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Cortázar y las claves de la eternidad

Aland Bisso Andrade

Médico Internista

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Me sorprende la proximidad del 108° aniversario del nacimiento de Julio Cortázar (agosto, 1914 – febrero, 1984) mientras leo por estos días las clases grabadas que diera en la Universidad de Berkeley, en 1980, y publicadas por la editorial Alfaguara en un libro de carácter indispensable. Coincidencia gratificante, pero no extraña, porque a Cortázar se le lee siempre y, tarde o temprano, cualquier recuerdo de su vida puede coincidir con la lectura de su obra.

Nuestra verdadera realidad es compleja, difícil de entender, llena de eventos inexplicables, de ahí que abundan los hechos que damos como “fantásticos”, simplemente porque no los podemos entender

Por lo general, uno descubre a Cortázar con “Casa tomada”, el primer relato que aparece en “Bestiario”, su primer libro de cuentos. El efecto es contundente y en adelante ya no se puede dejar de leerlo. Pero apenas es la punta del iceberg. Cortázar plantea una literatura de realismo extremo a través de la fantasía. Utiliza la alegoría metafísica para desentrañar las facetas más extrañas e inquietantes de lo cotidiano y mostrarnos la verdadera realidad que se oculta detrás de lo que vemos (o creemos) como real. Cortázar busca lo “auténticamente real”, más allá de creencias, tradiciones y patrones establecidos, aun cuando, para ello, deba recurrir a la fantasía más inverosímil. Nuestra verdadera realidad es compleja, difícil de entender, llena de eventos inexplicables, de ahí que abundan

los hechos que damos como “fantásticos”, simplemente porque no los podemos entender. Nuestros simples y cotidianos sentidos no lo muestran todo. Vivimos en un espejismo donde vemos y oímos lo que queremos ver y oír; nuestros sentidos están parametrado (y abrumados) por lo aceptado y establecido.

La obra de Cortázar nos enseña que, justamente, a través de lo fantástico podemos llegar a los abismos más profundos de nuestra realidad. Mas no existe un límite entre ellos y ambos, lo considerado como fantástico o como real, se unen por flechas bidireccionales y hasta pueden fundirse. El cuento “Continuidad de los parques”, es una muestra de ello: el lector de una novela que narra un crimen pasional, termina siendo la víctima de la misma historia que le está sucediendo a él, pero que hasta entonces ignora. ¿Cuántas veces dentro de un sueño hemos vivido una historia en forma más intensa que en nuestra realidad? ¿Acaso no es la complejidad del subconsciente lo que mueve los hilos de la vida real? Lo que vivimos en sueños, o en el subconsciente, es atemporal y no responde a las leyes terrenas. En un minuto de sueño, o de ensoñación, podemos vivir una historia de días y hasta años. Se comete un error cuando creemos que lo “subjetivo” no tiene valor real, no existe. ¿Alguna vez soñaron con un lugar que nunca han conocido? Apuesto que sí. En el cuento “La noche boca arriba”, el personaje central vive una aventura en un futuro que desconoce; sin embargo, al despertar, es víctima de una ejecución en un rito religioso, miles de años atrás, en el pasado al que pertenece.

Julio Cortazar

1914-1984

La obra de Cortázar nos enseña que a través de lo fantástico podemos llegar a los abismos más profundos de nuestra realidad

Las noticias nos muestran a diario a víctimas de desalojos, propietarios que han perdido su propiedad de la manera más injusta, a través de fraude, estafa, falsificación de firmas y documentos. El cuento “Casa tomada”, grafica esa triste realidad de manera magistral. Narra la historia de una pareja de hermanos solteros que habita una amplia casa, la misma que, paulatinamente, va siendo ocupada por presencias extrañas e indefinibles, obligándolos, cada vez, a circular por menos habitaciones hasta llegar al confinamiento dentro de la propia casa. Finalmente, los invasores provocan la expulsión definitiva de los hermanos, dejándolos en la calle.

A través de “Un tal Lucas”, Cortázar utiliza el humor como herramienta vital para describir y descifrar no solo el mundo que nos cobija y rodea, sino el mundo propio que llevamos dentro. Los triunfos, alegrías, temores y fracasos de su personaje ficticio (Lucas), se plasman a través de relatos que pueden parecer fantásticos o ficticios, pero que al terminar de leerlos vemos que no dejan de tener un ápice de verdad en lo que vemos como vida real. El mismo Cortázar nos pide diferenciar la comicidad del humor mediante esta comparación: Jerry Lewis fue un cómico, Woody Allen, un humorista.

Con los “Cronopios, Famas y Esperanzas”, Cortázar juega con el lector. El elemento lúdico es indispensable para recrear a seres ficticios que subrepticiamente nos colocan frente a un espejo. Sus historias ridiculizan con fina ironía la vida cotidiana rutinaria que tenemos en el día a día. Los Cronopios son seres verdes y húmedos, que viven al margen de las cosas entre el arte y lo antisocial. Son ingenuos, idealistas, desordenados, muy sensibles y poco convencionales. Viven la vida con pasión y sin vergüenza; sufren y aman al mundo a la vez. Ellos, tal vez, representan al hombre de a pie, común y corriente, que vive de un sueldo mínimo o simplemente de sueños que nunca alcanzan. Los Cronopios se alegran cada vez que un Fama les presta atención. En cambio, los Famas, representan a la alta burguesía, son rígidos, organizados, inteligentes y exitosos. Son la gente formal que se preocupa por el orden, ocupan altas posiciones políticos o empresariales, llevan las riendas y destinos de la sociedad. Poseen altisonantes cargos profesionales y hasta títulos nobiliarios. Los Famas disfrutan de su éxito frente a los Cronopios. Entre estos dos extremos, aparecen las Esperanzas, seres simples, aburridos, ignorantes, rutinarios y normalmente sometidos a los seres anteriores.

Cortázar nos pide diferenciar la comicidad del humor mediante esta comparación: Jerry Lewis fue un cómico, Woody Allen, un humorista.

En el cuento “El Perseguidor”, Cortázar narra la oscura y triste historia de Charlie Parker, un saxofonista y virtuoso del jazz, adicto a las drogas, mencionado en la narración como Johnny Carter. Cortázar descubre el trasfondo existencial del personaje, quien vive en el límite entre la lucidez y la autodestrucción. Este cuento fue una suerte de preámbulo o antesala de lo que sería “Rayuela”,tal vez su obra más emblemática y de cuyo análisis se han ocupado en forma inagotable todos los especialistas y críticos de literatura. Solo me basta decir que “Rayuela” es uno y dos libros a la vez, con claves propias para ser leído de una u otra forma. Un complejo experimento, por demás osado, que pone a Cortázar como uno de los más grandes escritores de la historia.

Cortázar no ganó el Premio Nobel, pero eso no nos interesa a quienes admiramos y amamos su literatura. El más grande premio que puede recibirse, más allá de la muerte, es la gratitud y vivo recuerdo para todas las generaciones venideras.

¿Quién no ha sido víctima del embotellamiento y caos vehicular? Cuando lean “Autopista al Sur”, se sentirán parte de la historia y no habrá forma de dejarse identificar por alguno de sus personajes.

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