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Un manifiesto antimoda
Un manifiesto antimoda Martin Margiela
Francisco Solís
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La personalidad es algo que, hasta hace unos años, estaba intrínsecamente ligado a la moda. Ésta confeccionó frases que se ajustan a nuestros oídos: “La moda es una forma de expresión de uno mismo”. En este sentido, se trata de un de la moda de finales de los ochenta. Margiela decidió volver a lo esencial: la forma que da la tela, el proceso de construcción de las prendas; mostró los mundo en el que la celebridad y la ostentosidad de los diseñadores y sus ideas de andamios, las tablas, los clavos y el pegamento en la elegancia o de extravagancia ofrecen un estilo de vida y una adición importante al estructura de cada creación. valor de las personas por el hecho de portar su nombre en una etiqueta. Sin un rostro, sin una personalidad, sin esa presencia personal en los medios, era necesario que las
Sin embargo, cada mucho tiempo, surge una figura que cues- colecciones hablaran por sí mismas. Y así ocurrió. Todo el tiempo tiona estos lugares comunes, le da la vuelta al vestido y nos y el esfuerzo que dedicaron los otros diseñadores a crear sus figumuestra las burdas costuras que están detrás de los aparatosos ras públicas, Margiela lo utilizó en el estudio, en el trabajo. volúmenes y orillas perfectas. Martin Margiela, como ningún Sus desfiles eran un manifiesto antimoda. Llevó a la prensa a los otro, asumió este personaje: creó una moda antimoda y una per- barrios más pobres de París, y desarrolló sus presentaciones ensonalidad antipersonalidad. Su etiqueta es un pedazo de tela en tre gente local, con niños corriendo en la pasarela al lado de las blanco, con cuatro puntadas blancas que traspasan la prenda y modelos, con los invitados —que portaban sus costosos vestidos y se ven desde fuera, ésa es la marca de la Maison Martin Margiela bolsos— sentados en lavadoras e insumos de una tienda de muedesde 1987. No lleva su nombre y, sobre todo, no lleva su rostro. bles de segunda mano. En estos desfiles se presenciaban, a veces, decisiones de último minuto, como mostrar las prendas que vestían
No me gusta la idea de ser una celebridad. El anonimato es a las modelos todavía en las bolsas de plástico en las que llegaron al muy importante para mí; me da equilibrio el hecho de ser lugar, pues le había parecido a Martin que se veían mejor así, como como todos los demás. Siempre quise que mi nombre estuvie- un comentario a la industria y a las marcas ready to wear. Contrario ra ligado a un producto de mi creación, no a mi cara. a lo que se hace en las pasarelas comunes, Margiela invitaba a las modelos a ver, sonreír e interactuar con el público; quería que se Martin Margiela en Martin Margiela: In his own words les viera como personas, no como maniquíes o bellos ganchos para colgar ropa; esto causó euforia, y las reacciones del público logra-
El mismo Jean Paul Gaultier, su antiguo mentor, asegura que ban que sus eventos se convirtieran en una fiesta bastante inusual. los hechos de no mostrar su rostro en ninguna de sus pasarelas, Lo llamaron “el hombre invisible”, “el misterioso Margiela”, y no dar entrevistas, no tener un afán protagónico son, por sí mis- llamaron a su movimiento “el culto a la invisibilidad”, y más allá mos, un manifiesto muy poderoso, que le dan a Margiela un aire de ser una nota curiosa en una publicación de entretenimiento, su enigmático y provocador. trabajo lo colocó como uno de los diseñadores más influyentes en
Martin llevó esto a sus pasarelas: cubría el rostro de sus modelos los últimos 30 años en la industria de la moda. Se sabe poco de él; con telas, máscaras o pelucas, para no distraer la atención del mo- existen ahora un par de fotografías en internet, ninguna reciente. vimiento de sus prendas. No buscaba que las personas aspiraran a De hecho, en el documental Martin Margiela: in his own words, tener la belleza de una modelo; quería que apreciaran sus prendas cuenta sus recuerdos mientras sólo se muestran sus manos, que por lo que es posible hacer con las telas, las costuras y distintos ma- exploran las cajas en las que obsesivamente conserva objetos, teriales. En sus últimos desfiles, en los que ha mostrado la cara de prendas, dibujos que documentan sus procesos, al lado de otras sus modelos, elegía a éstos en castings callejeros; mostraba la belleza cajas con objetos personales y juguetes de su infancia. natural de las personas comunes, todos con rasgos distintivos, cabe- El 29 de septiembre de 2008, la Casa Martin Margiela celebró su llo desordenado, piel y facciones imperfectas. vigésimo aniversario en París. Esa noche, Martin Magiela dejó el
La deconstrucción de las piezas, que literalmente mostraban las mundo de la moda para siempre. La Maison Martin Margiela aún costuras, los maniquíes en que fueron montadas, la visibilidad de existe y se encuentra bajo la dirección creativa de John Galliano. los pliegues y los forros fueron efectos tan revolucionarios que hi- Quienes lo han conocido hablan de Margiela como se habla de cieron que todo, fuera de su propuesta, se viera pasado de moda. una figura mitológica, como la aparición de un fantasma amiga-
Esto se vio enfatizado por la influencia de los diseñadores japone- ble y dedicado que hace magia con sus manos. Su formación y la ses, capaces de hacer vestidos completos sin realizar un solo cor- manera en que condujo su carrera hicieron que sus piezas enconte, quienes además lograban una arquitectura completa sólo con traran un punto intermedio entre productos de consumo y obras un pedazo de tela y un par de costuras. En síntesis, un contraste de arte posmoderno. Este creador quedará en la historia como la necesario con la ostentosidad, opulencia, color y superficialidad personalidad sin personalidad y el diseñador de moda antimoda. +
