FOTOS ANTIGUAS

CAMIÓN CHEVROLET DE JOSÉ REVUELTA LASTRA. Este vehículo, de matrícula S-7606, realizaba trayectos contratados por empresas de la zona y de la comarca, con desplazamientos hacia el País Vasco, principalmente, Burgos, Palencia, Valladolid y ocasionalmente a Barcelona, lugares a los que su propietario trasladaba o donde recogía productos de todo tipo. Tanto materiales de construcción (como cemento desde Lemona), viguetas, hierro, así como productos de semiconserva elaborados por conserveras de la zona, así como fardos de paja para alimentación de ganado, que posteriormente se distribuían por mayoristas de la comarca, junto a fruta, carbón, etc. La imagen está tomada en el puerto de Santoña, y lo más probable es que quienes acompañan al dueño del camión sean empleados de alguna conservera a la que se habría desplazado para realizar algún transporte. A ese vehículo le sucedió un Austin S-39167, con el que se jubiló allá por los años 70. José Revuelta Lastra era hijo del labrador Juan Revuelta Alonso, y de María Lastra, “La Murriona”, residentes ambos en el barrio de Las Ánimas. Con anterioridad a su actividad como transportista autónomo, José estuvo unos cuantos años trabajando de mecánico en la Empresa Fuentecilla, llevando el mantenimiento de los autocares que realizaban el trayecto Laredo-Treto (Estación del Ferrocarril). Una vez cesó su actividad en Fuentecilla se dedicó al transporte

ESTAMPA MOTERA. VERANO DE 1972. Estos niños, sonrientes, posan montados sobre la motocicleta, una Sanglas 350, xdelante de su residencia de verano, situada en una de las calles aledañas a la antigua avenida General Mola, actual calle Padre Ignacio Ellacuría. Joaquín (el primero), Esther (la segunda) y Fernando (el cuarto) son los tres hermanos que, junto a dos amigos, quedaron inmortalizados en esta foto de la cámara Leica del padre de familia, Fernando Bringas. En aquella finca, propiedad de Pedro y su hijo Víctor Lucio, destacaba un magnífico huerto repleto de vainas, cebollas, lechugas, pimientos del país, una higuera y un ciruelo, al que los traviesos niños asaltaban para disgusto de los dueños.