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DICCIONARIO REAL ACADEMIA PEJINA

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EL DELOREAN

EL DELOREAN

SÍNTOMAS, ENFERMEDADES…

RETOMAMOS DE NUEVO LOS “PALABROS” DEL DICCIONARIO R. A. P. (REAL —TAN REAL COMO LA VIDA MISMA— ACADEMIA PEJINA), ABORDANDO EL APARTADO DE LA SANIDAD, TAN DE MODA (DESGRACIADAMENTE) SIEMPRE. ÓRGANOS, VIRUS, ENFERMEDADES, SÍNTOMAS…. EXPLICACIONES DADAS AL GALENO Y AL AMIGO SOBRE LAS DOLENCIAS QUE NOS AQUEJAN A LO LARGO DE LA VIDA.

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Por Fernando Baylet

Vamos a citar algunas. Comenzaremos describiendo el amago de infarto o de otra enfermedad grave. Eso se soluciona con un simple “le quiso como dar”. Por cierto, alguien utilizó “artefacto” para describir infarto.

Parecido ocurre con la gangrena al decir “le entró la cangrena y tuvieron que cortarle”. Y otra enfermedad grave causada por una bacteria que ataca el sistema nervioso, que se llama tétanos, aquí se describe así “le entró el tuétano”.

En lo relativo a la psiquiatría, se repite de continuo aquello de “me estás volviendo loco de la cabeza”. Es decir, puede haber loco de un pie.

Al medicamento prescrito, al que vas a comprar o tienes que tomar, se le llama “la botica”. Palabra que también vale (y estaría bien) para referirse a la farmacia (esto también se dice en otras partes).

“Entasco intestinal” se utiliza para referirse a la obstrucción intestinal y, a veces, también se cambia la segunda palabra por “instentino”. En caso de vómito se dice “gomitar”.

La garganta es “el gorgeru” y la inflamación del apéndice (apendicitis) “la péndiz”. A propósito de esto, me contó una enfermera que una paciente, explicando la operación de su marido, le dijo “Pues se le pegó la péndiz al costillar y le salieron flecos y “cascarrias“.

El dolor de una rozadura de un zapato es “un mancor o que te manca” (también se aplica a otros dolores); y si te duelen las cervicales o padeces cervicalgia es que “estás de las verticales”. Un moratón

Una dioptría sería “una idolatría”; y los microbios, sin más “micobrios”. Los análisis serían “los análises”; y el nervio ciático “el tendón asiático”. Una simple radiografía “una reografía”

o moretón es un amatoma” y una inyección “una indición”, sin más.

Y hay cosas para las que va de maravilla la socorrida aspirina” ácido acetilsalicílico (AAS) — que puede ser “de las normales” o “fluorescente”, de esas que se disuelven en agua.

ARDILLAS Y MONORREAS

Curioso eso del “dianóstic”” (diagnostico) y más si la enfermedad era tan grave como “la viringitis” (meningitis).

Una dioptría sería “una idolatría”; y los microbios, sin más “micobrios”. Los análisis serían “los análises”; y el nervio ciático “el tendón asiático”. Una simple radiografía “una reografía”; y una rotura leve, o tirón muscular, se califica como “un tisquido, le dio un trisquido”. El agotamiento, cansancio, fatiga (incluso vagancia) sería estar relingao”; quedarse helado, muerto de frío, enfriarse, es “quedarse liedo”.

“Ardillas” (ladillas), o “monorrea” (gonorrea), para las enfermedades de transmisión sexual. Y con nostalgia se recordaba a aquel muchacho, de Laredo, que muriendo joven de una enfermedad que no recordaban bien, acabó calificándose de “la ufemia”, “laufemia”, “se murió de la Eufemia” (leucemia). Y “la espina” se utiliza para referirse a la columna vertebral. Estar de la espina” puede referirse a tener alguna vertebra o disco dañado.

DIABETIS Y PATITIS

Diagnóstico curioso es el de tener muy altos los niveles de azúcar en la sangre, porque entonces tienes “diabetis” (por diabetes). Y si tienes, por casualidad, un tono amarillento de piel ¡igual tienes “patitis”! Es decir, hepatitis. Un mareo o desmayo es “darte mal”; y una vez escuché que alguien tenía “la gusana en el pelo” y no eran piojos. (¿Seborrea? ¿Caspa? Algún día me enteraré). Y también sé de alguien que iba a Madrid, a un médico muy bueno, para que le hicieran la “puericultura” (acupuntura) para curar sus dolencias; y de otro que había sido operado de un tumor “celebral” (cerebral); y otro que intervenido del corazón le tuvieron que hacer un doble “paypay” (bypass).

Y remato la jugada, por hoy, con una anécdota que viví.

Pudo ser un día de verano cuando tropecé con un conocido. Era una de esas personas de pocas letras, poco mundo y… Hecho a sí mismo. Es verdad que hubo una época de mi vida en que las cosas eran verdad o mentira según quién las decía. Si era tu padre, madre, el maestro, o una persona mayor, la verdad se suponía. Por analogía, algunos mayores, que por circunstancias fueron poco al colegio, presumían de decir la verdad y saber cosas de forma casi innata, sin necesidad de más. Experiencia vital.

Pues aquel día en que estaba charlan-

do con el susodicho —y Dios me libre de contar esto con malicia alguna. De hecho, situaciones parecidas he visto muchas— de repente sonó mi móvil y me llegó la noticia de que a una mujer conocida le había dado una especie de ictus o trombosis (“una tromposis” según la R. A. P.) y la habían llevado al hospital. Tenía que avisar a alguien, dar el aviso.

AMBOLIA ORTOPÉDICA

Mi acompañante, que escuchó parte de la conversación, pero no entendió muy bien de qué iba la cosa, muerto de curiosidad quería saber. Yo, por precaución (¡cuántos fallecidos he visto, luego, por la calle!), no quise dar muchos detalles (tampoco los tenía) porque, a veces, los diagnósticos no son tales y hay que ser prudente. De todas maneras, ante su insistencia, contesté diciendo que “a alguien le había dado una “tromposis”, una “ambolia”, o algo así empleando, como veis, la jerga al uso que el paisano entendió rápido. Pensativo, estuvo un rato en silencio, y empezó a hablar de sus pro-

Y una rotura leve, o tirón muscular, se califica como “un tisquido, le dio un trisquido”. El agotamiento, cansancio, fatiga (incluso vagancia) sería “estar relingao”; quedarse helado, muerto de frío, enfriarse, es “quedarse liedo”

pias experiencias diciendo “a Fulana le dio eso y ahora lleva un aparato ortopédico…”. vaya a la ortopedia o qué (siguiéndole la corriente). Tal vez sea otra cosa. ¡Ojalá! Será mejor esperar a ver qué pasa. Igual no es tan grave. Igual pasa… A lo que respondió mi acompañante —Lo peor de todo es que se trate de una “ambolia”y, además, ortopédica (mientras ponía una cara de haber visto al mismo Diablo).

Ahí quise entender que un tipo de embolia era la “ambolia ortopédica”, el summum de las “ambolias”.

Termino. Después de aquella experiencia, la cosa se hizo viral (como dicen ahora) y, harto de repetirla, muchos de mis amigos, cuando quieren vaticinar que pueden ser víctimas de un ataque al corazón, susto, o enfermedad grave, terminan diciendo “casi me da una ambolia ortopédica”.

Y llegados aquí, dejamos por un tiempo el diccionario R. A. P. para abordar otros temas, aunque, cualquier día, volveremos a comentar otra suerte de “palabros”.

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