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EL DESAFÍO DE LOS JÓVENES ANTE LA

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA:

Consecuencias Y Oportunidades

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MARTÍN MEDINA CERÓN REYES ACOZAC, TECÁMAC, ESTADO DE MÉXICO

En un mundo donde la producción de bienes y la constante búsqueda de ganancias son imperativos, la obsolescencia programada se ha convertido en una práctica común en la industria. Este fenómeno, que implica diseñar productos con una vida útil limitada, plantea desafíos significativos para las generaciones jóvenes y tiene un impacto profundo en la economía, la psicología individual y la sociedad en su conjunto, además de amenazar la salud del planeta y la naturaleza.

La obsolescencia programada alimenta un ciclo de consumo constante, lo que a corto plazo puede aumentar el crecimiento económico. Sin embargo, a largo plazo, esta práctica puede tener efectos negativos. Los jóvenes se enfrentarán a una carga económica significativa al tener que reemplazar productos constantemente, lo que reduce la capacidad de ahorro y la estabilidad financiera. Además, la dependencia de industrias basadas en la obsolescencia puede crear inestabilidad económica global y desigualdad.

La cultura del consumismo y la obsolescencia programada pueden tener un impacto psicológico en los jóvenes. La constante búsqueda de la novedad y la sensación de insatisfacción constante pueden generar estrés, ansiedad y una sensación de vacío emocional. Los jóvenes podrían sentirse presionados para mantenerse al día con las últimas tendencias, lo que puede erosionar su autoestima y bienestar.

RADAR JUVENIL

A nivel social, la obsolescencia programada contribuye al desperdicio de recursos y a la creación de basura electrónica, lo que agudiza los problemas ambientales y de salud pública. Los jóvenes tienen un papel crucial en la concienciación y la búsqueda de alternativas sostenibles, promoviendo la reparación, el reciclaje y la economía circular.

Por otra parte, la producción constante de productos desechables agota los recursos naturales y aumenta la contaminación. Los jóvenes se enfrentarán a un futuro donde la degradación ambiental y el cambio climático serán problemas cada vez más graves. Es esencial que tomen medidas para reducir la demanda de productos de corta vida útil y aboguen por la producción responsable.

En conclusión, podemos decir que las juventudes se enfrentan a un desafío monumental en un mundo donde la obsolescencia programada es la norma. Sin embargo, también tienen la capacidad de liderar el cambio hacia un consumo más consciente y sostenible. Al promover la durabilidad, la reparación y la conciencia ambiental, pueden contrarrestar las consecuencias económicas, psicológicas y sociales negativas de esta práctica y contribuir a un futuro más saludable tanto para la sociedad como para el planeta y la naturaleza.

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