincia, dejando su orgullosa firma en cada producción4 . Uno de ellos, de expresión filosófico-política, “El Aguante”, tuvo fuerte presencia entre 1998 y 2000 en la zona centro de la ciudad. Sus trabajos hoy están casi extintos. Usaban aerosol rojo y junto a la firma dibujaban una manito verde, ecológica. Eran años en que empezaban a hacerse palpables los estragos sociales del menemismo, cuando el gobernador Juan Carlos Romero impulsaba la primera reforma constitucional (que prometía ser la última) para mantenerse en el poder. El único diario que existía era El Tribuno (propiedad de su hermano, Roberto Eduardo Romero) y el mundo color de rosas que allí se pintaba nada tenía que ver con un contexto que gran parte de los salteños padecía. Entonces, en las calles se empezó a escuchar la otra campana: “El progreso indefi2 Una grata excepción: “Cómo gasto muros recordándote” (en la zona centro, por todas partes). 3 De aquella vieja nota quedan –y esto es culpa de Pierre Menardalgunas oraciones, que -por alguna extraña razón- ya no son las mismas. 4 Alguien podría objetar la afirmación, señalando las pintadas de la agrupación política Libres del Sur. (Dos ejemplos: “El que mata los sueños merece una condena”; “Mientras hay sueños, hay algo por qué luchar”). Pero no parece una objeción válida: estoy hablando de otro tipo de grupos.

nido sin justicia social es negocio de unos cuantos”; “El menemismo vino a desenmascarar a una sociedad aburguesada”; “En un mundo Global, seudos demócratas quieren nacionalizar la justicia para proteger genocidas” (Pje. Zorrilla); “A la burguesía le fascina el enriquecimiento y se escandaliza con la corrupción”; “La venta fraudulenta del patrimonio nacional es criminal porque es la negación del futuro”; “Paremos la mano destructiva por una mano ecológica contra la contaminación ideológica”; “La justicia nunca fue independiente, siempre fue una cuestión de poder”;

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“El principio de territorialidad y soberanía se defiende en lo económico”; “La utopía es una construcción dialéctica en busca de una verdad filosófica”; “¿Feudo o democracia?”; “El bien no se puede fundamentar en un Dios Homicida, el dinero”. El grupo desapareció en 2005 y tuvo un nuevo auge hasta mediados de este año, con una fuerte impronta kirchnerista: “Si Evita viviera sería Cristina”, escribieron en una pared. Cuando empecé a investigar quiénes podrían ser los que estaban detrás de ése aerosol, los imaginaba unos mocosos de no más de 20, acaso porque yo toda-


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vía estaba en el secundario cuando empecé a leerlos. Por eso no fue menor mi sorpresa cuando encontré a los líderes de El Aguante: Hugo Gorría y David Cabezas, dos tipos con más de 50 y familia. En una entrevista realizada ese año, ambos señalaban que en el ´98 la necesidad de expresarse era enorme y que, como no encontraban canales para hacerlo, empezaron proyectando en cada frase un módulo de pensamiento que estimulara el intelecto de los despiertos o al menos molestara a los conservadores salteños (valga la redundancia). Para ellos el graffiti era una forma más de hacer política5. “Cómo no vas a querer participar, cómo no vas a querer cambiar esto, si esto es una mierda”, disparó Gorría. Fueron detenidos en tres ocasiones. En una de ellas, un auto los encandiló en medio del trabajo, se acercó y de él bajó Plinio Vélez, quien por esos años integraba la Secretaría de Seguridad. Vélez estuvo al borde del sincericidio. Dijo que le gustaba lo que hacían, que las frases le resultaban “ingeniosas”, “inteligentes”, palabras que ni Gorría ni Cabezas tomaron como un gran cumplido, teniendo en cuenta las inquietudes intelectuales que suelen caracterizar a los miembros de la fuerza. Después el tipo se subió a su auto y se fue. Cuando lo vieron alejarse, pensaron que habían zafado; pero se ve que el ferviente admirador no pudo con su naturaleza y llamó a un patrullero para que los arrestaran. El grupo se separó definitivamente en agosto de 2009. Lo último que supe de ellos es que se juntaban para ver el programa de filosofía de José Pablo Feinmann por canal Encuentro. Hay rumores, por suerte, sobre la gestación de un nuevo equipo y otro nombre, listo para desenfundar sus aerosoles. 5 Hugo Gorría y David Cabezas me explicaron que todo empezó cuando se juntaban los sábados a hacer lecturas. “Si se trata de reverenciarnos con acontecimientos pasados –dijeron- estaríamos más próximos a la actividad política que desarrolló FORJA en la década infame… si en algo nos podemos asemejar a FORJA es en esa intencionalidad política de características movimentistas que tuvieron posteriormente”.

Hasta hace un par de años, en la calle Balcarce, frente a la Central de Policía, en las narices mismas del poder, afiches rotos de campañas y una aguada pintura blanca no lograban tapar las desafiantes letras rojas: “Nos Rebelamos, luego existimos” (El Aguante). Hoy el grafiti ya es imperceptible. A veces, cuando camino por esa calle, lo recuerdo; pero hay días en que tanto blanco me hace pensar que el androide de Blade Runner tiene razón: todos estos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. El accionar del otro grupo, de la misma manera, persiste solamente en la memoria de algunos vecinos de la zona sur de la ciudad, campo de acción de los que firmaban su poesía como VEA (Viva El Arte). De no ser por el poeta y comparsero Javier Ricardo López, que rescató en fotos los trabajos realizados, hoy el olvido lo habría devorado todo6. La presencia de la problemática social también se hace patente en sus obras: “Sucio gobierno: la cantidad de dinero que nos cuesta ser pobres” (Colegio Aráoz); “Mi amor, hay hambre en estos valles” (Parque La Vega); “Somos títeres, juguetes de alguien que no sabe jugar”; “No quiero que mires desde tus ojos, mira desde el fondo y verás a mi dolorida tierra” (barrio El Tribuno); “En el ruido de tu estómago te descubrí rebelde”; “Nos cubriremos con el oro de no tener nada” (parte posterior del diario El Tribuno); “¡Cómo nos estamos empobreciendo todos!” VIVA EL ARTE. Los integrantes de VEA no tenían ningún problema en dar a conocer que la autoría de algunas de las frases no era de ellos. Una vez, tomando un graffiti de otro país latinoamericano, escribieron: “Las Putas al poder (sus hijos ya lo tienen)” y abajo, junto a la firma, aclararon que se trataba de un “playback”. 6 Algunos grafitis sobreviven de la manera más inesperada. En los ´80, los hermanos Korol eran una banda dedicada a hacer pintadas en Buenos Aires. Ninguna de ellas sigue en las paredes, pero hay una frase que ha quedado inmortalizada en el cómic “El Loco Chávez”: en plano general, se lo ve al personaje deambulando por las calles porteñas; en una, los Korol escribieron: “Tiemblen fachos, que Maradona es Zurdo”.


Hay un graffiti que no duró ni un día; pero los que pasaron por la calle ese día lo tienen tatuado en la retina: el gobierno había reprimido ferozmente un piquete en el norte salteño, y la sangre de los luchadores volvieron a manchar las rutas. En la capital, sólo un puñado de medios se atrevió a revelar el bestial accionar del gobierno. Entonces, una pared de la zona sur presentó batalla: “Aníbal Verón: eficiencia del Estado” (VEA). Los graffitis son instantáneas que dan cuenta de la identidad de una sociedad en un momento determinado. La revelan tal cual es, con sus defectos y virtudes, sus miedos y pasiones. Aunque no son tantos los años entre aquel y este relevamiento, un oscuro abismo se ha cernido sobre este valle: donde antes había aires de esperanza, hoy sólo queda un tufillo a podredumbre. A meses del Bicentenario, los graffitis salteños se han convertido en una especie en extinción. Las paredes han sido limpiadas con una prolijidad nauseabunda. Donde antes había un mensaje hoy sólo se ve un montón de blanco o afiches con rostros falsos y promesas vacías. Queda claro que los muros son un escenario más de la guerra, en la que también se pierden batallas. VEA y El Aguante han muerto, los registros de graffitis muestran un revés, si bien hay otras expresiones, como los extensives7 que también dejan sus rastros en los muros salteños. La involución es tanto cuantitativa como cualitativa en los últimos cinco años: la extinción 7 Después del Quilmes Rock de 2004, en el que el grupo Bersuit Vergarabat le reclamó al gobernador Juan Carlos Romero que no insistiera en vender la Reserva Natural Provincial de General Pizarro, el primer mandatario prohibió que se hiciera en Salta una nueva edición de ese festival. Lentamente, ante el silencio casi generalizado de la prensa (salvo honrosas excepciones), la respuesta de los jóvenes se multiplicó en decenas de paredes: allí se podía ver el rostro dibujado del gobernador, con una enorme cresta punk como cabellera y, abajo, su presentación: “Juan Carlos Rockero”. Éste fue, acaso, uno de los extensives más precisos y oportunos en su crítica social. Sin lugar a dudas, esa expresión merece una nota aparte, acompañada de un fuerte registro fotográfico.

de los grupos significa volver al anonimato, a la improvisación. Las paredes salvajes parecen estar siendo domesticadas. Pero no todas las voces serán acalladas. “No hay prisión para mi espíritu”, escribe una mano anónima en avenida Entre Ríos. En la esquina de Balcarce y aquélla, se pide este milagro: “No vean a Tinelli, lean a Karl Marx”. En la calle Adolfo Güemes, una mano anónima dispara contra un punto neurálgico de la salteñidad más recalcitrante, al afirmar “La alegría es revolucionaria”. En una provincia en la que la resignación cristiana, la tristeza8 y la sumisión al poder se confunden con facilidad, una frase así debería de haber hecho estallar las conciencias y quizá por eso el grafiti fue tapado con la misma premura con que fue pintado. Lo más molesto es que en ese edificio corroído, una persona se molestó en tirar pintura blanca solamente sobre las palabras, que parecen molestar más que el revoque descascarado o las negras manchas de humedad que rodean las letras. Algunas reivindicaciones son un poco más terrenales. Atrás de llegar a la cancha de Central Norte, se pide “si de la tierra crece hierba santa/ x q no la puedo fumar”. En el pasaje Bonifacio de los Llanos, otro hincha de fútbol está en la misma sintonía: “Albo: en el porro creo verte/ y para verte yo fumaré/ hasta la muerte.” Un caso extraño es la resucitación de los slogans del Mayo Francés (llevan esa firma) en la provincia. ¿Qué lazos unen a los salteños de este tercer milenio con los jóvenes que en 1968 decidieron exigir lo imposible? Alguien dijo que lo mejor del Mayo Francés, lo que nos atrae y hace que nuestros ojos cobren cierto 8 Lo curioso es que la primera lista de los pecados capitales era muy distinta a la actual y, en ella, Juan Casiano incluyó los siguientes ocho males dentro de su lista negra: la concupiscencia de la gula, la fornicación, la avaricia, la ira, la tristeza, la acidia, la vanagloria y la soberbia. ¿Cómo sería hoy el pueblo salteño si, cuatro siglos después de Casiano, Santo Tomás no hubiera decidido sacar del listado la tristeza para cambiarla por la pereza? ¿Serían alegres por el solo hecho de temer arder en los infiernos?

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brillo cuando hablamos de él, es que se parece a la espontaneidad de una criatura que todavía no fue estructurada por el sistema. En Salta, acaso el mensaje es otro: el de criaturas moribundas que hacen lo que pueden para escapar a la pesadilla feudal que desde 2005 también ha mutado, pero sólo para perfeccionar su esencia más fascista, grotesca y letal. Lo mismo se percibe en otro grafiti del centro de la ciudad: “La utopía es eso que no hicimos todavía”. La frase, escrita con molde, se repite en decenas de partes y es imposible no sentir que ese tipo que habla de la utopía, con una obsesión enfermiza, no lo hace porque está convencido, sino porque necesita convencerse. Con el putrefacto espectro de Pierre Menard susurrando a mis oídos, este artículo debía ser una remake de una nota publicada en la revista Política y Cultura. La idea era trazar una nueva radiografía de esta expresión popular, actualizando el registro de esas manifestaciones. Pero así como no se puede regresar al mismo río, tampoco puede uno escribir dos veces un mismo artículo. Las paredes han cambiado, yo he cambiado, y hasta la pesadilla feudal ha mutado.

No puedo terminar esta nota con el mismo optimismo de entonces. Hay palabras, en las que yo creía, que hoy me parecen una broma macabra. Lo que más me impresionó no fue salir con mi bici a cazar grafitis por los barrios y comprobar su desaparición o inexistencia, sino que la misma revista en que se publicó ese primer registro se dejó de editar ese mismo año y, por algún motivo, perdí el ejemplar en que salió el artículo. Busqué en librerías, bibliotecas; incluso otros integrantes de aquel staff no sabían dónde las habían guardado. Las mudanzas, el tiempo, el descuido, casi dejan a Política y Cultura sin huellas. Tuve la suerte de que su editor no había borrado el archivo en su correo. Creo que el hecho de haber constatado esas pérdidas fue lo que me impulsó a entablar otra vana, pero necesaria, pelea contra el olvido. Quizás, con la misma obsesión del que no se cansa de repetir “utopía”, yo escriba una y otra vez esta nota, hasta convencerme -y de paso convencer a alguien- de que las palabras sí pueden abrir grietas en un muro.


El alacrán suicida:

Futurología de la estética sexual por Agustín

Baca Amenábar Escritor

A

gustín de Hipona, mejor conocido como San Agustín, luego de su solemnísima y muy ponderada canonización, definió a la belleza como proporción, simetría y orden, en tanto y en cuanto ésta permite remontarse desde las formas sensibles y mundanas a aquella otra belleza superior y extraterrena: la de la obra divina, la suma armónica del universo.

Esta aseveración, suficientemente desarrollada en su De Musica, da cuenta de su influencia platónica y, al mismo tiempo, inaugura una extensa tradición que recorrerá la Edad Media como el lazo de algún rosario enorme y bastante pedante que acentúa ad nauseam la necesidad de abandonar lo inmediato y reflexionar respecto del origen celeste de lo que nos conmueve. De lo expuesto se sigue con claridad que, nuestro autor, y su séquito no participaron de singularidad espacio-temporal alguna que les permitiera entrar en contacto, por ejemplo, con un afiche cualquiera de la actriz yankee Angelina Jolie: cuando la belleza sensible aparece en grado tal, inútil es rebajarla a medio, y se constituye en un foco de atención per se. A pesar de las hordas de pesados infatigables que hasta el hartazgo subrayan la naturaleza relativa y contextual de los valores concernientes a la belleza;

a pesar de las toneladas de papel celulosa desperdiciadas en manifiestos de la contingencia estética y sus raíces psicológicas, cuando el individuo se desentiende de las causas sociales de sus placeres y se sitúa en un plano estrictamente fenomenológico, la fuerza de la propia determinación resulta aplastante: toda consideración pierde fuerza frente a la certeza profundamente cierta de lo bello, experiencia única e irreductible a cualquier intento de justificación que pueda esbozarse. Volviendo a la heterodoxia medieval en cuestiones de esta índole, será el otro gran pilar de la teología cristiana quien introduzca un nuevo criterio a la hora de circunscribir las posibilidades del placer estético. Tomás de Aquino nos dirá, luego de haber ahondado en su doctrina de perfección, proporción y claridad, que este placer sólo es posible cuando el sujeto se

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desentiende de los apetitos biológicos y se centraliza en la belleza desinteresada y puramente cognitiva. Cualquier otra opción nos impediría diferenciarnos de las bestias. Un criterio ético atravesando la belleza. Nada nuevo. Será el propio Tomás quien diga “Cuanto he dicho no es sino paja” (cita que tomamos aquí descontextualizada y con cierta malicia). Pero a pesar de la naturaleza pajera de sus escritos, sin duda podemos ubicarlos en el origen de aquellas máximas, tan difundidas a lo largo y a lo ancho del imaginario social contemporáneo, que indican la preponderancia de los valores “interiores” por sobre la belleza “superficial”. Estos valores conforman, a la postre, una categoría por demás heterogénea que abarca desde la “personalidad” uniformemente considerada hasta la química intersubjetiva -si es que es posible hablar de cosa semejante-, pasando por observaciones francamente cuestionables que exigen una cierta fibra moral en la elección de compañeros sexuales entre otros pueblos Potemkin. Lo “superficial” sería, en esta visión cuasihegemónica, todo lo demás, es decir, todo lo “aparente”. No hace falta hilar demasiado fino para descubrir la hipocresía (y en muchos casos la condescendencia o piedad mal entendida) que subyace en posiciones de este tipo. Sin embargo, el objetivo de este artículo no es pronunciarse en su contra, sino todo lo contrario: trataremos de declarar su victoria indiscutible. Y para hacerlo, será preciso introducir una serie de supuestos clave, a saber: a.- un futuro alejado no sólo de cualquier proyección distópica donde la guerra nuclear-biológico-química se haya expandido legando un planeta poblado de mutantes muy parecidos al Coco Basile, sino también de otras predicciones más realistas donde la escasez generalizada nos obligue de una vez por todas a dirigir los recursos a lo verdaderamente crucial: La supervivencia. En otras palabras, nos ubicaremos en un escenario que, sin llegar al fulgor utópico, presente caracteres más bien optimistas y sea proclive al gasto

ocioso, por lo menos en ciertas sociedades privilegiadas; y b.- el avance sostenido e inexorable de la técnica que, además de permitirnos conocer los confines del universo, entre otras boludeces del estilo, genere una amplia gama de tratamientos estéticos que posibiliten, en última instancia, la más completa discrecionalidad respecto a la propia apariencia. Esto debe quedar en claro: nos estamos posicionando en un mundo que aún no fue borrado por un hermoso destello de luz blanca a raíz de la manipulación indebida del átomo, y que ha alcanzado un desarrollo tecnológico suficientemente alto como para permitir (ya sea mediante tratamientos quirúrgicos, ya sea por vía de la genética) que cada uno disponga a gusto de su aspecto. En este caso -análisis de las tendencias estéticas de mayor jerarquía social mediante-, podría determinarse con relativa exactitud qué es lo que gusta. Esto no eliminaría jamás el espacio inviolable de subjetividad donde impera la diferencia (en especial considerando el vasto universo psicológico que funda y rige el campo en cuestión), pero a grandes rasgos, tendría efectos devastadores sobre la inequidad en materia de belleza y resultaría en una cierta horizontalidad estética en el dominio de las apariencias. Antes de analizar las consecuencias de esta “tesis”, debemos decir -y mucho más considerando el soporte de este artículo, una revista cultural- que nos referimos pura y exclusivamente al sector de la estética que compete al ser humano en su manifestación sensorial respecto a los demás. Digamos, lo que las señoritas de primer grado denominan “presentación personal” (ítem harto espeluznante, dicho sea de paso). Hago esta aclaración para evitar cualquier interpretación discordante y prescindir del uso de armas blancas si la cosa se pone fea. Retomando, hasta aquí dijimos que la técnica, en su correr desesperado hacia ningún lado, podría depararnos una colección de mecanismos que efectivamente logren concretar una discrecionalidad de estas carac-


terísticas, donde cada cual elige con una precisión escalofriante su figura, olor, tono de voz, etcétera. Es que la manipulación genética parece dirigirse a la creación de superhombres más cercanos al universo de Marvel que a la independencia axiológica que Nietzsche profetizó. De ser éste el caso, una de las variables del extenso campo de “lo sexual” cambiaría drásticamente, modificando de buenas a primeras lo que suele apreciarse como una aplicación directa de leyes de la naturaleza, providencia, azar o cualquier otro ídolo imaginable: la belleza. Nada hay de novedoso en esta lucha del hombre por doblegar lo que percibe como determinación natural. Ejemplos como el de la cultura maya, donde se generaba estrabismo en los jóvenes de forma deliberada con relación a ciertos cánones estéticos (pensar que nuestro querido pingüino habría sido realmente una “cara bonita” bajo tales circunstancias) dan cuenta de este esfuerzo típicamente humano. Y a pesar de las dimensiones que han de mantenerse incólumes no importa cuál sea el avance -léase la sensualidad, las distintas formas de compatibilidad, el sustrato “químico” (tema que evitamos a sabiendas, vistos y considerados los peligros de incurrir en cuestiones fisiológicas sin caer en el más burdo chamuyo) y el amplio espectro de fetiches (no amplio, amplísimo, y siempre condenado al fuero interno)- y que inciden fuertemente sobre la resultante de “lo sexual”, este cambio sustancial en el criterio a la hora de elegir pareja (casual o perpetua, como la cadena pero aún peor) debe ser tomado en cuenta. Lo que se postula es que en un escenario como el expuesto, una vez que las variables “externas” se han visto reducidas y frente a la persistencia de la multiplicidad de actores y la consiguiente necesidad de selección, la única consecuencia posible es un incremento del peso específico de los supuestos “valores internos” a la hora de decidirse por una persona u otra. El afán de priorizar la imagen puede desembocar en una situación profundamente paradójica: un mundo donde la estética sexual termine relativizando su

propio valor al horizontalizarse y ceder espacio a la generosamente publicitada y pobremente acatada instancia de lo “interior”. He aquí el quid del asunto: es la propia preponderancia de lo “externo” la que termina por liquidarlo o, aunque sea, atenuarlo. Este cambio puede ser sólo marginalmente apreciable; en lo particular, rige de forma implacable el viejo de gustibus non est disputandum. Por lo demás, las variables psicológicas (histeria, obsesión o cualquier otro fenómeno postulado por las infinitas escuelas de la materia, siempre hostiles entre sí) pueden tener siempre la última palabra. Lo interesante es señalar que la Historia se compone de grandes números. Y son los mismos apologistas de la suma cero estética quienes nos recuerdan que mientras uno no se sumerja en un guiso metafísico, la idea de belleza será siempre una construcción que, justamente por su naturaleza socialmente positiva (o positivizada), puede precisarse en cánones que no valen para todos pero mantienen un gran potencial explicativo para “muchos”. Sobre la base del conocimiento de estos estándares, podría devenir un estado de cosas donde todos son bellos o, en otras palabras, nadie lo es. Recurriendo a una metáfora de Rayuela, diríamos que el alacrán terminaría matando al alacrán con alacranidad. O puede que no sea así. No hay razón para desterrar de nuestro horizonte otras alternativas para esta misma cuestión. Quizás el refinamiento científico redunde en cuadros mucho más pintorescos, poblados de engendros genéticamente modificados y totalmente cubiertos de senos, nalgas y vaginas, entre otros agregados que el lector puede completar a gusto. En este caso, la diversidad abrevaría de la fuente del “progreso” para vigorizarse con consecuencias hilarantes pero -aún más importante- múltiples y forzosamente plurales. Aunque parezca un lugar común, el límite mismo es la imaginación.

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Por otro lado, esta opción alternativa se refuerza en tanto se considera a la belleza desde una de sus necesidades más básicas; estamos hablando, por supuesto, del contraste. Y sólo hay contraste cuando hay variedad. El mundo no puede desterrar del todo a sus parias estéticos, ya que la función que estos cumplen es vital: Están ahí para que los demás se vean mejor. Sin embargo, desde donde estamos parados y tomando nota del semblante frágil que presenta cualquier futurología (término que incluimos en el título para evidenciar cuán en serio nos tomamos la falta de seriedad), concluimos en la unidad de los paradigmas y la socialización masiva del estereotipo, protegidos por la atmósfera misma de cualquier conjetura manifiesta, e intentando consolidar un esqueleto coherente que una los miembros amorfos de lo que se está tratando de decir. 28

A su vez, este intento es testimonio del gusto por lo vertiginoso que en estética (ahora sí stricto sensu) es rey por derecho propio; vértigo que se advierte sin problemas cuando se piensa en el tótem de la belleza anatómica que, a fuerza de ser venerado con un ardor férreo, termina por consumarse y devenir en su contrario. En cualquier caso, como en el mejor existencialismo, permanece el hombre fundándose a sí mismo; un hombre que no encuentra fronteras a la hora de transformar a diestra y siniestra el mundo sin demasiado criterio pero con un ingenio prodigioso y mucho sentido del humor. Un hombre que luego de haber matado a Dios, enhorabuena ocupó su lugar y se dispuso a crear curvas a su medida. Y se regocijó, claro está.


Meliza

ORTIZ Los maniseros de Jujuy tienen un calendario especial propio, como los Mayas y como toda otra civilización que haya tenido un calendario especial propio. La diferencia con éstos, es que el de los maniseros de Jujuy no sirve para indicar cuándo va a ocurrir un eclipse y esas cosas, sino cuándo va a pasar por su lado una persona con oído sensible, como por ejemplo mi hermana. (Yo no sé si a mi hermana le hará mucha gracia que yo ande contando sus cosas por las revistas, pero bueno, no lo hago a propósito). Esto convierte a los maniseros de Jujuy en toda una etnia. Supongamos que en este momento viene caminando mi hermana –oído sensible, ya dijimos- por una vereda de la plaza Belgrano y que en la esquina opuesta en diagonal a la esquina del Hospital San Roque, está nuestro manisero-chamán, estratégicamente ubicado, que tiene escondido el calendario debajo de la hornalla donde se cocina el maní. Se acerca mi hermana y algo está pasando en el calendario. Mi hermana pone un pie dentro del límite crucial trazado con línea de puntos invisibles alrededor del carro trencito de nuestro manisero y algo está por pasar. ¿Qué pasa? El calendario, que, según sabemos, tiene en el centro

una gran piedra magnética con forma de maní, se pone rojo y el manisero reacciona automáticamente a la señal milenaria colgándose de la cuerda que hará que la chimenea del trencito emita un poderoso –poderosísimo- y prolongado –prolongadísimo- pip. Mi hermana pega el salto –ya predicho mucho tiempo antes por el calendario-, se agarra la oreja más cercana al trencito y de su boca emana una, digamos, puteada. Al manisero, claro, algo le está ocurriendo internamente a raíz del hecho. (Todos sabemos que la etnia que conforman los maniseros de Jujuy es de tipo cerrado hermético. Nadie sabe a ciencia cierta dónde viven, a qué hora se los encuentra, si mientras vuelven a sus casas van vendiendo maní por el camino o si, en realidad, hay un único manisero que es el mismo tipo que tiene un poder de teletransportación nunca antes visto y después de habértelo cruzado por la esquina de la plaza, te lo volvés a cruzar, minutos después, en el extremo más lejano del parque San Martín). Entonces, la pregunta clave: ¿cuál es la finalidad del calendario detector del paso de gente con oído sensible? Nadie lo sabe con certeza pero todos lo intuimos: divertir al manisero.

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Open your eyes and look within: Are you satisfied with the life you’re living? We know where we’re going; We know where we’re from. We’re leaving Babylon, y’all! We’re going to our Father’s land. Exodus – Bob Marley

Matías

TERUEL

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A Gómez Callejas lo invento. Es aquel novelista mexicano, sobreviviente del terremoto de 1985, que, con sus descripciones pausadas y precisas, pinta como pocos los paisajes urbanos del subdesarrollo y sus catástrofes. Le doy entidad, lo imagino, lo sitúo, lo exagero. Necesito un nexo, un conector, algún elemento que me permita explicar ese oxímoron de la Hipólito Yrigoyen a ochenta kilómetros por hora. Hay un dejo de glamour en el acostumbramiento a lo decadente. Las postales grises ya tienen anticuerpos en lo mediocre y nos sabemos inmunes. Somos un éxodo constante, una insatisfacción. Jujuy nos resulta horrible y abandonada sólo cuando regresamos. Esa primera impresión que nos noquea con un cross de derecha, no es más que la expiación de nuestra propia derrota: la vuelta, el éxodo inconcluso, el monoblock H, el telo en Los Molinos. El sabernos derrotados. Es ese regresar cabizbajos como nuestros chicos de Malvinas (los que volvieron). Volvieron para volar… volarse el mate, volar como el Pájaro Campana desde el puente Paraguay. Y ni así te salvás. Soldado que huye sirve para fundar pueblos vencidos; y a nosotros nos fundó tres veces el mismo batallón, el de los derrotados. Nos fundaron, nos fundieron y nos fuimos. Qué más da si después la culpa es de

Fernando VII, de Cortéz, de la Cosmovisión, del Vasco Olarticoechea, de tantos y de nadie (nunca nuestra). No recordamos el caballo de Belgrano, recordamos su sífilis, ese pito pudriéndose, pudriendo su semilla. Por suerte San Martín es el padre de esta patria. Pienso en Nietzsche abrazado a un equino famélico, en el Pochola Silva, en Huxley con la heroína, en el caballo de Don José, ese espécimen camaleónico del que nunca nadie pudo asegurar el color. Marchamos y evocamos la huida, pero volvemos para volver a evocar. Tenemos paz, progreso, justicia y libertad en versiones devaluadas. Son pedazos de mármol que abrazan a las almas perdidas entre los Andes y el Vestíbulo del Dante. El gaucho Güemes nació en Jujuy pero es salteño, como las empanadas y la Quebrada. Ellos se empeñan en dar una imagen pintoresca de antaño, de absorber hasta la médula la idiosincrasia tradicionalista y patriarcal mientras nosotros nos emperramos en borrar todo aquello que nos ate al pasado. Con aspiraciones de modernidad derruimos casonas, cornisas, columnas, y levantamos edificios, gasoductos, accesos cardinales. Sufrimos de la bipolaridad de las peatonales. Nunca nos terminamos de decidir qué hacer con ella, como con las calles. A veces bajan, a veces suben, a veces están y otras ya no. No nos detenemos a pensar en los porqués si total


ya estamos de salida. No hay metáfora en el mundo que embellezca a esta ciudad. En Jujuy sobran poetas, lo que falta son arquitectos. Y si bien somos fervientes cristianos y poblamos peregrinaciones, en la misa de las ocho la concurrencia viene fallando. Nuestra fe acompaña incondicionalmente sólo si hay movimiento, si nos desplaza. Migramos con Cristo y, a falta de Monte Calvario, Alto Comedero nos queda a trasmano. Le rezamos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro porque la causa y efecto de todos nuestros males es una tal Milagros. Imagino que si el Señor un día de estos decide bajar de los cielos y poner a la Mili en alguna plazoleta de Alto la Viña al grito de “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, la pobre sucumbiría debajo de una apacheta surrealista. No tenemos mar. Tampoco lo tuvimos. No hay a quién echarle la culpa por esa carencia. No hay mar, es cierto, pero un superávit de piletines, de distintas formas, tamaños y colores, nos recuerdan cada enero lo que son las malas inversiones. Lo mismo sucede con las piletas y la ostentación. Nos gusta Jujuy cuando llueve si es que hay sequía. La falta de mar acrecienta aún más la sensación de encierro y potencia el anhelo de la huida. Siempre una costa otorga distintas variantes para el éxodo, ya sea al estilo Storni, Nebbia o Hanks (sólo por citar los ejemplos más reconocibles). Imagino todos aquellos pueblos rodeados de agua salada a los que no les importaría resignar un poco de ella con tal de salvarnos de la perdición. A falta de tragedias, sobreproducción de mártires. Niños que se bañan en el Río Chico yusquean el futuro entre piedras y mojarras que indigestan; y escriben cartas. Las arrojan dentro de botellas de Coca Cola esperando que alguien

nos rescate. Downsizing hasta en la esperanza. Ciudad rodeada de ríos de bajo presupuesto y con pretensiones de Atlántida que se condenó al olvido, a vivir con la indecisión de no saber qué querer ni adónde ir. San Salvador necesita que lo salven, toda una paradoja. Gómez Callejas vuelve a aparecerse. Me advierte, recuerda el terremoto, me muestra su pierna amputada. Sus libros, todos los honores que recibió a lo largo de su carrera como escritor, no pueden borrarle las imágenes de aquel día de 1985. Entiendo entonces el por qué de su aparición, por qué decidí darle entidad, llevarlo de la imaginación hacia el papel. Como si fuera un puzzle, todas las piezas, que no son más que las palabras aquí escritas, van encajándose para llegar a la conclusión final: dedicar este texto a los sobrevivientes del terremoto que mutiló a la ciudad de San Salvador de Jujuy el 19 de septiembre de 1985. 31


Lo que dicen las

canciones

por Edgardo "Hugo"

Gutiérrez

Lic. en Comunicación Social

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H

ace poco tiempo fue publicado un libro de la reconocida conductora de TV y Radio Maitena Aboiti llamado Antología del rock argentino, que con una excelente edición indaga acerca de los momentos de creación de las canciones más representativas, pero también se mete a dialogar con los músicos sobre el proceso de producción de éstas. Muchos establecen que la creación de la música, es decir, la melodía, es lo inicial para empezar una canción, sin embargo otros proponen el surgimiento de las letras sueltas, escritas en papeles usados. Acercando mucho más la mirada, ahora vamos a hablar sobre las letras de las canciones del rock, especialmente el ojo puesto en el rock jujeño que ya tiene una larga vida (aunque muchos piensen que no es así). Las canciones son el resultado de la sumatoria lineal de la música (es decir la melodía, los acordes, el ritmo) y las letras (la métrica, la rima, los estribillos), pero en esta definición nos encontramos con un problema ¿Qué es lo primero que priorizamos al realizar la escucha de un determinado tema? ¿Nos gusta la canción por lo que expone la letra o por la implacable melodía, incluso por ese riff de guitarras que nos hace pensar que Dios nos dió oídos sólo para eso? ¿Qué hace que cada vez que escuchamos ese tema se nos parta el corazón en el mismo instante en que apre-

tamos play? ¿Es la sonoridad del ritmo o el estribillo lacerante lo que nos moviliza el alma? Eduardo Berti afirma: “Si los poemas son como los diálogos en las novelas; las letras de canciones son como los diálogos en el teatro o en el cine. Los primeros resuenan en la cabeza del lector; los segundos se hacen voz”.

El rockerito jujeño

Una de las primeras bandas de rock que lograron editar un disco de pasta (vinilo) en el mítico sello Radio Trípoli allá en Buenos Aires, por el año 1988, fue la de los palpaleños Sangre en Polvo, que antes se llamaban Subsuelo, nombre que refería a la movida subalterna dentro de la escena del rock. Temas como “Códigos imaginarios”, “Grafitis”, “El regreso de Charly” más los cuatro temas que componían el Disco; “¿Qué ondas?”, “Estoy zafando”, “Ho-


gueras y barricadas”, “Cayendo héroes” y un cover de una banda conocida “Saltarín Jack Flash”, componían todo el repertorio. El disco fue grabado, en una primera instancia, en los laboratorios de grabación “Tilcara” ubicada sobre la calle José de la Iglesia Nº 1652 y luego fue producido por el sello Radio Trípoli. En la revista Contenidos Nº 3, con fecha Mayo - Junio de 1985, Carlos “Ciego” Ramírez, en su artículo “El Rock en Jujuy”, nos mostraba un mapa de las bandas y solistas del momento:

…Nostrademus, integrado por músicos muy jóvenes, este grupo se formó a principios del año 1983 y está actualmente integrado por Ramiro Barros en guitarra, Emilio Bidondo en teclados, Eduardo Lobo en bajo, Germán García en guitarra acústica y voz y Sebastián Llapar en batería. La música del grupo es un rock-fusión con arreglos muy trabajados. David Romero: Este solista actuó con bastante aceptación en cuanto festival de rock se hizo en la provincia, dando de este modo a conocer su propuesta. Su repertorio es bastante amplio y posee una buena voz. Planea ampliar su espectro musical formando un grupo eléctrico. Trío Siembra, formado por Gonzalo Dulón (guitarra, charango y voz), Milton Carretero (zampoña y quena) y Aníbal Tudela (Flauta traversa, guitarra) este trío transita un folklore contemporáneo, con letras comprometidas. Anteriormente, el grupo se llamaba Martes 13 y hacía punk (¿???). Hicieron varias actuaciones en toda la provincia y de ella (Tilcara). Tuvieron problema a causa de dos de sus temas, fueron demorados e interrogados “por orden superior” (la censura no existe mi amor…) Dúo colos, sus integrantes son Marcelo Almada (guitarra y voz) y Hernán Caverlotti (guitarra y voz). Actúan generalmente como dúo acústico,

aunque también realizan actuaciones individuales y planean convertirse en un grupo eléctrico. Realizaron diversas actuaciones en festivales e interpretan temas propios. Dúo Lluvia, surgido hace aproximadamente un año y medio, el dúo interpreta temas acústicos con voces muy bien ensambladas y letras fuertes, abarcando una temática amplia. Sus integrantes son Víctor Hugo Vázquez (flauta, armónica y voz) y Daniel Correa (1ª voz y guitarra). Boy y sus amigos: Se trata de un grupo acústico formado por Jesús Ancasi (ex cantante del grupo Interface) y un grupo de amigos (Mónica Leiría, Kike Miranda) (Sic. Revista Contenidos)

"Sangre en Polvo" conjuntamente con todas las demás bandas, entre ellas "Edanm", nos ofrecían letras al mejor estilo de los tiempos que corrían en el año 1988. El tema nos propone pensar un día sucio y violento, sobre todo urbano. Este marco infernal nos ilustra acerca de los peligros de la vida en la Argentina regada de la nueva democracia.

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Hogueras y barricadas/ Sangre en Polvo Sólo es cuestión/de ponerse en acción/eso no es malo/En cualquier situación/hay riesgo de quedar/desconectado/Lo que vendrá va a ser muy veloz/porque mirá tal vez haya nacido tu matador/y tenga tu número/Está amaneciendo/está emergiendo la luz/el sol dispara/(ooh!)/ sobre las calles mugrientas/retumban los ecos: _Bum!/ Alguien para fantasmas/Fantasmas/ uno más, otro más/Desapareciendo/pateando los cuerpos …Bum!/Barricadas/sobre las calles argentas/reviven el mito del sur/Se destacan fantasmas/Fantasmas/uno más, otro más…/

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"Sangre en Polvo", retoma ese imaginario de convulsión social, problemática y lucha, que puede desencadenarse para un lado más violento, el de disparos y fierros. El rock es causa social. Mientras, en el contexto político y social de Jujuy, el Justicialismo gana la gobernación con Snopek- Cabana, muchos llaman a este periodo la “democracia boba”, además de sumarse la intensa pero fraguada lucha para describir los aberrantes actos ilícitos cometidos por los gobiernos militares, quizás “Hogueras y barricadas”, describa lo que pasó también en Jujuy. Otro de los géneros del rock extremo (menos pasatista y consumista) que nacía en Argentina en la década del ‘80 fue el heavy metal, una movida generada y encabezada por una artista provocador, Ricardo Iorio, que junto a otros amigos logró formar "V8", grupo que se inició componiendo letras realistas y fueron convocados en el mítico recital Barock , donde sus canciones entre ellas “brigadas metálicas” afirmaban que ya pasaron los tiempos de paz (clara alusión a los hippies de esa época).

Existe un desfasaje temporal entre lo que sucede en los grandes centros urbanos y las ciudades más alejadas de los polos culturales. Es así que recién en la década del ´90 comienza una de las escenas más extremas que el rock jujeño vivió. Nombres como Mierda Bendita, Estridor, Hijos del Rigor, Evil Terror, Descarga Noise son aquellos que surgen por el año de 1995, bandas que promueven las guitarras estridentes, las remeras negras, los pantalones ajustados, las zapatillas con caña alta, toda una estética. Los convulsionados noventa, en Jujuy, nos dejaron huellas políticas indelebles: la infinidad de gobernadores, Alderete, Domínguez, Perassi, Snopek, Ficoseco, Ferraro y por último Fellner. La ola de privatizaciones fue arrasadora y no dejó nada en pie. En Jujuy se eleva el ritmo de protesta social como el humo de las gomas quemadas en los puentes. En este contexto las bandas de heavy metal salieron al ruedo con una propuesta que estaba acorde a los tiempos violentos que se vivían.

Estridor / “Luchando”

Políticos de mierda/que nos matan sin parar/ no quieren ver a los pies de la muerte/basta de gritar/llegó el momento de actuar/violencia y sangre es todo lo que hay/grito con odio tu nombre/ nada me puede hacer callar/luchando estoy/luchando estoy La manera de componer de este grupo dejó posiciones claras en relación con la situación social, política y económica. Si los ’90 en Jujuy estuvieron llenos


de desesperación, violencia organizada y decadencia moral, las canciones no pudieron tomar rumbos diferentes. Entrados en el nuevo siglo, Jujuy nos ofrece una variedad de bandas, grupos y géneros que fueron incorporándose a la escena vernácula local. Uno de los emergentes más visibles fueron los denominados “rollingas” como consecuencia del “rock chabón”, idea que se retoma desde el nombre del disco de Sumo, after chabón. Estos grupos tienen exponentes a nivel nacional como Viejas Locas, La 25 y Jóvenes Pordioseros. Los distingue una estética fija: las remeras de sus bandas preferidas, los jean usados o rotos, las zapatillas de lona. Argentina pasó a ser una sociedad que se cae a pedazos, no sólo producto del infortunio económico y del saqueo institucionalizado, sino también, fruto de una moral degradada y de una educación que se ha convertido en un espacio vacío sin contención. El surgimiento del “rock chabón” y su evolución en Jujuy nos propone escuchar una canción intimista, fría, descontrolada, una mirada al interior de una aventura poco cierta.

La mezcalito/ “Aquellas noches eternas”

Si volviste a ver/caminos sin motores/ruedas sin freno/se cuelan en mis cuerdas/están llorando/ los hijos que nunca conocí/la estrella más cercana/ me quiere convencer/no es mi día/prefiero volver/y seguiré tomando todo lo que este a mis pies/despierto sin comer/levántate /el susto fue del zorro/convulsionado me puse de pie/no entiendo nada/mi alma no/estoy temblando en un montón de nada. Ya entrados en la primera década de este siglo el panorama de bandas jujeñas se amplió notablemente debido a sus treinta años de escena local. Bandas de rock de diferentes géneros, Agresor (trash metal), Battle Cry (heavy metal), Darcón (hevy metal), Tem-

pestad (trash metal), La rockera (hard rock), Malebolgia (Death metal) Psycko-em (Trash core), La Yugular (reggae), La Mezcalito (rock stone), Cabarette (Skarock) Tres 16 (Rock gospel), La gallega (Power rock), Valvula3 (Power rock) y otras tantas forman parte de este escenario. En este contexto de explosión de sonoridad y estilos, se destacan de alguna manera las que tienen continuidad de espectáculos en los reducidos pub locales. Entre estas bandas, una de las reconocidas por trayectoria es Cabarette (dentro de su estilo musical), encabezada en la actualidad por “Droopy” García. En el tema “Igual que allá”, se señala ese lugar donde el rock siempre es una salida o escapatoria.

Cabarette/ “Igual que allá”

Cargo el disfraz una vez más/Sábado a la noche que no puedo huir/Ya voy a ver qué puedo hacer/Lo casual se vuelve algo temporal/Cargo el disfraz una vez más/Sábado a la noche que no puedo huir/Ya voy a ver qué puedo hacer/Lo casual se vuelve algo temporal/Y qué vas a hacer vos/Seguro que es igual que allá/Y qué vas a hacer vos/Seguro que es igual que allá/Por más que esté la realidad/Una fantasía siempre puede más/Si te enganchás te va a llevar/Y lo temporal se vuelve eternidad/Por más que esté la realidad/Una fantasía siempre puede más/Si te enganchás te va a llevar/Y lo temporal se vuelve eternidad. Tema compuesto por García y Alemán, estimula la salida del sábado nocturno, donde todos nos disfrazamos para poder salir a la calle, y la calle se nos muestra como un teatro abierto, y allí los actores juegan con su fantasía. No por ello deja de ser una circunstancia pasatista, el rock, es quizás, en este punto la salida temporal a la vida real, del trabajo diario. Dentro del género rock también existe un estilo muy particular denominado reggae, que también se

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instauró de la mano de los primeros grupos de reggae en argentina, Los Abuelos de la Nada y Miguel Cantilo y Punch, en los años 70, más tarde se sumarían a partir de los años `80, Los Pericos, Los Cafres entre los más figurativos. En Jujuy, sin embargo, este género no tuvo muchos exponentes, hasta que a partir del año 2004 se formó la Yugular Reggae, banda que se denominaba La Yugular Barrientos en sus inicios (ver entrevista publicada en la revista Intravenosa Nº 1-2005) Ahora esta banda encabeza un movimiento musical y cultural, debido a que sus acciones no solamente forman parte del campo musical sino también de la denuncia de los problemas sociales de Jujuy, entre ellos la nueva droga de los pobres: el paco o pasta base.

La Yugular Reggae / “Pasta base”

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maltratando a mis hermanos no no no no no/Vas caminando hoy y el cielo no te responde/Será que tu soledad palpita y se agita y se va/Hoy no les temas a aquellos que cobardes/usan tus penas para ganar/Nunca más volverá a saber de vos/Y yo sé vos sabés que es verdad/Que la pasta base hay que desterrar/Yo sé vos sabés que es verdad/ Que mientras vos existas la mierda seguirá/gobernando maltratando a mis hermanos/Y yo sé vos sabés que es verdad/Que la pasta base hay que desterrar/Yo sé vos sabés que es verdad/Que mientras vos existas la mierda seguirá/gobernando maltratando a mis hermanos. Una letra que denuncia desde abajo al poder y a sus clásicos amigos, los políticos de turno, que hacen la vista gorda a los verdaderos problemas. El peor castigo para los ciudadanos es ver que todos somos presos; además en este tema hay una búsqueda por la igualdad social, en un intento casi platónico para que esta sociedad encuentre una equidad para todos.

Que el último apague la luz De esta manera, amigo lector, realizamos un breve repaso nuevamente por la rica historia del rock en Jujuy y por algunas de las letras de las bandas que dejaron huellas. Observamos que la música es un factor de cambio, cambio social e ideológico. Las letras elegidas y las bandas seleccionadas son una clara muestra de la actitud que cada una de ellas tiene, ésta es una forma de echar a la luz cómo cada banda puede claramente señalar de manera artísticas la situación social. Las letras y la música son dos elementos muy ligados, y en esta oportunidad ya hemos inmortalizados los escritos, porque ya son parte de una canción, y de una banda, que seguramente tendrá sus pequeños aficionados con los oídos intactos para volver a escuchar qué es lo que dicen sus canciones.


por Ernesto

Aguirre Escritor

P

entimento, palabra de sonoridad poética, por cierto, cuyo ámbito de aplicación corresponde a las artes plásticas y cuyo uso se vio multiplicado por la reciente introducción de la casi mágica tecnología de los rayos X que, aplicados a la tela de una pintura, nos permite apreciar las diferentes variantes tentadas por el autor hasta conseguir la versión final que es la que podemos ver a simple vista.

Pentimento, claro, no es arrepentimiento, a pesar de lo parecido en su escritura y sonido. Arrepentimiento, según el Diccionario de la Lengua es: “Pesar de haber hecho algo”. En el pentimento el artista no siente pesar por haber plasmado una versión de su obra, simplemente lo que hace es modificar el proyecto con la intención de mejorarlo según su criterio. El arrepentido pide perdón por lo hecho o expresado, impulsado, en la mayoría de los casos, por nuevas situaciones políticas que no lo benefician. En una historia política como la nuestra, de permanentes guerras civiles en el pasado, de golpes militares y fraudes electorales en el presente, no es algo para sorprenderse el hecho de que los arrepentidos en ámbitos de la producción artística sean muchos

más de los que podríamos imaginarnos. Veamos algunos, los más notorios, justamente por tratarse de tres artistas renombrados y que reflejan, cada uno de ellos, una época determinada de nuestra historia nacional. Comencemos con José Hernández. En 1872, presidencia de Sarmiento, enemigo político de Hernández, éste publica la primera parte del poema gauchesco que más tarde sería considerado como el poema nacional, el Martín Fierro. Todo argentino de escuela primaria obligatoria sabe que este largo poema cuenta la historia de un gaucho rebelde que, al no aceptar las nuevas condiciones de vida impuestas por la civilización que avanza sobre la pampa salvaje, decide internarse en ella para convivir con indios que, hasta ese momento, eran símbolos de la libertad. La política cambia, claro. A Sarmiento lo sucede Avellaneda que, a pesar de ser del palo sarmientino, a Hernández le cae bien para sus flamantes ambiciones políticas, y lo apoya en su campaña hacia la presidencia, primero, y luego en su gestión. Recordemos que fue esta administración la que inicia la tristemente célebre matanza de indios conocida como “La Campaña del Desierto”, al mando del General Roca. Hernández, en 1879, publica La vuelta de Martín Fierro, una segunda parte de aquella primera ya publicada, en la que el gaucho rebelde abandona su actitud hostil hacia la civilización y acepta lo inevitable de este proceso, elogiando los beneficios de la nueva situación de sometimiento a la ley. Por supuesto, en esta “vuelta de Martín Fierro” (tómese “vuelta” no como sinónimo de regreso, sino como sinónimo de giro ideológico del personaje. Perdón, ahora que lo pienso, fue don Leopoldo Lugones (hablando de arrepentidos) el que impulsó, con su prestigio intelectual, la elevación del Martín

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Fierro como poema nacional. Pregunto: ¿no será que don Leopoldo vio en la historia del gaucho primero rebelde y luego obediente, una perfecta metáfora de su propia biografía?). Decía, en esta “vuelta”, el arrepentido Hernández no economiza adjetivos condenatorios para los indios pampeanos, cuya desaparición por el General Roca sería un acto de justicia divina. El siguiente arrepentido: don Atahualpa Yupanqui, el más grande poeta, compositor e intérprete de nuestro folklore, sin lugar a dudas. Desde la década de los cuarenta del siglo pasado, militó en el, ya para entonces, perseguido Partido Comunista Argentino. Autor, entre tantas obras comprometidas con la denuncia de las injusticias sociales, de aquellas conocidas Coplas del payador perseguido (Si alguna vuelta he cantado ante panzudos patrones / he picaneado las razones profundas del pobrerío / yo no traiciono a los míos por palmas ni patacones, cantaba, ¿recuerdan?). En 1952, luego de cárceles y torturas por parte del gobierno peronista, un arrepentido Yupanqui envía una carta privada al General, en la que pide disculpas por su anterior militancia comunista (había renunciado al partido unos meses antes) y solicita permiso para continuar con su carrera artística que, hasta ese momento, había sido interrumpida por reiteradas prohibiciones emanadas desde el gobierno nacional. Al ser ésta una carta de carácter privado, nunca sabremos con exactitud los términos en los que fue redactada. Lo que sí sabemos son los términos de una aclaración de Yupanqui publicada en el diario La Prensa (en manos del Estado) el día 8 de julio de 1953. Dice: “Con el fin de desvirtuar interpretaciones equívocas, me veo en la obligación de dejar sentado públicamente mi alejamiento, y por propia convicción, del Partido Comunista desde hace aproximadamente dos años. Que sólo me guía el anhelo de sumarme al engrandecimiento cultural de mi patria y a la difusión de los motivos musicales folklóricos de la Nación Argentina”. Este gesto público le permitió al artista rebelde reiniciar su carrera que, años mas tarde, lo llevaría a radicarse en Europa.

Por último, don Ástor Piazzolla, otro arrepentido. En 1982, don Ástor entusiasmado, como gran parte del pueblo argentino, por la nefasta Guerra de Malvinas, escribe un tango que titula Los Lagartos y se lo dedica a un teniente de la Armada Nacional, a cuyo mando estaba el impresentable comando de élite del mismo nombre: el Teniente de Navío Alfredo Astiz (sí, leyó bien, Alfredo Astiz), conocido también por el alias “Gustavo Nino” o por el más preciso apodo de “El Ángel de la Muerte”. Al poco tiempo de este homenaje piazzolleano, y luego de haber pasado lo que pasó, el teniente Astiz no sólo era responsable de su vergonzosa rendición en Malvinas, sino que era señalado como uno de los más feroces y sanguinarios genocidas de la dictadura militar pasada. Don Ástor, por supuesto, se arrepintió. El tango pasó a llamarse Vista Aérea y, finalmente, ya en democracia, integró la banda de sonido de la película de Pino Solanas El exilio de Gardel, bajo el título de Tanguedia. Es decir, aquel tango nacido como homenaje al genocida Astiz, termina como uno de los temas más reconocidos de una película que, justamente, denuncia los crímenes de esa dictadura militar. Como decía mi amigo El Camaleón: “Yo siempre fui oficialista, qué culpa tengo de que cambien los gobiernos”.


Moscardón

Bistrot

“No sé qué tienen las moscas hoy: están enloquecidas”. Jean Paul Sartre

Mesas

IV

IX

El espaldar de la silla saboreando tus vértebras acariciando tus costillas en cada movimiento Cayendo en espiral me confundo con tu cabeza esquivando las telarañas que los gritos tejen por los costados y tu cabeza hace flexiones bajo el peso de 2 gramos de presión Soy un insecto expulsado de tu conciencia flotando posando en las paredes, pululando sobre la mesa y sólo son moscas las que frecuentan tus días coincidiendo a cada instante con tu mirada en cada banca a toda hora y es el tedio día a día te desplazas de repente al baño y pronto a la mesa todo se hace inaprensible tus ojos se vuelcan y te miran en medio de un anfiteatro sentado automatizado sobre un sillón con un control pegado a la mano y tu dedo cambiando y cambiando y pronto el zapping diario y es Tele-Vida todos los días efímeras escenas de felicidad indigestiones de hambruna inmortalizada con spots de Herbalife vitrinas de carne posando en bikini y muertos, vidas, historias una mancha una suma de píxeles en la pantalla.

A través de la ventana la ciudad posa y se deja andar los autos y las luces corren como si se persiguieran unos a otras la pisotean se deslizan por sus esquinas la penetran por sus arcos y son muchos miembros. Está claro. Todos callados como si fueran a morderse y se miran con ojos de bestia las manos en el bolsillo como si ocultaran su verdadero propósito. Todos miembros de un club, clientes del bar, pasajeros del colectivo, oficinistas de periódico y café, aficionados a sí mismos. Corbata en nudo doble, traje notable y el reloj la vulgaridad se disfraza de sofisticación y todo es un desatino producidodistinguidoconsumidoabsorbido. Entran cuelgan el rostro en el perchero, se sueltan el cuello y buscan una mesa.

Juan Pablo

SALINAS


por Paula

Soruco

Fotógrafa

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J

ean Claude Lemagny1 distingue dos tendencias irreductibles en Fotografía: la “directa” y la “puesta en escena”.

En la directa el fotógrafo haría el papel de un cazador de instantes, de situaciones que se dispondrían más allá de él, guiadas por el movimiento más o menos espontáneo de los sujetos, en su hábitat, en un espacio y tiempo cotidianos. Ellos dirigirían la composición de la imagen, de una manera “eso fue” (real, sin montarlo artificialmente), captados por la máquina bajo la selección de un ojo cazador, como puede ser un fotógrafo de la National Geographic captando el vuelo repentino de una garza, que no vuela para él, sólo vuela. Con ubicaciones, gestos, composiciones no intencionales (en relación al fotógrafo, es más bien éste quien se ubica, busca, escudriña, intenta no determinar al objeto). Suponemos, en este caso, que son los sujetos quienes trazan una configuración dramática o de alcance narrativo, en un espacio y un tiempo, de forma espontánea, inconcientes de ello. Sin la premeditación de un creador, como si fuera un plástico, o un director de cine que dirige a sus actores, esto es “sin ponerla en escena”. Este tipo de situaciones o 1 Revisado por Francois Soulages, Estética de la Fotografía.

grandes instantáneas dibujarían el rol e ideal del fotógrafo. Por lo menos esto fue uno de los primeros movimientos fotográficos que se nombró con cierto éxito de persuasión académica como arte. Fiel servidor de una representación objetiva de un instante, congelando el discurrir histórico, no exenta de magia, Henry Cartier Bresson puede pensarse como paradigma (el de las fotos blanco & negro, francesas, tan tiernas que seguro vieron y, si no, lo recomiendo, googleadlo). Se puede decir que un ideal de esta concepción de fotografía, en lo que al fotógrafo compete, es la reducción de sí mismo, de su incidencia en la escena, a cero, casi un sujeto de la ciencia (también cazador, descubridor que realiza un registro objetivo). Esto no es casual, es lo que el discurso objetivante pretende de sí: que, en lo que hace al producto, se desdibuje el creador. Cuanto menos incida, mejor. Muchos han dudado de esta espontaneidad como destino de todo hacer fotográfico que se pretenda arte. Comenzando por que el fotógrafo, en su enfoque y recorte, ya relativiza que su papel fuera el de un “traductor” reducido a cero, un grabador de instantáneas, con el sólo deseo de re-presentar algo así como “lo real” externo. Un cazador que persigue una garza bien delineada, y dispara audaz, no pura y ascéticamente, fantasía con la que Bresson mismo no se engañaba. Todo este discurso alrededor de la fotografía como representación, como máquina objetivadora, como captación de lo real, detener el discurrir, puede haber tenido que ver con vender la nueva máquina en un momento de apogeo de la técnica y como forma de diferenciarla, jerarquizarla o devaluarla en comparación a la pintura, tan subjetiva. Larga discusión. La otra tendencia, la que me interesa para el caso, es la “fotografía puesta en escena”; fotografía donde el fotógrafo es abiertamente director de una ficción y monta una disposición para tomar una imagen radicalmente subjetiva, personal, manipulada, manipuladora. Sin el menor tapujo, sin disfrazarla de “real”, montando alguna escena extraña, extra-ordinaria, que, una vez realizada, se desarma más próximo a la


ciencia ficción o a la fotografía del cine, al Bosco por qué no (y puede no haberse agotado ahí; mutar en otros procesos de edición. Esto me parece más la regla que la excepción). Foto mentira, foto actuada, como esas tribus que montan un ritual para turistas, para la foto del turista. Ouka Lelee abre una convocatoria de voluntarios para actuar en una fotografía suya. Mentira & ficción,

distinción Poesía/Narrativa le sucede: “Lo que me interesaba de las novelas eran cosas muy puntuales que quizás no ameritaban todo el libro o —hablando mal para explicar mal— los “momentos poéticos”, que suena terrible. ¿Por qué todo esto cuando lo que está bueno acá es esta imagen?”. Imágenes que tuvieran un cierto potencial de condensación, de sedimento, capas tectónicas, plenas de referencias a la fotografía

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víctimas de un engaño que ni siquiera se camufla. Pero, ¿No ha sido dicho que toda verdad miente y toda mentira tiene una verdad? Ahora quisiera que miremos estas imágenes (en fotografía siempre se trata de mirar, no hay critica que se sostenga sin imagen): Sussie and Friends de Alex Prager y Rapelle Toi de Ouka Leele. Narrar historias, montarlas escénicas y congelar el discurrir narrativo y plástico que sugieren. ¿Por qué no se hicieron cineastas? ¿Querían narrar de algo que no existe y congelar la narración sugerida que no narra por que no trascurre, sólo sugiere? ¿Por qué no se dedican a la plástica? Fotógrafas del último banco, estas autoras, me parece, podrían compartir la lógica de lo que a Martín Gambarotta1 en la comparación2 Martín Gambarotta: http://laliteraturadelpobre.files.wordpress.com/2009/08/entrevista-mg-14-de-julio.pdf

cinematográfica, a la plástica, al dibujo, y cadenas y cadenas estético narrativas donde montar la escena. Engañar y manipular es el eje de esa mentira que no miente. Escritura autónoma del objeto (según su propio movimiento y con reducción del fotógrafo a cero como ideal) o también escritura luminosa de un objeto-mito, un objeto-verso (como quien versea), que da cuenta de un deseo y monta lo que el fotógrafo quiso ver y que veamos. De una lógica del “eso fue” al “eso fue actuado”. Cabe la pregunta de si no podemos pensar que la fotografía en general tendría algo del “eso fue actuado” en una comprensión performativa y teatral de la propia vida como puesta en escena. Pero esa discusión es otra.


por Beatriz

Bruce

Mg. en Filosofía

¿

Nietzsche:

y luces sombras

Por qué leer y discutir todavía a Nietzsche? Hace ya más de cien años era cuando se autodenominaba “filósofo entre siglos”. Sin embargo, en muchos aspectos, tenemos la impresión de dialogar con un contemporáneo.

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De ello se encargaron, en parte, Heidegger, Jaspers, Fink, Simmel, Deleuze, Foucault, Vattimo, para citar sólo a algunos de los notables que lo reactualizaron. Pero, creo que ha sido y es aún más importante para mantener su pensamiento vigente, la increíble y horrorosa coincidencia de ciertos sucesos históricos del último siglo con sus escritos provocadores, denunciantes y casi premonitorios comunicados en una magnífica y bella prosa. Comparto con György Lukács1 que uno de los aspectos más lúcidos del conjunto de la obra nietzscheana, es su aguda crítica a lo que podríamos llamar “la cultura moderna”. Cuando leemos su denuncia a una sociedad hecha de furor de éxito y de lucro, podemos encajar fácilmente esa descripción con los tiempos en los cuales estamos viviendo. Según Nietzsche, una brutal ambición de oro y una avidez de placeres caracterizan esta cultura rápida y volátil, que tiende mucho más al maquillaje que a la renovación profunda de las formas de vida. De allí que un shopping sea el símbolo del tránsito a la modernidad, suplantando las premisas de igualdad y fraternidad. 1 Cfr. El asalto a la razón: la trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler, México-Barcelona: Grijalbo, 1983.

Para examinar la dirección de la cultura, la mirada inquisidora, ¿dónde debe dirigirse? Según Nietzsche, sin duda, debemos focalizarla en los teatros. Y es allí donde se nos patentiza vencedora la necesidad superlativa de distracción y entretenimiento volátiles; el absoluto descompromiso. Hoy correspondería extender estas “consideraciones intempestivas” a la televisión, y abundarían los ejemplos. La vanalización del uso del tiempo libre no necesita ojos perspicaces como el del filósofo. Pero nada sería más superficial que estancarnos en una crítica descriptiva del fenómeno, porque el filósofo lleva mucho más allá su escalpelo. Explica la génesis de este ocaso de la sociedad moderna que enajena el ocio creador. Al convertir a la mayor parte de los hombres en “trabajadores”, hace que no puedan disponer libremente de su tiempo y, gracias a ello, el tiempo de ocio entra en el circuito del consumo. Así el pueblo se olvida y se aleja de sus mitos, sus cantos, sus danzas, su lenguaje, aspectos en donde residiría la posibilidad de comunicación con el arte verdadero, recibiendo en cambio una diversión anodina y estupidizante como remedio contra el agotamiento y el malestar2. Lúcida visión de una regulación y disciplina2 Cfr. Consideraciones intempestivas IV: Richard Wagner en Ba-


miento del tiempo libre que lleva como consecuencia al aplanamiento del pensamiento. ¿Qué personajes contribuyen a este estado de cosas? Entre otros, el docto, el filisteo de la cultura, el ilustrado, el representante típico de esta época crepuscular. Su obscena autosatisfacción, su inquietud frívola son el mayor obstáculo para la emergencia de una auténtica cultura. Están atraídos por el helado mundo de las ideas, tienen sus oídos tapados con cera, viven extasiados por volar más alto y más lejos que los hombres, piensan entre libros y por estímulo de libros, y son, por todo ello, funcionarios de un Estado utilitario. El docto se siente atrapado por la novedad, evita profundizar (porque puede ser comprometido) y percibe sólo partes inconexas; busca la estimación de sus cofrades (la comunidad científica) y rinde pleitesía al colega para que éste pague con la misma moneda3. ¡Cuánta similitud podemos encontrar con el estado general de nuestros círculos intelectuales presentes, más preocupados en “papers” y congresos que en pensar las situaciones concretas de una sociedad que los demanda desde el hambre, la falta de trabajo y la injusticia! Sean suficientes estos dos ejemplos -su consideración sobre la distracción y su enjuiciamiento al papel de la intelectualidad- para refrendar mi afirmación de que la crítica epocal es un aspecto valiosísimo del corpus nietzscheano. No comparto, de más está decirlo, todas aquellas soluciones que propugna para su lúcido diagnóstico del “malestar en la cultura”, ya que centralmente giran sobre la reivindicación del genio individual. Pero, ahora viene la zona de penumbras. Es incomprensible que un individuo que haya desarrollado una perspicacia contundente para denunciar los epígonos de una cultura, haya quedado atrapado en una de las redes favoritas de esa misma cultura: el androcentrismo o sexismo; popularmente dicho, el machismo. yreuth en Obras Completas, Bs. As: Simón, 1970. 3 Cfr. Consideraciones intempestivas III: Schopenhauer como educador en Op. cit.

Quizás por su temprana vida asfixiada por mujeres o quizás por su imposibilidad de entrelazar el afecto, la admiración y la sexualidad en una relación concreta, no pudo sobrepasar una imagen caduca de la mujer ni prever la revuelta feminista del siglo XX. Ésta no es cualquier carencia para un crítico social, sobre todo en vistas al inmenso peso cultural que tuvo el movimiento vinculado con el reconocimiento de la mujer. Veamos qué dice Nietzsche de nosotras4. Dice que en el amor, tenemos un abandono completo de cuerpo y alma (curiosa dupla para un ateo), porque no sólo aceptamos, sino que también deseamos ser tomadas como propiedad. En toda relación, el hombre toma, posee; la mujer se entrega, es poseída. “La felicidad del hombre es: yo quiero; la felicidad de la mujer es: él quiere”. Vivimos para y por el deseo masculino. La entrega absoluta y el gusto de sufrir por el amado es nuestro sino, mientras que, del otro lado, el hombre goza y disfruta su sentimiento de poderío. Pero no llega hasta acá su consideración. En el Zaratustra, además de considerarnos objeto, nos elimina de cuajo cualquier placer sexual, “El hombre es para la mujer un medio: el fin es siempre un hijo”. ¡Qué decepción y aburrimiento! Dionisos no sobrepasa la clásica interpretación de lo masculino como lo activo/dominante y lo femenino, como lo pasivo/dominado. Pero, eso sí, pobres serán nuestros descendientes. Los hijos representan, para las mujeres, la satisfacción del deseo de dominación. Se constituyen así en nuestra propiedad; son una ocupación, algo con lo cual nos entretenemos. Nos desquitamos con ellos, por lo menos hasta que crecen. Esto, si son varones, ya que por las hijas no se tendrá ninguna consideración. 4 Se siguen las apreciaciones dadas en La gaya ciencia, Bs. As., El Ateneo, 2001 (cfr. Especialmente Libro V – 363, “De cómo cada uno de los dos sexos tiene sus preocupaciones acerca del amor”) y Así hablaba Zaratustra, Bs. As.: Baltasar, 1972 (cfr. 1ª parte “La vieja y la joven”).

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Veamos qué más nos dice el otrora agudo Nietzsche. Que somos fieles, por naturaleza. La fidelidad está incluida en el amor de la mujer, como parte de su misma definición. Por el contrario, el hombre puede ser fiel, por gratitud, pero la fidelidad no forma parte de la naturaleza de su amor. Su amor es deseo de posesión, y no renuncia. Curiosa consideración o consuelo para quien no consiguió persona alguna que le fuera fiel y tuvo que conformarse con ser el tercero en desgracia. Mucho más sorprendente y risible nos puede todavía parecer escucharlo decir que “cuando amamos a una mujer, odiamos a la naturaleza, al pensar en las repugnantes funciones naturales, a que toda mujer se haya sujeta”. Veintitrés siglos antes, Aristóteles condenaba también la menstruación como “semen más impuro”. Pero lo de Nietzsche es menos intelectual y más higiénico. Su argumento es “que la naturaleza invade nuestro derecho de propiedad”. ¿Cómo explicamos que la lúcida crítica desarrollada en otros ámbitos no haya podido demoler este fantasma generado en el puritanismo de su formación familiar? Si quieren seguir esbozando una sonrisa socarrona, podemos repetir, además, que nuestra naturaleza femenina nos condena a una “inferioridad intelectual”

y por ello estamos atadas a las cosas superficiales. Tan necias somos, que tomamos esas vanalidades por lo esencial. Sólo el teatro puede hacer creer que “en algún lugar del mundo existen mujeres de almas sublimes, heroicas y regias”. Pura ficción; en la realidad para que puedan encontrarnos cualidades espirituales positivas, ni siquiera alcanzan los lentes de máxima potencia. Somos, según el filósofo, puras máscaras huecas “sin interior”, figuras espectrales “sin alma”. Ante tanta pobreza de espíritu, lo único que ameritamos como preciosa posesión es “nuestra virtud y pudor”, es decir nuestra virginidad. Pero, tan tontas somos, que la entregamos como prueba de amor, en vez de resguardarla. Sin embargo, algo de picardía a veces tenemos, ya que sabemos exagerar e inventar debilidades que nos acentúan el frágil aspecto, como argucia para defendernos del más fuerte (obviamente varón). Las mujeres somos emotivas, blandas, cálidas, pasivas, y con todas estas cualidades casi parecemos, como Platero, todas de algodón. Sin embargo… algo pareciera no encajar del todo bien en esta imagen. Nadie mejor que una mujer para saber que lo que afirma el filósofo es totalmente ficcional. ¿De qué otra manera se justificaría la recomendación que hace la vieja a Zaratustra?: “¿Vas con las mujeres? ¡No olvides el látigo!”.


sobre todo

ESPER

un hombre, otro

una mano en el vientre que escarba, un chiflido de esquina a las 4 de la tarde. zaguán/ patio/ baldío. lienzos en las ventanas simulando cortinas, un sol que pega bárbaro. dejame quedarme hirviendo en tu estriado mar de humanidad herida, que habemos muchos contando baldosas antiguas en la plaza de Dios manda, en las casas deshabitadas de tu sueños de señorita, poniendo el agua, barriendo notas a medio escribir, limpiando el culo de bebés que no debieron nacer, amasando luces de ciudad engalponada en cada tierra introvertida de tu mapa. yo aquí duermo en el verano cuando es noche, y prometo no hacer ruido cuando rompas todos los platos que te quedan y no haya que vender en las ferias, y no haya que recordar, y no haya que mirar como si hubiéramos sido. quedarme callada acodada en la silla mirándote, y no mover la bombilla, sobre todo.

Salomé

un hombre sale de la espalda de otro hombre que es el mismo y parecería que es feliz y hasta podría tener hijos, tierra, fósforos en el bolsillo, cigarros tibio amor de vez en cuando (cuando como lluvias veraniegas en hoteles húmedos de capital, como habitaciones clausuradas de maltrecha ternura) un hombre sale de la espalda de otro hombre que es otro y vuela y entonces endeuda hasta las uñas de los nietos, mata mariposas en el aire tan sólo con mirarlas, se le reseca la boca y come caramelos media hora como el postre más exquisito, el amor es muy lejano, sólo de vez en cuando (y el cuando es ese punto tan lejano que se pierde allá).

18.04.09

en el otro alumbramiento fui un marinero, un hombre mar, desde la frente hasta el sudor. con los labios tiesos que bien podría ahora besar, ahora que soy dos piernas y tierra y no aquella espalda húmeda. esta vez, en esta luz. yo te besaría marinero. como besabas en ese entonces, con la urgencia de la marea propia, a esas mujeres que no eran yo. mujeres frescas como el vientre de los mares, sonrientes muslos de aire incierto. buen día marinero, me decían al llegar, lo recuerdo, como ahora te saludo y te besaban así como te besaría. las miraba, cuando era él, como las miro ahora, que soy yo, lejos de las algas en los huesos y cerca de los túneles hirientes de la zafra maldormida. marinero, marinero, vendrías hoy? a mostrarle a esta ingrata tierra que también fui un poco tuya, a curarme las llagas sucias de esta nostalgia fiera. tengo vasos de vino y lenguas marinas entre los dedos, adivina entre cuáles, marinero. vamos a jugar cuando llegues, a partir el pan, a servir el guiso, a amainar el lecho. mientras me paso las noches, esperando que lleguen los barcos al puerto sin mar que rodea este pueblo. y un poco de fresco, y un poco de fresco. vas a llegar, marinero. para alumbrarme de nuevo y besarme como te besaba cuando antes éramos.


Por las vías del tren con el violín en la espalda camino y deshago el sabor de estos días livianos en valor utilidad y sentido como la misma sombra de mi violín

se me ocurre: todo ser humano debería tocar un instrumento musical tener alguna forma de redimir la sangre fundirse en el mar esculpir orgasmos diseñar harapos a las noches ser mercader de sueños tener una religión o algo así verdadera para uno

a decir verdad yo nunca fui concertista de violín ni deslumbré muchedumbres eso sí, me gustaría) la alegría es rasgar algunas notas sahumadas en aliento a alcohol y tabaco entre los más queridos la locura de mi violín es cuando somos él y yo una sola melodía. Todo lo demás cae. Somos dos cuerpos entregados a una misma danza. No cabe una perspicacia de usura una palabra ni un recuerdo

“Cualquier cosa es un camino entre un millón de caminos… ¿Tiene corazón este camino?” C. Castaneda

Rebeca

CHAMBI cada nota es una cuerda vibrando de mi alma cada tiempo musical un pedazo de carne desgarrada

camino por las vías del tren desde que el tiempo me mostró sus manos no había forma de quedarme en casa escuchando las mismas siestas derretirse (pantallas pestilentes de orfandades achicaban el cuarto de la terquedad cualquier intento se convertía en enredaderas por las baldosas del baño todos podemos fisurar la nada abrir una vena o tomar el picaporte de la puerta para salir del tedio

camino noche y día a veces me canso es cierto como cualquier caminante de cualquier otro camino a veces lloro sin porqué ni cuando a veces sonrío de sólo mirar la luna redonda redonda y grande como los caminos a veces llueve y comulgo con la ternura de la lluvia ella puede lavar el desaire de tu amor mujer que te has marchado


de este cuerpo tan dolido por eso siempre pido una lluvia de truenos de vino de sol una lluvia de alfileres deseos cucarachas o escarmientos pero una lluvia por favor

pocas veces tengo hambre no por que sea una vergüenza necesito comer poco, masticar mucho y digerir bien. Basta de tentar la armonía tropezando cadáveres! basta de dar la bienvenida a cuchillos abriéndome la piel! siempre tengo más sed que hambre será de tanto caminar por estos valles? No sé. Pero todos los días amanece una nueva sed entre el violín y mi espalda Siempre tengo sed de algo tal vez sea de vos y ni siquiera puedo nombrarte como un perro conservo tu olor olor a compañera luchadora soñadora jueza y testigo hembra y jazmín

si me alcanzará el olfato para traerte para que volvieras y si volvieras yo ya no sería el mismo nunca más seré el hombre que tocaste con tu ingenuo dolor ni con la humedad de tus mentiras

por instinto de sobrevivencia o por refugio del presente imagino ser alguien distinto al que soy e incluso al que deseo ser. Un hombre cualquiera vigilando un guiño del lenguaje. Un hombre empresario que invierte hasta la esperanza del último pobre para competir en la bolsa. Un escritor, premio nobel de la más puta belleza. Un mendigo que ha minado su territorio para que nadie se atreva a mirarlo a los ojos. Un hombre seductor rodeado de cuántas tetas y culos se me antoje sin precio ni desgaste. Un buda, un cristo sin crucifixión una especie de nuevo dios hecho de carne y hueso - y aquí me enajeno- que viene a librarnos del oprobio de la santidad de la culpa, el castigo y la ambición desbaratando muros para dar paso sólo al cuerpo y sus atisbos. Imagino, no se paga impuestos ni se cobra un peso, es sólo por imaginar nomás por las vías del tren éste es mi pasaje en el mundo lo reconozco el pasado no existe nada sé si habrá mañana es mi propia vida la que ando y desando es ella caminante y camino principio fundamento y final


Gabriel

SALGADO

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Te pido la palabra después de trabajar muchos años conviviendo con los dispositivos de tu cuerpo. Me había acostumbrado a la cívica ironía del doble comportamiento, a la riqueza testimonial de los colores y los signos salobres del prejuicio. Por un lado, circulamos, creamos y nos exhibimos diariamente por fuera de cualquier regla o canon. Somos el resultado de imágenes previas, cúmulo de pequeñas luces, las mismas del comienzo, aunque advirtamos cierto estado de carencia. Mas allá de parentescos, mostramos primero una y mil veces el legado, el compromiso. Me convoca la experiencia audaz de fotografiarte vigorosa, renovada y limpia como un féretro. Tuya es la especie de guarida donde las flores de los últimos tiempos domesticaron la supervivencia. De verdad no es fácil encontrar la persona que no interfiera ni se convierta en un problema. Ademas, asistimos a lugares sin pedir permiso y somos capaces de cualquier cosa, hasta de una pobreza digna, suele oírse. Atravesamos toda la sociedad consumista reivindicando la casa, la comida, los chicos. Tenemos aún la joven candidez de prestar auxilio allí donde la intuición se vuelve vertical y anárquica, donde las canciones dejaron de ser nuestras niñas sabias. Y nos buscamos sin nombre a contracorriente del circo de la noche en sus horas fraccionadas. Apreciamos también la higiene y el sueño demandante. En todo este tiempo, las ideas nuevas se proponen como el sustento de las aves, rutas desérticas o astronómicos capítulos para organizarnos mejor sin necesidad de acudir a costosos aparatos. Podemos ir de la

mano entre las guías de relaciones corruptas. Crecimos con el correr del tiempo, lugar común ejecutado a cuatro manos confesamente lejos de curiosos, resguardados y anónimos. Lo más fascinante es que sigo escribiendo como siempre, sin que me entiendan la letra, y luego durante una vuelta de tuerca me pregunto qué estoy haciendo. Al prescindir de tu biológico talento para la versatilidad de los amantes que se desdoblan y duplican, gesticulo este amor cortés, anhelante y que promueve cierta pena. Te pido la palabra en busca del afecto que cruza los terrenos empujado por el alba, al límite de la asfixia. Volví a soñar con tu cuerpo y sus colores reconstruidos como un conjunto y sé que parezco vulnerable. Me debato entre arteros chantajes con tal que sigas a mi lado y que tampoco abandones lo siniestro que seduce en ti; estamos nutridos de inconsciencias y ficciones aunque andamos por el mundo con espantosa naturalidad. Por momentos ensayo vocablos en común, trago saliva y acudo al bar tal como entonces, con precisión de puente y sumido sin querer en la posmodernidad hasta encontrarte aledañamente bella e impregnada de un mundo insuficiente, artificial y todo porque también somos eso. Y a través de la fantasía corregimos la fórmula: vivir la ilusión de inventar triunfos imaginarios y allí merecernos el anclaje. Muy por otra parte, es verdaderamente abrupto tu alrededor de ademanes delicados como costumbre que retorna cada tanto, un lugar intermitente en los recuerdos. Creo que se trata del itinerario indiscutido hacia la fe. Esa isla de ciego sol, donde armamos día por día con maravillosa utilidad un suelo vincular de encuentros y tragedias, si bien nos aceptamos fugaces trabajando la esperanza que quema las pupilas. Como si fuera posible hacer una misma voz contigua al mar sobre este mínimo terrón. Desde el cual gestiono los inicios de una historia nueva, tan necesaria como el encanto del rostro renacido.


(En homenaje al mundo de Rodolfo Kusch, que es el mundo de todos.) por Mario

Vilca

Lic. en Filosofìa

R

odolfo Kusch en su texto “Un criollo en Ojo de Agua” nos cuenta de su experiencia con una familia en la localidad del mismo nombre, en Santiago del Estero. En ese paraje el colectivo en que viajaba hace una parada. Al frente de ella se ve una pequeña casa, y al lado un corral de cabras: “…nos entró el deseo de tomar leche de cabra (dice Kusch) y se lo pedimos a la mujer que estaba junto al corral…Ya apremiaba la salida del ómnibus y quisimos pagar la leche. Y la mujer nos rechazó el dinero. Apenas si nos pidió unos cigarrillos negros, que yo llevaba encima, como pago por la leche ofrecida.” Al partir el ómnibus se alcanza a ver por la ventanilla una fugaz imagen: en el centro del patio estaba parado un anciano erguido, de expresión noble. “Era alto, bigotes y cabello blanco, delgado, piel cetrina, vestido de paisano, con sombrero de ala ancha.” Al verlo así, desposeído de todo, mirando el horizonte, piensa: “no era un hombre, sino todo un símbolo… (Encarnaba, para Kusch, el símbolo de Ojo de Agua)”1

Partiendo de esta experiencia Kusch la compara con su vida en la ciudad rodeado de miles de personas y a su paradójica soledad. Entonces conversa con su encendedor recién comprado. Lo esgrime para obligar a los otros a hablar de él. Y se pregunta qué pasaría si se sintiera despojado de él. Y de todos los objetos que dan sentido a su vida urbana. Y piensa en el viejo de Ojo de Agua despojado de objetos, para1 R.Kusch, (2007) “Un criollo en Ojo de Agua” en Obras Completas, T.I; Rosario, Ed. Fundación Ross.

do allí en el centro de un patio recién barrido. Piensa que ese viejo encarna un significado que trasciende su individualidad, su nombre y apellido, su color, su simple episodio de ser humano. Entonces recojo la intuición de Kusch, la de un ser humano que encarna el mundo de Ojo de Agua. Me desplazo a los meandros, las opacidades, los caminos, las sombras y claridades que para nuestras culturas andinas depara esa parte generatriz del mundo que llamamos Ojo de Agua, manantial, o laguna, ciénego... espacio sagrado en donde recibimos el agua que nos cría. Uma nayraw uñch’ukiskitu. Un ojo de agua me está mirando… 2 Desde ese ópalo… me miro… Habla desde su ojo Me llama Dicen los abuelos

2 Agradecimiento a Juan de Dios Yapita, lingüista aymara, por su traducción.

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Que “tiene boca”, que “hay que darle de comer” Que “no quiere ser mirado”:

Indalecia Mamani de Tintilay se persigna cuando lo nombra, cuando nombra al del Ojo de Agua del Abra de Santa Victoria: “Diz que nadie, naide podía pasar cerca porque se descomponía el día. Y corría un viento que voltiaba la gente y a los animalitos” (Indalecia Mamani del Tintilay, 65 años. Yavi Chico. Yavi. Jujuy.1959)3

Y Felipe Choqui del Chañi:

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“A la Laguna Brava (del Chañi) nu hay qui arrimarse, ni hay que dejar que si arrime la hacienda. La laguna tiene un ojo bravo que come los gentes y los animales. Se come los gentes y los animales que si arriman. Y al año tira las osamentas. Y áhi se ven las osamentas de los gentes y los animales comidos. Por ese peligro se llama

3 Vidal de Batínni, (1980), Cuentos y leyendas populares de Argentina, T.VII, Bs.As, Ed. ECA.

Laguna Brava. Eso es misterio de la Pachamama. (Felipe Choqui, 15 años. El Chañi, capital. Jujuy. 1953)

O el Ojo que “quiere ser reconocido, saludado”:

“En San José de Tilcara, la abuela María Cunchila nos recriminaba: “¿Porqué están el cuerpo así, lleno de granos rojos?. Seguro que han pasao por el Ojo y no lo han saludao ¡Vayan a saludar al Ojo de agua!” Y nosotros sin entender a quién saludar, porque no había humanos por donde habíamos pasado…

Uma nayraw uñch’ukitu, un ojo de agua me mira. El útero de mamapacha Que está latiendo: “En el Ojo del Huancar (de Abra Pampa) hay una aguada de aguas dulcitas y claras. Sus orillitas tiene champitas verdes y tiernitas. Una vez se ha quedau un hombre mozo a dormir allí (en el Huancar) A media noche ha visto salir unas vaquitas de patas blanditas del Ojo, que casi pararse no podían y que comían con dificultá de las champitas. Entonces ha agarrao una soga y ha pialau uno. Pero era tan forzuda la vaquita, que lo ha arrastrau pa dentro y lo ha llevao a una gran ciudad, muy hermosa…” (Antonio Quipildor, 50 años, Abra Pampa, Cochinoca, Jujuy, 1959; Ib,p.143)


“Cuando va cerrando la noche, salen de (del Ojo de) la Laguna Negra muchos gentes que tienen las manos negras. Se ven que van saliendo. Todos juntos salen del agua, y siguen costiando los cerros que ‘tan áhi. Van caminando despacito, despacito, costian los cerros y se pierden en el nublao. En el nublao que sale de los cerro ya cuando ‘tá tarde. Y eso es todos los días. En esa laguna hay misterio y es muy peligrosa.”. (Felipe Choqui, 15 años. El Chañi. Jujuy. 1953)

Denise Arnold4 refiere que el espacio andino puede ser “preñado”, y que los animales que nacen del útero del espacio están asociados lo doméstico (uywa) “Para la novia que se va a casar, hay que ir al Ojo de agua a traer piedritas para el aro y pulsera de la novia. Perlita del manantial tiene que traer. Para que tengan hijos, y no se separen. Los padrinos tiene que ir a buscar.” (Delia Chorolque, 60 años, Cieneguillas, Jujuy. Comunicación personal, septiembre de 2009).

Uma nayraw manq’antaskitu, El ojo de agua me está comiendo… lo.

Ojo ámbar, turquesa, cristal líquido. Ojo que mira el cie-

Sacar agua de tu boca (de tu útero, del lloro de tu ojo). Con cántaro enflorado. Con alegría, con baile. Con coca, con chicha, alcoholcito…

Uma nayraw uñch’ukitu, Un ojo de agua me mira… Ojo de agua mallku, ojo de agua t’alla; qutamama, qutatata Uma nayra jachiri, ojo de agua que llora Uma jalsu, uma phuju, uma phuch’u

Y ahora yo aquí inmovilizado por esta mirada, cosificado. El ojo que me determina, que invierte esta relación sujeto-objeto, que la anula. Relación que nuestros pueblos andinos han subvertido. Así el Ojo y yo, yo y el Ojo, somos la abertura del mundo: Un ojo de agua me está mirando…

Estas palabras señalan el descentramiento de la “dignidad” del ser individuo humano5, la despliegan hacia la (dignidad) de los seres con quienes convivimos diariamente, a quienes saludamos, a quienes solicitamos permiso, y agradecemos…En este caso al Ojo de Agua, que nos mira, pero que también nos come, que hace parir animales para la chacra, pero que también nos puede devorar, como “misterio de la pachamama”.

Trata (quén) de reflejar la experiencia de interpelación del mundo, del espacio. Lejos de un mundo objetivado, mero “recurso productivo” (desde la economía), “medio ambiente” (desde la ecología), “paisaje” (desde la estética y el turismo). Estamos inmersos en un espacio que reclama “dignidad”, que tiene ser, hambre, que cura y que enferma, en suma ese Ojo y este espacio que nos cría...día a día.

4 Arnold, Denise, (1998), Río de vellón, río de canto. Cantar a los animales, una poética andina de la creación, La Paz, Ed.ILCA-HISBOL

4 Arnold, Denise, (1998), Río de vellón, río de canto. Cantar a los animales, una poética andina de la creación, La Paz, Ed.ILCA-HISBOL 5 En referencia a la “dignidad replegada” del hombre en Pico de la Mirándola, en su texto De Dignitate Hominis del siglo.

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Edgardo

S

GUTIÉRREZ

i hay algo que me enferma es la monotonía, pero eso es lo que hay. Pobre de mí que no tengo cable, que tengo que sufrir constantemente de manera impune, el bombardeo catódico de la programación del único canal de aire de la provincia. 52

Como hay agrupaciones en defensa de los consumidores, también exijo que haya una asociación en defensa de los televidentes del canal de aire de Jujuy; armar una comisión similar a la de los Derechos Humanos, que verifique y haga justicia para que este medio no siga aplicando picanas a nuestras retinas y cerebros. Basta de impunidad. Quiero ya el Instituto Provincial de Defensa del Televidente de Canal 7(I.P.D.T.C.) Sólo hay que mirar un poco y darnos cuenta de que el maldito lunes nos espera con las noticias del mediodía: si, “RVN”, un rejuntado tendencioso de hechos noticiables, según la cuota política del medio. Jenefes entregando becas y subsidios para educación a los jóvenes de Ocloyas. No hay nada más parecido a la beneficencia populista. Me pregunto si para obtener esa beca, los padres de esos jóvenes no tuvieron que ser punteros políticos y llevar a más de 150 personas, con una gaseosa y un pollo crudo, para las elecciones que vendrán, las que pasaron y las que se suspendieron. Pero eso no es todo, cuando uno está en la sobremesa, escurriendo la última gota del vaso de vino, aparece en la pantalla, una música nefasta y un iso-

logotipo, que es más parecido a las raíces de Bárbol (ese magnífico personaje de ficción de la zaga El Señor de los Anillos) horrible, con un verde que resalta y te golpea brutalmente en el ojo derecho; luego, segundos nomás, aparecen los conductores Jaramillo y Mara, riéndose a mansalva de sus propios chistes, con un aspecto informal, algo parecido como a salir a lavar el auto a la vereda un sábado a la mañana. A continuación comienzan con una serie de notas, que lo único que provocan es una horrible sensación de vacío. Y me pregunto de qué sirve mostrar la miseria de un hogar de ancianos y las necesidades que tienen, cuando no se hace nada por ellos, luego regresan al piso a leer los saludos enviados desde muchas partes de la provincia. Ilógica necesidad de la salutación mediática, para muchos productores locales los saludos son ¡sinóminos de audiencia!. Nada menos real que eso. Todavía sigo sin entender para qué hay programas de este tipo y desde la mediación me respondo la “interpelación de la audiencia desde un nosotros parecido” es la fórmula exitosa. Mientras que en la web de radiovisión hay comentarios de este tipo:


“Fecha: 17/09/2009 Hora: 11:59 Nombre: Sebastián Medina Email: viggos78@hotmail.com Comentario: Hola: les escribo porque estoy muy interesado en la modalidad de trabajo de producción que tienen y la manera de llevar los contenidos del programa que tienen. Soy estudiante de Ciencias de la Comunicacion de la UNT y estoy trabajando en un proyecto de Comunicacion Alternativa que abordaria la tematica de las tercera edad y vi en su programa un buen referente.Me gustaria ver la posibilidad de contactarme con ustedes para que me orienten mas o menos de sus formas de trabajo y contenidos. Estoy en l ... a provincia solo una semana asi que caulquier respuestas se las agradeceria desde ya. Saludos... “ (Sic)

Yo te respondo: Sebastián, hacé una cosa, dedicate a la peluquería. Si vas a empezar a tomar ejemplos de estos programas no quiero ni imaginar lo que vas a producir en el taller de Televisión II. Día martes. Sí, hay que seguir con la tortura, y arrancamos con un programa que tiene el nombre acorde a su trabajo periodístico “Sin límites”. Claro, sin límites para el bochorno, con un editorial que solamente favorece a los intereses de turno, siendo su conductor el jefe de prensa de Radiovisión (Cargo dejado vacante por el asesinato de Juan Carlos Zambrano). Los entrevistados son los mismos de siempre, Diputado tal, Director tal, Secretario tal, Presidente tal; todas las personas que de alguna manera tienen que ver con los patrocinantes de este programa, que asombrosamente son el 80 % de los organismos del Estado. Pero eso no es todo amigos, hay que soportar las terribles canciones que son utilizadas de cortina: Los Tekis (tambien aparecen en la publicidad de CJ) con una sobredosis de jujeñeidad al palo. A todo

esto recordemos que la Unión Europea, en el 2002, prohibió las tandas publicitarias relacionadas al tabaco y en Argentina se debate el tema en función de la Ley de Control de Tabaco donde también figura la prohibición de publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco. En Jujuy nos cagamos de risa. Siempre a contramano, y sí, apagamos el incendio con alcohol. Llega el miércoles y hay que soportar, nuevamente, otro programa que deslumbra por el brillo que tiene “Nosotras”, un intento fallido por querer poner una cuota de delicadeza femenina entre tanto gronchismo televisivo. Finas prendas para vestir, mucho strass y glamour de fondo, copas de champagne que aparecen en la presentación, lujosos hoteles desde donde se hacen los copetes de las notas, que más que notas son entrevistas a las personas que luego hacen publicidad en el programa, ejemplos: Hoy hablamos de cuidados alternativos Publicidad de Thanta Shara Cuidados de la piel en verano Publicidad de Spa Altos de la Viña Ropa para el bebé, la tendencia y la moda Publicidad de Torta de manteca

Mientras que el 90% de sus televidentes nunca tomarán una copa de champagne ni mucho menos irán a un spa, ni hablar de ver la tendencia de la ropa cuando en la mesa falta el pan. ¿Quieren qué pare? No amigos, nos faltan dos días para que llegue el sábado y nos vayamos a la feria de Alto Comedero, donde todos los comedores tienen DirecTV y donde podemos espiar al mundo aunque sea por un ratito. El jueves nos encontramos con un nuevo programa conducido por un viejo amigo de la casa, Jaramillo, que para este programa resalta su condición de licenciado. Claro, hay que ponerse a la altura de los entrevistados, ya que el nombre tiene una originalidad que desborda (quien le puso ese nombre tiene que estar

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Alejandro

LUNA

Canto a la sobredosis redentora de Basquiat

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trabajando en el grupo creativo de Agulla&Bacceti), “Dr. Salud”, ¡espectacular, genial, sin palabras! La temática claro, la salud y los entrevistados médicos. En esta ocasión, Jaramillo consigue canje con Tito Yarade, quien le presta los sacos celestes claros y las corbatas amarillas, que sólo las personas con problemas vinculados al daltonismo se podrían poner, (detalle que no se puede dejar pasar es que cuando uno está con traje y sentado hay que desabotonarse el saco para no quedar como una servilleta estrujada). También aquí me surge otra duda ¿quién fue el diseñador de la escenografía?, un escritorio, una lapicera, unas hojas y dos sillas, por favor ¿hace falta mostrar la hilacha?, es necesario exponerse de esta manera para poder cobrar y facturar de los diferentes sanatorios o del Ministerio de Bienestar Social. Si ésta es la salud, prefiero vivir enfermo. Llega el viernes y lo mejor: milanesas de almuerzo; lo peor: la sobremesa. Ahora hay montaje de efectos en la presentación. Hay una pareja vestida con ropa de grafa simulando ser empleados de la construcción, con cascos, guantes. Nada más lejos de la explotación que sufren miles de bolivianos en manos de empresas constructoras que no les dan ni el almuerzo. Las mismas personas que hablaban de los ancianos el día lunes son las que ahora entrevistan a arquitectos preguntando cuál es la mejor forma para poner revoque en la pared del baño, o preguntando para qué sirve el taladro con percutor. Aquí cierra nuevamente la idea de hacer programas para los auspiciantes sin importar la audiencia. Este es un panorama semanal de los horarios donde la TV se transforma en la caja más estúpidas de todas, no por su forma, sino por el contenido, basura enlatada, con fecha de caducidad vencida y vacía, víctima de la poca producción y de la falta de imaginación. Hay otros programas que, también, no vale la pena verlos, por suerte llega el sábado y tengo resaca y me voy para la Feria Copacabana a buscar una película pochoclera que me cuesta tres pesos.

El tac de la lata de aerosol cuando ya no queda nada de pintura. Tiene un caballo en la sangre y sueña que no es Michel Basquiat. Su cuerpo es algo liviano de llevar en comparación a los otros, para eso la heroína le anestesia el ritmo, le disminuye la velocidad. Oh, Michel Basquiat, no sabe de la posmodernidad rugiéndole en la espalda.

Va en su caballo ardiente de crin alucinante. Ha perdido a la mujer que todos debiéramos perder, él la ha perdido de puro vértigo. Ella iba demasiado lento y él en su caballo que le hervía en las piernas como una caldera de barco. No puede frenar. Le dice a Andy Warhol, tranquilo, yo soy inmortal Y arranca el pavimento de las calles de New York con los cascos del belfo enardecido. Oh, Basquiat ha dejado paredes siniestras, los espesores de un cuerpo insoportable están allí, en los museos de la puta Norteamérica. Va a caballo y se estrella con su propio y negro cuerpo harto de soportar al caballo Basquiat Jeringas y fuegos en la noche, sólo veintisiete años le alcanzan para ser inmortal.

El viaje

Se fue apurada la madre de concha generosa. Uno percibe la orfandad o el horror en esas cosas insospechadas, como en los perros trabados, como en un algodón con sangre a descuido en la rendija, como en el manoseo del padre a la minita que limpia, como en la mirada del tío a la hermana de pechitos puntudos, como en la tos con sangre del padre tótem invencible doblado, como en el amigo que vení que te la chupo un poquito. Se fue apurada debe ser porque en los recuerdos tiene la ropa mojada.


de

putas

Selección hecha por Ernesto Aguirre

Remo

LEAÑO 4. está la puta orgullosa que mira con humos que maneja los hilos que conoce la cama que no cierra los ojos

14. está la puta quisquillosa que le pican tus pelos que se seca el sudor que se ata el pelo que re-cuenta los billetes

9. está la puta obediente que te pregunta dónde que se abre toda que se mueve al ritmo que se gana la paga

20. está la puta madre que te reconoce por la voz que te espera en la puerta que te abraza a su pecho que te da la teta

8. está la puta nueva que te besa en la boca que cobra más caro que se aguanta las ganas de salir corriendo

11. está la puta que no se sabe puta que la llevás a cenar que le pagás el cine que te pide las alianzas que la cogés con suerte

19. está la puta de todos que conocen tus amigos que se cogió tu viejo que se cogió tu hermano que te hace debutar

26. está la puta sincera que si le preguntás la hora que si le das el asiento que si se te queda el auto te avisa que es puta

32. está la puta de los clasificados que aparece en negrita que vive en tu edificio que te la cruzás en el ascensor que esta más buena en el aviso 33. está la puta inexperta que sale de la villa que la llevan al telo que le meten droga que la sacan dura 39. está la puta educada que dice pechos que dice vagina que dice ano que dice esperma

40. está la puta revolucionaria que pertenece al proletariado que no tiene sindicato que lo más rojo que tiene son las palmadas en las nalgas 46. está la puta piola que te deja 15 minutos extras que te fía la mamada que si llega tu mujer dice que es tu amiga 59. está la puta mística que te ahoga con sahumerios que te quiere transmutar que lee el tantra que coge peor que cualquiera


por Daniel

León

Che Cervantes Perro sureño mirando al Sol que nunca estuvo (Unión de músicos independientes)

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Casi siempre la gran mayoría de los que escuchan rock vuelcan su atención a estilos musicales tradicionales, dejando de lado otros que no por ser menos difundidos sean menos importantes, de estos estilos la Psicodélica y el Indie rock por ejemplo en Jujuy no tienen difusión alguna. Che Cervantes se hizo cargo de esta propuesta musical, que viene de la mano de este su primer álbum de estudio y es algo para destacar. No esperes el gancho fácil en este disco ya que vas a necesitar escucharlo unas cuantas veces para apreciar el trabajo. 12 temas forman parte de “Perro….”, que en general musicalmente se muestra parejo, de los cuales se destacan “Canción Enferma” con pasajes a lo “Straightway to Heaven” de Zeppelín, “La Ultima Tuca”, “Espacio Intermedio”, y “El Fuego Habla”, la mayoría de las letras son de Marcelo Mariani quien alguna vez formó parte de Sangre en Polvo, aquella banda de Rock de la ciudad de Palpala en la década de los 80, que no debió haberse separado nunca. http://checervantes.bloginom.com

Battle Cry (Xuxuy) (r.p.m.) Es poco probable que quien se precie de escuchar Heavy Metal en Jujuy no conozca a Battle Cry, la constancia a través de los años los llevo a editar su primer álbum de estudio “Xuxuy” que es de alguna manera, el cierre de una etapa y el inicio de otra que les deparará mas desafíos en cuanto a lo musical. 9 temas forman parte de este disco que comienza con “Intro”, charango, distorsión y teclado dejan en claro de donde vienen, le siguen el potente “Renacer” en plan de Power, la intro a lo Stratovarius (una de sus influencias) forma parte de “Libertad” con participación en guitarras de Pablo Soler y Marcos de Ross, los distintos pasajes de “Sorrow” con letra en ingles le dan una atmosfera particular, le sigue “Pacto de Dolor”, luego el conocido “Guerrero” (tema que me recuerda a sus distintas presentaciones en Jujuy), la calma llega con “Pena” guitarra acústica, teclado de por medio, no se si les pasa, pero algunas veces uno identifica a una banda con un tema determinado y ese es para mi “Fuerza Interior” un clásico y para el final “Outro”, queda mucho para decir acerca de la banda pero eso se encuentra en el track interactivo que esta bien hecho y no es un relleno. Por muchos discos mas, ¡Aguante el Jevi ! www.battlecry.com.ar


La Yugular Reggae (demo) A través de los años se consolidaron como referentes del Reggae en Jujuy, la inclusión de elementos de la música andina en algunos de sus temas, mas el compromiso social a través de sus letras, le dan solidez a la propuesta musical de la banda, que forma parte de una movida importante como el Reggae en Argentina. Temas en vivo y en estudio forman parte de este material, que tratándose de un demo tiene sus limitaciones en cuanto a sonido, pero lo que cuenta en este caso es el registro de lo que hacen se destacan: “La Cacha”, la copla “Marina Vilte”, “Tratan”, “Pasta Base”(que es el tema que formó parte del ranking del programa “La de Dios”, dedicado a la difusión del Reggae y todas sus variantes que se emite por Rock & Pop 95,9 Buenos Aires) y para el final “Reggaevalito”. www.layugularreggae.wordpress.com

No es una novedad que la cuestión económica siempre es una condicionante en cualquier orden, y cualquiera sea el estilo musical de una banda de Jujuy (y por que no del noroeste donde vivimos realidades semejantes) la mayoría de las veces se complica, ya sea salir de gira por otras provincias, organizar un recital, grabar un disco de estudio con todo lo que conlleva (teniendo en cuenta que el c.d. está dejando de tener importancia debido a la aparición de otros soportes musicales), etc., pero las ganas que siempre hay a la hora de expresare musicalmente, hacen mas sobrellevables éstas y otras dificultades. Tampoco quiero significar se tenga en cuenta esto a la hora de hacer un comentario de un disco o recital, siempre hay algo para mejorar, algo para tener en cuenta es que en algún tema de determinada banda esta presente la inclusión de sonidos de instrumentos regionales charangos, quenas…y eso pone en evidencia que nunca se pierde la cuestión de la identidad por mucho mas rock en Jujuy.

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CONMOCIÓN EN BARRIO CAPITALINO

La reconocida Plaza del barrio Ciudad de Nieva una vez más es motivo de noticia. Esta mañana, por tercera vez en el año, los vecinos sufrieron el desagradable espectáculo de encontrar un animal muerto.

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Ciudad de Nieva, dic (Télam, enviado especial).- “El odiador de animales” (como se ha apodado al infame) ha vuelto a esparcir veneno en la plaza con el fin de exterminar a los canes de la zona, sin discriminar si pertenecen al vagabundeo o a familias patricias: se sabe que su odio no es de género clasista. Pero esta vez el daño ha mellado no sólo el amor hacia las mascotas de los distinguidos vecinos, sino que ha calado hondo en el orgullo de poseer esculturas de Lola Mora en la plaza del barrio. Así es que, a primera hora de la mañana, los que salían a trabajar y los niños que se dirigían a la escuela se toparon con la escandalosa imagen de ver muerto a uno de los famosos leones. Testimonios

El reconocido artista plástico Ariel Cortez hace varios años tiene su taller justo enfrente a la Plaza y es el único que mantiene su luz encendida hasta altas horas de la noche. En declaraciones exclusivas a este medio, se deslindó de las acusaciones que algunos vecinos le endilgaron: “Cerré el taller a las 4 de la mañana y, como cada noche, crucé frente a los leones. Vi que algo no estaba bien, pero usted debe entender que luego de 5 o 6 horas pintando con acrílicos ver a un león dado vuelta no es nada más que parte de la inundación de las calles con sopa de espárragos, el pasto rosado, los malditos bichitos de luz que me electrocutan y el par de zapatos que me corretea al grito de `un-do-tre march´”. Ernesto Aguirre, conmovido por los hechos en la plaza que lo vio crecer desde niño, declaró brevemente: ¿Quién secará las lágrimas de piedra de la solitaria melena?

Contundente: el león intoxicado yace sin vida

“El Rafa”, histórico de la pesada de Nieva, no dudó a la hora de apuntar los cañones: “Estos son los culiaos de Cuyaya. Ellos nomás han hecho esto. De envidiosos, de malaleche. Pero no va a quedar así ¿eh?, esto la van a pagar, nadie viene al barrio y nos mata un lión así porque sí nomás. Conchisumadre”. Al cierre de esta edición aún no se ha encontrado al culpable. La plaza nuevamente ha sido clausurada para evitar el paso de peatones y la policía forense trabaja arduamente en el lugar del hecho. El responsable del operativo aceptó una comunicación telefónica con ésta redacción, aclarando que no respondería sobre temas puntuales que hicieran al secreto del sumario: -Tenemos entendido que su factor de sangre es RH… -Negativo -¿Cómo se llama la canción más famosa de Érika García? -Positivo. -Si un número es menor que cero, se dice que es… -Negativo. -¿Algo más para declarar? -No che.


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