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James Turrell: Arte&Luz&Percepción

Un reconocimiento personal al artista al cumplirse los 30 años de su instalación «Deuce coop» en Barcelona (1992-2022)

Joaquín Adell, responsable de proyectos de Erco (1980-2010) y socio de honor de la APDI

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¡Hello Mr. Turrell!

La firma Erco, edita desde el año 1977, el magazine Lichtbericht que, hoy en día, camina por el número 102. Se trata de una publicación de iluminación arquitectónica que siempre ha mostrado excelentes proyectos en los que los productos y sistemas de iluminación de la empresa, son protagonistas destacados con el soporte de magníficos reportajes fotográficos. Allá por el año 1991 yo llevaba más de 10 años trabajando en la filial española cuando ojeando el ejemplar del número 36 que llegó a mis manos «conocí» a James Turrell. En la portada (foto 1) una imagen con un rectángulo luminoso flotando en el fondo de una sala donde la mano de una persona parece querer demostrar la inmaterialidad de la luz. En las páginas interiores de la 28 a la 31 bajo cuatro fotografías con pequeños textos, cuatro instalaciones de Turrell en el Museo de Arte Contemporáneo de Nimes con el título de «El arte de la luz». Desde aquel momento me intereso por un artista en cuya «paleta» solo hay luz y cuando ha sido posible me he sumergido en alguna de sus propuestas cuando han llegado a museos y salas de exposiciones que haya podido visitar.

1 Portada Lichtbericht 36, 1978 editada por Erco Leuchten.

El lector quizás recordará que en este mismo medio ya publiqué algunas impresiones personales sobre la obra de Turrell como un pequeño capítulo dentro del artículo «Acerca de la Mona Lisa y de otras percepciones» (Lumínica 10, octubre 2006). En el citado artículo me refería a las visitas a las siguientes exposiciones que pude visitar sobre el artista o con alguna de sus instalaciones:

• James Turrell en la Kunstsammlung Nordhein Westfallen de Duseldorf (1991-1992)

• JamesTurrell en la Fundación La Caixa, Madrid (noviembre 1992 a enero 1993)

• Lux-Lumen en la Fundació Miró Barcelona (junio a septiembre 1997)

• James Turrell en el IVAM de Valencia (noviembre 2004, enero 2005)

2 «Porterville» by James Turrell, exposición en el IVAM de Valencia 2004-2005, cortesía del IVAM.

Amplia y completa la exposición la presentada entre otras ciudades en Düsseldorf y en Madrid, que tuve ocasión de visitar en ambas y que, en palabras del entonces director de la fundación Luis Monreal al prologar el catálogo, cuando afirma que Turrell «crea espacios cerrados sin objetos, pero que no están vacíos ya que se llenan de luz en sus múltiples tonalidades invitando al espectador a ver y percibir.»

Así mismo tanto en la muestra de la Miró en Barcelona y sobretodo la espectacular exposición en el IVAM de Valencia lo que llamó mi atención y ha permanecido latente en mi disco duro son los enigmas sensitivos de los «shallow spaces» y como ejemplo, dos de los que se presentaron en Valencia y que el museo adquirió después para su colección permanente (foto 2 Porterville by James Turrell, cortesía del IVAM y foto 3 Aural by James Turrell, cortesía del IVAM). En estos espacios cerrados se le exige al visitante un tiempo de adaptación visual, son oscuros, el efecto es similar a la entrada de una sala de cine con luz de día, la proyección en marcha y las luces apagadas, donde antaño necesitabas la ayuda de una persona, el »acomodador», hoy en día es un sálvese quien pueda, menos mal que el móvil te ofrece una opción linterna. Algunas personas se niegan a entrar en una caja oscura, algo lógico por lo demás, el artista lo sabe, lo comprende y lo acepta, lo que le interesa comunicar es que hay luz más allá de la no luz, la que permanece en nuestra mente.

3 «Aural» by James Turrell, exposición en el IVAM de Valencia 2004-2005, cortesía del IVAM

Me pregunto a mi mismo tras la primera impresión dentro de un «shallow space» de Turrell que diferencia puede haber con una obra de arte, por ejemplo una pintura, presentada de manera individual. Analicemos desde el principio, estoy en un museo o una sala de exposiciones, he pagado una entrada, en teoría me mentalizo para disfrutar de una oferta cultural, accedo a un «shallow space» de Turrell, sensación de oscuridad, me detengo en el interior, no veo nada, necesito un periodo de adaptación, mi pupila se va abriendo, al fondo un espacio rectangular, como una gran ventana, con una cierta luminosidad, silencio absoluto, hay más visitantes que en principio ni veo ni percibo, algún murmullo, susurros diría, me acerco al rectángulo luminoso del fondo como si fuera una obra de arte para ver, para mirar o para contemplar y con ello la primera reflexión, donde está la fuente o fuentes de luz, como se ha diseñado la obra, la luminosidad es mucha o más bien escasa, es decir me intereso en primer lugar en aquello con lo que estoy familiarizado de la luz.

Y por supuesto no hay sistema de iluminación que ilumine la luz del «shallow space» de Turrell, su luz es la propuesta artística. Y a continuación la gran pregunta: ¿qué representa?, ¿a qué me invita a pensar?, ¿cómo lo he de interpretar?. ¿Y quizás no son algunas de estas preguntas similares las que uno se hace delante de una pieza pictórica de cualquier artista plástico? Y es el propio artista quien contesta: «En primer lugar, no me ocupo de ningún objeto. El objeto es la percepción misma. En segundo lugar, no me ocupo de ninguna imagen, porque quiero evitar el pensamiento simbólico asociativo. En tercer lugar, tampoco me ocupo de ningún objetivo ni de ningún punto en especial donde mirar. Sin objeto, sin imagen y sin objetivo, ¿qué es lo que miras? Te miras a ti mirando» (Turrell, Air mass, p. 26) Pues mirando, mirando para ver si me miro a mi mismo concluyo que en cada uno de estos espacios Turrell te obliga a una reflexión muy íntima, poética y no sé si también mística. He vivido experiencias como la del visitante con espíritu investigador que se acerca a este rectángulo luminoso para averiguar si hay profundidad, doble fondo y cuando alarga la mano recibe un aviso y advertencia del vigilante de turno U otras con visitantes de poca edad, niños que en masa se acercan rápidamente para investigar, esto me pasó en el IVAM, la gente mayor retraída sin hablar y prácticamente sin moverse y los pequeños inquietos y deseosos de conocer los misterios que se ocultaban en el fondo de aquella escasa luminosidad.

4 Acceso por la calle Comerç

En definitiva vivencias que te hacen pensar, aunque podemos convenir que la contemplación de obras de arte clásicas también te obliga a pensar y no digamos las de arte contemporáneo. No pretendo competir al redactar este artículo con los excelentes ensayos escritos por intelectuales del mundo de la cultura en general y del arte en particular que se pueden leer en los catálogos de las muestras del artista, en mi caso solo me ha interesado compartir la conclusión de que, efectivamente, el artista ha tenido una influencia positiva en mi vida profesional desde que me sumergí en el primer «shallow space» estoy plenamente convencido de ello.

«Deuce Coop» 30 años de la instalación de Turrell en Barcelona (1992-2022) en el «convent de Sant Agustí»

La gran paradoja de esta instalación es que siendo bastante desconocida está situada en un espacio público céntrico peatonal, no hay que acceder a ningún museo, no hay que pagar y se puede pasear diariamente bajo la atmósfera que genera.

Con motivo de los JJOO de 1992 el alcalde Pascual Maragall impulsó que, artistas plásticos de prestigio internacional, dejaran en la ciudad su impronta en forma de esculturas urbanas u otras huellas de su autoría, en este sentido se invitó, entre otros, a James Turrell y la leyenda dice que eligió un espacio de los que se le propusieron para que crear y diseñar una instalación artística que quedaría de manera permanente en y para la ciudad. El «convent de Sant Agustí», fundado por la orden de los agustinos en los inicios del siglo xiv fue derribado parcialmente por Felipe V, junto a otros muchos edificios del barrio, cuando se inició la construcción de la ciudadela, al tiempo que perdía su función religiosa para convertirse en cuartel militar mediante la construcción de un nuevo edificio con una morfología ligada a la racionalidad castrense de los Borbones, según reza el folleto desplegable editado por el ayuntamiento de Barcelona, cuyo uso como tal, se extiende hasta 1980, cuando el ayuntamiento impulsa el inicio de su rehabilitación.

Cuando el artista lo elige para crear la instalación «Deuce Coop», no he encontrado ninguna referencia que explique el nombre de la misma, era un edificio medio en ruinas, la rehabilitación no se había iniciado. He de suponer que para Turrell, la historia del convento le debió motivar, no solo en la elección, sino también en la propuesta final, se trata de un artista que, en los espacios públicos, intenta contextualizar sus obras y en este caso el devenir del complejo con sus vicisitudes haber pasado de convento a cuartel militar y habiendo sido convertido en una cárcel para la población gitana a la que Fernando VI quiso exterminar en 1749 con su «Real orden para la prisión de gitanos» (al lado del acceso al centro por la plaza de la Academia hay un plafón informativo en varios idiomas que explica este episodio) quizás fueron argumentos más que suficientes que le animaron para su elección.

4 Acceso por la calle Comerç 5 Pasillo principal azul, vista parcial hacia el claustro

A mediados del siglo xviii, Joris Prosper van Verboom lo reformó para convertirlo en Academia de Matemáticas, así que el edificio es una mezcla ecléctica de más de tres siglos de arquitectura. Actualmente el complejo arquitectónico acoge el centro cívico municipal que goza de un gran predicamento en el distrito, el museo del chocolate, el archivo fotográfico de Barcelona y una escuela de pastelería, todos ellos con sus accesos independientes. Turrell elige intervenir en un corredor de acceso al centro desde la calle Comerç (foto 4) es el pasillo principal, que por el extremo opuesto, que comunica con el claustro, se abre con dos nuevos tramos (pasillo secundario) a 90º a izquierda y derecha respectivamente configurando un pasaje de circulación peatonal en forma de letra »T», donde la base sería el acceso por la calle Comerç y el punto de encuentro de los tres tramos el acceso al claustro (frontal), al área de recepción y de información del centro (izquierda) y a otras dependencias (derecha).

En todo el conjunto del pasaje, crea una segunda piel de pladur con sección de bóveda de cañon, para tapar la piedra, que pinta en color blanco y en la cornisa que se forma camufla lámparas fluorescentes tubulares a las que viste con un filtro cilíndrico de color, Rosco o similar, en una cantidad indeterminada, el filtro es azul en el pasillo principal de acceso y en los dos tramos a 90º el filtro es rojo, generando una luz indirecta hacia las dos bóvedas de cañon que pinta igualmente en color blanco. Los filtros mejoran la saturación de color de las lámparas fluorescentes, el artista asume que la luz de día directa solar y diurna difusa van a interactuar con la instalación.

Enmarca las dos puertas preexistentes en 1992 con un perfil de latón donde introduce tubos de descarga de neón color amarillo y un cierre de policarbonato. Crea un óculo que es un elemento bastante usual en sus propuestas, que es rojo en la cara que comunica visualmente con el pasillo principal de acceso y azul en la cara opuesta que conecta visualmente y es punto de encuentro de todos los tramos. El control y gestión de la instalación es sencillo ya que se utiliza un reloj horario para su encendido y apagado ello implica que la instalación tiene su propio horario de funcionamiento, pues durante la plenitud luminosa diurna pasaría desapercibida dada la presencia de luz diurna que la neutralizaría.

6 Pasillo principal azul, vista nocturna hacia el claustro.

Esta realidad justifica que en su diseño inicial no se hubiera valorado ningún tipo de regulación y control más sofisticado. Inaugurada el 21 de julio de 1992, cuatro días antes del inicio de los JJOO Barcelona 92, se desmontó por los trabajos de rehabilitación del centro en 1994, volviéndose a montar por un discípulo de Turrell, Michael Bond, y reinaugurada en 1998. Con la rehabilitación se añadió una tercera puerta pues el pasillo de acceso al centro y al claustro desde la calle Comerç se acabará convirtiendo en algo asímilable a un pasaje peatonal que conecta la citada calle de Comerç con la plaza de la Academia, ofreciendo con la instalación de Turrell, la posibilidad de pasear por el mismo espacio del claustro (foto 5)

Haciendo un poco de ejercicio ficción uno puede pensar que Turrell recrea un ambiente perceptivo de tranquilidad y lejanía, luz amarilla, cuya longitud de onda como es sabido es la más sensible al ojo humano, que perfila el marco de las puertas para llamar la atención al visitante/ paseante, con la luz azul en recuerdo de los tranquilos paseos de introspección de los monjes agustinos que fundaron el convento, y el óculo rojo, quizás recreación de una salida o puesta de sol (foto 6)

7 Pasillo secundario rojo.

Al mismo tiempo los dos tramos a 90º, que en su pared exterior incorporan dos ventanas que se abren como sendos miradores del claustro y espacialmente son parte del mismo, se iluminan de rojo algo que seguramente pretende simbolizar los sangrientos episodios vividos durante el tiempo que fuera caserna militar, siendo en este caso el óculo azul (foto 7)

En resumen Turrell fue capaz de crear una ambientación luminosa en el conjunto del pasaje de acceso al convento a través de dos marcos luminosos con una luz amarilla, tres a partir de 1998, y un techo abovedado con una luz indirecta azulada en el primer tramo y rojiza en los dos tramos a 90º a semejanza de un cielo diurno luminoso complementado con un óculo a modo de lucernario, que pide ser visitada en el crepúsculo y la noche plena (foto 8)

8 Vista total pasillo principal desde el claustro, nótese la interferencia del alumbrado público.

La instalación carece de cartela informativa y aunque es atravesada por un buen número de peatones a diario resulta ser bastante desconocida. Pero su efecto en horario crepuscular y nocturno es espectacular, está abierto hasta las 22:00. No obstante después de 30 años pide, en mi opinión, una revisión completa que permita su actualización y finalmente ofrecer mejor información al visitante que hoy no existe. Y como acción premonitoria en visitas efectuadas mientras trabajaba el artículo he podido comprobar que, en uno de los marcos de las puertas, se ha sustituido el neón por tiras led. Por algo se empieza..

Final

Hasta aquí mi personal homenaje y reconocimiento a un artista que ha influenciado positivamente en la que fuera mi actividad profesional como proyectista y diseñador de iluminación durante los últimos veinte años en activo (1991- 2010). Muchas gracias, Mr. Turrell

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