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Influencias de la luz en la salud de las personas Informe

Dra. Trinitat Cambras Riu. Departamento de Fisiología. Facultad de Farmacia. Universitat de Barcelona

Las condiciones de luz del planeta tierra cambian periódicamente en base a ciclos diarios y anuales. La adaptación a este entorno cíclico ha sido la clave para la supervivencia de las especies. No es pues de extrañar que la alternancia entre luz y oscuridad actúe sobre los seres vivos y que prácticamente todos ellos hayan desarrollado estructuras genéticamente programadas, que les permita generar oscilaciones en su fisiología y conducta para sobrevivir en un entorno cambiante. La adaptación a la alternancia día – noche genera los denominados ritmos circadianos, que son variaciones endógenas de periodo próximo a las 24 horas y que están presentes en la mayor parte de funciones de nuestro cuerpo. El mantenimiento de la estructura temporal circadiana es esencial para el mantenimiento de nuestra salud.

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Nuestro cuerpo realiza funciones distintas durante el día y durante la noche y todas ellas son imprescindibles para un buen estado de salud. Así pues, la noche no es únicamente un tiempo de “descanso” sino un tiempo en que nuestro cuerpo realiza otras actividades, distintas a las realizadas durante el día, pero igualmente necesarias.

Por ejemplo, durante la noche, y exclusivamente en oscuridad, nuestro cuerpo fabrica la hormona melatonina, nuestro marcador de noche. La melatonina ayuda a poner en hora nuestro reloj circadiano, pero también es inmunomoduladora, neutralizadora de radicales libres y antioxidante. Por este motivo la reducción de los niveles de melatonina durante la noche pueden producir un mayor riesgo de cáncer y contribuir a la iniciación, progresión o gravedad de otras enfermedades.

Foto: Pablo Monge

Para mantener el orden temporal interno y que nuestro cuerpo funcione de manera sincronizada con los ciclos ambientales se requiere el contraste diario entre luz brillante durante el día y oscuridad durante la noche. La luz durante la noche inhibe la síntesis de melatonina, de manera proporcional a la intensidad de luz y dependiente de la longitud de onda.

La luz es captada por los ojos que son los órganos sensoriales de la visión. En el caso de las personas las únicas células fotoreceptoras se encuentran en la retina, capa de células nerviosas altamente especializadas para captar luz. Los fotoreceptors clásicos son los conos y bastones. Hay tres tipos de conos, que se diferencian según el fotopigmento que contengan (con la máxima sensibilidad a longitudes de onda cerca de 570 nm, 530 nm o 430nm), que permiten la visión diurna en color. Los bastones únicamente poseen un fotopigmento (máxima sensibilidad a los 500 nm), son células mucho más sensibles a la luz y las responsables de la visión nocturna. La información de estas células principalmente llega a la zona occipital de la corteza cerebral donde se integran las funciones de visión.

Sin embargo la luz no sirve únicamente para la visión. En la última década se ha caracterizado otro tipo de células fotoreceptoras retinales, que son las células ganglionares con melanopsina, que son estimuladas principalmente por longitudes de onda de la zona azul del espectro, cerca de 480 nm. Estas células forman un sistema sensible a la luz, independiente de la visión, el cual activa una serie de estructuras cerebrales subcorticales que produce respuestas fisiológicas no conscientes como son: la vasoconstricción pupil·lar, la sincronización circadiana, la inhibición de la secreción de melatonina, la modulación del sueño y de la sensación de alerta e incluso del humor y bienestar. También este sistema es responsable de la fotofobia que puede ocurrir en ataques de migraña o la susceptiblidad a la luz brillante en algunas personas.

La luz además no tiene los mismos efectos a una hora que otra ni todas las longitudes de onda afectan por un igual el organismo. Durante el día, la luz brillante y la luz con componentes azules pueden mejorar la sensación de alerta, estimular la capacidad cognitiva e incluso favorecer el sueño nocturno en las personas. Por otra parte la luz durante la noche, especialmente aquella con componentes azules altera el sistema circadiano, dificulta y retrasa el sueño, inhibe la secreción de la hormona melatonina e incrementa el cortisol nocturno, alterando la nuestra fisiología y induciendo riesgos para nuestra salud.

Las bases biológicas de la luz más allá de la visión justo se empiezan a descubrir y pueden explicar diferencias individuales en la sensibilidad a la luz. Par conocer los efectos de la luz sobre la salud de las personas, hay que conocer la cantidad y duración de la luz, su espectro y el momento del día en que se recibe. En este sentido cobra especial importancia el estudio del papel de la luz azul sobre el sistema fotoreceptor células melanopsínicas, sin olvidar el estudio de los posibles efectos nocivos este tipo de luz sobre la retina. La luz no sirve solo para ver, puede afectar la fisiología, el reposo, el bienestar o las capacidades cognitivas de las personas.

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